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NOMBRE DE LA ALUMNA : VALERIA DIAZ SILVA

ASESOR: MARIA LOURDES MADRIGAL MENDOZA

MATERIA: DERECHO CONSTITUCIONAL

ACTIVIDAD: SINTESIS

GRADO: 20

LICENCIATURA: ADMINISTRACION DE EMPRESAS

FECHA: 1/09/2022
El Derecho fundamental como elemento del Estado

El Derecho forma al Estado, porque de la norma jurídica es de donde emana la


personalidad jurídica de que se dota a dicho ente. Dicho ente, así como la norma
suprema, tienen su origen en el llamado poder constituyente. Este poder
constituyente, suele ser, o al menos debería de serlo, una representación de la
realidad social del pueblo, es decir, este poder constituyente debe de consagrar los
principios que predominen en el pueblo.

Es importante destacar que el Estado es un producto cultural, eso es lo que lo


diferencia de la nación o del pueblo. Una vez que el Estado existe, de su soberanía
surgen normas jurídicas, pero de carácter secundario, porque siempre las normas
primarias son las que, en sí, originan al Estado mismo.

De lo anterior se desprende el principio de legitimidad, en otras palabras, el Estado


se legitima por el Derecho supremo que consagro en su momento el poder
constituyente, es por ello que las demás normas de carácter inferior, deben de ser
acorde a esta norma suprema, toda vez que, no debe de haber nada por encima de
estas, sino que todo debe de estar por debajo y en el mismo sentido.

Es importante puntualizar que las normas emanadas del poder constituyente no


tienen el carácter de permanentes, toda vez que pueden ser modificadas, tal y como
ha pasado a lo largo de la historia de nuestra nación. Por ejemplo, tenemos normas
que emanan del poder constituyente de 1824, teniendo como producto la
Constitución del mismo, dicha norma suprema quedo totalmente sin efectos al ser
sustituida por una nueva Constitución en 1917, dejando en claro esta posibilidad
abierta al cambio.

Concepto y especies de Constitución

Existen una gran variedad de conceptos, y en consecuencia de definiciones, del


término de Constitución, muchos autores se aventuran para definir esta cuestión tan
controvertida, pero, en resumen, podemos entenderla como la norma suprema de
un Estado, en la que se designan los organismos del mismo, los modos de su
creación, las atribuciones que tienen, las relaciones que pueden presentarse entre
ellos, así como su situación respecto del Estado como concepto general.

Ahora bien, dentro de los tipos de Constitución vale la pena destacar dos tipos
genéricos: la constitución social, real, ontológica y deontológica por un lado, y por
el otro la jurídico-positiva.

Primeramente, tocando el punto de la Constitución real, se puede definir como la


que tiene su origen en la sociedad, en otras palabras, nace de la realidad social.
Mientras que la Constitución jurídico-positiva, es un concepto opuesto, el cual puede
entenderse como una que tiene una marcada tendencia política, teniendo una
fuente mucho más autoritaria y desde una perspectiva de puestos de gobierno o de
poder, siendo que así puede reflejar, o no, la realidad social.

Legitimidad constitucional

Para determinar si una Constitución es legítima, o no, hay que remontarse al órgano
que la esta creando, recordando que debe de emanar de un poder constituyente,
que en la medida de lo posible, plasme las demandas sociales de la población en el
contenido de esta norma suprema, en otras palabras, quiere decir que la
Constitución realmente es verdadera.

Estrechamente relacionado con el párrafo anterior, es importante puntualizar que


este aire democrático directo que revestía a la Constitución en la antigüedad, no
puede representarse al pie de la letra en la actualidad, toda vez que, es casi
imposible que toda la población pueda exteriorizar sus demandas sociales, por lo
que, lo más próximo, es la democracia indirecta, primando por la inclusión de las
demandas sociales más trascendentales o representativas de las totalidad de
personas.

El principio de supremacía en el constitucionalismo mexicano

Este principio se encuentra consagrado en el artículo 133 de la propia Constitución


Política de los Estados Unidos Mexicanos, y en pocas palabras puede definirse
como el máximo rango del que goza esta norma suprema, por lo que las demás
normas deben de ser acorde a esta. Es decir, por encima de la Constitución nada,
por debajo todo.

De esta manera, la propia Constitución, así como los Tratados Internacionales


debidamente aprobados, sobre todo en materia de Derechos Humanos, y las leyes
generales emanadas del Congreso de la Unión, conforman la denominada Ley
Suprema de la Nación.

En ese sentido, cuando alguno de los organismos con atribuciones legislativas


tenga a bien crear alguna ley o norma, esta deberá de ser acorde a lo dispuestos
en la Ley Suprema de la Nación antes mencionada, en caso contrario, se tildaría la
misma de inconstitucional, en consecuencia, su aplicación y repercusiones serían
totalmente nulas.

El principio de rigidez constitucional

Como ha quedado plasmado en innumerables ocasiones dentro del presente


trabajo, la Constitución se encuentra revestida de un aura de mucha importancia,
simplemente por la supremacía que esta tiene, es por ello que, no es tan sencillo
modificar, reformar o adicionar algo dentro de su contenido, siendo que es necesario
cumplir con una serie de requisitos especiales y estrictos, pretendiendo así que la
esencia constitucional prevalezca lo más que se pueda, obviamente dejando una
forma para irla actualizando a las necesidades de la sociedad actual, pero sin
desvirtuar este documento tan importante.

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