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Una neoplasia (llamada también tumor o blastoma) es una masa anormal de tejido,
producida por multiplicación de algún tipo de células; esta multiplicación es descoordinada
con los mecanismos que controlan la multiplicación celular en el organismo, y los supera.
Además, estos tumores, una vez originados, continúan creciendo aunque dejen de actuar las
causas que los provocan. La neoplasia se conoce en general con el nombre de cáncer. El
origen de esta palabra se remonta a Ambroise Paré (1517), quien refiriéndose al cáncer lo
describe así: «cáncer es un tumor duro, desigual, de forma redondeada, inmóvil, de color
ceniza y rodeado de muchas venas llenas de sangre, aparentes y tortuosas (como los pies de
un pescado llamado cangrejo) y más duro que un flemón o pequeña nuez, el que crece
constantemente atormentando al enfermo. Este tumor ha tomado el nombre de cáncer por
similitud con ese animal, que cuando está adherido con sus pies contra alguna cosa, se
adhiere con tanta fuerza que apenas se lo puede arrancar, principalmente sus pies de
adelante que parecen tenazas y pinzas».
Las células de la neoplasia son descendientes de células del tejido en que se origina, las que
en algún momento expresan una alteración interna mediante la proliferación descontrolada.
Si el aporte nutricional y de oxígeno son adecuados puede alcanzar varios kilos de peso,
aunque esto es infrecuente.
Para comprender mejor en qué consiste el trastorno proliferativo de las células neoplásicas
es necesario recordar que en los tejidos normales, las células pueden estar en tres
condiciones diferentes:
Las neoplasias están constituidas por células que se encuentran en las tres condiciones
mencionadas; pero los tumores que aumentan más rápidamente de tamaño tienen una alta
fracción de crecimiento, es decir, predominio de células en ciclo.
b) Tipo de las células o el tejido del parénquima tumoral, que generalmente indica el tipo de
células o tejido en que se originó la neoplasia (clasificación histológica).
Figura 5.8.
Aspecto microscópico de un
tumor maligno del esófago
(carcinoma espinocelular)
mal delimitado, con invasión
de la lámina propia y
submucosa. Las células
neoplásicas invaden el
estroma y vasos sanguíneos.
Al centro, brote tumoral con
"perla córnea".
3) Células heterotípicas. Aunque parecidas a las del tejido de origen, las del
tumor maligno presentan variaciones (heterotipía). Estas variaciones se encuentran
en las células parenquimatosas de una misma neoplasia y en células de distintas
neoplasias del mismo tipo. Así como la neoplasia es una caricatura del tejido
original, sus células son una caricatura de las células normales.
Figura 5.9.
Heteroptipía celular.
Izquierda: células
exfoliadas del epitelio
escamoso de cuello
uterino normal. Derecha:
células heterotípicas
exfoliadas de un
carcinoma espinocelular.
Las figuras mitóticas puede ser anormales con husos tripolares o tetrapolares, o
con dispersión anárquica de los cromosomas.
Las alteraciones descritas como componentes de la heterotipía pueden reunirse en
dos grupos: uno de anaplasia (menor tamaño, forma cuboídea o esferoídea,
basofilia, núcleo grande, hipercromasia, nucléolo prominente); otro que podemos
llamar de monstruosidad (formas y tamaños irregulares),
b) Alteraciones de la estructura:
la mayoría de los tumores malignos tiene células con algún defecto cromosómico:
en aproximadamente la mitad de los casos tal defecto es recurrente, es decir, hay
un cromosoma «marcador». Las alteraciones más conocidas son deleciones y
traslocaciones. Ejemplo: en 80 a 90% de las leucemias granulocíticas crónicas se
observa en las células el cromosoma Philadelphia. Corresponde a un cromosoma
22 anómalo, pequeño, que resulta de una traslocación recíproca: un segmento largo
del cromosoma 22 se trasloca al cromosoma 9 y un segmento corto del cromosoma
9 al cromosoma 22; en la mayoría de los casos de linfoma de Burkitt se observa
una traslocación de un segmento del cromosoma 8 al cromosoma 14.
La clasificación histológica corresponde a la caracterización morfológica microscópica de las
neoplasias. Para ello se consideran elementos de diferenciación celular y grado de
diferenciación. Se reconocen las siguientes categorías principales:
a. Tumores epiteliales
b. Tumores de tejidos de sostén, músculo y vasos
c. Tumores de tejidos linforreticulares y hematopoyéticos
d. Tumores de tejido nervioso
e. Tumores de melanocitos
f. Tumores de células germinales
Los tumores simples son aquellos que tienen un solo tipo de parénquima. Ejemplos: fibroma,
carcinoma espinocelular, linfoma linfocítico.
Los tumores mixtos son aquellos en los cuales en el parénquima se reconocen dos o más
tipos de tejido, que pueden corresponder a la misma clase de tejidos o a distintas clases de
tejidos.
a. De la misma clase:
Carcinoma adeno-escamoso:
tumor maligno en cuyo parénquima se reconocen áreas de carcinoma escamoso mezcladas
con áreas de adenocarcinoma tubular.
Mesenquimoma benigno:
tumor en cuyo parénquima coexisten áreas correspondientes a distintos tumores del grupo de
tejidos de sostén, músculo y vasos. Ejemplo: lipoma-angioma-leiomioma.
Mesenquimoma maligno:
tumor en cuyo parénquima coexisten áreas correspondientes a distintos sarcomas. Ejemplo:
liposarcoma-condrosarcoma.
b. De distintas clases:
Fibroadenoma: tumor benigno frecuente de la mama, cuyo parénquima está constituido por
una proliferación epitelial en forma de tubos o conductos irregulares («adenoma»), rodeados
por zonas con proliferación de células de tipo fibroblástico («fibroma») (figura 5.29).
Carcinosarcoma: tumor maligno del cuerpo uterino constituido por áreas de sarcoma
mezcladas con zonas de adenocarcinoma tubular (figura 5.29).
Figura 5.29.
Con alguna frecuencia se encuentran tumores malignos tan indiferenciados, que ni siquiera
pueden clasificarse como pertenecientes a alguno de los grupos que se han estudiado
(carcinoma, sarcoma, linfoma, melanoma, etc.). Esto es particularmente problemático cuando
la primera manifestación clínica es la metástasis, por ejemplo ganglionar, y se desea
reconocer el tipo histológico para orientar la búsqueda del tumor primario. En estos casos
puede recurrirse a la microscopía electrónica o a la inmunohistoquímica (ver capítulo de
Técnicas diagnósticas en histopatología).
5) Metástasis
Las células de las neoplasias malignas tienen la capacidad de dar origen a metástasis.
Metástasis es la transferencia de una enfermedad o proceso patológico desde un órgano o
sector a otro no directamente conectado con el primero. Metástasis tumoral es la extensión
discontinua de un tumor a territorio más o menos alejado de la neoplasia primaria,
formándose un tumor secundario cuyas células parenquimatosas son semejantes a las del
tumor de origen y no a las del órgano en que asienta la metástasis.
Según el medio de transporte de las células tumorales se reconocen tres tipos principales de
metástasis: linfógenas (vía linfática), hematógenas (vía sanguínea) y transcelómicas (a través
del líquido de una cavidad serosa o del líquido cefalorraquídeo).
Metástasis linfógenas
En general son las más frecuentes. Las células tumorales penetran en un pequeño vaso
linfático, que carece de membrana basal, y son transportadas por la linfa hasta el ganglio
linfático regional; allí pueden proliferar e invadir el ganglio constituyendo una metástasis
ganglionar linfática. Desde ese ganglio puede seguir el proceso a otros ganglios más
distantes. Las metástasis ganglionares se producen habitualmente en el sentido de la corriente
linfática, por lo cual aparecen en general ordenadamente, primero en los ganglios que drenan
el territorio del tumor primario y así sucesivamente, alejándose. Ejemplo: Si el tumor
primario está en el cuadrante superior externo de la mama las primeras metástasis linfógenas
deben buscarse en los ganglios de la axila; si el tumor primario está en el pulmón, las
metástasis en los ganglios peribronquiales y luego hiliares.
Se estima que la mayoría de las células o grupos de células tumorales que llegan al ganglio
son destruidos y no llegan a formar metástasis.
Metástasis hematógenas
El tumor invade hasta penetrar en la pared de un vaso pequeño (vénula). Las células o grupos
de ellas pasan a constituir un émbolo tumoral, que es transportado para enclavarse finalmente
en un vaso de menor calibre. Allí las células proliferan hacia afuera de dicho vaso y pasan a
constituir la metástasis. Nótese que no son equivalentes los conceptos «émbolo tumoral» y
«metástasis hematógena»: el primero implica circulación y enclavamiento en un vaso
pequeño; la segunda, además, proliferación e invasión del tejido. Una pequeña minoría de los
émbolos tumorales dan origen a metástasis. En estudios experimentales, el 99,9% de las
células tumorales circulantes son destruidas; además, las células que dan origen a metástasis
pertenecen a subpoblaciones especiales del tumor que han adquirido dicha propiedad.
Según el sitio del tumor primario, las vías de metástasis sanguíneas y los órganos donde se
establecen las metástasis se reconocen diferentes patrones de distribución de metástasis:
Modelo pulmonar.
El tumor primario está situado en el pulmón, invade vénulas afluentes de las venas
pulmonares, el émbolo llegará al corazón izquierdo y de allí por vía arterial puede llegar a
cualquier órgano del cuerpo.
Modelo Cava.
El tumor primario está ubicado en un órgano tributario del sistema cava, como la glándula
tiroides o el testículo. Debe esperarse que las metástasis «hijas» se produzcan en el pulmón.
Desde allí pueden producirse metástasis «nietas» de acuerdo con el modelo pulmonar.
Modelo Porta.
Cuando el tumor primario está en un órgano dependiente del sistema porta, como el colon
ascendente o el páncreas, las metástasis «hijas» se producen en el hígado; de allí según el
modelo cava se producen metástasis «nietas» en el pulmón, desde donde pueden producirse
metástasis «bisnietas» en cualquier órgano.
Metástasis transcelómicas
VIA PRINCIPAL
METASTASIS
1. Ganglios linfáticos
linfógena
regionales
2. Hígado hematógena
3. Pulmón hematógena
4. Peritoneo transcelómica
5. Ganglios linfáticos
linfógena
distantes
6. Hueso hematógena
7. Suprarrenales hematógena
8. Pleura transcelómica
9. Cerebro hematógena
La metástasis por vía canalicular se observa con cierta frecuencia en pacientes con un cáncer
de intestino grueso, del estómago o de la vía urinaria, en los que se produce otro carcinoma
en el mismo órgano. Antiguamente se suponía que se trataba de metástasis a partir de células
desprendidas del tumor primario y transportadas por el lumen del órgano hasta dar una
metástasis. Hoy se ha comprobado que lo más frecuente es que el segundo tumor
corresponda a una extensión del primero por invasión de la capas subyacentes a la mucosa, o
por permeación linfática; igual de frecuente en dichos órganos es la aparición de un segundo
tumor primario; de hecho, los pacientes con antecedente de cáncer de los órganos
mencionados constituyen un grupo de alto riesgo para el desarrollo de otro tumor primario en
otro sector de la misma mucosa (neoplasia metacrónica).
En algunos pacientes es posible que no se siga la lógica de las metástasis; por ejemplo que
existan metástasis en diversos órganos sin que se encuentren metástasis pulmonares
(metástasis «en salto»). Sin embargo, esto debe considerarse excepcional y el médico debe
agotar los medios para encontrar metástasis según la secuencia habitual.
Entre los factores que determinan el grado de malignidad de una neoplasia y por lo tanto el
pronóstico se mencionan los siguientes:
1)Tipo histológico del tumor. Ejemplo: el carcinoma basocelular es menos maligno que el
melanoma.
La etiología y patogenia de los tumores no están aclaradas. Sin embargo, se han reunido
muchas observaciones clínicas, epidemiológicas y experimentales que han permitido
formular teorías acerca del desarrollo de los tumores malignos.
Sustancias químicas
La acción de los carcinógenos químicos depende de otros factores como especie, raza, sexo,
edad, dieta, estado hormonal, presencia o ausencia de sistemas enzimáticos metabolizantes y
promotores tumorales. Se supone que en el humano también.
Radiaciones
Los rayos ultravioleta están relacionados con el cáncer de la piel, que es más frecuente en
zonas de piel expuesta al sol, en áreas geográficas más asoleadas y en personas que trabajan
al aire libre.
Los rayos X pueden producir cáncer de la piel. Ejemplo, en las manos de los traumatólogos
que reducían fracturas bajo la pantalla de rayos X. También pueden producir leucemia como
ocurría en los antiguos médicos radiólogos, mal protegidos contra la radiación.
Entre los efectos alejados observados en las personas expuestas a la bomba atómica (rayos X
y gama) que sobrevivieron, se ha observado alta frecuencia de: leucemia, y carcinoma de
tiroides, mama y pulmón.
Virus
b) Virus que tienen ARN como material genético (retrovirus): Virus HTLV-1
de la leucemia-linfoma T humana del adulto y mycosis fungoides o linfoma de
células T primario de la piel.
Las observaciones en modelos experimentales y humanos muestran que hay ciertos factores
generales que se asocian a mayor frecuencia de cáncer. Entre otros pueden mencionarse
especie, raza, herencia, edad, sexo, etcétera.
2) Raza: parece que son más importantes las costumbres y exposición a agentes ambientales
que factores raciales intrínsecos. Ejemplo: disminución de frecuencia de cáncer gástrico y
aumento del cáncer de intestino grueso en descendientes de japoneses que migran a Estados
Unidos y siguen casándose con personas de raza japonesa.
4) Edad: En los niños son más frecuentes algunas leucemias y tumores del sistema nervioso.
En jóvenes el linfoma de Hodgkin y el osteosarcoma. En ancianos los carcinomas y la
leucemia linfática crónica.
6) Individuo: No todas las personas expuestas a factores de riesgo desarrollan una neoplasia.
Ejemplo: entre los fumadores hay individuos que sufren de cáncer y otros no.
Mutagénesis insercional. La célula se infecta con un virus que tiene un gen promotor; este
gen se inserta en la vecindad de un protooncogén, el que se desregula convirtiéndose en
oncogén.
Los oncogenes codifican la síntesis de moléculas que participan en proteínas a las cuales se
unen los factores de crecimiento, génesis del ARN mensajero y replicación del ADN.
Estos mecanismos están relacionados con la función de los factores de crecimiento, por lo
cual se cree que los oncogenes pueden aumentar la producción de factores de crecimiento por
la misma célula, el número de receptores de factores de crecimiento, la afinidad de los
receptores, la sensibilidad de la célula a la señal de proliferación emitida por la unión del
factor de crecimiento con su receptor.
Se ha identificado un grupo de genes que codifican proteínas capaces de inhibir la
proliferación celular al bloquear la actividad de oncogenes y de los productos de oncogenes.
Estos genes con actividad supresora se denominan genes supresores de tumores.
No todas estas lesiones llevan indefectiblemente al cáncer invasor: muchas de ellas pueden
permanecer como tales o regresar al estado de un epitelio sin heterotipía. Sin embargo, un
porcentaje de ellas puede ir aumentando paulatinamente el grado de heterotipía celular, hasta
que llega un momento en que aparecen los caracteres de carcinoma: invasión del estroma y
metástasis.
Los fundamentos de esta teoría sobre la historia natural del carcinoma son los siguientes:
Existencia de estas lesiones intraepiteliales en órganos con carcinoma invasor.
Hallazgo de microfocos de invasión en mucosas que tienen una lesión intraepitelial extensa.
Edades promedio: las mujeres con lesiones del cuello uterino de bajo grado tienen en
promedio 5 a 10 años menos que las con lesiones intraepiteliales de alto grado. Estas tienen
un promedio 5 a 10 años inferior que el de las mujeres con carcinoma invasor.