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PUEBLA
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
MATERIA:
CONTRATOS MERCANTILES
ALUMNOS:
FRANCISCO JAVIER ROJAS REYES
MARÍA DEL CARMEN RODRÍGUEZ REYES
MARILYN HERNÁNDEZ TELLO
HIRAM ALBERTO HERNÁNDEZ HERRERA
EPIFANIO ALEJANDRO HUESCA GARCÍA 201923541
EXPOSICIÓN:
CONTRATO DE PRENDA MERCANTIL Y CONTRATO DE
SUMINISTROS
MAESTRA:
GLORIA VIOLETA GARCIA OSORIO
CONTRATO DE PRENDA
La prenda es, por naturaleza, un negocio accesorio de otro principal; no puede ser de otra manera.
Pero, además, la categoría de su accesoriedad es igual de consistente e inamovible: no tiene otra
función que garantizar.
La prenda es un contrato accesorio, pero no sólo de otros contratos de crédito (que son los
elementos tutelados por la LGTOC Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito), sino que es
susceptible de garantizar el cumplimiento de cualquier obligación; incluso, como veremos, civil,
mercantil y penal.
En efecto, la garantía en cualquiera de sus formas (hipoteca, fianza, prenda, etc.) y en cualquier
materia (civil, mercantil, fiscal, penal, etc.) es un negocio diseñado para asegurar al acreedor que
su deudor cumplirá con su prestación y, por tanto, no puede involucrar un crédito, sino sólo su
posible incumplimiento.
El universo general del derecho mercantil, bizarramente compendiado en el art. 75 del Código de
Comercio. En efecto, de conformidad con los arts. lo., 3o. y 75 de este código, y 4o. de la LGSM, la
prenda que se constituya por o en favor de comerciantes, sociedades mercantiles o sobre cosas
mercantiles (títulos de crédito, buques, mercancías de comerciantes, etc.) es, por fuerza, una
prenda de comercio y, por tanto, le es aplicable el art. 334 que, de conformidad con ello, de la
LGTOC, es en sí misma un acto de comercio.
Arturo Díaz Bravo sostiene que la prenda puede formarse por medio de un contrato o de una
declaración unilateral de voluntad. A su juicio, este negocio no es, necesariamente, un contrato,
sino que también puede ser una declaratoria unilateral, aunque ambos muestren las mismas
consecuencias de enajenación y destino.
En materia de comercio la garantía prendaria está prevista para ser constituida sobre tres
elementos: títulos de crédito, créditos y bienes o mercancías.
PRENDA SOBRE TÍTULOS: Respecto de los títulos de crédito, la prenda se entiende constituida
cuando se actualiza y se presenta alguno de los siguientes supuestos (art. 334, fraccs. IIV y VI,
LGTOC):
PRENDA SOBRE BIENES: Finalmente, cuando la prenda no se constituya sobre títulos de crédito
ni créditos, sino sobre otros bienes o mercancías, se entiende establecida sólo en estos casos (art.
334, fraccs. I, III, IV y VI, LGTOC):
Pero cuando la prenda se constituya sobre bienes o títulos fungibles, o sobre dinero en efectivo,
además de las anteriores la constitución de la prenda reúne las siguientes características (art. 336,
LGTOC):
Bienes prendados sin transmisión de posesión: Los bienes específicos son los siguientes (art.
355, LGTOC), que en nuestra opinión son señalados por el legislador para someterlos a reglas
especiales que en seguida se indican:
Los bienes y derechos que obren en el patrimonio del deudor, en el momento de otorgar la
prenda, incluidos nombres comerciales, marcas y otros derechos (propiedad industrial e
intelectual).
Los de naturaleza igual o semejante a los señalados en el párrafo anterior, que adquiera el
deudor en fecha posterior a la constitución de la prenda (prenda a futuro no identificada).
Los bienes que se deriven, como frutos o productos futuros, pendientes u obtenidos, de los
mencionados antes (id est, regalías contratadas).
Los beneficios que resulten de procesos de transformación de los bienes señalados
(terminados con la materia prima prendada).
Los bienes o derechos que el deudor reciba o tenga derecho a recibir como pago por la
enajenación a terceros de los bienes pignorados referidos, o como indemnización en caso
de que éstos se dañen o se destruyan (cartera u otras formas de pago, id est, primas de
seguro o fianza).
Para que ese poder de hecho constituya posesión debe haber una causa (causa posessionis)
capaz de generar para quien lo tiene la facultad de ejercer: a) cualquiera de esos derechos, lo que
da origen a la posesión originaria; y b) cualquiera, excepto el de disponer de la cosa, con lo que
surge la posesión derivada.
Cuando el deudor prendario es, de manera simultánea, designado depositario, como se trata de
dos actos jurídicos (prenda y depósito) diferentes en cuanto al tipo legal, a los objetivos y a las
cargas obligacionales, respecto de los bienes que serán objeto primero de la prenda y después del
depósito, deben realizarse dos entregas materiales: a) del deudor prendario al acreedor prendario
(art. 334, fracc. I, LGTOC); y b) del acreedor prendario (ahora como depositante) al deudor
prendario (ahora como depositario) (art. 334, CCom).
Por una parte, la LGTOC establece que sus reglas sobre la prenda no modifican las disposiciones
relativas a los bonos de prenda que ella organiza, ni las contenidas en la LIC o en otras leyes
especiales (art. 345, LGTOC); es decir, la regla específica es que la prenda mercantil se organiza
de acuerdo con las prevenciones de la LGTOC, excepto en el bono de prenda (núm. 4.21) y en la
prenda constituida por los bancos; en este caso, en principio, debe organizarse en función de su
ley especial. Sin embargo, a pesar de esta derogación específica en favor de la ley bancaria resulta
que, como vimos (núm. 7.46), el art. 69 de la LIC indica que la prenda constituida en favor de
bancos se hará de acuerdo con la LGTOC.
Además de la obligación principal de guardar y conservar los bienes o títulos dados en prenda, el
acreedor prendario se compromete a ejercitar ―y es nulo todo convenio que lo libere de esta
responsabilidad― todos los derechos inherentes (por ejemplo, el cobro del principal o de los
intereses, la expresión del voto, etc.), aunque los gastos son por cuenta del deudor; salvo pacto en
contrario, se deben aplicar al pago del crédito todas las sumas recibidas por el ejercicio de estos
derechos, pero se aplican sólo en su oportunidad (art. 338,LGTOC).
La finalidad del legislador fue evitar todo tipo de operación que, con el pretexto de los privilegios
que otorga el derecho real de prenda, pudiera realizarse mediante el asentamiento de una fecha
posterior a la de constitución.
VENTA Y EJECUCIÓN DE LA PRENDA ANTERIOR A LA “MISCELÁNEA DE
GARANTÍAS”. POSTURAS DE LA CORTE Y DE LOS COLEGIADOS
PRECISIONES
El negocio judicial que organizaba el art. 341 de la LGTOC antes de la Miscelánea de crédito ha
sido en la práctica objeto de múltiples opiniones, contradicciones y, por supuesto, sentencias
federales; es un negocio particularmente controvertido.
Entre las mayores confusiones ―en efecto, no generadas por los errores de redacción en el texto
de la ley, pues éste era, a nuestro juicio, bastante claro, sino porque en un negocio de venta de
prenda, en el derecho mexicano y en cualquier otro, siempre se provocarán posiciones judiciales
tan sustentables como opuestas― están las siguientes dos: a) su constitucionalidad, derivada de
señalar el pago como la única oposición posible a la venta; y b) la naturaleza y el propósito
judiciales del procedimiento, independientemente de otras confusiones importantes y fuentes de
conflicto que se analizan.
AMPARO INDIRECTO (LA VENTA DE LA PRENDA SE REALIZA FUERA DE JUICIO): Una tesis
de los colegiados, de lógica aplastante, sostiene que el acto de que el acreedor prendario solicite al
juez que se vendan los bienes dados en prenda, no constituye un acto impugnable en juicio de
garantías; primero, porque no puede considerarse que el acto en sí se celebró fuera de juicio,
porque es consecuencia de la celebración del contrato de prenda y, segundo, porque la ejecución
no es imposible de repararse, argumento judicial que, al igual que en el caso del embargo en el
juicio ejecutivo, busca ser la defensa más formidable en contra de una supuesta violación a las
garantías individuales que evocamos antes.
Pero si se promueve un juicio nuevo en el que se impugna la validez del contrato que se garantizó
con la prenda, y en él se condena a la venta de los bienes dados en prenda en el contrato, la
consecuencia implícita sería la declaración de validez del contrato y, en ese caso, sí se estaría
ante actos consumados de un modo irreparable deducidos precisamente en un juicio, por lo que el
amparo que se intente debe serlo por la vía directa.
Durante el segundo semestre de 1999 se debatió la posible promulgación de una Ley Federal de
Garantías del Crédito, que como es sabido, finalmente no prosperó porque su espíritu y vocación
se recogió en la modificación uniforme y simultánea de cuatro leyes diferentes: la LGTOC, la LIC,
el CCom y el Código Penal. Las modificaciones fueron denominadas por abogados y banqueros,
espontáneamente, “Miscelánea de garantías del crédito”. El decreto correspondiente se publicó en
el Diario Oficial de la Federación, el 23 de mayo de 2000 y entró en vigor al día siguiente.
BIBLIOGRAFÍA