Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
una caja trucada o en un laberinto. La descontextualización y simplificación de las tareas son características de todo enfoque
asociacionista.
Uno de los rasgos que con más frecuencia suelen considerarse como constitutivos del programa conductista es el reduccionismo
antimentalista, es decir, la negación de los estados y procesos mentales. El conductismo rechaza el uso de la introspección, no la propia
existencia de la mente y ni siquiera su estudio, siempre que se haga por métodos objetivos. La mente, de existir, es necesariamente una
copia de la realidad, un reflejo de ésta y no al revés. Este es el principio de correspondencia. Al asumir este principio, es obligado, desde el
conductismo, negar la eficacia causal de los estados mentales, por lo que el control de la conducta sigue residiendo en el medio. Un rasgo
esencial del conductismo, como corriente asociacionista, es su anticonstructivismo.
Cuando se considera al conductismo una teoría E (estímulo) – R (respuesta), lo que se está haciendo es señalar su carácter atomista y
elementista, por lo que toda conducta, por compleja que sea, es reducible a una serie de asociaciones, entre elementos simples, en este
caso, estímulos y respuestas.
Otro de los rasgos es su ambientalismo: el conductismo, como enfoque asociacionista y mecanicista, sitúa el principio motor de la
conducta fuera del organismo. El aprendizaje siempre es iniciado y controlado por el ambiente.
Otro de los atributos potenciales del conductismo es el carácter pasivo del organismo, que se limita a responder a las contingencias
ambientales. El aprendizaje no es una cualidad intrínseca al organismo, sino que necesita ser impulsado desde el ambiente.
Otro de los rasgos es la equipotencialidad: las leyes del aprendizaje son igualmente aplicables a todos los ambientes, especies e
individuos. Sólo existe una única manera de aprender: la asociación. Toda situación de aprendizaje estará controlada únicamente por las
leyes formales de la asociación, sin que el “contenido” de los términos asociados afecte al aprendizaje. Esto justifica el uso de tareas
arbitrarias y alejadas de los contextos naturales a los que luego han de aplicarse sus conclusiones. El conductismo ha despreciado
habitualmente las diferencias individuales. Todas las tabulas rasas se parecen. Niega un valor funcional al organismo, como especie o
como individuo, en el proceso de aprendizaje. El conductismo carece de sujeto.
La crisis del conductismo
El conductismo fue incapaz de elaborar una teoría unitaria del aprendizaje. El programa conductista se hallaba escasamente preparado
para afrontar la irrupción de un nuevo enfoque psicológico, el procesamiento de la información que, amparado en la revolución
tecnológica promovida por la segunda Guerra Mundial, ofrecía la promesa de recuperar para la psicología todos aquellos procesos
mentales que habían estado hibernados durante la larga glaciación conductista.
La crisis del conductismo fue consecuencia de su propio desorden interno. Muchas de sus anomalías existían desde los primeros
tiempos del conductismo, pero el éxito global del programa había hecho que se considerasen irrelevantes o que se atribuyesen a defectos
en los procedimientos experimentales.
Cátedra: Psicología y Educación
Prof. Patricia Pighin
Aristóteles
Corriente Filosófica Empirismo Hume
Teorías asociacionistas