Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
MARCO TEORICO
CAPITULO 1 APEGO
1.1 DEFINICION
Los bebés con un estilo seguro lloran o protestan cuando la madre abandona
el sitio donde se encuentran, y la saludan alegremente cuando regresa. Estos bebés
usan una base: se alejan de la madre para ir a explorar, regresando de vez en
cuando para sentirse seguros. Usualmente son bebés cooperativos y relativamente
libres de ira. Se desempeñan mejor a la hora de cruzar espacios abiertos, y de
alcanzar y sostener juguetes; se tropiezan y se caen menos. Esto se da
probablemente porque, sabiendo que sus madres están cerca, pueden prestar más
atención a lo que los rodea que aquellos bebés que están pendientes de sus
madres. El estilo seguro crece cuando la madre es afectuosa, atenta y responsiva
ante las señales del bebé.
Los bebés con estilo de evitación raramente lloran cuando su madre se aleja,
y la evitan cuando regresa. Estos bebés tienden a enfadarse fácilmente. No les
gusta que los alcen o abracen, pero les disgusta aún más que los coloquen en el
piso. Los bebés con estilo ambivalente o resistente se ponen bastante ansiosos aún
antes que su madre se aleje, y se enfadan cuando ella se va. Cuando su madre
regresa, muestran su ambivalencia buscando contacto con ella, y al mismo tiempo
se resisten al contacto pateando o retorciéndose. Estos bebés exploran poco y es
difícil complacerlos.
Los bebés con un cuarto patrón, desorganizado y desorientado, usualmente
muestran comportamientos inconsistentes y contradictorios. Saludan a su madre
alegremente cuando regresa, pero luego se alejan o se acercan sin mirarla. Parecen
confusos y temerosos y pueden representar el patrón menos seguro.
Las madres de los bebés con un estilo seguro son las más sensitivas a sus
hijos; identifican con claridad las señales de sus bebés, de manera que saben
cuándo alimentarlos, cuándo parar de hacerlo, etc. Así mismo, tienden con más
frecuencia a tranquilizar a sus hijos cuando lloran, responden a sus sonidos, les
hablan cuando ellos las miran y los sostienen más cerca de su cuerpo. Por otra
parte, las madres de los bebés cuyo estilo es de evitación se molestan más
fácilmente, tienen problemas para expresar sus sentimientos, y tienen menos
contacto físico con sus bebés.
Los infantes influyen activamente en las personas que los cuidan. Cualquier
actividad del bebé que conduzca a una respuesta por parte del adulto que lo cuida
puede ser un comportamiento de apego: chupar, llorar, sonreír, aferrarse y mirar a
los ojos al cuidador. A los ocho meses de vida, los bebés dirigen algunos de estos
comportamientos más hacia sus madres que hacia otra(s) persona(s). La búsqueda
de contacto es exitosa cuando la madre responde cariñosamente al bebé,
expresando complacencia, brindándole contacto físico constante y permitiéndole al
mismo tiempo explorar libremente. Estos bebés adquieren un sentido de las
consecuencias de sus propias acciones, un sentimiento de confianza en su
habilidad para obtener resultados.
Los niños que tienen una base segura no necesitan aferrarse a su madre. Su
libertad para explorar les permite probar cosas nuevas, abordar los problemas de
nuevas maneras, y sentirse más cómodos con lo que no les es familiar. Estos
efectos pueden persistir durante años. A los dos años, los niños con apego seguro
son más entusiastas, persistentes y cooperativos que los niños que tienen apego
inseguro. Hacia los cinco años, son más curiosos, competitivos, se llevan mejor con
otros niños, y son más independientes, buscando ayuda sólo cuando la necesitan.
Por otra parte, los niños con problemas de apego suelen tener dificultades como ser
inhibidos y ser hostiles con otros niños.
1.2 ANTECEDENTES
De todos los mamíferos que habitan el planeta, el ser humano es el único que
requiere de su madre por un tiempo tan prolongado para sobrevivir. La mayoría de
los especies son capaces de moverse y alimentarse por medios propios a los pocos
días o meses de nacidos, pero este no es el caso del ser humano. Nosotros no
estamos equipados para sobrevivir por nosotros mismos por lo que necesitamos de
quien nos proteja, nos alimente, nos de calor y nos cure cuando enfermamos o nos
lastimamos. Derivada de la observación de esta situación, el psiquiatra británico
Bowlby (1982) y la psicóloga Ainsworth (1978,1991) intentan explicar los efectos
psicológicos en el desarrollo del neonato y del infante derivados los vínculos
primarios o tempranos de protección y los efectos de no contar con los mismos.
Realizan varios estudios para desarrollar la teoría del apego en los que se exploran
los fenómenos psicológicos que están detrás de nuestra manera de establecer lazos
afectivos con otros seres, y en él tiene una especial importancia la manera en la que
los padres y madres se relacionan con sus bebés durante los primeros meses de
vida de este último.
Sus ideas fueron severamente rechazadas puesto que en eso años lo vigente
eran el psicoanálisis y la teoría del aprendizaje social, lo que no resultaba
completamente convincente para él y lo llevo a que sus supervisores psicoanalíticos
Melanie Klein y Joan Riviere lo cuestionaron duramente.
También observo que los niños y niñas separados de sus familias por la
Segunda Guerra Mundial y llevados a vivir a temprana edad a orfanatos tendían a
presentar retraso intelectual, problemas para manejar sus emociones y para
relacionarse con otros. Situación similar a la de aquellos niños que habían pasado
varios meses internados por tratamiento de tuberculosis antes de cumplir los 4 años,
estos niños tenían una actitud marcadamente pasiva y se enojaban con mucha más
facilidad que el resto de los niños.
También acuño el termino “privación materna” para describir los efectos que
podría causar la separación de infantes y niños pequeños de su madre o madre
sustituta. No obstante, los efectos de la pérdida materna ya habían sido previamente
estudiados por Sigmund Freud y otros teóricos este término parte importante de las
aportaciones que siguieron a Bowlby.
Los resultados del experimento dieron la razón a Bowlby que postulaba que el
apego no tenía que ver con la alimentación. Las crías de macaco mostraban una
clara preferencia por las madres de felpa suave sin biberón. Se aferraban a ellas a
pesar no proporcionarles comida demostrando que la importancia entre el vínculo
de la madre y la cría va más allá de la alimentación.
Harlow fue aún más allá aislando en jaulas a algunas crías en espacios
cerrados manteniéndolos aislados de cualquier tipo de estímulo tanto social como
sensorial.
Esta vez el niño se encuentra solo sin extraño pero el desconocido entra a
calmarle y al poco rato vuelve el cuidador principal del niño, esta vez
reconfortándolo, cogiéndolo en brazos y calmándolo. El extraño sale sin ser visto.
Los principales aspectos de observación son:
Es importante mencionar que a diferencia del estudio con los macacos, este
estudio tomaba varias medidas para disminuir la crueldad hacia los niños:
Reacciones ante la situación extraña: un niño que tiene un fuerte vínculo con
su madre será capaz de explorar libremente mientras su madre esté presente, se
adaptará a los extraños, no le gustará que su madre se vaya y se pondrá contento
cuando vuelva. Pero un extraño no aliviará su disgusto cuando su madre no esté
presente.
Cómo ocurre: ciertos autores han encontrado relación entre los niños con
apegos desorganizados y las madres con depresiones graves.
Evitativo
Seguro
Ambivalente
Tipos de apego
Inseguro Desorientado-
Desorganizado
Los niños con apego de tipo seguro, son niños más felices cuyos padres han
sabido satisfacer sus necesidades en las diferentes etapas evolutivas, haciéndoles
sentir queridos e integrados en el sistema familiar, a través de la empatía, la
disponibilidad y la sensibilidad. En cada encuentro, entre padre e hijo, éste último
ha podido regular las emociones del otro, desde el afecto y la aceptación
incondicional, aunque ello conllevara dolor, lágrimas y malestar. Sintiendo que el
bienestar de uno es satisfacción para el otro.
Los niños que han tenido un apego de tipo seguro, en su vida adulta, tienden
a ser personas emocionalmente más estables y coherentes, con narrativas de sus
vidas bien integradas; que confían en sí mismos y en los otros; y que acostumbran
a establecer vínculos de apego profundos, y en general, a relacionarse con
naturalidad, haciendo uso de la empatía e interpretando las experiencias y las
acciones de los otros, desde un prisma más optimista y positivo.
Se les pudiera consideras que son aquellas personas que uno encuentra en
su camino y que le hacen sentir bien acogido y aceptado, transmitiendo una buena
imagen del otro e interpretando sus acciones y sus palabras desde un foco más
optimista, de tal manera que, uno tiene la sensación de que nada cuanto se diga o
cuanto se haga, será distorsionado con segundas intenciones que amenazarán la
estabilidad del vínculo.
¿Qué sucede cuando los cuidados parentales no son del todo satisfactorios,
cuando no se ha dispuesto de alguno de los ingredientes esenciales para procurar
un vínculo sano? Es entonces cuando hablamos de tipos de apego inseguros, es
decir, de lazos afectivos profundos, generadores de malestar, a consecuencia de la
falta de empatía y de sensibilidad hacia las necesidades del menor, y que cristalizan
en la internalización de una representación del mundo como poco confiable y
predecible.
En el mejor de los casos, son niños cuyos padres ejercen sus labores de
crianza con empatía y preocupación, pero fracasan en el entender de sus
necesidades y en el despliegue de las estrategias resolutivas. Por lo que cada
intento de búsqueda de calor emocional, seguridad y entendimiento, han podido
desembocar en un mayor ahondamiento del dolor e intensificación del sentimiento
de extrañeza y confusión hacia el entendimiento del mundo.
Los niños con un apego de tipo inseguro, desde la infancia han vivenciado
sus relaciones con los otros con insatisfacción, ya fuera por haberse sentido
ignorados o porque aun habiéndoselos tenido en cuenta, sus cuidadores han
adoptado pautas educativas inconsistentes, dependientes de sus estados de ánimo
y de sus propias necesidades. Son aquellos padres que desde lejos parecen estar
preocupados por las necesidades de sus hijos, pero que cuando se someten sus
conductas a un análisis más detallado, se evidencian motivaciones internas que
responden al egocentrismo.
Algunos, huyen del malestar que les generan las relaciones, otros en cambio,
en un intento de deshacerse del temor al desapego y de los profundos sentimientos
de soledad, establecen múltiples vínculos indiscriminados con muchas personas,
pero ninguno de ellos, constituido por esa sensación de “conexión profunda” que
diferencia el apego.
APEGO ADULTO
Las personas con apego seguro tienden a estar de acuerdo con las siguientes
afirmaciones: "Es relativamente fácil para mí acercarme emocionalmente a los
demás. Me siento cómodo en función de otros y tener otros dependen de mí.. No
me preocupo por estar sola o demás no me aceptar. "Este estilo de apego suele ser
resultado de una historia de interacciones cálidas y sensibles con sus relaciones.
Las personas con apego seguro tienden a tener una visión positiva de sí mismos y
sus relaciones. También tienden a tener una visión positiva de sus relaciones. A
menudo reportan una mayor satisfacción y el ajuste en sus relaciones que las
personas con otros estilos de apego. Las personas con apego seguro se sienten
cómodos tanto con la intimidad y la independencia. Muchos buscan equilibrar la
intimidad e independencia en sus relaciones.
Inseguro
*Ansioso-precupado
*Desdeñoso - evasivo
*Temerosos - evasivo
Las personas con pérdidas u otros traumatismos, tales como el abuso sexual
en la infancia y la adolescencia a menudo pueden desarrollar este tipo de apego12
y tienden a estar de acuerdo con las siguientes afirmaciones : "Estoy un poco
incómodo acercándome a los demás. Quiero relaciones emocionalmente cerca,
pero me resulta difícil confiar o depender de los demás por completo. A veces me
preocupa que me lastimen si me permito acercarme a los demás ". Las personas
con este estilo de apego tienen sentimientos encontrados acerca de las relaciones
cercanas. Por un lado, el deseo de tener relaciones emocionalmente cercanos. Por
otro lado, tienden a sentirse incómodos con la cercanía emocional. Estos
sentimientos encontrados se combinan con vistas a veces inconscientes, negativos
sobre sí mismos y sus relaciones. Ellos comúnmente se ven a sí mismos indignos
de la capacidad de respuesta de sus relaciones y no confían en las intenciones de
sus relaciones. Al igual que el estilo de apego evasivo - desdeñoso, las personas
con un estilo de apego evasivo - temerosa buscan menos la intimidad de las
ataduras y con frecuencia suprimir y negar sus sentimientos. Debido a esto, están
poco cómodo expresando su afecto.