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El traumatismo y las heridas oculares son en general evidentes. Sus causas son
fácilmente detectables pero a veces pueden pasar inadvertidas, como por ejemplo, en
fotoqueratitis y cuerpo extraño intraocular. El resto de las lesiones son bien
evidentes, como las quemaduras químicas, cuerpo extraño corneano y
conjuntival, traumatismo romo y lacerante, heridas del sistema lagrimal,
herida por mordedura de perro e hipema traumático por contusión.
Para hacer una evaluación minuciosa del daño oftálmico es de vital importancia un
interrogatorio detallado (fecha, hora, lugar, objeto, único o múltiples, conprotección o
sin ella).
1- Quemaduras
No se debe perder tiempo en realizar una historia clínica detallada, con sólo conocer el
agente responsible se debe manejar el tratamiento.
Las sustancias más comunes son ácidos, soda cáustica o lejía, potasio cáustico y la cal;
por ejemplo en yesos, cemento, blanqueadores y productos de limpieza, abonos y
refrigerantes.
Los elementos más comunes son los ácidos sulfúrico o de las baterías, sulfuroso o
refrigerante, clorhídrico, acético, y los conservantes de fruta y vegetales, ademeas de
los agentes utilizados para grabar cristales.
Gases lacrimógenos:
Clasificación pronóstica:
Examen y tratamiento
2) Colocar un anestésico tópico, para facilitar la apertura del ojo del paciente.
Colocar un trapo sobre los párpados ayudará al operador a sujetar con firmeza un
párpado que puede estar resbaladizo por el espasmo.
3) En la consulta irrigar nuevamente el ojo con agua lo antes posible, durante 15 o 20
minutos. Lo mejor es utilizar solución salina estéril en tubo de plástico con un pequeño
orificio. (Figura 1-7)
Procedimiento:
- Se debe sostener el párpado superior con el dedo índice y el inferior con el pulgar de una
mano. Si es necesario se pueden usar pinzas de Desmarres o separadores fáciles de hacer
con un clip.
Figura 1-7
2- Agresiones térmicas:
Las quemaduras por contacto del globo ocular pueden ser: ligeras, como la debida a
cenizas de cigarrillos, o graves, como la causada por metales de fusión (hierro, cristal,
plomo, estaño y cinc), capaces de producir opacificación permanente del globo ocular.
Examen y tratamiento:
TRAUMA OCULAR
José Ignacio Cortés T., MD
Sección de Oftalmología - Fundación Santa Fe de Bogotá
En cuanto a la actividad realizada en el momento del trauma, el 50% de las lesiones ocurren
durante el trabajo, (25%) los juegos infantiles, (5%) al realizar actividad deportiva. En
Colombia la violencia y accidentes automovilísticos tienen un gran porcentaje.
DIAGNOSTICO
Es importante evitar presionar el globo ocular si existe herida penetrante, por el peligro de
causar herniación del contenido ocular. Se inspeccionan en forma ordenada las estructuras
oculares: la superficie anterior de la cornea para confirmar o descartar la presencia de
cuerpos extraños, heridas, irregularidades y alteración del brillo; la superficie de la
conjuntiva, tanto bulbar como tarsal, con eversión de los parpados para localizar cuerpos
exraños, hemorragias o heridas; se evalúa la profundidad y claridad de la cámara anterior,
el tamaño, forma y reacción de la pupila, el tono ocular, la agudeza visual, motilidad,
integridad de los medios transparentes, fondo de ojo con o sin pupila dilatada y se examina
meticulosamente los tejidos adyacentes al globo ocular.
CLASIFICACION
Algunas de estas lesiones se manifiestan días después del trauma como es el caso de la
catarata traumática y la atrofia del nervio óptico. Los pacientes con trauma intraocular
deben ser puestos en reposo absoluto (vendaje en ambos ojos), se les prescribe analgésicos
(sin ácido acetil salicílico) y reciben tratamiento especializado.
Rupturas o estallido del globo ocular: Puede ser consecuencia de un gran trauma
contundente que produce aumento de la presión ocular en forma súbita con ruptura de los
sitios de menor resistencia: A lo largo del limbo, alrededor del nervio óptico, a nivel de la
inserción de los músculos rectos y en la cornea cuando hay antecedente de queratotomía
con fines refractivos. Los riesgos y síntomas que orientan este diagnóstico son:
← Dolor agudo
← Visión borrosa aguda
← Evidencia del sitio de la ruptura
← Disminución de la agudeza visual
← Hipotonía ocular
← Cámara anterior panda o excesivamente profunda en perforaciones posteriores
← Hifema
← Evidencia de protrusión o herniación del contenido ocular: cristalino, iris, cuerpo
ciliar, vítreo
← Alteraciones pupilares
QUEMADURAS
Acido: necrosis por coagulación o por desnaturalización de las proteínas de los tejidos.
Tratamiento: irrigación profusa con solución neutra, previa instilación de anestesia tópica,
uso de midriáticos y limpieza de los residuos de la sustancia y de tejido superficial, para
evitar que continúe el proceso de la necrosis, principalmente en quemaduras por álcalis, en
cuyo caso deben limpiarse los fondos de saco conjuntivales con isopos de algodón. Se
administran analgésicos, se prescriben y se remite al oftalmólogo. Es aconsejable la
oclusión del ojo con cambio frecuente del apósito, corticoides tópicos y remisión al
oftalmólogo.
HERIDAS PERFORANTES
Para toda herida perforante están indicados la oclusión no compresiva, los antibióticos
topico-sistémicos y el reparo quirúrgico si las heridas son mayores de dos y tres milímetros.
En la inducción anestésica no debe usarse succinilcolina porque causa contracción de los
músculos extraoculares ocasionando un prolapso del contenido ocular a través de la herida.
Tampoco se usa anestesia retrobulbar por peligro de un aumento de la presión orbitaria por
hemorragia retrobulbar y la consecuente expulsión del contenido ocular a través de la
herida. Se deben utilizar materiales adecuados en la sutura para evitar futuras
complicaciones. Estas son las razones por las cuales las conductas posteriores al
diagnóstico deben ser hechas por el oftalmólogo.
Lesiones de los párpados: Las heridas palpebrales que no involucran las márgenes se
pueden suturar de la misma manera que otras heridas de la piel, con la diferencia que por
ser un área vascularizada, no debe ser sometida a resecciones. Deben remitirse al
oftalmólogo los pacientes con las siguientes heridas:
LECTURAS RECOMENDADAS
1. Arenas E. El ojo rojo en los niños. Actualizaciones Pediátricas. Fundación Santafé
de Bogotá
2. Díaz LA, Galvis V. Guía de examen ocular para médicos generales. Medicas UIS
4:124, 1990
3. Ochoa MC. Características demográficas, socioeconómicas y médicas de los niños
con trauma ocular y sus anexos. 150 ilus, 1989
4. Tribin A. Ojo rojo. En: Medicina Interna. F Chalem, J Escandón, J Campos, R
Esguerra, editores. Fundación Instituto de Reumatología e Inmunología. Editorial
Presencia. Bogotá, 1992
Trauma ocular
Trauma proviene de la palabra griega que significa herida, y traumatismo es un término general que abarca a todas las lesiones internas o externas ocasionadas por una
violencia exterior.
La traumatología ocular tiene particularidades que la diferencian de la traumatología de las otras partes del cuerpo, debido a la extremada sensibilidad del globo ocular.
Así como en otros órganos, la curación del trauma representa la completa normalidad funcional, en el ojo las lesiones traumáticas dejan casi siempre una secuela que
representa un déficit funcional. Si es la córnea el órgano lesionado, la cicatriz altera la transparencia y la forma de su superficie, si es el cristalino, se produce catarata y si
es la retina la lesionada, la visión queda definitivamente más o menos comprometida.
Según José Ignacio Cortés, medico de la sección oftalmológica de la Fundación Santa Fe de Bogotá, el trauma ocular se clasifica en dos categorías: lesiones contundentes
y lesiones penetrantes. El 48.2% de las lesiones oculares son de índole contundente y el 48 % de las lesiones son penetrantes. El sexo masculino es el mayor afectado
con un 87%, los niños menores de 10 años representan un 4% del total de los pacientes. El 50% de las lesiones son ocurridas durante el trabajo, un 25% en juegos
infantiles y un 5% en actividades deportivas.
Clasificación
Abrasión o erosión:
Cuerpo extraño en cornea conjuntiva, abarca aproximadamente un 8.4% de la consulta por trauma ocular. Síntomas: Si la lesión está localizada en la córnea, se expresa
bajo la siguiente sintomatología; dolor, sensación de cuerpo extraño que aumenta con el parpadeo, lagrimeo, disminución de la agudeza visual en la córnea y
blefaroespasmo.
Contusiones:
Fracturas orbitarias:
Constituye otra de las lesiones secundarias a un trauma contundente. Clínicamente pueden manifestarse por.
1. Asimetría facial
2. Equimosis
3. Dolor
4. Limitación de los movimientos oculares
5. Palpación de la fractura en el reborde orbitario
6. Diplopia en la mirada hacia abajo
Quemaduras
Térmicas:
Químicas:
Produce destrucciones extensas con cicatrización no deseada, reacción inflamatoria excesiva por necrosis de licuefacción. Ácido-necrosis por coagulación o por
desnaturalización de las proteínas de los tejidos. Tratamiento: irrigación profusa con solución neutra, previa instilación de anestesia tópica, uso de midriáticos y limpieza
de los residuos de la sustancia y de tejido superficial, para evitar que continúe el proceso de necrosis, principalmente en quemaduras por álcalis, en cuyo caso deben
limpiarse los fondos de saco conjuntivales con isopos de algodón.
Heridas perforantes
Se manejan como las erosiones superficiales pero pueden tener las siguientes manifestaciones:
Para toda herida perforante están indicados la oclusión no comprensiva, los antibióticos tópico – sistémicos y reparo quirúrgico si las heridas son mayores de dos y tres
milímetros. Se deben utilizar materiales adecuados en la sutura para evitar futuras complicaciones. Estas son las razones por las cuales las conductas posteriores al
diagnóstico deben ser hechas por el oftalmólogo.
Cuando se sospecha la presencia de cuerpos extraños intraoculares, debe complementarse el estudio con ayuda de rayos X, TAC, tomografía computarizada y ecografía,
tanto para localización del cuerpo extraño, como por razones médico legales. Todo cuerpo extraño intraocular debe manejarse bajo la sospecha de endoftalmitis exógena
por la elevada frecuencia de contaminación de los cuerpos extraños.
Las heridas palpebrales que no involucran las márgenes se pueden suturar como las heridas de la piel, con la diferencia deque por ser un área vascularizada, no debe ser
sometida a resecciones, deben remitirse al oftalmólogo los pacientes con las siguientes heridas:
1. Aquellas que incluyan el canto interno por la posible sección de canalículos lagrimales.
2. Laceraciones profundas con compromiso del elevador de párpado superior.
3. Compromiso del borde libre de los párpados.
Según el Dr. José Ignacio Cortés las complicaciones por reparos inadecuados son: escotaduras marginales, pérdida en la continuidad del drenaje lagrimal, ptosis
palpedral, ectropión y lagotalmos. Complicaciones tales como la oftalmía simpática (reacción autoinmune sobre el ojo contraleteral por los posibles pigmentos liberados en
heridas perforantes) es muy rara en la actualidad, gracias a un mejor manejo quirúrgico, al uso de antibióticos y corticoides.
La estimación sobre la incidencia de las lesiones oculares varía en función del lugar y de la estrategia de investigación. Así, la Sociedad Nacional de Prevención de la
Ceguera de Estados Unidos estima que cada año ocurren más de 2.4 millones de lesiones oculares.
Los doctores Karson y Klein efectuaron un estudio de población en Wisconsin en 1979 y observaron que la incidencia de las lesiones oculares agudas tratadas en el
hospital era de 423 por 100.000 habitantes. Se trataba de una población rural siendo las causas fundamentales de los accidentes los asaltos, traumatismos laborales,
prácticas deportivas, accidentes de tránsito y caídas. La mayor incidencia se observó en varones de 20 a 24 años.
Tielsch, Parner y Shankar estudiaron la incidencia de ingresos por traumatismos oculares en Maryland desde 1979 hasta 1986; la eventualidad anual resultó del 13.2 por
100.000. Los varones mostraron un riesgo significativamente mayor en todas las edades excepto en los de edad más avanzada. El riesgo mostraba un patrón bimodal,
con una frecuencia máxima entre los 15 y los 29 años y por encima de los 70, debido sobre todo a las caídas de los ancianos.
En Estocolmo, con una población de 1.5 millones de habitantes, Blomdahl y Norell, observaron que los traumatismos oculares perforantes eran 6 veces más frecuentes en
los varones entre los 10 y 19 años. En el servicio de Oftalmología del Hospital Universitario de Caracas, se comprobó entre los años 1967 y 1972, que de 1.327
hospitalizaciones en menores de 12 años, 325 pacientes correspondieron a traumatismos oculares, lo que representó el 24.49 %, casi la cuarta parte de dichas
hospitalizaciones.
En Venezuela los accidentes traumáticos constituyen la segunda causa de ceguera. Según la Sociedad Internacional de Prevención de la Ceguera se considera que la
mitad de los casos de ceguera se pueden prevenir. La pérdida de un ojo (ceguera monocular) generalmente ocurre en la primera década de la vida y se deben a los
traumatismos oculares que es más frecuente en el sexo masculino que en el femenino.
La mejor forma para descartar cualquier trauma ocular, es visitando a tiempo al oftalmólogo, las posibles deficiencias oculares pueden generar dificultades más graves
para el ojo, siendo este un órgano de vital importancia y cuidado, por su delicadeza.