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Sumario
Paula Lorena Casadiego Leal, abogada egresada de la Universidad de La Sabana, especialista en derecho
de los Negocios Internacionales de la Universidad de los Andes, asesora jurídica de la empresa ASEO Y
LIMPIEZA AL DIA LIMITADA. Correo electrónico: paulalorena_06@hotmail.com.
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régimen de reticencia e inexactitud por dolo o culpa del tomador - 2.1. Nulidad
relativa - 2.1.1. Noción - 2.1.2. Aplicación en el contrato de seguro - 2.2. ¿Vicio del
consentimiento del asegurador? - 2.2.1. El dolo como vicio del consentimiento -
2.2.2. El error como vicio del consentimiento - 2.3. Nulidad relativa por reticencia e
inexactitud sin vicio del consentimiento - 2.3.1. Régimen especial de nulidad relativa,
argumentos de la jurisprudencia constitucional – 2.4. Inconsistencias del artículo
1058 del Código de Comercio – IIII. CONCLUSIONES GENERALES – Bibliografía.
Resumen
Abstract
This legal research pretends to approach the topic of the regime of reluctance and
inaccuracy of the information, on the insurance contract, as a reason to declare the
contract relatively void for motivation or fault of the insured, which is established, in
article 1058 of the Commercial Code. Taking that into account, the insurance
contract may be both: an adhesion contract or a free discussion. In the first case,
bearing all the characteristics of special good faith and massive engagement, which
justifies the application of this regime, under the terms provided by Commercial Law.
On the second case, lacking the above mentioned particularities, disallowing its
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practice in the same conditions, as it would entail the infringement of both legal and
constitutional precepts.
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I
1. Generalidades.
2. Noción.
3. Características.
del artículo 3 de la ley 389 de 1997, el cual afirma: “El asegurador está también
obligado a librar a petición y a costa del tomador, del asegurado o del beneficiario
duplicados o copias de la póliza”.
De otro lado, La Superintendencia financiera con base en el artículo 1077 del Código
de Comercio1, referente a la obligación del asegurado de demostrar la ocurrencia
del siniestro, así como a la cuantía de la pérdida cuando corresponda, ha afirmado:
“Se exigen como presupuesto para el pago de la prestación a cargo del asegurador
la acreditación del derecho, lo cual supone la presentación de una reclamación
acompañada de la prueba del siniestro, así como de la cuantía de los perjuicios. El
asegurado o beneficiario tiene plena libertad para escoger cualquiera de los medios
probatorios previstos en la ley, siempre y cuando el elegido sea idóneo, conducente
y pertinente para demostrar claramente los hechos” (SUPERINTENDENCIA
FINANCIERA, 21 de agosto de 2008, pág. 1).
1Art. 1077 C.CO: Corresponderá al asegurado demostrar la ocurrencia del siniestro, así como la cuantía de la
pérdida, si fuere el caso.
El asegurador deberá demostrar los hechos o circunstancias excluyentes de su responsabilidad.
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CAPÍTULO II
Por ello, es importante tener presente que la ley 1480 de 2011 o Estatuto del
Consumidor cuya aplicación al contrato de seguros es suplementaria3, en su artículo
5, define el contrato de adhesión como “aquel en el que las cláusulas son dispuestas
por el productor o proveedor, de manera que el consumidor4 no puede modificarlas,
2 Ley 1328 de 2009, ARTÍCULO 2o. DEFINICIONES; Para los efectos del presente régimen, se consagran las
siguientes definiciones:
a) Cliente: Es la persona natural o jurídica con quien las entidades vigiladas establecen relaciones de origen
legal o contractual, para el suministro de productos o servicios, en desarrollo de su objeto social.
b) Usuario: Es la persona natural o jurídica quien, sin ser cliente, utiliza los servicios de una entidad vigilada.
c) Cliente Potencial: Es la persona natural o jurídica que se encuentra en la fase previa de tratativas
preliminares con la entidad vigilada, respecto de los productos o servicios ofrecidos por esta.
d) Consumidor financiero: Es todo cliente, usuario o cliente potencial de las entidades vigiladas.
3 Ley 1480 de 2011, Artículo 2°. Objeto: Las normas de esta ley regulan los derechos y las obligaciones
jurídica que, como destinatario final, adquiera, disfrute o utilice un determinado producto, cualquiera que sea su
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ni puede hacer otra cosa que aceptarlas o rechazarlas”. De todas formas, esta
norma, aunque suplementaria, en varias de sus disposiciones al abordar el contrato
de seguros, permite una interpretación sistemática que enmarca al seguro como un
contrato por adhesión a condiciones generales sin excepción, en concreto según lo
dispuesto en su artículo 37 que se describe más adelante.
Ahora bien, el contrato de adhesión es un acuerdo de voluntades por medio del cual
una parte (predisponente) impone a la otra (adherente) el contenido del mismo, sin
otorgarle ninguna posibilidad de negociar sus términos, contando únicamente con
la facultad de decidir libremente si contrata o no bajo el contenido ofrecido (POSADA
TORRES, 2015). Por consiguiente, todo negocio jurídico de adhesión implica una
relación contractual asimétrica, en la cual uno de los contratantes cuenta con una
posición dominante frente al otro.
Por otro lado, aquellos negocios jurídicos en que las partes se encuentran en
equilibrio contractual son denominados de libre discusión, es decir, existe un
acuerdo paritario entre iguales para crear obligaciones, basado en una negociación
entre los contratantes (ECHEVERRI SALAZAR, 2010).
naturaleza para la satisfacción de una necesidad propia, privada, familiar o doméstica y empresarial cuando no
esté ligada intrínsecamente a su actividad económica. Se entenderá incluido en el concepto de consumidor el
de usuario”.
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Por ejemplo, los contratos de seguro de grandes riesgos o aquellos celebrados por
medio de licitación con entidades financieras7 no son acuerdos de adhesión,
teniendo en cuenta que el asegurador no realiza un contrato estándar en el que
5 Al respecto, la Corte Constitucional afirma: “la gestión del asegurador está técnica e indisolublemente ligada
a la contratación masiva” (Sentencia C-232, 1997, pág. 20).
6 LEY 1480 DE 2011, artículo 37. Condiciones negociales generales y de los contratos de adhesión. Las
Condiciones Negociales Generales y de los contratos de adhesión deberán cumplir como mínimo los siguientes
requisitos: … 3. En los contratos escritos, los caracteres deberán ser legibles a simple vista y no incluir espacios
en blanco, En los contratos de seguros, el asegurador hará entrega anticipada del clausulado al tomador,
explicándole el contenido de la cobertura, de las exclusiones y de las garantías…
7 Por ejemplo, la circular básica jurídica establece en su PARTE I, TÍTULO III, CAPÍTULO I, NUMERAL 1.2,
SUBNUMERAL 1.2.2, “En los eventos en que la institución financiera actúe como tomadora de los seguros
asociados a créditos garantizados con hipotecas o a contratos de leasing habitacional por cuenta de sus
deudores o locatarios, independientemente de que su exigencia sea legal o contractual, es obligatorio el
cumplimiento del procedimiento de licitación, en los términos y condiciones contenidos en los arts. 2.36.2.2.1 y
siguientes del Decreto 2555 de 2010, así como en las instrucciones impartidas en el presente subnumeral”.
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establece cada una de sus cláusulas unilateralmente, debido a que hay una real
negociación entre las partes o una imposición de su contenido por parte del
tomador/asegurado. De la misma forma puede ocurrir que la relación contractual
entre estas es paritaria, en consecuencia, los tomadores del seguro tienen medios
técnicos suficientes para estar bien asesorados.
8 Por ejemplo, el art 1060 del código de comercio señala: “El asegurado o el tomador, según el caso, están
obligados a mantener el estado del riesgo. En tal virtud, uno u otro deberán notificar por escrito al asegurador
los hechos o circunstancias no previsibles que sobrevengan con posterioridad a la celebración del contrato y
que, conforme al criterio consignado en el inciso lo del artículo 1058, signifiquen agravación del riesgo o
variación de su identidad local … La falta de notificación oportuna produce la terminación del contrato.
Pero sólo la mala fe del asegurado o del tomador dará derecho al asegurador a retener la prima no
devengada…”
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9 En referencia, la Corte Constitucional señala: “Como al asegurador no se le puede exigir que inspeccione toda
la masa de riesgos que contractualmente asume, debe reconocerse que él contrae sus obligaciones, en la
mayoría de los casos, solamente con base en el dicho del tomador. Esta particular situación, consistente en
quedar a la merced de la declaración de la contraparte y contratar, generalmente, en virtud de su sola palabra,
es especial y distinta de la que se da en otros tipos contractuales, y origina una de las características clásicas
del seguro: la de ser un contrato de ubérrima buena fe” (Sentencia C-232, 1997, pág. 3).
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Por otro lado, evidentemente el tomador del seguro se encuentra en una posición
de desventaja, en relación con el asegurador al momento de celebrar el contrato,
pues éste último determina unilateralmente las condiciones del acuerdo de
voluntades. Sin embargo, para evitar arbitrariedades en esta materia, la
jurisprudencia constitucional ha indicado que el asegurador, al redactar el texto de
los contratos debe: “(i) no estipular condiciones indeterminadas, ambiguas o vagas
que actúen en contra de los intereses del asegurado; y si las integran al contrato,
(ii) deberán interpretarlas a favor del adquirente por virtud del principio pro
consumatore, el cual es una figura que permite proteger a los usuarios de los
contratos de seguro y propender por la eliminación de todos los elementos que
generan inseguridad en la ejecución del contrato” (Sentencia T-902, 2013, pág. 1);
además de cumplir con los deberes de información que la ley les impone, los cuales
se estudiaran a continuación.
10 Al respecto, la Corte Constitucional en sentencia C-232 de 1997, sostuvo en relación con la determinación
del riesgo y la verificación de las condiciones del tomador por parte de la entidad aseguradora, que las
compañías aseguradoras no están obligadas a realizar “inspecciones de los riesgos para determinar si es cierto
o no lo que el tomador asevera”, toda vez que, el contrato de seguro, “como contrato de ubérrima buena fe, no
puede partir de la base errada de que es necesario verificar hasta la saciedad lo que el tomador afirma antes
de contratar, porque jamás puede suponerse que él miente” (Sentencia C-232, 1997, pág. 21) .
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11 Art.5, literal b, ley 1328 de 2009: “Tener a su disposición, en los términos establecidos en la presente ley y
en las demás disposiciones de carácter especial, publicidad e información transparente, clara, veraz, oportuna
y verificable, sobre las características propias de los productos o servicios ofrecidos y/o suministrados. En
particular, la información suministrada por la respectiva entidad deberá ser de tal que permita y facilite su
comparación y comprensión frente a los diferentes productos y servicios ofrecidos en el mercado”.
12 Dentro de estas encontramos las compañías de seguros.
13 Art.3, literal C, ley 1328 de 2009: “Se establecen como principios orientadores que rigen las relaciones entre
Por otro lado, la ley 1480 de 2011 o Estatuto del consumidor, establece en su
artículo 37 numeral 3: “… En los contratos de seguros, el asegurador hará entrega
anticipada del clausulado al tomador, explicándole el contenido de la cobertura, de
las exclusiones y de las garantías”15.
Una vez examinada la anterior normativa, se puede concluir que los aseguradores
tienen a su cargo varios deberes de información para con el tomador, sin embargo,
se pueden determinar los siguientes:
En cuanto a los contratos de seguro de libre discusión, en los cuales las partes se
encuentran en la misma posición contractual, la aplicación del principio especial de
15La ley hace especial énfasis en la obligación del asegurador de informar los alcances y limitaciones del
contrato que ofrece.
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Por lo tanto, una vez analizados todos los deberes precontractuales de las partes
en los contratos de libre discusión en general, se puede afirmar que el principio
especial de buena fe se ve matizado en los contratos de seguro de esta naturaleza,
ya que en estos el asegurador debería tener la obligación de realizar un cuestionario
por medio del cual dirija al tomador para efectuar la declaración del estado del
riesgo. De la misma forma, el asegurador debería realizar una inspección del riesgo
y de las condiciones declaradas por el tomador.
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Como sucede en el contrato de seguro por adhesión y no en el contrato de seguro de libre discusión de
acuerdo a lo analizado.
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CAPÍTULO lll
JURÍDICO COLOMBIANO
1. Noción.
El artículo 1058 del Código de Comercio dispone: “El tomador está obligado a
declarar sinceramente los hechos o circunstancias que determinan el estado del
riesgo, según el cuestionario que le sea propuesto por el asegurador. La reticencia
o la inexactitud sobre hechos o circunstancias que, conocidos por el asegurador, lo
hubieren retraído de celebrar el contrato, o inducido a estipular condiciones más
onerosas, producen la nulidad relativa del seguro. Si la declaración no se hace con
sujeción a un cuestionario determinado, la reticencia o la inexactitud producen igual
efecto si el tomador ha encubierto por culpa, hechos o circunstancias que impliquen
agravación objetiva del estado del riesgo. Si la inexactitud o la reticencia provienen
de error inculpable del tomador, el contrato no será nulo, pero el asegurador sólo
estará obligado, en caso de siniestro, a pagar un porcentaje de la prestación
asegurada equivalente al que la tarifa o la prima estipulada en el contrato represente
respecto de la tarifa o la prima adecuada al verdadero estado del riesgo, excepto lo
previsto en el artículo 1160. Las sanciones consagradas en este artículo no se
aplican si el asegurador, antes de celebrarse el contrato, ha conocido o debido
conocer los hechos o circunstancias sobre que versan los vicios de la declaración,
o si, ya celebrado el contrato, se allana a subsanarlos o los acepta expresa o
tácitamente”.
Por otro lado, del artículo en estudio se puede observar la inhibición del efecto de
nulidad del contrato ante la presencia de error inculpable del tomador al incurrir en
la inexactitud o en la reticencia, con transformación en una sanción mucho más
benigna para dicho tomador que preserva al menos parcialmente los efectos del
contrato (ORDOÑEZ ORDOÑEZ, 2005).
no han sido cumplidas, la nulidad indica que las partes quedan exoneradas de su
cumplimiento; pero si habían sido cumplidas, la nulidad da a las partes el derecho
para ser restituidas al mismo estado en que se hallarían si no hubiese existido el
acto o contrato nulo.
Por ende, para que se genere la anulabilidad del contrato de seguro y sea declarada
por la autoridad judicial, deben demostrarse tres elementos: a) la existencia de la
reticencia y/o inexactitud sobre hechos o circunstancias que rodean el riesgo; b) que
eran conocidas por el asegurado, y c) que el asegurador de haber conocido esos
hechos o circunstancias se hubiera retraído de celebrar el contrato o habría
18El Código de Comercio en su artículo 900, establece como vicios del consentimiento el error, la fuerza y el
dolo conforme al Código Civil. Consecuentemente, por remisión del Código de Comercio, el artículo 1502 del
Código Civil establece: “Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad, es
necesario…2. Que consienta en dicho acto o declaración y su consentimiento no adolezca de vicio…”. Es decir,
para la validez del acto jurídico no basta el que las partes consientan en él, pues es necesario, además, que su
declaración de voluntad, no adolezca de vicio.”
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De lo expuesto queda claro que el artículo 1058 del Código de Comercio, impone
como sanción al dolo y a la culpa del tomador, la nulidad relativa del contrato de
seguro; igualmente, que dicha nulidad se genera por vicio del consentimiento. Sin
embargo, frente a lo señalado en la mencionada norma ¿Es necesario que se
genere un vicio de voluntad en el asegurador por error o dolo, para que se aplique
la sanción? En definitiva, la pregunta en sí misma incurre en una contradicción
lógica, porque de lo analizado precedentemente del ordenamiento jurídico
colombiano, tal nulidad no puede existir sin un vicio del consentimiento del
asegurador.
Se entiende por dolo “todo artificio o maniobra de que se valga uno de los
negociantes para inducir en error al otro” (VALENCIA ZEA & ORTIZ MONSALVE,
2010, pág. 560). Para que el dolo conduzca a la invalidez del acto jurídico en cuya
formación interviene, se requieren dos condiciones20:
19 Art. 1059 C.CO.- Rescindido el contrato en los términos del artículo anterior, el asegurador tendrá derecho
a retener la totalidad de la prima a título de pena.
20 Artículo 1515, Código Civil. <DOLO>. “El dolo no vicia el consentimiento sino cuando es obra de una de las
Preceptúa el artículo 1511 del Código Civil: “El error de hecho vicia asimismo el
consentimiento cuando la sustancia o calidad esencial del objeto sobre que versa el
acto o contrato, es diversa de lo que se cree; como si por alguna de las partes se
supone que el objeto es una barra de plata, y realmente es una masa de algún otro
metal semejante. El error acerca de otra cualquiera calidad de la cosa no vicia el
consentimiento de los que contratan, sino cuando esa calidad es el principal motivo
de una de ellas para contratar, y este motivo ha sido conocido de la otra parte”.
21¿No es esto lo que sucede en el art 1058 del Código de Comercio, cuando se establece que la reticencia o
inexactitud del tomador habrían llevado al asegurador a contratar en términos más onerosos y no abstenerse
de contratar?
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2.3. La nulidad relativa por reticencia e inexactitud sin vicio del consentimiento.
22Al respecto, en el régimen de reticencia e inexactitud del contrato de seguro, dicho error accidental del objeto
solo aplicaría como causal de nulidad relativa en tanto hubiese abstenido a la aseguradora de contratar, pero
no cuando ésta habría contratado solo que en condiciones más onerosas.
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• No resulta obligatorio que para que el tomador declare el estado del riesgo la
entidad aseguradora deba guiarlo por medio de un formulario23, es así, como La
Corte Suprema de Justicia en sentencia del 4 de marzo de 2016, aseguró:
“Aunque esa exposición puede ser espontánea, cuando se inquiere en general
23La reticencia puede darse en el caso de que el asegurador haya o no propuesto un formulario para la
declaración del riesgo por parte del tomador, de acuerdo con el artículo 1058 del Código de Comercio que
señala: “Si la declaración no se hace con sujeción a un cuestionario determinado, la reticencia o la inexactitud
producen igual efecto si el tomador ha encubierto por culpa, hechos o circunstancias que impliquen agravación
objetiva o física del estado del riesgo”. No obstante, el proponer dicho cuestionario hace más fácil la tarea del
asegurador de probar la reticencia o inexactitud, ya que cuando lo hace sin sujeción a él, las circunstancias
deben de ser de tal magnitud que “objetivamente implican una agravación del riesgo y solo cuando se han
encubierto por culpa, obviamente también con dolo, se producen los efectos de la anulación” (LÓPEZ BLANCO,
2010, pág. 160)
27
por el «estado del riesgo» al momento del contrato, el asegurador cuenta con la
facultad de provocarla mediante un cuestionario sobre puntos que lo concreten.
Incluso, es posible que con prelación agote pesquisas o requiera la realización
de exámenes y pruebas tendientes a establecerlo” (Sentencia SC2803, 2016,
pág. 1).
Sin embargo, la misma Corte Suprema de Justicia en Sala de Casación Civil
afirmó en diferente pronunciamiento, que el asegurador debe guiar la
declaración del riesgo por medio de formulario o realizar inspección previa,
porque “es el asegurador quien por razones técnicas cuenta con los elementos
de juicio que permitieran precisar el tipo de información requerida, entonces
debió acudirse a una declaración dirigida. Ahora, es posible la contratación sin
ninguna información sobre el estado del riesgo, porque no hubo declaración
alguna, ni tampoco inspección, caso en el cual debe entenderse la manifestación
tácita de la aseguradora de asumir el riesgo, cualquiera sea la probabilidad del
daño que gravite sobre el interés asegurado. En otras palabras, en tal evento no
se puede predicar nulidad por reticencia, ni mucho menos por inexactitud, ni
tampoco es posible la reducción de la prestación a cargo del asegurador”
(Sentencia, 1999, pág. 11).
Como se puede observar, gracias a las falencias regulatorias del artículo 1058
del Código de Comercio, una misma corporación ha llegado a interpretaciones
completamente opuestas, por un lado, la sujeción a cuestionario es
completamente facultativa del asegurador sin consecuencia alguna; de otra
manera, dicha sujeción a cuestionario es obligatoria, porque de ella o de una
inspección previa pende la posibilidad de alegar la reticencia o inexactitud.
Al respecto, considero que la solución ante la mencionada controversia se
encuentra precisamente en diferenciar los casos de contratos de seguros de
adhesión y aquellos de libre discusión, ya que como se ha expuesto a través del
trabajo, en los primeros por su naturaleza, el uso de un formulario que dirija al
tomador del seguro en la declaración del estado del riesgo por parte del
asegurador es opcional; no obstante, en el segundo caso dada las
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24 La Sala Novena de Revisión de la Corte Constitucional en sentencia T 222 de 2014, consideró que es la
entidad aseguradora quien debe probar que el tomador actuó de mala fe. Lo anterior encuentra sustento, en
que la entidad aseguradora es la única que puede saber con certeza que hechos en realidad harían al contrato
más oneroso y cuales la llevarían a abstenerse de celebrar el negocio jurídico.
25 Según la Corte Constitucional: “son aquellas presunciones que relevan de la carga probatoria a los sujetos a
favor de quienes operan. Una vez demostrado aquello sobre lo cual se apoyan, ya no es preciso mostrar
valiéndose de otros medios de prueba lo presumido por la ley. En virtud de la presunción legal, se tiene una
prueba completa desde el punto de vista procesal y es esa exactamente la finalidad jurídica que cumplen las
presunciones y sin la cual carecerían de sentido” (Sentencia C-731, 2005)
26 “Es aquel que no determina a una persona a celebrar el acto jurídico, pero sí a concluirlo en distintas
condiciones que en las que lo habría concluido, generalmente menos onerosas, si las maniobras artificiosas no
hubieran existido” (OSSA G, 1988, págs. 333-334).
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Por otro lado, en cuanto a los contratos de seguro de libre discusión, se puede decir
que el principio de buena fe que le es aplicable, es aquel principio común a todos
los negocios jurídicos de acuerdo al Código Civil y Comercial.
BIBLIOGRAFÍA