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Resumen
La elaboración del informe es quizás una de las actividades más delicadas de un/a psicólogo/a. El informe
psicológico lo podríamos definir como la comunicación, oral o escrita, de los resultados del proceso de
evaluación psicológica, realizada por un psicólogo a su cliente, paciente, usuario, representante legal o
autoridad legal competente.
En el presente capítulo se han expuesto los criterios generales, que todo profesional de la Psicología deberá
tener en cuenta, para que los informes se consideren correctos: aspectos de contenido (rigurosidad,
contraste y replicación, calidad de los instrumentos y correcta utilización, utilidad, y cualificación y
responsabilidad profesional) y aspectos de forma (estilo de la información y organización de la información).
En cuanto a los contenidos o apartados de un informe psicológico, estos varían en función del objetivo, tipo
de informe y orientación del psicólogo. Pero, en este capítulo se propone una estructura básica de cualquier
informe, siguiendo criterios exclusivamente psicológicos y teniendo en cuenta los requisitos de las Guías para
el Proceso de Evaluación Psicológica. Estos apartados serían los siguientes:
Por otro lado, se han analizado también una serie de principios éticos que tienen relación con la elaboración
del informe psicológico, y que se mencionan directa o indirectamente en el Código Deontológico del
Psicólogo (CDP). Estos son:
Por último, se expone el valor y las repercusiones que tienen los informes psicológicos, teniendo en cuenta
que estos tienen consecuencias de muy distinto cariz (limitaciones, repercusiones clínicas, sociales, etc.),
tanto para los afectados directos como para quienes forman parte de su entorno.
Objetivos de aprendizaje
Material de estudio
Todas las tareas realizadas durante el proceso de evaluación psicológica son importantes, pero la
comunicación de resultados (sobre todo el informe escrito) es quizás una de las tareas más delicadas, debido
a las repercusiones jurídicas que puede tener. Por tanto, este capítulo cierra el primer bloque temático del
manual de la asignatura.
Así pues, el alumnado deberá conocer los criterios generales para elaborar un informe psicológico, su
estructura básica, así como los diferentes tipos de informes de uso frecuente en la práctica profesional.
También deberá estudiar los principios éticos y deontológicos que tienen relación con la elaboración de un
informe y sus repercusiones jurídicas. No es necesario saberse los artículos del Código Deontológico del
Psicólogo (CDP), de las Guías para el proceso de Evaluación Psicológica (GAP), del Código Ético de la APA o del
Manual de Publicación de la APA. Tampoco es necesario estudiar las diferentes propuestas que algunos
autores realizan sobre el informe psicológico o su estructura, pero sí es necesario conocer la propuesta de
informe clínico del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, el modelo de informe educativo de la Consejería
de Educación de Madrid y la propuesta de informe psicológico forense que hace la Coordinadora Estatal de
Psicología Jurídica.
Programa de radio:
El código deontológico del psicólogo
https://canal.uned.es/video/5a6f1701b1111ff16f8b45d2
Finalizada la lectura del tema, se sugiere realizar los ejercicios de autoevaluación incluidos en el manual
(contenidos "on-line") y/o del curso virtual.
El contenido multimedia correspondiente a este tema NO será evaluado a través del examen.
Evaluación Psicológica
BLOQUE I: Historia, proceso e informe en evaluación psicológica
Tema 2: El informe psicológico
1. INTRODUCCIÓN
Evaluación Psicológica
BLOQUE I: Historia, proceso e informe en evaluación psicológica
Tema 2: El informe psicológico
4. TIPOS DE INFORME
1. INTRODUCCIÓN
Evaluación Psicológica
BLOQUE I: Historia, proceso e informe en evaluación psicológica
Tema 2: El informe psicológico
“Comunicación, oral o escrita, de los resultados del proceso de evaluación psicológica, realizada por
un psicólogo a su cliente, paciente, usuario, representante legal o autoridad legal competente. Es
una parte esencial del proceso, bien sea con el objetivo de diagnóstico, orientación, selección o
intervención”.
Por otro lado, hay que señalar que la entrevista es una técnica inexorablemente unida a la tarea de
elaboración del informe y de comunicación de resultados. En psicología se pueden diferenciar dos
tipos:
La «entrevista inicial», que se aplica en el inicio del proceso de evaluación psicológica, con el fin
de especificar el motivo de la demanda, establecer el historial y fijar objetivos.
1
A la hora de comunicar los resultados es recomendable elaborar primero un borrador de informe, y una vez que haya
sido expuesto, comentado y discutido con la persona mediante la entrevista de devolución; finalmente, y si la persona lo
solicita expresamente, el psicólogo redactará el informe definitivo para su entrega. Ver pág. 117: Repercusiones jurídicas
que puede tener el informe escrito tanto para la persona como para el profesional de la Psicología.
Rigurosidad
Debe definir con claridad y precisión la conducta y/o el problema observado, procurando exponer
los resultados de la forma más concreta y objetiva posible.
Objetividad
Debe evitar cualquier implicación de tipo emocional, de presión o de intereses con la persona
evaluada.
Contraste y replicación
Debido a que el informe psicológico es un documento científico, cualquier otro psicólogo debe
poder contrastar y replicar los resultados obtenidos en el mismo. Por ello, la replicación es la
característica más importante hasta ahora ya que engloba las dos anteriores. Si realmente el
psicólogo ha elaborado el informe con claridad y precisión, ha procedido con método y ha expuesto
Evaluación Psicológica
BLOQUE I: Historia, proceso e informe en evaluación psicológica
Tema 2: El informe psicológico
los resultados de forma objetiva, todo ello permitirá que cualquier otro psicólogo puede llegar a
contrastar o replicar los resultados obtenidos.
Utilidad
Se refiere a la utilidad del informe. Aunque pueda parecer obvio, en este punto conviene recordar
que la persona acude a un psicólogo pidiendo ayuda o solución a un determinado problema. Por
tanto, el informe psicológico debe estar vinculado al motivo inicial que originó el proceso de
evaluación psicológica. Es decir, el informe debe responder a las demandas del cliente. Para la
elaboración del mismo es conveniente tener muy presente esta cuestión: ¿Para qué se hace el
estudio y el correspondiente informe?.
La elaboración del informe psicológico debe llevarse a cabo por un profesional de la Psicología, que
se encuentre colegiado en el Colegio Oficial de su Comunidad Autónoma y con la formación,
preparación y experiencia adecuadas. Por tanto, el informe psicológico debe contar con los
suficientes datos para identificar a su autor, incluyendo la firma profesional, su número de
colegiado y la fecha en la que se emitió dicho informe.
Estilo de la información
Organización de la información
No existe una norma legal específica que exija al profesional de la Psicología incluir determinados
datos en el informe, ni que le obligue a organizar estos datos de una determinada manera. La forma
de estructurar los datos varía en función del objetivo, del tipo de informe y de la orientación del
psicólogo, tal y como veremos en el apartado 3.
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Tema 2: El informe psicológico
Incluye los datos del paciente/cliente y los datos básicos del profesional que realiza la evaluación.
En relación con la toma de decisiones, es importante evitar la instrumentalización por parte de los
clientes de utilizar a los profesionales de la Psicología para obtener beneficios laborales, personales,
judiciales, etc. Por tanto, algunos de los motivos aducidos por los solicitantes podrían pasar a
segundo plano o simplemente quedar en el olvido.
Algo diferente sería que la persona atendida acuda por indicación expresa de otro profesional. En
ese caso, es conveniente hacer constar este hecho.
Puede que el estudio que se realice tenga una finalidad externa (i.e., más allá del tratamiento o el
diagnóstico). Un ejemplo de ello sería el establecimiento de un determinado grado de minusvalía.
De ser así, y sea cual sea la finalidad, se especificará en este apartado del informe.
Tanto durante la entrevista inicial como en las distintas sesiones en las que se haya desarrollado la
evaluación, debemos proceder a observar la conducta del evaluado en distintas secuencias:
Lichtenberger, Mather, Kaufman y Kaufman (2015) indican que estas conductas poseen un valor
esencial cuando se trata de explicar datos o resultados particulares alcanzados en los instrumentos
empleados.
A ser posible, cada profesional debe elaborar su propia escala de conductas a contemplar, y esta
debería ir adecuada a la tipología de personas que habitualmente trata. Pensemos que no nos
interesan las mismas conductas en la infancia, la tercera edad, personas con algún tipo de
discapacidad, etc. Todo ello conlleva que, dentro de un cierto marco general, vayamos estableciendo
líneas de interés.
A la hora de evaluar al sujeto hay que recurrir a técnicas o test que permitan recabar la información
necesaria para verificar si las hipótesis planteadas en su momento se cumplen o no (recuerda
tercera fase del proceso de evaluación).
En este apartado del informe debe quedar perfectamente claro, para quien lo estudie, cuál ha sido
la organización del estudio psicológico que el profesional correspondiente ha desarrollado.
Es imprescindible enumerar las técnicas y tests utilizados (su nombre completo, su creador y el
medio de corrección empleado, en caso de haber varios, así como el baremo al que se ha recurrido),
el orden en el que han sido aplicados, los posibles cambios (a partir de las instrucciones originales)
que se han asumido en virtud de alguna característica del evaluado/a, así como una orientación
acerco del tiempo empleado por este último en cada prueba.
No se trata de exponer dichos resultados, sino de empelarlos para explicar cuál es el funcionamiento
de esa persona a nivel cognitivo, su dinámica emocional o su conflictiva.
Es posible llevar a cabo esta tarea, a través de dos procedimientos: Interpretando los resultados de
manera independiente en cada prueba (método NO recomendable) o; por el contrario, integrando la
información procedente de diversas fuentes (Esta última es la forma correcta de interpretación).
A fin de evitar digresiones, es recomendable adoptar una estructura lineal en la que integrar la
información, de forma que de manera sucesiva y relacionada vaya exponiéndose (ver Cap. 2 del
presente manual).
Una vez integrados los resultados es preciso que se proceda a dar respuesta a los objetivos y a las
hipótesis que en su momento se plantearon.
De la misma forma que en una investigación se acaban estableciendo unas conclusiones breves y
escuetas, en el caso del informe de evaluación también es imprescindible. Podemos plantear que
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más de 3 o 4 líneas por cada conclusión supone superar unos límites pertinentes. Recuerda que el
desarrollo de estas conclusiones ha debido de hacerse en el apartado anterior.
En este apartado se especifican las directrices encaminadas a resolver aquello que en su momento
fue la cauda de petición de ayuda.
En esta dirección Lichtenberger, Mather, Kaufman y Kaufman (2015) plantean tres tipos de
especificidad, en función de lo concretas que sean las recomendaciones:
General.
Ejemplo: “Precisa apoyo psicológico para superar sus problemas de autoestima”
Más específica.
Ejemplo: “Debe ponerse en marcha una intervención terapéutica reglada dada”
Muy específica.
Ejemplo: “Se debe llevar a cabo un abordaje basado en una Terapia Racional Emotiva (TRE), dirigida a controlar las
ideas irracionales insertadas a cauda de una inadecuada asunción de patrones educativos”.
Si la orientación tiene como fin plantear de una forma mucho más concreta una intervención
terapéutica, es imprescindible enumerar y/o jerarquizar las variables independientes que se
consideren esenciales para proceder a su manipulación, con vistas a provocar cambios en las
conductas objetos de interés. Así mismo, se precisa delimitar cuáles serán aquellas variables
dependientes que, en evaluaciones sucesivas a lo largo de la mencionada intervención, nos van a
informar sobre si se va logrando los objetivos deseados o no.
Indicar cuáles son los cambios que se han ido generando como resultado del abordaje
terapéutico, los puntos de control (de valoración de eficacia) que se han diseñado durante dicho
abordaje y las medidas que se han tomado en cada momento. De esta forma, y en base a la
progresión y a la reevaluación final, será viable establecer de manera fiable el nivel de cambio.
Algo que no debe quedar en el olvido es asegurarnos de detectar otros cambios colaterales no
deseados, así como del posicionamiento, tanto del sujeto acerca de la mejora o la superación de
su problema, como aquellos que le rodean y conviven con él/ella.
4. TIPOS DE INFORME
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BLOQUE I: Historia, proceso e informe en evaluación psicológica
Tema 2: El informe psicológico
Ya hemos indicado que una de las formas de hacer referencia a este tipo de informe es a través de la
entrevista de devolución, dado que nos encontramos devolviendo a la persona estudiada la
información que hemos obtenido de una forma estructurada.
Belloch y Carrió (2012) plantean que las metas de un informe verbal son las siguiente.
Facilitar al sujeto una explicación profesional del motivo por el que se ha procedido a su
estudio (bien a petición propia o ajena, bie por acudir a selección o por envío de otros).
Realizar una tarea docente, a través de la cual el sujeto sea capaz de comprender su problema y
sus manifestaciones, cómo afectan a su vida y cómo manejarlo/controlarlo. Esta tarea docente
debe extenderse también a que se haga una idea clara acerca de cuál va a ser la evolución,
tanto si se interviene como si no.
Si este informe oral ocurre en el ámbito clínico o sanitario, es también en este momento cuando
debe darse un proceso de negociación con el cliente cuyo objetivo es decidir el abordaje
terapéutico que se va a iniciar. Siempre condicionado por la persona, sus características, su
problema y sus posibilidades.
Todo informe escrito, a ser posible, debería complementarse con uno verbal, lo que facilitará la
aclaración y permitirá todas las matizaciones que se consideren (Rodríguez-González, 2005).
Lo que podemos considerar como la «norma de oro» (tanto de esta modalidad de informe escrito
como en cualquier otro) es que el receptor entienda perfectamente lo que se le expone, sus
repercusiones y las alternativas, ya nos hallemos en un entorno sanitario, laboral o educativo.
La necesaria sencillez y fácil comprensión a la que hemos hecho referencia en párrafos previos
cristalizan aquí en:
En estos casos el proceso de evaluación psicológica termina en la Fase 3 (i.e., «Comprobación de las
hipótesis de evaluación, formulación de caso y comunicación de los resultados»). El propósito u
objetivo vendrá recogido en el apartado segundo del informe (i.e., Motivos de la evaluación). En
este caso, y dado que el propósito del sujeto es el de recibir un diagnóstico, este tendrá que
recogerse de forma clara y expresa en el apartado quinto de la estructura básica del informe (i.e.,
Impresión de diagnóstico y recomendaciones).
En estos casos el proceso de evaluación psicológica, al igual que el anterior, finaliza en la Fase 3. El
propósito u objetivo también vendrá recogido en el apartado segundo del informe, el cual, a su vez,
se hará explícito en el apartado quinto. Será en este último apartado dónde se propondrán las
profesiones para las que el sujeto podría ser apto y ante las que ha presentado sus principales
intereses y preferencias, o bien la conclusión final de aceptación o no del sujeto para un
determinado puesto de trabajo.
Lo importante, por tanto, no es dicha estructura, sino el marco comprensivo que cada protocolo
proporciona y que nos ayuda a aprender a organizar la información.
La evaluación psicoeducativa tiene como objetivo identificar las necesidades educativas del
alumnado que presente dificultades en su desarrollo personal o desajustes respecto al currículo
escolar, y por diferentes causas, con la finalidad de ofrecer recomendaciones para progresar en el
desarrollo de sus capacidades o concretar decisiones respecto a la propuesta curricular. Estas
recomendaciones se ofrecen tanto al estudiante como a la familia y a la institución educativa, siendo
este último caso especialmente importante cuando haya que establecer adaptaciones curriculares”
(Ministerio de Educación y Ciencia, 1996).
Toda evaluación psicoeducativa debe finalizar con un informe profesional, para identificar las
necesidades educativas del alumnado y establecer las correspondientes líneas de intervención en la
mejora del acto educativa, para orientales profesionalmente o prevenir posibles problemas.
Una particularidad de este tipo de informes es que algunos de sus elementos o apartados se deben
exponer con mayor extensión y precisión, por ejemplo:
En los datos de identificación hay que hacer constar no solo los datos del sujeto, sino también
los de la familia y el centro escolar.
En el apartado datos biográficos relevantes junto a los datos habituales biológicos, personales y
sociales, se debe hacer hincapié en los tratamientos realizados con anterioridad, así como en los
posibles cambios de centro y los motivos que los propiciaron.
Por último, debemos prestar especial atención al destinatario. Es necesario diferenciar entre el
informe que va dirigido a los padres del niño o adolescente evaluado, de aquel otro dirigido al
profesor, orientador o institución educativa. La diferencia reside principalmente en el lenguaje
utilizado.
Además, estos informes no tratan tanto de ofrecer un diagnóstico específico, sino que más bien
están centrados en los problemas de aprendizaje que hayan sido detectados en las pruebas
específicas aplicadas, para que así el personal docente pueda poner en marcha las ayudas
educativas necesarias.
Existen diversos campos de actuación de este sector: derecho civil, derecho penal, derecho laboral,
derecho canónico y derecho militar. Dentro de cada una de estas modalidades del Derecho, las
peticiones (referidas al psicólogo/a) van a ser variadas, solicitando intervenciones bien en la faceta
de psicólogo jurídico bien en la de psicólogo forense y, en ambos casos, la intervención pericial es
perfectamente esperable.
Matizando aún más, cuando se analizan las intervenciones de los profesionales de la Psicología en el
terreno del derecho, encontramos que sus actuaciones se inclinan predominantemente hacia el
Derecho Penal (requeridas con mayor frecuencia) y, de manera particular, en casos asociados a
delitos (de mayor a menor frecuencia):
Contra la propiedad
Contra la libertad sexual
Contra las personas
Tráfico de drogas
Algo que caracteriza esta modalidad de informes es el empleo usual de fórmulas derivadas del
propio Derecho y que son asumidas por los profesionales de la Psicología que intervienen en esta
área. Ya sea como encabezamiento, ya sea como cierre, debemos contemplar este tratamiento
protocolario.
En relación al contenido, en 2001 Simoes destaca que los profesionales de la Psicología no deben
olvidar que, cuando se trabaja en el contexto judicial, los clientes siempre están interesados en un
tipo de información diferente a la que se solicita en otras intervenciones. Ya se trate del juez, fiscal,
letrados, los intereses de cada uno en el caso van a condicionar la calidad, cantidad y cualidad de la
mencionada información.
La Coordinadora Estatal de Psicología Jurídica (2007) hace la propuesta de esquema de informe que
se recoge a continuación e insiste en que se trata de una propuesta cerrada, es decir, todos los
informes periciales deberían atenerse a este esquema y adoptar (independientemente de la
finalidad con la que se ejecuten) la denominación de Informe Psicológico Forense. Es, por tanto, un
intento de unificación desde el órgano gestor a nivel estatal.
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BLOQUE I: Historia, proceso e informe en evaluación psicológica
Tema 2: El informe psicológico
A modo de conclusión de este apartado, destacar que se trata de un sector profesional en el que las
conclusiones de los informe siempre van a tener serias repercusiones (tanto en sentido positivo
como negativo) para la sociedad en general y para la persona en particular, lo cual suponen una
importante responsabilidad para quienes intervienen; responsabilidad que, en ocasiones, supone
consecuencias penales.
La deontología detalla los deberes y las normas que tienen que cumplir los integrantes de una
determinada profesión. El Código Deontológico del Psicólogo (CDP) recoge la norma de conducta
profesional de todos los psicólogos, y está en sintonía con el metacódigo de ética de la Federación
Europea de Asociaciones de Psicólogos (EFPA), que se elaboró en 1995 y que recoge los elementos
comunes a los códigos éticos y deontológicos de las distintas asociaciones europeas.
A continuación, nos vamos a detener en una serie de principios éticos que tienen relación con la
elaboración del informe psicológico y que se mencionan, directa o indirectamente, en el CDP. Estos
principios éticos con los siguientes:
1
Un aspecto importante a destacar aquí, ligado a los casos en el profesional tenga que atender a hijos de padres
separados y menores de edad, es la conveniencia de tener constancia de que ambos progenitores tienen conocimiento
de la intervención que se está llevando a cabo con el menor; de hecho, según fuentes del Colegio Oficial de Psicólogos
Evaluación Psicológica
BLOQUE I: Historia, proceso e informe en evaluación psicológica
Tema 2: El informe psicológico
de Madrid (2011), los informes sin consentimiento de una de las partes en temas de custodia son la cauda del mayor
número de sanciones. Por tanto, aunque no sea necesario tener el consentimiento por parte de los dos, sí es
conveniente al menos tener constancia del conocimiento del otro acerca de dicha intervención.
2
En el caso de los centros sanitarios (y por extensión también los psicólogos sanitarios), están obligados a conservar la
documentación clínica, para la debida asistencia al paciente durante el tiempo adecuado a cada caso y, como mínimo,
cinco años contados desde la fecha del alta, tal y como se recoge en el art. 17 de la denominada Ley del Paciente (Ley
41/2002). Este mismo artículo establece que los profesionales sanitarios, que desarrollen su actividad de manera
individual, son responsables de la gestión y de la custodia de la documentación asistencia que generen; y, por último,
también se indica que a toda la documentación clínica se le aplicarán las medidas técnicas de seguridad, establecida por
la legislación reguladora de la conservación de los ficheros que contienen datos de carácter personal, y, en general, las
recogidas por la Ley Orgánica 15/1999, de Protección de Datos de Carácter Personal y en todo su desarrollo normativo.
A modo de conclusión del presente capítulo, el lector (eminentemente en formación) debe ser
consciente de los siguientes aspectos: