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Marco teórico

La cuarta bitácora la elaboramos en la clase y mediante exposiciones


comprendimos que los valores son los principios, virtudes o cualidades que caracterizan a
una persona o una acción, y que se consideran positivos o de gran importancia para un
grupo social. Los valores motivan a las personas a actuar de cierta manera porque forman
parte de su sistema de creencias, determinan sus conductas y expresan sus intereses y
sentimientos.

Valores como la honestidad, la responsabilidad y el respeto, definen los


pensamientos de los individuos y la manera en que desean convivir con su entorno, existe
una serie de tipos de valores compartidos por la sociedad, que establecen cómo deben ser
los comportamientos y actitudes de las personas para alcanzar el bienestar colectivo.
Valores personales son las pautas que definen a cada individuo en particular y guían
su comportamiento y decisiones. Estos pueden incluir la honestidad, la autonomía, la
creatividad, la perseverancia y el respeto propio.
Los valores humanos destacan por tener mayor reconocimiento y repercusión en los
distintos grupos sociales. Son el respeto, la tolerancia, la bondad, la solidaridad, la
amistad, la honestidad, el amor, la justicia, la libertad, entre otros. Por ejemplo, la libertad
es un valor humano que poseemos todas las personas para tomar nuestras decisiones y
poder expresar nuestros sentimientos y opiniones. Los valores culturales se relacionan con
las creencias y costumbres que comparte un grupo de personas. Pueden variar
ampliamente según la región geográfica, la etnia o la historia de una comunidad. Algunos
ejemplos son el respeto por la Madre Naturaleza, el peso de las relaciones familiares o la
importancia de mantener las tradiciones históricas y culturales.
Los valores sociales son principios que reconocen y aplican los miembros de una
sociedad para relacionarse entre sí. Valores como la igualdad, la justicia, el bienestar
común y la responsabilidad social fomentan la cooperación y la armonía en la sociedad.
La ética y la moral son términos que guardan relación con los valores. Aunque en
muchos casos se habla indistintamente de valores éticos y valores morales, estos términos
no tienen el mismo significado.
Los valores éticos son las pautas de comportamiento que buscan regular la
conducta y la manera de decidir de las personas. Son valores de carácter universal y se
adquieren durante el desarrollo individual de cada persona. Por ejemplo, en la vida
profesional, valores como la responsabilidad o la justicia, son claves.
La quinta bitácora la elaboramos en la clase y hablamos sobre el valor de la
puntualidad y aprendimos que La puntualidad es una conducta humana que hace que
lleguemos puntuales a los lugares, en el horario exacto pactado con anterioridad. Las
personas se valen de ciertos instrumentos para tener conocimiento de la hora, como los
relojes

La puntualidad, en principio, es una cualidad adquirida por los seres humanos, que
es considerada como la virtud de cumplir con la entrega de una tarea o cumplir con una
obligación, dentro del tiempo estipulado y totalmente comprometido a la realización de
ésta. En algunas culturas, el tiempo no es tan importante como en otras y, por lo tanto,
algunas personas dentro de dichas culturas se encuentran en la libertad de no cumplir con
los plazos, como así tampoco con los horarios. En estas culturas no está mal visto llegar
tarde a las reuniones, ni incumplir con los plazos de entrega.

Sin embargo, en las culturas donde la puntualidad es valorada, la falta de la misma


es considerada una falta de respeto y consideración con otra persona, tarea u obligación;
que hasta puede ser tomado como un insulto. El que llega tarde o no cumple con los
plazos preestablecidos, se excluye de las reuniones o se le rechazan los trabajos; casi, de
esta manera, penándolos socialmente por lo que se considera un incumplimiento de
palabra.

La puntualidad es considerada un valor. Es una disciplina que consta de estar a


tiempo para cumplir nuestras obligaciones: una cena familiar, una reunión de amigos, un
trabajo que entregar, una reunión en la oficina, etcétera. Incluso hay empresas que les
exigen a sus empleados, mediante la firma de un acuerdo, el hecho de llegar puntuales a
sus trabajos cotidianos, siendo penados por la acción contraria.
La idea de puntualidad, en la vida cotidiana, es una disciplina. Es decir, con el paso del
tiempo, se puede lograr alterar un estilo de vida impuntual e ir, poco a poco,
convirtiéndose a la puntualidad. Esto es tan necesario para crear nuestra personalidad de
carácter, orden y eficacia, debido a que nos permite disfrutar más los momentos de la vida
cotidiana, organizados y sin estar a las corridas para llegar a horario.

La puntualidad requiere de una organización que va desde el nivel más pequeño de


la vida en sociedad, hasta el nivel más grande que veremos después con los ejemplos de la
puntualidad, según el lugar que ocupes en la comunidad. La puntualidad nos permite
recuperar el valor del tiempo, asimismo realizar nuestros trabajos y actividades en
condiciones adecuadas para poder hacerlas. La impuntualidad indica un desinterés que
muchas veces genera un puntaje negativo, en el caso de empleos y grandes actividades,
así también como la molestia de los que trabajan con nosotros.
En la sexta bitácora hablamos igualmente sobre el valor de la puntualidad y esta vez
aprendimos, como lo nombramos anteriormente, que la puntualidad es una actitud
humana considerada en muchas sociedades como la virtud de coordinarse
cronológicamente para cumplir una tarea requerida o satisfacer una obligación en un plazo
anteriormente comprometido o hecho a otra persona. Quiere decir, cuando una persona
va a ir a algún lado con otras, ya sean familiares, amigos, compañeros, entre otros, y
quedaron de encontrarse a la 1 p. m., se debe estar a esa hora exactamente, ni un minuto
menos, ni un minuto más, puesto que eso se define como una persona impuntual.

Algunas culturas tienen sobreentendido que los plazos reales son diferentes de
plazos indicados. Por ejemplo, en una cultura particular puede ser entendido que la gente
llegará una hora más tarde de lo anunciado. En este caso, puesto que cada uno entiende
que una reunión a las 9 a. m. comenzará realmente alrededor de las 10 a. m., nadie se
incomodará cuando todo el mundo aparezca a las 10 a. m.

El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra personalidad de


carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de
realizar más actividades, desempeñar mejor nuestra labor, ser merecedores de confianza.
La falta de puntualidad habla por sí misma pues, de ella, puede inferirse con facilidad la
escasa o nula organización de nuestro tiempo y la falta de planificación en nuestras
actividades.

La puntualidad en el puesto de trabajo es una obligación del trabajador respecto a


su empleador. Así lo recoge la legislación laboral en la mayoría de los países, estados o
ciudades, estableciendo como causa de incumplimiento contractual la reincidencia en
comportamientos de impuntualidad. Así en el Estatuto de los trabajadores español, se cita
como incumplimiento de contrato las faltas injustificadas y repetidas de asistencia o
puntualidad en el trabajo. En muchos convenios laborales, se recogen frases que
especifican esta normativa, del tipo se considerarán faltas de carácter leve tres faltas de
puntualidad durante un mes sin que exista causa justificada. La cantidad exacta de minutos
de retraso que ameritan la consideración de falta por impuntualidad es, no obstante, un
tema controvertido y sujeto a interpretación subjetiva y criterio del evaluador.
La séptima bitácora la elaboramos en la clase y hablamos sobre el valor de la
empatía y entendimos que la empatía es la capacidad que tiene el ser humano para
conectarse emocionalmente con los demás individuos, pudiendo percibir, reconocer,
compartir y comprender el sufrimiento, la felicidad o las emociones del otro.

Es una característica muy valorada en el comportamiento humano, a menudo


considerada un valor, que está vinculada con la capacidad de ponerse en el lugar del otro y
conectar con sus necesidades y comprender su accionar. La empatía forma parte de lo que
se conoce como inteligencia emocional y se vincula con otros valores como la compasión y
el altruismo, y es opuesto al egoísmo y a la antipatía.

La empatía es una reacción inmediata e inconsciente, que no pasa por la razón y el


intelecto, y que lleva a una persona a participar afectivamente en la situación de otra, por
lo que se habla de la empatía como una cualidad innata del ser humano. Sin embargo, la
empatía puede estar más o menos desarrollada en una persona y se puede trabajar para
ponerla en función de los vínculos sociales y convertirla en hábito. La empatía implica el
desarrollo de habilidades y valores como la escucha atenta, la comprensión, la solidaridad
y la tolerancia, y genera lazos saludables y relaciones respetuosas que contribuyen a la
armonía social. El uso del término empatía en las diversas doctrinas filosóficas o
psicológicas es reciente (data del siglo XX) y surge como consecuencia de una mayor
comprensión científica de las dimensiones mentales del ser humano. La empatía, sin
embargo, se vincula con las nociones más tradicionales de compasión y generosidad, que
tienen un bagaje religioso y cultural muy antiguo.

La empatía es considerada un valor porque se percibe como una cualidad o


característica positiva que permite que una persona pueda comprender las
reacciones, actitudes o sentimientos de otra, y está relacionada con la compasión,
el respeto, la bondad, la solidaridad, la tolerancia y la unión entre los sujetos. Es un valor
que permite que el individuo pueda identificarse con el resto de las personas y pueda
vincularse con sus pares de una forma amable, comprensiva y respetando sus derechos. Es
una cualidad que se inculca desde la primera infancia y que, a su vez, puede ser un rasgo
de la personalidad más o menos marcado y que puede trabajarse.

La empatía es un valor primordial dentro de las relaciones sociales porque permite


la consolidación de entornos y sociedades armoniosas y es una actitud que se espera que
tengan los individuos en todos los ámbitos, como la familia, la escuela, el trabajo y la vía
pública. Por su parte, la falta de empatía hace que primen actitudes que incluyen falta de
comprensión, intolerancia, desigualdad e individualismo
En la octava bitácora hablamos sobre un antivalor que es la infidelidad y
aprendimos que la infidelidad es aquello que se produce cuando un individuo no respeta
la fidelidad que le debe a alguien o algo. Una persona fiel es quien se comporta con
lealtad, mantiene un compromiso asumido o desarrolla algo con precisión. El individuo
infiel, por lo tanto, hace exactamente lo contrario.

La infidelidad suele considerarse en el seno de una pareja. En este caso, la


infidelidad supone una vulneración del acuerdo de exclusividad (monogamia) que quienes
integran una pareja se comprometen a mantener, ya sea de forma implícita o explícita.

La monotonía, una escasa y nada atrayente pasión sexual, descubrir nuevas


sensaciones o sentirse deseado son algunas de las razones que esgrimen los expertos
como la causa de la mayor parte de las infidelidades que se producen. Teniendo en cuenta
esta acepción del término que nos ocupa debemos subrayar que suele estar relacionado
con el concepto de monogamia. Este podemos definirlo como el modelo de relación
sentimental que se establece entre dos personas que se prometen exclusividad amorosa y
sexual bien porque así lo acuerdan entre ellas de manera verbal o porque contraen
matrimonio.

El concepto también se utiliza para nombrar a la violación de otros tipos


de compromisos que un individuo asume con libertad y que, por diversos motivos, termina
rompiéndolos. Un empleado que firma un acuerdo de confidencialidad con una empresa y
luego entrega los secretos comerciales a la competencia, está rompiendo la fidelidad que
debería tener hacia su empleador.

En el ámbito de la religión, la infidelidad es desconocer o rechazar los mandatos de


la fe que se toman, en un marco determinado, como correctos o verdaderos. En la
actualidad, ciertos grupos islámicos aún apelan a esta noción para censurar y atacar a
quienes profesan otra religión.

La infidelidad de pareja es la ruptura de una promesa de permanecer confiables el


uno al otro, en relación de pareja, y esta promesa puede adquirir la forma de matrimonio,
noviazgo o unión libre. La infidelidad es un abuso o mal uso de la confianza que se ha
depositado el otro en el otro en una relación. En ocasiones, la infidelidad termina con la
relación, y en otras las parejas son capaces de reparar la relación con sus propios medios o
con la ayuda de un terapeuta de pareja, y muchas veces volviendo la relación más fuerte
como resultado. en cualquiera de los dos casos, es importante que cada uno, por bienestar
individual, trabaje para asimilar lo sucedido y reparar los daños ocasionados.

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