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ALIANZA
POR
EL AGUA
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MONOGRÁFICOS AGUA EN CENTROAMÉRICA
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ALIANZA POR EL AGUA
Con la colaboración:
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Hace unas pocas generaciones, las expectativas de vida de los ciudadanos más pobres
de las naciones industrializadas no eran muy diferentes de las que encontramos hoy en
África subsahariana. Sólo cuando se proporcionan servicios públicos de salud, educa-
ción, agua y saneamiento para todos, las expectativas de vida y lo que hoy conocemos
como indicadores de desarrollo humano aumentan de forma drástica.
Proporcionar servicios públicos a todo el mundo está a nuestro alcance. Hay dinero y
sabemos cómo hacerlo. Lo que hace falta es voluntad política. Todos los Gobiernos
deben de asumir su parte de responsabilidad en la promoción de los derechos humanos.
En noviembre de 2002, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la
ONU marcó un hito histórico al reconocer, en la observación General nº 15, el acceso
al agua segura como un Derecho Humano fundamental, reflejando de forma expresa
el derecho que ya se entendía implícito en el artículo 25.1 de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos de 1948 “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida ade-
cuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar…”. El Comentario
General señala que: “el derecho humano al agua otorga derecho a todos a contar con
agua suficiente, a precio asequible, físicamente accesible, segura y de calidad aceptable
para usos personales y domésticos” y solicita a los gobiernos que “adopten estrategias y
planes de acción a nivel nacional que les permita moverse de forma más expeditiva y eficaz
para hacer realidad el derecho al agua”. En virtud de tal reconocimiento, los 145 países
firmantes de dicho tratado se obligan a asegurar progresivamente que la totalidad de
sus habitantes tenga acceso a agua potable.
El derecho humano al agua es indispensable para vivir dignamente y es condición pre-
via para la realización de otros derechos humanos.
El agua es un elemento esencial para la vida humana, para la salud básica y para la
supervivencia, así como para la producción de alimentos y para las actividades econó-
micas. Para el ser humano la pérdida de agua de un 10% de la masa presente en su
cuerpo puede tener consecuencias graves y a partir del 20% provocar la muerte. Según
el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, 2003), las enfer-
medades transmitidas por el agua, causan el 80% de las enfermedades y muertes que
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1 Conferencias sobre Medio Ambiente Humano (Estocolmo, 1972), Agua (Mar del Plata, 1977), Decenio Internacional del
Agua Potable y del Saneamiento Ambiental, 1981-1990 (Nueva York, 1980), Medio Ambiente y Desarrollo (Río de Janeiro,
1992), Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas (Nueva York, 2000), la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible
denominada (Río + 10) (Johannesburgo 2002) o el Decenio Internacional para a Acción “El Agua, fuente de vida”, 2005-
2015 (Nueva York, 2003).
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nido de los servicios comunitarios de agua y saneamiento, con lo que se beneficia tam-
bién el ODM 3: Promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.
• Está reconocida la incidencia de enfermedades relacionadas con el agua. La presta-
ción de servicios adecuados de agua y saneamiento tiene un impacto positivo en la
salud general y la nutrición mejorando la situación del sector salud reflejada en los
ODM 4: Reducir la mortalidad infantil; ODM 5: Mejorar la salud materna, y ODM 6:
Combatir el VIH, el SIDA, la malaria y otras enfermedades.
• La disminución de enfermedades que dificultan la asistencia a clase por parte de los
niños/as y el ahorro de tiempo que supondría tanto para las mujeres como los
niños/as al no tener que andar durante una media de 4 horas diarias, que se deriva-
ría de la mejora de los servicios de agua y saneamiento, tendría un impacto positivo
en la asistencia escolar favoreciendo el ODM 2: lograr la enseñanza primaria univer-
sal, así como mejorar las oportunidades de participar en el desarrollo a través de acti-
vidades generadoras de ingresos perseguida por el ODM 1: erradicar la pobreza
extrema y el hambre.
• La prestación de servicios eficaces y sostenibles de agua y saneamiento exige una estruc-
tura adecuada de gobierno e involucra un compromiso de buen gobierno (ODM 8).
LA SITUACIÓN EN CIFRAS
Los compromisos internacionales con los ODM pierden toda su credibilidad cuando se
confrontan con el suministro actual de agua y sistemas de saneamiento. En la mayor
parte de las regiones el objetivo internacional de reducir a la mitad la proporción de
personas que no tienen agua potable está lejos de cumplirse y, en total, el agua le
seguirá faltando a 210 millones de personas2. Al ritmo actual, África no alcanzará el
objetivo hasta el año 2015. Una de cada tres personas en el mundo no tiene acceso a
ningún tipo de aseo o letrina y, contrariamente a las promesas internacionales, este
número está en aumento.
Para cada uno de los 48 indicadores de los ocho ODM a nivel global se designó a agen-
cias específicas que se encargaran de informar sobre las estadísticas internacionales. En
el caso del agua y saneamiento, las agencias designadas fueron la OMS y UNICEF.
Adicionalmente, en cada país existe un consorcio de agencias e instituciones, liderado
por el PNUD, cuya función es facilitar el monitoreo de los ODM y fomentar el uso de la
información relacionada con los ODM.
Del Informe 2007 “Objetivos de Desarrollo del Milenio” de Naciones Unidas, respecto
del ODM 7 se desprenden los siguientes datos:
Se han realizado algunos progresos en materia de abastecimiento de agua. A nivel mun-
dial, el acceso ha aumentado del 73% en 1990 al 83% en 2004, pero más de 1.100 millo-
nes de personas siguen sin tener acceso. Además se considera que solamente América
Latina y Asia meridional están avanzando conforme a lo previsto para alcanzar esta meta
del objetivo (aunque se carece de datos acerca de más de la cuarta parte de los países
empobrecidos). Dentro de África, sin embargo, de los 36 países para los que se dispone
de datos, tan sólo nueve están avanzando conforme a lo previsto. En el África subsaha-
riana, el acceso aumentó en forma marginal, del 49% en 1990 al 58% en 2002.
En materia de saneamiento no se han realizado grandes avances mundiales, que
aumentó del 35% en 1990 al 50% en 2004, y sólo tres regiones (Asia oriental y el
Pacífico, América Latina y Oriente Medio y Norte de África) están bien encaminadas
para alcanzar la meta. De los 32 países de África con datos disponibles, tan sólo dos
están avanzando conforme a lo previsto.
Se estima que 2.600 millones de personas (la mitad del mundo en desarrollo) aún no
disponen de saneamiento básico. Para cumplir la meta del ODM, se calcula que 1.600
millones de personas necesitarán acceder a saneamiento durante el periodo compren-
dido entre 2005 y 2015. Aún así, si la tendencia observada en 1990 continúa, se prevé
que todavía faltaría saneamiento a casi 600 millones de personas. Sólo las regiones de
Asia oriental, sudoriental y occidental, África septentrional y América Latina y el Caribe
están en el camino correcto para reducir a la mitad en 2015 el porcentaje de personas
que no disponen de sistemas de saneamiento básico. El progreso del resto de regiones
en desarrollo hacia esta meta ha resultado ser insuficiente. De hecho, en el África sub-
sahariana aumentó la cantidad total de personas sin acceso al saneamiento (desde 335
millones en 1990 hasta 440 millones de personas para finales de 2004). Esta cifra puede
aumentar aún más si la tendencia no mejora.
Pese a que es de suma importancia para alcanzar varios ODM, la asistencia oficial para el
desarrollo (AOD) destinada al sector de abastecimiento de agua y saneamiento disminu-
yó considerablemente desde mediados de los años noventa hasta 2002, y si bien hubo
una leve recuperación después de 2003, todavía no ha regresado al nivel del año 2000.
En cuanto a la meta 11, en la actualidad, casi la mitad de la población mundial vive en
ciudades y debido a la migración urbana y al rápido crecimiento de la población, la
cantidad de habitantes de las urbes seguirá en aumento, desde los 3.200 millones de
personas actuales hasta casi 5.000 millones en el año 2030. La mayor parte de dicho
crecimiento se registrará en África y Asia. En 2005, uno de cada tres habitantes de las
ciudades vivía en condiciones de insalubridad, es decir, carente de al menos una de las
siguientes condiciones básicas de una vivienda digna: saneamiento adecuado, sumi-
nistro correcto de agua, vivienda perdurable o un espacio habitable adecuado. El Áfri-
ca subsahariana y Asia meridional siguen siendo regiones en las que la falta de un refu-
gio adecuado entre las poblaciones urbanas resulta más intensa. En países como el
Chad, la República del África Central y Etiopía, cuatro de cada cinco habitantes de las
ciudades viven en esas pésimas condiciones.
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Otro dato a tener en cuenta son las disparidades entre las zonas urbanas y las zonas
rurales, tal como denuncia UNICEF/OMS en su informe de 2005. El 92% de la población
urbana y el 70% de la población rural de los países en desarrollo utilizan fuentes de
suministro de agua mejoradas. Ello significa que por cada persona que no dispone de
agua potable en los centros urbanos, hay seis personas en la misma situación en las
zonas rurales. Las disparidades mayores se registran en África subsahariana, con una
diferencia de 37 puntos porcentuales entre la población rural y la urbana.
Las disparidades en materia de saneamiento entre las zonas rurales y las urbanas son
todavía más acusadas. Sólo un 31% de los habitantes del medio rural en las regiones
en desarrollo tienen acceso a algún tipo de saneamiento básico, contra el 73% de la
población urbana. En 2002, la población total de las regiones en desarrollo que no dis-
ponía de saneamiento mejorado era de unos 560 millones en las zonas urbanas, en
comparación con la abrumadora cifra de 2.000 millones en las zonas rurales.
En la actualidad, las estimaciones en materia de cobertura de agua y de saneamiento
de las zonas urbanas incluyen también a las personas que viven en barrios de tugurios.
Por consiguiente, las estadísticas tienden a enmascarar las privaciones en que viven
estas comunidades.
Alcanzar la meta de los ODM de reducir a la mitad el número de personas sin acceso al
agua potable costaría 4.000 millones de dólares al año durante 10 años, aproximada-
mente el gasto mensual en botellas de agua mineral en Europa y EE.UU.3
CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES4
Es la primera vez en la historia que una generación tiene en sus manos que todo el
mundo pueda beber agua sin poner en riesgo su vida. Sabemos cómo llegar a ello.
Liderazgo político, actuación del Estado y servicios públicos apoyados por una ayuda
flexible y a largo plazo de los países ricos, y por la cancelación de la deuda. Los
Gobiernos de los países en desarrollo tienen que cumplir sus responsabilidades, sus
ciudadanos tienen que presionarle para que lo hagan y los países ricos deben apoyar-
les y no minarles. En palabras de Nelson Mandela:
“La pobreza no es algo natural. Es creada por el hombre y puede ser vencida y erradicada por
las acciones de los seres humanos. Vencer la pobreza no es un gesto de caridad. Es un acto
de justicia. Es la protección de un derecho humano fundamental, el derecho a la dignidad y
a una vida decente. Mientras persista la pobreza, no habrá libertad”.
Los Gobiernos en los países en desarrollo deben:
• Realizar inversiones sostenidas en sistemas y servicios esenciales de agua y sanea-
miento.
3 Informe “De Interés público. Salud, educación, agua y saneamiento para todos”. Oxfam Internacional y WaterAid.
4 Informe “De Interés público. Salud, educación, agua y saneamiento para todos”. Oxfam Internacional y WaterAid.
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• Hacer frente a los Gobiernos de los países ricos, al Banco Mundial y al FMI cuando no
den su apoyo a los servicios públicos.
El establecimiento de los ODM ha de servir para hacer del acceso al agua potable y
saneamiento una estrategia clave. Sin embargo, su lenta ejecución hace que sea muy
cuestionable su cumplimiento en el plazo previsto, por lo que es necesario trabajar
también en la concienciación de que el agua segura y el saneamiento:
• Reducen las tasas de mortalidad infantil.
• Reducen el absentismo escolar de los niños/as.
• Reducen las desigualdades sociales.
• Aumentan la equidad de género.
• Reducen la pobreza de ingresos.
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II DOCUMENTACIÓN / BIBLIOGRAFÍA:
EL AGUA Y LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO (ODM)
ALGUNAS REFERENCIAS
Filipinas: http://www.undp.org/mdg/phil.pdf
Arabia Saudita: http://www.undp.org/mdg/saudi.pdf
Senegal: http://www.undp.org/french/mdg/MDGsenegal-f.doc
Tanzania: http://www.undp.org/mdg/Tanzania.pdf
Vietnam: http://www.undp.org/mdg/VietNam.pdf
Naciones Unidas - Sin Excusas 2015 - Campaña del Milenio http://www.sinexcu-
sas2015.org/
Naciones Unidas - Agua para Todos, Agua para la Vida. Informe de las Naciones
Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo 2003
http://www.sur.iucn.org/ces/index.cfm?toi=det_doc&passcoddoc=637&passcodte-
ma=7&n umeroRevista=7
OMS Organización Mundial de la Salud Relación del agua, el saneamiento y la higiene
con la salud - Hechos y cifras actualización de noviembre de 2004
PNUD Informe Sobre Desarrollo Humano 2003 Los objetivos de desarrollo del
Milenio: un pacto entre las naciones para eliminar la pobreza.
UNCTAD Base de datos de los indicadores de los ODM
UNESCO PORTAL DEL AGUA http://www.unesco.org/water/index_es.shtml
UNICEF Objetivos de Desarrollo del Milenio
incluye América Central, Caribe Hispano y Haití: Belice, Costa Rica, Cuba, El Salvador,
Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Panamá, Puerto Rico y República Dominicana.
Ganuza, Enrique. Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) – América Latina y el
Caribe. PNUD
Gudiño, Lorena. La importancia de una nueva cultura del agua y su relación con el
cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Méjico 2006.
Haití. Rapport National (2003) sur les Objectifs du millénaire pour le développement
Latinosan 2007. Primera conferencia latinoamericana de saneamiento. Cali, Colombia.
Noviembre 2007.
Metas de Desarrollo. Seguimiento de la Cumbre del Milenio. Nicaragua. Primer Informe.
2003.
Metas de Milenio: Segundo Informe de avance de Guatemala. 2006
Nuevo Cuaderno sobre Desarrollo Humano, Nº 6: Trayectoria hacia el cumplimiento de
los ODM en El Salvador
Objetivos de Desarrollo del Milenio. Primer informe de Cuba. 2004
Objetivos de Desarrollo del Milenio. Primer informe de Panamá. 2003
Organización Panamericana de la Salud. Los ODM relacionados con la salud en América
Latina y Caribe. Washington, julio 2005.
Velásquez, Max, Las Metas del Milenio en Agua y Saneamiento: ¿Cuánto tenemos,
cuanto hace falta hacer, cuanto cuesta? El Caso de Guatemala 2005.
Zepeda, Eduardo. Los ODM en América Latina y Caribe
IRC International Water and Sanitation Centre. Posee un Boletín de Noticias sobre Agua
y Saneamiento de periódica actualización y organizado por zonas. Aquí se pueden
acceder a las noticias de la zona Centroamérica y Caribe.
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Instrumentos Internacionales
I. Declaración de Johannesburgo sobre el Desarrollo Sostenible
II. Plan de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo
Sostenible
III. Plan de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo
Sostenible
IV. Observación General 15, Aplicación del Pacto Internacional de los Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, El derecho al agua (artículos 11 y 12 del Pacto),
(29º período de sesiones 2002), U.N. Doc. HRI/GEN/1/Rev.7 at 117 (2002).
V. La Carta Europea del Agua
VI. Declaración de Estocolmo sobre el Medio Ambiente Humano
VII. Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo
VIII. Declaración de Cali. Primera Conferencia Latinoamericana de Saneamiento LATI-
NOSAN. Cali, Colombia. 12-16 de Noviembre 2007.
IX. Declaración Latinoamericana del Agua
Reportes
I. nforme regional sobre la evaluación 2000 en la región de las Américas
II. “Progress for Children. A Report Card on Water and Sanitation.” NUMBER 5, SEPTEM-
BER 2006. UNICEF
Artículos Varios
I. Gudiño, Lorena. “La importancia de una nueva cultura del agua y su relación con el
cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.” Méjico 2006.
II. Velásquez, Max. “Las Metas del Milenio en Agua y Saneamiento: ¿Cuánto tenemos,
cuanto hace falta hacer, cuánto cuesta?”. El Caso de Guatemala 2005.
III. Zepeda, Eduardo. “Los ODM en América Latina y Caribe”.
IV. Oxfam Internacional y WaterAid. “De interés público: Salud, educación, agua y sanea-
miento para todos”.
V. “El Salvador: Gobierno debe cambiar su política de subsidios de agua potable y
saneamiento” (8 de mayo del 2008)
VI. “Nicaragua:debate sobre priorización de desarrollo inmobiliario o abastecimiento
de agua”
VII. “Comunidad de San Rafael de la Laguna, Ecuador, obtuvo premio en el concurso.
Experiencias en innovación social”
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ses desarrollados y los países en desarrollo, así como entre los distintos países en des-
arrollo, lo antes posible, prestando especial atención a la erradicación de las tasas des-
proporcionadas y prevenibles de mortalidad entre las niñas pequeñas y lactantes;
1 Informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, Río de Janeiro,
3 a 14 de junio de 1992 (publicación de las Naciones Unidas, número de venta: S.93.I.8 y correcciones), vol. I:
Resoluciones aprobadas por la Conferencia, resolución 1, anexo II.
2 Resolución S-19/2 anexo.
3 Informe de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, Johannesburgo (Sudáfrica), 26 de agosto a
4 de septiembre de 2002 (publicación de las Naciones Unidas, número de venta: S.03.II.A.1 y corrección), cap. I, reso-
lución 2, anexo.
4 Véase Documentos Oficiales del Consejo Económico y Social, 1998, Suplemento No. 9 (E/1998/29).
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especializados y otras organizaciones de las Naciones Unidas, así como de otros meca-
nismos e iniciativas que colaboran en el sector del agua, Tomando nota también de la
Declaración ministerial titulada “Mensaje del Lago Biwa y de la cuenca del Río Yodo”,
aprobada el 23 de marzo de 2003 en la Conferencia Ministerial con ocasión del Tercer
Foro Mundial del Agua, celebrada en Kyoto (Japón)7, y del llamamiento de Dushanbé
sobre el agua, proclamado el 1° de septiembre de 2003 en el Foro Internacional sobre el
Agua Dulce, celebrado en Dushanbé del 29 de agosto al 1° de septiembre de 20038,
1. Proclama el período de 2005 a 2015 Decenio Internacional para la Acción, “El agua,
fuente de vida”, que dará comienzo el 22 de marzo de 2005, Día Mundial del Agua;
2. Decide que el Decenio tenga como objetivos ocuparse más a fondo de las cuestio-
nes relativas al agua en todos los niveles y de la ejecución de los programas y proyec-
tos relativos al agua, y que al mismo tiempo se trate de asegurar la participación e inter-
vención de la mujer en las medidas de desarrollo relacionadas con el agua, y promover
la cooperación en todos los niveles, para ayudar a alcanzar los objetivos relativos al
agua convenidos internacionalmente y contenidos en el Programa 211 y el Plan para su
ulterior ejecución2, la Declaración del Milenio5 y el Plan de Aplicación de
Johannesburgo3 y, según proceda, los objetivos determinados durante los períodos de
sesiones 12° y 13° de la Comisión de Desarrollo Sostenible;
3. Celebra la decisión adoptada por la Comisión sobre el Desarrollo Sostenible en su 11°
período de sesiones y reflejada en su programa de trabajo multianual, de que el agua,
el saneamiento y los asentamientos humanos constituyan el grupo temático para el
primer ciclo 2004-20059, e invita a la Comisión a que, dentro de los límites de los recur-
sos existentes, determine posibles actividades y programas que guarden relación con
el Decenio, cuando examine el grupo temático de cuestiones relativas al agua, el sane-
amiento y los asentamientos humanos en sus períodos de sesiones 12° y 13°, según lo
dispuesto en su programa de trabajo multianual;
4. Invita al Secretario General a que adopte las medidas que corresponda para organi-
zar las actividades del Decenio, teniendo en cuenta los resultados del Año
Internacional del Agua Dulce y la labor de la Comisión sobre el Desarrollo Sostenible
en sus períodos de sesiones 12° y 13°;
5. Exhorta a los órganos pertinentes de las Naciones Unidas, los organismos especiali-
zados, las comisiones regionales y otras organizaciones del sistema de las Naciones
Unidas a que den una respuesta coordinada, utilizando los recursos y fondos volunta-
rios existentes, para hacer que el decenio titulado “El agua, fuente de vida” sea un dece-
nio para la acción.
78ª sesión plenaria
23 de diciembre de 2003
7 A/57/785, anexo.
8 A/58/362, anexo.
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The importance of these constraints is borne out by other data presented in this report,
such as the finding that, for many countries, water tariffs do not even meet the cost of water
production, let alone the need of the sector to accumulate reserves for increasing capacity.
Financial limitations are also a problem when the funds for investment are sufficient only
to cover the recurrent costs of operation and maintenance. A frequent claim is that lack of
involvement of communities in technology selection has been a major constraint.
Various approaches and techniques have been developed to encourage local partici-
pation in identifying problems and ways to solve them.
These participatory approaches need to be applied more intensively to increase the
effectiveness of implementing water supply and sanitation services (Box 3.1).
Global Water Supply and Sanitation Assessment 2000 Report 15
This chapter provides information on planning and management in the water supply and
sanitation sector, including targets for the sector, constraints to sector development, sector
investment, costs and tariffs, and quality of service.
3.2 Investment in Africa, Asia, and Latin America and the Caribbean
Figures 3.1–3.6 show the investments in water supply and sanitation for Africa, Asia, and
Latin America and the Caribbean. Two sources of investment are shown: investment
from government agencies (national) and investment from external support agencies.
Investments were averaged over the years 1990–2000 for each country that provided
information. A total investment was then determined for all the countries that provided
data and extrapolated for the whole region. Data were not available for Europe, and
there were only five returns from Oceania, all from small islands, which cannot be con-
sidered sufficiently representative of the region. The data received from Northern
American countries are not sufficient to determine regional statistics. This section, there-
fore, deals only with Africa, Asia, and Latin America and the Caribbean, for which the
information available appears to be representative. Investments made directly by
householders that were independent of government aid (for example, for the construc-
tion of a private latrine), are unlikely to have been included in the country figures report-
ed. It is also possible that the national investment figures provided by some of the coun-
tries might have included loans from international development banks. Figure 3.1 deals
with investment in urban water supply. The corresponding investment in rural water
supply is shown in Figure 3.2. It is clear that the level of investment in rural water supply
in Latin America and the Caribbean is far lower than the corresponding investments in
Asia and Africa. This can be explained by the fact that the rural population of Latin
America and the Caribbean is much smaller than the rural populations of Africa and Asia.
Furthermore, the investment in rural water supply is less than that in urban water sup-
ply for every region, despite the huge gaps in rural coverage; and the total investment
in rural water supply is roughly half that in urban water supply, whether from local or
external sources (cf. Figures 3.1 and 3.2). Investment in urban sanitation is shown in
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Figure 3.3. In all of the regions shown, the figures indicate a much lower level of invest-
ment in sanitation than in urban or rural water supply. Africa’s dependence on external
sources of investment is clearly illustrated, as is the substantially higher local investment
level in Latin America and the Caribbean. Latin America and the
The lack of treatment of wastewater is another health hazard. Figure 3.13 shows the
median percentage of urban wastewater collected through sewerage systems that is
reported to be treated in sewage treatment plants.
In the developing regions of the world, treatment is applied in only a minority of sys-
tems. Even in the industrialized countries, for example in Northern America, sewage is
not universally treated. The available information on Oceania is insufficient to provide
statistics for the region.
Impact may be minor if there is sufficient dilution.
VI. Velásquez, Max, Las Metas del Milenio en Agua y Saneamiento: ¿Cuánto
tenemos, cuanto hace falta hacer, cuánto cuesta? El Caso de Guatemala 2005.
Pág. 3-7
Metas de coberturas. El siguiente paso metodológico consiste en determinar las
coberturas en el 2000, y la brecha a cubrir para el 2015. El cuadro a continuación resu-
me los resultados:
Coberturas Totales
Agua potable Saneamiento
Nombre 2000 2015 2000 2015
2000 2015 2000 2015
Belice 92% 96% 50% 75%
Costa Rica 97% 99% 99% 99%
El Salvador 77% 91% 82% 92%
Guatemala 92% 96% 81% 91%
Haiti 47% 74% 27% 65%
Honduras /1 80% 95% 79% 98%
Nicaragua 64% 83% 85% 93%
Panamá 91% 96% 93% 97%
Rep Dominicana 87% 94% 89% 95%
México 88% 95% 77% 90%
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Cobertura Saneamiento
Rural Urbana
Nombre 2000 2015 2000 2015
Belice 26.1% 63.0% 70.9% 86.0%
Costa Rica 97.9% 99.0% 99.3% 99.7%
El Salvador 77.5% 86.9% 85.8% 94.5%
Guatemala 72.9% 86.0% 95.1% 98.0%
Haiti 17.0% 58.5% 46.0% 73.0%
Honduras /1 62.9% 95.0% 96.8% 100.0%
Nicaragua 70.0% 85.0% 96.9% 98.0%
Panamá 83.3% 91.7% 98.6% 99.3%
Rep Dominicana 79.7% 89.9% 96.0% 97.9%
México 35.0% 67.4% 91.0% 95.5%
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Para agua, el reto consiste en servir en el 2015 a 10.6 millones de personas en el ámbi-
to rural, y cerca de 7 millones en ciudades. Traducido en conexiones, se requerirán 1.9
millones de conexiones nuevas de en el campo, y 1.4 millones en ciudades.
En términos de saneamiento, significa servir a 9.8 millones de habitantes en el campo,
y 6.9 millones de habitantes en las ciudades. Expresado como conexiones nuevas, se
requerirán 1.7 millones de conexiones en el campo, y 1.4 millones en la ciudad.
Vale resaltar en este momento que a pesar de que las brechas indicadas anteriormen-
te pueden aparecer como relativamente pequeñas en términos porcentuales, cuando
se traduce esto a población a servir y nuevas conexiones requeridas, en realidad repre-
senta un reto significativo al sector y sus instituciones.
Inversiones totales y como porcentajes del PIB
Finalmente, se toman las cifras de nuevas conexiones requeridas, y se aplican a ellas
costos unitarios para soluciones tipo, en cada uno de los países. Vale aclarar que los
costos unitarios citados fueron postulados por los mismos países, en el Informe OPS
/OMS (2000) citado anteriormente. En términos globales, se presentan los siguien-
tes resultados:
En el caso guatemalteco, se requerirán US$ 1.5 mil millones para agua potable, y US$
823 millones, para un total sectorial de US$ 2.3 mil millones. La cifra total representa
0.62% del PIB del país.
Si se examina la situación regional, se puede apreciar que hay casos donde la exigen-
cia de recursos en considerable con relación al valor total de bienes y servicios produ-
cidos por sus economías (Haití 2.89%, Nicaragua 1.91%). Para otros las demandas son
menores (Costa Rica 0.21%, Panamá 0.24%). Guatemala esta situada en un punto inter-
medio del espectro de casos (0.62%) Se debe considerar que este monto está en fun-
ción de tres factores críticos: el ritmo de crecimiento de la población, las coberturas de
arranque en el 2000 (las brechas a cubrir), y los costos unitarios para los tipos de solu-
ción. El cuadro 3 en el Anexo A resume para los países de la región los parámetros
enunciados, para efectos de comparabilidad.
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VIII. Observación general 15, Aplicación del Pacto Internacional de los Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, El derecho al agua (artículos 11 y 12 del Pacto),
(29.º período de sesiones 2002), U.N. Doc. HRI/GEN/1/Rev.7 at 117 (2002).
29.º período de sesiones (2002)*
Observación general N.º 15
El derecho al agua (artículos 11 y 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales)
I.Introducción
1. El agua es un recurso natural limitado y un bien público fundamental para la ida y la
salud. El derecho humano al agua es indispensable para vivir dignamente y es condi-
ción previa para la realización de otros derechos humanos. El Comité ha constatado
constantemente una denegación muy generalizada del derecho al agua, tanto en los
países en desarrollo como en los países desarrollados. Más de 1.000 millones de perso-
nas carecen de un suministro suficiente de agua y varios miles de millones no tienen
acceso a servicios adecuados de saneamiento, lo cual constituye la principal causa de
contaminación del agua y de las enfermedades relacionadas con el agua . La polución
incesante, el continuo deterioro de los recursos hídricos y su distribución desigual
están agravando la pobreza ya existente. Los Estados Partes deben adoptar medidas
eficaces para hacer efectivo el derecho al agua sin discriminación alguna, como se esta-
blece en la presente observación general. El fundamento jurídico del derecho al agua
2. El derecho humano al agua es el derecho de todos a disponer de agua suficiente, salu-
bre, aceptable, accesible y asequible para el uso personal y doméstico. Un abastecimien-
to adecuado de agua salubre es necesario para evitar la muerte por deshidratación, para
reducir el riesgo de las enfermedades relacionadas con el agua y para satisfacer las nece-
sidades de consumo y cocina y las necesidades de higiene personal y doméstica.
3. En el párrafo 1 del artículo 11 del Pacto se enumeran una serie de derechos que
dimanan del derecho a un nivel de vida adecuado, “incluso alimentación, vestido y
vivienda adecuados”, y son indispensables para su realización. El uso de la palabra
“incluso” indica que esta enumeración de derechos no pretendía ser exhaustiva. El
derecho al agua se encuadra claramente en la categoría de las garantías indispensables
para asegurar un nivel de vida adecuado, en particular porque es una de las condicio-
nes fundamentales para la supervivencia. Además, el Comité ha reconocido anterior-
mente que el agua es un derecho humano amparado por el párrafo 1 del artículo 11
(véase la Observación general N.º 6 (1995)) . El derecho al agua también está indisolu-
blemente asociado al derecho al más alto nivel posible de salud (párrafo 1 del artículo
12) y al derecho a una vivienda y una alimentación adecuadas (párrafo 1 del artículo
11) . Este derecho también debe considerarse conjuntamente con otros derechos con-
sagrados en la Carta Internacional de Derechos Humanos, en primer lugar el derecho
a la vida y a la dignidad humana.
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(…)
6. El agua es necesaria para diversas finalidades, aparte de los usos personales y domés-
ticos, y para el ejercicio de muchos de los derechos reconocidos en el Pacto. Por ejemplo,
el agua es necesaria para producir alimentos (el derecho a una alimentación adecuada)
y para asegurar la higiene ambiental (el derecho a la salud). El agua es fundamental para
procurarse medios de subsistencia (el derecho a ganarse la vida mediante un trabajo) y
para disfrutar de determinadas prácticas culturales (el derecho a participar en la vida cul-
tural). Sin embargo, en la asignación del agua debe concederse prioridad al derecho de
utilizarla para fines personales y domésticos. También debe darse prioridad a los recursos
hídricos necesarios para evitar el hambre y las enfermedades, así como para cumplir las
obligaciones fundamentales que entraña cada uno de los derechos del Pacto .
(…)
12. En tanto que lo que resulta adecuado para el ejercicio del derecho al agua puede
variar en función de distintas condiciones, los siguientes factores se aplican en cual-
quier circunstancia:
a) La disponibilidad. El abastecimiento de agua de cada persona debe ser continuo y
suficiente para los usos personales y domésticos. Esos usos comprenden normal-
mente el consumo, el saneamiento, la colada, la preparación de alimentos y la
higiene personal y doméstica. La cantidad de agua disponible para cada persona
debería corresponder a las directrices de la Organización Mundial de la Salud
(OMS). También es posible que algunos individuos y grupos necesiten recursos de
agua adicionales en razón de la salud, el clima y las condiciones de trabajo.
b) La calidad. El agua necesaria para cada uso personal o doméstico debe ser salu-
bre, y por lo tanto, no ha de contener microorganismos o sustancias químicas o
radiactivas que puedan constituir una amenaza para la salud de las personas.
Además, el agua debería tener un color, un olor y un sabor aceptables para cada
uso personal o doméstico.
c) La accesibilidad. El agua y las instalaciones y servicios de agua deben ser accesibles
para todos, sin discriminación alguna, dentro de la jurisdicción del Estado Parte. La
accesibilidad presenta cuatro dimensiones superpuestas:
Accesibilidad física. El agua y las instalaciones y servicios de agua deben estar al alcan-
ce físico de todos los sectores de la población. Debe poderse acceder a un suministro
de agua suficiente, salubre y aceptable en cada hogar, institución educativa o lugar de
trabajo o en sus cercanías inmediatas . Todos los servicios e instalaciones de agua
deben ser de calidad suficiente y culturalmente adecuados, y deben tener en cuenta
las necesidades relativas al género, el ciclo vital y la intimidad. La seguridad física no
debe verse amenazada durante el acceso a los servicios e instalaciones de agua.
Accesibilidad económica. El agua y los servicios e instalaciones de agua deben estar al
alcance de todos. Los costos y cargos directos e indirectos asociados con el abasteci-
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han tenido dificultades para ejercer este derecho, en particular las mujeres, los niños,
los grupos minoritarios, los pueblos indígenas, los refugiados, los solicitantes de asilo,
los desplazados internos, los trabajadores migrantes, los presos y los detenidos. En par-
ticular, los Estados Partes deben adoptar medidas para velar por que:
punitiva, por ejemplo durante conflictos armados, en violación del derecho internacio-
nal humanitario.
22. El Comité observa que durante los conflictos armados, las situaciones de emergen-
cia y los desastres naturales el derecho al agua abarca las obligaciones que impone a
los Estados Partes el derecho internacional humanitario. Ello incluye la protección de
objetos indispensables para la supervivencia de la población civil, incluidas las instala-
ciones y reservas de agua potable y las obras de regadío, así como la protección del
medio natural contra daños generalizados, graves y a largo plazo y la garantía de que
los civiles, los reclusos y los prisioneros tengan acceso al agua potable.
b) Obligación de proteger
23. La obligación de proteger exige que los Estados Partes impidan a terceros que
menoscaben en modo alguno el disfrute del derecho al agua. Por terceros se entiende
particulares, grupos, empresas y otras entidades, así como quienes obren en su nom-
bre. La obligación comprende, entre otras cosas, la adopción de las medidas legislati-
vas o de otra índole que sean necesarias y efectivas para impedir, por ejemplo, que ter-
ceros denieguen el acceso al agua potable en condiciones de igualdad y contaminen
o exploten en forma no equitativa los recursos de agua, con inclusión de las fuentes
naturales, los pozos y otros sistemas de distribución de agua.
24. Cuando los servicios de suministro de agua (como las redes de canalización, las cis-
ternas y los accesos a ríos y pozos) sean explotados o estén controlados por terceros,
los Estados Partes deben impedirles que menoscaben el acceso físico en condiciones
de igualdad y a un costo razonable a recursos de agua suficientes, salubres y acepta-
bles. Para impedir esos abusos debe establecerse un sistema regulador eficaz de con-
formidad con el Pacto y la presente Observación general, que prevea una supervisión
independiente, una auténtica participación pública y la imposición de multas por
incumplimiento.
c) Obligación de cumplir
25. La obligación de cumplir se puede subdividir en obligación de facilitar, promover y
garantizar. La obligación de facilitar exige que los Estados Partes adopten medidas
positivas que permitan y ayuden a los particulares y las comunidades a ejercer el dere-
cho. La obligación de promover impone al Estado Parte la adopción de medidas para
que se difunda información adecuada acerca del uso higiénico del agua, la protección
de las fuentes de agua y los métodos para reducir los desperdicios de agua. Los Estados
Partes también tienen la obligación de hacer efectivo (garantizar) el derecho en los
casos en que los particulares o los grupos no están en condiciones, por razones ajenas
a su voluntad, de ejercer por sí mismos ese derecho con los medios a su disposición.
26. La obligación de cumplir exige que los Estados Partes adopten las medidas necesarias
para el pleno ejercicio del derecho al agua. Esta obligación comprende, entre otras cosas,
la necesidad de reconocer en grado suficiente este derecho en el ordenamiento político
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y jurídico nacional, de preferencia mediante la aplicación de las leyes; adoptar una estrate-
gia y un plan de acción nacionales en materia de recursos hídricos para el ejercicio de este
derecho; velar por que el agua sea asequible para todos; y facilitar un acceso mayor y sos-
tenible al agua, en particular en las zonas rurales y las zonas urbanas desfavorecidas.
27. Para garantizar que el agua sea asequible, los Estados Partes deben adoptar las
medidas necesarias, entre las que podrían figurar: a) la utilización de un conjunto de
técnicas y tecnologías económicas apropiadas; b) políticas adecuadas en materia de
precios, como el suministro de agua a título gratuito o a bajo costo; y c) suplementos
de ingresos. Todos los pagos por servicios de suministro de agua deberán basarse en
el principio de la equidad, a fin de asegurar que esos servicios, sean públicos o priva-
dos, estén al alcance de todos, incluidos los grupos socialmente desfavorecidos. La
equidad exige que no recaiga en los hogares más pobres una carga desproporcionada
de gastos de agua en comparación con los hogares más ricos.
28. Los Estados Partes deben adoptar estrategias y programas amplios e integrados para
velar por que las generaciones presentes y futuras dispongan de agua suficiente y salu-
bre. Entre esas estrategias y esos programas podrían figurar: a) reducción de la disminu-
ción de los recursos hídricos por extracción insostenible, desvío o contención; b) reduc-
ción y eliminación de la contaminación de las cuencas hidrográficas y de los ecosiste-
mas relacionados con el agua por radiación, sustancias químicas nocivas y excrementos
humanos; c) vigilancia de las reservas de agua; d) seguridad de que los proyectos de
desarrollo no obstaculicen el acceso al agua potable; e) examen de las repercusiones de
ciertas actividades que pueden afectar la disponibilidad del agua y en las cuencas hidro-
gráficas de los ecosistemas naturales, como los cambios climáticos, la desertificación y
la creciente salinidad del suelo, la deforestación y la pérdida de biodiversidad ; f ) aumen-
to del uso eficiente del agua por parte de los consumidores; g) reducción del desperdi-
cio de agua durante su distribución; h) mecanismos de respuesta para las situaciones de
emergencia; e i) creación de instituciones competentes y establecimiento de disposicio-
nes institucionales apropiadas para aplicar las estrategias y los programas.
29. El garantizar que todos tengan acceso a servicios de saneamiento adecuados no
sólo reviste importancia fundamental para la dignidad humana y la vida privada, sino
que constituye uno de los principales mecanismos para proteger la calidad de las reser-
vas y recursos de agua potable. El derecho a la salud y el derecho a una vivienda ade-
cuada (véanse las Observaciones generales N.º 4, 1991 y N.º 14, 2000) impone a los
Estados Partes la obligación de ampliar progresivamente unos servicios de saneamien-
to salubres, en particular a las zonas rurales y las zonas urbanas desfavorecidas, tenien-
do en cuenta las necesidades de las mujeres y los niños.
Obligaciones internacionales
30. El párrafo 1 del artículo 2, el párrafo 1 del artículo 11 y el artículo 23 del Pacto impo-
nen a los Estados Partes la obligación de reconocer el papel fundamental de la coope-
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1. No hay vida sin agua. El agua es un tesoro indispensable para toda actividad humana.
2. El agua no es inagotable. Es necesario conservarla, controlarla y, si es posible,
aumentar su cantidad.
3. Contaminar el agua es atentar contra la vida humana y la de todos los seres vivos
que dependen del agua.
4. La calidad del agua debe mantenerse en condiciones suficientes para cualquier
uso; sobre todo, debe satisfacer las exigencias de la salud pública.
5. Cuando el agua residual vuelve al cauce, debe estar de tal forma que no impida
usos posteriores.
6. Mantener la cubierta vegetal, sobre todo los bosques, es necesario para conservar
los recursos del agua.
7. Los recursos del agua deben ser inventariados.
8. La correcta utilización de los recursos de agua debe ser planificada por las autori-
dades competentes.
9. La conservación del agua debe potenciarse intensificando la investigación científi-
ca, formando especialistas y mediante una información pública adecuada.
10. El agua es un bien común, cuyo valor debe ser conocido por todos. Cada persona
tiene el deber de ahorrarla y usarla con cuidado.
11. La administración del agua debe fundamentarse en las cuencas naturales más que
en las fronteras políticas y administrativas.
12. El agua no tiene fronteras. Es un bien común que requiere la cooperación interna-
cional.
logrado en una generación avances en sanidad y educación que a los países industria-
lizados les costó 200 años conseguir. Establecer unos buenos servicios públicos no es
una idea nueva, pero se ha demostrado que funciona. Debe estar en el centro de los
esfuerzos para hacer que la pobreza pase a la historia.
Es un escándalo que en el siglo XXI haya quien viva sin estos derechos humanos bási-
cos; sin embargo, millones de familias todavía lo hacen. Hoy:
• 4.000 niños y niñas morirán a causa de la diarrea, una enfermedad debida al agua en
mal estado.
(…) Éxito público: gobiernos que garantizan unos servicios esenciales para todos.
Oxfam Internacional ha diseñado un Índice de Servicios Esenciales para evaluar la
actuación de los gobiernos de los países en desarrollo. Clasifica a los países en cuatro
áreas sociales –tasas de supervivencia infantil, escolarización, acceso a agua potable y
acceso a servicios sanitarios– y compara su actuación con el ingreso per cápita nacio-
nal. Esta comparación muestra que algunos gobiernos han actuado de forma conti-
nuada por encima de su posición.
A pesar de que más de la tercera parte de la población de Sri Lanka todavía vive por
debajo del umbral de la pobreza, su tasa de mortalidad materna está entre las más bajas
del mundo. Una mujer de Sri Lanka cuando va a dar a luz tiene un 96% de posibilidades
de ser atendida por una comadrona cualificada. Si ella o su familia necesitan tratamien-
to médico, pueden recibirlo gratuitamente en una clínica pública a la que pueden acce-
der andando desde su casa, y que está atendida por una enfermera cualificada.
(…) Lo que necesitan los gobiernos de los países pobres es una ayuda bien coordina-
da, predecible y canalizada a través de sistemas públicos y presupuestos nacionales. Lo
que normalmente obtienen es una ayuda insuficiente e impredecible, desembolsada a
través de una maraña de diferentes proyectos que compiten directamente con los ser-
vicios públicos por un personal y unos recursos escasos. Hasta un 70% de toda la ayuda
que se destina a educación se gasta en asistencia técnica, buena parte de ella para con-
sultores occidentales muy bien pagados. Un estudio de la asistencia técnica en
Mozambique encontró que los países ricos estaban gastando 350 millones de dólares
al año en expertos técnicos, mientras que todo el presupuesto para salarios del sector
público de Mozambique ascendía a tan sólo 74 millones de dólares. En sanidad, las
demandas de los donantes de múltiples iniciativas ‘verticales’ diferentes hace perder el
tiempo a los funcionarios, duplica y socava el gasto y distorsiona las prioridades sanita-
rias. A Angola y República Democrática del Congo, por ejemplo, se les ha requerido
establecer a cada uno cuatro organismos distintos de ‘coordinación’ para el VIH/SIDA.
La imposición por parte del FMI de techos para las contrataciones y los salarios en el
sector público impiden a los gobiernos ampliar los servicios de salud y educación.
Aunque el FMI tiene razón en que los países deben gestionar sus economías cuidado-
samente, su posición excesivamente rígida es incompatible con el logro de los
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Recomendaciones
Los gobiernos de los países en desarrollo tienen que:
• Realizar inversiones sostenidas en sistemas y servicios esenciales de educación, aten-
ción sanitaria, agua y saneamiento. Deben hacer especial énfasis en las políticas pre-
ventivas de salud reproductiva y en combatir activamente la pandemia del VIH/SIDA.
• Eliminar el pago de la educación y la atención sanitaria básicas, y subsidiar el agua
para los pobres.
• Promover la equidad haciendo que los servicios funcionen para las mujeres y para
las niñas y mejorando su estatus social.
• Trabajar con la sociedad civil y con el sector privado dentro de un sistema público
único e integrado.
• Formar, reclutar y retener los profesores y profesionales sanitarios que tan necesarios son.
• Mejorar los salarios y las condiciones de los trabajadores ya existentes.
• Construir un carácter distintivo de servicio público, en el que se estimule que los traba-
jadores públicos y de los servicios esenciales se sientan orgullosos de su contribución.
• Asegurar la representación y supervisión ciudadana en el control de los servicios
públicos y facilitar la participación de la sociedad civil en los procesos locales y nacio-
nales de planificación y elaboración de presupuestos.
• Posicionarse y actuar contra la corrupción.
Los países ricos, el Banco Mundial y el FMI tienen que:
• Dejar de impulsar inapropiadas reformas de mercado para los servicios públicos a
través de la condicionalidad de la ayuda, el asesoramiento técnico y los acuerdos
comerciales.
• Mantener su promesa de destinar el 0,7% de su renta nacional para la ayuda al des-
arrollo y asignar al menos el 20% de esa ayuda a servicios básicos.
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La Asamblea General
Profundamente preocupada por el hecho de que una gran parte de la población mun-
dial no tiene acceso razonable a suministros seguros y amplios de agua, y de que una
parte aún mayor no cuenta con servicios de saneamiento adecuados, Preocupada asi-
mismo por el hecho de que la difícil situación de esa población no mejorará de mane-
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CONSIDERANDO QUE:
• Al aproximarse al tercer milenio, millones de personas Latinoamericanas están priva-
das del agua potable y sus sistemas de distribución, lo cual afecta especialmente a
la población infantil y femenina.
• Las comunidades se ven obligadas a realizar ingentes esfuerzos para obtener agua
que, a la postre, resulta no solo escasa sino de baja calidad, con lo cual se exponen a
riesgos sanitarios y enfermedades.
• Los cuerpos de agua y cuencas hidrográficas de la región padecen, en mayor o
menor grado, de serios impactos ambientales que amenazan su conservación y uso
sostenible, provocados por los conflictos asociados a la deforestación, los modelos
monoculturales de la agroindustria y la contaminación.
• La contaminación hídrica está ampliamente extendida en la región, pues no parece
existir ningún curso de agua, lago o acuífero sin contaminar; es preocupante que
menos de la mitad de la población urbana de América Latina esté conectada a sis-
temas cloacales, y que las aguas servidas, casi en su totalidad, sean descargadas a los
cursos de agua sin tratamiento alguno, particularmente en puntos cercanos a las
grandes ciudades, lo cual afecta seriamente la salud de la población.
• Las principales fuentes de contaminación de las aguas son los vertimientos directos
de aguas servidas de origen doméstico e industrial. La explotación minera afecta
también muchos ríos y zonas costeras. Otra fuente de contaminación proviene del
uso a gran escala de fertilizantes y agrotóxicos. Los acuíferos son contaminados por
lixiviados de basureros, pozos sépticos, alcantarillados, derrames de petróleo y esco-
rrentías agrícolas.
• El deterioro y contaminación de las aguas en la región se producen de manera simul-
tánea a severos desastres inducidos por la devastación ambiental y los cambios climá-
ticos globales. Invaluables ecosistemas y extensas áreas boscosas han desaparecido.
Huracanes e inundaciones han asolado países enteros dejando a millones de perso-
nas en la miseria absoluta, sin vivienda y expuestos a las más inclementes epidemias.
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RECONOCIENDO QUE:
• El agua es el elemento primordial en la naturaleza. Es artífice de la biosfera y esculto-
ra de la Tierra. La Tierra es el planeta del agua. En consecuencia, el derecho funda-
mental a la vida supone el derecho fundamental al agua.
• La causa de la injusta carencia de agua que agobia a millones de latinoamericanos
no es la escasez natural del precioso líquido, sino el cúmulo de políticas inadecuadas
tanto para el manejo de las cuencas hidrológicas y cuerpos de agua como para su
distribución. Aunque el agua dulce utilizable representa un porcentaje mínimo de la
hidrosfera, el volumen total disponible es suficiente para satisfacer los requerimien-
tos humanos presentes y futuros, siempre que se preserve el recurso y se controlen
los niveles de contaminación.
• Es necesario formular normas específicamente orientadas a controlar la calidad ambien-
tal, las emisiones de afluentes, los productos y procesos productivos y tecnológicos, así
como también actualizar las ya existentes. Los instrumentos normativos deben acom-
pañarse del fortalecimiento institucional de las entidades gubernamentales y no guber-
namentales comprometidas con la gestión ambiental del agua. Simultáneamente a la
promulgación de normas reglamentarias deben adoptarse medidas económicas y fis-
cales para estimular la conservación y uso sostenible de las aguas.
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• Los Estados y Pueblos de Latinoamérica deben fomentar una cultura social del agua.
Desafortunadamente, la gran mayoría de los habitantes de la región no cuentan con
una cultura respetuosa de la naturaleza, especialmente del agua. Es prioritario propi-
ciar un cambio en la percepción del agua como mero recurso, para reconocerla
como un elemento viviente íntimamente vinculado a la vida humana y a la biosfera.
• Los Estados y Pueblos de Latinoamérica deben consolidar una adecuada base cien-
tífica y tecnológica sobre sus sistemas hídricos. Actualmente la carencia de investi-
gación extendida e intensa sobre los cuerpos de agua y los sistemas hídricos de la
región es uno de los más serios obstáculos a la gestión ambiental de las aguas.
• Los Estados y Pueblos de Latinoamérica deben procurar una política integral y diver-
sificada del agua, garantizando la más amplia participación de todos los actores
sociales en las tareas vinculadas a la conservación, manejo, control y administración
de los cuerpos de agua y sistemas hídricos.
• La participación social es el fundamento para una efectiva protección de los sistemas
hídricos.
INVOCANDO:
Los principios de convivencia, respeto a la dignidad humana, solidaridad entre los pue-
blos, santidad de las formas vivientes, ética biosférica y responsabilidad ambiental con-
sagrados en las Constituciones Políticas y Leyes de los países de la región, en las normas
del Derecho Consuetudinario y en las disposiciones de los Tratados, Convenios y
Declaraciones Internacionales suscritos tanto por Estados soberanos como por movi-
mientos sociales, organizaciones no gubernamentales y la ciudadanía en defensa del
patrimonio común de la humanidad y beneficio de las presentes y futuras generaciones.
Los principios enunciados por los siguientes instrumentos de Derecho Internacional:
• Convención sobre el Desarrollo de Obras Hidroeléctricas que afecten mas de un
Estado (Ginebra, 1923), art. 4.
• Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), arts. 25 y 30.
• Convención Americana de Derechos Humanos.
• Carta de las Naciones Unidas.
• Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1967), arts. 5,
11 y 12.
• Carta de las Naciones Unidas sobre Derechos y Deberes Económicos de los Estados,
arts. 3 y 30. 2
• Carta Europea del Agua (Estrasburgo, 1968).
• Convención sobre la Prevención de la Polución Marina por Basuras y Otras Materias
(Londres, México, Moscú, 1972).
• Convención Internacional para la Prevención de la Polución por Barcos (Londres, 1973).
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DECLARAMOS:
Primero. El derecho al agua es un derecho fundamental, inherente a la vida y dignidad
humanas. La población de la región latinoamericana es titular del derecho fundamen-
tal al agua en adecuada cantidad y calidad.
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Segundo. Todas las mujeres y hombres Latinoamericanos tienen los mismos derechos
de acceso e idénticas opciones a los beneficios de los cuerpos de agua y sistemas hídri-
cos de la región.
Tercero. El agua de la región es patrimonio común de las presentes y futuras genera-
ciones de América Latina. Su conservación y uso sostenido es una obligación compar-
tida de los Estados, las colectividades y la ciudadanía.
Cuarto. El cuidado de las aguas y su provisión es un asunto de justicia ambiental. Los y las
latinoamericanas tienen derecho a una pronta y efectiva justicia ambiental, con el propó-
sito de garantizar el ejercicio pleno de sus derechos fundamentales y ambientales.
Quinto. La población Latinoamericana tiene derecho a participar en los proyectos,
obras y decisiones que afecten o puedan afectar a los cuerpos de agua y sistemas hídri-
cos a nivel local, nacional e internacional. La consulta ciudadana debe ser procedimien-
to obligatorio en estos casos.
Sexto. La población Latinoamericana tiene derecho a la información sobre el estado
actual y tendencias de los cuerpos de agua y sistemas hídricos. El derecho a la informa-
ción comprende el conocimiento y la investigación científica sobre las cuencas hidro-
gráficas, cuerpos de agua y ecosistemas asociados.
Séptimo. La población latinoamericana tiene derecho a la inversión de los recursos
financieros e institucionales necesarios para garantizar el ejercicio pleno de su derecho
fundamental al agua. En el mismo sentido, tiene derecho a la compensación y pago de
la deuda ecológica en los casos de daño a los cuerpos de agua y sistemas hídricos.
ces hay un desorden. Lo que nosotros estamos promoviendo es que debemos avanzar
a un enfoque de gestión integrada ». Expresó Dimas. Source: Fuente: Business News
Americas, 17 de abril de 2008. (Sitio para suscriptores)
I) PROCLAMA QUE
1. El hombre es a la vez obra y artífice del medio ambiente que lo rodea, el cual le
da el sustento material y le brinda la oportunidad de desarrollarse intelectual, moral
social y espiritualmente. En la larga y tortuosa evolución de la raza humana en este
planeta se ha llegado a una etapa en que, gracias a la rápida aceleración de la cien-
cia y la tecnología, el hombre ha adquirido el poder de transformar, de innumera-
bles maneras y en una escala sin precedentes, cuanto lo rodea. Los dos aspectos del
medio ambiente humano, el natural y el artificial, son esenciales para el bienestar
del hombre y para el 37 goce de los derechos humanos fundamentales, incluso el
derecho a la vida misma.
2. La protección y mejoramiento del medio ambiente humano es una cuestión funda-
mental que afecta al bienestar de los pueblos y al desarrollo económico del mundo
entero, un deseo urgente de los pueblos de todo el mundo y un deber de todos los
gobiernos.
3. El hombre debe hacer constante recapitulación de su experiencia y continuar descu-
briendo, inventando, creando y progresando. Hoy en día, la capacidad del hombre de
transformar lo que le rodea, utilizada con discernimiento, puede llevar a todos los pue-
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7. Para llegar a esta meta será menester que ciudadanos y comunidades, empresas e
instituciones, en todos los planos, acepten las responsabilidades que les incumben y
que todos ellos participen equitativamente en la labor común. Hombres de toda condi-
ción y organizaciones de diferente índole plasmarán, con la aportación de sus propios
valores y la suma de sus actividades, el medio ambiente del futuro. Corresponderá a las
administraciones locales y nacionales, dentro de sus respectivas jurisdicciones, la mayor
parte de la carga en cuanto al establecimiento de normas y la aplicación de medidas de
gran escala sobre el medio ambiente, también se requiere la cooperación internacional
con objeto de allegar recursos que ayuden a los países en desarrollo a cumplir su come-
tido en esta esfera. Y hay un número cada vez mayor de problemas relativos al medio
ambiente que, por ser de alcance regional o mundial o por repercutir en el ámbito inter-
nacional común, requerirán una amplia colaboración entre las naciones y la adopción
de medidas para las organizaciones internacionales en interés de todos. La Conferencia
encarece a los gobiernos y a los pueblos que unen esfuerzos para preservar y mejorar el
medio ambiente humano en beneficio del hombre y de su posterioridad.
II) PRINCIPIOS
PRINCIPIO 8
Para alcanzar el desarrollo sostenible y una mejor calidad de vida para todas las perso-
nas, los Estados deberían reducir y eliminar las modalidades de producción y consumo
insostenibles y fomentar políticas demográficas apropiadas.
PRINCIPIO 9
Los Estados deberían cooperar en el fortalecimiento de su propia capacidad de lograr el
desarrollo sostenible, aumentando el saber científico mediante el intercambio de cono-
cimientos científicos y tecnológicos, e intensificando el desarrollo, la adaptación, la difu-
sión y la transferencia de tecnologías, entre éstas, tecnologías nuevas e innovadoras.
PRINCIPIO 10
El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos los
ciudadanos interesados, en el nivel que corresponda. En el plano nacional, toda perso-
na deberá tener acceso adecuado a la información sobre el medio ambiente de que dis-
pongan las autoridades públicas, incluida la información sobre los materiales y las acti-
vidades que encierran peligro en sus comunidades, así como la oportunidad de partici-
par en los procesos de adopción de decisiones. Los Estados deberán facilitar y fomentar
la sensibilización y la participación de la población poniendo la información a disposi-
ción de todos. Deberá proporcionarse acceso efectivo a los procedimientos judiciales y
administrativos, entre éstos el resarcimiento de daños y los recursos pertinentes.
PRINCIPIO 11
Los Estados deberán promulgar leyes eficaces sobre el medio ambiente. Las normas,
los objetivos de ordenación y las prioridades ambientales deberían reflejar el contexto
ambiental y de desarrollo al que se aplican. Las normas aplicadas por algunos países
pueden resultar inadecuadas y representar un costo social y económico injustificado
para otros países, en particular los países en desarrollo.
PRINCIPIO 12
Los Estados deberían cooperar en la promoción de un sistema económico internacio-
nal favorable y abierto que llevara al crecimiento económico y el desarrollo sostenible
de todos los países, a fin de abordar en mejor forma los problemas de la degradación
ambiental. Las medidas de política comercial con fines ambientales no deberían cons-
tituir un medio de discriminación arbitraria o injustificable ni una restricción velada del
comercio internacional. Se debería evitar tomar medidas unilaterales para solucionar
los problemas ambientales que se producen fuera de la jurisdicción del país importa-
dor. Las medidas destinadas a tratar los problemas ambientales transfronterizos o mun-
diales deberían, en la medida de lo posible, basarse en un consenso internacional.
PRINCIPIO 13
Los Estados deberán desarrollar la legislación nacional relativa a la responsabilidad y la
indemnización respecto de las víctimas de la contaminación y otros daños ambientales.
Los Estados deberán cooperar asimismo de manera expedita y más decidida en la ela-
boración de nuevas leyes internacionales sobre responsabilidad e indemnización por
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los efectos adversos de los daños ambientales causados por las actividades realizadas
dentro de su jurisdicción, o bajo su control, en zonas situadas fuera de su jurisdicción.
PRINCIPIO 14
Los Estados deberían cooperar efectivamente para desalentar o evitar la reubicación y
la transferencia a otros Estados de cualesquiera actividades y sustancias que causen
degradación ambiental grave o se consideren nocivas para la salud humana.
PRINCIPIO 15
Con el fin de proteger el medio ambiente, los Estados deberán aplicar ampliamente el
criterio de precaución conforme a sus capacidades. Cuando haya peligro de daño
grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como
razón para postergar la adopción de medidas eficaces en función de los costos para
impedir la degradación del medio ambiente.
PRINCIPIO 16
Las autoridades nacionales deberían procurar fomentar la internalización de los costos
ambientales y el uso de instrumentos económicos, teniendo en cuenta el criterio de
que el que contamina debe, en principio, cargar con los costos de la contaminación,
teniendo debidamente en cuenta el interés público y sin distorsionar el comercio ni las
inversiones internacionales.
PRINCIPIO 17
Deberá emprenderse una evaluación del impacto ambiental, en calidad de instrumen-
to nacional, respecto de cualquier actividad propuesta que probablemente haya de
producir un impacto negativo considerable en el medio ambiente y que esté sujeta a
la decisión de una autoridad nacional competente.
PRINCIPIO 18
Los Estados deberán notificar inmediatamente a otros Estados de los desastres natura-
les u otras situaciones de emergencia que puedan producir efectos nocivos súbitos en
el medio ambiente de esos Estados. La comunidad internacional deberá hacer todo lo
posible por ayudar a los Estados que resulten afectados.
PRINCIPIO 19
Los Estados deberán proporcionar la información pertinente, y notificar previamente y
en forma oportuna, a los Estados que posiblemente resulten afectados por actividades
que puedan tener considerables efectos ambientales transfronterizos adversos, y
deberán celebrar consultas con esos Estados en una fecha temprana y de buena fe.
PRINCIPIO 20
Las mujeres desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio ambien-
te y en el desarrollo. Es, por tanto, imprescindible contar con su plena participación
para lograr el desarrollo sostenible.
(…)
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PRINCIPIO 23
Deben protegerse el medio ambiente y los recursos naturales de los pueblos someti-
dos a opresión, dominación y ocupación.
PRINCIPIO 24
La guerra es, por definición, enemiga del desarrollo sostenible. En consecuencia, los
Estados deberán respetar las disposiciones de derecho internacional que protegen al
medio ambiente en épocas de conflicto armado, y cooperar en su ulterior desarrollo,
según sea necesario.
PRINCIPIO 25
La paz, el desarrollo y la protección del medio ambiente son interdependientes e inse-
parables.
PRINCIPIO 26
Los Estados deberán resolver pacíficamente todas sus controversias sobre el medio
ambiente por medios que corresponda con arreglo a la Carta de las Naciones Unidas.
PRINCIPIO 27
Los Estados y las personas deberán cooperar de buena fe y con espíritu de solidaridad en
la aplicación de los principios consagrados en esta Declaración y en el ulterior desarrollo
del derecho internacional en la esfera del desarrollo sostenible.
Sanitation coverage increased from 68 per cent to 77 per cent between 1990 and
2004, and 127 million people were reached in that period. Yet if the goal is to be met,
a further 103 million – 10 million a year – will need to gain access between now and
2015. In Latin America/Caribbean as a whole, urban drinking-water coverage is very
high, at 96 per cent. But rural coverage lags behind at 73 per cent, and 34 million of
the 50 million people without access to improved drinking-water sources live in rural
areas. In some of the countries with the highest urban coverage, approaching univer-
sality, the urban-rural divide is wider still. Chile’s improved drinking-water supplies,
for example, reach 100 per cent of urban dwellers versus 58 per cent of rural popula-
tions; Brazil covers 96 per cent urban and 57 per cent rural; and Paraguay, 99 per cent
urban and 68 per cent rural.
In addition, while Chile, Ecuador, Guatemala and Mexico have already met their MDG
water targets, 95 per cent of people without improved drinking-water sources in these
countries live in rural areas. These disparities are even more extreme for sanitation.
Although 86 per cent of urban people have access to improved sanitation facilities,
they are available to only 49 per cent of the rural population. Urban-rural disparities are
especially wide in the two most populous countries: Brazil, where the urban coverage
rate is 83 per cent and the rural coverage rate is 37 per cent, and Mexico, where cover-
age rates are 91 per cent versus 41 per cent, respectively. Haiti, the region’s poorest
country, provides only 30 per cent coverage overall, and just 14 per cent of rural peo-
ple have access to improved sanitation facilities.
Large disparities in water and sanitation access persist in the region along social
and economic lines, as well. Much poorer levels of service are common among
indigenous populations, in poor urban areas, and in populations of African descen-
dants. Guatemala is one of the countries that have made the most progress in
recent years. Its sanitation coverage increased from 58 per cent in 1990 to 86 per
cent in 2004, while its drinkingwater coverage rate also improved substantially,
from 79 per cent to 95 per cent. Other fast-improving countries have been the
Dominican Republic, Ecuador and Paraguay. Ecuador raised access to improved
drinkingwater sources from 73 per cent in 1990 to 94 per cent in 2004, while boost-
ing sanitation coverage from 63 per cent to 89 per cent. Paraguay showed the
region’s biggest improvement in water provision, jumping from 62 per cent to 86
per cent, while registering the fourth-largest increase in sanitation access, from 58
per cent in 1990 to 80 per cent in 2004.
Bolivia’s improvement in sanitation, from 33 per cent in 1990 to 46 per cent in 2004,
is insufficient to put it on track. Because it began from such a low level, to meet the
MDG sanitation target Bolivia will have to double its 1990 access rate. However, its
13- percentage-point improvement in drinkingwater access, from 72 per cent to 85
per cent, is enough to put the country on track for the water target. Hurricanes,
floods and earthquakes are common in the region, often with devastating effects on
water supplies and public health. Between 1994 and 2003 the economic losses in
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water and sanitation were about $650 million, as a result of at least 2,100 urban sys-
tems damaged, 4,500 rural aqueducts affected, and 28,000 wells and 173,000 latrines
destroyed.36 When countries are devastated by natural disasters, as were Grenada by
Hurricane Ivan and Haiti by Tropical Storm Jeanne in 2004, poor communities are
always the worst affected. In these emergencies, restoration of safe water supplies
and improved sanitation is an absolute priority.
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CON LA COLABORACIÓN
AUTORAS
Xisca Aguilar y María José Gascón
EDICIÓN
Ideasamares
DEPÓSITO LEGAL
Z-3473/08
IMPRIME
ARPIrelieve
ÍNDICE
21 II DOCUMENTACIÓN / BIBLIOGRAFÍA:
EL AGUA Y LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO
(ODM)
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