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En Estados Unidos en 1969 se promulga la Ley de Medio Ambiente, conocida como NEPA,
en la que se considera la conveniencia de realizar Evaluaciones de Impacto Ambiental.
Según Gómez Orea (1999), el medio ambiente se define como el entorno vital, el conjunto de
factores físicos, biológicos, sociales, culturales, económicos y estéticos que interactúan entre sí, con el
individuo y con la comunidad en que vive, determinando su forma, su carácter, relación y supervivencia.
Se dice que existe un impacto sobre el medio ambiente o impacto ambiental cuando el medio o
alguno de sus componentes (físicos, biológicos, sociales, culturales, económicos y/o estéticos) sufre una
alteración debida a una acción o actividad humana. Esta acción puede ser un proyecto de ingeniería
como la construcción de una carretera o un aeropuerto, la puesta en regadío de una superficie
anteriormente en secano o la puesta en cultivo de una superficie anteriormente no dedicada a la
agricultura, la instalación de una granja de cerdos, vacas, etc. También puede ser un programa, un plan,
una ley o una disposición administrativa con implicaciones ambientales.
En España se establece el Real Decreto Legislativo 1302/1986, de 28 de junio, de
Evaluación de Impacto Ambiental (BOE 155, de 30 de junio). El Reglamento para su ejecución se
aprueba mediante Real Decreto 1131/1988, de 30 de septiembre. En esta normativa del estado
español se traspone la Directiva 337/85 de la CEE (Esta normativa será posteriormente modificada
y sustituida. En 2013 se establece la Ley 21/2013 de Evaluación Ambiental)
La consideración de los efectos de la planificación sobre el medio ambiente ha sido muy
posterior (Directiva 2001/42/UE de Evaluación Ambiental Estratégica).
(Igualmente el RD 116/84, de 9 de mayo, sobre restauración del espacio natural afectado por las
explotaciones de carbón a cielo abierto, incluye, entre los elementos que constituyen el plan de
restauración, el Estudio de IA dirigido a predecir el efecto de la instalación minera sobre los
recursos naturales, el ambiente socioeconómico, el paisaje, etc.)
Desde 1994 se aprueba en Andalucía la ley de Protección Ambiental. Tiene por objeto: a)
Prevenir, minimizar, corregir o, en su caso, impedir los efectos que determinadas actuaciones
públicas o privadas puedan tener sobre el medio ambiente y la calidad de vida, a través de las
medidas que se establecen en la misma; b) Definir el marco normativo y de actuación de la
Comunidad Autónoma de Andalucía, en materia de protección atmosférica, residuos en general y
calidad de las aguas, para conseguir mediante la aplicación de técnicas o instrumentos
administrativos de prevención, corrección y control, una mejora de la calidad ambiental, en el
ámbito de sus competencias.
El desarrollo sostenible es hoy uno de los referentes básicos que deben centrar los
esfuerzos de la sociedad del siglo XXI. La ley GICA, surge de la necesidad de avanzar hacia el
desarrollo sostenible desde el punto de vista normativo.
La ley GICA pretende completar el marco legal existente, siendo su principal norma de
referencia, en Andalucía, la Ley 7/1994, de 18 de mayo, de Protección Ambiental. En ella se
instrumentan las directrices y estrategias de la Comunidad Autónoma para hacer frente a los
problemas ambientales a escala regional. De espíritu horizontal y carácter integrador, como su
nombre indica, esta norma se inicia con la previa asunción de la responsabilidad compartida,
reinante tanto en la norma en sí, como en el procedimiento de su elaboración, dando lugar a un
nuevo enfoque en legislación.
En el Anexo I aparecen los proyectos agrupados por categorías y se establecen los instrumentos a
los que estarán sometidos.