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Máster Máster en Psicología General Sanitaria

Alumno/a Coral Nova Fernandez


Asignatur
Psicofarmacología
a
Análisis Articulo “Nuevos Antipsicóticos” (Ortiz y De la Mata,
Actividad
2001).

1.

El artículo "Nuevos antipsicóticos" de Ortiz Lobo (2001) describe las diferencias


entre antipsicóticos atípicos y típicos. Los antipsicóticos típicos, también conocidos
como neurolépticos clásicos, son medicamentos que se han utilizado desde la
década de 1950 para el tratamiento de la psicosis. Estos medicamentos, como la
clorpromazina y la haloperidol, actúan bloqueando principalmente los receptores de
dopamina en el cerebro, lo que puede ayudar a reducir los síntomas psicóticos.

Por otro lado, los antipsicóticos atípicos, también conocidos como neurolépticos de
segunda generación, son una clase más reciente de medicamentos antipsicóticos
que se han desarrollado en las últimas décadas. Estos medicamentos, como la
clozapina, la risperidona, la olanzapina y la quetiapina, actúan sobre múltiples
sistemas de neurotransmisores en el cerebro, incluyendo los receptores de
dopamina y serotonina, y pueden tener menos efectos secundarios motores
extrapiramidales, como temblor y rigidez, que los antipsicóticos típicos.

Además, los antipsicóticos atípicos también se han demostrado efectivos en el


tratamiento de síntomas negativos y cognitivos de la psicosis, que son áreas donde
los antipsicóticos típicos no son tan efectivos. Sin embargo, los antipsicóticos
atípicos también pueden tener efectos secundarios significativos, como aumento de
peso y riesgo de diabetes, y pueden ser más costosos que los antipsicóticos típicos.
En resumen, los antipsicóticos atípicos se diferencian de los antipsicóticos típicos en
su mecanismo de acción, efectos secundarios y eficacia en diferentes síntomas
psicóticos.

Basándonos en otros artículos e investigaciones, podríamos diferenciar a los


antipsicóticos de primera generación o típicos de los atípicos, ya que los primeros,
se caracterizan por su acción sobre los receptores dopaminérgicos D2. Por otro
lado, los antipsicóticos de segunda generación o atípicos, presentan más afinidad
por los receptores serotoninérgicos 5-HT2A, y menos afinidad por los receptores D2
(Miyamoto et al., 2005).
Por último otra diferencia que podríamos encontrar entre antipsicóticos típicos y
atípicos estaría relacionada con su mecanismo de acción en los diferentes circuitos
neuronales. Por un lado, los antipsicóticos típicos se dirigen especialmente a
circuitos mesolímbicos que se relacionan con el control de la recompensa y
conductas motivacionales. Los antipsicóticos atípicos también actúan sobre los
circuitos mesocorticales, que están relacionados con la cognición el juicio y la
planificación (Meltzer, 2013). Esta diferencia puede ser importante para justificar
porque los antipsicóticos atípicos pueden ser más eficaces para el tratamiento de
los síntomas cognitivos y negativos de las psicosis como seria la disfunción
cognitiva o la anhedonia.

2.
Partiendo del artículo de Ortiz Lobo (2001), podríamos concluir que los
antipsicóticos de segunda generación o atípicos tienen ciertas ventajas frente a los
típicos que a continuación pretendemos detallar.
Primeramente, y tal y como hemos mencionado en el apartado anterior, se ha
observado que los antipsicóticos atípicos son más efecticos en el tratamiento de los
signos negativos como por ejemplo la anhedonia, la apatía o el aislamiento social,
que serian síntomas bastante habituales en esquizofrenia y otros trastornos
psicóticos. Así mismo, también se ha observado que los antipsicóticos atípicos, son
capaces de mejorar los síntomas cognitivos tales como la falta de atención o déficit
de memoria en comparación con los antipsicóticos típicos.

Por otro lado, los antipsicóticos atípicos, muestran un riesgo inferior de provocar
efectos adversos de tipo motor, como por ejemplo acatisia y trastornos de
movimiento, Asimismo, también tienen menos riesgo de producir una discinesia
tardía. Estos efectos, en cambio son más frecuentes en tratamientos con
antipsicóticos típicos.
En general, los antipsicóticos atípicos tienen menos probabilidad de provocar signos
extrapiramidales en comparación con los típicos.
Por otro lado, otra ventaja de los antipsicóticos atípicos es que no producen un
aumento de la secreción de prolactina, como si ocurre con los típicos.
Por último, existen diferentes estudios que indican que el tratamiento con
antipsicóticos atípicos es eficaz para personas resistentes a los antipsicóticos típicos
(Masand, 2007).
Sin embargo, los antipsicóticos atípicos también presentan ciertos riesgos, y efectos
adversos a tener en cuenta, tales como aumento de peso, diabetes o dislipemia.

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Asimismo, también existen ciertos riesgos cardiovasculares como problemas en la
conducción cardíaca (García-Anaya et al., 2001).

3.
En la actualidad, la investigación sobre los antipiscóticos podría estar sesgada e
influenciada por varios aspectos diferentes, algunos de los cuales comentaremos a
continuación.

Primeramente, un factor que puede tener implicaciones significativas en la práctica


clínica y farmacológica es la financiación de los proyectos de investigación por parte
de la industria farmacéutica, hecho que puede hacer que en cierta manera se llegue
a una sobrevaloración de la eficacia y seguridad de los antipsicóticos y a subestimar
los efectos adversos que éstos pueden producir (Rosenbaum et al., 2007; Montero-
chamacho et al., 2019).

Por otro lado, podríamos considerar otro sesgo la falta de estudios que comparen
de manera directa los diferentes antipsicóticos, ya que este hecho dificulta la
elección del tratamiento más adecuado para cada caso. Generalmente, los estudios
están basados en comparaciones indirectas o bien, análisis de subgrupos, por lo
que se pueden llegar a conclusiones equivocadas sobre la eficacia y seguridad de
los antipsicóticos. Asimismo, es habitual que los ensayos clínicos incorporen a
pacientes que no son representativos de la población general, por lo que puede
haber dificultades a la hora de generalizar los resultados de las investigaciones a la
práctica clínica (De la Mata y Ortiz-Lobo, 2001).

Otro sesgo que considero importante mencionar es el hecho de que en cierta


manera, la investigación actual suele centrarse en los aspectos biológicos de la
enfermedad y no tiene en cuenta los factores psicosociales, culturales y
ambientales que pueden influir en el curso del tratamiento, así como en la
expresión y el manejo de los síntomas.

4.
La prescripción de antipsicóticos es un tema complejo que requiere una reflexión
critica en la actualidad, ya que puede impactar n la práctica clínica de una manera
directa. Estos fármacos son una herramienta importante en el manejo de trastornos
psicóticos, pero es importante tener en cuento los factores que pueden impactar en
la práctica clínica y en la manera de preescribir estos fármacos.

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Respecto a los factores que podríamos considerar influyente en la prescripción de
antipsicóticos podríamos resumirlos, desde mi punto de vista, en los siguientes:
- Evidencia científica: Para poder realizar prescripciones de estos fármacos de
manera segura es fundamental disponer de evidencia científica de calidad
sobre la eficacia y seguridad de los antipsicóticos, y así, poder guiar las
decisiones de prescripción. Es importante, como hemos comentado
anteriormente, tener en cuenta que la investigación puede estar sujeta a
sesgos tales como la financiación de la industria farmacéutica, que puede
interferir en los resultados y la interpretación de los estudios realizados.
- Efectos adversos: Otro factor a tener en cuenta, es que los antipsicóticos
pueden tener diferentes efectos adversos significativos, como por ejemplo
síndrome metabólico, trastornos de movimiento o efectos cardiovasculares,
y estos efectos es importante que se consideren y sean sopesados frente a
los beneficios del tratamiento, ya que, debido al punto anterior de los sesgos
en las investigaciones, puede llevar a sobrevalorar la efectividad y seguridad
de los fármacos y subestimar los efectos secundarios (Cortés, 2011).
- Por otro lado, como factor que influye en la prescripción de antipsicóticos,
cabe mencionar que cada paciente es diferente y presenta una
sintomatología única y unas características personales diferentes y que por
tanto la prescripción de un tipo de antipsicótico u otro, y la elección del
tratamiento más adecuado, tiene que tener en cuenta estos factores como la
edad, género, comorbilidades médicas y psiquiátricas así como la respuesta
personal al fármaco. Los sesgos de elección de la muestra en los estudios
disponibles pueden limitar en este sentido que se puedan generalizar los
resultados, ya que normalmente, tal y como hemos comentado
anteriormente, las muestras suelen ser poco representativas de la población
clínica real.
- Recursos disponibles: El acceso que se tiene y la disponibilidad de los
diferentes antipsicóticos, así como la influencia de la industria farmacéutica,
la promoción y el marketing de los fármacos, pueden influenciar las
decisiones de elección de un tratamiento u otro, por tanto, es importante
remarcar la importancia de que los profesionales a la hora de prescribir un
antipsicótico u otro, se base en información objetiva y basada en la
evidencia disponible, así como que se mantengan actualizados.
- Por último, es importante considerar los factores psicosociales y ambientales
que pueden influir en la respuesta del paciente al tratamiento de los
trastornos psicóticos, por tanto, es importante promover y incidir en la

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implementación de intervenciones psicosociales y terapias complementarias
para combinar con el tratamiento farmacológico con antipsicóticos.

A modo resumen, cabe decir que la prescripción de antipsicóticos debe ser una
decisión que se base en las características individuales de cada paciente, y esté
fundamentada por la mejor evidencia que se disponga. Asimismo, se deben
considerar tanto factores biológicos, psicosociales y ambientales que pueden influir
en el trascurso de la intervención y en la respuesta del paciente al tratamiento
farmacológico, Por último, es importante promover la investigación rigurosa y
comparativo, siendo conscientes de las posibles influencias de la industria
farmacéutica en la práctica clínica y en la prescripción de antipsicóticos.

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REFERENCIAS

Cortés, B. (2011). Síndrome metabólico y antipsicóticos de segunda generación.


Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 31(110), 303-320.

De la Mata, I., Ortiz-Lobo, A. (2001). Sesgos y dificultades en la investigación de


los nuevos antipsicóticos. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría,
21(79), 57-74.

García-Anaya, M., Apiquian, R., Fresán, A. (2001). Los antipsicóticos atípicos: Una
revisión. Salud Mental, 24(5), 37-43.

Masand, P. (2007). Diferential pharmacology of atypical antipsichotics: clinical


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Miyamoto, S., Duncan, G. E., & Marx, C. E. (2005). Treatments for schizophrenia: a
critical review of pharmacology and mechanisms of action of antipsychotic drugs.
Molecular psychiatry, 10(1), 79-104.

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Review of Medicine, 64, 393-406.

Montero-Camacho, M., Huertas, D., García-Morales, I., Barajas, A., Prat, M.,
Moreno-Küstner, B., Mayoral, F. (2019). Influencia de la industria farmacéutica en
la investigación psiquiátrica: Revisión sistemática. Revista de Psiquiatría y Salud
Mental, 12(3), 145-159.

Ortiz-Lobo, A., De la Mata, I. (2001). Nuevos antipsicóticos. Información


terapéutica del Sistema Nacional de Salud, 25(1), 1-8.

Rosenbaum, S., Mulsant, B., Hyland, T. (2007). Clinical and methodological factors
affecting assessment of antipsychotic long-term effectiveness: implications for
effectiveness studies and systematic reviews. Journal of Clinical Psychiatry, 68(10),
1506-1514.

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