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Contributi
1 Armando Bisanti - Alessia Martorana, Per il «Doligamus» di Adolfo di
Vienna: le fabulae VIII e IX, ovvero alcune variazioni sul tema
101 Teofilo De Angelis, Echi biblici e religiosi nel «De Euboicis aquis» di
Pietro da Eboli
115 Francesco Iurato, Il codex Regimontanus (XXV F 23) della Biblioteca Co-
munale di Monreale “Santa Maria la Nuova”: primi studi
Postille
151 Armando Bisanti, “Versus aurei” nella poesia di Walahfrido Strabone
Introducción
Santo Tomás de Aquino no elude los problemas ni las respuestas a los graves
interrogantes que presenta lo corpóreo. Echando mano del legado aristotélico mues-
tra su originalidad en cuanto a las soluciones, como también manifiesta, un profundo
interés por las cuestiones meramente corpóreas o materiales y la relación de éstas
con las realidades in-corpóreas e in-materiales que tanto importan en la considera-
ción del viviente o compuesto humano desde una perspectiva de integridad. Tomás
de Aquino, en sus soluciones, si bien distingue y analiza los principios constituti-
vos de esta totalidad, también deja a resguardo la unidad del compuesto. El cuerpo
humano no es una algo partible del compuesto humano, pues lo corpóreo humano
supone e incluye su alma humana o racional constituyéndolo como algo uno.
Esta temática genera interrogantes no sólo sobre cómo ha de ser el modo de
obtener el máximo de actualización posible y alcanzable de las potencias naturales
de un cuerpo orgánico, es decir, de aquellas que están directamente relacionadas
con lo corpóreo-material, sino también sobre su porqué más profundo y originario.
Todos estos interrogantes pueden ser considerados, desde Tomás de Aquino, a partir
del examen y estudio de su noción de virtus en su sentido más originario, es decir,
diferenciándolo del sentido estrictamente ético. Conviene, pues, en este capítulo in-
dagar y precisar sobre las semillas que se hallan potencialmente, cuál logos ínsito, en
todas las cosas, y cómo específicamente se encuentran en la unidad del compuesto
humano, para así, explicar su importancia en relación con las distintas potencias
que se encuentran en el hombre, sobre todo aquellas en donde lo material está com-
prometido de un modo especial, pues atañen a la investigación del presente trabajo
sobre la realidad corpórea humana.
El estudio de las potencias naturales (virtutes naturales) ha de comenzar con
el de la virtus en sentido lato para luego pasar a considerar el principio divisivo
que permite diferenciarlas y distinguirlas en: potencia activa (virtus activa) y poten-
cia pasiva (virtus pasiva). Distinciones necesarias para comprender toda potencia
o fuerza natural que se encuentra in se en las cosas, sobre todo aquí importan en
función de una mejor comprensión de las fuerzas o virtus de las cosas corpóreas y
humanas. Muchas realidades corpóreas se han de entender con mayor profundidad,
y así, por ejemplo, se aplicarán estas cuestiones a temas como la simiente humana
masculina, el embrión humano, la constitución o la institución de lo corpóreo mas-
60 Gustavo Carlos Bitocchi
1
«Respondeo. Dicendum, quod virtus, secundum sui nominis rationem, potentiae complemen-
tum designat; unde et vis dicitur, secundum quod res aliqua per potestatem completam quam habet,
potest sequi suum impetum vel motum. Virtus enim, secundum suum nomen, potestatis perfectionem
demonstrat; unde philosophus dicit in I caeli et mundi, quod virtus est ultimum in re de potentia». To-
más de Aquino, De virtutibus, q. 1 a. 1 co.
2
«Respondeo dicendum quod virtus nominat quandam potentiae perfectionem. Uniuscuiusque
Las potencias naturales del cuerpo en Tomás de Aquino 61
autem perfectio praecipue consideratur in ordine ad suum finem. Finis autem potentiae actus est. Unde
potentia dicitur esse perfecta, secundum quod determinatur ad suum actum». Tomás de Aquino, Sum.
Theol., I-II, q. 55 a. 1 co.
3
«En este contexto, también se puede apreciar el peso doctrinal de la tesis Felipe el Canciller
con el fin de hacer explícito el papel de la naturaleza en su recepción de la definición ciceroniana de la
virtud del De inventione Rhetorica, es decir: que la naturaleza es el “instinto” (instinctus), un término
a través del cual, como S. Pembroke mantiene, autores medievales -como en este caso Felipe el Canci-
ller- han usado para traducir la tradicional noción estoica de “impulso”». «In this context we may also
appreciate the doctrinal weight of the thesis that the Chancellor states in order to make explicit the role
of nature in his reception of the Ciceronian definition of virtue from De Inventione Rhetorica, that is:
that nature is “instinct” (instinctus), a term through which, as S. Pembroke maintains, medieval authors
-as in this case Philip the hancellor- have used to translate the traditional Stoic notion of “impulse”».
L. Corso, «Oikeiosis: Ciceronian Reading and XIII Century Receptions», en Oikeiosis and the Natural
Bases on Morality, Classical Stoicism and Modern Philosophy, ed. by Alejandro Vigo, Georg Olms
Verlag Hildesheim, Zürich-New York, 2012, p. 88.
4
Es decir, lo último que se encuentra en todo ente son semillas que remiten a un Sembrador
(Dios Bondad). Así también, por otra parte, y con respecto a la misma temática se puede ver que Ci-
cerón habla de chispas dadas por naturaleza (igniculi a natura dati) De legibus I, 12, 33. L. Corso,
Naturaleza y vida moral. Marco Tulio Cicerón y Tomás de Aquino, Eunsa, Pamplona 2000, p. 112.
5
Fue Cicerón quien reformula en términos de la enseñanza de la Stoa la expresión griega lógos
spermatikós: «Fragmentos conservados del Himno a Cleantes, confirman la pertinencia de esta ense-
ñanza de la escuela (Stoa). A saber: la afirmación de un gobierno universal del Lógos, al que Cleantes
califica como principio (arché) y ley (nomos) de todo lo existente, y precisamente por ello, como razón
común (lógos koinós) y divinidad providente». Además, en Felipe el Canciller, puede verse esta noción
como una fuerza de la naturaleza que ha sido sembrada y que, la semilla de esta siembra, indica la parti-
cipación en la racionalidad divina. Por otra parte, el pensamiento de Felipe el Canciller ha influido tanto
en Alberto Magno como en Tomás de Aquino. L. Corso, Fases de la elaboración del núcleo temático
naturaleza-racionalidad: Tesis de tradición estoica y ciceroniana en Felipe el Canciller y en Tomás
de Aquino, en «Studium» 15.29 (2012), p. 36. También: L. Corso, La Stoa en la aretología del siglo
XIII. El Canciller Felipe y la problemática de la naturaleza de la virtud, en «Studium» 14.27 (2011),
pp. 29-30. También en L. Corso, «Oikeiosis: Ciceronian Reading and XIII Century Receptions», cit.,
pp. 71 y 87.
62 Gustavo Carlos Bitocchi
6
«Quia vero potentia ad actum dicitur, complementum potentiae attenditur penes hoc quod
completam operationem suscipit. Quia vero operatio est finis operantis, cum omnis res, secundum phi-
losophum in I caeli et mundi, sit propter suam operationem, sicut propter finem proximum; unumquod-
que est bonum, secundum quod habet completum ordinem ad suum finem. Inde est quod virtus bonum
facit habentem, et opus eius reddit bonum, ut dicitur in II Ethic.; et per hunc etiam modum patet quod
est dispositio perfecti ad optimum, ut dicitur in VII Metaph». Tomás de Aquino, De virtutibus, q. 1 a.
1 co.
7
Por esto, recurriendo nuevamente a Aristóteles, redefine o redesigna a la virtus como la dispo-
sición de lo perfecto para lo óptimo. «Así, la apelación de Tomás de Aquino a la autoridad aristotélica
para asentar en ella su propia postura doctrinal en relación con el origen de la virtud, le ha permitido
sostener que, al menos en parte, existe algo en la naturaleza con respecto a la virtud. Esto es, siguiendo
al Filósofo: disposiciones naturales para su consecución y, por ende, la realidad de una condición
natural en el hombre teleológicamente ordenada a su finalidad respectiva». L. Corso, Naturaleza y vida
moral, cit., p. 191.
8
L. Corso, «Oikeiosis: Ciceronian Reading and XIII Century Receptions», cit., p. 71.
9
«Studium» 14.27 (2011), p. 32 y L. Corso, «Oikeiosis: Ciceronian Reading and XIII Century
Las potencias naturales del cuerpo en Tomás de Aquino 63
«Por otra parte, según la diversa índole de las potencias, es diverso su modo de
complexión. Hay pues una potencia (que es) tan sólo agente (tantum agens), alguna
otra, tan solo actuada o movida (tantum actu vel mota) pero otra agente y actuada
(agens et acta)».15
Se debe saber, sin embargo, que en las cosas naturales algo puede preexistir
en potencia de dos maneras. De un modo, en potencia activa; a saber, cuando
el principio intrínseco puede conducir con suficiencia hasta el acto perfecto,
como se manifiesta en la curación: el enfermo se sana, en efecto, gracias a las
14
Ibid., p. 38.
15
«Secundum autem diversam conditionem potentiarum, diversus est modus complexionis
ipsius. Est enim aliqua potentia tantum agens; aliqua tantum acta vel mota; alia vero agens et acta».
Tomás de Aquino, De virtutibus, q. 1 a. 1 co.
16
Tomás de Aquino, Quaestiones Disputatae De Veritate, De Magistro, q. 11, a. 1 co. Utrum
homo possit docere et dici magister, vel solus Deus; y Sum. Theol., I q. 117 a 1. co. Videtur quod homo
non possit alium docere.
17
L. Corso, Estudio preliminar de la Cuestión disputada sobre las virtudes en general, cit.,
pp. 41-42.
18
Hay un texto paralelo en Tomás de Aquino, Sum. Theol., I II q. 55 a.1 co.: «Se dice que la
potencia es perfecta según que se determine a su acto».
19
Tomás de Aquino, Quaestiones Disputatae De Veritate, De Magistro, q. 11, a. 1 co. Utrum
homo possit docere et dici magister, vel solus Deus; y Sum. Theol., I, q. 117 a 1. Videtur quod homo non
possit alium docere.
Las potencias naturales del cuerpo en Tomás de Aquino 65
fuerzas naturales que existen en él… Por lo tanto, cuando preexiste en potencia
activa completa, entonces el agente extrínseco no obra sino ayudando al agente
intrínseco, y ofreciéndole aquellos medios por los que pueda llegar al acto; así
como el médico, cuando cura, es ministro de la naturaleza, que es la que obra
principalmente, y el médico interviene confortando, y aplicando medicinas que
ésta utiliza como instrumentos para curar.20
20
«Sciendum tamen est, quod in naturalibus rebus aliquid praeexistit in potentia duplicitur.
Uno modo in potentia activa completa; quando, scilicet, principium intrinsecum sufficienter potest
perducere in actum perfectum, sicut patet in sanatione: ex virtute enim naturali quae est in aegro, aeger
ad sanitatem perducitur… Quando igitur praeexistit aliquid in potentia activa completa, tunc agens
extrinsecum non agit nisi adiuvando agens intrinsecum, et ministrando ei ea quibus possit in actum
exire; sicut medicus in sanatione est minister naturae, quae principaliter operatur, confortando naturam,
et apponendo medicinas, quibus velut instrumentis natura utitur ad sanationem». Tomás de Aquino,
Quaestiones Disputatae De Veritate, De Magistro, q. 11. Y también: «En esta segunda clase de efectos
hay que tener presente: Primero, que el arte imita a la naturaleza en sus operaciones, porque, así como
la naturaleza sana al enfermo alterando, digiriendo, y echando lo que causa la enfermedad, así también
el arte». «Et in talibus effectibus sunt duo attendenda: Primo quidem, quod ars imitatur naturam in sua
operatione, sicut enim natura sanat infirmum alterando, digerendo, et expellendo materiam quae causat
morbum, ita et ars». Tomás de Aquino, Sum. Theol., I q. 117 a 1. co.
21
«Secundum autem diversam conditionem potentiarum, diversus est modus complexionis
ipsius. Est enim aliqua potentia tantum agens; aliqua tantum acta vel mota; alia vero agens et acta. Po-
tentia igitur quae est tantum agens, non indiget, ad hoc quod sit principium actus, aliquo inducto; unde
virtus talis potentiae nihil est aliud quam ipsa potentia. Talis autem potentia est divina, intellectus agens,
et potentiae naturales; unde harum potentiarum virtutes non sunt aliqui habitus, sed ipsae potentiae in
seipsis completae». Tomás de Aquino, De virtutibus, q. 1 a. 1 co.
66 Gustavo Carlos Bitocchi
caso la potencia pasa a la operación movida por otro o, se puede decir, padece la
acción de otro: su perfección es causada por la actualización de otro. En esta dis-
tinción se encuentran las potencias sensitivas, que a su vez se dividen en cuanto a
su ordenación: o ad unum o ex imperio rationis. Las primeras se refieren al vivien-
te irracional y las segundas al racional, tema que es preocupación, entre otros, del
presente trabajo. Pero cuando algo preexiste sólo en potencia pasiva, entonces es el
agente extrínseco el que educe principalmente el paso de la potencia al acto, y así, el
fuego nace del aire, que es el fuego en potencia, fuego en acto, pero sólo gracias a la
acción de una realidad extrínseca.
Por otra parte, son sólo actuadas aquellas potencias que no actúan sino movi-
das por otros, y no es posible en ellas el actuar o no el actuar, sino que actúan
según el ímpetu del poder del que mueve. Y tales son las capacidades sensiti-
vas en sí mismas consideradas; de ahí que en Ética III se diga que el sentido
no es principio de ningún acto. Estas potencias se perfeccionan con respecto
a sus actos por algo sobreañadido, que sin embargo no inhiere en ellas a la
manera de cierta forma que permanece en el sujeto, sino solamente al modo de
la pasión, como las especies (impresas) en la pupila. De lo que sigue que las
virtudes de estas potencias mismas, en cuanto que son afectadas por la actuali-
zación de sus (principios) activos.22
22
«Illae vero potentiae sunt tantum actae quae non agunt nisi ab aliis motae; nec est in eis agere
vel non agere, sed secundum impetum virtutis moventis agunt; et tales sunt vires sensitivae secundum
se consideratae; unde in III Ethic. dicitur, quod sensus nullius actus est principium: et hae potentiae
perficiuntur ad suos actus per aliquid superinductum; quod tamen non inest eis sicut aliqua forma ma-
nens in subiecto, sed solum per modum passionis, sicut species in pupilla. Unde nec harum potentiarum
virtutes sunt habitus, sed magis ipsae potentiae, secundum quod sunt actu passae a suis activis». Tomás
de Aquino, De Virtutibus, a. 1 co.
Las potencias naturales del cuerpo en Tomás de Aquino 67
Agentes y actuadas son aquellas potencias movidas de tal manera por sus (prin-
cipios) activos, que sin embargo no quedan determinadas en razón de ellas
mismas a una sola cosa (ad unum), sino que está presente en ellas el (el poder
de) actuar, como las capacidades de algún modo racionales (aliquo modo ratio-
nales). Estas potencias son perfeccionadas para actuar por algo sobreañadido,
que no está en ellas sólo al modo de la pasión, sino al de la forma que queda y
permanece en el sujeto. Con todo, (son afectadas) de tal manera por esas (de-
terminaciones) que la potencia no necesariamente está constreñida a una sola
cosa. Las virtudes de estas potencias no son las potencias mismas, ni pasiones,
como ocurre en las potencias sensitivas, ni cualidades necesariamente agentes,
como son las cualidades de las cosas naturales.24
23
«Alio modo in potentia passiva; quando, scilicet, principium intrinsecum non sufficit ad
educendum in actum, sicut patet quando ex aere fit ignis; hoc enim non poterat fieri per aliquam virtu-
tem in aere existentem. Quando vero aliquid praeexistit in potentia passiva tantum, tunc agens extrin-
secum est quod educit principaliter de potentia in actum; sicut ignis facit de aere, qui est potentia ignis,
actu ignem. Y Sicut ergo aliquis dupliciter sanatur: uno modo per operationem naturae tantum, alio
modo a natura cum adminiculo medicinae». Tomás de Aquino, Quaestiones Disputatae De Veritate, De
Magistro, q. 11. También: «Ad cuius evidentiam, considerandum est quod effectuum qui sunt ab exte-
riori principio, aliquis est ab exteriori principio tantum; sicut forma domus causatur in materia solum ab
arte. Aliquis autem effectus est quandoque quidem ab exteriori principio, quandoque autem ab interiori;
sicut sanitas causatur in infirmo quandoque ab exteriori principio, scilicet ab arte medicinae; quandoque
autem ab interiori principio ut cum aliquis sanatur per virtutem naturae». «Segundo, hay que atender
al hecho de que el principio externo, el arte, no obra como agente principal, sino como subsidiario,
ya que el agente principal es el principio interno, reforzándole y suministrándole los instrumentos y
auxilios que ha de utilizar en la producción del efecto. Ejemplo: El médico refuerza la naturaleza y le
proporciona alimentos y medicinas de los cuales podrá usar para el fin que persigue». Tomás de Aquino,
Sum. Theol., I, q. 117 a 1.
24
«Potentiae vero illae sunt agentes et actae quae ita moventur a suis activis, quod tamen per
eas non determinantur ad unum; sed in eis est agere, sicut vires aliquo modo rationales; et hae potentiae
complentur ad agendum per aliquid superinductum, quod non est in eis per modum passionis tantum,
sed per modum formae quiescentis, et manentis in subiecto; ita tamen quod per eas non de necessitate
potentia ad unum cogatur; quia sic potentia non esset domina sui actus. Harum potentiarum virtutes non
68 Gustavo Carlos Bitocchi
Además, para que se vea y entienda mejor lo dicho, el Aquinate pone como
ejemplo al que aprende: así, en éste, la ciencia preexiste en potencia no puramente
pasiva, sino activa; de lo contrario, el hombre no podría adquirir la ciencia por sí
mismo. Justamente, el que aprende, para educir su potencia, no requiere necesaria-
mente del acto del que enseña, podría hacerlo por sí mismo, podría pasar o educirse
(o educarse), pues, él es el agente principal.25 Otro ejemplo:
Hay que atender al hecho de que el principio externo, el arte, no obra como
agente principal, sino como subsidiario, ya que el agente principal es el prin-
cipio interno, reforzándole y suministrándole los instrumentos y auxilios que
ha de utilizar en la producción del efecto. Ejemplo: El médico refuerza la na-
turaleza y le proporciona alimentos y medicinas de los cuales podrá usar para
el fin que persigue.26
3. La virtus divina
«Por otra parte, dice San Hilario que Dios es viviente, poderoso y de inmensa
fuerza (immensa virtutis). Pero todo lo inmenso es infinito (immensum est infitum).
Luego la fuerza (virtus) divina es infinita».27 Asimismo, «la fuerza divina es máxi-
mamente infinita» y «la fuerza (virtus) divina es mayor que la (virtus) fuerza del
alma».28 Como la virtus divina es infinita, puede disponer rápidamente (subito), para
sunt ipsae potentiae; neque passiones, sicut est in sensitivis potentiis; neque qualitates de necessitate
agentes, sicut sunt qualitates rerum naturalium». Tomás de Aquino, De Virtutibus, a. 1 co.
25
«Ad cuius evidentiam, considerandum est quod effectuum qui sunt ab exteriori principio,
aliquis est ab exteriori principio tantum; sicut forma domus causatur in materia solum ab arte. Ali-
quis autem effectus est quandoque quidem ab exteriori principio, quandoque autem ab interiori; sicut
sanitas causatur in infirmo quandoque ab exteriori principio, scilicet ab arte medicinae; quandoque
autem ab interiori principio ut cum aliquis sanatur per virtutem naturae». Tomás de Aquino, Sum.
Theol., I, q. 117 a 1.
26
«Quod principium exterius, scilicet ars, non operatur sicut principale agens, sed sicut coadiu-
vans agens principale, quod est principium interius, confortando ipsum, et ministrando et auxilia, qui-
bus utatur ad effectum producendum: sicut medicus confortat naturam, et adhibet ei cibos et medicinas,
quibus natura utatur ad finem intentum». Tomás de Aquino, Sum. Theol., I, q. 117 a 1.
27
«Sed contra est quod dicit Hilarius, VIII de Trin., quod Deus est immensae virtutis, vivens,
potens. Omne autem immensum est infinitum. Ergo virtus divina est infinita». Tomás de Aquino, Sum.
Theol., I, q. 25 a. 2 s. c.
28 Tomás de Aquino, Super Sent., lib. 1 d. 42 q. 1 a 1. Sc 2 y sc 3. Tomás de Aquino, Super
Sent., lib. 4 d. 17 q. 1. A 5 qc. 3 sc. 1: «… efficiator est virtus divina ad agendum quam virtus natural»;
lib 4 d. 31 q. 1. a. 3 sc 2 «… virtus divina, […] est efficacior quam virtus humana», lib. 4 d. 43 q. 1
a. 2 qc. 1 ad 2: «… virtus divina non alligatur causis aliquibus secundis, quin effectus illarum posset
Las potencias naturales del cuerpo en Tomás de Aquino 69
la forma a cualquier materia creada, no así la virtus natural que, puede encontrar una
resistencia en la desproporción posible de la materia respecto de la forma, pero «ve-
mos que cuánto más fuerte es la virtus del agente tanto más pronto queda la materia
dispuesta» (videmus quod quanto virtus agentis fuerit fortior, tanto materia citius
disponitur).29 En cambio, el poder de Dios sobre la materia, o más precisamente,
el poder de disponerla de modo tal para que pueda recibir la forma, es infinito. Se
ha adelantado que, para el Aquinate hay tres tipos de virtus. Pues bien, Tomás de
Aquino incluye expresamente (en el artículo 1 de las Cuestiones Disputadas sobre
las virtudes) a la virtus divina en el primer tipo, es decir, a la virtus como agente. La
virtus como agente, se ha dicho, no necesita de algo diverso de sí para ser principio
de acto, y por esto mismo, no es algo diferente de la misma potencia, lo que las cons-
tituye «en sí mismas perfectas». Y siendo Dios inmensamente virtuoso no necesita
en absoluto de algo distinto de sí y se manifiesta y se presenta como lo que en sí es
máximamente perfecto.
Además, la virtus en términos generales y en relación a la razón de su nombre
es el acabamiento de la potencia, lo que complementa o termina o acaba la potencia
de la naturaleza de una realidad: es la fuerza ínsita e intrínseca de una potencia hacia
su acabamiento final, es decir, conforme al fin de la naturaleza complementándola
como lo último en su realidad. La virtus divina tiene una fuerza inmensa e infinita, un
impulso perfectísimo para llevar, a partir de cualquier materia, a una realidad hacia
su acabamiento final. Así, se puede ver, el uso que hace el Aquinate de la virtus di-
vina para justificar muchos de sus argumentos con relación a una gran diversidad de
temas que van desde la creación de los primeros cuerpos humanos hasta la del alma
humana, por poner un ejemplo.
Conclusión
inmediate, vel aliis causis mediantibus, producere…». También pueden verse: Contra Gentiles, lib. 3 c.
70 n. 3; Contra Gentiles, lib. 3, c. 99, n. 3; y Contra Gentiles, lib. 4, cap. 45, nn. 3 y 5.
29
Tomás de Aquino, Sum. Theol. I II, q. 113 a. 7 co. y Tomás de Aquino, De veritate, q. 12 a. 2 ad 4.
70 Gustavo Carlos Bitocchi
Dios y Virtus
Dios es el Agente perfectísimo que puede, (pues es omnipotente), y si además
quiere o adjunta su voluntad, (pues no es omnivolente), disponer las realidades hacia
su fin más óptimo, «es la disposición de lo perfecto para lo óptimo».31 Esta capacidad
y potencialidad virtual divina se evidencia, en el Aquinate, en varios aspectos de la
concepción material de lo corpóreo en cuanto a su disposición: en la creación del
cuerpo de Adán, pues desde nada lo instituye, y del cuerpo de Eva, pues desde algo,
desde algo fragmentario, la instituye, pero también en poder o capacidad, según su
voluntad, se manifiesta de un modo más magnífico, en la creación del alma racional,
permitiendo completar la realidad humana en cuanto tal.
30
«Sunt autem quaedam potentiae quae secundum seipsas sunt determinatae ad suos actus; sicut
potentiae naturales activae. Et ideo huiusmodi potentiae naturales secundum seipsas dicuntur virtutes».
Tomás de Aquino, Sum. Theol., I-II, q. 55 a. 1 co. Y también puede verse: Sum. Theol., I-II, q. 55 a. 1
ad 5.
31
Tomás de Aquino, De Virtutibus, a. 1 co.