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Para Israel los libros del Antiguo Testamento representan más que el registro de su historia, es el
pacto que Dios realizó con su antepasado Abraham, - transmite la experiencia religiosa del pueblo israelita
desde sus orígenes hasta la venida de Jesucristo. Los libros que lo componen son el testimonio permanente
de la fe de Israel en el Dios único y verdadero. Creador del Universo. Es el Dios que quiso revelarse de manera
especial en la historia de su pueblo, guiándolo con su Ley, beneficiándolo con el pacto de su gracia y haciéndolo
objeto de sus promesas. Paso a paso, Dios lo convirtió en una nación unida por la fe, lo sostuvo y le mostró sin
cesar la senda de justicia y santidad que debía seguir para no perder sus señas de identidad como pueblo
elegido.
De allí que la preservación del Antiguo testamento ha sido de tanta importancia y con toda la
seriedad debida ya que contiene todas las promesas divinas que constituyen el fundamento de su
esperanza.
Uno de los mayores precursores en el cuidado del texto divino fue el sacerdote Esdras (a
quien se le atribuye haber dado forma final al Canon judío con los 39 libros) el cual puso toda diligencia
en preservar los textos sagrados con el fin de enseñar en Israel sus estatutos. Parte de este trabajo
de preservación consistió también en clasificar los Escritos divinos con el fin de enseñar de una
manera progresiva la revelación de Dios, y así los hebreos llegaron a clasificar el Antiguo Testamento
en tres partes importantes:
1) La Torá, 2) Nebiim 3) Y Ketubim.
Esta división fue reconocida por los hebreos y en un texto deuterocanónico conocido como
el Texto Sirácida o libro Eclesiástico (no debe confundirse con el libro canónico de Eclesiastés), escrito
aproximadamente en el año 190 a. C. por Jesús bar Sirac, dice: “La ley, los profetas y los demás
libros que fueron escritos después, nos han trasmitido muchas y grandes enseñanzas…”,
(Sirácida 1:1).
Vemos, que el autor resalta las enseñanzas de las Escrituras hebreas, la ley, que corresponde
a la Torá; los profetas, que corresponde a Nebiim; y los demás Escritos, que corresponden a Ketubim.
También en el evangelio Según Lucas se hace referencia a estas tres divisiones de las Escrituras del
Antiguo Testamento:
“Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era
necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas
y en los salmos”, (Lucas 24:44).
Aquí vemos como Jesús dijo que todo lo que le había acontecido estaba escrito en las
Escrituras del Antiguo Testamento, y para ello hace referencia a las tres divisiones que los judíos ya
conocían: La ley de Moisés, que corresponde a la Torá; los profetas, que corresponde a Nebiim; y los
Salmos, término con el que en ocasiones se referían a los demás Escritos, que corresponden a
Ketubim.
La colección de todos los libros del Antiguo Testamento es conocida como Tanaj, la cual es
el resultado de un acróstico de los tres nombres que reciben las tres divisiones que se le da en hebreo,
y en general, el Tanaj corresponde al Antiguo Testamento que nosotros conocemos.
División hebrea del antiguo testamento (Tanaj)
✓ La Torá (Instrucción o doctrina) corresponde a los primeros cinco libros de la Biblia y
son conocidos como los libros de la ley de Moisés o Pentateuco que incluyen Génesis,
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Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Esta sección contiene la obra base del
antiguo pacto, o la revelación de Dios en las palabras y hechos que pusieron el
fundamento del reino de Dios en la forma del Antiguo Testamento.
✓ Nebiim (profetas en español), es la segunda división conocida, y se subdivide en
Profetas Anteriores en los que figuran Josué, Jueces, Reyes y Samuel (Estos últimos
son un solo volumen), y los Profetas Posteriores: Isaías, Jeremías, Ezequiel y el Libro
de los Doce (este último es un solo tomo que corresponde a los doce profetas
menores). Estos libros contienen las revelaciones profética-histórica y de predicción
que ayudaron a Israel a constituirse como reino después de la muerte de Moisés;
fueron considerados como palabra de Dios y como vemos, un profeta o vidente era
considerado como un hombre que bajo la influencia de Dios hablaba en su nombre,
no solo para dar predicciones del futuro, sino para dar instrucciones al pueblo en
cuanto al caminar diario y la observancia de la ley de Moisés.
✓ Ketubim (escritos) es la tercera división de la Biblia hebrea, la cual incluye once libros
donde están contenidos: Salmos, Proverbios y Job, luego sigue el Megilot o rollos que
comprenden Cantar de los Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés y Ester, y
finalmente, se agregan Daniel, Esdras-Nehemías y Crónicas (estos dos últimos se
consideran como un solo libro).
Generalmente a los autores de estos libros se les conoce como Hagiógrafos (o escritores
sagrados), es decir, autores de libros santos que no necesariamente habla de personajes que
poseyeran el oficio de profeta. El propósito de esta agrupación es mostrar a través de los libros
poéticos los frutos espirituales de los justos, además de la historia del gobierno de David y su dinastía,
así como presenta a través de Daniel, como todos los reinos de esta tierra pasarán y prevalecerá la
del Mesías tan esperado, nuestro Señor Jesucristo. Si nos damos cuenta la cantidad de libros del
canon hebreo suman 22 en total, porque se han fusionado en dos tomos algunos de ellos, como los
libros de Crónicas, Reyes, Samuel, Esdras-Nehemías; de igual forma tiene uno llamado los Doce, el
cual contiene en un solo volumen los 12 libros de los profetas menores que son Oseas, Joel, Amos,
Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías.
Ahora bien, si separamos estos 22 libros veremos que corresponden exactamente a los 39 que
tenemos en nuestra Biblia y que conocemos como los libros del Antiguo Testamento. Tal y como los
judíos; nosotros también tenemos dividido el Antiguo Testamento, y en este caso se divide en 4 partes:
1) El Pentateuco, 2) los Libros Históricos, 3) los Libros Poéticos y 4) los Libros Proféticos.
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Presentan el relato del desarrollo y decadencia espiritual de la nación de Israel, desde la
conquista de Canaán, su establecimiento en la tierra prometida, sus problemas en el tiempo de los
jueces de Israel, el surgimiento de la monarquía, la división del reino, su decadencia espiritual que los
llevó al exilio y su regreso a su Jerusalén después de 70 años de exilio. Los libros Históricos son:
Josué, Jueces, Rut, 1 Samuel, 2 Samuel, 1 Reyes, 2 Reyes, 1 Crónicas, 2 Crónicas, Esdras, Nehemías
y Ester.
Libros Poéticos.
Estos libros hacen una presentación del anhelo de adoración al Señor y la fe personal. En
esta sección se incluyen los libros de Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares.
Libros proféticos.
Estos libros complementan el estudio y comprensión de los libros históricos que narran el
surgimiento de la monarquía y su decadencia espiritual y en estos el Señor revela sus bendiciones,
juicios y promesas. Esta sección se divide a su vez en:
1) Profetas Mayores donde se incluye a: Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Ezequiel y Daniel, y
2) “Profetas Menores que son: Oseas, Joel, Amos, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc,
Sofonías, Hageo, Zacarías, y Malaquías.
TEMAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
En cuanto a la temática que el Antiguo Testamento desarrolla; la podemos dividir en dos
partes sencillas.
1) La primera va desde Génesis 1-11, y relata los tratos de Dios con la humanidad en general, y se
presentan
✓ La creación del universo y del hombre,
✓ La caída del hombre,
✓ El gran diluvio universal,
✓ La torre de Babel y la tabla de las naciones a partir de la descendencia de Noé.
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Entre sus páginas podemos ver que descansa la esperanza de un Mesías que traería el alivio a una
humanidad pecadora. Desde Génesis 3 se contempla la primera promesa mesiánica, luego vemos la
promesa de Dios a Abraham de que en su simiente todas las naciones serian benditas, y a través del
pacto de Dios con David le aseguró que uno de sus descendientes se sentaría en el trono de Israel
para siempre. Todas estas promesas se cumplen en la persona de nuestro Señor Jesucristo de cual
hablan la ley, los profetas y los salmos. Por esta razón se puede entender porque el Nuevo Testamento
abre con Mateo, quien presenta al principio de sus páginas la genealogía de Jesús para mostrarles a
sus lectores sus credenciales mesiánicas como descendiente de Abraham y David.
RELACIÓN ENTRE EL ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO
¿Qué relación existe entre el Antiguo y Nuevo Testamento? El Antiguo Testamento nos narra
cómo fue creado el hombre a imagen y semejanza de Dios, sin embargo, por causa del pecado, este
se alejó de Él y su vida fue de constantes males, pero fue a través de Abraham que se estableció un
pacto que años más tarde fue confirmado a su descendencia Israe,l por medio de Moisés:
“Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas
que Jehová ha dicho, y obedeceremos. Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el
pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas
estas cosas”, (Éxodo 24:7-8).
La condición que Israel tenia para mantener los beneficios del pacto que Dios había hecho
con ellos era obedecer sus mandamientos: “Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos
que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el
Dios de vuestros padres os da. No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de
ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno”,
(Deuteronomio 4:1-2).
Lamentablemente todos sabemos que Israel desobedeció y como consecuencia fueron
castigados siendo conquistados por naciones extranjeras que los deportaron fuera de su tierra natal,
pero fue aquí donde Dios prometió que habría de establecer un nuevo pacto, diferente al primero: “He
aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con
la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para
sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para
ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos
días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por
Dios, y ellos me serán por pueblo”, (Jeremías 31:31-33).
Fue así que el nuevo pacto se confirmó y se selló con la sangre de Cristo, fue a través de su
sacrificio y resurrección que estableció un nuevo, diferente y eficaz pacto por medio de la fe: “Pero
estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más
perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de
machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el
Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Porque si la sangre de los toros y de los
machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la
purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se
ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para
que sirváis al Dios vivo? Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que
interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los
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llamados reciban la promesa de la herencia eterna. Porque donde hay testamento, es necesario
que intervenga muerte del testador” (Hebreos 9:11-16).
De esta forma existe una relación entre el Antiguo y Nuevo Testamento. Los libros del
Pentateuco nos muestran como aquel hombre perfecto cayó en pecado por su desobediencia y así,
después de muchos fracasos, el Señor establece su pacto incondicional con Abraham donde promete
hacer de él, una gran descendencia y años más tarde a través de Moisés libera a su pueblo de la
esclavitud y les da sus leyes divinas.
En los libros Históricos se nos narra como Dios introduce a su pueblo en la tierra prometida,
pero una vez ya establecidos estos violentan sus mandamientos, aquí se ve el progreso de Israel
como nación, con la influencia de los jueces en ellos, sus constantes rebeliones, el establecimiento de
la monarquía, así como el fracaso de muchos reyes en conducirlo en el camino del Señor, lo cual lo
llevó a la cautividad.
Los libros Históricos se complementan con los libros Proféticos los cuales muestran cómo el
Señor levantó a sus profetas que los amonestaban por sus pecados y los exhortaban al
arrepentimiento.
Finalmente, los libros Poéticos nos hablan del anhelo de adoración a Dios, así como una
incontable fuente de sabiduría que conduce al hombre temeroso de Dios a la bendición total. En todo
esto, también surgen incontables anuncios proféticos del futuro Mesías que traería el descanso y
liberación de su pueblo. De esta forma, todo el Antiguo Testamento coloca las bases para el
surgimiento de un redentor de la humanidad caída y en el Nuevo Testamento todo esto se cumple.
Así,
✓ En Génesis encontramos al hombre caído, pero a este se le da una esperanza, la simiente de
la mujer que restauraría al hombre a su relación original con Dios;
✓ Luego en el Nuevo Testamento vemos en los evangelios el cumplimiento de todo esto,
✓ Hechos de los Apóstoles nos muestra el surgimiento de un nuevo pueblo redimido por sus
pecados,
✓ Las cartas nos hablan de la norma de fe y la vida en el nuevo pacto y
✓ Apocalipsis termina anunciando la restauración total de todas las cosas, el plan de
consumación final de Dios. En conclusión, ambos testamentos están relacionados.
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