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Hitos de la militancia lesbofeminista de Buenos Aires (1984-1995)

Mónica Tarducci
En Tarducci, M (comp) Feminismo, lesbianismo y maternidad en Argentina. Buenos
Aires, Librería de Mujeres Editoras 2014. (37-59)

“It astonishes me how quickly peoples forget even recent history, and how much they are willing
1
to project current attitudes back as fictive chronological sequences”. (Gayle Rubin, 1997, 88)

Introducción
En 2010, escribí junto a Deborah Rifkin, un artículo sobre la historia del
movimiento feminista en Argentina para un libro pensado como una
herramienta de formación en género para personas que de un modo u otro
están involucradas en los medios de comunicación (Tarducci y Rifkin, 2010).
En él advertíamos sobre la necesidad de reconstruir con mayor profundidad las
historias de los grupos de lesbianas militantes que hicieron su aparición
tímidamente en la década de los 80 y se consolidaron en los 90. Es lo que
comencé a hacer desde hace un tiempo, esta vez recurriendo no sólo a los
documentos, como en el artículo referido, sino también a las voces de las
protagonistas.
En ese sentido tuve que enfrentarme a nuevos desafíos. Si antes
lamentábamos que la información sobre el movimiento feminista lésbico era
realmente muy poca, sobre todo para la época anterior al uso militante de
Internet2, y estaba mucho mas dispersa que la del movimiento en general,
fragmentada en panfletos sin fecha, en artículos en revistas de corta duración,
o en la presentación a algún congreso, hoy las entrevistas a las militantes me
interpela de manera diversa y apasionante.
Esta etapa que estoy encarando, contempla realizar una historia del
movimiento lesbo-feminista de Buenos Aires y de las provincias en donde
pueda recabar información, durante los años 80 y 90 recurriendo al menos en
un primer momento a lo que mis entrevistadas y yo consideramos hitos. Es
decir “aquellas experiencias, decisiones y acontecimientos que al recordarlas

1
“Es asombroso cuán rápidamente la gente olvida hasta el pasado mas reciente y cómo
desean proyectar en el pasado actitudes del presente, en una secuencia cronológica ficticia.”
2
La creación del Archivo Lésbico, es un acontecimiento fundamental. Véase
http://www.potenciatortillera.blogspot.com.ar/

1
se constituyen en una experiencia significativa....la capacidad que esos
acontecimientos han tenido para desencadenar situaciones y decisiones
posteriores....se descubren a través de las consecuencias que tuvieron en su
momento, de la huella que dejaron bien a nivel individual y o colectivo” (Del
Valle, 1996, 146). ¿Cuáles fueron esos hitos, si tenemos en cuenta mis propios
recuerdos y los de mis entrevistadas, que marcaron al movimiento feminista
lesbiano entre los años 1984 y 1995?
Convencida de que los movimientos emancipatorios deben reconocer los
legados anteriores, me anima el intento de recuperar una historia silenciada y
muchas veces tergiversada. Como lo expresan Cora DuBois y Linda Gordon,
para referirse al feminismo: “Sin historia, los movimientos políticos como el
nuestro se mueven sin cesar como en un péndulo, reaccionando contra los
errores anteriores de una forma exagerada en un intento de compensarlos, e
incapaces de asimilar las percepciones previas o de trascender las limitaciones
de nuestras antecesoras”. (DuBois y Gordon, 1989, 53)
En este primer acercamiento3, mencionaré los antecedentes del lesbo-
feminismo de la década de los setenta del siglo pasado en Argentina así como
a algunas publicaciones que pusieron en sus páginas la problemática del
lesbianismo en los inicios de la apertura democrática para pasar luego a los
hitos del lesbianismo militante en los años que nos ocupa. Finalmente haremos
referencia al III Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, que tuvo
lugar en Bertioga, en Brasil, en el mes de agosto de 1985 considerado por
todas las informantes como importantísimo por el ímpetu que le dio al
activismo.

1. Lo que sabemos de los setenta


En los años sesenta y setenta, el movimiento feminista politizó la vida cotidiana
y su impacto mas grande fue desmontar las viejas creencias sobre la
sexualidad de las mujeres exigiendo el derecho al placer y denunciando el
carácter opresivo de una sexualidad atravesada por relaciones de poder entre
los hombres y las mujeres. En ese contexto el lesbianismo sale a la luz
convirtiéndose en una opción para todas las mujeres.

3
Acercamiento que espero completar y corregir con los aportes de quienes lean estas páginas.

2
Eran tiempos radicales, donde hablar de sexualidad era denunciar el carácter
represivo de la familia, era hacer explícita la subordinación de las mujeres, era
desarticular el mito del orgasmo vaginal….eran tiempos de criticar al
capitalismo mientras íbamos ganándole terrero al derecho al placer. En
palabras de Linda Gordon, “las feministas contemporáneas no sólo han
explorado nuevas formas de compromiso emocional a corto y a largo plazo,
sino que también han desfetichizado el acto sexual mismo por primera vez en
la historia moderna” (Gordon, 1980, 138)
En esa época inicial se luchó contra las concepciones de enfermedad o
desviación aplicadas al lesbianismo. Se revalorizó el término “lesbiana”, para
darle un sentido político y poder pensar la historia de las mujeres desde un
punto de vista no heteronormativo. Los manifiestos emanados de los grupos de
disidencia sexual eran “expresión de una conciencia que se sueña radical y
que aspira a una ruptura social y sexual.” (Mérida Jiménez, 2009, 15)
En esos años, en los que, en palabras de Claudia Hinojosa (2001) “la
sexualidad se convierte en terreno de confrontación”, en Argentina, las
lesbianas no existían.
Si bien los temas alrededor de la sexualidad estaban presentes y constituían,
implícitamente una crítica a la heterosexualidad, tanto en los papeles como en
el recuerdo de las informantes, las lesbianas no constituían un aspecto visible
del movimiento feminista, aunque varias de sus militantes lo fueran.
El Frente de Liberación Homosexual (FLH) creado en 1971 con la
incorporación de varios grupos, (como Nuestro Mundo de 1967) albergaba un
mítico grupo Safo, de mujeres lesbianas. Decimos mítico, porque se lo nombra
pero no han quedado rastros de él. En los textos del FLH, de fuerte contenido
anticapitalista y antipatriarcal, la mención a la subordinación de las mujeres y al
feminismo es notoria, sin embargo no aparecen referencias a las lesbianas. Ni
siquiera cuando en el primer número de su revista Somos, (de la cual
aparecieron ocho, entre 1973 y 1976), se publicó la traducción de “The
Woman-Identified Woman”, producido por el grupo Radicalesbians de Nueva
York y repartido como panfleto en 19704.

4
“¿Qué es una lesbiana? Una lesbiana es la rabia de todas las mujeres, condensada y a punto
de estallar.” Así comienza este documento pionero, que expresamente se propone dar a
conocer la experiencia de liberación, la paz interior, el amor propio conseguidos por quienes

3
Cuando quisimos indagar sobre el grupo Safo a feministas que participaron del
activismo anterior a la dictadura, obtuvimos respuestas tales como que en los
primeros años de la década de los setenta el tema no se hablaba ni siquiera
entre las militantes, entre otras cosas porque las demandas feministas solían
ser deslegitimadas mediante acusaciones de lesbianismo. Niegan conocer
quienes componían Safo “alguna de la UFA (Unión Feminista Argentina),
pocas, casi nada, serían dos”5
Hilda Rais, militante de UFA lo expresa del siguiente modo en una entrevista
realizada en 1996:
“pienso que es necesario decir que durante ese primer período, salvo
alguna excepción, las lesbianas ocultábamos serlo. Puede parecer
increíble, desde hoy, creer que con tal grado de intimidad compartida
políticamente como la que describo (se refiere a los grupos de
concientización) no se manifestara como tal, y no éramos pocas. Pienso
que la mezcla de sometimiento ancestral y deshonestidad hacia el
compromiso con el grupo tiene que enmarcarse históricamente: hablo de
los comienzos de la década del 70 en Buenos Aires, Argentina. Faltaba un
poco aún para que surgiera el primer grupo de militantes homosexuales,
varones; muchísimos mas para la pública existencia del movimiento gay y
de lesbianas. La invisibilidad era extraordinariamente mayor que ahora
(1996) y la posible autoafirmación individual no tenía aún la sustentación
política que también provino del feminismo (...). Éramos atacadas,
descalificadas, desde la derecha, la izquierda y el centro con distintos y
hasta opuestos argumentos. Sin embargo, todos coincidían en un
anatema: feminista-lesbiana. Y sabíamos que la amenaza de ese estigma
era el más eficaz para alejar a las mujeres, a las heterosexuales de las
lesbianas. Creo que aquel ocultamiento respondía a una tácita “estrategia”
contaminada por la opresión específica”(Chejter, 1996, 23)

Sin embargo, las expresiones de Hilda Rais no parecen coincidir con los
testimonios recogidos por Trebisacce (2014) en su tesis doctoral, donde las
mujeres entrevistadas expresan un discurso que coloca como irrelevante al
objeto de deseo afirmando que la militancia feminista era una lucha integral que
incluía a todas las mujeres. “El feminismo era concebido como una lucha más

escriben, para animar a aquellas mujeres que sufren por no compartir las expectativas sociales
por ser lesbianas. Se examinan, entre otros temas, la diferencia entre homosexualidad
masculina y lesbianismo, el uso descalificador de la palabra “lesbiana”, lesbianismo y
feminismo, las lesbianas como una categoría que dentro del patrón masculino, etc. El texto
completo en inglés está en http://library.duke.edu/rubenstein/scriptorium/wlm/womid/. En
castellano en Mérida Jiménez (2009)
5
Agradezco este dato a Catalina Trebisacce, investigadora del feminismo de los años setenta
y cuya tesis doctoral (Trebisacce, 2014) explora, entre otros temas la cuestión de la sexualidad
para este período.

4
radical, que cuestionaba aspectos de la realidad que la militancia en torno a la
identidad sexual no hacía.” (Trebisacce, 2014, 220). Ambas versiones, sin
embargo, no tienen que ser necesariamente excluyentes.

2. Comenzar a hablar de lo innombrable

Pensar los años 80 y el fin de la dictadura es recordar la intensidad de una


lucha que las mujeres libramos en muchos frentes, con objetivos urgentes
como cambiar las leyes represivas, (poner fin a las que reprimían el acceso a
los anticonceptivos, por ejemplo) y obtener mínimos derechos democráticos
como el divorcio vincular y la patria potestad compartida. Es la década donde el
feminismo interactuaba con el Movimiento de Derechos Humanos, con los
partidos políticos y con el Estado. También los nuevos tiempos nos acercaron a
América Latina de manera mucho mas fluida como veremos mas adelante.
El lesbianismo militante en Buenos Aires surge en ese contexto esperanzador
donde todo estaba por hacerse, pero alejado de las consignas que
acompañaron la aparición del activismo lésbico en otras latitudes durante los
años sesenta y setenta. No irrumpió en escena al grito de “el feminismo es la
teoría, el lesbianismo la práctica”, sino que surgió muy tímidamente luego de un
período de latencia, con muchas ganas de romper con la cultura de los bares y
los lugares sólo para entendidas.
Lentamente, el lesbianismo se fue constituyendo en un movimiento social, que
no sólo puso en las calles a sus militantes sino que también fue creando
nuevas identidades y nuevos marcos de interpretación o referencia, para
comprender aspectos de la realidad social, otorgando nuevos significados a
viejos hechos, como tan bien describiera Ana de Miguel Álvarez (2003) para el
impacto del movimiento feminista.
Considero que es importante hacer referencia para el período de la transición
democrática, a la aparición de algunos artículos, en general llenos de prejuicios
sobre el feminismo, así como esporádicas entrevistas televisivas, propias de
épocas de “destape”, es decir, la mayoría de las veces sensacionalistas,
porque de alguna manera fueron abonando el terreno discursivo con un
mensaje que mencionaba a sujetos hasta entonces invisibles.

5
Por el contrario, algo que sin dudas debemos celebrar es la aparición de la
revista Alfonsina, cuyo primer número sale el 15 de diciembre de 1983, y el
último en junio de 1984 dirigida por María Moreno, una reconocida periodista
que tenía bajo su responsabilidad el suplemento La Mujer del diario Tiempo
Argentino, que apareció en noviembre de 1982 y cerró su suplemento en 1986.
En las páginas del autotitulado “primer periódico para mujeres”, amenas y con
buen material ilustrativo, estuvieron presentes dos temas prácticamente
inexistentes para la prensa de esos días: el aborto y las relaciones eróticas
entre mujeres.
“Amar a otra mujer” en Alfonsina Nº3, del 12 de enero de 1984 fue nota de tapa
y ocupó dos páginas. Reproduce una entrevista realizada por Anne Koedt, que
forma parte de la colección Notes from the Third Year editada en 1971 y que
un año después se publicó en castellano en el libro Para la liberación de
segundo sexo, editado en Buenos Aires por De la Flor y compilado por Otilia
Vainstok.
En la entrevista, una mujer cuenta su relación con otra, ambas heterosexuales
y militantes feministas: el darse cuenta, el asombro y la confusión iniciales
(“una se niega a considerar las implicaciones de lo que está sucediendo”), el
miedo a romper una amistad que la relatora consideraba valiosa, la “primera
vez”, la diferencia entre sensualidad y genitalidad, la revalorización del cuerpo,
la imposibilidad de mostrar cariño en público, entre otras referencias, narradas
de manera simple y emotiva. Llama la atención que la editora de Alfonsina
resalte algunos párrafos, como la respuesta a la pregunta ¿que la llevó a
enamorarse de una mujer?, donde se lee que es “una pregunta equivocada”:
“Porque yo no me enamoré de „una mujer‟. Me enamoré de Jen…que no
es exactamente lo mismo. Sería mejor plantear la pregunta así: ¿Cómo
pudo superar el hecho de que ella fuera mujer? En otras palabras, ¿cómo
pude superar mi condicionamiento heterosexual y permitir que afloraran
mis sentimientos por ella?

La entrevistada reconoce que lo anterior no hubiera sido posible sin la


existencia del movimiento feminista, que le permitió entre otras cosas, salirse
de la noción de “que por más independiente que fuera en la vida, debía tener
un hombre”. No deja tampoco de criticar algunas tendencias dentro del
movimiento, como pensar que acostarse con una mujer sea “una cosa sana en

6
sí misma”, o la premisa radical que afirmaba que sólo las lesbianas eran
verdaderas feministas.
En el número 6 de Alfonsina, que apareció en febrero 1984 bajo el título de
“Mujeres en imágenes: Así eran ellas”, se nos acercan fotografías de mujeres
pensadoras y artistas. Entre ellas, las inconfundibles Gertrude Stein y Alice
Toklas, que son descriptas como un matrimonio bastante tradicional por la
división de tareas establecidas en el vínculo.
Con el título de “Feminismo y Lesbianismo”, en el número 8, del 22 de marzo
de 1984, la editorial repasa episodios recientes de agresiones a las lesbianas
en los medios de comunicación. En primer lugar, la entrevista realizada por
Hugo Guerrero Marthineitz a Leonor Calvera en un programa de televisión,
“insidioso interrogatorio -que será histórico por ridículo- acerca del amor, la
facha femenina y el llamado tercer sexo, incitándola a un ánimo confesional
que parecía mas apuntar a sus fantasías de voyeur que al oficio periodístico”,
se afirmaba. También le dedica unos párrafos a la revista Satiricón, que “se
pone nerviosa cuando las conductoras de La Cigarra usan pelo corto”.
Dolorosamente, la editorial de ese número 8 comenta que “la revista Alfonsina
ha recibido cartas de “feministas” que critican duramente el artículo “Amar a
otra mujer”, aparecido números atrás, porque perjudica “la cara del
movimiento”. Lo que es contestado desde varios frentes: desde el irónico (para
ser feministas hay que amar a las mujeres, lo cual no quiere decir conocerlas
en sentido bíblico), hasta apelaciones históricas, pasando por diatribas para la
derecha y la izquierda.
Además de las menciones anteriores, producto del compromiso militante de
María Moreno, se pueden destacar, para el período de la apertura democrática
dos artículos de la revista cultural El Porteño, que fueron las entrevistas a
María Elena Oddone (apellido mal escrito en el título como Odone!) y al grupo
feminista ATEM 25 de noviembre.
En el primero, de octubre de 1983, le preguntan a Oddone sobre la sexualidad.
Ella afirma que ni el Estado, ni las religiones, ni nadie puede imponerle a una
persona con quién tener relaciones. Además afirma que los homosexuales son
tan reprimidos por la sociedad debido a que no cumplen la función reproductiva
y que le dan a la sexualidad el verdadero sentido que tiene: el placer.

7
En la entrevista a ATEM, dentro del suplemento “Cerdos y peces” de febrero
1984, en una apretada síntesis de lo que seguramente fue una prolongada
charla, se afirma que la sexualidad-reproducción debe deslindarse de la
sexualidad-placer; que debe desterrarse el mito acerca de la existencia de dos
orgasmos, uno clitórico y otro vaginal, que en el sexo nada está prohibido
mientras no produzca lesiones (…); Que la homosexualidad no constituye una
perversión sino una diferente elección del objeto amoroso.
En el acto multitudinario del 8 de marzo de 1984 en la Plaza de los Dos
Congresos, donde por primera en la Argentina se conmemoraba el Día
Internacional de la Mujer, se podía leer en uno de los numerosos carteles
“Basta de falocracia, reivindiquemos el clítoris”, además de otros que
claramente hacían mención al derecho al placer.

“Por primera vez las mujeres tomamos las calles, dejamos atrás las mesas
redondas en teatros y las charlas en locales cerrados y realizamos un acto
político. Por primera vez en Argentina, el Día Internacional de la Mujer se
conmemoraba al aire libre y por primera vez el edificio del Congreso
escuchaba y veía a tantas mujeres manifestándose como mujeres,
gritando por sus problemas específicos.”. (ATEM, 1984, 1) (subrayado en
el original)

Yo misma, me recuerdo preparando carteles en Lugar de Mujer para llevar a la


plaza, llena de ansiedad ante lo nuevo, sintiendo que se abría un abanico de
posibilidades para visibilizar el proyecto emancipador del feminismo. La
problemática lésbica se expresaba dentro de ese proyecto, de una manera aún
implícita.

3. La lenta constitución de un movimiento6

1982
En abril de 1982 nace la “Asociación de Trabajo y Estudio de la Mujer-25 de
noviembre”, conocida como ATEM. Desde sus inicios sus acciones estuvieron
muy relacionadas con organizaciones de Derechos Humanos como Madres y
Abuelas de Plaza de Mayo. En noviembre de ese año, ATEM convoca a las
primeras Jornadas anuales de debate feminista, presentes hasta 2012. En las

6
Los hitos enumerados son seguramente incompletos y responden al estado actual de la
investigación. Serán completados y corregidos a medida que avance y espero que sean
respondidos por quienes los lean.

8
conclusiones de esa primera reunión, en el taller de “Familia y Sexualidad”, se
lee “que la sexualidad debe separarse de la reproducción, sobre el derecho al
placer y que la homosexualidad no es una perversión sino una diferente
elección del objeto amoroso”.

1983
Abre sus puertas Lugar de Mujer.

1984:
En la comisión Sexualidad de las III Jornadas de ATEM que incluye
“lesbianismo”, Hilda Rais presenta su trabajo: Lesbianismo. Apuntes para una
discusión feminista, 7 donde se propone explícitamente “abrir la discusión
política en los grupos de mujeres, desde una perspectiva feminista”, colocando
al lesbianismo como “una conducta sexual, luego como una forma de vida con
significación política, situarlo en un sistema –el patriarcal- y en nuestro país,
capitalista dependiente, autoritario y sujeto al poder de la Iglesia Católica.”
En su aporte pionero Rais pasa revista a las concepciones “falocéntricas” de la
sexualidad femenina y de cómo la lesbiana desafía esas concepciones; a la
violencia individual, familiar, social, institucional ejercida contra las lesbianas;
examina qué sucede cuando una mujer se reconoce lesbiana en una época de
ocultamientos; analiza al ghetto lésbico como una de las respuestas
adaptativas a la violencia exterior y no sin ironía y mucha valentía afirma que
“Como consecuencia, el grupo de amistades muchas veces está constituido por
personas que sólo tiene en común el ser lesbianas”. También se anticipa a
asuntos como la maternidad de las lesbianas, los tipos de pareja, los
problemas económicos que surgen con la separación de las parejas lésbicas.
Posicionándose como feminista, reivindica al movimiento y, citando a Charlotte
Bunch afirma que “el eje de la política feminista lésbica: la crítica política a la
institución y la ideología de la heterosexualidad como piedra fundamental de la
supremacía masculina”.
El grupo de concienciación es el espacio para que las hetero y lesbianas del
movimiento puedan reflexionar juntas y cuestionar las “naturalizaciones”

7
Puede consultarse en el Archivo Lésbico http://www.potenciatortillera.blogspot.com.ar/

9
asociadas a la sexualidad y combatir los resquemores y desconfianzas mutuas.
Si bien, reconoce que en una primera parte, tal vez serían necesario grupos de
autoconciencia solo para lesbianas.
Por último, afirma contundente que “copiar modelos ajenos no sirve si no los
sometemos al análisis de nuestra realidad”.
“No queremos la automarginación como única respuesta a la marginación,
habrá que pensar en formas de acción posibles. Solamente un análisis
político propio podría descubrir la necesidad o no de reivindicaciones
específicas, o de estrategias y tácticas de lucha y concientización en
nuestro medio”

1985
Julio/agosto: III Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, en Bertioga,
Brasil.
Luego del Encuentro, ATEM invita a Empar Pineda, que durante el mes de
agosto, da charlas sobre feminismo que incluyen el tema del lesbianismo.
Además da a conocer la primera traducción al castellano de Heterosexualidad
Obligatoria y Existencia Lesbiana de Adrienne Rich, realizada para la revista
Nosotras que nos queremos tanto…del Colectivo de Lesbianas Feministas de
Madrid.
En las IV Jornadas de ATEM, del mes de noviembre, se realiza el taller “La
imposición de la heterosexualidad y la solidaridad feminista”, coordinado por
Silvia García.
Se comienzan a publicar los materiales de los grupos de estudio de ATEM.

1986
Mayo: Ilse Fuscova (en ese momento Ilse Kornreich), Adriana Carrasco y otras
mujeres forman un grupo de estudio y reflexión sobre lesbianismo. En el mes
noviembre, en las V Jornadas ATEM, en el “Taller de existencia lesbiana”,
trabajan la definición de lesbianismo, las diferenciaciones entre lesbianismo y
homosexualidad masculina, los roles sexuales, las relaciones sexuales entre
lesbianas y la (in)visibilidad. Se reparte un cuestionario sobre atracción erótica
entre mujeres cuyos resultados se publican al año siguiente en el primer
número Cuadernos de Existencia Lesbiana.

10
En Lugar de Mujer se reúne un grupo de lesbianas para reflexionar sobre su
identidad y problemática. Se llamó GAL (Grupo Autogestivo de Lesbianas) y
funcionó entre 1986/1989.
La Revista Brujas año 4, Nº10, de ATEM, comienza a publicar en tres partes,
Heterosexualidad Obligatoria y Existencia Lesbiana de Adrienne Rich.

1987
Aparecen los Cuadernos de Existencia Lesbiana y se venden en el acto del 8
de marzo, en la Plaza de los dos Congresos, de Buenos Aires.
Se realiza el Primer Encuentro de Lesbianas Feministas Latinoamericano del
Caribe, en Cuernavaca, México (13-16 de octubre).

1988:
En el III Encuentro Nacional de Mujeres realizado en Mendoza, y dentro de los
temas sugeridos para el funcionamiento de los talleres está sexualidad.
Se formó un taller alternativo con el nombre: “Sexualidad: heterosexualidad y
lesbianismo”, convocado por ATEM.
Un grupo de mujeres del GAL editó en noviembre de 1988 la revista Codo A
Codo.
La poeta Diana Bellessi, comienza con los grupos de escritura para mujeres8.

1989:
En el temario del IV Encuentro Nacional de Mujeres, realizado en Rosario, en el
mes de de agosto, “Sexualidad” aborda entre otros temas el lesbianismo y la
bisexualidad. Se lee en el programa: Taller Nº 5 “Sexualidad”. Temas:
Heterosexualidad, Bisexualidad, Lesbianismo, La mujer y el derecho a su
cuerpo: Regulación de la fecundidad, Sexualidad y poder, Doble moral sexual,
Derecho al placer.
En noviembre tiene lugar el Taller de Ética Lesbiana, pensado como parte del II
Encuentro de Feminismo Filosófico, pero que debe realizarse como paralelo en
el local del Taller Permanente de la Mujer.

8
La fecha de los comienzos de los talleres es un poco imprecisa, porque primero Bellessi los
daba en SADAIC y luego en su casa, que es lo que recuerdan las informantes y los sitúan
alrededor de 1988 y 1989.

11
1990:
Segundo Encuentro Lésbico Feminista Latinoamericano y del Caribe, en Costa
Rica.
Nace el grupo Las lunas y las Otras.
Un grupo de lesbianas reunidas en el Taller Permanente de la Mujer decidieron
constituir el Frente Sáfico (FRESA) Integran el frente los grupos Lilith, Las
Lunas y las Otras, Autogestivo de Lesbianas, y Cuadernos de Existencia
Lesbiana, así como mujeres independientes.
V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe en San Bernardo,
Argentina.

1991
Ilse Fuscova aparece en el programa de televisión “Almorzando con Mirtha
Legrand”.

1992
Primer Encuentro de Lesbianas de Capital Federal organizado por Las Lunas y
las Otras, que se siguen realizando hasta 1998.
III Encuentro Lésbico Feminista Latinoamericano y del Caribe en Puerto Rico.

1993
Se conforma el Frente de Lesbianas de Buenos Aires, integrado por GRAL
(Grupo de Reflexión Autogestivo de Lesbianas), BuenasMigas, Convocatoria
Lesbiana, Mujeres de la CHA, mujeres del Colectivo Eros, Las Lunas y las
Otras.
Se realiza en El Salvador el VI Encuentro Feminista Latinoamericano y del
Caribe.

1994
Se publica Amor de mujeres. El lesbianismo en la Argentina, hoy, de Ilse
Fuskova (en diálogo con Silvia Schmid) y Claudina Marek, Buenos Aires:
Editorial Planeta.

12
1995
Comienza a funcionar la Casa de las Lunas, “de y para lesbianas, abierto a
todas las mujeres”,
Nace el grupo Lesbianas a la Vista.
IV Encuentro Lésbico Feminista Latinoamericano y del Caribe en Chapadmalal,
Argentina.
Tienen lugar las reuniones en el bar Tasmania organizadas por ILGA
Argentina.

4. La importancia de Bertioga para el lesbofeminismo argentino

Del 16 al 19 de julio de 1981 se realiza el primer Encuentro Feminista


Latinoamericano y del Caribe en Colombia. Organizado por la Coordinadora de
Bogotá, que desde su concepción se propuso ser un “encuentro” y no un
congreso. Es decir un lugar donde las feministas pudieran conocerse,
encontrarse, dialogar, contar sus experiencias.
Esa “extraordinaria atmósfera de compañerismo y alegría que prevaleció
durante los cuatro días no impidió que el debate de los temas fuera a veces
acalorado” (Navarro, 1982, 263). Ese clima se trató de sostener en los
encuentros sucesivos.
Los cuatro ejes de trabajo en Bogotá fueron “Sexualidad y vida cotidiana”;
“Feminismo y lucha política”; “La mujer y el trabajo” y “La mujer, la cultura y los
medios de comunicación”. El taller de sexualidad es recordado muy
especialmente por la revolución que provocó en las mujeres presentes9.
Dos años después se realiza el II Encuentro Feminista Latinoamericano y del
Caribe en Lima, Perú. Las mujeres se encontraron en 21 talleres, todos
vinculados por el eje central “Patriarcado”: Patriarcado y Salud, Patriarcado y
Familia, Patriarcado y exilio, Patriarcado y trabajo asalariado, etc. Nos interesa
señalar, que hubo dos talleres de sexualidad: Patriarcado y Sexualidad y
Patriarcado y lesbianismo.

9
Comunicación personal de una de las coordinadoras.

13
En las Memorias de este Encuentro 10 se informa, de manera irónica que el
taller de Lesbianismo se constituyó como mini-taller, al que concurrieron 300 de
las 600 mujeres presentes en el Encuentro. “Es obvio, que en vista de tan
amplia concurrencia, en este taller se haya hablado de todo un poco”.
Ese “de todo un poco” incluyó la desarticulación de los mitos sobre las
lesbianas; los roles en la pareja; la relación feminismo-lesbianismo; los
problemas de las madres lesbianas entre otros temas, siendo lo mas rico, las
exposiciones de las experiencias personales de las participantes.
Bertioga, en San Pablo, Brasil, fue el lugar elegido para el III Encuentro
Feminista Latinoamericano y del Caribe, realizado los primeros cuatro días del
mes de agosto de 1985, si bien se nos recibió antes en la ciudad de San Pablo.
Bertioga ha quedado en la historia del feminismo latinoamericano por muchas
razones, una de las cuales, quienes estuvimos definimos de manera difusa
como “el clima”, la “onda” o sinónimos que hacen a la valoración muy positiva
(y subjetiva) del placer sentido en esos días.
La noche, como todo el resto, salvo los horarios de comedor, era el
resultado de querer y decidir vivirla. En la pista de baile, entregadas a los
ritmos brasileños, colombianos, a la salsa, al llamado visceral de la
percusión, los cuerpos restringían el consumo de energía al exclusivo
despliegue de la sensualidad. Había seducción, a veces con destino, a
veces errante, que me parece a mi, tenía por objeto el placer de seducir,
de capturar la mirada de otro ser humano (sí, en este caso era siempre
otra), conquistar la atención, provocar la alegría, el placer. Yo, por ejemplo,
no sabía que era capaz de divertirme tanto durante un rato tan largo. Inés
Hercovich (III Encontro, 1987, 11)

En este trabajo nos vamos a centrar en el impulso que este Encuentro le dio a
la organización de la militancia lesbofeminista, al menos en Buenos Aires. Este
impulso tiene que ver con la concurrencia propiamente dicha y con las
relaciones establecidas allí, entre las cuales, la presencia de Empar Pineda y
su posterior viaje a nuestro país es señalada como un hito por todas las
entrevistadas.
Según lo recuerda Ilse Fusková, Bertioga fue el primer contacto que tuvieron
las mujeres argentinas con el lesbianismo en "cuerpo y alma" y con el

10
Colectivo Coordinador. 1984. II Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. Lima-
Perú. Santiago, Isis Internacional.

14
lesbianismo teórico: "para muchas de nosotras significó un cambio decisivo en
nuestras vidas" (Fusková, 2001:65).
El taller (“oficina” como se las llamaba allí) de lesbianismo estaba en el
programa de Bertioga y es recordado en las Memorias, al igual que los demás,
transcribiendo algunas reflexiones de las participantes. Los temas
seleccionados giran alrededor de la relación feminismo-lesbianismo:
“Las cuestiones lésbicas son siempre puestas por mujeres integrantes de
grupos lésbicos. Las feministas en general nunca ponen la cuestión del
lesbianismo (…) no hay reciprocidad. Yo viví muchas reuniones de aborto,
de salud, organicé ochos de marzo, pero la cuestión del lesbianismo nadie
la ponía (…) Yo creo que no es preciso ser negra para poner la cuestión
del racismo, como no es preciso ser lesbiana para poner la cuestión del
lesbianismo.” (III Encontro, 1987, 59, en portugués en el original)

Se discute si el lesbianismo es una opción sexual o una postura política:


“En mi opinión no es una cuestión de opción, porque en nuestra sociedad
patriarcal estamos todas condicionadas a ser heterosexuales. Prefiero
pensar mas como una opción al modelo que me inculcaron sobre qué es
ser mujer, ser dulce, sumisa, tener hijos, servir al hombre, vivir en función
del hombre. Para mi el lesbianismo es una posibilidad de autonomía y de
identificación con otras mujeres. (…) La heterosexualidad institucional es
usada para mantener la dominación de los hombres (…) el lesbianismo
puede ser muy peligroso en términos de poder patriarcal, de desmontar
ese poder”. (III Encontro, 1987, 57, en portugués en el original)

Acerca de la importancia que tiene para el feminismo cuestionar a fondo el


modelo de la heterosexualidad dominante, ya que no hacerlo:
“es quedarse a mitad de camino. Para construir un movimiento de mujeres
fuerte, donde estemos todas unidas, es importante analizar cuales son las
finalidades, los objetivos que persigue esta sexualidad, o qué cosas sirven
al tipo de relaciones heterosexuales, aún hoy dominantes. Creo que
analizar esto tiene un valor muy grande porque nos hace ver claramente
como el movimiento feminista, si no defiende el deseo lésbico como deseo
posible para todas las mujeres, es un movimiento que se queda a medio
camino. (...) El modelo heterosexual dominante (…) niega el deseo sexual
de las mujeres que tienen relaciones heterosexuales. (…) perpetúa la
familia patriarcal, porque las relaciones heterosexuales en esta sociedad
tienen un lugar para esta familia, para criar a los hijos, etc.” (III Encontro,
1987, 58)

En otros testimonios se reafirma la idea de que el movimiento feminista debe


estar unido y establecer estrategias que contengan las demandas de las

15
lesbianas, así como incluir la afirmación de que el deseo lésbico es un deseo
posible para todas las mujeres.
Bertioga nos dio la oportunidad de conocer a militantes feministas de América
Latina, que venían de procesos políticos de los que aquí no se recibía
información y modificó sustancialmente la manera de pensar la dinámica de
los encuentros de mujeres. En ese sentido influyó en la organización del I
Encuentro Nacional de Mujeres de 1986, en su "carácter horizontal, la
autoconvocatoria y representación individual-y no institucional- tanto en la
Comisión Organizadora como en el mismo encuentro" (Bellotti, 2002:52).
La influencia de Empar Pineda hay que buscarla primeramente en los grupos
de estudio de ATEM, que algunas de mis informantes denominan “el semillero”
o “la escuelita”11 donde se la había leído, dentro de la discusión acerca del
feminismo de la igualdad y de la diferencia, ya que la militante vascocatalana
había escrito varios artículos sobre la problemática, uno de los cuales fue
publicado de manera fragmentaria en el número 7 de la revista Brujas de marzo
de 198512. Según rememora una integrante de ATEM, la encuentran en
Bertioga y la invitan a Buenos Aires para que participe en distintas actividades.
En el Buenos Aires de la posdictadura, la presencia de Empar Pineda fue
impactante. Ella formaba parte del movimiento feminista de un país que había
sufrido 40 años de dictadura y se hallaba en plena efervescencia política y
cultural, era militante de un partido de la izquierda extraparlamentaria, se había
definido públicamente como lesbiana en cuanto medio de comunicación la
convocara y era la mas conocida integrante del Colectivo de Feministas
Lesbianas de Madrid. Este grupo, creado en 1981, editaba la revista Nosotras
que nos queremos tanto… que ella trajo en ese viaje y en uno posterior,
durante el V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, en San
Bernardo en 1990. Además fue una de las responsables de la editorial

11
En otro momento ahondaremos en el grupo de estudio de ATEM. Basta decir que en ellos se
leían materiales introducidos por algunas de sus integrantes como Silvia García, Ana
Sampaolesi y Alicia Lombardi. Las traducciones del inglés las realizaba Josefina Quesada.
Esos materiales de lectura eran editados como Cuadernos Feministas. Una contribución para
el debate. Se publicaron 45 cuadernos, de autoras fundamentales para el movimiento feminista
como Celia Amorós, Chantal Mouffe, Charlotte Bunch, Tracey Gardner, Kathleen Barry, Julieta
Kirkwood, Alice Schwarzer, entre otras.
12
Se trata de “Influencia de la ideología patriarcal en el movimiento feminista. Nuevas formas
de penetración de las viejas ideas patriarcales”, publicado originalmente en Feminismo y
materialismo, compilación de artículos realizado por el Colectivo Feminista de Madrid en 1980.

16
Revolución primero y luego de Talasa, que publicaron y publican textos
feministas13.
Para quienes venían de la izquierda, Empar era un ejemplo de autonomía ya
que primaba en ella el ser feminista y no podía pensarse como tal sin ser
anticapitalista. Para las lesbianas, recién salidas del armario (y las que no) era
un ejemplo de valentía. Cautivaba además por su carácter afable y su actitud
respetuosa. En los días que estuvo en Buenos Aires, concurrió al taller en
Lugar de Mujer, donde reflexionamos sobre nuestra presencia en Bertioga y a
una reunión multitudinaria convocada por ATEM.
En el programa de la actividad organizada por ATEM, se lee un temario muy
amplio, bajo el título de “Movimiento feminista. Algunos problemas teóricos y
políticos. Estrategias.” Incluía desde la política sexual del movimiento feminista
hasta la relación con el Estado, pasando por la defensa de la autonomía y la
difusión de las ideas feministas.
Ilse Fuscova lo recuerda en su libro:
“Yo venía participando en grupos de reflexión y activismo feminista desde
hacia unos años, pero la primera vez que pudimos pensarnos como
lesbianas de Argentina fue en el III Encuentro Feminista Latinoamericano y
del Caribe, que se realizó en Bertioga, Brasil. Después de ese encuentro,
Empar Pineda, lesbiana feminista española, vino a Buenos Aires a dar un
par de charlas que resultaron una “bomba”. Las mujeres estábamos
colgadas hasta de las lámparas y no nos queríamos ir. El texto
fundamental que nos dejó Empar fue Heterosexualidad obligatoria y
existencia lesbiana, de Adrienne Rich, que las españolas habían traducido.
También material sobre la Mesa Redonda Internacional sobre Movimiento
Feminista y Lesbianismo, que ellas habían organizado en Madrid, en junio
de 1984. Y la revista Nosotras que nos queremos tanto, que publica el
Colectivo de Lesbianas de Madrid. Y fue en ese Encuentro cuando yo me
descubrí perdidamente enamorada de una mujer.” (Fuscová y Marek,
1994, 57)

Una de mis entrevistadas, que formó parte del Grupo Autogestivo de


Lesbianas (GAL) afirma que:

“El primer texto que tomamos para leer fue el de Hilda (Rais) y otra cosa

13
Editorial Revolución publicó en 1989 el libro compilado por Carol Vance Placer y Peligro.
Explorando la sexualidad femenina, donde aparecen por primera vez en castellano una
selección de textos presentados en la famosa Conferencia del Barnard College, de 1982, entre
ellos el de Gayle Rubin “Reflexionando sobre sexo: notas para una teoría radical de la
sexualidad”. La colección “Hablan las mujeres” incluyó también libros sobre las mujeres
salvadoreñas, nicaragüenses, musulmanas, etc. Con el nombre de Talasa, han publicado a
Jeffrey Weeks así como textos de antropología de la sexualidad.

17
que leíamos muchísimo era lo del colectivo de lesbianas de Madrid. Las
cosas que había traído Pineda. Entonces teníamos fotocopias de los
cuadernillos de ellas. Que yo todavía tengo alguno. Niña amor de perro14,
por ejemplo, ése. Ah, ¡nos fascinaba ese texto!”

En el primer número de Cuadernos de Existencia Lesbiana, (marzo de 1987) a


manera de editorial, Ilse Kornreich (luego Fuskova) y Adriana Carrasco nos
cuentan:
“A mediados de 1986 comenzamos a estudiar el tema del lesbianismo.
A partir de estos materiales pudimos relaciona la problemática lesbiana
con el conjunto de los temas feministas. Cómo la negación o represión de
la sexualidad de las mujeres tiene que ver con nuestra opresión como
género. El problema no es la marginación de las lesbianas por una
sociedad „poco comprensiva‟. Se trata de una represión mucho más
profunda de toda la sexualidad y del placer de las mujeres, que nos ata a
la reproducción, al cuidado de los niños, a ser propiedad indiscutible de los
varones (ya sea en forma individual: padre, marido, hermano, amigo, etc; o
en forma colectiva: en la calle, en el trabajo, la iglesia, el partido político,
etc.) (subrayado en el original)

A continuación, se refieren a los materiales de lectura aportados por Empar


Pineda: la revista del Colectivo de Lesbianas Feministas de Madrid Nosotras
que nos queremos tanto…En especial citan los artículos aparecidos en los
números 1 y 3: la mesa redonda internacional sobre movimiento feminista y
lesbianismo, el artículo de Adrienne Rich “Heterosexualidad obligatoria y
existencia lesbiana”, la ponencia “Niña muerde perro..o por qué no existimos
las lesbianas” (en realidad, el nombre es “por qué no existe el lesbianismo).
También hacen referencia a “Amar a otra mujer”, (la entrevista de Anne Koedt
que hemos citado mas arriba) y a “Monjas lesbianas, se rompe el silencio” de
Rosemary Murphy y Nancy Manahan.15
“Estos materiales nos abrieron los ojos. Pero nos parece importante tomar
contacto con la realidad de Buenos Aires. Incorporamos en nuestra tarea
de estudio y reflexión grupal conceptos fundamentales de los trabajos
citados (…)
En este momento tenemos una inquietud básica: recabar y recopilar
material porteño a partir de lo testimonial, abriendo juntas un espacio de
discusión sobre temas muy concretos (roles, relaciones sexuales, temores

14
Se refiere a Niña-muerde-perro. (O de porqué no existe el lesbianismo), publicado en el
número 4, de la revista Nosotras que nos queremos tanto…del Colectivo de Feministas
Lesbianas de Madrid (marzo de 1986)
15
En realidad las autoras de ese libro, publicado en 1985 por Six Barral, son Rosemary Curb y
Nancy Manahan.

18
y represión, política y existencia lesbiana, etc). De ahí en más empezar a
producir material local. Te invitamos a participar.”

¿Cuál era la posición de Pineda y su Colectivo, que tanta huella dejó en


Buenos Aires? Ella misma lo sintetiza años después:
“En los debates de aquellos años defendíamos el lesbianismo como opción
u orientación sexual y combatíamos las ideas tanto del lesbianismo como
opción política, como las del separatismo lesbiano, logrando que ambas
fueran marginales en el conjunto del movimiento. Ni queríamos un
lesbianismo que nos segregara a las lesbianas del resto de las mujeres ni
del conjunto social que queríamos cambiar, ni creíamos que se tratara de
hacerse lesbiana estrictamente por convicciones políticas, ni que al hacerlo
se fuera mas feminista que las demás. Fueron debates muy intensos que
nos obligaron a estudiar con ahínco, y con ellos aprendimos mucho todas
nosotras, lesbianas y heterosexuales del movimiento feminista.” (Pineda,
2008, 41)

5. Discusión

Es indudable que la aparición del lesbianismo militante en Buenos Aires en la


década de los ochenta del siglo pasado, surge desde el movimiento feminista
que no sólo posibilita el discurso sobre la importancia de la sexualidad para las
mujeres y la posibilidad del lesbianismo, sino que da a las activistas un marco
de actuación, tanto afectivo como material.
El sólo hecho de irrumpir en el acto del 8 de marzo de 1984 con consignas
donde las feministas reivindicaban el placer como revolucionario y abogaban
por una maternidad elegida, separando claramente a la sexualidad de la
reproducción, era algo inusitado en la vida política argentina.
El feminismo presentaba a las mujeres como seres sexuales con derecho al
placer a la vez que derrumbaba mitos como el “orgasmo vaginal” y la frigidez
femenina, cuestionando las relaciones de poder en la pareja heterosexual.
Como hemos visto el tema de la Sexualidad está presente desde la primera
Jornada de ATEM y el lesbianismo es tratado de manera explícita en 1984, con
la discusión del trabajo de Hilda Rais, que claramente lo piensa como parte del
feminismo. La principal identidad era la feminista, o en todo caso “feminista
lesbiana”.
Podríamos preguntarnos entonces por las condiciones que se dieron para que
algunas mujeres feministas se identificaran públicamente como lesbianas,

19
dentro de un movimiento que ya existía. Cuándo comienzan a adquirir una
identidad colectiva, entendida como una definición compartida por un grupo,
identidad que proviene de intereses, experiencias y solidaridad en común. En
qué momento se reconoce que hay un “nosotros/as y ellos/as, creándose una
conciencia política oposicional que las empuja a actuar. (Rupp y Taylor, 1999).
Ese framing process (Benford y Snow, 2000) no ocurre en el vacío. Ese marco
que le da sentido a la experiencia y organiza la acción tiene que ver entre otras
cosas con lo que Jane Jenson (en Klatch, 2001) denomina “el universo del
discurso político”, que coloca los límites a la acción política, reduciendo la
variedad de temas que se incluyen en el ámbito del debate político significativo.
Este universo del discurso político actúa para inhibir o alentar la formación de
nuevas identidades políticas, desafiando los viejos discursos.
En el caso del activismo lésbico en el Buenos Aires de la recuperación
democrática, ese universo estaba permeado tanto por el discurso de los
Derechos Humanos como por el feminista, en un contexto de apertura hacia el
exterior altamente favorable.
Precisamente, los Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe
nutrieron y alentaron la militancia lésbica (y la feminista en general)
“Esos diálogos regionales periódicos también ayudaron a reorientar las
prácticas del movimiento, los discursos culturales y hasta las políticas
estatales, en la medida en que las participantes aprenden con la
experiencia de sus semejantes de otros países de la región y,
generalmente, vuelven a sus casas inspiradas por las nuevas estrategias
organizacionales y por las nuevas formas de encuadrar sus cuestiones y
reivindicaciones. Los discursos y estrategias en debate en estos espacios
transnacionales del movimiento, a su vez son traducidos y adaptados de
acuerdo con los contextos locales y nacionales específicos” (Alvarez et al.
2003, 544, en portugués en el original)

Sobre el impacto concreto sobre el activismo lésbico, Ochy Curiel (2007)


enumera algunos de los grupos que hicieron su aparición luego de los
Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe: el Grupo de
Autoconciencia de Lesbianas Feministas (GALF) en Perú y Ayuquelén en
Chile, luego del primero, por ejemplo. Las Entendidas de Costa Rica, luego de
Perú, por nombrar sólo a algunos.
En la era pre-internet, la adopción e intercambios de determinadas teorías y
prácticas tenían lugar en los encuentros y otros espacios de relaciones

20
interpersonales “cara a cara”. Espacios donde siempre se realizan procesos de
selección donde se adaptan los contenidos para hacerlos encajar
selectivamente según las necesidades locales. Es lo que Benford y Snow
(2000) llaman condiciones de similaridad y compatibilidad entre quienes
transmiten y quienes adoptan.
Por otro lado coincidimos con Torricella (2000) en que “ni la importación
cultural ni la traducción son actividades pasivas destinadas exclusivamente a
ejercer algún tipo de colonización”. Podríamos agregar también que afirmar eso
es desconocer el carácter internacionalista con el que crearon todos los
movimientos emancipatorios, del que el feminismo y el activismo lésbico
forman parte.

Bibliografía citada

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carbenhos”. En Revista Estudos Feministas, Vol.11, Nº 2.

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político". En Brujas, Año 21, N°29.

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Chejter, Silvia. (ed) 1996. "Feminismo por feministas. Fragmentos para una
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Feminismo Socialista. México, Siglo XXI.

21
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de julho a 4 de agosto de 1985.

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22

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