Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Rodrigo Lloret
Politólogo. Doctor en Ciencias Sociales. Director de Perfil Educación.
@rodrigo_lloret
27-05-2023 23:55
Doctor y licenciado en Historia por la Universidad de Buenos Aires (UBA), investigador del
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) en el Instituto
Ravignani de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y director del Museo Histórico
Nacional, Gabriel
Di Meglio se especializa en historia
argentina de principios del siglo diecinueve y esta semana participó
de la Agenda Académica de Perfil Educación. “El 25 de mayo es central,
porque tiene algo muy interesante y es que es una fecha que ya a poco de haberse producido
se convirtió en un mito fundacional. Todo el mundo que apoyó la Revolución, al año
siguiente la estaba festejando. Lo hicieron las ciudades que se hicieron revolucionarias en
todo el país. El
25 de mayo, incluso, lo festeja Uruguay hasta la
década del 30 del siglo veinte. Porque el 25 de mayo se
convirtió en una fecha con un poder legitimador muy
fuerte: todo el mundo se sentía representado en ella. Es un
país que a lo largo del siglo diecinueve tuvo un montón de
conflictos en su organización, pero en el que nunca nadie
discutió el 25 de mayo”, sostuvo.
Docente de Historia Argentina I (1776-1826) en la UBA y de Historia Rioplatense en la
Universidad Nacional San Martín (UnSam), Di
Meglio es autor de una
gran producción académica, con ensayos como ¡Viva el bajo
pueblo! La plebe urbana de Buenos Aires y la política entre
la Revolución de Mayo y el rosismo; ¿Mueran los salvajes
unitarios! La Mazorca y el orden rosista; Manuel Dorrego y
los descamisados. La construcción de un liderazgo popular
urbano en la Buenos Aires posrevolucionaria; y Wolf, el lobo.
Observaciones y propuestas sobre la relación entre
producción académica y divulgación histórica. “Si no se
analiza la participación popular en ese momento
revolucionario no se entiende lo que pasó porque,
justamente, es una Revolución que interpreta toda la
sociedad y donde los líderes son personajes casi todos
varones de la clase alta, o la gente decente como se decía
en esa época. Pero, como pasa en muchas revoluciones, esos acontecimientos
desencadenan una serie de fenómenos no controlados por esos líderes, son hechos que
implican expectativas populares de transformación que muchas veces no son las mismas que
traían los líderes, ya no son solo reivindicaciones políticas, sino también sociales o raciales”,
agregó.
—Usted fue director del Museo Nacional del Cabildo y la
Revolución de Mayo y actualmente dirige el Museo
Histórico Nacional. En ambos organismos usted
desarrolló una línea de investigación tendiente a
reinterpretar la trayectoria de la construcción del 25 de
mayo como mito fundacional. ¿Cuáles son esos mitos en
torno al 25 de mayo y cómo afectan hasta el día de hoy la
construcción de la idea de Nación Argentina?
—El 25 de mayo es central, porque tiene algo muy interesante y es que es una fecha que ya a
poco de haberse producido se convirtió en un mito fundacional. Todo el mundo que apoyó la
Revolución, al año siguiente la estaba festejando. Lo hicieron las ciudades que se hicieron
revolucionarias en todo el país. El
25 de mayo, incluso, lo festeja
Uruguay hasta la década del 30 del siglo veinte. Porque el
25 de mayo se convirtió en una fecha con un poder
legitimador muy fuerte: todo el mundo se sentía
representado en ella. Es un país que a lo largo del siglo
diecinueve tuvo un montón de conflictos en su
organización, pero en el que nunca nadie discutió el 25 de
mayo. No hubo nadie que dijera que se trataba de un tema de porteños porque fue en
Buenos Aires donde empezó la Revolución. Es cierto que hubo alguna excepción en los
escritos del entrerriano Olegario de Andrade en un momento en el siglo diecinueve y de
mucha oposición entre Entre Ríos y Buenos Aires, pero fue la única vez que se lo cuestionó y
fue algo marginal. A mi siempre me interesó el poder que tuvo el 25 de mayo a lo largo del
Es una de las razones por las
tiempo para aglutinar a los argentinos.
cuales la identidad argentina se afianzó a partir de esa
fecha. Por eso es un mito anterior a la identidad nacional,
es decir, el 25 de mayo es parte de la construcción del mito
de la fundación de Argentina. Pero no es que Argentina decidió en un
momento arbitrariamente tener como cumpleaños esa fecha, sino que es algo anterior:
Argentina se forja después con el mito ya armado. Y lo mismo vale para el 9 de julio, que fue
posterior. Entonces, lo que tiene el 25 de mayo es un poder descomunal. Por esa razón, a lo
largo del tiempo se fundaron escuelas, clubes de fútbol y sindicatos en ese día. Es una
fecha legitimante: todo lo que se haga ese día está bien. Y,
en ese sentido, el 25 de mayo ha sido uno de los pocos
factores de unión en un país tan complicado como
Argentina. Sacando el 9 de julio, no hay otro antecedente en la historia que pueda tener
estas características. Uno podría preguntarse cuándo comienza la historia argentina.
¿Empieza con el poblamiento del territorio hace miles de años? ¿Empieza con la invasión
española? ¿Empieza con la creación del Virreinato del Río de la Plata? ¿Empieza con la
Constitución de 1853? Todas esas fechas podrían existir, pero la que se eligió desde el mismo
momento de Revolución fue la fecha de la Revolución como inicio. Una fecha desdoblada,
una doble fecha nacional. Y nada le puede hacer frente ni puede rivalizar con eso. El 25 de
mayo es una de las pocas cosas que no divide. Puede haber habirdo sectores que pudieron
identificarse más con algunas tendencias de la Revolución de Mayo, me refiero a la división
posterior entre saavedristas y morenistas, y durante algún momento político del siglo veinte
algunos sectores también reivindicaron una figura en contra de la otra. Pero nadie fue en
contra de la fecha fundacional. Por ejemplo, en un momento se le criticó al kirchnerismo la
fecha de asunción porque Néstor Kirchner asumió un 25 de mayo, como lo hacían en otros
momentos los presidentes hasta que Raúl Alfonsín lo pasó al 10 de diciembre. Entonces,
algunos sectores decían que se festejaba más la asunción de Kirchner en 2003, o la asunción
de Héctor Cámpora del 25 de mayo de 1973, que la fecha patria del 25 de mayo de 1810.
Pero nadie discutía el 25 de mayo. Incluso, después de la dictadura había gente que sentía que
las fechas patrias habían quedado muy identificadas con los militares y parecía que había
menos entusiasmo, se asociaba a esa fecha a los desfiles militares. Sin
embargo, se
pudo ver en el 2010, en la fiesta del Bicentenario, que
hubo un estallido popular. No fue algo partidario, hubo
millones de personas festejando. Hubo ahí una forma de
refrendar otra vez el peso que esa fecha tiene para esta
comunidad argentina.
Gabriel Di Meglio sostiene que los sectores populares fueron fundamentales en el triunfo
de la Revolución de Mayo.