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CURSO INTEGRAL DE INTERVENCIÓN PSICOTERAPÉUTICA EN

PAREJAS
PSICOTERAPIA GESTALT:

RECURSOS ARTÍSTICOS
Las artes plásticas, los recursos teatrales y los expresivos están íntimamente ligados y abren, tanto
en el momento creativo como en el momento comunicativo, una sorprendente ventana al darse cuenta.
Gran parte del potencial humano anida en la expresión artística y enriquece al paciente cuando logra abrir
dicho tesoro. Conectar la riqueza de las artes con el ámbito terapéutico va más allá del valor artístico de
las obras producidas, para constituirse en una senda de autoconocimiento. La utilización de recursos,
artísticos –como vías alternativas a la palabra- es para facilitar al paciente entrar en contacto con aspectos
de su “si mismo”, que muchas veces ignora. El proceso creativo que implica cualquier producción artística
provoca un estado de ampliación de la conciencia al convocar el pensamiento intuitivo y la sensibilidad
perceptiva. De aquí, su gran poder transformador y terapéutico intrínseco, ya que el poner en marcha
estas capacidades, usualmente poco utilizadas, propone diferentes miradas y nuevas posibilidades de
vincularse con la propia experiencia.

Al trabajar con recurso artísticos, los pacientes conectan más con su hemisferio cerebral derecho,
que está asociado al pensamiento intuitivo, lo sensible y creativo. Cuando, como terapeutas, proponemos
procesos de creación artísticas, posibilitamos en el paciente una vivencia más completa de sus
potencialidades como seres humanos: les proponemos manejarse con una mente racional e intuitiva, ser
consientes y responsables de lo que piensan, sienten y hacen; como también integrar sus opuestos:
aspectos en luz y en sombra. Utilizamos los recursos artísticos como “otros lenguajes” que convocan otros
aspectos de la experiencia del paciente, movilizando la misma historia que se cuenta una y otra vez, la
misma forma de reaccionar, los mismos recursos a los cuales apela, pero al mismo tiempo, contemplarla
desde un ángulo diferente. Esto permitirá a la persona contactarse de una manera nueva y distinta con su
existencia, incluyendo todos sus aspectos y posibilidades. No es lo mismo relatar la imagen que tengo de
mí que construirla en arcilla. No veré –otra vez- la misma historia. El relato verbal se transformará al
modelar con arcilla y despertará el darse cuenta de aspectos nuevos.

A esto mismo se refiere la famosa frase de la escultura de Miguel Ángel: “La estatua ya está en la piedra allí ha
estado desde el comienzo de los tiempos”. La tarea del escultor es verla y liberarla eliminando cuidadosamente todo
el material que sobra.
Al provocar una relajación de la razón y permitir el acceso al terreno del sentimiento, estos otros
lenguajes también dan la posibilidad –al paciente- de adentrarse en su mundo interno y contactar con sus
propios recursos. Consideramos que, como terapeutas, nuestra labor es acompañar a la persona en el
proceso de contactarse con su interior y aceptarse tal cual es. Por eso, decimos que el saber no está en
nosotros, terapeutas, sino en el propio paciente. Podríamos decir que él sabe, pero no sabe que sabe y los
recursos artísticos colaboran al poner luz en esos aspectos de la experiencia, aún oscuros y que no salen a
la luz a través del diálogo.

Además de favorecer el contacto con aspectos saludables de la persona, la utilización de recursos


artísticos promueve la emergencia de contenidos simbólicos, sentimientos y emociones retenidas o
situaciones no resueltas, antes desconocidos para la conciencia y que permiten el cierre de Gestalts
inconclusas.

Acompañamos al paciente tanto en el proceso de creación como en la obra producida. En el cómo,


es vivenciado el proceso y lo que se le hace presente en cada momento: sensaciones, emociones,
recuerdos, pensamientos, etc. Y también, en los significados y contenidos que emergen, una vez que la
obra fue terminada. En cada momento del proceso, el paciente podrá arribar al darse cuenta a través del
contacto con el material (arcilla, témperas, pasteles, collage, títeres, máscaras, etc.), la expresión o la
dificultad de expresarse, la simbolización, el personaje encarnado o cualquier emoción que aparezca,
tanto en el recorrido como al observar su obra. Si bien la experiencia nos ha brindado amplios
conocimientos acerca de cómo y cuándo utilizar los recursos artísticos, es importante aclarar que no
existen recetas predeterminadas. Lo más importante será que el terapeuta las haya experimentado lo
suficiente y también lo será su actitud: presente y abierta. Se guiará por su propia experiencia, el
conocimiento que tenga de su paciente y una mente intuitiva.

El terapeuta puede acompañar al proceso haciendo preguntas o indicaciones como:

Registra tu cuerpo… ¿Estás tensionando alguna parte?... Fíjate cómo lo estás haciendo, ¿Qué sientes? ¿Aparece alguna
emoción? ¿Puedes ubicarla en el cuerpo? ¿Cómo sería expresarla a través del material?

Al finalizar la experiencia, podremos preguntarle:

¿Cómo fue para ti la experiencia? ¿Qué sentiste? ¿Fue agradable o desagradable? ¿Apareció alguna sensación, imagen o
recuerdo? ¿Cómo está tu cuerpo ahora?

Nos acercaremos a la producción del paciente vaciándonos de juicios preconcebidos, sin atribuirle
significado y sin interpretar, sino facilitando el contacto del paciente con su creación y con su experiencia.

Podemos acompañarlo diciendo:

Observa tu trabajo: ¿Qué te transmite? ¿Quizás alguna sensación o emoción?

Es importante que las relaciones y significados emerjan del propio paciente. Una buena forma de
recuperar proyecciones y facilitar al paciente el hacerse responsable de su experiencia, es, frente a sus
respuestas u observaciones, preguntarle:

¿Cómo se relaciona esto con tu existencia? ¿De qué te das cuenta?

Los recursos artísticos y expresivos que más usamos son:

● La expresión escrita
● La plástica
● La escultura con arcilla o crealina
● Los títeres
● Los cuentos
● Las verbalizaciones

Es interesante advertir la peculiar forma de estímulo del darse cuenta de cada uno de ellos.

LA PLASTICIDAD
Se trata del lenguaje del color, la forma, la dimensión, la imagen. Este convoca aspectos de nuestra
experiencia que muchas veces desconocemos, porque no son alcanzados por el pensamiento lógico y
racional. La expresión de las emociones o sensaciones, que muchas veces son difíciles de explicar o
comprender con palabras y que muchas veces por no poder explicarlas, las desconocemos, encuentran un
lenguaje más expresivo en la plástica. Al pintar o dibujar entramos en el terreno del sentimiento. Esto
permite contactar nuestra experiencia aquí y ahora, relajar el pensamiento racional y habitual. Los
terapeutas gestálticos no interpretamos la obra del paciente, sino que los acompañamos en su darse
cuenta a través de preguntas en relación con lo que siente, en el proceso de creación y con lo que ve y
siente sobre la obra producida. La percepción “global” de la obra despierta el darse cuenta desde un
enfoque nuevo. Tanto en el momento de creación como al observar lo producido, proponemos al paciente
guiarse por su “intuición” o por las sensaciones, para vincular colores o tipos de trazo con sus emociones.

Por ejemplo, podemos proponer:

Cierra los ojos… ¿puedes ubicar esa emoción en alguna parte del cuerpo? si fuera de un color, ¿cuál sería? ¿Puedes ponerle
una forma?...

En el momento de observar la obra terminada, podemos sugerir:

Observa tu obra… ¿Qué ves?... ¿Qué sientes al observarla?

Otras posibilidades de rescate pueden ser:

● Observa el dibujo desde diferentes ángulos, distancia o cambiando la posición original y presta atención… Fíjate si
algo cambia, si aparece una nueva sensación o emoción.
● Representa con tu cuerpo la forma de alguna mancha o figura del dibujo que llame tu atención… Fíjate si aparece
alguna sensación.

Podemos pedirle que hable desde esa forma corporal o la exagere, como modo de tomar mayor contacto
con la experiencia.

● ¿Qué manchas, colores o dibujos te llaman la atención, por no ser familiares? Descríbelas… Expresa las sensaciones
que te transmiten.
● Muchas veces, a partir de estas propuestas, surgen características de algún aspecto en sombra, una vez que puede
hacer mayor contacto, podemos preguntarle si tiene que ver con su existencia.

Además de la expresión de emociones, a través de los recursos plásticos podemos dar forma a imágenes
internas. Por ejemplo, podemos guiar a un paciente a darle forma y color a su aspecto avergonzador.

Crea un dibujo, con estos crayones y marcadores, de esa parte tuya que te critica o avergüenza… tomate tu tiempo y deja que
tus trazos te guíen hasta que aparezca una forma que te resulte representativa del aspecto avergonzador.

O a una situación temida.


Con estas témperas y pinceles, expresa en un dibujo o una mancha, la situación que tanto miedo te despierta… Fíjate qué vas
sintiendo mientras lo haces…

¿De qué te das cuenta?

¿Qué sentido tiene, para ti, esta mancha verde que hiciste acá?

El encuentro con estas imágenes puede ser muy liberador y ayudar al paciente a tomar conciencia
cuando recupera sus proyecciones y simbolizaciones expresadas en el dibujo. Muchas veces las imágenes
que pintamos espontánea o deliberadamente traen a la conciencia lo que sabemos profundamente, pero
no nos damos cuenta que sabemos. Durante la creación de la obra y al finalizarla, podemos proponer al
paciente que registre cómo está su cuerpo, preguntarle si aparece alguna emoción. Para estimular la
observación de la obra, podemos proponer realizarla desde distintos puntos de vista y distancias. En
función de lo que queramos proponer es importante tener en cuenta que los trazos espontáneos
generalmente expresan la energía o estado de ánimo del momento. Los trazos deliberados muchas veces
permiten cambiar de estado. De todas maneras, la simbolización es personal y puede representar, en la
conciencia del paciente, un significado específico y propio. Si hacemos una lectura interpretativa de las
motivaciones inconscientes del artista (paciente), la debemos guardar como simplemente una hipótesis
para seguir sosteniendo un enfoque fenomenológico, libre de supuestos. También es posible sugerirle que
exprese con el cuerpo lo que sea significativo de la obra realizada. Veamos un ejemplo surgido en una
sesión grupal, en la que estábamos trabajando con pasteles al óleo, una exploración corporal le permitió
identificarse con el elemento expresado y recoger la proyección realizada en tal elemento.

Haz con todo tu cuerpo ese trazo que cruza toda la hoja… imagínate que eres ese color, esa línea y descubre cómo eres…
cómo te sientes… y cómo es tu existencia en ese cuadro.

-(Acostado en la alfombra del salón) soy una línea muy fuerte… tan fuerte que no preciso ningún color… solo estoy
completo…y… (Comienza a llorar)

-¿De qué te estás dando cuenta?

-Esa es mi vida… siempre haciéndome la fuerte… rechazando… ignorando a los que me acompañan en la vida…

El placer que muchas veces nos proporciona dibujar o pintar abre el acceso a la emoción.

Dice John Stevens:

“El proceso de creación artística ha sido un medio de autoexpresión durante milenios. Profundizando el
darnos cuenta del proceso creativo podemos resolver y clarificar esta expresión. La resolución y
clarificación de la autoexpresión libera energía y facilita nuestro desarrollo y crecimiento ulterior,
permitiéndonos comprender que cada área de nuestras vidas puede convertirse en un medio para el
crecimiento, la creación y la autoexpresión”.

Como en cualquier otra propuesta en el consultorio individual o grupal, el paciente refleja mucho de sus
miedos, juicios y resistencias en su actitud hacia la tarea o los materiales:

“Soy pésimo dibujando”, “Este material no me sirve para expresar lo que siento”, “No me salió como yo
quería”, “Disfruté mucho dibujando, pero ahora que lo miro me parece horrible”.

A veces, es necesario trabajar las autocríticas o las resistencias que encierra introyectos muy importantes
de rescatar y transformar.
BIBLIOGRAFÍA:

− STEVENS, John, “El Darse Cuenta”. Chile 1977

− CARAVELLI, Eduardo, “Entrenamiento en Gestalt”. Argentina 2012

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