PVN Prue Da eee per eeare eee ey cree ey tere eget ees steee eats Om VII. Resoluciones judiciales . . . . eee. VIII. Medios de impugnaciin . . 2). 1... . . 108VI. LA PRUEBA Vamos a intentar analizar conjuntamente las disposiciones de los or- denamientos procesales sobre la prueba, ordendndolas bajo los siguientes Tubros: a) Objeto de la prueba; b) Carga de la prueba; c) Procedimiento probatorio; d) Medios de prueba, y ¢) Sistemas de apreciacién probatoria. Conviene desde ahora advertir que varios de los ordenamientos pro- cesales sefialados en la seccién II de este capitulo tienen muy pocas y deficientes reglas sobre la prueba. En algunos de dichos ordenamientos este problema se resuelve relativamente con la remisién a otros cédigos © leyes, que funcionan como textos supletorios de aquéllos. Tal es el caso, por ejemplo, de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, cuyo articulo 11 prevé como leyes supletorias, en este orden, la Ley Federal del Trabajo y el Cédigo Federal de Procedimientos Civiles, asi como las “leyes de orden comtin, Ja costumbre, el uso, los principios generales del derecho y la equidad”. En el mismo sentido, el articulo 20. de la Ley de Amparo y el articulo 197 del Cédigo Fiscal de la Federacién remiten a la supletoriedad del Cédigo Federal de Pro- cedimientos Civiles y, en fin, el articulo 24 de la Ley del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Distrito Federal prevé la supletoriedad del Cédigo de Procedimientos Civiles del Distrito Federal. También conviene apuntar, antes de abordar los rubros especificos que hemos sefialado, que en el tema de la prueba se da una de las ma- yores paradojas del derecho procesal mexicano. Por un lado, algunos de los ordenamientos procesales —en especial los civiles— confieren amplias facultades a los juzgadores para ordenar, ex oficio, la practica de medios de prueba no ofrecidos por las partes y la ampliaci6n de los ofrecidos y aportados por aquéllas, con objeto de poder obtener la mayor certeza posible sobre los hechos controvertidos. En este sentido, el ar- ticulo 278 del Cédigo de Procedimientos Civiles faculta al juzgador con el fin de que conozca “la verdad sobre los puntos controvertidos”, para “valerse de cualquier persona, sea parte o tercero, y de cualquier cosa © documento, ya sea que pertenezca a las partes o a un tercero; sin mas limitacién que Ja de las pruebas no estén prohibidas por la ley ni sean contrarias a la moral”. El articulo 279 del mismo ordenamiento es to- davia més explicito: :DERECHO PROCESAL 83 Los tribunales podran decretar en todo tiempo, sea cual fuere la na- turaleza del negocio, la practica o ampliacién de cualquiera diligencia probatoria, siempre que sea conducente para el conocimiento de la verdad sobre los puntos cuestionados. En la practica de estas dili- gencias, el juez obraré como estime procedente para obtener el mejor resultado de ellas, sin lesionar el derecho de las partes oyéndolas y procurando en todo su igualdad. Las mismas disposiciones contienen los articulos 79 y 80 del Cédigo Federal de Procedimientos Civiles. Es claro que estos preceptos no se limitan a establecer las “medidas para mejor proveer”, las cuales, de acuerdo con la tradicién juridica hisp4nica, se concedian a los juzgadores para que pudieran ampliar al- guna de las pruebas practicadas con anterioridad, si después de con- cluidas las fases de prueba y alegatos abrigasen dudas sobre algin derecho, El articulo 279 prevé que las facultades que otorga pueden ser decretadas “en todo tiempo” y no las limita a Ja “ampliacién” de pruebas ya aportadas, sino también a su “practica”. Se trata, por tanto, de facultades muy amplias que rebasan el marco tradicional de las me- didas para mejor proveer. En Ia préctica, sin embargo, los juzgadores civiles no han utilizado normalmente tales facultades y han continuado con su tradicional ac- titud pasiva frente a las pruebas; se han limitado a admitir o rechazar las pruebas propuestas por las partes y a dirigir su practica. En cierto sentido, la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia ha legitimado esta actitud al considerar que el artfculo 279 transcrito consigna sélo las tradicionales “diligencias para mejor proveer” y al sostener que las mismas implican sélo una “facultad potestativa” que el juzgador puede © no ejercer, y no un deber para éste (tesis 125 y 126 del Apéndice al Semanario Judicial de la Federacién 1917-1985, 4a. parte, pp. 372-373). Similares disposiciones a las de los cédigos procesales civiles contie- nen, también, la Ley Federal del Trabajo (articulo 782), el Cédigo Fiscal de la Federacién (articulo 230) y la Ley del Tribunal de lo Con- tencioso Administrativo del Distrito Federal (articulos 65 y 66). En el derecho procesal penal, los articulos 124 del Cédigo de Procedimientos Penales del Distrito Federal y 180 del Federal, otorgan amplias facul- tades al juzgador para “emplear los medios de investigacién que estime conducente”, con el fin de comprobar el cuerpo del delito. El articulo 146 del Cédigo Federal de Procedimientos Penales faculta al juzgador para que tome las medidas pertinentes para determinar la personalidad