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Servicio Bíblico Latinoamericano

Septiembre de 2015– Ciclo B

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Martes 1 se septiembre de 2015


Gil o Egidio, ermitaño y abad (s. VI)

1Tes 5,1-6.9-11: Murió por nosotros para que vivamos con él


Salmo 26: El Señor es mi luz y mi salvación
Lc 4,31-37: Sé quién eres: ¡El Consagrado de Dios!

L a ciudad de Cafarnaún era paso obligado de extranjeros que se dedicaban al


comercio entre Oriente y Occidente. En esta ciudad Jesús comienza a realizar signos
que muestran lo concreto y real de la Buena Nueva del reino. El primer signo es la
Palabra, una palabra que enseña con autoridad y que expulsa los males que manipulan
al ser humano y dañan la convivencia familiar y social. El mal no se da por vencido
fácilmente. Su principal estrategia es comprarse y dominar a quien lo combate; por esto
trata de halagar al mismo Jesús llamándolo “el consagrado de Dios”. Algo muy
repudiable comete el ser humano cuando actúa con injusticia, corrupción o violencia
justificándolo con el falso argumento de que hoy esto es normal, que lo hace todo el
mundo y que no tiene nada de malo... La palabra del mal, que hoy deja un mundo cada
vez más pobre, violento y destruido ecológicamente, es una palabra sin autoridad pero
con mucho poder. La respuesta de Jesús es contundente: “¡calla y sal!”. Frente al mal
no podemos andar con ambigüedades. Al mal hay que combatirlo y expulsarlo con la
palabra y el testimonio, para que no domine y destruya la vida social.
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Miércoles 2 se septiembre de 2015


Bartolomé Gutiérrez, mártir (México 1632)

Col 1,1-8: El mensaje de la verdad ha llegado a ustedes


Salmo 51: Confío para siempre en el amor de Dios
Lc 4,38-44: Debo llevar la Buena Noticia a otras partes

J esús se dirige a la casa de Pedro, que probablemente era su casa en Cafarnaún. La


enfermedad de la suegra convocó la solidaridad de toda la comunidad, al punto que “le
suplicaban que hiciera algo por ella”. Los males de las personas deben ser siempre
preocupación de la comunidad. En tiempos de Jesús, los judíos relacionaban la
enfermedad con la presencia de espíritus malignos. Por esto, más que una curación
estamos ante un exorcismo. La ternura de Jesús, que se inclina sobre la mujer, precede
la fuerza de su palabra que increpa al mal de la fiebre para que salga de ella. La ternura
y la fuerza de Jesús actúan de inmediato, y la mujer, enferma por los males de una
sociedad que la discrimina y la excluye socialmente, se levanta y se pone al servicio
del proyecto de Jesús. En seguida la gente quiere retener a Jesús sólo por su función
milagrera, sin caer en la cuenta de que para él los milagros son un signo de solidaridad
con los excluidos y sólo una parte de la Buena Nueva del reino. Jesús se escapa porque
no quiere fomentar una fe que sólo se reduce a los milagros. Él quiere que esos signos
sirvan para que la gente aumente su fe en el Dios de la vida y asuman su
responsabilidad de ser parte fundamental del proyecto de Dios.
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Jueves 3 se septiembre de 2015


Gregorio Magno, papa y doctor (604)

Col 1,9-14: Nos ha trasladado al reino de su Hijo querido


Salmo 97: El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad
Lc 5,1-11: Lo dejaron todo y le siguieron

L a Palabra de Dios, predicada y escuchada desde una barca y a orillas de un lago,


antecede el llamado de los primeros discípulos a convertirse en pescadores de una
nueva humanidad. Pedro acepta “remar mar adentro” porque cree en la Palabra de
Jesús, aunque no está muy convencido de su efectividad. La abundancia de la pesca
muestra que la palabra de Jesús produce resultados. Ella no es vacía ni ambigua; es
siempre acción creadora y liberadora. Fe y vida son dos realidades que no podemos
separar. Pedro se reconoce pecador porque había dudado de la efectividad de la misión
de Jesús. El y sus socios Santiago y Juan no saben qué hacer ni decir. La vida está por
cambiarles y tienen miedo. Dejarlo todo para vivir al estilo de Jesús es una decisión
que requiere tiempo. Sin embargo, las palabras de Jesús superan los miedos y las
indecisiones, y los invitan a ellos y a nosotros a convertirnos en pescadores de una
humanidad cansada de pasar la noche sin alimento, sin vivienda, sin amor…; una
humanidad necesitada de remar “mar adentro” para encontrar vida en abundancia.
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Viernes 4 se septiembre de 2015


Rosalía, ermitaña (1160)

Col 1,15-20: Todo fue creado por él y para él


Salmo 99: Bendigamos al Señor, porque Él es bueno
Lc 5,33-39: Llegará un día en que el novio les será quitado

J esús pone en discusión la pertinencia del ayuno, no su práctica; pues el mismo


Lucas se refiere en varias ocasiones a una Iglesia que ayuna (Hch 13,2-3; 14,23). En el
judaísmo la figura de la boda se aplicaba a la unión de Dios con su pueblo. A este
símbolo iba unido el tema de la alegría. Por Jesús es posible una nueva boda entre Dios
y su pueblo. ¿Cómo estar ayunando o tristes cuando estamos invitados a participar de
la fiesta de Jesús? La alegría que Jesús trasmite a sus discípulos contrasta con la
propuesta de los discípulos de Juan y de los fariseos. Los fariseos no entienden que
Jesús representa una nueva propuesta de amor, de alegría y de justicia para la
humanidad. Así como un trozo de vestido o un vino nuevo no pueden unirse a lo viejo,
la novedad de Jesús no puede confundirse con prácticas antiguas que esclavizan y
excluyen al pueblo. La conclusión de que “el añejo es mejor” ratifica que Jesús no
desecha sin más lo antiguo por ser antiguo, sino en cuanto se aparta de la voluntad de
Dios. Inundemos de alegría todos nuestros espacios, porque el novio sigue en medio
de donde hay dos o más reunidos en su nombre.
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Sábado 5 se septiembre de 2015


Teresa de Calcuta, misionera y fundadora (1997) / Lorenzo Justiniano,
obispo (1455)

Col 1,21-23: Dios los ha reconciliado para hacerlos santos


Salmo 53: Por tu inmensa bondad, ayúdanos
Lc 6,1-5: ¿Por qué hacen en sábado una cosa prohibida?

S egún la tradición judía, el sábado es un día sagrado dedicado al descanso, porque


Dios descansó ese mismo día al terminar su creación (Gn 2,2-3). El descanso iba desde
el viernes por la tarde hasta el atardecer del sábado. Para asegurarse de su estricto
cumplimiento, los maestros de la Ley elaboraron una lista con treinta y nueve clases de
trabajos prohibidos en sábado. La Ley permitía tomar algunas espigas al pasar por el
campo de un vecino (Dt 23,25), pero estaba prohibido hacerlo en sábado. Los
discípulos de Jesús, al igual que los compañeros de David, tienen una razón de peso
para transgredir la Ley: tienen hambre. No hay vida plena con hambre. Dios, que está a
favor de la vida, también está a favor de los que luchan para que nadie muera de
hambre en el mundo. En tiempos de Jesús los poderosos justificaban con la ley del
sábado el hambre de la gente; hoy, son los intereses económicos, la carrera
armamentista, la indiferencia global, los que siguen negando un plato de comida a gran
parte de la humanidad. Ninguna ley, ningún interés particular, ninguna razón, puede
justificar o legitimar el hambre en el mundo. Jesús es Señor del sábado porque es el
Señor de la Vida. Y nunca fue indiferente al hambre de las multitudes (véase, por
ejemplo, Mt 14,13-22; 15,32-38).
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Domingo 6 se septiembre de 2015


Domingo 23º del tiempo ordinario
Eleuterio, abad (s. VI)

Is 35,4-7a: Los oídos del sordo se abrirán, la lengua del mudo cantará
Salmo 145: ¡Alaba, alma mía, al Señor!
Sant 2,1-5: Dios eligió a los pobres para hacerlos herederos del reino
Mc 7,31-37: Hace oír a los sordos y hablar a los mudos

E l profeta Isaías es el profeta de la consolación. El pueblo en medio del dolor que


ha generado el destierro, necesita de una voz de aliento y esperanza, por eso el profeta
los invita a tener valor a que «no tengan miedo», es necesario confiar en Dios pues él
va a salvar a su pueblo de la esclavitud.
El profeta evoca con sus palabras el recuerdo de la tierra de Palestina con sus
riquezas naturales, torrentes y manantiales, una tierra fértil y espaciosa, un paraíso o
una tierra prometida, que les espera después del exilio, a la que regresarán como en un
nuevo éxodo. En esta tierra se volverán a instaurar y reconstruirán el Templo, la ciudad
y la historia. Y vivirán en plenitud, llenos de vida y salud, con sus órganos de los
sentidos completos, capaces de percibir lo que está pasando a su alrededor. En las
mismas palabras del profeta, se puede descubrir la fuerza de Dios, que busca reanimar
a los abatidos y transformar la tierra devastada. El profeta anuncia tantos bienes que
parece la llegada de los tiempos mesiánicos.
La carta de Santiago es un reclamo fuerte a la fraternidad. El que hace
distinción de personas en la asamblea, es decir, en la celebración litúrgica, no puede ser
cristiano. Santiago en su carta nos habla de diferencias y desigualdades en el interior de
la misma comunidad, paradójicamente donde se tendría que construir otro modelo que
prefigure la relación que los seres humanos deben construir en la vida social. En una
palabra: la fraternidad, como fruto del mandamiento del amor, empieza en la misma
celebración litúrgica y se debe hacer realidad en las relaciones sociales de los
miembros de la comunidad.
Cada vez que el cristiano celebra la eucaristía debe asumir el compromiso del
amor real, un amor que se hace efectivo en las obras que enriquecen la vida y la llenan
de contenidos de humanización. Ésta es una tarea que tenemos que asumir para hacer
de la celebración cristiana un espacio de vida abundante y de experiencia profunda de
amor.
El evangelio de hoy nos dice que los paganos también fueron destinatarios del
anuncio del Reino de Dios por parte de Jesús. Que saliendo Jesús de nuevo de la región
de Tiro se dirigió por Sidón hacia el mar de Galilea, por en medio de los límites de la
Decápolis, todo en territorio pagano. Y le trajeron un sordomudo y le pidieron que le
impusiera las manos. Es una de las poquísimas veces que vemos a Jesús fuera de su
país; si creemos a los evangelios, Jesús, prácticamente, no viajó al extranjero. Es
importante señalar que en aquel entonces, ir al «extranjero» es también ir al «mundo de
los paganos»... no como hoy. En este fragmento del evangelio de Marcos observamos a
Jesús pues en medio de gente de otra religión… Puede ser muy significativo para
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nosotros el comportamiento que tenga hacia esas personas que no creen en el Dios de
Abraham que cree Jesús...
En efecto. Vemos en primer lugar cómo Jesús no está entre los gentiles o paganos
con una actitud «apostólica», no lo vemos preocupado por catequizarles. Tampoco
parece preocupado por hacer entre ellos proselitismo religioso: no trata de convertir a
nadie a su religión, a la fe israelítica en el Dios de Abraham. Y tampoco vemos que
Jesús aproveche su paso para «impartir la doctrina», «enseñar y divulgar las santas
máximas de su religión». Más aún: observemos que ni siquiera predica, no da discursos
religiosos. Más bien, simplemente «cura». Es decir: no teoría, sino práctica. Hechos, no
dichos.
No podemos decir que Jesús pase por el territorio pagano con indiferencia, o con
los ojos cerrados, como si no tuviera nada que hacer allí… Más bien diríamos que lo
que considera es que no tiene mucho que decir. No lo vemos discurseando, ni dando su
«servicio de la palabra», sino curando y sanando. No habla del Reino (lo que es su
«profesión» y hasta su «obsesión» dentro de los límites de Israel); fuera de su territorio
religioso calla sobre el Reino y «hace Reino». O como dice la gente al verle: «hace el
bien», no habla sobre el bien. (Y ya sabemos que «ubi bonum, ibi Regnum», «donde se
hace el bien, allí está el Reinado de Dios», una fórmula que nos hace caer en la cuenta
de una cierta tautología que se da entre «bien» y «Reino»; ya lo decía la antífona-canto
del salmo 71: «Tu Reino es Vida, tu Reino es Verdad, tu Reino es Justicia, tu Reino es
Paz, tu Reino es Gracia, tu Reino es Amor...»).
Bien mirado, aunque Jesús no predica en esa región pagana, sí «ev-angeliza», en
el sentido más exacto de la palabra: da la «buena noticia» («eu-angelo»). No «informa
sobre ella», no trata de trasmitir «conocimientos salvíficos», ni siquiera de «poner
signos» o de simplemente «anunciar-decir», sino de «hacer presente», de «poner ahí»,
de construir esos «hechos y prácticas» que son, por sí mismos, la «buena noticia».
«Evangelización práctica», pues, sin teorías, ni palabras. (No estamos despreciando la
teoría, la doctrina, la teología, la palabra... ni creemos que para Jesús no tuviera
importancia... Lo que estamos queriendo decir -fijándonos en Él- es que también para
nosotros, como para Él, el puesto de estas dimensiones «teóricas» es un puesto
segundo; el primer puesto es para la Vida, para la acción, para la práctica del bien que
identifica el Reino, no para la palabra que lo anuncia. Lo último que en definitiva
perseguimos, es la práctica, los hechos, la realidad. La teoría, la palabra, la
concienciación... también forman parte de la realidad, pero no como objetivos, sino
como «instrumentos» para su consecución plena).

Excelente lección para nuestros tiempos de pluralismo religioso y de diálogo


interreligioso. Tal vez nuestro histórico celo apostólico y misionero por la «conversión
de los infieles», por la «llamada de los gentiles a la fe cristiana», por la «cristianización
de las naciones de otra religión», o por «la expansión de la Iglesia» o su «implantación
en otras áreas geográficas»... debieran mirar a Jesús y tomar nota de su peculiar
conducta misionera. Tal vez hoy necesitaríamos, como Jesús, callar más y simplemente
actuar. Es decir, dialogar interreligiosamente comenzando –como se suele decir
técnicamente- con el «diálogo de vida»: juntarnos con los «otros» y conjugar nuestros
esfuerzos en la construcción de la Vida (en la construcción del bien –«¡ibi Regnum!»,
¡allí está el Reino!-). Porque si logramos estar unidos en la construcción del «Reinado
de Dios» (no importa el nombre con que se designe, claro está), estaremos de hecho
unidos en la adoración (práctica) del Dios del Reino. La doctrina, el dogma, la
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teología... vendrán después. Y caerán por su propio peso, como fruta madura, cuando el
diálogo ya sea una realidad palpable en la práctica de la vida diaria.
«Todo lo hizo bien, hasta hace oír a los sordos y hablar a los mudos»; este
versículo 37 tal vez sea una mala traducción, o una derivación de la exclamación que,
más probablemente, brotó a los observadores de la conducta de Jesús: «Ha hecho todo
el bien [que ha podido], hasta hace oír a los sordos y hablar a los mudos». O sea, sí que
predicó Jesús a los gentiles, pero con «el lenguaje de los hechos», y no pidiendo una
conversión “mental” a su religión, o a una nueva Iglesia que él no estaba pensando
fundar, sino compartiendo con ellos su «conversión al Reino». Jesús no trataba de
convertir a nadie a una nueva religión, sino de convertir a todos al Reino, dejando a
cada uno en la religión en la que estaba. La conversión importante no es hacia una (u
otra) religión, sino hacia el Reino, sea cual sea la religión en la que se dé.
La misión del misionero cristiano se inspira en Jesús. El misionero -todos
nosotros, en determinadas circunstancias- no debe buscar la conversión de los
«gentiles» a la Iglesia, como su primer objetivo, sino su conversión al Reino (sea cual
sea el nombre con el que el “otro” lo llame, y recordando que de nominibus non est
quaestio, que «acerca de los nombres no hay que discutir»). Y esa conversión, claro
está, no es de diálogo teórico, ni de predicación doctrinal solo... sino de «diálogo de
vida» y de construcción del Reino.

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 065, «Los perros extranjeros»,


de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil. El guión y su comentario pueden
ser tomados de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1300065 Puede ser
escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap65b.mp3

Para la revisión de vida


«Todo lo hizo bien», o «Hizo todo el bien que pudo». Sea cual sea el sentido
original de la expresión que Marcos pone en boca de la gente que observaba a
Jesús, en todo caso es un buen lema, una expresión que puede simbolizar
adecuadamente nuestro mejor ideal. ¿Estoy a su altura?

Para la reunión de grupo


- Antes del Concilio Vaticano II en no pocos lugares la Iglesia tenía bodas, misas y
entierros «de primera, de segunda y de tercera» clase, con una mayor o menor
ornamentación del templo, incluso más o menos oficiantes... y según los diferentes
honorarios que por tales ceremonias se abonaba. También, en los países de
nacionalcatolicismo, las autoridades tenían un lugar destacado reservado para ellas en
el templo. El Concilio suprimió todo aquello, afortunadamente. ¿Se superó en la Iglesia
totalmente la acepción de personas, la preferencia por los ricos o el desprecio a los
pobres de las que nos habla la carta de Santiago? ¿En qué formas nuevas, o antiguas,
puede hoy la Iglesia continuar teniendo «acepción de personas en favor de los ricos»?
- El profeta Isaías presenta a Dios como el que viene a despegar los ojos del ciego y abrir
los oídos del sordo, el que hará saltar de alegría al cojo y cantar al mudo. Y con la
asociación de la primera lectura de hoy con la tercera, la liturgia nos quiere decir que
Jesús cumple y plenifica lo que los profetas del AT soñaron como enviado de Dios. Veinte
siglos después, con una medicina totalmente diferente y tecnificada, la mayor parte de
nosotros no cree en "curaciones" físicas milagrosas (sin desconocer una gran parte de
cristianos, carismáticos sobre todo, que sí aciertan a creer en curaciones físicas por
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obra religiosa). Pero para los que tenemos una mente más "realista", o secularizada o
científica... ¿qué relectura podemos hacer del anuncio del profeta y de la taumaturgia de
Jesús? ¿Qué significa HOY para nosotros que Jesús desata la boca de un mudo?
- San Francisco Javier fue a las Indias Orientales para entregar su vida a la conversión de
los gentiles, desde el convencimiento que tenía –común en su época- de que si no
conocían el mensaje cristiano no podían salvarse. Tal convicción ha permanecido firme
en grandes sectores cristianos hasta los años 60 del siglo pasado (¡hace sólo 50 años!).
La actividad misionera que sobre aquel supuesto se planteaba tenía unas motivaciones y
una espiritualidad que hoy resultan insostenibles. Las «misiones» siguen teniendo
sentido, ¡cómo no!, pero ya no tienen aquel sentido que tuvieron. Un tipo de misión ha
muerto, o está muriendo –y no es malo que muera-, mientras otro tipo de misión está
naciendo. Tratemos de describir fundamentadamente esos dos tipos de «misión». Se
puede hacer, en grupo, un esquema paralelo de características de una y otra.

Para la oración de los fieles


- Para que toda la Iglesia dé testimonio vivo del mensaje liberador de Jesús. Oremos.
- Para que todos los cristianos mantengamos siempre nuestro oído abierto a las llamadas
de Dios. Oremos.
- Para todas las personas que sufren por cualquier causa encuentren junto a sí a personas
dispuestas a acompañarlas y ayudarlas. Oremos.
- Para que desaparezcan todas las distinciones por causa de la categoría o el prestigio
social, entre las personas. Oremos.
- Para que nuestra comunidad haga cada día más posible y real la presencia del Reino
entre nosotros. Oremos.
- «Donde se hace el Bien, allí se hace el Reino»: para que tengamos una visión amplia y
macro-ecuménica del mundo y de las religiones de la tierra. Oremos

Oración comunitaria
Oh Dios de todos los nombres y de todos los Pueblos. En nuestro hermano Jesús
nosotros vemos un símbolo claro de lo que quieres de nosotros respecto a las
demás religiones: una actitud de respeto hacia sus valores y expresiones, y un
compartir con ellas la búsqueda de del Reino de Dios y su Justicia. Lo demás lo
esperamos por añadidura. Te expresamos nuestro deseo de hacer nuestras estas
actitudes de Jesús. Tú que vives y haces vivir, por los siglos de los siglos. Amén.

Señor, Tú nos has hecho hijos tuyos para que nosotros, conscientes de que todos
somos hermanos, vivamos preocupándonos de atender los unos las necesidades
de los otros; ayúdanos para que sepamos vivir como Tú esperas de nosotros, y
que nunca caigamos en la trampa y en el pecado de tener acepción de personas
en base a los criterios económicos, culturales, raciales o de género. Por J.N.S.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Lunes 7 se septiembre de 2015


Regina, virgen y mártir (siglo VII)

Col 1,24–2,3: Dios me ha nombrado ministro de la Iglesia


Salmo 61: Dios es nuestra salvación y nuestra gloria
Lc 6,6-11: Lo espiaban para ver si sanaba en sábado

L a oración de Jesús en la sinagoga no está separada de la realidad que lo rodea.


Oración y acción son inseparables en la vida cristiana. ¿Qué hacer frente a la
prohibición de curar en sábado y ante el clamor silencioso de un ser humano que por su
enfermedad está como muerto para la sociedad? Para los que no han descubierto la
novedad del reino anunciado por Jesús, la respuesta es simple: cuidar la Ley o el orden
establecido, aun sabiendo que atenta contra la vida y la dignidad del ser humano. Para
Jesús, a pesar de saberse perseguido, su opción por el pobre está definida; por esto,
delante de todos los presentes le dice al hombre de la mano seca que se levante y se
ponga en el centro. El que estaba aplastado por la ley y arrinconado por la sociedad,
está ahora de pie y en el centro. El pobre está siempre en el corazón de Dios. La opción
por los pobres es para Jesús una opción por la vida, en clara oposición a la opción por
la muerte de sus opositores. Mientras la mano atrofiada ha vuelto a la vida, los
letrados y fariseos buscan desesperados la muerte del Dios de la Vida.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Martes 8 se septiembre de 2015


Natividad de María / Virgen de la Caridad del Cobre (Cuba)

Miq 5,1-4a: De ti, Belén de Efrata, sacaré al jefe de Israel


Salmo 12: Desbordo de gozo con el Señor
Mt 1,1-16.18-23: La virgen dará a luz a un hijo

C onocer los antepasados de cada persona era de suma importancia en la cultura


judía. En esta perspectiva, Mateo utiliza la genealogía para explicar el origen de Jesús
y la importancia de sus antepasados, entre los que se cuentan Abrahán y David. Hoy,
cuando celebramos la Natividad de María, cabe destacar en esta genealogía la
presencia de Tamar, Rajab, Rut y la mujer de Urías, cuatro mujeres extranjeras y por
tanta paganas, que ponen sus vientres, a veces en forma extraña, para que la salvación
siga su curso en la historia. La lógica de la humanidad no siempre coincide con la
lógica de Dios. Dentro de la lógica de los que tienen el poder de dominio en la historia,
Jesús debió nacer de una reina, en un palacio y en Jerusalén, la capital del país. Sin
embargo, nacerá en un establo entre animales, de una mujer campesina que vive en una
casa sencilla en Nazaret, una ciudad de poca importancia en la Galilea de los gentiles.
María, la pobre de Nazaret sin dudas ni ambiciones, también pondrá su vientre al
servicio de Dios para enriquecer a la humanidad con el maravilloso fruto de la
salvación. El nacimiento de María es la fiesta de la maternidad generosa y solidaria
con la vida del género humano.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Miércoles 9 se septiembre de 2015


Pedro Claver, misionero (1654) / Sta. María La Antigua (Panamá)

Col 3,1-11: Han muerto con Cristo


Salmo 144: El Señor es clemente y misericordioso
Lc 6,20-26: Felices los pobres; ¡ay de ustedes, los ricos!

E l sermón de Lucas no será de la montaña, sino de la llanura. Las Bienaventuranzas


tienen en él un carácter eminentemente social, tal como se refleja en su interés por
describir situaciones concretas de pobres y ricos. Los destinatarios no pueden ser otros
que los pobres, pues son éstos los que tienen hambre, los que lloran, los que son
excluidos y perseguidos. “No hay que pensar que la mirada de Dios se dirija
preferentemente a los pobres porque sean mejores o más justos que los ricos, sino
porque Dios quiere ser misericordioso con los oprimidos o excluidos”. Desde el Exodo
Dios dejó en claro que escucha con atención el clamor de los pobres. A las
bienaventuranzas de los pobres corresponden en Lucas cuatro “ayes”: a los ricos, los
saciados, los que ríen y los que son alabados. La riqueza simboliza en la pluma lucana
a los que están alejados de Dios por una riqueza adquirida con injusticia. En el
“Magníficat” ya habíamos encontrado en labios de María una asombrosa crítica social
de los ricos y plena acogida de los pobres (Lc 1,51-53). En definitiva, hay que evitar
poner la vida al servicio de la riqueza, pues ésta suele resultar engañosa (Lc 12,16-20).
El rostro de Jesús se ve mejor en los más débiles y necesitados.
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Jueves 10 se septiembre de 2015


Nicolás de Tolentino, religioso (1305)

Col 3,12-17: El amor es lo que unifica


Salmo 150: Alabemos al Señor con alegría
Lc 6,27-38: Sean compasivos como es compasivo su Padre

L a lógica del mundo parece no superar en la práctica el antiguo“ojo por ojo, diente
por diente”, “al enemigo hay que aniquilarlo”, o “los enemigos de mis enemigos son
mis amigos”. En el Antiguo Testamento, el odio al enemigo era algo natural (Sal 34,1-
8). Pero Jesús sorprende a la humanidad con otra lógica: “amen a sus enemigos”. El
Dios de Jesús es ante todo el Dios de la Misericordia. El cristiano debe, por tanto,
adoptar en su práctica cotidiana el comportamiento misericordioso de Dios. “Traten a
los demás como quieren que ellos los traten a ustedes” es la llamada “regla de oro de la
caridad cristiana”. Debemos tener cuidado de no entenderla de manera mercantilista,
reduciéndola a un simple negocio de reciprocidad. Hay que entenderla como un amor
que no se contenta sólo con evitar el mal, sino que se compromete a hacer el bien a los
demás, quienes quiera que ellos sean. Frente a los conflictos ensayemos una actitud
misericordiosa, y nos sorprenderemos de su capacidad de desarmar a los enemigos y
calmar su agresividad.
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Viernes 11 se septiembre de 2015


Mártires Carmelitas (1792)

1Tim 1,1-2.12-14: Dios tuvo compasión de mí


Salmo 15: Nuestra vida está en manos del Señor
Lc 6,39-42: ¿Podrá un ciego guiar a otro ciego?

L os primeros dos versículos de este texto son una advertencia frente a los falsos
maestros que guían como ciegos a familias, comunidades o naciones, porque el
egoísmo o la codicia no les permiten ver la luz del reino de Dios, que es verdad,
justicia y fraternidad. Por desgracia, muchos ciegos dirigen hoy el mundo. Necesitamos
maestros, dirigentes o gobernantes que, como nos dice el libro del Exodo, sean
hombres o mujeres “inteligentes, temerosos de Dios, veraces e incorruptibles” (Éx
18,21). En los versículos 41 y 42 no hay intención de suprimir la corrección fraterna,
tan necesaria para superar con madurez los conflictos y fortalecer los lazos familiares,
comunitarios y sociales. La corrección fraterna es un ejercicio práctico de caridad
cristiana. Sin embargo, Jesús nos propone que toda corrección fraterna esté precedida
de una revisión y corrección de nuestras propias debilidades (la viga), antes de corregir
las debilidades del hermano (la pelusa). La enseñanza es clara: sólo tienen valor
efectivo el mensaje, propuesta o corrección que vienen respaldados por la vida y
testimonio de quien habla.
Perdamos el miedo de decirle al otro, con caridad cristiana, sus fortalezas y sus
debilidades; pero, sobre todo, perdamos el miedo de hacerlas ver a nosotros mismos.
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Sábado 12 se septiembre de 2015


San Guido de Anderlecht (1012) / N. S. de las Lajas (Colombia)

1Tim 1,15-17:Vino al mundo para salvar a los pecadores


Salmo 112: Bendito sea el Señor ahora y para siempre
Lc 6,43-49: De la abundancia del corazón habla la boca

J esús propone lograr un equilibrio entre lo íntimo de la persona, que el evangelio


llama corazón, y el comportamiento externo. Los frutos, por más hermosos que se
vean, si provienen de un árbol enfermo son mera apariencia y fraude. Lo primero que
debemos cuidar entonces es el árbol o el corazón, nuestro mayor tesoro, para que de él
broten obras que reflejen el amor de Dios y el compromiso por una nueva y mejor
sociedad. Vivir con sinceridad de corazón el proyecto de Jesús haría del mundo una
casa más humana y fraterna. La coherencia entre fe y vida es un imperativo de madurez
cristiana. Lucas termina el sermón de la llanura con una parábola cuyo mensaje es
claro: las palabras de Jesús son para ponerlas en práctica. El verdadero discípulo es el
que escucha y pone en práctica la Palabra de Dios, hasta el punto que los caudales o los
huracanes de los problemas, las decepciones, las calumnias, las persecuciones… no
logran socavar sus convicciones ni frenar sus acciones.
De nada vale decir “¡Señor, Señor!” si no lo experimentamos en nuestros corazones
ni lo practicamos en nuestra vida cotidiana. Que somos cristianos, pues, ¡que se nos
note!
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Domingo 13 se septiembre de 2015


Domingo 24º de tiempo ordinario
Juan Crisóstomo, obispo y doctor (407)

Is 50,5-9a: Ofrecí la espalda a los que me apaleaban


Salmo 114: Caminaré en presencia del Señor, en el país de la vida
Sant 2,14-18: La fe, si no tiene obras, está muerta
Mc 8,27-35: Tú eres el Mesías… El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho

C uando los cristianos se propusieron la transformación del mundo esclavista,


inhumano y violento que había impuesto el imperio romano, no comenzaron su labor
apelando al hambre de la gente, ni a sus deseos de «acabar con los opresores romanos»,
sino que apelaron a la conciencia. En efecto, los discursos que prometen remediar el
hambre, sólo son efectivos en la medida en que la carencia, la desprotección y el
abandono son vistos como injusticias. De lo contrario, no pasan de ser una búsqueda de
satisfacciones inmediatas y poco duraderas. Lo mismo ocurre con el deseo de derrocar
a los poderosos del imperio y colocar allí a la gente del pueblo. Al poco tiempo, los
líderes se llenan de ambiciones y se convierten en tiranos implacables. La única
alternativa que queda y de la cual nos habla la carta de Santiago, es la frágil dignidad
humana. Si la comunidad no está dispuesta a transformar en su interior toda esa
realidad de muerte, miseria y marginación, es inútil que se proponga transformarla
afuera. La solidaridad de la comunidad no sólo es un camino para remediar la injusticia
en «pequeña escala», es una alternativa de vida. La solidaridad de una comunidad nos
permite descubrir que «otro mundo es posible» y que el destino no está atado a la
destrucción y la barbarie. La fe cristiana no es tal si se contenta con mirar, desde la
barrera, el circo en el que mueren tantas personas inocentes.
El profeta Isaías nos enseña que el camino de la justicia, de la misericordia y la
solidaridad no es un idílico sendero tapizado de rosas. La persona que opta por la
verdad y la equidad debe prepararse al rechazo más rotundo e, incluso, a una muerte
ignominiosa. Esto puede sonar un poco «patético», sin embargo, basta leer cualquier
página del evangelio para verificar que ésta es la realidad de Jesús, su opción y su
camino.
El camino a Jerusalén estaba plagado de dificultades, incertidumbres y
ambigüedades. Una de ellas, era la incapacidad del grupo de discípulos para reconocer
la identidad de Jesús. Aunque él había demostrado a lo largo del camino que su interés
no era el poder, en todas sus variedades, sino el servicio, en todas sus posibilidades, sin
embargo, los seguidores se empeñaban en hacerse una imagen triunfalista de su
Maestro. Jesús, entonces, debe recurrir a duras palabras para poner en evidencia la falta
de visión de quienes lo seguían. Pedro, Juan y Santiago, líderes del grupo de Galilea,
siguen aferrados a la ideología del caudillo nacionalista o del místico líder religioso y
no descubren en Jesús al «siervo sufriente» que anunció el profeta Isaías.
Este episodio marca el centro del evangelio de Marcos y es el punto de quiebre
en el cual el camino de Jesús sorprende a sus seguidores. Ninguno está de acuerdo con
él, aunque él esté realizando la voluntad del Padre. En medio de esta crisis del grupo de
Servicio Bíblico Latinoamericano
discípulos, Jesús decide continuar el camino y tratar de enderezar la mentalidad de sus
discípulos, torcida por las ideologías sectarias y triunfalistas.
El anuncio que Jesús hace de las dificultades que van a venir, la «Pasión», la
«Cruz», debe ser tomada siempre como una consecuencia inevitable, no como algo
buscado... Jesús no buscó la Cruz, ni debemos buscarla nosotros... Véase el amplio
comentario que hacemos al respecto en este próximo día 14, fiesta de la «exaltación»
de la Cruz.

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 67, «El bastón del mesías», de


la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil. El guión y su comentario pueden ser
tomados de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1300067 Puede ser
escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap67b.mp3

Para la revisión de vida


Hay preguntas decisivas en la vida de todas las personas; incluso no darles una
respuesta clara y consciente es ya una manera de responder a esas preguntas.
Una de ellas es la que Jesús hizo en una ocasión a los suyos y, a través de ellos,
a toda la humanidad, incluidos nosotros. ¿Quién es Jesús para mí? Sólo que esta
pregunta tiene un grave riesgo: que la contestemos con la respuesta aprendida
de memoria en el catecismo infantil, en vez de contestar con el corazón. La
pregunta ‘¿Quién es Jesús?’ no podemos ponerla entre preguntas del tipo ¿quién
fue Napoleón, quién descubrió la penicilina o en qué año acaeció la Revolución
francesa?, sino que hemos de ponerla entre preguntas del tipo ¿quiénes son mis
amigos, cuánto quiero yo a mi familia, qué estoy dispuesto a hacer por aquellas
personas alas que quiero? Consciente de todo esto, debo preguntarme: ¿quién es
Jesús para mí, qué significa en mi vida?

Para la reunión de grupo


- Muchas veces hemos entrado en la discusión de si lo importante es la fe o son las obras.
¿No sería mejor ser consciente de que son las dos caras de una misma moneda, que si
bien es cierto que es la fe la que nos salva, como dice san Pablo, también es cierto que
una fe sin obras significa que no hay realmente fe?
- Después de casi 500 años de separación y enfrentamiento hasta la excomunión y el cisma,
las Iglesias Católica y Luteranas han acordado una interpretación conjunta por la que
ambas opiniones son conciliables y las dos son verdaderas... ¿Qué reflexiones nos
plantea este hecho histórico, que incluye tantos enfrentamientos, condenas,
separación...?
- La pregunta la podría hacer también Jesús hoy en nuestro círculo de estudio o grupo de
reflexión: ¿Quién dice la gente que soy yo? Respondamos a esa pregunta. Y también nos
haría Jesús su segunda pregunta: ¿y ustedes mismos, quién dicen que soy yo?
Compartamos también en el grupo la respuesta que cada uno de nosotros le daría.

Para la oración de los fieles


- Por la Iglesia, para que anuncie de palabra y, sobre todo, con las obras, que Jesús es el
único Señor. Oremos.
- Por todos los cristianos, para que seamos fieles a la llamada que hemos recibido del
Padre, aunque ello nos traiga las injurias e incomprensiones de la gente. Oremos.
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- Por todos nosotros, para que nuestro seguimiento de Jesús sea el fruto de una decisión
personal, libre y responsable. Oremos.
- Por todos los que sufren incomprensiones, persecución y calumnias a causa del
evangelio, para que se mantengan fieles en su misión y en su amor a todos. Oremos.
- Por esta comunidad nuestra, para que sepa ver y valorar siempre la vida y la historia, las
personas y las cosas con los ojos de Dios. Oremos.

Oración comunitaria
Escucha, Padre, nuestra oración, abre nuestros oídos para que sepamos
escuchar siempre las continuas llamadas a la Justicia que Tú nos haces por
medio de los pobres; abre nuestros ojos para que sepamos ver la miseria y el
dolor de nuestro mundo, que nosotros tenemos que transformar en dignidad y
esperanza; abre nuestros corazones para que sepamos ver a todas las personas
como a tus hijos, nuestros hermanos y hermanas. Te lo pedimos por Jesucristo
N.S.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Lunes 14 se septiembre de 2015


Exaltación de la Santa Cruz (en algunos países)

Jue 2,11-19: El Señor hacía surgir jueces


Salmo 77: No olviden las acciones de Dios
Jn 3,13-17: Ha de ser levantado el Hijo del Hombre

E stamos en la fiesta de la «Exaltación» de la Santa Cruz. Se trata de ese signo que


identifica al cristianismo mundialmente, como la media luna identifica al islam o la
estrella de seis puntas formada por dos triángulos equiláteros –la estrella de David– es
el emblema del judaísmo.
Dentro de la mentalidad mágica, la cruz ha tenido en la historia casi tanto valor
como el Cristo que en ella fue crucificado. «La señal de la cruz» ha espantado al
demonio, ha alejado las maldiciones, ha «persignado» a todos los devotos, ha sido
trazada millones de veces en el aire derramando bendiciones bienechoras.
En la religiosidad popular, Cristo ha sido sobre todo el sufriente, el condenado,
azotado, crucificado, varón de dolores, muerto entre sufrimientos insoportables. La
cruz ha sido el signo del dolor, tanto del de Cristo como del universal. Para los
cristianos, el sufrimiento de Cristo tiene referencia universal.
La inevitable dimensión dolorista de la cruz, hace que su «exaltación» no deje de
implicar problemas. Algunos agentes de pastoral, con frecuencia, tratan de obviarlos
simplemente mirando hacia otra parte, callando, o hablando de otra cosa. Pero este
método evasivo es el mejor servicio que se puede hacer al pueblo cristiano. Creemos
que es mejor afrontar los problemas de frente y ponerles nombre y límites. Es lo que
vamos a tratar de hacer.
El primer gran peligro es esa misma «exaltación» de la cruz, por lo que pueda
tener de exaltación del sufrimiento por el sufrimiento, como si tuviera un valor
cristiano por sí mismo. Aún se conserva en buena parte del pueblo cristiano una
imagen de Dios dolorista y amante del sufrimiento, que parece alegrarse cuando ve
sufrir, o que sólo otorga su gracia o su benevolencia al ser humano a cambio de
sufrimiento. Muchas promesas, «mandas», de la religiosidad popular se hacen sobre
ese esquema: yo me sacrifico, le ofrezco a Dios un daño que me hago a mí mismo,
como «un pago anticipado para él, a cambio del favor solicitado»… Este Dios ante el
que lo que vale y lo que le agrada es el sufrimiento no es un Dios cristiano; la
exaltación de una cruz que incluya –consciente o inconscientemente– una imagen de
Dios así no sería una exaltación cristiana.
Es un gravísimo problema esa teología que aún está ahí, según la cual Dios envió
a su Hijo al mundo a sufrir, a sufrir horrorosamente (véase el texto de SESBOÜÉ que
se propone más abajo), porque Él sería de ese modo el único capaz de ofrecer una
reparación infinita a la dignidad de Dios ofendida por el ser humano en un «pecado
original» (que históricamente no tuvo lugar)... Sin fundamento real en el evangelio,
esta teología apareció con el paso de los primeros siglos, y fue san Anselmo de
Canterbury (siglo XI) quien le dio la configuración con que ha llegado hasta nosotros
mismos en los catecismos infantiles. Es la visión clásica de la «redención», la muerte
Servicio Bíblico Latinoamericano
de Jesús en la cruz redentora, que «paga» con su sufrimiento al Padre para que éste
acceda a restablecer el buen orden de sus relaciones con la Humanidad. Estrechamente
unido a esta teología está el «sacrificio» de Cristo en la Cruz. Una teología que, por
una parte, hoy día evidencia una imagen de Dios que resulta inaceptable. Por otra se
trata de una teología que aún figura –inexplicablemente- en los documentos oficiales...
Celebrar la Exaltación de la Santa Cruz sin abordar estos problemas puede ser más
cómodo, pero no más sincero ni más provechoso o pedagógico.
La cruz de Cristo no debiera ser utilizada como símbolo de todo aquello que en
nuestra vida humana hay de limitación estructural, de finitud natural. Esta es una
dimensión natural de nuestra vida humana («las cruces de la vida»), y la cruz de Cristo
no tiene nada de «natural», sino que todo lo tiene de «histórico». En la cruz de Cristo –
si no queremos caer en mixtificaciones- no entran sus dificultades y limitaciones
humanas, ni las nuestras: enfermedades, limitaciones, accidentes ni la mala suerte. Eso
no es la cruz de Cristo, sino avatares y peculiaridades de la vida humana, que hay que
saber llevar y sobrellevar con gracia y con buen talante.
La cruz de Cristo no fue un «designio de Dios», sino un designio humano, muy
humano. Jesús, por su parte, tampoco buscó la cruz: «Pase de mí este cáliz», y nunca
deberá ser buscada la cruz, por sí misma, por parte de sus discípulos. Aquel «Ave Crux,
Spes única!» («¡Salve, Cruz, esperanza única!») del adagio clásico, hay que tomarlo
con muchas «cautelas» en la forma de entenderlo. Ni Dios, ni Cristo «aman la Cruz»,
ni nosotros debemos «amarla», sino que, al contrario, debemos «combatirla». La tarea
del cristiano, como la de Jesús, es combatir la cruz, liberar del sufrimiento al ser
humano, «hacer todo el bien que se pueda», como decíamos comentando el evangelio
del domingo pasado. Claro que, al luchar contra la cruz ocurre que se levanta la
animosidad de los que están interesados egoísticamente en los mecanismos de
opresión, personas y estructuras que impondrán una cruz sobre quienes luchan por
liberar al ser humano de toda cruz. Otro adagio más moderno y más correcto dice:
«Busca la Verdad, la Cruz ya te la pondrán». No hay que buscar la cruz, aunque no hay
que retroceder un milímetro en la Verdad y en la lucha por la Justicia, por el miedo a la
cruz que nos impondrán…
En definitiva, lo que necesitamos exaltar no es la cruz, sino el coraje de Jesús,
que optó por el Reino y por el amor sin temor a la cruz que estaba seguro y previó que
le iban a imponer. La exaltación de la fidelidad de Jesús a la Causa del Reino es el
verdadero contenido de esta fiesta.
Algunas personas se asustan cuando se hacen estas relecturas críticas. Les parece
una actitud negativista.... Prefieren que se hable sólo de lo positivo, y que lo demás
quede sobreseído, como superado por el olvido… No compartimos esa opinión.
Estamos en un momento de transición teológica, una transición que se hace lenta por
causa precisamente de esa falta de sentido crítico en la teología y en la homilética. Si
los predicadores (y los grupos de formación cristianos) asumieran como tarea habitual
la de hacer la digestión crítica de todo el pensamiento que aún lastra al cristianismo, sin
duda que estaríamos en condiciones de dialogar mejor con el mundo actual. Por otra
parte, toda renovación del pensamiento y de la vida necesita de un momento de
«deconstrucción», sin el cual, frecuentemente, no es posible una verdadera renovación.

Para la revisión de vida


¿Busco la verdad a toda costa, sin acobardarme ante la posibilidad de que me
pongan la cruz?
Servicio Bíblico Latinoamericano
¿Acepto las cruces (históricas, no naturales) que ya cargo? (Enumerarlas,
revisarlas pormenorizadamente ante mí mismo).
Cristo, en su solidaridad con la humanidad, se "despoja" de su rango divino y
toma la condición de esclavo. ¿Qué dice este gesto de Jesús a mi nivel de vida?
¿Hasta dónde llega mi solidaridad con los pobres? ¿De qué debo despojarme
para ser solidario con la humanidad doliente?

Para la reunión de grupo


- Para este tema de la cruz, recomendamos especialmente:
- "¿Cómo predicar hoy la cruz de nuestro Señor Jesucristo?", de Leonardo Boff, en "Pasión
de Cristo, pasión del mundo" (ediciones en Sal Terrae de España, Indoamerican Press de
Bogotá 1978, traducción portuguesa en Vozes, Petrópolis, Brasil, 1977). Es un texto
corto que se presta muy bien para una reunión de estudio o reflexión del grupo bíblico o
de toda la comunidad. Disponible en http://www.servicioskoinonia.org/relat/217.htm
- Para tomar conciencia de las exageraciones que se han dicho en torno a este tema de la
cruz en la historia del cristianismo, ver el estudio de Bernard SESBOÜÉ «Un florilegio
sombrío», en http://www.servicioskoinonia.org/relat/333.htm

Para la oración de los fieles


- Por todos los hombres y mujeres que prolongan hoy la cruz de Jesús sufriendo la
persecución por su compromiso con la verdad y por la Justicia, para que lleven esa
misma cruz de Jesús, con esperanza firme en el triunfo de Su Causa, roguemos al Señor...
- Por nuestra comunidad, para que esté solícita en la preparación de un verdadero hogar,
en el que Jesús pueda prolongar históricamente su lucha por la Verdad y el Amor en el
mundo, roguemos al Señor...
- Por la mujer, que en la historia ha desempeñado su papel de verdadera discípula, sin
realmente valorada ni reconocida, para que continuemos todos en la tarea de su
promoción y liberación, roguemos al Señor...
- Para que el cristianismo siga avanzando y renovándose, a pesar de todas las dificultades,
consciente de que Dios quiere ser visto y captado bajo nuevos esquemas, nuevas
imágenes, nuevos modelos, roguemos al Señor…

Oración comunitaria
Dios, Padre nuestro, otórganos el don de saber encontrar en el hoy de nuestra
historia, el sentido profundo de nuestra misión cristiana, para que nos
comprometamos con todo lo que implica ser fieles a tu proyecto en la sociedad
en la que nos ha tocado vivir y construir tu Reino. Por Jesucristo nuestro Señor.

Dios Padre y Madre, que en la vida, pasión y muerte de Jesús has realizado tu
revelación máxima para el mundo, según nos asegura nuestra fe; te rogamos nos
otorgues el don de saber redescubrir con ojos humildes todo lo que tú has
continuado revelando en estos 2000 años de historia, dentro y fuera del
cristianismo, para que la Palabra que pronunciaste en Jesús pueda ser
compartida por todos los pueblos y religiones. Por Jesucristo nuestro Señor.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Martes 15 se septiembre de 2015


Nuestra Señora de los Dolores

Heb 5,7-9: Se ha convertido en autor de salvación eterna


Salmo 30: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu
Jn 19,25-27: Ahí tienes a tu madre

D espués del largo y penoso viacrucis, el evangelista destaca la presencia de las


mujeres junto a la cruz. ¿Dónde estaban los apóstoles o todos los hombres que lo
seguían? ¿El miedo, la decepción, las dudas, los tenían lejos de la cruz? El evangelio
de hoy es un reconocimiento a la mujer, compañera fiel y valiente en todos los
caminos, sean de viacrucis o de resurrección. Sólo estaba presente el discípulo amado,
quien junto a María, otro par de mujeres y Jesús, protagoniza este breve pero
trascendental relato. La Madre de Jesús es mencionada seis veces, lo que demuestra su
importancia y su rol protagónico. Jesús se refiere a ella con los títulos de mujer y de
madre. Como Madre simboliza su maternidad espiritual en la Iglesia, y como mujer se
convierte en discípula; y así simboliza a la Iglesia en su actitud discipular. El discípulo
amado, como su nombre lo indica, representa a todos los creyentes que asumen el
proyecto de Jesús desde el amor y el discipulado, y por tanto, a quienes aceptan en su
casa y en su vida la misión de una Iglesia que anuncia el reino de Dios con su doble
sentido mariano: maternal (tierno, fiel y valiente) y discipular.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Miércoles 16 se septiembre de 2015


Cornelio y Cipriano, mártires (253 y 258)

1Tim 3,14-16: Grande es el misterio que veneramos


Salmo 110: El Señor recuerda siempre su alianza
Lc 7,31-35: La Sabiduría ha sido reconocida por sus discípulos

E l evangelio refleja la realidad humana, que se mueve entre la insensatez y la


Sabiduría. Al igual como ocurre en la parábola de los niños que tocan y cantan en la
plaza, la insensatez de esa generación rechazó a Juan, quien, a pesar de comportarse
como un asceta, fue tildado de endemoniado. Y también rechazó a Jesús, porque vivía
como uno más del pueblo y rompía los esquemas religiosos, políticos y sociales de su
época: compartía con los pobres, curaba a los enfermos, comía con pecadores y
publicanos, conversaba con mujeres y las aceptaba como discípulas, privilegiaba la
vida por encima de la Ley o del sábado, cuestionaba la teología y la liturgia impuestas
por fariseos y maestros de la Ley, etc. Por esto lo tildaron de comilón y borracho. Pero
siempre hay un “resto” del pueblo que permanece en la Sabiduría de Dios y entiende
con claridad la misión precursora de Juan y la misión liberadora-salvífica de Jesús. La
Sabiduría se manifiesta en la capacidad de leer los signos de Dios en cada tiempo y
lugar. Pidamos el don de la Sabiduría, para poder escuchar la Palabra de Dios, leer
los signos de los tiempos y aplicarlos en nuestro diario vivir.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Jueves 17 se septiembre de 2015


Roberto Belarmino, obispo y doctor (1621)

1Tim 4,12-16: Cuídate tú y cuida la enseñanza recibida


Salmo 110: Los mandamientos del Señor son dignos de confianza
Lc 7,36-50: Se le han perdonado numerosos pecados

E l fariseo Simón admira a Jesús, pero sus esquemas rígidos de la Ley le impiden
entender una de las dimensiones fundamentales de su propuesta: la misericordia. Y así
no sólo descalifica a su invitado, sino también a la mujer. La juzga excluyéndola de
toda posibilidad de cambiar y reorientar su vida. Es a todas luces contradictorio estar
con Jesús cuando al mismo tiempo se excluye al ser humano por razones morales,
económicas, políticas o religiosas. La unción que efectúa la mujer sobre Jesús nos
revela la triple dimensión de toda acción misericordiosa: perdón, conversión y
agradecimiento por el perdón recibido. La parábola del acreedor y los dos deudores
ratifica la íntima relación que debe existir entre el perdón de los pecados y la acción de
gracias. Al que más se le perdona es porque tiene más pecados, pero también porque
tiene un corazón abierto a la conversión y al agradecimiento.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Viernes 18 de septiembre de 2015


José de Cupertino, religioso (1663)

1Tim 6,2c-12: Tú, hombre de Dios, practica la justicia


Salmo 48: Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos
Lc 8,1-3: Algunas mujeres acompañaban a Jesús

L ucas es el evangelista que más destaca el papel de la mujer en la Iglesia primitiva.


También será el que más claramente registre la presencia de mujeres en el grupo de
Jesús, en su doble papel de seguidoras (discípulas) y colaboradoras (con sus bienes).
Un discipulado mixto era algo insólito en el judaísmo. La mujer ocupaba en el campo
social y religioso del judaísmo un lugar marginal y excluyente. Se dudaba incluso de su
capacidad de aprender la Toráh (Biblia hebrea donde está escrita la ley mosaica). Pero
esto no es sólo del judaísmo; en general todas las religiones y todas las sociedades
tienen formatos discriminatorios de la mujer. Frente a esta discriminación en la
sociedad y en la Iglesia se levanta el evangelio de Lucas para dejar en claro la posición
incluyente y respetuosa de Jesús. La mujer no debe ocupar en la Iglesia un papel
secundario; ellas han sido desde los comienzos de la Iglesia protagonistas de primer
orden, como madres (Evangelio: Lc 1,26-38), discípulas (Hch 9,36), colaboradoras a
nivel económico (Evangelio: Lc 8,3), animadoras de comunidades (Rom 16,3-5),
profetisas (Evangelio: Lc 2,36), diaconisas (Rom 16,1-2), apóstoles (Rom 16,7),
compañeras de viacrucis (Evangelio: Lc 23,27-28), testigos de la Resurrección
(Evangelio: Lc 24,1-11) y, en Pentecostés, confirmadas por el Espíritu para la misión
universal (Hch 1,14–2,4).
Servicio Bíblico Latinoamericano

Sábado 19 de septiembre de 2015


Jenaro, mártir (305) / Pedro Claver (Colombia 1654)

1Tim 6,13-16: A Él el honor y el poder por siempre. Amén


Salmo 99: Aclama al Señor, tierra entera
Lc 8,4-15: La semilla es la Palabra de Dios

E l contexto de la parábola del sembrador es de una evaluación del impacto que ha


causado en la gente la Palabra de Jesús. Los resultados parecen confirmar que, como
hoy, eran muchos los oyentes pero pocos los que “conservaban la Palabra en su
corazón” y la ponían en práctica. Jesús, y los evangelizadores de todos los tiempos,
soñamos con una Palabra que transforme la vida de todo el que la escuche. Pero la
realidad muestra que no todos la reciben de igual forma. En esto la parábola es realista,
pero al mismo tiempo esperanzadora, pues, aunque señala las dificultades del presente,
deja abiertas las puertas para un futuro promisorio hasta llegar a producir el ciento por
uno. Al interpretar la parábola no nos detengamos sólo en la clase de tierra apta para
recibir la Palabra de Dios; también es importante profundizar sobre el sembrador; por
ejemplo, qué clase de sembrador requiere el mundo de hoy. Pidamos a Dios que nos
ayude a ser buenos sembradores, y al mismo tiempo tener un terreno bien abonado
para acoger la Palabra, porque todo evangelizador debe estar abierto a ser
evangelizado.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Domingo 20 de septiembre de 2015


Domingo 25º ordinario
Andrés Kim, Pablo Chong y compañeros mártires (Vietnam, 1846)

Sab 2,12.17-20: Lo condenaremos a una muerte ignominiosa


Salmo 53: El Señor sostiene mi vida
Sant 3,16–4,3: Los que procuran la paz siembran paz, y su fruto es la justicia
Mc 9,30-37: Quien quiera ser el primero, que sea el servidor de todos

E l libro de la Sabiduría recoge la experiencia de los profetas de Israel y nos


presenta a la persona «justa» como el modelo de sabiduría. El modelo de piedad no lo
constituye la persona que hace sacrificios abundantes o que sigue con elegancia y
delicadeza todos los pormenores de los ritos litúrgicos. La persona ideal es la que vive
la justicia y muestra con sus obras que es posible realizar la voluntad de Dios en este
mundo. Pero, aunque este es el camino auténtico y querido por Dios, no por ello, se
puede realizar con simplicidad. La oposición no se hace esperar. Incluso, al interior de
la familia o del círculo de amigos. El que tome el camino de la justicia, pronto se dará
cuenta que hará el viaje en compañía de pocas personas.
La carta de Santiago nos da una explicación tan sencilla como eficaz de la causa
de los conflictos en la comunidad cristiana: la ambición. En efecto, nadie roba, ni
asesina ni arruina la vida ajena si no está movido por algún tipo de ambición. El deseo
de ser más fuerte que los demás, de tener más capacidad económica, de asegurarse esta
vida y la otra, no son sino manifestaciones de la ambición. El problema, es que las
personas que piensan así, comienzan a ver al resto del mundo como un obstáculo a
eliminar o como un puente sobre el cual pasar. Pero, el problema de tales conductas,
animadas y patrocinadas por la sociedad, radica en que se constituyen en ideales de
vida, incluso de personas que se proclaman como cristianos. La carta de Santiago nos
invita a poner todas esas ideas a contraluz y a pasarlas por el inequívoco tamiz del
evangelio. La codicia de dinero, prestigio y poder nos puede conducir por un camino
sin regreso y nos puede alejar del cristianismo de manera irreversible, aunque nos
sigamos considerando cristianos y vayamos a misa todos los días.
En el evangelio de Marcos, el «camino» representa el itinerario de formación de
un buen discípulo. Jesús no quiere un grupo de fanáticos que le entonen vivas a su
nombre, sino un grupo de personas responsables que sean capaces de asumir un
proyecto. Por esta razón, sus esfuerzos se concentran en la enseñanza de sus
seguidores. Pero, la instrucción parte de los desaciertos y de las respuestas erráticas
que ellos van dando a lo largo del trayecto hacia Jerusalén.
Jesús debe superar el miedo cultural que invade a sus discípulos y que les impide
dirigirse a su «Maestro» con toda confianza. Para esto utiliza una estrategia pedagógica
muy ingeniosa. Retoma la discusión de los discípulos que estaban concentrados no en
su enseñanza, sino en la repartición de los cargos burocráticos de un hipotético
gobierno y reconduce la discusión mediante un ejemplo tomado de la vida diaria. El
«niño» era una de las criaturas mas insignificantes de la cultura antigua. Por su estatura
y edad no estaba en condiciones de participar en la guerra, ni en la política ni en la vida
Servicio Bíblico Latinoamericano
religiosa. Jesús coloca a uno de esos pequeños en medio de ellos y muestra cómo el
presente y el futuro de la comunidad está en colocar en el centro no las propias
ambiciones, sino las personas más postergadas y simples. Sólo así se revierte el sistema
social de valores. Y sólo así, la comunidad es una alternativa ante el «mundo», que ya
sabe poner en el centro a las personas adineradas. La novedad de Jesús consiste en
hacer grande lo pequeño, lo doméstico e insignificante.
Eso que Jesús revelaba -con una paradoja- era muy serio: Jesús identificaba su
propia suerte y la de Dios con la suerte de los niños, los que no tienen derechos ni
quien mire por ellos, los últimos, los despreciados, los no tenidos en cuenta. Porque en
realidad todo él se identificaba con ellos: se había puesto de su lado, había asumido su
causa como propia. Por eso decía que todo servicio hecho a ellos se le hacía a él mismo
y, en definitiva, al Padre. Nuevamente ponía la jerarquía de valores de la sociedad al
revés o, mejor, al derecho. Una sociedad que mira sólo por los de arriba –o en la que
las decisiones la toman los que están arriba o miran por los intereses de los de arriba-
no garantiza ni el Reino ni la Vida; ésta sólo puede sobrevivir en un mundo que desde
abajo mire por los de abajo, los que no tienen derechos.

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 36, «Tan pequeño como


Mingo», de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil. El guión y su comentario
pueden ser tomados de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1200036 Puede
ser escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap36b.mp3

Para la revisión de vida


El afán de superación, el deseo de ser el primero, el anhelo de triunfo y éxito en
la vida… parecen, en principio, aspiraciones legítimas del ser humano; el
problema, normalmente, está en los medios que utilizamos para alcanzar esas
metas. Jesús nunca dijo que no debamos aspirar a ser los primeros, antes al
contrario: nos invita a serlo, pero nos señala el único camino humano y
humanizador para lograrlo: el amor y el servicio a la Causa del Reino, que es
también la Causa de los pobres. ¿Estoy atrapado en esa pseudomística de la
competitividad, del arribismo a cualquier precio, de la búsqueda del éxito y del
dinero a cualquier precio?

Para la reunión de grupo


- Léase la primera lectura en todo lo que es el capítulo 2 del libro de la Sabiduría, del que
la lectura de hoy es sólo un mínimo extracto. Al "justo" lo persiguen sus coetáneos, no
por capricho ni por odio irracional, sino porque les resulta incómodo y con su vida justa,
simplemente con vivir como justo, echa en cara la maldad de sus enemigos. Al emparejar
esta lectura con el evangelio del anuncio de la Pasión la liturgia está interpretando que
en Jesús se cumple el caso del justo del libro de la sabiduría: Jesús fue asesinado porque
molestaba a los poderosos, porque declaraba a Dios de parte de los pobres y
evidenciaba la injusticia de los poderosos. Jon Sobrino habla de los mártires
"jesuánicos" de estas últimas décadas en América Latina, muy distintos de los mártires
de muchos otros siglos, y muy semejantes al mártir Jesús, y al justo del libro de la
Sabiduría. Esa presencia martirial del justo, que molesta a los injustos, es tal vez (o
debería ser) permanente. ¿Se da hoy en nuestra Iglesia? ¿Molesta nuestra Iglesia
institucional a algún poderoso injusto? ¿Y nuestra comunidad local? Si no se da esa
Servicio Bíblico Latinoamericano
incomodidad, ¿a qué se debe?, ¿no hay en el mundo poderosos injustos?, ¿o no hay
profecía en nuestras comunidades o en nuestra Iglesia?

Para la oración de los fieles


- Por toda la Iglesia, para que comprenda y acepte al Cristo del Evangelio y lo anuncie sin
miedos. Oremos.
- Por todos los creyentes, para que se eliminen de nosotros todas las formas de dominio y
poder sobre las personas. Oremos.
- Por todos los que queremos vivir como discípulos de Jesús, para que sepamos aceptarlo
como el que no vino a ser servido sino a servir, y sepamos imitarlo. Oremos.
- Por cuantos nos sentamos a la mesa del Señor, para que hagamos de la Eucaristía signo
de nuestra disponibilidad para servir y dar la vida por los pobres y los pequeños.
Oremos.
- Por esta comunidad nuestra, para que brille por su afán de ser la última en honores y
poderes, y así poder ser la primera en servir a los demás. Oremos.

Oración comunitaria
Dios, Padre nuestro, que enviaste a tu Hijo Jesús para mostrar al mundo "que no
todo está permitido" y para mostrarnos el sentido de la vida humana en un
mundo estructurado sobre la injusticia y el poder; enséñanos a seguir el camino
de tu Hijo Jesús, el justo perseguido, para que tu Iglesia cumpla la misión que le
diste. Por el mismo J.N.S.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Lunes 21 de septiembre de 2015


Mateo, apóstol y evangelista (s. I)

Ef 4,1-7.11-13: Él ha constituido a unos, apóstoles


Salmo 18: A toda la tierra alcanza su pregón
Mt 9,9-13: Le dijo: Sígueme. El se levantó y le siguió

C uando Leví se hizo apóstol, Jesús le cambió el nombre por Mateo, lo mismo que
había hecho con Simón, a quien llamó Pedro. Mateo era un publicano o recaudador de
impuestos, al servicio de Herodes Antipas y del imperio romano. Los maestros de la
Ley incluían a los publicanos en la misma categoría que a los asesinos, los ladrones y
los impuros. Esto los excluía de la vida social y religiosa en Israel. Una cena
compartida con publicanos y pecadores es motivo de controversia entre los fariseos y
los discípulos de Jesús. Los judíos tenían muy organizado el detalle de los alimentos
que se podían comer, los lugares y las personas con quienes se podía compartir. Esto
permitía definir quiénes pertenecían al grupo y quiénes no. Los publicanos estaban
excluidos. Jesús rompe con esta lógica excluyente, porque su lógica es la misericordia
y la inclusión de los excluidos. Y refuerza su opción evocando al profeta Oseas:
“Porque yo quiero amor, no sacrificio, conocimiento de Dios más que holocaustos” (Os
6,6). El discipulado de Mateo es fruto de la misericordia de Jesús; por esto, a los
discípulos de todos los tiempos los definen la misericordia y la cercanía con los
excluidos.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Martes 22 de septiembre de 2015


Mauricio y compañeros mártires (302)

Esd 6,7-8.12b.14-20: Gracias a Darío se reconstruyó el Templo


Salmo 121: Vayamos con alegría al encuentro del Señor
Lc 8,19-21: Le avisaron: tu madre y hermanos quieren verte

P ara María no fue fácil entender que además de Madre debía dar el paso para
convertirse en discípula de su Hijo. Sin embargo, ya en las bodas de Caná Juan nos
comparte esta doble dimensión cuando la Madre de Jesús les dice a los sirvientes:
“hagan lo que él les diga” (Jn 2,5). La familia es esencial en la vida del discípulo, pero
llega el momento en que hay que tomar prudente distancia de ella, máxime cuando se
torna manipuladora. Para Jesús, más importantes que las relaciones de la carne o de la
sangre son las relaciones que se establecen en torno a su vida y su proyecto de reino.
Aprovecha, pues, la presencia de su familia para responder a una pregunta que nos
hacemos los cristianos de todos los tiempos: ¿en qué consiste hacer la voluntad de
Dios? La respuesta de Jesús es clara y contundente: hacer la voluntad de Dios significa
escuchar su Palabra y ponerla en práctica. Los que hacen esto son su verdadera familia.
Por cierto, María ya había hecho su parte cuando, sin dudarlo, respondió al ángel: “yo
soy la servidora del Señor; que se cumpla en mí tu Palabra” (Lc 1,38).
Servicio Bíblico Latinoamericano

Miércoles 23 de septiembre de 2015


Tecla de Iconio, mártir (s. I) / Pío de Pietrelcina, religioso (1968)

Esd 9,5-9: Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud


Interleccional Tob 13: Bendito sea Dios, que vive eternamente
Lc 9,1-6: Los envió a proclamar el reino de Dios y a sanar

E l poder y autoridad que otorga Jesús tiene dos objetivos: anunciar el reino de Dios
y liberar a la gente del mal y las enfermedades. El reino se concreta en acciones de
misericordia y liberación. El anuncio de la Palabra no puede estar desligado de la
realidad del ser humano. Esto significa que la evangelización no es una tarea sólo de
corte “espiritualista”; ella debe implicar la integridad del ser humano, incluyendo
especialmente aquellos cuerpos dolidos por la marginación. La evangelización es
también una actividad marcada por la libertad de las ataduras económicas. Jesús
propone a sus discípulos no llevar elementos materiales, sino sólo la Palabra en su
boca, la misericordia en el corazón y la calidez en sus manos, para estar siempre
dispuestos a abrazar la hospitalidad que ofrece la gente. La misión es siempre una
actividad de diálogo y de doble vía, donde el misionero da lo mejor de sí y está
dispuesto a escuchar, recibir e integrar a su proyecto misionero la realidad de cada
comunidad. Recordemos que para la misión existe un proyecto común, que es el de
Jesús, pero con formatos diversos que se adaptan a cada comunidad de acuerdo a su
cultura y sus necesidades.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Jueves 24 de septiembre de 2015


Nuestra Señora de las Mercedes (Rep. Dominicana)

Ag 1,1-8: Construyan el Templo para mostrar mi gloria


Salmo 149: El Señor ama a su pueblo
Lc 9,7-9: A Juan yo lo mandé decapitar

E l desconcierto de Herodes Antipas ante la misteriosa figura de Jesús de Nazaret


nos prepara para la pregunta crucial que éste hará a sus discípulos en el relato de la
confesión de Pedro: “¿quién dice la gente que soy yo?” (Lc 9,18). Ciertamente, la
identidad de Jesús no estaba clara para nadie. Unos pensaban que se trataba de Juan el
Bautista resucitado, noticia que debía causar terror en Herodes, sabiendo que él mismo
lo había mandado decapitar por cuestionar su concubinato con Herodías, la mujer de su
hermano. Para otros, Jesús representa lo mejor de la tradición profética, especialmente
la figura de Elías. Herodes no parece arrepentido de lo que hizo; más bien está
preocupado de que tal misterioso personaje, al igual que los profetas y que Juan, le
cante la verdad, o lo que es lo mismo, se convierta en la conciencia crítica de su
gobierno y del sistema político, económico y religioso imperante en Israel y en Roma.
Para Herodes, y en general para los que tienen hoy el poder de dominio en el mundo, la
verdad es un enemigo temible; en cambio, para los cristianos la verdad es una opción
de vida y de libertad.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Viernes 25 de septiembre de 2015


Cleofás, discípulo de Jesús (s. I) / Carlos de Sezze, religioso (1670)

Ag 1,15–2,9: Se reunirán en asamblea litúrgica


Salmo 42: Envíame, Señor, tu luz y tu verdad
Lc 9,18-22: Tú eres el Mesías de Dios

E l ambiente que rodea el evangelio de hoy es la oración de Jesús a solas, aunque “a


solas” es nada más una forma de decir, porque Dios siempre está presente. La manera
como Jesús vivía, recorría los pueblos, predicaba, sanaba a los enfermos, se
relacionaba con publicanos y pecadoras… había suscitado entre el pueblo más
interrogantes que certezas. La gente lo identificaba con personajes del Antiguo
Testamento y no con la novedad del reino de Dios. Jesús entonces devuelve la pregunta
a sus discípulos: “y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Pedro lo identifica como el
Mesías de Dios. De seguro en su mente estaba la idea, originada también en el Antiguo
Testamento, de un Mesías nacionalista que encabezaría una rebelión militar contra
Roma para restaurar el reino de David. El mesianismo de Jesús, por el contrario, es
universal; su arma más poderosa es la Palabra; sus destinatarios preferentes son los
pobres y excluidos; su objetivo es el anuncio de un reino que “no es de este mundo”
(Jn 18,36); su metodología apunta a trabajar la conciencia de las personas para lograr
los cambios sociales que conduzcan a un mundo nuevo, y por fidelidad al proyecto del
Padre y amor a la humanidad no rehúye ni el sufrimiento ni la muerte. Nuestra misión
es continuar la obra de construcción de ese reino, fieles a los objetivos y métodos del
Maestro. ¿Actuamos realmente en esa forma?
Servicio Bíblico Latinoamericano

Sábado 26 de septiembre de 2015


Cosme y Damián, mártires (300)

Zac 2,5-9.14-15a: Vengo a vivir dentro de ti, Jerusalén


Interleccional Jer 31: El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño
Lc 9,43b-45: El Hijo del Hombre va a ser entregado

L a actitud que asumen los discípulos frente al segundo anuncio de la Pasión se


resume en incomprensión y miedo. No comprenden las palabras de Jesús, porque
perciben su persona como una opción de poder nacionalista y militar capaz de aniquilar
a los enemigos de Israel, y no como una opción de poder desde el amor, la conciencia
crítica y el compromiso con los más débiles. Hay que reconocer que para los discípulos
era difícil entender el significado de la cruz sin haber vivido todavía el acontecimiento
de la Resurrección. Además, tenían miedo de preguntarle. ¿Miedo a qué? Tal vez a
tener que asumir el mismo camino del Maestro. Recordemos que en el relato de la
Transfiguración Pedro le propone a Jesús quedarse a vivir en la montaña, para evitar
así el viaje a Jerusalén, lugar de la Pasión. La incomprensión y el miedo hacen que
muchos cristianos se acuerden de Jesús sólo en los momentos de las urgencias
personales, pero se olviden y alejen en la abundancia o cuando son convocados a unir
esfuerzos cristianos frente a los falsos profetas que manipulan a la gente con la ilusión
del poder, el dinero fácil, la intolerancia, la violencia, la corrupción, la indiferencia...
Servicio Bíblico Latinoamericano

Domingo 27 de septiembre de 2015


Domingo 26º
Vicente de Paúl, fundador (1660)

Nm 11,25-29: ¡Ojalá todo el pueblo fuera profeta!


Salmo 18: Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón
Sant 5,1-6: Su riqueza está corrompida
Mc 9,38-43.45.47-48: El que no está contra nosotros está a nuestro favor

U na clave de comprensión para las lecturas de este domingo: «Nadie puede ser
excluido del servicio que se realiza en nombre de Dios».
En medio de las tradiciones del pueblo israelita por el desierto, el libro de los
Números nos presenta el relato del «reparto» del espíritu de Moisés, entre setenta
miembros del pueblo. La intención es que Moisés no tenga que llevar la carga solo.
Con esta decisión de Yavé, la responsabilidad queda repartida: cada uno de quienes han
recibido «parte» del espíritu que estaba en Moisés debería ser profeta en el pueblo.
Ahora bien, tendríamos que atenernos al contexto para intuir qué características
implicaba la tarea de estos personajes.

El capítulo 11 del libro de los Números nos da cuenta de las etapas de la marcha
por el desierto; la narración se centra en una dificultad que tiene el pueblo: llevan
varios meses comiendo maná y ya se encuentran hastiados: «tenemos el alma seca» (v.
6), «no vemos más que maná» (v. 6b), y con esto viene la tentación de añorar el tiempo
de abundancia de comida en Egipto. Por aquí podemos intuir la grave dificultad en que
se halla Moisés, ¿cómo hacer para que el pueblo no siga pensando en Egipto? El
desierto es el gran desafío. Detrás está Egipto, con su abundancia, pero también con su
esclavitud. Hacia delante está la promesa de una tierra, una libertad, una vida digna,
pero que hay que conquistar a precio de privaciones, sacrificios, esfuerzos.
El relato causa admiración porque Yavé monta en cólera... Es un recurso literario
para introducir la preocupación de Moisés, que se expresa en una bella oración de
intercesión por el pueblo. La solución que plantea Yavé es la adecuada: reunir setenta
representantes del pueblo para repartir entre ellos el espíritu que estaba en Moisés; de
esa manera la dirección, orientación y concientización del pueblo sería obligación de
muchos y no sólo de Moisés.
El espíritu que se dona a todas estas personas viene a ser, entonces, profético; es
decir, está en función de profetizar. Hay que asumir que esta actividad profética está
orientada a ayudar al pueblo a tomar más y más conciencia del plan de Dios con ellos,
a entender lo que hay realmente detrás: Egipto y su abundancia de comida pero con su
esclavitud que es lo contrario al plan divino, y lo que está por delante: un desierto
inevitable, desafiante, mortal, pero al fin y al cabo, un medio que es necesario asumir
para poder llegar a la tierra de la libertad, tierra de promisión. A cualquier persona del
pueblo que, entendiendo las cosas así, «catequizara» a sus hermanos en este sentido
Servicio Bíblico Latinoamericano
había que verlo como profeta «autorizado» no porque hubiera estado necesariamente
en la tienda del encuentro, sino por estar en comunión con el ideal de Yavé.
Ese parece ser el caso de Eldad y Medad. Ellos no estuvieron en el momento del
reparto del espíritu y sin embargo estaban profetizando. Viene la reacción de Josué, el
mismo que más tarde se encargará de guiar a su pueblo en los trabajos de conquista y
ocupación de la tierra prometida. Josué no entiende todavía que todo el que influya de
manera positiva en la conciencia del ser hermano, debe ser considerado profeta, y por
eso aconseja a Moisés que lo prohíba (v. 28). Por su parte, Moisés ha captado muy bien
que en el trabajo de liberación del pueblo, todos y todas tienen una gran tarea, y
responde a Josué con palabras aparentemente duras, pero que en definitiva buscan
también abrir la conciencia de su ayudante: «ojalá todo el pueblo fuera profeta» (v. 29);
ojalá cada uno asumiera con verdadero empeño la tarea de concientizarse y
concientizar a su semejante, a su prójimo, ¿no es eso justamente lo que Dios quiere y
espera? A Josué pues, no le preocupaba mucho la necesidad de que cada miembro del
pueblo tuviera una conciencia bien formada para continuar hacia adelante por el
desierto; le preocupaba más defender lo «oficial», lo «autorizado» por Dios en la tienda
del encuentro, es decir lo «instituido», la defensa de «los derechos de Dios».

En la misma línea, nos presenta el evangelio de Marcos para este domingo, una
situación semejante con los discípulos de Jesús. Apenas transmitida por Jesús la
lección sobre quién es el mayor (Mc 9,33-37), se produce un incidente que tiene que
ver con la exclusividad de los miembros del grupo seguidor de Jesús. Juan le cuenta a
Jesús que le han impedido a un hombre expulsar demonios en su nombre porque no se
trataba de uno de los miembros del grupo (v. 38). No hay una pregunta, cómo hacer en
casos semejantes, qué posición asumir, etc. La respuesta de Jesús es sabia, «nadie que
obre un milagro en mi nombre puede después hablar mal de mí» (v. 39), y «el que no
está contra nosotros, está con nosotros». En la tarea de construcción del reino nadie
tiene la exclusiva. Tal vez los discípulos no tenían claro o no recordaban que su
pertenencia al grupo de Jesús fue un don de pura gratuidad; ninguno de ellos presentó
ante Jesús un concurso de méritos para ser elegido; fue Jesús quien se presentó ante
ellos, se les atravesó a cada uno por su camino y los llamó, aun a sabiendas de que no
eran ni los mejores ni lo más representativo de su sociedad. En ese sentido también
otros y otras pueden seguir siendo llamados. En cada hombre y en cada mujer Dios ha
sembrado las semillas del bien; cómo y cuándo esas semillas comienzan a germinar y
dar frutos, eso es decisión de cada uno. A veces nos parecemos a Juan y al resto de
discípulos, nos ponemos celosos de quienes sin pertenecer a la institución hacen obras
mejores que las nuestras. Y sale inevitablemente la frase: «pero ése o ésa es de tal o
cual religión, o de tal o cual grupo...». Anteponemos a la vocación universal de hacer el
bien y a la práctica del amor, unos intereses mezquinos y unos criterios de autoridad y
de exclusividad absolutamente rechazados por Jesús (cf. Mc 9,39)
El diálogo de Jesús con sus discípulos refleja la situación de la comunidad para la
cual Marcos escribe su evangelio. Una comunidad quizás muy consciente de lo que
eran las exclusiones, pero al mismo tiempo en peligro de ser exclusivista, con una
excusa quizás aparentemente sana: «ser o no ser de los nuestros», «ser o no ser del
camino», «estar o no estar en el proceso...», y en fin otras talanqueras que
pretendidamente intentan justificarse con la excusa de defender la «pureza» de la fe o
del «credo» o del «orden» o, en definitiva, de «defender los derechos» de Dios.
Pues bien, cuando se cae en el extremo de «defender» a Dios, o los «derechos»
de Dios, lo que se logra en definitiva es minimizar a Dios, ponerlo en ridículo ante el
Servicio Bíblico Latinoamericano
mundo, y la consecuencia más inmediata, la que previó Jesús y quizás la que ya se veía
en la primera comunidad, era la del escándalo a los más pequeños. A Jesús le
preocupan los «pequeños», no sólo los menores de edad, sino los que apenas empiezan
a intuir la dinámica del reino con la subsiguiente imagen de Dios que él propone.
Con todo, a través de los siglos, los peligros de la comunidad primitiva se
convierten en hechos reales: cuántos creyentes promotores del bien, de la justicia y de
la paz excluidos o en entredicho sólo porque «no eran de los nuestros», cuántos Josués
y Juanes empeñados todavía en «defender» una pretendida exclusividad que, por
supuesto, nadie posee, con lo cual lo único que logran es escandalizar cada vez más a
muchos, haciéndoles creer que Dios es tan pequeño, que puede reducirse a los
estrechos límites de un grupo o de una institución, aunque sus adeptos se cuenten por
millares.
Si logramos tomar conciencia de que Dios es más grande que un grupo o una
institución y que en ningún momento nuestra vocación es la de defender unos
supuestos derechos de Dios, sino simplemente servir, ponernos en función de construir
el Reino con y desde las múltiples posibilidades que ello implica dada la insondable
riqueza del mismo espíritu, entonces jamás se nos ocurrirá pensar si éste o aquél es o
no es «de los nuestros», sino mejor... ¡como cooperar más y mejor con aquél o aquélla
que tan bien están luchando por construir aquí el Reino!

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 63, «Una piedra de molino»,


de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil. El guión y su comentario pueden
ser tomados de aquí: http://untaljesus.net/texesp.php?id=1300063 Puede ser escuchado
aquí: http://untaljesus.net/audios/cap63.mp3

Para la revisión de vida


Reviso mis actitudes respecto al trabajo de los demás (personas y grupos) y me
confronto con la reacción de Josué (primera lectura) y con la de Santiago y Juan
(evangelio). Enumero las semejanzas y diferencias y me trazo un propósito
práctico de vida.

Para la reunión de grupo


- Una idea que surge a partir de las lecturas de este domingo es la validez que tienen para
la construcción del reino muchos aportes: ideas, obras, trabajos, de hombres y mujeres
que no necesariamente son cristianos, pero que están comprometidos en la lucha por la
justicia y la paz. Tratemos de indagar un poco sobre esas personas o instituciones y
compartamos qué dicen, qué hacen, y al mismo tiempo tratemos de establecer cuáles son
las críticas y de que forma son rechazados por nuestra religión oficial. Sentemos
posiciones.

Para la oración de los fieles


- Oremos por los responsables de la dirección y guía de nuestras iglesias para que su
responsabilidad como animadores se traduzca en la acogida amorosa y fraterna de todos
aquellos que buscan hacer el bien a los demás... roguemos.
- Por los dirigentes de nuestra sociedad, para que sus tareas estén cada día más en la línea
del evangelio, más empeñados en la construcción de la justicia y la paz... roguemos.
Servicio Bíblico Latinoamericano
- Por todos aquellos que desde su realidad como creyentes están trabajando por el bien, la
justicia y la paz para que sus esfuerzos se vean cada día más enriquecidos por el espíritu
profético que Dios dona a todas y todos... roguemos.
- Por nosotros y nosotras para que sepamos ver en todos los que hacen el bien aquella
presencia de Jesús Resucitado que en todas y todos actúa... roguemos.

Oración comunitaria
Dios Padre-Madre que en todas, en todos y en todo te manifiestas; abre nuestros
corazones y nuestras mentes para comprender mejor lo que desde siempre nos
estás comunicando, incluso a través de aquellos que te conocen por otros
caminos y con otros lenguajes que los nuestros; arranca de nosotros toda
tentación de exclusivismo y mantennos dispuestos a ayudar y a dejarnos ayudar
en la construcción colectiva de tu Reino. Nosotros te lo pedimos inspirados en
Jesús, transparencia tuya. Amén.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Lunes 28 de septiembre de 2015


Wenceslao de Bohemia, mártir (935) / Lorenzo Ruiz y compañeros
mártires (1637)

Zac 8,1-8: Yo libertaré a mi pueblo


Salmo 101: Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti
Lc 9,46-50: El más pequeño de ustedes, ése es el mayor

M ientras Jesús intenta vencer el poder del mal desde la debilidad-fortaleza de la


cruz, los discípulos sueñan con ser los primeros en la escala jerárquica, reproduciendo
así los síntomas de la enfermedad que Jesús vino a combatir. Definitivamente, los
discípulos han entendido muy poco del mensaje de Jesús. También hoy son muchos los
que se burlan de la humildad, la vocación de servicio, la ternura, la misericordia, el
sacrificio, la solidaridad, la comunidad, el testimonio… como estrategia para vencer
los proyectos de injusticia y exclusión que azotan el mundo. Jesús descalifica también
la actitud egoísta de los discípulos que cuestionan el proceder de otras personas que
andan haciendo el bien en su nombre. Es como si pretendieran patentar el reino de Dios
como un producto exclusivo de los amigos de Jesús. Tampoco han entendido que son
bienvenidos todos los que ayuden en la construcción del reino, sin importar su raza, su
cultura o su religión. La solidaridad, el amor y el compromiso social son un lenguaje
comprensible en todos los idiomas y en todas las culturas. La discriminación o
intolerancia por motivos religiosos, culturales o raciales es una actitud incompatible
con el Evangelio y, por tanto, con el ser cristiano.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Martes 29 de septiembre de 2015


Miguel, Gabriel y Rafael, arcángeles

Ap 12,7-12: Miguel y sus ángeles pelearon contra el dragón


Salmo 137: Te cantaremos, Señor, delante de tus ángeles
Jn 1,47-51: Verán el cielo abierto y los ángeles de Dios

A rcángel significa “principal entre los ángeles”. Miguel significa “¿Quién como
Dios?”; Gabriel, “Dios es mi Protector”, y Rafael, “Medicina de Dios”. En la fiesta de
los “superángeles” roguemos a Dios por todas las personas que, como ángeles terrenos,
nos protegen de caer en la tentación y nos ayudan a no perder nunca la comunicación
con Dios. En el evangelio de hoy, la sinceridad y la coherencia le permitieron a
Natanael reconocer en Jesús al Hijo de Dios. Debió de ser además un hombre piadoso,
según se deduce de su presencia bajo la sombra de la higuera, que era un lugar común
en Israel para la lectura y la enseñanza de la Ley. Jesús confronta a Natanael con una
pregunta que tiene plena vigencia para los cristianos de hoy: ¿creemos en Jesús sólo
por los signos extraordinarios? ¿Estamos ciegos frentes a los grandes signos o milagros
que día a día nos regala Dios a través de la creación, la vida de nuestros seres queridos,
la armonía familiar, la alegría que florece a pesar de la sequedad de los huertos, la
esperanza que no se pierde a pesar de la multiplicación de problemas y conflictos?
Creer con sinceridad y coherencia de vida, es el milagro más grande que Dios nos
hace cada día, como abriendo el cielo para nosotros.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Miércoles 30 de septiembre de 2015


Jerónimo, doctor (420) / Gregorio (604)

Neh 2,1-8: Déjeme ir para reconstruir la ciudad de mis padres


Salmo 136: Tu recuerdo, Señor, es mi alegría
Lc 9,57-62: Te seguiré adonde vayas

E n el día de san Jerónimo están de fiesta todos los esfuerzos por conocer y difundir
la Sagrada Escritura. La Iglesia Católica ha reconocido siempre a san Jerónimo como
un hombre elegido por Dios para explicar y hacer entender mejor la Santa Biblia. Por
eso ha sido nombrado patrono de todos los que en el mundo se dedican a hacer
entender y amar más las Sagradas Escrituras. Yendo al evangelio, Jesús, ante la
cercanía de su pasión, tiene urgencia por definir el perfil de sus discípulos. La primera
condición es aprender a soportar los momentos de inestabilidad e inseguridad, y a
renunciar a todas las ataduras que impiden la libertad de la misión. La segunda
condición, que surge del dicho “deja que los muertos entierren a sus muertos”, exige al
discípulo tomar conciencia de que la tarea de anunciar el reino de Dios está por encima
de todos los deberes humanos. Aquí los “muertos” simbolizan a quienes son
insensibles a la llamada de Jesús. La tercera condición es la disponibilidad inmediata.
En los arados de Palestina, donde con una mano se conducía el arado mismo y con la
otra los bueyes, una mirada atrás podría ocasionar el desvío del surco y el retraso de la
siembra. Las palabras de Jesús no intentan crear una rivalidad entre la familia y el
misionero; hay que entenderlas como orientaciones para que el discípulo aparte de su
vida todo aquello que pueda ser un obstáculo para el ejercicio de su misión evangélica.
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