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Los aproximadamente 4.

750 baures que quedan en colectivos identificables e


independientes en el país —según un censo efectuado por la Confederación Nacional
de Nacionalidades Indígenas Originarias de Bolivia (Conniob) — no son completamente
puros.

Además de ser reducidos al mínimo por los jesuitas que colonizaron el oriente de
Bolivia en los siglos XVII y XVIII, los habitantes de este pueblo nómada fueron
dispersados y evangelizados, lo que presupone una asimilación a otros pueblos
indígenas, y la aprehensión de costumbres y filosofías de vida occidentales,
heredadas ya de la visión española.

Lo que sí pervive, y el antropólogo Wigberto Rivero pudo apreciar en su incursión


por los territorios cercanos a las misiones jesuíticas de la Chiquitania, es la
parte inmaterial de su cultura. “La forma de cazar, la forma de pescar y la forma
de redistribución por parte de las mujeres en todo lo referido a alimentos (cazados
o cosechados por los hombres), materiales, utensilios y ropaje”. Según el
antropólogo Milton Eyzaguirre, los baures fueron encasillados como uno de los
pueblos más civilizados al momento de su reconocimiento. “A decir de testimonios de
Alcides D'Orbigny, los baures presentaban vestimentas fabricadas con las cortezas
de los árboles, a las que les ponían sellos identificatorios y con los que
realizaban largos viajes”.

Pero el modernismo y el sincretismo son, con todo, lo más llamativo de los baures.
La forma de vestimenta primitiva y mínima fue desplazada por un pantalón jean, una
polera o camisa y solamente en ocasiones especiales, como en las fiestas patronales
(el catolicismo con toda su hibridación andina alcanzó de lleno al pueblo),
utilizan una especie de camiseta especial y bastante larga, que llega a la altura
de los muslos casi a manera de pollera.

En buena parte de los territorios baures, en el departamento de Beni, las fiestas


están llenas de ceremonias religiosas católicas, y en su gran mayoría los caceríos
y pueblos llevan el nombre de santos como San Joaquín, San Ramón, San Ignacio, San
Borja; o de vírgenes, como Santísima Trinidad, Virgen de Loreto y otras. La posta
de los jesuitas la tomaron sacerdotes franciscanos, que en casi todos los pueblos
tienen edificaciones en la plaza central. “Los baures, mimetizados, mezclados y
presentes en miles y miles de indígenas mestizos, acuden a misa cada atardecer, al
llamado de las campanas”.

Las tumbas son señaladas con cruces de madera y a veces de piedra, sin embargo,
este fenómeno es nuevo. Anteriormente no se usaba ninguna señal, sino que dejaban
que éstas desaparecieran con el tiempo y que la vegetación cubriera el cementerio y
vuelva irreconocible el lugar.

Datos
Habitantes: Censo INE (2001): 67. Censo Conniob (Confederación Nacional de
Nacionalidades Indígenas Originarias de Bolivia) (2004): 4.750.

Ecorregión: Amazonia.

Departamento: Beni

Provincia: Iténez

Municipios: Baure, El Carmen y Huacaraje.

Comunidades: San Miguel, Tujure, Cairo, Alta Gracia, Jasiaquini, Bereuro, San
Francisco, San Pedro, Buena Hora, Las Peñas, Pueblo Baure y El Carmen.

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