Este libro nace desde que iniciamos la pandemia, el cual muestra las diferentes caras

de la tragedia, el dolor, la vida, la muerte y toda la problemática actual a la que nos

enfrentamos, una gran injusticia y un mundo que en vez de avanzar retrocede.
Dividido en 9 capítulos en los cuales se crean 46 relatos breves los cuales nos hacen
reflexionar al recordar lo frágiles que podemos ser los seres humanos ante algo tan
diminuto que a simple vista no logramos ver.

las distopias se hicieron realidad. Todos los miedos que teníamos frente a este gran
suceso se cumplieron uno a uno, la pobreza, la muerte, el desempleo, el miedo
constante que día a día vivíamos por algo que como todo quedara en el limbo, aquel
limbo donde somos obligados a dejar toda respuesta o pensamiento en contra de
quienes gobiernan, ahora la gran pregunta es ¿será un grito de la madre tierra,
molesta por tanto daño que le hemos causado?, o porque no ¿es acaso un arma
política de aquellos magnates que por su poder económico manejan el mundo a su
acomodo?, son muchos los interrogantes que rondan por nuestra cabeza, pero qué tal
si vemos el otro lado de la moneda, “las ratas encorbatadas”, aquellos que
aprovecharon esta tragedia para esta vez realizar sus cochinas jugadas, frente a todos
nosotros, acabando con lideres y lideresas sociales, desapareciendo a todo aquel que
estuviera en contra de ellos, logrando engordar aún más sus billeteras, cubriendo sus
fechorías culpando al covid19.

Este libro me transporto nuevamente a la época de pandemia, pero esta vez no me

encerré en lo que me toco vivir, pude ponerme en los zapatos de 46 personas
diferentes las cuales soportaron de una forma cruel esta cruda realidad.

Ahora puedo asegurar que el mundo está podrido, aquellos con poder siempre aran lo
que quieren, sin repercusión alguna, mientras que todos nosotros debemos intentar
sobrevivir y anhelar que cuando la muerte toque la puerta, sea de manera fulminante y
sin dolor.

Desafortunadamente la corrupción, la avaricia, y el ego de poder, acabo con toda la

humanidad. Ya la vida no vale nada, encontrar un muerto en Colombia es tan normal
como el día y la noche.