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Kant quiso dar una respuesta al escepticismo humeano sobre la ′′ objetividad ′′ de la relación causal con la
doctrina de las categorías, no ′′ encontradas ′′ en la experiencia, sino supuestas, y deducidas, como funciones
del yo trascendental que unifican el material sensible. El conocimiento como síntesis es válido si se confina ′′
dentro de la experiencia posible ", es decir, de la fenomenicidad. Afirmaciones sobre el MUNDO como todos
los fenómenos, cosmología, etc., se sitúan fuera de toda experiencia posible, dan lugar a antitinomías, que
son indecidibles. El YO es simplemente una función trascendental de conocer, que no se puede tratar como
una entidad reificada, fenomenal. DIOS no existe a la manera de las cosas, objeto de constatación, la
existencia no se puede sacar de la simple idea de un ser perfecto. No se puede saltar de la posibilidad lógica
a la realidad ontológica.
Sin embargo, queda el hecho de que es una necesidad de la mente humana ir más allá del horizonte de la
experiencia posible en busca de la totalidad e incondicional. Desde este punto de vista, el alma, el mundo,
Dios son puntos de convergencia ideal que orientan y unifican nuestra búsqueda (focos imaginarios, ideales
reglamentarios).
Ya en la filosofía post kantiana - en especial analítica, del siglo XX - se ha ocupado tanto de cómo establecer
previamente las condiciones de validez del conocimiento - que se ha terminado perdiendo completamente de
vista la realidad. Que este sea un peligro implícito en la posición de Kant, fue percibido agudamente por
HEGEL, quien criticó el enfoque de la Crítica Kantiana, señalando que proceder así es como querer aprender a
nadar antes de entrar al agua. HUSSERL y HEIDEGER afirmaron que el pensamiento y la realidad no son dos
orillas que se enfrentan y entre ellas es necesario tirar un puente, sino que se pertenecen entre sí. Siempre
hemos sido ′′ unterwegs ′′ en la calle.
Escribió MICHEL SERRES (1930-2019), gran figura de la epistemología contemporánea: ′′ La filosofía desde
hace tiempo se ha deshecho del mundo. Tomamos la phénoménologie de la perception por Maurice Merleau-
Ponty. A lo largo de las quinientas páginas del libro, salvo en uno o dos casos, no se trata más que de
palabras. Ahora, cuando hablo de percepción, primero hablo del vino de Burdeos que estoy degustando.
Cuando tomamos vino, no bebemos palabras. Escribí ′′ Les Cinq Sens ′′ para protestar contra la reducción de
la sensación de lenguaje. El mundo está ahí y corremos peligros reales para no considerarlo actor real de
nuestro juego. Como ocurrió en Hiroshima en el agujero del ozono. De este olvido del mundo todos somos
responsables un poco (científicos, políticos, legisladores, hombres comunes), en la medida en que creemos
que no tenemos ambiente natural. Los filósofos modernos desde hace décadas no se ocupan más que de
tropos, metáforas, escritura o proposiciones correctamente fundadas, apilan metalenguajes unos a otros.....
Pero también están las ′′ cosas naturales... Yo trato de hablar de la naturaleza como se puede hablar hoy,
según una visión global, para provocar una toma de conciencia, hacer que se descubra que hay un mundo, que
merece respeto y atención." Michel Serres, De una entrevista de los años noventa apareció en la revista
Magazine Littéraire n. 276.
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Samir Adhami
Sono pienamente d'accordo... io, per fortuna o sfortuna, ho letto l'opera di Merleau-Ponty, ed è così:
un virtuosismo 1
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