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52 Guillermo Barrantes

ihabía algopeor que caminar solo por el inte.

S rior del tren fantasma de un parque de diver


siones. eracaminar solo por el interior del tren
fantasma de un parque de diversiones... iabandonado!
Eltaxi que llevabaa Fabián y Dante había llegado al
Parque de la Ciudad. también conocido como Intera
enorme parque de diversiones abandonado
del barrioporteño de Villa Soldati.
Fabián se acordaba de él. Sus padres lo habían
llevado Cuando tenía seis o siete años. Las monta
ñas rusas. los carruseles. los autos chocadores...
seguían funcionando en Su memoria, en el recuerdo
de aquel día. Ahora. el Paraue de la Ciudad era un
manojo de juegos en ruinas abrazados por el óxid0
yla vegetación.
Lo que Fabián acababa de enterarse era aue segun
la leyendaurbana una familiade vampiros. chupasan
gres como Drácula. aunaue estos serían descendien
tes de uno que azotó la orovincia de Tucumán entre
1950 y1960. vivían alí., entre los esqueletos delos di-
en
ferenteS juegos mecánicos. Más específicamente..
el interior de lo que fue eltren fantasma.
La dama de blanco 53

encontraba ahora, caminando por las


Asíque ahí se
retorcidas de aquel tren, iluminado por la linter-
vías
de su celular, al que no le
quedaba mucha batería.
recordando el poema que Su guía le recitó antes
taxi:
de bajar del
Cuando creas que perdiste
Con esta gente draculesca,
el único juego que resiste
te salvaráde la gresca.

erala planchadora de
Una mujer decapitada que no
Rivadavia, un lobizón que no erael de Versa
Parque Almagro.. todo
que no era el mimo de
lles, un zombi
alumbró su celular. Eran figuras que se alzaban a
eso de ser de cartón
la vía, y que apesar
ambos lados de
metían miedo, O al menos generaban escalo
pintado, un sector don
de Fabián. Luego de
fríos en la espalda
algodón colgaban del techo a manera de
de hilos de una escenografía que Simula
telarañas, Fabián llegó a
posadas en tres lápidas dife
allí.
ba un cementerio. Y gárgolas, menos deterioradas
rentes, había un trío de monstruos anteriores.
que los
y más realistas apagó. Fabián lo sacudió
celular se
La linterna de su
pantala, leyó que estaba
Y volvió aa prenderse. En
la
necesitaría recargar su celuiar.
Pronto lápidas..y
CasiSin batería. nuevamente hacialas
peroparadasdelante
Apuntó el haz de luz
no estaban. Osí., sonreían mos-
las gárgolas ya fijamente, mientras
de él, mnirándolo colmillos.
trando unos filosos
Barrantes
54 " Guillermo

Fabián corrió como un poseído.


pasos, alumbrando con la volviendo sobre
lacada vez más
s
de su celular, mientras oía el tenue
batir de alas, los lu
las risas de los vampiros a su
alrededor
Cuando salió del tren fantasma. tenía a uno de
chil idos,
posadosobre los hombros, Como antes lo había vielsltoos
sobre aquellas lápidas de cartón. Apunto de que el
maldito le hincara sus colmillos. Fabián utilizó
la últi-
ma energía de la batería del celular para sacarse una
selfie. El flash hizo chillar al vampiro. EI monstruo alzó
vuelo yse alejó, pero tanto ese como los otros dOS no
tardaron en contraatacar.
De noche, no había sol que ahuyentaraa esas cria
turas,y Fabián no tenía carga para otra foto. Tampo
co guardaba en los bolsillos algún crucifijo o ajos para
repelerlos. Laojota no le parecía un arma realmente
adecuada. Lo único que tenía erael verso del poeta.
Pero esta vez el consejo de su guía parecía inútil. Alf
todo se hallabaen ruinas, no había ningún juegoen
buen estado que pudiera salvarlo.
Aunque...
Justo frente al tren fantasma, Fabián divisó una
puerta desvencijada,y sobre ella un cartel que reza
ba "Laberinto de espejos". Corrió hasta la abando
nada atracción ytraspusoel pórtico cubierto por la
herrumbre.
Estavez, la luna llena jugóa su favor. Atraves u
las ventanas rotas, los rayos lunaresS alumbraban el
en los
interior del recinto. multiplicados por el rebote
percibióque
diferentes espejos del laberinto. Fabián
La dama de blanco 55

mayoría de los cristales de esos espejos, salvo al-


la
guna que otra rajadura, estaban
estaban intactos. O sea, po
dría decirse queeaquel
aquel juego del parque de diversiones
aún resistía,
Cuando Fabián oyôun rechinar terrible, como si hu
hieran arrancado de cuajo la puertade entrada, supo
quelos vampiros habían ingresado al lugar. También
Cintiósobre los hombroS nuevas y bestiales garras.
Io que lo salvó de la mordida, en esta ocasión. fue el
primer espejo del laberinto: el vampiro no soportóver
suimagen reflejada en el cristal y cayóal suelo con
unchillido.
Fabián corriópor aquellos corredores
cada vez que alguno de los vampiros estaba retorcidos, y
por
caza, un espejo volvía a salvarlo, reflejando al darle
to ydejándolo fuerade maldi
combate por un rato. Terminó
saliendo por una puerta lateral, igual de
da que la primera. Vio el desvencija
taxi estacionado junto a la
base de la Torre Espacial, una torre
de ciento cincuenta altísima, de más
de pie en el metros, que aún se mantenía
parque.
Subióal vehículo para escapar
de aquelas
criaturas de ultratumba. definitivamente
Nunca estuvo tan contento de tener tan cerca
a la Muerte.
Sexto círculo miico
Estatuas mágicas
58 Guillermo Barrantes

abián miraba por la ventanilla Cuando


F -Te mereces un descanso -le
te mientras el taxi avanzaba
ma parada-. Has enfrentado
escuchó:Dan-
dijo
hacia su próxi-
representantes de cada círculo y has valientemente alos

laclave paravencerlos. descubierto


-Entonces,ino iremos ahora haciael próximo Círculo
mítico?
-Sí, pero este es diferente. La representante del
sexto círculo entrelaza los destinos de todos los habi
tantes de Buenos Aires. Ellaes quien me dio los con
sejos que te di, aunque luego yo los convertíen verso.
Es un trabajo en conjunto. Pero este último consejo
te lo debe dar ella,sin intermediarios.
-Y cuál es el desafío?
-Solo puedes formular una pregunta. Ellate res
ponderá. La utilidad de esarespuesta dependerá de
lo que le hayas preguntado. Por eso, el desafío es for
mular la pregunta correcta.
El taxise detuvo junto a un nuevo espacio verde.
-Hemosllegado-anunció Dante y volvió a abrirle
la puerta. Debes hallarla en el interior de este jardin
inmenso: el Parque Avellaneda.
Ladama de blanco " 59

encuentro? ¿Cómola reconozco?


-¿Ycómola
-Te darás cuenta. La encontrarás tejiendo el porve-
nosotros.
nir de cada uno de
asomaban entre los árboles crea
Los faroles que
ban un oasis de luz amarillenta en medio de la noche.
dándolealos senderos del parque tonalidades sepias.
Fabián se sentía caminando dentro de una foto anti-
gua. En una de las tantas encrucijadas, divisó unafigu-
rablanca sentada sobre un bloque de piedra. Se acer
có hasta ella.Era unaanciana, una anciana indígena
con un tejido sobre su falda. Lo miraba a él como si lo
hubieraestado esperando.
En otro momento de su vida, aquel encuentro hu
biera sido, como mínimo, inquietante, extraño. Sobre
todo, porque esa mujer que lo miraba era una esta
tua. Pero como en las últimas dos noches lo extraño
se había convertido en algofamiliar, Fabián
formuló su
pregunta. Siya había recibido una nota procedente de
laescultura mortuoria de un
cuidador, ¿por quéno es
perar una respuesta de una tejedorade piedra?
-¿Volveréa ver a Rufina?-fue su pregunta.
Sopló una brisa, aunque bien pudo haber sido el
Suspiro de la tejedora. ¿No había pestañeado. ade
mas? ¿Sus manos no se habían movido
levemente,
acomodando el tejido?
Entonces, una voz sonó dentro de la cabeza de Fa
bián. De
inmediato, supo que era la voz de la tejedora.
La verás en el próximo círculo, mas solo si la
contem
plas podrás mantener la
esperanza, dijo.
60 Guillermo Barrantes

La brisa se detuvo. Fabián


mismo tiempo había dejado de hubiera jurado que el
correr. Cuando
al taxi, Dante se alegró.
-Excelente, hijo -le dijo el poeta
entró
mientras el
ñir de la Parca yel quejido del motor gruen
marcha se confundían-. Has
adecuada.
hecho la poniépreegunt
ndose a
-¿Cómo lo sabés?
-Porque hubo un pequeño detalle que evité
Con-.
tarte: cualquier otra pregunta hubiera enfurecido
a la tejedora yte hubiera matado.
Séptimo círculo mitico
Brujas
62 e Guillermo Barrantes

e pronto, Dante le preguntó:

D -iQué es una salamanca?


-Me suena a una ciudad
|-arriesgó Fabián.
-Muy bien. Es una ciudad española. Pero también
se le dice así aun tipo de cuevadonde se reunían anti
guamente las brujas. En el interior de estas cavernas
hechiceros y hechiceras de todo el mundo compar
tíanpócimas, brebajes nefastos y nuevas maldiciones
mientras comíany bailaban sin parar.
El taxi se detuvo. Lo primero que Fabián observó
por la ventanilla fueron los carteles que indicaban
que era la esquina de Rodríguez Peña y Paraguay. Y
lo segundo...
-Eneste preciso lugar -continuóDante-, junto a
aquel ombú...
Pero Fabián ya no lo escuchaba. La tejedora ha
bia tenido razón. Ahí, en esa esquina, conel mismo
vestido blanco,con las mismas lágrimas en los ojos.
estaba Rufina.
Bajó del auto yfue directamente hacia ella. Estaba
junto al ombú, ese mismo ombú del que le habíaem-
pezado ahablar el poeta. Le puso la mano en el hom-esas
bro y ella lo miró. Otra vez achinados,
esos ojos
mejillas pálidas, ese pelo negro. Y otra vez esas pala-
bras en sucabeza:
Ladama de blanco " 63

No lapierdas..
De pronto, reconoció aquella voz en Su cabeza: era
lavoz dela
siempre lo había sido.
tejedora,
-No Voya perderte-dijoFabián y Rufina sonrió
Ouería besarla, eraloque más ansiaba
La dama de blanco cerró los ojos para recibir aquel
beso, yjusto cuando Fabián se disponía a cerrar los
SUVOS, Sucedierondos cosas. La primera fue ese olor
Untufo ácido, como de algo podrido,que parecía salir
por entre los labios entreabiertos de Rufina. Yfue.
hedor loque loalertó y le permitióapreciar la segunda
cOsa. Por detrás de la chicapasó unasombra y luego
dos más. Fabián tardó unsegundo en darse cuenta de
que esas figuras sombrías eran el hombre de negro,
aquelque habíaconocido en el cementerio de la Reco
leta, y susdos incansables perseguidores. Uno de es
tos últimos, al pasar, giró la cabeza hacia Fabián, para
luego volver adirigir laatención hacia supresa. Aquel
hombre levabaanteojos espejados.
Lavoz de la tejedoravolvió a sonar en su mente:
La verás en el próximo círculo, mas solo si la contem
plas podrás mantener la esperanza.
Asi como "salamanca" no era lo mismo que "sa
lamandra", "ver" noera lo mismo que "contemplar":.
Contemplar algo involucra una mirada más profunda
de ese algo, más diversa, desde otro ángulo.
A Fabián, ese otro ángulo se lo dieron los anteojos
de aquel hombre. En ese instante fugaz en que pa
reció mirarlo, Fabián pudo verse reflejado junto a su
amada el reflejo
en esoS cristales espejados. Pero en sino a
no beso a Rufina...
estaba a punto de darle un
Barrantes
64 e Guillermo

una cosa flaca ypeluda,


un engendro, a Con una nariz
monstruosa emergiendodede lo que parecía
tan alargada como arrugada. una cara
Fabián retrocedió de
inmediato, ya pesar de
ahora volvía averala hermosa Rufina que
sabía que no era ella.
delante de ël,
-Si legabas a besar a esa maldita. te
dido para siempre le dijo Dante apenas subió hubiéramos per-
-La tejedora me ayudó -Fabián hablaba aúún im-
presionado-. La tejedora yunos
¿Qué era aquella cosa? anteojos espejados.
-Antes de bajar del auto como poseído, te estaba
contando que ese omboque se alzaen la esquina de
Rodríguez Peña y Paraguay es lo único que queda de
un bosque donde, hace muchos añOs, Cuando Buenos
Aires recién nacía, se abría una de estas cuevas llama
das salamancas. Hoy la cueva ya no existe, pero las
brujas siguen llegando guiadas por antiguos mapas.

-Entonces, esa...
-Esa que casi besas era una bruia que te hecnizo
valiéndose de tus recuerdos.
-Casi lo consigue.
-Casi te perdemos.
-Casi la pierdo.
No la pierdas...
Octayo circulo mitico
Demonios
66 Gullermo Barrantes

detuvo enla esquina de


sta vez el taxi se
Triun-
E virato y Avenida de los Incas.
-Lo que restade camino deberás seguirlo
apie -anunció Dante yle señaló una calle--, Aquella
es Cádiz.
-Otra ciudad española Comentó Fabián, recor.
dando uno de los significados de "Salamanca
-Es verdad. Parque Chas es un barriodonde muchac
de sus calles y pasajes llevan nombres de ciudades euro
peas. Por Cádiz ingresarás a él. Pero debés ir con mucho
cuidado: allí adentro podés perderte para siempre.
-Es cierto. Escuché muchas historias acerca de
gente que,supuestamente, nuncapudo salir del barrio.
-Exacto, es un laberinto urbano. Sus calles pare
cen trenzadas entre sí por la misma tejedora. Por eso
te dejamos aquí. Ningún taxi, nisiquiera el que maneja
la Muerte,se animaa entrar a Parque Chas.
Suguía le abrió la puerta para que bajaraycontinude
-Caminando por Cádiz llegarás a la esquina
Bauness y Bauness.
-La esquina de Bauness y... -Fabián creyó haber
escuchado mal el nombre de la segunda calle.
-Bauness y Bauness -repitió el poeta.
Ladama de
blanco " 67

-Pero... una esquina formada por la misma


esabsurdo. calle
-En Parque Chas todo
puede pasar. Se dice que el
I
mismo Diablo perdióel poncho en algún
barrio. Yhablando del Señor de las
lugar de este
SUs demonios maneja elúnicoúnico Tinieblas: uno de
colectivo que se anima
a entrar ahí. Debes tomarlo en esa
esquinaimposible.
Eselúnico que puede llevarte al úitimo
donde se alza la otra Buenos
círculo mítico
Aires
-0 sea, que... aquínos separamos
-Fxacto., Fabián. Lo has hecho muy bien,
-iNo hayun último consejo? ¿Un
-El último consejo te lo dio la verso final2
omejor dicho,en tejedora en persona.
birlo vos mismo.
piedra. el verso final deberás escri
Y
-Y ahí... en esa otra
Buenos
-Eso espero. Te lo merecés. Aires..Lestaráella?
Fabián abrazó a Dante. SentíaSenota que la amás.
tan real a aquel hom
bre, le había tomado
tanto
tiraque hubiera muerto cariño que le parecía men
hacía tantos añoS.
-Gracias por ser mi guía -le dijo al poeta, y
miróhacía el asiento de luego
también... señora. adelante-. gracias a usted
Y
La
La Muertes
gruñó. Fabián lo tomócomo un"de nada".
puerta se cerróy el taxi arrancó. Fabián observó al
vehículo
más alejarse hasta
de noche. convertirse en un fragmento
de esa larga noche.
na
Cádiz, Bauness y.. Bauness. Era verdad, la esqui-
existía.el No había transcurridoni un minuto cuando
escuchó ruido de motor. Por Bauness (¿por qué
Barrantes
68 " Guillermo

otra calle si no?) Sse acercaba uncolectivo,


llevabaimpreso en el frente era el 187El número
el
que .A un cOS-
tado del número decía en letras rojas
otro costado. "LA OTRA BUENOS AIRES". "INFIERNO" al
Alzó el brazo ante aquel colectivo de la
nera que lo hacía cuando paraba el 12 casi misma
ma-
mañanas. El vehículo se detuvo con un todas las
hierros estrangulados y un crujido de
chisporroteo multicolor.
Fabián subió.
El interior estaba repleto. Gente sentada,
parada, gente trepada a las paredes,
gente
techo. Ytambién, mezclados entre las colgando
del
bíaotro tipo de criaturas. Todas parecíanpersonas, ha-
igualmente
peligrosas.
-No hace falta que saque boleto -le dijo el demo
nio de pielescamOsa y cuernos amarillentoS que con
ducía el colectivo-. Eso sí, avíseme cuando quiera
bajar porque el timbre no funciona.
¿Avisarle? ¿No lo llevaría directo a sudestino?
Fabián no tardó mucho en darse cuenta de que el
recorridode aquel colectivo incluía varias paradas. Y
en esas paradas algunos seres bajabany otros tantos
subian. LOque se apreciaba a través de las ventanillas,
allí afuera, cada vez que elcolectivo se detenía, no era
nadaalentador. Aquellos eran lugares infernales: ar
boles de fuego, ríos de lava, Iluvias de ojos, personas
desesperadas huyendo de todo tipo de monstrUOS.
entonces supo que el verdadero peligro no se encon-
traba allí, entre los pasajeros, sino al bajarse en la pa
rada equivocada.
Ladama de blanco 69

Elcolectivo se detuvo una vez más, y entonces Fa-


observó que, en realidad, loque veía a través de
bián
los cristalesroñosos del vehículo no era tan terrible.
Divisabala orilla de un lago de aguas muy
loque parecía ser nieve cayendo desde untranquilas
y
cielo entre
grisy azul.
Tendría que ser su parada. Debía decidirse yaci
bizo Se acercÓ ala puerta trasera del colectivyo.
que.aún se mantenía abierta, y comenzóa bajar por
la escalera.
Entonces, sintióque lo tomaban de los
hombros por detrás, y lo volvían a arrastrar al interior
del vehículo.
La puertase cerró, el chofer hizo
cuernos yelcolectivo se puso en marcha.entrechocar sus
Aquel que le impidió bajar volvió a
asiento de la fila doble. Fabián se ocupar a último
el
se junto aél. Era el apresuró sentar
de Recoleta.
hombre de negro del cementerio
-Si bajabas en ese lugar le
frido el frío más atroz explicó- hubieras su
durante dos o tres eternidades.
dependiendo de tu conducta. Ese lago que viste lleva
Congelado desde antes que existiera el mundo.
dos-Gracias -dijo Fabián-. gracias otra vez. ¿Y los
hombres
tras tus pasos que te persiguen? Me pareció verlos
en la esquina de Rodriguez Peña y Pa-
Taguay, cerca de un ombú.
-Ellos no pueden subirse aeste colectivo le res-
pondió
gual poniéndose de pie-. Tu paradaes la próxima,
que la mía.
Noveno circulo mitico
Laotra Buenos Aires
72 Guillermo Barrantes

llos dos fueron los únicos en bajar en la sig1 Uien

E te parada.
-Este es el último círculo mítico, el
la ciudad-le dijo el|hombre de negro.Otambién pue-
reverso
de decirse que es el primero, depende de cómo lo veas
de

Asimple vista, se encontraban en una esquinade


Buenos Aires. O algo parecido a Buenos Aires. Justo
frente a ellos, cruzando la calle, dominaba el paisaie
un pargue de diversiones. Pero este estaba en ruinas.
Como aquel que servía de hogar para criaturas mitad
gárgolas, mitad vampiros.Todo lo contrario. En medio
de la noche, sus luces resaltaban como una galaxia en
el espacio. En ese momento, Fabián pudo ver cómo
elcarrito de una montañarusa caía desde lo más sal
to. El viento, además de acercarle el olor a algodón e
yamanzanas acarameladas, le
azúcar, a pochoclo y a de los emocio-
trajo los gritos y las posteriores risas
nados pasajeros. Liber
-Esta es la esquina de Callao y Avenida delnuestra
tador. Yese parque es el mítico Italpark. En este
de
Buenos Aires cerró allá por 1990, en cambio,
lado, abri en ese mismo año. alguna ma-
-Entonces, todo lo que muere allá, de
nera, nace acá-dedujo Fabián.
La dama de blanco " 73

-Noestan sencillo. Notodo. No todo.


Los ojos del hombre de negro, de pronto, se hicie-
brillantes que se
ron tan
confundieron con las luces
del parque. Era un brillo que vibraba,
de lágrimas contenidas. Aun así continuó
-No estoy seguro todavía sobre cómo funciona
osto exactamente, pero una de las cosas que
bríes que los habitantes de esta otra desCu
la nuestra, no son más que Buenos Aires,. en
historias, mitos urbanos.
Como tu Rufina o Como miLiliana.
-¿Rufina,en nuestra Buenos Aires, es un mito urba
no?-preguntó Fabián. Entonces, se dio cuenta qu
siquiera había investigado a su que ni
ca se detuvo a amada en internet. Nun
pensar que detrás de su estatua
ocultarse una historia de ese tipo. podía
-iNo conocés su leyenda? Los
ron a Rufina en un
gran porteños convirtie
por fines de mayo de relato. Ellos cuentan que allá
Su 1902, a punto de salir a
cumpleaños
Ceres se número festejar
diecinueve, Rufina Camba
tia. Cuando los desvaneció cuarto, mientras se ves
en su
tenía signos médicos la revisaron y vieron que no
vitales,
falvedalecido. Horas después concluyeron que la joven había
fue ubicada dentro de la bÓ-
la familiar de losa Cambaceres en el cementerio de
daRecolen uneta , junto a sus parientes
un flamante muertos, encerra-
no ataúd, Sin embargo. cuidador
portardó
lo
en escuchar sonidos extraños en la bóveda,
el que más tarde
entraron al mausoleo, abrieron
féretro
So: la carade Rufina,a, y así descubrieron algo espanto
de la joven
joven se hallaba petrificada en un grito
Barrantes
74 e Guillermo

abiertos, las manos


de horror, los ojos estas
y casi sin uñas, pues ensangrentadas
últimas estabanan clavadas en
la madera de la tapa del ataúd. Si, mi querido
pobre fue encerrada en aquel cajón... iviva! El amigo. la
yo en su cuarto habría sido provocado por un ataquedesma-
de catalepsia, un trastorno repentino que deja prác-
ticamente sin signos vitales al que lo padece. Por eso
Rufina fue tomada por muerta. See despertó cuando ya-
cía atrapada en el interior del l ataúd yluchóintentando
murióý a causa de la deses
abrirlo hasta que, ahora sí,
peración, del terror. Desde entonces, su fantasma se
cementerio. Jloran.
aparece en una de las esquinas del
do desconsoladamente.
-Qué terrible -repetía Fabián una y otra vez
Qué terrible..
historia.
-Te servirápensar que aquella triste
y joven a tu
aquel horroroso desenlace, mantiene viva
noveno
amada Rufina de este ladodel mundo, en el
círculo mítico.
-Qué terrible..
las lágrimas con
Elhombre sonreía luego de secarse
unade Sus manos.
descubrí-siguió explicando el
-Y otra cosa que mucho
podemos permanecer
hombre- es que no Como máximo.
tiempo aquí. Unas tres ocuatro horas, partida, todo
la
Encima, hay acciones que aceleranemoción sientas,
que te emocione... Ycuanta más
más rápido tendrás que irte. volver
cómo
-Acabo de darme cuenta que no sépararegresar?
-se sorprendió Fabián-. ¿Qué hago
La dama de blanco " 75

colectivo?
iTomo el mismo
-Nise te 0curra.
EI lcolectiVo no sirve para regresar.
Escuchábien: debés entrar a ese bar ytomar un
El hombrele señaló un bar cruzando la calle. café.
-¿Y después?
-Hacé lo que te digo, solo hacelo. Y ahora vamos
el tiempo Corre.
Fabián siguió, entonces,al hombre de negro.
Muchos tiempos parecían Convivir en
nos Aires: gente que lucia ropas de aquella Bue
diferentes épocas.
carretas tiradas a caballo junto a algunos
les, automóvi
pequeños castillos compartían medianera con
casas coloniales o
de todaesa mezclacaserones
de varios pisos. Apesar
dónde estaban yendo.
increíble, Fabián creía saber hacia
-Allí adelante... ¿no
se animóapreguntar. debería estar el cementerio?
-De este lado,mi amigo, los
Eraverdad.
Acababan de
cementerios son barrios.
Cuentro Con Rufina, a los
llegar al sitio de su en
de la
Recoleta.
Salvo alrededores del cementerio
que se alzaba ante losque, en vez de un cementerio, lo
oios de Fabián era un
Complejo de casasy calles enorme
bulla la vida. peatonales,un lugar donde
El
se hombre
perdióen
de negro no dijo nada más,
simplemente,
aquella ciudadela. AFabián
Ya sabía lo que no le importó.
tenía que hacer.
Caminó
ravilloso.
por
De
los
estar pasajes angostos de ese lugar ma
más atento hubiera distinguido en-
tre los s
transeúntes a antiguos presidentes, a héroes
Barrantes
76 e Guillermo

personalidades de la historia
militares. a
Esque Fabián solo podia pensar en elel
se dirigía Incluso. aquel cuidador
ar
lugargent
al icual
n
tuvo que ponerle
a
una maoscoreelel hombro para que lo
-Davd..-murmuró Fabián.
-Bierverico Ysuerte
reconociera.
en su Buenos
Cuando legó alugar donde.en
halaca la boveda mortuoria de lafamilia ,Camba-
Aires.
Ceras.. econtró una casa. una más de aquel barrio,.
yaura CiTCa Con siu vestdoblanco al viento. apunto
t
de etrar grando el picaporte de la puerta
-Rufira-do Fabián
Ela gró la cateza hacia él
Sl era ella Esta vez. s
Fabián temio que Rutina, en aquella posición, se
convirtiera. de prorto. en piedra. imitando su propia
estatua en el cementerio de la Recoleta. Pero ei terror
se rompÓ Con su vVOZ
-fabian.
Ellaentonces dio dos pasos hasta quedar frente aél
-Sabiaque podia confiar en vos-e dijo Rufina
Alfin, podia volver a ver esos ojos, ese pelo. AI tn.
podia volver a oler su aliento Un único verbo lieno
su mente, besar,yno pudo contenerse.
La besó. Se besaron. Pasado. presenteyfuturoju
podrían
tos, en un único tiempo sin nombre. Ahora sílo deseó
ambos Convertirse en piedra. Fabián hasta
parapoder besar a Rufina por siempre. mezcla
Entonces, lo inundó esa
esa sensación, una pecho.
de angustia y urgencia que le estalló en el
La dama de
blanco e 77

Ahora, asu mente llegaron otras palabras, aquellas


Ihombre de negro.
dichasporel
..hay acciones que aceleran lapartida, todo lo que
teemocione.. Ycuanta más emoción sientas, más
rá-
irte
pidotendrás que
Fabián separó susslabios de los de Rufina.
-Debo irme-ledij.
-2Ya?-Rufina parecía desconcertada
-Tiene que ser así, pero volveré.
No la pierdas.
Volvía a escuchar las palabras de la tejedora. ahora.
Fabián acercó su b0ca al oido de Rufna. Se perde
ria en las delicadas vueltas de
aquella oreja pequeña.
perfecta. como los quese extraviaban en el mágico
Parque Chas.
-No voy aperderte-le susurró.
Y comenzóa
correr.
mesa pidió
CAzúcar café.suBuenos
Aires. no-. convertí.me
Buenos hombre volverása en revolviaTodavía Guilermo
Barrantes78
Se -¿Nos -Ahora-Ojalá -CVoy Volvió -Diga En
-Seguramente. -Aun tus El-Ha
dieron Yo asintiÓ
ojos validoagitado, una lasdolor.
volveremos debo fuera a Aires, de así a io un sensaciónsea
calles
del elegíempezarnegro-Entre no asentir tomar de
o
la vas que Con café
mbre
nte?-le mano. tomar
solo más debo la las Salió
una con el
querer diga,
a te la
humeante,
pena, Fabián
mesas, esa de en
de £n
te dejarcolectivo cabeza,

egro
de
Fabián aunque
ver?
más mesa
a vestirme a
de
eso.

y
irás
más
cabeza.
de
la
regresar. me
no ino? "Eplogo"
se
divisó
otraaquel el
pecho
bar
el
sonriendo. el Buenos
fue no diez pedite convirtiendo del sentó barri0,
advertirte vas sujeto
ya
eguntó
a sé
la en para con
regreses diablo
habiatransto
llamado
aba a frente al
mesa un ropa Tardehacer hombre AiresSIguió
cuál poder en le
caté dijo:
negraf -continuó aquí,
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