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ASE

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AFRICANA

Rivista di Studi Extraeuropei

2017

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«Africana», Rivista di Studi Extraeuropei, XXIII (2017)
Fondatore: Vittorio Antonio Salvadorini (Università degli Studi di Pisa)
Direttore e responsabile: Giovanni Armillotta (Università degli Studi di Pisa)
Consiglio scientifico: Abdelouahed Akmir (Universita di Rabat), Achille Albonetti (Direttore di «Affari
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ganti. Lo Statuto è leggibile nel predetto sito-web. Albo Provinciale delle Associazioni (ONLUS)-Pisa:
N. 917/5347, 19.12.2001
In copertina: Placca con tre funzionari di corte
Fine XVI, inizio sec. XVII (Periodo Medio). Da Benin – National Museum, Lagos, 50.30.6
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Via Alamanni, 11 – 20141 Milano – Italy
www.ledizioni.it
info@ledizioni.it
ISBN: 978-88-6705-681-1
Finito di stampare nel settembre 2017 presso Rotomail Italia S.P.A.
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superiore al 15% del presente volume, solo a seguito di specifica autorizzazione rilasciata da Ledizioni.

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Africana, 2017: 77-84

Luigi Guarnieri Caló Carducci

NACIÓN E HISTORIA
EN EL PENSAMIEMTO PERUANO
DE LA GENERACIÓN DEL ’900:
VÍCTOR ANDRÉS BELAÚNDE
1.Introducción
En la historia del Perú republicano, el problema
nacional y la cuestión indígena son dos temas que
aparecen a finales del siglo XIX y comienzos del
XX. El Perú, independiente desde el 1821, no era
una nación integrada. Frente a una población mino-
ritaria de origen europeo, que vivía en las ciudades
de la costa y en el interior como terratenientes, había
una mayoría de población indígena, residente en la
sierra, de lengua quechua, o aymará. Los indios tra-
bajaban en las haciendas, o en las minas, explotados
en todas las formas, perpetuando de hecho el viejo
sistema colonial de sometimiento.
El primer intelectual peruano que puso en tér-
minos modernos la cuestión nacional peruana, es,
sin duda, Manuel González Prada, quien planteó el
(www.peru-info.de)
problema después de la catástrofe bélica, política y
cultural que fue para el Perú la Guerra del Pacífico (1879-1883), durante la cual el
ejercito peruano, teoricamente superior, salió vencido, debido a las profundas di-
visiones entre los oficiales y las tropas, compuestas por reclutas indígenas, que no
hablaban castellano. El problema de la cuestión nacional, es decir si existía el Perú
como nación, González Prada lo puso tanto en términos de historia cultural,
cuanto en una perspectiva económica y social, e incluía la cuestión indígena, por-
que la falta de recíproca comprensión entre los oficiales y las tropas peruanas re-
presentaba muy bien la ausencia de cohesión entre los habitantes del Perú1.
Desde los primeros años del siglo XX, todos los escritores incluyeron el tema
de los indios en el tema más general de la cuestión nacional. Los grupos sociales
emergentes comenzaron una crítica de la clase dirigente tradicional, crítica que
subrayó principalmente la ausencia de un proyecto nacional y, en consecuencia,

1
MANUEL GONZÁLEZ PRADA, Páginas libres. Horas de lucha, Biblioteca Ayacyucho, Caracas, 1976,
pp. 44-46. Sobre Manuel González Prada: THOMAS WARD, La anarquía inmanentista de Manuel González
Prada, Editorial Horizonte, Lima, 2001. Sobre el Perú contemporáneo: CARLOS CONTRERAS, MARCOS
CUETO, Historia del Perú Contemporáneo. Desde las luchas para la independencia hasta el presente, Instituto de
Estudios Peruanos, Lima, 2007.

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Luigi Guarnieri Caló Carducci

de una perspectiva de real unificación del país. Este enfoque también se encuentra
en los intelectuales de clase media urbana, sea con una ideología cristiana conser-
vadora, sea liberal o demócrata moderada. La falta de conciencia de lo que era la
realidad nacional se reflejaba en la ausencia de una interpretación política global
del Perú en la clase dirigente, en el gobierno del país. Los cambios económicos
internacionales, acelerados también por las consecuencias de la Primera Guerra
Mundial, implicaron una articulación diferente de la demanda de bienes, el surgi-
miento de nuevas clases sociales, con la consiguiente exigencia de una adecuada
representación política. Los conflictos incipientes en las clases trabajadoras, es-
pecialmente entre los trabajadores de los sectores en expansión, socavó el frágil
equilibrio social y también el marco institucional de la república. Los sectores in-
termedios también, como la burguesía urbana y del campo, manifestaron su des-
contento con la clase dominante.

2. La Generación del ’900 y el problema de la nación peruana


Generación del ’900 es el nombre dado a un grupo de jóvenes intelectuales, todos
pertenecientes a familias de la clase alta peruana, nacidos después de la Guerra
del Pacífico, formados en una época trágica, de guerra civil, convencidos de que
la restauración del Perú podía conseguirse no sólo desde el punto de vista econó-
mico, sino también profundizando la conciencia de la identidadad nacional. La
Generación del ’900 se caracterizó por una tendencia neohumanista, inspirada por
el movimiento neoespiritualista francés de fines del siglo XIX y por el arielismo
y tuvo en cuenta el magisterio de González Prada. El grupo de los novecentistas,
sensible a las tensiones del período y a las solecitaciones del pensamiento inter-
nacional, intentó dar una respuesta original a la cuestión de la identidad peruana
a la luz de dos principios inspiradores: el sentimiento de la nación y el rescate del
aporte andino a la historia nacional. Los escritores de este movimiento compartían
una visión de la sociedad en la cual el elemento del pasado era insubstituible y,
por lo tanto, elaboraron un proyecto social que a primera vista puede ser definido
conservador, aunque con matices muy distintas: el liberalismo aristocrático de
Francisco García Calderón, el cristianismo social de Víctor Andrés Belaúnde, el
liberalismo nacional, después transformado en autoritarismo reaccionario, de José
de la Riva Agüero y Osma2.
Desde este punto de vista, la integración del Perú como nación sólo podía
conseguirse con la regeneración de las fuerzas presentes. Y el concepto de rege-
neración presuponía una perspectiva muy clara, ya que sólo se puede regenerar lo
preexistente, a partir de la recuperación del hombre andino.
Para estos escritores los carácteres esenciales de la cultura peruana, así como
se presentaba en el siglo veinte, eran el legado de la colonización española y la
evangelización. De ahí el nombre, atribuído posteriormente, de ‘hispanistas’. La
reflexión, empezada con la búsqueda de lo que era esencialmente lo peruano, en

2
ANTONIO PEÑA, José de la Riva Agüero, Francisco García Calderón, Víctor Andrés Belaunde: visión y
propuesta conservadora, en ALBERTO ADRIANZEN (ed.), Pensamiento político peruano, Desco, Lima, 1987,
pp. 137-160.

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Nación e historia en el pensamiemto peruano de la Generación del ’900: V.A. Belaúnde

una perspectiva histórica, llevó a la conclusión de la ausencia de una verdadera cul-


tura nacional, debido a la persistencia de grupos étnicos muy diferentes, tanto cul-
tural como lingüísticamente, y a la identificación del punto crítico en la sierra
peruana. Con respecto a los indios, todos condenaban el gamonalismo – término
con el cual en Perú se indicaba el hacendado adinerado, que controlaba muchos
peones y exercitaba una influencia económica y política considerable – y sus prác-
ticas coercitivas que constituían un obstáculo para el desarrollo social. Gran im-
portancia se dio a la formación de los indios, único indispensable para su
integración en la sociedad moderna. La plataforma política del Partido Democrá-
tico Nacional, conocido también como Partido futurista, fundado en 1915 por al-
gunos de estos intelectuales, entre los cuales José de la Riva Agüero y Víctor Andrés
Belaúnde, incluía la necesidad de modernizar el Estado, dando más importancia a
la economía nacional y solucionando los conflictos sociales, con una apropiada le-
gislación reformadora. Con respecto al problema indígena, los novecentistas fueron
partidarios de leyes que favorecieran la transformación del latifundio improductivo,
mejorasen las comunicaciones en las zonas agrícolas a través del incremento de
las carreteras de la sierra, la propagación de las escuelas, la supervisión del Estado
central sobre las actividades y decisiones de las autoridades administrativas locales;
además, la promoción de una defensa legal que impidiera la perpetuación de los
abusos contra los campesinos, como la prestación de servicios gratuitos en los
centros agrículos, y la usurpación de tierras pertenecientes a las comunidades in-
dígenas que, desde el tiempo colonial, tenían una protección especial3.

3. Víctor Andrés Belaúnde y la historia del Perú


Víctor Andrés Belaúnde (1883-1966), expresó, en el tratamiento de los grandes
temas nacionales, un pensamiento muy lúcido y penetrante, también por el hecho
de haber cruzado activamente, en su larga trayectoria intelectual, los diferentes
períodos de la historia nacional, del comienzo del siglo XX hasta los años Sesenta
del mismo siglo. De los tres nombrados antes, es él que más tiene una idea clara
de lo que es la nación y, como veremos, el más convencido en declarar que una
nacionalidad peruana, una ‘peruanidad’, sí existía, a pesar de contradicciones y de
muchas faltas. Profesor universitario, diplomático, pasó en el exilio los años del
gobierno de Agustín Leguía (1919-1930), Durante el exilio, tras una breve tem-
porada en Francia, se trasladó a Estados Unidos, donde enseñó en varias univer-
sidades. De regreso al Perú, desempenó su magisterio en la Pontificia Universidad
Católica de Lima. También participó en la actividad política, tomando parte a la
Asamblea Constituyente de 1931-1933, y en el extranjero, como representante del
gobierno peruano ante las Naciones Unidas de 1948 a la muerte, ocupando tam-
bién el cargo de presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas y del
Consejo de Seguridad.
Su planteamiento de la indentidad peruana tiene un fundamento histórico y

3
JORGE BASADRE, Historia de la República del Perú, 1822-1933, Editorial Universitaria, Lima, 1968, V.
XVI, pp. 7-34; FRANKLIN PEASE, Perú. Hombre e historia. La República, Edubanco, Lima, 1993, pp. 93-128.

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cartográfico, gracias a las investigaciones de archivo que cumplió a partir de 1905


cuando, joven diplomático, fue encargado de preparar los documentos de los ale-
gatos peruanos en las controversias de límites con Ecuador y Bolivia y descubrió
en Madrid el mapa de la demarcación intendencial trazado por el cartógrafo del
virrey Francisco Gil de Taboada y Lemos (1790-96). Sus primeros libros fueron
de corte histórico-diplomático: La cuestión de límites peruano-boliviana ante el árbitro
argentino (1908), La mediación americana durante la guerra del Pacífico (1910), Las causas
diplómaticas de la guerra del Pacífico (1911)4.
Belaunde completó los estudios en la Universidad de San Marcos de Lima, doc-
torándose en Letras, Derecho y Ciencias Políticas, con una tesis sobre la organi-
zación del sistema incaico. Los años de 1908 a 1921 son la etapa de su vida que el
mismo Belaúnde llama de «planteamiento del problema nacional». Son años de fe-
cunda actividad periodística, años en que desarrolla el concepto de la historia como
liberadora de fuerzas subyacentes y ocultas que pueden favorecer o impedir el pro-
greso de un pueblo. En su visión, la historiógrafia debía devolver a los intelectuales
la imagen completa de la patria, más allá de la recuperación de las tradiciones pe-
ruanas que había hecho Ricardo Palma a finales del siglo XIX, o de las críticas ex-
tremas de Manuel González Prada. Por eso contribuió a fundar el Instituto
Histórico, reorganizar el Archivo nacional y el Museo de historia. Bajo su super-
visión se organizaron misiones al extranjero para recuperar documentos sobre la
historia pre republicana. Son los años del descubrimiento de Machu Pichu (1911),
acontecimiento que dió un nuevo impulso a la investigación sobre el pasado incaico
y prehispánico del Perú. En las páginas de Belaúnde, se intentó evaluar la herencia
del pasado peruano incaico y virreinal sobre la situación presente del Perú.
En 1915, en el ensayo La Cuestión Social en Arequipa, Belaúnde había argomen-
tado que, con respecto a la situación de las poblaciones indígenas del Perú, la época
colonial no había terminado. En el siglo XIX, la ilusión de que los indios pudiesen
ser propietarios particulares había dado lugar a la abolición de la comunidad. La
estructura y la organización de las comunidades indígenas existentes en el Perú
remontaban a antiguas formas de posesión y trabajo común de las tierras cultiva-
bles y de los pastos. Desde este punto de vista, los decretos de Bolívar, emanados
después de la indepndencia e inspirados al liberalismo, habían transformado la
propiedad comunal en personal, causando, en poco tiempo, el despojo de las tie-
rras indígenas, protegidas hasta entonces por la ley de la monarquía, y la extensión
de las haciendas y de las prácticas de los gamonales. La legislacón sucesiva había
anulado o limitado estas medidas. De hecho, en pleno siglo XX, las tierras indíge-
nas, y los mismos indios, todavía necesitaban leyes de protección. No solamente:
había falta de instituciones que estudiasen principalmente los problemas de los
indios5. En el ensayo La Realidad Nacional, de 1931, mientras que admitía la frag-
mentación del latifundio a fin de crear la pequeña propiedad, declaró que no creía
en una solución única para todas las situaciones: para el peruano, mestizo, o para

4
RICARDO CUBAS RAMACCIOTTI, Víctor Andrés Belaunde y el debate intelectual en torno a la realidad pe-
ruana, en «Mercurio Peruano», 2016, N. 529, pp. 27-37.
5
VÍCTOR ANDRÉS BELAÚNDE, Meditaciones peruanas, Biblioteca Perú Actual, Lima, 1933, pp. 129-31.

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Nación e historia en el pensamiemto peruano de la Generación del ’900: V.A. Belaúnde

el indio que trabajaba en el campo, o en los grandes centros mineros, y que había
adquirido la psicología del individualismo, la solución podía ser la pequeña pro-
piedad; para las comunidades indígenas, en su conjunto, la solución seguía siendo
la defensa, la revitalización y la modernización de las mismas comunidades6.
Inspirado por el cristianismo y atento a los problemas sociales, vio en el pro-
blema indígena un asunto que involucraba todos los aspectos importantes de la
sociedad peruana. La Realidad Nacional es a su manera una respuesta a Siete Ensayos
sobre la Realidad Peruana de José Carlos Mariátegui (1894-1930). Mariátegui había
considerado el indigenismo como un requisito para llevar a cabo la revolución so-
cialista en el Perú, en consideracuón del hecho que la comunidad indígena, en su
nucleo esencial, que remontaba al período incaico, estaba inspirada por un forma
de socialismo cooperativista, caracterizado por la propriedad y el uso en común
de la tierra cultivada7. Belaúnde reconoció la utilidad de aplicar el materialismo
histórico para el problema del indio, ya que, de esta manera se mostraba toda la
urgencia de la cuestión que estaba relacionada con el problema de la tierra. Pero
se diferenció de las conclusiones de corte marxista de Mariátegui. Belaúnde señaló
que en el Perú había dos problemas sociales: uno, tipicamente peruano, como
otros países de América Latina, era la presencia de una población indígena nu-
mericamente importante, no integrada en la sociedad de origen europeo; otro, en
común con la mayoría de los países contemporáneos, una amplia fractura social
entre la ciudad y el campo, creada por el desarrollo del capitalismo en las ciudades,
la presión económica y los conflictos sociales que se producían, cuyos efectos ne-
gativos también se podían constatar en la sierra8.
Belaúnde, en una perspectiva social y cristiana, presentó un programa de re-
forma muy simple, que consistía en: protección y revitalización de las comunida-
des, expropiación de latifundio improductivo, conversión del trabajador en
propietario, creación de un banco agrario para apoyar la difusión de la pequeña
propiedad, establecimiento de un porcentaje de capital nacional en cualquier em-
presa, así como de escuelas misioneras en las parroquias. Todo esto fue pensado
en la convicción de que no era suficiente proteger la tierra, sino que era necesario
proveer a la formación de los indígenas de acuerdo a las técnicas más modernas
de producción y sistemas de organización del trabajo9.

4. La síntesis viviente
Relacionada con la cuestión social del indio, era la cuestión nacional peruana.
El peruano era una síntesis viviente de la cultura hispano-católica, de elementos
‘telúricos’ y elementos biológicos que se complementan y compiten con éxito, lle-

6
ID., La realidad nacional, Le livre libre, Paris, 1931, p. 36.
7
JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI, Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, Biblioteca Amauta,
Lima, 1968.
8
Sobre el indigenismo peruano y los debates suscitados en los años treinta: EFRAÍN KRISTAL,
Una visión urbana de los Andes. Génesis y desarrollo del indigenismo en el Perú, 1848-1930, Instituto de apoyo
agrario, Lima, 1991; MANUEL AQUÉZOLO CASTRO (ed.), La polémica del indigenismo, Mosca Azul, Lima,
1978; LUIGI GUARNIERI CALÒ CARDUCCI, La questione indigena in Perù, Bulzoni, Roma, 2010.
9
BELAÚNDE, La realidad nacional, cit., p. 49.

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Luigi Guarnieri Caló Carducci

gando a la asimilación de todas las componentes. Desde este punto de vista, el


indigenismo radical, que contraponía herencia europea y andina, recibió sus crí-
ticas porque excluía y no incluía, porque su perspectiva se basaba en un fondo ra-
cista, al igual del hispanismo radical10.
El libro Peruanidad recorre la historia del Perú en busca de identificar los ele-
mentos de la nacionalidad. El escrito empieza con el examen del legado del im-
perio incaico que, con su enorme extensión, había introducido en los Andes la
idea de unidad política; continua con el estudio del período virreinal, en el cual se
había afirmado una tradición centralista y puesto las bases para le evangelización;
sigue con el análisis del aporte dado, después de la independencia, por la Repú-
blica. La dominación incaica había dejado una herencia importante que los espa-
ñoles recogieron: la unidad política:
unidad que fue la base de su grandeza, unidad que fue una obra milagrosa, realizada contra
las dificultades territoriales y las diversidades étnicas. Hemos mantenido ese legado y la
unidad política [...] tenía que ser la base y la armadura de la nacionalidad que se forja a
través del largo período colonial por la fusión de las razas españolas e indígena y por parte
de los elementos de la cultura cristiana11.

La idea subyacente de lo que realmente era peruano estaba permeada por sus
creencias católicas. El catolicismo, en su opinión, había dejado signos indelebles
en las relaciones entre españoles e indígenas desde la conquista:
La conquista representó una transformación biológica en la población peruana, por
obra del mestizaje, y una trasformación cultural por el aporte de factores espirituales que
han moldeado no solamente a la población mestiza, sino a la propia población indígena12.

Los misioneros españoles habían tenido éxito en su obra de evangelización,


para difundir la idea de un Dios paternalista, incluso entre los indios más resis-
tentes. Esto había dado lugar a una transformación sustancial de la religión del
Perú que, de idolátrica y dédicada a la adoración del sol, al tiempo de los incas,
con la evangelizacón, se centró en la Eucaristía. Las consecuencias fueron también
políticas y culturales, ya que
en esta vínculación espiritual se basa en el secreto de lo que se llama, quizás imperfecta-
mente, la conciencia nacional. Esta se plasma en el amor a la tierra y se alimenta de los re-
cuerdos de las tradiciones comunes y del aliento de las mismas esperanzas, pero la fuerza
íntima de esta comunidad radica en el sentimiento religioso13.

Belaúnde, por lo tanto, elaboró el concepto de ‘peruanidad’, contenido en su


libro homónimo, que encerraba el verdadero espíritu nacional del Perú, la inte-

10
ID., Peruanidad, Fondo del libro del Banco Industrial del Perú, Lima, 1983, pp. 479-480.
11
Ivi, p.43.
12
Ivi, p.55. GENERA CASTILLO, El pensamiento filosófico de Víctor Andrés Belaúnde, in «Mercurio Pe-
ruano», 2007, N. 520, pp. 28-45.
13
ID., La realidad nacional, cit., p. 255.

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Nación e historia en el pensamiemto peruano de la Generación del ’900: V.A. Belaúnde

gración de la influencia hispánica y la indígena, sin negarlas o limitarlas. El signi-


ficado de la perunaidad, en su opinión, se basaba en un conjunto de valores, he-
redados de todas las épocas precedentes:
La hispanidad nos ha dado los elementos del ethos, del logos y de un nuevo thecné y
es compatible con la conservación de muchos aspectos de la morfología social indígena
y del aporte valiosísimo de sus estethos. El arte peruano ha fundido armoniosamente los
elementos indígenas e hispanos. Esta armonización se ha dado ya en la literatura, en los
motivos pictóricos y arquitectónicos en la música, gracias a la inspiración indígena de nue-
stras obras maestras. Esa integración tiene que realizarse de un modo espontáneo por in-
fluencia moral, intelectual y religiosa y no por obra de la coercición. Supone grados
distinctos que parten de la coexistencia de distintas formas sociales pasando por una efec-
tiva convivencia hasta llegar a una plena asimilación. La unidad se afirmará por los mismos
valores espirituales14.

El Perú era una síntesis viviente de elementos diferentes todos inprescindibles:


el hispánico, el mestizo y el indio:

La peruanidad supera el hispanismo puro y el indigenismo puro [...] Hispanismo e in-


digenismo se integran en la peruanidad: a) teluricamente, por la influencia del paesaje o
del medio físico; b) biologicamente, por el cruce de sangre; c) económicamente, por la
necesidad de producción que une en toda empresa a empleados y dirigentes; politicamente,
por la influencia del régimen republicano que ha suprimido las barreras de color en las
esferas burocráticas y sociales; e) religiosamente, por el catolicismo, cuya liturgia modela
las mentes más altas como las más sencillas y primitivas15.

Una síntesis empezada y no concluída. El destino del Perú era continuar rea-
lizando esta síntesis gracias a la fuerza de los valores espirituales. Desde este punto
de vista, a través del catolicismo, la cultura occidental había dado a la nativa un
fundamento metafísico, sin causar la pérdida de sus peculiaridades. La afirmación
de la existencia de una síntesis viviente en el Perú no supuso una visión ingenua
de los problemas nacionales. Al contrario, Belaúnde examinó los conflictos y los
factores desintegradores de la peruanidad: el racismo, abierto o latente, la exclusión
de la población indígena, las deficiencias de la educación pública, la fragilidad de
las instituciones republicanas, la falta de un proyecto nacional en las élites. Sin
embargo, no propuso como alternativa una utopía revolucionaria. Se basó en una
concepción cristiana que consideraba a la persona humana como el valor esencial
de la sociedad, por encima de la nación, el Estado o el mercado. Desde esta pers-
pectiva, Belaúnde criticó severamente tanto al fascismo, como al marxismo y al
individualismo liberal. Al mismo tiempo, consideró que la democracia era la mejor
forma de gobierno en los tiempos actuales y que ella debía basarse en el respeto
de la dignidad humana y de las instituciones sociales y políticas, empezando por
la familia. En una perspectiva católica de estudio de la realidad peruana, reconoció

14
ID., Peruanidad, cit., p. 472.
15
Ivi, p. 470.

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Luigi Guarnieri Caló Carducci

que una comprensión del proceso de mestizaje entre la cultura indígena, africana
y europea era esencial para desarrollar un plan nacional para el Perú moderno. El
Perú no era una realidad improvisada, sino el producto de un largo proceso his-
tórico que le había dado características peculiares, distintas de los otros pueblos
americanos. Se diferenció de otros exponentes de la Generación del ’900, ya que no
expresó una posición elitista, y favorable a la inmigración extranjera como factor
rigenerante de la nación peruana, como la de Francisco García Calderón; ni un
substancial conservadurismo como José de la Riva Agüero. No excluía las clases
populares de su proyecto, pero subrayó la importancia de la formación de una
verdadera clase dirigente peruana. La clase media peruana era la más idónea para
realizar un programa
de reformas; la po-
blación mestiza de
Perú, la más difun-
dida, incorporaba las
diferentes legados del
pasado; el catoli-
cismo era el subs-
trato espiritual que
unía a todos los pe-
ruanos, criollos, mes-
tizos, indios, y la
pobolación de origen
africano16.
En el Perú, donde
tantos temas sobre su
identidad nacional
todavía permanecen
sin definición, la re-
flexión de Victor An-
drés Belaunde repre-
sentó un esfuerzo o-
riginal para para re-
considerar la história
y reconciliar los con-
flictos presentes.

Una mappa del Perú del 1913


con le rivendicazioni territoriali
(https://i.pinimg.comoriginals)

16
CARLOS AGUSTÍN MASÍAS VERGARA, Víctor Andrés Belaunde y la metafísica de la síntesis viviente,
«Mercurio Peruano», 2010, N. 523, pp. 89-103.

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