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© 2000, primera edicién by Julio Retamal Avila Inscripcion 115.796 Departamento de Derechos Intelectuales de Chile ISBN 956-284-1278 Edita y distribuye: Universidad Nacional Andrés Bello Republica 252, Santiago de Chile RiL® editores - Red Internacional del Libro Lida. Alférez Real 1464, Providencia Tel. (56:2) 2236100 - Fax 2254269 ril@rileditores.com - www.rileditores.com Digitalizacién, diseio de tapa e interiores, impresion y encuadernacién: RIL editores Printed in Chile - impreso en Chile Derechos reservados Inpice La conquista de Chil “Los trabajos Lucia Invernizzi n textos de los siglos XVI y XVII: La historia indigena y La Araucana de Alonso de Ereilla 0... 43 Rodrigo Sepiilveda Melchor Jufré del Aguila, sus relaciones con el sistema crediticio .. Juan Guillermo Munoz y Barbara Chiu Comunidades y cacicazgos de Choapa La Catedral de Santiago como un complejo arquitecténico: ‘un acercamiento al desarrollo de la arquitectura tradicional chilena z Hod La administraci6n econdmica de la haciend: jesuita San Francisco de Borja de Guanquehua. CALE Familia y reproducci6n social. Chile en el siglo XVIIL. René Salinas e Igor Goicovic La construccién del orden social oligarquico en Chile colonial: lacreacién del Cuerpo de Dragones, 1758 Leonardo Leon Justicia colonial, indulto y sujeto popular. El hombre pobre frente al perdén y la justicia. Chile, siglo XVII Marcos Fernandez 195 lites y dominacién politica en un espacio Colchagua durante la época coloni Juan Caceres ea Frontera y marginalidad: otra lectura de la relacién centro-perifer El camino Valdivia-Chiloé, 1789 . Eduardo Cavieres a ern carers. eae Julio Retamal Avila Las expediciones cientificas del siglo XVUL y la Independencia de América ..... Rafael Sagredo Baeza 295 PARTICIPANTES GuILLeRMo Bravo Juan C&cERES EDUARDO CAVIERES Veronica Cortintz Barbara CHIU EMMA Dr RAMON MARCos FERNANDEZ Icor Gorcovie Lucia INVERNIZZI Lroakvo Leon Juan Gutter MuNoz Jutio Retamat-Avi.a Cartos Ruiz Rene SALINAS Raract SAGREDO Roprico SeptLvepA FamILia Y REPRODUCCION SOCIAL. Came EN EL sicLto XVIII" René Salinas Igor Goicovic? 1. Familia y sociedad tradicional La familia como grupo de personas que viven juntas formando una casa, en lo que Peter Laslett denomina un grupo doméstico corresidente que comparte el mismo espacio fisico para los propésitos de comer, dormir, descansar, recrearse, crecer, cuidar a los nifios y procrear, no ha variado en su definicién conceptual’. Pero si lo ha hecho en relacién a sus formas de construccién hist6rica, sea esta preindustrial 0 moderna. De esta manera las principales transformaciones han operado, en estos tiltimos doscientos aiios, a nivel de la estructura, el tamaiio y la funcién social de la familia. De acuerdo con Laslett, 1a comunidad doméstica corresidente tiende a articu- larse internamente en funcién de tres criterios. Un criterio de ubicacién, relacionado con el dormir habitualmente bajo el mismo techo; otro funcio- nal, vinculado al compartir una serie de actividades comunes; y un criterio de parentesco, consiruido a partir de los vinculos de sangre 0 matrimonio. En la estructura familiar tradicional 1a composicién interna del grupo estaba representada por el hombre, su esposa y la progenie socialmente reconocida. Eventualmente formaban parte de la misma, los parientes resi- dentes (consangufneos y politicos) y los sirvientes sometidos a la jurisdic- Este trabajo se ha beneficiado de los recursos provenientes de los proyectos de investigacién Casa, herencia y estrategias familiares en Chile tradicional, Proyec- to DICYT-USACH y Lo personal y lo doméstico en la sociedad chilena tradicional. Dote, testamento y vida familiar, proyecto FONDECYT N°1961214 * Académicos de la Universidad de Santiago de Chile. Pater Laslett, The history of the family, Londres, 1972. Para el caso brasilefio se puede consultar el trabajo de Alida Metcalf, “La familia y la sociedad rural en Sao Paulo: Santana Parnafba, 1750-1850", en Pilar Gonzalbo y Cecilia Rabell (Comp.). La familia en el mundo iberoamericano, Instituto de Investigaciones Sociales, Uni- versidad Nacional Aut6noma de México, México, 1994, pag. 442. 163 cidn del jefe de la casa. Por tiltimo podemos encontrar a los residentes se mipermanentes: visitantes, huéspedes, inquilinos y pensionistas, los cuales ocupaban una posicién ambigua al interior de la casa y en relacién con el jefe del hogar’. Este tipo de diferenciaciones de orden interno también son percepti- bles, en el siglo XVIII, en el reino de Nueva Granada. Pablo Rodriguez plantea que uno de los hechos més notables de la vida familiar colonial era que ésta, muchas veces, se compartfa con parientes lejanos, con esclavos y sirvientes. Lo anterior se debe a que en los distintos sectores sociales, la familia no estaba conformada exclusivamente por los padres y los hijos ya que, normalmente, también 1a componfan los abuelos, tfos, primos, sue- gros, yernos, cufiados y ahijados. Razones econdmicas, demograficas o cir- cunstanciales, condicionaban el que la vida familiar fuera compartida per- manentemente con otros’. Respecto del mismo tema, Alida Metcalf introduce una precisi6n més intimista, la de hogar, la cual viene a representar a la comunidad que vive en la misma casa y reunida ante el mismo fuego. Con ello la distingue de la familia, a la cual le asigna un sentido mds amplio, porque incluye vinculos parentales que no necesariamente viven bajo el mismo techo, por ejemplo los hijos que se fueron de la casa’. Dolores Enciso, por su parte, reconoce, para el caso novohispano, dos tipos de comunidades. La familiar o doméstica, constituida por padres, her- manos o familiares que convivian en el hogar y la comunidad local, forma- da por los paisanos, vecinos, amigos, compaiieros de oficio y personas que se conocfan entre sf. En la perspectiva de la Enciso las comunidades do- méstica y local construyen relaciones estrechas de apoyo, vigilancia y san- cidn, que el medio local semiurbano tiende a reforzar’. En esta linea de jones, los estudios de Alida Metcalf para las regiones de Sao Paulo y Pater Laslett, op. cit., pag. 51. Pablo Rodriguez, Casa y orden cotidiano en el Nuevo Reino de Granada. Siglo XVIII, Ponencia presentada en el VI Simposio de Historia de las Mentalidades, Casa, familia y cultura en el siglo XVIII, INAH, México, 1995, pag. 8. ° Alida Metcalf, op. cit., pags. 443-444. Dolores Enciso Rojas, Uniones matrimoniales sancionadas por el consenso de la comunidad. Siglo XVHI, en: Comunidades domésticas en la sociedad novohisp: Formas de unién y transmisién cultural, Memoria del IV Simposio de Historia de las Mentalidades, Seminario de Historia de las Mentalidades, Coleccidn Cientifica, Serie Historia, INAH, México, 1994, pags. 140 ss. 164 Minas Gerais, en el Brasil colonial, han demostrado que la mayorfa de las familias locales eran nucleares (no extensas), e incluso que era un hecho comin que en muchas de ellas (especialmente entre los sectores més po- bres) la cabeza era una mujer’. Por su parte Robert Rowland plantea la necesidad de distinguir entre la familia como sistema de parentesco y el concepto inglés de houshold, que involucra al agregado doméstico y que entiende la casa como una uni- dad familiar plurifuncional, capaz de convivir cotidianamente y de llevar a cabo las tareas y funciones econémicas en las cuales se ha especializado’. Por otro lado, desde el punto de vista jurfdico (legislaciGn hispénica y republicana), la familia era considerada como un grupo esencialmente do- méstico, circunserito a las personas que vivfan bajo un mismo techo. En ella se establecia, ademAs, la primacfa del padre, es decir, la autoridad pa- terna por sobre todo y sobre todos los integrantes de la familia. En esta concepcién patriarcal el padre centralizaba las funciones del gobierno y direccién, lo que implicaba sometimiento y obediencia de la mujer y los hijos". Pero estas conceptualizaciones de cardcter interno 0 contextual no permiten dar cuenta cabal de la funcién social de la familia; de su rol en el marco de un orden social e ideolégicamente construido; de su relevancia en el contexto de un sistema de dominacién. Estas funciones las reconoce Cristina Alberdi en sus estudios sobre la mujer en la sociedad hispana. Para ella, la familia es la primera de las instituciones y en ella se prepara al sujeto para que interiorice, ame y desee las relaciones de dominacién y jerarquia, adapténdose a las relaciones sociales dominantes basadas en las mismas estructuras de relacién''. De acuerdo con este disefio, la familia se convierte en un fenémeno institucional, de rango coercitivo que redefine o reproduce la cultura pre- * Alida Metcalf, op. cit., pag. 441 Robert Rowland, “Poblacidn, familia y sociedad”, en Pilar Gonzalbo (Comp.), His- toria de la familia, Antologias Universitarias, Nuevos Enfoques en Ciencias Socia- es, Instituto Mora, Universidad Aut6noma Metropolitana. México, 1993, pag. 33. Francisco Gareja Gonzalez, “Politica y familia en Zacatecas, en el siglo XIX", en La familia en el mundo iberoamericano, pags. 129-131. Cristina Alberdi, “El discurso jurfdico como superestructura ideolégica. Crisis del patriarcado como ideologia”, en Nuevas perspectivas sobre la mujer, Vol. 1, Actas de las Primeras Jornadas de Investigacién Interdisciplinaria. Seminario de Estudios de la Mujer,.Universidad Auténoma de Madrid, Madrid, 1982, 274. 165 existente. De esta forma, cuando una persona se institucionaliza familiar- mente se adhiere inconscientemente a una politica, a una funcién y a una ética prefijadas'. De esta manera, en las sociedades econémicamente atrasadas el peso de los sistemas ideolégicos de representacion de 1a dominacién tienden a reforzarse, por lo tanto el modelo tradicional de organizacién de la socie- dad (la familia) se convierte en un fetiche tan anquilosado como el modelo de sociedad mismo, a objeto de mantener la estabilidad del sistema’. Des- de esa perspectiva, para Marfa Luisa Remon, este modelo de familia pa- tiarcal tiende a legitimarse socialmente a través de la transmision cultu- ral". Este modelo de construccién familiar de cardeter patriarcal ya se ha- bia consolidado en Iberoamérica y Chile hacia el siglo XVIII y se proyecta con fuerza hasta fines del siglo XIX. En nuc talmente en tomo al grupo mestizo-blanco, siendo los stro pafs se articulé fundamen- 8 que conforma- ron dicha articulacién la posicién socioeconémieca de sus componentes y el cardcter eminentemente rural de las formas de sociabilidad locales que la impregnaron!®. Se traté, ademAs, de una conformacién familiar de caracte- risticas nucleares!®. Desde el punto de vista de su funcionalidad la familia fue mucho més una unidad productiva y reproductiva que emocional; fue, esencialmente, un mecanismo destinado a transmitir propiedad y posicién de generacién en generacién. Estos elementos, sefialados por Cavieres y Salinas, son pre- cisamente los que sufren una clara inversién en el trénsito a la familia mo- derna de principios del siglo XX. En esta tiltima, el interés afectivo despla- "= Tbidem., pag. 274. Geraldine Scanlon, “Revoluci6n burguesae instruccién femeni pectivas sobre la mujer, Vol. 1, pags. 163-173. Marfa Luisa Remdn, “Trabajo doméstico e ideologfa patriarcal: una constante his- rica”, en Nuevas perspectivas sobre la mujer, Vol. I, pag. 203. Eduardo Cavieres y René Salinas, Amor, sexo y matrimonio en Chile tradicional, Serie Monografias N° 5, Instituto de Historia, Universidad CatGlica de Valparaiso, Valparaiso, 1991, pag. 51, René Salinas, “Uniones ilegitimas y desuniones legiti- mas. El matrimonio y la formacién de la pareja en Chile colonial”, en Pilar Gonzal- bo y Cecilia Rabell, (comp.), La familia en ef mundo iberoamericano, pag. 174. Los estudios de Cavieres y Salinas establecieron que la familia nuclear tradicional engendré hijos, entre rangos promedio que fluctuaron entre los 6.48 y 6.68. Eduar- do Cayieres y René Salinas, op. cit, pigs. 56-57. sen Nuevas pers- 166 za claramente a los factores socioeconémicos como base de sustentacién del proyecto familiar”. Asuncién Lavrin comparte esta tesis productiva y reproductiva, pero seflala, ademas, la importancia de la familia como mecanismo de socializa- ci6n de la moral y de la politica. De esta forma, la familia, se convierte en el miicleo social basico que mantiene las costumbres, el orden y determinadas tradiciones'*, Simulténeamente las costumbres y actitudes reiteradas por la familia se transforman en sus principales mecanismos de reproducci6n, al condicionar el uso de los recursos familiares, las caracteristicas del matri- monio y los roles femenino, masculino y de los hijos"’. 2. Espacio ptiblico, sociabilidad aldeana y reproducci6n social Desde comienzos del siglo XVIII, la ocupacién y constitucion de es- pacios en funcién del poblamiento, dio origen a un dinamico proceso de subdivisién de la propiedad. De esta manera, el poblamiento, unido al mo- delo de articulaci6n familiar y a las estrategias de distribuci6n de la heren- cia seguidas por esta sociedad, redefinieron significativamente los ambitos y los mecanismos de sociabilidad. Este proceso fue mucho més intenso en los sectores marginales del primitivo radio urbano, donde se asistié a una verdadera atomizacién del espacio, ocupado desde el comienzo por pobla- s y semidesarraigados. De esta manera se generaron las materiales para cl desarrollo de un conjunto de relacione condicion intra ¢ interpersonales entre sus residentes, las que se fueron haciendo més va- riadas y complejas a medida que se hizo permanente la residencia de sus moradores Pero lo anterior no involucré una modernizacién automatica de di- chas relaciones. Por el contrario. Por mucho tiempo sobrevivieron en las aldeas las formas de sociabilidad tradicional que caracterizaban al conjunto René Salinas, Uniones ilegitimas y desuniones legitimas. pag. 192. Eduardo Cavie- res y René Salinas, op. cit., pag. 74. Asuncién Lavrin, “Introduccién: el escenario, los actores y el problema”, en Asun- cién Lavrin, (coord.): Sexualidad y matrimonio en la América hispdnica. Siglos XVI-XVIIL, Coleccién Los Noventa, Editorial Grijalbo. México, 1991, pag. 13. "Alida Metcalf, op. cit., pags. 444-445, 167

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