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Diccionario Gramsciano

(1926-1937)
Guido Liguori, Massimo Modonesi,
UNICApress/ricerca

Pasquale Voza (edts.)

edición al español de
Maria Cristina Secci y Massimo Modonesi

#3
Tertulias ha il proposito di contribuire al dibattito
interdisciplinare nel settore della ispanistica, con
particolare riferimento all’America Latina. A tal fine,
accoglie volumi – monografici o miscellanei – sul
processo linguistico, traduttologico e letterario o studi
provenienti da scienze affini quali le sociali. Oltre a
propiziare una franca circolazione delle idee, i benefici
della collana si riferiscono alla condivisione editoriale
dei risultati di ricerca e a un rafforzamento della rete di
ricerca internazionale.
UNICApress/ricerca

Collana
Tertulias
#3
Collana diretta da Maria Cristina Secci

Comitato scientifico internazionale


Montserrat Bacardí i Tomàs, Universitat Autònoma de Barcelona
Riccardo Badini, Università degli Studi di Cagliari
Roger Bartra, Universidad Nacional Autónoma de México
Mayerín Bello Valdés, Universidad de La Habana
Chiara Bolognese, Sapienza Università di Roma
Zaida Capote Cruz, Instituto de Literatura y Lingüística
Martino Contu, Centro Studi SEA
Mariana Fernández Campos, Universidad de La Habana
Jorge G. Fornet, Centro de Investigaciones Literarias de Casa de las Américas,
La Habana
Giovanni Gentile Marchetti, Università di Bologna
Alessandra Ghezzani, Università di Pisa
Gerardo Gómez Michel, Busan University of Foreign Studies
Eduardo Ramos-Izquierdo, Université Paris-Sorbonne
Nora Danira López Torres, El Colegio de San Luis
Adrià Martín Mor, Universitat Autònoma de Barcelona
Vittoria Martinetto, Università di Torino
Silviana Serrani, Universidade Estadual de Campinas
Stefano Tedeschi, Sapienza Università di Roma

Comitato di redazione
Coordinatrice: Ilaria Camboni, Università degli Studi di Cagliari
Haydée Bermúdez Guevara, Universidad Santa María La Antigua; Università
degli Studi di Cagliari
Giulia Gazzaniga, Università degli Studi di Cagliari
Matteo Mandis, Universitat Autònoma de Barcelona
Paola Moreddu, Università degli Studi di Cagliari
Laura Serra, Università degli Studi di Cagliari
Tirocinanti di Aulas Abiertas: Giulia Gaddini, Valeria Garau, Anna Laura Sannai
Diccionario Gramsciano
(1926-1937)

Guido Liguori, Massimo Modonesi, Pasquale Voza


(edts.)

edición al español de Maria Cristina Secci y Massimo Modonesi

Tertulias
#3

Cagliari
UNICApress
2022
In collaborazione con:

Tertulias è realizzata in collaborazione con Aulas Abiertas seminario perma-


nente di studi linguistici e letterari su America Latina e Caraibi dell’Univer-
sità degli Studi di Cagliari.
Si avvale di un comitato scientifico internazionale.

Curatori dell’edizione in spagnolo: Massimo Modonesi, Maria Cristina Secci


Editor: Ilaria Camboni
Traduttori: Jorge Álvarez Yágüez, Mario Arellano, Haydée Bermúdez Gue-
vara, Zaida Capote Cruz, David Cardozo, Donatella Di Benedetto, Mariana
Fernández Campos, Clara Ferri, Anxo Garrido, Sebastián Gómez, Nery
López, Dante Ariel Aragón Moreno, Fernando Munguía Galeana, Andrea
Muriel, Héctor Rodríguez de la O, Paolo Scotton, Maria Cristina Secci,
Tomás Serrano Coronado, Leonarda Trapassi
Ricerca bibliografica delle citazioni: Mario Arellano
L’illustrazione in copertina è di Francesco Sulis (tecnica: digitale, inchiostro);
tucramirez@gmail.com

L’opera è pubblicata con il contributo del Dipartimento di Lettere, Lingue e Beni


Culturali dell’Università degli Studi di Cagliari

DICCIONARIO GRAMSCIANO (1926-1937)


Guido Liguori, Massimo Modonesi, Pasquale Voza (edts.)
edición al español de Maria Cristina Secci y Massimo Modonesi
Collana Tertulias #3

© Authors and UNICApress


CC-BY-SA 4.0 license (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/)
Cagliari, UNICApress, 2022 (http://unicapress.unica.it)

ISSN: 2704-9728
e-ISBN 978-88-3312-066-9
ISBN 978-88-3312-065-2
DOI https://doi.org/10.13125/unicapress.978-88-3312-066-9
Índice

7 Presentación. La traducción como acompañamiento


Maria Cristina Secci

11 Prefacio
Massimo Modonesi

17 Agradecimientos

19 Advertencias

21 Índice de las voces

25 Diccionario

509 Bibliografía

513 Índice de traductores
Presentación
La traducción como acompañamiento

A primera vista, la asociación de la palabra traduzione [traducción]


con un lugar de dolor podría parecer inusual o incluso insolente en
comparación con la acepción – mucho más generalizada – de pulcro
ejercicio del intelecto. No obstante, su uso especializado en lengua ita-
liana indica el traslado de presos por razones legales, de seguridad o
administrativas. A los reclusos se les dice tradotti [traducidos] cuando
tienen que asistir a un juicio, someterse a un examen médico o cambiar
de institución de permanencia. A disminuir la distancia entre las dos
acepciones – traducción y traslado – contribuye el Regolamento Gene-
rale pel Servizio dei Carabinieri Reali1, aprobado por Carlo Felice – rey
de Cerdeña, Chipre y Jerusalén – el 16 de octubre de 1822, según el
cual la traduzione de los prisioneros «se realiza, por regla general, por
medio de las correspondencias establecidas». ¿No ocurre lo mismo con
la traducción de palabras?
A pesar de una reserva inicial, es precisamente del reglamento re-
dactado hace un siglo para los encargados de la traduzione peniten-
ciaria de donde quisiera rescatar un principio – o advertencia – que
creo que puede ser compartido con el traductor de palabras y culturas,
convencida como estoy del peso social de este: «Los encargados de una
traduzione son personalmente responsables de este servicio» y deben
conciliar precaución y humanidad, «pero nunca maltrato».
Quienes entienden bien el significado de partire in traduzione [salir
en traslado] son precisamente los lectores en lengua materna de las
cartas de Antonio Gramsci2, que incluso podrán considerar útil el sig-
nificado para la reconstrucción biográfica. Me refiero, por ejemplo, a

1
  Carlo Felice, Regolamento generale pel servizio dei carabinieri reali, Torino, Tipografia
di Chirio e Miria, 1822.
2
  Antonio Gramsci, Cartas de la cárcel, edición a cargo de Dora Kanoussi, traducción
de Cristina Ortega Kanoussi, Ciudad de México, Benemérita Universidad Autónoma
de Puebla/Fondazione Istituto Gramsci/Ediciones Era, 2003.

7
Diccionario Gramsciano (1926-1937)

la carta escrita desde Ustica a Tatiana Schucht el 20 de enero de 1927:


«Querida Tatiana, en este momento estoy recibiendo la orden de partire
in traduzione [trasladarme] a Milán. La traduzione [traslado] es ordina-
ria…». O las conocidas palabras que Gramsci dirigió a Giulia y a la
misma Tatiana el 12 de febrero de 1927, desde la cárcel de San Vittore,
pocos días después del traslado: «Quiero darles una impresión gene-
ral de mi traduzione [traslado]: Imagínense que de Palermo a Milán se
despliega un gusano enorme…». O la descripción que envió a Piero
Sraffa el 21 de diciembre de 1926: «Para llegar a Ustica tuve que hacer
el intento de atravesar cuatro veces, cosa que me cansó más que la tra-
duzione [traslado] de Roma a Palermo…».
Consciente del argot especializado en el que se inscribe esta acep-
ción de traduzione, en lengua italiana, Gramsci parece renunciar a ella
cuando escribe a su madre, prefiriendo el equivalente trasloco [mudan-
za; traslado]. Un ejemplo de ello es la carta del 10 de mayo de 1928:
«Queridísima mamá, estoy por partir para Roma. Ahora ya es segu-
ro. Este papel me lo dieron precisamente para avisarte de mi trasla-
do. Desde ahora escríbeme a Roma, hasta que yo no te avise de otro
traslado». Los sinónimos italianos elegidos por Gramsci– en este caso
traversata, trasloco – hacen eco del sentido del original transducere tam-
bién en el ámbito penitenciario: ‘transportar’, ‘llevar al otro lado de’,
‘conducir a través’.
Al desarraigarla de su contexto y forzar su significado en beneficio
de su concepto textual, pretendo recuperar del Regolamento la idea
de la traducción como escolta, acompañamiento. La carta que Gramsci
escribió a Tania el 10 de octubre de 1927 contribuye a esta operación:
«Creo haber adivinado el motivo principal de tus deseos de permane-
cer: tú crees que podrías ir en el mismo tren en el que yo seré tradot-
to [trasladado] y que de algún modo me harás más cómodo el viaje.
¿Adiviné?». Aunque para Gramsci «este motivo no tendrá ninguna
posibilidad de realizarse», su suposición, por un lado, me alerta sobre
el peligro de maltrato (de las palabras, del contenido, de la ética) pero,
por otro, sugiere la posibilidad de la traducción como servicio de enco-
mienda y acompañamiento.
En este sentido, acontece que no todas las traducciones se realizan
en solitario, y esta edición en español del Diccionario gramsciano (1926-
1937) – editada para Carocci en 2009 por Guido Liguori y Pasquale
Voza con la International Gramsci Society Italia, en colaboración con el
Centro Interuniversitario di Ricerca per gli Studi Gramsciani, y en esta
edición enriquecida por la contribución de Massimo Modonesi – goza

8
Presentación

de una numerosa y devota escolta. En efecto, la traducción que encon-


trarán aquí se ha beneficiado de la colaboración de lingüistas, traduc-
tores, editores, académicos y especialistas en la obra de Gramsci que se
han sumado al proyecto, prodigándose en la custodia del texto que, a
medida que ha ido pasando de mano en mano, se ha enriquecido con
sus respectivas competencias.
La idea de promover el Diccionario gramsciano (1926-1937), que –
como es sabido – reconstruye el léxico ordenando sus entradas gracias
a las aportaciones de importantes estudiosos, nació en el marco del
proyecto de investigación Gramscian Dictionary: lexicon and theoretical
links for a translation into the Spanish language, que he coordinado desde
2019 en el Departamento de Letras, Lenguas y Bienes Culturales de
la Università degli Studi di Cagliari, y del proyecto UNAM-DGAPA
301619 Fundamentos de una teoría gramsciana de la subjetivación política,
que Massimo Modonesi coordina en la Universidad Nacional Autó-
noma de México. El objetivo se concretó gracias al apoyo del Progra-
ma de profesores visitantes de la Regione Autonoma della Sardegna
2019, con la estancia académica de Modonesi en el ateneo de Cagliari,
y coincidió con el estudio de los principales lemas, su selección y su
traducción al español.
Las ventajas de la operación, además del fortalecimiento de la red
científica internacional entre el Centro di Studi Interdipartimentale
GramsciLab de la Università di Cagliari y la Asociación Gramsci Méxi-
co, que contribuyeron a la divulgación de las diferentes fases del pro-
yecto, se refieren a la oportunidad de publicar un texto considerado
entre los fundamentales para la difusión del pensamiento de Antonio
Gramsci en el mundo y, por tanto, de acompañarlo, allende el océano,
en traducción.

Maria Cristina Secci

9
Prefacio

Frente al laberinto de papel de los Cuadernos de la cárcel1 han ido


desarrollándose, de forma combinada o divergente, según los tiempos
y los casos, dos tipos de esfuerzos. El primero, que asumió la tarea
de descifrar, a través de la labor filológica, la complejidad propia de
la sofisticación intelectual que alcanzó Gramsci en las reflexiones que
vertió en sus apuntes, el entramado de referencias, alusiones y fuentes
que se plasman en una serie de cuadernos, conjuntos de hojas en las
cuales colocó fichas de trabajos, apuntes pero también reflexiones más
desarrolladas, borradores de ensayos. En la forma cuaderno, soporte
material que refleja las condiciones de trabajo en la cárcel, se desplegó
la arborescente agenda político-intelectual de Gramsci dando luz a una
obra que, también por su peculiar marxismo antidogmático e histori-
cista, es abierta, no lineal y fragmentaria.
Al mismo tiempo, una segunda tarea que asumieron los estudios
gramscianos fue y sigue siendo mapear el laberinto en la medida en
que aparece surcado por recorridos ya trazados por el autor, itinerarios
posibles e hipotéticas conexiones reticulares que han sido relevadas
en distintos planos interpretativos, no solo aquellos de matriz estricta-
mente filológica sino también por intentos de traducción más teoréti-
cos, historiográficos y obviamente político-estratégicos.
A lo largo de las ya diversas décadas de recepción de la obra de
Gramsci, se han explorado diversos senderos de reconstrucción y re-
presentación que hicieran más digeribles los escritos y más accesible
el pensamiento que allí germina y florece. Además de una infinidad
de antologías, proliferaron varias introducciones a Gramsci2 en el afán
1
  La expresión es de Gianni Francioni, “Un labirinto di carta. Introduzione alla
filologia gramsciana”, en «International Gramsci Journal», vol. 2, n. 1, 2016, pp. 7-48.
2
  En español, circulan la de Antonio Santucci, originalmente publicada en italiano
(Antonio Gramsci, Palermo, Sellerio, 1997), que se publicó en Chile (Gramsci, Santiago
de Chile, LOM, 2006) pero también la de Nestor Kohan (Gramsci, La Habana, Ocean
Sur, 2007), de Jorge Luis Acanda (Traducir a Gramsci, La Habana, Editorial de Ciencias

11
Diccionario Gramsciano (1926-1937)

de sintetizar su obra y sus contribuciones al marxismo y, en particular,


a los estudios políticos y culturales, así como de las relaciones inter-
nacionales, la pedagogía, la antropología, entre otros campos discipli-
narios en los cuales las intuiciones gramscianas suscitaron interés y
estimularon perspectivas originales y a contracorriente.
Entre estos ejercicios, destaca el carácter único y original del Dic-
cionario gramsciano. Una aproximación centrada en las palabras de
Gramsci que emprendió la International Gramsci Society Italia, a partir
de un primer seminario sobre el léxico gramsciano iniciado en 20003,
que desembocó en el monumental diccionario de 660 voces y 920 pági-
nas, publicado en 2009 por la editorial Carocci en Roma.4
Entre los criterios que establecieron los coordinadores de la obra,
Guido Liguori y Pasquale Voza, figura el de circunscribir la selección
de conceptos y voces a la elaboración de Gramsci en el periodo car-
celario (1926-1937) y, por lo tanto, únicamente a los Cuadernos y las
Cartas. Por otra parte, siguiendo los dictados filológicos en boga, la
redacción de las voces fue realizada privilegiando la cita textual, para
“sugerir una atención al texto que no siempre se encuentra en la críti-
ca” y la secuencia cronológica que permitiera reconocer la “estrategia
del pensamiento y de la escritura de Gramsci”5. La escritura de las vo-
ces aparece así, a los ojos del lector, lo más limpia posible, solo hilada
por una intervención discreta de los autores y sin la interferencia de las
referencias a los debates entre las diversas interpretaciones existentes
en la literatura sobre los puntos, aspectos o conceptos expuestos.
En el diccionario que aquí presentamos, seleccionamos y traduji-
mos 100 voces de la versión italiana, 100 palabras fundamentales que
constituyen, a nuestro parecer, la columna vertebral del pensamiento
gramsciano. La selección se realizó a partir de un criterio convencio-
nal, es decir eligiendo aquellos vocablos consabidamente reconocidos
como parte substancial del léxico gramsciano y que corresponden a

Sociales, 2007) mientras que se encuentra agotado el trabajo pionero de Carlos Nelson
Coutinho (El pensamiento político de Gramsci, Ciudad de México, Era, 1986). A estos
textos se podrían sumar algunos ensayos de referencia, de carácter general, de Manuel
Sacristán, de Francisco Fernández Buey y de otros autores pero que no tuvieron el
propósito de ser una introducción como tal.
3
  Los resultados de la primera etapa fueron publicados en Fabio Frosini, Guido
Liguori (a cura di), Le parole di Gramsci, Roma, Carocci, 2004.
4
  La versión portuguesa, publicada por la editorial Boitempo (Sao Paulo, 2017)
cuenta con 823 páginas.
5
  Guido Liguori, Pasquale Voza (a cura di), “Prefazione”, Dizionario gramsciano
(1926-1937), Roma, Carocci, 2009, p. 6.

12
Prefacio

voces que en la versión italiana merecieron un texto “largo” y solo al-


gunas de texto “intermedio” y una “breve”, según la distinción esta-
blecida por los coordinadores de la obra original. Se agregó solo una
voz, la de autonomía, que elaboré personalmente. Este agregado, con-
sensuado con Liguori y Voza, quiere subsanar una laguna que señalé
hace unos años, en cuanto la noción/condición de autonomía constitu-
ye, en el pensamiento de Gramsci, un pasaje fundamental de la lógica
de la constitución del sujeto político, a la par y como contrapunto y
pasaje entre las de subalternidad y de hegemonía.6
La selección de estas 101 palabras de Gramsci recorta y simplifica
pero, a mi parecer, no pervierte el sentido del diccionario original sino
que opera en la misma lógica, ofreciendo, sin embargo, un recorrido
más breve, más compacto y conciso, atreviéndose a proponer una sín-
tesis, queriendo ser más operativo, menos enciclopédico. Se trata de
una operación con doble filo porque la obra de Gramsci invita a ser
interpretada pero, al mismo tiempo, se resiste a representaciones que
puedan ser reduccionistas o pretendan ser definitivas. De por sí la for-
ma diccionario tiende a circunscribir y aislar los conceptos y si a eso
le agregamos un recorte y una delimitación más estrecha, lo que gana-
mos en síntesis lo perdemos por ensanchar el margen de arbitrariedad.
Por otra parte, no se puede negar que, más allá de la importancia in-
discutible de las voces y palabras seleccionadas, la selección presupone
un criterio no solo cuantitativo, sino cualitativo, de contenido, el cual
remite a identificar o asignar un hilo conductor, un leit-motiv, como lo
señalaba el propio Gramsci, reconocible como clave de lectura de una
“concepción del mundo” que no pudo exponerse “sistemáticamente”
(C 16, 2, 248). Y este leit-motiv, a mi parecer, lo encontramos, por azar e
ironía alfabéticos, en la última voz del diccionario, la de “voluntad co-
lectiva”, elaborada por Carlos Nelson Coutinho. Porque, más allá de la
multiplicidad de intereses, intuiciones y ramificaciones de la reflexión
de Gramsci, una preocupación de fondo aflora permanentemente y
orienta el conjunto de su pensamiento: la de la constitución de una
voluntad colectiva que se proyecta de la subalternidad a la autonomía
y la hegemonía, es decir de la formación de un sujeto social y político
organizado y creador/portador de una concepción del mundo suscep-

6
  Massimo Modonesi, “Consideraciones sobre el concepto gramsciano de clases
subalternas”, «Memoria», n. 265, Ciudad de México, CEMOS, 2018, pp. 61-63; tam-
bién en Massimo Modonesi, The antagonistic principle. Marxism and political action, Bos-
ton-Leiden, Brill-Historical Materialism, 2018, pp. 33-37.

13
Diccionario Gramsciano (1926-1937)

tible de impulsar una revolución socialista que incluya una reforma


moral e intelectual.
Un leit-motiv que muestra los pliegues distintivos del marxismo
gramsciano, asumiendo que la originalidad de Gramsci se inserta y se
monta en el marco de una específica interpretación del marxismo como
filosofía de la praxis. Ir al texto, y aún más a la biografía de Gramsci,
suele evidenciar esto a contrapelo de la tendencia a usar de forma ais-
lada y entrecortada frases célebres de los Cuadernos, desarticulando su
pensamiento y desanclándolo del marxismo del cual fue abrevando.
Un simple sobrevuelo del índice de las 101 voces que componen este
diccionario muestra esta colocación de manera inequívoca y, en este
sentido, contribuye a sostener la idea de una contribución cuya origi-
nalidad es interna y renovadora de una tradición y no externa y con-
testataria de la misma. De allí que nos aparece un Gramsci tanto clásico
como actual y contemporáneo, en tanto recorre temáticas y cuestiones
de alcance universal que siguen rondando nuestra época, no un simple
autor de colección o de culto, sino una punta de lanza especialmente
filosa de una corriente que insiste en querer cruzar la interpretación y
la transformación del mundo.
Así que el diccionario que proponemos no es, por lo tanto, solo un
compendio, una guía a la obra de Gramsci, el marxista más citado del
mundo -asumiendo que Marx no era marxista- sino una herramien-
ta intelectual que combina cualidades divulgativas, acompañadas de
precisión textual y rigor filológico pero que ofrece, al mismo tiempo,
específicos ángulos de lectura abiertos, obviamente, a la interpretación
de los lectores.
Esperamos que este texto se inserte provechosamente en la porción
hispanohablante del mundo, en donde los estudios gramscianos han
tenido un desarrollo muy relevante en la última década. En efecto, tan-
to en el Estado español como en América Latina, han surgido asocia-
ciones gramscianas y han proliferado estudios en las tres direcciones
que marcan un recurrente patrón tripartito que es ya, en los hechos,
una agenda de investigación colectiva: a) estudios sobre la obra de
Gramsci de tipo más filológico o más teorizante, según el caso; b) inda-
gaciones sobre su recepción en autores, países y campos disciplinarios
de carácter más panorámico o, en alternativa, de profundización en el
terreno de la historia intelectual; c) aplicaciones de conceptos o enfo-
ques al análisis de procesos sociales y políticos del pasado o del pre-
sente con un mayor o menor apego o coherencia con la letra, el texto y
la perspectiva gramsciana original.

14
Prefacio

Este diccionario quiere contribuir directamente a la primera tarea


pero, al mismo tiempo, propiciar de forma indirecta la tercera, es de-
cir la aplicación rigurosa de las palabras y los conceptos gramscianos,
como imprescindibles claves de lectura y de acción colectiva en el
“mundo grande y terrible” en el que vivimos.

Massimo Modonesi

15
Agradecimientos

Los curadores de la edición al español agradecen infinitamente el


apoyo de quienes hicieron posible esta iniciativa: Guido Liguori, Pas-
quale Voza y la International Gramsci Society-Italia; a Ilaria Cambo-
ni y Mario Arellano, a los directivos y personal de la Università degli
Studi di Cagliari y la Universidad Nacional Autónoma de México, los
traductores y la redacción de Tertulias, las Asociaciones de Estudios
Gramscianos de España, Argentina y México y la Cátedra Antonio
Gramsci del ICIC Juan Marinello de Cuba; los amigos y colegas que
generosamente aceptaron colaborar en la labor de cuidado de la edi-
ción: Rodrigo Espina, Caridad Massón, Fernando Munguía, Fernando
Luis Rojas, Dayron Roque, Luis Emilio Aybar Toledo.
Este esfuerzo contó también con el apoyo del Programa de profeso-
res visitantes de la Regione Autonoma della Sardegna de la Università
di Cagliari y del Proyecto PAPIIT 301619, “Fundamentos de una teoría
gramsciana de la subjetivación política” (2019-2021), de la Universidad
Nacional Autónoma de México, coordinado por Massimo Modonesi.
Criadero de la traducción del libro ha sido el proyecto de investiga-
ción “Gramscian Dictionary: lexicon and theoretical links for a transla-
tion into the Spanish language” (2019) coordinado por Maria Cristina
Secci en el Departamento de Letras, Lenguas y Bienes Culturales de la
Università di Cagliari.

17
Advertencias

Las referencias a los Cuadernos son todas de la edición crítica ela-


borada por Valentino Gerratana (Roma, Einaudi, 1975) y publicada en
México por la Editorial Era entre 1981 y 2000 y traducida por Ana Ma-
ría Palos. Las referencias a los Cuadernos será a través de la letra C, se-
guida por el número del cuaderno, de las nota y la página. Cuando no
aparezca ningún número de párrafo en el texto de Gramsci, se indica el
número de cuaderno seguido por el número de página (antecedido por
la letra p). La referencia al aparato crítico de Gerratana es indicada a
través de las letras C, AC, seguidas por el número de página. Como en
la edición italiana, las notas de primera redacción, de única redacción
y de segunda redacción son señaladas respectivamente como Texto A,
Texto B y Texto C. Se mantienen las paréntesis cuadras colocadas por
Gramsci y en el caso de advertencias de los autores, en las paréntesis
cuadras aparecerá la advertencia NdA.
Las Cartas de la cárcel (que son referidas como LC, seguidas por el
destinatario y la fecha) remiten a las que figuran en Antonio Gramsci,
Lettere dal carcere, Antonio A. Santucci (a cura di), Palermo, Sellerio,
1996.
Las referencias a las otras obras de Gramsci aparecen con las si-
guientes siglas:

CF: La città futura 1917-1918, Sergio Caprioglio (a cura di), Torino,


Einaudi, 1982.
CPC: La costruzione del Partito comunista 1923-1926, Torino, Einaudi,
1971.
CT: Cronache torinesi 1913-1917, Sergio Caprioglio (a cura di), Torino,
Einaudi, 1980.
L: Lettere 1908-1926, Antonio A. Santucci (a cura di), Torino, Einau-
di, 1992.
LC: Lettere dal carcere, Antonio A. Santucci (a cura di), Palermo, Se-
llerio, 1996.

19
Diccionario Gramsciano (1926-1937)

NM: Il nostro Marx 1918-1919, Sergio Caprioglio (a cura di), Torino,


Einaudi, 1984.
ON: L’Ordine Nuovo 1919-1920, Valentino Gerratana, Antonio A.
Santucci (a cura di), Torino, Einaudi, 1987.
C: Cuadernos de la cárcel, 6 tomos, Valentino Gerratana (ed.), traduc-
ción de Ana María Palos, Ciudad de México, Ediciones Era, 1981-2000.
QT: Quaderni del carcere. I. Quaderni di traduzioni (1929-1932), 2 voll.,
Giuseppe Cospito, Gianni Francioni (a cura di), Roma, Istituto della
Enciclopedia Italiana, 2007.
QM: Alcuni temi della quistione meridionale, in CPC.
RQ: Il rivoluzionario qualificato, Corrado Morgia (a cura di), Roma,
Delotti, 1998.
SF: Socialismo e fascismo. L’Ordine Nuovo 1921-1922, Torino, Einaudi,
1966.
SP: Scritti politici, Paolo Spriano (a cura di), Roma, Editori Riuniti,
1967.

Las citas se reproducen fielmente según la edición en español men-


cionada en la bibliografía, incluso en su acentuación y puntuación ori-
ginales.

20
Índice de las voces

A Croce, Benedetto (Giuseppe Caccia-


tore)
Americanismo (Giorgio Baratta)
Cuestión meridional (Lea Durante)
Americanismo y fordismo (Giorgio
Cultura (Giorgio Baratta)
Baratta)
Aparato hegemónico (Guido Liguo-
D
ri)
Autonomía (Massimo Modonesi) Democracia (Guido Liguori)
Dialéctica (Giuseppe Prestipino)
B Dictadura (Lelio La Porta)
Bloque histórico (Pasquale Voza)
E
Buen sentido (Guido Liguori)
Bujarin, Nikolai Ivanovich (Fabio Economía (Fabio Frosini)
Frosini) Económico-corporativo (Giuseppe
Burguesía (Raul Mordenti) Cospito)
Economismo (Fabio Frosini)
C Educación (Chiara Meta)
Espíritu de escisión (Rocco Lacorte)
Capitalismo (Andrea Catone)
Espontaneidad (Marcos del Roio)
Catarsis (Carlos Nelson Coutinho)
Espontaneísmo (Marcos del Roio)
Centralismo (Giuseppe Cospito)
Estado (Guido Liguori)
Cesarismo (Guido Liguori)
Estadolatría (Guido Liguori)
Ciencia de la política (Carlos Nelson
Estructura (Giuseppe Cospito)
Coutinho)
Ético-político (Guido Liguori)
Clase, clases (Raul Mordenti)
Coerción (Lelio La Porta)
F
Concepción del mundo (Guido
Liguori) Fascismo (Carlo Spagnolo)
Conformismo (Guido Liguori) Feminismo (Lea Durante)
Consenso (Lelio La Porta) Filosofía (Fabio Frosini)
Corporativismo (Alessio Gagliardi) Filosofía de la praxis (Roberto Dai-
Cosmopolitismo (Lea Durante) notto)
Crisis (Fabio Frosini) Folclore, folklore (Giovanni Mimmo
Crisis orgánica (Lelio La Porta) Boninelli)

21
Diccionario Gramsciano (1926-1937)

Fordismo (Giorgio Baratta) Mito (Guido Liguori)


Moderno Príncipe (Lelio La Porta)
G Molecular (Eleonora Forenza)
Multitud, multitudes (Eleonora
Gran política, pequeña política (Car-
Forenza)
los Nelson Coutinho)
Guerra de movimiento (Roberto
N
Ciccarelli)
Guerra de posición (Roberto Cicca- Nación (Fabio Frosini)
relli) Nacional-popular (Lea Durante)

H O
Hegemonía (Giuseppe Cospito) Ordine Nuovo (L’) (Guido Liguori)
Historia (Fabio Frosini) Oriente-occidente (Silvio Suppa)
Historicismo (Giuseppe Cacciatore)
P
I
Partido (Michele Filippini)
Ideología (Guido Liguori) Partido comunista (Guido Liguori)
Inmanencia (Fabio Frosini) Pasado y presente (Fabio Frosini)
Intelectuales (Pasquale Voza) Populismo (Domenico Mezzina)
Intelectuales orgánicos (Pasquale Prólogo del ’59 (Fabio Frosini)
Voza) Pueblo (Lea Durante)
Pueblo-nación (Lea Durante)
J
R
Jacobinismo (Rita Medici)
Reforma intelectual y moral (Fabio
L Frosini)
Relaciones de fuerza (Carlos Nelson
Lengua (Derek Boothman)
Coutinho)
Lenguaje (Derek Boothman)
Religión (Tommaso La Rocca)
Lenin, Nikolai (Vladimir Ilich Ulia-
Revolución (Lelio La Porta)
nov) (Fabio Frosini)
Revolución pasiva (Pasquale Voza)
Lingüística (Derek Boothman)
Risorgimento (Pasquale Voza)
Literatura popular (Marina Paladini
Musitelli)
S
M Sentido Común (Guido Liguori)
Sociedad civil (Jaques Texier)
Maquiavelo, Nicolás (Lelio La Porta)
Sociedad regulada (Guido Liguori)
Marx, Karl (Fabio Frosini)
Sorel, Georges (Guido Liguori)
Marxismo (Giuseppe Prestipino)
Stalin (Andrea Catone)
Masa, masas (Renato Caputo)
Subalterno, subalternos (Joseph A.
Materialismo histórico (Giuseppe
Buttigieg)
Prestipino)

22
Índice de las voces

Subjetivo, subjetivismo, subjetividad


(Giuseppe Cacciatore)
Superestructura, superestructuras
(Giuseppe Cospito)

T
Traducción (Derek Boothman)
Traducibilidad (Derek Boothman)
Transformismo (Raffaele Cavalluzzi)
Trotsky (León Davidovich Bronstein)
(Andrea Catone)

U
URSS (Andrea Catone)

V
Voluntad colectiva (Carlos Nelson
Coutinho)

23
A
Americanismo te el término, el «americanismo»
A grandes rasgos, el «ameri- contiene una referencia territo-
canismo» se presenta en los Cua- rial. Al igual que sucede con te-
dernos como la dimensión ideo- mas como «Oriente-Occidente»,
lógico-cultural o ético-política «Norte-Sur» o «cuestión meridio-
asumida por el modo de produc- nal», el valor categorial de la ex-
ción capitalista en la época de presión no es separable de la di-
Gramsci, mientras que el «fordis- mensión territorial, y viceversa.
mo» constituye la dimensión téc- Ambos lados se vinculan por la
nico-productiva de esta. La expre- noción de “hegemonía america-
sión sintética es «Americanismo y na” en el mundo capitalista y, más
fordismo», tal como aparece en el en general, en el mundo (imperia-
undécimo puesto entre los «te- lismo), noción que, sin embargo,
mas principales» detallados para no aparece explícitamente en los
el proyecto de «notas y apuntes» Cuadernos. Para Gramsci, el nexo
en la primera página del Cuader- entre Viejo y Nuevo Continente
no 1 y tal y como titula posterior- que es un conjunto de cuasi-iden-
mente al Cuaderno 22, “cuaderno tidad cultural («en América no se
especial” o monográfico. A pro- hace otra cosa que rumiar la vie-
pósito del americanismo hay que ja cultura europea»: C 22, §15, 93)
identificar y separar lo que en la y de diferencia cuasi-antagonis-
elaboración gramsciana resulta ta («América, con el peso impla-
estrechamente conectado con el cable de su producción económi-
fordismo de lo que es, en cambio, ca (y eso indirectamente) obliga-
relativamente independiente de rá o está obligando a Europa a un
él. Como indica inequívocamen- cambio de su eje económico-social

25
Americanismo

demasiado anticuado»: ibid.) es, Gramsci eleva de problema nacio-


desde este punto de vista, un te- nal (ejemplificado por el «“miste-
ma-problema apasionante. Debe rio de Nápoles”») a problema si-
señalarse que «americanismo» es multáneamente europeo, esto es,
una expresión polivalente y en al- a problema de las relaciones Eu-
gunos aspectos ambigua, en tan- ropa-América, a problema mun-
to que a veces aparece como ma- dial. Aparece aquí, en líneas ge-
nifestación, en primer lugar, de la nerales, una consideración demo-
«ola de pánico» y, por otro lado, gráfica y socio-económica que se-
de la necesidad de imitación in- ñala la piedra angular de la “mo-
cluso “simiesca” que – al mismo dernidad” y “racionalidad” del
tiempo – muestra Europa en com- americanismo y de sus relaciones
paración con la «“prepotencia” con la civilización europea: «el
americana» (Ibid.). El «america- americanismo, en su forma más
nismo» parece, en tales contextos, lograda, exige una condición pre-
más un signo de reacción frente a liminar: “la racionalización de la
América que de acción americana. población”, o sea que no existan
En la primerísima fase de ela- clases numerosas sin una función
boración, por lo menos hasta el en el mundo de la producción, o
Cuaderno 4 – en la cual Gramsci sea clases absolutamente parasi-
lo tematiza sin ponerlo en rela- tarias. La “tradición” europea se
ción con el fordismo –, el ameri- caracteriza precisamente, al con-
canismo, a pesar de la ausencia de trario, por la existencia de estas
«florecimientos» superestructura- clases, creadas por estos elemen-
les, se presenta por sí mismo como tos sociales: la administración es-
el hilo rojo del desarrollo capita- tatal, el clero y los intelectuales, la
lista en los «tiempos modernos», propiedad de la tierra, el comer-
ya sea en un sentido económico o cio» (C 1, §61, 134; v. C 22, §2, 62).
en uno político-cultural. La nota La “superioridad” de Améri-
61 del Cuaderno 1, titulada Ameri- ca y del americanismo se propa-
canismo, así como otras tres notas ga también en el frente cultural.
del mismo Cuaderno, tiene un ca- Gramsci llega incluso a pregun-
rácter estratégico puesto que re- tarse si «la filosofía americana» y
presenta la irrupción de la cues- «la concepción americana de la
tión americana en el corazón de vida» representan una vía por la
la primera elaboración gramscia- cual «puede el pensamiento mo-
na de la teoría y el análisis histó- derno [el materialismo histórico,
rico de la hegemonía, producien- NdA] difundirse en América, su-
do además la internacionalización perando el empirismo-pragmatis-
de la cuestión meridional, que mo, sin una fase hegeliana» (C 1,

26
Americanismo

§105, 157-158). La posible supera- pregunta si realmente en América


ción de Hegel no carece de impor- «haya una creación, en cualquier
tancia: no se trata, de hecho, de la caso, y por otra parte podría pre-
filosofía de Hegel en cuanto tal, guntarse cómo es posible que esta
sino del destino de la dialéctica. obra “creativa” económico-prácti-
En otra nota dedicada al ame- ca, en cuanto exalta las fuerzas vi-
ricanismo, Gramsci subraya su tales, las energías, las voluntades,
significado en cuanto «acción los entusiasmos, no asume tam-
real, que modifica esencialmente bién formas literarias que la cele-
la realidad externa (y por lo tanto bren» (Ibid.). No se trata solo de
también la cultura real)», contra- literatura ni, como Gramsci preci-
poniéndolo a la filosofía de Gen- sa en el correspondiente Texto C,
tile, que califica como «baladro- de la sorpresa por el hecho de que
na que se autoproclama acción y esta América pragmática y accio-
que sólo modifica el vocabulario nista «no crea una épica» (C 23,
y no las cosas, el gesto externo y §36, 137). El problema es crucial
no el hombre interior» (C 1, §92, y comporta, precisamente en esta
153; v. C 22, §5, 72). Se establece fase que representa la cumbre de
así la primacía de la acción, es la “adhesión” de Gramsci al ame-
decir, de la «actividad práctica», ricanismo, también, por su parte,
capaz de «absorber las mayores una radical toma de distancia res-
inteligencias creativas» de la na- pecto a él. De hecho, escribe: «Ver-
ción de tal forma que «todas las daderamente eso [la traducción
mejores fuerzas humanas se con- de la creación práctica en creativi-
centran en el trabajo estructural dad literaria, NdA] no sucede: las
y todavía no se puede hablar de fuerzas no son expansivas, sino
superestructuras» (C 23, §36, 137). puramente represivas y, obsérve-
Gramsci, en el correspondiente se bien, pura y totalmente represi-
Texto A, continua: «los america- vas no sólo de la parte adversa, lo
nos, además, […] han creado una cual sería natural, sino de la parte
teoría de esto» por consiguiente propia, lo cual es precisamente tí-
sería «“poesía”, o sea “creación”, pico y da a estas fuerzas el carác-
solo aquella económico-práctica» ter represivo» (C 3,§ 41, 44).
(C 3, §41, 44). La cuestión plan- Estamos en el punto decisi-
teada aquí es delicada. La liqui- vo de la grandeza y de la mise-
dación del gentilismo no implica ria del americanismo, de su con-
ciertamente una completa supe- tradictoriedad emblemática para
rioridad del americanismo respec- los «tiempos modernos». Son mu-
to a los valores de la civilización chos los límites y las faltas: se da
europea. Al contrario, Gramsci se en América la «elaboración for-

27
Americanismo

zada de un nuevo tipo humano»; sin embargo, de que las contradic-


los obreros son «todavía brutos» ciones del americanismo llevan a
porque no tienen detrás de sí algo una pregunta de fondo: ¿qué ha-
como la «fase europea marcada cer? Más que en una respuesta,
como tipo por la Revolución fran- Gramsci trabaja para lograr las
cesa» (C 1, §61, 136), y de hecho, condiciones que la hagan posi-
como Gramsci asumirá más tar- ble. Pero no es fácil. El panorama
de, «América no ha superado to- en muchos aspectos es desolador.
davía la fase económico-corpora- Como precisará mejor en el úni-
tiva, atravesada por los europeos co texto de primera (y única) re-
en la Edad Media» (C 6, §10, 19); dacción del Cuaderno 22, el texto
la lucha hegemónica «se libra con introductorio dedicado a «ameri-
armas tomadas del viejo arsenal canismo y fordismo», este último
europeo pero degeneradas» (C 22, resulta «de la necesidad inmanen-
§2, 67) y, por lo tanto, «parecen te de llegar […], del viejo indivi-
y son “reaccionarias”» (C 1, §61, dualismo económico a la econo-
136), y es por esto que «la hege- mía programada» (C 22, §1, 61).
monía nace de la fábrica y no tie- Se trata de un problema, o mejor,
ne necesidad de ejercerse más que del problema epocal: el socialis-
por una cantidad mínima de in- mo. América está avanzada por-
termediarios profesionales de la que el proyecto, que se afirma en
política y la ideología» (C 22, §2, ella, de «racionalizar la produc-
66). Con todo esto y, quizás, pa- ción» para «colocar toda la vida
radójicamente, también por esto, del país sobre la base de la indus-
racionalidad y modernidad ame- tria» (C 1, §61, 136) se acompaña
ricanas representan un punto de por la construcción de un nuevo
no retorno, la nueva fase de desa- tipo de «Estado liberal» que «lle-
rrollo y de enfrentamiento a nivel gado por medios espontáneos,
de las relaciones de producción por el mismo desarrollo históri-
y de lucha hegemónica. Gramsci co, al régimen de los monopolios»
recuerda las «tentativas de Agne- (C 1, §135, 182), empuja – aunque
lli con respecto al Ordine Nuovo», Gramsci no lo dice explícitamen-
pero plantea también que “L’Or- te, ni tiene la misma convicción
dine Nuovo” «sostenía su “ameri- determinista que habría tenido
canismo”» (C 1, §61, 136). Marx – hacia su superación en
Gramsci en los Cuadernos es una propiedad social o colectiva.
siempre prudente, sobrio, analí- El hecho es que la «crisis ame-
tico; raramente (y solo a grandes ricana del 1929 sacó a la luz […] la
rasgos o para horizontes genera- existencia de fenómenos irrefre-
les) programático. No hay duda, nables de especulación», «por los

28
Americanismo

que se puede decir que las “em- 323) que pone en acto, NdA] y por
presas sanas” ya no existen más» lo mismo se ríe de América». Pero
(C 10 II, §55, 223-224). Es más: la este pequeñoburgués «no puede
eficiencia productiva está en de- salirse de sí mismo, comprender-
clive, tanto que se registra el cre- se a sí mismo, igual que el imbé-
cimiento de las «fuerzas de con- cil no puede comprender que es
sumo en comparación con las de imbécil». Babbit, como lo descri-
producción» (C 10 II, §53, 219). La be Lewis, será también un filisteo,
«crisis orgánica» del capitalismo, pero es «el filisteo de un país en
mucho más profunda, amplia y movimiento» (C 6, §49, 44, Tex-
estructural que aquella, en últi- to B). Según Gramsci, la auténti-
ma instancia coyuntural, de 1929, ca importancia de este libro, que
presenta cada vez más «fenóme- hace «cultura» a través de la «crí-
nos morbosos» (C 3, §34, 37). En tica de las costumbres», es su ca-
resumen: lo nuevo es ya viejo. rácter ejemplar. «Significa» que en
Parece oportuna en este pun- América «se extiende la autocríti-
to la referencia a una compara- ca, que nace, esto es, una nueva
ción que Gramsci realiza entre la civilización americana consciente
capacidad crítica y autocrítica de de sus fuerzas y de sus debilida-
los intelectuales americanos y los des: los intelectuales se distancian
europeos. Estos últimos, según él, de la clase dominante para unirse
«han perdido en parte esta fun- a ella más íntimamente, para ser
ción […] han vuelto a convertirse una verdadera superestructura y
en agentes inmediatos de la clase no solo un elemento inorgánico e
dominante, o bien se han alejado indistinto de la estructura-corpo-
completamente de ésta, consti- ración» (C 5, §105, 323).
tuyendo una casta en sí mismos, El análisis diacrónico de los
sin raíces en la vida nacional po- Cuadernos muestra una progresi-
pular». El «antiamericanismo» va reactivación de la capacidad
difundido en Europa que «es có- hegemónica de las modalidades
mico, antes de ser estúpido» (C 5, superestructurales europeas y un
§105, 324), resulta aún más sospe- redimensionamiento de la cua-
choso e infundado. Gramsci sor- lidad innovadora de la «filoso-
prende al «pequeñoburgués eu- fía americana», en particular del
ropeo» que «se ríe de Babbit [tí- pragmatismo, cuya valoración
tulo del libro de Sinclair Lewis, por parte de Gramsci registra un
difundido en Europa, apreciado drástico replanteamiento. El cuer-
por Gramsci no desde el punto de po a cuerpo con el pensamiento
vista literario y cultural, sino por de Croce que Gramsci emprende
«la crítica de las costumbres» (Ivi, desde el Cuaderno 4, el cual signifi-

29
Americanismo

ca también en muchos aspectos un los tiempos modernos represen-


“retorno” a Hegel, no deja de in- ta un Leitmotiv de la obra carce-
fluir sobre la valoración gramscia- laria de Gramsci. Los inicios de
na de los aspectos “progresivos” esta lo testimonian. El tratamien-
del americanismo. Por lo demás, to de temas vinculados al princi-
también en la fase de mayor esti- pio con el «americanismo» y lue-
ma del americanismo, a la altura go con «americanismo y fordis-
del Cuaderno 1, hemos encontrado mo», muestra de hecho desde el
las grietas, bien profundas, perci- Cuaderno 1 un desarrollo rápido e
bidas por Gramsci ya sea en la di- impetuoso; luego se calma, hasta
námica interna del americanismo, volver, tras intervenciones espo-
ya por su historicidad, todavía in- rádicas, a plantear con intensidad
genua e inmadura, precisamente esta temática en el Cuaderno 22.
desde el punto de vista de lo que, Cuando elabora el Cuaderno 22,
en cambio, representa la grandeza Gramsci había abandonado ya, en
y la miseria de Europa: su cultura favor de una concepción madu-
y su tradición, crisol de una alta ra de la hegemonía, algunos as-
elaboración de las superestructu- pectos aún tendencialmente me-
ras, pero también vehículo de im- canicistas en la configuración del
productividad y parasitismo. nexo estructura-superestructura.
La cuestión recién menciona- Gracias a la profundización del
da abre un interrogante de filolo- concepto de hegemonía había de-
gía e interpretación de entre los jado de lado también ciertas “ilu-
más complejos para la lectura de siones” precedentes, que podría-
los Cuadernos. Fruto de la reelabo- mos definir como productivistas,
ración de una experiencia signi- sobre la supremacía de América
ficativa en la época de “L’Ordine y del americanismo con respecto
Nuovo”, de la relación indirec- a las tradiciones hegemónicas eu-
ta pero intensa, también a través ropeas. Y, sin embargo, como de-
del retorno de obreros emigra- muestra la amplitud de articula-
dos con las novedades provenien- ciones del Cuaderno 22, a pesar de
tes de América y el americanis- y, en cierto sentido, en virtud de la
mo, así como del productivo pe- caída de estas ilusiones residua-
riodo de “estudios americanos” les, la novedad epocal (económi-
que Gramsci, accidentalmente, ca, política, cultural, demográfica,
tuvo también la posibilidad de antropológica) del americanismo
llevar a cabo en la cárcel antes de es exaltada.
disponerse a la redacción de los El complejo asunto de la va-
Cuadernos, el “descubrimiento” loración crítica del americanis-
de la dimensión americanista de mo realizada por Gramsci arroja

30
Americanismo y fordismo

luz sobre un aspecto delicado de todavía vitales, si se “traducen”


la compleja evolución de los Cua- cuidadosamente – de su obra.
dernos. Ciertamente Gramsci ma- GIORGIO BARATTA
dura su pensamiento como para
superar progresivamente concep- Americanismo y fordismo
ciones que no se adecúan a la no- La expresión paradigmática
vedad conceptual de la teoría de «Americanismo y fordismo» apa-
la hegemonía. El tratamiento de rece como undécimo de los «te-
temas americanistas en los prime- mas principales» enumerados en
ros Cuadernos – del 1 a los 4, 5, 6 y la primera página del Cuaderno 1.
7 – no pierde sin embargo frescura Es, asimismo, el título de uno de
y originalidad. Al contrario, junto los cuadernos “especiales” más
con el redimensionamiento y la famosos, el Cuaderno 22, de 1934.
corrección de algunos elementos En él confluyen, casi exclusiva-
contenidos en ella, permanece in- mente, notas (o partes suyas) de
tacto el carácter fundacional, en la primera fase de escritura de los
cierto sentido definitivo, de cier- Cuadernos, tituladas Americanismo
tas adquisiciones. y, solo más tarde, Americanismo y
La estructura singularmente fordismo, las cuales versan sobre
móvil y dinámica de los Cuader- temas de naturaleza diversa, des-
nos tiene repercusiones particu- de la composición demográfica a
larmente importantes con respec- la cuestión sexual, la cuestión me-
to al análisis del americanismo en ridional, la taylorización del tra-
el Cuaderno 22, el cual, entre otras bajo en las industrias fordistas,
cosas, puede, si se lo separa del argumentos financieros y de teo-
contexto de la obra, llevar a malos ría del Estado, la relación Euro-
entendidos, porque él no transcri- pa-América, etc. En su conjunto
be pasajes importantes (preceden- el Cuaderno 22 se presenta como
temente citados), por ejemplo de una amalgama brillante: una ca-
los Cuadernos 5 y 6. El Cuaderno racterística que empuja a atenuar
22 es redactado cuando Gramsci, y relativizar la diferencia entre
como hemos dicho, ha madurado “cuadernos especiales” y “misce-
una posición crítica con respecto a láneos” y que representa una ex-
los residuos parcialmente econo- presión ejemplar del estilo adisci-
micistas de su enfoque primitivo. plinar y relacional, o reticular, de
Y sin embargo, en la única nota los Cuadernos.
(introductoria) de nueva redac- La comprensión orgánica del
ción del Cuaderno 22, Gramsci se tema «americanismo y fordis-
aventura en algunos de los inte- mo» implica tanto su descompo-
rrogantes más radicales – y quizás sición en sus elementos constitu-

31
Americanismo y fordismo

tivos individuales – «americanis- novista; y que este interés renova-


mo», «fordismo», «taylorismo» do haya servido de contrapunto,
– como su recomposición uni- en la génesis de las ideas-guía de
taria, de la cual nos ocupamos. los Cuadernos, en la necesidad de
Hay que señalar que, mientras reconocimiento nacional y en los
en la primera carta programática grandes interrogantes suscitados
a su cuñada Tania, del 19 de mar- por la construcción del socialismo
zo de 1927, Gramsci no había he- en un solo país.
cho mención a este, en otra misi- La expresión específica apare-
va del 25 de marzo de 1929 indica ce como título a una nota densa y
«el americanismo y el fordismo» decisiva del Cuaderno 4 (C 4, §52)
como uno de los «tres temas» en y es replanteada como “apéndice”
los cuales se condensa su «plan al listado de los «Saggi principali»
intelectual» (LC, 248). Es una no- ideados «para una historia de los
vedad importante, que implica intelectuales italianos» al inicio
una modificación de este «plan» del Cuaderno 8. Después de eso,
desde su primera germinación en a parte de C 9, §72 y C 9, §74, al
1927 al inicio de su realización en menos aparentemente, no se men-
1929. Entre estas dos fechas se si- ciona, hasta explotar de nuevo en
túa un intenso periodo de “estu- el Cuaderno 22. En su conjunto el
dios americanos”, entre los cuales Cuaderno 22 se limita a transcribir,
tiene especial importancia la lec- con pocas variaciones, sobre todo
tura y traducción de gran parte notas de los primeros Cuader-
del número especial del 14 de oc- nos. Son omitidas, probablemente
tubre de 1927 de la revista alema- también por motivos técnicos, no-
na “Die literarische Welt”, el cual tas de importante valor (cuya au-
está dedicado a la literatura de los sencia en el “cuaderno especial”
Estados Unidos. No hay duda de tiene un cierto peso). La articula-
que el encuentro con libros de Sie- ción del Cuaderno 22 es notable-
gfried, Romier, Philip o del propio mente rapsódica. La primera nota
Ford, con novelas en traducción introductoria, la única de nueva
francesa como Babbit de Sinclair redacción, confiere sin embargo
Lewis y Petróleo de Upton Sinclair a todo el abordaje del argumento
o con numerosos artículos de re- un salto cualitativo capaz de justi-
vista, haya despertado un interés ficar el papel que este desempeña
por las grandes novedades prove- en el “plan” de los Cuadernos.
nientes del fordismo y de los Esta- Se empieza por afirmar que el
dos Unidos, las cuales representa- Cuaderno afrontará una «serie de
ban un punto de referencia ya en problemas que deben ser exami-
la experiencia del Gramsci ordi- nados bajo este título general y un

32
Americanismo y fordismo

poco convencional de Americanis- mina complicaciones, posiciones


mo y Fordismo» (C 22, §1, 61). Esta- absurdas, crisis económicas y mo-
mos así advertidos de que nos en- rales de tendencia a menudo ca-
contramos en presencia de una ex- tastrófica, etcétera» (Ibid.). Es una
presión que no es inmediatamente advertencia importante que em-
transparente y significativa, sino puja todavía más a la cautela, acti-
en cierto modo elíptica. Es cierto tud con la que se mueve Gramsci,
que la «serie de problemas» indi- desde su punto de observación,
cada parece profundizar y exten- privilegiado por un lado, dada
der el alcance de «americanismo y la objetiva distancia crítica que lo
fordismo» respecto al significado caracteriza; cuestionable por otro,
que este tiene en los primeros cua- dada la enorme precariedad de
dernos. Lo que cuenta es que en las informaciones y de sus cono-
esta nota, Gramsci especifica las cimientos.
razones de la importancia epocal Significativa de la “amalgama”
de «americanismo y fordismo»: que caracteriza a la escritura car-
este representa la respuesta capi- celaria de Gramsci, y que no niega
talista al problema esencial de los sino que cualifica la energía siste-
tiempos modernos, lo mismo que, mática de su planteamiento, es «el
bajo otras condiciones, da origen registro de algunos de los proble-
a la necesidad del socialismo, es mas más importantes o interesan-
decir, la «necesidad» de una «eco- tes» suscitados por «americanis-
nomía programada»; es todavía mo y fordismo», «aunque a pri-
incierto si esta respuesta «puede mera vista no parezcan de primer
determinar un desarrollo gradual plano» (Ibid.). Se trata de cuestio-
del tipo, en otro lugar examina- nes económicas (centralidad de
do, de las “revoluciones pasivas” la producción industrial; intento
propias del siglo pasado o si, por «extremo», gracias al fordismo, de
el contrario, representa solamen- «superar la ley de la tendencia de-
te la acumulación molecular de creciente de la tasa de ganancia»;
elementos destinados a producir los «llamados “altos salarios” pa-
una “explosión”, o sea una trans- gados por la industria fordizada
formación de tipo francés» (Ibid.). y racionalizada»); cuestiones de-
Hay que señalar la conciencia mográficas (¿qué repercusión ten-
de que la potente originalidad y drá sobre Europa la «“racionaliza-
la perspectiva incierta que carac- ción”» de la composición demo-
terizan a «americanismo y fordis- gráfica, «condición preliminar»,
mo» son contextualizados «en las dirá Gramsci en la nota siguien-
condiciones contradictorias de la te, de la modernidad de la socie-
sociedad moderna, lo que deter- dad americana?); cuestión de mo-

33
Aparato hegemónico

ral pública y privada («el Rotary nalizadas según los nuevos fines,
Club y la Masonería»); finalmen- resisten necesariamente». ¿Pue-
te, y sobre todo, cuestión de “gran de cambiar esta situación? Según
política”. Hemos ya citado el di- Gramsci, el hecho de «que un in-
lema «revolución pasiva»-«trans- tento progresista sea iniciado por
formación de tipo francés». A esto una u otra fuerza social no carece
se une una cuestión que retoma de consecuencias fundamentales»
las dicotomías fundamentales que (C 22, §1, 61). La palanca de man-
Gramsci propone en los Cuader- do está firmemente en manos de
nos, en algunos casos acentuan- los monopolios y el Estado. ¿Pero
do el carácter opositivo (guerra hasta cuándo? La conclusión del
de maniobras-guerra de posicio- discurso es inequívoca: «no es de
nes; estructuras-superestructuras, los grupos sociales “condenados”
que Gramsci tiende a traducir en por el nuevo orden que se puede
aquella economía-ideología o he- esperar la reconstrucción, sino de
gemonía; sociedad civil-Estado, aquellos que están creando, por
etc.): la «cuestión», esto es, de «si imposición y con sus propios su-
el desarrollo debe tener el punto frimientos, las bases materiales
de partida en el seno del mundo de este nuevo orden: ellos “de-
industrial y productivo o puede ben” encontrar el sistema de vida
provenir del exterior, por la cons- “original” y no de marca ameri-
trucción cautelosa y masiva de cana, para convertir en “libertad”
una armazón jurídica formal que lo que hoy es “necesidad”» (C 22,
guíe desde el exterior los desa- §15, 93-94).
rrollos necesarios para el aparato GIORGIO BARATTA
productivo» (Ivi, 62).
¿Qué perspectivas abre «ame- Aparato hegemónico
ricanismo y fordismo» desde el Desde las primeras notas en las
punto de vista de las relaciones que habla de hegemonía, Gramsci
de clase? Gramsci señala la mane- introduce la referencia al «aparato
ra en que «una ola de pánico» y hegemónico», una expresión no
por otro lado un impulso “simies- muy presente, pero que también
co” caracterizan a los «elementos aparece en varios Cuadernos (C 1,
que empiezan a sentirse social- 6, 7, 10 y 13) de diferentes épocas,
mente eliminados de la operación incluyendo dos textos de segun-
(todavía destructiva y disolutiva) da redacción (C 10 II, §12 y C 13,
de los nuevos cimientos en forma- §37). En el caso de la nota del Cua-
ción» (C 22, §15, 93). ¿Y «las fuer- derno 10, la frase que contiene la
zas subalternas»? Ellas, «que de- referencia al aparato hegemónico
berían ser “manipuladas” y racio-

34
Aparato hegemónico

no aparece en su Texto A (C 4, §38, más difícil» (Ibid.). Es un Texto A.


176-177). La última frase, la que nos intere-
Gramsci comienza a elaborar sa aquí, la encontramos práctica-
su concepto de hegemonía, nue- mente igual en el Texto C (fecha-
vo en relación a aquel usado en do 1932-1934): «En el período de
el periodo precarcelario, desde la posguerra, el aparato hegemó-
el Cuaderno 1 (1929-1930): en el C nico se cuartea y el ejercicio de la
1, §44 aparece por primera vez el hegemonía se vuelve permanen-
término; en el C 1, §47, 122 (He- temente difícil y aleatorio» (C 13,
gel y el asociacionismo) comienza a §37, 81). El aparato hegemónico
delinearse un nuevo concepto de surge, por tanto, como inmedia-
Estado («el Estado tiene y pide el tamente fundamental para el ejer-
consenso pero también “educa” cicio de la hegemonía: su agrieta-
este consenso con las asociaciones miento es simultáneo a su crisis.
políticas y sindicales, que sin em- Este concepto también parece ser
bargo son organismos privados»); el trait d’union entre el concepto
en el C 1, §48 Gramsci se detiene de hegemonía y aquel, en proce-
en la historia política francesa y so de formación, de «Estado inte-
“pone a trabajar” el concepto de gral» y ofrece una base material
hegemonía, asignándole durante a la concepción gramsciana de la
este proceso una de sus “versio- hegemonía, no asimilable a una
nes” fundamentales: «El ejercicio concepción idealista, cultural o li-
“normal” de la hegemonía en el beral.
terreno que ya se ha hecho clá- Pero ¿Qué es el «aparato he-
sico del régimen parlamentario, gemónico»? ¿Cómo funciona?
está caracterizado por una com- Gramsci no responde directamen-
binación de la fuerza y el consen- te a estas preguntas, sin embargo,
so que se equilibran, sin que la una serie de “pistas” presentes en
fuerza supere demasiado al con- algunos Textos B ofrecen alguna
senso, sino que más bien aparez- indicación. En el C 6, §81, 67 es-
ca apoyada por el consenso de cribe: «Unidad del Estado en la
la mayoría expresado por los lla- distinción de los poderes: el Par-
mados órganos de la opinión pú- lamento más ligado a la sociedad
blica» (Ivi, 124). Pocas líneas más civil, el poder judicial entre el Go-
abajo, aparece la expresión «apa- bierno y el Parlamento represen-
rato hegemónico»: «En el perío- ta la continuidad de la ley escrita
do de la posguerra» – continúa (incluso contra el Gobierno). Na-
Gramsci – «el aparato hegemó- turalmente los tres poderes son
nico se resquebraja y el ejercicio también órganos de la hegemonía
de la hegemonía se hace cada vez política, pero en diversa medida:

35
Aparato hegemónico

1) Parlamento; 2) Magistratura; do entendido estrictamente como


3) Gobierno. Hay que observar aparato gubernativo-coercitivo»
cómo en el público impresionan (C 6, §136, 104). El «aparato hege-
de forma desastrosa las incorrec- mónico» es una «sociedad parti-
ciones de la administración de cular» (formalmente «privada»),
justicia: el aparato hegemónico que se torna en el equivalente de
es más sensible en este sector, en «aparato gubernamental-coerciti-
el cual pueden incluirse también vo» del «Estado integral»: «fuer-
las arbitrariedades de la policía y za» y «consenso» poseen ambas
de la administración política». El sus respectivos aparatos, y ya está
aparato hegemónico está ligado delineado el «Estado integral»
a la articulación del Estado pro- como una unidad-distinción de
piamente dicho. Pero el concepto la sociedad civil y del Estado tra-
de Estado integral aún no apare- dicionalmente comprendido. Un
ce plenamente operativo. Una vez paso posterior es realizado por
más, el «aparato hegemónico», Gramsci en el Cuaderno 7, donde
como en el C 1, §48, aparece en es más explícita la problemática
un contexto atento a la formación del Estado: «La discusión sobre
de la opinión pública, ciertamen- la fuerza y el consenso ha demos-
te no dejada a una volátil “bata- trado cómo ha progresado relati-
lla de ideas”, sino organizada por vamente en Italia la ciencia polí-
una precisa «estructura» (en otro tica [...] Esta discusión es la dis-
lugar Gramsci habla de «estructu- cusión de la “filosofía de la épo-
ra ideológica» para indicar todo ca”, el motivo central de la vida
aquello que forma la «opinión pú- de los Estados en el período de
blica»). En el mismo Cuaderno 6, la posguerra. ¿Cómo reconstruir
de hecho, leemos: «en una deter- el aparato hegemónico del grupo
minada sociedad nadie está des- dominante, aparato que se había
organizado y sin partido, siempre disgregado por las consecuencias
que se entiendan organizaciones de la guerra en todos los Estados
y partido en el sentido amplio y del mundo?» (C 7, §80, 194-195).
no formal. En esta multiplicidad El «aparato» se ha desintegrado
de sociedades particulares, de ca- sobre todo «porque grandes ma-
rácter doble, natural y contrac- sas, anteriormente pasivas, entra-
tual o voluntario, una o más de ron en movimiento», aunque «en
ellas prevalecen relativa o abso- un movimiento caótico y desor-
lutamente, constituyendo el apa- denado, sin dirección, o sea sin
rato hegemónico de un grupo so- una precisa voluntad política co-
cial sobre el resto de la población lectiva» (Ibid.). La reconstrucción
(o sociedad civil), base del Esta- es confiada a una combinación de

36
Autonomía

fuerza y consenso. También el fas- concepción del mundo». La lucha


cismo con su «ilegalidad» ha sido entre diferentes hegemonías está
funcional a la restauración de un abierta, pero el papel que asume
nuevo «aparato hegemónico»: «El el Estado en el pasaje de las pri-
problema era reconstruir el apara- meras décadas del siglo XX está
to hegemónico de estos elementos delineado en toda su centralidad.
antes pasivos y apolíticos, y esto GUIDO LIGUORI
no podía realizarse sin mediar la
fuerza: pero esta fuerza no podía Autonomía
ser “legal”, etcétera» (Ivi, 195). Se pueden rastrear cinco usos
Finalmente, en el C 10 II, §12 sustanciales de la palabra autono-
leemos – inmediatamente des- mía en los Cuadernos. Dos de ellos
pués de la conocida afirmación de remiten a distinciones teóricas
que «Ilich habría hecho progresar en relación con la autonomía del
[efectivamente] la filosofía [como marxismo – en diálogo con La-
filosofía] en cuanto que hizo pro- briola – y a la autonomía de la po-
gresar la doctrina y la práctica po- lítica – en referencia a Maquiave-
lítica» – la referencia más madu- lo. Otros dos usos se conectan con
ra al concepto del «aparato hege- consideraciones de orden analíti-
mónico», añadido en la segunda co que, respectivamente, niegan
redacción: «La realización de un el carácter autónomo de los inte-
aparato hegemónico, en cuanto lectuales en relación con las clases
que crea un nuevo terreno ideo- sociales y afirman la autonomía
lógico, determina una reforma de del alumno como principio edu-
las conciencias y de los métodos cativo. Aparecen además otros
de conocimiento, es un hecho de usos accesorios en orden disper-
conocimiento, un hecho filosófi- so y una ulterior utilización recu-
co. Con lenguaje crociano: cuan- rrente sobre la autonomía del Es-
do se consigue introducir una tado que se presenta frente a tres
nueva moral conforme a una nue- situaciones: en el plano de las re-
va concepción del mundo, se aca- laciones internacionales; en rela-
ba por introducir también tal con- ción con la Iglesia; y, en un único
cepción, o sea que se determina caso, a la sociedad civil. Sin em-
toda una reforma filosófica» (Ivi, bargo, el ámbito más relevante en
146). Aquí el aparato hegemóni- el cual Gramsci utiliza la noción
co y la ideología están explícita- es el de la autonomía del sujeto
mente vinculadas. Un «aparato» socio-político, un hilo rojo que se
sirve para crear un «nuevo terre- inserta en la tesitura que une y se-
no ideológico», para afirmar una para subalternidad y hegemonía.
«reforma filosófica», una «nueva

37
Autonomía

En efecto, Gramsci usa reite- les, Gramsci apunta que el Parti-


rada y sistemáticamente la pala- do de Acción no podía ser hege-
bra autonomía para caracterizar mónico porque no era autónomo,
la constitución del sujeto. Solo en en cuanto «atraído» por los mode-
una única ocasión prefiere el de rados y algunos de sus dirigentes
independencia, cuando en el C 13, «en relación personal de subordi-
§20, 50, refiriéndose a Maquiavelo nación con los dirigentes de los
y la técnica política, usa la expre- moderados» (C 1, §44, 108).
sión «conciencia de su propia per- Siempre en el Cuaderno 1, en
sonalidad independiente». una nota sobre la Acción Católi-
Recorriendo cronológicamen- ca, la voz autonomía aparece, por
te los Cuadernos, encontramos pa- primera vez, en antinomia respec-
sajes significativos que eviden- to de aquella de subalternidad,
cian el papel fundamental de este asimilada a una postura defensi-
concepto en el andamiaje teórico va –como después será reiterado
gramsciano. A la par de otras te- en el Cuaderno 3: «La Iglesia está
máticas, ésta aparece ya desde el a la defensiva, esto es, ha perdido
Cuaderno 1 en una larga nota de la autonomía de movimiento y de
carácter misceláneo, C 1, §43 in- iniciativa, ya no es un movimien-
mediatamente anterior a C 1, §44, to y una potencia ideológica mun-
en donde Gramsci formula la cé- dial, sino solo una fuerza subal-
lebre y crucial distinción Dirección terna» (C 1, §139, 184).
política de clase antes y después de la En el Cuaderno 3 (como des-
llegada al gobierno. En el C 1, §43 pués en las notas transcritas en el
figuran pasajes importantes so- Cuaderno 25) esta antinomia ad-
bre los intelectuales – incluida su quiere plenamente su alcance en
definición ampliada –, entreteji- relación con la cuestión de la con-
dos con la tensión campo-ciudad, formación del sujeto político. En
como ya esbozado en La Cuestión C 3, §14 (nota transcrita en C 25,
Meridional. Pensando en el Risor- §2), la primera que caracteriza,
gimento, Gramsci plantea el pro- en sentido abstracto y general, a
blema entre fuerzas urbanas y ru- los grupos subalternos, se contra-
rales en términos de autonomía y pone la forma «disgregada y epi-
hegemonía, es decir de la capaci- sódica» a la «tendencia a la uni-
dad de ejercer una «función diri- ficación», aun cuando provisoria
gente» (C 1, §43, 104). y poco visible. Gramsci sostiene
En la nota siguiente (C 1, §44), dialécticamente que en tanto «Las
donde se despliega con más clari- clases subalternas sufren la ini-
dad el vínculo entre dirección, he- ciativa de la clase dominante, in-
gemonía y papel de los intelectua- cluso cuando se rebelan: están en

38
Autonomía

estado de defensa alarmada. Por La nota sigue enumerando seis


ello, cualquier brote de iniciativa momentos o dimensiones de un
autónoma es de inestimable va- proceso de subjetivación política
lor» (C 3, §14, 27). Poco más ade- que transita de la subalternidad a
lante, en C 3, §18, refiriéndose a la la autonomía y se proyecta en cla-
historia romana, Gramsci escribe ve hegemónica: «1) la formación
que los subalternos son tales por- objetiva para el desarrollo y las
que adolecen de «autonomía po- transformaciones, ocurridas en
lítica» y por ello se encuentran a el mundo económico, su difusión
la defensiva (C 3, §18, 30). E in- cuantitativa y el origen de otras
mediatamente después, propor- clases precedentes; 2) su adhe-
ciona una indicación respecto de rencia a formaciones políticas do-
la dimensión organizacional de la minantes pasiva o activamente, o
autonomía política y de sus for- sea tratando de influir en los pro-
mas: «El Estado moderno abolió gramas de estas formaciones con
muchas autonomías de las clases reivindicaciones propias; 3) naci-
subalternas, abolió el Estado fede- miento de partidos nuevos de las
ración de clases, pero ciertas for- clases dominantes para mantener
mas de vida interna de las clases el control de las clases subalter-
subalternas renacen como parti- nas; 4) formaciones propias de las
do, sindicato, asociación de cultu- clases subalternas de carácter res-
ra» (C 3, §18, 30). tringido o parcial; 5) formaciones
La antinomia subalterni- políticas que afirman la autono-
dad-autonomía atraviesa después mía de aquella pero en el cuadro
la nota C 3, §90, una nota crucial antiguo; 6) formaciones políticas
por lo que concierne a la concep- que afirman la autonomía inte-
ción del proceso de formación de gral, etcétera» (C 3, §90, 89).
la subjetividad política. En ella Gramsci agrega que se trata de
Gramsci comienza señalando que una lista preliminar que debería
las clases subalternas podrán uni- incluir otras fases o combinacio-
ficarse solo volviéndose clases di- nes e insiste en la necesidad de
rigentes, en el Estado, entendido rastrear «la línea de desarrollo ha-
de forma ampliada, es decir en cia la autonomía integral», orien-
el vínculo «orgánico» (adjetivo tada por el «espíritu de escisión»
agregado en C 25, §5, 182) entre (Ibid.). Inmediatamente después,
sociedad política y sociedad civil, proyecta esta autonomía hacia la
dejando así de ser una «fracción hegemonía cuando afirma que
disgregada» y, agrega en el C 25, entre las clases subalternas: «una
«discontinua» de esta última. ejercerá ya una hegemonía» agre-

39
Autonomía

gando en C 25, §5, 183, «a través condiciones objetivas pero que se


de un partido». desarrolla subjetivamente, activa-
Gramsci mira retrospectiva- mente, saliendo del ámbito de la
mente el Risorgimento y estable- mentalidad y la ideología de las
ce «dos medidas» para sopesar clases dominantes, así como de
el «grado de conciencia históri- su perímetro de organización po-
co-política» de las «fuerzas inno- lítica, avanzando reivindicacio-
vadoras» por medio de una dis- nes propias y construyendo ins-
tinción fundamental en relación tancias parcialmente autónomas
a cómo, para tomar el poder, se que, tendencial o potencialmen-
luchó contra los adversarios pero te, se vuelven integrales. En otras
se recibió la ayuda de los aliados, palabras, se levantan las colum-
es decir no solo el alejamiento de nas del movimiento comunista,
unos sino el acercamiento a otros. según Gramsci: concepción del
En efecto, sostiene Gramsci: «para mundo, proyecto y partido. El se-
convertirse en Estado debían su- gundo pasaje es de la autonomía
bordinarse o eliminar a unas y te- a la hegemonía, es decir desde la
ner el consenso activo o pasivo de plena constitución de sujeto polí-
las otras. El estudio del desarrollo tico a su irradiación hegemónica
de estas fuerzas innovadoras des- hacia otros grupos subalternos.
de grupos subalternos a grupos Establecida la autonomía respec-
dirigentes y dominantes debe por to de los adversarios que abatir o
lo tanto buscar e identificar las fa- someter, Gramsci indica el cami-
ses a través de las cuales adquirie- no del hacerse Estado, un recorri-
ron la autonomía con respecto a do en el cual es indispensable la
los enemigos que habían de abatir construcción de un consenso acti-
y a la adhesión de los grupos que vo o pasivo de aliados o auxiliares
las ayudaron activa o pasivamen- en el campo de los grupos subal-
te» (C 25, §90, 183). ternos. En este sentido, hegemo-
Se ligan por lo tanto explíci- nía es todavía solo volverse clase
tamente tres formas de la subje- dirigente, es una condición inter-
tividad política en la secuencia o na a la lógica de la constitución de
combinación subalternidad-au- un sujeto políticamente capaz de
tonomía-hegemonía, en el tránsi- conquistar el poder estatal, pero
to «de grupos subalternos a gru- todavía no una forma del ejercicio
pos dirigentes». El primer pasaje del poder estatal por parte de una
es de la subalternidad a la auto- clase dominante consolidada.
nomía y se realiza por la ruptu- En los Cuadernos sucesivos si-
ra, la separación, la escisión sub- guen apareciendo las conexiones
jetiva que se opera partiendo de entre estos tres puntos cardina-

40
Autonomía

les de la constelación conceptual mía como indicador de subalter-


gramsciana. En efecto, en C 4, §38, nidad y la formación de una con-
Gramsci, después de haber distin- ciencia autónoma como condición
guido los niveles de relaciones de de salida de la subalternidad.
fuerza, problematiza las posturas Criterios ya presentes en la men-
del «sindicalismo teórico» soste- cionada nota del Cuaderno 3 pero
niendo que «es innegable que en que ahora aparecen con un énfa-
éste la independencia y la autono- sis en la dimensión de la concep-
mía del agrupamiento subalterno ción del mundo respecto de la es-
que se dice expresar, es por el con- trictamente organizacional. Pocos
trario sacrificada a la hegemonía renglones después, aflora inexo-
intelectual del agrupamiento do- rablemente la cuestión de la he-
minante» (C 4, §38, 173). gemonía, como demostración del
La preocupación por la au- entrelazamiento que estamos evi-
tonomía, como condición para denciando.
emprender el camino hegemó- Siempre en relación con la con-
nico, aparece posteriormente ciencia como vector de la constitu-
en C 8, §153, 292, en referencia a ción autónoma del sujeto político,
la conciencia «contradictoria». en C 11, §12, Gramsci reflexiona
En la transcripción de C 16, §12, sobre las condiciones de salida de
Gramsci agrega dos veces más la una concepción del mundo «so-
palabra autonomía que ya apa- metida y subordinada» en la óp-
recía en otras dos ocasiones: «En tica de la constitución de una que
los grupos subalternos, por la au- sea «independiente y autónoma»:
sencia de autonomía en la inicia- «Autoconciencia crítica significa
tiva histórica, la disgregación es histórica y políticamente creación
más grave y más fuerte la lucha de una élite de intelectuales: una
para liberarse de los principios masa humana no se “distingue” y
impuestos y no propuestos en la no se vuelve independiente “por
consecución de una conciencia sí misma” sin organizarse (en sen-
histórica autónoma […] ¿Cómo tido lato) y no hay organización
debería formarse, por el contrario, sin intelectuales, o sea sin organi-
esta conciencia histórica propues- zadores y dirigentes» (C 11, §12,
ta autónomamente? ¿Cómo de- 253). He aquí entonces que la au-
bería elegir y combinar cada uno tonomía, una vez más en el centro
[de] los elementos para la consti- del pensamiento gramsciano, se
tución de tal conciencia autóno- despliega en referencia a la cons-
ma?» (C 16, §12, 276). trucción de una concepción del
Gramsci establece aquí los cri- mundo independiente, una «au-
terios de la ausencia de autono- toconciencia crítica» que se expre-

41
Autonomía

sa en el maridaje organización-in- que no solo es conceptual sino


telectuales. también temporal, una secuencia
De paso, también en C 11, §70, histórico-política que se manifies-
dialogando con Antonio Labrio- ta concretamente y que permite
la y Rosa Luxemburgo, Gramsci reconocer una lógica del proceso.
vuelve a proponer en forma con- Se trata, por lo tanto, de una dis-
cisa, en estrecha secuencia, los tinción teórica que establece una
tres conceptos fundamentales relación causal que, sin ser mecá-
cuando afirma: «Pero desde el nica y lineal, avanza una serie de
momento en que un grupo subal- hipótesis sobre la dinámica de la
terno se vuelve realmente autóno- subjetivación política. Se podría
mo y hegemónico suscitando un entonces inferir que la autonomía
nuevo tipo de Estado, nace con- es una condición necesaria para
cretamente la exigencia de cons- salir de la subalternidad y para
truir un nuevo orden intelectual y emprender la acción hegemóni-
moral, o sea un nuevo tipo de so- ca y que, considerando la lógica
ciedad» (C 11, §70, 349). procesual, hay solo una parcial o
Finalmente hay que mencionar temporal sobreposición en la cual,
el pasaje en el que Gramsci, en C en la medida en que se conquis-
15, §70, 239, se refiere a Lorenzo tan márgenes de autonomía que
el Magnífico como «“modelo” de tienden a la autonomía integral,
la incapacidad burguesa de aque- se mueven los engranajes de la
lla época para constituirse en cla- hegemonía.
se independiente y autónoma por Consideraciones de orden teó-
la incapacidad de subordinar los rico que hay que ubicar en el mar-
intereses personales e inmedia- co de la advertencia metodológi-
tos a programas de vasto alcan- ca de Gramsci sobre los alcances y
ce». Es decir, la incapacidad de los límites de toda distinción ana-
proyectarse en clave hegemónica. lítica respecto de la totalidad con-
En este caso, autonomía y hege- creta – un principio de método
monía parecen sobreponerse, ser que acompaña y constituye toda
procesos simultáneos, mientras su reflexión en la cárcel, como tra-
que en otros pasajes se entien- ducción, es decir una forma de
de que la primera antecede la se- asimilar y aplicar el método mar-
gunda. Sin embargo, en esta nota xista.
la apariencia engaña, porque en
MASSIMO MODONESI
las notas anteriores, más substan-
ciales, es evidente una distinción

42
B
Bloque histórico concreto de las superestructuras
Así como la noción de «revo- en Marx» es necesario «recordar
lución pasiva» procede explícita- el concepto de Sorel del “bloque
mente de Vincenzo Cuoco y es lue- histórico”» (C 4, §15, 149). Se pre-
go reelaborada y traducida como cisa de inmediato que la expresión
clave original de análisis históri- no aparece literalmente en Sorel y
co y de reflexión teórico-política, que el concepto está ligado en el
la noción de «bloque histórico» es autor francés a su noción central
explícitamente extraída de Geor- de mito: lo que quiere decir que
ges Sorel y, una vez desarrollada Gramsci realiza sobre el concep-
y repensada por Gramsci, se con- to, desde un primer momento,
vierte en una categoría funda- una peculiar “traducción” propia.
mental del «pensamiento en de- Más adelante, en un parágrafo
sarrollo» de los Cuadernos. Se pue- posterior del mismo Cuaderno 4,
de decir ante todo que tal catego- se afirma que, cuando «la relación
ría problematiza sustancialmente entre intelectuales y pueblo-masa,
dos cuestiones esenciales del mar- entre dirigentes y dirigidos, en-
xismo de Gramsci: la cuestión de tre gobernante y gobernados está
las ideologías (o «superestructu- dada por adhesión orgánica en la
ras») y la de la historia ético-po- que el sentimiento pasión se vuel-
lítica, a partir de la elaboración de ve comprensión y por tanto saber
Croce. (no mecánicamente, sino en for-
En un importante parágra- ma viva)», solo entonces se crea
fo del Cuaderno 4 titulado Croce una relación real de representa-
y Marx, Gramsci afirma que para ción y «se realiza la vida de con-
estudiar bien el «tema del valor junto que es la única fuerza so-

43
Bloque histórico

cial» y se crea, entonces, el «“blo- ción de un “bloque histórico”, en


que histórico”» (C 4, §33, 164). No el que el organismo es individua-
por casualidad, en un parágrafo lizado y concretizado por la for-
dedicado a la «validez», a la rea- ma ético-política, pero no puede
lidad, a la determinación histórica ser concebido sin su contenido
de las ideologías (no reductibles a “material” o práctico» (C 8, §240,
meras “apariencias”), esto es, en 346). Y sin embargo, advierte
un parágrafo dedicado a un pun- Gramsci, el pensamiento de Cro-
to fundamental e innovador de su ce debe ser apreciado como «va-
marxismo, Gramsci ofrece la de- lor instrumental», como útil «“ca-
finición quizá más clara de la no- non empírico”» (Gramsci utiliza
ción de bloque histórico: en él «las intencionadamente la misma ex-
fuerzas materiales son el conteni- presión crociana), en la medida en
do y las ideologías la forma, dis- que «ha atraído enérgicamente la
tinción de forma y contenido me- atención sobre la importancia de
ramente didascálica, porque las los hechos de cultura y de pensa-
fuerzas materiales no serían con- miento» en la vida de la historia,
cebibles históricamente sin forma y sobre el momento de la hege-
y las ideologías serían caprichos monía y del consenso como «for-
individuales sin las fuerzas ma- ma necesaria del bloque histórico
teriales» (C 7, §21, 160). En suma, concreto» (C 10 I, §12, 135).
a través del concepto de bloque Gramsci se vale de su concep-
histórico, en conexión con el de to de bloque histórico también
ideología, Gramsci renueva críti- en la recurrente y firme crítica de
camente la concepción marxiana los conceptos, constitutivamente
convencional de la relación es- dogmáticos, de «hombre en ge-
tructura-superestructura en cuyo neral» y de «naturaleza humana»:
interior la segunda actuaba como «El hombre debe concebirse como
mero “reflejo” especular de la pri- un bloque histórico de elementos
mera. puramente individuales y subjeti-
Y Gramsci se vale precisamen- vos y de elementos de masa y ob-
te de tal concepto para desarro- jetivos o materiales con los cuales
llar su ataque crítico a la noción el individuo se halla en relación
crociana de historia ético-política, activa» (C 10 II, §48, 215). Final-
para mostrar que tal historia no mente, en la carta de 1932 a su
es ni siquiera ético-política, sino, cuñada Tania, en la que, con apa-
más bien, «especulativa». La his- sionada entonación “pedagógica”
toria ético-política – afirma deci- explica su «Anti-Croce», Gramsci
didamente Gramsci – «no puede pone en discusión la posibilidad
prescindir tampoco de la concep- de una «historia unitaria» de Eu-

44
Buen sentido

ropa que se inicie en 1815, esto es, que Gramsci hace de «buen sen-
con la Restauración (como hace tido» es contextual, pero diferente
precisamente la Storia d’Europa (aunque de forma oscilante), res-
de Croce). Afirma que, si se quie- pecto a «sentido común». En al-
re escribir una historia de Europa gunas ocasiones «buen sentido»
como historia del proceso de for- adquiere un significado positi-
mación de un bloque histórico, vo, mientras que otras veces tiene
entonces no se puede prescindir una connotación negativa. En C 1,
de la Revolución francesa y de las §79, 148, por ejemplo, leemos que
guerras napoleónicas, que «en el «para mandar no basta con el sim-
bloque histórico europeo consti- ple sentido común» (connotación
tuyen la premisa “económico-ju- negativa), mientras que en C 4,
rídica”, el momento de la fuerza §32, 163 se explica que «un hom-
y de la lucha». En cambio, Croce, bre con sentido común» podría
precisamente porque la suya, en poner en crisis un concepto holís-
el fondo, es una «historia “espe- tico del Estado (connotación posi-
culativa”», en la que está consti- tiva). En C 8, §213, 327 hay coinci-
tutivamente ausente el concepto dencia: «Filosofía y sentido común o
“unitario” de bloque histórico, buen sentido». En C 6, §26, 29, acer-
adopta el momento posterior a la ca de Pirandello y de la «concep-
Revolución francesa, aquel en el ción dialéctica de la objetividad»,
que «las fuerzas desencadenadas Gramsci destaca en la obra del co-
anteriormente se han equilibra- mediógrafo la representación de
do, “catartizado” por así decir», una «lucha paradójica contra el
y hace de tal momento «un hecho sentido común y el buen sentido»;
en sí», construyendo así «su para- en C 7, §1, 145 afirma que «Cro-
digma histórico» (LC 573-574, 9 de ce coquetea continuamente con el
mayo de 1932). “sentido común” y con el “buen
PASQUALE VOZA sentido” popular». En C 8, §28,
233 leemos al contrario: «El “buen
Buen sentido sentido” ha reaccionado, el “senti-
En C 1, §65, 139 Gramsci escri- do común” ha embalsamado la re-
be que el «tipo» de revistas acer- acción y ha hecho de ella un canon
ca de las que está tratando «per- “teórico”, “doctrinario”, “idealis-
tenece a la esfera del “buen senti- ta”»: en esta contraposición es el
do” o “sentido común”», con un buen sentido el que tiene una va-
uso que implícitamente convierte loración positiva. En C 8, §19, 224
en equivalentes las dos expresio- aparece una célebre referencia a
nes. No siempre es así, sino todo Manzoni: «Sentido común. Manzo-
lo contrario: el uso prevalente ni hace una distinción entre sen-

45
Buen sentido

tido común y buen sentido (cfr. Los el sentido común emplea el prin-
novios, Cap. XXXII sobre la peste cipio de causalidad, sino en el he-
y sobre los untadores de ungüen- cho mucho más restringido de que
tos). Hablando del hecho de que en una serie de juicios el sentido
había algunos que no creían en los común identifica la causa exacta,
untadores, pero que no podía sos- simple y a la mano, y no se deja
tener su opinión contra la opinión desviar por fantasías y oscurida-
vulgar difundida, añade: “Se ve des metafísicas, seudoprofundas,
que era un desahogo secreto de la seudocientíficas etcétera». Esta-
verdad, una confidencia domés- mos frente a la función del senti-
tica: el buen sentido existía; pero do común o buen sentido como
se mantenía oculto, por miedo al crítica y rechazo del intelectua-
sentido común”». Manzoni equi- lismo como fin en sí mismo (pre-
para el buen sentido a la razón, sente también en C 16, §21, 288).
que no puede hacer nada contra No sorprende que otros ejemplos
el sentido común, la grosera ideo- de esta función del buen sentido,
logía de las masas. Gramsci no co- como centinela que protege de los
menta el texto. excesos del intelectualismo vacío,
En los contextos filosóficos, se apliquen también al Cuaderno
donde este término se utiliza en 28, dedicado al Lorianismo, donde
un sentido técnico, se aprecia una se lee, por ejemplo: «Este artículo,
evaluación más positiva del buen dada la amenidad del contenido,
sentido: «La filosofía es la crítica se presta a convertirse en “libro
de la religión y del sentido común de texto negativo” para una es-
y su superación: en tal sentido, cuela de lógica formal y de buen
la filosofía coincide con el “buen sentido científico» (C 28, §1, 212).
sentido”» (C 8, §204, 320). A partir O también: «el buen sentido, des-
del Cuaderno 10, en algunos párra- pertado por un oportuno alfilera-
fos ausentes en la primera redac- zo, casi fulminantemente aniquila
ción del texto, la evaluación del los efectos del opio intelectual» (C
buen sentido casi siempre es po- 28, §11, 219).
sitiva. En C 10 II, §48, 212 leemos Aún más positiva es la valora-
una nota en la que sentido común ción del buen sentido allí donde
y buen sentido son equiparados Gramsci distingue radicalmente
y evaluados de forma positiva: del sentido común, como en C 11,
«¿En qué consiste exactamente el §12, 249: «Este es el núcleo sano
mérito de lo que suele llamarse del sentido común, lo que precisa-
“sentido común” y “buen senti- mente podría llamarse buen senti-
do”? No solamente en el hecho de do y que merece ser desarrollado
que, aunque sea implícitamente, y hacérsele unitario y coherente».

46
Bujarin, Nikolái Ivanovich

En C 11, §59, 331-332 se habla de presiones: “normalidad”, “regu-


una filosofía individual que – al laridad”, “relación entre causa y
no ser arbitraria – se convierte en efecto”» (C, AC, 2633). En cambio,
«una cultura, un “buen sentido”, en los Cuadernos, el Manual popular
una concepción del mundo, con de sociología marxista, como reza el
una ética conforme a su estruc- subtítulo de la Teoría, está some-
tura [...] Parece que sólo la filoso- tido a una crítica insistente y am-
fía de la praxis hizo dar un paso plia, que se recoge en la sección II
adelante al pensamiento, sobre del Cuaderno 11, titulada Observa-
la base de la filosofía clásica ale- ciones y notas críticas sobre un in-
mana, evitando todo tipo de ten- tento de «Ensayo popular de socio-
dencia al solipsismo, historizando logía» (anunciada en el cuarto de
el pensamiento en cuanto que lo los «grupos de materia» del Cua-
asume como concepción del mun- derno 8, Introducción al estudio de la
do, como “buen sentido” difundi- filosofía y notas críticas a un Ensayo
do en el gran número». Buen sen- popular de sociología). Entre uno y
tido equivale aquí a «concepción otro episodio está, en 1929, la de-
del mundo», con una connotación rrota política de Bujarin por par-
que no es necesariamente positiva te de Stalin. Gramsci, por lo tanto,
o negativa. Sin embargo, la equi- cuando en la cárcel somete al En-
paración tan explícita presente en sayo popular a una dura acusación,
esta nota no tiene otras ocurren- sabía que la dirigía a una figura
cias. caída en desgracia. Sin embargo,
GUIDO LIGUORI la Teoría, publicada en 1921 y re-
producida en numerosas edicio-
Bujarin, Nikolái Ivanovich nes y traducciones a las principa-
La relación de Gramsci con Bu- les lenguas europeas, siguió des-
jarin atraviesa dos fases muy dife- empeñando un papel de prime-
rentes: en 1925 utiliza la Teoría del ra importancia en el movimiento
materialismo histórico para la Es- comunista internacional, ya sea
cuela interna de partido organiza- como base para la elaboración del
da por él, para la segunda clase es marxismo-leninismo y del mate-
traducido por el mismo Gramsci rialismo dialéctico estaliniano, ya
casi todo el primer capítulo (RQ sea también – y esto podía para
140-146). Aquí, «la única varian- Gramsci ser de mucho mayor im-
te significativa» estaba en la «re- portancia – como un tipo de “ma-
nuencia de Gramsci a emplear el nual” difundido a nivel masivo,
término “ley”, que a menudo se en el que se exponían los princi-
utiliza en Bujarin», sustituyéndo- pios fundamentales del marxis-
lo «casi siempre por diversas ex- mo a un público no especializado,

47
Bujarin, Nikolái Ivanovich

y que debía constituir la base di- y en todas sus condiciones socia-


fundida de una filosofía que aspi- les, unificando moralmente a la
raba a transformar el mundo. En sociedad» (C 4, §3, 135). De ahí la
efecto, el espíritu con el que se ha- necesidad de desmontar puntual-
bía escrito el Ensayo popular era el mente este proyecto, mostrando
de proporcionar una guía y una la tendencia intrínseca a eludir la
introducción a la teoría del ma- tarea fundamental puesta al mo-
terialismo histórico que fuera ac- vimiento obrero, una vez que,
cesible a la cultura media de los fundado «un nuevo tipo de Esta-
obreros. Así pues, el libro de Bu- do, nace [concretamente] el pro-
jarin era también un proyecto de blema de una nueva civilización y
«progreso intelectual de masas», con ello la necesidad de elaborar
aunque se basaba en un enfoque las concepciones más generales,
contrario al de Gramsci. las armas más refinadas y decisi-
El enfoque metodológico de vas» (C 3, §31, 36; v. también C 4,
Bujarin en el Ensayo Popular es de- §46, 185).
terminista: la historia se desarro- Las críticas al Ensayo popular
lla según leyes causales como las (Gramsci tiene en la cárcel la tra-
utilizadas en las ciencias naturales ducción francesa, Bujarin 1927) se
(por lo tanto, la historia es previ- desarrollan en las tres series de
sible). El trasfondo filosófico se da Apuntes de filosofía y se recogen,
en la relación entre materialismo como se ha dicho, en una sección
histórico y materialismo filosófi- del Cuaderno 11. Pero la prime-
co. Esta concepción del marxis- ra referencia se encuentra en el
mo, expuesta en los primeros tres Cuaderno 1, en un texto dedica-
capítulos de la obra, corresponde do a Conversación y cultura. Aquí
a la que Gramsci en los Cuadernos Gramsci observa que en la cultura
define como revisión materialista, oral es mucho más fácil la apari-
es decir, a ese tipo de marxismo ción de «errores lógicos», frente a
que, por la necesidad de «despe- lo cual, el estudio de la lógica for-
jar la mente de las masas popula- mal aristotélica puede ser un an-
res, cuya cultura era medieval» (C tídoto útil. «Estas observaciones
4, §3, 134), se ha venido «“vulgari- me han sido sugeridas por el Ma-
zando”» (C 10 I, §11, 133), convir- terialismo histórico de Bujarin que
tiéndose así en «un “marxismo” se resiente de todas las deficien-
en “combinación”» con el mate- cias de la conversación. Sería cu-
rialismo vulgar, como tal «insu- rioso hacer una ejemplificación de
ficiente para crear un vasto mo- todos los pasajes que correspon-
vimiento cultural que abrace al den a los errores lógicos indica-
hombre total, en todas sus épocas dos por los escolásticos, recordan-

48
Bujarin, Nikolái Ivanovich

do la justísima observación de En- (Ibid.). Esta crítica se refiere, en


gels de que incluso los “modos” primer lugar, al hecho de que «el
de pensar son elementos adquiri- título no corresponde al conteni-
dos y no innatos» (C 1, §153, 192). do del libro. Teoría del materialismo
Bujarin señala en la premisa de la histórico debería significar orde-
edición italiana (Bujarin 1977, 6) namiento lógico de los conceptos
que la obra surgió de las discu- filosóficos que son conocidos con
siones que tuvieron lugar durante el nombre de materialismo histó-
las conferencias de trabajo prácti- rico. El primer capítulo, o una in-
co dirigidas por él y por J. P. Deni- troducción general, debería haber
ke. Sin embargo Gramsci no hace tratado la cuestión: ¿qué cosa es
esta ejemplificación y cuando ini- la filosofía? ¿una concepción del
cia los Apuntes de filosofía en el mundo es una filosofía? ¿cómo
Cuaderno 4 toma inmediatamen- ha sido concebida hasta ahora la
te posición respecto al texto: en filosofía? ¿el materialismo históri-
comparación con el libro de Ernst co renueva esta concepción? ¿qué
Bernheim sobre el método histó- relaciones existen entre las ideolo-
rico (Bernheim 1907), Gramsci ob- gías, las concepciones del mundo,
serva: «La “sociología marxista” las filosofías? La respuesta a esta
(cfr. el Ensayo popular) debería ser serie de interrogantes constituye
al marxismo lo que el libro de Ber- la “teoría” del materialismo his-
nheim es al historicismo: una re- tórico» (C 4, §13, 146). Como se
copilación sistemática de criterios ve, son precisamente las cuestio-
prácticos de investigación de in- nes de las que se ocupa Gramsci
terpretación, uno de los aspectos en la elaboración en positivo de la
del “método filológico” general» filosofía de la praxis. Pero tampo-
(C 4, §5, 137). E inmediatamente co se puede decir que exista una
añade, iniciando así ya la crítica: conexión entre título (teoría) y
«Desde algunos puntos de vista subtítulo (sociología): «el subtítu-
se debería hacer, de algunas ten- lo es más exacto si se le da al tér-
dencias del materialismo históri- mino “sociología” una definición
co (y, por ventura, las más difun- circunscrita», mientras que Buja-
didas) la misma crítica que el his- rin la convierte en «un embrión
toricismo ha hecho del viejo méto- de filosofía no desarrollada» so-
do histórico y de la vieja filología, bre cuya base desarrolla precisa-
que habían conducido a nuevas mente la «filosofía» del marxismo
formas ingenuas de dogmatismo (Ibid.; v. también C 7, §6, 148-149).
y sustituían la interpretación por Como resultado de este error,
la descripción exterior, más o me- surge la igualmente errónea co-
nos cuidadosa de los fenómenos» nexión del marxismo con el ma-

49
Bujarin, Nikolái Ivanovich

terialismo filosófico, como una fi- 4, §26, 157). «El planteamiento


losofía que el primero necesitaría: del problema como una búsque-
«¿Qué entiende por “materia” el da de leyes, de líneas constantes,
Ensayo popular?» (C 4, §25, 155). regulares, uniformes, está liga-
«Para el materialismo histórico, la do a una exigencia, concebida de
“materia” no debe ser entendida modo un poco pueril e ingenuo,
ni en su significado tal como re- de resolver perentoriamente el
sulta de las ciencias naturales [...] problema práctico de la previsibi-
ni en su significado tal como re- lidad de los acontecimientos his-
sulta de las diversas metafísicas tóricos [...] De ahí la búsqueda de
materialistas [...] sino como social las causas esenciales, incluso de
e históricamente organizada para la “causa primera”, de la “causa
la producción, como relación hu- de las causas”. Pero las Tesis so-
mana [...] Pero en realidad, este es bre Feuerbach habían ya criticado
sólo uno de tantos elementos del anticipadamente esta concepción
Ensayo popular que demuestran el simplista» (C 11, §15, 267). Al no
superficial planteamiento del pro- dominar la dialéctica, Bujarin no
blema del materialismo histórico, sabe reconocer la conexión entre
el no haber sabido dar a esta con- cantidad y calidad (C 4, §32, 163)
cepción su autonomía científica y entre “premisa” material y “ta-
y la posición que le corresponde reas” políticas (C 7, §20, 159). En
frente a las ciencias naturales o, conclusión: «La filosofía del En-
[peor aún], a aquel vago concep- sayo popular es puro aristotelismo
to de “ciencia” en general que es [positivista], o sea una readapta-
propio de la concepción vulgar ción de la lógica formalista según
del pueblo» (Ivi, 155-156). La de- los métodos de las ciencias natu-
pendencia de Bujarin de una con- rales: la ley de causalidad sustitu-
cepción genérica y vulgar de la ye a la dialéctica; la clasificación
ciencia le impide reconocer y valo- abstracta, la sociología, etcétera».
rar el concepto y la función esen- El suyo es un «idealismo al revés
cial que la dialéctica desempeña en el sentido de que sustituye las
en el materialismo histórico. Su categorías del espíritu con catego-
«errónea interpretación del mate- rías empíricas igualmente a prio-
rialismo histórico que es dogma- ri y abstractas. [Causalismo y no
tizado» lo impulsa a identificarlo dialéctica. Búsqueda de la ley de
«con la investigación de la causa “regularidad, normalidad, uni-
última o única, etcétera», sin dar- formidad” sin superación, porque
se cuenta de que «el problema de el efecto no puede ser superior a
las causas últimas es precisamen- la causa, mecánicamente]» (C 8,
te nulificado por la dialéctica» (C §186, 311).

50
Bujarin, Nikolái Ivanovich

Esta «reducción del materialis- Gramsci discute el Ensayo popu-


mo histórico a “sociología” mar- lar –sin referencias a páginas pre-
xista» favorece la «extensión de la cisas, sin citas entre comillas, con
ley de los grandes números de las alguna imprecisión – no es tan in-
ciencias naturales a las ciencias dicativo de la ausencia (o no) de la
históricas y políticas»; pero esta Teoría entre los libros que Gramsci
extensión «tiene diversas conse- podía tener en la celda (sobre la
cuencias para la historia y para cuestión véase la discusión en-
la política: en la ciencia histórica tre Giovanni Mastroianni y Gian-
puede tener como resultado des- ni Francioni: Francioni 1987, 29 y
propósitos científicos, que podrán 1992, 608; Mastroianni 1988, 225 y
ser corregidos fácilmente [...]; 1992, 617-618). Más bien, es legi-
pero en la ciencia y en el arte po- ble a la luz del carácter de “mo-
lítica puede tener como resultado delo ejemplar”, pero en negativo,
verdaderas catástrofes, cuyos da- que el Ensayo popular asume (véa-
ños “escuetos” no podrán nunca se la ya recordada contraposición
ser resarcidos» (C 7, §6, 148). En el al libro de Bernheim), respecto del
Ensayo popular se anida por lo tan- cual se debe construir una alterna-
to – en correspondencia de la na- tiva que no descuide ni un detalle.
turaleza del marxismo, que es a la Esta manera de trabajar emer-
vez ciencia y acción (C 7, §33, 170), ge en el tratamiento de Gramsci
filosofía e ideología – un riesgo reservado a un concepto que en
político bien preciso: una política el Ensayo popular aparece de pasa-
concebida sobre bases determi- da y que, en cambio, asume en el
nistas y fatalistas que solo puede proyecto de la filosofía de la pra-
conducir, en efecto, a la derrota. xis un papel central: la inmanen-
Las críticas al Ensayo popular cia. En efecto, es en una reformu-
son, pues, globales y destructi- lación historicista de la inmanen-
vas: del título al contenido, de los cia, y no en la tradición materia-
presupuestos generales a las im- lista, donde según Gramsci hay
plicaciones políticas, de la meto- que reavivar la originalidad de
dología al estilo argumentativo, la filosofía de Marx. Esta tesis se
no hay un aspecto que Gramsci enuncia en C 4, §11, donde se nota
considere útil implementar en un también que «cuando se dice que
proyecto de “manual popular” de Marx adopta la expresión “inma-
la filosofía de la praxis. Su pro- nencia” en sentido metafórico, no
yecto es, pues, como se desprende se dice nada: en realidad Marx da
de la estructura misma del Cua- al término “inmanencia” un sig-
derno 11, globalmente alternativo nificado propio» (Ivi, 145). Es una
al de Bujarin. La manera en que alusión a Bujarin, como se des-

51
Bujarin, Nikolái Ivanovich

prende del C 4, §17, 150: «Cuan- y Engels deben ser considerados


to se dijo de la “teleología” pue- como meras formas metafóricas
de repetirse de la “inmanencia”» [cela ne constitue qu’une métapho-
(la referencia es al C 4, §16, titula- re et une façon imagée d’exprimer la
do La teleología en el «Ensayo popu- pensée]» (Bujarin 1974, 123; v. Bu-
lar»). Escribe Gramsci: «En el En- jarin 1927, 24-25). La conexión en-
sayo popular se observa que Marx tre finalidad e inmanencia está
adopta la expresión “inmanen- presente, negativamente, en Buja-
cia”, “inmanente”, y se dice que rin y Gramsci lo retoma invirtién-
evidentemente este uso es “me- dolo en positivo. Según él, solo
tafórico”. Perfectamente. ¿Pero asumiendo problemáticamente la
se explica así el significado que la nueva acepción kantiana (entre-
expresión “inmanencia” tiene me- gada a la Crítica del juicio y a los
tafóricamente en Marx? ¿Por qué escritos de filosofía de la historia),
continúa Marx empleando esta según la cual se puede utilizar la
expresión? ¿Sólo por un horror finalidad de modo regulativo, sal-
a crear términos nuevos? [...] La vaguardando así la individuali-
expresión “inmanencia” en Marx dad empírica de los hechos, así
tiene un significado preciso y esto como escapar al peligro de con-
es lo que había que definir: en rea- vertir el determinismo histórico
lidad esta definición habría sido en una forma obsoleta de finalis-
verdaderamente “teoría”. Marx mo: «Sobre el Ensayo popular. La
continúa la filosofía de la inma- teleología. En la frase y en la con-
nencia, pero la depura de todo su cepción de “misión histórica”,
aparato metafísico y la conduce al ¿no hay una raíz teleológica? Y,
terreno concreto de la historia. El de hecho, en muchos casos, asu-
uso es metafórico sólo en el senti- me un valor equívoco y místico.
do de que la concepción ha sido Pero en otros tiene un significa-
superada, ha sido desarrollada, do que, después de las limitacio-
etcétera» (C 4, §17, 150). nes de Kant, puede ser defendido
La inmanencia y la teleolo- por el materialismo histórico» (C
gía son abordadas por Gramsci. 7, §46, 180).
En efecto, se refiere al conjunto A estas críticas Gramsci aña-
del párrafo I.9 de la Teoría, titula- de otras en el momento en que (v.
do Doctrina de la finalidad en gene- LC 453, a Tatiana, 31 de agosto de
ral (teleología) y su crítica. Finalidad 1931) recibe el libro que recoge los
inmanente, donde entre otras co- informes de la delegación soviéti-
sas se lee: «Es útil señalar que los ca en el «II Congreso internacio-
elementos teleológicos que figu- nal de historia de la ciencia y de la
ran en las formulaciones de Marx tecnología», celebrado en Londres

52
Burguesía

en el verano de 1931. De este texto Burguesía


(Bujarin 1995) Gramsci observa so- Completamente ausente en las
bre todo el modo «superficial y ex- Cartas de la cárcel, el lema «bur-
traño al materialismo histórico» de guesía» es muy frecuente en los
plantear «el problema de la “reali- Cuadernos (hay 205 apariciones
dad objetiva del mundo externo”» del sustantivo, a las que hay que
(C 7, §47, 180). En efecto, para el añadir adjetivos y derivados); por
sentido común popular tal cues- otro lado, el título Desarrollo de la
tión es absurda: «El público popu- burguesía italiana hasta 1870 apare-
lar “cree” que el mundo externo ce ya (en el segundo lugar de la
es objetivo y es esta “creencia” la lista) entre los dieciséis «Temas
que hay que analizar, criticar, su- Principales» que inauguran los
perar científicamente» (C 8, §215, Cuadernos (C 1, p. 73).
331). En lugar de hacer este traba- El concepto de burguesía es
jo, Bujarin se preocupa de refutar siempre utilizado por Gramsci de
las posiciones idealistas que, en un modo marxiano preciso, refi-
su opinión, niegan la realidad del riéndose a la clase que, poseyendo
mundo exterior, sin darse cuenta los medios de producción y perci-
de que esta tesis no coincide con biendo la plusvalía, da vida al ca-
el idealismo, ni que, como el mate- pitalismo y a su Estado. En defi-
rialismo vulgar, la tesis de la irrea- nitiva, nunca hay en Gramsci ese
lidad del mundo exterior tiene uso metafórico (o polémico) del
«origen religioso», como se pue- término, tan en boga en las publi-
de ver en Berkeley, citado además caciones socialistas de principios
por Bujarin (C 11, §17, 274). De este del siglo XX, como sinónimo ge-
modo Bujarin no puede «explicar nérico de la clase de los ricos, o
que tal concepción, que ciertamen- de los caballeros, o enemigos del
te no es una futilidad, incluso para pueblo, etc. Por el contrario, el es-
un filósofo de la praxis, hoy, ex- fuerzo por una definición precisa
puesta al público, sólo pueda pro- de burguesía es constante (dado
vocar la risa y el sarcasmo». Es «el que esta categoría analítica es cru-
caso más típico de la distancia que cial para llevar a cabo ese análisis
se ha venido formado entre ciencia histórico-político de las clases y
y vida, entre ciertos grupos de in- los mecanismos hegemónicos que
telectuales [...] y las grandes masas propone Gramsci); por ejemplo
populares: y cómo el lenguaje de – describiendo la situación fran-
la filosofía se ha convertido en una cesa en vísperas de la revolución
jerga que obtiene el mismo efecto – Gramsci distingue entre «bur-
que la de Arlequín» (Ibid.). guesía» y «capas artesanales» («si
FABIO FROSINI bien, la situación de la burguesía

53
Burguesía

era floreciente, ciertamente no era na: la burguesía en Francia era lo


buena la situación de ciertas ca- que la burguesía también en Ita-
pas artesanales»: C 4, §38, 172); así lia debería haber sido y no pudo ser
como distingue «burguesía» de (sin embargo, debe verse cómo
«clase media»; y sobre todo criti- Gramsci discute y concreta el con-
ca el concepto de «señores» como cepto del «modelo Francia-Euro-
expresión del primitivo «“subver- pa», ivi, 231). Por tanto, se formu-
sivismo”» italiano (C 3, §46, 48 y la repetidamente una compara-
passim); podemos deducir de esto ción con respecto a tal exemplum,
que «subversivo» es para los «se- que se convierte en un juicio de
ñores» como «revolucionario» es valor fuertemente negativo para
para la «burguesía». Por tanto, el la burguesía italiana; en el centro,
concepto de burguesía contrasta naturalmente, la historia de la re-
directamente con el de proleta- volución y la capacidad de la bur-
riado, siendo significativa la ex- guesía francesa para expresar ple-
presión gramsciana «las clases namente su hegemonía revolucio-
productivas (burguesía capitalis- naria.
ta y proletariado moderno)» (C 1, Ya la experiencia napolitana
§150, 188), que se vuelve, en la re- de 1799 es considerada en modo
escritura del Texto C, «las clases comparativo con respecto a Fran-
productivas fundamentales (bur- cia: «también en Francia hubo
guesía capitalista y proletariado una ruptura entre nobles y mo-
moderno)» (C 10 II, §61, 232). narquía y una alianza entre mo-
El uso más frecuente de «bur- narquía, nobleza y alta burguesía.
guesía» en Gramsci es el que se Sólo que en Francia tuvo la fuerza
refiere a Francia, a su revolución y motriz incluso en las clases popu-
al jacobinismo, interpretado esen- lares que le impidieron detener-
cialmente como una alianza políti- se en las primeras etapas, lo que
ca entre la burguesía revoluciona- por el contrario faltó en Italia me-
ria de la ciudad y el campo. Esto ridional y sucesivamente en todo
revela una coordenada funda- el Risorgimento» (C 3, §103, 95).
mental de todo el sistema de pen- La deuda de Gramsci con la lec-
samiento gramsciano: la historia tura de Mathiez es evidente: el
francesa se lee (siguiendo los pa- historiador es mencionado seis
sos del análisis histórico de Marx veces en los Cuadernos y su Révo-
sobre las luchas de clases en Fran- lution française (1924-1929) no solo
cia) como un paradigma de la lu- está entre las obras propiedad de
cha entre clases y funciona como Gramsci en prisión, sino que tam-
una especie de punto de compa- bién figura en una lista de traduc-
ración para la burguesía italia- ciones (C, AC, 2433). En cambio, la

54
Burguesía

idea de una clase que se eleva del poco sus características “corpora-
nivel corporativo al de la plenitud tivas” y se vuelve clase hegemó-
revolucionaria de la hegemonía nica por la acción de dos factores:
es originariamente gramsciana, la resistencia de las viejas clases y
esencialmente gracias a la inicia- la actividad política de los jacobi-
tiva política de su partido. Puede nos» (C 1, §44, 116; v. también C
verse el denso pasaje Dirección po- 19, §24, que se titula de manera
lítica de clase antes y después de la más circunscrita y precisa El pro-
llegada al gobierno, que evalúa al blema de la dirección política en la
Partido de Acción italiano a partir formación y desarrollo de la nación y
de la experiencia de los jacobinos del Estado moderno en Italia).
(entendido como un “partido”): Para la burguesía, la capacidad
«los jacobinos [...] se impusieron a de llevar a cabo la revolución tam-
la burguesía francesa, conducién- bién está estrechamente relaciona-
dola a una posición mucho más da con la capacidad de involucrar
avanzada que la que la burgue- a otras clases en el proceso, el pue-
sía hubiese querido “espontánea- blo de París y (para Gramsci so-
mente” [...] Este rasgo, caracterís- bre todo) los campesinos. Nótese
tico del jacobinismo y por tanto, que las dos cosas (el radicalismo
de toda la Revolución francesa, revolucionario de la burguesía y
de forzar la situación (aparente- su capacidad para forjar alianzas
mente) y de crear hechos consu- hegemónicas) están juntas, y no
mados irreparables, empujando es casualidad que Gramsci vincu-
hacia adelante a la clase burguesa le la derrota del Termidor a la rup-
mediante patadas en el trasero [...] tura de la alianza de la burguesía
puede ser “esquematizado” así: el con la clase obrera de París (en
Tercer Estado era el menos homo- consecuencia de la ley Le Chape-
géneo de los estados; la burgue- lier). Pero ese hecho termidoriano
sía constituía su parte más avan- adquiere un significado histórico
zada cultural y económicamente; más general para Gramsci: la bur-
el desarrollo de los acontecimien- guesía encontró un límite insu-
tos franceses muestra la evolución perable a su capacidad de expan-
política de esta parte, que inicial- sión en la primera manifestación
mente plantea [...] sus intereses del proletariado: «La revolución
“corporativos” inmediatos [...]; había encontrado los límites más
los precursores de la revolución vastos de clase; la política de las
son reformistas moderados, que alianzas y de la revolución per-
hablan con tono imponente pero manente había acabado por plan-
que en realidad piden bien poco. tear nuevas cuestiones que enton-
Esta parte avanzada pierde poco a

55
Burguesía

ces no podían ser resueltas» (C 19, políticamente, al propio Partido


§24, 402). de Acción, reduciéndolo efectiva-
Precisamente esa plenitud de mente a su propio instrumento de
autonomía hegemónica, capaz de agitación. Este defecto de origen,
involucrar a otras clases en el pro- el carácter limitado y mezquino
ceso revolucionario, faltaba por de la burguesía italiana, se refle-
completo en la burguesía italia- ja en toda la historia nacional, de
na (Ibid.): «La burguesía italiana la que Gramsci traza, aunque en
no supo unificar en torno suyo al grandes secciones, un verdadero
pueblo y ésta fue la causa de sus panorama; por ejemplo, las ma-
derrotas y de las interrupciones nifestaciones desoladoras de esta
de su desarrollo. También en el debilidad estructural e históri-
Risorgimento tal egoísmo restrin- ca de la burguesía italiana son el
gido impidió una revolución rápi- transformismo, la incapacidad
da y vigorosa como la francesa» para resolver la «cuestión roma-
(C 25, §5, 183; v. también el Tex- na» y la «cuestión meridional», el
to A: C 3, §90, 90). Por otro lado, carácter no popular-nacional de
el Partido de Acción «no se apo- nuestra literatura, el propio gio-
yaba específicamente en ninguna litismo, el «cadornismo», en de-
clase histórica» ​​(C 1, §44, 106) y finitiva, una veta constante de es-
fracasó en la tarea de involucrar a trechez antipopular asfixiada que
los campesinos en el proceso del se muestra incapaz de subsumir
Risorgimento por su timidez para hegemónicamente al pueblo en
plantear la cuestión agraria. Fue- el Estado y que culmina en la dic-
ron los moderados de Cavour los tadura fascista (v. sobre todo los
que representaron a la burguesía Cuadernos 13 y 18 sobre Maquia-
italiana, y de hecho fueron capa- velo y los Cuadernos 9 y 19 sobre
ces de absorber “molecularmen- el Risorgimento).
te”, y en todo caso hegemonizar RAUL MORDENTI

56
C
Capitalismo productiva, toda la vida social y
La clásica expresión marxista cultural del trabajador, regulando
«modo de producción capitalista» todos los aspectos, incluidas las
rara vez aparece en los Cuadernos moralidad y la vida sexual (C 22,
y más bien indica el sistema de fá- §§10-11). El capitalismo es el pro-
brica (C 10 II, §36, 172), mientras ducto de un proceso histórico y se
que el término «capitalismo», pre- desarrolla en la era moderna, ex-
sente en varios contextos, designa tendiendo «un tipo relativamente
una totalidad contradictoria, que homogéneo de hombre económi-
comienza desde la fábrica, pero co» (C 10 II, §37, 174). Para que el
no se limita a ella como lo indi- capitalismo se afirme requiere un
ca el capitalismo más desarrolla- conjunto combinado e interactivo
do de los Estados Unidos, donde de condiciones económicas, so-
«para escapar a la ley de la caída ciales, culturales y políticas. Por
de la tasa de ganancia [...] Ford lo tanto, aquellos que están equi-
tuvo que salir del campo estric- vocados – afirma Gramsci – igno-
tamente industrial de la produc- rando el principio de especifica-
ción para organizar también los ción histórica, afirman, como lo
transportes y la distribución de su hace Corrado Barbagallo, «encon-
mercancía, determinando así una trar en la antigüedad aquello que
distribución de la masa de plus- es esencialmente moderno, como
valía más favorable al industrial el capitalismo [...] y las manifes-
productor» (Ivi, 171), hasta tratar taciones» que al capitalismo es-
de conformarse, de acuerdo con tán conectadas (C 11, §11, 244; v.
las necesidades de máxima pro- también LC 310, a Giulia, 10 de
ductividad y de racionalización febrero de 1930). Movido por sus

57
Capitalismo

contradicciones íntimas, el capi- luz de la relación centro-periferia


talismo se desarrolla de manera que articula el sistema capitalista
desigual en el tiempo y en el es- mundial en una relación de de-
pacio geopolítico. Está tanto más pendencia-subordinación de los
desarrollado, cuanto mayor es su países del capitalismo periférico
capacidad para extraer plusva- con respecto al capitalismo central
lía relativa, como lo es en países en el que el Estado es mucho más
con numerosas «industrias pro- fuerte, «la clase dominante tiene
gresistas (en las cuales el capital reservas políticas y organizativas
constante ha ido aumentado)» (C que no poseía, por ejemplo, en
15, §5, 179), y más pequeño es el Rusia» (Un examen de la situación
peso de las clases sociales «parasi- italiana, 2-3 de agosto de 1926, en
tarias», desprovistas de «una fun- CPC 121).
ción esencial en el mundo produc- En los Cuadernos, el autor ex-
tivo» (C 22, §2, 62-63). pone una concepción antidetermi-
Gramsci considera al sistema nista y dialéctica del capitalismo.
industrial como un lugar donde La caída tendencial de la tasa de
se produce nueva riqueza, con ganancia y la crisis son las cues-
una visión del capitalismo vincu- tiones en torno a las cuales se ar-
lada a la realidad de la producción ticula la contradicción entre «las
más que a la esencia de la relación fuerzas materiales de producción
salarial. En la comparación entre y las relaciones de producción» (C
Estados Unidos y Europa, los pri- 11, §64, 336), planteada por Marx
meros tienen «“una composición como la base del movimiento de
demográfica racional”» (Ibid.), la historia en el Prólogo del ’59 a la
mientras que «Italia es el país que, Contribución a la crítica de la econo-
[...] tiene el mayor peso de pobla- mía política, uno de los textos más
ción parasitaria» (C 19, §7, 375). visitados en la reflexión de los
Incluso en el enfrentamiento en- Cuadernos sobre el marxismo. En
tre Alemania e Inglaterra, ambos el estudio del capitalismo es un
abrumados por la crisis económi- error separar el proceso de pro-
ca mundial, ve en el primero una ducción de capital (que se muestra
recuperación potencial gracias a en el primer libro de El Capital de
la mayor presencia de empresas Marx) del proceso general de pro-
industriales, mientras que en el ducción capitalista (tercer libro),
segundo prevalece el capital co- al igual que Croce quien, supo-
mercial y financiero (C 9, §61, 43). niendo la ley de la caída tenden-
En 1926 Gramsci lee la distinción cial de la tasa de ganancia como
entre países más o menos avanza- si «fuera “absolutamente” válida
dos en el contexto capitalista a la y no como un término dialéctico

58
Capitalismo

de un proceso orgánico más am- sociedad» (C 10 II, §33, 169). La


plio», aislándolo de la producción crisis que ha continuado «en for-
de plusvalía relativa y de ese «ele- ma catastrófica desde 1929» es un
mento fundamental en la forma- «proceso complejo», no atribuible
ción de valor y ganancia» que es a una sola causa («simplificar sig-
«el “trabajo socialmente necesa- nifica desnaturalizar y falsificar»),
rio”, cuya formación no puede es- de la cual la caída del mercado de
tudiarse y detectarse en una sola valores es solo «una de las clamo-
fábrica o empresa», impide com- rosas manifestaciones». Es inma-
prender el movimiento general nente en el capitalismo, «tiene orí-
de la sociedad capitalista, hasta el genes internos en los modos de
punto de plantear en términos pa- producción y por lo tanto de cam-
radójicos su «fin automático e in- bio, y no en hechos políticos y ju-
minente»; visión “catastrofista”, rídicos»: de hecho, se puede decir
compartida durante una fase por que el desarrollo del capitalismo
el movimiento comunista con la fue una crisis continua. El capita-
“mitologización” de algunos pa- lismo es un sistema mundial («el
sajes de El Capital y severamen- mundo es una unidad, [...] todos
te impugnada por Gramsci (C 10 los países, permaneciendo en cier-
II, §36, 171-173). Si el movimiento tas condiciones de estructura, pa-
contradictorio del capital no con- sarán por ciertas “crisis”»), impul-
duce de manera determinista al sados ​​por contradicciones funda-
colapso del capitalismo, queda la mentales, incluida la tendencia a
cuestión de las condiciones y los la internacionalización de la eco-
tiempos – largos –, en los que la nomía y el afianzamiento de los
contradicción económica alcan- Estados en formas proteccionistas
zará un nivel que requiere su so- y autárquicas (C 15, §5, 178-180).
lución en una revolución política, Yendo más allá de la concep-
«cuando todo la economía mun- ción presente en los escritos juve-
dial se haya vuelto capitalista y de niles (La intransigencia de la clase y
un cierto grado de desarrollo [...] la historia italiana, 18 de mayo de
las fuerzas contraoperantes de la 1918, en NM 36) del capitalismo
ley tendencial y que se resumen como un sistema basado exclusi-
en la producción de cada vez más vamente en el individualismo del
plusvalía relativa tienen límites, capital privado y la libre compe-
que son dados, por ejemplo, téc- tencia, Gramsci, que ya en 1920
nicamente por la resistencia elás- identifica en el «predominio del
tica de la materia, y socialmente capital financiero sobre el capital
por la medida soportable de des- industrial» «una estructura orgá-
ocupación en una determinada nica, una normalidad del capita-

59
Catarsis

lismo y no un “vicio contraído por Catarsis


los hábitos de la guerra”» (El infor- Como en otros casos, Gramsci
me Tasca y el Congreso de la Cámara se vale de un término viejo, aun-
de Comercio de Turín, 5 de junio de que lo dota de nuevo contenido y
1920, en ON 541), aborda la cues- de este modo crea un concepto in-
tión del capitalismo de Estado con édito y original. Por primera vez,
diversas herramientas conceptua- el término «catarsis» fue utilizado
les, suscitadas por el propio movi- por Aristóteles para identificar el
miento capitalista, por la crisis in- efecto que la tragedia ejerce en el
herente a su modo de producción. espectador. El filósofo de Estagira
Puesto como unitario, «econó- habla de catarsis en tanto «expur-
mico y político juntos», el origen gación de pasiones» y en el sen-
de la clase dominante (C 1, §150, tido de elevación, de una supera-
188), Gramsci no ve a las empre- ción y, en cierto sentido, del paso
sas públicas como una forma de del arte a la moral, aunque, al ha-
socialismo, sino como «parte inte- cer esto, no va más allá de la defi-
grante del capitalismo» (C 7, §40, nición de la tragedia y sus efectos.
176): «todas las tendencias orgá- Es precisamente dicho momen-
nicas del moderno capitalismo de to de elevación, de superación, lo
Estado» son «un modo para una que Gramsci retoma del término
sabia explotación capitalista en las aristotélico. Sin embargo, al uni-
nuevas condiciones que hacen im- versalizarlo, elabora él una deter-
posible (al menos en toda su ma- minación esencial de la práctica
nifestación y extensión) la política social en general y, más específi-
económica liberal» (C 7, §91, 201). camente, de la práctica política.
La intervención estatal, que sur- Gramsci escribe: «Se puede em-
gió para enfrentar la crisis capita- plear el término de “catarsis” para
lista, marca un punto de inflexión indicar el paso del momento me-
(cuando el Estado asume «una ramente económico (o egoísta-pa-
función de primer orden como ca- sional) al momento ético-político,
pitalista, [...] debe intervenir para o sea la elaboración superior de la
controlar si sus inversiones son estructura en superestructura en
bien administradas» (C 9, §8, 16), la conciencia de los hombres» (C
es la manifestación de la necesi- 10 II, §6, 142). Estamos aquí frente
dad de superar el sistema e indica a ese movimiento a través del cual
el camino de la «economía progra- lo particular (lo económico-corpo-
mada» (C 22, §1, 61), que, liberado rativo) es dialécticamente supera-
del mando del capital, representa do en lo universal (lo ético-políti-
la perspectiva futura. co), elevación que Gramsci consi-
ANDREA CATONE dera una determinación esencial

60
Catarsis

de la práctica política cuando ésta tividad y necesidad que son, asi-


es entendida en su sentido am- mismo, constitutivos del ser so-
plio. cial, Gramsci indica sus relaciones
Además, Gramsci sugiere aquí inevitables con la subjetividad
un modo dialéctico de pensar la creadora y, por consiguiente, con
relación entre estructura y supe- la libertad. Estamos aquí frente a
restructura sobre la base de uno de un momento esencial de la onto-
los textos marxistas más presentes logía gramsciana del ser social y
en los Cuadernos (y también cita- en donde se combinan causalidad
do por Gramsci al final de la nota y teleología, necesidad y libertad.
en cuestión), el Prólogo a la Crítica Para subrayar la importancia on-
de la Economía Política. Sin embar- tológica de su concepción parti-
go, dicho paso de lo particular a cular de catarsis, Gramsci afirma:
lo universal no es la única supe- «La fijación del momento “catárti-
ración dialéctica que Gramsci cree co” se convierte así, me parece, en
que está contenida en el “movi- el punto de partida para toda la filoso-
miento catártico”; estrechamente fía de la praxis; el proceso catártico
vinculados a él, también hay otros coincide con la cadena de síntesis
pasajes dialécticos: «Esto [la catar- que son resultado del desarrollo
sis, NdA] significa también el paso dialéctico» (Ibid., las cursivas son
de lo “objetivo a lo subjetivo” y mías). Ahora podemos entender
de la “necesidad a la libertad”. La mejor el sentido que Gramsci tie-
estructura, de fuerza exterior que ne en mente cuando afirma repe-
aplasta al hombre, lo asimila a sí, tidamente que “todo es política”.
lo hace pasivo, se transforma en Se trata de otra forma de decir que
medio de libertad, en instrumen- “todo es catarsis”, o sea, que to-
to para crear una nueva forma éti- das las formas de prácticas – des-
co-política, en origen de nuevas de el trabajo dirigido a la domina-
iniciativas» (Ibid., las cursivas son ción de la naturaleza hasta las for-
mías). Aquí no hay ninguna posi- mas más complejas de interacción
bilidad de una lectura mecanicis- social – contienen esta posibilidad
ta de la relación estructura-supe- del paso de lo particular a lo uni-
restructura: la práctica humana, versal, de lo objetivo a lo subjeti-
en su momento catártico, pone en vo, de la necesidad a la libertad.
movimiento precisamente el paso No hay muchos otros frag-
de las determinaciones objetivas mentos en donde Gramsci hable
a la subjetividad (que es el origen de catarsis. En un solo caso, tra-
de «nuevas iniciativas»), o sea, el ta el término bajo un perfil esen-
paso de la necesidad a la libertad. cialmente estético: discutiendo el
Sin negar los momentos de obje- Canto X del Infierno, sostiene que

61
Catarsis

«catarsis» es el paso de la poesía a ámbito de un análisis crítico de la


la estructura (si usamos términos historiografía de Croce, Gramsci
crocianos y de los cuales se vale habla del grupo social que se pre-
en este contexto), o sea, el pasaje senta como promotor de la catar-
de una frase de valor “estético” sis, o sea, el paso de lo particular
sobre la presunta muerte del poe- a lo universal. Después de haber
ta Guido a las «didascalias», de hablado del modo de ver la dia-
Farinata, que provocan el drama léctica propio de la «concepción
de Cavalcanti, el padre del poeta “revolución-restauración”», o sea,
(C 4, §82, 231). Pero en otro frag- de «un conservadurismo refor-
mento de los Cuadernos en donde mista atemperado», Gramsci afir-
Gramsci habla de catarsis refirién- ma: «semejante modo de concebir
dose al arte, la relación con la po- la dialéctica es propio de los inte-
lítica aparece ya con claridad en lectuales, los cuales se conciben a
sentido amplio. Sobre la Casa de sí mismos como los árbitros y me-
Muñecas de Ibsen, Gramsci escri- diadores de las luchas políticas
be: «¿Y qué debería ser el llamado reales, aquellos que personifican
teatro de ideas sino esto, la repre- la “catarsis” del momento econó-
sentación de pasiones ligadas a mico al momento ético-político, o
las costumbres con soluciones dra- sea la síntesis del proceso dialécti-
máticas que representen una catar- co mismo» (C 10 I, §6, 124). Si bien
sis “progresista” [las cursivas son no lo menciona explícitamente,
mías, NdA], que representen el Gramsci cree que el principal pro-
drama de la parte más avanzada motor de una catarsis revolucio-
intelectual y moralmente de una naria para los grupos subalternos
sociedad y que expresa el desa- es aquello que él llama «moderno
rrollo histórico inmanente en las Príncipe», que forma, si usamos
mismas costumbres existentes?» una conocida expresión togliattia-
(C 21, §6, 47-48). En estas dos no- na, un “intelectual colectivo”. To-
tas de “estética”, Gramsci reitera davía en controversia contra Cro-
el paso de lo particular a lo uni- ce – donde intenta demostrar que
versal como rasgo distintivo de lo que hay entre ideología y filo-
la catarsis. Sin embargo, existen sofía es solamente una diferencia
otros fragmentos en donde el uso de grado, ya que ambas son “con-
del término asume claramente el cepciones del mundo” –, Gramsci
sentido ontológico-político pre- especifica qué entiende por filoso-
sente en C 10 II, §6. Resulta signi- fía, la cual él considera más uni-
ficativo el pasaje en donde, des- versal que «ideología política», ya
pués de haber expuesto el con- que, precisamente, se trata de una
cepto de revolución pasiva en el «catarsis»: «es filosofía la concep-

62
Centralismo

ción del mundo que representa la cambiante entre lo particular y lo


vida intelectual y moral (catarsis universal, lo objetivo y lo subjeti-
de una determinada vida práctica) vo, la necesidad y la libertad.
de un grupo social entero conce- CARLOS NELSON
bido en movimiento y visto por lo COUTINHO
tanto no sólo en sus intereses ac-
tuales e inmediatos, sino también Centralismo
en aquellos futuros y mediatos» El término «centralismo» indi-
(C 10 I, §10, 132, las cursivas son ca un principio fundamental que
mías). gobernaba la vida interna de los
Gramsci vuelve a hablar de ca- partidos comunistas, a saber, la
tarsis en un célebre parágrafo en imposibilidad de la aparición de
donde discute el «paso del saber fracciones organizadas dentro de
al comprender, al sentir, y vice- sí mismo y la necesidad de la dis-
versa, del sentir al comprender, al ciplina más severa en virtud de
saber», y afirma que «no se hace la cual, como escribe Gramsci,
política-historia […] sin esta co- «cada miembro del partido, cual-
nexión sentimental entre intelec- quiera que sea la posición o car-
tuales y pueblo-nación». Gramsci go que ocupe, sigue siendo siem-
parece concebir esta conexión pre un miembro del partido y está
como una forma moderna de ca- subordinado a su dirección» (C 3,
tarsis, de construcción de la «vida §42, 46). Esta regla es aceptada y
de conjunto que es la única fuerza defendida por Gramsci no solo en
social», mediante la cual «se crea los Cuadernos: «en los partidos la
el “bloque histórico”». En efecto, necesidad ya se ha convertido en
Gramsci dice que «De Man “estu- libertad, y de ahí nace el enorme
dia” los sentimientos populares, valor político (o sea de dirección
no consiente con ellos para guiar- política) de la disciplina interna
los y conducirlos a una catarsis de de un partido» (C 7, §90, 200), ya
civilización moderna: su posición desde los primeros escritos como
es la del estudioso de folklor» (C en las Voci d’oltretomba del 10 de
11, §67, 346-347, las cursivas son abril de 1916, refiriéndose a la ex-
mías). pulsión de Guido Podrecca del
Si bien no aparece muchas ve- PSI tras su apoyo a la guerra de
ces en los Cuadernos, el concepto Libia, Gramsci justifica la decisión
de catarsis ocupa un lugar central de cómo el derrocado «ya no te-
en la ontología social de Gramsci, nía derecho a pertenecer a la fami-
quien, con este término, expresa la lia del proletariado italiano» (CT
idea de que el ser social está cons- 248), y agregó que «uno debe ser
tituido por una relación siempre implacable contra los que hablan

63
Centralismo

a despropósito [...] cuando uno el marxismo ortodoxo y científico


quiere lograr un propósito y quie- (C 4, §31, 162), al «centralismo de
re hacer triunfar la verdad» (Ivi, la alta burocracia», grupos de go-
249). bierno en Europa continental, en
Sin embargo, el principio del oposición al autogobierno de los
centralismo está sujeto a una do- países anglosajones (C 8, §55, 245),
ble interpretación, que Gramsci e incluso al «centralismo jerárqui-
connota con los adjetivos «demo- co vaticanesco» (C 14, §11, 105) y
crático» y «burocrático»: «cuando al «centralismo nacional y burocrá-
el partido es progresista funciona tico» del régimen fascista (C 14,
“democráticamente” (en el senti- §38, 128), pero se centra en parti-
do de un centralismo democráti- cular en la dirección bordiguiana
co), cuando [...] es regresivo fun- del PCd’I, a la cual Gramsci atri-
ciona “burocráticamente” (en el buye una interpretación formalis-
sentido de un centralismo buro- ta y sustancialmente desviada de
crático). El Partido en este segun- las doctrinas leninistas, e implíci-
do caso es puro ejecutor, no deli- tamente en el liderazgo estalinista
berante: entonces es técnicamente del Partido bolchevique y el Co-
un órgano de policía» (C 14, §34, mintern, con lo que Gramsci ya
125), mientras que con «policía» había tenido ocasión de discutir
no se refiere a «esa organización en la famosa carta de 1926.
oficial, jurídicamente reconocida Por su parte, Bordiga, quien
y habilitada a la función pública desde 1921 había teorizado la ne-
de la seguridad que suele pensar- cesidad de una relación “orgáni-
se. Este organismo es el núcleo ca” entre el partido y la clase y, por
central y formalmente responsa- lo tanto, concibió al primero como
ble de la “policía”, que es una or- un “organismo” del segundo,
ganización mucho más vasta, en también utilizó la expresión “cen-
la cual, directa o indirectamente, tralismo orgánico” para denotar
con vínculos más o menos preci- su visión del partido y, de hecho,
sos y determinados, permanentes en el Congreso de Lyon (1926),
u ocasionales, etc., participa una había apoyado la oportunidad de
gran parte de la población de un reemplazarla por completo con la
Estado» (C 2, §150, 305). La con- fórmula tradicional del “centra-
dena de esta última concepción lismo democrático”, lo que indi-
de la disciplina interna se extien- ca la necesidad de una dirección
de en los Cuadernos a la de “cen- estrecha y menos colegiada. Es en
tralismo-burocracia” de los par- contra de eso que Gramsci pole-
tidos socialdemócratas de la Se- miza por primera vez en C 1, §49,
gunda Internacional, envuelta en 129: «el “centralismo orgánico”

64
Centralismo

tiene como principio la “coopta- en general, no sólo parlamenta-


ción” en torno a un “poseedor de rio). Mecánicamente se producirá
la verdad”, a un “iluminado de la el hundimiento del adversario si,
razón” que ha encontrado las le- con un método intransigente, se
yes “naturales”, etcétera. (Las le- le boicotea en el campo guberna-
yes de la mecánica y de las ma- mental (huelga económica, huel-
temáticas funcionan como motor ga o inactividad política)» (C 1,
intelectual; la metáfora está, por §53, 131). Aunque Gramsci aquí
el contrario, en el pensamiento sostiene que «el ejemplo clásico
histórico). Vinculado con el mau- italiano es el de los clericales des-
rrasismo». La nota anterior estaba pués del 70» (Ibid.), en deferencia
dedicada Al jacobinismo invertido a la non expedit papal, la analogía
de Carlo Maurras, en el que al fun- con ciertas tesis de Bordiga, o al
dador de la Acción francesa se le menos con la imagen que se pro-
atribuía una concepción de la his- porciona en la secuela de los Cua-
toria tan detallada como abstrac- dernos, en la que se le acusa de
ta y utópica, así como actitudes materialismo grosero (C 7, §35,
«sectarias y masónicas» (a par- 171), «extremismo “economista”»
tir del mecanismo de la coopta- (C 9, §26, 26), «“jacobinismo” de-
ción del equipo directivo): «la po- cadente» (C 10 I, §1, 118), mien-
lítica anquilosada y racionalista tras que las bordiguianas Tesis de
tipo Maurras, del abstencionismo Roma se definen «un ejemplo típi-
apriorístico, de las leyes naturales co de bizantinismo» (C 9, §63, 45),
siderales que rigen la sociedad, a las cuales «se puede emparentar
está condenada al marasmo, al la forma mental de don Ferrante»
fracaso, a la abdicación en el mo- (C 14, §25, 117). Otra analogía se
mento resolutivo» (C 1, §48, 129). sugiere en C 1, §54, 132 por la es-
Según Gramsci, por lo tanto, estas trategia adoptada por el comando
son las características fundamen- británico en la batalla de Jutlan-
tales que se atribuyen a la concep- dia: «centralizó “orgánicamente”
ción bordiguiana del centralismo el plan en la nave almirante: las
orgánico. De hecho, como se in- otras unidades debían “aguardar
dica explícitamente unas páginas órdenes” cada vez», con resulta-
más tarde, «en la concepción de dos por debajo de las expectati-
Maurras hay muchos rasgos simi- vas, «porque en cierto punto, el
lares a ciertas teorías catastróficas almirante perdió la comunicación
formales de cierto sindicalismo o con las unidades combatientes y
economismo [...] Todo abstencio- éstas cometieron error tras error».
nismo político se basa en esta con- El vínculo entre las cuatro notas
cepción (abstencionismo político del Cuaderno 1 mencionadas has-

65
Centralismo

ta ahora se confirma por su reanu- Un punto de inflexión ocurre


dación, junto con otros textos, en en C 9, §68, 49-50, titulado Ma-
dos notas contiguas de C 13, §37 quiavelo. Centralismo orgánico y
y §38. centralismo democrático. Aquí, des-
En C 3, §56 la cuestión del cen- pués de una serie de observacio-
tralismo orgánico se investiga más nes sobre las «relaciones econó-
a fondo: ahora la comparación es micas y políticas reales que hallan
con «un tipo de dirección de cas- su forma organizativa su articu-
ta y sacerdotal», que concibe «la lación y su funcionalidad en las
“ideología” [...] como algo artifi- manifestaciones de centralismo
cial y mecánicamente superpues- orgánico y de centralismo demo-
to» y no, «históricamente, como crático en una serie de campos: en
una lucha incesante». De hecho, la vida estatal (unidad, federalis-
«el centralismo orgánico imagi- mo, etcétera), en la vida interesta-
na poder fabricar un organismo tal (alianzas, formas diversas de
de una vez por todas, ya perfec- constelaciones políticas interna-
to objetivamente perfecto. Ilusión cionales), en la vida de los parti-
que puede ser desastrosa, porque dos políticos y de las asociacio-
hace que se ahogue un movimien- nes sindicales económicas (en un
to en un pantano de disputas per- mismo país, entre países distin-
sonales académicas» (Ivi, 58). En tos, etcétera)», todavía basado en
C 4, §33, 164 – «si el intelectual no el contraste entre las dos concep-
comprende y no siente, sus rela- ciones, Gramsci finalmente llega
ciones con el pueblo-masa son o al corazón del problema: primero
se reducen a relaciones puramen- propone una distinción dentro de
te burocráticas, formales: los in- las «teorías del centralismo orgá-
telectuales se convierten en una nico entre aquellas que ocultan un
casta o un sacerdocio (centralis- programa político preciso de pre-
mo orgánico» – y C 6, §128, 101 dominio real de una parte sobre
– «el centralismo orgánico, con el el todo (ya sea que esta parte esté
mando concebido marcialmente y constituida por un estrato como
“abstractamente”, está vinculado el de los intelectuales, ya sea que
a una concepción mecánica de la esté constituida por un grupo te-
historia y del movimiento, etcé- rritorial privilegiado) y aquellas
tera» – se sanciona la identifica- que son pura posición unilateral
ción entre «centralismo orgánico» (también propia de intelectuales),
y «centralismo burocrático» y su o sea un hecho sectario o de fa-
oposición al «centralismo demo- natismo, inmediatamente, y que,
crático». ocultando un programa de pre-
dominio, está sin embargo me-

66
Centralismo

nos acentuado como hecho polí- y conectar estrechamente lo que


tico consciente». Luego dice que, es semejante [...] Exige una uni-
en realidad, para este último, «el dad orgánica entre teoría y prác-
nombre más exacto es el de cen- tica, entre estratos intelectuales y
tralismo burocrático: la organici- masa, entre gobernantes y gober-
dad no puede serlo más que del nados», mientras que «en la con-
centralismo democrático, el cual cepción “burocrática” [...] no exis-
es precisamente un “centralismo te unidad sino un pantano estan-
en movimiento” por así decirlo, o cado superficialmente calmado
sea una continua adecuación de la y “mudo”, y no federación sino
organización al movimiento his- saco de papas, o sea yuxtaposi-
tórico real y es orgánico precisa- ción mecánica de “unidades” in-
mente porque toma en [...] cuenta dividuales sin relación entre sí».
algo relativamente estable y per- De ahora en adelante, aún
manente o por lo menos que se manteniéndose las piedras angu-
mueve en una dirección más fá- lares de la concepción gramscia-
cil de preverse, etcétera [...] En los na del partido y su organización,
partidos que representan grupos ésta ya no se expresará en la opo-
socialmente subalternos, el ele- sición «centralismo democrático»
mento de estabilidad representa vs. «centralismo burocrático» ≈
la necesidad orgánica de asegurar «centralismo orgánico», sino en
la hegemonía no a grupos privi- ese «centralismo democrático» ≈
legiados: sino a las fuerzas socia- «centralismo orgánico» vs. «cen-
les progresistas [...] En todo caso tralismo burocrático». Este cam-
lo que importa observar es que en bio terminológico está relaciona-
las manifestaciones del centralis- do con el uso frecuente y general-
mo burocrático a menudo la si- mente con una acepción positiva
tuación se ha formado por falta en los Cuadernos del término “or-
de iniciativa, o sea por el primiti- gánico” y similares, con respec-
vismo político», mientras que «el to al cual la fórmula bordiguia-
centralismo democrático es una na aparece de alguna manera en
fórmula elástica, que se presta a contraste. Así, a partir de C 4, §33,
muchas “encarnaciones”; vive en 164, la «burocracia» de las relacio-
cuanto que es interpretada conti- nes entre dirigentes y dirigidos
nuamente y continuamente adap- atribuida al centralismo orgánico
tada a las necesidades: consiste en se opone a la necesidad de «ad-
la búsqueda crítica de lo que es hesión orgánica [las cursivas son
igual en la aparente disformidad mías]» entre ellos; en las pregun-
y distinto y opuesto en la aparen- tas de C 4, §66, 221, se hace hin-
te uniformidad , y en el organizar capié en la necesidad de la volun-

67
Centralismo

tad de «centralizarse organizativa mienta servil [...] para alcanzar los


[las cursivas son mías] y política- objetivos y luego tirar, pero tien-
mente». Más adelante, en C 6, §84, de a lograr fines políticos orgáni-
70-71, hablando de «diletantismo cos [las cursivas son mías] de los
y disciplina”, desde el punto de cuales estas masas son el prota-
vista del centro organizativo [las gonista histórico necesario». En
cursivas son mías] de una agru- C 8, §213, 327: «los intentos de
pación», Gramsci mantiene la ne- movimientos culturales “hacia el
cesidad «de asimilar a la fracción pueblo” – universidades popu-
más avanzada de la agrupación lares y similares – han degenera-
toda: es un problema de educa- do siempre en formas paternalis-
ción de masas, de su “conforma- tas: por otra faltaba en ellos toda
ción” según las exigencias del fin originalidad tanto de pensamien-
a alcanzar», especificando que «la to filosófico como de centraliza-
continuidad “jurídica” del centro ción organizativa» [las cursivas son
organizativo no debe ser de tipo mías]. Este último, por otro lado,
bizantino-napoleónico, o sea se- siempre ha constituido «la fuerza
gún un código concebido como de las religiones y especialmente
perpetuo, sino romano-anglosa- del catolicismo», porque «sienten
jón, o sea cuya característica esen- enérgicamente la necesidad de la
cial consiste en el método, realis- unidad de toda la masa religiosa
ta, siempre ligado a la vida con- y luchan por no separar nunca los
creta en perpetuo desarrollo», en estratos superiores de los estratos
una palabra, como explica el pro- inferiores». La validez del modelo
pio Gramsci inmediatamente des- jerárquico católico se reafirma en
pués, del tipo «orgánico» [las cur- C 9, §101, 73, en el que se recono-
sivas son mías]. Y nuevamente en ce al papado por la eficacia de «su
C 6, §97, 83: «si bien es verdad que organización práctica de centrali-
todo partido es partido de una zación del organismo [las cursivas
sola clase, el jefe debe apoyarse son mías] eclesiástico».
en ésta y elaborar en ella un esta- El cambio terminológico de
do mayor y toda una jerarquía; si Gramsci se refleja de manera di-
el jefe es de origen “carismático”, versa en la continuación de los
debe renegar de su origen y traba- Cuadernos: los segundos borra-
jar para hacer orgánica la función dores de los pasajes citados ante-
de la dirección, orgánica y con las riormente, en los que la expresión
características de la permanencia “centralismo orgánico” se refería
y continuidad», lo que ocurre solo a la fórmula bordighiana, a saber
cuando «el jefe no considera a las C 11, §67, que incorpora C 4, §33, y
masas humanas como una herra- C 13, §38, constituido por la unión

68
Cesarismo

de C 1, §49 y §54, no presentan, terminadas ocasiones, como por


como sucede a menudo en los ejemplo en medio de una acción
Textos C tardíos, variaciones sus- ya decidida e iniciada), sino como
tanciales con respecto a los escri- una consciente y lúcida asimila-
tos originales, sin perjuicio de la ción de la directiva a realizar, [...]
adición de la expresión “llamado” no anula la personalidad en senti-
a la fórmula «centralismo orgá- do orgánico, sino que sólo limita
nico» en el significado sinónimo el arbitrio y la impulsividad irres-
de «burocrático», que también se ponsable», al menos en el caso
encuentra en la primera parte de en que el «“origen del poder que
C 13, §36 que abarca C 9, §68. Un ordena la disciplina” es [...] “de-
uso similar aparece en C 15, §13, mocrático”, esto es, si la autori-
191, en el que como una manifes- dad es una función técnica espe-
tación de «fetichismo», «cualquier cializada y no un “arbitrio” o una
forma del llamado [las cursivas imposición extrínseca y externa»,
son mías] “centralismo orgánico”, de modo que la disciplina misma
el cual se basa en el presupuesto, alcance a constituir «un elemento
que es cierto sólo en momentos necesario de orden democrático,
excepcionales, de enardecimien- de libertad»: la identificación en-
to de las pasiones populares, de tre el centralismo orgánico y de-
que la relación entre gobernantes mocrático aparece a esta altura
y gobernados es dada por el he- tan obvia que ya no es ni siquiera
cho de que los gobernantes asu- el tema de discusión.
men los intereses de los goberna- GIUSEPPE COSPITO
dos y por lo tanto “deben” tener
su consenso, o sea que debe dar- Cesarismo
se la identificación del individuo Categoría difundida y debati-
con el todo, el todo (cualquier or- da en la politología de la época,
ganismo que éste sea) estando re- en los Cuadernos a menudo está
presentado por los dirigentes». presente junto a «bonapartismo»
En el Texto B de C 14, §48, 137- (C 4, §66, 223), término más tradi-
138, titulado Pasado y presente. cionalmente marxista, para indi-
Centralismo orgánico y centralismo car en primer lugar la «influencia
democrático. Disciplina, leemos en del elemento militar» cuando es
cambio que esta última, enten- también «influencia y peso del es-
dida «ciertamente no como pa- trato social en el cual el elemento
siva y supina recepción de órde- técnico militar [...] tiene especial-
nes, como mecánica ejecución de mente su origen» (Ivi, 222; casi sin
una consigna (lo que sin embar- cambios en el Texto C 13, §23, 56).
go también será necesario en de- Respecto a «bonapartismo», siem-

69
Cesarismo

pre entendido negativamente, valor, un alcance y un significado


Gramsci parece atribuir a la pala- distintos que en el caso preceden-
bra «cesarismo» un espectro inter- te» (Ibid.). César y Napoleón son
pretativo más variado, aunque la para Gramsci ejemplos de cesa-
diferencia entre los dos términos rismo progresivo, Napoleón III y
nunca se hace explícita. Bismarck lo son de cesarismo re-
La expresión se profundiza en gresivo. En el «mundo moderno»,
dos notas del C 9, §133 y §136 – precisa Gramsci, «con sus gran-
más tarde fusionadas en el Texto des coaliciones de carácter econó-
C (C 13, §27) –, ambas tituladas mico-sindical y político de parti-
El cesarismo (título otorgado des- do, el mecanismo del fenómeno
pués del título general de rúbrica cesarista es distinto del que fue
Maquiavelo). Se puede decir que hasta Napoleón III». En la época
«el cesarismo o bonapartismo ex- caracterizada por el parlamenta-
presa una situación en la que las rismo, el compromiso típico del
fuerzas en lucha se equilibran cesarismo es posible a nivel par-
de modo catastrófico, o sea que lamentario, a partir de los gobier-
se equilibran de modo tal que la nos de coalición: «Se puede tener
continuación de la lucha no pue- “solución cesarista” incluso sin
de concluir más que con la des- un César, sin una gran personali-
trucción recíproca» (C 9, §133, dad “heroica” y representativa. El
102); pero el cesarismo, «si bien sistema parlamentario dio el me-
expresa siempre la solución “arbi- canismo para tales soluciones de
tral”, confiada a una gran perso- compromiso» (Ivi, 102-103).
nalidad», entre dos fuerzas equi- Y el cesarismo, más que mi-
valentes ya debilitadas por la lu- litar, es policial, entendiendo la
cha mutua, «no tiene siempre el «policía en sentido amplio», en el
mismo significado histórico. Pue- sentido «no sólo del servicio esta-
de haber un cesarismo progre- tal destinado a la represión de la
sista o un cesarismo regresivo» delincuencia, sino del conjunto de
(Ibid.). El cesarismo es progresis- fuerzas organizadas por el Estado
ta «cuando su intervención ayuda y por los particulares para tutelar
a la fuerza progresista a triunfar el dominio [político y económico]
aunque sea con ciertos compro- de la clase dirigente» (Ibid.).
misos limitativos de la victoria; Gramsci añade que «la fase ca-
es regresivo cuando su interven- tastrófica puede establecerse por
ción ayuda a triunfar a la fuerza deficiencia política [momentánea]
regresiva, también en este caso de la fuerza dominante tradicio-
con ciertos compromisos y limita- nal, y no ya por una deficiencia
ciones, que no obstante tienen un orgánica insuperable necesaria-

70
Cesarismo

mente» (C 9, §136, 105): es decir César y de Napoleón I fue, por


que, por ejemplo, puede tener su decirlo así, de carácter cuantitati-
causa más que en un real equili- vo-cualitativo, es decir, represen-
brio entre las fuerzas fundamen- tó la fase histórica de paso de un
tales, en el hecho de que la fuerza tipo de Estado a otro tipo, un paso
tradicionalmente dominante está en el que las innovaciones fueron
dividida entre facciones y, por lo tantas cuantitativamente y tales,
tanto, deja espacio a la fuerza an- que representan una completa
tagonista, aunque ésta no esté to- transformación cualitativa. El ce-
davía lo suficientemente madura sarismo de Napoleón III fue sólo
como para ser una candidata seria y limitadamente cuantitativo; no
al poder. Entonces el componen- hubo paso de un tipo de Estado
te cesarista interviene (ese fue, se- a otro, sino sólo “evolución” del
gún Gramsci, el caso de Napoleón mismo tipo, según una línea inin-
III) para salvaguardar el desarro- terrumpida» (Ibid.). Otra caracte-
llo histórico según las directrices rística del cesarismo en el hecho
básicas del desarrollo real de las de que «el equilibrio de perspec-
fuerzas fundamentales en jue- tivas catastróficas no se da entre
go. Por esta razón, hasta el cesa- fuerzas contrarias que en último
rismo de Napoléon III puede ser análisis podrían fundirse y uni-
considerado «objetivamente pro- ficarse, aunque fuese después de
gresista, si bien no como el de Cé- un proceso fatigoso y sangriento,
sar o el de Napoleón I» (Ibid.). Es sino entre fuerzas cuyo conflic-
importante destacar no sólo que to es irremediable históricamen-
Gramsci se aleja del juicio expre- te y se profundiza aún más espe-
sado por Marx en su celebre El cialmente con el advenimiento de
18 de brumario de Luis Bonaparte, formas cesaristas» (Ibid.): la lucha
sino que estas observaciones mo- entre burguesía y proletariado pa-
difican el modelo fundamentado rece ser, según el autor, una lucha
en la clara dicotomía «bonapar- que no tiene la posibilidad de un
tismo progresista»/«bonapartis- compromiso duradero.
mo regresivo». Aquí hay un bo- Otra nota en cuyo título apa-
napartismo «objetivamente» (re- rece la categoría de cesarismo es
lativamente) progresista, que no un Texto B, C 14, §23, titulado Ma-
altera los equilibrios globales de quiavelo. Cesarismo y equilibrio «ca-
la sociedad para crear un nuevo tastrófico» de las fuerzas político-so-
tipo de Estado, sino que garan- ciales. Gramsci complica el marco
tiza solo el congelamiento de los de comprensión de los fenóme-
equilibrios fundamentales que ya nos cesarísticos subrayando que
se han logrado: «El cesarismo de sería un error creer que «todo el

71
Ciencia de la política

nuevo fenómeno histórico se debe sarismo” en este sentido estric-


al equilibrio de las fuerzas “fun- to» (Ivi, 314). Gramsci continúa su
damentales”; hay que ver tam- nota con una valoración de la fun-
bién las relaciones que existen en- ción y del papel de Julio César.
tre los grupos principales (de di- GUIDO LIGUORI
verso género, social-económico y
técnico-económico) de las clases Ciencia de la política
fundamentales y las fuerzas au- Entre los marxistas de su tiem-
xiliares guiadas o sometidas a la po, Gramsci fue probablemente el
influencia hegemónica. Así, no se único que utilizó de forma positi-
comprendería el golpe de Estado va la expresión «ciencia política»
del 2 de diciembre sin estudiar la o «ciencia de la política». Mien-
función de los grupos militares tras que el término «sociología»
y de los campesinos franceses» en los Cuadernos siempre apare-
(C 14, §23, 116). También el «caso ce con una connotación marca-
Dreyfus» pertenece a la casuísti- damente negativa (es notoria la
ca histórica del cesarismo, como aversión gramsciana hacia la “so-
ejemplo de cesarismo incumpli- ciología marxista” propuesta por
do, de movimiento que impidió Bujarin y sus críticas al formalis-
la salida cesarista que se estaba mo y al empirismo de la socio-
preparando: «son elementos del logía “burguesa”), la expresión
mismo bloque social dominante «ciencia política» en sus apuntes
los que frustran el cesarismo de tiene, en cambio, una indiscuti-
la parte más reaccionaria del blo- ble acepción positiva. No es difícil
que mismo» (Ibid.), apoyándose notar que uno de los objetivos de
en partes y fracciones de las cla- los Cuadernos, tal vez el más de-
ses subalternas. mandante, es precisamente la ela-
Finalmente, César y el cesarismo boración de una ciencia de la po-
es el título de C 17, §21, sin embar- lítica adecuada a la filosofía de la
go la “rúbrica” a la que pertenece praxis, es decir al marxismo.
ya no es Maquiavelo, sino Temas de Cualesquiera que sean los mo-
cultura: «La teoría del cesarismo, tivos que hayan llevado a Gramsci
que hoy predomina [...] ha sido a valorar positivamente la ciencia
introducida en el lenguaje políti- de la política, el hecho es que su
co de Napoleón III, el cual no fue obra – aunque aborda variados ar-
ciertamente un gran historiador o gumentos, hoy clasificables desde
filósofo o teórico de la política. Es el punto de vista académico como
cierto que en la historia romana la filosóficos, antropológicos, socio-
figura de César no se caracteriza lógicos, estéticos, etc. – puede ser
sólo o principalmente por el “ce- sustancialmente considerada una

72
Ciencia de la política

reflexión sobre la acción y las ins- dos» (C 15, §4, 175). Este «primer
tituciones políticas (hegemonía, elemento» tiene en los Cuadernos
voluntad colectiva, Estado, socie- la misma función metodológica
dad civil, partidos, etc.). En efec- que tiene la mercancía en la ex-
to, Gramsci examina todas las es- posición dialéctica presente en El
feras del ser social considerando Capital de Marx: se trata de una fi-
como punto de partida su rela- gura abstracta (de una “célula”)
ción con la política. Por otra parte, que contiene potencialmente to-
es exactamente la reflexión sobre das las determinaciones más con-
la ciencia política la que desmien- cretas de la totalidad. El concepto
te en la forma más clara una de más concreto de la teoría política
las más difundidas lecturas de la de Gramsci, o sea el de «Estado
obra gramsciana, es decir aquella integral» (sociedad política + so-
que hace de Gramsci un pensador ciedad civil, coerción + consenso,
fragmentario, cuyo trabajo teóri- dictadura + hegemonía, etc.) tiene
co faltaría (ya sea por autónoma todas sus determinaciones – entre
decisión metodológica, ya sea por otras: cómo se gobierna, por qué
la coerción de las condiciones ob- se obedece, etc. – ya contenidas en
jetivas bajo las cuales trabajaba) este primer elemento abstracto, o
de una estructura sistemática. No sea en la relación entre gobernan-
creo que sea así: me parece que tes y gobernados. Y así como Marx
los “cuadernos especiales” son lo hizo con la forma mercancía,
intentos (no siempre logrados, es Gramsci muestra la historicidad
cierto) de pasar del método de la de este primer elemento: también
investigación, típico de los “cua- la relación entre gobernantes y
dernos misceláneos” hacia el de gobernados tiene una génesis (en
la exposición a través de la crea- la sociedad de clases) y por consi-
ción de una démarche que va dia- guiente una posibilidad de supe-
lécticamente, como en El Capital, ración (en la «sociedad regulada»,
de lo abstracto a lo concreto. Son sin clases, o sea en el comunismo).
muchos los núcleos expositivos Si se quiere insistir en la compara-
(en sentido marxiano) presentes ción con Marx, se puede decir que
en los Cuadernos. los Cuadernos contienen al mismo
Quisiera dar aquí un solo ejem- tiempo los Grundrisse (los “cua-
plo, obtenido precisamente de la dernos misceláneos”) y los prime-
reflexión gramsciana sobre la po- ros esbozos de El Capital (los “cua-
lítica. Gramsci afirma que el pri- dernos especiales”).
mer elemento de la ciencia y del Gramsci utiliza en los Cuader-
arte políticos es que realmente nos el concepto de política en dos
existen «gobernantes y goberna- principales acepciones, que se

73
Ciencia de la política

podrían llamar “amplia” y “es- Gramsci presenta en los Cuader-


trecha”. En su acepción amplia, nos muchos ejemplos de este mo-
«política» está identificada con li- mento catártico en muchas esfe-
bertad, con universalidad, o, más ras del ser social, desde el terreno
precisamente, con todas las for- de las ideologías (pasaje del senti-
mas de praxis que superan la sen- do común heteróclito al buen sen-
cilla recepción pasiva o la mani- tido crítico y a una concepción del
pulación de los datos inmediatos mundo orgánica, como en la “filo-
de la realidad (recepción y ma- sofía sistemática de los filósofos”)
nipulación que marcan gran par- hasta el del arte y la literatura (ela-
te de la praxis técnico-económica boración estética de una perspec-
y de la praxis cotidiana en gene- tiva nacional-popular, verdadera-
ral) dirigiéndose conscientemen- mente universal-concreta y ya no
te por el contrario hacia la totali- abstractamente cosmopolita, etc.)
dad de las relaciones subjetivas y Además de esta acepción am-
objetivas. Se puede entender me- plia, Gramsci presenta en los Cua-
jor este enfoque si se observa que, dernos un concepto estrecho de
en tal acepción amplia, política política, precisamente uno propio
en Gramsci es sinónimo de «ca- de la ciencia política y que invo-
tarsis», es decir del pasaje de la lucra el conjunto de las prácticas
particularidad a la universalidad, y objetivaciones directamente re-
del determinismo a la libertad (C lacionadas con las relaciones de
10 II, §6, 142). En efecto, es onto- poder entre gobernantes y gober-
lógicamente correcto decir, como nados. Y bien, si en su acepción
Gramsci lo hace reiteradamente, amplia, es decir la de catarsis, la
que “todo es política”, o sea que política es para Gramsci un mo-
todas las formas de praxis implican mento insuprimible y constituti-
esa potencialidad del momento vo de la misma estructura ontoló-
catártico, o sea la potencialidad gica del ser social, en esta segun-
de un pasaje de la esfera de la ma- da acepción la política, en cam-
nipulación inmediata – de la re- bio, le aparece como algo históri-
cepción pasiva de la realidad – a camente transitorio: Gramsci no es
la dimensión de la totalidad, del un “politólogo” (y mucho menos
cambio activo del mundo social. un “politólogo” con desviaciones
En otras palabras: de un pasaje de politicistas), sino un crítico de la
la conciencia “egoísta-pasional” política, en el mismo sentido en el
(puramente particular) a la con- que Marx no es un “economista”
ciencia “ético-política”) o univer- (y aún menos un “economicista”),
sal (a la conciencia de nuestra par- sino – según sus propias palabras
ticipación en el género humano). – un crítico de la economía política,

74
Ciencia de la política

en la medida en que pone los he- la crítica. Por lo tanto, la ciencia


chos económicos en relación, por política debe ser concebida en su
una parte, con la totalidad social, contenido concreto (y también en
y, por la otra, con el devenir his- su formulación lógica) como un
tórico. organismo en desarrollo» (C 13,
Siguiendo los pasos de Marx, §20, 48). Esta visión historicista lo
Gramsci asume una posición si- lleva a dialectizar su primer ele-
milar frente a la ciencia política. mento (que resulta, sin embargo,
Si Marx reconoce los conceptos el punto de partida de su misma
de mercancía y valor, elabora- construcción de ciencia política) y,
dos por la economía política que en consecuencia, a formular esas
lo precedió, como puntos de par- preguntas, de relevancia meto-
tida de su propia reflexión, tam- dológica crucial: «¿Se quiere que
bién Gramsci sabe que en la esfe- haya siempre gobernados y go-
ra de la praxis y de las institucio- bernantes o bien se quieren crear
nes políticas – según teóricos que las condiciones en las que la ne-
van desde Maquiavelo a Mosca – cesidad de existencia de esta divi-
el «primer elemento es que exis- sión desaparezca?, o sea, ¿se parte
ten verdaderamente gobernados de la premisa de la perpetua divi-
y gobernantes, dirigentes y dirigi- sión del género humano o se cree
dos. Toda la ciencia y el arte po- que ésta es sólo un hecho históri-
líticos se basan en este hecho pri- co, que responde a ciertas condi-
mordial, irreductible (en ciertas ciones?» (C 15, §4, 175-176). Dado
condiciones generales)» (C 15, §4, que Gramsci adopta, sin duda, la
175). Sin embargo, así como para segunda alternativa puesta en sus
Marx frente al capital, también dos preguntas, es evidente que
para Gramsci no estamos frente a para él el primer elemento de la
un hecho “natural”, “eterno”: «La política (como para Marx la “cé-
innovación fundamental introdu- lula” constituida por la mercancía
cida por la filosofía de la praxis y su forma valor) no es un hecho
en la ciencia de la política y de la natural y eterno, sino un proceso
historia es la demostración de que histórico.
no existe una “naturaleza huma- La historicidad de la política,
na” abstracta, fija e inmutable […] concebida como un “organismo
sino que la naturaleza humana es en desarrollo”, no se refiere por lo
el conjunto de relaciones sociales tanto solo a sus categorías estruc-
históricamente determinadas, o turales-inmanentes: es la misma
sea un hecho histórico averigua- esfera política (en su sentido es-
ble, dentro de ciertos límites, con trecho, o sea como relación entre
los métodos de la filología y de gobernantes y gobernados) la que

75
Clase, clases

tiene según Gramsci un carácter sea el momento de la articulación


histórico. Esta esfera tiene una gé- entre subjetividad y objetividad,
nesis histórica, ya que la política entre libertad y causalidad, entre
solo existe cuando hay gobernan- particularidad y universalidad. Y
tes y gobernados, dirigentes y di- cuando la política se manifiesta
rigidos; y esta visión no resulta de en su sentido estrecho, o sea como
la “naturaleza humana”, sino de relación de poder entre gobernan-
relaciones sociales históricas-con- tes y gobernados, sentido propio
cretas (o sea, en último análisis, de la ciencia política incluso de su
esta se remonta «a una división de tiempo, Gramsci lo presenta como
los grupos sociales», es decir, a la algo que será dialécticamente su-
división de la sociedad en clases perado, o sea aufheben (conserva-
(Ibid.). Para Gramsci esta división do, eliminado y alzado a un nivel
no siempre fue ni será, ya que po- superior) en la sociedad regulada,
drá desaparecer en la «sociedad en el comunismo. Por eso pode-
regulada» (comunista), en la que mos decir que Gramsci no es un
será superada la división de la so- “científico político”, un politólo-
ciedad en clases antagónicas. En go, sino – en el sentido estricta-
efecto, en esa sociedad regulada mente marxiano de la expresión
Gramsci supone que «el elemento – un crítico no solo de la política
Estado-coerción [y, se podría de- como relación entre gobernantes
cir, también la división entre go- y gobernados, sino también de
bernantes y gobernados, NdA] la ciencia política tal cual ha sido
se puede imaginar extinguible a construida en la modernidad.
medida que se afirman elementos CARLOS NELSON
cada vez más conspicuos de socie- COUTINHO
dad regulada (o Estado ético o so-
ciedad civil)» (C 6, §88, 76). Clase, clases
Por lo tanto, no hay evidencia En los Cuadernos no existe una
en los Cuadernos del presunto “po- definición del concepto de clase,
liticismo” que algunos intérpretes categoría fundamental en el mar-
le atribuyen. La política entendida xismo, aunque se repite en ellos
en su sentido amplio como catar- muy a menudo. Las pocas apari-
sis, es una determinación que no ciones de «clase» en las Cartas de la
se puede eliminar de la praxis hu- cárcel son prácticamente insignifi-
mana y, por consiguiente, cuando cantes, pero debe tenerse en cuen-
Gramsci dice y reitera que “todo ta que el concepto marxista de la
es política”, no violenta lo real, clase es repetido por Gramsci con
sino que indica, al contrario, un mucha insistencia (en seis ocasio-
aspecto esencial del ser social, o nes: casi la mitad del total) en lo

76
Clase, clases

que se puede definir como un ci- plural) en los dos primeros Cua-
clo pequeño de cartas a su cuña- dernos solamente (y muchas de las
da Tania (y quizás también a Piero restantes son Textos C tomados
Sraffa) sobre el tema de los judíos de Cuaderno 1 y Cuaaderno 2). La
y el antisemitismo (LC 472, 28 de expresión «lucha de clases» tam-
septiembre de 1931; LC 475, 5 de bién es muy rara en los Cuadernos
octubre de 1931; LC 480, 12 de oc- (solo siete veces) y siempre está
tubre de 1931; LC 532, 8 de febrero presente solo en notas bibliográfi-
de 1932). La ausencia de una defi- cas sobre textos de otras personas,
nición teórica rigurosa, abstracta, entre las cuales se destaca una re-
de «clase» se explica por el hecho ferencia a Sorel (C 4, §31, 159, lue-
de que el concepto es utilizado go Texto C: C 11, §66, 338) y uno
operacionalmente por Gramsci sobre la supuesta ausencia de lu-
y, por lo tanto, se refiere necesa- cha de clases en los Estados Uni-
riamente a contextos discursi- dos (C 3, §68, 67, luego Texto C: C
vos precisos y diversificados, de 22, §16, 94).
modo que el término es continua- Sin embargo, es muy esclare-
mente adjetivado (no solo grama- cedor aclarar la trama conceptual
ticalmente sino sobre todo semán- que define el concepto de clase en
tica y políticamente). Por esta ra- Gramsci, el contraste constante en
zón, son necesarias referencias a los Cuadernos entre «clase» y «cas-
otros términos que especifiquen el ta»: la casta es un residuo del pa-
concepto (burguesía, clase traba- sado (C 6, §116, 94; C 8, §187, 312
jadora, clase media, clase urbana, y passim) y, al mismo tiempo, sig-
etc.) y a los sinónimos que proba- nificativamente, característicos de
blemente se derivan de un deseo Oriente (C 5, §90, 313; C 6, §32, 33;
prudente de evadir la censura de C 7, §71, 191 y passim). El concepto
la prisión que está bien presente de «casta» siempre se connota ne-
en Gramsci (grupo social, subor- gativamente y se considera sinó-
dinado, grupo económico, etc.). nimo de «“camarilla”, “conventí-
A este respecto, el hecho de que culo”, “pandilla”, “corrillo”, etcé-
solo a partir de Cuaderno 3 (1930) tera» (C 8, §81, 256); en resumen,
Gramsci prefiere adoptar «grupo la clase es a casta como la moder-
social» en lugar de «clase» para nidad capitalista es para la Edad
escapar de la censura se confirma- Media feudal, lo que, por supues-
ría por el hecho de que la palabra to, no excluye la recurrencia de las
«clase» se concentra durante apro- formas de castas en las socieda-
ximadamente una cuarta parte de des modernas sino, precisamen-
las menciones totales (más de 500 te, aparecen como un fenómeno
ocurrencias singulares y tantas en regresivo y, más precisamente,

77
Clase, clases

degenerativo; así, por ejemplo, el ductiva se convierte en “racionali-


«brescianismo», entendido como dad” para las clases intelectuales.
«espíritu “económico-corporati- Lo extraño es que los marxistas
vo”, “privilegiado” de casta y no consideran superior la “raciona-
de clase, de carácter político-me- lidad” a la política, la abstracción
dieval y no moderno» (C 9, §42, ideológica a la concreción econó-
35, Texto A), entonces, aún más mica. Sobre esta base de relacio-
claramente en el correspondiente nes históricas es que debe expli-
Texto C: «oposición a toda forma carse el idealismo filosófico mo-
de movimiento nacional-popular, derno» (C 1, §151, 190, Texto A).
determinada por el espíritu eco- No es casualidad que la expresión
nómico-corporativo de casta, de ambigua «clase intelectual» desa-
origen medieval y feudal» (C 23, parezca por completo en la rees-
§8, 110). critura del Texto C: «En realidad,
No faltan los adjetivos de “cla- el paralelo [«entre la práctica fran-
se” que podríamos definir como cesa y la especulación alemana»,
sociológicos, es decir, no riguro- NdA] puede ser definido: lo que
sos según el punto de vista mar- es “práctica” para la clase funda-
xista y, a veces, abiertamente con- mental se vuelve en “racionali-
tradictorios con la estructura ge- dad” y especulación para sus in-
neral del pensamiento gramscia- telectuales (sobre esta base de las
no: ver el uso de «clase política» relaciones históricas se debe ex-
(pero justificado por la referencia plicar todo el idealismo filosófico
al pensamiento de Gaetano Mos- moderno)» (C 10 II, §61, 231).
ca), de «clase militar-burocráti- Por otro lado, los usos frecuen-
ca», de «clase culta» e, incluso, tes de «clase dirigente» y «clase
de «clase intelectual» (en eviden- dominante» (en la que prevalece
te contradicción con la definición claramente la forma singular) en
gramsciana de intelectuales). Uno oposición a las «clases subalter-
de los pasajes en los que aparece la nas» y las «clases populares» (en
expresión «clase intelectual», que, las que prevalece, aún más clara-
a partir de Hegel, se refiere a la re- mente la forma plural) constitu-
lación establecida por Marx entre yen las características fundamen-
la «filosofía alemana clásica» y la tales del pensamiento gramscia-
política «francesa», debe leerse en no. La expresión «clase revolucio-
todo caso, dado que la referencia naria» siempre ha sido histórica-
de Gramsci parece polémica ha- mente rechazada y, por lo tanto,
cia aquellos marxistas que hacen puede referirse a la burguesía (es-
suya la posición descrita allí: «Lo pecialmente la francesa) cuando
que es “política” para la clase pro- se dedica a su revolución; de ma-

78
Coerción

nera similar, la bella (y rara en los caciones, que van desde la teoría
Cuadernos) expresión «clase histó- de la educación hasta la teoría po-
rica» ​​se refiere a la burguesía ita- lítica propiamente dicha y que ge-
liana del Risorgimento, en oposi- neralmente no tiene un valor in-
ción a la pequeña burguesía («el trínsecamente negativo, ya que
Partido de Acción no se apoyaba en los diversos campos Gramsci
específicamente en ninguna cla- parece comprender la necesidad,
se histórica»: C 1, §44, 106; Texto e incluso la positividad, de un
C: C 19, §24, 387), pero el uso de componente coercitivo. En su car-
Gramsci de la expresión en refe- ta a Giulia del 30 de diciembre de
rencia a la burguesía italiana del 1929, de hecho, escribe sobre la
siglo XVI (desaprobando el mal- educación de su hijo Delio y su-
entendido del crítico Ireneo Sane- braya cómo esta se basa en una
si sobre las comedias de ese siglo) concepción excesivamente «meta-
es notable: «Para Sanesi, los escri- física», construida en torno al su-
tores de la nueva clase histórica puesto de que el niño ya está po-
son retrógrados y son revolucio- tencialmente presente en el hom-
narios los escritores cortesanos: es bre, que bastaría dejar desarro-
asombroso» (C 5, §104, 322). llar ese elemento latente con una
Pero nada revela mejor la de- simple ayuda y sin «coacción», de
cisiva estructura marxista del ahí que concluye: «Yo en cambio
pensamiento gramsciano que el pienso que el hombre es toda una
uso del concepto de «clase funda- formación histórica obtenida con
mental», que siempre y exclusiva- coacción (entendida no sólo en el
mente se refiere a la burguesía y sentido brutal y violencia exter-
la clase trabajadora: «Aunque sea na) y sólo esto pienso: que de otra
cierto que para las clases [fonda- manera caeríamos en una forma
mentali, en el original, NdE] pro- de trascendencia o inmanencia»
ductivas fundamentales (burgue- (LC 301). Es el mismo tipo de coer-
sía capitalista y proletariado mo- ción que permite a «un estudioso
derno) el Estado no es concebible de cuarenta años» permanecer
más que como forma concreta de sentado en una mesa durante va-
un determinado mundo económi- rias horas seguidas: ¿habría podi-
co, de un determinado sistema de do hacerlo – se pregunta Gramsci
producción» (C 10 II, §61, 232). – «si de niño no hubiese adquiri-
RAUL MORDENTI do coactivamente, por coacción
mecánica, los hábitos psicofísicos
Coerción apropiados?» (C 12, §2, 377). Sin
El lema tiene en los textos car- embargo, la asunción de ciertos
celarios una amplia gama de apli- hábitos a través de la coerción no

79
Coerción

es suficiente para que un indivi- acorazada de coerción)» (C 6, §88,


duo encuentre su lugar dentro de 76). Este argumento – continúa
los mecanismos que regulan la – se vuelve fundamental en una
convivencia social. En este caso – doctrina del Estado según la cual
señala Gramsci – se necesita algo el propio Estado tiende a agotar-
más, ya que el respeto al orden ju- se: cuantos más elementos de «so-
rídico constituido por ese conjun- ciedad regulada (o Estado ético o
to de reglas sobre las que se orga- sociedad civil)» se afirman, más
niza «la vida de los hombres entre tiende «el elemento Estado-coer-
sí» no puede derivar solo de una ción» a su extinción. La extinción
imposición externa, debe ser fru- del Estado, que es una situación
to de una convicción espontánea: de un «Estado sin Estado», presu-
debe madurar «por necesidad re- pone una aceptación espontánea
conocida y propuesta a sí mismos de las leyes, una aceptación libre
como libertad y no por simple «y no por coerción, como impues-
coacción» (Ivi, 374). ta por otra clase, como cosa exter-
Gramsci llega a conclusiones na a la conciencia» (Ibid.). Es una
similares tras un razonamiento situación en la que se vislumbra
sobre el Estado que se desarro- una forma de derecho y justicia
lla en el Cuaderno 6. Tras partir regulada por instituciones espe-
de una afirmación de Guicciardi- cíficas que no hacen nada con las
ni según la cual «para la vida de «caducas» del pasado, que no han
un Estado dos cosas son absolu- sido «más que coerción, opresión,
tamente necesarias: las armas y la deformación arbitraria de la vida
religión» (C 6, §87, 75) y después pública y de la naturaleza huma-
de haberlo articulado en una serie na» (C 3, §3, 16), hasta el punto de
de pares de opuestos – «fuerza y que algunos intelectuales han es-
consenso, coerción y persuasión, crito al respecto en términos de
Estado e Iglesia, sociedad política una ecuación entre ley e injusticia.
y sociedad civil, política y moral En la indicación de los pares
(historia ético-política de Croce), de opuestos en el contexto de C
derecho y libertad, orden y disci- 6, §87 Gramsci insertó «política y
plina, [...] violencia y fraude» (Ivi, moral» como caracterización de
75) –, Gramsci afirma que «en la la historia ético-política de Croce.
noción general de Estado entran Esto subraya con fuerza el hecho
elementos que deben recondu- de que en el pensamiento crocia-
cirse a la noción de sociedad civil no «la ética se refiere a la activi-
(en el sentido, podría decirse, de dad de la sociedad civil, a la he-
que Estado = sociedad política + gemonía; la política se refiere a
sociedad civil, o sea hegemonía la iniciativa y a la coerción esta-

80
Coerción

tal-gubernativa» (C 10 II, §41.III, paganda y de persuasión [...] es


187; cabe señalar que en el relati- una nueva forma [...] de moralis-
vo Texto A, C 7, §9, 150 no apare- mo económico vacuo e inconclu-
ce «coerción» y leemos que la po- yente» (Ibid.). También de esta for-
lítica corresponde «a la iniciativa ma parece confirmarse la necesi-
estatal-gubernativa»). El manteni- dad del momento coercitivo.
miento de Croce de la distinción Otro vasto campo de aplica-
entre los dos momentos compor- ción del concepto de coerción es
ta consecuencias relevantes: colo- el relativo a la relación con el sis-
cando la distinción de una mane- tema productivo y las necesida-
ra especulativa y abstracta, como des inherentes al mismo. En el
consecuencia la «coacción estatal» Cuaderno 22 (Americanismo y for-
funciona para yuxtaponer «civili- dismo), analizando el nuevo siste-
zaciones y culturas diversas» or- ma productivo introducido en Es-
ganizándolas en una «“conciencia tados Unidos con el taylorismo y
moral” contradictoria y al mis- las causas de su fracaso, Gramsci
mo tiempo “sincrética”» (C 10 I, especifica que hace referencia al
§7, 125). Por tanto, conviene criti- término coacción «no sólo en el
car en profundidad la posición de sentido brutal», como en la car-
Croce desde el punto de vista del ta a su esposa del día 30 de di-
materialismo que, según el filóso- ciembre de 1929 (LC 301). Según
fo italiano, significa «“fuerza ma- Gramsci, el nuevo industrialismo
terial”, “coerción”, “hecho econó- estadounidense no fracasa gra-
mico”, etcétera» (C 10 II, §5, 142). cias a la violencia, a las “presio-
Precisamente en la óptica de la nes coercitivas” derivadas de la
crítica a Croce, Gramsci recuerda aplicación de nuevas técnicas de
que «entre la estructura económi- producción. Toda la historia del
ca y el Estado con su legislación y industrialismo, para Gramsci, se
su coerción está la sociedad civil» ha caracterizado por crecientes
(C 10 II, §15, 149) y que el Estado presiones coercitivas tendientes
es el instrumento a través del cual a disciplinar las inclinaciones na-
la sociedad civil se adapta a la es- turales de los trabajadores, redu-
tructura económica; esto, sin em- ciendo la actividad de estos últi-
bargo, solo puede suceder si los mos «al único aspecto físico ma-
representantes del Estado son en- quinal» (C 22, §11, 82), para sub-
comendados «del cambio produ- yugar los instintos naturales, «el
cido en la estructura económica» elemento de “animalidad” del
(Ibid.). Esperar a que la sociedad hombre» (C 22, §10, 78), para crear
civil se adapte a la nueva estruc- «normas y hábitos de orden, de
tura económica «por vía de pro- exactitud, de precisión» a la altu-

81
Coerción

ra de las exigencias de las formas jando al infierno de las subclases


de la vida colectiva «cada vez más a los débiles y a los refractarios o
complejas» debido al desarrollo eliminándolos del todo» (Ivi, 79).
del propio industrialismo. En las Cada proceso innovador implica
nuevas formas del industrialis- costos, incluso en términos de vi-
mo estadounidense (taylorismo) das humanas. Pensar que esto no
– continúa Gramsci – ciertamente sucederá con los métodos taylo-
hay un porcentaje mayor de bru- ristas es ilusorio. El complejo de
talidad que en épocas anteriores, «compulsiones y coerciones di-
pero no basta con denunciar esto rectas e indirectas» (C 22, §11, 84),
y decretar su irracionalidad, por- – desde la regulación y prohibi-
que eso significaría ponerse en ción de la vida sexual hasta la li-
una condición de críticas insoste- quidación casi total de los sindi-
nibles a todo proceso innovador. catos, funcional para el desarro-
Por otro lado – recuerda Gramsci llo del modelo de fábrica fordista
– lo nuevo siempre se ha afirmado – es legítimo aunque sea solo en
sobre lo viejo mediante la «com- el sentido de que representa el úl-
pulsión mecánica». Los instintos timo momento de la evolución de
hoy definidos como «“animales”» las formas históricas de vida. De
son un avance sobre los «más pri- modo que se puede estar más o
mitivos» y esto es el resultado de menos de acuerdo pero «el prin-
procesos históricos caracterizados cipio de la coerción, directa e in-
por costos muy altos en términos directa, en el ordenamiento de la
de vidas humanas y del «someti- producción y del trabajo es justo»
miento de los instintos». Gramsci (Ivi, 81). La «crisis orgánica» del
propone como ejemplos el «paso orden burgués durante el primer
del nomadismo a la vida seden- período de la posguerra, caracte-
taria y agrícola [...] las primeras rizada por «una crisis de las cos-
formas de esclavitud de la gleba tumbres de extensión y profundi-
y del oficio, etcétera». Y agrega: dad inauditas», «se ha verificado
«Hasta ahora todas las transfor- contra una forma de coerción» (C
maciones del modo de ser y de 22, §10, 79) concebida para nece-
vivir se han producido por coer- sidad de la guerra, a cuya conclu-
ción brutal, o sea a través del do- sión las masas ahora conscientes
minio de un grupo social sobre to- de su papel histórico reclamaron,
das las fuerzas productivas de la por ejemplo, a través de los sindi-
sociedad». La «brutalidad inaudi- catos, una nueva posición social y
ta» seleccionó (o “educó”) al hom- determinando, al mismo tiempo,
bre apto «a las nuevas formas de la constitución del «hombre-co-
producción y de trabajo […] arro- lectivo actual» (C 7, §12, 153) así

82
Coerción

como el cuestionamiento del pa- se […] mediante una mayor retri-


pel de los grupos dominantes. bución» (C 22, §13, 87). Pero esto
Ante esta nueva situación no basta para descargar la presión
Gramsci plantea la cuestión de que se ejerce sobre los trabajado-
«una coerción de nuevo tipo» res, auténticamente “exprimidos”
(C 22, §10, 80), frente a la cual el (C 22, §11, 82). Precisamente la in-
orden burgués no está prepara- capacidad de los industriales es-
do porque es consciente de que, tadounidenses para comprender
al aplicarla, también liberaría la la necesidad de un nuevo tipo
subjetividad de la nueva figura de coerción, que ya no se impo-
histórico-social constituida por ne desde el exterior, conduce al
el hombre colectivo. En efecto, fracaso del nuevo industrialismo.
en tanto que esta nueva coacción Desde el punto de vista del au-
se basa en un equilibrio psicofí- toaprendizaje, sin embargo, sería
sico del trabajador «no impuesto necesaria una revisión de la tarea
desde fuera» (C 22, §11, 82), sino educativa y formativa del Esta-
«interior [...] propuesto por el tra- do, que deberá elaborar «nuevos
bajador mismo» (Ibid.), acelera- y más elevados tipos de civiliza-
rá el proceso de adquisición de ción» (C 13, §7, 21) para adaptar-
competencias críticas y, por tan- se a los nuevos sistemas de pro-
to, la autonomía del trabajador. ducción, es decir un derecho tan
Se trata de «una coerción de nue- universal que permita a cada in-
vo tipo, en cuanto es ejercida por dividuo «incorporarse al hombre
la élite de una clase sobre su pro- colectivo», y deberá ejercer sobre
pia clase» (C 22, §10, 80-81); una los individuos una «presión edu-
coacción que es «autocoerción, o cativa» para obtener «su consen-
sea, una autodisciplina» (Ibid.), so y colaboración, haciendo que
que apunta a la autonomía de los se conviertan en “libertad” la ne-
productores y, por tanto, se opo- cesidad y la coacción» (Ivi, 21-22).
ne también a los «medios coerciti- En esencia, «la coerción es tal sólo
vos exteriores», es decir, a la mili- para quien no la acepta, no para
tarización de la producción, como quien la acepta» (C 14, §65, 152).
propone Trotsky (C 22, §11, 81). Desarrollar en relación con el de-
En la fábrica fordista, en cambio, sarrollo de las fuerzas sociales
la herramienta de persuasión que «no es coerción» sino el resultado
debería aliviar la coerción está de un «método acelerado». Para
constituida por salarios altos: «La quienes, por «libre voluntad», si-
coerción […] debe ser sabiamen- guen los ritmos de este desarrollo,
te combinada con la persuasión y la coerción adquiere el mismo sig-
el consenso y esto puede obtener- nificado que «lo que los religiosos

83
Concepción del mundo

dicen de la determinación divina» pero en un sentido aún más am-


(Ivi, 152-153). plio, para indicar el terreno co-
En otro lugar Gramsci vuelve a nectivo en el que surgen diferen-
la militarización de la producción tes grados de elaboración de la ca-
y, aunque implícitamente, a la po- pacidad del sujeto para interpre-
sición de Trotsky; en lugar de la tar la realidad; para lo cual, por
expresión «medios coercitivos ejemplo, «filosofía significa más
exteriores» (C 22, §11, 81) leemos especialmente una concepción
aquí «disciplina exterior coerciti- del mundo con características in-
va» (C 11, §1, 239: el contexto con- dividuales marcadas, sentido co-
siste en una reflexión sobre la pe- mún es la concepción del mundo
dagogía). Gramsci señala cómo difundido en una época histórica
la educación de un grupo social en la masa popular» (C 8, §213,
atrasado necesita una «disciplina 327). Expresión ampliamente uti-
exterior coercitiva», aunque esto lizada en la filosofía de la época
no significa necesariamente la re- (el propio Gramsci cita un artícu-
ducción a la esclavitud, «a me- lo de Gentile sobre La concepción
nos que se piense que toda coer- humanista del mundo: C 8, §175,
ción estatal es esclavitud» (Ibid.). 305), «concepción del mundo» es,
Incluso para el trabajo existe una por lo tanto, parte de una familia
coacción de tipo militar (aque- de términos que define la articu-
lla, de hecho, apoyada por Trots- lación del concepto gramsciano
ky) para ser aplicada a grupos so- de ideología y, por lo tanto, conti-
ciales “atrasados” y «orientada a guo a la religión, el conformismo,
educar un elemento inmaduro» el sentido común, el folklore. Más
(Ibid.), Es decir, un elemento que, raramente en los Cuadernos hay,
colocado junto a elementos ya con un significado similar, tam-
maduros, muestra su inmadurez; bién expresiones como «visión del
está claro, según Gramsci, que es mundo», «concepción general de
una inmadurez que nada compar- la vida», «concepción del mundo
te con la esclavitud, que «orgáni- y la vida», «concepción de la rea-
camente es la expresión de condi- lidad». La expresión aparece por
ciones universalmente inmadu- primera vez en C 1, §89, 151, en la
ras» (Ibid.). nota titulada Folklore. Este último,
LELIO LA PORTA escribe Gramsci, debe estudiarse
«como “concepción del mundo”
Concepción del mundo de determinados estratos de la so-
«Concepción del mundo» ciedad, que no han sido tocados
es una expresión utilizada por por las corrientes de pensamiento
Gramsci, a la par de «ideología», modernas. Concepción del mun-

84
Concepción del mundo

do [...] que es una yuxtaposición sólo para construir una concep-


mecánica de diversas concepcio- ción total del mundo, una filoso-
nes del mundo, si no es además fía total, sino [...] para convertirse
un museo de fragmentos de to- en una civilización integral, total»
das las concepciones del mundo (C 4, §14, 147).
y de la vida que se han sucedido La expresión, por lo tanto, tie-
en la historia». Desde los prime- ne un rango de uso muy amplio.
ros Cuadernos se encuentran ex- Indica tanto la filosofía del sen-
presiones como «concepción pa- tido simple, el sentido común,
gana del mundo» (C 1, §106, 158), como las concepciones elabora-
«concepción totalitaria del mun- das, hegemónicas o potencial-
do» y «concepción religiosa del mente hegemónicas, tanto las
mundo» (C 1, §139, 184), «con- grandes ideas colectivas como las
cepción tradicional popular del elaboraciones individuales de los
mundo» (C 3, §48, 53). En C 4, §41, grandes pensadores que, cierta-
178-179, la expresión se usa en rá- mente, parten de una concepción
pida sucesión como sinónimo de preexistente del mundo en el que
filosofía, ideología, cultura. En re- se formaron y vivieron, pero con-
petidas ocasiones (por ejemplo, tribuyen a elaborar una nueva y
en C 11, §37, 307) se coloca explí- original. Este último es también
citamente como un sinónimo ex- un proceso al que todos contri-
plicativo de ideología. Todos los buyen, ya que Gramsci escribe:
individuos tienen su propia con- «cada hombre [...] participa de
cepción más o menos elaborada una concepción del mundo y en
del mundo, incluso los grandes consecuencia contribuye a mante-
intelectuales como Maquiavelo nerlo, a modificarla, o sea a crear
(C 5, §127, 341), Tolstoi, Manzo- nuevas concepciones» (C 4, §51,
ni (C 3, §148, 115), Pirandello (C 201). La concepción del mundo es
5, §40, 274). El propio Marx desa- decisiva para la identificación de
rrolló una concepción del mundo, identidades colectivas e indivi-
como se desprende de las pala- duales: «Por la propia concepción
bras iniciales del Cuaderno 4: «Si del mundo se pertenece siempre
quieres estudiar una concepción a un determinado agrupamiento,
del mundo que nunca haya sido y precisamente a aquel de todos
expuesta sistemáticamente por el los elementos sociales que com-
autor-pensador» (C 4, §1, 131). La parten un mismo modo de pensar
filosofía de la praxis es una con- y actuar» (C 11, §12, 246). Dado
cepción del mundo, de hecho, el que «de hecho, no existe la filoso-
marxismo «contiene en sí todos fía en general: existen diversas fi-
los elementos fundamentales, no losofías o concepciones del mun-

85
Concepción del mundo

do y siempre se hace una elección tante contingente, varía según el


entre ellas» (Ivi, 247). Aunque en momento histórico o el contexto
otros lugares la elección parece re- social. Gramsci, de hecho, escribe
lativizada, ya que Gramsci afirma que «cada hombre tiende a tener
que no hay hombre que no partici- una sola concepción del mundo
pe en una concepción del mundo, orgánica y sistemática, pero dado
«aunque sea inconscientemente» que las diferenciaciones cultura-
(C 8, §204, 319) no de modo inten- les son muchas y profundas, la
cional. sociedad asume un extraño abi-
Por lo tanto, todos participan en garramiento de corrientes que
una concepción del mundo, por presentan un colorido religioso o
ejemplo, mediante el uso de un un colorido político según la tra-
cierto «“lenguaje”» (Ibid.), Enten- dición histórica» (C 8, §131, 283).
diéndose que es posible «elabo- Relevante es la conexión con la
rar la propia concepción del mun- religión, así como en un sentido
do consciente y críticamente» o propio, en un sentido “crociano”:
«“participar” en una concepción «Para Croce [...] es religión toda fi-
del mundo “impuesta” desde losofía, o sea toda concepción del
afuera» (Ivi, 319-320). Con respec- mundo [...] como estímulo a la ac-
to al lenguaje, para Gramsci «cada ción» (C 10 I, §5, 121). Gramsci re-
lengua es una concepción del chaza la distinción entre filosofía
mundo integral» (C 5, §123, 332) e ideología del filósofo neorrea-
y la lucha entre las concepciones lista: «la distinción es sólo de gra-
del mundo, una parte fundamen- do; es filosofía la concepción del
tal de la lucha entre hegemonías, mundo que representa la vida in-
también puede tomar la forma de telectual y moral [...] de un gru-
lucha entre diferentes idiomas, po social entero [...] es ideología
por ejemplo, en el Renacimiento, cada concepción particular de los
entre la «burguesa-popular que grupos internos de la clase que se
se expresaba en lengua vulgar» y proponen ayudar a la resolución
el «aristocrático-feudal que se ex- de problemas inmediatos y cir-
presaba en latín» (Ibid.). Y de nue- cunscritos» (C 10 I, §10, 132).
vo: «desde el idioma de cada uno Gramsci coloca el problema,
se puede juzgar la mayor o menor que concierne al partido revolu-
complejidad de su concepción del cionario, de la difusión y afirma-
mundo» (C 11, §12, 246). Una con- ción de una nueva concepción del
cepción del mundo puede tener mundo, que suplanta a las ante-
un carácter predominantemen- riores y afirme los valores de la
te religioso o político u otro, pero nueva clase, y pregunta: «¿Por
su “coloración” particular es bas- qué y cómo se propagan, convir-

86
Conformismo

tiéndose en populares, nuevas vi- para herir a los imbéciles» (C 14,


siones del mundo? [...] la investi- §61, 148). Esta lapidaria definición
gación es de particular interés en gramsciana nos hace entender
lo que respecta a las masas po- cómo «conformismo», a menudo
pulares, que son más difíciles de en los Cuadernos, debe entender-
cambiar su concepción y que nun- se como lo opuesto a “individua-
ca las cambian, en cualquier caso, lismo”, en lugar de “heterodoxia”.
aceptándolas en forma “pura”, Gramsci investiga la relación en-
por así decirlo, pero solo y siem- tre el individuo y el grupo socio-
pre como una combinación más o cultural de pertenencia, llegando a
menos heterogénea y extraña [...] la conclusión de que «por la pro-
Se puede concluir que el proceso pia concepción del mundo se per-
de difusión de nuevas concepcio- tenece siempre a un determinado
nes tiene lugar por razones polí- agrupamiento, y precisamente a
ticas, es decir, en última instan- aquel de todos los elementos so-
cia sociales, pero que el elemento ciales que comparten un mismo
formal, la lógica coherente, el ele- modo de pensar y actuar. Se es
mento autoritario y el elemento conformista de cierto conformis-
organizacional tiene una función mo, se es siempre hombres-masa
muy grande en este proceso in- u hombres-colectivos» (C 11, §12,
mediatamente después de que la 246). Tal visión del individuo, de-
orientación general ha tenido lu- finido intrínsecamente a partir de
gar, tanto en individuos como en su relación con los demás, y con la
grupos grandes» (C 11, §12, 257). sociedad dividida en subconjuntos
El entrelazamiento de factores en los que se entrelazan momen-
“espontáneos” y conscientes, la tos socioeconómicos y culturales,
importancia de un trabajo organi- lleva al autor a rechazar el enfo-
zado de irradiación de ideologías, que ético kantiano, que presupo-
el anclaje a problemas sociales es- ne una sociedad homogénea, un
pecíficos son todos elementos que mundo, una cultura, esto es – afir-
se refieren al escenario de surgi- ma Gramsci – «un conformismo
miento y, sobre todo, a la afirma- “mundial”» (C 11, §58, 331).
ción de una nueva hegemonía. Por tanto, si en los primeros
GUIDO LIGUORI Cuadernos se utiliza el término
«conformismo» con una valía no
Conformismo especialmente significativa, como
«Conformismo, por otra parte, lo contrario de “heterodoxo” – se
no significa más que “socialidad”, habla, por ejemplo, de «conducir
pero da gusto emplear la pala- a pensamientos poco conformis-
bra “conformismo” precisamente tas» (C 4, §52, 205) – comenzando

87
Conformismo

el Cuaderno 6 también asume (jun- 25), a partir de una nueva relación


to con el significado tradicional, entre el individuo y la comunidad:
que permanece, v. por ejemplo C «El desarrollo de las fuerzas econó-
6, §158, 114) una curvatura parti- micas sobre las nuevas bases y la
cular, que lo lleva a formar parte instauración progresiva de la nue-
de la familia de términos relacio- va estructura […] habiendo creado
nados con la visión gramsciana de un nuevo “conformismo” desde
la ideología como concepción de abajo, permitirán nuevas posibili-
mundo. El nuevo significado co- dades de autodisciplina, o sea de
mienza a gestarse en referencia al libertad también individual» (C 7,
derecho, a su «función [...] en el §12, 154). También será tarea del
Estado y en la sociedad», ya que partido, del «moderno Príncipe»,
«a través del “derecho” el Estado abordar «la cuestión del hombre
[...] tiende a crear un conformis- colectivo, es decir, del “conformis-
mo social» (C 6, §84, 70-71). Unas mo social”, o sea del fin de crear
páginas más tarde, en C 6, §98, 83, un nuevo nivel de civilización» (C
en la nota titulada Las costumbres y 8, §52, 244).
las leyes, Gramsci habla de manera Finalmente, conviene señalar
similar de «conformismo señala- que Gramsci también habla de
do por el derecho». Y más adelan- «conformismo gramatical» o «lin-
te (C 13, §7, 21) plantea la «cues- güístico» (C 29, §2, 228): la gramá-
tión del “hombre colectivo” o del tica como acción “normativa” para
“conformismo social”», o de la homogeneizar grupos y clases so-
«misión educativa y formativa del ciales, para darles identidad, para
Estado» (Ibid.). Así, el término ad- establecer jerarquías. Esta confor-
quiere a veces un significado cer- midad lingüística en relación con
cano a «ideología» y se relaciona la nación es fundamental, como in-
con la lucha por la hegemonía: «el dica el título de C 29, §3, 230: Fo-
conformismo siempre ha existido: cos de irradiación de innovaciones lin-
hoy se trata de la lucha entre “dos güísticas en la tradición y de un con-
conformismos”, o sea de una lucha formismo nacional lingüístico en las
de hegemonía» (C 7, §12, 154); «la grandes masas nacionales, que coin-
socialidad, el conformismo, es el cide en gran medida con el apara-
resultado de una lucha cultural (y to hegemónico propio del «Estado
no sólo cultural)» (C 14, §61, 149). integral»: «1) La escuela; 2) los pe-
Se trata de luchar contra el confor- riódicos; 3) los escritores de arte y
mismo «autoritario» y «atrasado» los populares; 4) el teatro y cine-
para llegar al «hombre-colectivo», matógrafo sonoro; 5) la radio; 6)
desarrollando «individualidades y las reuniones públicas» (Ibid.).
personalidades críticas» (C 9, §23, GUIDO LIGUORI

88
Consenso

Consenso nio de 1918, en NM 137). En los


El lema aparece en los Cuader- Cuadernos la expresión “consenti-
nos con un amplio espectro de sig- miento de los gobernados” es re-
nificados, a menudo entre comi- currente, inicialmente en el con-
llas, para señalar su ambivalen- texto de la descripción de la doc-
cia y naturaleza problemática. En trina hegeliana del Estado, conec-
primer lugar, está asociado con el tado y fortalecido por una «trama
concepto de hegemonía, del que privada» articulada en partidos y
a veces es sinónimo. En su uso, asociaciones. La doctrina hegelia-
Gramsci fluctúa entre un consen- na es para Gramsci la conclusión
timiento espontáneo y un consen- lógica de la fase histórico-políti-
timiento buscado y obtenido por ca abierta por la Revolución fran-
el Estado y por las instituciones, cesa y que tiene como resultado
que puede ser activo y directo o el constitucionalismo entendido
pasivo e indirecto (Texto A: C 4, como «gobierno con el consenti-
§24, 155; Texto C: C 15, §13, 191). miento de los gobernados, pero
Es decir, por un lado es una for- con el consenso organizado» (C
ma de consumar la democracia y 1, §47, 122), en cuanto «la organi-
el autogobierno, y por el otro pue- zación del consenso es dejada a la
de ser una apariencia, un efecto iniciativa privada» (C 13, §37, 80),
de las sociedades tendencialmen- derivado de que «el Estado tiene
te totalitarias del siglo XX. y pide el consenso, pero también
Gramsci periodista de “Il Gri- “educa” este consenso con las
do del Popolo” utiliza la expre- asociaciones políticas y sindica-
sión «consentimiento de los go- les, que sin embargo son organis-
bernados» ya en su comentario mos privados, dejados a la inicia-
sobre los acontecimientos del Oc- tiva privada de la clase dirigente»
tubre ruso, en particular refirién- (C 1, §47, 122). En una nota del
dose a la introducción del sufragio Cuaderno 6 titulada Las comunas
universal también extendido a las medievales como fase económica-cor-
mujeres: «En Rusia esto tiende a porativa del desarrollo moderno,
ser gobierno con el consentimien- Gramsci señala que «la burgue-
to de los gobernados, con la auto- sía comunal no logró superar la
determinación de facto de los go- fase económica-corporativa, o sea
bernados, porque ningún vínculo crear un Estado “con el consenso
de sometimiento une a los ciuda- de los gobernados” y capaz de de-
danos a los poderes, sino que se sarrollo» (C 6, §13, 21). De la fase
produce una participación de los económico-corporativa a la fase
gobernantes en los poderes» (Para ético-política o hegemónica del
conocer la revolución rusa, 22 de ju- Estado, es decir, de la prehistoria

89
Consenso

a la historia del Estado moderno Cuadernos, a menudo es posible


se pasa por la adquisición del con- encontrar la coincidencia sustan-
sentimiento de los gobernados. Y cial del significado de hegemonía
que así sea, sobre todo en referen- y consenso. Por ejemplo, al abor-
cia a los Estados democráticos del dar la cuestión de la opinión pú-
siglo XX, pero también, le parece blica, Gramsci claramente sugiere
evidente a Gramsci, respecto a los que está estrechamente relaciona-
socialistas, en tanto estos últimos da «con la hegemonía política, o
se sitúan en la perspectiva de la sea que es el punto de contacto
dialéctica democracia-socialismo. entre la “sociedad civil” y la “so-
En efecto, «la tendencia democrá- ciedad política”, entre el consenso
tica, intrínsecamente, no sólo pue- y la fuerza» (C 7, §83, 196), donde
de significar que un obrero desca- «consenso» corresponde a la so-
lificado se vuelve calificado, sino ciedad civil y «fuerza» a la socie-
que todo “ciudadano” puede vol- dad política. Aún más claramen-
verse “gobernante” y que la socie- te, hablando de Croce y Gentile,
dad lo pone, aunque sea “abstrac- Gramsci esboza la distinción de
tamente”, en las condiciones ge- los dos momentos que, como le
nerales de poder llegar a serlo; la ocurre al filósofo siciliano, si coin-
democracia política tiende a hacer cidieran, darían vida a un Estado
coincidir a gobernantes y gober- muy alejado del liberal-democrá-
nados (en el sentido del gobier- tico: «Croce quiere mantener una
no con el consenso de los gober- distinción entre sociedad civil y
nados), asegurando a todo gober- sociedad política, entre hegemo-
nado el aprendizaje gratuito de la nía y dictadura; los grandes in-
capacidad y la preparación técni- telectuales ejercen la hegemonía,
ca general necesarias al fin» (C 12, que presupone una cierta colabo-
§2, 379). En este sentido, la demo- ración, o sea un consenso activo
cracia pone a disposición de las y voluntario (libre), o sea un ré-
clases subalternas los instrumen- gimen liberal-democrático. Gen-
tos, especialmente culturales, que tile entiende la fase corporativa
son cruciales para la transición al [-económica] como fase ética en el
socialismo. acto histórico: hegemonía y dicta-
En la definición del Estado dura son indistinguibles, la fuerza
como un entrelazamiento de la es consenso sin más: no se puede
sociedad política y la sociedad ci- distinguir la sociedad política de
vil, es decir, «hegemonía acoraza- la sociedad civil: existe sólo el Es-
da de la coerción» (C 6, §88, 76), y tado y naturalmente el Estado-go-
en las reelaboraciones de esta de- bierno, etcétera» (C 6, §10, 18).
finición que encontramos en los Y, continuando su apreciación,

90
Consenso

al menos en esta área del pensa- El príncipe, no faltan «alusiones


miento crociano, Gramsci afirma al momento de la hegemonía o
que Croce «ha atraído enérgica- del consenso junto a los de la au-
mente la atención sobre la impor- toridad o de la fuerza» (C 13, §5,
tancia de los hechos de cultura y 20). A pesar de estas innovaciones
de pensamiento en el desarrollo ciertamente revolucionarias, «La
de la historia, sobre la función “democracia” de Maquiavelo es
de los grandes intelectuales en la de un tipo adecuado a su tiempo,
vida orgánica de la sociedad civil esto es, del consenso activo de las
y del Estado, sobre el momento masas populares para la monar-
de la hegemonía y del consenso quía absoluta, en cuanto limita-
como forma necesaria del bloque dora y destructora de la anarquía
histórico concreto» (C 10 I, §12, feudal y señorial y del poder de
135). En las notas carcelarias, el los curas, en cuanto fundadora de
lema “consenso” también aparece grandes Estados territoriales na-
en la definición de Estado: «Esta- cionales, función que la monar-
do es todo el conjunto de activida- quía absoluta no podía cumplir
des prácticas y teóricas con que la sin el apoyo de la burguesía y de
clase dirigente no sólo justifica y un ejército permanente, nacional,
mantiene su dominio sino que lo- centralizado, etcétera» (C 14, §33,
gra obtener el consenso activo de 125). También Guicciardini ofre-
los gobernados» (C 15, §10, 186). ce motivos para la reflexión sobre
Por lo tanto, Gramsci adjetiva el el vínculo dialéctico entre fuerza
consenso como «activo» y lo espe- y ​​consenso: «Afirma Guicciardini
cifica como «de los gobernados». que para la vida de un Estado dos
A través de la discusión con cosas son absolutamente necesa-
los fundadores de la ciencia polí- rias: las armas y la religión. La fór-
tica, Maquiavelo, Guicciardini y mula de Guicciardini puede tra-
Bodin, queda claro para Gramsci ducirse en varias otras fórmulas,
como el concepto de “consenso” menos drásticas: fuerza y consen-
está en el centro de las cuestio- so, coerción y persuasión, Estado
nes relativas a la fundación de un e Iglesia, sociedad política y socie-
nuevo tipo de Estado: «en él [Ma- dad civil, política y moral (histo-
quiavelo, NdA] está contenido en ria ético-política de Croce), dere-
embrión también el aspecto éti- cho y libertad, orden y disciplina
co-político de la política o la teoría o, con un juicio implícito de sabor
de la hegemonía y del consenso, libertario, violencia y fraude» (C
además del aspecto de la fuerza 6, §87, 75). Pero solo con Bodin, o
y de la economía» (C 10 II, §41.X, sea, en presencia de la forma mo-
198); y en su obra fundamental, derna del Estado, estas fórmulas

91
Consenso

encuentran su auténtica aplica- hegemonía, de la violencia y de


ción: «Bodin basa la ciencia polí- la civilización, del momento in-
tica en Francia en un terreno mu- dividual y del universal […] de la
cho más avanzado y complejo que agitación y de la propaganda, de
el que Italia ofrecía a Maquiavelo. la táctica y de la estrategia, etcé-
Para Bodin no se trata de fundar tera» (C 13, §14, 30). El rol de di-
el Estado unitario-territorial (na- rigente ejercido por la burguesía
cional) o sea de regresar a la épo- francesa en la época de la revolu-
ca de Luis XI, sino de equilibrar ción de 1789 creó en torno a ella
las fuerzas sociales en lucha en el un consenso activo de las clases
interior de este Estado ya fuerte y populares que «es sustituido por
arraigado; no es el momento de el consenso indirecto, o sea, la pa-
la fuerza el que interesa a Bodin, sividad política (sufragio univer-
sino el del consenso. Con Bodin se sal-sufragio censatario)» (C 4, §24,
tiende a desarrollar la monarquía 155) en el momento en que una
absoluta: el Tercer Estado es a tal jerarquía compuesta por elemen-
punto consciente de su fuerza y tos aristocráticos se hace cargo del
de su dignidad, conoce tan bien poder.
que el éxito de la monarquía abso- El consenso activo reside en
luta está ligado a su propio éxito la relación que se establece entre
y a su propio desarrollo, que pone quienes gobiernan y quienes son
condiciones para su consenso, pre- gobernados, relación «dada por el
senta exigencias, tiende a limitar hecho de que los gobernantes ha-
el absolutismo» (C 13, §13, 28). Sin cen los intereses de los goberna-
embargo, el punto de referencia dos y por lo tanto “deben” tener
de la ciencia política solo puede su consenso, o sea que debe dar-
ser el secretario florentino: «Otro se la identificación del individuo
punto a establecer y desarrollar es con el todo, el todo (cualquier or-
el de la “doble perspectiva” en la ganismo que éste sea) estando re-
acción política y en la vida estatal. presentado por los dirigentes» (C
Varios grados en los que puede 15, §13, 191). Por tanto, es el con-
presentarse la doble perspectiva, senso obtenido el que concreta la
desde los más elementales hasta capacidad de liderazgo de una
los más complejos, pero que pue- clase; cuando este consentimien-
den reducirse teóricamente a dos to desvanece, hay una crisis que
grados fundamentales, corres- afecta al Estado en su conjunto (C
pondientes a la doble naturaleza 3, §34, 37), el mismo Estado que
del Centauro maquiavélico, feri- se da por el «consenso activo de
na y humana, de la fuerza y del los gobernados» (C 15, §10, 186);
consenso, de la autoridad y de la es una crisis de consenso. La “pa-

92
Consenso

sividad política” de las grandes to de la confianza) derivado por el


masas, a su vez, es una forma de grupo dominante de su posición
actividad en cuanto a la búsque- y de su función en el mundo de
da de una solución a una crisis de la producción» (C 12, §1, 357). La
consenso estatal. Hay organismos gestión del consentimiento espon-
para los que es una cuestión vital táneo es considerada por Gramsci
«no el consenso pasivo e indirec- una función subalterna de la he-
to, sino el activo y directo, la par- gemonía social y del gobierno po-
ticipación de los individuos» (C lítico confiada a los intelectuales
15, §13, 191). Además, el «consen- como “dependientes” del grupo
so [activo]», recuerda Gramsci, en dominante. También son respon-
tanto pertenece a la fase «“hege- sables de asegurar el funciona-
mónica”» (C 11, §53, 328) del de- miento «del aparato de coerción
sarrollo del Estado, es un momen- estatal que asegura “legalmente”
to determinante. De esta manera la disciplina de aquellos grupos
se sientan las bases para la críti- que no “consienten” ni activa ni
ca del concepto crociano de la his- pasivamente, pero que está cons-
toria ético-política, que se define tituido por toda la sociedad en
como «una hipóstasis arbitraria y previsión de los momentos de cri-
mecánica del momento de la he- sis en el mando y en la dirección
gemonía; de la dirección política, en que el consenso espontáneo
del consenso, en la vida y en el de- viene a faltar» (Ibid.). Además, es
sarrollo de la actividad del Estado necesaria una suerte de prepara-
y de la sociedad civil» (C 10 I, §7, ción para el consentimiento: «El
125). máximo de capacidad del legis-
El consentimiento es activo lador se puede deducir del hecho
cuando los gobernados participan de que a la perfecta elaboración
en la vida del organismo estatal, de las directivas corresponde una
bajo el liderazgo de gobernantes perfecta predisposición de los or-
aceptados por ellos; el consenti- ganismos de ejecución y verifica-
miento es pasivo cuando los go- ción y una perfecta preparación
bernados firman con actos formal- del consenso “espontáneo” de las
mente democráticos (sufragio) masas que deben “vivir” esas di-
la aceptación de quienes los diri- rectivas, modificando sus propios
gen y que, por tanto, en una ópti- hábitos, su propia voluntad, sus
ca de democracia formal, tienden propias convicciones conforme a
a dominarlos; luego hay una ter- estas directivas y a los fines que
cera forma de consentimiento, el éstas se proponen alcanzar» (C 14,
espontáneo «que nace “histórica- §13, 106). Los intelectuales orgáni-
mente” del prestigio (y por lo tan- cos del grupo dominante operan

93
Corporativismo

entre los que gobiernan y los que aportes producidos, primero por
son gobernados, preparando el la cultura antifascista, y luego por
«consenso “espontáneo”» (Ibid.), la historiografía – a denunciar el
donde obviamente «espontáneo» fracaso de ese experimento insti-
solo puede estar entre comillas, es tucional. De hecho, el análisis de
decir, que es espontáneo solo en los Cuadernos subraya la plurali-
apariencia. dad de razones y procesos en los
También hay algunos casos que se fundamenta el corporati-
particulares en los que se requie- vismo: la relevancia del nuevo or-
re consentimiento a partir de una denamiento sindical o la función
situación en la que el Estado por de «policía económica» (C 22, §6,
sí solo no está en condiciones de 74); el vínculo entre la legislación
obtenerlo: «la Iglesia se compro- corporativa y el “americanismo”
mete con una determinada for- y entre la ideología corporativa y
ma de gobierno (que es determi- el consenso de la clase media; la
nada desde fuera, como lo docu- lenta aparición de nuevos mode-
menta el propio concordato) para los de mediación entre institucio-
promover aquel consenso de una nes e instancias sociales que susti-
parte de los gobernados que el Es- tuyan a los sistemas parlamenta-
tado explícitamente reconoce no rios tradicionales.
poder obtener con medios pro- El corporativismo se presen-
pios» (C 16, §11, 269). Es el caso ta, ante todo, como una acción de
del fascismo que, incapaz de ob- “policía económica”, vale decir,
tener el consentimiento de todos como represión del conflicto y la
los gobernados en la construcción libertad de organización, como
del Estado totalitario, recurre a la reglamentación de las estructu-
Iglesia (también gracias al Con- ras organizativas, pero también y
cordato) para obtener el consenti- al mismo tiempo, como reconoci-
miento de esa «parte de los gober- miento del valor público del sin-
nados» que no pudo conseguir de dicato (aunque sea de un sindica-
otra manera, esto es, haciendo uso to en gran parte vaciado y subor-
de las estructuras del partido y su dinado a la política). El término
propaganda. “policía” es pensado por Gramsci
LELIO LA PORTA en un sentido amplio, tal como
aclara en otros lugares de los Cua-
Corporativismo dernos (C 2, §150, 305). En parti-
La reflexión sobre el corporati- cular, analizando las formas mo-
vismo fascista que Gramsci desa- dernas de la política a partir de
rrolla en los Cuadernos no se limi- la Francia de Napoleón III, aclara
ta – a diferencia de muchos de los que la “policía” no está vinculada

94
Corporativismo

solo al «servicio estatal destinado dría ser, también «política econó-


a la represión de la delincuencia», mica» (Ibid.). Como tal, se conci-
sino también al «conjunto de las be en función de la adaptación en
fuerzas organizadas por el Estado Italia del modelo estadounidense
y por los particulares para tutelar y de la «economía programada»
el dominio político y económico (C 22, §1, 61). De hecho, puede
de las clases dirigentes» (C 13, §27, constituir la «forma jurídica» de
66). En consecuencia, «partidos una «transformación técnico-eco-
“políticos” enteros y otras orga- nómica» (C 22, §6, 75) a gran esca-
nizaciones económicas o de otro la y, en consecuencia, se reconec-
género deben ser considerados ta con la posibilidad de introducir
organismos de policía política, de las innovaciones del taylorismo y
carácter investigativo y preventi- el fordismo en Italia y, más en ge-
vo» (Ibid.). Se trata, por tanto, de neral, de ese complejo de fenóme-
una acepción clásica del término, nos de modernización económica
aquella que se encuentra en la Fi- y social incluidos en la categoría
losofía del Derecho de Hegel, proba- de “americanismo”. Gramsci re-
blemente una fuente de Gramsci. vela estos vínculos potenciales
Y es un significado que logra cap- desde 1930, pero de hecho exclu-
tar plenamente la complejidad del ye la posibilidad de su traducción
sistema sindical fascista, en el que práctica. Solo a partir de 1932,
la supresión de las organizaciones cuando el alcance y la profundi-
preexistentes se acompaña de la dad de la crisis económica son
construcción paralela de un nue- ahora evidentes, comienza (como
vo sistema, basado en la presencia atestiguan numerosas variaciones
del sindicato único legalmente re- entre el primer y el segundo bo-
conocido y, por lo tanto, en la am- rrador del texto), aunque todavía
pliación del ámbito de aplicación de forma dudosa, a vislumbrar
del derecho público y de la estruc- en el corporativismo una condi-
tura administrativa del Estado. ción concreta para la adaptación
El corporativismo no es, natu- en Italia del modelo americano de
ralmente, solo una policía econó- sociedad industrial.
mica, aunque, escribe Gramsci en Es por tanto, en este cuadro
el verano de 1934, «el elemento analítico que se sitúa la reflexión
negativo de la “policía económi- gramsciana sobre el corporativis-
ca” ha predominado hasta ahora mo como política económica. Se
sobre el elemento positivo de la trata de una reflexión ya introdu-
exigencia de una nueva política cida en el Cuaderno 3 (que se re-
económica» (C 22, §6, 75). Por lo monta a 1930), retomada en pun-
tanto, el corporativismo es, o po- tos singulares del Cuaderno 8 y del

95
Corporativismo

Cuaderno 10, y luego desarrolla- la estructura económica del país


da en el Cuaderno 22 (Americanis- serían introducidas modificacio-
mo y fordismo) y en la cual, como nes más o menos profundas para
se mencionó, el corporativismo acentuar el elemento “plan de
íntimamente ligado al fordismo, producción”, esto es, sería acen-
constituye (especialmente en las tuada la socialización y coopera-
notas escritas a partir de 1932) ción de la producción sin por ello
una de las condiciones de la po- tocar (o limitándose sólo a regular
sible racionalización fordista en y controlar) la apropiación indivi-
el contexto de un país industrial dual y de grupo de la ganancia».
periférico: «una de las condicio- (C 10 I, §9, 129). El corporativismo
nes, no la única condición y ni si- y la economía programada per-
quiera la más importante: es sólo mitirían «desarrollar las fuerzas
la más importante de las condi- productivas de la industria bajo la
ciones inmediatas» (C 22, §6, 75). dirección de las clases dirigentes
El corporativismo constituiría el tradicionales» (Ibid.).
marco institucional de la econo- Por otro lado, no escapa a
mía programada, es decir, de una Gramsci cómo los mismos pro-
«“economía media” entre la indi- cesos desencadenados por la cri-
vidualista pura y la planificada sis económica de principios de los
en sentido integral». En este sen- años treinta crean las condiciones
tido, el corporativismo le parece para una transformación de este
a Gramsci la «forma económica» tipo. Con el establecimiento del
asumida por la «“revolución pa- Instituto para la Reconstrucción
siva”» y representada por el fas- Industrial (IRI) y la adquisición
cismo, porque podría hacer posi- por parte del Estado de la pro-
ble «el paso a formas políticas y piedad de una parte significativa
culturales más avanzadas sin ca- del aparato productivo y crediti-
taclismos radicales y destructivos cio nacional, el Estado «viene así
en forma exterminadora» (C 8, a ser investido de una función de
§236, 344). El fascismo (y en esto primer orden en el sistema capi-
radica su carácter de revolución talista, como empresa (holding es-
pasiva) podría realizar un cambio tatal) que concentra el ahorro que
profundo en la estructura econó- se ha de poner a disposición de la
mica sin alterar las jerarquías so- industria y de la actividad priva-
ciales preexistentes: «Se tendría da, como inversionista a media-
una revolución pasiva en el he- no y largo plazo» (C 22, §14, 90).
cho de que por la intervención le- Como consecuencia, se hace ne-
gislativa del Estado y a través de cesario implementar programas
la organización corporativa, en de racionalización. Una vez asu-

96
Corporativismo

mido el rol de financiero, banque- do Volpicelli y el grupo reunido


ro «para necesidades económicas en torno a la revista “Nuovi Stu-
imprescindibles», el Estado no di di Diritto, Economia e Politi-
puede «desinteresarse» de la or- ca” representan la principal con-
ganización de la producción y el traparte crítica. Gramsci conside-
intercambio, porque «si esto su- ra sus concepciones corporativas
cediera, la desconfianza que hoy utópicas y abstractas; sin embar-
afecta a la industria y al comercio go, también ve en ellos un signo
privado» lo arrollaría. El Estado de época, es decir, reconoce que
«es empujado así necesariamen- Spirito y los autores de “Nuovi
te a intervenir para controlar que Studi” han intuido la magnitud
las inversiones efectuadas por su de los profundos cambios que se
trámite sean bien administradas» están produciendo. Algo parecido
y, al mismo tiempo, a reorganizar le concede Gramsci a Nino Massi-
el aparato productivo «para desa- mo Fovel, en cuyos escritos – co-
rrollarlo paralelamente al aumen- nocidos sólo indirectamente – el
to de la población y de las necesi- corporativismo se configura como
dades colectivas para desarrollar- una «economía de productores»,
lo en paralelo con el aumento de en la que se produciría una elimi-
población y necesidades colecti- nación de la renta y en la que la
vas» (Ivi, 91). Gramsci identifica, corporación asumiría una función
por tanto, en el nexo corporativis- racionalizadora evidente. Tam-
mo-racionalización (nexo poten- bién en este caso se puede ver una
cial y aún no dado) una clave de idea de corporativismo como una
interpretación eficaz, que recuer- «premisa para la introducción en
da varias veces. De hecho, es pre- Italia de los sistemas americanos
cisamente colocando ese vínculo más avanzados en el modo de
en el centro que puede profundi- producir y trabajar» (C 22, §6, 72).
zar su análisis sobre fascismo y el Sin embargo, Gramsci es cons-
corporativismo italiano en el mar- ciente del hecho de que las varia-
co de los procesos más generales ciones fordistas del corporativis-
que afectan a las sociedades occi- mo –por sorprendentes que sean
dentales. –, no son de ninguna manera re-
Probablemente esto se deba a presentativas de todo el debate.
la decisión de tomar como pun- De hecho, conviene subrayar que
to de referencia crítico a aquellos el vínculo que se establece entre
autores que sitúan en el centro americanismo y corporativismo
la relación entre racionalización, es sostenido por Gramsci de for-
modernización industrial y cor- ma dubitativa: no indica un he-
porativismo. Ugo Spirito, Arnal- cho sino una tendencia con resul-

97
Corporativismo

tados inesperados. Además, en lítica demagógica del fascismo,


los Cuadernos se desarrollan otros que apunta en particular a ganar
tres pasajes que hacen aún más el consentimiento de las clases
complejo el análisis del vínculo medias. En este sentido, Gramsci
entre corporativismo y racionali- incluso argumenta que la imple-
zación capitalista. El primero está mentación práctica de la organi-
constituido por el hecho de que la zación empresarial como vehícu-
vertiente fordista y “progresiva” lo para introducir la «economía
de la ideología corporativa es in- según un plan» tiene un «valor
terpretada como un signo de los relativo». De hecho, el corpora-
tiempos, pero sin olvidar nunca tivismo desempeña una función
que sus aspiraciones no son ge- importante como ideología, por-
neralmente compartidas y que de que tendría la función de «crear
hecho son «antagónicas» de los un periodo de espera y de espe-
«conservadores» que ciertamente ranzas, especialmente en ciertos
no son una parte minoritaria del grupos sociales italianos, como la
fascismo (C 22, §2, 67). Es indicati- gran masa de los pequeñoburgue-
vo que Gramsci generalmente ha- ses urbanos y rurales, y en conse-
bla de esas aspiraciones utilizan- cuencia a mantener el sistema he-
do el condicional, para enfatizar gemónico y las fuerzas de coac-
precisamente el carácter del pro- ción militar y civil a disposición
ceso y el desenlace inesperado. de las clases dirigentes tradiciona-
El segundo radica en la concien- les». La ideología corporativa, por
cia de la lentitud y extrema gra- tanto, «serviría como elemento de
dualidad de la construcción del una “guerra de posiciones” en el
aparato empresarial, que «podría campo económico (la libre com-
proceder por etapas lentísimas, petencia y el libre cambio corres-
casi insensibles, que modifiquen ponderían a la guerra de movi-
la estructura social sin sacudidas mientos) internacional, así como
repentinas» (C 22, §6, 76). La tor- la “revolución pasiva” lo hace en
tuosa ruta institucional que pre- el campo político» (C 10 I, §9, 130).
cede a los principales logros del En este sentido, el corporativismo
nuevo sistema institucional da no es un engaño ni un forzamien-
testimonio de ello. Finalmente, el to irreal, sino, en todo caso, tam-
tercer aspecto se encuentra en la bién una inteligente política cul-
conciencia expresada en los Cua- tural dirigida principalmente a
dernos del valor relativo que ten- las clases medias. El énfasis pues-
dría la plena realización del pro- to en la “tercera vía” – una alter-
yecto corporativo. De hecho, este nativa tanto al capitalismo como
es también un elemento de la po- al socialismo – corresponde de he-

98
Corporativismo

cho a la doble desconfianza de la principios de la década de 1920,


pequeña burguesía hacia las gran- Gramsci se había centrado en el
des concentraciones capitalistas y vaciamiento progresivo del par-
hacia los trabajadores asalariados, lamento como lugar de toma de
desconfianza que se intensificó decisiones políticas: de hecho, ha-
enormemente durante la gran cri- bía destacado el carácter del par-
sis. lamento mismo como un «cuer-
Si el corporativismo como po consultivo», «sin poder de
ideología y política cultural re- iniciativa y de control» (El Par-
fleja, por tanto, el alma pequeño- lamento italiano, 24 de marzo de
burguesa del fascismo, las políti- 1921, en SF 116), y había analiza-
cas realmente implementadas van do la «transferencia de poderes»,
en una dirección muy diferente: «singular desde el punto de vista
«De ahí se sigue que teóricamen- constitucional», desde el parla-
te el Estado parece tener su base mento al Consejo Superior de Tra-
político-social en la “gente peque- bajo y al mismo tiempo denun-
ña” y en los intelectuales, pero ció la «vanidad de las academias
en realidad su estructura sigue “paritarias”, la grotesca vanidad
siendo plutocrática y resulta im- de las aspiraciones y los intentos
posible romper los vínculos con de colaboración» (Control obrero
el gran capital financiero» (C 22, en el consejo de trabajo, 13 de mar-
§14, 92). La contradicción interna zo de 1921, en SF 105-107). En los
del corporativismo refleja la con- Cuadernos se profundiza el aná-
tradicción más general del fascis- lisis, asumiendo probablemente
mo y las políticas que promulgó: como implícito interlocutor polé-
orientadas, como hemos visto, a mico la campaña sobre el “fin del
compatibilizar el desarrollo de parlamento” lanzada en 1934 por
las fuerzas productivas – poten- “Critica fascista”, la revista fascis-
cialmente disruptivas porque está ta culturalmente más feroz, dirigi-
vinculada a una redistribución de da por Giuseppe Bottai. Gramsci
recursos y la expulsión del mer- subraya que la reducción o elimi-
cado de numerosos sujetos – y la nación del parlamento no corres-
preservación de los equilibrios so- ponde en absoluto con la reduc-
ciales existentes. ción o eliminación del parlamen-
El tema del corporativismo tarismo: «Se quiere, con palabras,
también está ligado al surgimien- hacer creer que a la crítica repre-
to de una nueva forma de repre- sentada por la “libre” lucha polí-
sentación capaz de reemplazar tica en el régimen representativo,
el individualismo de los regíme- se le ha encontrado un equivalen-
nes democráticos liberales. Ya a te que, de hecho, si es aplicado en

99
Cosmopolitismo

serio, es más eficaz y productivo valores positivos», porque carece


de consecuencias que el original» de las reglas y tradiciones que tie-
(C 14, §74, 167), escribe al comien- ne este último. En la Italia fascis-
zo de una nota, cuya redacción ta, el «parlamentarismo negro», o
está fechada en marzo de 1935 (y «“implícito”», adquiere las carac-
que comienza significativamen- terísticas de un «retorno al “cor-
te con una referencia a la URSS). porativismo”». Un retorno para
«Se quiere hacer creer», pero la ser entendido no «en el sentido
realidad es mucho más compleja: del “antiguo régimen”», sino «en
de hecho, «no ha sido observado el sentido moderno de la palabra,
hasta ahora que destruir el parla- cuando la “corporación” no pue-
mentarismo no es tan fácil como de tener límites cerrados y exclu-
parece». sivistas, como era en el pasado;
Sin una superación total del hoy es corporativismo de “fun-
individualismo (es decir, la cen- ción social”, sin restricciones he-
tralidad del individuo separado reditarias o de otro tipo» (Ivi, 167-
y genérico, el auténtico deposita- 168).
rio de la capacidad de expresar la ALESSIO GAGLIARDI
representación), la abolición no
tanto del parlamento como, más Cosmopolitismo
generalmente, del sistema parla- «Los intelectuales italianos son
mentario es antihistórica. Donde “cosmopolitas”, no nacionales»
se ha intentado esto, como en la (C 1, §150, 189), escribe Gramsci
Italia fascista o en la Unión Sovié- en el Cuaderno 1, sentando las ba-
tica, las modalidades parlamenta- ses de aquellos complejos análi-
rias, más o menos clandestinas, se sis sobre las raíces de la idea de
han reintroducido en el desarrollo nación, sobre el camino histórico
de la vida política e institucional. que condujo a la separación entre
Así, lo que Gramsci llama «par- clases cultas y clases populares en
lamentarismo “implícito” [y “tá- Italia, y sobre el modo actual de
cito”]» o «“parlamentarismo ne- pensar en la nación constituida.
gro”» («o sea que funciona como La función cosmopolita de los intelec-
las “bolsas negras” y la “lotería tuales italianos es el título de una
clandestina” donde y cuando la rúbrica que recorre los Cuader-
bolsa oficial y la lotería del Esta- nos de principio a fin y que forma
do por alguna razón están clausu- parte de la columna vertebral más
radas»). Este «parlamentarismo» profunda de todo el programa de
diferente es «mucho más peligro- investigación gramsciano. La cul-
so que el explícito porque tiene to- tura nacional italiana más tradi-
das sus deficiencias sin tener sus cional no se debe a su antigüedad

100
Cosmopolitismo

autóctona. La base material de campesino pullés o siciliano» (C


esta cultura italiana, de hecho, no 21, §5, 42).
estaba en Italia, porque tal cultu- De gran importancia, en el ám-
ra es «la continuación del “cosmo- bito del tema de la condición inte-
politismo” medieval vinculado a lectual respecto al resto de la so-
la Iglesia y al Imperio, concebidos ciedad, que es el corazón del cor-
como universales» (Ibid.), «con to y denso Cuaderno 12, Gramsci
sede “geográfica” en Italia», como considera la necesidad de recons-
Gramsci especificará en el desti- truir, en torno a la cuestión del
no definitivo de esta importante cosmopolitismo, la forma en que
nota, el cuaderno sobre Benedetto las diferentes civilizaciones han
Croce (C 10 II, §61, 233). Fue Cé- absorbido culturas subalternas o
sar, reconstruye Gramsci siguien- han sido absorbidas por culturas
do a Suetonio, quien provocó una dominantes, siendo esta la forma
centralización de los intelectuales en que intentaron ser parte de di-
en la capital del imperio, creando chas culturas. Así, Gramsci se pre-
una categoría de productores de gunta cómo los grandes imperios
cultura imperial y modificando “utilizaron” el cosmopolitismo
la relación de la clase culta, origi- como un elemento del naciona-
nalmente compuesta por libertos lismo: además de Roma, este es el
griegos y orientales, con la clase caso del imperio de Alejandro de
dirigente romana: es decir, deter- Macedonia (C 5, §138, 351), pero
minando el paso de «un régimen también del Imperio Ruso de Pe-
aristocrático-corporativo a uno dro el Grande y de la China actual.
democrático-burocrático». Des- No faltan consideraciones sobre
de ese momento, y hasta el siglo India y el Islam, incluso sobre Ja-
XVIII, toda la historia de la inte- pón, mediante esbozos de razona-
lectualidad secular y del clero ha- miento que, a pesar de la falta de
bría estado marcada por su carác- elementos suficientes para la eva-
ter inorgánico respecto al desarro- luación, intentan comprender la
llo social popular (C 8, §22, 229); y posible evolución de estas gran-
después del siglo XVIII, con el de- des concentraciones territoriales y
clive de la positividad de la fun- geopolíticas con respecto al avan-
ción cosmopolita, la persistencia ce de la modernización capitalis-
de una condición ahora anacróni- ta –que es cosmopolita por natu-
ca habría sido históricamente da- raleza –, y en relación con las re-
ñina, si es cierto que incluso hoy ligiones locales tradicionales y su
el típico intelectual moderno «se capacidad y necesidad de readap-
siente más ligado a Annibal Caro tarse a la realidad del nuevo mo-
o Ippolito Pindemonte que a un delo de producción con mayor ve-

101
Cosmopolitismo

locidad respecto a lo que sucedió lico» (C 15, §41, 215). La supera-


con el catolicismo, que en cambio ción del cosmopolitismo católico
tuvo nueve siglos para diferenciar habría supuesto para los judíos
nacionalmente su universalismo, la manifestación de una naciona-
suavizando sus ocasionales con- lización, de su “deshebreización”,
tradicciones con los nacionalis- al menos en la medida en que
mos, aunque no siempre con faci- para los piamonteses y napolita-
lidad, como en el caso de la Ale- nos tal superación habría supues-
mania hitleriana (C 1, §248; C 5, to la pérdida de su regionalidad
§668; C 12, §1, 363-364). No menos (Ibid.). La formación del espíritu
importante es la observación del nacional, por tanto, es vista por
fenómeno opuesto, o más bien re- Gramsci para Italia no solo como
cíproco: el relativo a la forma en una “expansión” del horizonte de
que la “raza” actúa para algunos la región o del pequeño Estado, o
grupos sociales en la formación de la confesión-comunidad, como
de un sentido de nación en un en el caso de los judíos, sino tam-
contexto cosmopolita. Este es el bién como “estrechamiento” del
caso de los intelectuales negros de horizonte supranacional de la ma-
Estados Unidos, que absorben la triz primero imperial, luego papal
cultura estadounidense por todas y finalmente iluminista.
partes, y para quienes Gramsci El cosmopolitismo constitu-
presagia varios posibles resulta- ye una relación de antagonismo
dos futuros, incluido el hecho de con lo nacional-popular; las dos
que se conviertan en promotores nociones están en una conexión
de un movimiento que convier- teórica e histórica muy estrecha.
te a la Liberia en «la Sion de los Los intelectuales italianos son
negros americanos con la tenden- cosmopolitas y, por lo tanto, no
cia a constituirse en el Piamonte nacional-populares pero, al mis-
africano» (C 12, §1, 365). Los ju- mo tiempo, el orgullo del pres-
díos italianos, en cambio, repre- tigio internacional de su cultu-
sentan un caso histórico significa- ra basada en el universalismo ha
tivo en relación con la formación sido la base para el desarrollo de
de la conciencia nacional. Coinci- un nacionalismo chovinista y re-
diendo con un artículo de Arnal- tórico que ha producido una idea
do Momigliano, Gramsci cree de de un Estado unitario que resul-
hecho que «la conciencia nacional tó más abstracta en aquellos que,
se constituyó y debía constituirse en nombre del vínculo con la cul-
por la superación de dos formas tura de su propia nación, estuvie-
culturales: el particularismo mu- ron menos dispuestos a mirar las
nicipal y el cosmopolitismo cató- experiencias extranjeras, que en

102
Cosmopolitismo

cambio eran más concretamente rico en el cual se constituyó en Ita-


nacionales y, por lo tanto, histó- lia una nueva clase intelectual de
ricamente fundadas. Es la doble alcance europeo» (C 17, §3, 303).
cara del jacobinismo, esa paradoja Esta clase política, mientras duró
que empuja a Gramsci a afirmar la función cosmopolita, se movió
que los criterios tradicionales de esencialmente en dos direcciones:
valoración del Risorgimento deben una interna, en la que ejerció una
ser invertidos: los jacobinos, en función cosmopolita reacciona-
el sentido peyorativo, deben ser ria, ligada al papado y basada en
considerados «los representantes la “pequeña política” orientada
de la corriente tradicional real- a no cambiar nada de la estrecha
mente quieren aplicar a Italia, es- vida de los Estados regionales, y
quemas intelectuales y racionales, una externa, europea, progresis-
elaborados, sí, en Italia, pero so- ta, orientada a la “gran política”
bre experiencias anacrónicas y no creativa y participativa en el na-
sobre necesidades inmediatas na- cimiento de los Estados naciona-
cionales» (C 10 II, §61, 234). Si Ma- les, con aportes técnicos de diver-
quiavelo, entonces, fue parte de la sa índole (Ibid.; v. C 15, §72, 240).
intelectualidad cosmopolita italia- Cellini, Miguel Ángel, Leonardo,
na del Renacimiento, no se puede por usar nombres célebres, habían
negar que miró los eventos espa- estado entre los italianos ilustres
ñoles, franceses e ingleses para El capaces de ser acogidos por cual-
Príncipe, pero lo hizo para conver- quier corte europea que les hu-
tirlos en la situación concreta de biera garantizado la posibilidad
Italia (Ibid.). En efecto, entendido de trabajar (C 2, §116, 289). En el
en un sentido «político-ético» y no siglo XVIII, entonces, último pe-
artístico, el humanismo y el Rena- ríodo histórico en el que el cos-
cimiento tuvieron su exponente mopolitismo de los intelectuales
más expresivo en Maquiavelo, el italianos tuvo una función posi-
intelectual capaz de comprender tiva en Europa, Gramsci recuer-
en términos históricos reales que da con Carlo Calcaterra que un
la verdadera continuación de la intelectual como Algarotti había
antigua Roma era Francia y no comprado obras de arte en Italia
Italia, y que era necesario mirar para enriquecer la galería de arte
a Francia para buscar «las bases de Dresde, del que fue supervisor
de un “Estado italiano”» (C 17, de Augusto III de Sajonia: de esta
§33, 324). El Renacimiento puede manera no era culpable de haber
considerarse, desde este punto de empobrecido las colecciones de
vista «político-ético», «la expre- las cortes italianas, sino el méri-
sión cultural de un proceso histó- to, según la ideología de la época,

103
Cosmopolitismo

de haber realizado plenamente su programa concreto de gobierno»,


función, italiana y cosmopolita precisamente porque «estaba em-
al mismo tiempo, de propagador papado de la tradición retórica de
del gusto italiano (C 9, §38, 31). la literatura italiana: confundía la
Sin embargo, en el mismo perío- unidad cultural existente en la pe-
do, Francia ya estaba en camino nínsula – aunque limitada a un es-
hacia una función cosmopolita de trato muy sutil de la población y
sus intelectuales de carácter com- contaminada por el cosmopolitis-
pletamente diferente, una función mo vaticano – con la unidad po-
que continúa hoy: «Los intelec- lítica y territorial de las grandes
tuales franceses expresan y repre- masas populares que eran extra-
sentan explícitamente un compac- ñas a aquella tradición cultural»
to bloque nacional, del cual son (C 19, §24, 389-390). En estas con-
los “embajadores” culturales, et- diciones nunca podría haber ejer-
cétera» (C 2, §109, 286). cido – como de hecho no lo hizo
Pero el núcleo del problema, – la función que había sido de los
como se ha dicho, es la interpre- jacobinos franceses, es decir, unir
tación del Risorgimento. La tradi- el campo a la ciudad para garan-
ción nacional, en la que se basó la tizar un apoyo masivo real al mo-
construcción ideológica del Risor- vimiento nacional unitario (Ibid.).
gimento, «no se remonta a la an- El cosmopolitismo, por tanto, se
tigüedad clásica, sino al período configura como determinante ne-
de los siglos XIV al XVII que [...] gativo precisamente para aquellos
fue vinculada a la era clásica del intelectuales que durante el Risor-
Humanismo y del Renacimiento». gimento se habían comprometido
Una base demasiado débil para más generosamente con la idea y
fundar una nación moderna, una formación de la nación con inten-
base desprovista «del elemento ciones nacional-populares, por-
político-militar y político-econó- que precisamente en su proyecto,
mico» necesarios para una ideolo- la anacrónica condición cosmopo-
gía nacionalista o, digamos, para lita estaba destinada a asumir una
la maduración del concepto de forma más retórica e ilusoria.
Estado en su forma nacional-po- Si la función cosmopolita cono-
pular. El «chovinismo cultural es ció su momento más importante
esto: que en Italia un mayor flo- para los intelectuales italianos en
recimiento científico, artístico, li- el Renacimiento, Gramsci todavía
terario coincidió con el período utiliza las categorías que gravitan
de decadencia política, militar, en torno al concepto de cosmopo-
estatal» (C 3, §46, 50). «El Partido litismo para construir su propio
de Acción careció incluso de un retrato de Benedetto Croce. Des-

104
Cosmopolitismo

de este punto de vista, Croce no mopolitismo es la forma propia


solo es el último hombre del Re- del espíritu nacional italiano, así
nacimiento, sino que «ha logra- como fue formado por la casta in-
do recrear en su personalidad y telectual y mediante la exclusión
en su posición de líder mundial de las masas y las clases popula-
de la cultura aquella función de res de los procesos históricos.
intelectual cosmopolita que fue En este punto, para plantear la
desempeñada casi colegiadamen- hipótesis de un cambio de rumbo,
te por los intelectuales italianos Gramsci tiene en cuenta adecua-
del Medioevo hasta fines del 600 damente las condiciones reales en
[…] La función de Croce se po- las que se formó la idea de nación
dría parangonar a la del papa ca- en Italia y el hecho de que ni si-
tólico» (C 10 II, §41.IV, 188), lo que quiera la gente ha quedado com-
significa una coincidencia de uni- pletamente indemne por la forma
versalismo y cosmopolitismo en cosmopolita en la que arraigaron
un cierto sentido; «esto no quie- las llamadas tradiciones nacio-
re decir que no sea un “elemento nales. Imagínense, por tanto, un
nacional”, también en el signifi- cambio de moral que no niegue
cado moderno del término, quie- por completo el cosmopolitismo,
re decir que, incluso de las rela- sino que lo recrea sobre una nue-
ciones y exigencias nacionales, él va base. Si hasta este momento la
expresa especialmente aquéllas tradición retórica ha tenido en el
que son más generales y coinci- centro los mitos de la patria y la
den con nexos de civilización más nación, con evidentes implicacio-
vastos que el área nacional: Euro- nes políticas y militares, en el pre-
pa; lo que suele llamarse civiliza- sente italiano, caracterizado por
ción occidental, etcétera» (Ivi, 187- una expansión financiera y ca-
188). Croce, el paradigma mismo pitalista, «el elemento “hombre”
del gran intelectual cosmopolita o es el “hombre-capital” o es el
tradicional en el mundo contem- “hombre-trabajo”» (C 19, §5, 368).
poráneo, es para Gramsci la ins- Por supuesto que estamos ha-
piración de una desprovincializa- blando de una época, la de prin-
ción de la cultura italiana a través cipios del siglo XX, marcada por
del intercambio y contacto con las una fuerte emigración popular en
ideas internacionales, pero preci- todas direcciones. «El cosmopoli-
samente, «en su posición y en su tismo tradicional italiano debería
función es inmanente un princi- convertirse en un cosmopolitis-
pio esencialmente nacional» (Ivi, mo de tipo moderno, o sea capaz
188). También en este sentido, en de asegurar las mejores condicio-
suma, Gramsci reitera que el cos- nes de desarrollo al hombre-tra-

105
Crisis

bajo italiano, en cualquier par- sinos: un cosmopolitismo nacio-


te del mundo que se encuentre» nal-popular, por así decirlo.
(Ivi, 368-369). «Colaborar para LEA DURANTE
reconstruir el mundo económico
en forma unitaria está en la tra- Crisis
dición del pueblo italiano y de la La reflexión sobre la crisis tiene
historia italiana, no para domi- inicio en los Cuadernos a partir de
narlo hegemónicamente y apro- una nota acerca del partido mo-
piarse el fruto del trabajo ajeno, nárquico francés de Charles Mau-
sino para existir y desarrollarse rras. Éste, hace notar Gramsci, es
precisamente como pueblo italia- «un partido-movimiento nota-
no» (Ivi, 369): en estas notas, que ble, incluso imponente, pero que
solo pueden aludir implícitamen- se agota en sí mismo, esto es, que
te al colonialismo fascista en Áfri- no tiene reservas que lanzar a la
ca, propuestas en forma definiti- lucha en una crisis resolutiva. Es
va en el Cuaderno 19 después de notable, pues, exclusivamente en
un trabajo no exento de pasajes los periodos normales, cuando
problemáticos y que recorre va- los elementos activos se cuentan
rios textos, Gramsci prefigura las solo por decenas de miles, pero
condiciones del mundo contem- se volverá insignificante (numé-
poráneo en su red de relaciones ricamente) en los momentos de
en las que el concepto mismo de crisis, cuando los activos puedan
nación, como el del pueblo, ya no contarse por centenares de miles
se puede definir en los mismos e incluso por millones» (C 1, §18,
términos, para lo cual recupera 82). “Crisis” indica por lo tanto,
la idea pascoliana de la nación en esta primera aparición, según
proletaria, idea que había goza- su acepción médica originaria, el
do de cierta fortuna precisamen- punto culminante o resolutivo de
te en conjunción con la primera un proceso, connotado por un re-
percepción del fenómeno de la pentino cambio para mejorar o
internacionalización por parte de para empeorar, que decide el cur-
intelectuales más atentos e infor- so de la enfermedad. En esta mis-
mados. Si el cosmopolitismo es la ma acepción, crisis indica aquí
otra cara de lo nacional-popular también una situación de movili-
desde un punto de vista analítico, zación colectiva, en la que las ma-
puede convertirse en un compo- sas de improviso se vuelven flui-
nente interno desde el punto de das, revelando y acelerando pro-
vista previsional. Sería un cosmo- cesos estructurales antes lentos e
politismo positivo, en el que tam- imperceptibles.
bién participan obreros y campe-

106
Crisis

En esa misma acepción, el tér- crisis en cuanto crisis de hegemo-


mino vuelve con una explícita nía. Mientras se diagnostica la cri-
referencia interna a este texto en sis de un “principio”, en realidad
otro lugar del Cuaderno 1, donde se debería analizar el modo y las
se retoma el tema de una mane- razones por las cuales los apara-
ra bastante más delicada. El jaco- tos hegemónicos ya no son capa-
binismo «de contenido», escribe ces de formar el consenso con me-
Gramsci, encuentra «su perfec- dios normales. Este análisis, que
ción formal en el régimen parla- Gramsci lleva a cabo en el trans-
mentario, que realiza en el perio- curso de 1930 desarrollando la ca-
do más rico de energías “priva- tegoría de intelectuales como fun-
das” en la sociedad la hegemonía cionarios del Estado, como Esta-
de la clase urbana sobre toda la do más sociedad civil, culmina en
población, en la forma hegeliana dos textos contemporáneos (no-
de gobierno con el consenso per- viembre de 1930) del Cuaderno 4,
manentemente organizado (con la en los cuales la crisis de hegemo-
organización dejada a la iniciativa nía se especifica como «crisis de
privada, o sea de carácter moral mando y de dirección en los que
o ético, para el consenso “volun- el consenso espontáneo sufre una
tario”, en una u otra forma)» (C crisis» (C 4, §49, 188) y, de manera
1, §48, 123). «En el periodo de la innovadora, se focaliza en la diná-
posguerra, el aparato hegemónico mica de desarrollo de los partidos
se resquebraja y el ejercicio de la políticos en relación con las cla-
hegemonía se hace cada vez más ses sociales que éstos representan.
difícil. El fenómeno es presentado «En cierto punto del desarrollo
y tratado con diversos nombres y histórico – escribe Gramsci – las
bajo diversos aspectos. Los más clases se apartan de sus partidos
comunes son: “crisis del princi- tradicionales, o sea que los parti-
pio de autoridad” – “disolución dos tradicionales en aquella espe-
del régimen parlamentario”» (Ivi, cial forma organizativa, con aque-
124). Esto hace referencia a un de- llos hombres determinados que
bate bastante difundido a partir los constituyen y los dirigen, no
de la posguerra, en el cual partici- representan ya a su clase o frac-
pa también Maurras, conducido a ción de clase. Ésta es la crisis más
partir de varios puntos de vista (C delicada y peligrosa, porque abre
1, §76; C 3, §6; C 3, §34; C 3, §61; C la puerta a los hombres providen-
3, §85; C 4, §22; C 6, §10; C 7, §9), ciales o carismáticos. ¿Cómo se
todos ellos con algo en común, en crea una situación de contraste
opinión de Gramsci: la incapaci- entre representantes y representa-
dad de asir el núcleo central de la dos, que del terreno de las orga-

107
Crisis

nizaciones privadas (partidos o mente entre la esfera estatal-pri-


sindicatos) no puede dejar de re- vada y la esfera político-estatal,
flejarse en el Estado, fortaleciendo dando lugar, en el curso de estas
de modo formidable el poder de oscilaciones, a momentos “críti-
la burocracia (en sentido lato: mi- cos” que pueden desembocar re-
litar y civil)? En cada país el proce- gresivamente en la renuncia de
so es distinto, si bien el contenido la clase dominante a construir el
es el mismo. La crisis es peligro- consenso.
sa cuando se difunde en todos los Más tarde, entre mayo y julio
partidos, en todas las clases, esto de 1933, Gramsci volverá nueva-
es, cuando no se produce, en for- mente sobre esta acepción de cri-
ma aceleradísima, el paso de las sis como momento culminante de
tropas de uno o varios partidos a una relación de fuerzas, fijando
un partido que englobe mejor los dos puntos clave. Ante todo, que
intereses generales. Este último el tema, tan debatido en aquellos
es un fenómeno orgánico [y nor- años, acerca de la crisis del par-
mal], aun cuando su ritmo de rea- lamentarismo encuentra origen
lización sea rapidísimo en compa- «en la sociedad civil», en particu-
ración con los periodos normales: lar en el «fenómeno sindical», no
representa la fusión de una clase «entendido en su sentido elemen-
bajo una sola dirección para re- tal de asociacionismo de todos los
solver un problema dominante grupos sociales y para cualquier
y existencial. Cuando la crisis no fin», sino en la acepción típica
encuentra esta solución orgáni- «por excelencia, o sea de los ele-
ca, sino la del hombre providen- mentos sociales de nueva forma-
cial, significa que existe un equi- ción, que anteriormente no tenían
librio estático, que ninguna clase, “vela en este entierro” y que por
ni la conservadora ni la progresis- el solo hecho de unirse modifican
ta, posee la fuerza necesaria para la estructura política de la socie-
triunfar, sino que también la cla- dad» (C 15, §47, 220). La irrup-
se conservadora tiene necesidad ción en la escena de la historia del
de un amo» (C 4, §69, 224-225; v. movimiento obrero organizado,
también C 7, §77). La crisis como con su misma existencia, vuelve
punto culminante ha sido resuel- en extremo difícil el ejercicio de
ta aquí totalmente en las dinámi- la hegemonía liberal. El segundo
cas hegemónicas que la interrum- aspecto es que esta irrupción co-
pen, y el resultado es un esquema rresponde a la «guerra del 14-18»,
analítico en el que la relación en- que por lo tanto «representa una
tre clases y partidos, mediada por fractura histórica, en el sentido
los intelectuales, oscila constante- que toda una serie de cuestiones

108
Crisis

que molecularmente se acumula- la industria norteamericana» (C 1,


ban antes de 1914 precisamente §61, 134). Este inicio se desarrolla-
han “amontonado”, modifican- rá con la investigación sobre ame-
do la estructura general del pro- ricanismo y fordismo, en la cual
ceso precedente» (C 15, §59, 233). la relación entre Europa y los Es-
Un proceso lento y molecular se tados Unidos se lee a la luz de la
condensa repentinamente en una exigencia, surgida como reacción
explosión que, para ser la expre- a la crisis de 1929 y a la consi-
sión de las tendencias presentes guiente caída tendencial del por-
en éste, no es de todos modos su centaje de ganancia, de pasar de
mecánica transposición, sino pre- la economía individualista a una
cisamente el momento resolutivo, economía programática. La crisis
en el cual todas las fuerzas en jue- de 1929 surge en efecto de la “de-
go se enfrentan en el terreno polí- terminación” nacional del “mer-
tico (y político-militar) de manera cado”, de su nacionalización forzo-
decisiva. sa, impuesta políticamente por las
La referencia al fenómeno fas- diversas burguesías nacionales
cista como tentativo de salida de como garantía del mantenimien-
la crisis de hegemonía, determi- to de determinadas relaciones de
nada por el traslado de las ma- fuerza nacionales e internaciona-
sas en la posguerra, abre el análi- les (C 2, §125, 296, de octubre-no-
sis a un panorama más general de viembre de 1930: con la política
la noción de crisis, que llega gra- aduanal «cada nación importan-
dualmente a unificar la acepción te puede tender a dar un sustrato
estrictamente político-hegemóni- económico organizado a su pro-
ca hasta ahora examinada con la pia hegemonía política sobre las
más técnica de “crisis económi- naciones que le están subordina-
ca”, a través de la mediación del das»), mientras el mercado capita-
concepto de crisis como época de lista es estructuralmente un mer-
transición entre diversos modos cado mundial (C 8, §162, 297-298
de producción. Una huella precisa y C 10 II, §9, 144-145). En definiti-
de esta exigencia se encuentra ya va, la evaluación de Gramsci, ex-
en el Cuaderno 1, donde Gramsci presada ya en el Cuaderno 2 y ya
se pregunta si el americanismo no puesta en discusión, es que la
puede ser «una fase intermedia de «crisis actual [...] es una resisten-
la actual crisis histórica» y más es- cia reaccionaria a las nuevas rela-
pecíficamente si «la concentración ciones mundiales, a la intensifica-
plutocrática» puede «determinar ción de la importancia del merca-
una nueva fase del industrialis- do mundial» (C 2, §137, 301, de di-
mo europeo según el modelo de ciembre de 1930-marzo de 1931).

109
Crisis

En este marco, el fascismo es 1934), si bien «el desarrollo es len-


un tentativo por insertar a Italia to y lleno de comprensibles caute-
sobre nuevas bases en las relacio- las, no se puede decir que la parte
nes de fuerza internacionales. Al- conservadora, la parte que repre-
tos exponentes del régimen son senta la vieja cultura europea con
conscientes de este nexo entre el todos sus residuos parasitarios,
nivel nacional e internacional de carezca de antagonistas (desde
la crisis y de su posible solución, este punto de vista es interesan-
hace notar Gramsci, recordando te la tendencia representada por
en junio de 1932 dos discursos Nuovi Studi, la Crítica Fascista y el
parlamentarios del ministro de centro intelectual de estudios cor-
Relaciones Exteriores, Dino Gran- porativos organizado en la Uni-
di, en los que «la cuestión italia- versidad de Pisa)» (C 22, §2, 67).
na» se plantea «como cuestión La crisis de 1929 debe leerse,
mundial, a resolver junto con las pues, a la luz del concepto de rela-
otras que forman la expresión po- ciones de fuerza. No es casual que
lítica de la crisis iniciada en 1929» la reflexión de Gramsci sobre esta
(C 9, §105, 77). Sin embargo, su noción, a partir de C 4, §38 (octu-
opinión al respecto sigue siendo bre de 1930), se desarrolle en fun-
particularmente negativa, dado ción de la comprensión de la crisis
que esta reorganización se reivin- en cuanto «época de revueltas so-
dica a partir del uso parasitario ciales», como emerge del marxista
del gasto público y favoreciendo Prólogo a la Contribución a la crítica
la desinversión de capital produc- de la economía política. En C 4, §38
tivo, gracias al mantenimiento a Gramsci hace notar que establecer
niveles bastante bajos del tenor «las relaciones entre estructura y
de vida de la población (C 1, §48, superestructuras» es «el proble-
123 y C 6, §123). Si bien el fascis- ma crucial del materialismo his-
mo se anuncia con «un inicio de tórico» y que para resolverlo es
fanfarria fordística», luego tiene necesario recurrir a ese pasaje del
lugar la «conversión al ruralismo Prólogo en el que se establecen los
y a la iluminista depresión de las dos «principios» metodológicos
ciudades: exaltación del artesana- del materialismo histórico: «1°) el
do y del patriarcalismo, alusiones principio de que “ninguna socie-
a la “propiedad del oficio” y la lu- dad se plantea tareas para cuya
cha contra de la “libertad indus- solución no existan ya las condi-
trial”» (C 1, §61, 136, febrero-mar- ciones necesarias y suficientes”
zo de 1930), aunque, hace notar [o que no estén en curso de de-
Gramsci en la segunda redacción sarrollo y de aparición], y 2°) que
de este texto (febrero-marzo de “ninguna sociedad se derrumba

110
Crisis

si primero no ha desarrollado to- luable por la medida en que resul-


das las formas de vida que se ha- tan convincentes y transforman el
llan implícitas en sus relaciones”» alineamiento preexistente de las
(Ivi, 167). De esta manera, se fija el fuerzas sociales» (C 13, §17, 33).
margen de oscilación entre “vie- Este contraste de formulacio-
jo” y “nuevo” en la historia, el es- nes llega a disolverse, en favor
pacio dentro del cual es pensable de la segunda, cuando Gramsci
una crisis de hegemonía y por lo elabora el concepto de merca-
tanto el carácter decisivo de la po- do determinado. A estas alturas,
lítica. La centralidad de la políti- se vuelve decisivo identificar los
ca está pues condicionada por la «elementos» que, en una determi-
crisis, la fusión de economía y po- nada «estructura fundamental»
lítica está circunscrita a las fases de una «sociedad», son «[relativa-
del proceso. Gramsci precisa en mente] constantes» y por lo tan-
efecto que «en el estudio de una to «determinan el mercado, etcé-
estructura, hay que distinguir lo tera, y aquellos otros “variables y
que es permanente de lo que es en desarrollo” que determinan las
ocasional» (Ibid.), discriminando crisis coyunturales hasta que in-
estructura y coyuntura, desarrollo cluso los elementos [relativamen-
estructural de época de revuelta te] constantes son modificados y
social. No obstante, al delinear el se produce la crisis orgánica» (C
concepto de crisis, Gramsci utili- 8, §216, 332, marzo de 1932). No
za referencias irreductibles a este obstante, constancia y variación
esquema etapista de la historia, ahora deben remitir – teniendo
cuando explica la superioridad de en cuenta el concepto de merca-
una fuerza político-social sobre la do determinado –a una “fijación”
otra (y por lo tanto la solución de jurídica y en última instancia po-
la crisis) como una demostración lítica, que es siempre el resultado
que ocurre «con los hechos en úl- inestable de procesos hegemó-
timo análisis, o sea con su propio nicos antagónicos. Por lo tanto,
triunfo, pero inmediatamente me- la constancia (que “tolera” crisis
diante la polémica ideológica, reli- coyunturales) es aquí un caso lí-
giosa, filosófica, política, jurídica, mite de variación, que en cambio
etcétera», retomando un célebre se condensa en crisis orgánica. El
pasaje del Prólogo, pero en cone- “intercambio” de elementos cons-
xión con el concepto de “verdad” tantes y variables (o sea la crisis
elaborado en la Tesis sobre Feuer- orgánica) no inaugura una nueva
bach. Y en la segunda formulación fase histórica (del desarrollo a la
precisa que la «concretez» de es- crisis), sino pone a la luz procesos
tas polémicas ideológicas «es eva- presentes incluso anteriormente.

111
Crisis orgánica

Una vez unificadas la acepción o sea un rapidísimo movimiento


hegemónica y la acepción econó- de elementos que se equilibraban
mica de la crisis, ésta se vuelve e inmunizaban. En cierto punto,
un aspecto presente también en en este movimiento, algunos ele-
las fases de “desarrollo”, si bien mentos han predominado, otros
en forma de constante elusión. han desaparecido o se han vuelto
Estas consecuencias son tratadas inoperantes en el cuadro general.
en un texto de algún modo con- Han sobrevenido entonces acon-
clusivo, perteneciente al Cuaderno tecimientos a los cuales se les da
15. El origen de la crisis económi- el nombre específico de “crisis”,
ca mundial, escribe aquí Gramsci, que son más graves o menos gra-
remonta mucho más acá de las ves, según que se den elementos
manifestaciones clamorosas de mayores o menores de equilibrio»
la caída de la Bolsa: remonta a la (Ibid.).
posguerra y a la misma guerra (C FABIO FROSINI
15, §5, 178, febrero de 1933), y «la
crisis tiene orígenes internos en Crisis orgánica
los modos de producción y por «Si la clase dominante ha per-
tanto de cambio, y no en hechos dido el consenso, o sea, si no es
políticos y jurídicos» (Ivi, 179), es ya “dirigente”, sino únicamente
decir (con base en la noción de “dominante”, detentadora de la
mercado determinado) en un in- pura fuerza coercitiva, esto sig-
tercambio entre elementos cons- nifica precisamente que las gran-
tantes y variables que determina des masas se han apartado de las
nuevamente todo el equilibrio en- ideologías tradicionales, no creen
tre relaciones de fuerza económi- ya en lo que antes creían, etcétera.
co-sociales, políticos y militares. La crisis consiste precisamente en
«La “crisis” – continúa Gramsci el hecho de que lo viejo muere y lo
– no es más que la intensificación nuevo no puede nacer» (C 3, §34,
cuantitativa de ciertos elementos, 37). Se verifica una situación com-
no nuevos y originales, pero es- pleja en la cual, por haber perdi-
pecialmente la intensificación de do el consenso, la clase dominan-
ciertos fenómenos, mientras otros te conserva la autoridad, por lo
que antes aparecían y operaban que ya no es dirigente pero conti-
simultáneamente a los primeros, núa siendo dominante. Al mismo
inmunizándolos, se han vuelto tiempo, la clase dominada ha ad-
inoperantes o han desaparecido quirido cierta parte del consenso,
del todo. En suma, el desarrollo pero no tiene la autoridad con la
del capitalismo ha sido una “cri- cual sería dirigente. En este con-
sis continua”, si así puede decirse, texto, se desarrolla una dialécti-

112
Crisis orgánica

ca que no se refiere a una relación gueses intelectuales) han pasado


pura y simple basada en la fuerza, de golpe de la pasividad políti-
sino a una dinámica que gira en ca a una cierta actividad y plan-
torno al vínculo fuerza-consenso. tean reivindicaciones que en su
Si lo “nuevo” tarda en afirmarse, conjunto no orgánico constitu-
tanto lo “viejo” como lo “nuevo” yen una revolución» (C 13, §23,
se encuentran conviviendo en una 52). Gramsci da un ejemplo de lo
situación de «escepticismo fren- que sucedió en Italia al final de
te a todas las teorías y las fórmu- la Primera Guerra Mundial, a la
las generales y aplicación al puro que siguió una crisis orgánica «1)
hecho económico (ganancia, etcé- porque grandes masas, anterior-
tera) y a la política», ergo «reduc- mente pasivas, entraron en mo-
ción de las superestructuras más vimiento, pero en un movimiento
elevadas a aquellas más adheri- caótico y desordenado, sin direc-
das a la estructura» (Ivi, 38). La ción, o sea sin una precisa volun-
crisis orgánica está propiamente tad política colectiva; 2) porque
constituida por una fractura entre las clases medias que en la guerra
estructura y superestructura, de- tuvieron funciones de mando y
terminada por el surgimiento de responsabilidad, se vieron priva-
las contradicciones que aparecen das de ellas con la paz, quedando
en el momento en el cual la supe- desocupadas, precisamente des-
restructura se desarrolla de una pués de haber hecho un apren-
manera que no se ajusta a la es- dizaje de mando etcétera; 3) por-
tructura. que las fuerzas antagónicas resul-
Las condiciones necesarias taron incapaces de organizar en
para romper una crisis orgánica su provecho este desorden» (C 7,
son dos: a) el fracaso de la políti- §80, 195). Entonces, cuando la cla-
ca de la clase dirigente; b) la orga- se dirigente dejó de hacer «avan-
nización de las clases subalternas, zar realmente a toda la sociedad,
sin las cuales la crisis no provoca- satisfaciendo no sólo sus exigen-
rá repercusiones al interior de la cias existenciales, sino amplian-
primera. La crisis estalla, escribe do continuamente sus propios
Gramsci, «ya sea porque la clase cuadros por la continua toma de
dirigente ha fracasado en algu- posesión de nuevas esferas de ac-
na gran empresa política para la tividad económico-productiva»,
que ha solicitado o impuesto con apenas el grupo social dominante
la fuerza el consenso de las gran- ha agotado su función, «el bloque
des masas (como la guerra) o por- ideológico tiende a desmoronar-
que vastas masas (especialmente se» (C 19, §24, 388).
de campesinos y de pequeñobur-

113
Crisis orgánica

La crisis orgánica se presen- gunos “principios” (parlamenta-


ta con las características propias rio, democrático, etcétera) y con la
de una crisis de hegemonía: «En “crisis” del principio de autoridad
cada país el proceso es distinto, [...] La crisis se presenta práctica-
si bien el contenido es el mismo. mente en la siempre creciente di-
Y el contenido es la crisis de he- ficultad de formar los gobiernos y
gemonía de la clase dirigente» (C en la siempre creciente inestabili-
13, §23, 52). La crisis de la hege- dad de los mismos gobiernos: tie-
monía se manifiesta en el momen- ne su origen inmediato en la mul-
to en el que la sociedad civil priva tiplicación de los partidos parla-
al Estado del apoyo constituido mentarios, y en las crisis internas
por la dirección, la organización permanentes de cada uno de estos
del consenso de masas y la forma- partidos» (C 13, §37, 81). Gramsci
ción ideológica de funcionarios y enfatiza con fuerza los elementos
de cuadros dirigentes. Así, el ca- estructurales de la crisis orgánica,
mino está abierto a la crisis orgá- el detenimiento de la capacidad
nica como consecuencia de que expansiva de los marcos sociales
«el Estado como tal no tiene una como un elemento dinámico de
concepción unitaria, coherente y la modernidad burguesa, deteni-
homogénea, por lo que los grupos miento iniciado con «la crisis del
intelectuales están disgregados “Occidente”» (C 1, §76, 146).
entre estrato y estrato y en la es- Que se trata de una crisis epo-
fera del mismo estrato» (C 11, §12, cal Gramsci lo subraya comen-
260). Ejemplificación histórica: tando el discurso de Croce en la
«En el período de la posguerra, Congreso Internacional de Filo-
el aparato hegemónico se cuartea sofía celebrada en Oxford en no-
y el ejercicio de la hegemonía se viembre-diciembre de 1930: «Hoy
vuelve permanentemente difícil y se verifica en el mundo moderno
aleatorio. El fenómeno es presen- un fenómeno similar al del ale-
tado y tratado con varios nom- jamiento entre lo “espiritual” y
bres y en aspectos secundarios y lo “temporal” en la Edad Media:
derivados. Los más triviales son: fenómeno mucho más complejo
“crisis del principio de autori- que el de entonces, en cuanto que
dad” y “disolución del régimen la vida moderna se ha vuelto más
parlamentario”. Naturalmente, compleja. Los agrupamientos so-
del fenómeno se describen solo ciales regresivos y conservadores
las manifestaciones “teatrales” en se reducen cada vez más a su fase
el terreno parlamentario y del go- inicial económico-corporativa,
bierno político y éstas se explican mientras que los agrupamientos
precisamente por el fracaso de al- progresistas e innovadores se en-

114
Croce, Benedetto

cuentran todavía en la fase inicial do se ha tratado de evaluar sus


igualmente económico-corpora- aspectos comparativos, textuales
tiva; los intelectuales tradiciona- e histórico-filológicos; bien cuan-
les, apartándose del agrupamien- do el discurso se ha colocado en
to social al que hasta ahora habían el nivel del contraste entre la tra-
dado la forma más alta y amplia y dición marxista y la tradición li-
por tanto la conciencia más vasta beral; bien por el valor que di-
y perfecta del Estado moderno, en cha relación tiene en el panorama
realidad ejecutan un acto de incal- más general de la historia de los
culable alcance histórico: señalan intelectuales italianos del siglo
y sancionan la crisis estatal en su XX. No es posible recorrer aquí la
forma decisiva. [...] Hoy, lo “espi- compleja trama de las interpreta-
ritual” que se aparta de lo “tem- ciones; es suficiente con referirse
poral” y se distingue como au- a la opinión, aún ahora del todo
tónomo, es algo inorgánico, des- compartible, que expresaba Ga-
centrado, un polvillo inestable de rin hacia finales de los años sesen-
grandes personalidades cultura- ta, cuando escribía que el diálo-
les “sin Papa” y sin territorio. Este go-contraste entre los dos pensa-
[proceso de] desintegración del dores traducía, a la altura de los
Estado moderno es, por lo tan- problemas y de los contextos ita-
to, mucho más catastrófico que el lianos, «algunos grandes temas
[proceso histórico] medieval que de la cultura contemporánea».
era desintegrativo e integrativo al En qué medida percibía (y cri-
mismo tiempo» (C 6, §10, 18). Este ticaba) Gramsci la relevante pre-
conjunto de problemáticas con- sencia de Croce en la política y en
vence a Gramsci de definir «orgá- la cultura italiana se puede cons-
nica» la crisis que afecta a Europa tatar desde la primera referencia
a partir de los últimos treinta años significativa al filósofo en el Cua-
del siglo XIX, una crisis que pone derno 1, en las páginas dedicadas
a la sociedad capitalista-burguesa a la dirección moderada del Ris-
en la condición de tener que en- orgimento y a la formación de un
frentar «en este interregno» con bloque intelectual meridional
«los fenómenos morbosos más «que tiene a la cabeza a B. Croce
variados» (C 3, §34, 37). y Giustino Fortunato y que se ex-
LELIO LA PORTA tiende por toda Italia» (C 1, §44,
113). Era éste, en sustancia, el mo-
Croce, Benedetto tivo de fondo que debía de inducir
De la relación Gramsci-Croce a Gramsci a una aguda crítica de
se ha ocupado una buena parte la filosofía de Croce. Él distinguía
de la literatura crítica, bien cuan- muy bien la distancia que exis-

115
Croce, Benedetto

tía entre la demasiado abollada algunos de sus elementos, explí-


identidad entre ideología y filo- cita o implícitamente, han sido
sofía postulada por el actualismo absorbidos por algunas corrien-
de Gentile y la filosofía croceana tes idealistas (Croce, Sorel, Berg-
de las distinciones, pero en la ten- son, etcétera, los pragmatistas, et-
dencia a la fusión entre práctica cétera); por el otro, los marxistas
y teoría – a la que Croce resistía “oficiales”, preocupados por en-
“heroicamente” – Gramsci incluía contrar una “filosofía” que con-
también el materialismo histórico, tuviese el marxismo, la han halla-
y esto porque Croce «tiene viva la do en las derivaciones modernas
conciencia de que todos los movi- del materialismo filosófico vulgar
mientos de pensamiento moder- o incluso en corrientes idealistas
nos conducen a una revaluación como el kantismo (Max Adler)»
triunfal del materialismo históri- (Ivi, 133-134). De esta manera se
co, o sea la transformación de la vienen delineando los contenidos
posición tradicional del proble- del contraste que Gramsci abre
ma filosófico y a la muerte de la con Croce, comenzando por la
filosofía entendida del modo tra- identificación de esos rasgos del
dicional» (C 1, §132, 177). En esto marxismo absorbidos y “revisa-
radica, pues, el núcleo esencial dos”: el convencimiento de que
del juicio gramsciano acerca de el materialismo histórico podía
Croce. Se trata del convencimien- reducirse a canon empírico de in-
to que Gramsci expone en C 4, §3. vestigación histórica y la cuestión
El marxismo ha sido un momento del valor de las ideologías y de su
crucial y determinante de la cul- igualdad-distinción con la filoso-
tura moderna, a tal grado que in- fía. Acerca del valor de las ideo-
fluye en no pocas corrientes de logías, por ejemplo, Gramsci hace
pensamiento. Sin embargo, como evidentes algunas contradiccio-
ocurre con todos los grandes fe- nes en las que caería Croce. Mien-
nómenos culturales, también éste tras que, en los Elementos de polí-
se vio integrado e influenciado tica, él considera, equivocándose
por otras posiciones. Gramsci se según Gramsci, que para Marx las
asigna a sí mismo la continuación superestructuras son apariencias
de la tarea puesta en marcha por e ilusión; más adelante en cam-
Labriola: la reconquista de la au- bio sostenía que las ideologías
tonomía conceptual e ideal del son «“construcciones prácticas”,
marxismo, a través de la crítica de son instrumentos de dirección po-
las formas de revisión de su cor- lítica», haciendo suya, pues, solo
pus teórico. Gramsci habla de una la parte «crítico-destructiva» del
«doble revisión»: «Por un lado, materialismo histórico. La apa-

116
Croce, Benedetto

rente convergencia entre el joven nómico». Gramsci plantea, si bien


Croce, crítico de las seducciones en términos problemáticos, la
de la diosa Justicia y de la diosa cuestión – ya tocada con anterio-
Humanidad, y el marxismo, se ridad – de la deuda contraída por
diluye ante la errada interpreta- Croce con el materialismo históri-
ción del valor de las ideologías co, sin lo cual él no habría llega-
en Marx. Éste afirma con claridad do a esa conclusión. Sin embargo,
que es en el terreno de las supe- junto al reconocimiento está tam-
restructuras donde los hombres bién la crítica, ya que esta posi-
toman conciencia de los conflictos ción de Croce mal se concilia con
sociales y de sus propias tareas, es «su reducción del materialismo
decir en el terreno de una teoría histórico a un simple canon empí-
crítica y alternativa. Lo que debe rico de metodología histórica» (C
combatirse son las ideologías de 4, §56, 215). Lo que resulta impor-
los grupos dominantes, los instru- tante, en estos pasajes, es el inicio
mentos del dominio político. Muy de la crítica radical gramsciana
distinto es el trayecto de Croce, a los puntos clave de la filosofía
quien «debe ahora retroceder mu- de Croce: ante todo a la dialéctica
chos pasos y dar una apariencia de los distintos, de la cual se re-
de florida juventud a otra decré- conoce la «exigencia real», pero
pita brújula desdentada, el libe- también la contradicción respecto
ralismo más o menos deificado» a una idea canónica de dialéctica
(C 4, §15, 149; pero v. también C 4, que, hegelianamente, no puede
§20, 153 y C 4, §22, 154). ser sino de los opuestos, negación
El contraste, como se ve, se de- de la negación. La reforma cro-
sarrolla en un terreno de teoría po- ceana y gentiliana de la dialéctica
lítica más que de filosofía en senti- (y aquí Gramsci acerca dos posi-
do estricto. Ello se demuestra por ciones objetiva y filológicamen-
el hecho de que el filósofo napoli- te inconciliables) ha vuelto más
tano está entre los autores con los abstracto a Hegel, privándolo de
que Gramsci se mide cuando debe la parte «más realista, más histo-
hacer frente al tema de la autono- ricista». La separación es ahora
mía del hecho político. Así, cuan- clara: por un lado, la tradición y
do él se detiene en la importancia los eventos de los que nacen He-
que el maquiavelismo ha tenido gel y Marx – la Reforma protes-
en el desarrollo de la ciencia po- tante y la Revolución francesa, o
lítica en Italia, pone de relieve «la sea la filosofía de la historia y la
demostración hecha, en forma identificación del hacer y del pen-
cumplida, por Croce, de la auto- sar –; por el otro, la tradición de
nomía del momento político-eco- Vico (a pesar de su «genialidad»)

117
Croce, Benedetto

y de Spaventa, es decir la especu- so de filosofía de Oxford [de 1930,


lación abstracta (v. también C 10 NdA] es en realidad un manifies-
II, §41.X, 199). to político, de una unión interna-
No obstante, la crítica a la filo- cional de los grandes intelectua-
sofía de Croce se relaciona cons- les de todas las naciones, espe-
tantemente en Gramsci con la crí- cialmente de Europa; y no puede
tica de su comportamiento prác- negar que éste pueda llegar a ser
tico. Testimonio de ello son las un partido importante que puede
notas en el inicio del Cuaderno 6, tener una función nada desdeña-
cuando Gramsci hace frente al ble» (C 6, §10, 17-18). El discurso
tema crucial del papel de los in- de Croce es criticado por Gramsci
telectuales en la gran crisis euro- también en C 7, §1, 144, donde se
pea de los años veinte y treinta. rechaza como ideología una inter-
En los análisis croceanos del ini- pretación del materialismo histó-
cio de los años treinta, Gramsci rico como «“cientifismo”» y «“su-
capta algunos elementos de ver- perstición” materialista», pero,
dad y, sin embargo, la crítica cro- más ampliamente, en C 10 II,
ceana de los fenómenos abstrac- §41.I, 179-186, donde, no obstan-
tos, irracionales, no conduce al te, parece escapársele a Gramsci
reconocimiento del papel que en que el discurso de Croce contenía
el mundo moderno puede desem- no solo una crítica del materialis-
peñar no cada intelectual (o gru- mo histórico, sino también una
pos de intelectuales), sino la lucha mordaz polémica contra el mis-
social de las masas organizadas ticismo antihistoricista de Genti-
(en C 6, §107, 88, Gramsci comete le que le procuró furibundos ata-
el mismo error de no haber visto ques por parte de la prensa del ré-
la verdadera dirección de la «co- gimen fascista. La de Croce, pues,
rriente histórica» Giolitti y Cro- es una visión “utópica” de la po-
ce). El comportamiento práctico lítica, tanto en su esfera teórica
de Croce puede, según Gramsci, como en la práctica, en el sentido
ayudarnos a entender su filosofía: que mientras piensa realizar una
«En Croce filosofía e “ideología” historia pura y una filosofía pura,
finalmente se identifican, incluso realiza en cambio un ejercicio de
la filosofía demuestra no ser más ideología (C 6, §112, 90-1). Así,
que un “instrumento práctico” de pues, Gramsci denuncia, por de-
organización y de acción: de or- cirlo de algún modo,, el carácter
ganización de un partido, incluso ideológico de la filosofía de Croce,
de una internacional de partidos, no sin hacer notar una clara dife-
y de una línea de acción práctica. rencia entre historicismo croceano
El discurso de Croce en el congre- y actualismo gentiliano, entre una

118
Croce, Benedetto

visión de la historia como historia la revolución pasiva, sobre los


del Estado y la historia ético-polí- vínculos revolución-restauración:
tica (C 7, §9, 150; pero v. también «Croce se inscribe en la tradición
C 8, §227, 339 y C 8, §240, 346) fun- cultural del nuevo Estado italiano
dada en la distinción entre socie- y reconduce la cultura nacional a
dad civil y sociedad política, en- los orígenes, pero vivificándola [y
tre hegemonía y dictadura, entre enriqueciéndola] con toda la cul-
un «régimen liberal-democrático» tura europea [...]. Establecer con
y el «Estado-gobierno» fascista (C exactitud el significado histórico
6, §10, 18). y político del historicismo crocia-
Croce es para Gramsci «el úl- no significa precisamente reducir-
timo hombre del Renacimiento», lo a su alcance real, despojándolo
al cual considerar no tanto como de la grandeza brillante que le es
filósofo, sino como «moralista y atribuida como manifestación de
maestro de vida, constructor de una ciencia objetiva, de un pen-
principios de conducta» (C 7, §17, samiento sereno e imparcial que
157-158), pero precisamente por se coloca por encima de todas las
esto debe combatirse abiertamen- miserias y las contingencias de la
te cuando su filosofía se vuelve lucha cotidiana, de una contem-
ideología, en el sentido gramscia- plación desinteresada del eterno
no de «tendencia práctico-políti- devenir de la historia humana» (C
ca unilateral» (C 8, §27, 232). Así, 8, §39, 238-239).
la exigencia de dar vida a un An- Llegados a este punto, se pue-
ti-Croce se genera no por una polé- de hacer frente a la lectura de las
mica de poca importancia o pura- páginas gramscianas programá-
mente propagandística, sino nace ticamente dedicadas a Croce. Se
de un continuo y agudo contraste confirma plenamente que el tema
crítico entre historicismo materia- Croce es uno de los pocos a los
lista e historicismo especulativo cuales Gramsci dedica una escri-
(entre otros lugares en los que se tura y un interés casi sistemáticos.
critican las tendencias especula- Como es sabido, todo el Cuader-
tivas croceanas, v. C 8, §224, 337). no 10 (más de 150 páginas impre-
Léase la extraordinaria y eficacísi- sas) tiene por objeto la filosofía de
ma síntesis de un gran trabajo ana- Croce. La articulación del progra-
lítico e interpretativo que Gramsci ma de estudio del pensamiento de
vierte en una breve nota sobre el Croce se había anticipado en los
historicismo de Croce. Éste es re- Puntos para un ensayo sobre B. Cro-
lacionado con los pasajes clave de ce, que se encuentran en C 8, §225,
una reflexión de gran envergadu- 337-338. En este espacio no es po-
ra sobre la historia italiana, sobre sible entrar en el detalle de todos

119
Croce, Benedetto

los análisis gramscianos: piénsese tidad entre historia y espíritu (C


en las notas sobre las obras histó- 10 I, §10, 132 ss.), ya hace retroce-
ricas de Croce, sobre su concep- der a nivel de ideología y de «au-
ción de la religión, sobre su con- téntico instrumento de gobierno»
cepción de los intelectuales, sobre (C 10 I, §1, 118), pero luego, una
sus errores de interpretación de vez más, la reanudación de las crí-
las doctrinas económicas de Marx ticas a la Historia de Europa como
(como en las páginas en las que se teoría de la revolución pasiva y a
critica el ensayo croceano sobre la la concepción ético-política de la
caída tendencial de la tasa de ga- historia, aun cuando, a propósito
nancia: v. C 10 II, §33, 33-34 y C de este último problema, Gramsci
10 II, §36, 171 ss.) o en esas notas le reconoce a Croce el haber esti-
en las que se polemiza con la lec- mulado «la atención sobre el es-
tura croceana de la teoría del va- tudio de los hechos de cultura y
lor como comparación elíptica (C de pensamiento como elementos
10 II, §38, 175 ss.), en las notas so- de dominio político, sobre la fun-
bre las teorías estéticas de Croce, ción de los grandes intelectuales
que se critican en los presupues- en la vida de los Estados, sobre el
tos idealistas, pero se defienden momento de la hegemonía y del
de las lecturas superficiales y pe- consenso como forma necesaria
riodísticas (C 15, §20, 197), sobre del bloque histórico concreto» (C
las cuestiones de lógica y de gra- 10 I, §116). Por esto, la historia éti-
mática (C 29, §1, 227). En síntesis, co-política es uno de los «cánones
dichas notas proceden de la exi- de interpretación histórica que
gencia de entender los «intere- hay que tener siempre presente en
ses intelectuales y morales (y por el examen y profundización del
ende sociales)» de Croce (su sus- desarrollo histórico, si se quiere
tancial adhesión a la «tradición hacer historia integral y no histo-
italiana de los moderados», C 8, rias parciales o extrínsecas» (Ibid.;
§225, 337-338), para luego pasar pero para un análisis de la histo-
a evaluar su papel no secundario ria ético-política a partir de los en-
en la construcción de las tenden- sayos historiográficos de Croce, v.
cias revisionistas a la Bernstein y C 10 I, §9, 128 ss.). El momento fo-
a la Sorel. Una vez más, Gramsci cal de la crítica teórica y política
logra captar enteramente los pun- de Gramsci del pensamiento cro-
tos focales de la reflexión teóri- ceano es localizable en la segunda
ca con la cual pretende medirse. parte del Cuaderno 10 y especial-
Ante todo, el tema de la libertad mente en las páginas dedicadas a
que Croce ya disloca en el plano la identidad entre historia y filo-
de la filosofía, razonando de iden- sofía, es decir de algo que es «in-

120
Croce, Benedetto

manente en el materialismo histó- político», de lo que en lenguaje


rico». Esta identidad, no obstan- moderno se podría definir como
te, se volvió algo muy distinta en «reformismo» (C 10 II, §41.XIV,
Croce, de modo que una proposi- 205), pero también una «forma,
ción teórica que podía ser «rica en hábilmente disfrazada, de histo-
consecuencias críticas» se vuelve ria preconcebida, como todas las
«mutilada si no llega también a la concepciones liberales reformis-
identidad de historia y de política tas» (C 10 II, §41.XVI, 207).
[...] por lo tanto también la identi- En qué medida Gramsci esta-
dad de política y filosofía» (C 10 ba convencido de la necesaria ela-
II, §2, 140). boración, desde su punto de vis-
Gramsci se pregunta a menu- ta, de un Anti-Croce, fundada no
do si en la visión filosófica de Cro- obstante en un serio y documen-
ce no han quedado consistentes tado contraste con las obras del fi-
huellas de filosofía de la praxis (v. lósofo napolitano, dan testimonio
C 10 I, §11, 132, pero también C 10 las continuas peticiones de sus li-
II, §31, 163). Él está convencido, a bros que él le envía a su cuñada
tal grado que afirma que la tesis Tania y a otros con los que se car-
croceana de la identidad de filo- teaba. Y precisamente en una car-
sofía e historia es un modo de pre- ta a su cuñada del 18 de abril de
sentar «el mismo problema plan- 1932 (LC 562-563, a Tania; pero v.
teado por las glosas a Feuerbach también LC 368-369, a Tatiana, 1°
y confirmado por Engels». Solo de diciembre de 1930 a propósito
que, para Engels, «“historia” es de la polémica Croce-Lunachars-
práctica (el experimento, la indus- ky durante el congreso de Oxford,
tria) para Croce Historia es toda- y LC 567-568, a Tania, 25 de abril
vía un concepto especulativo». En de 1932, donde se buscan las ra-
suma, y en este juicio se resume zones de la gran popularidad de
la evaluación global de Gramsci, Croce, pero también LC 569-571,
Croce ha dado marcha atrás en el a Tania, 2 de mayo de 1932, don-
camino que de la filosofía especu- de se critica el tentativo croceano
lativa había conducido a la filo- de «liquidación de la filosofía de
sofía de la praxis. Él «ha retradu- la praxis», así como LC 572-575, a
cido al lenguaje especulativo las Tania, 9 de mayo de 1932, donde
adquisiciones progresivas de la fi- se analizan críticamente las obras
losofía de la praxis y en esta retra- históricas de Croce, y por último
ducción está lo mejor de su pen- LC 584-587, a Tania, 6 de junio de
samiento» (Ibid.). En definitiva, el 1932, en que se discute de la reli-
historicismo de Croce acaba sien- gión de la libertad), Gramsci sin-
do una «forma de moderantismo tetiza de modo ejemplar su jui-

121
Cuestión meridional

cio sobre este gran intelectual, ese se eficazmente, e incluso, a veces,


mismo juicio que él, mientras tan- ¿por qué no?, de aceptar e inte-
to, venía desarrollando en las no- grar» (Garin 1958, 7-8).
tas de los Cuadernos. GIUSEPPE CACCIATORE
Se puede recurrir una vez más,
como conclusión, a un juicio so- Cuestión meridional
bre la relación Gramsci-Croce ex- Después de las primeras for-
presado, hace ya medio siglo, por mulaciones del problema, que ya
Garin. Es indudable, observaba a partir de 1916 introdujeron nue-
él, que el diálogo con el filósofo vos elementos sobre la base salvei-
del idealismo historicista caracte- miniana de la reflexión, Gramsci
riza en muchos aspectos la activi- delimita desde 1920 los rasgos de
dad cultural de Gramsci: «En Cro- una «cuestión meridional» como
ce, Gramsci ve no sólo al gran in- determinación específica del ca-
telectual de tipo erasmiano, sino pitalismo y se expresa a favor de
también la expresión más avanza- una propuesta que ve como eje
da de la cultura italiana contem- para la «solución del problema
poránea, la que tiene más arraigo agrícola» la acción de los «obreros
y mayor eficacia “conformadora”. urbanos de la Italia septentrional»
El hecho de que Gramsci comba- (Obreros y campesinos, 3 de enero
ta en esa línea, y a veces se tie- de 1920, en ON 377). En esta fase,
ne la impresión de una voluntad la influencia de la experiencia bol-
suya de oponerse a Croce punto chevique es todavía fuerte, lo que
por punto, juicio contra juicio [un empuja a Gramsci a sostener que
Anti-Croce, pues, NdA], en toda la «los problemas actuales de la eco-
evaluación de la historia italiana, nomía industrial y agrícola sólo
en una corrección constante de pueden resolverse fuera del Parla-
las posiciones discutidas, para un mento, contra el Parlamento, por
desplazamiento sistemático del el Estado obrero» (Ivi, 378). En po-
punto de vista [...]: todo esto indi- cos años, sin embargo, la cuestión
ca [...] la actualidad de una discu- se va precisando en Gramsci en
sión, su historicidad concreta, un sus coordenadas más plenamente
análisis que, precisamente porque políticas y más fuertemente ancla-
no es “especulativo” sino está di- das a la realidad italiana. A la pro-
rigido a la acción, pretendía com- puesta de llamar “l’Unità” al pe-
batir una batalla real y oponer a riódico del partido, Gramsci aña-
opciones reales, actuales, opciones de la consideración de la necesi-
que, precisamente por colocarse dad de «dar especial importancia
en el mismo terreno del adversario, a la cuestión meridional, es decir,
fuesen capaces de contraponer- a la cuestión en la que el proble-

122
Cuestión meridional

ma de las relaciones entre obreros nacional y la de clase: el doble y


y campesinos se plantea no sólo ambicioso objetivo que Gramsci
como un problema de relación de plantea a sus compañeros de par-
clases, sino también y especial- tido poco antes de su encarcela-
mente como un problema territo- miento es el de superar la forma
rial, es decir, como uno de los as- de la unidad nacional al estilo del
pectos de la cuestión nacional» (L Risorgimento, basada en la anexión
130). El III Congreso del Partido de las regiones del sur, para desa-
Comunista de Italia se ocupa am- rrollar un verdadero sentido de la
pliamente de la cuestión meridio- nación, a través del protagonismo
nal como del aspecto principal, de las masas campesinas meridio-
junto con la cuestión vaticana, nales en el proceso histórico actual
de la más amplia cuestión agra- («después de los obreros, los cam-
ria, que es el modo de analizar el pesinos son la parte más revolu-
caso histórico específico de la for- cionaria de la sociedad italiana»),
mación y composición del Estado y al mismo tiempo el de construir
italiano. El partido debe moverse «una alianza política entre obre-
en dos frentes: en efecto, es nece- ros del norte y campesinos del sur
sario que «destruya en el obrero para derrocar a la burguesía por
industrial el prejuicio inculcado el poder del Estado» (QM 139). Si
por la propaganda burguesa, que hasta ahora el gran pensamiento
el Mezzogiorno es un lastre que liberal del que Giustino Fortuna-
se opone a los más grandes desa- to y Benedetto Croce eran los más
rrollos de la economía nacional, escuchados exponentes en el fren-
y destruya en el campesino meri- te del pensamiento meridiona-
dional el prejuicio, aún más peli- lista, pero que contaba también
groso, por el que ve en el norte de otros nombres de primer plano,
Italia un solo bloque de enemigos de como el de Gaetano Salvemini,
clase» (Cinco años de vida del parti- había permitido a los gobiernos
do, 20-26 de enero de 1926, en CPC de Crispi y Giolitti una política de
108, las cursivas son mías). continua depredación y margina-
La ruptura del bloque históri- ción de las masas meridionales,
co tradicional, en efecto, y la cons- realizada a través de capciosas
trucción de un nuevo bloque so- propuestas de división de la tierra
cial anticapitalista, constituido que no resolvían las más amplias
por los obreros y los campesinos, cuestiones planteadas por el Mez-
es para Gramsci en Algunos temas zogiorno, pero lo aislaban cada
de la cuestión meridional el camino vez más como una «gran campa-
a seguir para afrontar la cuestión ña» frente a la «gran ciudad» que
meridional soldando la calidad es el norte, ahora para Gramsci

123
Cuestión meridional

llegó el momento de que «el obre- propusieron a Gaetano Salvemini


ro revolucionario de Turín y de postularse en un colegio de Turín
Milán se convierta en el protago- para representar en el Parlamento
nista de la cuestión meridional» a los campesinos del sur: sin em-
(Ibid.), y ya no los grandes intelec- bargo, se trataba entonces de una
tuales liberales. «El Mezzogiorno fase aún no madura de la elabo-
puede definirse como una gran ración del nuevo bloque, una fase
disgregación social; [...] La socie- en la que se pensaba todavía po-
dad meridional es un gran bloque sible considerar a los intelectuales
agrario constituido por tres estra- democráticos meridionales como
tos sociales: la gran masa campe- interlocutores del movimiento
sina amorfa y disgregada, los in- revolucionario. El apoyo que los
telectuales de la pequeña y me- campesinos habían concedido a
diana burguesía rural, los grandes Salvemini en Apulia en las elec-
terratenientes y los grandes inte- ciones de 1913 había inducido a
lectuales» (Ivi, 150). Precisamente considerar al intelectual de Mol-
el último estrato es el que caracte- fetta el diputado más digno de
riza y domina «todo este conjunto ser propuesto, pero naturalmente,
de manifestaciones» de la vida so- en 1926, Gramsci reconoce los lí-
cial, a través de la mediación que mites de esta operación. Aunque
a diversos niveles garantizan los la cuestión meridional es tratada
intelectuales, de cuya casta forma por Gramsci como un hecho ho-
parte también el clero. Romper el mogéneo, no deja de señalar las
vínculo entre la masa campesina diferencias entre la composición
y la clase dominante es funda- social y la posición relativa de las
mental, «porque este monstruoso distintas regiones frente al proble-
bloque agrario [...] en su conjun- ma de la modernización. Así, Cer-
to funciona como intermediario y deña es diferente de Apulia, y Si-
vigilante del capitalismo septen- cilia presenta a su vez característi-
trional y de los grandes bancos» cas específicas.
(Ivi, 153): esto permite conser- Precisamente en la apertura de
var el statu quo tanto meridional los Cuadernos, en el índice de los
como septentrional, por lo tanto, temas principales, Gramsci nom-
representa un elemento regresivo bra «la “cuestión meridional” y la
de dimensión nacional. Gramsci cuestión de las islas». Las comillas
reivindica la intuición de la for- aclaran que se trata de un tema
mación de un bloque alternativo ya canonizado y que Gramsci lo
al bloque agrario como un hecho afrontará en el aspecto político no
que los comunistas turineses ya menos que en el cultural, dentro
tenían en mente en 1914, cuando de la «cuestión política de los in-

124
Cultura

telectuales». Pero de particular cionalización de la producción y


interés es la sucesión de los argu- de los procesos económicos.
mentos en el índice. Después de la LEA DURANTE
cuestión meridional encontramos
en efecto: «10] Observaciones sobre Cultura
la población italiana: su composi- «Cultura» no es solamente un
ción, función de la emigración. 11] término amplísimo en los Cuader-
Americanismo y fordismo» (C 1, p. nos, con ramificaciones, adjetivos
73). Si en el Cuaderno 1, en efecto, y especificaciones muy variadas,
Gramsci retoma en algunos casos sino también un concepto extre-
también textualmente la reflexión madamente movible e inquieto,
de La Cuestión Meridional (QM), el por así decirlo, en el sentido que
nexo con «Americanismo y for- tiende a desbordarse hacia dife-
dismo» se ha vuelto programá- rentes ámbitos categoriales que,
tico y prevalente, y esto impulsa además y en contacto con él, ad-
la perspectiva global de la inves- quieren un nuevo valor (verifi-
tigación en una dirección diferen- caremos los ejemplos de «hege-
te, más analítica, a largo plazo y monía» y «filosofía»). La «cultu-
más amplia. No es casualidad que ra» es concebida, en primer lu-
la recuperación C de los Textos A gar, «como expresión de la socie-
relativos al problema, si en parte dad» (C 9, §57, 42), lo que es ya
aparece en el Cuaderno 19 como una noción de sentido común. No
contribución a la definición histó- era así en los tiempos de Gramsci,
rica del Risorgimento, en relación sino que, en los Cuadernos, llega a
al papel pasivo y subalterno de un punto de vista tal que, tejien-
las masas meridionales, aparece do una retícula categorial, reviste
de forma sustancial en el Cuader- la tradición marxista con ropaje
no 22, funcional a la polarización nuevo. Se trata de una red de con-
de dos modelos opuestos: el meri- ceptos que podemos cruzar sin-
dional italiano, caracterizado por crónica y diacrónicamente, y en-
una composición demográfica pa- tre los cuales destacamos aquí los
tológica, por lo que la población siguientes: hegemonía y lucha he-
productiva está representada por gemónica (del Cuaderno 1), tradu-
una parte minoritaria del conjun- cibilidad (del Cuaderno 4), refor-
to demográfico, con la consecuen- ma intelectual y moral, nuevo hu-
cia de fenómenos morbosos en el manismo y religión laica (ambos
plano de la economía, y el ameri- desde el Cuaderno 3). Al poner la
cano, demográficamente sano y, cultura en (esta) red, podemos lle-
por tanto, preparado para la ra- nar con contenido específico y no
banal la afirmación solo aparen-

125
Cultura

temente simple y citada al prin- Esta polaridad duplicada (cientí-


cipio. La complejidad proviene fico-tecnológica y ético-religiosa)
del término “expresión”, tenien- restituye la gama amplísima de
do en cuenta que, para Gramsci, significaciones, temas y proble-
«cada expresión tiene una “len- mas dentro de los cuales se mue-
gua” históricamente determina- ve el uso del concepto de cultura
da» (C 9, §132, 101). La concep- en los Cuadernos.
ción gramsciana de cultura es A partir del Cuaderno 1, al cual
inseparable de la concepción de se le ha reconocido su función de
lengua y de lenguaje, y acompa- fundamento tanto de la génesis
ña el resto de toda la filosofía de como de la estructura de la tota-
los Cuadernos. En este sentido, es lidad de los Cuadernos, parecen
necesario tener claro que cultura haberse logrado las adquisiciones
y lenguaje son siempre conside- esenciales del nexo cultura-hege-
rados por Gramsci atendiendo a monía, incluso – y según algunos
una diferenciación capilar e irre- intérpretes –, con un cierto residuo
ductible de desniveles y estratifi- de economicismo en toda la pri-
caciones sociales –locales, regio- mera fase de escritura (lo que, de
nales, nacionales, continentales – cualquier manera, no afecta la no-
portadores de culturas y lengua- vedad del pensamiento). La cultu-
jes determinados; solo a partir de ra es definida como un «mundo»,
cobrar conciencia de esto, adquie- una «esfera», un «campo», una
re significado el horizonte general «estructura» de actividad llevada
al que Gramsci mira al dirigirse a cabo por «clases» intelectuales,
al «género humano históricamente – podríamos decir que – por aque-
unificado» (C 11, §17, 276). Aquí lla «masa social que ejerce funcio-
late la que podría denominarse nes administrativas» – no solo en
la acepción fuerte de cultura en el el campo de la cultura, sino – en
entendimiento de Gramsci, enten- la «producción» y en el «cam-
dida como «concepción del mun- po administrativo-político» (C 1,
do», es decir, por un lado, como §43, 103). La cuestión organizati-
«relación entre el hombre y la rea- va es central, ya sea porque es a
lidad con la mediación de la tec- la luz de ella que Gramsci distin-
nología» (C 11, §37, 309), y por el gue la función de los intelectuales
otro, como «“religión laica”, una de otras funciones profesionales o
filosofía que se haya convertido de trabajo social, o bien, porque a
precisamente en “cultura”, o sea Gramsci (retomando nuevamente
que haya generado una ética, un la cita inicial) le interesa la cultu-
modo de vivir, una conducta ci- ra como expresión práctica, o sea,
vil e individual» (C 23, §1, 99). estructurada y articulada, en sín-

126
Cultura

tesis: organizada u organizable de critos al discurso, como cuando,


la sociedad. Desde este punto de precisamente, habla de una pe-
vista, es sintomático cómo, siem- culiar hegemonía cultural. Crear
pre en el Cuaderno 1, Gramsci con- una nueva cultura, es decir, una
sidera el americanismo, en con- «cultura superior» que determi-
traposición al «gladiatorismo gro- ne la superación de la tradicional
tesco» del actualismo gentiliano, «división entre cultura moderna y
cual «acción real, que modifica cultura popular o folklore» (C 1,
esencialmente la realidad externa §89, 152) y constituya «la forma
(y por lo tanto también la cultura moderna del laicismo tradicional
real)» (C 1, §92, 153), y cómo, pre- que se halla en la base del nue-
cisamente concibiendo un desafío vo tipo de Estado» (C 3, §31, 36),
que podría definirse como epocal expresión política de una «nueva
frente al mismo americanismo, él sociedad»: estos son propiamente
cree que «el problema» principal los determinantes culturales de la
es el «crear una nueva cultura so- lucha hegemónica.
bre una base social nueva» (C 1, Con el Cuaderno 4, el desarro-
§153, 192). De esta forma, los ele- llo del discurso adquiere un con-
mentos decisivos que asocian la tenido más marcadamente teórico
cultura con la comprensión de la y filosófico que, no obstante, debe
categoría más original y difícil del entenderse en un sentido distinto
pensamiento político gramscia- con respecto a la concepción tradi-
no aparecen fijos: la hegemonía. cional de la filosofía como “elabo-
Por ejemplo, Gramsci habla sobre ración individual” de conceptos:
la hegemonía cultural a propó- se pone en marcha un proceso de
sito de la Florencia del siglo XVI pensamiento que llevará a enten-
que «ejerce la hegemonía cultural, der la filosofía desde el punto de
porque ejerce una hegemonía eco- vista del «filósofo democrático»
nómica» (C 1, §73, 145). Se pue- (C 10 II, §44, 210) o «pensador co-
de observar que la hegemonía en lectivo» (C 11, §12, 258) que efec-
tanto «dirección cultural y moral» túa una «lucha cultural para trans-
(C 10 I, §7, 126) de la sociedad y formar la “mentalidad” popular»
del Estado reviste siempre una di- (C 10 II, §44, 209). Gramsci evoca
mensión cultural. El hecho es que la necesidad de trabajar por «un
Gramsci utiliza “cultura” tanto en vasto movimiento cultural que
sentido fuerte y central, o general abrace al hombre total» (C 4, §3,
(y, en este sentido, hegemonía y 135), por un «nuevo humanismo»
cultura son categorías asociadas) (C 5, §3, 251); y elabora, para este
débil y periférico, o específico de fin, la tesis de la traducibilidad re-
ámbitos particulares y circuns- cíproca de lenguajes y culturas a

127
Cultura

«campo internacional», expresio- lidad se convierte en vehículo de


nes de «civilizaciones fundamen- la determinación de la filosofía de
talmente similares» que «creen ser la praxis en tanto timón de una
antagónicas, diferentes, una supe- “nueva cultura”. Con el Cuaderno
rior a otra, porque que emplean 7, la teoría de la traducibilidad ad-
diversas expresiones ideológicas, quiere nuevos elementos, aunque
filosóficas», mientras que «para el lo esencial ya aparece establecido.
historiador, son intercambiables, Con los Cuadernos del 7 al 10,
son reducibles la una a la otra, alcanza su madurez la concep-
son traducibles recíprocamente» ción-proyecto que se establece
si bien no de manera perfecta, no hacia el Cuaderno 10, sobre una
«en todos los detalles» (C 4, §42, «nueva cultura integral, que ten-
181). No es solamente cuestión ga las características de masas de
de una traducibilidad internacio- la Reforma protestante y del ilu-
nal, sino también interdisciplina- minismo francés y que tenga las
ria, como entre «filosofía – política características del clasicismo de la
– economía» (C 4, §46, 184): célebre cultura griega y del Renacimien-
teoría con la que Gramsci decreta to italiano» (C 10 I, §11, 133). A la
la muerte de la filosofía “separa- luz del estudio histórico y de la
da” y su resolución en una cons- transvaloración teórica de la po-
telación cultural que salvaguarda laridad Renacimiento-Reforma
la autonomía del filosofar, aunque que Gramsci retoma de Croce –
establece la conexión estructural aunque transformando el sentido
con las dos esferas de actividad –, aquel expone, de manera más
que restituyen la función públi- rica y penetrante, la ya mencio-
ca y social del pensamiento y que nada superación del desapego en-
instauran la interrelación entre tre alta cultura y cultura popular,
teoría y práctica. Un corolario de y formula la perspectiva de una
esta postura es su anclaje a la «his- «reforma intelectual y moral», la
toria de la cultura, que es más lar- cual se convierte en una forma
ga que la historia de la filosofía» nueva y originalísima de pensar
(C 4, §3, 136): más extensa, asimis- la revolución. Las referencias del
mo, puesto que es más flexible, ar- presente a categorías del pasado
ticulada y capaz de representar y implican una atención histórico-fi-
expresar, con mayores determina- lológica que le permite a Gramsci
ciones, la contemporánea y fluc- llenar de sustancia y concreción el
tuante identidad-diferencia entre impulso metafórico-imaginativo
lenguas, civilizaciones, culturas y del pensamiento. El Renacimien-
constelaciones nacionales diver- to es recordado como una «gran
sas. De esta manera, la traducibi- revolución cultural» mediante la

128
Cultura

cual «no ha sido “descubierto” De esta manera, podríamos for-


el hombre, sino que se ha inicia- mular la gran interrogante que
do una nueva forma de cultura, o agita a Gramsci en los Cuadernos
sea de esfuerzo para crear un nue- y que parece ir aumentando en la
vo tipo de hombre en las clases evolución de su pensamiento en
dominantes» (C 17, §1, 301). La la cárcel: ¿es posible una reforma
expresión “revolución cultural” moral e intelectual, o sea, una re-
aparece una sola vez en los Cua- volución cultural o, en términos
dernos, en donde Gramsci declara más pragmáticos (en el contexto
que «es tarea de los intelectuales vivido por Gramsci en la cárcel),
la de determinar y organizar la un constituyente democrático que
revolución cultural, o sea de ade- sustraiga la revolución pasiva de
cuar la cultura a la función prácti- la dictadura del presente o de la
ca» (C 8, §171, 302). Cabe destacar mera gestión del existente? En re-
la analogía que él establece cuan- sumen, ¿acaso es todavía posible
do observa que «la misión de los la lucha hegemónica que es lucha
intelectuales consiste en determi- por una nueva cultura y, en este
nar y organizar la reforma moral sentido, lucha política para la for-
e intelectual, o sea de adecuar la mación de un “hombre comple-
cultura a la función práctica» (C to”? La interrogante es dramática.
11, §16, 270). En síntesis, la «refor- La génesis de los Cuadernos tiene
ma moral e intelectual» aparece que ver con la conciencia de una
como una revolución cultural: se derrota, la denuncia de un fraca-
puede observar todavía que todo so, el abandono de ciertas ilusio-
esto tiene significado y valor so- nes: «Los laicos han fracasado en
bre el terreno establecido por la la satisfacción de las necesidades
revolución pasiva en tanto esce- intelectuales del pueblo: yo creo
nario generalizado y generaliza- que precisamente por no haber re-
ble del dinamismo social en tiem- presentado una cultura laica, por
pos modernos. Así, puede verse el no haber sabido crear un nuevo
peso que, para Gramsci – quien se humanismo, adaptado a las ne-
mantiene firmemente consciente cesidades del mundo moderno,
del carácter estructural o priorita- por haber representado un mun-
rio de las transformaciones econó- do abstracto, mezquino, demasia-
micas –, tiene la dimensión cultu- do individual y egoísta». Gramsci
ral mediante la cual se juega la po- señala este pensamiento ya en el
sibilidad de no resignarse, a fin de Cuaderno 3 (C 3, §63, 65) y lo re-
cuentas, a una acepción conserva- toma en el Cuaderno 21 (C 21, §5,
dora, interclasista y pasivizadora 44) radicalizando la necesidad
de la revolución pasiva misma. de difundir una «cultura laica» y

129
Cultura

un «moderno “humanismo” […] de cultura. A la religión le sucede


hasta los estratos más toscos e in- algo análogo a lo que habíamos
cultos». hallado para la filosofía: la meto-
La idea de una cultura laica es dología gramsciana – piedra an-
central en los Cuadernos. Una cul- gular del dinamismo de los con-
tura en el sentido fuerte – en el ceptos o de su movilización en el
sentido que hemos recordado an- doble sentido de volverlos móvi-
teriormente cuando hablamos de les y abiertos en contextos distin-
la mutua imbricación de los con- tos a los originales, o, incluso, en
ceptos de hegemonía y cultura, y su traducción o traducibilidad en
después de la muerte y resurrec- metáforas e imágenes – hace cum-
ción de la filosofía en el contexto plir – o, mejor dicho, invita a cum-
de una nueva cultura – es laica plir – un salto gigantesco ya sea a
naturaliter. “Laico” es, asimismo, la filosofía, que de asunto indivi-
un concepto que conoce su propia dual se vuelve acción colectiva o
fuerza para desplegar su naturale- de masa, o bien, a la religión que
za como un valor capaz de contra- se convierte en habitante de la in-
rrestar, hacer competir, o sustituir- manencia al abandonar, por con-
se, o absorber (son matices de un siguiente, misticismos y trascen-
solo proceso) la religión. De hecho dencias.
y a propósito de la concepción de Un ejemplo de lo que enten-
De Sanctis, Gramsci escribe en el demos por “movilización” de
Cuaderno 23: «¿Pero qué significa conceptos en la metodología
“cultura” en este caso? Significa, gramsciana es el modo mediante
indudablemente, una “concep- el cual Gramsci piensa en Euro-
ción de la vida del hombre” co- pa y la cultura europea, en el con-
herente, unitaria y difundida na- texto de un cuadro geopolítico y
cionalmente, una “religión laica”, geocultural que, en los Cuadernos,
una filosofía que se haya conver- se presenta intensamente en mo-
tido precisamente en “cultura”, o vimiento y hasta el punto de re-
sea que haya generado una ética, saltar, en el C 2, §78, 276, el pasaje
un modo de vivir, una conducta del testimonio del Atlántico al Pa-
civil e individual» (C 23, §1, 99). cífico en la guía marina mundial.
Esta es, probablemente, la con- Europa está en tránsito por al me-
cepción más intrépida a la que ha nos dos razones. De hecho, el mun-
llegado Gramsci en aquel entrete- do ya no es eurocéntrico, es decir,
jimiento que, al comienzo, hemos ni económica ni políticamente, in-
llamado una retícula categorial y cluso, si la objetiva y progresiva
que, en este caso, invierte el senti- «unificación cultural de la huma-
do más significativo del concepto nidad» muestra todavía una con-

130
Cultura

notación europea. Por otro lado, ca – o contrapunto – de identidad


existen todas las condiciones a fin y diferencias que atraviesa todo
de que, concretamente, dé inicio el universo del pensamiento de
el proceso social y político desti- Gramsci con respecto a la “cultu-
nado a determinar políticamen- ra” es decisiva no solamente en
te la Unión Europea, que, para términos generales, sino también
Gramsci, representa un factor de- respecto de la cuestión central del
cisivo para la superación del fac- marxismo de Gramsci: el contraste
tor quizás principal de la crisis de clase. Ello se muestra, por usar
orgánica de la sociedad contem- el título de un clásico de la antro-
poránea: el nacionalismo. Aquí es pología cultural italiana de ascen-
evidente el enorme valor cultural dencia gramsciana (Cirese 1973),
del problema ya bosquejado, ex- desde el punto de vista cultural
presión de una ambivalencia pro- (o supraestructural, si retomamos
ductiva que, asimismo, nos con- la terminología tradicional) como
duce a la riquísima articulación una dicotomía entre cultura he-
histórico-metafórica con la que gemónica y cultura subalterna,
Gramsci mira el Renacimiento, donde se pone en evidencia, junto
como la cuna cultural –para bien con el carácter fundamentalmen-
o para mal – de Europa y el mun- te oposicional, su fluidez histó-
do modernos. rica y compleja, de modo que la
En conclusión, es pertinente imagen que podría prestarse para
enfatizar la universalidad con- representarla es la de una espiral
temporánea y la fragmentariedad capaz de subrayar el permanente
del concepto. Uno pensaría en la proceso de intersección y diferen-
metáfora gramsciana del rayo y ciación que caracteriza la historia
de los prismas: «El mismo rayo cultural de las relaciones entre he-
luminoso pasa por prismas diver- gemónicos y subalternos.
sos y da refracciones de luz dis- GIORGIO BARATTA
tintas» (C 1, §43, 99). La dialécti-

131
D
Democracia ponentes de aquello que Gramsci
Como señala el mismo denomina el Partido de Acción,
Gramsci, «tantos [son los, NdA] al que se oponen victoriosamente
significados de la democracia» (C los «moderados» (C 2, §56, 254).
8, §191, 313). En los Cuadernos hay Gramsci obviamente es cons-
muchas referencias a la corriente ciente de los diferentes desarro-
político-ideológica que, al menos llos que han tenido las ideas de-
a partir de Rousseau y su «demo- mocráticas, a veces en conver-
cracia subversiva» (C 5, §141, 355), gencia, a veces en oposición con
se abrió paso primero durante la respecto a las ideas liberales, así
Revolución francesa y, posterior- como de las alternativas que el
mente en el siglo XIX, como la más lema contiene: en primer lugar,
avanzada del proceso de insur- aquella de una democracia pura-
gencia de la burguesía. Gramsci mente política vs. una democracia
señala, asimismo, que «se puede también socioeconómica. Él, pro-
observar el desarrollo paralelo de veniente del marxismo tercer-in-
la democracia moderna y de de- ternacionalista, considera – con
terminadas formas de materia- Lenin – que aquello que se deno-
lismo metafísico e idealismo. La mina en general “democracia” es
igualdad es buscada por el mate- “democracia burguesa”, es decir,
rialismo francés del siglo XVIII en la democracia liberal, parlamenta-
la reducción del hombre a catego- ria y delegada. En los años de Tu-
ría de la historia natural […] esen- rín, Gramsci critica esta democra-
cialmente igual a sus semejantes» cia hostil a los «proletarios» (Li-
(C 10 II, §35, 170). Los «demócra- bertad, 2 de septiembre de 1916, en
tas» del Risorgimento son los ex- CT 525; El apocalipsis, 12 de febrero

133
Democracia

de 1918, en CF 658). Oscila (aun- cada vez más» (C 1, §131, 176). La


que el lema mismo se presta para democracia parlamentaria ven-
significados diferentes) entre con- ce y se afirma históricamente –
siderar que los ideales de la de- no solo después de la Comuna
mocracia son incompatibles con el –; aunque Gramsci (incluso en la
capitalismo (República y proletaria- cúspide de los Cuadernos – el Cua-
do en Francia, 20 de abril de 1918, derno 13 está fechado entre 1932 y
en CF 836) y pensar que la demo- 1934 y, en él, encontramos todavía
cracia se identifique con éste (Los afirmaciones muy claras) – mues-
días, 30 de mayo de 1918, en NM tra no haber vuelto a considerar la
68). En el “bienio rojo” 1919-1920, “democracia consiliar” como una
Gramsci se convirtió en un expo- forma de democracia superior. De
nente destacado de la “democra- hecho, en el C 13, §30, 70, critica el
cia consiliar” o “soviética” euro- parlamentarismo sobre la base de
pea (ON, passim, aunque también la falta de la condición previa para
Constituyente y Soviets, 26 de enero una efectiva igualdad económico
de 1918, in CF 602), o sea, un tipo social («es extraño que [el régimen
de democracia fundada en el con- parlamentario, NdA] no sea criti-
trol estricto de los representantes cado porque la racionalidad histo-
por parte de los representados y ricista del consenso numérico es
en la homogeneidad social de la sistemáticamente falsificada por
representación política que, para la influencia de la riqueza») y afir-
Marx y Lenin, había tenido su ma que, en un «sistema represen-
primer experimento en la Comu- tativo, aunque no sea parlamenta-
na de París de 1871, sobre la cual rio y no forjado según los cánones
encontramos huellas también en de la democracia formal […], el
los Cuadernos: «En el 71 París da consenso no tiene en el momento
un gran paso adelante porque se del voto una fase terminal, todo lo
rebela contra la Asamblea nacio- contrario. El consenso se supone
nal formada por el sufragio uni- permanentemente activo […] Rea-
versal, o sea implícitamente París lizándose las elecciones no a base
“comprende” que entre progreso de programas genéricos y vagos,
y sufragio universal “puede” ha- sino de trabajo concreto inmedia-
ber conflicto, pero esta experien- to, quien consiente se compromete
cia histórica, de valor inestimable, a hacer algo más que el ciudadano
se pierde inmediatamente, porque legal común, para realizarlas, esto
sus portadores son físicamente su- es, a ser una vanguardia de traba-
primidos: por lo tanto no hay de- jo activo y responsable» (Ivi, 70-
sarrollo normal. El sufragio uni- 71). Evidente resulta la adhesión
versal y la democracia coinciden gramsciana a esta tipología de de-

134
Democracia

mocracia “alternativa” a aquella repercusión rica en implicaciones


democrático-parlamentaria. a nivel de la organización pedagó-
La democracia parlamentaria, gica: «la tendencia democrática,
que se había establecido en los úl- intrínsecamente, no puede sólo
timos decenios del siglo XIX, mos- significar que un peón se convier-
tró estar muy por debajo de sus ta en obrero calificado, sino que
mismas promesas, especialmen- cualquier “ciudadano” puede lle-
te en Italia y en la época de la Iz- gar a “gobernante” y que la socie-
quierda histórica, y después del dad lo coloque, aunque sea “abs-
giolittismo. Sin embargo, el juicio tractamente”, en las condiciones
crítico gramsciano es más general: generales de poder llegar a ser-
en una carta a su cuñada Tania el lo: la “democracia política” tien-
18 de mayo de 1931, Gramsci de de a hacer coincidir a gobernan-
paso recuerda la experiencia del tes y gobernados, asegurando a
«desastre de la democracia políti- cada gobernado el aprendizaje
ca» hecha por «nosotros los occi- más o menos gratuito de la pre-
dentales» (LC 420) en los primeros paración “técnica” general nece-
lustros del siglo XX. Que la «de- saria. Pero en realidad, el tipo de
mocracia política» haya sido un escuela prácticamente imperan-
«desastre» es, además, algo que te demuestra que se trata de una
piensa buena parte de la cultura ilusión verbal» (C 4, §55, 214). El
en la cual se había formado el jo- problema es, precisamente, cómo
ven Gramsci – el elitismo de Mos- hacer concreto (y no solo a nivel
ca y de Pareto en primer lugar, académico) ese derecho “abstrac-
pero también de Croce, Prezzolini to” al autogobierno.
y muchos más. En los escritos de La democracia se ha converti-
la cárcel, Gramsci muestra haber do en el terreno específico de la
atesorado las críticas fundamen- lucha de clases en Occidente: «La
tales del elitismo con respecto a estructura masiva de las democra-
los límites de la democracia par- cias modernas, tanto como orga-
lamentaria, pero de no renunciar nizaciones estatales cuanto como
a la búsqueda de una relación di- complejo de asociaciones en la
ferente y más satisfactoria entre vida civil, constituyen para el arte
gobernados y gobernantes, o sea, político lo que las “trincheras” y
de una forma más alta y plena de las fortificaciones permanentes
democracia, ya que, ciertamente, del frente en la guerra de posicio-
existen «formas “democráticas” nes: hacen solamente “parcial” el
más sustanciales que el “demo- elemento del movimiento que an-
cratismo” formal corriente» (C 6, tes era “toda” la guerra, etc.» (C
§168, 120). Esto también tiene una 13, §7, 22). «El ejercicio “normal”

135
Democracia

de la hegemonía en el terreno que da una definición de “reemplazo


ya se ha hecho clásico del régimen orgánico” del grupo dirigente, a
parlamentario, está caracterizado lo sumo en tanto actividad renta-
por una combinación de la fuer- ble de “dirección” de los grupos
za y del consenso que se equili- sociales aliados. No cabe ningu-
bran» (C 1, §48, 124). Gramsci des- na definición formalista-procesal,
mantela el concepto de la «sobe- pero se confirma la atención a las
ranía popular […] ejercida una relaciones reales entre dirigentes
vez cada 3-4-5 años: [puesto que, y dirigidos.
NdA] basta tener el predominio Definitivamente, se puede afir-
ideológico (o mejor emotivo) en mar que Gramsci sigue descon-
aquel día determinado para tener fiando de la democracia liberal y
una mayoría que dominará du- parlamentaria. Su mayor aporta-
rante 3-4-5 años, aunque, pasada ción a una reconsideración demo-
la emoción, la masa electoral se crática de la ideología comunista
aparta de su expresión legal» (C 7, en los Cuadernos se encuentra en
§103, 208). Esta orientación artifi- aquellas definiciones del concepto
cial de la opinión pública se logra de hegemonía que hacen énfasis
– como ya constata el comunista en la búsqueda de consenso y en
sardo – a través de los medios de el concepto de sociedad regulada
comunicación y los “persuasores como futuro, una posible supe-
ocultos” en aquel entonces repre- ración de la distinción gobernan-
sentados por la radio y la prensa tes-gobernados. A partir de aquí
popular (Ibid.). y de las reflexiones –no confiadas
En la nota titulada Hegemonía y a documentos escritos, por ob-
democracia, Gramsci escribe: «En- vias razones vinculadas a la pri-
tre tantos significados de demo- sión – sobre la «Constituyente»
cracia, el más realista y concreto como fase política “democrática”
me parece que se puede extraer en que habría seguido a la caída del
conexión con el concepto de hege- fascismo, surgirán los desarrollos
monía. En el sistema hegemónico, ulteriores del comunismo italia-
existe democracia entre el grupo no que marcarán la identidad es-
dirigente y los grupos dirigidos, pecífica del PCI, sobre todo, des-
en la medida en que [el desarro- pués de la Segunda Guerra Mun-
llo de la economía y por lo tanto] dial. Pero Gramsci, muerto el 27
la legislación [que expresa tal de- de abril de 1937, no pudo realizar
sarrollo] favorece el paso [mole- su propia contribución a la nueva
cular] de los grupos dirigidos al fase que, asimismo, tanto se nu-
grupo dirigente» (C 8, §191, 313). trió de su pensamiento.
Por lo tanto, a la democracia se le GUIDO LIGUORI

136
Dialéctica

Dialéctica «reforma “reaccionaria”» de He-


Una definición casi heraclitea- gel (C 10 II, §41.X, 199). En las
na se había propuesto en los años concepciones tradicionales, «por
de Turín: «la historia es un deve- un lado se tiene el exceso de “eco-
nir perpetuo, [...] un proceso dia- nomismo”, por el otro, el exceso
léctico indefinido» (El problema de de “ideologismo”; por una parte,
las comisiones internas. Postilla, 23 se sobrevaloran las causas mecá-
de agosto de 1919, en ON 176). nicas, por la otra el elemento “vo-
El paso del heraclitismo al hege- luntario” e individual. El nexo
lianismo se evocó en un relato de dialéctico entre los dos órdenes
las actividades didácticas entre de investigacines no se estable-
los prisioneros: «Dimos al estudio ce exactamente» (C 4, §38, 168).
de la dialéctica el lugar que me- La filosofía de la praxis, por otro
recía. Por lo tanto, aprovechamos lado, «supera (y superando, in-
a Empédocles y Heráclito (de los cluye en sí los elementos vitales)
cuales tenemos fragmentos y de tanto el idealismo como el mate-
los cuales Hegel pudo decir que rialismo tradicionales» (C 7, §29,
no había parte de su filosofía que 166). Marx, de hecho, «no em-
no hubiera incluido en su lógica)» plea nunca la fórmula “dialéctica
(LC 832, G. Berti a Gramsci, 20 de materialista” sino “racional” en
junio de 1927). Vuelve a referirse contraposición a “mística”» (C 8,
al hegelianismo en la carta a Tania §206, 321). Al repensar el Risorgi-
del 25 de marzo de 1929, aquí la mento, especialmente la diferen-
dialéctica es «la forma del pensa- cia entre los moderados y el Par-
miento históricamente concreto» tido de Acción, Gramsci acoge
(LC 249). La referencia a Hegel se con satisfacción un concepto que
hace más explícita en la carta del tiene sus orígenes en Hegel: la li-
30 de mayo de 1932: en la filosofía bertad se da cuenta de sí misma y,
de la praxis «la ley causal de las en conjunto, de su opuesto o, me-
ciencias naturales se ha purifica- jor, se hace consciente de sí mismo
do de su mecanismo y se ha iden- como también es consciente de su
tificado sintéticamente con el ra- opuesto. Sin embargo, dado que
zonamiento dialéctico del hegelis- Gramsci considera «el concepto
mo» (LC 582, a Tania, 30 de mayo de “libertad” idéntico a historia y
de 1932). a proceso dialéctico, y por lo tan-
Pero en los Cuadernos, la po- to presente siempre en cada his-
lémica contra el mecanicismo al- toria» (C 8, §240, 346), el proble-
terna con la crítica de la dialécti- ma surge si en un futuro no habrá
ca crociana y de la dialéctica gen- «el inicio de una fase histórica en
tiliana, en la que tiene lugar una la que habiéndose compenetrado

137
Dialéctica

orgánicamente necesidad-liber- lo viejo y lo nuevo, un intento de


tad, en el tejido social, no habrá síntesis conservadora, que acoge
otra dialéctica más que la ideal» «parte de las exigencias de abajo»
(C 8, §238, 345). De hecho, si En- para salvar lo viejo (C 10 II, §41.
gels había propuesto la dialécti- XIV, 205). Es, por lo tanto, el in-
ca (hegeliana) de la cantidad-ca- tento de «incorporar una parte de
lidad, Gramsci tiende a reempla- la antítesis». ¿Pero es una regla
zarla por la necesidad y la liber- de reciprocidad implícita aquí?
tad, acogiendo, para designar la ¿Incluso la antítesis podría, des-
sociedad del futuro, el concepto pués de haber completado su lu-
marxista de “reino de la libertad”. cha intransigente, incluso con in-
Gramsci sostiene que «la dialécti- tentos “destructivos”, «desarro-
ca es también una técnica», como llarse enteramente, hasta el punto
la lógica formal, «pero también es de llegar a incorporar una parte»
un nuevo pensamiento, una nue- de la tesis? (C 15, §11, 188) ¿Po-
va filosofía. ¿Puede separarse el dría la antítesis también intentar
hecho técnico del hecho filosófi- su propia síntesis, a su vez, una
co?» (C 4, §18, 151). En otro pa- alternativa a la síntesis conserva-
saje: «pensar dialécticamente va dora? En otras observaciones casi
contra el sentido común vulgar contextuales, la tendencia a “des-
que es dogmático, ávido de cer- truir” solo caracteriza, en la antí-
tezas perentorias y tiene la lógi- tesis, una primera fase más agu-
ca formal como expresión» (C 11, da: «la pasión económico-política
§22, 284). La dialéctica es «la doc- es destructiva cuando es exterior,
trina del conocimiento y sustan- impuesta con la fuerza» (C 10 II,
cia medular de la historiografía y §41.X, 198); ya no es «cuando el
de la ciencia de la política» (Ibid.). proceso es normal, no violento,
Esto no significa que el método cuando entre estructura y supe-
dialéctico, como filosófico, pue- restructura hay homogeneidad y
da aplicarse a cada evento históri- el Estado ha superado su fase eco-
co (o político): lo que «no ha sido nómico-corporativa» (Ibid.). La
transmitido dialécticamente en el voluntad “destructiva” se refiere
proceso histórico, era en sí mismo a una fase (preliminar), más vi-
irrelevante [...] y contingente» (C sible en la «guerra librada» (a su
7, §24, 163). vez «impuesta por la fuerza» por
El significado gramsciano de el oponente); en cambio, la guerra
la dialéctica como una “nueva fi- de posición consiste en un “ase-
losofía” se aclara en relación con dio mutuo” (C 6, §138, 106), en el
el concepto de revolución pasi- cual la dirección (del proceso his-
va. Esto es, en la oposición entre tórico como también acción hege-

138
Dialéctica

mónica) cambia si «es el elemen- parándola con la dialéctica cro-


to de revolución o el elemento de ciana, pero poco después propone
restauración que prevalece» (C una revisión que no ve en la supe-
13, §27, 65). Las nociones de pa- restructura un epifenómeno casi
sado y presente (o futuro) relati- obligado a reflejar pasivamente,
vizan aún más la tendencia des- o distorsionar intencionalmente,
tructiva inherente a la antítesis: la la estructura, sino un opuesto dia-
fuerza innovadora «no puede no léctico unido a la estructura por
ser en cierto sentido ella misma el una relación simbiótica de corre-
pasado, un elemento del pasado, lación activa y no necesariamen-
aquello del pasado que está vivo te conflictiva: «El concepto del va-
y en desarrollo, es ella misma lor concreto (histórico) de las su-
conservación-innovación, contie- perestructuras en la filosofía de
ne en sí todo el pasado, digno de la praxis debe ser profundizado
desarrollarse y perpetuarse» (C 10 aproximándolo al concepto sore-
II, §41.XIV, 206). En el sistema he- liano de “bloque histórico”. Si los
geliano, la síntesis es única y es la hombres adquieren conciencia de
única resolución necesaria para su posición social y de sus obliga-
la contradicción, cuyos momen- ciones en el terreno de las superes-
tos se conservan del lado de la “te- tructuras, esto significa que entre
sis”, más que ser superados. Para estructura y superestructura exis-
Gramsci, los opuestos no pueden te un vínculo necesario y vital»
resolverse en ninguna síntesis y (C 10 II, §41.XII, 202). Gramsci ve
de hecho neutralizarse «de modo en la estructura una «“causación”
catastrófico, o sea [...] de modo dialéctica, no mecánica, de las su-
que la continuación de la lucha perestructuras» (C 4, §56, 216).
no puede conclui más que con la Por su parte, «la superestructura
destrucción recíproca» (C 13, §27, reacciona dialécticamente sobre
65: y aquí se hace eco del Mani- la estructura y la modifica» (C 7,
fiesto del Partido Comunista); pero §1, 146). Por lo tanto, el desapego
pueden dar lugar, según las con- entre estructura y superestructu-
diciones históricas, a dos síntesis ras se «coloca en un sentido dia-
opuestas: a la síntesis conservado- léctico, como entre tesis y antíte-
ra o a la síntesis innovadora; y es sis» (Ibid.). Pero entre los dos no
síntesis positiva justo aquella que hay lucha: hay una «reciprocidad
se produce a partir de lo negativo. necesaria entre estructura y supe-
Gramsci examina críticamente restructuras (reciprocidad que es
la dicotomía estructura-superes- precisamente el proceso dialéctico
tructura. Al principio la expone real)» (C 8, §182, 309).
en términos tradicionales, com-

139
Dialéctica

Por lo tanto, Gramsci no rehu- que histórico” una actividad dia-


ye recuperar de la terminología léctica y un proceso de distinción
crociana aquellos conceptos refe- no significa negar su unidad real»
ridos a la dialéctica entre necesi- (C 7, §1, 146).
dad y libertad. Entre ellos la pala- El vínculo dialéctico (pero or-
bra “catarsis”: en las superestruc- gánico) entre estructura y supe-
turas «el proceso catártico coinci- restructuras se refiere (y, en cier-
de con la cadena de síntesis que to sentido, incluye) al intercambio
son resulltado del desarrollo dia- orgánico, en forma de actividad
léctico» (C 10 II, §6, 142). La «ca- productiva, entre la naturaleza
tarsis», escribe, puede «indicar y la historia humana. Por lo tan-
el paso del momento meramente to, se trata de «actividad prácti-
económico (o egoísta-pasional) al ca, que es la mediación dialécti-
momento ético-político, o sea la ca entre el hombre y la naturale-
elaboración superior de la estruc- za» (C 4, §47, 185). Luego escribe
tura en superestructura», y pue- Gramsci: «Unidad en los elemen-
de indicar el «paso de lo “objeti- tos constitutivos del marxismo. La
vo a lo subjetivo” y de la “nece- unidad es dada por el desarro-
sidad a la libertad”» (Ibid.). Para llo dialéctico de las contradiccio-
Gramsci, ¿estructura y superes- nes entre el hombre y la materia
tructura son, en un sentido cro- (naturaleza-fuerzas materiales de
ciano, términos distintos, mas no producción) [...] En filosofía – la
opuestos? Son distintos solo si praxis – o sea la relación entre la
la distinción se concibe como un voluntad humana (superestructu-
modo de oposición en el que cada ra) y la estructura económica. En
oponente, mientras no lucha con- política – relación entre el Estado
tra el otro, está en una relación de y la sociedad civil – o sea la in-
tensión (dialéctica) con el otro. La tervención del Estado (voluntad
dialéctica de los distintos se con- centralizada) para educar al edu-
vierte para Gramsci, después de cador, el ambiente social en gene-
un rechazo inicial, en una expre- ral» (C 7, §18, 158).
sión imperfecta para indicar esa En la relación dialéctica entre
tensión-cohesión orgánica. Pre- estructura y superestructura, una
gunta: «¿Pero se puede hablar de categoría crucial, revisitada ori-
dialéctica de los distintos? Con- ginalmente por Gramsci, es la de
cepto de bloque histórico, o sea sociedad civil. Cuando Gramsci
de una unidad entre la naturaleza tematiza tal «elaboración supe-
y el espíritu, unidad de opuestos rior de la superestructura» (C 10
y de distintos» (C 8, §61, 248). Y II, §6, 142), describe una dialécti-
especifica: «introducir en el “blo- ca de los distintos en que la supe-

140
Dialéctica

restructura puede incorporar una de coerción [...] que “legalmente”


estructura, por así decirlo, “su- garantiza la disciplina». Gramsci
perestructurada”: y aquí está la se pregunta: «¿qué significa Esta-
“sociedad económica” (como es- do? ¿Solo el aparato estatal o toda
tructura) se convierte en Estado o, la sociedad civil organizada? ¿O
mejor dicho, el Estado la subsume la unidad dialéctica entre el poder
transmutándola en su momento del gobierno y la sociedad civil?»
interno que, como “sociedad ci- (C 15, §33, 204). Pero el poder gu-
vil” (superestructural), se coloca bernamental no es solo coerción,
en una relación de “distinción de también debe ser, y quizás sobre
identidad” con el Estado en sí. La todo, un educador: «el Estado
identidad es «orgánica» o concre- debe tener informados gratuita-
tamente histórica, mientras que la mente a los ciudadanos de todas
distinción es solo «metódica» (C sus actividades, es decir, debe
13, §18, 41), es decir, es una abs- educarlos: argumento democrá-
tracción que tiene un valor heurís- tico que se transforma en justifi-
tico y, sin embargo, tiene una base cación de la actividad oligárqui-
real: aquí quizás Gramsci también ca. El argumento, sin embargo,
recuerda la definición crociana de no carece de valor: sólo puede ser
filosofía como “metodología de “democrático” en las sociedades
la historia”. Son sintomáticos los en las que la unidad histórica de
cambios que en C 12, §1, 357, de sociedad civil y sociedad política
mayo de 1932 o poco después, se se entiende dialécticamente (en la
hacen al texto del primer borra- dialéctica real y no sólo concep-
dor (C 4, §49, 188), de noviembre tual» (C 6, §65, 53).
de 1930. En el Texto A, la sociedad Una relación comparable con
civil y el Estado son «dos tipos de la que existe entre el Estado y la
organización social», pero en el sociedad civil puede ser (o deve-
Texto C son «dos grandes “pla- nir) entre la “alta” cultura y la cul-
nos” superestructurales». En el tura popular. «El proceso de de-
Texto A, la distinción es entre «or- sarrollo está ligado a una dialéc-
ganizaciones privadas de la socie- tica intelectuales-masa; el estrato
dad» y «Estado», pero en el Texto de los intelectuales se desarrolla
C es entre «organismos común- cuantitativa y cualitativamente,
mente llamados “privados”» y pero cada salto hacia una nueva
«comando expresado en el Estado “amplitud” y complejidad del es-
y en el gobierno “jurídico”». En el trato de los intelectuales está liga-
Texto A, el Estado es simplemente do a un movimiento análogo de
«aparato de coerción», pero en el la masa de simples, que se eleva
Texto C se convierte en «aparato hacia niveles superiores de cultu-

141
Dictadura

ra» (C 11, §12, 254). «El materialis- Finalmente, así como hay una
mo histórico es la coronación su- lucha entre hegemonías opuestas,
prema de todo este movimiento así como en la vida social en la de
de reforma intelectual y moral, en cada individuo, las tensiones dia-
su dialéctica cultural popular-alta lécticas también surgen en la exis-
cultura» (C 4, §3, 136). Gramsci no tencia individual: «La personali-
ignora la complejidad y la dura- dad y la voluntad son productos
ción de tal proceso, especialmente dialécticos, de una lucha interna
cuando escribe: «la vinculación de que puede y debe ser exterioriza-
las diferentes clases rurales que se da, cuando internamente el anta-
realiza en un bloque a través de gonista es sofocado por un pro-
las distintas capas intelectuales ceso mórbido; lo importante sería
puede se disuelta por el acceso a que el “tormento” no fuera un tor-
una nueva formación [...] sólo si mento abstracto, sino un producto
se hace presión en dos direccio- concreto de la conciencia movida
nes: sobre los campesions de base y vibrada racionalmente» (LC 505,
aceptando sus reivindicaciones y a Iulca, 7 de diciembre de 1931).
haciendo de ellas parte integrante Y «la serenidad se puede encon-
del nuevo programa de gobierno, trar incluso desatando las contra-
y sobre los intelectuales insistien- dicciones más absurdas y bajo la
do en los motivos que más pue- presión de la necesidad más im-
den interesarles. La relación entre placable, si se puede pensar “his-
estas dos acciones es dialéctica: si tóricamente”, dialécticamente e
los campesinos se mueven, los in- identificar una tarea propia o una
telectuales comienzan a oscilar, y tarea bien definida y limitada con
recíprocamente si un grupo de in- sobriedad intelectual» (LC 545, a
telectuales se sitúa en una nueva Tania, 7 de marzo de 1932).
base, acaban por arrastrar hacia sí GIUSEPPE PRESTIPINO
fracciones de masas cada vez más
importantes. Puede decirse, dada Dictadura
la dispersión y el aislamiento de El lema aparece ya en la re-
la población rural y la dificultad flexión previa a la prisión y asu-
consiguiente de concentrarla en me un significado de considera-
fuertes organizaciones, que con- ble importancia desde el punto
viene iniciar el trabajo político de de vista político, especialmente
los intelectuales, pero en general en relación con los acontecimien-
es la relación dialéctica entre las tos que siguieron a la conquista
dos acciones lo que hay que tener del poder por los bolcheviques.
presente» (C 1, §44, 114). Comentando en “Il Grido del Po-
polo” sobre la disolución de la

142
Dictadura

Asamblea Constituyente decidida Por tanto, concluye Gramsci que,


por el Comité Ejecutivo Central a pesar de las formas externas, la
de los Soviets el 19 de enero de disolución de la Constituyente de-
1919, Gramsci subrayó que esta bía ser considerada como un «epi-
decisión no se configuró como sodio de libertad» (Constituyente y
«un episodio de violencia jacobi- Soviets, en CF 602-603). Dictadura,
na», ya que la Asamblea Consti- por tanto, como momento de tran-
tuyente representaba todavía ten- sición hacia un orden superior, un
dencias poco claras de las fuerzas nuevo orden; a esta dictadura se
revolucionarias que operaban an- opone, sin embargo, la “dictadura
tes de octubre. Por el contrario, perpetua”, que es un régimen en
las fuerzas verdaderamente re- el que una minoría asume el do-
volucionarias después de octubre minio sobre la mayoría ejercién-
«están elaborando espontánea y dola también, y sobre todo, con
libremente, según su naturaleza el instrumento de la fuerza (para
intrínseca, las formas representa- Gramsci este es el caso de las dic-
tivas a través de las cuales debe taduras burguesas).
ejercerse la soberanía del proleta- En los Cuadernos el lema «dic-
riado». Tales formas eran los so- tadura» aparece en estrecha cone-
viets, no la Asamblea Constitu- xión con el concepto de hegemo-
yente, que se presentaba con las nía, especialmente en los lugares
características de un parlamento donde Gramsci define el Estado.
«elegido según los sistemas de las Al describir «una función tipo
democracias occidentales». Por “Piamonte” en las revoluciones
tanto, la disolución de la Cons- pasivas» (C 15, §59, 233), Gramsci
tituyente solo podía entenderse señala que, en ese caso, un Esta-
como un acto violento, jacobino, do ha reemplazado a «los grupos
por parte de las fuerzas burgue- sociales locales para dirigir una
sas. En cambio, «una minoría que lucha de renovación» (Ibid.). Esto
está segura de convertirse en ma- ha determinado, dentro de estos
yoría absoluta, no puede ser jaco- grupos sociales, la aplicación de
bina, no puede tener una dictadu- una función de «“dominación”» y
ra perpetua como programa. Ejer- no de «dirección»: «dictadura sin
ce temporalmente la dictadura hegemonía» (Ibid.). Faltaba la ca-
para permitir que la mayoría efec- pacidad de dirigir un grupo social
tiva se organice, tome conciencia sobre otras potenciales fuerzas
de sus necesidades intrínsecas y aliadas, con lo que debía apuntar
establezca su orden más allá de a fortalecer todo el movimiento
todo apriorismo, según las leyes renovador, radicalizándolo sobre
espontáneas de esta necesidad». la base del modelo jacobino. Por

143
Dictadura

lo tanto, según Gramsci, sería im- cada nuevo tipo de Estado» (C 11,
propia – a partir de este ejemplo §5, 241). Pero en todo tipo de Es-
histórico –, una definición de Es- tado en la época de la dictadura
tado que no tomara en cuenta la se asocia el funcionamiento ideo-
distinción decisiva «entre socie- lógico y económico; el Estado, se-
dad civil y sociedad política, en- ñala Gramsci, debe entenderse
tre dictadura y hegemonía» (C 10 en su totalidad: «En la política el
II, §7, 143), entre dominación y di- error se produce por una inexacta
rección. comprensión de lo que es el Esta-
Maquiavelo fue el primero do (en el significado integral: dic-
en comprender que los temas de tadura + hegemonía)» (C 6, §155,
la «gran política», es decir, de la 112). Esta «inexacta comprensión»
creación y el mantenimiento de también ha tenido espacio dentro
nuevos Estados, pasan por el aná- del marxismo, especialmente por
lisis del vínculo entre dictadura y parte de Trotsky y su insistencia
hegemonía. De hecho, en El Prín- en el concepto de revolución per-
cipe se trata del concepto de dic- manente (Ibid.). La ineficacia de
tadura, «el momento de la auto- la aplicación de esta «cosa abs-
ridad y del individuo» (C 13, §5, tracta, de gabinete científico» (C
20), mientras que en los Discursos 1, §44, 120), se manifestó tanto en
«el de la hegemonía (momento 1905 como posteriormente; por
de lo universal y de la libertad)» otra parte, quienes lo utilizaron
(Ibid.). Pero incluso en El Prínci- «en su formación histórica, con-
pe hay indicios de hegemonía «o creta, viviente, adaptada al tiem-
consenso», junto con observacio- po y al lugar» (Ibid.) no cometie-
nes sobre la autoridad y la fuerza, ron el mismo error, al darse cuen-
es decir, sobre la dictadura. Por ta de que debía transformarse en
tanto, las formas de Estado hipo- una «alianza entre dos clases con
tizadas por Maquiavelo, el prin- la hegemonía de la clase urbana»
cipado y la república, no se pre- (Ibid.). Gramsci señala aún más
sentan como un par de opuestos, en el Texto C (v. también C 13, §7,
sino más bien como realizacio- 22), en el que escribe que el desa-
nes concretas de los dos momen- rrollo del concepto de hegemonía
tos de autoridad, individualidad conduce a cambios sustanciales
o dictadura, por un lado, y de li- en la acción de los partidos polí-
bertad, universalidad o hegemo- ticos, cambios que se originan en
nía, por el otro. Por otra parte, se- «la lucha contra la teoría de la lla-
gún Gramsci, para Maquiavelo el mada revolución permanente, a la
principado es «el periodo dictato- que se contraponía el concepto de
rial que caracteriza los inicios de

144
Dictadura

dictadura democrático-revolucio- ta una rica articulación de supe-


naria» (C 13, §18, 46). restructuras, y rechaza cualquier
Volviendo a la cuestión del reducción de estas últimas a go-
Estado “integral”, hay que se- bierno-fuerza y ​​dictadura. Lo que
ñalar que gracias a ese concepto propone Gentile es un Estado en
Gramsci escapa a la alternativa el que partidos, sindicatos, aso-
entre liberalismo y fascismo, es ciaciones culturales se incorpo-
decir, a la alternativa entre Croce ren a la actividad estatal, habien-
y Gentile. A Croce, que propone do sido legalmente abolidos; es
el mantenimiento de la distinción la forma contemporánea, argu-
orgánica entre sociedad política menta Gramsci, de la dictadura,
y sociedad civil, entre dictadura en la que «la centralización legal
y hegemonía, encomendando a de toda la vida nacional en manos
los intelectuales – evidentemente del grupo dominante se vuelve
los pertenecientes al bloque ur- “totalitaria”» (C 25, §4, 182).
bano-rural capaces de ejercer su En C 3, §56, 59 encontramos
«dictadura de hierro» (C 19, §5, una definición aún más precisa
362) en el contexto de un régimen de dictadura, «esto es, un poder
democrático liberal –, el ejercicio no limitado por leyes fijas y es-
de la hegemonía y por tanto la critas». La definición es utiliza-
búsqueda de consensos, Gramsci da por Gramsci con respecto a la
opone un claro rechazo, precisa- Constitución aprobada durante la
mente porque la perspectiva cro- Revolución francesa, la más radi-
ciana no prevé el uso, por parte cal de las cuales, aquella de 1793,
de la clase que quiere presentarse no se aplicó a la espera de la su-
como dirigente de la sociedad, de peración de la fase de emergencia
todas aquellas herramientas que por la guerra. Esto sucedió, según
también se adquieren mediante Gramsci, para que los enemigos
compromisos, que salvaguardan de la revolución no explotaran la
el poder político de esta clase es- Constitución en clave contrarre-
pecialmente en tiempos de crisis. volucionaria, y para ello era nece-
En relación con Gentile, quien saria una dictadura. También en
identifica sociedad política y so- este caso, como en el de la disolu-
ciedad civil, en el sentido de que ción de la Constituyente en 1919,
«hegemonía y dictadura son in- se trata de dictaduras temporales
distinguibles, la fuerza es consen- y transitorias cuyo objetivo es la
so sin más» (C 6, §10, 18), Gramsci defensa de las conquistas revolu-
señala que tal indistinción tiene cionarias. En ambas circunstan-
como resultado final todo menos cias, es el hecho de la guerra ex-
un Estado “integral” que necesi-

145
Dictadura

terna lo que determina las opcio- Otros ejemplos de dictaduras


nes dictatoriales. en las que Gramsci insiste son las
A estos ejemplos de dictadu- militares. En la situación de un
ra temporal ejercida por grupos régimen parlamentario-burgués,
progresistas, Gramsci sigue, en el ante la acción de un partido que
contexto de la discusión del con- quiere conquistar el poder sin te-
cepto de líder carismático elabo- ner las capacidades hegemónicas
rado por Michels, el de la dicta- (escasas fuerzas intelectuales para
dura de una sola persona, inspi- activar la construcción de con-
rándose en las palabras pronun- sensos), se ofrece como solución
ciadas por Lasalle a los trabaja- a este partido, una dictadura mi-
dores renanos: «debemos [...] con litar. Una dictadura de este tipo
todas nuestras voluntades disper- se basa en el trabajo de construir
sas forjar un martillo y ponerlo en un partido que tenga como nú-
manos de un hombre cuya inte- cleo «células activas entre los ofi-
ligencia, carácter y entrega sean ciales del ejército» (C 13, §37, 79).
para nosotros una garantía de que Dado que el discurso gramsciano
golpeará enérgicamente […] Era sobre este aspecto de la dictadu-
el martillo del dictador» (C 2, §75, ra militar se refiere a Francia, el
268-269). Esta figura, sin embar- propio Gramsci señala como al-
go, no cumplió con las exigencias ternativa históricamente verifica-
de la democracia (ni siquiera «un da «el desarrollo del jacobinismo»
simulacro de democracia») exigi- que «ha encontrado su “perfec-
da por las masas y fue suplantada cionamiento” jurídico-constitu-
por el líder carismático encarnado cional en el régimen parlamen-
por Jaurés y Bebel. A Gramsci le tario» (Ibid.), teniendo en cuenta
parece que, en cualquier caso, el que los propios límites de clase
ejemplo más brillante de un líder de la política jacobina desenca-
carismático es Mussolini, quien al denarán esas fuerzas elementa-
hacer del axioma «el partido soy les «que sólo una dictadura mi-
yo» se convierte en una materia litar habría logrado contener» (C
históricamente activa que redu- 19, §24, 402). Un ejemplo similar
ce en su persona tanto el papel de al de Francia en 1793 es propuesto
«líder universal de un gran parti- por la disputa Pisacane-Garibal-
do» como el de «jefe único de un di dentro del Partido de Acción al
gran Estado» (Ivi, 269): en este comienzo del Risorgimento. Ya en
caso, por tanto, líder carismático un Texto A (C 1, §44, 109) Gramsci
más dictador da vida a la dictadu- había tenido ocasión de referir-
ra de una sola persona. se, aunque de pasada, a «errores
militares gravísimos» (definidos

146
Dictadura

como «errores políticos y milita- prejuicios ideológicos de Pisacane


res irreparables» en el Texto C en hacia la Revolución francesa, que
C 19, §24, 301) cometidos «como no le permitieron captar la especi-
oposición de Pisacane a Garibal- ficidad de la dictadura militar de
di durante la República Roma- Garibaldi, que tenía los mismos
na». Articulando plenamente el objetivos de defensa de las con-
razonamiento (C 7, §92, 201-202), quistas republicanas perseguidas
Gramsci observa cómo las actitu- por los jacobinos en 1793.
des prácticas de Pisacane estaban Además de la dictadura mili-
condicionadas por el «concepto tar, Gramsci analiza la dictadura
estratégico de la Guerra de Insu- de un partido con el ejemplo de
rrección». Este condicionamiento Inglaterra. Aquí, inspirándose en
se manifestó plenamente con «la la lectura de un artículo de 1930
oposición de Pisacane a Garibal- sobre el sistema de gobierno bri-
di durante la República Roma- tánico, Gramsci señala que «no
na». Las hipótesis formuladas por se puede hablar de régimen par-
Gramsci en un intento de com- lamentario», sino de una «dic-
prender las razones de la aversión tadura de partido» (C 6, §40, 37)
de Pisacane son diferentes: cierta- en cuanto el parlamento no ejer-
mente una aversión en principio a ce ningún tipo de control sobre el
la dictadura militar, pero también ejecutivo y su burocracia; además,
una aversión a los méritos de esa ni siquiera es una dictadura orgá-
dictadura militar específica que, nica de partido, sino inorgánica
según Pisacane, habría tenido va- en el sentido de que, dado que ac-
gas características nacionales pero túan dos partidos, «el poder osci-
ni un mínimo de ese contenido so- la entre partidos extremos» (Ibid.).
cial que le hubiera gustado dar a Esto conduce a un enfrentamiento
su guerra nacional de insurrec- entre el partido gobernante, que
ción. Sin embargo, para Gramsci, promete a los votantes para ob-
Pisacane se equivocó porque la tener sus votos en cada elección,
dictadura militar de Garibaldi y el partido de oposición, que de
«en el régimen de la República ya hecho persigue el mismo objetivo,
instaurada, con un gobierno ma- pero «desacreditando al gobier-
zziniano en funcionamiento», no no» (Ibid.). Según el autor del artí-
fue ni vaga ni indeterminada, te- culo que comenta Gramsci, el ori-
niendo las características de «un gen de esta dictadura partidaria
gobierno de salud pública, de un se encuentra «en el sistema electo-
estilo más estrictamente militar». ral sin segundo escrutinio y espe-
Por tanto, según Gramsci, la aver- cialmente sin proporcionalidad»
sión estuvo determinada por los (Ivi, 38). A este caso Gramsci aña-

147
Dictadura

de otro, a saber, la existencia en el fiables, como el inglés, existe po-


gobierno de un pequeño grupo tencialmente una situación de
que ejerce una función de domi- dictadura sin hegemonía que re-
nación sobre todo el gabinete con, presenta la antesala de una posi-
además, «una personalidad que ble salida hacia el bonapartismo,
ejerce una función bonapartista» una de las variantes de la dictadu-
(Ibid.); en uno de los sistemas par- ra de una persona.
lamentarios aparentemente más LELIO LA PORTA

148
E
Economía dio después del comienzo del tra-
En los Cuadernos, en una pri- bajo carcelario. Al final de un com-
mera fase de trabajo, como de he- plejo texto dedicado a las Relacio-
cho también en años anteriores, la nes entre estructura y superestructu-
primera preocupación de Gramsci ras (título de C 4, §38), Gramsci ob-
se refiere a la economía no como serva que las reflexiones que hace
ciencia, sino como sinónimo de sobre el vínculo gnoseológico y no
estructura económica en relación meramente psicológico entre eco-
con las superestructuras, con el nomía e ideología, nos llevan a
objetivo de contrastar las interpre- pensar que «la aportación máxima
taciones economicistas del mar- de Ilich [Lenin, NdA] a la filosofía
xismo, generalizadas tanto en el marxista, al materialismo históri-
entorno socialista, en los años de co, aportación original y creativa»
Turín de Gramsci – en las diver- no debe considerarse meramente
sas combinaciones de marxismo y política. Si es cierto que existe un
positivismo –, como en el entorno vínculo orgánico entre los distin-
comunista, en los años del encar- tos momentos, entonces «Ilich ha-
celamiento de Gramsci – en forma bría hecho progresar al marxismo
del marxismo soviético, del cual la no sólo en la teoría política y en la
Teoría del materialismo histórico de economía, sino también en la fi-
Bujarin ofrece un ejemplo para- losofía (o sea al haber hecho pro-
digmático. De hecho, el primer in- gresar la doctrina política habría
dicio fugaz de una reflexión sobre hecho progresar también la filoso-
la ciencia económica en cuanto tal fía)» (Ivi, 177).
aparece en los Cuadernos en octu- Esta idea, referida principal-
bre de 1930, más de un año y me- mente a la filosofía, es retoma-

149
Economía

da de forma más amplia en el si- ria, cómo la historia y la economía


guiente parágrafo. Ahí, critican- se reflejan en la política» (C 4, §39,
do el enfoque de Bujarin sobre la 177).
cuestión, Gramsci escribe: «Un El origen leniniano de esta idea
tratamiento sistemático del ma- se hace explícito en el segundo bo-
terialismo histórico no puede ol- rrador del texto, que alude abier-
vidar ninguna de las partes cons- tamente a la concepción planteada
titutivas del marxismo. ¿Pero en por Lenin en Tres fuentes y tres par-
qué sentido hay que entender tes integrantes del marxismo (1913).
esto? Debe tratar toda la parte ge- Aquí Gramsci se distancia de esta
neral filosófica y además debe ser: «concepción generalizada» (C 11,
una teoría de la historia, una teo- §33, 302) y en cambio entiende a
ría de la política, una teoría de la la política, economía y filosofía
economía [...] Se dirá, ¿pero no es como una relación de traducibili-
específicamente el materialismo dad recíproca, donde ninguno de
histórico una teoría de la historia? los tres momentos tiene superio-
Es verdad, pero de la historia no ridad o prioridad sobre los otros
pueden escaparse la política y la (sin embargo, hay que decir que
economía, incluso en las fases es- en otros lugares Gramsci también
pecializadas de ciencia-arte de la atribuye este enfoque a Lenin, in-
política y de ciencia-económica. O ventor de la teoría-práctica de la
sea: después de haber <desempe- hegemonía: C 7, §2). La reflexión
ñado la tarea principal> en la par- sobre la economía se anuncia en-
te filosófica general, que es el ver- tonces en los Cuadernos como una
dadero y auténtico materialismo investigación de tipo “filosófico”,
histórico, en el que los conceptos encaminada a dar una articula-
generales de la historia de la po- ción real a la idea de un marxismo
lítica y de la economía se anudan nuevo y original. Este entrelaza-
en una unidad orgánica, es útil, en miento entre la consideración de
un ensayo popular, dar las nocio- una “ciencia” y la funcionalidad
nes generales de cada parte cons- (a través de la traducción recípro-
titutiva en cuanto ciencia inde- ca) en la elaboración del concepto
pendiente y distinta. Esto querría de marxismo es confirmado poco
decir que después de haber estu- después por un texto C 4, §46 (oc-
diado la filosofía general [esto es, tubre-noviembre de 1930): «Filo-
el nexo orgánico de historia-políti- sofía-política-economía. Si se trata
ca-economía] se estudia: cómo la de elementos constitutivos de una
historia y la política se reflejan en misma concepción del mundo,
la economía, cómo la economía y necesariamente debe haber, en
la política se reflejan en la histo- los principios teóricos, converti-

150
Economía

bilidad de uno a otro, traducción remos, sin volver al tema en este


recíproca en el lenguaje específico nivel de generalidad, en las notas
propio de cada parte constituti- sobre la ciencia económica y su re-
va: un elemento está implícito en lación con la política y la filosofía,
el otro y todos juntos forman un Gramsci continuará asumiendo
círculo homogéneo» (Ivi, 184). Fi- el enfoque aquí esbozado breve-
nalmente, en noviembre-diciem- mente.
bre de 1930 Gramsci vuelve por Este consta de al menos dos ele-
última vez a este círculo de tra- mentos básicos. En primer lugar,
ducción: «Unidad en los elementos el hecho, precisamente por su en-
constitutivos del marxismo. La uni- cuadre en el concepto de traduci-
dad es dada por el desarrollo dia- bilidad, de que el “discurso” cien-
léctico de las contradicciones en- tífico no encuentra su justificación
tre el hombre y la materia (natu- en los formalismos internos o en
raleza-fuerzas materiales de pro- el método utilizado, sino en la ca-
ducción). En la economía el centro pacidad de traducir la misma re-
unitario es el valor, o sea la rela- lación fundamental en diversas
ción entre el trabajador y las fuer- formas lingüísticas. Así, en el tex-
zas industriales de producción to citado en último lugar, el con-
(los negadores de la teoría del va- cepto de valor, el de praxis y el de
lor caen en el craso materialismo política articulan o “indican” una
vulgar poniendo las máquinas en misma realidad de manera dife-
sí – como capital constante o téc- rente, contribuyendo cada uno,
nico – como productoras de valor con su propio lenguaje, a enten-
fuera del hombre que las maneja). derla como un conjunto de rela-
En la filosofía – la praxis – o sea la ciones activas, evitando cualquier
relación entre la voluntad huma- dualismo metafísico, como entre
na (superestructura) y la estructu- máquina y trabajo, entre estruc-
ra económica. En política – rela- tura y superestructura, entre Es-
ción entre el Estado y la sociedad tado y sociedad civil (la dialécti-
civil – o sea la intervención del Es- ca a la que aquí se refiere Gramsci
tado (voluntad centralizada) para no es, por tanto, un método, sino
educar al educador, el ambiente el desarrollo coherente y orgáni-
social en general. (Hay que pro- co de la traducibilidad de las len-
fundizar y redactar en términos guas). De aquí se desprende el se-
más exactos)» (C 7, §18, 158). La gundo elemento fundamental, al
profundización que se deseaba que Gramsci se refiere en un tex-
realizar aquí, no se llevará a cabo to del mismo noviembre de 1930:
y el texto permanecerá en un solo el «“primitivismo” o “irreducti-
borrador. Sin embargo, como ve- bilidad” del momento político o

151
Economía

práctico» como peculiaridad del 7, §22, 160). La referencia a los dos


marxismo, gracias al cual «“ma- conceptos de costos comparativos
nifiesta la pretensión” incluso de y de equilibrio (estático y dinámi-
explicar la “ciencia”, o sea, de ser co), que Gramsci probablemente
más ciencia que la “ciencia”» (C retoma de un artículo de Luigi Ei-
4, §61, 219). El marxismo también naudi, vuelve en un texto de junio
explica la ciencia no por su propio de 1932, donde la relación entre
grado de cientificidad, sino por- formalismo conceptual y perspec-
que sabe comprender correcta- tiva política de ambos enfoques
mente (gracias a la traducibilidad antagónicos se explica plenamen-
de los lenguajes) el carácter ideo- te: «¿Dónde se pone especialmen-
lógico, es decir, práctico y políti- te el acento en las investigaciones
co, de toda ciencia; donde precisa- científicas de la economía clásica
mente «ideología = hipótesis cien- y dónde, por el contrario, en las
tífica de carácter educativo ener- de la economía crítica, y por cuá-
gético, verificada [y criticada] por les razones, o sea en vista de qué
el desarrollo real de la historia, o fines prácticos a alcanzar, o en
sea convertida en ciencia (hipóte- vista de cuáles determinados pro-
sis real), sistematizada» (Ibid.). blemas teóricos y prácticos que
En C 4, §42 (octubre de 1930), resolver?». Mientras que la eco-
una rápida referencia a Giovan- nomía crítica parte del concepto
ni Vailati sirve para vincular la de «“trabajo socialmente necesa-
traducibilidad a la relación entre rio”» y llega al de «valor», por-
lenguajes científicos. Unos me- que «prácticamente se quiere que
ses más tarde (febrero de 1931) el trabajo se haga consciente […]
Gramsci aborda directamente el del hecho de que es especialmente
tema: «Teoría de los costos compara- un “conjunto” y que como “con-
dos [y decrecientes]. Hay que ver si junto” determina el proceso fun-
esta teoría que ocupa tanto lugar damental del movimiento econó-
en la economía moderna oficial mico», «la economía clásica» se
junto con la otra del equilibrio es- centra en la «teoría de los costos
tático y dinámico, no es perfecta- comparativos», en el «equilibrio
mente afín [o correspondiente en económico estático y dinámico»,
otro lenguaje] a la teoría marxis- porque le interesa comparar «el
ta del valor [y del descenso de la trabajo “particular” cristalizado
tasa de ganancia], o sea si no es el en las diversas mercancías» (C 10
equivalente científico en lengua- II, §23, 155-156). Así, cuando «el
je oficial y “puro” (despojado de trabajo se ha convertido él mismo
toda energía política para las cla- en gestor de la economía, también
ses productoras subalternas)» (C él deberá, por el hecho de haber

152
Economía

cambiado fundamentalmente de brar, gracias al hecho de asumir el


posición, preocuparse de las utili- punto de vista de los trabajadores,
dades particulares y de las com- una solución a los problemas rea-
paraciones entre estas utilidades les que la organización capitalis-
para extraer iniciativas de movi- ta de la producción y la sociedad
miento progresivo» (Ivi, 156). La ha creado. La confrontación en-
superioridad de la teoría econó- tre lenguajes no es, por tanto, «un
mica marxista, por tanto, no ra- simple juego de “esquematismos”
dica en el mero hecho de reflejar genéricos» (esta es la objeción que
el punto de vista de la clase traba- Gramsci hace al pragmatismo, v.
jadora, sino en su capacidad para C 11, §47, 318), sino una compara-
captar en cualquier momento el ción entre “ideologías” opuestas.
potencial de acción de esta clase El C 10 II, §20 de hecho se abre
como clase hegemónica. con la referencia a la «polémi-
El vínculo entre este enfoque ca Einaudi-Spirito sobre el Esta-
y la teoría de la traducibilidad do» acogida en 1930 por la revis-
se confirma en un texto inmedia- ta “Nuovi Studi di Diritto, Eco-
tamente anterior, C 10 II, §20, en nomia e Politica”, que, recuerda
el que, retomando la referencia a Gramsci, «se conecta con la po-
Vailati, Gramsci recuerda el pre- lémica Benini-Einaudi» sostenida
facio de Engels al tercer volumen en 1931 en la “Riforma Sociale”.
de El Capital, que establece la «po- En ambos casos se cuestionaba
sibilidad de llegar, aun partiendo la función del derecho y del Esta-
de la concepción marginalista del do como agente económico, como
valor, a las mismas conclusiones «condición preliminar de toda ac-
(aunque fuera en forma vulgar) tividad económica colectiva, [...]
a que llega la economía crítica». elemento del mercado determi-
«La afirmación de Engels – con- nado, si no [...] además el mismo
tinúa – es analizada en todas sus mercado determinado, porque es
consecuencias», incluyendo aque- la misma expresión político-jurí-
lla para la cual la economía crítica dica del hecho por el que una de-
se afirma solo si puede demostrar terminada mercancía (el trabajo)
que los «problemas» que trata son es preliminarmente depreciada,
los mismos que los de la «econo- es puesta en condiciones de in-
mía ortodoxa [...] en otro lengua- ferioridad competitiva, paga por
je» (Ivi, 153). La superioridad de todo el sistema determinado» (Ivi,
la solución “crítica” a los proble- 153). Solo la teoría de la econo-
mas no radica en sí, como hemos mía pura puede ignorar esta “pre-
dicho, en su formalismo interno, misa”, siendo qu es en este pun-
sino en la capacidad de vislum- to, de hecho, donde la compara-

153
Economía

ción entre economía pura y eco- “necesidad” y de la libertad, etcé-


nomía crítica se sostiene. El con- tera» (C 10 II, §9, 144; v. también
cepto de mercado determinado LC 580-583, a Tania, 30 de mayo
– que Gramsci desarrolla a partir de 1932).
de marzo de 1932 – resume, a su También la teoría del valor es
modo de ver, la contribución más una contribución ricardiana a
fecunda que la economía clásica Marx (C 7, §42 y C 10 II, §31, 162).
hace a la filosofía marxista, pues Esta afirmación, que hace Gramsci
indica el conjunto de “premisas” cuando pretende defender a Marx
históricas (políticas y jurídicas en de la observación de Croce sobre
primer lugar) que deben existir, el “parangón elíptico”, no encaja
para que pueda presentarse un perfectamente con la lectura de la
automatismo estudiable a partir teoría del valor como aproxima-
de leyes científicas. La reflexión ción desde el punto de vista del
sobre el origen de la ciencia econó- trabajo. Y de hecho, ya en C 7, §42,
mica como “ciencia” (C 10 II, §25; 177 Gramsci señala que en la teo-
C 10 II, §32; C 10 II, §57) es una ría del valor-trabajo «el valor po-
investigación sobre la progresiva lémico, aun sin perder su objetivi-
afirmación de este automatismo, dad, se adquiere con Marx» (la te-
coincidiendo con el «desarrollo sis se reitera en el segundo borra-
de la burguesía como clase “con- dor: C 10 II, §41.VI, 194). El hecho
cretamente mundial”» (C 10 II, §9, es que Gramsci a veces identifica,
145) que, con Marx, Gramsci afir- a veces diferencia, el enfoque clá-
ma inseparable de su implicación sico del neoclásico. Desarrollan-
ideológica, recordando el pasaje do la traza ricardiana, llega en el
de El Capital que habla de la «“so- Cuaderno 10 a separar claramente
lidez de las creencias populares” las dos escuelas, en particular vol-
como elemento necesario de una viendo varias veces a la noción de
determinada situación» (C 7, §21, «homo oeconomicus» y a la dife-
159-160). La noción de «merca- rencia entre abstracción determi-
do determinado», junto con la de nada y “generalización”. De esta
«homo oeconomicus» (como con- forma define también la diferen-
densación de comportamientos cia entre “ciencia económica” y su
dentro del automatismo del mer- “crítica”, que Gramsci suele de-
cado) y la de leyes de tendencia, nominar “economía crítica”. La
fue un descubrimiento (debido a segunda no es propiamente una
David Ricardo) «de valor inclu- ciencia que ocurre solo cuando
so gnoseológico». Lo que implica, existe una “regularidad”. Se «par-
por tanto, «una nueva “inmanen- te del concepto de la historicidad
cia”, una nueva concepción de la del “mercado determinado” y de

154
Económico-corporativo

su “automatismo”, mientras que en una serie de usos del adjetivo


los economistas puros conciben «“corporativo”», colocado entre
estos elementos como “eternos”, comillas para indicar su peculiari-
“naturales”; la crítica analiza re- dad respecto al significado actual
alistamente las relaciones de las y al significado relacionado con
fuerzas que determinan el mer- el debate sobre el corporativismo
cado, profundiza sus contradic- fascista, al cual se dedica un am-
ciones, valora las modificaciones plio espacio en los Cuadernos. Así,
relacionadas con la aparición de ya en C 1, §44, 116 leemos que «el
nuevos elementos y con su refor- desarrollo de los acontecimientos
zamiento y presenta la “caduci- franceses» en el curso de la revo-
dad” y la “sustituibilidad” de la lución «muestra la evolución po-
ciencia criticada; la estudia cómo lítica» de la burguesía «que ini-
vida pero también como muerte cialmente plantea las cuestiones
y halla en su interior los elemen- que sólo interesan a sus compo-
tos que la disolverán y la supera- nente físicos actuales, sus inte-
rán infaliblemente, y presenta al reses “corporativos” inmediatos
“heredero” que será presuntivo (corporativos en un sentido especial,
mientras no haya dado pruebas de inmediatos y egoístas de un deter-
manifiestas de vitalidad, etcéte- minado grupo social restringido) [las
ra». (C 11, §52, 325-6). Este ejerci- cursivas son mías, para resaltar
cio de crítica solo es posible, como una definición que termina coin-
hemos visto, mostrando en cada cidiendo con lo que Gramsci lue-
paso que los “problemas” reales go dirá «económico-corporativo»,
a los que responden la economía NdA] […] Esta parte avanzada
y la economía crítica son los mis- pierde poco a poco sus caracte-
mos. Y es precisamente este aspec- rísticas “corporativas” y se vuel-
to el que falta en un texto como el ve clase hegemónica por la acción
Précis d’économie politique de Lapi- de dos factores: la resistencia de
dus y Ostrovitianov, manual so- las viejas clases y la actividad po-
viético de economía con respec- lítica de los jacobinos». Este pa-
to al cual Gramsci manifiesta una saje muestra ya el contraste fun-
profunda insatisfacción (C 10 II, damental entre lo que posterior-
§23, 155 y C 15, §45, 218). mente se definirá como la «fase
FABIO FROSINI económico-corporativa» y la fase
hegemónica en el desarrollo his-
Económico-corporativo tórico de una clase, así como, con
Si bien su primera aparición un significativo cambio de énfasis
es en C 4, §38, el concepto apare- con respecto a los escritos precar-
ce implícito desde el Cuaderno 1 celarios, la valoración positiva del

155
Económico-corporativo

movimiento jacobino como aque- grados de la conciencia política,


lla fuerza capaz de dar a la bur- tal como se han manifestado has-
guesía el empuje necesario para ta ahora en la historia. El primer
determinar la transición del pri- momento, el más elemental, es el
mero al segundo. Asimismo, en C económico primitivo [en el Tex-
1, §47, 122 leemos que la concep- to C de C 13, §17, 37: «económi-
ción hegeliana «de la asociación co-corporativo», NdA]: un comer-
no puede ser todavía más que ciante se siente solidario con otro
vaga y primitiva, entre el políti- comerciante, un fabricante con
co y el economista, según la expe- otro fabricante, etcétera, pero el
riencia histórica de la época, que comerciante no se siente aún so-
era muy limitada y daba un sólo lidario con el fabricante; esto es,
ejemplo logrado de organización, se siente la unidad homogénea
el “corporativo” (política injerta- del grupo profesional, pero toda-
da en la economía)». vía no la del agrupamiento social.
El paso de la formulación im- Un segundo momento es aquel
plícita a la explícita del concepto en que se alcanza la conciencia
se da en la crucial C 4, §38, nota de la solidaridad de intereses en-
titulada Relaciones entre estructura tre todos los miembros del agru-
y superestructuras, donde Gramsci pamiento social, pero todavía en
examina los diferentes «momen- el campo puramente económico
tos o grados» en los que se arti- […] Un tercer momento es aquél
cula una «“relación de fuerzas”», en el que se alcanza la conciencia
terminando por identificar «tres de que los intereses propios “cor-
fundamentales: 1°) hay una rela- porativos”, en su desarrollo ac-
ción de fuerzas sociales estricta- tual y futuro, superan los límites
mente ligada a la estructura; [...] “corporativos”, esto es, de agru-
2°) un momento siguiente es la pamiento económico, y pueden
“relación de fuerzas” políticas, o y deben pasar a ser los intereses
sea la evaluación del grado de ho- de otros agrupamientos subordi-
mogeneidad y de autoconciencia nados; ésta es la fase más estric-
alcanzado por los diversos agru- tamente “política” que marca el
pamientos sociales [...] 3°) el ter- paso definido de la pura estructu-
cer momento es el de la “relación ra a las superestructuras comple-
de fuerzas militares” que es el in- jas, es la fase en que las ideologías
mediatamente decisivo en cada germinadas anteriormente entran
ocasión» (Ivi, 169-170). El segun- en contacto y en oposición hasta
do grado «puede ser escindido que una sola de ellas, o al menos
a su vez, en diversos momentos, una sola combinación de ellas,
que corresponden a los diversos tiende a prevalecer, a imponerse,

156
Económico-corporativo

a difundirse sobre toda el áreas, reconstrucción histórica como en


determinando, además de la uni- el análisis político, presentando
dad económica y política, tam- también algunas variantes ter-
bién la unidad intelectual y mo- minológicas como «fase corpora-
ral, en un plano no corporativo, tiva-económica» (C 6, §51, 45) o
sino universal, de hegemonía […] «forma corporativa-económica»
en los que los intereses del grupo (C 6, §88, 76); en otros casos se se-
fundamental prevalecen pero has- paran los dos términos de la ex-
ta cierto punto, al menos no hasta presión, como en C 14, §53, 142
el egoísmo económico-corporati- sobre el «corporativismo o burdo
vo» (Ibid.). Gramsci por tanto cri- economismo» de los partidos, sin
tica el sindicalismo revoluciona- que ello implique un cambio se-
rio «en la medida en que se refiere mántico significativo. En cuanto
a un grupo subalterno, al cual con al primer campo de aplicación, lo
esta teoría se le impide llegar a ser encontramos a partir de C 5, §123,
dominante, desarrollarse más allá 329 en el análisis de la historia de
de la fase económico-corporativa Italia después del año 1000, en el
para elevarse a la fase de hegemo- que «las Comunas no supieron sa-
nía» que en cambio «presupone lir de la fase corporativa, la anar-
indudablemente que se tomen en quía feudal tuvo el predominio en
cuenta los intereses y las tenden- formas apropiadas a la nueva si-
cias de los grupos sobre los cuales tuación y luego sobrevino la do-
la hegemonía será ejercida, que se minación extranjera». En la suce-
forme un cierto equilibro de com- siva C 5, §127, 342-343 Gramsci
promiso, esto es, que el grupo di- observa que «podría encontrarse
rigente haga sacrificios de orden en Maquiavelo la confirmación
económico-corporativo» (C 13, de lo que apunté en otro lugar,
§18, 41-42). Y nuevamente, en C 4, que la burguesía italiana medie-
§46, 185: «a la fase corporativa [en val no supo salir de la fase cor-
el Texto C de C 11, §65, 337-338: porativa para entrar en la política
«económico-corporativa», NdA], porque no supo liberarse comple-
a la fase de hegemonía en la socie- tamente de la concepción medie-
dad civil (o de lucha por hegemo- val-cosmopolita representada por
nía), a la fase estatal corresponden el papa, el clero e incluso por los
actividades intelectuales determi- intelectuales laicos (humanistas),
nadas, que no se pueden improvi- o sea que no supo crear un Estado
sar arbitrariamente». autónomo». En este sentido, la ex-
En los siguientes Cuadernos, presión en cuestión aparece como
el concepto así delineado es am- título de rúbrica a partir de C 6,
pliamente utilizado tanto en la §13 (Las comunas medievales como

157
Económico-corporativo

fase económica-corporativa del desa- que el de entonces, en cuanto que


rrollo moderno), en varias notas del la vida moderna se ha vuelto más
Cuaderno 6 y en alguna de la sec- compleja. Los agrupamientos so-
ción miscelánea del Cuaderno 8, y ciales regresivos y conservadores
en particular en la lista de «ensa- se reducen cada vez más a su fase
yos principales» que le precede inicial económica-corporativa,
(Ivi, p. 213). mientras que los agrupamientos
El decurso del análisis mues- progresistas e innovadores se en-
tra a Gramsci que se trata de un cuentran todavía en la fase inicial
fenómeno de larga duración en igualmente económica-corpora-
la historia italiana, tanto que «En tiva; los intelectuales tradiciona-
el Risorgimento se tuvo el último les, apartándose del agrupamien-
reflejo de la “tendencia histórica” to social al que hasta ahora habían
de la burguesía italiana a mante- dado la forma más alta y amplia y
nerse en los límites del “corpo- por lo tanto la conciencia más vas-
rativismo”: el no haber resuelto ta y perfecta del Estado moderno,
la cuestión agraria es la prueba en realidad ejecutan un acto de in-
de este hecho. Representantes de calculable alcance histórico: seña-
esta tendencia son los modera- lan y sancionan la crisis estatal en
dos, tanto neogüelfistas (en ellos su forma decisiva» (C 6, §10, 18).
– Gioberti – se muestra el carác- En esta perspectiva, «Hay que ver
ter universalista-papal de los inte- en qué medida el “actualismo” de
lectuales italianos que se plantea Gentile corresponde a la fase esta-
como premisa del hecho nacional) tal positiva, a la que, por el contra-
o como los cavourianos (o econo- rio, se opone Croce» quien «quie-
mistas-prácticos, pero al modo re mantener una distinción entre
del hombre de Guicciardini, o sea sociedad civil y sociedad política,
orientados sólo a su “particular”: entre hegemonía y dictadura; los
de ahí el carácter de la monarquía grandes intelectuales ejercen la
italiana). Pero los rastros del uni- hegemonía, que presupone una
versalismo medieval se encuen- cierta colaboración, o sea un con-
tran también en Mazzini, y deter- senso activo y voluntario (libre), o
minan su fracaso político» (C 5, sea un régimen liberal-democráti-
§150, 359). En efecto, «podría de- co. Gentile entiende la fase corpo-
cirse ya, así a grandes rasgos, que rativa[-económica] como fase éti-
ya hoy se verifica en el mundo mo- ca en el acto histórico: hegemonía
derno un fenómeno similar al del y dictadura son indistinguibles,
alejamiento entre lo “espiritual” y […] existe sólo el Estado y natu-
lo “temporal” en la Edad Media: ralmente el Estado-gobierno, etc.»
fenómeno mucho más complejo (Ibid.). En definitiva, su filosofía

158
Económico-corporativo

está «estrechamente vinculada al cia de fuerza». En particular, el


momento económico-corporati- discurso se aplica a las otras dos
vo», es decir, «en la fase de la ex- realidades fundamentales en las
presión técnica directa de este mo- que se concentra el análisis críti-
mento» (C 7, §17, 158). La conclu- co de los Cuadernos, a saber, Esta-
sión es que «toda la historia desde dos Unidos y la URSS estalinista.
1815 en adelante es el esfuerzo de En cuanto al primero, Gramsci
las clases tradicionales para no de- parte de la consideración de que
jar formar una voluntad nacional, «América no ha superado todavía
sino para mantener el poder “eco- la fase económica-corporativa,
nómico-corporativo” en un siste- atravesada por los europeos en
ma internacional de equilibrio re- la Edad Media, es decir, todavía
molcado, etcétera» (C 8, §21, 227). no ha creado una concepción del
La cuestión está a su vez ligada a mundo y un grupo de grandes in-
«ese rasgo del pueblo italiano que telectuales que guíen al pueblo en
se puede llamar “apoliticismo”. el ámbito de la sociedad civil: en
Esta característica, naturalmente, este sentido es verdad que Amé-
es de las masas populares, o sea rica está bajo la influencia de Eu-
de las clases subalternas. En los ropa, de la historia europea» (C 6,
estratos superiores y dominantes §10, 19; v. también C 15, §30). En
le corresponde un modo de pen- C 8, §89, 261 formula la hipótesis
sar que se puede llamar “corpora- de «que la fase económico-cor-
tivo”, económico, de categoría» (C porativa de la historia america-
14, §10, 102). na está en crisis y que se está por
Sin embargo, el uso del con- entrar en una nueva fase: esto se
cepto no se limita a la historia po- demostrará claramente sólo si se
lítica italiana, sino que asume un produce una crisis de los partidos
carácter más general a partir de históricos (republicano y demó-
C 6, §75, 59-60, Pasado y presente, crata) y la creación de algún po-
en el que leemos que, si «las cla- deroso nuevo partido que orga-
ses dominantes de una nación no nice permanentemente a la masa
han conseguido superar la fase del Hombre Común. Los gérme-
económica-corporativa que las nes de tal evolución existían ya
lleva a explotar a las masas po- (partido progresista), pero la es-
pulares hasta el extremo permi- tructura económico-corporativa
tido por las condiciones de fuer- ha reaccionado hasta ahora siem-
za, o sea a reducirlas a la sola vida pre eficazmente contra ellos». En
biológica vegetativa, es evidente C 14, §11, 103-104 argumenta en
que no se puede hablar de fuerza cambio que el «régimen presiden-
del Estado, sino sólo de aparien- cial americano (Estados Unidos

159
Económico-corporativo

de América), con su unidad entre tos de superestructura no pue-


jefe del gobierno y jefe del Estado den sino ser escasos y su carácter
es difícil de comprender para un será de previsión y de lucha, pero
europeo moderno medio: no obs- con elementos “de plan” todavía
tante aquél es similar al régimen escasos: el plan cultural será so-
de las repúblicas comunales me- bre todo negativo, de crítica del
dievales italianas (fase económi- pasado, tenderá a hacer olvidar
co-corporativa del Estado)». y a destruir: las ideas de la cons-
Respecto a la URSS, Gramsci trucción serán todavía “grandes
apunta en C 8, §169, 300 que «en líneas”, esbozos, que podrían (o
los nuevos desarrollos del mate- deberían) ser cambiadas en cual-
rialismo histórico, la profundi- quier momento, para que sean co-
zación del concepto de unidad de herentes con la nueva estructura
la teoría y la práctica no está aún en formación»: esto es lo que su-
más que en una fase inicial: toda- cede «cuando el proceso es nor-
vía existen residuos de mecanicis- mal, no violento, cuando entre es-
mo», lo que significa que todavía tructura y superestructuras hay
se encuentra en la «fase económi- homogeneidad y el Estado ha
co-corporativa, en la que se trans- superado su fase económico-cor-
forma el cuadro general de la “es- porativa» (C 10 II, §41.X, 198 con
tructura”» y, como agrega en el innovación frente al Texto A de C
Texto C de C 11, §12, 254, «la ca- 4, §56). El concepto se desarrolla
lidad-superestructura adecuada más en C 14, §74, 167-168, donde
está en vías de surgir, pero no está Gramsci quiere «demostrar que
aun orgánicamente formada». Así entre el viejo absolutismo derro-
leemos de hecho en C 8, §185, 311: cado por los regímenes constitu-
«Fase económico-corporativa del Es- cionales y el nuevo absolutismo
tado. Si es verdad que ningún tipo hay una diferencia esencial, por
de Estado puede dejar de atrave- lo que no es posible hablar de un
sar una fase de primitivismo eco- regreso […] Teóricamente me pa-
nómico-corporativa, de ahí se de- rece que se puede explicar el fe-
duce que el contenido de la hege- nómeno en el concepto de “hege-
monía política del nuevo grupo monía”, con un retorno al “corpo-
social que ha fundado el nuevo rativismo”, pero no en el sentido
tipo de Estado debe ser predomi- “antiguo régimen”, en el sentido
nantemente de orden económico: moderno de la palabra, cuando
se trata de reorganizar la estructu- la “corporación” no puede tener
ra y las relaciones reales entre los límites cerrados y exclusivistas,
hombres y el mundo económico como era en el pasado; hoy es cor-
o de la producción. Los elemen- porativismo de “función social”,

160
Economismo

sin restricciones hereditarias o de to que todo lenguaje contiene los


otro». elementos de una concepción del
El concepto también es utiliza- mundo y de una cultura, también
do por Gramsci en la esfera más será cierto que por el lenguaje de
específicamente cultural, bajo el cada uno se puede juzgar la ma-
supuesto – hecho explícito en C yor o menor complejidad de su
11, §53, 328 y desarrollando una concepción del mundo. Quien ha-
pista del Texto A de C 8, §238 –, bla sólo un dialecto o comprende
de una «analogía y relación con la lengua nacional en grados di-
el desarrollo del Estado, que de versos, participa necesariamente
la fase “económico-corporativa” de una intuición del mundo más
pasa a la fase “hegemónica” (de o menos restringida y provincial,
consenso [activo]). Esto es, pue- fosilizada, anacrónica en compa-
de decirse que cada cultura tiene ración con las grandes corrientes
su momento especulativo o reli- de pensamiento que dominan la
gioso, que coincide con el perio- historia mundial. Sus intereses se-
do de completa hegemonía del rán limitados, más o menos cor-
grupo social que expresa y quizás porativos o economistas, no uni-
coincide precisamente con el mo- versales» (C 11, §12, 246-247).
mento en que la hegemonía real GIUSEPPE COSPITO
se disgrega en la base, molecular-
mente, pero el sistema de pensa- Economismo
miento, precisamente por eso (re- La reflexión sobre el economis-
accionar contra la disgregación) mo tiene lugar en los Cuadernos
se perfecciona dogmáticamente», casi de inmediato en un doble re-
volviéndose «refinado y altamen- gistro: como sinónimo de sindica-
te “especulativo”». Así, en una se- lismo, en referencia al mundo po-
rie de notas dedicadas a Los nietos lítico francés de finales del siglo
del padre Bresciani, Gramsci obser- XIX, y como referencia tácita a una
va que la «antidemocracia en los serie de aporías prácticas presen-
escritores brescianescos no tiene tes en el movimiento comunista y
otro significado que el de oposi- socialista. En el Cuaderno 1, des-
ción al movimiento popular-na- pués de reflexionar sobre el «ja-
cional, o sea es espíritu “económi- cobinismo al revés», o sea, mera-
co-corporativo”, “privilegiado”, mente verbal, de Charles Maurras
de casta y no de clase, de carácter y la Action Française (C 1, §48),
político-medieval y no moderno» Gramsci conecta este enfoque con
(C 9, §42, 35). El problema está a el «“centralismo orgánico”» de
su vez vinculado a la cuestión Bordiga (C 1, §49), luego se de-
del lenguaje, ya que «si es cier- tiene en las analogías con el sin-

161
Economismo

dicalismo: «En la concepción de calismo coinciden, por tanto, en


Maurras hay muchos rasgos simi- este sentido.
lares a ciertas teorías catastrofistas El discurso se vuelve más com-
formales de cierto sindicalismo o plejo cuando, reflexionando so-
economismo» (C 1, §53, 131). Se bre la «Relación entre estructura
trata siempre de la «transposición y superestructuras» (título de C 4,
en el campo político y parlamen- §38), Gramsci reformula toda la
tario de concepciones nacidas en cuestión del economismo en refe-
el terreno económico y sindical», rencia a la forma de plantear esta
como también ocurre con «el abs- relación. El camino que ha toma-
tencionismo político en general, do le lleva a repensar la conexión
no sólo parlamentario» (vuelve entre la estructura y las superes-
la referencia tácita a Bordiga). En tructuras como una mediación
todos estos casos, el supuesto es dialéctica entre momentos o as-
que «mecánicamente se produci- pectos “permanentes” y momen-
rá el hundimiento del adversario» tos o aspectos “ocasionales” (el
sin necesidad de una acción polí- resurgimiento de la terminología
tica organizada (Ibid.): es, por tan- maquiavélica es evidente). El eco-
to, una concepción negativa (tanto nomismo reaparece entonces aquí
en el sentido moral como lógico: como figura de un enfoque histo-
privativo) de la política. En Fran- riográfico: «El error en que se cae
cia, el fenómeno sindicalista es a menudo en el análisis histórico
«la expresión» de que, con la ca- consiste en no saber hallar la re-
tástrofe de la Comuna y la elimi- lación entre lo “permanente” y lo
nación física de sus protagonistas, “ocasional”, incurriéndose así o
«París pierde su unidad revolucio- en la exposición de causas remo-
naria»: «el abstencionismo electo- tas como si fuesen las inmedia-
ral y el economismo puro son la tas, o en la afirmación de que las
apariencia “intransigente” de esta causas inmediatas son las únicas
abdicación de París a su papel de causas eficientes. Por un lado se
cabeza revolucionaria de Francia, tiene el exceso de “economismo”,
o sea que también ellos son puro por el otro el exceso de “ideolo-
oportunismo, consecuencias de la gismo”; por una parte se sobre-
sangría de 1871» (C 1, §131, 176- valoran las causas mecánicas, por
177). La desconfianza hacia la po- la otra el elemento “voluntario” e
lítica politicante es el resultado del individual. El nexo dialéctico en-
estado de postración política de tre los dos órdenes de investiga-
las clases subalternas, clases que ciones no se establece exactamen-
el sindicalismo pretende repre- te» (Ivi, 168). Pero Gramsci iden-
sentar. El economismo y el sindi- tifica de inmediato la relación en-

162
Economismo

tre este plan analítico y el aspecto su marco teórico, sino en la fun-


político-estratégico, recuperando ción política que desempeñan. El
así también el sentido anterior del liberalismo es de hecho una ideo-
economismo: «Naturalmente, si el logía «de un agrupamiento do-
error es grave en la historiografía, minante», el sindicalismo teórico
aún más grave resulta en la obra «de un agrupamiento subalterno»
de los publicistas, cuando se trata (Ivi, 173). La renuncia a pensar el
no de reconstruir la historia pasa- carácter eficiente de la política y la
da sino de construir la presente y unidad de la economía y la políti-
futura» (Ibid.). ca, el valor de la organización, etc.
Para oponerse a estas dos caras significa en el caso del liberalismo
de una misma falta de dialéctica, que, a lo sumo, puede favorecer la
es necesario mostrar de mane- «rotación en el poder gobernante
ra concreta cómo debe realizarse de una fracción en vez de otra del
un análisis dialéctico de la histo- agrupamiento dominante», y no
ria y, por tanto, de la política ac- en cambio la «fundación y organi-
tual. Gramsci parte del supuesto zación de una nueva sociedad po-
de que «la mediación dialéctica lítica y mucho menos de un nue-
entre los dos principios del mate- vo tipo de sociedad civil» (Ibid.).
rialismo histórico citados al prin- Pero, refiriéndose a una clase que
cipio de esta nota es el concepto ya está en el poder, no afecta ne-
de revolución permanente» (Ivi, gativamente la cuestión de su ca-
169). Los dos principios son los pacidad de ser «dirigente». Por
contenidos en el Prólogo del ’59, el contrario, el sindicalismo inhi-
el enfoque dialéctico de la histo- be cualquier capacidad de «llegar
ria y la política consiste en el desa- nunca a ser dominante, salir de la
rrollo de la noción de “relaciones fase económico-corporativa para
de fuerza”. Solo después de haber elevarse a la fase de hegemonía
desarrollado extensamente este político-intelectual en la sociedad
concepto (Gramsci recuerda más civil y volverse dominante en la
tarde que se origina en la Miseria sociedad política» (Ivi, 172). «En
de la filosofía: ivi, 173-174), Gramsci el caso del sindicalismo teórico
vuelve a discutir el economismo. [...] la independencia y la autono-
Esta es ahora una categoría gene- mía del agrupamiento subalterno
ral, que incluye «tanto el movi- que se dice expresar, es por el con-
miento teórico del libre comercio trario sacrificada a la hegemonía
como el sindicalismo teórico». La intelectual del agrupamiento do-
notable diferencia en el significa- minante, puesto que el sindicalis-
do de «estas dos tendencias» (Ivi, mo teórico es un aspecto del libre-
172) no radica en la identidad de cambismo económico justificado

163
Economismo

con algunas afirmaciones del ma- ción permanente” mediante el re-


terialismo histórico» (Ivi, 173). curso de las relaciones de fuerza.
Esta incapacidad para pen- Desde esta perspectiva, cualquier
sar «la transformación del agru- recurso a la economía en cuan-
pamiento subordinada en domi- to tal debe rechazarse, ya que se
nante» puede deberse al hecho de trata de una abstracción no dia-
que «no se plantea en absoluto el léctica. En términos concretos, la
problema (fabianismo, De Man, economía existe en el complejo de
parte notable del laborismo)» o relaciones sociales, no solo econó-
porque «se plantea en forma in- micas, que en todo caso encuen-
congruente e ineficiente (social- tran en la acción política el mo-
democracia)» o porque «se afirma mento de la efectividad, es decir,
el salto inmediato del régimen de de la productividad histórica de
los agrupamientos al de la perfec- los nuevos sistemas, realizando
ta igualdad (sindicalismo teóri- concretamente la transición de un
co en sentido estricto)» (Ibid.). La modo de la producción a otro de
diversidad, dada por el creciente la que Marx habla en el Prólogo
radicalismo político, no cambia la del ’59. En consecuencia, solo si-
sustancia del problema, que radi- tuando el análisis en el terreno de
ca en una dramática incapacidad la hegemonía, es decir, de la con-
para colocar la cuestión de la po- quista de una visión en la que la
lítica en el terreno de la hegemo- economía y la política estén siem-
nía. Gramsci prosigue, de hecho, pre unidas, será posible favorecer
señalando que «Por lo menos es políticamente la salida de los gru-
extraña la actitud del economis- pos sociales subalternos del esta-
mo con respecto a la voluntad, do de postración y carencia de ini-
la acción y la iniciativa política, ciativa en la que se encuentran de
como si éstas no fuesen expresión hecho: por tanto, «es extraño que
de la economía e incluso la ex- el plantear concretamente la cues-
presión eficiente de la economía» tión de la hegemonía sea interpre-
(Ibid.). En el Texto C, escribe aún tado como hecho que subordina al
con más fuerza: «como si éstas no agrupamiento hegemónico» (C 4,
fuesen una emanación orgánica §38, 173). A estas alturas, el fenó-
de necesidades económicas e in- meno Bordiga también se inscribe
cluso la única expresión eficiente en la tipología general del econo-
de la economía» (C 13, §18, 42). mismo: «pertenecen al economis-
Este juicio debe leerse a la luz de mo todas las formas de abstencio-
la reformulación, iniciada en este nismo electoral […] no siempre el
mismo texto, del análisis histórico economismo es contrario a la ac-
marxista en términos de “revolu- ción [política] y al partido políti-

164
Economismo

co, que sin embargo es considera- ce el cambio histórico a «cambios


do como organismo educativo de en cualquier factor importante
tipo sindical. La llamada “intran- de la producción» (C 4, §38, 174),
sigencia” es una forma de econo- cayendo en una forma de causa-
mismo: así la fórmula “tanto peor lismo infantil, propio de quienes
tanto mejor”, etcétera» (Ibid.). pretenden identificar una causa
En este punto Gramsci recupe- última y definitiva, y sobre todo
ra un punto señalado con distinta inmediata, a una transformación
intención en C 1, §25, 87, relativo compleja y gradual (también aquí
al llamado “economismo históri- la referencia es a Bujarin: C 4, §19,
co” patrocinado por Achille Lo- 152). Por tanto, si el economismo
ria. Esta doctrina es ahora tam- histórico de Loria sirve para ex-
bién parte del concepto de econo- plicar cierta corriente deteriorada
mismo, de hecho, «se puede de- del materialismo histórico actual,
cir que el materialismo histórico según el razonamiento realizado
que yo considero más difundido anteriormente, habrá una impli-
de lo que se cree, es de interpre- cación política inmediata del mis-
tación loriana y no es el original mo, una forma de pensar la polí-
marxista» (C 4, §38, 174). Con la tica de este lado de la hegemonía.
mediación del economismo his- «Degenerado en economismo his-
tórico loriano, puede finalmen- tórico, el materialismo histórico
te volver a entrar en el análisis pierde gran parte de su expansi-
todo aquel materialismo históri- vidad cultural entre las personas
co que reduce «el desarrollo eco- inteligentes, tanta como adquiere
nómico […] a los cambios de los entre los intelectuales perezosos,
instrumentos técnicos» (Ibid.) per- entre aquellos que quieren pare-
diendo de vista la extraordinaria cer siempre sagacísimos», ya que
riqueza que el concepto de “fuer- «la política y por lo tanto toda la
zas productivas” tiene en Marx, historia» se reduce a «un juego de
quien, recuerda Gramsci, «habla ilusionismo [...] Toda la actividad
siempre de “fuerzas materiales de cultural se ha reducido así a “des-
producción” en general, y en estas cubrir trucos”» (C 4, §38, 175-176).
fuerzas incluye también la “fuer- El presupuesto es que la política
za física” de los hombres» (Ibid.) en cuanto tal es una ilusión y un
(aquí Gramsci está reanudando, truco. «Por eso hay que combatir
sin nombrarla abiertamente, su contra el economismo no sólo en
propia crítica al concepto de “ins- la teoría de la historiografía, sino
trumento técnico” de Bujarin: v. C también en la teoría y la práctica
4, §12 y C 4, §19). Aquí entra tam- política. En este campo la reacción
bién ese materialismo que redu-

165
Economismo

debe ser llevada al terreno del nismo» (C 7, §13, 155) y termina


concepto de hegemonía» (Ibid.). planteando la hipótesis de que la
A este texto, separado en un misma lectura crociana del mate-
segundo borrador en C 13, §17 y rialismo histórico como un «ca-
C 13, §18 (este último dedicado a non práctico de interpretación
Algunos aspectos teóricos y prácticos histórica» no es más que un tipo
del economismo), Gramsci entrega de lectura “loriana” (C 8, §223,
lo esencial de la reflexión sobre 336, Texto A, y C 10 I, §13, 135,
el tema. Los siguientes pasajes o Texto C). En cambio, la referencia
bien retoman aspectos singulares a Bordiga se hace explícita en C 9,
con mayor difusión, o bien desa- §26, 26, donde recordamos la «po-
rrollan por antítesis la concepción lémica, antes de 1914, entre Tasca
dialéctica. Así, en una variante y Amadeo [...] Se dice a menudo
Gramsci se refiere a una debili- que el extremismo “economista”
dad lógica del economismo his- estaba justificado por el oportu-
tórico: «siendo o presumiendo de nismo culturalista […] ¿pero no
ser también el “economismo” un podría decirse igualmente lo con-
canon objetivo de interpretación trario, que el oportunismo cul-
(objetivo-científico)» también a turalista estaba justificado por el
ese debería aplicársele también extremismo economista? En rea-
el mismo criterio de «investiga- lidad ni uno ni otro eran “justi-
ción en el sentido de intereses in- ficables” y no son nunca justifi-
mediatos» (C 13, §18, 45-46) que cables. Deberán ser “explicados”
se aplica a los adversarios, termi- realistamente como los dos aspec-
nando así el criterio mismo por tos de la misma inmadurez y del
anularse. La salida radica preci- mismo primitivismo». El tema se
samente en una comprensión dife- retoma en C 9, §40, 32: «Otro ele-
rente del concepto de “interés” (y, mento que añadir al parágrafo so-
por tanto, de “política”). En efec- bre el economismo es éste: como
to, Gramsci añade: «Se ha olvida- ejemplificación de la llamada in-
do además otra proposición de la transigencia, la aversión [rígida]
filosofía de la praxis: la de que las de principio al compromiso con
“creencias populares” o las creen- su manifestación subordinada del
cias del tipo de las creencias po- “temor a los peligros”. La aver-
pulares tienen la validez de las sión al compromiso está estrecha-
fuerzas materiales» (Ivi, 46). En mente ligada al economismo, en
otra parte, Gramsci se detiene en cuanto que la concepción en que
la tesis de que «en Italia gran par- se basa esta aversión no puede ser
te de lo que se llama materialis- más que una fatal realización de
mo histórico no es más que loria- ciertas situaciones favorables sin

166
Educación

necesidad de “prepararlas” con nado, puedan guiar la política de


iniciativas voluntarias y predis- este país, provocar en el mismo
puestas según un plan; existe ade- una guerra o alejarla de él, es in-
más el elemento de confiarse cie- dudable: pero la comprobación
gamente y sin criterio a la virtud de este hecho no es “filosofía de
de las armas». Esta crítica recuer- la praxis”, es “economismo histó-
da, aunque a un nivel muy dife- rico” o sea es la afirmación de que
rente, al del «prejuicio “econo- “inmediatamente”, como “oca-
mista”» de Rosa Luxemburg: «El sión”, los hechos han sido influi-
elemento económico inmediato dos por determinados intereses
(crisis, etc.) es considerado como de grupo, etcétera». Lo “perma-
la artillería de campaña en la gue- nente”, en cambio, solo puede ex-
rra, cuya tarea era abrir un hueco traerse de una filosofía, es decir, de
en la defensa enemiga, suficiente un discurso capaz de mediar dia-
para que las propias tropas hicie- lécticamente en la estructura y los
sen irrupción a través del mismo eventos cambiantes, el concepto y
y obtuviesen un triunfo estratégi- el individuo: «Puede decirse que
co definitivo [...] Era una forma de el factor económico (entendido
férreo determinismo económico, en el sentido inmediato y judai-
con el agravante de que sus efec- co del economismo histórico) es
tos eran concebidos como rapidí- sino uno de tantos modos como
simos en el tiempo y en el espacio: se presenta el más profundo pro-
por ello era un auténtico misticis- ceso histórico (factor de raza, reli-
mo histórico, la expectativa de gión, etcétera), pero es este proce-
una especie de fulguración mila- so más profundo el que la filosofía
grosa» (C 7, §10, 150-151). de la praxis quiere explicar y pre-
El economismo es recordado cisamente porque es una filosofía,
por última vez en C 17, §12, 309, una “antropología” y no un sim-
dedicado a «Filosofía de la praxis ple canon de investigación histó-
y “economismo histórico”». Una rica» (C 17, §12, 309).
vez establecida la diversidad ra- FABIO FROSINI
dical, se puede volver a identifi-
car alguna utilidad del economis- Educación
mo histórico, si se es consciente Gramsci comienza su reflexión
de que las “causas” que indica sobre el problema de la educación
son, como ya se estableció en C 4, a partir de los problemas plantea-
§38, del orden de lo “ocasional” dos en el Cuaderno 1, pero sobre
y no de lo “permanente”: «Que todo es la correspondencia con
un grupo de financieros, que tie- los miembros de su familia la que
nen intereses en un país determi- le proporciona el material peda-

167
Educación

gógico sobre el cual desarrollar biente» (LC 350-352, 25 de agosto


sus argumentos. Las Cartas de la de 1930).
cárcel a menudo contienen el pri- La reflexión sobre la necesidad
mer punto de partida y el primer de hacer uso de la dirección tam-
borrador de pensamientos que re- bién se especifica a través de la re-
aparecerán en una forma más ex- flexión sobre la tecnificación de la
tensa y meditada en los Cuader- vida moderna, a través de la cual
nos. En ellos, el razonamiento se Gramsci establece la complemen-
centra desde el principio en la uti- tariedad necesaria en la relación
lidad o no de la coerción. En 1930, educativa entre la formación hu-
Gramsci le escribió a su esposa manista y la formación mecáni-
Giulia sobre la educación de su ca-matemática moderna del tipo
hijo Delio, para hacerle creer que americano. En una carta fechada
con los niños «hasta que la perso- el 9 de abril de 1928, de hecho, es-
nalidad haya alcanzado un cierto cribe: «el principio del Meccano es
grado de desarrollo, cierta pedan- ciertamente excelente para los ni-
tería es necesaria e indispensable» ños modernos» (LC 181, en Tania).
(LC 344-345, 14 de julio de 1930). Sin embargo, si en la carta a su
En el mismo año, al escribirle a esposa del 14 de enero de 1929 –
su hermano Carlo sobre la educa- donde solicita información «sobre
ción de su nieta Mea, Gramsci ex- cómo Delio interpreta al Mecca-
presa una concepción de la vida y no» Gramsci todavía está indeciso
la educación – de acuerdo con las «si el Meccano, quitándole al niño
marxianas Tesis sobre Feuerbach – su propio espíritu inventivo» po-
vista como la «lucha por adaptar- dría limitar su imaginación, como
se al medio ambiente, pero tam- suele hacer la cultura moderna
bién y especialmente para domi- del «tipo americano, de la cual el
narlo y no dejarse aplastar»; como [...] Meccano es una expresión»
consecuencia de esto, Gramsci (LC 232) – todavía hay una cier-
piensa que si en la relación edu- ta oscilación entre dos visiones
cativa uno renuncia a «intervenir educativas distintas, el maquinis-
[...] utilizando la autoridad que mo y el robinsonismo, esta inde-
proviene del afecto y la conviven- cisión ya está resuelta definitiva-
cia familiar, presionándola de una mente a partir de 1929, cuando en
manera cariñosa y amorosa pero una carta a su esposa, escribe que
rígida y firme, sucederá sin nin- el tipo de niño que él también ha-
guna duda que la formación espi- bía sido en Cerdeña a principios
ritual [...] será el resultado mecá- de siglo ya no puede existir en la
nico de la influencia aleatoria de sociedad industrializada contem-
todos los estímulos de este am- poránea, en la que ahora «la radio

168
Educación

y el avión tienen el Robinsonis- en la conciencia del niño, como


mo destruido para siempre» (LC subraya en una nota del Cuader-
271, 1 de julio de 1929, a Giulia). no 1, donde escribe: «Suiza tiene
Aquí emerge la cuestión de la es- dado una gran contribución a la
pontaneidad. La aceptación de las pedagogía moderna (Pestalozzi,
supuestos del activismo pedagó- etc.), por la tradición de Rousseau
gico, de la derivación idealista, en Ginebra»; en realidad esta pe-
basada en la afirmación del desa- dagogía es una forma confusa de
rrollo libre y autónomo de las fa- filosofía «conectada <a> una serie
cultades del niño, consideradas de reglas empíricas». No se tuvo
correctas cuando se vuelve con- en cuenta que las ideas de Rous-
tra el nocionismo y el autoritaris- seau son «una reacción violenta a
mo, se vuelve peligroso cuando se la escuela los métodos pedagógi-
traduce en “ideologización” de la cos jesuitas y, como tales, repre-
espontaneidad del niño; esta posi- sentan un progreso: pero luego se
ción corresponde a la concepción formó una especie de iglesia que
metafísica que Gramsci encuentra paralizó los estudios pedagógicos
en el enfoque pedagógico de toda y dio lugar a curiosas involucio-
la familia de su esposa Giulia, que nes (en las doctrinas de Gentile y
presupone «que en el niño se en- Lombardo-Radice)». La “esponta-
cuentra potencialmente el hombre neidad” es una de estas involucio-
y que es necesario ayudarlo a de- nes: «casi como si en el niño el ce-
sarrollar lo que ya contiene laten- rebro fuese un ovillo que el maes-
te, sin coerción» (LC 301, a Giulia, tro ayuda a desovillar. En reali-
30 de diciembre de 1929). dad cada generación educa a la
A esta forma de concebir la nueva generación, o sea la forma,
educación, Gramsci opone una y la educación es un lucha contra
concepción del hombre como los instintos ligados a las funcio-
«formación histórica obtenida a nes biológicas elementales, una
través de la coerción (entendida lucha contra la naturaleza, para
no solo en el sentido brutal de la dominarla y crear el hombre “ac-
violencia externa)»; de lo contra- tual” de su época» (C 1, §123, 173).
rio, uno caería en una forma de En los Cuadernos, el tema de
«trascendencia o inmanencia» la educación se extiende al tema
(Ibid.). De esta manera, también de la hegemonía y al papel de la
rechaza toda una tradición educa- mediación fundamental que jue-
tiva basada en la Ilustración que gan los intelectuales. La pregun-
considera enseñar un proceso di- ta pedagógico-educativa aparece
rigido al «desenvolvimiento» de desde el Cuaderno 1 como parte
las presuntas cualidades innatas del discurso más amplio sobre la

169
Educación

formación y el papel de los inte- del niño se desarrollen libremente


lectuales en la historia italiana del (recuperando así los elementos de
siglo XIX. En C 1, §44 Gramsci dis- la pedagogía de Rousseau) para
tingue las dos formas en que una contrarrestar la hegemonía jesui-
clase implementa su suprema- ta en la educación. «En los mode-
cía: como dominio sobre grupos rados» de esta manera se afirmó
opuestos o como dirección inte- «el único movimiento pedagógico
lectual y moral sobre grupos rela- concreto opuesto a la escuela “je-
cionados y aliados; en este contex- suita”» y «esto no podía dejar de
to, no hay intelectuales como una tener eficacia tanto entre los lai-
clase autónoma e independiente, cos, a los cuales daba en la escue-
sino como un grupo que cada cla- la una personalidad propia, como
se fundamental elabora como su en el clero liberalizante y antije-
herramienta específica. En la his- suítico (hostilidad encarnizada
toria de los intelectuales italianos contra Ferrante Aporti, etcétera;
en el siglo XIX, Gramsci analiza la recuperación y educación de la
las razones de la supremacía de infancia abandonada era un mo-
los moderados sobre otros gru- nopolio clerical y estas iniciativas
pos y su capacidad para dirigir destruían el monopolio» (Ivi, 416).
a las masas populares y conduce En este punto, el análisis de
la discusión directamente sobre la función de los intelectuales
la cuestión educativa. Como es- se entrelaza con la polémica de
cribe en C 19, §27, ampliando las Gramsci hacia los contenidos pe-
consideraciones ya realizadas en dagógicos de la ideología liberal:
la nota en el primer borrador del el espontaneísmo y el libertaris-
Cuaderno 1, la cuestión de la es- mo profesados ​​por él se conside-
cuela y, en general, la estrategia ran ilusorios, ya que no existe una
educativa, fueron fundamentales relación que no contemple el prin-
para los moderados a la hora de cipio de dirección; sobre todo «la
conquistar la hegemonía; de ahí la generación “vieja” realiza siempre
«actividad de los moderados para la educación de los “jóvenes”» y
introducir el principio pedagógi- esto indica una permanencia de
co de la enseñanza mutua (Con- la relación educativa, y si hubie-
falonieri, Capponi, etc.)». En otras ra conflicto o discordia serían «fe-
palabras, los moderados pudie- nómenos superficiales, inherentes
ron imponer su supremacía sobre a toda tarea educativa y de con-
las funciones educativas en el Ris- trol» (C 1, §127, 173-174). De esta
orgimento, desarrollando el princi- manera, Gramsci cuestiona la su-
pio pedagógico basado en la idea posición de la pedagogía idealista
de dejar que las fuerzas psíquicas de que «la instrucción no sea tam-

170
Educación

bién educación»; de hecho «para tiempo que éstos puedan dedicar


que la instrucción no fuese tam- al estudio, uniendo al escarnio la
bién educación sería preciso que befa, o sea la demostración teórica
el escolar fuese una simple pasivi- de que si no son sabios la culpa es
dad, un “recipiente mecánico” de suya» (Ivi, 157).
nociones abstractas, lo que es ab- En cambio, para el correcto de-
surdo y por lo demás es “abstrac- sarrollo del proceso educativo, «es
tamente” negado por los defenso- necesario un aparato de cultura, a
res de la pura educatividad preci- través del cual adulta transmite a
samente contra la simple instruc- la generación joven toda la expe-
ción mecanicista». La conciencia riencia del pasado», lo que permi-
individual de la abrumadora ma- te adquirir «ciertas inclinaciones y
yoría de los niños refleja en su hábitos (incluidos técnicas que se
mayor parte «relaciones civiles y asimilan con la repetición)» (Ibid.),
culturales distintas y antagónicas la necesidad de operar un proceso
con respecto a las que son repre- de conformación social del proce-
sentadas por los programas esco- so educativo, una necesidad inhe-
lares: lo “cierto” de una cultura rente a la sociedad democrática,
avanzada, se convierte en “verda- en la cual surge el «problema de
dero” en los cuadros de una cul- educación de masas [...] según las
tura fosilizada y anacrónica, no exigencias del fin a alcanzar» (C 6,
hay unidad entre escuela y vida, §84, 70). En la sociedad democrá-
y por eso no hay unidad entre ins- tica «la cuestión de la “personali-
trucción y educación» (C 12, §2, dad y libertad” se plantea no por
375). En esencia, la ideología libe- el hecho de la disciplina, sino por
ral (libertaria), apelando al princi- el “origen del poder que ordena
pio del autoaprendizaje, según el la disciplina”». Dado que este ori-
cual «la educación es autonomía gen es «“democrático”», es decir,
y no impresiones desde fuera», «la autoridad es una función téc-
en realidad enmascara una ideo- nica especializada y no un “arbi-
logía antihistórica retrospectiva, trio” o una posición extrínseca y
que forma «personas “anacróni- exterior», aquí la disciplina es «un
cas” que piensan con modos an- elemento necesario del orden de-
ticuados y superados y éstos son mocrático, de libertad»; si quere-
los que transmiten, “viscosamen- mos decir que «con esta palabra
te”» (C 14, §69, 158); sobre la base una relación continua y perma-
de esto, se mantiene la no nece- nente entre gobernantes y gober-
sidad de organizar lugares y for- nados que realiza una voluntad
mas de difusión cultural, negan- colectiva» y ciertamente no «pa-
do efectivamente «a los pobres el siva y supina recepción de órde-

171
Educación

nes», no cancela la «personalidad cano al más vulgar evolucionis-


en sentido orgánico, sino que sólo mo» (C 11, §1, 238).
limita el arbitrio y la impulsivi- En la concesión de la ense-
dad irresponsable, para no hablar ñanza de la religión en las escue-
de la fatua vanidad de sobresalir» las, Gramsci encuentra el ejem-
(C 14, §48, 137). En tal sociedad, plo más llamativo de la capitu-
el elemento educativo coercitivo lación del Estado moderno hacia
como una dimensión inevitable la Iglesia; esta última, de hecho,
del proceso educativo se aclara era una «organización militan-
en el concepto de educación como te», cuyo objetivo era asegurar
una lucha contra los instintos para «las leyes del Estado y el control
dominar la naturaleza. Un ob- de la educación» (C 3, §140, 112),
jetivo similar es lo que el Estado basando el poder de su organiza-
debe establecer en su lucha contra ción mundial en el hecho de que
el sentido común, compuesto por «la gran mayoría de la población
elementos premodernos, y contra no es todavía “moderna”, es toda-
la legitimidad de la enseñanza re- vía ptolomeica como concepción
ligiosa para las clases subalternas del mundo y de la ciencia» (C 16,
propias de la pedagogía idealista, §11, 273). De hecho, el Estado ha
pero también contra cierto mar- renunciado a esta «función ética»
xismo mecanicista. Con respecto (C 3, §140, 112) y, sobre todo, al
a esto último, Gramsci traza una papel de agencia educativa, cre-
visión similar del proceso educa- yendo que debe confiar esta tarea
tivo también respecto a la postu- a la Iglesia: así como una muleta
ra de Labriola, quien, al no haber sostiene a un inválido (C 16, §11,
entendido bien la sustancia dia- 273). La clara demostración de
léctica de la relación educativa es- esto es el resultado de las estipu-
tablecida por Marx a partir de las laciones concordatarias, no es ca-
Tesis sobre Feuerbach, puede afir- sualidad que la Iglesia «se le deje
mar que para que un papuano la formación intelectual y moral
sea educable, debe ser esclaviza- de los más jóvenes (escuelas ele-
do temporalmente. Esta posición mentales y medias)» mientras que
para Gramsci «debe relacionarse los intelectuales laicos con «el de-
también con el modo de pensar sarrollo ulterior de los jóvenes en
de Gentile por lo que respecta a la la Universidad». Es una división
enseñanza religiosa en las escue- de tareas que corresponde a una
las primarias», ya que es «un seu- organización de la sociedad di-
dohistoricismo, de un mecanicis- vidida en clases cuya representa-
mo bastante empírico y muy cer- ción perspicaz es el contenido de
la reforma de Gentile. Según este

172
Educación

enfoque, «la escuela elemental y secundarias». En realidad, detrás


media es la escuela popular y de de la creencia de que la enseñan-
la pequeña burguesía», cuyos es- za de la religión a una edad tem-
tratos sociales están «monopoliza- prana es deseable, en tanto que
dos educativamente por la casta, está en línea con el desarrollo psí-
ya que la mayoría de sus elemen- quico del niño, de acuerdo con lo
tos no llegan a la Universidad, o que postula el idealismo hegelia-
sea que no conocerán la educa- no, para el cual «la religión es una
ción moderna en su fase superior filosofía mitológica e inferior, co-
crítico-histórica sino que sólo co- rrespondiente para la mentalidad
nocerán la educación dogmática». infantil aún incapaz de elevarse a
La universidad es, de hecho, la es- la filosofía pura, en la cual, en fin,
cuela de la clase dominante y es la religión debe ser fundida y ab-
«el mecanismo a través del cual sorbida» (C 7, §89, 200), se enmar-
se realiza la selección de los indi- ca un proyecto político preciso:
viduos de las otras clases que se no solo tendemos a considerar a
han de incorporar en el personal la “infancia de la humanidad” un
gubernativo, administrativo, diri- grupo social entero, sino que al
gente» (Ivi, 271). adherirnos al realismo mitológi-
A la visión pasivizante del pro- co-cristiano se renuncia a cambiar
ceso educativo, además, se asocia el sentido común, se asume como
– incluso si parte de una concep- tal, sin elevarlo y hacerlo partici-
ción opuesta, basada en una in- par en el movimiento de reforma
tuición anti-creacionista de la rea- intelectual-moral que se extendió
lidad – la pedagogía idealista, la a principios del siglo XX solo en-
cual considera la enseñanza de la tre las clases dominantes. Gramsci
religión en tanto es una buena fi- reprocha a las filosofías inmanen-
losofía para la infancia de la hu- tistas por ni siquiera haber inten-
manidad. Gramsci identifica en tado construir un concepto que
Gentile la posición más típica del pueda reemplazar a la religión
intelectual que, mientras se adhie- en la educación infantil. La filo-
re a una visión secular de la vida, sofía de la praxis, por otro lado,
“concede” enseñanza religiosa a que aspira a reemplazar la hege-
los niños. Gramsci apunta a los monía católica sobre las masas,
resultados de la reforma de Gen- no debe tender a mantener a los
tile, según la cual los nuevos pro- «sencillos» en su filosofía primiti-
gramas «arte y religión son asig- va; y «si afirma la necesidad del
nados únicamente a la escuela contacto entre intelectuales y per-
elemental, y la filosofía <es> atri- sonas simples, no es para limitar
buida extensamente a las escuelas la actividad científica y mantener

173
Espíritu de escisión

la unidad en el bajo nivel de las Espíritu de escisión


masas»; por el contrario, Gramsci El «espíritu de escisión», ex-
piensa en un proyecto educativo presión que Gramsci retoma de
capaz de conducir lo simple ha- Sorel, designa «la progresiva ad-
cia una concepción superior de la quisición de la conciencia de la
vida, con el fin de «construir un propia personalidad histórica»
bloque intelectual-moral que haga (C 3, §49, 55), es decir, el proce-
políticamente posible un progreso so necesario para el desarrollo de
intelectual de masas y no sólo de las «fuerzas innovadoras desde
escasos grupos intelectuales» (C grupos subalternos a grupos di-
11, §12, 252). Esto solo sucederá rigentes y dominantes», dotadas
si la relación dialéctica intelectua- de «autonomía integral» y unifi-
les-masa es una traducción de los cadas en un Estado (C 25, §5, 182).
casos teóricos de emancipación a Expresión de necesidades que na-
la práctica política. cen en el terreno de la lucha he-
En última instancia, la disci- gemónica, el espíritu de escisión
plina, la coherencia, la sobriedad es eso que se puede contraponer
intelectual, virtudes que Gramsci a las «trincheras» y «fortificacio-
aprecia como elementos constitu- nes» representadas por la ideolo-
tivos del proceso educativo y que gía de la clase dominante, es de-
son negadas por el “autoaprendi- cir por la «organización material
zaje”, por la ideología libertaria, tendiente a mantener, a defender
por la ausencia de una discipli- y a desarrollar el “frente” teórico
na crítica, las ve postuladas como e ideológico» (C 3, §49, 55).
exigencia objetiva del americanis- La cuestión del espíritu de es-
mo. Es esto último lo que nos lle- cisión se plantea particularmente
va a reflexionar sobre el problema en la época de los «grandes par-
de la composición de la dialéctica tidos políticos de masas» y de los
entre disciplina y libertad y sobre «grandes sindicatos económicos»,
la coerción, el principio regula- ahí donde predomina la «estruc-
dor por el cual Gramsci ya había tura masiva de las democracias
optado por el nivel molecular de modernas»: elementos «perma-
las relaciones individuales y que nentes del frente en la guerra de
puede convertirse, en las formas posiciones» (C 13, §7, 22). Su gra-
inéditas de “auto-coacción”, en el do de realización se infiere tan-
principio regulador de las relacio- to por el grado de «separación»
nes sociales en el mundo del tra- de las fuerzas innovadoras de
bajo. las fuerzas dirigentes y domi-
CHIARA META nantes como por la capacidad de
las primeras de unificar en torno

174
Espontaneidad

suyo otros grupos (C 25, §5, 183) caso sería «espontaneísmo»), o


mediante «un complejo [traba- bien una forma de adhesión que
jo] ideológico» (C 3, §49, 55). Con no se despega de la coerción. En C
éste se aspira, conjuntamente, a 3, §42, abordando algunos temas
romper la «unidad basada en la relativos al movimiento obrero
ideología tradicional», con la crí- italiano de la posguerra, Gramsci
tica al viejo «complejo ideológi- critica la «concepción fatalista y
co» (C 8, §195, 315). Elaboración mecánica de la historia» propia de
del sentido de independencia y los socialistas, afirmando que ella
de distinción (C 11, §12, 253), el no era inmune de «actitudes de
espíritu de escisión coincide con un voluntarismo formalista flojo
un momento necesario del desa- y trivial», aun pretendiendo ser
rrollo de una «conciencia de cla- crítica de la espontaneidad, con-
se» (C 3, §46, 50) y de una «catar- siderada «cosa inferior». Mien-
sis» (C 10 II, §6, 142) e implica por tras tanto, nota Gramsci, con los
lo tanto un momento de reflexión acontecimientos del “bienio rojo”
propiamente teórica. En fin, el es- de 1919-1920 hubo el florecimien-
píritu de escisión constituirá una to de importantes acaecimientos
instancia que el historiador debe- espontáneos que «creaban, preci-
rá hacer valer para reconstruir la samente por su espontaneidad y
vida de los grupos subalternos (C por el hecho que eran desaproba-
25, §5, 183). dos, el “pánico” general, el “gran
ROCCO LACORTE miedo” que no podían dejar de
concentrar las fuerzas represivas
Espontaneidad despiadadas en la tarea de sofo-
Gramsci entiende por «espon- carlos» (Ivi, 45). En esta misma
taneidad» el momento embrional nota, como ejemplo de acción es-
o primitivo de la conciencia políti- pontánea y carencia de dirección
ca, que contiene o no un elemento política, Gramsci se concentra en
inmediato creativo y antagonista. las relaciones entre el Partido So-
A veces la espontaneidad parece cialista y el sindicato en la pos-
contrapuesta al «conformismo» y guerra.
expresa una carencia de dirección La espontaneidad, como es-
política, situación propia de las cribe Gramsci en C 3, §48, es un
clases subalternas en el proceso fenómeno multilateral de difícil
de crecimiento de su conciencia comprensión y definición, inclu-
histórico-política. También pue- so porque siempre se encuentra
de verse como una característica en oposición a la mecanicidad. La
naturalista, derivada de una ela- dificultad en la comprensión de la
boración teórica burda (en cuyo acción espontánea reside precisa-

175
Espontaneidad

mente en el hecho de no existir al nas, a la manera de cierta sociolo-


estado puro, tal y como no existe gía general basada en la compila-
acción o movimiento puramente ción de datos estadísticos, lo hace
mecánico. La mediación entre es- contraponiendo a ello la filología
pontaneidad y mecanicidad se en- como estudio de la particulari-
cuentra en la dirección conscien- dad. Razonando de tal manera, se
te del movimiento y de la acción atreve a decir que la dirección po-
política. La dirección conscien- lítica consciente y colectiva es una
te está siempre presente, aunque «filología viva», que interpreta y
de modo imperceptible, ya que es altera a cada instante la esponta-
casi imposible que sea detectada y neidad naturalista. En este pasa-
comprobada. Tomando en cuenta je, el centro de la cuestión reside
estas características, dice Gramsci, en la acción consciente que ac-
¿«puede decirse que el elemento túa en la espontaneidad y no en
de la espontaneidad es, por ello, la creatividad espontánea de las
característico de la “historia de clases subalternas. Entender la es-
las clases subalternas” e incluso pontaneidad como sinónimo de
de los elementos más marginales sinceridad y en oposición al con-
y periféricos de estas clases, que formismo es otra posible aproxi-
no han alcanzado la conciencia de mación al concepto. En este caso,
clase “por sí misma”» (Ivi, 51-52)? que Gramsci discute en C 14, §61,
Los elementos característicos de la el conformismo se acerca a la idea
dirección consciente existen y son de mecanicidad (mecanicismo),
numerosos, pero sin que se dé su pero desde un punto de vista in-
supremacia ni se supere el «sen- dividual, así como también la sin-
tido común» del estrato social en ceridad parece una expresión in-
cuestión. Así, la espontaneidad de dividual. Espontaneidad, enten-
las clases subalternas contempla dida como sinceridad, se contra-
también elementos dispersos de pone al conformismo, entendido
dirección consciente, incapaces de en sentido positivo como sociali-
llevar a la unificación e indicar el dad. La originalidad individual
camino de la superación de la si- no es difícil de alcanzar, así como
tuación de subalternidad, perma- la adecuación a la socialidad exis-
neciendo en esta condición. tente en cuanto medida racional
Conforme la dirección cons- en relación con determinados fi-
ciente se refuerza, el significado nes. Una vez más, la dificultad
propio de la acción espontánea se consiste en la posible mediación
aclara. Cuando Gramsci, en C 11, entre espontaneidad individual,
§25, 1430, critica el uso del método entendida como creatividad, y
naturalista en las ciencias huma- conformismo social, entendido

176
Espontaneísmo

como necesidad. Se encuentra de transformar la realidad sin la me-


nuevo aquí el problema de la di- diación de la teoría. La Primera
rección consciente, ahora bajo la Guerra Mundial y la Revolución
forma de disciplina; pero «poner rusa marcan la crisis del esponta-
el acento en la disciplina, en la so- neísmo típico del anarquismo y
cialidad, y sin embargo pretender del anarcosindicalismo, así como
sinceridad, espontaneidad, origi- del mecanicismo propio de cier-
nalidad, personalidad: he ahí lo ta variante del socialismo, en la
que es verdaderamente difícil y cual se inserta el socialismo italia-
arduo», principalmente conside- no de la época. El movimiento de
rando que la «socialidad, el con- los Consejos de fábrica en el “bie-
formismo, es el resultado de una nio rojo” (1919-1920) había sido
lucha cultural (y no sólo cultu- un esfuerzo teórico-práctico para
ral)» (Ivi, 149). Aquí la esponta- lograr salir de esa crisis por me-
neidad es disciplinada por una dio de la creación de una direc-
acción consciente que apunta a ción consciente. Es innegable que,
crear un nuevo conformismo (una en ese contexto, Gramsci fue in-
nueva hegemonía). fluenciado por las formulaciones
En el Cuaderno 19, donde de Sorel y Rosa Luxemburg, amén
Gramsci concentra sus observa- de aquellas de la Revolución rusa.
ciones acerca del Risorgimento, En los Cuadernos Gramsci reto-
trata la incidencia de la dirección mó la interlocución crítica con el
política en los grupos subalternos, espontaneísmo y con el mecani-
refiriéndose a la dirección moral e cismo, vistos como opuestos com-
intelectual ejercida por los mode- plementarios. El espontaneísmo
rados en el Partido de Acción y de (y el mecanicismo) están conecta-
sus dirigentes e intelectuales. La dos al economicismo y al sindica-
adhesión espontánea de los inte- lismo como manifestación de una
lectuales al moderatismo es desig- ideología que preserva la subal-
nada como transformismo y esto ternidad. También existe una rela-
ocurre por el poder de atracción ción con el «voluntarismo» y, a su
del grupo en ascenso. vez, de éste con la noción de «gue-
MARCOS DEL ROIO rra maniobrada» en época de «re-
volución pasiva». Gramsci piensa
Espontaneísmo que el espontaneísmo es una ma-
Por «espontaneísmo» se en- nifestación del estancamiento del
tiende una concepción teórica, marxismo. Apoyándose en los au-
una ideología que valoriza la ac- tores que critica y con los cuales
ción espontánea individual o co- dialoga, es decir Rosa Luxemburg
lectiva, la capacidad subjetiva de y Sorel, el comunista sardo inten-

177
Espontaneísmo

ta explicar el fenómeno: «En el neísta» (C 13, §24, 60). En la con-


campo filosófico me parece que la tinuación Gramsci relaciona di-
razón histórica debe buscarse en cha concepción con la de la gue-
el hecho de que el marxismo tuvo rra maniobrada: todo considera-
que aliarse con tendencias extra- do, ésta «era una forma de férreo
ñas para combatir los residuos del determinismo economista, con el
mundo precapitalista en las ma- agravante de que los efectos eran
sas populares, especialmente en concebidos como rapidísimos en
el terreno religioso» (C 4, §3, 134). tiempo y en el espacio; por eso era
En el Cuaderno 13, Gramsci vuelve un auténtico misticismo histórico,
a tratar con mayor profundidad el la expectativa de una especie de
tema del espontaneísmo y de al- fulguración milagrosa» (Ivi, 61).
gunas categorías relacionadas. Es En C 13, §1 Gramsci abre un
posible que él esté trazando, en diálogo crítico con Sorel, al no-
este caso, una analogía con la lí- tar cómo el intelectual francés no
nea política que la Unión Sovié- aceptaba la mediación del partido
tica y la Internacional comunista político en la acción revoluciona-
siguieron a partir de 1929, según ria. Sorel se había quedado en los
las cuales la crisis económica ca- límites de la concepción del sin-
pitalista de aquellos años hubie- dicato profesional como organi-
ra podido generar una radicali- zación de una voluntad colectiva
zación revolucionaria tal como ya actora y en movimiento gracias
para justificar una táctica políti- al “mito” de la huelga general. La
ca equivalente a la guerra manio- perspectiva soreliana negaba el
brada. Gramsci consideraba que orden existente, pero no concebía
la posición de Rosa Luxemburg la necesidad de un programa ar-
de 1905 pecaba de economicismo, ticulado en el partido, considera-
ya que veía en la crisis económica do como esencialmente reaccio-
la principal explicación de la ex- nario. El espontaneísmo de Sorel
plosión revolucionaria y en la ac- se manifestaba en el momento en
ción espontánea de las masas la que «la solución era abandonada
fuerza principal de la revolución. al impulso de lo irracional, de lo
Gramsci critica la formulación de “arbitrario” (en el sentido berg-
Luxemburg, quien «descuidó los soniano de “impulso vital”) o sea
elementos “voluntarios” y orga- de la “espontaneidad”» (Ivi, 14).
nizativos que en aquellos sucesos La crítica de Gramsci al esponta-
fueron mucho más difundidos y neísmo de Sorel (y al anarquismo)
eficientes de lo que Rosa fue ca- lo lleva a observar cómo, en esta
paz de creer por cierto prejuicio concepción «se supone detrás de
suyo “economicista y esponta- la espontaneidad un puro meca-

178
Estado

nicismo, detrás de la libertad (ar- de un esquema simple y obvio a


bitrio-impulso vital) un máximo primera vista» (Ibid.). Esto sucede,
de determinismo, detrás del idea- por ejemplo, en una situación his-
lismo un materialismo absoluto» tórica atrasada, con una burguesía
(Ivi, 15). débil, cuando las «nuevas ideas»
MARCOS DEL ROIO son llevadas sobre todo por la
«capa de los intelectuales»; hecho
Estado del que también surge la absolu-
Partiendo de la tradición mar- tización del concepto del Estado
xista y habiendo superado desde propio de la tradición idealista,
hace tiempo algunas ambigüeda- especialmente italiana (Ivi, 233),
des juveniles ligadas a la influen- en cuanto Gramsci reconoce a He-
cia de Gentile, Gramsci afirma que gel el mérito de haber captado en
«el Estado no produce la situa- su nacimiento el nuevo nexo que
ción económica», aunque, añade, une intelectuales y Estado moder-
«puede hablarse del Estado como no (C 8, §187, 312), nexo destinado
agente económico en cuanto que a expandirse a medida que avan-
precisamente el Estado es sinóni- za la expansión de las funciones
mo de tal situación» (C 10 II, §41. estatales.
VI, 194). Gramsci por lo tanto aco- El Estado es, como leemos en el
ge «la concepción del Estado se- C 12, §1, 357, uno de los «dos gran-
gún la función productiva de las des “planos” superestructurales»,
clases sociales» (C 10 II, §61, 232), siendo el otro la «sociedad ci-
propia del marxismo, pero recha- vil» (que Gramsci entiende como
za una aplicación escolar. Ella «no «conjunto de organismos vulgar-
puede ser aplicada mecánicamen- mente llamados “privados” […] y
te a la interpretación de la historia que corresponden a la función de
italiana y europea desde la Revo- “hegemonía”»). Para Gramsci, en
lución francesa hasta todo el siglo la sociedades occidentales estos
XIX. Aunque sea cierto que para dos planos están dialécticamente
las clases productivas fundamen- unidos en el concepto de «Estado
tales (burguesía capitalista y pro- integral», que constituye la parti-
letariado moderno) el Estado no cular contribución gramsciana a
es concebible más que como for- la teoría del Estado. La crítica, a
ma concreta de un determinado partir de Buci-Glucksmann (1978),
mundo económico, de un deter- también usa el término “Estado
minado sistema de producción, ampliado”, comprendiendo el
no se ha establecido que la rela- nuevo protagonismo del Estado
ción de medio y fin sea fácilmente registrado en el siglo XX, en con-
determinable y adopte el aspecto textos políticos diferentes, tanto

179
Estado

en el campo económico como en da por el Estado en su significado


la organización de la sociedad y integral. Además, si se identifica-
en la creación del consenso. La ran, no se entendería la toma de
expresión es deducible de los C distancia respecto a Gentile, para
6, §87, 75, donde Gramsci habla quien «la historia es toda la histo-
del «Estado en sentido orgánico y ria del Estado», mientras que para
más amplio (Estado propiamente Croce es «“ético-política”, o sea
dicho y sociedad civil)». El con- que Croce quiere mantener una
cepto de Estado integral indica la distinción entre sociedad civil y
relación de unidad-distinción que sociedad política […] [Para Gen-
Gramsci capta entre Estado y so- tile, NdA] hegemonía y dictadu-
ciedad civil, para expresar lo que ra son indistinguibles, la fuerza
él denomina Estado «en sentido es consenso sin más: no se pue-
integral» (C 6, §155, 112), o inclu- de distinguir la sociedad política
so, con un acento ligeramente di- de la sociedad civil: existe sólo el
ferente, de «un Estado (integral, y Estado» (C 6, §10, 18). Ambas po-
no [...] un gobierno técnicamen- siciones son diferentes de la po-
te entendido)» (C 17, §51, 333). El sición de Gramsci, que valora el
enfoque dialéctico de Gramsci tie- momento ético-político de Croce
ne detrás la convicción de que la (la hegemonía), el momento de la
«distinción entre la sociedad polí- sociedad civil, pero lo transforma
tica y la sociedad civil [...] es pu- en parte del Estado integral.
ramente metodológica, no orgáni- El nuevo concepto encuentra
ca y en la vida histórica concreta una redacción clara en una carta
sociedad política y sociedad civil del 7 de septiembre de 1931: «El
son una misma cosa» (C 4, §38, estudio que he hecho sobre los
172). La conciencia de la separa- intelectuales [...] también condu-
ción no “ontológica” entre los di- ce a ciertas determinaciones del
ferentes niveles de la realidad his- concepto de Estado que frecuen-
tórico-social (economía, política, temente se entiende como socie-
cultura) no se convierte, sin em- dad política (o dictadura, o apa-
bargo, en una ausencia de distin- rato coercitivo para conformar la
ción: expresiones en las que la so- masa popular de acuerdo al tipo
ciedad civil y la sociedad política de producción y economía de un
«son lo mismo», «se identifican» momento dado) y no como un
(C 13, §18, 41), o que «la sociedad equilibrio de la sociedad política
civil [...] también es “Estado”, de con la sociedad civil (o hegemo-
hecho, es el propio Estado» (C 26, nía de un grupo social sobre la so-
§6, 195) enfatizan, con un esfuerzo ciedad nacional ejercida a través
expresivo, la novedad representa- de las denominadas organizacio-

180
Estado

nes privadas, como la iglesia, los la clase dirigente» (C 1, §47, 122).


sindicatos, las escuelas, etc.) y es Partidos y asociaciones son los
precisamente en la sociedad civil momentos a través de los cuales
donde operan los intelectuales» se construye el consenso. El Esta-
(LC, 458-459, a Tatiana). La aten- do es objeto de la iniciativa polí-
ción de Gramsci se basa principal- tico-cultural, al tiempo que actúa
mente – y utiliza una expresión a través de canales explícitamente
que refiere a la materialidad de públicos o de canales formalmen-
los procesos – en el «aparato he- te privados. Es en el Cuaderno 6
gemónico» (C 6, §136, 104), que se (fechado 1930-1932 y compuesto
añade al «aparato coercitivo», tí- principalmente de Textos B) don-
pico del Estado «en sentido estric- de se encuentran algunas de las
to», sobre el que Marx y Lenin se principales definiciones del Esta-
habían centrado, coherentemente do integral, por ejemplo, que «en
con el contexto en el que actuaron. la noción general de Estado en-
La sociedad civil se entiende en la tran elementos que deben recon-
carta en un sentido peculiarmen- ducirse a la noción de sociedad ci-
te gramsciano, como conjunto de vil (en el sentido, podría decirse,
«organismos vulgarmente deno- de que Estado = sociedad políti-
minados privados»: «vulgarmen- ca + sociedad civil, o sea hegemo-
te», por lo tanto, no son propia- nía acorazada de coerción)» (C 6,
mente privados. La nota C 1, §47, §88, 76). La nota C 6, §137, 105 se
titulada Hegel y el asociacionismo, titula Concepto de Estado y afirma:
es la primera en la que se encuen- «por Estado debe entenderse ade-
tra una concepción del Estado que más del aparato gubernamental
incluye también los “organismos” también el aparato “privado” de
de la sociedad civil: «La doctri- hegemonía o sociedad civil». Y to-
na de Hegel sobre los partidos y davía, según Gramsci: «En la po-
asociaciones como trama “priva- lítica el error se produce por una
da” del Estado [...] Gobierno con inexacta comprensión de lo que
el consentimiento de los goberna- es el Estado (en el significado in-
dos, pero con el consenso organi- tegral: dictadura + hegemonía)»
zado, no genérico y vago tal cual (C 6, §155, 112).
se afirma en el instante de las elec- También la distinción Orien-
ciones: el Estado tiene y pide el te-Occidente que encontramos
consenso, pero también “educa” en los C 7, §16, 157 se basa en el
este consenso con las asociaciones nuevo concepto de Estado: por-
políticas y sindicales, que sin em- que «en Oriente el Estado lo era
bargo son organismos privados, todo, la sociedad civil era primiti-
dejados a la iniciativa privada de va y gelatinosa; en Occidente, en-

181
Estado

tre Estado y sociedad civil había de sus funciones más importantes


una justa relación y en el temblor es la de elevar a la gran masa de
del Estado se discernía de inme- población a un determinado nivel
diato una robusta estructura de la cultural y moral, nivel (o tipo) que
sociedad civil» (Ibid.). Este pasaje corresponde a las necesidades de
de Oriente a Occidente es ubica- desarrollo de las fuerzas produc-
do por Gramsci a partir de 1870 tivas y por lo tanto a los intere-
(C 13, §7, 1566), aunque en otros ses de las clases dominantes» (C
lugares parece revisar la cuestión: 8, §179, 307). El Estado que actúa
«¿Pero alguna vez ha existido un para crear consenso no deja a la
Estado sin “hegemonía”?», se pre- sociedad civil mucha “esponta-
gunta por ejemplo en el C 8, §227, neidad”: «Por el hecho que se ac-
339. Y en el C 6, §87, 75 retoma la túa esencialmente sobre las fuer-
fórmula de Guicciardini según la zas económicas [...] no debe sa-
cual «para la vida de un Estado carse la consecuencia de que los
dos cosas son absolutamente ne- hechos de la superestructura sean
cesarias: las armas y la religión», abandonados a sí mismos, a su
para traducir la diada en «fuerza desarrollo espontáneo, a una ger-
y consenso, coerción y persuasión, minación casual y esporádica. El
Estado e Iglesia, sociedad política Estado es una “racionalización”
y sociedad civil», añadiendo que también en este campo, es un ins-
en el Renacimiento «la Iglesia era trumento de aceleración y taylori-
la sociedad civil, el aparato de he- zación, actúa según un plan, pre-
gemonía del grupo dirigente». siona, incita, impulsa, etcétera» (C
Gramsci alude al Estado que 8, §62, 249): escuelas, periódicos,
«educa el consenso» a propósi- iglesias, partidos, sindicatos, to-
to de la creación de una «opi- pónimos, nada parece dejarse al
nión pública»: «El Estado, cuan- azar en la difusión de un senti-
do quiere iniciar una acción poco do común que confirma el orden
popular, crea preventivamente la social vigente. El Estado, escribe
opinión pública adecuada, esto aún Gramsci, «es todo el conjunto
es, organiza y centraliza ciertos de actividades prácticas y teóricas
elementos de la sociedad civil» (C con que la clase dirigente no sólo
7, §83, 196). La acción del Estado, justifica y mantiene su dominio
llevada a un nivel más elevado, sino que logra obtener el consenso
menos episódica y de retorno in- activo de los gobernados» (C 15,
mediato, permite hablar de Esta- §10, 186). Pero los procesos no son
do «educador» (C 8, §2, 215 y C 8, únicos, el Estado constituye tam-
§62, 249) y Estado «ético»: «todo bién el terreno del conflicto de cla-
Estado es ético en cuanto que una ses, es instrumento (de una clase),

182
Estado

pero también lugar (de lucha he- utilizado en este caso en sentido
gemónica) y proceso (de unifica- tradicional, es decir, no “amplia-
ción de las clases dirigentes). Esto do”, no comprende aquellos orga-
es, no debe olvidarse que el Es- nismos que en el correspondien-
tado integral está atravesado por te Texto C (C 12, §1, 357) Gramsci
la lucha de la hegemonía, por lo define como «vulgarmente deno-
que la clase subalterna lucha por minados “privados”». Aún en el
mantener la propia autonomía y C 10 II, §15, 149 Gramsci vuelve a
a veces por construir una propia expresar el mismo esquema triá-
hegemonía, alternativa a aquella dico; aquí también hay un «mun-
dominante, disputando a la clase do económico» que desborda a la
dominante el sentido común. verdadera «estructura económi-
La ampliación del concepto de ca».
Estado también tiene lugar en el Es difícil sobrevalorar la im-
sentido de la comprensión de la portancia que Gramsci atribuye al
nueva relación entre política y Estado en la afirmación y mante-
economía. Partiendo de la con- nimiento de una nueva hegemo-
ciencia de la no separación de las nía de clase. Encontramos en el
dos realidades, Gramsci capta el Cuaderno 3 algunos pasajes que
nuevo papel que el político ad- van en esta dirección: C 3, §31, 36
quirió en el siglo XX en relación («desde el momento en que exis-
con la producción económica y se te un nuevo tipo de Estado, nace
detiene sobre el nuevo fenóme- [concretamente] el problema de
no del «capitalismo de Estado». una nueva civilización»); C 3, §46,
Debe subrayarse que Gramsci 50 («escasa comprensión del Es-
también utiliza, aunque raramen- tado significa escasa conciencia
te, un esquema triádico, com- de clase»); C 3, §90, 89 («La unifi-
puesto por economía, sociedad cación histórica de las clases diri-
civil y Estado, por ejemplo, cuan- gentes está en el Estado y su histo-
do leemos que «la relación entre ria es esencialmente la historia de
los intelectuales y la producción los Estados y de los grupos de Es-
[...] es mediada por dos tipos de tados»). Para Gramsci, una clase
organización social: a] por la so- se encuentra madura para propo-
ciedad civil, o sea el conjunto de nerse a sí misma como hegemóni-
organizaciones privadas de la so- ca solo cuando sabe «unificarse en
ciedad, b] por el Estado» (C 4, §49, el Estado» (Ivi, 90).
188). Aquí la producción se distin- El interés por el Estado se ma-
gue claramente tanto de la socie- nifiesta de diversas formas. En el
dad civil (en el sentido gramscia- Cuaderno 3 también se encuentra
no), como del Estado, un término un rápido esbozo de la historia del

183
Estado

Estado: no solo la distinción en- cuanto que adhiere a su programa:


tre el Estado antiguo-medieval y de otro modo se confunde al Esta-
el moderno («El Estado moderno do con la burocracia estatal. Cada
abolió muchas autonomías de las ciudadano es “funcionario” si es
clases subalternas [...] pero ciertas activo en la vida social en la direc-
formas de vida interna de las cla- ción trazada por el Estado-gobier-
ses subalternas renacen como par- no, y es tanto más “funcionario”
tido, sindicato, asociación de cul- cuanto más adhiere al programa
tura»: C 3, §18, 30), sino también estatal y lo elabora inteligente-
la afirmación de que «la dictadu- mente». Es posible aproximar esta
ra moderna abolió también estas expansión del concepto de fun-
formas de autonomía de clase y cionario estatal a la última nota
se esfuerza por incorporarlas a la del Cuaderno 2, agregada, en reali-
actividad estatal: o sea, la centra- dad, mucho tiempo más tarde, en
lización de toda la vida nacional el 1933-1934: «¿Qué es la policía?
en manos de la clase dominante Ciertamente no es sólo aquella or-
se vuelve frenética y absorbente» ganización oficial, jurídicamen-
(Ibid.). En el Texto C (C 25, §4, 182) te reconocida y habilitada para la
leemos: «La centralización legal función pública de la seguridad
de toda la vida nacional en ma- que suele pensarse. Este organis-
nos del grupo dominante se vuel- mo es el núcleo central y formal-
ve “totalitaria”». La referencia es mente responsable de la “policía”,
al fascismo y, tal vez, a la Unión que es una organización mucho
Soviética, recordando que, en los más vasta, en la que, directa o in-
Cuadernos, “totalitario” parece te- directamente, con vínculos más o
ner un valor neutro, en consonan- menos precisos y determinados,
cia, por lo demás, con el uso de la permanentes u ocasionales, etcé-
época. Por tanto, la reflexión car- tera, participa una gran parte de
celaria de Gramsci sobre el Estado la población de un Estado. El aná-
tiene entre sus objetos privilegia- lisis de estas relaciones sirve para
dos – sería extraño lo contrario – comprender qué es el “Estado”
también al Estado totalitario, que mucho más que muchas diserta-
se va afirmando en diferentes for- ciones filosófico-jurídicas» (C 2,
mas, y tales reflexiones se fundan §150, 305). El Estado burgués, que
en la concepción integral del Es- había comenzado su ampliación
tado, que le confiere un inaudito con una perspectiva de aliento
carácter invasivo, típico del siglo democrático (C 8, §2, 215), parece
XX. En C 3, §61, 61 se lee: «todo dar marcha atrás. Gramsci busca
elemento social homogéneo es explicarse «cómo se produce una
“Estado”, representa al Estado, en detención y se vuelve a la concep-

184
Estadolatría

ción del Estado como pura fuer- nuncia a su misión educativa en


za, etcétera»: la clase burguesa, ya determinadas situaciones, basán-
«“saturada”», no solo «no asimila dose en teorías mal comprendi-
nuevos elementos, sino que des- das»: C 3, §61, 61), Gramsci afir-
asimila una parte de sí misma». La ma: «Se cae incluso en formas es-
esperanza debe colocarse en una tadolátricas: en realidad todo ele-
clase diferente, «que se postule a mento social homogéneo es “Es-
sí misma como capaz de asimi- tado”, representa al Estado, en
lar a toda la sociedad» (Ibid.), vol- cuanto que adhiere a su progra-
viendo utópicamente superfluo al ma: de otro modo se confunde al
Estado como algo separado. Estado con la burocracia estatal.
Una nota final respecto al ca- Cada ciudadano es “funcionario”
rácter secular que el Estado de- si es activo en la vida social en
bería tener para Gramsci. Él cri- la dirección trazada por el Esta-
tica repetida y radicalmente los do-gobierno, y es tanto más “fun-
regímenes del Concordato, como cionario” cuanto más se adhiere al
una «capitulación», ya que «en programa estatal y lo elabora in-
el concordato se realiza de hecho teligentemente» (Ibid.). La lucha
una interferencia de soberanía en teórica emprendida por Gramsci
un solo territorio estatal [...] El contra una concepción estrecha
concordato afecta esencialmente del Estado lo lleva a buscar la ex-
al carácter autónomo de la sobe- plicación de las “formas estado-
ranía del Estado moderno» (C 4, látricas”, redimensionándolas al
§53, 205-206). interior de la concepción del «Es-
GUIDO LIGUORI tado integral»: todos los ciudada-
nos que se reconocen en el Esta-
Estadolatría do y en su programa político son
La reflexión gramsciana sobre prácticamente “funcionarios”. El
la «estadolatría» parece ligada a la tema retorna en el C 8, §142, 289,
reflexión sobre la construcción del donde Gramsci escribe: «“todo
socialismo en la Unión Soviética, individuo es un funcionario” no
un tema necesariamente tratado en cuanto empleado a sueldo del
de una manera alusiva, no explí- Estado y sometido al control “je-
cita, a veces oscura. Ya en el Cua- rárquico” de la burocracia estatal,
derno 3, hablando de las relaciones sino en cuanto que “actuando es-
entre generaciones y las funciones pontáneamente” su actividad se
educativas («La educación de los identifica con los fines del Estado
hijos se confía cada vez más al Es- (o sea del grupo social determina-
tado o a iniciativas escolares pri- do o sociedad civil)».
vadas [...] la vieja generación re-

185
Estadolatría

En el Cuaderno 8 – fechado 1931- ahí que la estadolatría, una acti-


1932: una de las fases más agu- tud de identificación y fidelidad
das de la disidencia de Gramsci con el Estado, sirve para encubrir
respecto a la política de la URSS el atraso debido al hecho de que la
– el §130 se titula: Nociones enci- revolución no fue precedida por
clopédicas y temas de cultura. Esta- ningún “Iluminismo”, por alguna
dolatría. Leemos: «Se da el nombre acción de construcción hegemóni-
de estadolatría a una determina- ca. Pero si Gramsci comprende el
da actitud hacia el “gobierno de origen de la estadolatría y ve bien
funcionarios” o la sociedad polí- – en otra nota del propio Cuader-
tica», pero no debe olvidarse que no 8 – como «los elementos de
«el análisis no sería exacto si no se superestructura no pueden sino
tomasen en cuenta las dos formas ser escasos» en una fase de «pri-
en que el Estado se presenta en el mitivismo económico-corporati-
lenguaje y la cultura de las épocas va», donde los elementos cultu-
determinadas, o sea como socie- rales serán sobre todo «de crítica
dad civil y como sociedad políti- al pasado» (C 8, §185, 311), no por
ca» (Ivi, 282). Unas pocas líneas esto cierra los ojos a los peligros
más tarde, Gramsci añade: «Para de tal situación e insta a una ac-
algunos grupos sociales, que an- ción consciente en contra de esta
tes de acceder a la vida estatal au- tendencia: «Sin embargo – obser-
tónoma no han tenido un largo pe- va un poco antes –, esta “estado-
riodo de desarrollo cultural y mo- latría” no debe ser abandonada a
ral propio e independiente [...] un sí misma, no debe, especialmente,
período de estadolatría es necesa- convertirse en fanatismo teórico y
rio e incluso oportuno: esta “esta- ser concebida como “perpetua”:
dolatría” no es más que la forma debe ser criticada, precisamente
normal de “vida de estatal”, de para que se desarrollen y produz-
iniciación, al menos, en la vida es- can nuevas formas de vida esta-
tatal autónoma y en la creación de tal, en las que la iniciativa de los
una “sociedad civil” que no fue individuos y grupos sea “estatal”
históricamente posible crear antes aunque no se deba al “gobierno
del acceso a la vida estatal inde- de funcionarios”» (C 8, §130, 282-
pendiente» (Ibid.). La paradoja de 283). Gramsci advierte del peligro
la Revolución de Octubre es que de degeneración de la situación
ha ganado en Oriente, donde la en la que se encuentra el régimen
sociedad civil no solo es «primi- soviético. La estadolatría, com-
tiva y gelatinosa» (C 7, §16, 157), prensible desde el punto de vista
sino – dice Gramsci enfatizando histórico, es decir, en las condicio-
– parece faltar por completo. De nes en las que tuvo lugar la Revo-

186
Estructura

lución rusa, no debe ser ni teori- nante en la Segunda y Tercera In-


zada, ni aceptada; deben estable- ternacional, que en los Cuadernos
cerse contra ofensivas que pronto está personificada, más allá de sus
conduzcan a prescindir de ella. propios deméritos, por Bujarin y
GUIDO LIGUORI su Ensayo popular. Durante la re-
flexión carcelaria Gramsci volve-
Estructura rá varias veces a lo que él defi-
En la tradición marxista, el tér- ne como los «dos principios» del
mino «estructura» (Bau) indica, al Prólogo («una formación social no
interior de una metáfora de ori- perece ante todas las fuerzas pro-
gen arquitectónico, la base econó- ductivas para las que todavía es
mica de cualquier organización suficiente» y «la humanidad se
social, política e ideológica (su- propone siempre sólo aquellas ta-
perestructura), a identificarse en reas que pueda resolver», ivi, 747),
el nivel de producción. Entre los alejándose progresivamente de su
textos fundacionales se encuentra interpretación vulgar e incluso
un pasaje del Prólogo del ’59 a Para utilizándolas para combatirla, no
la crítica de la economía política en sin antes haberlas «desarrollado
el que, en la traducción realizada críticamente en todo su alcance
por Gramsci en el Cuaderno 7, lee- y depurados de todo residuo de
mos que «en la producción social mecanicismo y fatalismo» (C 15,
de su vida los hombres contraen §17, 194).
determinadas relaciones, necesa- Una primera estrategia para lo-
rias, independientes de su volun- grar este objetivo consiste en cues-
tad, relaciones de producción que tionar la equiparación entre es-
corresponden a un cierto grado tructura y economía, hablando de
de desarrollo de sus fuerzas mate- «estructura económico-política»
riales de producción. El conjunto (C 1, §43, 101), «económico-cul-
de estas relaciones de producción tural» (C 1, §73, 145), social y así
forma la estructura económica de sucesivamente, para indicar cómo
la sociedad, la base real, sobre la el fundamento de una sociedad es
que se levanta una superestructu- al mismo tiempo algo más que el
ra jurídica y política, a la que co- modo y las relaciones de produc-
rresponden determinadas formas ción. Además, como Gramsci es-
sociales de conciencia» (QT 746). cribe en C 4, §38, 167, «en el estu-
Sobre la base de este y otros pa- dio de una estructura hay que dis-
sajes marxistas de tenor análogo, tinguir lo que es permanente de lo
se formó la lectura economista, que es ocasional» y, en el segun-
determinista y mecanicista del do borrador de C 13, §17, 33: «los
materialismo histórico predomi- movimientos orgánicos (relativa-

187
Estructura

mente permanentes) de los movi- de la “estructura” los críticos ais-


mientos que se pueden llamar de lados podrán equivocarse, decla-
coyuntura (y se presentan como rando vital lo que está muerto o
ocasionales, inmediatos, casi ac- no es germen de nueva vida a de-
cidentales)». Con referencia al sarrollar, pero el método mismo
primer aspecto, existe, por tanto, no puede ser refutado perentoria-
«una relación de fuerzas sociales mente». Nuevamente en C 8, §61,
estrictamente ligada a la estructu- 248, criticando la «posición de
ra: ésta es una relación objetiva, es Croce para quien, polémicamen-
un dato “naturalista” que puede te, la estructura se convierte en un
ser medido con los sistemas de las “dios oculto”, un “noumen”, en
ciencias exactas o matemáticas [en contraposición a las “apariencias”
el Texto C, ivi, 36: «física», NdA]. superestructurales», Gramsci se
Sobre la base del grado de desa- pregunta «cómo habrá de enten-
rrollo de las fuerzas materiales de derse la estructura: cómo se podrá
producción se dan los distintos distinguir en el hecho económico
agrupamientos sociales, represen- el “elemento” técnica, ciencia, tra-
tando cada uno de ellos una fun- bajo, clase, etcétera, entendidos
ción y una posición en la produc- “históricamente” y no “metafísi-
ción misma» (C 4, §38, 169). camente”». En la extensa reela-
Sin embargo, ya en C 7, §24, boración de este pasaje en C 10 I,
162 Gramsci subraya «la dificul- §8, 127-128 leemos que «si el con-
tad de identificar una y otra vez, cepto de estructura es concebido
estáticamente (como imagen fo- “especulativamente”, ciertamente
tográfica instantánea), la estruc- se convierte en un “dios oculto”;
tura», de modo que «una fase pero precisamente éste no debe
estructural puede ser estudiada ser concebido especulativamente,
y analizada concretamente sólo sino históricamente, como el con-
después de que ha superado todo junto de las relaciones sociales en
su proceso de desarrollo, no du- las que los hombres reales se mue-
rante el proceso mismo, a no ser ven y actúan, como un conjunto
por hipótesis». El argumento se de condiciones objetivas que pue-
refuerza aún más en C 10 II, §59, den y deben ser estudiadas con
228: «es pasado real precisamente métodos de la “filología” y no de
la estructura, porque ella es el tes- la “especulación”. Como un “cier-
timonio, el “documento” incon- to” que será también “verdade-
trovertible de lo que se hizo y con- ro”, pero que debe ser estudiado
tinúa subsistiendo como condi- ante todo en su “certeza” para ser
ción del presente y del futuro. Se estudiado como “verdad”».
podrá observar que en el examen

188
Estructura

En conclusión, como Gramsci vimiento histórico? Y sin embargo


escribe en C 11, §30, 298, es cier- éste es el punto crucial de toda la
to que «el conjunto de las fuer- cuestión del materialismo históri-
zas materiales de producción es co» (C 7, §20, 159), alrededor del
el elemento menos variable en el cual giran la mayoría de las notas
desarrollo histórico, es aquél que de las tres series de Apuntes de Fi-
una y otra vez puede ser identifi- losofía. Materialismo e idealismo (en
cado y medido con exactitud ma- Cuadernos 4, 7 y 8).
temática, que puede dar lugar por En los Cuadernos el autor, que
lo tanto a observaciones y a cri- todavía en 1925 había utilizado el
terios de carácter experimental y manual bujariniano como mate-
por lo tanto a la reconstrucción de rial didáctico para la Escuela del
un robusto esqueleto del futuro Partido, se basa en el contexto ac-
histórico. La variabilidad del con- tual del marxismo-leninismo, que
junto de las fuerzas materiales de surge, por ejemplo, de la identifi-
producción es también mensura- cación de «un relativo sincronis-
ble y se puede establecer con cier- mo» en los movimientos del Ris-
ta precisión cuando su desarrollo orgimento italiano que «muestra la
pasa a ser de cuantitativo a cua- existencia de una estructura eco-
litativo […] Pero el concepto de nómico-política homogénea» (C
actividad de estas fuerzas no pue- 1, §43, 101), o incluso por la afir-
de ser confundido y ni siquiera mación de que «entre estructura
parangonado con la actividad en y superestructuras hay una nexo
sentido físico o metafísico [...] sino necesario y vital, al igual que en
como un elemento de producción el cuerpo humano entre la piel y
dominado por el hombre e incor- el esqueleto», y que «la compara-
porado al conjunto de las fuerzas ción con el cuerpo humano puede
materiales de producción». «El servir para hacer populares estos
problema crucial del materialis- conceptos, como metáfora apro-
mo histórico» (C 4, §38, 167) apa- piada» (C 4, §15, 149). Sin embar-
rece, pues, no tanto en la identifi- go, pronto se da cuenta de que, en
cación y descripción detallada de tales descripciones, «el error en
la base económica de la sociedad, que se cae a menudo en el análi-
sino más bien en la relación entre sis histórico consiste en no saber
ésta y el sistema de superestruc- hallar la relación entre lo “per-
turas; en consecuencia, una de las manente” y lo “ocasional”, incu-
observaciones críticas dirigidas a rriéndose así o en la exposición
Bujarin es la de no haber «tratado de causas remotas como si fue-
el punto fundamental: ¿cómo es sen inmediatas, o en la afirma-
que de las estructuras nace el mo- ción de que las causas inmediatas

189
Estructura

son las únicas causas eficientes. o significado (o extensión) y la


Por un lado se tiene el exceso de “causa determinante” que inme-
“economismo”, por el otro el ex- diatamente produce el suceso y
ceso de “ideologismo”; por una es la resultante general y concreta
parte se sobrevaloran las causas de la causa eficiente, la “precipi-
mecánicas, por la otra el elemen- tación” concreta de los elementos
to “voluntario” e individual» (C realmente activos y necesarios de
4, §38, 168). El hecho es que, en la causa eficiente para producir la
esta fase, Gramsci todavía com- determinación. Causa eficiente y
parte «la afirmación de Engels causa suficiente, o sea “totalmen-
de que la economía es “en último te” eficiente, o al menos suficiente
análisis” el motor de la historia» en la dirección necesaria para pro-
(Ibid.; en el Texto C de C 13, §18, ducir el evento. Naturalmente es-
43: «sólo “en última instancia”»), tas distinciones pueden tener dis-
y por tanto quiere mantener fir- tintos momentos o grados: o sea
me «la prioridad del hecho políti- que hay que estudiar si cada mo-
co-económico, o sea la “estructu- mento es eficiente [(suficiente)] y
ra” como punto de referencia y de determinante para el paso de un
“causación” dialéctica, no mecá- desarrollo al otro y si puede ser
nica, de las superestructuras» (C destruido por el antagonista antes
4, §56, 216). Posteriormente pre- de su “productividad”».
firió abandonar el concepto, en Previamente Gramsci había
sí mismo determinista, de causa- propuesto utilizar «el término de
lidad, hablando, por ejemplo, en “catarsis” para indicar el paso del
el segundo borrador del texto re- momento meramente económico
cién citado (C 10 II, §41.VI, 194), (o egoísta-pasional) al momento
de «la estructura como punto de ético-político, o sea la elaboración
referencia y de impulso dialéctico superior de la estructura en su-
para las superestructuras». Volve- perestructura en la conciencia de
rá a la cuestión en una nota muy los hombres. Esto significa tam-
tardía, entre los últimos Cuader- bién el paso de lo “objetivo a lo
nos (C 17, §48, 332, probablemen- subjetivo” y de la “necesidad a la
te escrita en junio de 1935), seña- libertad”. La estructura, de fuer-
lando cómo, «en el estudio de los za exterior que aplasta al hom-
diversos “grados” o “momentos” bre, lo asimila a sí, lo hace pasi-
de las situaciones militares o po- vo, se transforma en medio de li-
líticas no se suele hacer las debi- bertad, en instrumento para crear
das distinciones entre: “causa efi- una nueva forma ético-política,
ciente”, que prepara el suceso his- en origen de nuevas iniciativas»
tórico o político de diverso grado (C 10 II, §6, 142). Por el contrario,

190
Estructura

«insistir en el elemento “prácti- to se basa en la reciprocidad ne-


co” del nexo teoría-práctica, des- cesaria entre estructura y supe-
pués de haber escindido, separa- restructuras (reciprocidad que es
do y no sólo distinguido los dos precisamente el proceso dialécti-
elementos (operación meramente co real)» (C 8, §182, 309); la mis-
mecánica y convencional) signifi- ma configuración del problema
ca que se atraviesa una fase histó- en los términos “arquitectónicos”
rica relativamente primitiva, una de estructura y superestructura
fase todavía económico-corpora- está destinada a caer. Es por esto
tiva, en la que se transforma cuan- por lo que muy pronto Gramsci
titativamente el cuadro general de llegará a la superación definitiva
la “estructura” y la calidad-supe- del enfoque anterior: «Cuestiones
restructura adecuada está en vías de terminología. El concepto de es-
de surgir, pero no está aún orgá- tructura y superestructura, por lo
nicamente formada» (C 11, §12, que se dice que la “anatomía” de
254): este es el caso, por razones la sociedad está constituida por
diferentes pero en parte conver- su “economía”, ¿no estará ligado
gentes, por un lado de los Estados a las discusiones surgidas a pro-
Unidos (v. las notas sobre Ameri- pósito de la clasificación de las es-
canismo y fordismo, recogidas en pecies animales, clasificación que
parte en una segunda redacción entró en su fase “científica” pre-
del Cuaderno 22), y por otro lado cisamente cuando se tomó como
de la URSS estalinista, de la que base la anatomía y ya no carac-
se puede encontrar una crítica im- terísticas secundarias y acciden-
plícita en muchas de las notas de tales? El origen de la metáfora
los Cuadernos. usada para indicar un concepto
Por otra parte, negada toda recién descubierto, ayuda a com-
mecanicidad de la acción de la es- prender mejor el concepto mismo,
tructura sobre la superestructura que es referido al mundo cultural
e incluso verificado que si en el e históricamente determinado en
«“bloque histórico” [...] las fuer- el cual surgió» (C 8, §207, 322). In-
zas materiales son el contenido mediatamente antes Gramsci ha-
y las ideologías la forma», la dis- bía observado «cómo la termino-
tinción es «meramente didascáli- logía tiene su importancia para
ca, porque las fuerzas materiales provocar errores y desviaciones,
no serían concebibles histórica- cuando se olvida que la termi-
mente sin forma y las ideologías nología es convencional y que
serían caprichos individuales sin siempre hay que remontarse a las
las fuerzas materiales» (C 7, §21, fuentes culturales para identifi-
160), por lo que «el razonamien- car su valor exacto, porque bajo

191
Estructura

una fórmula convencional, pue- citados anteriormente, en los que


den anidarse contenidos diferen- Gramsci suele introducir algunas
tes» (C 8, §206, 321). En el segun- pero significativas variaciones – a
do borrador del C 8, §207 la me- partir de C 13, §17 –, que retoma
táfora de la economía como ana- el Texto A de C 4, §38, Relaciones
tomía de la sociedad, que en el C entre estructura y superestructuras,
4, §15 fue definida como «apro- cambiando de título a Análisis de
piada» (mientras que en el Texto las situaciones: relaciones de fuerza.
C del C 10 II, §41.XII, 202 se afir- Al respecto, con especial referen-
ma que «en el cuerpo humano cia a la «relación efectiva de las
ciertamente no puede decirse que fuerzas sociales en el momento
la piel [...] sean simples ilusiones político-militar», Gramsci sostie-
y que el esqueleto y la anatomía ne en otro texto que «un estudio
sean la única realidad, sin embar- serio de estos temas, hecho con
go durante mucho tiempo se dijo perspectiva histórica y con méto-
algo parecido»), se clasificará en- dos críticos, puede ser uno de los
tre las «groseras y violentas», de medios más eficaces para com-
las que recurre «la filosofía de la batir el abstraccionismo mecani-
praxis, proponiéndose reformar cista y el fatalismo determinista»
intelectual y moralmente a estra- (C 14, §11, 104). La misma distin-
tos sociales culturalmente atrasa- ción «entre condiciones objetivas
dos»: todo esto «es útil para preci- y condiciones subjetivas del su-
sar los límites de la metáfora mis- ceso histórico», que es una de las
ma, o sea para impedir que ésta se nuevas formulaciones asumidas
materialice y se mecanice» (C 11, por la dialéctica estructura-supe-
§50, 322). restructura (junto con aquellas en-
Estas consideraciones prelu- tre cantidad y calidad, contenido
dian el progresivo abandono de y forma, necesidad y libertad), es
esta metáfora, que está comple- legítima solo con un fin «didác-
tamente ausente en los textos re- tico: por lo tanto es en la medi-
cién redactados de los Cuadernos da de las fuerzas subjetivas y de
14, 15 y 17, aunque durante cierto su intensidad sobre lo que puede
tiempo Gramsci la sigue utilizan- versar la discusión, y por lo tanto
do, en un sentido débil y/o po- sobre la relación dialéctica entre
lémico, contra sus interlocutores las fuerzas subjetivas en contras-
ideales, comenzando por Croce te. Hay que evitar que la cuestión
(Cuaderno 10) y Bujarin (Cuaderno sea planteada en términos “inte-
11). La imagen también vuelve en lectualistas” y no histórico-políti-
los Textos C correspondientes de cos» (C 15, §25, 199). Esto es lo que
las notas de los Cuaderno 4, 7 y 8 hace el «economismo histórico»,

192
Ético-político

que cree que «“inmediatamente”, vil y dominante en el Estado» (C


como “ocasión”, los hechos han 13, §18, 41). En el correspondiente
sido influidos por determinados Texto A, en lugar de «hegemonía
intereses de grupo, etcétera […] ético-política» Gramsci había es-
Puede decirse que el factor econó- crito «hegemonía político-intelec-
mico (entendido en el sentido in- tual» (C 4, §38, 172). En la misma
mediato y judaico del economis- nota del Cuaderno 13 añade la im-
mo histórico) no es sino uno de portante precisión según la cual
tantos modos como se presenta el «si la hegemonía es ético-políti-
más profundo proceso histórico ca, no puede dejar de ser también
(factor de raza, religión, etcétera) económica» (C 13, §18, 42). En su
pero es este proceso más profun- Texto A, el término «hegemonía»,
do el que la filosofía de la praxis en lugar de «ético-política», se de-
quiere explicar y precisamente nomina solo como «política» (C 4,
porque es una filosofía, una “an- §38, 174).
tropología” y no un simple canon El significado del concepto es
de investigación histórica» (C 17, claro: el momento ético-políti-
§12, 309). co es para Gramsci el de la hege-
GIUSEPPE COSPITO monía, marcada sobre todo por
su dimensión cultural. También
Ético-político vemos en la comparación de los
En un Texto B del Cuaderno 10, Textos A y de los Textos C men-
titulado Introducción al estudio de la cionados anteriormente que la ex-
filosofía, Gramsci escribe: «Se pue- presión «ético-político» no está
de emplear el término de “catar- presente desde el principio en el
sis” para indicar el paso del mo- léxico gramsciano. Es cierto que
mento meramente económico (o ya aparece en la primera serie de
egoísta-pasional) al momento éti- los Apuntes de filosofía (C 4, §15,
co-político, o sea la elaboración 148), pero solo como rápido recor-
superior de la estructura en supe- datorio bibliográfico relativo a al-
restructura en la conciencia de los gunos breves escritos de Croce de
hombres» (C 10 II, §6, 142). En el 1928-1929 dedicados al tema (v.
Cuaderno 13, al hablar del «sindi- C, AC, 2631). Pero poco a poco la
calismo teórico», Gramsci afirma expresión emerge en el ámbito de
que esta teoría impide a un «grupo la reflexión sobre el filósofo neoi-
subalterno» convertirse en «do- dealista. La segunda aparición se
minante, desarrollarse más allá da en un Texto B del Cuaderno 6:
de la fase económico-corporativa «Para Gentile la historia es toda
para elevarse a la fase de hegemo- historia del Estado; para Croce es
nía ético-política en la sociedad ci- por el contrario “ético-política”,

193
Ético-político

o sea que Croce quiere mantener do que él le atribuye y especial-


una distinción entre sociedad ci- mente ese valor “liquidador” que
vil y sociedad política, entre he- él pretende? Se puede decir con-
gemonía y dictadura» (C 6, §10, cretamente que Croce, en la acti-
18). Además, aparece en el mismo vidad histórico-política, pone el
Cuaderno 6 para especificar el sen- acento únicamente en aquel mo-
tido de la pareja «política y mo- mento que en política se llama de
ral (historia ético-política de Cro- la “hegemonía”, del consenso, de
ce)» como equivalente de una lar- la dirección cultural, para distin-
ga serie de parejas conceptuales o guirlo del momento de la fuerza,
metafóricas: «Armas y religión», de la coacción, de la intervención
«fuerza y consenso», «coerción y legislativa y estatal o policial» (LC
persuasión», «Estado e Iglesia», 570).
«sociedad política y sociedad ci- No sorprende que en los Cua-
vil» (C 6, §87, 75). dernos la reflexión sobre el tema
La expresión es, pues, de ori- se haga particularmente densa en
gen crociano y aparece en los Cua- los Apuntes de filosofía del Cuader-
dernos muy a menudo como atri- no 7 y del Cuaderno 8, en una se-
buto del sustantivo “historia”: la rie de notas destinadas a confluir
historia ético-política es la que en el Cuaderno 10 I, titulado Pun-
asigna un papel de protagonista tos de referencia para un ensayo so-
al elemento ideal, cultural, ético. bre B. Croce. Gramsci escribe en un
Croce la desarrolla – en las obras texto de primera redacción en B.
historiográficas de los años pos- Croce y la historia ético-política: «La
teriores a la Gran Guerra (sobre aproximación de las dos expresio-
todo en la Historia de Europa en nes ética y política es precisamen-
el siglo XIX: C 10 I, §9, 128-130) – te la expresión exacta de las exi-
también como «caballo de batalla gencias en que se mueve la histo-
contra el materialismo histórico» riografía de Croce: historia ética es
como el mismo filósofo neoidea- el aspecto de la historia correlati-
lista afirma en los escritos citados vo a la “sociedad civil”, a la hege-
de 1928-1929. Gramsci escribe, en monía; historia política es el aspec-
una carta a Tania del 2 de mayo to de la historia correspondiente a
de 1932, que Croce «hoy ha dado la iniciativa estatal-gubernativa»
forma literaria a esa historia que (C 7, §9, 150). Bajo la “rúbrica”
él llama ético-política, de la que Puntos para un ensayo sobre Croce,
la Historia de Europa debería ser y que comprende numerosos Tex-
convertirse en el paradigma. ¿En tos A, se lee: «¿Qué significa his-
qué consiste la innovación traí- toria “ético-política”? Historia del
da por Croce, tiene ese significa- aspecto “hegemonía” en el Esta-

194
Ético-político

do» (C 8, §227, 339). Remitiéndo- historia ético-política crociana, es-


se a las voces dedicadas a ilustrar cribe Gramsci en el punto 9 de la
las novedades del concepto de misma lista argumentada, redac-
Estado (como «Estado integral») tada a modo de recordatorio, con-
que Gramsci propone, junto con duce a la categoría de la revolu-
la teoría de los intelectuales re- ción pasiva, en cuanto Croce, «por
lacionada con ello, aquí hay que razones extrínsecas y tendencio-
destacar que Gramsci nota como sas, prescinde del momento de la
Croce, con su «historia ético-po- lucha, en donde la estructura es
lítica contrapuesta a historia eco- elaborada y modificada, y pláci-
nómico-jurídica» (C 8, §225, 337), damente asume como historia el
se propone la «liquidación» del momento de la expansión cultu-
marxismo (alusión ya contenida ral o ético-político» (Ivi, 114-115).
en la carta citada). De aquí surge El marxismo, en cambio, porque
la “réplica” de Gramsci, dirigida a postula la necesidad de no elimi-
reivindicar las características pro- nar el momento de la lucha, aún
pias de la filosofía de la praxis al conjugándolo con el momento éti-
nivel de la teoría de la hegemo- co-político, asume la «revolución
nía, que Gramsci remonta a Lenin pasiva» como un peligro que hay
y respecto a la cual «se puede sos- que evitar.
tener que la historia en acción de Por muy «hipóstasis arbitra-
Croce no es ni siquiera ético-polí- ria», sin embargo, lo ético-político
tica, sino historia especulativa» (C crociano no es – para Gramsci –
8, §240, 346). «algo fútil» (Ivi, 116). Sigue repre-
En el Cuaderno 10 todas estas sentando «una reacción al “econo-
referencias vuelven, a veces modi- mismo” y al mecanicismo fatalis-
ficadas y desarrolladas. Ya en los ta, aunque se presente como supe-
iniciales Puntos de referencia para ración de la filosofía de la praxis»
un ensayo sobre B. Croce, Gramsci (Ibid.). Gramsci, por lo tanto, se
escribe, en el punto 7: «Significa- apropia de él y lo “traduce” en su
do real de la fórmula “historia éti- propio sistema teórico, tendiendo
co-política”. Es una hipóstasis ar- a oponerse al marxismo economi-
bitraria y mecánica del momento cista no menos que a la «hipósta-
de la “hegemonía”. La filosofía de sis» crociana y al carácter «espe-
la praxis no excluye la historia éti- culativo» de su filosofía (C 10 I, §7,
co-política. La oposición entre las 125). En efecto, precisa Gramsci,
doctrinas históricas crocianas y la «puede decirse que no sólo la fi-
filosofía de la praxis está en el ca- losofía de la praxis no excluye la
rácter especulativo de la concep- historia ético-política, sino que in-
ción de Croce» (C 10 I, p. 114). La cluso la fase más reciente de de-

195
Ético-político

sarrollo de ésta consiste precisa- tados por Gramsci, aunque solo


mente en la reivindicación del sea en un breve apunte: «concep-
momento de la hegemonía como to de hegemonía, revalorización
esencial en su concepción estatal del frente filosófico, estudio siste-
y en la “valorización” del hecho mático de la función de los inte-
cultural, de la actividad cultural, lectuales en la vida estatal e histó-
de un frente cultural como nece- rica, doctrina del partido político
sario junto a aquellos meramen- como vanguardia de todo movi-
te económicos y meramente po- miento histórico progresista» (C
líticos» (Ivi, 126). Los «elementos 10 I, §13, 135).
de historia ético-política en la fi- GUIDO LIGUORI
losofía de la praxis» son explici-

196
F
Fascismo un fundamento interpretativo se-
El lema aparece en veintiu- gún el cual el fascismo no es rele-
na notas de los Cuadernos y nun- vante en sí sino para sí: «no exis-
ca en las Cartas de la cárcel y, aun- te una esencia del fascismo en el
que aparece con mayor frecuencia fascismo mismo» (La crisis italiana.
como adjetivo, puede figurar al Relación al CC del 13-14 de agosto de
margen del corpus carcelario con 1924, en CPC 33). El proyecto de
respecto a grandes temas filosófi- su investigación en la cárcel, tra-
cos, lingüísticos e históricos. Aun zado al inicio del Cuaderno 1, pue-
así, constituye la trama de cone- de verse ahora como una indaga-
xión, el problema central y más ción sobre las matrices del fascis-
dramático: «Una pregunta no for- mo, entendido por un lado como
mulada nos acompaña, si sabemos producto de la historia nacional,
leerlos, en cada cuaderno, en cada del proceso de unificación y de la
página: – ¿Cómo esto fue posible?, cultura italiana en sentido amplio
¿cómo esto puede desaparecer?» y, por el otro, como producto espe-
(Togliatti 2001, 177). Más allá de la cífico de la Primera Guerra Mun-
censura, en la formulación meta- dial y las transformaciones del ca-
fórica de la investigación pesa la pitalismo. En tales coordenadas
radicalidad de los interrogantes. se ubican los tres núcleos enun-
Gramsci busca una respuesta «für ciados por Gramsci a Tania el 25
ewig» a la candente derrota del de marzo de 1929: «1° La historia
movimiento obrero y a la traición italiana del siglo XIX, con especial
de amplios sectores del socialismo atención a la formación y desarro-
italiano empezando por Mussoli- llo de grupos intelectuales; - 2° La
ni. Por eso sigue coherentemente teoría de la historia y de la histo-

197
Fascismo

riografía; 3° La influencia nortea- traza sus criterios de análisis de


mericana y el fordismo» (LC 248). la cultura nacional y el lema «fas-
Partiendo de la distinción «me- cismo» aparece por primera vez.
todológica», no «orgánica», en- Gramsci no vincula los orígenes
tre estructura y superestructura, al fracaso del bloque giolittiano;
Gramsci deconstruye el fascismo menciona a Mussolini como obs-
en al menos tres niveles: como táculo al intento de Giolitti de ab-
ideología que pretende eliminar sorber los efectos del sufragio uni-
el conflicto social presentándose versal en 1913 y desvía la derrota
como fundamento de la nación; de las “fuerzas progresistas” ha-
como canon, o sea, forma de domi- cia el conflicto entre la ciudad y el
nio, por la gestión de la transfor- campo y a su diverso modus ope-
mación social y antropológica de randi en el Norte y el Sur desde los
la sociedad campesina-industrial tiempos de la unificación de Italia.
en una sociedad industrial de ma- El análisis se despliega en C 1, §44,
sas; como resultado de toda una donde retoma la distinción entre
fase histórica iniciada por la «crisis clase dominante y clase dirigente,
orgánica» del capitalismo. bosquejada en “L’Ordine Nuovo”
Al fascismo como ideología en 1924, y formula la categoría de
Gramsci le reconoce escasa densi- la «revolución sin revolución» o
dad cultural, pero por eso mismo, «revolución pasiva» (como espe-
una gran capacidad de absorber cificará después en C 4, §57, hacia
impulsos contradictorios. En las el final de 1930) como forma histó-
notas §§1-34 del Cuaderno 1, ejer- rica de la hegemonía conservado-
cita gradualmente (casi retando la ra en los países donde el sistema
censura) un «“sarcasmo apasiona- capitalista había sido introducido
do”» (C 1, §29, 90) acerca de varias bajo la guía de la reacción (de ahí
de las matrices intelectuales del el nexo revolución-restauración).
régimen, incluso del subversivis- Tal juicio contiene el núcleo de las
mo anarquista, de la cual provenía observaciones sobre la unificación
Mussolini. La crítica del sustrato de Italia y sobre Maquiavelo.
cultural del fascismo, de la litera- El fascismo se asocia inmedia-
tura y del sentido común atravie- tamente al «nacionalismo inte-
san también las notas sobre catoli- gral» de Maurras (C 1, §14 y §18),
cismo, Iglesia y Estado, los nietos y al «particularismo» italiano, o
del padre Bresciani, Loria, Dante, sea, a cierta incapacidad de ser
Croce y los intelectuales, Pasado «nacional» (C 3, §2, 14). La ruta de
y presente, etc. La indagación es- investigación, íntimamente com-
talla al inicio de 1930 en el funda- parativa, que prosigue en parale-
mental C 1, §43 donde Gramsci lo en los Cuadernos 1, 3, 5, 6 y 8 y

198
Fascismo

confluirá en los Cuadernos 19 y 23, supedita la «adhesión popular-na-


relaciona la caída de la nación de cional al Estado».
los liberales moderados, marcada La causa de la distancia entre
por el cosmopolitismo de la Igle- lo popular y la nación burguesa se
sia romana y de los intelectuales, localiza en la formación del Esta-
y expone las contradicciones de do unitario que había construido
las corrientes (lorianismo, futu- la Iglesia al descender al terreno
rismo, idealismo gentiliano) sobre político y hacerse «partido» (notas
las cuales el régimen había preten- sobre Acción Católica en C 1, §38 y
dido refundarla. Gramsci afirmará §43, luego confluidas en C 20, §1),
enseguida que el fascismo derro- mientras la burguesía italiana, ha-
ta solo a nivel propagandístico la biendo evitado la reforma agraria,
jerarquía precedente entre cosmo- se halló en la «casi imposibilidad
politismo y nación, pues en rea- de resolver la cuestión del cleri-
lidad confirma la subalternidad calismo» de los campesinos (C 1,
cultural y económica del país (C §43, 106). Las etapas sucesivas de
13, §2, 19). la crisis del Estado liberal están
El nacionalismo emerge como llenas de guerras, conatos revolu-
uno de los principales vehículos cionarios y de un momento “cons-
de la revolución pasiva entre las tituyente” como las elecciones del
masas proletarias y los intelectua- 1919, cuyo significado se le habría
les gracias a la mediación del so- escapado a los «partidos popu-
cialismo humanitario, que había lares» (C 9, §103, 76, Texto A). El
transferido el «concepto de “pro- partido nacionalista es el único al
letario” […] de las clases a las na- cual Gramsci reconoce coheren-
ciones» (C 2, §51, 248, Texto B). Y cia entre propaganda y acción (C
añade: «¿todo este socialismo pe- 2, §25, 229 y C 3, §119, 102). Fue
queñoburgués al estilo De Amicis el único capaz de esquivar la crisis
no era un embrión de socialismo de representación que arrasó con
nacional, o nacionalsocialismo, el Estado liberal después de la Pri-
que de tantas formas ha tratado mera Guerra Mundial: «En cada
de abrirse camino en Italia y que, país el proceso es distinto, si bien
en la posguerra ha encontrado un el contenido es el mismo. Y el con-
terreno propicio?» (C 6, §42, 41). El tenido es la crisis de hegemonía
«socialismo nacional» reaparece a de la clase dirigente» (C 13, §23,
propósito de Crispi en C 19, §24, 52, Texto C).
394, en coincidencia con indica- El fascismo recoge los despojos
ciones del C 9, §104, 77 (Texto A), de los modelos sociales del siglo
acerca del «fanatismo ideológico» XIX: la Primera Guerra Mundial
nacional de los intelectuales que había estremecido la jerarquía en-

199
Fascismo

tre la ciudad y el campo y trans- dad civil actúan especialmente los


formado las relaciones entre am- intelectuales (B. Croce, por ejem-
bos en «libertinismo». Rescatar el plo, es una especie de Papa laico
orden con la mera represión obs- y un instrumento muy eficaz de
taculizó así la formación de una hegemonía, aun cuando cada vez
cultura nacional-popular: «El inte- pueda encontrarse en la oposición
rregno [...] ¿se resolverá necesaria- con uno u otro gobierno, etc.)» (LC
mente a favor de una restauración 458-459).
de lo viejo? Dado el carácter de Gramsci propone un enlace en-
las ideologías, esto debe excluir- tre el papel conservador de los in-
se, pero no en sentido absoluto». telectuales italianos y la tradición
Se crean entonces condiciones fa- «“económico-corporativa”» de las
vorables para «una expansión in- clases dirigentes, que se traduce
audita del materialismo histórico» políticamente en una «forma par-
(C 3, §34, 37). Gramsci inicia en los ticular de feudalismo anárquico»
C 4, 7 y 11 una revisión del marxis- (C 8, §21, 227), en evidente alusión
mo al prepararlo para la tarea. al fascismo. El economicismo ca-
La derrota entonces se relacio- racterizaría también al «sindica-
na con una incapacidad cultural lismo teórico [...] al cual esta teo-
del positivismo liberal y marxis- ría le impediría convertirse algu-
ta para entender los cambios en na vez en dominante» (C 4, §38,
la relación Estado-sociedad. En la 173). La cultura sindical econo-
carta a Tatiana del 7 de septiembre micista se reflejaría en el «“apoli-
de 1931, en la cual responde a los ticismo”» y el «“sectarismo”» de
apremios de Sraffa, defiende pre- aquellos partidos que no fueran
cisamente la insuficiencia del tra- una «fracción orgánica» de las cla-
dicional «concepto de Estado, sue- ses populares (C 14, §10, 103). De
le entenderse como sociedad polí- ahí nace una opinión despiadada
tica (o dictadura, o aparato coerci- sobre las razones de la “traición”:
tivo para adecuar a la masa popu- la débil conciencia de clase torna
lar al tipo de producción y de eco- opaca para las clases populares la
nomía de un momento dado) y no «sociedad civil» y crea la base mo-
como un equilibrio de la sociedad ral para el «transformismo» cami-
política con la sociedad civil (o he- no a la cooptación de sus líderes
gemonía de un grupo social sobre por las viejas clases dirigentes. (C
toda la sociedad nacional, cuyo 8, §36, 235). Mientras en el socia-
ejercicio ocurre a través de las or- lismo del norte de Europa escasas
ganizaciones sedicentes privadas, personalidades políticas coinci-
como la iglesia, los sindicatos, las dieron individualmente en el cam-
escuelas, etc.) y justo en la socie- po enemigo, en Italia «grupos en-

200
Fascismo

teros de intelectuales [...] pasaron crito en la Cuestión Meridional, se


a la otra clase» (C 3, §137, 110). Al subraya sobre todo el papel de la
transformismo contribuye la «es- pequeña burguesía rural en la cri-
casa adhesión de las clases altas sis del giolittismo, con la «ruptura
al pueblo»; Gramsci observa que relativa del bloque rural meridio-
«en la lucha de generaciones, los nal» por la «salida de los campesi-
jóvenes se aproximan al pueblo; nos, guiados por algunos intelec-
en las crisis de cambio estos jóve- tuales (oficiales durante la guerra)
nes regresan a su clase (así sucedió y por los grandes propietarios»:
con los sindicalistas-nacionalistas los cuales «tienen el sardismo, el
y con los fascistas)» (Ivi, 111; cfr. partido reformista siciliano (gru-
además C 3, §139). La cooptación po Bonomi con 22 diputados si-
“transformista” de los dirigentes cilianos), y la “renovación” en la
del movimiento obrero es aquí el Italia meridional, además de al-
método de la «revolución pasiva» gunas tentativas de crear partidos
llevada a cabo por el fascismo. regionales de acción». Gramsci se
Tomando el fascismo como mo- pregunta sobre el fascismo en tan-
delo, sin embargo, Gramsci intenta to consecuencia del protagonismo
construir una nueva ciencia polí- político de masas antes subalter-
tica al exponer las consecuencias nas, y sugiere que el corporativis-
teóricas de las dramáticas diferen- mo generaliza «una capa intelec-
cias entre clases y partidos, entre tual completamente nueva», inte-
“interés” y “conciencia”. Conside- grada por sindicalistas y políticos
ra además aquí el fascismo como (C 1, §43, 101).
técnica de gestión de las nuevas Sosteniendo así la autonomía
formas del conflicto social, expre- “relativa” de la política, Gramsci
sión de una autonomía de la polí- rechaza el “socialfascismo” con el
tica frente a la economía. cual la Comintern en el VI Con-
En las cartas escritas desde Vie- greso (1928) reducía al fascismo
na al inicio de 1924 y en el discur- a instrumento pasivo de la gran
so de 1925 en la Cámara, el fascis- burguesía y opción de la derecha
mo era asociado a la disgregación socialdemócrata, según una lectu-
de un articulado «bloque históri- ra similar a la de Bordiga. Abre así
co» del dominio burgués llevada a un capítulo nuevo, respecto del
cabo por las fuerzas sociales mo- leninismo, en lo concerniente al
vilizadas por la guerra y la urba- nexo política-hegemonía.
nización: la pequeña burguesía en El grado de autonomía del fas-
alianza con los terratenientes y el cismo es analizado en las formas
capital financiero. En los Cuader- de coerción y en la relación Esta-
nos, siguiendo la estela de lo es- do-partido. El fascismo resuel-

201
Fascismo

ve militarmente una situación de el concepto de cesarismo moderno


«equilibrio estático» entre la bur- a las dictaduras europeas y al hit-
guesía y el proletariado, en la cual lerismo en C 13, §23 y C 13, §25,
las clases dominantes, para salvar donde sugiere que Francia corría
su poder residual, buscan un pa- el riesgo de un fenómeno análogo.
trón, o sea, un líder carismático (v. Considerando que la dictadura no
C 3, §34, Texto B; C 4, §56, aprox. resuelva el problema de la hege-
nov. 1930; C 4, §69; C 13, §21). El monía, aunque lo haga menos vi-
partido fascista le parece expre- sible, Gramsci propone analizar el
sión de «una fase primitiva de los funcionamiento del nuevo apara-
partidos de masas» y por eso es to institucional del régimen con
incapaz de desarrollar las tareas la categoría de «parlamentarismo
históricas de un “moderno Prínci- negro» o «implícito» (C 14, §74; C
pe”: «Mussolini se sirve del Esta- 14, §76; C 15, §48).
do para dominar el partido, y del En fin, a nivel más general,
partido, sólo parcialmente, en los Gramsci mira al fascismo como
momentos difíciles, para domi- fase histórica internacional. El paso
nar el Estado» (C 2, §75, 269). En al nuevo modo de producción
tanto dictadura de partido único, anunciado por el americanismo
el régimen se compara a menudo inaugura una fase histórica de
en los Cuadernos con la URSS, pero «crisis orgánica», de ruptura tanto
queda como variante «regresiva» con la transición del feudalismo al
de una tendencia «totalitaria» co- capitalismo, y acelerada por la Pri-
mún, es decir, post-liberal en tanto mera Guerra Mundial, en la cual
unificadora de teoría y praxis (C 6, se abren espacios para el afian-
§136, 105; C 8, §169, 300). zamiento de la clase progresista,
El régimen personal de Musso- pero se producen, al mismo tiem-
lini se estudia a través de las ca- po, fenómenos «morbosos» como
tegorías de cesarismo o de bona- la separación entre las masas y los
partismo legado por Marx (C 4, partidos tradicionales (C 3, §34).
§66). El análisis se extiende hasta La crisis del Estado liberal forma
fines de 1932, cuando Gramsci no parte de un proceso que reorgani-
descarta ya un desarrollo «“pro- za las relaciones mundiales: «Eu-
gresista [sic.]”» del cesarismo (C ropa ha perdido su importancia
14, §23, 117). Distingue entonces y la política mundial depende de
entre «cesarismo moderno» (en Londres, Washington, Moscú, To-
su variante de la policía política) kio, más que del continente» (C 2,
y «bonapartismo» (en su variante §24, 228, Texto B).
militar) en C 9, §133, 102-103 y C El fascismo resulta ser una for-
9, §136, 105-106. Gramsci aplicará ma autoritaria de gobierno de

202
Fascismo

transición hacia una sociedad in- glo XIX?». La «revolución pasiva»


dustrial de masas, en la cual en consistiría en guiar, por medio del
la lucha entre los «grupos socia- corporativismo, «el advenimiento
les» se desvanecen las mediacio- de una “economía media” entre la
nes precedentes. El fascismo es la individualista pura y la planifica-
expresión de la militarización del da en sentido integral [...] sin cata-
enfrentamiento de clases ocurrida clismos radicales» (C 8, §236, 344,
de 1917 en adelante (C 1, §43; C 1, alrededor de marzo de 1932).
§44; C 1, §133; C 1, §134) y es un Más que de incertidumbre in-
modo de llevar a cabo una «gue- terpretativa, se trata aquí del re-
rra de posiciones» internacional chazo al “derrumbe inevitable” y
contra la clase obrera después de de la búsqueda de nuevos espa-
la derrota de la fase revoluciona- cios políticos dentro de las con-
ria que, en la primavera de 1932, tradicciones internas del régimen,
Gramsci ubica no entre 1922 y abiertas después de la crisis inter-
1923, sino en marzo de 1921, con nacional. Se transparentan el di-
la rebelión de Kronstadt, revelan- senso con el “giro” impuesto por
do así una percepción pesimista Stalin y la percepción de las in-
de la URSS (C 10 I, §9, 130). ciertas dinámicas de los circuitos
Acerca de las consecuencias de financieros internacionales discu-
la crisis del ’29, Gramsci no pue- tidas especialmente en el Cuaderno
de más que formular hipótesis. De 2. La conclusión de esta reflexión
un lado advierte que, al unificar sobre la revolución pasiva será, en
una nación tradicionalmente más una segunda redacción de la mis-
cosmopolita, el fascismo imposi- ma nota, la individuación del fas-
bilita la reorganización del viejo cismo como «representante, ade-
equilibrio europeo y lleva en sí el más de práctico (para Italia), ideo-
germen de la guerra. El Concor- lógico, para Europa» de la guerra
dato autoriza al gobierno a «utili- de posiciones (C 10 I, §9, 130).
zar para sus fines la importancia Al inicio de 1933, con el agrava-
mundial de la Iglesia» y, paradó- miento de la crisis internacional,
jicamente, sanciona esa ruptura Gramsci retoma la «revolución pa-
(LC 246, a Carlo, 22 de marzo de siva» para precisar cómo conducir
1929). De otro lado no excluye que la «guerra de posiciones» y sugie-
se alcance un nuevo equilibrio ba- re una estrategia «molecular» (C
sado en el fordismo y el america- 15, §5; C 15, §11; C 15, §15; C 15,
nismo: «¿No sería el fascismo pre- §17; C 15, §26). En pocas semanas
cisamente la forma de “revolución vio reducirse esos espacios (C 15,
pasiva” propia del siglo XX, así §35).
como el liberalismo lo fue del si-

203
Feminismo

Así, en el Cuaderno 22 hace fren- obreros. Con respecto a este sig-


te a la duda de si el fascismo puede nificado, Gramsci amplía en el
ofrecer una respuesta, aun cuando Cuaderno 22 una nota del Cuader-
sea contradictoria y “transitoria” no 1 en la que comenta la reseña
– en el sentido de que puede du- de A. De Pietri Tonelli al libro de
rar sin «“hacer época”» (C 14, §76, Anthony M. Ludovici Woman. A
168) –, a la introducción del fordis- Vindication, de 1929, señala la ten-
mo. El corporativismo entonces se dencia sustancialmente «antife-
le antoja una respuesta posible a minista» (C 22, §9, 78) y machis-
escala europea a la crisis del libre ta del libro, afirmando que «el fe-
mercado. El nexo entre corporati- minismo tiene causas más vastas
vismo, fordismo y americanismo, y profundas» (C 1, §146, 187) que
enunciado en C 1, §135 y C 3, §11 las identificadas por el autor. Pero
se retoma y explicita al comienzo también expresa toda su perpleji-
del Cuaderno 22, que puede fechar- dad hacia la legislación anglosa-
se en 1934. A Gramsci no se le es- jona tan favorable a las mujeres:
capa que el nacimiento del Esta- «se trata de un intento de regu-
do emprendedor ofrece espacios lar la cuestión sexual, de hacer de
para la racionalización capitalista ésta una cosa seria, pero no pare-
(C 22, §14, 90) y la creación de una ce que haya alcanzado su objeti-
«economía media». Sin embargo, vo: ha dado lugar a desviaciones
al juzgar el «corporativismo inte- morbosas, “feministas” en senti-
gral» incapaz de mediar en el con- do peyorativo» (C 22, §9, 78). Co-
flicto fabril, Gramsci concibe una mentando el artículo de Vittorio
posible dicotomía en la aplicación Cian Femminismo patriottico del Ri-
del fordismo después de la victo- sorgimento, de 1930, Gramsci seña-
ria de Hitler (C 15, §39, marzo de la: «Tipo retórico, pero interesan-
1933, nota sobre Spirito e Bottai). te por las indicaciones objetivas
No tendrá oportunidad de pro- sobre la participación de las mu-
fundizar en esta intuición. jeres en la vida política del Risor-
CARLO SPAGNOLO gimento» (C 7, §65, 187), acogien-
do el significado del término que
Feminismo indica en sentido general el com-
Desde inicios del siglo XX, la promiso de las mujeres en la esfe-
palabra se refería principalmen- ra pública. Por último, y de nuevo
te al movimiento burgués anglo- solo como señal indirecta del co-
sajón y por lo tanto no gozaba de mentario de una reseña, esta vez
una fortuna particular en el ám- sobre una traducción al inglés de
bito de las organizaciones de mu- I promessi sposi que había dado lu-
jeres comunistas y en los círculos gar a una correspondencia entre

204
Filosofía

Manzoni y su traductor, Gramsci manizar la realidad, es decir, de


escribe: «En el artículo de Franzi hacerla más conforme a la razón
hay que observar una metáfora universal. Desde este enfoque, el
“femenina” sorprendente: “Con marxismo retoma la sustancia re-
el sentimiento de un hombre que, definiendo la idea como ideología
maltratado y golpeado por su es- y la razón universal como un pro-
posa por sospechas celosas, se ale- ceso de universalización histórica
gra de estos malos tratos y bendi- práctica.
ce esos golpes que son testimonio En los Cuadernos, esta concep-
de amor, Manzoni acogió esta car- ción de filosofía tan fuertemente
ta”. Un hombre que se alegra de delineada y puesta en el centro
ser golpeado por su mujer es cier- de la política se retoma con algu-
tamente una forma original de fe- nas modificaciones e innovacio-
minismo contemporáneo» (C 15, nes que revolucionan globalmen-
§37, 208). te el cuadro conceptual en el que
LEA DURANTE la filosofía es concebible. Mien-
tras que, anteriormente, Gramsci
Filosofía no estaba preocupado en absoluto
La atención a la filosofía es por delinearle al marxismo una lí-
muy viva en Gramsci desde el nea de pensamiento independien-
inicio de la actividad periodísti- te, en los escritos de la cárcel, este
ca, particularmente en el perio- es precisamente su punto de par-
do 1914-1918. Durante estos años, tida. Por otra parte, la centralidad
Gramsci discute las cuestiones fi- asignada a la filosofía permane-
losóficas esencialmente a partir ce constante (aunque es necesa-
del giro idealista (identificado con rio ver cómo es redefinida) en el
la modernidad misma) marcado ámbito del marxismo y, en gene-
por Hegel en esta disciplina y re- ral, en el de la confrontación po-
tomado en Italia por Croce y Gen- lítica en el mundo moderno (este
tile. El mismo Marx comparece dato también emerge únicamente
como discípulo de Hegel idealis- de la presencia masiva del térmi-
ta, y su filosofía, como una trans- no, que excede las 1300 aparicio-
posición del idealismo a la políti- nes). Mientras que, anteriormen-
ca de masas. En términos más ge- te, Gramsci asumía – sin criticar-
nerales, el idealismo se identifica lo – un determinado concepto de
con la filosofía moderna por exce- filosofía, el idealista, atendiendo
lencia, porque pone el acento en sobre todo a su “valor de uso” po-
la inmanencia absoluta de la idea lítico, el discurso surge en los Cua-
en el mundo y confía al hombre, dernos precisamente de la necesi-
por consiguiente, la tarea de hu- dad de esbozar la «filosofía nue-

205
Filosofía

va» (C 4, §3, 137) de Marx como historicidad, sino asimilable, por


aquella que lleva «a la transfor- lo tanto y de cualquier modo, al
mación de la posición tradicio- método. Con respecto a este últi-
nal del problema filosófico y a la mo punto, dicha reflexión – lo que
muerte de la filosofía entendida Gramsci llama “traducibilidad de
de modo tradicional» (C 1, §132, los lenguajes” – apunta a fortale-
177). En este sentido Gramsci es- cer la autonomía teórica del mar-
cribe que «la parte esencial del xismo al volverlo capaz de man-
marxismo está en la superación tener la propia autonomía en su
de las viejas filosofías y también relación crítica con las filosofías
en el modo de concebir la filoso- tradicionales.
fía, y es esto lo que hay que de- De esta forma, si en su apertu-
mostrar y desarrollar sistemáti- ra, los Cuadernos muestran (como
camente. En el campo teórico, el legado directo de los escritos de
marxismo no se confunde y no se Turín) una acepción de filoso-
reduce a ninguna otra filosofía: fía extremadamente tradicional
es original no sólo en cuanto que como sinónimo de concepciones
supera a las filosofías preceden- generales de la vida y del mun-
tes, sino que es original especial- do (C 1, §46, 121; C 1, §105, 157;
mente en cuanto que abre un ca- C 4, §13, 146, etc.), aparece tam-
mino completamente nuevo, o sea bién, inmediatamente y a través
renueva de arriba abajo el modo de una secuencia clara de textos
de concebir la filosofía» (C 4, §11, del Cuaderno 1 (C 1, §87; C 1, §92;
145). Esta reivindicación va acom- C 1, §105; C 1, §132), la exigencia
pañada por un doble intento; por de caracterizar la originalidad del
una parte, el de delinear las razo- marxismo como (y aquí Gramsci
nes de la autonomía e indepen- retoma enfáticamente la postura
dencia filosófica del marxismo, y de Antonio Labriola) «filosofía in-
por la otra, el de construir un con- dependiente y original» (C 4, §3,
cepto de filosofía suficientemente 134). Esta exigencia se concreta re-
general para abarcar tanto a la filo- veladoramente en el C 1, §132 bajo
sofía tradicional como al marxis- el título de El idealismo actual y el
mo articulándolos en su diferen- nexo ideología-filosofía, en donde se
cia. Este intento es corroborado, halla un bosquejo del análisis so-
a su vez, por una reflexión insis- bre dos planos estrechamente co-
tente, aunque no sistemática, so- nectados: el estatuto de la filosofía
bre el concepto de “filosofía cien- y las transformaciones históricas
tífica”, mediante el cual, Gramsci y reales introducidas por la gue-
entiende el aspecto de la filosofía rra en la sociedad europea. Las
como no reductible a historia ni a posturas de Gentile y Croce – la

206
Filosofía

identificación y la distinción entre sus escritos del 19 hasta hoy es del


teoría y práctica, respectivamente mayor valor» (C 1, §132, 177). No
– están descifradas como reaccio- obstante, el mismo Croce, según
nes a la necesidad de hacer la fi- observa Gramsci posteriormen-
losofía capaz de afianzarse nueva- te, no escapa de la necesidad de
mente en un mundo que ha entra- mezclar filosofía e ideología (C 6,
do en una crisis decisiva (C 1, §48, §10, 16; C 6, §112, 91; C 10 I, §10,
124: «En el periodo de posguerra, 131), muestra del hecho de que la
el aparato hegemónico se resque- filosofía no puede más, y de nin-
braja y el ejercicio de la hegemo- gún modo, presuponer un orden
nía se hace cada vez más difícil»). dado, sino que debe transformar-
Frente a estas opciones, se encuen- se en una instancia política para
tra el materialismo histórico como construirlo.
una forma de pensamiento consti- Esta veta de reflexión sobre las
tutivamente vinculado a un mun- analogías y diferencias entre mar-
do en el que todos los elementos xismo y la filosofía tradicional,
entran en movimiento y en la me- que no olvida nunca su razón de
dida en que hace de la una uni- ser en la crisis de hegemonía que
dad entre teoría y práctica, entre atraviesa el mundo contemporá-
filosofía e ideología (política), no neo, parte del concepto peculiar
un concepto metafísico unitario, de praxis propio del marxismo (C
como sucede en Gentile, sino un 4, §45, 184 y C 7, §35, 173) y en-
ángulo visual desde el cual «to- cuentra su punto de llegada en la
dos los conceptos “unitarios” es- reformulación del concepto gene-
tadísticamente son escarnecidos ral de filosofía como nexo entre
y destruidos» (C 4, §45, 183). Por filosofía y sentido común, lo cual
lo tanto, no es Gentile, sino Cro- se presenta en el Cuaderno 8. Este
ce el pensador burgués conscien- pasaje que no cancela la postura
te de la gravedad de la situación inicial, sino que la vuelve conce-
actual: «Croce, a mi parecer, tiene bible en un modo más netamente
viva la conciencia de que todos antiespeculativo, está dominado
los movimientos del pensamien- por dos órdenes de razones: a) da
to moderno conducen a una reva- cuerpo a la idea de una “filosofía
luación triunfal del materialismo de la época”, una idea presente
histórico […] Él se resiste con to- desde el inicio de los Cuadernos (C
das sus fuerzas a esta presión de 1, §10, 76 y C 1, §151, 190), reitera-
la realidad histórica, con una in- da más adelante (C 5, §54, 286, en
teligencia excepcional de los pe- donde «la “filosofía de la época”»
ligros y de los medios dialécticos es definida como el «conjunto de
de obviarlos. Por eso el estudio de sentimientos [y de concepciones

207
Filosofía

del mundo]» predominantes «en ción importante, que: «el sentido


la multitud “silenciosa”»), y que común no es una concepción úni-
expresa la exigencia de reformu- ca, idéntica en el tiempo y en el
lar, en términos marxistas, el tema espacio: eso es el “folklore” de la
hegeliano del nexo inmanente en- filosofía, y lo mismo que el folklo-
tre filosofía y tiempo histórico; b) re se presenta en formas innume-
sin embargo, aquel pasaje deter- rables: su carácter fundamental es
mina también, de modo no re- el de ser una concepción del mun-
duccionista, el nexo ideología-fi- do disgregada, incoherente, in-
losofía como se presenta en toda consecuente, conforme al carácter
elaboración filosófica y en la for- de las multitudes, de las cuales es
ma de crítica del sentido común. la filosofía. Cuando en la historia
En ambos casos, la investigación se elabora un grupo social homo-
gramsciana está dominada por la géneo, se elabora también, contra
exigencia de establecer cuál es rol el sentido común, una filosofía
de la filosofía entendida técnica- “homogénea”, o sea sistemática».
mente en su relación con el más Mediante un giro sutil, el nexo
vasto mundo ideológico, lo que li- con el sentido común se genera-
mita con fuerza la independencia liza a toda empresa filosófica; y la
de la “filosofía individual”, aun- oposición entre pensamiento co-
que también precisa su función herente y pensamiento disgrega-
ineludible. do se sustrae de la abstracción a
El primer documento del pasa- la cual están confinados por Croce
je a un concepto de filosofía como y Gentile (al respecto v. ivi, 304 y
crítica del sentido común es el C C 8, §175, 305; v. también el nexo
8, §173, 303 (noviembre de 1931). entre filosofía y sentido común en
Allí, al criticar el Ensayo popu- Kant en C 3, 48, 331), y se torna
lar, observa Gramsci que un libro funcional para expresar el proce-
como aquel, «destinado a una co- so histórico de condensación po-
munidad de lectores que no son lítica de un proyecto de hegemo-
intelectuales de profesión, debe- nía; proceso en el cual la función
ría partir del análisis y la crítica de ideológica de la filosofía, como
la filosofía del sentido común, que ocasional elemento crítico e inte-
es la “filosofía de los no filóso- grador, se vuelve decisiva.
fos”, o sea la concepción del mun- Sobre la base de esta generali-
do absorbida acríticamente por los zación, el tema es desarrollado en
diversos ambientes sociales en los el C 8, §204, 320 (febrero-marzo de
que se desarrolla la individuali- 1932): «Religión, sentido común,
dad moral del hombre medio». Y filosofía. Hallar las conexiones
agrega, mediante una generaliza- entre estos tres órdenes intelec-

208
Filosofía

tuales […] No existe un solo “sen- lósofos aislados, y en ellos, junto


tido común”, sino que también él a la parte histórica actual, o sea
es un producto y un devenir his- correspondiente a las condiciones
tórico. La filosofía es la crítica de de vida actuales, existe siempre
la religión y del sentido común y una parte abstracta, “ahistórica”,
su superación: en tal sentido, la fi- en el sentido de que está ligada
losofía coincide con el “buen sen- a las filosofías precedentes (pen-
tido”». Pero esta superación que, samiento que crea pensamiento
como hemos visto, coincide con la abstractamente), que es debida a
constitución histórica de un «gru- necesidades exteriores y mecáni-
po social homogéneo» es estructu- cas de sistema (armonía interna y
ralmente (dada la desproporción arquitectura del sistema) y que es
entre la intervención individual debida a idiosincrasias persona-
organizada y la vida multiforme les». Y agrega, retomando de una
en desarrollo permanente) un he- forma nueva el tema de la “filoso-
cho que jamás se puede cumplir fía de la época”: «Pero la filosofía
del todo y, por lo tanto, está des- de una época no es ninguna filo-
tinado a reabrirse continuamente. sofía individual o de grupo: es el
En cambio, cuando predomina la conjunto de todas las filosofías in-
necesidad de un sistema termina- dividuales y de grupo [+ las opi-
do (como en la adopción marxis- niones científicas] + la religión +
ta de la filosofía materialista, C 8, el sentido común. ¿Puede formar-
§211, 325, o en la elaboración de se una filosofía de tal género “ar-
una ciencia económica marxista, tificialmente”? ¿Por obra indivi-
C 15, §45, 218), termina inevita- dual o de grupo? La actividad crí-
blemente en una posición espe- tica es la única posible, especial-
culativa. Gramsci escribe, en el C mente en el sentido de plantear
8, §211, 325-326: «Una de las razo- y resolver críticamente determi-
nes, y seguramente la más impor- nados problemas filosóficos. Pero
tante, de la reducción al materia- entre tanto hay que partir del con-
lismo tradicional del materialis- cepto de que la nueva filosofía no
mo histórico, debe buscarse en el es ninguna de las filosofías pasa-
hecho de que el materialismo his- das, etcétera».
tórico no podía dejar de represen- Este planteamiento se había
tar una fase predominantemen- ya esbozado en el C 7, §45, escrito
te crítica de la filosofía, mientras en noviembre de 1931 y en el cual
que siempre se tiene “necesidad” también aparece la oposición en-
de un sistema acabado y perfec- tre el elemento individual y el ele-
to. Pero los sistemas acabados y mento histórico de la filosofía, en
perfectos son siempre obra de fi- donde el primero es «un conjunto

209
Filosofía

de abstracciones de origen pura- cuanto que, en el trabajo de elabo-


mente racional y abstracto» (Ivi, ración de un pensamiento supe-
180). La novedad del C 8, §211 ra- rior, científicamente organizado,
dica en la traducción completa de no olvida nunca el permanecer en
la “filosofía de una época” en tér- contacto con los “simples” e in-
minos de la filosofía de la praxis, cluso halla en estos contactos la
es el equivalente ideológico al con- fuente de los problemas a estudiar
junto de relaciones sociales con y resolver? Sólo por estos contac-
respecto al cual puede expresarse tos una filosofía se hace “históri-
de dos maneras fundamentales: ca”, se depura de los elementos
ya sea tratando de representar su de origen “individual”, se hace
significado unitario, como lo hace “vida”». La filosofía “histórica” es
la metafísica (incluso la marxista), una función capaz de equilibrar la
o bien, declarando la falsedad de función individual y la función de
toda representación del género en masas, y aquí radica la razón de
cuanto a que traicionaría el carác- su inmanencia. La filosofía de la
ter esencial de las relaciones so- praxis asume este equilibrio con
ciales – su falta de disponibilidad la esencia de su propio estatuto,
a regularse administrativamente como se establece en el C 8, §220,
– tratándolas como un sistema ce- 335: «Esta filosofía, en cuanto “in-
rrado. Esta segunda opción, que dividual” (y de hecho se desa-
es la filosofía de la praxis, debe- rrolla esencialmente en la activi-
rá plantearse como intervención dad de individuos singularmen-
añadida solamente en la medida te dotados) puede considerarse
en que pueda mantenerse sobre el como las “puntas” del progreso
terreno de la “crítica”. El momen- del “sentido común”, por lo me-
to de centralización y de “indivi- nos del sentido común de los es-
duación” es indispensable, aun- tratos más cultos de la sociedad».
que solo en cuanto a que se sitúe En un texto B del Cuaderno 10, esta
en una relación interna y estructu- concepción es finalmente proyec-
ral con la elaboración del elemen- tada sobre la filosofía en general:
to propiamente “histórico”, es de- «La historia de la filosofía como
cir, de masa (ideológico). se entiende comúnmente, o sea la
Este último punto se argumen- historia de las filosofías de los fi-
ta en el C 8, §213, 327: «¿un mo- lósofos, es la historia de las tenta-
vimiento filosófico es tal sólo en tivas y de las iniciativas ideológi-
cuanto que se dedica a desarrollar cas de una determinada clase de
una cultura especializada para un personas para cambiar, corregir,
grupo restringido de intelectuales perfeccionar las concepciones del
o, por el contrario, es tal sólo en mundo existentes en cada época

210
Filosofía de la praxis

determinada y por lo tanto cam- plación” a la “acción”, de toda fi-


biar las correspondientes y rela- losofía a la acción política que de
tivas normas de conducta, o sea ella depende» (C 10 II, §28, 159; v.
para cambiar la actividad prácti- también C 10 II, §31, 163). Lo que
ca en su conjunto […] La filosofía diferencia la filosofía de la pra-
de una época no es la filosofía de xis de cualquier otra filosofía no
uno u otro filósofo, de uno u otro es la existencia de este nexo, sino
grupo de intelectuales, de una u su adopción como eje teórico y no
otra gran sección de las masas po- meramente político-ideológico de
pulares: es una combinación de la filosofía misma: en la filosofía
todos estos elementos que culmi- de la praxis, el «filósofo, entendi-
na en una determinada dirección, do individualmente o entendido
en la que su culminar se convier- como todo un grupo social […] se
te en norma de acción colectiva, o postula a sí mismo como elemento
sea que se convierte en “historia” de la contradicción, eleva este ele-
concreta y completa (integral)» (C mento a principio del conocimien-
10 II, §17, 150-151; v. también en to y por lo tanto de acción» (C 11,
la misma dirección C 11, §59, 331- §62, 333).
332). FABIO FROSINI
Como puede observarse, Gram­­
sci reconsidera gradualmente el Filosofía de la praxis
nexo entre filosofía e ideología Aún entre comillas como una
como algo interno al concepto de expresión tomada en préstamo,
filosofía en general. Esta, incluso la frase «filosofía de la praxis»
cuando se presenta como especu- aparece por primera vez en el C
lativa, desinteresada, salvo las ex- 5, §127 al interior de una larga
presiones meramente individua- nota sobre Maquiavelo: «En su
les, sin ninguna relevancia histó- tratamiento, en su crítica del pre-
rica, siempre es, en efecto, una in- sente, [Maquiavelo, NdA] ma-
tervención política sobre el pano- nifestó conceptos generales […]
rama ideológico para corregirlo y y expresó una concepción del
reformarlo. Este es el significado mundo original, que podría tam-
de la adopción crítica del concep- bién ella llamarse “filosofía de la
to crociano de “religión” para in- praxis” o “neo-humanismo” en
dicar la filosofía en general (C 10 cuanto que no reconoce elemen-
I, §5, 121): de hecho, este concep- tos trascendentales o inmanen-
to designa precisamente «el pun- tes[istas, NdA] (en sentido meta-
to de paso “lógico” de toda con- físico), sino que se basa toda ella
cepción del mundo a la moral que en la acción concreta del hombre
le corresponde, de toda “contem- que por sus necesidad históricas

211
Filosofía de la praxis

actúa y transforma la realidad» este libro, y sobre todo su crecien-


(Ivi, 342). La expresión original te influencia en la Tercera Interna-
se remonta a Socialismo y filosofía cional, advierten a Gramsci sobre
(1969) de Antonio Labriola: «la fi- el peligro de una reducción del
losofía de la praxis […] es la mé- marxismo a mera sociología de la
dula del materialismo histórico». historia y de la política modelada
Por lo tanto, el uso de la fórmu- sobre las ciencias naturales y so-
la se inscribe en el cuadro general bre el materialismo vulgar. Como
de la recuperación de la «cultura se anunció programáticamente en
superior» del marxismo labriola- el título, el Ensayo quería ser “po-
no que Gramsci propone a fina- pular”; no obstante, precisamente
les de 1930, cuando, después del por esta razón, su vulgarización
«periodo romántico de la lucha, terminó por ofrecer una teoría
del Sturm und Drang popular», todo menos que “superior”, es de-
el marxismo permanecía todavía cir, incapaz de liberar a las masas
extenuado por una búsqueda po- populares de un estado de subor-
pular de «armas más inmediatas» dinación ideológica.
para la lucha política (C 3, §31, 36) Bujarin reduce el marxismo a
– armas inmediatas que el marxis- dos filosofías (positivismo y ma-
mo iba encontrando en el senti- terialismo) no solo críticamente
do popular común o en las filoso- débiles, sino, sobre todo, extra-
fías dominantes del positivismo, ñas al marxismo en sí: «una teo-
del materialismo y del idealismo, ría de la historia y de la política
permaneciendo así subordinado concebida como sociología, o sea
a los valores prevalecientes. In- a construirse según el método de
terpretar el marxismo a través de las ciencias naturales (experimen-
Labriola como una filosofía de la tal en el sentido toscamente posi-
praxis significa, en otras palabras, tivista) y una filosofía propiamen-
restaurarle su propia dignidad fi- te dicha, que vendría a ser el ma-
losófica al preservar la «sustancia terialismo filosófico o metafísico
medular» (C 11, §22, 284) de toda o mecánico (vulgar)» (C 11, §22,
degradación. Una imagen preci- 284). Para Gramsci, por el contra-
sa de la corrupción del marxismo rio, «el positivismo y las teorías
fue brindada en la publicación de mecanicistas [son, NdA] deterio-
1921 de la Teoría del materialismo ro de la filosofía de la praxis» (C
histórico. Ensayo popular de socio- 8, §235, 343), y esta última no pue-
logía marxista de Nicolai Bujarin, de ser confundida «con el mate-
«que se resiente de todas las de- rialismo vulgar, con la metafísica
ficiencias de la conversación» (C de la “materia”» (C 11, §62, 335).
1, §153, 192). El éxito editorial de Por ello, se debe entonces «revalo-

212
Filosofía de la praxis

rar la posición de Antonio Labrio- sinónimo, sino una propia y ver-


la […] Labriola se distingue […] dadera revisión e interpretación
con su afirmación de que el mar- del materialismo histórico como
xismo es una filosofía indepen- filosofía independiente y origi-
diente y original» (C 4, §3, 134). nal. Ciertamente, Gramsci no de-
Al identificar en la filosofía de la sea excluir que una revisión del
praxis el “meollo” de una filoso- marxismo sea, si no necesaria, al
fía nueva, original e independien- menos posible: «Como filosofía,
te de otras, Gramsci pretendía, so- el materialismo histórico afirma
bre todo, eliminar el marxismo de teóricamente que cada “verdad”
las vulgarizaciones positivistas y creída eterna y absoluta tiene orí-
materialistas: «para la filosofía genes prácticos y ha representado
de la praxis la “materia” no debe o representa un valor provisional.
ser entendida ni en el significado Pero lo difícil es hacer compren-
que se desprende de las ciencias der “prácticamente” esta inter-
naturales […] ni en sus significa- pretación por lo que respecta al
dos tales como se desprenden de materialismo histórico mismo» (C
las diversas metafísicas materia- 4, §40, 177-178). Pero si la filoso-
listas […] La materia, pues, no fía de la praxis quiere ser una re-
debe considerarse como tal, sino visión, desea también distinguir-
como social e históricamente or- se de operaciones similares lleva-
ganizada para la producción y de das a cabo tanto por materialistas
ahí la ciencia natural como esen- vulgares de izquierda (C 7, §29),
cialmente una categoría histórica, como por el idealismo de derecha
una relación humana» (C 11, §30, que, con Croce y Gentile, anuncia
297). ya la “superación” del marxismo.
Si bien la fórmula que comien- En ese sentido, más que una revi-
za a aparecer en la nota sobre Ma- sión, la filosofía de la praxis pre-
quiavelo podría ser también una tende ser la búsqueda de una or-
estrategia carcelaria de quien elu- todoxia propia del marxismo: «el
de la censura traduciendo térmi- concepto de “ortodoxia” debe ser
nos sospechosos como “materialis- renovado y reconducido a sus orí-
mo histórico” en la aparentemen- genes auténticos. La ortodoxia no
te menos cuestionable “filosofía debe buscarse en este o aquel de
de la praxis”, conviene tener en los discípulos de Marx, en esta o
cuenta que la traducción no está aquella tendencia ligada a corrien-
aquí desprovista de implicaciones tes extrañas al marxismo, sino en
y consecuencias teóricas. Median- el concepto de que el marxismo
te la referencia a Labriola, “filo- se basta a sí mismo, contiene en
sofía de la praxis” no es tanto un sí todos los elementos fundamen-

213
Filosofía de la praxis

tales, no sólo para construir una to del Partido Comunista, Gramsci


concepción total del mundo, una observa en esta filosofía, más que
filosofía total, sino para vivificar una ciencia, una coincidencia de
una organización práctica total de «ciencia-acción» (C 7, §33, 170);
la sociedad, o sea para convertirse la teorización de una relación hu-
en una civilización integral, total» mana que, en el teorizar, expre-
(C 4, §14, 147). sa y organiza una voluntad de
Establecido así el materialismo transformación, deviene ella mis-
histórico como filosofía original e ma praxis. Por lo tanto y al con-
independiente, Gramsci se dispo- trario del materialismo filosófico,
ne a desarrollar una “filosofía to- la filosofía de la praxis no conci-
tal” y distinta de tendencias ajenas be la materia como determinada,
al marxismo. Primeramente, ¿qué sino – y aquí se encuentra la or-
distingue al marxismo, entendi- todoxia gramsciana – como pro-
do como filosofía de la praxis, del ducción histórica de la relación
materialismo filosófico y vulgar? hombre-materia: «De esta expre-
Una primera y fundamental dife- sión “materialismo histórico” se
rencia consiste, como hemos vis- ha dado el mayor peso al primer
to, en la definición misma de “ma- término, mientras que debería
teria”. Si para el materialismo fi- dársele al segundo: Marx es esen-
losófico la materia es un dato on- cialmente un “historicista”» (C 4,
tológico y totalidad del existente, §11, 145).
para la filosofía de la praxis, la Distinta así del materialismo
materia es «social e históricamen- vulgar, queda todavía por dife-
te organizada para la producción, renciar a la filosofía de la praxis de
como relación humana» (C 4, §25, su más refinado adversario. Croce
156). Es en este sentido que, como en el lado liberal y Gentile en el
ya lo anuncia la nota sobre Ma- fascista habían venido apropián-
quiavelo, la filosofía de la praxis dose de la misma terminología la-
sería un “neohumanismo”: con- brioliana. Una nota sobre Algunos
traria a determinismos positivis- problemas para el estudio del desarro-
tas y fatalismos materialistas, esta llo de la filosofía de la praxis, escrita
se convierte en ciencia de la «re- entre 1933 y 1934 – aunque rees-
lación entre la voluntad humana cribiendo material ya menciona-
(superestructura) y la estructura do en 1930 en el C 3, §31 –, regis-
económica» (C 7, §18, 158) y sitúa tra el «hecho, muy importante y
la «“voluntad” (en último análisis significativo, […] que la combina-
la actividad práctica o política) en ción filosófica más relevante se ha
la base de la filosofía» (C 11, §59, producido entre la filosofía de la
331). Remitiéndose al Manifies- praxis y diversas tendencias idea-

214
Filosofía de la praxis

listas» (C 16, §9, 259). Mucho ha fía de la praxis no es un neoidea-


ocurrido, dado que el marxismo, lismo: «Un ejemplo clásico es el
por el contrario, «tenía que luchar que representa la reducción cro-
contra la ideología más difundida ciana de la filosofía de la praxis a
entre las masas populares, el tras- canon empírico de investigación
cendentalismo religioso, y creía histórica» (C 16, §9, 260). Igual-
superarlo sólo con el más crudo y mente, Croce, en esencia, parte
trivial materialismo que era, tam- del mismo error que Bujarin: que
bién él, una estratificación no in- el materialismo histórico es un
diferente del sentido común» (Ivi, materialismo empírico y vulgar
260). Estamos de vuelta frente a la (C 7, §1, 143). Sin embargo, a par-
antinomia vulgarización-alta cul- tir de este error, Croce termina im-
tura. El marxismo continúa pri- putando una contradicción final
sionero de la «cuestión “terrible” al marxismo: si materia, estruc-
de la “realidad objetiva del mun- tura y base son las únicas deter-
do externo” […] El público popu- minantes del proceso histórico, la
lar no cree ni siquiera que se pue- política – ideología y superestruc-
da plantear semejante problema, tura – se convierte en «afirmación
de si el mundo externo existe ob- de un momento de la práctica, de
jetivamente […] El público “cree” un espíritu práctico, autónomo e
que el mundo externo es objetiva- independiente, aunque ligado cir-
mente real […] esta creencia se ha cularmente a la realidad entera
convertido en un dato férreo del con la mediación de la dialéctica
sentido común» (C 11, §17, 273). de los distintos» (C 8, §61, 248). Al
Por ello, «una filosofía de la pra- hacer esto, Croce anula la política
xis no puede presentarse inicial- como momento superestructural
mente más que en actitud polé- y, por consiguiente, marginal al
mica, como superación del modo materialismo histórico en donde
de pensar preexistente» y «por lo las causas estructurales permane-
tanto como crítica del “sentido co- cen materiales y económicas. Es
mún”» (C 8, §220, 335). Y por esto aquí donde la expresión “filosofía
son «intelectuales “puros”», como de la praxis” se convierte, nueva-
los neoidealistas Croce y Gentile, mente, más que en una mera tra-
a apropiarse de la filosofía de la ducción, en una interpretación
praxis -reproduciendo así, inclu- del materialismo histórico. En el
so en su interior, la distancia entre momento en el que la relación hu-
intelectuales y masas. mana, entendida históricamente,
Aunque considerando que sea ha tomado el lugar de la materia,
«muy fácil dejarse llevar por las la cuestión de las ideologías, de
semejanzas exteriores», la filoso- las superestructuras y de la polí-

215
Filosofía de la praxis

tica no puede ser más simplifica- una filosofía que es también una
da como un simple efecto deter- política y una política que es tam-
minado por elementos estructura- bién una filosofía» (C 16, §9, 264),
les. Estructura y superestructura se convierten, pues, en el «primer
son, precisamente, una relación. momento» en el que los hombres
Así, en las notas sobre la filosofía cobran conciencia de los conflic-
de Croce del C 10 I, §7 «el proble- tos de la estructura y, con la «afir-
ma más importante a discutir […] mación voluntaria», se disponen a
es éste: si la filosofía de la praxis transformarlos (C 8, §61, 248).
excluye la historia ético-política, Mientras le reprocha a Croce
o sea […] no da importancia a la una forma de «racionalismo an-
dirección cultural y moral y juzga tihistoricista» (C 10 I, §6, 124; v.
realmente como “apariencias” los también C 10 II, §1, 139) así como
hechos de superestructura. Pue- una “mecanicidad” antidialécti-
de decirse que no sólo la filosofía ca, Gramsci ve, en la «filosofía ul-
de la praxis no excluye la historia traespeculativa» de Gentile, una
ético-política, sino que incluso la mera «composición formal y ver-
fase más reciente de desarrollo de bal» de las “contradicciones” cro-
ésta consiste precisamente en la cianas (C 10 I, §7, 125). Gentile
reivindicación del momento de también supone que el marxismo
hegemonía como esencial en su es un monismo (materialista) que
concepción estatal y en la “valo- se contradice a sí mismo al pro-
rización” del hecho cultural, de poner un pensamiento producto
la actividad cultural, de un fren- de causas materiales, pero siem-
te cultural como necesario junto a pre por fuera de ellas. Gramsci
aquellos meramente económicos responde nuevamente que el ma-
y meramente políticos» (Ivi, 126). terialismo histórico, como filoso-
En una filosofía de la praxis «don- fía de la praxis, no es el monis-
de todo es práctica» (C 8, §61, 143), mo materialista de Feuerbach; sin
el acto eminentemente práctico – embargo, el voluntarismo en la
la política – no puede ser «autó- base de esta filosofía ni siquiera es
nomo», sino la filosofía en sí mis- una forma – «ultraespeculativa» –
ma – visión del mundo, creación de espiritualismo o idealismo en
de «relaciones humanas» (C 10 II, el que el acto permanece como un
§6, 142) entre los hombres, entre pensamiento abstracto que se pro-
hombres y cosas, la relación hu- pone a sí mismo como autocon-
mana misma. No solamente la po- ciencia, sino voluntad de hombres
lítica, sino, incluso, el trabajo cul- concretos e históricamente deter-
tural y las ideologías, sin excluir la minados: «Ni el monismo mate-
misma «filosofía de la praxis […] rialista ni el idealista, ni “Mate-

216
Folclore, folklore

ria” ni “Espíritu” evidentemente, praxis hizo dar un paso adelante


sino “materialismo histórico”, o sea al pensamiento […] evitando toda
actividad del hombre (historia) tendencia al solipsismo, histori-
[espíritu, NdA] en concreto, esto zando el pensamiento en cuanto
es, aplicada a una cierta “mate- a que lo asume como concepción
ria” organizada (fuerzas materia- del mundo […] que enseña que
les de producción), a la “natura- no existe una “realidad” válida
leza” transformada por el hom- por sí misma, en sí y por sí, sino
bre. Filosofía de la acción (praxis), en relación histórica con los hom-
pero no de la “acción pura”, sino bres que la modifican» (C 11, §59,
precisamente de la acción “impu- 331-332).
ra”, o sea real en el sentido profa- Si la filosofía de la praxis ha
no de la palabra» (C 4, §37, 167). dado un paso adelante, aún que-
Una vez más, “materia” y “real” da por hacer lo que es más impor-
no son más que relaciones – en tante: esta filosofía «[que] atra-
este sentido impuras, «en el sen- viesa todavía su fase popular […]
tido profano de la palabra». No es la concepción de un grupo so-
seres dados per se, si no trabajo – cial subalterno […] siempre más
«la célula “histórica” elemental» allá de la posesión del Estado, del
(C 4, §47, 185) – que no es una re- ejercicio real de la hegemonía». El
lación entre sustancias (hombre y problema de su afirmación, tanto
realidad; pensamiento y materia), teórica como prácticamente, coin-
sino relación que propone sus cide con la cuestión de la supera-
propios términos de relación. En ción de la antinomia vulgariza-
tal contexto, el actualismo “puro” ción-alta cultura: es decir, el pasa-
de Gentile resulta, por el contra- je de subalternidad a hegemonía
rio, en un monismo imperfecto: el (C 16, §9, 264).
pensamiento que se propone a sí ROBERTO DAINOTTO
mismo, solipsísticamente, como
realidad. La filosofía de la praxis, Folclore, folklore
como filosofía del acto “impuro”, En las dos formas diferentes de
continúa siendo, en cambio, una escritura, es posible encontrar ya
ciencia del hombre («antropo- «folclore» y «folklore» en los escri-
logía», C 17, §12, 309 y «neo-hu- tos previos a los de la cárcel, pero
manismo», C 17, §18, 313) y de su frecuencia es bastante escasa, a
su entorno real no en tanto datos, diferencia de lo que ocurre en las
entendidos abstractamente, sino Cartas de la Cárcel y los Cuadernos.
como relación de producción re- En una de las primeras cartas
cíproca en la historia. Por ello, a su cuñada Tania desde el confi-
parece «que sólo la filosofía de la namiento (con fecha de 19 de di-

217
Folclore, folklore

ciembre de 1926), hablando de los cantos y a formas expresivas tea-


confinados de Ustica, Gramsci es- trales y de la literatura popular (C
cribe que «se podrían hacer algu- 6, §207, 138). Se trata de indicios
nas observaciones de psicología útiles para valorar la hipótesis de
y de folklore de carácter único» que en Gramsci el folclore no es
(LC 19). La motivación, desarro- un aspecto marginal u ocasional,
llada en parte en la sucesiva co- «tonterías sin pies ni cabeza» (LC
rrespondencia, se enriquecerá con 123), sino «una cosa que es muy
la descripción (en una carta del seria y debe tomarse en serio» (C
11 de abril de 1927) de las diver- 27, §1, 205). Podríamos considerar
sas culturas carcelarias (calabre- las huellas indicadas como un pri-
sas, napolitanas, pullesas, sicilia- mer nivel de la reflexión acerca del
nas), observadas durante el tras- tema, una suerte de “observación
lado de Ustica a Milán (LC 69, a empírica” que sostiene la reflexión
Tania). En estas primeras páginas más madura.
de la cárcel, se capta ya el eco, o En la página de apertura de los
la prolongación, de las reflexio- Cuadernos (8 de febrero de 1929),
nes desarrolladas en Algunos te- El concepto de folklore aparece en el
mas de la cuestión meridional. Más número 7 de los Argumentos prin-
en general, en las Cartas de la Cár- cipales, relacionado con el número
cel son numerosas las referencias 13, El «sentido común». El vínculo
a aspectos de la cultura sarda: al se confirma en el plan de traba-
recuerdo de hechos y circunstan- jo – de noviembre de 1931 (según
cias se une la exigencia de nuevas Gerratana) o de un año antes (se-
formas expresivas y textos del fol- gún Francioni) –, donde encontra-
clore local: «para algunas fiestas, mos Folklore y sentido común (C 8,
organizan concursos poéticos, es- p. 213), con la grafía cambiada. La
críbeme qué temas se cantan [...] grafía «folklore» se reserva para
Sabes que estas cosas siempre me los años 1929-1930 y vuelve a apa-
han interesado mucho» (LC 122, a recer, casi de pasada, en un Texto B
su madre, 3 de octubre de 1927). de octubre de 1931 (C 7, §62, 186);
Las cartas a sus hijos están llenas en este mismo mes, se halla, por
de historias y cuentos que remi- primera vez, «folklore» (C 6, §153,
ten a motivos de la tradición po- 112, Texto B), grafía más estable-
pular. Análogamente, en el labora- mente adoptada. Un primer y rá-
torio de los Cuadernos, se encuen- pido examen de folklore o folclo-
tran anotaciones sobre proverbios re evidencia cómo en los Cuader-
y máximas (por ejemplo, C 8, §154, nos son distintos los lugares en los
293 y C 14, §50, 139), traducciones que los apuntes de primera redac-
de cuentos (Grimm), referencias a ción encuentran, revisados y am-

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Folclore, folklore

pliados, una mejor colocación: en- corriente filosófica deja una sedi-
tre las notas de Introducción al es- mentación de “sentido común”»
tudio de la filosofía (Cuaderno 11); en (C 1, §65, 140), no «algo rígido e
las Observaciones sobre el «Folclore» inmóvil», sino que «se transforma
(Cuaderno 27); menos condensada, continuamente [...] El “sentido co-
la palabra aparece también en Li- mún” es el folklore de la “filoso-
teratura popular (Cuaderno 21) y en fía” y constituye el punto medio
Crítica literaria (Cuaderno 23); algu- entre el “folklore” auténtico (tal
nas referencias en los Cuadernos como es entendido) y la filosofía».
12 y 24. Hay además interesantes Crea «el futuro folklore, o sea una
Textos B (C 5, 156, 361, Folklore y C fase más o menos rígida de cier-
9, §15, 20, Folclore) retrabajados en to tiempo y lugar. (Habría que fi-
el ámbito de la edición temática de jar bien estos conceptos, meditán-
los Cuadernos, en el volumen Lite- dolos a fondo)» (Ibid.). Se instaura
ratura y vida nacional (1950), para una inmediata relación entre fol-
completar las dos notas origina- clore, sentido común y filosofía,
les de Observaciones sobre el «Fol- relación que constituye el primer
clore». En la reflexión gramsciana bloque de esos conceptos (visión
sigue siendo central la atención y concepción del mundo, religión,
teórico-filosófica, si bien en los es- sentido común, conformismo, tra-
critos de la cárcel están presentes dición, moral, etc.) que vienen a
ulteriores aspectos, metodológi- formar una “red conceptual” en
cos y temáticos (clasificación del torno al concepto de «ideología».
folclore, consideraciones sobre al- La importancia de las observa-
gunos temas del folclore jurídico, ciones gramscianas está en la di-
sobre los proverbios, de literatura versa perspectiva al leer la materia
y teatro populares, etc.), que en- folclórica respecto a los estudio-
riquecen el abanico de elementos sos de su tiempo. Para Gramsci,
(normas, tendencias y dinámicas) el folklore «ha sido estudiado has-
útiles para definir una estrategia ta ahora (en realidad hasta ahora
política y práctica. La reflexión solamente se ha recogido material
sobre el folclore llegará a resulta- en bruto) como elemento “pin-
dos tan avanzados al grado de ser, toresco”. Habría que estudiarlo
todavía ahora, terreno de vivaz y como “concepción del mundo” de
productiva discusión crítica. Fol- determinados estratos de la socie-
clore y sentido común es el vín- dad, que no han sido tocados por
culo que de inmediato asoma en las corrientes de pensamiento mo-
los Cuadernos, donde Gramsci ob- dernas. Concepción del mundo no
serva que «cada estrato social po- sólo no elaborada y sistematizada
see su “sentido común”» y «cada [...], sino múltiple, en el sentido de

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Folclore, folklore

que es una yuxtaposición mecá- damente en la cárcel, analizando


nica de diversas concepciones del los diversos estratos sociales po-
mundo, si no es además un museo pulares, de la distinción entre «los
de fragmentos de todas las con- fosilizados que reflejan condicio-
cepciones del mundo y de la vida nes de vida pasada y por consi-
que se han sucedido en la histo- guiente conservadores y reaccio-
ria. Incluso el pensamiento y la narios, y los que son una serie de
ciencia moderna dan elementos al innovaciones, a menudo creativas
folklore» (C 1, §89, 151). El acento y progresistas, determinadas es-
se pone en «concepción del mun- pontáneamente por formas y con-
do y de la vida», propia de «deter- diciones de vida en proceso de
minados estratos de la sociedad desarrollo y que están en contra-
[...] no tocados por las corrientes dicción, o solamente son distintas,
de pensamiento modernas». Se de la moral de los estratos diri-
vislumbra en este análisis la fili- gentes» (C 27, §1, 204-205). En otro
grana de competencias lingüísti- momento de la actividad política,
cas, fruto de los estudios con Ma- en la Presentación de un escritor pro-
tteo Bartoli, el método histórico y letario, también había escrito que
la filología en los años de “apren- «existe una concepción de la vida
dizaje universitario”. Se remonta a y del mundo a la que nosotros lla-
los primeros años de la actividad mamos proletaria, una concepción
periodística la “crónica teatral” La que es propia de la clase de los tra-
conmemoración de Gelindo (25 de di- bajadores» (en “L’Ordine Nuovo”,
ciembre de 1915, en CT 737-738), 6-13 de diciembre de 1919; la atri-
en que Gramsci describe el disfraz bución es de Leonetti).
de Gelindo como «encarnación Estratos sociales diferentes,
del espíritu popular piamontés pero no distantes en la visión del
[...], que se coloca al margen del mundo. Por lo demás, campo y fá-
desarrollo de los acontecimientos brica se tocan allí donde Gramsci
y los comenta, los critica, partici- – escribiendo en los Cuadernos de
pa en ellos contraponiéndoles su «espontaneidad y dirección cons-
particular visión del mundo y su ciente» – afirma que el primer ele-
vida de todos los días». Agregan- mento es «característico de la “his-
do que, a la dimensión “cristali- toria de las clases subalternas” e
zada” que proporciona Gelindo, incluso de los elementos más mar-
se yuxtapone Gianduja, «siempre ginales y periféricos de estas cla-
activo en el espíritu popular» (Ivi, ses, que no han alcanzado la con-
737) para comentar críticamente ciencia de la clase “por sí misma”
las guerras recientes y la guerra en y que por ello no sospechan si-
curso. Gramsci escribirá más agu- quiera que su historia pueda te-

220
Folclore, folklore

ner alguna importancia y que ten- ¿cuántas canciones de amor no se


ga algún valor dejar rastros docu- han vuelto políticas, pasando por
mentales» (C 3, §48, 51-52). Con- dos o tres elaboraciones?» (C 6,
cepciones del mundo diversifica- §208, 140). Análogamente, Crocio-
das, pues, así como «la historia de ni escribe que el folclore «se ma-
los grupos sociales subalternos es logra, se empobrece, se atenúa, se
necesariamente disgregada y epi- renueva, se refuerza, se enriquece,
sódica»; sin embargo, en ellos está y va [...] echando de sí elementos
«la tendencia a la unificación si ya superfluos e inútiles, acogien-
bien según planes provisionales», do otros hechos necesarios y va-
a pesar de que las clases dominan- liosos, modificando su legado,
tes la rompen continuamente (C intercambiándolo de lugar en lu-
25, §2, 178). Estratos sociales «en gar, variando formas y aspectos,
contraste con la sociedad oficial» evoluciona en el tiempo, como se
(C 5, §156, 361). diversifica en el espacio; a tal pun-
Ya Crocioni, en el ensayo Las to que supersticiones nuevas so-
supersticiones, los prejuicios y la es- brevienen, mientras la serie pa-
cuela (en “La Cultura popular”, 2, recía cerrada; [...] nuevos prover-
1921), que probablemente cono- bios a las normas tradicionales de
cía Gramsci, había escrito que «en la vida social; los mismos hechos
una misma sociedad se perpetúan más conspicuos y tremendos que
dos maneras fundamentales de se verifican ante nuestros ojos, a
concebir la vida y sus manifesta- pesar del clamor de las gacetas,
ciones, la del pueblo ignorante y son aprendidos y explicados de
la de la gente civil». Tesis que re- maneras inesperadas y sorpren-
tomará en Problemas Fundamenta- dentes» (Crocioni 1928, 30-31); b)
les del Folklore (Crocioni 1928, 21- la atención al «“folklore moder-
22), libro que Gramsci incluye en- no”» como hecho contemporá-
tre sus apuntes bibliográficos (C 1, neo, producido ya sea por «cier-
§86, 150) y que conoce por la rese- tas nociones científicas y ciertas
ña de Ciampini (C 1, §89, 151). El opiniones» (C 27, §1, 204), ya sea
cotejo del texto gramsciano con el por el actuar activo y creativo de
volumen de Crocioni devela ines- determinados estratos de la po-
peradas analogías. Por ejemplo: a) blación, ve un equivalente en Cro-
la disgregación y el cambio de los cioni cuando éste sostiene que «el
hechos folclóricos: Gramsci escri- folklore estudia sólo las sobrevi-
be de esta «tarea de adaptación» vencias, los restos de lo que fue,
que «se realiza incluso con la mú- y no de lo que es, ya sea de for-
sica popular, con los motivos [mu- mación antigua o reciente, tenga
sicales] popularmente difundidos: carácter tradicional o aspecto de

221
Folclore, folklore

modernidad» (Crocioni 1928, 28), la mentalidad de diez siglos atrás!


y, además, deberán continuarse ¡Oh, es muy triste!» (Ivi, 51).
las investigaciones «sobre el folklo- Gramsci se distingue clara-
re citadino tan descuidado, como mente de los estudiosos coevos –
investigado está en cambio el del temerosos de que la modernidad
campo» (Ivi, 58). Por lo demás, no destruya el objeto de su ciencia (C
debe olvidarse que Gramsci cono- 11, §67, 347) – allí donde el com-
ce bien el mundo cultural urbano plejo de los hechos folclóricos no
del obrero de fábrica, sobre el que es visto en el contexto del víncu-
ha escrito tanto en las páginas de lo cotidiano con el trabajo, sino re-
“L’Ordine Nuovo”, así como tie- ducido a «pintoresca representa-
ne muy presente las experiencias ción de sentimientos y costumbres
proletkultistas observadas en el pe- curiosas y raras» (C 9, §42, 33). Se
riodo de permanencia en la URSS. opone a su reducción a curiosi-
Motivos todos que orientan la vi- dad, a manifestación espectacular,
sión gramsciana sobre el “folclo- “folclorista”, que la política cultu-
re”; c) la necesidad para Gramsci ral del fascismo impone como es-
de que el folclore sea estudiado trategia del consenso. El “ritmo
críticamente en la escuela, no para del pensamiento” gramsciano so-
conservarlo sino para superarlo, bre el folklore intenta una suerte
expugnando los aspectos anacró- de definición, primero señalándo-
nicos (C 12, §2, 373; C 4, §50, 197; C lo como «fenómeno complejo que
27, §1, 205), tema que encuentra en no se deja definir brevemente» (C
Crocioni instancias análogas: «¿Se 9, §15, 20), enseguida hablando de
puede, acaso, seguir amaestrando «sistema de creencias, supersticio-
a los adolescentes [...], sin antes nes, opiniones, modos de ver y ac-
haber comprendido íntimamente tuar que se revelan en aquello que
la mentalidad de los alumnos, el generalmente se llama “folklore”»
ambiente en el que se vienen for- (C 11, §12, 245, ausente en Texto
mando, las ideas que ya han ad- A), pasaje que se abre con una re-
quirido, sin saber cuáles deben ser ferencia a la «religión popular».
favorecidas y canalizadas y de- Más en general, Gramsci sostiene
sarrolladas, cuáles correctas o in- la existencia de una «“religión del
cluso combatidas y rechazadas?» pueblo”» distinta de la de los inte-
(Crocioni 1928, 39); «Estar junto a lectuales (C 27, §1, 203); distingue
la civilización y permanecer fue- incluso un catolicismo de los cam-
ra de ella, más aún por debajo de pesinos, de los pequeñoburgueses
ella. ¡Conversar, convivir con los y obreros de ciudad, de las muje-
hombres del siglo XX, y mantener res, de los intelectuales (C 11, §13,
261-262), pero sobre todo mues-

222
Folclore, folklore

tra cómo eso es «un elemento del mosaico de las tradiciones» (C 27,
disgregado sentido común», don- §1, 204).
de en nexo religión-sentido co- Existen todos los elementos
mún es mucho más «íntimo» que para juzgar el folklore, como el
el nexo sentido común-filosofía (C sentido común, una «concepción
11, §12, 247). La religión actual, así del mundo disgregada, incohe-
como las pasadas, deja sedimen- rente, inconsecuente» (C 8, §173,
tos en las costumbres y contribuye 303) y, en otros lugares, «fragmen-
a la formación de la «“moral del taria», «mecánica», «degradada»,
pueblo”» con «imperativos que «estratificada», «ocasional». Ad-
son mucho más fuertes, tenaces jetivos que califican el folklore de
y efectivos que los de la “moral” manera negativa, regresiva, con-
oficial» (C 27, §1, 204). Contex- servadora o pasiva. Pero éste pro-
tualmente, Gramsci profundiza duce de manera espontánea tam-
la crítica a cierta publicidad su- bién fragmentos positivos, pro-
perficial acerca del “derecho natu- gresivos, innovadores y activos
ral”. Entre los puntos analizados, en esos estratos de la población
Gramsci se centra en esa «masa capaces de expresar verdaderos
de opiniones “jurídicas” popula- «intelectuales orgánicos». El pen-
res, que asumen la forma del “de- samiento gramsciano les confía a
recho natural” y son el “folklore” ellos la tarea, trabajando en estos
jurídico», es decir «aquel conjun- elementos, de actuar para trans-
to de opiniones y creencias sobre formar el contexto social determi-
los derechos “propios” que circu- nado («bloque histórico», «con-
lan ininterrumpidamente en las senso», «hegemonía»), introdu-
masas populares, que se renuevan ciendo formas de nueva cultura y
de continuo bajo el impulso de las una nueva concepción del mundo.
condiciones reales de vida y de la Reforma intelectual y moral, pro-
espontánea confrontación entre greso intelectual de masa no pue-
el modo de ser de las diversas ca- den ocurrir si no es elevando cali-
pas» (C 27, §2, 206-207): él muestra dad, competencia y saberes de un
la influencia de la religión en estas mundo subalterno, apoyándose
corrientes. Además de estos ele- en la capacidad autónoma y es-
mentos, también el pensamiento pontánea de su parte progresiva
y la ciencia moderna con «nocio- y activa, en la función educativa
nes científicas y ciertas opiniones, de una escuela que entrelace con
desgajadas de su conjunto y más sapiencia pensamiento crítico y
o menos desfiguradas, se introdu- prácticas del hacer, en el papel de
cen continuamente en el dominio la política-filosofía de la praxis, es
popular y son “injertadas” en el decir un pensamiento “coherente

223
Fordismo

y sistemático” (C 11, §13, 261) que, tión Norte-Sur adquiere carácter


actuando con «sociedad civil» y mundial a partir de la convicción
«sociedad política», favorece el de que, frente a un conglomerado
desarrollo de un «nuevo sentido de los Sures del mundo, que va
común». desde el Sur de Italia hasta los paí-
«Folklore», además de aparecer ses como la India y China, se yer-
en diversas notas de otro tema, es gue la modernidad innovadora
título de dos Textos B. El primero y racionalizadora de los Estados
relativo a la repartición del can- Unidos. Esta convicción se forma
to popular de Rubieri (C 5, §156, en la mente de Gramsci también a
361), en que Gramsci confirma su través de la oportunidad que tuvo
propia lectura de «modo de con- en la cárcel, en ciertos sentidos ca-
cebir el mundo y la vida, en con- suales, de amplias lecturas “ame-
traste con la sociedad oficial: ahí y ricanas” o que tienen que ver
sólo ahí hay que buscar la “colec- con Estados Unidos, entre 1927
tividad” del canto popular» (Ibid.). y 1928. Entre ellas «los dos volú-
En el segundo, en polémica con menes publicados en francés [de
Corso, que considera los «hechos Ford, ndr.]: “La mia vita”, “Oggi
folclóricos como una “prehistoria e domani”» (LC 248, a Tatiana, 25
contemporánea”», Gramsci juz- de marzo de 1929). En otra car-
ga esta definición «muy relativa y ta a la cuñada Tatiana del 23 de
muy discutible [...] porque es difí- mayo de 1927, Gramsci había es-
cil hacer la historia de las influen- crito que «el libro de Ford Oggi
cias que cada área ha recibido y a e domani [...] me divierte mucho,
menudo se comparan entidades porque Ford, si bien es un gran
heterogéneas. El folklore, al me- industrial, me parece muy cómico
nos en parte, es mucho más mó- como teorizador» (LC 88). Es una
vil y fluctuante que la lengua y los observación significativa que, por
dialectos» (C 9, §15, 20). un lado, será superada, si bien es
GIOVANNI MIMMO cierto que mientras en la primera
BONINELLI carta a Tatiana sobre su proyecto
de escritura (19 de marzo de 1927)
Fordismo Gramsci no había hecho referen-
En los años que, tras del arres- cia alguna al tema «americanismo
to (8 de noviembre de 1926), pre- e fordismo», ese mismo tema es
ceden al comienzo de la redacción expresamente mencionado en los
de los Cuadernos (8 de febrero de Argomenti principali (C 1, p. 73) y
1929), Gramsci se vuelve cons- aún más en la citada carta a Tatia-
ciente de la internacionalización na del 25 de marzo de 1929: una
de la cuestión meridional: la cues- señal evidente de que, a partir de

224
Fordismo

Ford y del nuevo modelo indus- (Ivi, 359-360). En esa rápida des-
trial que lleva su nombre, parece cripción está contenido un nú-
derivar también una problemá- cleo esencial del razonamiento
tica teórica e ideológica. Por otro que Gramsci realiza en las notas
lado, esa observación resulta fun- sobre el fordismo y que luego de-
damental en el enfoque gramscia- rivarán en el célebre Cuaderno 22.
no al fordismo, entendido como Se podría sostener, con terminolo-
expresión de una filosofía social y gía marxiana, que con «fordismo»
de vida que es totalmente aplas- Gramsci se refiere a una relación
tada por la enorme productividad social de producción y reproduc-
de las estructuras y que, en ese ción correspondiente a una rela-
sentido, y únicamente en este sen- ción material de producción, que
tido, es capaz de ejercer «hegemo- es el «taylorismo»; ambos remi-
nía» en todo el cuerpo social. ten o están incluidos en el modo
El 20 de octubre de 1930 de producción que es el america-
Gramsci le escribe muy preocu- nismo, como variante o desarrollo
pado a Tatiana acerca de la salud del capitalismo. Con respecto a la
psicofísica de Giulia. Habla de la época de Marx, se debe observar
dificultad psicológica, además (como lo demuestra el pasaje ci-
de social, para «nosotros, los eu- tado) que Gramsci destaca cómo
ropeos, todavía [...] demasiado en su tiempo la relación de produc-
bohemios», para estar al paso de ción determinaba de manera con-
los tiempos, caracterizados por secuente un modo de reproduc-
el maquinismo que «nos tritura», ción social de la vida. Dicho en
entendiendo el «maquinismo en términos menos mecanicistas: la
sentido general, como organiza- estrecha conexión entre el modo
ción científica también del traba- y las relaciones de producción y
jo conceptual» (LC 360). En ese reproducción se convirtió en una
contexto Gramsci cita a Ford, que de las características sobresalien-
tal cual como otros «industriales tes del nuevo capitalismo (ameri-
americanos», «tiene un equipo de cano-fordista).
inspectores que controlan la vida La descripción del fordis-
privada de los empleados y les mo presupone la del taylorismo.
imponen cierto régimen de vida: Este último implica que el obre-
controlan su comida, su cama, el ro, «apéndice de la máquina» (lo
tamaño de sus cuartos, sus horas decía ya Marx) en la gran fábri-
de descanso e incluso cosas más ca, sea tratado tendencialmen-
íntimas; quien no se somete, es te como una máquina. El trabajo
despedido y no recibe los 6 dó- vivo es “científicamente” estudia-
lares de salario mínimo diario» do, analizado, diseccionado, ato-

225
Fordismo

mizado, y como tal controlado y y más extenuantes que en otras


disciplinado de forma capilar en partes» (Ivi, 88). Sin embargo, es
el momento de su erogación, para un hecho que «el salario no logra
que asegure la mayor intensidad compensar en todos, y que han de
y productividad. Este «sistema reconstituirse en las condiciones
Taylor» se convierte en el «siste- dadas de la sociedad tal como es»
ma Taylor-Ford que crea un nue- (Ibid.) la más intensa y gravosa ex-
vo tipo de calificación y de oficio» plotación de la fuerza de trabajo
cuando y en tanto es «restringido derivada del método Taylor-Ford.
a determinadas fábricas, e incluso Como en el taylorismo, el
máquinas o momentos del proce- cuadro que resulta del análisis
so productivo» (C 29, §6, 233). Fá- gramsciano del fordismo está lle-
bricas, máquinas y momentos de no de ambivalencias y contradic-
un tal “sistema” caracterizan pre- ciones. En ese caso, el ritmo dia-
cisamente una vanguardia de em- léctico es quizás aún más marca-
presas capaces de representar el do. Gramsci plantea a la historici-
motor de toda la estructura pro- dad del fordismo una cuestión di-
ductiva; esas empresas aplican de lemática esencial. Merece la pena
forma rigurosa y sistemática la or- leer por completo el siguiente pa-
ganización taylorista del trabajo, saje: «se presenta el problema: si
asociándola a una política de al- el tipo de industria y de organi-
tos salarios, funcional a la cons- zación del trabajo y de la produc-
titución de una «maestranza de ción propio de Ford es “racional”,
fábrica o una escuadra de trabajo esto es, si puede y debe generali-
especializada orgánica y bien arti- zarse o si por el contrario se tra-
culada» (C 22, §13, 89). Dado que ta de un fenómeno morboso que
el taylorismo garantiza un gran hay que combatir con la fuerza
incremento de productividad, «la sindical y con la legislación. Es
industria Ford» puede poner en decir, si es posible, con la presión
acto una política de salarios más material y moral de la sociedad y
altos que en otras empresas, para del Estado, conducir a los obreros
que resulte aceptable «una discri- como masa a sufrir todo el pro-
minación, una calificación en sus ceso de transformación psicofísi-
obreros que las otras industrias ca para obtener que el tipo medio
todavía no exigen, un tipo de ca- del obrero Ford se convierta en el
lificación de nuevo género, una tipo medio del obrero moderno o
forma de consumo de fuerza de si esto es imposible porque con-
trabajo y una cantidad de fuer- duciría a la degeneración física y
za consumida en el mismo tiem- al deterioro de la raza, destruyen-
po medio que son más gravosas do toda fuerza de trabajo. Parece

226
Fordismo

posible responder que el método combinación de coerción (auto-


Ford es “racional”, o sea que debe disciplina) y de persuasión» no es
generalizarse, pero que para ello compatible con el capitalismo (Ivi,
es necesario un proceso largo, en 89). La autodisciplina es el resul-
el que se produzca un cambio de tado práctico de la conciencia de
las condiciones sociales y un cam- clase obrera, es la premisa esen-
bio de las costumbres y hábitos in- cial del socialismo, como síntesis
dividuales, lo que no puede suce- vivida de «espontaneidad y direc-
der únicamente con la “coerción”, ción consciente» (C 3, §48, 51). Sin
sino sólo con una combinación de embargo, de ser así, surge enton-
coerción (autodisciplina) y de per- ces otra pregunta: el método Ford,
suasión, también bajo la forma de ¿tiene que cambiarse a sí mismo, y
altos salarios, o sea de posibilida- cómo, para poder transitar hacia
des de mejor nivel de vida, o qui- un modo de producción diferente
zá, más exactamente, de posibili- y convertirse en palanca producti-
dades de realizar el nivel de vida va, si fuera posible, de una estruc-
adecuado a los nuevos modos de tura que tiene como línea de meta
producción y de trabajo, que exi- la «sociedad regulada»? Gramsci,
gen un particular dispendio de como por lo demás ya había he-
energías musculares y nerviosas» cho Marx, nunca describe la «ta-
(Ivi, 88-89). El pasaje está claro, berna del porvenir». La transición
no requiere particulares comen- es una cuestión dialéctica.
tarios, excepto que a propósito La parte central del Cuaderno
de un punto, muy delicado, don- 22, desde el C 22, §8 hasta el C 22,
de Gramsci habla de «coerción» y §13 transcribe y organiza notas o
«autodisciplina», que se tiene que pasajes del Cuaderno 1, Cuaderno
enfrentar a partir del largo proce- 4, (y Cuaderno 9) Es una elabora-
so de mutación que debería per- ción compleja y de interpretación
mitir la generalización y la ad- no siempre fácil y unívoca. Su
quisición de “racionalidad” por pensamiento se ha vuelto más cla-
parte del método Ford. ¿A dónde ro y maduro – a veces menos in-
lleva este proceso? Por un lado, el cisivo – aunque más orgánico con
desarrollo del pasaje citado hace respecto a la primera redacción.
pensar en una meta interna en el Gramsci se mide con un proceso
modo capitalista de producción, de desarrollo de alcance mundial,
por tanto, no en rupturas revolu- recién nacido, del cual forman
cionarias; por el otro lado, el pen- parte el taylorismo, el fordismo,
samiento de Gramsci, como se de- el americanismo. Condiciones de
duce del conjunto de los Cuader- partida, marco de referencia, ho-
nos, no deja lugar a dudas: «una rizonte futuro están dentro del

227
Fordismo

modo capitalista de producción, trabajo. Pero precisamente contra


que, sin embargo, es estructural- este “humanismo” lucha el nuevo
mente contradictorio, tiene en su industrialismo» (C 22, §11, 82). El
ADN el potencial dialéctico de método Ford actúa sobre el pro-
su superación. Desde el punto de ceso reproductivo de la fuerza de
vista económico y social el análisis trabajo primero que nada con la
del fordismo es el más inmediata- política del alto salario, que sin
mente relevante. Son muchos los embargo es muy frágil, tanto por-
puntos importantes que hacen de que la compensación que este pro-
este fenómeno una base de reno- mete respecto al agotamiento psi-
vación y de dinamismo (incluso cofísico es demasiado débil, y los
más que de estabilidad) del sis- obreros escapan, como porque «es
tema; sin embargo, hay también de dos filos», haciendo entrever al
motivos de debilidad. El comba- trabajador exigencias y libertades
te teórico que Gramsci conduce que deben más bien ser conculca-
en este análisis es arduo, porque das (a través del prohibicionismo,
debe dar cuenta tanto de la mag- así como el freno a todo abuso o
nitud revolucionaria del fordis- irregularidad sexual) para garan-
mo, dentro del capitalismo, como tizar «la eficiencia física», es de-
de su caducidad, también ella re- cir «muscular-nerviosa» del tra-
volucionaria, pero en un sentido bajador. «Los intentos hechos por
diverso. Está en juego la forma- Ford de intervenir, con un cuerpo
ción de un “hombre nuevo”, que de inspectores, en la vida privada
hoy es nuevo solo en potencia. de sus empleados» representan
Lo que es verdaderamente nue- por esto una necesidad profun-
vo en el “moderno” capitalismo da del sistema, hasta proponerse
es la muerte del viejo. «Hay que como un modelo que se amplía
estudiar las iniciativas “purita- a «ideología estatal». Una políti-
nas” de los industriales america- ca tal, sin embargo, tiene el alien-
nos tipo Ford. Es cierto que estos to corto, porque tiene la única fi-
no se preocupan de la “humani- nalidad «de conservar, fuera del
dad”, de la “espiritualidad” del trabajo, cierto equilibrio psicofí-
trabajador, que inmediatamente sico que impida el colapso fisio-
es aplastada. Esta “humanidad y lógico del trabajador, exprimido
espiritualidad” [...] era máxima por el nuevo método de produc-
en el artesanado, en el “demiur- ción». Puritanismo respecto a las
go”, cuando la personalidad del masas obreras y a las tendencias
trabajador se reflejaba toda ella en libertinas de la burguesía deter-
el objeto creado, cuando era aún minan en la sociedad cierta «sepa-
muy fuerte el vínculo entre arte y ración que [...] se irá acentuando

228
Fordismo

cada vez más», constituyendo «el del moderno capitalismo: «Toda


hecho más notable del fenómeno la actividad industrial de Hen-
americano» (Ivi, 82-83). ry Ford se puede estudiar des-
La «racionalización de la pro- de este punto de vista: una lucha
ducción y del trabajo» es el fruto continua, incesante, para escapar
del método Ford, o Taylor-Ford. a la ley de la caída de la tasa de
Gramsci advierte que no deben ganancia, manteniendo una po-
tomarse a la ligera las iniciativas sición de superioridad sobre sus
“puritanas” de los industriales competidores. Ford tuvo que salir
fordistas, adecuadas para las «ne- del campo estrictamente indus-
cesidades del nuevo método de trial de la producción para orga-
trabajo» taylorista. Juntas repre- nizar también los transportes y la
sentan un enorme «esfuerzo», «el distribución de su mercancía» (C
mayor esfuerzo colectivo que se 10 II, §36, 171). En C 10 §II, 41, 179
haya realizado hasta ahora para este tema se afronta más analítica-
crear [...] un tipo nuevo de traba- mente. Económicamente, se pre-
jador y de hombre». Hemos visto senta a Ford la pesadilla de la co-
cómo esto implica la destrucción yuntura con «¡[...] las dos crisis de
del viejo humanismo. El «cinismo la Bolsa de Nueva York que pusie-
brutal» califica ideales-tipo como ron un freno a la construcción de
el tayloriano «“gorila amaestra- los automóviles! Todo el optimis-
do”», el cual, aunque ilusorio, ex- mo de su visión industrial que-
presa «el fin de la sociedad ameri- dó destruido de un golpe y será
cana» (Ivi, 81-82). La cuestión del difícil hacerlo renacer» (LC 362, a
fordismo abarca una pluralidad Tatiana, 4 de noviembre de 1930).
de relaciones, temporales y es- Sin embargo, Gramsci sabe bien
paciales, que a su vez abarcan el que el fordismo tiene piernas para
nexo estructura-superestructura caminar también en la adversidad
o, en términos más gramscianos, de la crisis. La fuerza del mode-
producción, política y cultura. El lo que este expresa no se limita a
interrogativo al que hicimos refe- la situación americana, sino que
rencia (cómo debe y puede cam- se desborda en el mundo entero.
biar) debe ser canalizado en un Gramsci guarda una atención par-
contexto complejo, a partir del re- ticular a la relación con el fascis-
conocimiento de su objetividad. mo (que introduce el sistema Be-
La “modernización” que el for- daux). Aquí bastará hacer referen-
dismo realiza viene de lejos, res- cia a cómo, según Gramsci, «en
ponde a una necesidad económi- Italia hemos tenido un inicio de
ca apremiante – cuestión de vida fanfarria fordística (exaltación de
o de muerte – para las suertes la gran ciudad – la gran Milán et-

229
Gran política, pequeña política

cétera)» (C 1, §61, 136) y a la idea- pero las soluciones prácticas eran


lización que el fordismo arrastra profundamente erradas». Según
consigo. Significativo es en este Gramsci, «la tendencia de León
sentido el breve C 7, §27: «Grazia- Davidovich [...] consistía en la
dei y el país de la Cucaña. Ver en Gog “demasiado” resuelta (por lo tan-
de Papini (entrevista con Ford, p. to no racionalizada) voluntad de
24) las palabras atribuidas a Ford: dar la supremacía, en la vida na-
“Fabricar sin ningún obrero un cional, a la industria y a los méto-
número cada vez mayor de obje- dos industriales, de acelerar, con
tos que no cuesten casi nada”» (C medios coercitivos exteriores, la
7, §27, 165). disciplina y el orden en la produc-
El punto clave, que es funda- ción, de adecuar las costumbres a
mental para Gramsci, es la nove- las necesidades del trabajo» (Ivi,
dad productiva y reproductiva ac- 81). Estamos aquí en el umbral de
tivada por el taylorismo-fordismo una cuestión dramática, nunca re-
y acorde con la “revolución pa- suelta, que el “socialismo real” se
siva” americanista, confrontada llevará consigo hasta la tumba, es
con las perspectivas revoluciona- decir su incapacidad (subjetiva) o
rias-socialistas abiertas por el Oc- imposibilidad (objetiva) de tradu-
tubre soviético. El fordismo apun- cir la coerción americano-fordista
ta a lograr un «equilibrio psicofí- del modo de producir, vivir y sen-
sico» del nuevo tipo de trabajador, tir del obrero (revolución pasiva)
el obrero masa, que sin embargo, en auto coerción o disciplina inte-
en las condiciones dadas del mo- rior (reforma moral e intelectual
delo capitalista de producción, no socialista, promovida por los tra-
puede «ser sino puramente exte- bajadores).
rior y mecánico». Gramsci obser- GIORGIO BARATTA
va: el equilibrio «podrá volver-
se interior si es propuesto por el Gran política, pequeña política
trabajador mismo y no impues- La formulación gramsciana del
to desde afuera, por una nueva concepto de política – o, más pre-
forma de sociedad, con medios cisamente, del que él llama repe-
apropiados y originales» (C 22, tidamente «ciencia de la política»,
§11, 82). En el ámbito del expe- sirviéndose siempre positivamen-
rimento soviético, las posiciones te del término – es ciertamente
más acreditadas con respecto a la una de las más importantes con-
apropiación socialista del mode- tribuciones teóricas presentes en
lo americano-fordista son las de los Cuadernos. Se puede inclusive
«León Davidovich» (Trotski), cu- decir que reside aquí la principal
yas «preocupaciones eran justas, contribución teórica de Gramsci

230
Gran política, pequeña política

a la filosofía de la praxis, es de- to general de política, sino que


cir, al marxismo. Esta peculiar también aparece como momen-
definición de la política encuen- to clave de lo que Gramsci llama
tra su expresión más clara cuan- «análisis de las situaciones» o de
do Gramsci afirma: «La innova- las «relaciones de fuerza». El pre-
ción fundamental introducida dominio de una u otra forma de
por la filosofía de la praxis en la hacer política, es decir, de la pe-
ciencia de la política y de la his- queña o de la gran política, es un
toria es la demostración de que elemento decisivo para valorar
no existe una “naturaleza huma- qué clase o grupo de clases ejerce
na” abstracta, fija e inmutable [...] el dominio o la hegemonía en una
sino que la naturaleza humana es situación concreta y de qué modo
el conjunto de relaciones socia- lo hace. Gramsci define así esta
les históricamente determinadas pareja conceptual: «Gran políti-
[...] Por tanto, la ciencia política ca (alta política)-pequeña política
debe ser concebida en su conteni- (política del día por día, política
do concreto (y también en su for- parlamentaria, de corredor, de in-
mulación lógica) como un orga- triga). La gran política compren-
nismo en desarrollo» (C 13, §20, de las cuestiones vinculadas con
48). Es en el marco de esta histo- la fundación de nuevos Estados,
rización radical de la ciencia polí- con la lucha para la destrucción,
tica que Gramsci nos presenta las la defensa, la conservación de de-
muchas determinaciones que, a terminadas estructuras orgánicas
su entender, constituyen la esfera económico-sociales. La pequeña
de la práctica política (o, en su ex- política [comprende, NdA] las
presión, del «arte político»), entre cuestiones parciales y cotidianas
las cuales, entre muchas otras, se que se plantean en el interior de
puede recordar la relación entre una estructura ya establecida por
gobernantes y gobernados, entre las luchas de preeminencia entre
coerción y consenso, entre lo eco- las diversas facciones de una mis-
nómico-corporativo y lo ético-po- ma clase política» (C 13, §5, 20). Si
lítico, entre estructura y superes- recordamos el concepto gramscia-
tructura, etc. no de «catarsis», podremos decir
Según Gramsci, un puesto re- que solo la gran política alcanza
levante entre estas determinacio- el «momento catártico», o sea, el
nes está ocupado por la pareja paso de lo particular a lo univer-
conceptual gran política-peque- sal, del momento económico-cor-
ña política. Se trata de una pare- porativo al ético-político, de la ne-
ja que sirve no solo para definir cesidad a la libertad. Pero no debe
segmentos decisivos del concep- olvidarse que para Gramsci es

231
Gran política, pequeña política

«gran política el tratar de excluir o sea, a garantizar que perma-


la gran política del ámbito interno nezcan «gobernantes y no gober-
de la vida estatal y reducir todo a nados», Gramsci reconoce que, a
pequeña política» (Ibid.). En otras pesar de esta postura atrasada,
palabras: si para las clases subal- «Croce [...] representa la gran po-
ternas el predominio de la peque- lítica contra la pequeña política,
ña política es siempre índice de el maquiavelismo de Maquiavelo
derrota, de subordinación, este contra el maquiavelismo de Sten-
predominio puede ser – y a me- terello» (C 10 I, §1, 117). En otras
nudo efectivamente es – la condi- palabras: la distinción entre pe-
ción de la supremacía de las clases queña y gran política no significa
dominantes. necesariamente una distinción en-
La distinción entre pequeña tre progreso y reacción. Estamos
política y gran política aparece también aquí ante una distinción
por primera vez en los Cuadernos que debe ser valorada en cada si-
en un Texto B, que concierne no a tuación concreta. La gran política
la política tout court, sino al arte. de las clases dirigentes y de sus
En el comentario sobre un autor intelectuales no consiste solamen-
que Gramsci considera un “so- te en garantizar que todo deven-
brino del padre Bresciani”, o sea, ga pequeña política: en ciertos
Enrico Corradini, se dice que este contextos concretos, también las
último «parece hacer una distin- clases dirigentes están constreñi-
ción entre “pequeña política” y das a hacer (o al menos tratar de
“gran política” en las “tesis” con- hacer) gran política propiamente
tenidas en las obras de arte» (C 5, dicha.
§27, 269). Aquí la pequeña polí- En dos pasajes la distinción es
tica parece ser para Gramsci «in- utilizada para individuar hechos
trusión de elementos extra-artísti- históricos concretos. En un largo
cos, sean estos de carácter eleva- párrafo donde analiza la relación
do o bajo», «de oratoria para fines entre historia nacional e histo-
prácticos», mientras que la gran ria universal y donde discute las
política se manifestaría cuando ideas de Croce, Gramsci comenta
se hace «“arte”» real y verdadero un libro de Raffaele Ciasca y lo re-
(Ibid.). La pareja gran política-pe- sume así: «al mismo tiempo que
queña política se aplica también da la prueba de que existían en
a la acción de los intelectuales. A Italia los mismos problemas im-
pesar de críticas firmes acerca del pelentes que en la Francia del an-
modo en que Croce se empeña en tiguo régimen y una fuerza social
evitar que «los intelectuales [...] que interpretaba y representaba
se rebajen al nivel de las masas», tales problemas en el mismo sen-

232
Guerra de movimiento

tido francés, da también la prueba una contribución esencial para ca-


de que tales fuerzas eran escasas racterizar la esfera de la práctica
y los problemas se mantenían al ni- política, sino también como un
vel de la “pequeña política”» (C 10 instrumento para analizar relacio-
II, §61, 232-233, las cursivas son nes de fuerza en situaciones con-
mías). Quizás todavía más impor- cretas.
tante es el párrafo donde Gramsci, CARLOS NELSON
remitiéndose a Maquiavelo, se COUTINHO
sirve de la pareja en cuestión para
analizar el Renacimiento italiano. Guerra de movimiento
En efecto, Gramsci dice: «A pro- La guerra de movimiento, o
pósito del Renacimiento, de Lo- guerra de maniobra – metáfora de
renzo de Medici etcétera, cuestión una lucha revolucionaria del siglo
de “gran política y de pequeña XIX e inadecuada para las socie-
política”, política creativa y políti- dades desarrolladas de Occiden-
ca de equilibrio, de conservación, te –, es considerada por Gramsci
aunque se trate de conservar una una forma inadecuada de conflic-
situación miserable [...] los italia- to político moderno. En su formu-
nos del Renacimiento no han sido lación principal, provista por Lev
nunca “volubles”, más bien segu- Davidovic Bronstein (Trotsky), la
ramente hay que distinguir entre guerra de movimiento es «el re-
la gran política que los italianos flejo de las condiciones genera-
hacían en el “exterior” como fuer- les-económico-culturales-sociales
za cosmopolita (mientras la fun- de un país en el que los cuadros
ción cosmopolita duró) y la pe- de la vida nacional son embrio-
queña política del interior, la pe- narios y desligados y no pueden
queña diplomacia, la estrechez de convertirse en “trinchera o forta-
los programas etcétera, por consi- leza”» (C 7, §16, 156). La persis-
guiente la debilidad de conciencia tencia del choque entre las par-
nacional que habría exigido una tes sociales a la que alude Trots-
actividad audaz y de confianza en ky en su teoría de la “revolución
las fuerzas populares-nacionales. permanente” no puede explicarse
Concluido el período de la fun- por la idea de la guerra de movi-
ción cosmopolita, quedó el de la miento; Gramsci sostiene, de he-
“pequeña política” en el interior, cho, que el conflicto social en Oc-
el esfuerzo desmedido para im- cidente no se expresa en una gue-
pedir cualquier cambio radical» rra de maniobra librada en campo
(C 15, §72, 240). La pareja concep- abierto. La analogía con las gue-
tual pequeña política-gran políti- rras napoleónicas es inadecuada
ca aparece así no solamente como para comprender la verdadera

233
Guerra de movimiento

naturaleza del conflicto social (y rra de movimiento es típicamente


militar) contemporáneo. La per- “oriental” («En Oriente el Estado
manencia del conflicto político se lo era todo, la sociedad civil era
expresa de hecho a través de una primitiva y gelatinosa»: C 7, §16,
negociación constante de las po- 157). Lo que a Trotsky escapa es
siciones políticas entre grupos y que en Occidente existe una fuerte
clases, especialmente en las socie- relación entre el Estado y la socie-
dades de posguerra. En política dad civil; el Estado es una trinche-
hay una guerra de movimiento, ra avanzada en el cuerpo de una
o guerra de maniobra, cuando se sociedad civil robusta compues-
trata de conquistar posiciones no ta por una «cadena de fortalezas
decisivas y no es posible movili- y de casamatas» (Ibid.). Sin olvi-
zar todos los recursos de los apa- dar que la guerra de movimiento
ratos de la hegemonía y del Esta- se inspiró en un modelo “espon-
do. Cuando estas posiciones han taneísta” de la lucha política ge-
perdido su valor, y solo aquellas neralizada en la izquierda comu-
decisivas tienen importancia, dice nista alemana y en el sindicalismo
Gramsci, entonces se pasa a la con ascendencia anarquista de la
guerra de asedio o de posiciones Francia de la época, en otras pa-
(C 6, §138, 105). labras, Rosa Luxemburgo y Geor-
Por este error de valoración, ges Sorel (Ibid.).
el juicio sobre Trotsky es despia- Sin embargo, Gramsci no tie-
dado: «Bronstein, que parecía un ne la intención de liquidar la idea
“occidentalista” era por el contra- de “movimiento” en la lucha po-
rio un cosmopolita, o sea superfi- lítica. Su razonamiento se centra
cialmente nacional y superficial- en los fundamentos y los objetivos
mente occidentalista o europeo» de tal movimiento, que no puede
(C 7, §16, 156). Como cosmopolita, permanecer prisionero del “inme-
Trotsky asumió «el punto de vis- diatismo”, es decir, a lo que tiene
ta de las clases cultas europeas» de artefacto, arbitrario, aventure-
(C 11, §20, 279); confundió así la ro e históricamente no necesario
necesidad del desarrollo nacional todo movimiento. «Que en todo
de la Rusia bolchevique, la necesi- movimiento “espontáneo” hay un
dad de crear las condiciones para elemento primitivo de dirección
una guerra de maniobra entre las consciente, de disciplina, es algo
clases sociales en la naciente so- demostrado indirectamente por
ciedad socialista, con el espejismo el hecho de que existen corrientes
cosmopolita de alargar tal con- y grupos que sostienen la espon-
flicto indefinidamente. El punto taneidad como método» (C 3, §48,
de vista de Trotsky sobre la gue- 52). Pero la espontaneidad, agre-

234
Guerra de movimiento

ga Gramsci, debe ser “educada” y de paradójicamente a su neutrali-


hacerse homogénea a la teoría mo- zación. Este resultado deriva de
derna del “Príncipe”. Tal trabajo la incomprensión del significado
de educación no tiene en Gramsci histórico y conceptual del jacobi-
nada de coercitivo y de paterna- nismo, en particular por parte de
lista: en el ámbito de esta teoría, Sorel (Ivi, 14). En la interpretación
el movimiento es el elemento ca- de este autor, y en el uso de la tra-
racterístico de la construcción de dición que de él se originó, preva-
«un elemento de sociedad com- lece una interpretación “abstrac-
plejo en el cual ya tiene principio ta” del jacobinismo, limitada a los
el concretarse de una voluntad co- aspectos fanáticos de la acción po-
lectiva reconocida y afirmada par- lítica. La teoría de la política como
cialmente en la acción» (C 13, §1, guerra de movimiento se inspira
15). El peligro constante, subesti- en la misma abstracción cuando
mado por Trotsky, es que sin este propone espontaneidad sin direc-
telos inmanente, el movimien- ción política y se refugia en la ex-
to no produce ninguna forma de plicación de un movimiento polí-
complejidad social y termina por tico negando la existencia de un
dispersarse y agotarse (Ibid.). Te- propósito inmanente determina-
ner conciencia de los recursos y do por una voluntad política es-
los límites del movimiento en la pecífica.
«ciencia política» moderna sig- A la luz de estas consideracio-
nifica, en cambio, pensar en una nes, Gramsci establece las condi-
«voluntad colectiva» que crea ex ciones para una nueva historia de
novo «una experiencia histórica la guerra de movimiento. En la
real y universalmente conocida» base está el concepto de “revolu-
(Ivi, 16), consciente de la transfor- ción permanente”, «surgido antes
mación de las relaciones de fuer- de 1848, como expresión científi-
za en una sociedad que ha cono- camente elaborada de las expe-
cido la industrialización y la lu- riencias jacobinas desde 1789 has-
cha de clases, incluso si mantiene ta el Termidor» (C 13, §7, 22). En
una relación directa y esencial con el período posterior a 1870, con la
el «campo militar» (a la luz de lo expansión colonial europea, los
cual se puede decir que la guerra parámetros generales de la época
de movimiento tiene una corres- mercantilista cambiaron radical-
pondencia exacta en la lucha po- mente; la organización política y
lítica). En la concepción trotskista social de los Estados europeos de-
de la guerra de movimiento existe viene más compleja y la «fórmu-
una sobreestimación del concep- la del cuarenta y ocho» de la re-
to de movimiento que correspon- volución permanente es superada

235
Guerra de movimiento

en la ciencia política por la fórmu- sas populares (que entonces no


la de «“hegemonía civil”» (Ibid.). podían ser sino agrarias) y las hu-
La inadecuación del concepto de biese educado para levantarse “si-
guerra de movimiento se revela multáneamente” en todo el país.
solo para los Estados modernos Sólo la profundidad popular del
y «no para los países atrasados y movimiento y la simultaneidad
para las colonias, donde aún es- podían hacer posible la derrota
tán vigentes las formas que en del ejército austriaco y de sus au-
otras partes han sido superadas y xiliares» (Ibid.). La guerra de mo-
se han vuelto anacrónicas» (Ibid.). vimiento predicada por Mazzini
Asimismo, la historia política no respetó ninguna de estas tres
italiana puede leerse a partir de prerrogativas, que para Gramsci
la relación entre la ciencia políti- resumen las características de una
ca y el campo militar, y en parti- política nacional moderna. La in-
cular a través de la relación entre adecuación del concepto mazzi-
la guerra de movimiento y el jaco- niano de guerra de movimiento, a
binismo. Gramsci demuestra que partir del momento “jacobino” de
las élites del Risorgimento pensa- la política de Gioberti, fueron los
ban en la política de unificación mayores responsables de la “revo-
nacional en términos de guerra de lución pasiva” que condujo poste-
movimiento, inadecuada para li- riormente a un cierto tipo de uni-
berar al país de los austriacos. En ficación del país. El propio Crispi,
este punto medimos los fracasos agrega Gramsci, debe ser consi-
de Mazzini (cuyo programa esta- derado un jacobino «en el sentido
ba «demasiado “determinado” y peyorativo» del término (C 10 II,
concreto en sentido republicano y §61, 233), por lo que respecta a su
unitario»: C 17, §28, 321) y de Gio- política imperialista. En este caso,
berti (cuyo programa, se acerca- su jacobinismo pretendía condu-
ba todavía «al tipo de jacobino tal cir una guerra de movimiento en
como era necesario para la Italia el tablero de ajedrez colonial afri-
de entonces»: Ibid.). Ambos razo- cano de acuerdo con cierto plan,
naron a partir de una idea de Ita- ignorando que no poseía las pre-
lia que existía antes de su forma- misas capitalistas necesarias para
ción. En cambio, lo que se habría la empresa. Luego, Crispi decidió
necesitado era: «1] un fuerte par- centrarse en la «pasión popular
tido italiano homogéneo y cohe- de los rurales ciegamente orienta-
rente; 2] que este partido tuviese dos hacia la propiedad de la tie-
un programa concreto y especifi- rra: se trató de una necesidad de
cado; 3] que tal programa fuese política interna que resolver, des-
compartido con las grandes ma- viando su solución al infinito» (C

236
Guerra de movimiento

19, §24, 393-394). La aberración de casi matemática sobre la base del


tal política imperialista empeora poder económico [...] Desde la
así por la abstracción de las pre- guerra mundial en adelante este
misas políticas y por un concep- cálculo ya no resulta posible, [...] y
to militar defensivo incompatible ello constituye la más formidable
con las pretensiones de una gue- incógnita de la actual situación
rra de movimiento. El resulta- político-militar» (C 13, §28, 68). La
do del aventurerismo colonial de de Gramsci es una observación de
Crispi fue desviar recursos esen- fundamental importancia porque
ciales para las políticas de unifica- cancela cualquier posibilidad de
ción en Italia hacia África, destru- análisis economicista de la políti-
yendo así las premisas de su jaco- ca y de la guerra y propone una
binismo: creando las condiciones interpretación original de la pro-
para la realización y maduración pia Rusia posrevolucionaria. Al
de un Estado unitario. interior de la transformación de la
La abstracción y la total inca- guerra de movimiento en guerra
pacidad para definir las relacio- de posiciones, de hecho, un análi-
nes de poder reales de una teoría sis económico carecería por com-
política entendida como una gue- pleto de la comprensión de las ra-
rra de movimiento encuentra una zones por las cuales la revolución
mayor articulación en el análisis triunfó en Rusia. Las tropas guia-
de la relación entre la técnica mi- das por Trotsky eran ciertamente
litar, la lucha política y la guerra. inferiores (militar y económica-
La idea de Gramsci de que el pro- mente) respecto a las tropas alia-
yecto jacobino de expansión co- das que de 1919 a 1921 habían in-
lonial en el lado italiano no tenía tentado eliminar al régimen bol-
la base capitalista para perdurar chevique. Para Gramsci también
se deriva del análisis de esta re- la victoria militar de la revolución
lación; sin embargo, la «transfor- había sido producto de una ex-
mación del arte política» después traordinaria intuición política de
de la Primera Guerra Mundial no Lenin: «Ilich era profundamente
nace de la mera ecuación entre la nacional y profundamente euro-
potencia económica de un Estado peo [...] comprendió que era preci-
y su fuerza militar. «Hasta la gue- so un cambio de la guerra de ma-
rra mundial la técnica militar era niobras, aplicada victoriosamente
una simple aplicación especializa- en Oriente en el 17, a la guerra de
da de la técnica general y por lo posiciones que era la única posi-
tanto el poderío militar de un Es- ble en Occidente, donde […] en un
tado o de un grupo de Estados [...] breve espacio los ejércitos podían
podía ser calculado con exactitud acumular inmensas cantidades de

237
Guerra de movimiento

municiones, donde los cuadros directa del Estado en los asuntos


sociales eran capaces todavía por económicos se interpretaría como
sí solos de constituirse en trinche- una mediación necesaria entre in-
ras bien aprovisionadas de muni- tereses en conflicto. Las políticas
ciones» (C 7, §16, 156-157). La de económicas liberales constitui-
1921 había sido una victoria que rían al contrario un ataque a los
había sido capaz de interpretar la privilegios constituidos, la nega-
transformación de la guerra a la ción de la intervención estatal en
altura de una política moderna, la economía y una preferencia por
incluso si la intuición de Lenin no la autonomía de la sociedad civil
había seguido más. De cualquier en la gestión de sus intereses. En
modo, había demostrado que la realidad, agrega Gramsci, «el li-
transformación del arte político brecambismo es una “reglamen-
no dependía de la del arte militar. tación” de carácter estatal, intro-
Otro terreno de análisis sobre la ducida y mantenida por vía legis-
guerra de movimiento es aquella lativa y coercitiva» (C 13, §18, 41),
de la política económica: «La libre es «un programa político, destina-
competencia y el libre cambio co- do a cambiar [...] el personal diri-
rresponderían a la guerra de mo- gente de un Estado y el programa
vimiento», mientras que la guerra económico del Estado mismo, o
de posición, que debe entenderse sea a cambiar la distribución de la
en términos de revolución pasi- renta nacional» (Ibid.). La diferen-
va, está representada por las po- cia entre liberalismo y fascismo
líticas corporativas adoptadas por viene nuevamente interpretada
el fascismo y, anteriormente, por en términos del conflicto entre la
las clases dirigentes que gestiona- guerra de movimientos y la gue-
ron la unificación italiana (C 10 I, rra de posiciones. Aunque en este
§9, 130). El objetivo polémico es la caso, como por la teoría del parti-
reconstrucción crociana de la his- do político, se trata de un conflic-
toria europea, según la cual des- to por la hegemonía, por lo tanto,
pués de 1848 las clases dirigentes una lucha entre las «trincheras» y
continentales habrían adoptado las «casamatas» de la sociedad ci-
una política “reformista” que do- vil por la conquista del poder. Si
sificaba elementos de avance eco- anteriormente el papel decisivo
nómico e instancias de las viejas de la política se atribuía a la gue-
clases feudales destinadas a evi- rra y la fortaleza económica del
tar la reforma agraria para que las Estado, en este último caso se atri-
masas populares no atravesaran buye a la economía. Este no es el
por nuevas fases “revoluciona- caso, concluye Gramsci, porque el
rias”. En este caso, la intervención conflicto sobre las políticas econó-

238
Guerra de posición

micas también debe entenderse La acumulación de recursos


como una lucha por la hegemonía económicos, sociales y políticos
y como construcción de un “blo- necesarios para la conquista por
que social” (Ivi, 46). parte de las clases subordinadas
ROBERTO CICCARELLI de las fortalezas ideológicas crea-
das por las clases dominantes, así
Guerra de posición como la destrucción del «frente»
La riqueza polisémica del con- creado por las trincheras del ejér-
cepto de guerra de posición es sig- cito enemigo son prerrogativas de
nificativa en el método gramscia- la política moderna: «La estructu-
no: tiene un valor descriptivo y ra masiva de las democracias mo-
gnoseológico y registra la trans- dernas, tanto como organizacio-
formación del arte militar al apli- nes estatales cuanto como com-
carlo a la ciencia política, convir- plejo de asociaciones en la vida
tiéndose en los Cuadernos en uno civil, constituyen para el arte po-
de los principales instrumentos lítico, lo que las “trincheras” y las
usados por la filosofía de la praxis fortificaciones permanentes del
para definir la modalidad a través frente en la guerra de posiciones:
de la cual se afirma la lucha y la hacen solamente “parcial” el ele-
organización de las clases y para mento del movimiento que antes
describir las principales estrate- era “toda” la guerra» (C 13, §7,
gias militares adoptadas por los 22). Todos los conflictos políti-
ejércitos modernos en la Prime- co-militares que ocurrieron entre
ra Guerra Mundial. Respecto a la 1848 y 1918 se vieron afectados
guerra de movimiento, la guerra por el advenimiento de la nueva
de posición es preparada minu- guerra de posición. Los ejércitos
ciosamente por los Estados y las que se han enfrentado en estos
clases sociales durante el tiem- setenta años han luchado con ar-
po de paz (C 10 I, §9, 130). Para mas, pero también con los recur-
Gramsci la guerra de posición no sos humanos, técnicos y sociales
tiene lugar solo en tiempos de puestos a disposición por la am-
guerra, entre las trincheras cons- pliación masiva de la producción
truidas en 1914-1918 en el frente industrial. Respecto a la época
franco-alemán e italiano-austria- moderna del arte militar, donde
co, sino que es la expresión del las masas también eran importan-
“asedio recíproco” entre las clases tes, la guerra de posición involu-
que tiene lugar constantemente cra a toda la población del Esta-
en todas las modernas sociedades do-nación, por las necesidades
capitalistas (C 13, §24, 61-62). relacionadas con el suministro de
tropas al frente, pero también por

239
Guerra de posición

la producción y la movilización rato hegemónico, en cuanto que


político-ideológica de tales recur- crea un nuevo terreno ideológi-
sos. Por esta razón, para Gramsci co, determina una reforma de las
la ciencia política, como la estra- conciencias y de los métodos de
tegia militar entre los siglos XIX y conocimiento, es un hecho de co-
XX, puede considerarse en última nocimiento, un hecho filosófico»
instancia la expresión de la misma (C 10 II, §12, 146). A pesar de no
guerra de posición. haber tenido tiempo de profun-
El que mejor entendió la na- dizar el trabajo sobre el nuevo
turaleza política de la guerra de concepto de guerra de posición,
posición moderna ha sido Lenin. Lenin entendió la “misión nacio-
En comparación con Trotsky, teó- nal” de la política, que «exigía un
rico de la guerra de movimien- reconocimiento del terreno y una
to, en opinión de Gramsci Lenin fijación de los elementos de trin-
«comprendió que era preciso un chera y de fortaleza representa-
cambio de la guerra de manio- dos por los elementos de la socie-
bras, aplicada victoriosamente dad civil» (C 7, §16, 157). En opi-
en Oriente en el 17, a la guerra de nión de Gramsci, es la sociedad
posiciones que era la única posi- civil (parte del “Estado integral”)
ble en Occidente» (C 7, §16, 157). la que constituye el terreno de ba-
Desde un punto de vista estricta- talla político-militar en el que las
mente militar, la intuición de Le- clases actúan en sus respectivas
nin recogió el elemento empíri- relaciones de fuerza. El objetivo
co del nuevo tipo de guerra: «en de este choque es la construcción,
un breve espacio los ejércitos po- o transformación, de «un aparato
dían acumular inmensas canti- hegemónico, en cuanto que crea
dades de municiones, donde los un nuevo terreno ideológico, de-
cuadros sociales eran capaces to- termina una reforma de las con-
davía por sí solos de constituirse ciencias y de los métodos de co-
en trincheras bien aprovisionadas nocimiento» (C 10 II, §12, 146).
de municiones» (Ibid.). Desde un Un elemento determinante de
punto de vista político, Lenin sos- la guerra de posición es la gran
tuvo que la confrontación militar masa de hombres que participa-
en las trincheras aludía a un mo- ron en operaciones militares en
delo de conflicto totalmente dife- los diversos frentes. Para Gramsci
rente, la lucha por la hegemonía. la guerra de posición requiere
La contribución teórica de Lenin enormes sacrificios a inmensas
en este punto es fundamental: la masas de la población e involucra
guerra de posición permite, de todas las áreas de la vida asocia-
hecho, la «realización de un apa- da en la relación de poder que tie-

240
Guerra de posición

ne como protagonistas a los «diri- El análisis de la restauración


gentes» y los «dirigidos». La gue- del orden después de los distur-
rra de posición es por tanto el mo- bios de la Revolución francesa y
mento más importante del último de la aventura napoleónica, des-
ciclo de la historia política euro- pués de la revolución europea de
pea analizado por Gramsci. «En 1870 (que tuvo en la Comuna de
la Europa de 1789 a [1814] se dio París el momento político más “vi-
una guerra de movimientos (po- sionario”), o después del final de
lítica) en la Revolución Francesa la Primera Guerra Mundial, que
y una larga guerra de posiciones condujo al surgimiento del fascis-
desde 1815 hasta 1870». Después mo en Italia, le permite a Gramsci
de la Primera Guerra Mundial, identificar una nueva fase de la
«la guerra de movimientos se ha guerra de posición, la económica.
dado políticamente desde mar- La restauración obedeció, en opi-
zo de 1917 hasta marzo de 1921» nión de Gramsci, a la necesidad
(período correspondiente a la re- de gestionar la transformación de
volución bolchevique en Rusia y la estructura económica en térmi-
la guerra civil que le siguió), «y le nos reformistas. El objetivo políti-
ha seguido una guerra de posicio- co de la reforma económica liberal
nes cuyo representante, además era evitar «cataclismos radicales y
de práctico (para Italia), ideoló- destructivos en forma extermina-
gico, para Europa, es el fascismo» dora» del sistema social, lo que
(C 10 I, §9, 130). Esta reconstruc- dañaría la hegemonía existente.
ción tiene un objetivo polémico: En opinión de Gramsci, el fas-
el Croce de la Historia de Europa cismo y su economía “corporati-
del siglo XIX y de la Historia de Ita- vista” sería una nueva forma de
lia de 1871 a 1915. El uso histórico «revolución pasiva» desarrollada
del concepto de guerra de posi- por las clases dominantes italia-
ción le permite a Gramsci identi- nas para neutralizar el riesgo de
ficar el “momento ideológico” de una crisis económica desastrosa
la historia crociana y rastrear las y la consecuente precipitación del
características esenciales del ciclo conflicto social (C 8, §236, 344).
político indicado anteriormente. La guerra de posición es la forma
Para Gramsci, la lectura crociana esencial en la que se da la revo-
de la historia en términos cultura- lución pasiva del liberalismo del
les y ético-políticos no captura el siglo XIX, primero y del fascismo
elemento conflictivo que condujo del siglo XX, después. En este sen-
a la formación del orden político tido, para Gramsci la Revolución
europeo. francesa debe entenderse como
una guerra de movimiento que

241
Guerra de posición

sería seguida por la larga guerra enemigos conduce a la decapita-


de posición del liberalismo. La re- ción de éstos y a su aniquilamien-
volución bolchevique es otra for- to durante un período a menudo
ma de guerra de maniobra, segui- muy largo» (Ibid.). La solución ita-
da de la nueva guerra de posición liana durante el Risorgimento fue
europea inaugurada por el adve- posible gracias a la «“revolución
nimiento del fascismo italiano. sin revolución”», o revolución pa-
La noción de guerra de po- siva, que permitió la formación de
sición interactúa directamente una clase dirigente y el logro de
con las principales categorías del la unificación del país. Se trata de
pensamiento político gramscia- un proceso que lleva a una serie
no, caracterizando sus momentos de grupos “dirigidos” a conver-
esenciales y orientando su análi- tirse en “dirigentes”, a través de
sis histórico, partiendo por el con- un proceso “molecular”, en cuya
cepto de «hegemonía», resultado base hay un grupo con una alta
de una acción intelectual, moral y «concentración orgánica» de inte-
política de los dirigentes. Anali- lectuales moderados (Ivi, 388).
zando la vida estatal italiana, esta Esta dinámica, analizada en la
acción revela toda su complejidad historia de los intelectuales italia-
y, en el caso histórico en cuestión, nos, se amplía y generaliza. El ad-
su fracaso sustancial. La clase di- venimiento del fascismo en Italia
rigente italiana se caracteriza por pasó a construir una nueva forma
el transformismo, es decir, «por de revolución pasiva. El éxito de
la elaboración de una clase diri- esta lucha ha sido el resultado de
gente cada vez más numerosa en una guerra de posiciones librada
los cuadros establecidos por los durante medio siglo entre las trin-
moderados después de 1848 y la cheras y las casamatas de la socie-
caída de las utopías neogüelfas y dad italiana. La consolidación de
federalistas, con la absorción gra- esta hegemonía ha promovido la
dual, pero continua y obtenida victoria de la revolución pasiva
con métodos diversos en su efica- también en Alemania: Gramsci
cia, de los elementos activos sur- cita a Antonio Labriola cuando
gidos de los grupos aliados e in- describe la guerra de posición en
cluso de los adversarios y que pa- este país. A pesar del gran desa-
recían irreconciliablemente ene- rrollo capitalista, de hecho, la he-
migos» (C 19, §24, 387). En Italia, gemonía burguesa ha coexistido
agrega Gramsci, la dirección polí- con el viejo régimen de los Junker,
tica se convirtió en un aspecto del dejando «subsistir una parte de su
dominio, «en cuanto que la ab- fachada tras la cual ocultar su pro-
sorción de las élites de los grupos pio dominio real» (C 19, §24, 405).

242
Guerra de posición

La revolución pasiva, por lo tan- y lo nuevo, no obstante la extre-


to, también surge de la derrota de mada energía de los “jacobinos”
las políticas napoleónicas y, por lo ingleses, o sea las “cabezas redon-
tanto, de la guerra del movimien- das” de Cromwell; la vieja aristo-
to en Europa, de la derrota del es- cracia permanece como capa gu-
píritu jacobino, para Gramsci vin- bernamental, con ciertos privile-
culado a la afirmación de la gue- gios, se convierte también ella en
rra del movimiento: «audaz, te- la capa intelectual de la burguesía
merario, está ciertamente ligado inglesa» (Ibid.).
a la hegemonía ejercida durante De este modo, el esquema de
tanto tiempo por Francia en Eu- guerra de posición-guerra de mo-
ropa». Las «guerras de Napoleón, vimiento se aplica a toda la histo-
por el contrario, con la enorme ria cultural y política continental
destrucción de hombres, [...] debi- y a las relaciones internacionales
litaron no solo la energía política entre los Estados. Se asiste, con-
militante francesa, sino también textualmente, al crecimiento de
la de las otras naciones, si bien in- la economía capitalista y a su in-
telectualmente fueron tan fecun- dustrialización, a la formación de
das para la renovación de Euro- un bloque social que renuncia al
pa» (Ibid.). El mismo proceso tie- “jacobinismo” y adopta definiti-
ne lugar en Inglaterra, donde «la vamente la estrategia de la guerra
revolución burguesa se desarrolla de posiciones y de la revolución
antes que en Francia», pero donde pasiva.
«tenemos un fenómeno semejante ROBERTO CICCARELLI
al alemán de fusión entre lo viejo

243
H
Hegemonía que se está imponiendo una serie
La primera aparición del tér- de otros problemas: la formación
mino «hegemonía» tiene lugar en y la ampliación de la clase diri-
C 1, §44, 107, donde encontramos gente, la necesidad de establecer
la expresión «“hegemonía políti- relaciones más íntimas y segu-
ca”», expresión introducida por ras entre los grupos dirigentes y
Gramsci, entre comillas, para in- la masa popular-nacional, o sea
dicar su particular significado res- de reorganizar la hegemonía cul-
pecto de la acepción genérica de tural». Hegemonía cultural que a
“preeminencia”, “supremacía”, su vez no se contrapone a la po-
que se encuentra en la continua- lítica, como testimonia el uso de
ción del mismo punto, acabando expresiones como «hegemonía
por constituir un espectro extre- político-cultural», «político-inte-
madamente amplio de significa- lectual», «intelectual, moral y po-
dos en un ámbito de contextos lítica», y similares, así como la te-
que va de la economía a la litera- sis de que «la filosofía de la pra-
tura, de la religión a la antropolo- xis concibe la realidad de las rela-
gía, de la psicología a la lingüísti- ciones humanas de conocimiento
ca. Se trata, por lo demás, de dis- como elemento de “hegemonía”
tinciones, por decirlo con termi- política» (C 10 II, §6, 143).
nología gramsciana, «metódicas» Por lo que atañe al significa-
y no «“orgánicas”», como parece do a atribuir al término «hegemo-
claro en la última aparición del nía», desde el principio (C 1, §44,
término (C 29, §3, 231): «Cada vez 107) Gramsci oscila entre un sen-
que aflora, de un modo u otro, la tido más restringido, contrapues-
cuestión de la lengua, significa to a «dominio», de «dirección»

245
Hegemonía

y uno más amplio que abarca a los EE. UU., en que (C 1, §61, 136)
ambos (dirección más dominio). «la hegemonía nace de la fábrica
Así escribe que «una clase es do- y no tiene necesidad de tantos in-
minante de dos maneras, esto es, termediarios políticos e ideológi-
“dirigente” y “dominante”. Es cos», porque «no se ha verificado
dirigente de las clases aliadas, es todavía (si no esporádicamente
dominante de las clases adversa- quizá) alguna floritura “superes-
rias. Por ello una clase ya antes tructural”, por lo tanto no se ha
de subir al poder puede ser “diri- planteado aún la cuestión funda-
gente” (y debe serlo): cuando está mental de la hegemonía». En C 6,
en el poder se vuelve dominante §10, 19 Gramsci dirá que «Améri-
pero sigue siendo también “diri- ca no ha superado todavía la fase
gente”». La oscilación prosigue económico-corporativa, atrave-
en las notas posteriores, creando sada por los europeos en la Edad
no pocas dificultades interpreta- Media»; en C 8, §185, 311 el juicio
tivas que pueden ser resueltas al alcanzará incluso a toda forma
menos en parte por referencia al estatal nueva: «Si es verdad que
contexto. En el C 1, §48, 124, por ningún tipo de Estado puede de-
ejemplo, se distingue entre «ejer- jar de atravesar una fase de primi-
cicio “normal” de la hegemonía tivismo económico-corporativa,
en el terreno que ya se ha hecho de ahí se deduce que el contenido
clásico del régimen parlamentario de la hegemonía política […] debe
[…] caracterizado por una combi- ser predominantemente de orden
nación de la fuerza y del consen- económico».
so que se equilibran» (hegemonía El terreno sobre el que se desa-
como dirección más dominio), y rrolla la «lucha por la hegemonía»
situaciones en las que «el apara- es el de la sociedad civil (C 4, §46,
to hegemónico se resquebraja y el 185). La relación entre hegemonía
ejercicio de la hegemonía se hace y sociedad civil ya había sido te-
cada vez más difícil» (hegemonía matizada en C 4, §38, 169-171, de-
vs. dominio). Tales situaciones, dicado a las Relaciones entre estruc-
aquí definidas como «“crisis del tura y superestructuras. Gramsci
principio de autoridad” - “disolu- distingue ahí tres momentos: el
ción del régimen parlamentario”» primero está «estrictamente liga-
y más adelante como «crisis orgá- da a la estructura»; el segundo «es
nica», o explícitamente como «cri- la “relación de fuerzas” políticas»;
sis de hegemonía» (C 13, §23, 52), el tercero «es el de la “relación de
pueden asimilarse a aquellas en fuerzas militares”». El segundo
que el Estado no se ha desarrolla- momento atraviesa diversas fa-
do aún plenamente: es el caso de ses, que culminan en la «más es-

246
Hegemonía

trictamente “política” […] en la entre hegemonía y sociedad civil


que las ideologías germinadas an- se resuelve teniendo presente la
teriormente entran en contacto y polisemia de los dos conceptos y
en oposición, hasta que una sola del de Estado: en una serie de no-
de ellas, o al menos una sola com- tas, de hecho, Gramsci dice «Esta-
binación de ellas, tiende a preva- do = sociedad política + sociedad
lecer, a imponerse, a difundirse civil, o sea hegemonía acorazada
sobre toda el área, determinando, de coerción» (C 6, §88, 76). En otro
además de la unidad económica grupo de parágrafos dedicados a
y política, también la unidad in- la crítica de la historia ético-polí-
telectual y moral, en un plano no tica de Croce, leída como tentati-
corporativo, sino universal, de va de “traducción”, parcial y uni-
hegemonía». En este punto el gru- lateral, del concepto de hegemo-
po hasta ahora subalterno puede nía, Gramsci, en vez de oponerse
salir «de la fase corporativa para a la excesiva contraposición entre
elevarse a la fase de hegemonía «el aspecto de la historia correlati-
político-intelectual en la sociedad vo a la “sociedad civil”, a la hege-
civil y llegar a ser dominante en monía», y «el aspecto de la histo-
la sociedad política». El tema se ria correspondiente a la iniciativa
desarrolla particularmente en el estatal-gubernativa» (C 7, §9, 150),
Cuaderno 6: en C 6, §24, 28 Gramsci insiste en la hegemonía como ele-
se preocupa de precisar el «senti- mento de unión entre la sociedad
do en que a menudo [las cursivas civil y la sociedad política. El re-
son mías] se emplea en estas notas chazo de la contraposición crocea-
(o sea en el sentido de hegemonía na entre los dos aspectos no impli-
política y cultural de un grupo so- ca, por lo demás, la aceptación de
cial sobre la sociedad entera)»; en su tosca identificación propuesta
C 6, §81, 66 se enuncia desde el tí- por Gentile, para quien, afirma
tulo el nexo entre Hegemonía (so- Gramsci, «hegemonía y dictadu-
ciedad civil) y división de poderes. ra son indistinguibles, la fuerza
En C 7, §83, 196, hablando de «lo es consenso sin más: no se puede
que se llama “opinión pública”», distinguir la sociedad política de
Gramsci dirá que «está estrecha- la sociedad civil: existe sólo el Es-
mente vinculado con la hegemo- tado y naturalmente el Estado-go-
nía política, o sea que es el pun- bierno» (C 6, §10, 18).
to de contacto entre la “sociedad Sin embargo, en el momento
civil” y la “sociedad política”, en- en que desenmascara la posición
tre el consenso y la fuerza» (Ibid.). gentiliana como mera hipóstasis
La aparente contradicción respec- del régimen totalitario impuesto
to de la precedente identificación por el Partido fascista, Gramsci

247
Hegemonía

distingue entre situaciones en que ganización social con el concepto


«el partido en cuestión es porta- de guerra de posición, que exige
dor de una nueva cultura y esta- «una concentración inaudita de la
mos ante una fase progresista» hegemonía». En C 8, §52, 244, tal
de otras en las que «el partido en estrategia se contrapone a la trots-
cuestión quiere impedir que otra kista de la revolución permanen-
fuerza, portadora de una nueva te: el «concepto del ’48 de la gue-
cultura, se vuelva “totalitaria”; y rra de movimientos en política y
estamos ante una fase regresiva y precisamente el de la revolución
reaccionaria objetivamente» (C 6, permanente: la guerra de posicio-
§136, 104-105). La diferencia entre nes, en política, es el concepto de
el totalitarismo fascista y el comu- hegemonía».
nista consiste, pues, en el hecho En cuanto a los protagonistas
de que mientras el primero tiende de tal guerra, en la fase inicial de
a reabsorber la sociedad civil en la reflexión carcelaria la atención
el interior del Estado, reduciendo aparece centrada en la clase: en
la hegemonía a la fuerza, en el se- C 1, §44, 106 leemos que «todo el
gundo «el elemento Estado-coer- problema de las diversas corrien-
ción se puede imaginar extingui- tes políticas del Risorgimento […]
ble a medida que se afirman ele- se reduce a éste fundamental: que
mentos cada vez más conspicuos los moderados representaban una
de sociedad regulada (o Estado clase relativamente homogénea,
ético o sociedad civil) […] En la por lo que la dirección sufrió os-
doctrina del Estado-sociedad re- cilaciones relativamente limita-
gulada, de una fase en la que Esta- das, mientras que el Partido de
do será igual a Gobierno, y Estado Acción no se apoyaba específica-
se identificará con sociedad civil, mente en ninguna clase histórica
deberá pasarse a una fase de Esta- y las oscilaciones que sufrían sus
do→vigilante nocturno, o sea de órganos dirigentes en último aná-
una organización coercitiva que lisis estaban determinadas por los
tutelará el desarrollo de los ele- intereses de los moderados». Una
mentos de sociedad regulada en visión que, al presuponer un nexo
continuo incremento, y por tanto más bien mecánico entre la estruc-
reduciendo gradualmente sus in- tura y la superestructura, reduci-
tervenciones autoritarias y coac- ría la lucha por la hegemonía a
tivas», hasta «una era de libertad epifenómeno de la lucha de clases
orgánica» (C 6, §88, 76). A partir sobre el terreno de las relaciones
de C 6, §138, 106 Gramsci descri- de producción. Posteriormente
be la larga lucha por la instaura- Gramsci atenuará semejante rigi-
ción de este nuevo modelo de or- dez, escribiendo ya en C 6, §200,

248
Hegemonía

135 que «en el desarrollo de una que se encarna en el Estado, y esta


clase nacional, junto al proceso de función es precisamente “organi-
su formación en el terreno econó- zativa” o conectiva». El estudio
mico, hay que tener en cuenta el del papel de los intelectuales en
desarrollo paralelo en los terre- tanto que «funcionarios» o, como
nos ideológico, jurídico, religio- Gramsci afirmará en el Texto C (C
so, intelectual, filosófico, etcétera 12, §1, 357), «“encargados” por el
[…] Pero todo movimiento de la grupo dominante para el ejercicio
“tesis” lleva a movimientos de la de las funciones subalternas de la
“antítesis” y [por consiguiente] a hegemonía social y del gobierno
“síntesis” parciales y provisiona- político» comporta la profundiza-
les». ción de otro tema esbozado en el
Mientras tanto, Gramsci ha de- Cuaderno 1, el de los sistemas o apa-
sarrollado un agente adicional de ratos hegemónicos: en primer lugar
la influencia hegemónica, repre- las instituciones educativas en el
sentado por el intelectual: visible sentido más amplio del término,
ya desde la nota C 1, §44, 107 don- desde el momento en que (C 10 II,
de los exponentes del partido mo- §44, 210) «toda relación de “hege-
derado eran definidos como «in- monía” es necesariamente una re-
telectuales en el sentido orgánico» lación pedagógica»; por tanto, la
o «condensados», «vanguardia» prensa, las organizaciones repre-
de la propia clase, el peso de los sivas legales y no, pero también,
intelectuales experimenta un no- como se dice en C 8, §179, 308,
table incremento a partir de C 4, «una multiplicidad de otras ini-
§49, de la mano de la ampliación ciativas y actividades supuesta-
del concepto mismo, hasta com- mente privadas», comprendidas
prender, además de los intelectua- «las obras pías y los legados de
les profesionales, los industriales, beneficencia» (C 14, §56, 144-145).
científicos, eclesiásticos, emplea- La progresiva pérdida de impor-
dos y demás, para concluir, en tancia de la clase con respecto a
el segundo borrador de C 12, §1, los intelectuales en el ejercicio de
355, que «todos los hombres son la hegemonía, que hay que rela-
intelectuales», aunque «no todos cionar con su frecuente sustitu-
los hombres tienen en la sociedad ción por “grupo” o “agrupación
la función de intelectuales». En el social” (por ejemplo en la reescri-
Texto A (C 4, §49, 188) se atribuye tura de C 1, §44 en C 19, §24), hace
a los intelectuales «una función en posible un nexo menos mecánico
la “hegemonía” que el grupo do- entre el plano económico y el he-
minante ejerce en toda la socie- gemónico; es verdad, como se lee
dad y en el “dominio” sobre ella en C 4, §49, 187-188, que «cada

249
Hegemonía

grupo social, al nacer sobre la contraposición al “parlamentaris-


base original de una función esen- mo negro”, tácito o implícito, re-
cial en el mundo de la producción presentado por el corporativismo
económica, crea al mismo tiem- fascista pero imputable también
po, orgánicamente, una o más ca- al régimen staliniano («la autocrí-
pas de intelectuales»; sin embargo tica de la autocrítica», la «liquida-
«la relación entre los intelectuales ción» de Trotsky, etc: C 14, §74 y
y la producción no es inmediata, C 14, §76), en las que queda cla-
como sucede en el caso de los gru- ro que «debe excluirse cuidadosa-
pos sociales fundamentales, sino mente toda [aunque sólo sea] apa-
que es mediada […] por dos tipos riencia de apoyo a las tendencias
de organización social: a) por la “absolutistas”» (C 14, §76, 168).
sociedad civil […] b) por el Esta- Esto permite a Gramsci instituir
do», además de por la existencia en C 8, §191, 313, un nexo entre
de «categorías intelectuales pre- «Hegemonía y democracia. Entre
existentes» que representan «una tantos significados de democra-
continuidad histórica ininterrum- cia, el más realista y concreto me
pida siquiera por las más compli- parece se puede extraer en cone-
cadas mutaciones de las formas xión con el concepto de hegemo-
sociales y políticas». nía. En el sistema hegemónico,
Debe además considerarse el existe democracia entre el grupo
progresivo surgimiento, a partir dirigente y los grupos dirigidos»
de C 5, §127, 345, del papel del (Ibid.): esta es la particular acep-
partido entendido como «moder- ción gramsciana del centralismo
no Príncipe», desde el momento democrático, que «consiste en la
en que «en la realidad de algunos búsqueda crítica […] para entre-
Estados el “jefe del Estado” […] sacar el elemento “internacional”
es precisamente el “partido po- y “unitario” en la realidad nacio-
lítico”», que tiene «“el poder de nal y localista» (C 9, §68, 50). Sobre
hecho”, ejerce la función hegemó- el nexo entre elemento nacional e
nica y por lo tanto equilibradora internacional Gramsci retornará
de intereses diversos, en la “socie- en C 14, §68, 156: «Ciertamente el
dad civil”». El partido se presen- desarrollo va hacia el internacio-
ta como portador de un modelo nalismo, pero el punto de partida
de democracia sustancial distin- es “nacional” […] El concepto de
to, aunque no del todo antitético, hegemonía es aquel en el que se
con respecto a aquella formal del anudan las exigencias de carácter
parlamentarismo, como demues- nacional».
tra una serie de notas tardías en La centralidad del papel del
que esta última es revalorada en partido en la lucha por la hege-

250
Historia

monía torna menos mecánica la Para Gramsci no se trata, pues, de


relación entre el plano estructu- superar el horizonte del marxis-
ral y el superestructural; por otra mo, sino más bien de retornar a
parte, en C 7, §24, 161 Gramsci ha- sus fuentes originarias: de aquí la
bía recurrido precisamente al con- atribución a Lenin, a partir de C 4,
cepto de hegemonía para com- §38, 177, de la paternidad del mis-
batir «la pretensión (presentada mo concepto de hegemonía, que
como postulado esencial del ma- incluso representa «la aportación
terialismo histórico) de presentar máxima de Ilich a la filosofía mar-
y exponer toda fluctuación de la xista, al materialismo histórico,
política y la ideología como una aportación original y creativa».
expresión inmediata de la estruc- Y es precisamente a través de Le-
tura». De donde se sigue la crítica nin que Gramsci retorna a Marx:
de toda interpretación economi- en C 10 II, §41 X, 198, innovando
cista del materialismo histórico, respecto de la anterior redacción,
que se hace cada vez más insis- escribe de hecho que ya en Marx
tente a medida que Gramsci se da «está contenido en embrión tam-
cuenta de cuán difundida está y bién el aspecto ético-político de la
de qué obstáculos representa para política o la teoría de la hegemo-
el logro de la hegemonía ideoló- nía y del consenso, además del as-
gica por parte de la propia filo- pecto de la fuerza y de la econo-
sofía de la praxis. A diferencia de mía».
cuanto es afirmado, por ejemplo, GIUSEPPE COSPITO
en C 4, §14, 148, donde se lee que
«el materialismo histórico no su- Historia
fre hegemonías, comienza él mis- La reflexión sobre la historia,
mo a ejercer una hegemonía sobre entendida tanto como res gestae
el viejo mundo intelectual», en C como historia rerum gestarum, está
16, §9, 264, innovando respecto al abundantemente presente en toda
Texto A de C 4, §3, Gramsci reco- la producción de Gramsci, pero
noce, sin embargo, que éste «es con una frecuencia particular en
la concepción de un grupo social el período de 1914-1918 y en los
subalterno, sin iniciativa históri- Cuadernos. En cuanto a la prime-
ca, que se amplía continuamen- ra acepción, Gramsci entiende la
te, pero desorgánicamente, y sin historia, al modo de Croce, como
poder sobrepasar un cierto gra- sinónimo de «libertad y verdad»
do cualitativo y que está siempre (Los trucos de la historia, 18 de abril
más allá de la posesión del Esta- de 1919, en NM 601-602; v. tam-
do, del ejercicio real de la hege- bién, por ejemplo, El sílabus y He-
monía sobre la sociedad entera». gel, 15 de enero de 1916, en CT 69-

251
Historia

72). A esta caracterización se agre- 21 de octubre de 1918, ivi, 364 y ​​La


ga inmediatamente otra no ente- crítica crítica, 12 de enero de 1918,
ramente deducible de Croce: la en CF 556).
identidad de la historia y la lucha En correspondencia con esta
de clases. Desde la «serie ininte- reformulación de la dialéctica
rrumpida de rasgaduras sobre las como método de lucha política en
otras fuerzas activas y pasivas de un teatro de fuerzas en permanen-
la sociedad» de 1914 (Neutralidad te conflicto y transformación mu-
activa y operante, 31 de octubre de tua, la noción de historiografía se
1914, en CT 11-12) hasta la «histo- define en primer lugar en Gramsci
ria dialécticamente necesaria» de como una crítica de toda concep-
1918 (Abstractismo e intransigencia, ción ingenuamente teleológica
11 de mayo de 1918, en NM 18-19) (Las nuevas energías intelectuales,
y otros, la caracterización es cla- 8 de junio de 1918, en NM 95-97)
ra: Gramsci asume crocianamen- y como recuperación de una con-
te que es cierto que «solo la fuerza cepción más profunda de la fina-
(tanto mecánica como moral) es el lidad. Las posibilidades y tenden-
árbitro supremo de los contrastes» cias finalistas presentes en el fenó-
(La ilusión florece, 15 de junio de meno histórico ya no se encuen-
1918, ivi, 110), pero a esta concep- tran como una ley general a la
ción realista agrega una versión que ese individuo está sujeto ex-
no teleológica de la dialéctica, por ternamente, sino como un equiva-
la cual «la historia [...] no muestra lente de su propia individualidad
que la “síntesis”, “lo que será”, ya (Modelo y realidad, 11 de febrero de
haya sido fijada previamente por 1917, en CF 29). El materialismo
contrato» (La intransigencia de clase histórico reconstruye la lucha de
y la historia italiana, 18 de mayo de clases como un choque, en el que
1918, ivi, 34), y por lo tanto el futu- cada “parte” expresa su propio
ro que se afirma «no puede arre- “finalismo”, sin que el choque en
glarse a priori porque la historia sí sea entendido a la luz de una ley
no es un cálculo matemático» (Ivi, general que no sea la declaración
35), «no existe en ella una nume- misma de la necesidad de lucha.
ración progresiva de cantidades Los socialistas «por lo tanto creen
iguales [...]: la cantidad (estructu- que los cánones del materialismo
ra económica) se convierte en ca- histórico son válidos solo post fac-
lidad porque se convierte en un tum, para estudiar y comprender
instrumento de acción en manos los eventos del pasado, y no debe-
de los hombres» (Utopía, 25 de ju- rían convertirse en una hipoteca
lio de 1918, ivi, 204-205; v. también sobre el presente y el futuro» (La
Los caminos de la divina providencia, crítica crítica, 12 de enero de 1918,

252
Historia

ivi, 556). La concepción de la his- que se puede hablar de “experi-


toria como, respectivamente, lu- mental” en la historia» (C 4, §25,
cha siempre abierta hacia el futuro 156). Esta ciencia de la historia
y la reconstrucción individual de consistiría en «establecer con cier-
esta lucha, como se bosquejó rá- ta precisión cuando su desarrollo
pidamente aquí, encuentra en los pasa de cuantitativo a cualitativo»
escritos de Turín una base idealis- (Ibid.): es el momento en que la
ta. El objetivo de los socialistas es historia pasada se convierte en po-
la eliminación de la pasividad y la lítica-presente y la lucha de clases,
fatalidad, que hacen de la historia fijada provisionalmente en la pre-
un proceso externo a la voluntad valencia de uno, se reabre a nue-
de los individuos. Por lo tanto, la vos desenlaces. La base de este ra-
reabsorción de la ley general en el zonamiento, que retoma la teoría
hecho individual se resuelve, a la de los pasajes de época presente
luz de la identidad de la historia en el Prólogo del ’59 a Para la críti-
y el espíritu, de una manera neo- ca de la economía política, es que la
rrealista en la identificación de la historia y la política son idénticas.
voluntad y la realidad «en el acto Esta identidad, – a cuyo significa-
histórico» (Ibid.). do Gramsci vuelve reflexivamen-
Lo que es realmente nuevo en te varias veces en los Cuadernos (C
los Cuadernos es, por la admisión 4, §33, 164; C 6, §97, 82; C 7, §35,
explícita de Gramsci, «el concep- 171; C 8, §61, 248; C 8, §84, 258; C
to de unidad de teoría y práctica, 11, §33, 302) – en realidad no está
de filosofía y política» (C 10 I, §11, presente en el Prólogo de Marx;
133). Es sobre esta base – la filo- Gramsci lo deriva de la forma en
sofía de la praxis – que la noción que lee ese texto, relacionándo-
de historia también recibe un nue- lo con las Tesis sobre Feuerbach. De
vo fundamento. En este sentido, este modo, puede afirmar que «el
Gramsci plantea la hipótesis de conjunto de las fuerzas materiales
que, con la fijación del concepto de producción es al mismo tiem-
de «estructura económica», es de- po “toda la historia pasada crista-
cir, del «conjunto de las fuerzas lizada” y la base de la historia pre-
materiales de producción» como sente y futura, es un documento y
«el elemento menos variable en el una fuerza activa real» (C 4, §25,
desarrollo histórico», que por lo 156); es decir, puede afirmar que
tanto «de vez en cuando puede el “pasado” es al mismo tiempo, e
ser medido con exactitud mate- inseparablemente, “base real” (en el
mática», podemos construir «una sentido de Marx) y potencia agen-
ciencia experimental de la histo- te en el presente, “política”.
ria, en el bien preciso sentido en

253
Historia

En los Cuadernos hay una fuer- cidad (C 4, §38, 168). En historio-


te controversia contra la histo- grafía, «dada su larga perspecti-
ria «hipotética» o «sociológica» o va hacia el pasado y dado que los
«fetichista» (C 6, §71, 56; C 6, §85, resultados mismos de las iniciati-
72; C 7, §15, 156; C 9, §106, 79), es vas son un documento de la vita-
decir, contra enfoques que sacrifi- lidad histórica» (C 3, §33, 92), se
can la individualidad del evento puede establecer un equilibrio so-
a leyes generales o hipótesis ar- bre la base de lo que se ha afirma-
bitrarias; los documentos son una do como resultado «permanente»
base esencial (C 3, §15, 27 y C 7, §6, de la lucha: «Sólo la lucha, con su
148). Pero la historia pasada tam- éxito, y ni siquiera con su éxito in-
poco puede convertirse en una mediato, sino con el que se mani-
hipoteca del presente: de hecho, fiesta en una victoria permanente,
cuando Gramsci escribe que «el dirá qué es lo racional o irracional,
presente contiene todo el pasado qué es “digno” de vencer porque,
y de éste se realiza en el presente a su modo, continúa y supera el
aquello que es “esencial” sin resi- pasado» (C 6, §10, 17). El periodis-
duo de un “incognoscible” que se- mo de opinión, por otro lado, está
ría la verdadera “esencia”» (C 7, mucho más expuesto al riesgo de
§24, 163, febrero de 1931), subra- intercambiar lo que es permanen-
ya, es cierto, el carácter incontro- te por algo ocasional y viceversa
vertible de la historia en su resul- (C 4, §38, 167) y, en la medida en
tado actual, pero no excluye el he- que está vinculado a la actividad
cho de que ese “documento” fue política, sus «errores» pueden dar
escrito por la pluma de las clases lugar a «catástrofes, cuyos daños
victoriosas (C 3, §90, 89: «La unifi- “escuetos” no podrán ser nunca
cación histórica de las clases diri- resarcidos» (C 7, §6, 148).
gentes está en el Estado y su histo- Por lo tanto, la identidad de la
ria es esencialmente la historia de historia y la política debe teorizar-
los Estados y de los grupos de Es- se con mucha precaución, dado el
tados [...] Para las clases subalter- riesgo de caer en propaganda. Por
nas la unificación no se produjo: otra parte, Gramsci siente fuer-
su historia […] es una fracción dis- temente el riesgo opuesto de se-
gregada» de la sociedad civil). Sin cuestrar la historiografía a un pa-
embargo, la actitud de Gramsci es pel contemplativo, especialmente
muy cautelosa: señala que es nece- frente al tema, que abarca todas
sario no solo identificar, sino tam- los Cuadernos y que adquiere una
bién distinguir la historiografía importancia cada vez mayor, de
de la política actual (C 3, §33, 37), «historia y antihistoria». La expre-
como la historiografía de la publi- sión ingresa a los Cuadernos como

254
Historia

referencia al título de un folleto dad un manifiesto político [...] hoy


de Adriano Tilgher (Tilgher 1928) se verifica en el mundo moderno
mencionado en C 1, §28, 89 e in- un fenómeno similar al del aleja-
dica, primero, el carácter aporé- miento entre lo “espiritual” y lo
tico de la relación entre reflexión “temporal” en la Edad Media. [...]
y acción. Según Gramsci, separar Los agrupamientos sociales regre-
estos dos aspectos y, por lo tanto, sivos y conservadores se reducen
presentar cada acción innovado- cada vez más a su fase inicial eco-
ra como irracionalismo antihistó- nómica-corporativa, mientras que
rico, deriva del hecho de dividir los agrupamientos progresistas e
(como lo hace Tilgher) «muy me- innovadores se encuentran toda-
cánicamente los dos aspectos de vía en la fase inicial igualmente
cada personalidad humana (dado económica-corporativa; los inte-
que no existe ni ha existido nunca lectuales tradicionales, apartán-
un hombre todo crítico y uno todo dose del agrupamiento social al
apasionado)» (Ibid.). En el mismo que hasta ahora habían dado la
texto, Gramsci observa que, en forma más alta y amplia y por lo
cambio, quien estudia «con cier- tanto la conciencia más vasta y
ta profundidad [...] las contradic- perfecta del Estado moderno, en
ciones psicológicas que nacen en realidad ejecutan un acto de incal-
el terreno del historicismo, como culable alcance histórico: señalan
concepción general de la vida y y sancionan la crisis estatal en su
de la acción», es Filippo Burzio forma decisiva» (C 6, §10, 17-18).
(Ibid.); y en el siguiente texto dibu- El texto al que Gramsci se refie-
ja, a partir de Burzio, una respues- re aquí – Antihistoricismo – es una
ta dialéctica a la dificultad repor- dura acusación contra un “irra-
tada por Tilgher, con la presenta- cionalismo” de Croce presentado
ción del «sarcasmo como expresión como un monstruo bicéfalo: futu-
de transición en los historiadores» (C rista-anarquista y absolutista-au-
1, §29, 89). toritario, hiperhistoricista y an-
Sin embargo, el hecho es que tihistoricista (Croce 1931, 22-23).
esta aporía no es solo una indi- Croce no da «ejemplos» (Ivi, 25),
cación de una insuficiente fuerza pero en los dos fenómenos no es
de pensamiento o de una falta de difícil reconocer el fascismo y el
comprensión de la dialéctica real comunismo. De hecho, se dice
de la historia; siempre es, al mis- del segundo que «con respecto a
mo tiempo, una posición política, la vida social, [...] coloca su ideal
como sucede con Croce: «[Su, N. en sistemas que suprimen la ini-
del. A] discurso [...] en el congreso ciativa personal y, por lo tanto, la
de filosofía de Oxford es en reali- competencia, la carrera, la lucha»

255
Historia

(Ivi, 23), y que es una «imposición mento de lucha contra el mate-


racionalista y abstracta del ritmo rialismo histórico (C 10 I, §3, 240)
de la vida desde arriba», una «re- también cambia el frente de la lu-
gla que, en lugar de ser creado por cha contra las concepciones unila-
el hombre como su instrumento, terales de la historia y la antihisto-
debe crear al hombre» (Ivi, 30). La ria. Durante 1932, en respuesta a la
alusión al primer plan quinque- pretensión crociana de presentar
nal (iniciado en 1929), con su én- la historia ético-política como una
fasis en el dominio de la política historia integral, secuestrando de-
sobre la historia, es evidente. C 6, finitivamente la historia de cual-
§10 es de noviembre a diciembre quier política que no sea liberal,
de 1930, exactamente el periodo Gramsci reconoce explícitamente
de semanas en el que Gramsci es- la insuficiencia de presentar la his-
cribe en C 7, §12, 154 sobre la «lu- toria pasada como un “documen-
cha entre “dos conformismos”» y to”. En C 6, §10, 17 escribió: «en
sobre la «crisis de la sociedad ci- cada instante de la historia in fieri
vil» que atraviesa el mundo de hay una lucha entre lo racional y lo
hoy, crisis en la que «los viejos di- irracional, entendiendo por irra-
rigentes intelectuales y morales de cional aquello que no triunfará en
la sociedad» se reducen a predi- último análisis, que nunca llegará
car en vano, « gritan la muerte de a ser historia efectiva, pero que en
toda civilización» y «se constitu- realidad es racional también porque
yen en grupos de resistencia apar- está necesariamente ligado a lo racio-
tados del proceso histórico real», nal, y es un momento imprescindible
mientras que «los representantes de aquél» (las cursivas son mías).
del nuevo orden en gestación [...] La historia como lucha todavía
por odio “racionalista” a lo viejo, está dominada aquí desde la pers-
difunden utopías y planes absur- pectiva de los ganadores; Gramsci
dos» (el «odio racionalista» parece está del lado de la totalidad, incor-
una alusión al Antihistoricismo). La porando la perspectiva de los ven-
referencia al plan quinquenal tam- cidos. La afirmación de una fuerza
bién es evidente aquí: «¿Cuál es el es la revelación de la insuficiencia
punto de referencia para el nuevo del oponente. Por otro lado, en C
mundo en gestación? El mundo 8, §27, 232 (febrero de 1932) el his-
de la producción, el trabajo [...] el toricismo de quienes argumentan
máximo rendimiento del aparato contra el antihistoricismo (es de-
productivo» (Ibid.). cir, siempre privilegiando la con-
La creciente importancia, a los tinuidad histórica contra la dis-
ojos de Gramsci, de la historia éti- continuidad) se equipara contro-
co-política crociana como instru- versialmente al anti-jacobinismo,

256
Historia

en una dura acusación contra el coincide con la del punto de «paso


«historicismo de los moderados», “lógico” de toda concepción del
reducido a una mera «tendencia mundo a la moral que le corres-
práctico-política o ideología». El ponde» (C 10 II, §28, 159), es decir,
replanteamiento continúa en C 8, con el tema de la religión o (que
§210, 324-325 (febrero-marzo de es lo mismo) de la historicidad de
1932) y en C 8, §156, 294-295 (abril la filosofía. «El que tantos payasos
de 1932), pero es en C 9, §106 (ju- nietzscheanos enfrentados ver-
nio-julio de 1932) que encuentra balmente contra todo lo existen-
un primer punto de llegada. Ar- te, contra los convencionalismos,
gumentando con la historiografía etcétera, hayan acabado por fasti-
dominante del Risorgimento (e in- diar y quitar seriedad a ciertas ac-
directamente con Croce), Gramsci titudes, puede ser admitido, pero
observa: «El criterio de investiga- no hay que dejarse guiar, en los
ción de que […] todo el proceso propios juicios, por los payasos»
histórico es un “documento” his- (Ivi, 159-160) como Croce hace
tórico de sí mismo, es mecanizado cuando polemiza con el antihisto-
y exteriorizado y reducido, en el ricismo.
fondo, a una ley determinista de Finalmente, para marcar este
“rectilineidad” y de “unilineari- nuevo concepto de historia polí-
dad”» (Ivi, 79). Aquí se aclara que tica, Gramsci acuñó la expresión
la suposición del pasado como do- «historia integral», como opuesta
cumento y base para el presente es y superior a «historia ético-políti-
muy diferente de la proyección re- ca» (C 10 I, p. 114). Es de destacar
trospectiva de la victoria actual de que esta expresión se introduce en
una clase en su pasada necesidad. el segundo borrador de textos que
La politización de la historiografía se refieren al momento “político”
también está atestiguada por el si- de la historia pasada: a la perspec-
guiente texto (C 9, §107, 80, julio tiva de los subalternos, de aque-
de 1932), en el que se equipara con llos que en la historia no han im-
la predicción estratégica: «si escri- puesto su propia “necesidad” (C
bir historia significa hacer historia 25, §2, 178), y al sarcasmo como
presente, es un gran libro de histo- expresión literaria de las «“con-
ria aquel en el presente crea fuer- tradicciones” del historicismo» (C
zas en desarrollo más conscientes 26, §5, 192). De cualquier manera,
de sí mismas y por lo tanto más la historia integral indica la recu-
concretamente activas y operan- peración total de la política desde
tes». una perspectiva histórica. La recu-
Paralelamente, la reflexión so- peración del punto de vista de los
bre la historia y la antihistoria subalternos es una operación his-

257
Historicismo

toriográfica y, por lo tanto, políti- adquiere un valor completamen-


ca, significa mostrar la contingen- te político-estratégico: acompa-
cia de esa necesidad establecida y ña políticamente la “entrada en la
prolongada hasta el presente. En historia” de las masas de los sub-
resumen, la necesidad-raciona- alternos, de los vencidos de ayer.
lidad de una fuerza nunca se de- FABIO FROSINI
muestra definitivamente: la victo-
ria siempre es provisional, porque Historicismo
el entrelazamiento de la historia y Sin duda el de «historicismo»
la antihistoria, que cuando se rea- es un término que debe incluirse
liza transforma una filosofía en entre las palabras clave del léxico
una “realidad” operativa, puede político y filosófico de Gramsci.
volver a disolverse en cualquier Una de las primeras reflexiones
momento en un historicismo frá- sobre el historicismo presente en
gil y un antihistoricismo fanático. los Cuadernos la encontramos en
En febrero de 1933, Gramsci una nota del primero de ellos (C
volvió a la pregunta «¿Cómo es- 1, §76, 146-147). En ella, Gramsci
tudiar historia?» y responde am- opinando sobre un artículo de Fi-
pliando la perspectiva: «En rea- lippo Burzio, coloca en una signi-
lidad, hasta ahora nos ha intere- ficativa conexión al historicismo
sado la historia europea y hemos y a la crisis del Occidente y sos-
llamado “historia universal” a la tiene la necesidad de distinguir,
europea con sus dependencias no tanto en el plano del análisis his-
europeas. Porque la historia nos tórico como en el de la aclaración
interesa por razones “políticas” no lógica de los términos, la idea de
objetivas aunque sea en el sentido Occidente y la de cristianismo. Lo
de científicas» (C 14, §63, 151). La que se presenta como crisis en el
existencia de la URSS podría cam- corazón del Siglo XX es la «nueva
biar las cosas, crear un interés con- unidad» del Occidente constitui-
creto en el estudio de las «cues- da por tres pilares, el del espíritu
tiones orientales» en un sentido crítico, el del científico y del capi-
no eurocéntrico; pero – concluye talista (o, mejor dicho, como dice
Gramsci – «Debo decir la verdad: Gramsci, «“industrial”»). Sin em-
tanta gente no conoce la histo- bargo, lo que se muestra particu-
ria de Italia, ni siquiera en cuan- larmente en crisis es el espíritu crí-
to explica el presente», la victoria tico. Es en este contexto que, sig-
de la burguesía, «me parece nece- nificativamente, Gramsci habla de
sario conocer ésta antes que cual- crisis del historicismo como señal
quier otra» (Ibid.). La reflexión his- más evidente de la creciente opo-
toriográfica sobre el Risorgimento

258
Historicismo

sición entre «“sentimiento”, “pa- con el mundo moderno, la filoso-


sión” y conciencia crítica». fía de la praxis representa el nue-
Por lo tanto, el historicismo es vo punto de partida desde el cual
en la estructura articulada de la el mismo historicismo puede ser
reflexión crítica gramsciana, uno criticado y concretizado: «La filo-
de los caminos cruciales a lo largo sofía de la praxis es la coronación
de los cuales se despliega el com- de todo este movimiento de refor-
plejo y accidentado itinerario de la ma intelectual y moral, dialecti-
génesis y de la consolidación de la zado en el contraste entre cultura
cultura moderna. Entonces, en este popular y alta cultura. Responde
contexto es posible interpretar el al nexo Reforma protestante + Re-
claro nexo que Gramsci implanta volución francesa: es una filosofía
entre dos de los movimientos fun- que es también una política y una
dadores de la cultura moderna: política que es también una filo-
el marxismo y el historicismo. La sofía [...] la filosofía de la praxis
convicción de que debe retomarse se ha convertido también ella en
el programa de Labriola dirigido “prejuicio” y “superstición”; así
a reconstruir la índole indepen- como es, es el aspecto popular del
diente y original de la filosofía del historicismo moderno, pero con-
marxismo (C 4, §3, 134) no excluye tiene en sí un principio de supe-
que se estudie con seriedad la his- ración de este historicismo» (C 16,
toria misma del marxismo, la his- §9, 264).
toria de las contaminaciones y asi- Sin embargo, Gramsci es cons-
milaciones que éste ha sufrido en ciente de que, junto a las formas,
el contacto con las herencias fun- por decirlo así, progresistas y
damentales de la historia de la cul- avanzadas del historicismo en el
tura moderna: la Reforma y la Re- plano del método histórico y en
volución francesa, laicismo y, pre- el político filosófico y crítico, exis-
cisamente, historicismo y filosofía te una dimensión peculiar de éste
alemana y materialismo histórico que historiográficamente ha sido
(Ivi, 136). La argumentación histó- identificada con algunos resulta-
rica e interpretativa – que está en dos políticos conceptuales de la
el centro mismo de todo el discur- Restauración (Ivi, 266). Gramsci
so gramsciano – está representada se une a las interpretaciones de la
más explícitamente en el Cuaderno Restauración en las que es consi-
16, en donde incluso el historicis- derada el «periodo de elaboración
mo se coloca a la «base de toda la de todas las doctrinas historicis-
concepción moderna de la vida». tas modernas, incluida la filosofía
Pero, precisamente por sus capa- de la praxis que es su coronación
cidades para medirse críticamente y que por lo demás fue elaborada

259
Historicismo

precisamente en vísperas del 48» nomicismo. Pero dicha reivindica-


(Ibid.). En la opinión de Gramsci ción va dirigida, al mismo tiempo,
las teorías historicistas que na- también a la crítica con respecto
cieron en esta fase de la historia tanto a las formas de historicismo
del Occidente europeo se oponen retrógrado y conservador (como
a las «ideologías del siglo XVIII, se ha visto anteriormente) como
abstraccionistas y utopistas». En a las transfiguraciones idealistas
esta acepción (atribuida errónea- y especulativas de éste. Es sobre
mente en algunas ocasiones por este último aspecto que intervie-
extensión al historicismo en gene- ne el severo análisis de la filosofía
ral) la visión historicista de la rea- de Croce. En una nota sobre Teolo-
lidad y de la política se ha distin- gía-metafísica-especulación, que pre-
guido como voluntad de conser- cede a Puntos para un ensayo sobre
vación del pasado y como crítica B. Croce, Gramsci ya insistía en la
de todo programa de transforma- contradictoriedad de una posición
ción revolucionaria (C 4, §24, 155). que, aun partiendo de la crítica a la
El historicismo elaborado en esta metafísica y a la filosofía, termina
fase de la historia europea se arti- por buscar al final la fundación de
cula según dos líneas: «en la rea- una filosofía especulativa, de una
lidad efectiva e ideológicamen- filosofía del espíritu como única
te», como conservación de lo que e integral realidad. Una filosofía
ha producido el programa políti- tal no debe considerarse, objeta
co y económico de la burguesía, y Gramsci, como un simple residuo
como ideología antirevoluciona- metafísico, sino como frustración
ria y antidemocrática. En suma, se de toda afirmación de historicis-
trata de la versión del historicismo mo, ya que «se trata de “historicis-
que se encuentra claramente en el mo” especulativo, del “concepto”
polo opuesto de la consideración de historia y no de la historia» (C
crítica y antidogmática de la his- 8, §224, 337). De una insuperable
toria en la que se inspira el histo- distancia entre filosofía especula-
ricismo gramsciano y que resulta tiva (hegeliana) y el nuevo histo-
justamente de la polémica contra ricismo de la filosofía de la pra-
la idea de una historia que justifi- xis Gramsci habla también en las
ca los acontecimientos y que me- Cartas de la cárcel, a propósito de
ramente toma nota de los hechos. la contribución dada por Ricardo,
La reivindicación por parte de con su idea de «mercado determi-
Gramsci de un historicismo crí- nado» a una concepción realmen-
tico y antidogmático tiene como te inmanentista de la historia y de
objetivo polémico los esquema- la economía política (LC 581-583,
tismos del mecanicismo y del eco- a Tania, 30 de mayo de 1932). Sin

260
Historicismo

embargo, el llamado a la escritura lización del impulso de voluntad


de un «Anti-Croce» (con función colectiva» (C 8, §237, 344). Regresa
análoga al Antidühring) no es in- al centro de la reflexión gramscia-
terpretable solo como un disposi- na – constituyendo quizá uno de
tivo de crítica radical en el histo- los principales motivos conduc-
ricismo declinado de forma idea- tores – la búsqueda de un difícil
lista, precisamente porque en el punto de equilibrio entre las uni-
«Anti-Croce» – subraya Gramsci – formidades estructurales y las le-
«podría resumirse no sólo la polé- yes tendenciales del proceso histó-
mica contra la filosofía especulati- rico, por un lado, y el rol insupri-
va, sino también, implícitamente, mible de la voluntad individual
la polémica contra el positivismo y de las figuras colectivas y po-
y las teorías mecanicistas, deterio- pulares, por el otro. Además, hay
ro de la filosofía de la praxis» (C 8, en esto otro concepto que hay que
§235, 343, único lugar de los Cua- convertir, a partir de especulativo,
dernos en que Gramsci usa la gra- en historicista, y es el de «racio-
fía «Anti-Croce»). nalidad en la historia», que para
Entonces, para entender, los Gramsci resiente de modo deter-
pasos esenciales de la teoría minante los intentos idealistas (el
gramsciana de la historia es nece- ejemplo apropiado aquí adoptado
sario partir de la crucial relación es la interpretación crociana de la
de oposición – que, por lo demás, providencia de Vico) de seculari-
Gramsci destacó, no por casuali- zación de la religión. Por lo tanto,
dad, en las notas dedicadas a la In- del juicio crítico sobre la “calidad”
troducción al estudio de la filosofía – del historicismo de Croce se deri-
entre lo especulativo y lo historicis- van, evidentemente, no solo buena
ta. Esto vale, por ejemplo, en la de- parte de la toma de distancia de la
terminación del concepto de «ne- filosofía del espíritu, sino también
cesidad histórica», a propósito del algunas específicas connotaciones
cual debe subrayarse la distancia del diverso historicismo gramscia-
que hay entre la necesidad en sen- no. En efecto, en el fondo de toda
tido especulativo-abstracto y en la crítica gramsciana del histori-
sentido «histórico-concreto». Aquí cismo de Croce hay una diferencia
la «necesidad está dada por la radical (que además es la que con-
existencia de una premisa eficiente, dujo a Marx a la crítica de la filo-
que se haya vuelto actuante como sofía hegeliana) sobre cómo pen-
una “creencia popular” en la con- sar la relación entre el concepto y
ciencia colectiva. En la premisa se la realidad. (C 10 II, §1, 139).
hallan contenidas las condiciones De este modo, resulta com-
materiales suficientes para la rea- pletamente evidente que es una

261
Historicismo

particular interpretación del his- Gramsci – se llama reformismo.


toricismo en clave histórico-ma- La mera armonización de conser-
terialista y marxista la que deter- vación-innovación no puede con-
mina la distancia de Gramsci de siderarse como un «“verdadero”
una formulación (antes que nada historicismo», ni ser considerado
crociana) del historicismo como como una «teoría científica», tra-
ideología moderada y nacional, tándose de una «tendencia prácti-
alineada con Cuoco-Gioberti, es co-política». El juicio sobre el ca-
decir, liberalismo del Risorgimen- rácter de conservación del pasado
to y de su revolución pasiva. Esta o la identificación en él de los ras-
interpretación puede verse expre- gos de innovación no pueden ser
sada en uno de los pasajes con- adjudicados al “mal” historicismo
cluyentes del párrafo dedicado a de las teorías aprioristas de filóso-
los Orígenes “nacionales” del histo- fos e ideólogos (Ivi, 205). Se trata
ricismo crociano: «Establecer con aquí, como parece ser evidente, de
exactitud el significado histórico la crítica política al historicismo
y político del historicismo crocia- moderado (de historicismo mo-
no significa precisamente reducir- derado Gramsci habla a propósi-
lo a su alcance real de ideología to de las posiciones de Gioberti:
política inmediata, despojándolo (C 8, §27, 231-232), antirrevolucio-
de la grandeza brillante que se le nario, al historicismo incapaz de
atribuye como manifestación de considerar los procesos del mun-
una ciencia objetiva, de un pen- do histórico fuera de un esquema
samiento sereno e imparcial que lineal-evolutivo rígido y ordena-
se sitúa por encima de todas las do, al historicismo que considera
miserias y las contingencias de la antihistórica la eventualidad de
lucha cotidiana, de una desintere- saltos y rupturas, en una abstrac-
sada contemplación del eterno de- ta secuencia de hechos preordena-
venir de la historia humana» (C 10 da por la razón absoluta y por el
II, §41 XIV, 206-207). Lo que pare- espíritu del mundo. Hay también
ce de extremo interés en estos pa- formas de «pseudo-historicismo»
sajes de la crítica gramsciana del y de «mecanicismo bastante em-
historicismo moderado y especu- pírico» que Gramsci intuye en al-
lativo no es tanto la opinión ne- gunos rasgos del evolucionismo y
gativa sobre la visión crociana de del mismo socialismo de la Segun-
la dialéctica histórica como, más da Internacional, influenciado por
bien, la interpretación de éste y de una visión optimista-procesual de
su dialéctica conservación-inno- la historia (C 11, §1, 238; Texto A:
vación como lo que en el lengua- C 8, §200, 317). También en estas
je moderno – la expresión es de páginas es posible advertir – más

262
Historicismo

allá de la inmediata referencia a fía de la praxis, sin hacer tamba-


un lema determinado – el sentido lear aquellas convicciones que son
preciso del historicismo anti-fina- necesarias para la acción. Ésta es,
lista y crítico de Gramsci, aunque por lo demás, una dificultad que
colocado dentro del nunca rene- se vuelve a presentar para cada fi-
gado objetivo de la realización de losofía historicista: de ella abusan
la sociedad comunista: «la histo- los polemistas baratos [...] para
ria no se reconstruye con cálculos deducir que el historicismo con-
matemáticos, y por otra parte nin- duce necesariamente al escepticis-
guna fuerza innovadora se realiza mo moral» (C 11, §62, 334). Estas
inmediatamente, sino que es pre- son las páginas en que Gramsci
cisamente siempre racionalidad elabora el tema – por lo demás
e irracionalidad, arbitrariedad y fundamental para entender el sen-
necesidad, es “vida”, esto es, con tido y los límites de su historicis-
todas las debilidades y las fuerzas mo – de la historicidad de la filosofía
de la vida, con sus contradicciones de la praxis. «Que la filosofía de la
y sus antítesis» (C 10 II, §41 XIV, praxis se concibe a sí misma histo-
206). ricistamente, esto es como una fase
Por lo tanto, es posible soste- transitoria del pensamiento filosó-
ner con buenas razones filológi- fico, además de implícitamente de
cas y teórico-interpretativas que todo su sistema, se desprende ex-
la estructura general del histori- plícitamente de la conocida tesis
cismo de la filosofía y de la cultu- [de Engels, NdA] de que el desa-
ra política de Gramsci soporta en rrollo histórico estará caracteriza-
buena parte los contenidos de una do en cierto punto por el paso del
visión crítica y antidogmática del reino de la necesidad al reino de la
mismo marxismo, pero también, libertad» (Ivi, 332, las cursivas son
como se ha visto, de una concep- mías).
ción ética que no desemboca en Es precisamente la reencontra-
el relativismo escéptico: «Si la fi- da originalidad y fuerza teórica
losofía de la praxis afirma teórica- de la concepción materialista de la
mente que toda “verdad” creída historia que confiere al historicis-
eterna y absoluta ha tenido oríge- mo de Gramsci esa doble función
nes prácticos y ha representado un historiográfica y filosófica. Una vi-
valor “provisional” (historicidad sión no rígidamente esquemática
de toda concepción del mundo y de la historicidad – lo que está a
de la vida), es muy difícil hacer la base de la filosofía de la praxis –
comprender “prácticamente” que y la conciencia del carácter múlti-
semejante interpretación es váli- ple y variado de la experiencia del
da también para la misma filoso- mundo humano constituyen los

263
Historicismo

puntos clave de una idea de his- ligado a la perspectiva revolucio-


toria que es, por un lado, «“filolo- naria del socialismo. Según el aná-
gía” como método de erudición en lisis de Gramsci, de la crisis del
la averiguación de hechos» y, por hegelismo se desata un proceso
otro, «filosofía entendida como cultural con rasgos radicalmente
metodología general de la histo- diversos con respecto a todos los
ria» (C 11, §25, 287). En suma, el que lo han precedido, el primero,
marxismo críticamente revisitado el signo de cambio radical unido
por Gramsci – una vez que sea li- a la unificación entre movimien-
berado de todo residuo de natura- to práctico y pensamiento teóri-
lismo sociológico – «se realiza en co. En el plano filosófico también
el estudio concreto de la historia la filosofía de la praxis, como el
pasada y en la actividad actual de neoidealismo, representan el re-
creación de nueva historia» (C 11, sultado de la crítica al hegelismo
§26, 290). Entonces, no debe sor- (C 15, §61, 235); en el plano de la
prendernos que al final de este lar- política y de la ideología se asiste
go camino de estudio, de análisis, al nacimiento de una nueva con-
de polémica contra los modos fal- cepción del mundo, ya no «reser-
sos y desviantes de afirmar y jus- vada a los grandes intelectuales, a
tificar una presunta ortodoxia del los filósofos de profesión», y que
marxismo, Gramsci pueda conclu- tiende por esto a «volverse popu-
yentemente definir la filosofía de lar, de masas, de carácter concreta-
la praxis como «historicismo ab- mente mundial» (Ibid.). El marxis-
soluto», donde lo absoluto no es mo repensado y reformulado por
ciertamente determinado por las Gramsci se plantea una tarea am-
categorías abstractas del espíritu biciosa cuando pretende «explicar
y por las modulaciones dialécti- y justificar todo el pasado», pero
cas de la idea, sino que se confi- puede hacerlo sin transformarse
gura más bien como «la mundani- en principio dogmático y absoluto
zación y terrenalidad absoluta del precisamente porque está dispues-
pensamiento, un humanismo ab- to a «explicarse y justificarse his-
soluto de la historia. En esta línea tóricamente» también a sí mismo.
hay que excavar el filón de la nue- Era, escribe Gramsci, el «máximo
va concepción del mundo» (C 11, “historicismo”, la liberación total
§27, 293). La afirmación, varias ve- de todo “ideologismo” abstracto,
ces ratificada, de que la filosofía de la conquista real del mundo histó-
la praxis representa la fase resumi- rico, el inicio de una nueva civili-
da y final de la historia moderna zación» (C 16, §9, 267).
es, sin duda, manifestación de un GIUSEPPE CACCIATORE
pensamiento fuerte y sólidamente

264
I
Ideología mente innovadora, pero nunca en
Si bien en los Cuadernos el tér- contraste explícito con la marxia-
mino «ideología» aparece con una no-engelsiana – la confirmación
amplia gama de significados, es, de la importancia de tales «for-
sin embargo, elaborado y usa- mas». Además, utiliza la batalla
do de modo no accidental por que el último Engels lleva a cabo
Gramsci sobre todo en una acep- para restablecer una visión dia-
ción nueva con respecto a la pre- léctica del nexo estructura-supe-
dominante en Marx. Gramsci no restructura con el fin de sostener
conoce La ideología alemana – que la importancia y la «eficacia histó-
no se publica hasta los años vein- rica» de las «esferas ideológicas».
te y treinta del siglo XX –, donde Una concepción cuando menos
ideología significa «conciencia in- neutra, no negativa de la ideolo-
vertida» del mundo real, ni utili- gía, se difunde entre el s. XIX y el
za la definición del último Engels, XX también en el campo marxista
que ve en la ideología una «falsa y socialista. El ejemplo más nota-
conciencia». En vez de ello, in- ble es el del ¿Qué hacer? de Lenin,
terpreta un pasaje del Prólogo del que plantea la alternativa: «ideo-
’59 a la Contribución a la crítica de logía burguesa o ideología socia-
la economía política de Marx en el lista». Formulaciones de este tipo
que se afirma que a través de las aparecen ya en el joven Gramsci,
formas ideológicas los hombres que, por ejemplo, considera «el
«cobran conciencia» (Marx 1980, presidente Wilson» y «los maxi-
50) y abordan los conflictos eco- malistas rusos» como «extremo
nómico-sociales: de aquí Gramsci eslabón lógico de las ideologías
deriva – con una lectura fuerte- burguesas y proletarias» (Wilson

265
Ideología

e i massimalisti russi, 2 de marzo prácticas» e «instrumentos de di-


de 1918, en CF 691). Se da en este rección política», aunque acusa a
periodo una distinción, destina- Marx de hacer una lectura reduc-
da a ser retomada en los Cuader- cionista de las mismas; b) para
nos, entre dos significados del tér- Marx «las “ideologías” son todo
mino: «las ideologías son risibles lo contrario de las ilusiones y
cuando son pura cháchara, cuan- apariencias; son una realidad ob-
do están dirigidas a crear confu- jetiva y operante», incluso si no
sión, a mistificar y someter ener- son «el motor de la historia», que
gías sociales, potencialmente an- Gramsci, al modo marxista, sigue
tagonistas», y es contra estas que, identificando en la esfera econó-
según Gramsci, se emplea Marx. mico-social; c) el marxismo es una
El cual, sin embargo, «como revo- ideología entre otras, teniendo el
lucionario, es decir, como verda- fin de “hacer tomar conciencia” a
dero hombre de acción, no puede una clase, el proletariado: la teo-
prescindir de las ideologías y de ría negativa de la ideología que se
los esquemas prácticos, que son encuentra en Marx afectaría úni-
entidades históricas potenciales, camente a las teorías adversarias.
en formación» (Astrattismo e in- Si se confronta el correspondiente
transigenza, 11 de mayo de 1918, Texto C (C 10 II, §41 XII, 201 ss.),
en NM 17). la diferencia entre el marxismo y
Tal concepción de la ideología, las demás ideologías se precisa
conseguida también al abrigo de aún mejor gracias al hecho de que
Antonio Labriola – del que había estas son «inorgánicas porque son
publicado en “Il Grido del Popo- contradictorias, porque se orien-
lo” el parágrafo tercero del ensa- tan a conciliar intereses opuestos
yo Del materialismo histórico (en el y contradictorios», mientras que
que se reflexiona sobre el concep- el marxismo «no tiende a resolver
to de “última instancia”), titulán- pacíficamente las contradicciones
dolo Las ideologías en el devenir […] incluso es la misma teoría de
histórico –, sirve en los Cuadernos tales contradicciones».
a Gramsci, en primer lugar, para La ideología no es en sí nega-
rechazar una afirmación de Cro- tiva, pero no todas las ideologías
ce según la cual Marx habría re- son iguales. Constituyen el terre-
ducido las superestructuras y las no común y necesario de la con-
ideologías a ilusión y apariencia. ciencia y aún del conocimiento,
En la nota C 4, §15, 149 Gramsci pero la superioridad de la ideolo-
observa que: a) Croce toma del gía marxista se debe a la concien-
marxismo su propia teoría de las cia del propio carácter no absolu-
ideologías como «construcciones to y no eterno: conciencia de par-

266
Ideología

cialidad, ligada a una clase y a un mediata de la estructura, debe ser


momento histórico. El marxismo combatida teóricamente como un
es una ideología entre otras, pero infantilismo primitivo» (C 7, §24,
a diferencia de las otras no niega 161). En efecto, en el «“bloque his-
las contradicciones, sino que las tórico”» – escribe Gramsci – las
hace visibles y las analiza. Tiene «fuerzas materiales son el conte-
en común con las demás ideolo- nido y las ideologías la forma, dis-
gías el hecho de revestir una de- tinción de forma y contenido me-
terminada utilidad para un grupo ramente didascálica, porque las
social, pero no pretende ser algo fuerzas materiales no serían con-
por encima o más allá de la his- cebibles históricamente sin forma
toria. Reelaborando otro texto de y las ideologías serían caprichos
este cuaderno (C 4, §24, 154-155), individuales sin las fuerzas mate-
en segunda redacción Gramsci es- riales» (C 7, §21, 160).
cribirá: «La filosofía de la praxis Históricamente, las ideologías
no sólo pretendía explicar y justi- son muy diversas según sean o
ficar todo el pasado, sino explicar no «necesarias» y «orgánicas».
y justificarse históricamente tam- Y no es cuestión que concierne
bién a sí misma, o sea que era […] solo al marxismo. En efecto, ob-
la liberación total de todo “ideolo- serva Gramsci, erróneamente «se
gismo” abstracto» (C 16, §9, 267). da el nombre de ideología tan-
Cuando el marxismo olvida su es- to a la superestructura necesaria
pecificidad – es el caso del Ensa- de una determinada estructura,
yo popular de Bujarin – acaba por como a las elucubraciones arbitra-
tornarse en «una ideología en el rias de determinados individuos.
sentido peyorativo, o sea en una El sentido peyorativo de la pala-
verdad absoluta y eterna» (C 4, bra se ha hecho extensivo y ello
§40, 178). Toda la revalorización ha modificado y desnaturaliza-
gramsciana de las ideologías se do el análisis teórico del concep-
plantea también en oposición al to de ideología» (C 7, §19, 159). Es
marxismo economicista de Buja- preciso distinguir «entre ideolo-
rin, contra el cual Gramsci reitera gías históricamente orgánicas, o
–en una nota significativamente sea que son necesarias a una cier-
titulada Estructura y superestruc- ta estructura, y las ideologías ar-
tura. Economía e ideología – que «la bitrarias, racionalistas, “intencio-
pretensión (presentada como pos- nales”». No se trata solo del mar-
tulado esencial del materialismo xismo y de las ideologías históri-
histórico) de presentar y exponer camente “progresivas”. Porque,
toda fluctuación de la política y la añade Gramsci, «en cuanto histó-
ideología como una expresión in- ricamente necesarias […] “organi-

267
Ideología

zan” las masas humanas, forman los y clubes de distinto tipo, hasta
el terreno en el que los hombres la arquitectura, la disposición de
se mueven, adquieren conciencia las calles y los nombres de éstas»
de su posición, luchan, etcétera» (C 3, §49, 55). A «este complejo
(Ibid.). formidable de trincheras y forti-
La importancia de las ideolo- ficaciones de la clase dominante»
gías deriva del hecho de que «“or- la «clase innovadora» contrapo-
ganizan”» a las masas: Gramsci ne el «espíritu de escisión» que,
retoma varias veces una afirma- a través de «un complejo trabajo
ción de Marx sobre el hecho de ideológico», intenta dar concien-
que «una convicción popular cia histórica a la clase antagonis-
tiene frecuentemente la misma ta y a sus aliados. Es gracias a la
energía que una fuerza material» ideología que un sujeto colectivo
(Ibid.). La lucha por la hegemonía se vuelve consciente de sí y, por
es lucha de ideologías: no se tra- lo tanto, puede contraponerse a
ta de una pura “batalla de ideas”, la hegemonía adversaria: la ideo-
estas ideas tienen una «organiza- logía como lugar de constitución
ción material» (C 3, §49, 55), se ar- de la subjetividad colectiva. Si no
ticulan en “aparatos”. La ideolo- se comprende, pues, que este su-
gía parece habitar no tanto en la jeto, vuelto consciente de sí, debe
sociedad civil cuanto en el Estado dotarse de un «aparato hegemó-
“integral” (o “ampliado”, como se nico» (“ideológico”) propio para
dice habitualmente en el ámbito librar su lucha en las “fortalezas
de la crítica gramsciana), también y casamatas” concretas del Esta-
porque – como aclara Gramsci, en do «integral», se permanecería
C 10 II, §41 IV, 190 – la ideología en una concepción idealista y a
«da el cemento más íntimo a la so- la vez racionalista-iluminista. El
ciedad civil y por lo tanto al Esta- pensamiento, en cambio, da fuer-
do». La clase dominante tiene una za y organiza en el momento en
propia «estructura ideológica», que está organizado, también por
o «la organización material ten- lo que se refiere a las clases subal-
diente a mantener, a defender y ternas que no son, sino que quie-
a desarrollar el “frente” teórico o ren volverse hegemónicas, a par-
ideológico [...] La prensa es la par- tir de ese «centro homogéneo de
te más dinámica de esta estructura un modo de pensar y de actuar»
ideológica, pero no la única: todo (C 1, §43, 99) que para Gramsci es
aquello que influye o puede in- el partido político.
fluir en la opinión pública directa El término «ideología» es usa-
o indirectamente le pertenece: las do en los primeros Cuadernos, en
bibliotecas, las escuelas, los círcu- contextos ocasionales, también en

268
Ideología

el modo convencional, como sis- modo, con los mismos métodos,


tema de ideas políticas, pero tam- o sea los métodos de los intelec-
bién en el sentido peyorativo del tuales de profesión». Si se lee con
término, en una vasta gama de ca- atención la nota entera, se sigue
sos (por ejemplo: «Boullier, que se que: a) Gramsci vincula la ideolo-
sitúa en un punto de vista ideo- gía al folclore y al sentido común;
lógico, no comprende nada de la b) aboga por una «conciencia co-
cuestión»: C 1, §144, 186). Refi- lectiva» que supere y sustituya la
riéndose a la ideología como sis- ideología dominante y considera
tema de ideas políticas, Gramsci que para hacer esto es necesaria
habla de «ideología mazziniana» una acción organizada que sepa
(C 1, §44, 109); de los jacobinos dialécticamente tener en cuenta
que «seguían cierta ideología» (C el «sentido común» pero con el
1, §48, 126); de novelas «de carác- fin de superarlo; c) «todo estrato
ter marcadamente ideológico-po- social» tiene «su conciencia y su
lítico, de tendencia democráti- cultura», esto es, su ideología. La
ca, vinculado a las ideologías del ideología, por lo tanto, no es solo
’48» (C 3, §78, 76); de «ideología estrictamente política: identifica
liberal» (C 6, §81, 67). Pero la refe- a un grupo o estrato social. Otras
rencia puede ser también política trazas de este modo de entender el
en sentido lato: tendremos así la término (como “ideología social”)
«ideología masónica» (C 1, §157, están por lo demás presentes en
193) y la «ideología puritana» (C los primeros Cuadernos. Junto a
1, §158, 194), la «ideología meri- las ideologías en sentido peyorati-
dional» (C 1, §44, 112), la «ideo- vo y a las ideologías políticas está
logía patriótica» (C 2, §107, 286), presente desde el comienzo una
etc. El término es, pues, usado en concepción de la ideología como
referencia a clases y grupos socia- sistema de ideas no inmediata-
les. En C 1, §43, 99 Gramsci afir- mente político, sino como visión
ma que «la elaboración unitaria o concepción del mundo entendi-
de una conciencia colectiva exige da en el sentido más amplio. Re-
condiciones e iniciativas múlti- flexionando tanto sobre la religión
ples. La difusión de un centro ho- como sobre la novela de apéndice,
mogéneo de un modo de pensar sobre la Italia del sur como sobre
y de actuar homogéneo es la con- la América meridional, los Cua-
dición principal, pero no debe ni dernos intentan focalizar cómo se
puede ser la única. Un error muy forma una ideología generalizada,
difundido consiste en pensar que no solo “política”, esencial para la
cada estrato social elabora su con- conquista y el mantenimiento del
ciencia y su cultura del mismo poder, considerando que «cuan-

269
Ideología

do la clase dominante ha agotado él, a veces «implícitamente», ex-


su función, el bloque ideológico presa una concepción del mundo
tiende a resquebrajarse» (C 1, §44, que acaba por pesar en la lucha
108). por la hegemonía y porque nun-
Así Gramsci en los Cuadernos ca parece quedar excluido de una
llega a usar el término sobre todo representación que abraza «todas
con el significado de concepción las manifestaciones de vida indi-
del mundo de un determinado viduales y colectivas» (C 11, §12,
sujeto colectivo o también indi- 249).
vidual. La ideología identifica un Todos los hombres son filóso-
grupo o estrato social. El término fos («cada hombre […] es un filó-
se articula en una familia de tér- sofo, participa de una concepción
minos que es también una “fa- del mundo»: C 4, §51, 201), tam-
milia de conceptos”: ideología, bién porque «en su operar prác-
filosofía, visión o concepción del tico» (y también en el lenguaje)
mundo, religión y fe (en sentido se contiene una «concepción del
crociano), conformismo, sentido mundo, una filosofía […] la his-
común, folclore, lenguaje. Todos toria de las filosofías de los filó-
estos términos, ninguno de los sofos, es la historia de las tenta-
cuales es perfectamente coinci- tivas y de las iniciativas ideoló-
dente con el otro, son correlativos gicas […] para cambiar, corregir,
entre sí, aparecen contextualmen- perfeccionar las concepciones del
te en muchas notas, en parejas o mundo existentes» (C 10 II, §17,
en grupos, forman una red con- 150). La filosofía, podríamos de-
ceptual que en su conjunto dise- cir, “en sentido tradicional” es
ña la concepción gramsciana de la pues el segmento alto del conti-
ideología. Difieren según el grado nuum ideológico, equivalente a
de conciencia y de funcionalidad, las concepciones del mundo (o
constituyen momentos diversos concepciones de la vida o visio-
de desarrollo de la concepción del nes del mundo). Para Gramsci no
mundo que se muestra «implíci- existe hombre que no participe de
tamente […] en todas las mani- una concepción del mundo, «aun-
festaciones de vida individuales que sea inconscientemente» (C 8,
y colectivas», que impregna todo §204, 319); el peso de lo ininten-
el ser social, del lenguaje al arte, cional, por tanto, parece grande.
a la cultura en sentido antropoló- Varía el grado de conciencia y la
gico («todas las manifestaciones contribución que se hace a la ela-
de vida individual y colectiva»), boración de una concepción del
al sistema filosófico más singular mundo en la escala que va de los
y complejo, puesto que también “simples” a los intelectuales más

270
Inmanencia

refinados. Pero también aquellos cialismo y al nuevo idealismo cro-


piensan «consciente y críticamen- ciano y gentiliano, en nombre de
te» a partir de la concepción del la continuidad entre el «idealis-
mundo en que están insertos, con- mo alemán» y el «socialismo críti-
tribuyendo a enriquecerla y mo- co», sobre el que «se apoya sólida-
dificarla. Y, de hecho, en el corres- mente» (La consolata y los católicos,
pondiente Texto C (C 11, §12, 246), 21 de junio de 1916, en CT 392):
Gramsci hace un añadido funda- el socialismo que es «la religión
mental: «Por la propia concepción que debe asesinar al cristianis-
del mundo se pertenece siempre a mo» (Audacia y fe, 22 de mayo de
un determinado agrupamiento, y 1916, en CT 329), también es «re-
precisamente a aquel de todos los ligión porque ha sustituido en las
elementos sociales que compar- conciencias al Dios trascendental
ten un mismo modo de pensar y de los católicos, la confianza en el
actuar. Se es conformista de cier- hombre y en sus mejores energías
to conformismo». Y «cuando la como única realidad espiritual.
concepción del mundo no es crí- Nuestro evangelio es la filosofía
tica y coherente sino ocasional y moderna [...] que prescinde de la
disgregada, se pertenece simul- hipótesis de Dios en la visión del
táneamente a una multiplicidad universo, aquella que se basa sólo
de hombres-masa, la propia per- en la historia dentro de la cual no-
sonalidad está compuesta en for- sotros somos las criaturas del pa-
ma extraña» (Ibid.). En todo caso, sado y los creadores del futuro»
«El conformismo siempre ha exis- (Ibid.).
tido: hoy se trata de una lucha en- En el joven Gramsci hay una
tre “dos conformismos”, o sea de “religión” laica de la inmanencia
una lucha de hegemonía» (C 7, identificada con una absoluta au-
§12, 154). tonomía de la historia, entendida
GUIDO LIGUORI como conciliación contradictoria
de las ideas y de las fuerzas so-
Inmanencia cialmente organizadas. Es una re-
Para el joven Gramsci el inma- ligión sin garantías, sin teleología
nentismo es primero que nada fácil, que se encuentra además en
una elección de civilización. En los Cuadernos como trasfondo ge-
artículos como El sílabus y Hegel, neral sobre el cual se diseña un
La consolata y los católicos o La his- proyecto inédito de definición de
toria, todos del 1916, él insiste en “ortodoxia” del marxismo para
la oposición radical entre catoli- poder obtener exclusivamente de
cismo y civilización moderna, co- su interior – como había indicado
locando en un único bando al so- Labriola – sin recurrir a subsidios

271
Inmanencia

externos. El marxismo es una fi- sidades concretas. La filosofía de


losofía de la praxis, pero la pra- la praxis opta por arraigarse en la
xis debe entenderse no como ca- inmanencia, en vez de en el ma-
tegoría filosófica, a semejanza de terialismo (C 4, §11, 145), porque
tantas otras, sino como una aper- solo a partir de ahí – una vez de-
tura de la filosofía hacia el mun- purada de su estructura metafí-
do real, y por consiguiente, como sica – es posible desarrollar una
una relativización de la misma metodología (con ello refiriéndo-
filosofía como “saber”, con la re- se a la “teoría” de la filosofía de
lativa denuncia de su naturaleza la praxis) que justifique ese saber
ideológica y en última instancia, concreto e individual como sa-
política. Por lo tanto, la inmanen- ber, o más bien como único saber
cia en los Cuadernos no solo es una verdadero, y simultáneamente lo
elección de civilización, sino más proteja de caer una y otra vez en
profundamente se trata del inten- la metafísica, es decir en una nue-
to de reescribir el marxismo como va categorización de tipo filosófi-
una filosofía completamente origi- co tradicional. Inmanencia (no in-
nal. Único antecedente de Marx manentismo) y praxis «real en el
es no incidentalmente Maquiave- sentido más profano y mundano
lo, porque «en su tratamiento, en de la palabra» (C 11, §64, 337) se
su crítica del presente, manifestó mantienen mutuamente.
conceptos generales, que [...] se La resolución de este proyecto
presentan en forma aforística y en los Cuadernos está enmarcada
no sistemática, y expresó una con- por dos grandes bloques de tex-
cepción del mundo original, que tos, que datan en gran parte de
podría también ella llamarse “fi- mayo a agosto de 1930 el primero,
losofía de la praxis” o “neo-hu- y de abril al final de 1932 el segun-
manismo” en cuanto que no reco- do. El primer bloque se encuen-
noce elementos trascendentales o tra casi en su totalidad dentro de
inmanentes (en sentido metafísi- la primera serie de los Apuntes
co), sino que se basa toda ella en de filosofía. En C 4, §11, 145, titu-
la acción concreta del hombre que lado Problemas fundamentales del
por sus necesidades históricas ac- marxismo, Gramsci reitera que lo
túa y transforma la realidad» (C 5, esencial del marxismo es la supe-
§127, 342). «Inmanentes» indica ración de las viejas filosofías ade-
aquí el inmanentismo, la categoría, más de su manera misma de ha-
diferente de la práctica real de la cer y entender la filosofía: «enton-
inmanencia, que coincide con un ces deberá reconocerse que de es-
saber de la acción concreta, de las tos elementos “originarios” el he-
exigencias concretas, de las nece- gelianismo es el más importante

272
Inmanencia

relativamente, en especial por su “teleología” puede repetirse de la


intento de superar las concepcio- “inmanencia”», que es una refe-
nes tradicionales de “idealismo” rencia al C 4, §16, titulado La te-
y “materialismo”. Cuando se dice leología en el «Ensayo popular». Pro-
que Marx adopta la expresión sigue Gramsci en C 4, §17, 150:
“inmanencia” en sentido metafó- «En el Ensayo popular se obser-
rico, no se dice nada: en realidad va que Marx adopta la expresión
Marx da al término “inmanencia” “inmanencia”, “inmanente”, y se
un significado propio, es decir, él dice que evidentemente este uso
no es un “panteísta” en el sentido es “metafórico”. Perfectamente.
metafísico tradicional, no es un ¿Pero se explica así el significa-
“marxista” o un “materialista his- do que la expresión “inmanencia”
tórico” [...] Marx es esencialmente tiene metafóricamente en Marx?
un “historicista” etcétera» (Ibid.). ¿Por qué continúa Marx emplean-
Hegel es el punto de referen- do esta expresión? ¿Sólo por un
cia “tradicional” más importan- horror a crear términos nuevos?
te porque él ha intentado superar [...] La expresión “inmanencia” en
tanto el idealismo como el mate- Marx tiene un significado preci-
rialismo del modo en que se con- so y esto es lo que había que de-
sideran tradicionalmente. La pro- finir: en realidad esta definición
fundidad de esta síntesis es lo que habría sido verdaderamente “teo-
Marx propone de forma distinta: ría”. Marx continúa la filosofía de
por consiguiente, la inmanencia la inmanencia, pero la depura de
tradicional, el “panteísmo”, es de- todo aparato metafísico y la con-
purado por Marx en su contexto duce al terreno concreto de la his-
metafísico y se vuelve “historicis- toria. El uso es metafórico sólo en
mo” en un sentido nuevo: histo- el sentido de que la concepción ha
ricismo como «liberación total de sido superada, ha sido desarro-
cualquier “ideologismo”, la con- llada, etcétera». Gramsci no con-
quista real del mundo histórico, o sidera la descalificante acepción
sea el inicio de una nueva civiliza- de “metafórico” (en el sentido
ción original» (C 4, §24, 155). de inadecuado, impreciso), como
En esta etapa, Bujarin no es aparece en el texto de Bujarin. Al
mencionado: pero sabemos que la contrario, para él el uso metafóri-
referencia a la inmanencia en sen- co de un término es señal de una
tido metafórico es una alusión a innovación teórica respecto a una
la Teoría del materialismo histórico tradición. En C 4, §11 se precisaba
debido al siguiente C 4, §17, 150, que el nexo histórico que existía
titulado La inmanencia y el «Ensa- era con el panteísmo, en el Texto
yo popular»: «Cuanto se dijo de la C de C 4, §17 se agrega que «el uso

273
Inmanencia

es metafórico sólo en el sentido de de Marx y Engels deben ser consi-


que la vieja inmanencia [...] ha deradas como meras formas me-
sido superada, pero sin embargo tafóricas [cela ne constitue qu’une
sigue considerándose como esla- métaphore et une façon imagée d’ex-
bón en el proceso de pensamien- primer la pensée]» (respectivamen-
to del que ha nacido lo nuevo» (C te Bujarin 1974, 123 y 1927, 24-25).
11, §28, 294-295). En fin, mientras Anteriormente se ha visto que la
Bujarin, hablando de metáforas, discusión de la inmanencia en el
pretende banalizar el nexo con Ensayo popular en C 4, §18 se rela-
el pasado, para Gramsci las co- ciona con la de la teleología en C
sas son completamente opuestas: 4, §16. Aquí Gramsci observa que
el sentido metafórico de la inma- «el Ensayo popular presenta la te-
nencia indica en Marx un eslabón leología en sus formas más exa-
al que debe enganchar, al inno- geradas e infantiles y olvida la so-
var, su propia filosofía original. Si lución dada por Kant» (Ivi, 150).
bien, por esta razón, se ha insisti- El nexo entre finalidad e inma-
do en el materialismo, se necesita nencia es presentado por Bujarin
insistir más bien en la inmanencia de forma negativa, pero Gramsci
como punto de anclaje de la filo- lo vuelve positivo. Solo asumien-
sofía de la praxis con la tradición do problemáticamente la nueva
filosófica anterior (v. C 4, §11, 145; acepción kantiana, según la cual
C 7, §36, 174, titulado «Ensayo po- se puede utilizar la finalidad en
pular». La metáfora y el lenguaje; y modo regulador, salvaguardando
en particular C 8, §171, 294): «así así la individualidad y la casuali-
ha sucedido con el término “ma- dad empírica de los hechos, es po-
terialismo”, aceptado en su conte- sible huir del peligro de convertir
nido pasado, y con el término “in- el determinismo histórico en una
manencia”, rechazado porque en forma obsoleta de finalismo (v.
el pasado tenía un determinado también C 7, §46, 180).
contenido histórico-cultural»). En la elaboración de la inma-
Cabe señalar que Bujarin no nencia como entramado de praxis
habla precisamente de inmanen- y teleología, Gramsci desmiente
cia metafórica cuando se refiere a el Ensayo popular en sus premi-
Marx. En el párrafo I.9 de la Teo- sas y traza una problemática lí-
ría del materialismo histórico, titula- nea que desde Kant llega a la fi-
do Doctrina de la finalidad en gene- losofía de la praxis. La inmanen-
ral (teleología) y su crítica. Finalidad cia ahora es la salvaguardia de
inmanente, escribe: «Es útil seña- la experiencia y el uso regulador
lar que los elementos teleológicos de la razón: la historia solo pue-
que figuran en las formulaciones de ser estudiada desde un punto

274
Inmanencia

de vista teleológico porque es or- retoma el concepto económico de


ganización, totalidad, un comple- “mercado determinado”, genera-
jo de relaciones activas-pasivas lizándolo para indicar la lógica de
etc., y por lo tanto irreductible a la organización social: «los econo-
un conjunto mecánico de partes. mistas clásicos no deben haberse
El estudio teleológico de la his- preocupado mucho por la cues-
toria ayuda a identificar esas vir- tión “metafísica” del determinis-
tualidades, aquellos principios de mo, y todas sus deducciones y
organización existentes o en for- cálculos están basados en la pre-
mación sobre los que hay que ha- misa del “supuesto que” [...] Pero,
cer presión para redefinir las ba- ¿qué es el “mercado determina-
ses de la sociedad actual: se trata do” y qué es exactamente lo que
de una actitud no solo teórica sino determina? Estará determinado
práctica, una toma de posición por la estructura fundamental de
política. Sin embargo, no podría la sociedad en cuestión y entonces
decirse que se haya trazado una habrá que analizar esta estructura
clara línea de delimitación entre e identificar en ella aquellos ele-
inmanencia e inmanentismo de mentos que, [relativamente] cons-
este modo: la noción de inmanen- tantes, determinan el mercado et-
cia en estos pasajes aún es deudo- cétera, y aquellos otros “variables
ra de una concepción especulati- y en desarrollo” que determinan
va de la razón, si bien reducida las crisis coyunturales hasta que
dentro de los términos de su uso incluso los elementos [relativa-
regulador. Una definición radi- mente] constantes son modifica-
calmente original de inmanencia dos y se produce la crisis orgá-
llega posteriormente, en los tex- nica». El “supuesto que” es un
tos de finales de abril de 1932. En “mercado determinado”. La ex-
mayo de 1932 Gramsci escribe: «la presión “supuesto que” Gramsci
filosofía de la praxis es igual a He- la toma de Gide, Rist 1926, 161, en
gel + David Ricardo» (C 10 II, §9, donde designa el método lógico
144, Texto B). El texto está titula- de la abstracción hipotética, preci-
do Inmanencia especulativa e inma- samente de Ricardo.
nencia historicista o realista: nótese En C 8, §128, de abril de 1932,
la ecuación entre historicismo y la “determinación” del mercado
realismo, como decir: Hegel, pero se especificó como una interrup-
solo en la medida en que sea asimila- ción del automatismo en las prác-
ble a Maquiavelo. ticas económicas y la “fijación”
Se llega a este descubrimiento del mismo por parte de una de-
relativamente rápido: en marzo terminada superestructura: «Con-
de 1932 (C 8, §216, 332) Gramsci cepto y hecho del “mercado de-

275
Inmanencia

terminado”, o sea demostración comparación, no puede tomarse


de que determinadas fuerzas han como la “ley” de los hechos socia-
aparecido históricamente, cuya les. Habrá que estudiar el plantea-
actuación se presenta con cierto miento de las leyes económicas tal
“automatismo” que permite cier- como fue hecho por David Ricar-
ta medida de “previsibilidad” y do (el llamado método del “pues-
de certeza para las iniciativas in- to que”): ciertamente ahí puede
dividuales. “Mercado determina- hallarse uno de los puntos de par-
do” por lo tanto, equivale a decir tida de las experiencias filosóficas
“determinada relación de fuerzas de Marx y Engels que llevaron al
sociales en una determinada es- desarrollo del materialismo histó-
tructura del aparato de produc- rico» (Ivi, 281).
ción” garantizada por una deter- En el ya citado C 10 II, §9 (de
minada superestructura jurídica» mayo de 1932) Gramsci sostiene
(Ivi, 280-281). Ya no estamos de- que Marx «ha universalizado los
lante de una abstracción hipotéti- descubrimientos de Ricardo ex-
ca, sino de una abstracción deter- tendiéndolos adecuadamente a
minada: su “necesidad”, su deter- toda la historia, obteniendo con el
minismo, que incluso ella posee, originalmente una nueva concep-
todo está resuelto en la actualidad ción del mundo» (Ivi, 144-145).
de determinadas relaciones de «¿El descubrimiento del principio
fuerzas en la estructura. El con- lógico formal de la “ley de tenden-
cepto de “necesidad”, junto al de cia”, que lleva a definir científica-
“ley”, se definen de nuevo en rela- mente los conceptos fundamenta-
ción con la práctica: «De estas con- les en la economía de “homo oe-
sideraciones se puede extraer un conomicus” y de “mercado deter-
argumento para establecer lo que minado”, no ha sido un descubri-
significa “regularidad”, “ley”, miento de valor también gnoseo-
“automatismo” en los hechos his- lógico? ¿No implica precisamen-
tóricos. No se trata de “descubrir” te una nueva “inmanencia”, una
una ley metafísica de “determi- nueva concepción de la “necesi-
nismo”, y tampoco de establecer dad” y de la libertad, etcétera?»
una ley “general” de causalidad. (Ivi, 144). Este replanteamiento de
Se trata de ver cómo en el desa- Ricardo es manifiesto en dos va-
rrollo general se constituyen fuer- riantes instaurativas en C 11, §52,
zas relativamente “permanentes” 325-326 (agosto-hasta finales de
que operan con cierta regularidad 1932, titulado Regularidad y nece-
y cierto automatismo. Incluso la sidad, que es Texto C del ya men-
ley de los grandes números, aun- cionado C 8, §128). Y v. también,
que es muy útil como término de resumidamente, la carta del 30 de

276
Intelectuales

mayo de 1932 a Tatiana (para Sra- de necesidad-inmanencia por una


ffa): «¿Se podría decir que Ricar- parte al «razonamiento dialécti-
do tuvo un significado en la his- co del hegelianismo» (Ivi, 582), y
toria de la filosofía más que en la por la otra a la temática marxis-
ciencia económica [...]? ¿Y se po- ta de la relación entre estructura
dría decir que Ricardo contribuyó y superestructura, entre “premi-
a direccionar a los primeros teóri- sa” eficiente y “creencia popular”
cos de la filosofía de la praxis a su como fuerzas materiales en la ge-
propia superación de la filosofía neración del movimiento históri-
hegeliana y a la construcción de co (C 8, §237, 344). Con el nuevo
su propio y nuevo historicismo, concepto de inmanencia el pensa-
depurado en cada rastro de lógi- miento de Hegel pierde de su ca-
ca especulativa? [...] Tomo como rácter especulativo y el concepto
ejemplo los dos conceptos funda- de determinación su carácter me-
mentales para la ciencia económi- cánico.
ca, el de “mercado determinado” FABIO FROSINI
y el de “ley de tendencia” que me
parece se deben a Ricardo y razo- Intelectuales
no lo siguiente: – ¿será que estos Que este lema ocupe un lu-
dos conceptos fueron el motivo gar crucial en el pensamiento de
que redujo la concepción “inma- Gramsci puede detectarse ya a lo
nentista” de la historia, – expre- largo del arco de los escritos pre-
sada con un lenguaje idealista y carcelarios de Gramsci, pero tien-
especulativo de la filosofía clá- de a asumir un valor orgánico y
sica alemana, – a una “inmanen- cognitivamente “estratégico” al
cia” realista inmediatamente his- interior de la reflexión de los Cua-
tórica, en la cual la ley de causa- dernos (también, y no pocas veces,
lidad de las ciencias naturales fue en las propias Cartas desde la Cár-
depurada de su mecanismo y se cel). Si se observa en el texto de
identificó sintéticamente con el 1926, Algunos temas de la cuestión
razonamiento dialéctico del hege- meridional, se puede notar como
lianismo?» (LC 581-582). La carga Gramsci, después de definir el
antiespeculativa del materialis- sur de Italia como «una gran des-
mo histórico, su carácter “filoló- integración social», precisa que
gico”, su reivindicación de la indivi- esta fórmula podría referirse, no
dualidad, encuentran aquí – en el solo a los campesinos, es decir, a
concepto de determinación como la «gran masa campesina amor-
regularidad práctica – un estatu- fa y desintegrada», sino también
to sólido. Nótese finalmente que a los intelectuales de la pequeña
Gramsci relaciona este concepto y mediana burguesía rural: estos

277
Intelectuales

últimos, componiendo la mayor cuestión de si los intelectuales son


parte del personal estatal, ejercían un grupo social autónomo o, por
«la función de intermediación el contrario, si cada grupo social
entre el campesinado y la admi- tiene su propia categoría de in-
nistración en general». Además, telectuales; el segundo aborda el
por encima del «bloque agrario», problema de cómo identificar y
constitutivo de la sociedad meri- definir «los límites máximos de
dional, Gramsci observaba la ac- la acepción de “intelectual”» (C
ción de un «bloque intelectual», 4, §49, 188). Por lo que respecta
que hasta entonces había servi- al primer punto, Gramsci señala
do esencialmente para evitar que una de las modalidades más im-
«las grietas del bloqueo agrario se portantes que hasta entonces, a
volvieran demasiado peligrosas y su juicio, ha asumido el «proceso
causaran un desmoronamiento»: histórico de formación de las dis-
los exponentes de ese bloque in- tintas categorías de intelectuales»
telectual eran Giustino Fortunato y observa que cada grupo social,
y Benedetto Croce, que precisa- «al nacer sobre la base origina-
mente por esta razón – afirmaba ria de una función esencial en el
Gramsci con claridad – podrían mundo de la producción econó-
ser considerados como «los reac- mica, crea al mismo tiempo, or-
cionarios más activos de la penín- gánicamente, una o más capas de
sula» (CPC 150-155). Debe llamar- intelectuales que le dan homoge-
se la atención también sobre el neidad y conciencia de su propia
hecho de que en la fase juvenil y función en el campo económico»,
precarcelaria, Gramsci se interesa de modo que «el empresario capi-
por los problemas asociados con talista crea consigo al economista,
la organización de la cultura, ita- el científico de la economía políti-
liana en especial: esto invita a pre- ca» (Ivi, 187). Gramsci trata a los
guntarse, entre otras cosas, por la intelectuales como «categoría or-
peculiaridad de su relación con la gánica», de la que el propio em-
actividad de Piero Gobetti, formi- presario moderno forma parte en
dable e incansable organizador la medida en que debe tener cierta
cultural. capacidad técnica tanto en el ám-
El abordaje sistemático de la bito económico en sentido estric-
cuestión de los intelectuales pre- to, como también «en otros cam-
sente en el Cuaderno 4 está clara- pos, al menos en aquellos más
mente animado y atravesado por cercanos a la producción econó-
dos interrogantes fundamenta- mica». Pero cada grupo social, al
les, estrechamente relacionadas emerger de la historia de la es-
entre sí: la primera se refiere a la tructura económica, encuentra o

278
Intelectuales

ha encontrado (al menos – precisa decir, en su “calidad” específica


Gramsci – en la historia ocurrida y, por lo tanto, en las diferencias
hasta ahora) «categorías intelec- y los grados diversos de esa ca-
tuales preexistentes», que se pre- lidad, que pueden abarcar desde
sentan como figuras de una conti- los «creadores» de diversas cien-
nuidad histórica ininterrumpida, cias, de la filosofía, de la poesía,
no cuestionadas incluso por los etc. hasta los «más humildes “ad-
cambios sociales y políticos más ministradores y divulgadores” de
complejos. Desde los eclesiásticos la riqueza intelectual tradicional».
(«monopolizadores durante largo Por el contrario, tal carácter debe
tiempo de algunos servicios esen- buscarse en el sistema de relacio-
ciales») hasta Croce (que se siente nes en que se encuentra la acti-
más «ligado a Aristóteles más que vidad intelectual (o «el agrupa-
a Agnelli»); ellos, que constituyen miento que la personifica»), «en el
la «categoría tradicional», advier- conjunto general de las relaciones
ten «con “espíritu de cuerpo”» sociales» (Ivi, 188-189). Aquí, por
la continuidad de su condición y tanto, se asienta un punto funda-
cualificación intelectual, hasta el mental: para Gramsci se trata de
punto de determinar “la aparien- examinar las funciones «organi-
cia” real de sí mismos como un zativas» y «conectivas» de los in-
grupo social independiente, con telectuales, es decir, las funciones
sus propias características, con que realizan, cada vez, en formas
una cierta autonomía del grupo peculiares e históricamente deter-
social dominante (Ibid.). minadas, en los procesos de pro-
Sin embargo, este primer nú- ducción de la hegemonía. Pero
cleo de reflexión solo puede acla- esto no debe sugerir una relación
rarse plenamente en conexión con inmediata entre los intelectuales
la respuesta que Gramsci se es- y la producción y, por lo tanto,
fuerza por dar a la segunda pre- un papel extrínseco e instrumen-
gunta: «¿cuáles son los límites tal. La relación entre intelectuales
máximos de la acepción de “in- y producción, dice Gramsci, «no
telectual”?». Si bien es extrema- es inmediata, como sucede en el
damente difícil individualizar un caso de los grupos sociales fun-
criterio determinado y eficaz para damentales, sino que es media-
la definición, Gramsci en primer ta y es mediada por dos tipos de
lugar, destaca lo que considera organización social: a) por la so-
el «error metódico» más extendi- ciedad civil, o sea el conjunto de
do, a saber, el error de buscar el organizaciones privadas de la so-
carácter de la actividad intelec- ciedad, b) por el Estado» (Ivi, 188).
tual en lo «intrínseco» de ella, es Esta forma de colocar la cuestión

279
Intelectuales

no solo implica una «extensión lítico se configura como «el me-


muy grande del concepto de in- canismo que en la sociedad civil
telectuales», sino también, y so- desempeña la misma función que
bre todo, permite alcanzar una el Estado desempeña, en mayor
«aproximación concreta a la reali- medida, en la sociedad política»,
dad» (Ibid.). Esto significa (dicho es decir, produce y realiza la «sol-
en términos esquemáticos) que dadura» entre intelectuales orgá-
el intelectual orgánico no es, sim- nicos de un grupo social e intelec-
plemente, el intelectual del con- tuales tradicionales. Esta función
senso, una fórmula que en sí mis- de soldadura se vincula con la
ma subyace y evoca por contraste función más general del partido
una noción “estatutaria”, consi- político que, según Gramsci, con-
derada más íntima, más auténti- siste en elevar lo “económico-cor-
ca, del intelectual como natural porativo” a la esfera de lo “éti-
portador de la verdad, de la “di- co-político”, es decir, establecer
sidencia”, de la “crítica”. En ver- una interacción fructífera entre
dad, en Gramsci, la ideología no “espontaneidad” y “dirección”.
es una mera apariencia o una di- Al colocar en estos términos el
simulación o una falsa conciencia, análisis del partido, Gramsci ob-
por lo que el intelectual orgánico tiene una distancia crítica radical
no puede ser reconducido, ni ne- sea de la noción, propia de Cro-
gativa ni positivamente, a la mera ce, del partido como “prejuicio”,
voluntad-capacidad de producir completamente interno a la con-
consenso, sino que toma cuerpo y cepción más general de la “políti-
adquiere significado en una pecu- ca-pasión”, sea de la noción socio-
liar función conectiva-organiza- lógica de Michels. Por otra parte,
tiva: el consenso no es un efecto Gramsci advertía toda la comple-
adicional, sino que está incorpo- jidad innovadora, el desafío pre-
rado, en formas siempre diferen- sente al atribuir a la cuestión in-
tes y renovadas, en esa función de telectual un valor radicalmente
fondo. teórico-político. Por ejemplo, al
En cuanto a la distinción entre reformular y reorganizar estas re-
intelectuales como categoría or- flexiones en el texto C del primer
gánica de cada grupo social e in- párrafo del Cuaderno 12, precisa-
telectuales como categoría tradi- ba que la investigación anunciada
cional, Gramsci plantea un nudo programáticamente mediante el
decisivo: el análisis del partido título (Apuntes y notas para un gru-
político en relación con el pro- po de ensayos sobre la historia de los
blema de los intelectuales. Desde intelectuales) no habría tenido un
este punto de vista, el partido po- carácter sociológico, sino que de-

280
Intelectuales

bería dar lugar a una serie de relacionados con las diversas ar-
ensayos sobre la historia de la ticulaciones en las que se desa-
cultura, esto es, Kulturgeschich- rrollan sus funciones conectivas
te, y, al mismo tiempo, de la his- y organizativas: funciones que
toria de la ciencia política. Para él percibe en el presente, esto es,
Gramsci se trata, fundamental- en la «estructura masiva de las
mente, de la «cuestión política democracias modernas» (C 13,
de los intelectuales». La expre- §7, 22), en el «sistema social de-
sión se repite en el Cuaderno 11 y mocrático-burocrático» (C 12, §1,
se sitúa en relación con un pro- 358), que son íntimamente consti-
blema crucial: la profundización tutivas de la trama de los saberes,
del nexo teoría-práctica al interior de las especializaciones, de las
de los más recientes desarrollos competencias, de las instituciones
del marxismo. Es preciso decir pero siempre en relación con las
también que Gramsci coloca la fi- formas peculiares del Estado inte-
losofía de la praxis en una posi- gral y la producción de hegemo-
ción antitética respecto a la cultu- nía. Es decir, estas funciones no
ra y la visión católica, en el senti- son atribuibles a ningún funcio-
do que la filosofía de la praxis «no nalismo sistémico, a la weberiana
tiende a mantener a los “simples” “jaula de hierro”, a la racionali-
en su filosofía primitiva de senti- dad de las formas, de los “círculos
do común, sino por el contrario especiales” y a la profesionalización
a conducirlos a una concepción de la política. En la teoría, en la
superior de la vida» (C 11, §12, perspectiva de la hegemonía, que,
252). La exigencia del contacto en- por supuesto, expulsa la política
tre intelectuales y simples no está como profesión, aquellas funcio-
concebida para reducir o limitar nes tienen el valor de funciones
la actividad científico-intelectual dirigentes. La reflexión más defi-
y para mantener «una unidad nida y clara al respecto se encuen-
al bajo nivel de las masas», sino, tra en una página del Cuaderno
por el contrario, para construir 12, donde Gramsci, después de
«un bloque intelectual-moral que haber afirmado que «en el mun-
haga políticamente posible un do moderno la educación técni-
progreso intelectual de masas y ca, estrechamente vinculada al
no sólo de escasos grupos intelec- trabajo industrial, incluso al más
tuales» (Ibid.). primitivo o descalificado, debe
Volviendo a los intelectuales formar la base del nuevo tipo de
como “categoría orgánica”, hay intelectual», y después de haber
que decir que para Gramsci los observado que la experiencia de
grados de tal organicidad están “L’Ordine Nuovo” se había fun-

281
Intelectuales

dado precisamente sobre esa base a un permanente y tenaz análisis


para desarrollar «ciertas formas diferenciado, que lo lleva a ir más
del nuevo intelectualismo», de- allá de la distinción fundamental
linea los contornos esenciales de entre intelectuales orgánicos e in-
aquello que denomina el «nuevo telectuales tradicionales y a direc-
intelectual». Pues bien, el modo cionar su atención hacia el proble-
de ser del nuevo intelectual – de- ma de la «función de los grandes
clara Gramsci – «no puede seguir intelectuales en la vida de los Es-
consistiendo en la elocuencia, mo- tados» (C 10 I, p. 116). La crítica del
triz exterior y momentánea de los pensamiento de Croce se vuelve
afectos y las pasiones, sino en el absolutamente necesaria porque
mezclarse activamente en la vida constituye el “partido ideológico”
práctica, como constructor, orga- de la burguesía y representa un
nizador, “persuasor permanente” andamiaje hegemónico capaz de
porque no puro orador, y sin em- fijar y sublimar teóricamente una
bargo superior al espíritu abstrac- revolución pasiva moderna, con-
to matemático» (C 12, §3, 382). Se firiéndole el valor de un progra-
trata entonces de alcanzar desde ma de “revolución-restauración”,
la condición particular de la «téc- de reestructuración desde arriba
nica-trabajo» la condición más ge- de las condiciones históricas cam-
neral de la «técnica-ciencia», hasta biadas con respecto a la hegemo-
la «concepción humanista históri- nía moderada del Risorgimento.
ca, sin la cual se permanece como Gramsci profundiza ulteriormen-
“especialista” y no se llega a “di- te en el problema del intelectual
rigente” (especialista + político)» de tipo nuevo: si es cierto que la
(Ibid.). «cuestión hegemónica» ha toma-
Esta forma de ser del nuevo in- do una forma radicalmente nue-
telectual no puede dejar de cons- va luego del declive del «indivi-
tituir para Gramsci la forma de dualismo económico» y después
ser de la relación (radical y origi- de la penetración y difusión inau-
nalmente repensada dentro de su dita de la política y el Estado en
marxismo) entre intelectuales y la trama compleja de la sociedad
movimiento obrero, entre socia- de masas, entonces el intelectual
lismo e intelectuales. Debe con- nuevo necesita llevar a cabo una
siderarse otro punto esencial: la revolución copernicana, necesita
«cuestión política de los intelec- liberarse de aquello que Gramsci
tuales», que una vez colocada en llama el «error del intelectual» y
relación con la reformulación teó- que consiste en «creer que se pue-
rica del problema de la hegemo- da saber sin comprender y espe-
nía y del Estado, insta a Gramsci cialmente sin sentir y estar apa-

282
Intelectuales orgánicos

sionando», en creer, es decir, que el hecho que «existen verdadera-


«el intelectual pueda ser tal sien- mente gobernantes y gobernados,
do distinto y estando alejado del dirigentes y dirigidos», Gramsci
pueblo» (C 4, §33, 164). Es intere- invita a preguntarse: «¿se quie-
sante observar que en el corres- re que haya siempre gobernados
pondiente Texto C del Cuaderno y gobernantes o bien se quieren
11 el concepto de «pueblo» se sus- crear las condiciones en las que
tituye por el de «pueblo-nación». la necesidad de existencia de esta
En particular Gramsci afirma que división desaparezca?, o sea, ¿sea
«no se hace política-historia sin parte de la premisa de la perpe-
esta pasión, o sea sin esta cone- túa división del género humano o
xión sentimental entre intelectua- se cree que ésta es sólo un hecho
les y pueblo-nación» (C 11, §67, histórico, que responde a ciertas
347). A la eventual indetermina- condiciones?» (C 15, §4, 175-176).
ción, impregnada de cierto riesgo La «cuestión política de los inte-
de “espontaneidad”, del concepto lectuales», así como es delineada
de pueblo, Gramsci lo sustituye por Gramsci, contiene en su pro-
por el concepto de pueblo-nación, pio interior el impulso «inaudito»
que invita a indagar la peculiari- de este cuestionamiento concreta-
dad, la determinación histórica mente utópico.
del entrelazamiento y la interac- PASQUALE VOZA
ción del Estado-sociedad civil.
De este modo, la expresión Intelectuales orgánicos
«conexión sentimental entre inte- La amplia exposición de la
lectuales y pueblo-nación», más cuestión de los intelectuales, pre-
allá de cualquier sugerencia lite- sente en el Cuaderno 4, brota di-
raria o populista-literaria, adquie- rectamente de y está atravesada
re un gran valor teórico-político: por dos interrogantes de fondo,
es, y quiere ser, una crítica in re estrechamente entrelazados entre
de Croce y Weber, de la fijación sí. El primero tiene que ver con
idealista de lo ético-político, por el problema de si los intelectua-
un lado, y del especialismo de la les son un grupo social autónomo
política, de la política como pro- o si, por el contrario, cada grupo
fesión, por otro. A este orden de social tiene su propia categoría de
problemas está, de hecho, vincu- intelectuales; el segundo pone de
lada la nota del Cuaderno 15, en la relieve otro problema: cómo iden-
que Gramsci aborda por la raíz el tificar y definir «los límites máxi-
estatuto de la ciencia política y la mos de la acepción de “intelec-
posibilidad de pensar su refunda- tual”» (C 4, §49, 188).
ción crítica. Dada como premisa

283
Intelectuales orgánicos

En relación al primer punto, punto fundamental: evitar aquel


Gramsci señala una de las formas error metódico significa saber
más importantes que hasta ese mirar a las funciones “organiza-
momento, a su juicio, había ad- tivas” y “conectivas” de los inte-
quirido «el proceso histórico de lectuales, es decir, a las funciones
formación de las categorías inte- que ellos desarrollan, en formas
lectuales», afirmando que cada diferentes en cada ocasión, pecu-
grupo social, «al nacer sobre la liares e históricamente determina-
base original de una función esen- das, en los procesos de formación
cial en el mundo de la producción de la hegemonía. Precisamente
económica, crea al mismo tiempo, por esta razón – advierte Gramsci
orgánicamente, una o más capas – no se debe pensar en una rela-
de intelectuales que le dan ho- ción inmediata entre intelectuales
mogeneidad y conciencia de su y producción y, por lo tanto, en su
propia función en el campo eco- papel extrínseco e instrumental.
nómico», así que, «el empresario La relación entre los intelectuales
capitalista crea consigo al econo- y la producción «no es inmedia-
mista, el científico de la economía ta, como sucede en el caso de los
política» (Ivi, 187). Este núcleo de grupos sociales fundamentales,
reflexión puede aclararse comple- sino que es mediata y es mediada
tamente solo en conexión con la por dos tipos de organización so-
respuesta que Gramsci se esfuer- cial: a) por la sociedad civil, o sea
za en dar a la segunda pregunta: el conjunto de organizaciones pri-
«¿cuáles son los límites máximos vadas de la sociedad, b) por el Es-
de la acepción de “intelectual”?». tado» (Ibid.). Este modo de plan-
Sin perjuicio de la dificultad de tear la cuestión implica una «ex-
identificar un criterio seguro y tensión muy grande del concepto
eficaz para la definición, Gramsci de intelectuales» y al mismo tiem-
pone el acento en primer lugar so- po hace realmente posible llegar a
bre lo que a su parecer es «el error «una aproximación concreta a la
metódico» más difuso: es decir, el realidad» (Ibid.).
error de buscar el carácter de la A partir de estos análisis y con-
actividad intelectual en la natura- sideraciones se puede compren-
leza, en lo «intrínseco» a ella y no, der hasta qué punto la noción de
al contrario, en el sistema de rela- intelectual orgánico ha sido, entre
ciones en los que esta actividad (o las nociones gramscianas, la que
«el agrupamiento que la personi- más equivocaciones interpreta-
fica») se encuentra «en el conjunto tivas ha sufrido (quizás incluso
general de las relaciones sociales» más que el concepto de hegemo-
(Ivi, 188). Para Gramsci este es un nía), padeciendo una gran varie-

284
Intelectuales orgánicos

dad de simplificaciones y “reduc- ye que el autor de los Cuadernos


ciones”. Hay que decir que, según quisiera entender el intelectual or-
Gramsci, dado que la ideología gánico como intelectual “de parti-
no es una mera apariencia o una do”. Por lo que concierne el análi-
simple mistificación, del mismo sis del partido político en relación
modo el intelectual orgánico no con el problema de los intelectua-
se puede reconducir, ni en nega- les, Gramsci afirma que el parti-
tivo ni en positivo, a la mera vo- do se plantea como «el mecanis-
luntad y capacidad de producir mo que en la sociedad civil cum-
consenso, sino que toma cuerpo ple la misma función que cumple
y sentido en una peculiar función el Estado en mayor medida en la
conectivo-organizativa: el consen- sociedad política», es decir, este
so no es un efecto adicional, sino se configura como el mecanismo
que está incorporado, en formas que consigue determinar la «fu-
cada vez diferentes y renovadas, sión» entre intelectuales orgáni-
en aquella función de fondo. cos e intelectuales tradicionales.
Esto es así no solo cuando Esta función de soldadura está co-
Gramsci analiza la naturaleza, los nectada con la función más gene-
modos de ser de los intelectuales ral del partido político, que según
en la historia pre-burguesa y bur- Gramsci consiste en elevar a «los
guesa, sino también cuando ana- miembros “económicos” de un
liza la relación entre intelectuales grupo social a la calidad de “inte-
y clase obrera, intelectuales y par- lectuales políticos”, o sea de orga-
tido, intelectuales y política (refi- nizadores de todas las funciones
riéndose en general a los grupos inherentes al desarrollo orgánico
sociales antagonistas). También de una sociedad integral, civil y
en este caso no se delinea un ca- política» (Ivi, 190).
rácter orgánico de tipo pedagógi- PASQUALE VOZA
co o ético-normativo: y esto exclu-

285
J
Jacobinismo tación ideológicamente más fa-
El jacobinismo es una catego- vorable del mismo. El ensayo de
ría histórico-interpretativa de pri- Mathiez se basa en la analogía en-
mer nivel para el Gramsci de los tre la república jacobina y la revo-
Cuadernos, en donde tiene un sig- lución bolchevique. Es evidente
no positivo, mientras que el joven que Gramsci es influido por la in-
Gramsci había sido un crítico se- terpretación del historiador fran-
vero del fenómeno jacobino, iden- cés, en la que el jacobinismo y el
tificando en él una forma comple- bolchevismo constituyen un solo
tamente burguesa de hacer polí- “mito”. Así, en los Cuadernos, el
tica. En un escrito fechado el 28 jacobinismo, transformado por
de julio de 1917, Los maximalistas Gramsci en una categoría histó-
rusos, Gramsci afirmó perento- rico-interpretativa fundamental,
riamente: «en Rusia no hay jaco- tiene un espesor que va más allá
binos» (CF 266). Después de esta de un fenómeno histórico concre-
aversión inicial, Gramsci cam- to, a la par que señala los peligros
biará de opinión. El punto de in- de una lectura deshistorizada,
flexión lo dará la lectura del ensa- que separa el fenómeno del tiem-
yo Le Bolchévisme et le Jacobinisme po y el lugar reduciéndolo a «fór-
del historiador francés Albert Ma- mulas»: de esta forma solo se ob-
thiez, que Gramsci tradujo y pu- tendrían «un espectro», «palabras
blicó a plazos en “L’Ordine Nuo- vacías e inertes» (C 1, §48, 126).
vo” en 1921. Este parece ser el Gramsci señala que el término
momento en que un estudio his- «jacobino» terminó adquiriendo
tórico del fenómeno jacobino y dos significados: el de un partido
al mismo tiempo una reinterpre- particular de la Revolución fran-

287
Jacobinismo

cesa, con un programa determi- entre los jacobinos y el Partido


nado y que llevó a cabo su acción de Acción. Los jacobinos «lucha-
partidaria y gubernamental con ron valerosamente para asegurar
un método «caracterizado por la un vínculo entre ciudad y campo
energía extrema»; otro, más tar- y lo consiguieron». En la literatu-
de, por el cual se llamó “jacobino” ra política francesa, la necesidad
al político enérgico y resuelto en de conectar la ciudad (París) con
tanto fanáticamente convencido el campo siempre se había senti-
de las virtudes dramatúrgicas de do con fuerza; el Partido Acción
sus ideas, cualesquiera que fue- tenía una tradición en la historia
sen (C 19, §24, 392). Intentando de la península con la que relacio-
establecer cuál era la naturaleza narse, dado que «la historia de las
y el papel del Partido de Acción Comunas es rica en experiencias
en el Risorgimento italiano, en una a este respecto». Precisamente «el
comparación continua con la ac- más clásico maestro del arte polí-
ción victoriosa y hegemónica del tico para los grupos dirigentes ita-
partido moderado de inspiración lianos», Maquiavelo, «había plan-
cavouriana, Gramsci observa que teado ya problema, naturalmente
el Partido de Acción carecía de la en los términos y con las preocu-
capacidad de ejercer una «“atrac- paciones de su tiempo» (Ivi, 390).
ción espontánea”»; para hacer- Al preguntarse el porqué de los
lo, habría tenido que «imprimir intentos fallidos de provocar una
al movimiento del Risorgimen- «voluntad colectiva nacional-po-
to un carácter más marcadamen- pular» en Italia, Gramsci identi-
te popular y democrático» (Ivi, fica como respuesta el estableci-
3892013). Gramsci declara que el miento de una forma de sociedad
Partido de Acción «incluso care- «“económica-corporativa”», es
ció de un programa gubernamen- decir, de «la peor forma de socie-
tal concreto»; también confundió dad feudal, la forma menos pro-
la unidad cultural existente en la gresiva y más estancada: siempre
península «con la unidad políti- faltaba una fuerza jacobina eficien-
ca y territorial de las grandes ma- te, y no podía establecerse», la
sas populares que eran extrañas fuerza que en otras naciones «ha
a aquella tradición cultural» (Ivi, despertado y organizado la vo-
389-390). Son los juicios severos luntad colectiva nacional-popu-
bien conocidos de Gramsci sobre lar y que ha fundado Estados mo-
el partido mazziniano y sobre las dernos». Según Gramsci, ninguna
fuertísimas deficiencias de su ac- formación de voluntad colecti-
ción política. Gramsci cree que va nacional-popular es posible si
se puede hacer una comparación las grandes masas de campesinos

288
Jacobinismo

cultivadores no entran simultánea- partido dirigente»; en realidad se


mente en la vida política: esto in- “impusieron” a la burguesía fran-
tentaba Maquiavelo a través de la cesa, llevándola a una posición
reforma de la milicia, esto fue he- mucho más avanzada de lo que
cho por los jacobinos en la Revo- los núcleos burgueses primitiva-
lución francesa, en la que se debe mente más fuertes hubieran que-
identificar un “jacobinismo pre- rido ocupar “espontáneamente”.
coz” de Maquiavelo, «el germen Este rasgo, característico del jaco-
(más o menos fecundo) de su con- binismo (pero también antes de
cepción de la revolución nacio- Cromwell y las “cabezas redon-
nal» (C 13, §1, 17). El jacobinismo das”), consiste en forzar la situa-
y el maquiavelismo están unidos ción creando «hechos consuma-
por la capacidad de plantear radi- dos irreparables, empujando ha-
calmente el problema de la revo- cia adelante a la burguesía a fuer-
lución campesina y por el hecho za de patadas en el trasero, por
de que ambos son la expresión de parte de un grupo de hombres ex-
una voluntad colectiva destinada tremadamente enérgicos y resuel-
a fundar un nuevo tipo de Estado. tos». Gramsci también niega que
Esta suposición positiva del jaco- los jacobinos fueran «abstraccio-
binismo lleva a Gramsci a reflexio- nistas»: en cambio, eran «realistas
nar sobre el problema del uso del al estilo de Maquiavelo», conven-
terror, sin buscar legitimarlo: «El cidos de la «absoluta veracidad»
tercer estado habría caído en estas de las fórmulas sobre igualdad,
“trampas” sucesivas sin la acción fraternidad, libertad, tal como
enérgica de los jacobinos, que se fueron persuadidos «las grandes
oponen a cualquier detención “in- masas populares que los jacobi-
termedia” del proceso revolucio- nos movilizaban y llevaban a la
nario y mandan a la guillotina no lucha»; su lenguaje, su ideología,
sólo a los elementos de la vieja so- sus métodos de acción «reflejaban
ciedad que se resiste a morir, sino perfectamente las exigencias de
también a los revolucionarios de la época» (Ivi, 400-401). Gramsci
ayer convertidos hoy en reaccio- luego establece una relación pre-
narios» (C 19, §24, 401). cisa entre el jacobinismo francés
Prosiguiendo con su análisis y la cultura fisiocrática: uno sería
de la operación del Partido de Ac- «inexplicable» sin el otro, «con su
ción, a la luz del jacobinismo (o demostración de la importancia
más bien, a la ausencia de jaco- económica y social del cultivador
binismo), Gramsci observa que directo», aunque no parece justo
«los jacobinos conquistaron con decir que los fisiócratas «hayan
la lucha sin cuartel su función de representado simples intereses

289
Jacobinismo

agrícolas», dado que representan con los moderados girondinos»


«una sociedad futura mucho más (Ibid.). Si es cierto que los jacobi-
compleja que aquélla contra la nos «“forzaron” la mano», esto
que combaten e incluso que aque- siempre sucedió «en el sentido
lla que se desprende inmediata- del desarrollo histórico real»; han
mente de sus afirmaciones» (C 13, hecho un trabajo fundamental, al
§13, 29-30). Además, para aque- que solo su pertenencia de clase
llos que, desde el punto de vista ha puesto un límite insuperable:
del historicismo moderado, con- al convertir a la burguesía en la
sideran el jacobinismo «irracio- clase nacional dominante, hege-
nal» (visto como «antihistoria»), mónica, «crearon la sólida nación
Gramsci se opone a la conside- moderna francesa» (Ibid.).
ración de que «ni Napoleón ni la Al concluir la comparación en-
Restauración destruyeron los “he- tre los jacobinos y el partido ma-
chos consumados” por los jacobi- zziniano, Gramsci dice: «En el
nos» (C 10 II, §41.XIV, 206). Partido de Acción no se encuentra
Sin embargo, es necesario te- nada que se parezca a esta orien-
ner una visión adecuada de los tación jacobina, a esta inflexible
jacobinos y su política, entendien- voluntad de convertirse en el par-
do la importancia absoluta de su tido dirigente». La severidad del
política agrícola, sin la cual «Pa- juicio se mitiga con la conside-
rís habría tenido la Vandée ya a ración de que «ciertamente, hay
sus puertas» (C 19, §24, 402): los que tener en cuenta las diferen-
girondinos intentaron, sin éxito, cias», ya que en Italia se trata de
«aprovechar el federalismo para luchar contra el «orden interna-
aplastar el París jacobino», mien- cional vigente y contra una poten-
tras que para los jacobinos se apli- cia extranjera», Austria, que ocu-
có la fórmula de «“república una paba una parte de la península y
única e indivisible”» y la «política controlaba el resto. Pero Gramsci
de centralización burocrático-mi- aumenta la dosis de sus críticas
litar», a lo que «no podían renun- al Partido de Acción, observan-
ciar sin suicidarse». La cuestión do que «los jacobinos supieron
agraria tenía ventaja sobre las as- obtener de la amenaza externa
piraciones de autonomía local: la elementos para una mayor ener-
Francia rural «aceptó la hegemo- gía en el interior: comprendieron
nía de París», es decir, entendió bien que para vencer al enemigo
que para destruir definitivamente externo debían aplastar en el inte-
el antiguo régimen «debía formar rior a los aliados de éste y no titu-
un bloque con los elementos más bearon en llevar a cabo las masa-
avanzados del tercer estado, y no cres de septiembre». En Italia, este

290
Jacobinismo

vínculo que existía entre Austria ticamente sacrificó el Meridione,


y una parte de la burguesía y no- «o sea a los campesinos», que no
bleza italiana no fue denunciado se había atrevido, como los jacobi-
por el Partido de Acción o al me- nos, a posponer los intereses cor-
nos no con la debida energía (Ivi, porativos del grupo dirigente de
402-403). Mitigando la dureza de la «clase futura»; por lo tanto, es
sus consideraciones, Gramsci afir- un «termidoriano preventivo» (C
ma que, si un partido jacobino 6, §89, 77-78); «Su “obsesión” ja-
no se formó en Italia, las razones cobina más noble fue la unidad
«deben buscarse en el campo eco- político-territorial del país» (C
nómico, o sea en la relativa debi- 19, §24, 392). El único que no solo
lidad de la burguesía italiana y sintió la ausencia de un jacobinis-
en el clima histórico distinto del mo italiano, sino que se manifes-
de Europa después de 1815» (Ivi, tó como «un auténtico jacobino,
403). al menos teóricamente, y en la si-
Con respecto a la presencia de tuación italiana dada» fue Giober-
«jacobinos», o partidarios del ja- ti, quien, como observa Gramsci,
cobinismo, en Italia, Gramsci ob- después de 1848, en el Rinnova-
serva que «por lo general son bas- mento, muestra comprensión por
tante mal tratados» en libros y ar- las duras necesidades históricas
tículos populares y que se conoce que empujaron a los jacobinos
«muy poco» (C 2, §106, 285). Sin franceses a desplegar su «salva-
embargo, es un grupo muy redu- je energía»; el autor de la Prima-
cido: Pisacane, que fue uno de los cía también encontraría, aunque
pocos que sintió la ausencia, en «vagamente», «el concepto de lo
el Risorgimento, de un «fermen- “popular-nacional” jacobino», es
to “jacobino”», no era jacobino decir, la alianza entre intelectua-
«como era necesario para Italia» les burgueses y pueblo (C 17, §9,
(C 15, §76, 242); Crispi, como he- 306-307).
mos visto, era «jacobino» solo en Reflexionando sobre el fenó-
el sentido de un político resuel- meno jacobino, Gramsci tam-
to: era un «temperamento jacobi- bién aborda las causas de su de-
no», pero no tenía un programa clive: cree que los jacobinos, con
que pudiera compararse con el de su oposición a reconocer el dere-
los jacobinos y ni siquiera «su fe- cho de coalición a los trabajado-
roz intransigencia». La debilidad res, rompieron el «bloque urba-
de Crispi, continúa Gramsci, era no» de París; así, sus «fuerzas de
que se había vinculado estrecha- asalto», que se agruparon en la co-
mente al grupo septentrional «su- muna, «se dispersaron, decepcio-
friendo sus exigencias» y sistemá- nadas, y el Termidor consiguió el

291
Jacobinismo

predominio» (C 19, §24, 402). La agraria, «fueron perjudicados por


centralidad de la noción de jaco- los intentos de Robespierre de
binismo también se hace eviden- instaurar una reforma religiosa»,
te por la afirmación de que «el que también tuvo un significado
moderno Príncipe debe tener una inmediato y concreto. (C 19, §26,
parte dedicada al jacobinismo»: y 415-416). La institución del culto
este renacimiento del jacobinismo al Cuerpo Supremo fue un intento
debe tener lugar «en el significa- de «unificar dictatorialmente los
do integral que esta noción ha te- elementos constitutivos del Esta-
nido históricamente y debe tener do en sentido orgánico», en una
conceptualmente» (C 13, §1, 16). «desesperada búsqueda» de tener
Por lo tanto, Gramsci estigmati- en la mano toda la vida popular
za tanto el «miedo al jacobinis- y nacional, pero también aparece
mo» (Ivi, 17) típico, por ejemplo como la primera raíz del Estado
de Croce, como la “aversión” pre- secular moderno, independiente
sente en Sorel, que toma la forma de la Iglesia, que encuentra en sí
de una “repugnancia ética”; una misma «todos los elementos de su
actitud que según Gramsci deri- personalidad histórica» (C 6, §87,
va de Proudhon, quien en uno de 75).
sus escritos definió a los jacobinos Como muchos de los concep-
como «los jesuitas de la revolu- tos gramscianos, el del jacobi-
ción» (C 5, §80, 305). Este «anti-ja- nismo también demuestra ser
cobinismo» de Sorel es definido una metáfora, una imagen (no
por Gramsci como «sectario, mez- del hombre político determina-
quino, antihistórico» (C 11, §66, do, sino de la voluntad colecti-
341). va popular-nacional): se conecta
Analizando las causas de la con la idea del «príncipe», dado
derrota jacobina, Gramsci obser- que Gramsci dice que los jacobi-
va cómo la incursión en el terreno nos eran la «“encarnación categó-
de las creencias religiosas contri- rica”» del príncipe maquiavélico
buyó a romper la unidad del fren- (C 13, §1, 16), quien a su vez «re-
te pro jacobino en el campo; una presenta plástica y “antropomór-
debilidad similar conducirá a las ficamente” el símbolo de la “vo-
«veleidades mazzinianas» de re- luntad colectiva”» (Ivi, 13). Por lo
forma religiosa en el Partido de tanto, debe subrayarse este valor
Acción. El ejemplo de la Revolu- teórico-político que el concepto
ción francesa mostró que los jaco- de jacobinismo asume en la elabo-
binos, que habían logrado aplas- ración de Gramsci. Finalmente, el
tar a todos los partidos de dere- autor de los Cuadernos, señala del
cha en el terreno de la cuestión jacobinismo tanto el “límite” de

292
Jacobinismo

clase como algunos aspectos de- que pone en práctica». Los ele-
generativos, que preludian al «bi- mentos de esta degeneración, por
zantinismo francés», que consisti- otro lado, ya estaban presentes y
ría en una característica particular activos «durante el desarrollo del
de la tradición cultural francesa, gran drama revolucionario», en
que después de la revolución de- los mismos jacobinos «que lo per-
generó rápidamente en «una nue- sonificaron con mayor energía y
va Bizancio cultural», revelando plenitud» (C 10 II, §19, 152).
la intención de dar «forma per- RITA MEDICI
fecta y estable a las innovaciones

293
L
Lengua hablantes, pero no a la inversa. En
Una lengua existe no solo en un párrafo que funciona como un
el conjunto del vocabulario, la “espía” para comprender su enfo-
gramática, etc. (C 11, §45, 317): que de la cuestión, Gramsci se ex-
«cada lengua es una concepción presa en términos apenas diferen-
del mundo integral, y no solo un tes: las lenguas son un «producto
vestido que da forma indiferente- social», son la «expresión cultural
mente a cualquier contenido» (C de un determinado pueblo» (C 6,
5, §123, 332). La misma noción de §71, 56) y también en otras partes
lengua se reitera en otro párrafo del mismo cuaderno surge una
del Cuaderno 5: la lengua «debería casi equivalencia entre lengua y
ser tratada como una concepción cultura: «abstraídas de la obra li-
del mundo, como la expresión de teraria», las palabras constituyen
una concepción del mundo»; la re- un «elemento de la historia de la
lación entre lengua y concepción cultura» (C 6, §20, 26). Solo en su
del mundo tiene efecto recípro- forma externa la lengua cambia
co, ya que la profundización del relativamente poco, mientras que
conocimiento a través de nuevos su «contenido cultural» cambia
matices de significado implica la más rápidamente (C 9, §15, 20):
«profundización de la concepción con el tiempo se introducen nue-
del mundo» (C 5, §131, 347); es el vos términos en la lengua, los sig-
aspecto de la reciprocidad el que nificados de las palabras indivi-
diferencia de manera relevante a duales adquieren nuevas conno-
Gramsci de la conocida hipótesis taciones, a menudo metafóricas,
de Sapir-Whorf, según la cual la gracias también a las diferentes
lengua da forma al mundo de los corrientes culturales que, a través

295
Lengua

de su actividad, participan «en el imponerse. Tiene una visión re-


desarrollo general de una deter- alista de la lengua, libre de cual-
minada lengua nacional» (C 24, quier forma de populismo, ya
§3, 163). que, de manera similar a lo que se
La lengua nunca es una enti- ha señalado anteriormente, el len-
dad homogénea o estática. Se in- guaje de cada persona contiene
nova de diferentes maneras, por en su interior los «elementos de
la conquista de una nación por una concepción del mundo y de
parte de otra (innovación de ma- una cultura» a partir de los cuales
sas), desde la escuela, a través de «se puede juzgar la mayor o me-
los medios de comunicación, in- nor complejidad de su concepción
cluso desde las reuniones públi- del mundo» (C 11, §12, 246). En el
cas (incluyendo las religiosas), mismo párrafo señala que solo los
así como por los términos intro- dialectófonos participan en una
ducidos durante las conversacio- intuición del mundo tendencial-
nes «entre los diversos estratos de mente «restringida y provincial,
la población» (C 29, §3, 230). De fosilizada, anacrónica, en compa-
esta manera, la lengua se forja y ración con las grandes corrientes
se forma, pero también, sobre la de pensamiento que dominan la
base de sus estudios universita- historia mundial». La díada dia-
rios, Gramsci distingue en la in- lectófonos-hablantes de la lengua
novación de una lengua un efecto nacional (también llamada “len-
“molecular” y otro “de masa”. En gua literaria”) representa una de
un párrafo clave para su enfoque las principales fuentes de la rela-
de la cuestión, Gramsci observa ción paradigmática entre las fuer-
que los lenguajes «de los oficios», zas subordinadas y las hegemóni-
es decir, «de las sociedades par- cas. A diferencia de los dialectos,
ticulares», innovan «molecular- una gran lengua nacional es «his-
mente», mientras que «una nueva tóricamente rica y compleja» y es
clase que se hace dirigente ejerce capaz de traducir otra gran cultu-
innovación como “masa”» (C 6, ra, lo que permite a los hablantes
§71, 56-57). de ese idioma «ponerse en con-
Es siempre la relación entre las tacto con vidas culturales distin-
diferentes clases y estratos de la tas», participando así en una vida
población lo que entra en el dis- cultural más completa (Ivi, 247).
curso de Gramsci sobre la lengua: Gramsci continúa ampliando el
él es un sociolingüista ante litte- discurso desde la lengua como
ram que se anticipa con mucho a tal hasta la cultura y la creación
intereses que solo en los años se- de una nueva cultura, que pasa
senta del siglo XX comenzaron a también por su socialización en

296
Lengua

los estratos populares. El punto luterana hacia la filosofía clási-


de referencia aquí es la filosofía, ca alemana, el movimiento pue-
entendida principalmente como de ser desde abajo o involucrar a
filosofía de la praxis (Ibid.), cuyo toda la sociedad. Y no se excluye
lenguaje es diferente de los an- el uso del dialecto como arma lin-
teriores: «lenguaje significa tam- güística de las clases cultas contra
bién cultura y filosofía» (C 10 II, las populares: en el movimien-
§44, 209). Y como comparación to del Risorgimento el romanesco,
histórica se citan las investigacio- «apartado del latín» durante mu-
nes sobre los primeros elementos cho tiempo, tuvo un florecimiento
del Renacimiento que, en cuanto culminado «en el período liberal
expresión de rebelión «de un mo- de Pío IX», y en los años «47-49 el
vimiento general cultural religio- dialecto es el arma de los libera-
so» contra los institutos medieva- les», solo que, con el fin de crear
les de la Iglesia y del imperio, era un bloqueo social entre la jerar-
“popular”, y no «de origen áulico quía eclesiástica y el pueblo con-
o escolástico» (C 6, §116, 94). tra los partidarios de la unidad
Para Gramsci «cada grupo so- nacional, «después del 70 [el dia-
cial tiene su propia “lengua”», lecto es arma, NdA] de los clerica-
que, como se ha visto anterior- les» (C 3, §79, 78).
mente, puede ser también un dia- El acceso a la lengua siempre
lecto restringido, pero, «salvo ra- ha sido una condición para el ac-
ras excepciones [...] entre la len- ceso a los derechos, a la plena par-
gua popular y la de las clases cul- ticipación en la sociedad, al poder.
tas hay una continua adherencia Esto también se desprende clara-
y un continuo intercambio» (C 6, mente del ejemplo del juramen-
§62, 50). Es fácil pensar que este to de Estrasburgo (841 d. C.): al
movimiento es de arriba abajo, y jurar no en una lengua descono-
esto sucede en la escuela, enten- cida como el latín (lo que habría
dida en sentido amplio, en la so- hecho nulo el juramento), sino en
ciedad, en la familia, etc., en todos sus propias lenguas, los soldados
los lugares donde hay un «control de los herederos de Carlomagno
[lingüístico, NdA] mutuo», con el actúan como garantes y, por pri-
objetivo de llegar a un «confor- mera vez, asumen «una función
mismo gramatical» (C 29, §2, 228). política de primer plano, presen-
Pero a veces, como en los movi- tándose como voluntad colectiva»
mientos religiosos de la Edad Me- (C 5, §123, 333). Siempre en este
dia o en el desarrollo progresivo contexto, se observa que «los tex-
de la cultura alemana desde la tos en lengua romance se escriben
tosquedad inicial de la Reforma cuando el pueblo recupera impor-

297
Lenguaje

tancia» y, viceversa, en el largo cer relaciones más seguras entre


período que va desde alrededor «los grupos dirigentes y la masa
del 600 d. C. hasta el florecimiento popular-nacional, o sea de reor-
de los Comunes y las lenguas vul- ganizar la hegemonía cultural» (C
gares – período en el que la cultu- 29, §3, 231).
ra era la de los “doctos”, expresa- DEREK BOOTHMAN
da en latín – el pueblo italiano no
podía «participar del mundo de la Lenguaje
cultura» (C 3, §76, 73-74). Al igual que su profesor uni-
En todo el discurso gramscia- versitario Matteo Giulio Barto-
no sobre la lengua es fundamental li, Gramsci suele distinguir entre
la cuestión de cómo las clases po- «lengua» y «lenguaje», aunque a
pulares pueden emerger de una veces hay una superposición de
visión angosta del mundo, que los dos conceptos incluso en el
las condena a ser subordinadas, mismo párrafo del Cuaderno 1. No
para poder convertirse en hege- hay que confundir los dos térmi-
mónicas. Solo una lengua nacio- nos con langage y langue tal como
nal tiene la riqueza capaz de ofre- son utilizados por Saussure. Por
cer los instrumentos de acceso a lo general, Gramsci utiliza el tér-
los grandes procesos mundiales. mino “lenguaje” para designar un
Y la «intervención organizada» subconjunto del fenómeno más
para desarrollar una «lengua uni- amplio de “lengua”, que como tal
taria» (C 29, §3, 230) es uno de los puede indicar la manera en que
medios necesarios para garanti- habla o se expresa un grupo social
zar esta posibilidad; tal interven- (v. la «jerga de los oficios» en C 6,
ción, sin embargo, no debe ser §71, 56 o el «habla de la ciudad»
impuesta por decreto (como su- en C 29, §2, 228) y también, al ex-
puso Manzoni), sino representar tremo, cada individuo particular.
(según la perspectiva esbozada Otras veces puede ser el discurso
por Gramsci I. Ascoli) una «fun- técnico de una ciencia, es decir, los
ción nacional más profunda y ne- «lenguajes científicos y filosóficos»
cesaria» (C 23, §40, 142). Gramsci (discutidos bajo el aspecto de la
continúa precisamente en el últi- traducción especialmente en C 11,
mo de los Cuadernos (1935) afir- §46-49), y también el lenguaje de
mando que «cada vez que aflora, la política. Por lo tanto, el lengua-
de un modo u otro, la cuestión de je es generalmente de naturaleza
la lengua», esto implica una serie sectorial. Otros usos particulares
de asuntos, entre ellos la «forma- se encuentran en el concepto de
ción y la ampliación de la clase di- lenguaje de una época, por ejem-
rigente» y la necesidad de estable- plo, el de la Edad Media (C 5, §85,

298
Lenguaje

307 y C 10 II, 41.I, 179), noción, por losofía» y que, por tanto, «el he-
lo tanto, diferente de la lengua cho “lenguaje” es en realidad una
“natural” (como, por ejemplo, una multiplicidad de hechos más o
lengua “nacional”), y en aquellos menos orgánicamente coherentes
de las artes figurativas, artísticas, y coordinados» (C 10 II, §44, 209),
musicales, etc. (C 6, §62, 50 y C 6, donde la palabra “cultura” pare-
§147, 110). En este último caso, es- ce utilizarse en sentido estricto, y
tos lenguajes, mejor que el de la no para indicar la cultura de una
literatura, trascienden las fron- sociedad en su conjunto. Esta po-
teras nacionales, mientras que es sición es reiterada, pero también
el lenguaje verbal-literario lo que ampliada en el Cuaderno 11: la filo-
mejor caracteriza el elemento «na- sofía está contenida en el lengua-
cional-popular-cultural» (C 23, §7, je, que es, precisamente, «un con-
106). Al crear su propio lenguaje, junto de nociones y de conceptos
cada corriente cultural innova la determinados» (C 11, §12, 245) y
lengua nacional, enriqueciéndola «por el lenguaje de cada uno se
con nuevos términos, dando nue- puede juzgar la mayor o menor
vos significados a los términos ya complejidad de su concepción del
utilizados, creando metáforas, etc. mundo» (Ivi, 246). A pesar de su
(C 24, §3, 163). Entre los conceptos carácter a menudo técnico, el len-
más importantes del lenguaje está guaje cambia con el tiempo y los
el teórico: en la vida real, la tarea términos utilizados pueden ad-
del teórico es «“traducir” en len- quirir nuevos significados meta-
guaje teórico los elementos de la fóricos, diferentes del significado
vida histórica» para poder inter- original de una concepción que se
pretarla mejor (C 3, §48, 55). supera: el lenguaje es, por tanto,
Un lenguaje, y el de la filoso- un fenómeno vivo, pero al mismo
fía de la praxis (un «lenguaje rea- tiempo un «museo de fósiles de
lista e historicista»: C 11, §17, 274) la vida y las civilizaciones pasa-
es, en este sentido, un ejemplo re- das» (C 11, §28, 294). El no recono-
currente, «contiene los elementos cimiento de esta historicidad del
de una concepción del mundo y lenguaje lleva al error de inten-
de una cultura» (C 11, §12, 246), tar construir un «esperanto o vo-
mientras que la lengua en un sen- lapük de la filosofía y de la cien-
tido más amplio (a menudo de- cia», en cuyo lenguaje una filoso-
finida como «nacional» o «litera- fía, pero por extensión también
ria») es la expresión de toda una las formas de pensamiento se con-
cultura. Otras veces, Gramsci cree sideran a sí mismas acríticamente
que es el propio lenguaje el que como las únicas que tienen razón
«significa también cultura y fi- y todas las demás son «delirio» (C

299
Lenguaje

11, §45, 316-317). Muy similar al dical, un lenguaje nunca se trans-


esperanto filosófico criticado por forma completamente, especial-
Gramsci fue el intento en aque- mente en su forma externa, pero
llos años de los pragmatistas y de sus contenidos sufren mutaciones
Pareto que, teorizando el lengua- de naturaleza no siempre paten-
je «como causa de error», quisie- te (C 11, §16, 270, párrafo titula-
ron crear una lengua «“pura”» o do propiamente Cuestiones de no-
«“matemática”», abstracta, se po- menclatura y de contenido): de nue-
dría decir, para expresar lo que vo podemos hacer una compara-
ellos consideraban una «nueva ción con el análisis de Kuhn de
concepción del mundo». Intenta- los paradigmas científicos antes
ron dar a las palabras un «signifi- y después de una transformación
cado o al menos un matiz nuevo», radical (una “revolución cientí-
a pesar de que, en el uso común, fica”, en la terminología kuhnia-
y también en el uso especializa- na). Para Gramsci se trata de una
do, las palabras seguían «mante- innovación que puede encontrar-
niendo el viejo significado» (C 11, se en la conciencia de grandes es-
§24, 286). Aunque también puede tratos de la población, y no nece-
darse el caso de que un lenguaje sariamente limitada a una comu-
distinto no comporte diferencias, nidad restringida de estudiosos,
incluso importantes, entre las di- aunque este caso esté incluido en
versas escuelas científicas (C 11, su razonamiento. Sus preocupa-
§48, 319). Sin embargo, expresado ciones se dirigen especialmente
en términos más modernos, el in- a los estratos de la población que
tento de crear un esperanto o un aún no han dado el salto equiva-
volapük, o lenguajes similares, in- lente de una visión “ptolemeica”
cluso por parte de pragmatistas, a una visión “copernicana” más
es comparable a la veleidad de avanzada; sus comentarios al res-
querer un lenguaje neutral, como pecto son metafóricos, refiriéndo-
si las teorías no influyeran en las se a los estadios filosóficos alcan-
conclusiones alcanzadas y como zados, y, por lo general, no a los
si ellas mismas no contribuyeran modelos físicos del universo (v.
a producir una parte integral de en particular C 11, §13, 263 y C 11,
los “hechos” (como afirma T. S. §16, 270 en controversia con Bu-
Kuhn). jarin; C 11, §66, 343-344 sobre De
Gramsci teoriza sobre la natu- Man; C 27, §1, 205 sobre el folclo-
raleza no-fija, es decir, la histori- re). En este proceso de avance de
cidad, de los lenguajes en otros la conciencia, no todo un lengua-
pasajes del Cuaderno 11. Incluso je previo debe ser rechazado, por-
después de un posible cambio ra- que en él pueden existir también

300
Lenin, Nikolai

«“valores instrumentales” que no y artístico de la última estética


pueden dejar de ser acogidos ín- crociana» (C 10 II, §41.XIV, 205):
tegramente» para ser posterior- existe, por tanto, la posibilidad de
mente «elaborados y refinados» leer uno en los términos del otro y,
(C 11, §16, 270). A través de esta con ello, la posibilidad de una tra-
evaluación crítica de los lenguajes ducción recíproca. Gramsci sos-
anteriores se comprende el razo- tiene que las actividades funda-
namiento utilizado por Gramsci mentales de una época son con-
para demostrar que «un grupo vertibles, ya que el lenguaje espe-
social puede apropiarse la ciencia cífico, propio de cada actividad,
de otro grupo sin aceptar la ideo- está implícito también en los de-
logía» (C 11, §38, 310). Al mismo más lenguajes contemporáneos y
tiempo, ofrece un modelo de ac- todos ellos juntos forman un «cír-
titud crítica para ser usado con culo homogéneo»: Gramsci con-
respecto a un lenguaje preceden- cluye afirmando que de esto «se
te cuando escribe que «la filosofía derivan, para el historiador de la
de la praxis continúa la filosofía cultura y de las ideas, algunos cri-
de la inmanencia, pero la depura terios de investigación y cánones
de todo su aparato metafísico» (C críticos de gran significado» (C 11,
11, §28, 294). §65, 337).
En el campo de las llamadas DEREK BOOTHMAN
ciencias humanas, los lenguajes
reflejan procesos sociales básicos Lenin, Nikolai
y, por lo tanto, Gramsci plantea la En el período previo al arresto,
posibilidad de traducir de un len- al menos desde La Revolución con-
guaje a otro a pesar de que, super- tra «El Capital» de diciembre de
ficialmente, se ocupen de diferen- 1917 y durante todo el período de
tes esferas del conocimiento (la mayor compromiso político, so-
económica, la política, la filosófi- bre todo desde su traslado a Mos-
ca) y a pesar de los límites de la cú en mayo de 1922, la figura de
traducción de un lenguaje a otro Lenin es siempre central, aunque
incluso dentro del mismo tema (C Gramsci no hace referencia a sus
7, §1, 143). En este campo, de par- textos como fuentes indiscutibles.
ticular originalidad es el paralelis- De hecho, la presencia de Lenin
mo entre el lenguaje políticamen- en Gramsci, hasta los Cuadernos,
te moderado de Croce («en el len- es aquella de un revolucionario,
guaje moderno este concepto se antes que la de un teórico original
llama reformismo») y «el “clasi- equiparable a Marx, como se estu-
cismo nacional” de Gioberti», que vo definiendo a lo largo del pro-
«constituye el clasicismo literario ceso de construcción del “marxis-

301
Lenin, Nikolai

mo-leninismo”, que comenzó an- incluso potenciales. Una minoría


tes de 1924 como una dura com- que está segura de convertirse en
petición entre los jefes bolchevi- mayoría absoluta, o incluso en la
ques por la reivindicación de la totalidad de los ciudadanos, no
“herencia” política de Lenin (v. puede ser jacobina, no puede te-
Paggi 1984; Labica 1992). Desde la ner como programa la dictadura
Política de las frases, de mayo de perpetua. Ésta ejerce provisional-
1918 (NM 52), a «Capo», de marzo mente la dictadura para permitir
de 1924 (CPC 12-16), vuelve cons- a la mayoría efectiva de organi-
tantemente la idea de un político, zarse, de ser conscientes de sus
de un hombre de acción capaz de necesidades intrínsecas, y de ins-
extraer del marxismo lo necesario taurar su orden excluyendo cual-
para transformar el mundo, con- quier apriorismo, según las leyes
virtiendolo de teoría a estrategia espontáneas de esta necesidad»
victoriosa. El cambio más impor- (Constituyente y Soviety, 26 de ene-
tante en estos años no se encuen- ro de 1918, en CF 602-603). Esta
tra en la relación de los revolucio- progresiva redefinición del jacobi-
narios rusos con Marx y el marxis- nismo afecta plenamente la figu-
mo – siempre mantenido en tér- ra de Lenin como político y como
minos de una activa reelaboración teórico de la política, constituye la
–, sino entre bolchevismo (y Lenin base de presentación de la “dicta-
como su mayor exponente) y jaco- dura del proletariado” en el antes
binismo. Si de hecho Gramsci ini- mencionado «Capo» (1924), que
cia, después de la Revolución de es de hecho el hilo conductor de
Febrero, afirmando rotundamen- toda la reflexión que se encuentra
te que la Revolución rusa no es ja- sobre Lenin en los Cuadernos.
cobina, porque el jacobinismo es La forma de acercamiento en
un fenómeno puramente burgués los Cuadernos es distinto: Lenin,
y violento (Notas sobre la Revolu- en efecto, como todos los princi-
ción rusa, 29 de abril de 1917, en pales dirigentes de la Tercera In-
CF 138-139); ya desde la disolu- ternacional y de la URSS, era una
ción de la Asamblea Constituyen- referencia demasiado actual y
te comienza a cambiar su opinión, comprometedora para ser hecha
siendo ésta el reflejo de un modo explícitamente y de forma rela-
de actuar típicamente jacobino jada. Aún más que Marx y Enge-
(la política del “hecho consuma- ls, más que el marxismo, cuan-
do”). Por ello, en enero de 1918, do habla de Lenin (como de Bu-
él insistirá que «el jacobinismo jarin, Stalin o Trotsky), Gramsci
es un fenómeno totalmente bur- no solo utiliza seudónimos (la
gués», añadiendo: «de minorías primera vez, en octubre de 1930,

302
Lenin, Nikolai

«Iliíc»; desde octubre-noviem- cualquier otra organización de la


bre del mismo año hasta mayo de doctrina que sea más apegada a la
1932, «Ilici»; por último, «Vilici», realidad».
deformando gradualmente el pa- Esta «otra organización» es
tronímico, incluso sustituyéndo- precisamente la filosofía de la pra-
lo por la perífrasis «el más grande xis, en la cual el papel de Lenin es
teórico moderno de la filosofía de igualmente decisivo, ya que acu-
la praxis»: C 10 I, §12, 135), pero ñó el concepto y produjo el hecho
que argumenta de manera deli- de la hegemonía. Según la filoso-
beradamente evasiva. Bajo este fía de la praxis, política, filosofía y
velo, sin embargo, el significado economía son mutuamente tradu-
parece clarísimo: Lenin es el úni- cibles (C 4, §46, 185) y este hecho,
co continuador de Marx, pero no involucra la posibilidad de que
en el sentido en que normalmente la filosofía de un hombre político
este concepto se ha afirmado en el esté en su política (Ibid.), también
marxismo-leninismo, es decir, en hace posible una investigación so-
cuanto teórico, sino precisamente bre la hegemonía como hecho fi-
en cuanto hombre político y teó- losófico. Es precisamente bajo esta
rico de la política. En efecto, en luz que Lenin aparece en los Cua-
C 11, §33, 302, Gramsci se expre- dernos: el concepto y el hecho de la
sa contra la idea de las Tres fuen- hegemonía son el modo en que se
tes y tres partes integrantes del mar- inserta creativamente en el mar-
xismo (1913), según reza el título xismo: «haber hecho progresar la
de un célebre opúscolo de Lenin: doctrina política [Lenin, NdA] ha-
«Una concepción muy difundida bría hecho progresar también la fi-
es que la filosofía de la praxis es losofía», y en esto estaría «la apor-
una pura filosofía, la ciencia de tación máxima de Ilich a la filoso-
la dialéctica, y que las otras par- fía marxista, al materialismo his-
tes son la economía y la política, tórico, aportación original y crea-
por lo que se dice que la doctrina tiva» (C 4, §38, 177). Y en el texto
está formada de tres partes consti- C, de modo aún más comprometi-
tutivas [...]: la filosofía clásica ale- do, Gramsci escribe: «Ilich habría
mana, la economía clásica inglesa hecho progresar [efectivamen-
y la actividad y la ciencia política te] la filosofía [como filosofía] en
francesas. Esta concepción, que es cuanto que hizo progresar la doc-
más una investigación general de trina y la práctica política. La rea-
las fuentes históricas que una cla- lización de un aparato hegemóni-
sificación nacida de lo íntimo de co, en cuanto que crea un nuevo
la doctrina, no puede contrapo- terreno ideológico, determina una
nerse como esquema definitivo a reforma de las conciencias y de los

303
Lenin, Nikolai

métodos de conocimiento, es un y la realización de la hegemonía


hecho del conocimiento, un hecho hechas por Ilich han sido también
filosófico» (C 10 II, §12, 146). No un gran acontecimiento “metafísi-
solo: de esta implicación filosófica co”» (C 7, §35, 174).
(accesible solo gracias a la teoría Más aún: según Gramsci, Le-
de la traducibilidad), Lenin era, nin se compromete en la elabo-
según Gramsci, de alguna manera ración de la hegemonía porque
consciente, si es verdad que una ésta es la manera de actualizar «la
de sus frases relativa a la dificul- doctrina cuarentaiochesca de la
tad de traducir del ruso a otras “revolución permanente”» (C 10
lenguas europeas – a indicar la di- I, §12, 135), para no dejarla cadu-
ficultad de encontrar la justa pro- car con fórmulas vacías, como su-
yección internacional de las expe- cede en Trotsky (v. C 7, §16, 157).
riencias nacionales – viene identi- Gramsci escribía en julio de 1917,
ficada primero por Gramsci (C 7, presentando a los bolcheviques
§2, 146), y posteriormente trans- como los jacobinos de 1789: «Los
crita en un lugar muy visible, en maximalistas [rusos, NdA] son la
la parte superior de la sección V continuidad de la revolución [...]
del Cuaderno 11, Traducibilidad de por ello son la revolución misma
los lenguajes científicos y filosóficos [...] Así la revolución no se detiene
(C 11, §46, 317). El mismo hecho [...] Devora a sus hombres, susti-
de haberse propuesto la tarea de tuye un grupo por otro más audaz
desarrollar «en el terreno de la lu- y por esta inestabilidad, por esta
cha y de la organización política, nunca alcanzada perfección suya,
con terminología política, en opo- es verdadera y solamente revo-
sición a las diferentes tendencias lución» (Los maximalistas rusos,
“economistas” [...] el frente de lu- en CF 265-266). En los Cuadernos
cha cultural» (C 10 I, §12, 135; v. existe el reconocimiento del he-
análogamente C 10 I, §7, 125 y cho que, para mantener abierta la
LC 570, a Tatiana el 2 de mayo de dinámica imparable de la revolu-
1932), implica el reconocimien- ción, es necesario pensarla nueva-
to del valor gnoseológico de las mente como construcción de un
ideologías y de la función políti- aparato hegemónico, en términos
ca de la “cultura”. «La realización aparentemente opuestos, como el
de un aparato hegemónico» (C 10 pasaje de la guerra de maniobra a
II, §12, 146), es decir, «la hegemo- la guerra de posición claramente
nía realizada significa la crítica indica (v. el ya mencionado C 7,
real de una filosofía, su dialéctica §16, 156).
real» (C 7, §33, 170). Gramsci lle- FABIO FROSINI
ga a escribir que «la teorización

304
Lingüística

Lingüística de los individuos («como sucede


La lingüística en Gramsci se di- en el arte»: v. Croce-Vossler), sino
vide en dos grandes filones con- «de toda una comunidad» que ha
vergentes: la lingüística históri- «“progresado” históricamente»
ca, disciplina seguida en sus es- (C 6, §71, 56). El primer concepto
tudios universitarios, y otro tipo (producción individual) se acerca
de lingüística, en los años treinta a la parole saussureana, mientras
todavía no reconocida oficialmen- que en el otro aspecto se acerca a
te como disciplina, pero que más la langue, que también es produc-
tarde se llamará “sociolingüísti- to de una comunidad; sin embar-
ca”. Además, en medio de ambas go, más que Saussure, Gramsci re-
está su aproximación a la semán- conoce la naturaleza heterogénea
tica, incluida la filosofía del len- de las comunidades lingüísticas
guaje. Para Gramsci los lingüistas – compuestas por estratos y clases
son «esencialmente historiado- sociales, grupos dialectales, etc. –
res» (C 6, §71, 56), pero al mismo y de los pueblos que, a través de
tiempo reconoce que, desde que su interacción, innovan la lengua
era estudiante de filología moder- (v. la posición similar desarrolla-
na, la lingüística había progresa- da a finales de los años veinte, a
do (quizás en referencia al enfo- espaldas de Gramsci, por V. N.
que estructuralista de Saussure, Voloshinov, estudiante y colabo-
mencionado en el artículo comen- rador de M. Bajtín).
tado, pero no mencionado explí- Gramsci presta gran atención
citamente por Gramsci). En este a la contribución de las clases po-
párrafo, la lengua se considera pulares en la formación de las len-
un «producto social», la «expre- guas y de las naciones. Las inno-
sión cultural de un determinado vaciones lingüísticas pueden ser
pueblo» (C 6, §71, 56); en otro lu- individuales, mediante préstamos
gar, Gramsci observa que se trata de un idioma a otro, o mediante
de una «concepción del mundo» relaciones entre diferentes estra-
(C 5, §123, 332 y C 5, §131, 347) y tos de la misma nación, pero son
de un «fenómeno cultural» (C 29, sobre todo de «toda una comu-
§5, 232), cuyos lenguajes se iden- nidad social que ha innovado su
tifican con la cultura (C 10 II, §44, cultura» y especialmente de «una
209) y cuyas palabras constituyen nueva clase que se hace dirigen-
un «elemento de historia de la cul- te» (Ibid.). Un corolario de esta po-
tura» (C 6, §20, 26). La lengua no sición se encuentra siempre en el
es «arte» – concepción de Croce –, Cuaderno 6: los méritos, pero tam-
pero el «“material” del arte» y las bién los límites del Renacimien-
innovaciones lingüísticas no son to, se atribuyen al elemento po-

305
Lingüística

pular-dialectal que, oponiéndose sico-tradicional» del pensamiento


al cosmopolitismo y al universa- anterior (C 11, §27, 292). Gramsci
lismo católico, innova la cultura relaciona este hecho con su enfo-
de la época, pero también, en el que de la lengua en el párrafo si-
proceso de unificación, «lingüís- guiente, criticando la ausencia de
ticamente» es incapaz de trascen- una explicación por parte de Bu-
der sus límites localistas (floren- jarin de la continuación del uso,
tinos) y clasistas para convertirse aunque en sentido metafórico, del
en la expresión de una cultura y término “inmanencia” por parte
una civilización verdaderamen- de Marx: «cuando una nueva con-
te nacionales (C 6, §116, 95). In- cepción del mundo sucede a una
cluso el “vulgar ilustre”, aunque precedente, el lenguaje preceden-
con léxico y fonética florentinos, te sigue siendo usado, pero es usa-
sigue siendo de sintaxis latina y do metafóricamente». Y sobre el
se cristaliza a través del uso de tema de la “inmanencia”, observa
una casta gubernamental cerrada, que en la filosofía de la praxis el
«apartada del pueblo» y «sin con- término «tiene su significado pre-
tacto vivo con un habla histórica»: ciso, que se esconde bajo la metá-
en definitiva, una lengua «de los fora» (C 11, §28, 294). Metodoló-
doctos, y no de la nación» (C 3, gicamente diferente es el enfoque
§76, 74 y C 23, §40, 142). Gramsci de los pragmatistas, que poco an-
se refiere aquí a la era medieval, tes Gramsci había criticado por su
pero expresa las mismas preocu- «neolalismo», es decir, la tenden-
paciones para la situación moder- cia excesiva a acuñar nuevas pa-
na: la falta de dominio de la len- labras que dieran nuevos matices
gua representa la exclusión del a ciertos conceptos. Pensaban, así,
pueblo del poder. si no que habían «originado una
En la controversia con los nueva concepción del mundo», sí
pragmatistas Gramsci se plantea que al menos habían «innovado
el problema de la terminología y, una determinada ciencia» (C 11,
en este contexto, no son casuales §24, 286). También Pareto quiso
las dos referencias al libro sobre crear «su propio “diccionario”»,
la semántica histórica de Michel basado en una «lengua “pura” o
Bréal, manual estudiado en la “matemática”» (Ibid.), ejemplo de
universidad. El ejemplo principal lo cual parece ser la palabra “ofe-
que Gramsci toma en considera- limidad”, usada en el campo del
ción es el uso de la palabra “inma- hedonismo económico y mencio-
nencia”, que adquiere un nuevo nada de paso por Gramsci (C 10 II,
significado propio de la filosofía §58, 225). Los pragmatistas teori-
de la praxis, diferente del «metafí- zaron «en forma abstracta sobre el

306
Lingüística

lenguaje como causa de error» (el su ingenio, separada toda mate-


blanco de la crítica es aquí Prez- ria, miden las formas de las cosas.
zolini). Tal vez haya una conver- Nosotros, porque queremos las
gencia parcial con ellos cuando cosas puestas a la vista, por eso
Gramsci observa que una nueva usaremos la más gruesa Miner-
cultura «crea también palabras va» (C 8, §226, 339 y C 10 I, §13,
totalmente nuevas», tomadas de 135). El comentario adquiere pro-
otros idiomas y a menudo incor- fundidad al situarse al principio
poradas «sin el halo extensivo del Cuaderno 10, porque es indica-
que tenían en la lengua original». tivo de su aproximación al objeto
Sin embargo, al mismo tiempo principal del cuaderno, Benedetto
Gramsci refuta a los pragmatistas Croce, así como de un aspecto im-
observando que, por su naturale- portante de la metodología analí-
za, el lenguaje «asume metafóri- tico-lingüística gramsciana en ge-
camente las palabras de las civili- neral.
zaciones y culturas precedentes», En un contexto lingüístico más
cuyo «significado “metafórico” amplio, una orientación similar
se extiende con la extensión de la en algunos aspectos a la de los
nueva cultura», y que incluso en el pragmatistas se encontraba en
caso de las palabras utilizadas por aquellos años, siempre sin que
los pragmáticos con un «significa- Gramsci lo supiera, en el primer
do o al menos un matiz nuevo», Wittgenstein (una especie de “ato-
nos encontramos con que las pa- mismo lingüístico”), mientras que
labras tradicionales siguen siendo la posición de Alberti es compara-
utilizadas, incluso por los espe- ble a la del segundo Wittgenstein,
cialistas y las clases cultas, con el para el cual, bajo ciertas condicio-
«viejo significado», a pesar de la nes, es necesario sacrificar la nece-
«innovación de contenido» (C 11, sidad de rigor, representada me-
§24, 286). Según Gramsci, la ten- tafóricamente por la falta de «fric-
dencia de los pragmáticos a crear ción», a un regreso «a un terreno
una «lengua matemática», abs- áspero» (Wittgenstein 1999, par.
tracta (C 7, §36, 174), para tratar la 107). Al igual que Alberti y Witt-
realidad social es una quimera, y genstein, Gramsci reconoce en su
en otro lugar cita con aprobación enfoque metodológico los proble-
las palabras que, en el siglo XV, el mas del uso de la lengua y de los
humanista Leon Battista Alberti lenguajes para analizar lo social,
utilizó para describir la diferencia de necesidad también descrito
entre los matemáticos y los que se lingüísticamente.
ocupan de la esfera social: «Ellos DEREK BOOTHMAN
(los matemáticos) solamente son

307
Literatura popular

Literatura popular por entregas y el gusto popular en


«Literatura popular» no en- la literatura» (LC 56-57).
tra dentro de la categoría de tér- El problema teórico, que
minos, y consecuentemente de Gramsci plantea en C 1, §80, 148-
los conceptos, expresamente acu- 149, se configura como una res-
ñados por Gramsci, pero tampo- puesta polémica a las preocupa-
co es una definición que Gramsci ciones expresadas por la mayo-
deriva pasivamente del debate ría de los críticos y escritores con-
contemporáneo al aceptarla en su temporáneos sobre la “impopu-
significado actual. El tema – ya in- laridad” de la literatura nacional.
cluido, con la indicación «La lite- Aclarando que el problema debía
ratura popular de las de las “no- atribuirse a la falta de «contacto
velas por entregas” y las razones entre la nación y sus escritores»,
de su persistente fortuna», entre Gramsci plantea la «cuestión de
los Temas principales de la lista ela- por qué y cómo una literatura es
borada en C 1, p. 73 – es aborda- popular» y aclara sin márgenes
do por Gramsci, en los primeros de ambigüedad que «la “belleza”
cuadernos misceláneos (Cuaderno no es suficiente», porque «falta un
1 y Cuaderno 3), en relación con contenido “humano y moral” que
dos órdenes de problemas. El de sea la expresión elaborada y lo-
naturaleza teórica: la «cuestión de grada de las aspiraciones del pú-
por qué y cómo es popular una li- blico» (Ivi, 149). Se deriva de ello
teratura» (C 1, §80, 149), un pro- una aclaración implícita sobre lo
blema que afecta, como veremos, que Gramsci quiere decir con lite-
la misma definición de literatura ratura popular: no tanto la litera-
popular; el otro de carácter histó- tura compuesta por la gente, ba-
rico-cultural vinculado a la am- sada en una concepción que fue
bición de catalogar los diferentes primero romántica y luego cro-
tipos de literatura apreciada por ciana, o que se dirigió a clases po-
el público popular en vista de la pulares con intenciones declara-
reconstrucción ideal del «espíritu damente pedagógicas, sino como
creativo popular, en sus diferen- aquella que es capaz de satisfacer
tes etapas y grados de desarrollo» necesidades y aspiraciones real-
que constituye uno de los estu- mente sentidas por las clases po-
dios más ambiciosos expuestos a pulares, por instintivas o elemen-
su cuñada Tatiana en la carta del tales que sean. Una tipología de
19 de marzo de 1927 y del cual, la literatura que, desde un punto
como era de esperar, debía formar de vista teórico, no impide su ma-
parte «un ensayo sobre novelas nifestación artística, pero que, en
ese caso, como Gramsci se apresu-

308
Literatura popular

ra a aclarar, dado que «los senti- dido evitar la «mezquindad» de la


mientos populares» sean «vividos «apologética jesuita» recurriendo
como propios por los artistas», a formas de religiosidad auténti-
habría podido definirse «literatu- camente vividas (Ivi, 65). Esto no
ra popular sólo como metáfora» significa que Gramsci no reco-
(C 3, §63, 63) y en cambio debe- noció que había habido algunos
ría haber sido llamada, –como po- autores italianos que habían dis-
dríamos agregar al anticipar las frutado del gusto popular, como
consideraciones que Gramsci de- Francesco Domenico Guerrazzi,
sarrollará en el curso de los Cua- Francesco Mastriani o Carolina
dernos – literatura nacional-popu- Invernizio, sin embargo, se trata-
lar. En la misma nota Gramsci – ba de casos individuales que fue-
polemizando con la queja dirigida ron, sobre todo en el caso de Mas-
a los periódicos italianos por pu- triani o de Invernizio – a quien
blicar novelas de entregas del si- Gramsci define no de forma alea-
glo XIX, y cada vez más a extran- toriamente como «gallina honesta
jeros, quitando espacio a la novela de la literatura» –, pertenecientes
italiana moderna –, explica que el a «un nivel más bajo que los Pon-
problema no es quejarse de la fal- sons y los Montépins». Gramsci
ta de arte o el anacronismo de los no ocultó, además, que el nivel de
textos publicados, confundiendo producción literaria que circula-
el problema del valor artístico con ba entre las clases populares más
el del éxito, sino entender por qué atrasadas de nuestra península,
los periódicos a la venta se vieron desde los Reales de Francia has-
obligados a publicar viejas nove- ta Guerrin Meschino y Maggi, era
las francesas por entrega en sus muy bajo (Ivi, 344).
páginas y, en otro nivel, por qué Revisando las notas de esta
no existía, en Italia, una literatu- fase, así como de las revistas que
ra artística popular. El problema Gramsci recibió en prisión, es no-
no podría plantearse con mayor toria su capacidad para aprove-
claridad y se refiere a la pregun- char cada pequeño indicio de for-
ta central para Gramsci sobre la mas de literatura dirigidas a las
incapacidad de los intelectuales clases populares (v. C 2, §108; C
italianos, tanto seculares como ca- 3, §100; C 3, §149; C 3, §153; C 5,
tólicos, de responder a las necesi- §84; C 6, §17). Pero Gramsci no se
dades intelectuales de la gente. Si limita a recopilar datos: trata de
el primero no había logrado crear clasificar los diversos géneros de
«un nuevo humanismo, adaptado la literatura popular en función
a las necesidades del mundo mo- de la naturaleza de las necesida-
derno», el segundo no habría po- des que logran satisfacer. Es un

309
Literatura popular

intento que aplica en particular a gente buena y generosa, etc. y las


la novela por entregas, de la cual misteriosas fuerzas de la tiranía je-
distingue, de acuerdo con las di- suita, etc.», presentado por la no-
ferentes razones que justifican su vela por entregas de tipo demo-
éxito – ideológico-político, senti- crático Gramsci va demostrando
mental, histórico, de pura intri- cómo, a través de un proceso de
ga –, varios tipos de género (C 3, “fijación” estructural «del esque-
§78, 77). En este plano, Gramsci ma de la intriga», la novela poli-
percibe que gran parte de la fas- ciaca había logrado explotar el en-
cinación que ejercen estas novelas canto de la lucha entre el opresor
depende de su naturaleza como y el vengador, una vez purificada
«“excitadores” psicológicos» y «del elemento ideológico peque-
que esa emoción, más que con las ñoburgués y democrático» y su-
gratificaciones ideológicas, políti- bordinado a la lógica del orden
cas o sentimentales, tiene que ver para respetar la ley (Ivi, 118). Una
con las posibilidades extraordina- evolución que Gramsci también
rias con que disponen sus héroes encuentra en la modificación pro-
y, más generalmente, con los me- gresiva de las prerrogativas del
canismos de la intriga misma, ca- héroe, en el reemplazo de la figu-
paces, en sí mismos, de subyugar ra del gran criminal «superior a la
el interés del público (v. C 3, §149, justicia», querido por la literatu-
116-117). La sensibilidad por estos ra del romanticismo, con la figura
aspectos estructurales también lo del policía (Ivi, 119).
lleva a comprender, y muy tem- Si en las notas de los primeros
prano en comparación con el de- cuadernos (Cuaderno 1 y Cuader-
bate de aquellos años, que el tipo no 3) Gramsci parece preocupado
real de la novela popular moder- por mantener separados el valor
na es la novela de detectives, ade- y el éxito y, en consecuencia, la
más de la variante psicológica he- crítica artística y la crítica cultu-
cha por Chesterton en las nove- ral, evitando cruzar los límites de
las del Padre Brown. Desde este una crítica cultural cuya tarea es
punto de vista, la genealogía de la precisamente comprender no «el
novela de detectives que Gramsci por qué un libro es “bello”, sino
traza en C 3, §153, 118-119 es par- por qué es “leído”, es “popular”,
ticularmente aguda, avanzando la “buscado”» (C 3, §151, 118), en al-
hipótesis que deriva, a través de gunas notas del Cuaderno 5 plan-
la mediación de las novelas judi- tea las primeras dudas sobre la
ciales del siglo XIX, – la serie que necesidad de separar claramente
es de las “Causas célebres” –, des- las áreas de las dos críticas, argu-
de el patrón de la «lucha entre la mentando que si el elemento «“in-

310
Literatura popular

teresante”» en el arte se atribuye esfuerzo por relacionar el marco


indudablemente al nivel cultural, de la literatura popular tanto con
nada excluye que pueda conside- la evolución histórica de las nece-
rarse un componente esencial del sidades psicológicas del público
efecto estético también de la lla- como con la articulación y diferen-
mada literatura artística. Cierta- ciación progresivas de las necesi-
mente para Gramsci el elemento dades culturales de los estratos
interesante para decretar el éxito populares. Aprovechando una ob-
de una obra literaria y, desde este servación freudiana, demuestra,
punto de vista, le parece que no por ejemplo, que el atractivo de
tiene influencia en el hecho de que una novela como El conde de Mon-
este factor puede ser «buscado en tecristo, ya llamada «la más “opiá-
el exterior, mecánicamente, dosi- cea” de las novelas populares» (C
ficado industrialmente como ele- 5, §54, 286), deriva de su analogía
mento cierto de “éxito” inmedia- con un soñar «con los ojos abiertos
to» (C 5, §54, 286). A lo sumo, a los [...] dependen del “complejo de in-
ojos de Gramsci, esto puede expli- ferioridad” (social) que determina
car cómo la «literatura mercantil» amplias fantasías sobre ideas de
se las arregla para ganar el gusto venganza, de castigo de los culpa-
popular y, a nuestros ojos, por qué bles de los males soportados, etc.»
Gramsci, lejos de desairar la lite- (C 6, §134, 103). También tiende
ratura comercial, nos invita a te- a leer el reciente y creciente éxito
nerla en la máxima consideración, de las novelas de detectives, inter-
advirtiendo que el éxito dado por pretadas por un crítico de la época
el público popular es sin embar- como una «manifestación genéri-
go una señal de su capacidad para ca de revuelta contra la mecáni-
satisfacer necesidades reales, así ca y la estandarización de la vida
como un valioso indicador para moderna», que, por otro lado, no
comprender «qué conjunto de le parecía a Gramsci diferente de
sentimientos [y de concepciones lo que siempre había distinguido
del mundo] predomina en la mul- la literatura popular (C 6, §17, 23-
titud “silenciosa”» (Ibid.). 24), como una respuesta al «he-
Entonces, cuando, a partir cho de que la racionalización de la
del Cuaderno 6, vuelve al tema, vida amenaza con afectar a las cla-
Gramsci parece querer apoyar con ses medias e intelectuales en una
mayor conciencia y firmeza la te- medida inaudita» (C 6, §28, 31). A
sis según la cual determinar el éxi- partir de aquí, al mismo tiempo, el
to de la literatura, y no solo de la deseo de demostrar que los resul-
literatura popular, son principal- tados artísticos no estaban exclui-
mente razones prácticas. De ahí el dos de la literatura popular, lleva

311
Literatura popular

a Gramsci a argumentar que la li- arrancaron lágrimas y aplausos al


teratura de tipo “cultural”, que se público dominical de los teatros
inspira principalmente en razones secundarios (y que sin embargo
e intereses prácticos, podría «te- siempre están inspirados en el
ner una doble expresión: la mecá- amor a la justicia y al valor)» (Ivi,
nica (tipo Sue) y la “lírica” (Dos- 285). Desde este punto de vista
toievski)» (C 6, §108, 89), como ya particularmente interesante, tam-
había planteado la hipótesis en la bién hay otra comparación: la del
historia de la novela de detectives éxito nacional e internacional del
de «un aspecto “mecánico” y un melodrama italiano, que lleva a
aspecto “artístico”», atribuyen- Gramsci a subrayar la coinciden-
do el primero a Conan Doyle y el cia entre el «florecimiento de la
segundo a Poe y Chesterton (C 3, ópera en la música» y «la expan-
§153, 119). sión europea de la novela popular
Volviendo en el Cuaderno 8 so- anglo-francesa» cuya explicación
bre las razones de la escasez o in- se encuentra en la primera mitad
cluso de la ausencia en la cultura del siglo XIX, con «la manifesta-
italiana de formas de novela po- ción y la expansión de las fuerzas
pular exitosa Gramsci no pierde democráticas populares-naciona-
la oportunidad de atacar la litera- les en toda Europa» y con la im-
tura educativa popular: «La “ten- posibilidad de los intelectuales
denciosidad” de la literatura po- italianos, cosmopolitas antes que
pular [educativa] de intención es nacionales, de interpretar y expre-
tan insípida y falsa, responde tan sar la sensibilidad de las clases po-
poco a los intereses mentales del pulares italianas (v. C 9, §66, 48).
pueblo, que la impopularidad es Sobre la literatura popular,
la sanción justa», escribe comen- Gramsci continúa escribiendo
tando sobre la revisión de Formi- pensamientos críticos e hipótesis
ggini-Santamaría al libro de Er- también en los últimos cuadernos
nestina Brenna La literatura educa- misceláneos (Cuaderno 14, Cuader-
tiva popular italiana en el siglo XIX no 15, Cuaderno 17), en particular
(C 8, §135, 286). Por lo tanto, nada en el Cuaderno 14, en concomitan-
más lógico para Gramsci que para cia con el lanzamiento de los cua-
tener suerte en las clases popula- dernos especiales. Entre las ob-
res esas obras se habrían propues- servaciones elaboradas en estos
to «en primer término el éxito y años, se da especial importancia
secundariamente la educación» al papel que la “función” prácti-
como «las ilógicas, complicadas, ca del arte podría y debería des-
tenebrosas novelas de la Inver- empeñar en la misma evaluación
nizio» o «aquellos dramones que estética, que surge de la reflexión

312
Literatura popular

sobre el “racionalismo”, un mo- trasta de esta manera, y con una


vimiento arquitectónico en el que conciencia totalmente adquirida
incluso las necesidades estéticas también en un nivel teórico-críti-
estaban subordinadas a la funcio- co», «del “individualismo” artís-
nalidad práctica (C 14, §1; C 14, tico antihistórico (o antisocial, o
§2; C 14, §65); aquellos sobre los anti-nacional-popular)» de origen
orígenes populares de algunos crociano hacia la socialidad de-
mitos sofisticados de la literatu- seada y deseable de un arte final-
ra contemporánea, entonces muy mente nacional-popular (Ivi, 121).
exitosos, como el mito del «“su- No todas estas notas serán re-
perhombre”» nietzscheano (C escritas en el Cuaderno 21, un cua-
14, §4 y C 14, §27), de los cuales derno especial de 1934-1935 titula-
Gramsci demuestra la ascenden- do Problemas de la cultura nacional
cia popular al rastrear su huella italiana. 1° Literatura popular: por
en las novelas por entregas y en ejemplo, las notas revoluciona-
la coetánea narrativa del siglo XIX rias sobre el funcionalismo no en-
y atribuye su éxito a la capacidad contrarán un lugar. Sin embargo,
de satisfacer las necesidades prác- esto no impedirá que el Cuaderno
ticas de redención y venganza so- 21 exhiba, con respecto a la ampli-
cial, profundamente arraigadas tud, la complejidad, pero también
y extendidas en las clases popu- la fragmentación de los temas que
lares; finalmente, aquellos sobre también se mencionaron en los
las supuestas propensiones a so- cuadernos anteriores, una cohe-
brevalorar el contenido por parte rencia, implementada sobre todo
de las clases populares en térmi- a través de la edición, que se tra-
nos de literatura. Contra el pre- duce en una mayor adherencia al
juicio según el cual el pueblo «ha tema específico, y al mismo tiem-
amado siempre el arte más por lo po en una mayor conciencia de su
que no es arte que por lo que es entrelazamiento inextricable con
esencial al arte» Gramsci sostiene, todos los demás temas relacio-
de hecho, que «el pueblo quiere nados con la cultura italiana. To-
un arte “histórico”, […] o sea que mado en consideración como un
quiere un arte expresado en tér- aspecto de ese Nexo de problemas
minos de cultura comprensibles, que gira en torno a la “impopu-
o sea universales, u “objetivos”, o laridad” de la literatura nacional,
“históricos” o “sociales”, que es la tanto la falta en Italia de «litera-
misma cosa. No quiere “neolalis- tura popular en sentido estricto
mos” artísticos, especialmente si (novelas de folletín, de aventu-
el “neolálico” es también un im- ra, científicas, policiacas, etcéte-
bécil» (C 14, §28, 120), que con- ra)» que tanto la «“popularidad”

313
Literatura popular

persistente de este tipo de novela de la propia nación, así como el


traducida de lenguas extranjeras» nacimiento de una cultura capaz
(C 21, §1, 36) son de hecho conse- de expresar las necesidades y as-
cuencias convincentes y decisivas piraciones culturales de todos los
de esa división secular entre inte- componentes de la sociedad ita-
lectuales y clases populares que, a liana.
los ojos de Gramsci, había evitado MARINA PALADINI
y seguía impidiendo la formación MUSITELLI

314
M
Maquiavelo, Nicolás hecho fetiches» (Pietà per i Ventu-
Si se toman en considera- ri nepoti, 18 de mayo de 1919, en
ción los escritos precarcelarios de ON 28). Maquiavelismo y jacobi-
Gramsci, en los cuales se hallan nismo, en 1919, tienen en común
presentes referencias importantes únicamente trazos negativos. To-
a Maquiavelo, se podría llegar a davía en 1926, Gramsci es crítico
la conclusión de la necesidad de con cualquier referencia al arte
hablar de un “antimaquiavelis- de la política según Maquiavelo
mo” de Gramsci, en el sentido de que se presente con las caracte-
un rechazo de aquellas formas de rísticas de la generalidad y de la
maquiavelismo que tienen por ob- neutralidad: «nosotros comunis-
jetivo la justificación de la razón tas […] tenemos unos principios,
de Estado burguesa. El ejemplo una doctrina, unos fines concretos
nos lo da el comentario gramscia- que realizar. Es solo en relación a
no de los tratados de paz al final nuestros principios, a nuestra doc-
del primer conflicto mundial: «los trina y a los fines por alcanzar que
señores estadistas italianos […] establecemos nuestra línea políti-
son realistas, descienden directa- ca real. Nuestro “Maquiavelo” son
mente de Maquiavelo, han pues- las obras de Marx y Lenin» (Noi e
to de nuevo explícitamente la ra- la concentrazione repubblicana, 13 de
zón de Estado sobre los altares octubre de 1926, en CPC 350-351).
como criterio soberano de con- Y glosaba con el siguiente cuarte-
vivencia internacional […] Estos to de Giusti (Il Mementomo, estrofa
Maquiavelos del realismo capita- 2): «tras la tumba / de Maquiavelo
lista son esencialmente jacobinos: / yace el esqueleto / de Stentere-
de las leyes, de los tratados, han llo», o sea – como había escrito un

315
Maquiavelo, Nicolás

decenio antes, en 1917 – «es toda nos, Maquiavelo no aparece, igual


una caterva de Stenterellos la que que está ausente del listado de «te-
rodea a la persona de un solo Ma- mas principales» que abre el Cua-
quiavelo. Stenterellos que gritan, derno 1 en fecha de 8 de febrero de
despotrican, se acarician con aire 1929. Y en el mismo Cuaderno 1,
de gravedad la panza académica, en el que además se ponen las ba-
exaltan las virtudes de la estirpe, ses para el desarrollo sucesivo del
el alto saber de los ancestros, pero concepto de hegemonía, las refe-
ellos mismos no hacen nada, no rencias a Maquiavelo, en los tex-
trabajan, no son productores de tos de primera redacción, no son
ideas, de un hecho […] Stenterello en absoluto sustanciales. Más tar-
es el prototipo de la burguesía ita- de, en el Cuaderno 4 (1930-1932),
liana» (Stenterello, 10 de marzo de a poca distancia la una de la otra,
1917, en CF 84). aparecen algunas notas dedicadas
Gramsci, efectivamente, había a la relación Maquiavelo-Marx. En
prestado mucha atención a las cau- el mismo Cuaderno 4 y en el Cua-
sas históricas, así como a las im- derno 8 (1931-1932) son recogidas
plicaciones sociológicas del pro- la mayor parte de las primeras re-
vincialismo de los Stenterellos de dacciones de las notas que com-
la burguesía italiana, antes que a pondrán el Cuaderno 13, titulado
las obras de Maquiavelo, resistién- Notas breves sobre la política de
dose a quien, en cambio, le instaba Maquiavelo. Además, en las dos
sobre todo a mirar al secretario flo- primeras páginas del Cuaderno 8
rentino, pues, como escribió desde (C 8, pp. 213-214), se indica Ma-
la cárcel a la cuñada Tatiana, el 23 quiavelo como objeto de análisis e
de febrero de 1931: «cuando vi a inmediatamente después Gramsci
Cosmo, la última vez, en mayo de especifica: «Maquiavelo como téc-
1922 […], él todavía insistía en que nico de la política y como políti-
yo escribiese un estudio sobre Ma- co integral o en activo»; y a con-
quiavelo y el maquiavelismo; era tinuación, en el Reagrupamiento de
una idea fija suya, desde 1917, que materiales, Maquiavelo aparece en
yo debía escribir un estudio so- el segundo puesto. Hay que seña-
bre Maquiavelo» (LC 399). Había lar que solo una parte de las notas
en Gramsci una actitud de escep- redactadas bajo el título Maquiave-
ticismo con respecto a Maquiave- lo aparece en el Cuaderno 13; otras
lo, como parece confirmar el he- notas aparecen en los Cuadernos 5,
cho de que en la carta a Tania del 6, 7, 14, 15, 17. Finalmente, con el
19 de marzo de 1927 (LC 54-57), en título Nicolás Maquiavelo II hay un
la cual se formula el primer plan principio de re-escritura de las no-
general de trabajo para los Cuader-

316
Maquiavelo, Nicolás

tas sobre el secretario florentino en ahora haya pensado en llamarlo,


el brevísimo Cuaderno 18. a título de honor, el “Maquiave-
La más significativa de la serie lo del proletariado”» (Croce 1968,
de notas iniciales del Cuaderno 4 103-104); procediendo así, comen-
afirma que el estudio de la relación ta Gramsci, a Croce se le escapa
Maquiavelo-Marx «puede dar lu- el hecho para nada secundario de
gar a una tarea doble: un estudio que en Marx «está contenido en
sobre las relaciones reales entre embrión también el aspecto éti-
ambos en cuanto teóricos de la po- co-político de la política o la teoría
lítica militante, de la acción, y un de la hegemonía y del consenso,
libro que extrajese de las doctrinas además del aspecto de la fuerza
marxistas un sistema ordenado de y de la economía» (C 10 II, §41.X,
política actual del tipo del Prínci- 198). En esta labor de profundiza-
pe. El tema sería el partido políti- ción, Gramsci se plantea dos obje-
co, en sus relaciones con las clases tivos: a) buscar una interpretación
y con el Estado» (C 4, §10, 144). El marxista de las obras de Maquia-
interés gramsciano por el secreta- velo; b) reconducir al interior del
rio florentino es alimentado por pensamiento teórico de la filosofía
las interpretaciones y por las po- de la praxis algunos momentos de
lémicas, por las batallas políticas y las obras de Maquiavelo en tan-
culturales libradas en su nombre to que “traducible” en el pensa-
en torno a aquellos años en Ita- miento marxista. En este recorrido
lia y, estableciendo la relación con Gramsci pondrá especial cuidado
Marx, primero entre los marxistas, en distinguir a Maquiavelo del
Gramsci se sitúa en la perspecti- maquiavelismo, en analogía con
va de una profundización de este la distinción, constantemente pre-
nexo con respecto a Croce, que ha- sente en él, entre Marx y el mar-
bía sostenido, en 1897, en térmi- xismo.
nos que, precisamente, requerían Sobre el plano de la traduci-
de una adecuada profundización, bilidad «en lenguaje político mo-
que «Marx, como sociólogo, no derno» (C 5, §127, 345) de la obra
nos ha dado, ciertamente, defini- de Maquiavelo, Gramsci sostiene
ciones sutilmente elaboradas de la que esta no se presenta como una
“socialidad” […] pero él enseña, a utopía de la cual emerja «un Esta-
pesar de sus proposiciones aproxi- do ya constituido, con todas sus
mativas en el contenido y paradó- funciones y sus elementos consti-
jicas en la forma, a penetrar en lo tuidos» (Ivi, 342). Se trata de una
que es la sociedad en su realidad obra completamente fundada en
efectual. Es más, a este respecto, la crítica del presente y expresada
me maravilla que ninguno hasta a través de conceptos generales de

317
Maquiavelo, Nicolás

forma no sistemática, que ha dado todo el libro incluso con respecto a


a luz una original concepción del las masas populares, que realmen-
mundo asimilable a la filosofía de te olvidan los medios empleados
la praxis «en cuanto que no reco- para alcanzar un fin si este fin es
noce elementos trascendentales históricamente progresista, o sea
o inmanentes (en sentido meta- que resuelve los problemas esen-
físico), sino que se basa toda ella ciales de la época y establece un
en la acción concreta del hombre orden en el que sea posible mo-
que por sus necesidades históricas verse, actuar, trabajar tranquila-
actúa y transforma la realidad» mente» (C 13, §25, 64). Llegado al
(Ibid.). De hecho, buscar un ele- problema crucial de la definición
mento utópico en El Príncipe que- del príncipe de Maquiavelo «en
rría decir detenerse en el hecho lenguaje político moderno» (C 5,
de que no existía un príncipe en §127, 345), Gramsci lleva a cabo
la realidad italiana del siglo XVI algunas distinciones: «“príncipe”
y Maquiavelo traza un perfil «de podría ser un jefe del Estado, un
cómo debe ser el Príncipe para jefe de gobierno, pero también un
conducir a un pueblo a la funda- dirigente político que quiere con-
ción del nuevo Estado» (C 13, §1, quistar un Estado o fundar un
14) y lo hace «con rigor lógico, con nuevo tipo de Estado; en este sen-
desapego científico» (Ibid.) convir- tido “príncipe” podría traducirse
tiéndose él mismo en pueblo, con- en lenguaje moderno por “parti-
fundiéndose con el pueblo, aquel do político”» (Ibid.), o sea «un ele-
pueblo convencido por él y del mento de sociedad complejo en el
cual ha llegado a ser «conciencia cual ya tiene principio el concre-
y expresión, se siente idéntico» tarse de una voluntad colectiva re-
(Ibid.). Y en el «librito» de Maquia- conocida y afirmada parcialmente
velo todo el razonamiento con- en la acción, […] la primera célu-
fluye en la conclusión que, lejos la en que se agrupan gérmenes de
de ser retórica o incluso externa voluntad colectiva que tienden a
respecto al contenido de la obra, hacerse universales y totales» (C
casi «acoplada», es manifestación 13, §1, 15).
de pasión, afecto, fiebre, «fanatis- El Príncipe de Maquiavelo, ade-
mo de acción […] elemento nece- más, es una obra en la que el rea-
sario de la obra, incluso como el lismo político encuentra su reali-
elemento que refleja su verdade- zación en la necesidad de un Es-
ra luz sobre la obra y hace de ella tado nacional unitario, para alcan-
como un “manifiesto político”» zar el cual se plantea el problema
(Ibid.). Más específicamente: «la de la educación del pueblo, enten-
conclusión del Príncipe justifica diendo con esto el volver al pue-

318
Maquiavelo, Nicolás

blo, «convencerlo y hacerlo cons- velística” derivada de Croce» (C


ciente de que puede existir una 13, §13, 26). Maquiavelo no pue-
sola política, la realista» (C 14, §33, de ser considerado simplemente
124), la cual tiene como objetivo la como el político apto para todos
consecución del Estado unitario los tiempos, y por lo tanto actual
por el que el príncipe, en torno al en cualquier caso; él es «expresión
cual el pueblo debe reunirse y al necesaria de su tiempo» (Ibid.),
cual debe obedecer, empleará los marcado por las luchas intestinas
medios idóneos: «la posición de de Florencia, por aquellas entre
Maquiavelo, en ese sentido, sería los Estados italianos para un equi-
comparable con la de los teóricos librio político en la península y
y los políticos de la filosofía de la por aquellas entre los Estados ita-
praxis, quienes también trataron lianos para un equilibrio europeo,
de construir y difundir un “realis- «o sea de las contradicciones entre
mo” popular, de masas» (Ivi, 125). las necesidades de un equilibrio
Cuando se habla de la democracia interno italiano y las exigencias de
de Maquiavelo, por lo tanto, es ne- los Estados europeos en lucha por
cesario ser muy conscientes y co- la hegemonía» (Ivi, 27). Atraído
locarla en el tiempo histórico en el intensamente por los ejemplos de
que vivió el florentino, ya que se Francia y España, quienes habían
trata del «consenso activo de las logrado la unidad nacional, Ma-
masas populares para la monar- quiavelo lleva a cabo un «“paran-
quía absoluta, en cuanto limita- gón elíptico”» y desde allí extrae
dora y destructora de la anarquía «las reglas para un Estado fuerte
feudal y señorial y del poder de en general e italiano en particular»
los curas, en cuanto fundadora de (Ibid.). Maquiavelo, por tanto, es
grandes Estados territoriales na- un hombre de su tiempo y su cien-
cionales» (Ibid.). Efectivamente «al cia política es la filosofía de aquel
interpretar a Maquiavelo se olvi- tiempo que tiene como objetivo la
da que la monarquía absoluta era organización de las monarquías
en aquellos tiempos una forma de nacionales absolutas (en C 6, §52,
gobierno popular y que se apoya- 45 Gramsci establece la «división
ba en los burgueses contra los no- trágica de la personalidad huma-
bles e incluso contra el clero» (C na maquiavélica», desgarrada en-
13, §25, 64). tre la voluntad de no separarse de
Precisamente la contextualiza- la república y la comprensión de
ción del pensamiento de Maquia- que la única solución a los proble-
velo permite a Gramsci someter mas de su tiempo es la monarquía
a crítica, si bien reconociendo sus absoluta), o sea, de aquella forma
méritos, la «moderna “maquia- política capaz de facilitar el de-

319
Maquiavelo, Nicolás

sarrollo de las fuerzas producti- contextualizar la obra del secre-


vas burguesas: «en Maquiavelo se tario florentino, Gramsci señala
puede descubrir in nuce la separa- cómo, en el ámbito de aquellas
ción de poderes y el parlamenta- tradiciones que han generado una
rismo (el régimen representativo): cantidad notable de intelectuales,
su “ferocidad” se dirige contra los pueden desarrollarse «“genios”
residuos del mundo feudal, no que no corresponden a la época
contra las clases progresistas» (C en que viven concretamente, sino
13, §13, 27). De hecho, Valentino a aquella en que viven “idealmen-
en Romaña pone fin a la anarquía te” y culturalmente. Maquiave-
feudal, apoyándose en las cla- lo podría ser uno de éstos» (C 15,
ses de los mercaderes y los cam- §53, 228).
pesinos, es decir, estableciendo la Sobre el terreno histórico con-
alianza de clase más idónea para creto Gramsci localiza el tema de
la fundación y la consolidación de fondo y la clave de lectura de la
un nuevo poder. De este modo, obra de Maquiavelo: se trata de la
Gramsci, devolviendo a Maquia- relación entre arte y política, arte
velo al tiempo del Humanismo y de gobierno y arte de la guerra.
el Renacimiento, lo aparta de toda Precisamente a propósito del arte
posible apropiación indebida por de la guerra y de la necesidad de
parte del pensamiento conserva- las “propias armas”, o sea, de la
dor partidario de la razón de Esta- milicia nacional a la que con fre-
do: «Maquiavelo es representante cuencia hace referencia el secre-
en Italia de la comprensión de que tario florentino, Gramsci recupe-
el Renacimiento no puede ser tal ra «el jacobinismo precoz» (C 13,
sin la fundación de un Estado na- §1, 17) de Maquiavelo, es decir, la
cional, pero como hombre él es el necesidad de «una fuerza jacobina
teórico de lo que sucedió fuera de eficiente» (Ivi, 116), aquella misma
Italia, no de acontecimientos ita- que en otras realidades nacionales
lianos» (C 17, §8, 306); y todavía: ha sido la base para la fundación
«el Humanismo fue “político-éti- del Estado moderno, capaz, en un
co”, no artístico, fue la búsqueda país como Italia que ha caído en
de las bases de un “Estado italia- las garras del parasitismo resul-
no” que habría debido nacer jun- tante de la ruina de la burguesía
to y paralelamente a Francia, a Es- comunal, de actuar como elemen-
paña, a Inglaterra: en este sentido to dirigente del proceso de unifi-
el Humanismo y el Renacimiento cación e independencia nacional.
tienen como exponente más ex- Desde esta perspectiva, podían
presivo a Maquiavelo» (C 17, §33, buscarse grupos tendencialmente
324). A pesar de este esfuerzo de jacobinos entre los grupos sociales

320
Marx, Karl

urbanos «convenientemente desa- tubre de 1918, «haya introduci-


rrollados en el campo de la pro- do elementos positivistas en sus
ducción industrial» y en posesión obras no es de extrañar y se expli-
de un «determinado nivel de cul- ca: Marx no era un filósofo profe-
tura histórico-política» (Ivi, 17). De sional, y algunas veces dormita-
estos grupos habría podido partir ba incluso él. Lo cierto es que lo
la revolución nacional, es decir, la esencial de su doctrina depende
primera fase de la formación de la del idealismo filosófico» (Misteri
voluntad colectiva nacional-popu- della cultura e della poesia, 19 de oc-
lar, que «es imposible si las gran- tubre de 1918, en NM 348-349). Y,
des masas de campesinos cultiva- en diciembre de 1917, saludando
dores no irrumpen simultáneamen- a la «revolución contra “El Capi-
te en la vida política. Eso pretendía tal”», Gramsci escribe, de una ma-
Maquiavelo a través de la reforma nera aún más reduccionista, que
de la milicia, eso hicieron los jaco- los bolcheviques «viven el pen-
binos en la Revolución francesa, samiento marxista, el que nun-
en esta comprensión debe identi- ca muere, que es la continuación
ficarse un jacobinismo precoz de del pensamiento idealista italiano
Maquiavelo, el germen (más o me- y alemán, y que en Marx se había
nos fecundo) de su concepción de contaminado con incrustaciones
la revolución nacional» (Ibid.). Por positivistas y naturalistas» (CF
lo tanto, la necesaria unión entre 514). Lo esencial del pensamien-
ciudad y campo, que constituía ya to de Marx estaría, por tanto, en el
el corazón del programa político idealismo, es decir, en el principio
de Maquiavelo, llega a ser central de autoconciencia. No es casual
en la lectura que Gramsci da del que la referencia marxista más co-
fracaso de la creación de una vo- rriente en este período sea la ape-
luntad colectiva nacional-popular lación, contenida en La Sagrada Fa-
en Italia, donde faltó, precisamen- milia, al «hombre individual ver-
te, «una fuerza jacobina eficiente» daderamente existente», para ser
(Ivi, 116). afirmada contra todas las abstrac-
LELIO LA PORTA ciones (La crítica crítica, 12 de ene-
ro de 1918, en CF 554): para Marx
Marx, Karl «la autoconciencia» de los jóvenes
En los escritos juveniles de hegelianos, para Gramsci «el de-
Gramsci (1913-1918) las referen- terminismo» de Claudio Treves,
cias a Marx, sobre todo al filóso- es decir, del socialismo positivis-
fo, se caracterizan por un enfoque ta (Ivi, 554-555). «En la historia
extremadamente desprejuiciado: – escribe Gramsci en septiembre
que Marx, escribe Gramsci en oc- de 1916 – los fenómenos son abs-

321
Marx, Karl

tracciones intelectuales, y la única de Marx y Engels: el Manifiesto del


realidad viva y sólida es el indivi- Partido Comunista con las notas de
duo» (Le ipotesi e gli individui, 18 Riazanov, una antología rusa de
de septiembre de 1916, en CT 547), textos sobre materialismo históri-
pero el individuo “realmente exis- co, los engelsianos Anti-Dühring
tente” es entendido en este perío- y Del socialismo utópico al socialis-
do como “autoconciencia”. mo científico, los escritos históricos
En el período de mayor com- más importantes de Marx, como
promiso político, y coincidiendo «El 18 Brumario, la guerra civil en
con la estancia moscovita y lue- Francia, etc.» (Ibid.). De estos últi-
go vienesa, cuando Gramsci tuvo mos, era necesario «revisar y co-
la oportunidad no solo de cono- rregir las traducciones existentes
cer personalmente a los principa- que son horribles» (Ibid.).
les exponentes de la Internacio- Este innegable cambio de en-
nal, sino también de ponerse al co- foque se debe en buena medida
rriente del estado de los estudios a la necesidad de posicionarse en
sobre Marx y Engels (eran los años el interior de una Internacional
en los que David Riazanov estaba Comunista fuertemente ligada a
proyectando la primera gran edi- cuestiones teóricas (en aquellos
ción crítica de sus obras, la llama- años estaba en curso la lucha en
da MEGA), su postura cambió ra- el grupo dirigente ruso por definir
dicalmente, extremando la aten- la ortodoxia del “marxismo-leni-
ción a la cuestión de la “teoría” nismo”), pero no se reduce a esto.
marxista. A principios de 1924, en- La prueba de esto no es solo la re-
contrándose en Viena (L 189-191, caída en los análisis concretos (el
14 de enero de 1924), Gramsci co- ensayo sobre La Cuestión Meridio-
mienza a proyectar una escuela nal sería impensable con los ins-
de partido y un curso de forma- trumentos analíticos del joven
ción por correspondencia. Al mis- Gramsci), sino también y princi-
mo tiempo, envía a sus compañe- palmente, después del arresto, ese
ros en Italia una primera lista de verdadero “retorno a Marx”, que
textos que considera que deberían son los Cuadernos. Aquí, de hecho,
ser traducidos al italiano: entre las referencias a Marx no solo se
otros, escritos de Lenin (Karl Marx repiten continuamente, sino que –
y su doctrina), Korsch (La esencia y esto es lo más importante – están
del marxismo) y Bujarin (Teoría del estructuradas según un proyec-
materialismo histórico), además de to (claramente descrito en los pri-
nuevas ediciones, filológicamen- meros textos de los Apuntes de filo-
te rigurosas, de algunos escritos sofía contenidos en el Cuaderno 4)
(conocidos y menos conocidos) destinado a retomar las preguntas

322
Marx, Karl

fundamentales del marxismo, que ción de Marx como pensador po-


sea capaz de indagar tras las apo- lítico es diametralmente opuesta a
rías en las que ha caído. Gramsci aquella iniciada por Engels (que
exige una indagación en profun- en el discurso fúnebre instituyó la
didad del pensamiento de Marx célebre comparación entre Marx y
en su elaboración, una indagación Darwin) y colocada en el centro de
filológicamente rigurosa y capaz todo el marxismo de la Segunda
de detectar «los elementos que re- Internacional. Finalmente, la re-
sulten estables y permanentes, es ferencia al carácter no sistemático
decir, que hayan sido realmente del pensamiento de Marx supone
adoptados por el autor como pen- un claro redimensionamiento de
samiento propio, distinto y supe- El Capital, comúnmente entendi-
rior al “material” anteriormen- do como el punto culminante de
te estudiado y por el cual puede su elaboración, y además tomado
haber sentido, en ciertos momen- como un bloque donde el conteni-
tos, simpatía […] La búsqueda do del segundo y tercer libro debe
del leit-motiv, del ritmo del pen- considerarse, según Gramsci, «no
samiento, es más importante que definitivo, por lo menos en esa de-
las citas individuales aisladas» (C terminada forma; debe ser consi-
4, §1, 131). Esta aproximación a derado como material todavía en
Marx debe tener en cuenta su ca- elaboración, todavía provisional»
rácter de «pensador no sistemá- (C 4, §1, 131).
tico, (…) una personalidad en la El proyecto de relectura de
cual la actividad teórica y la acti- Marx esbozado aquí por Gramsci,
vidad práctica están entrelazadas por tanto, encuentra en el entrela-
indisolublemente, de un intelec- zamiento de política y filosofía su
to, por lo tanto, en continua crea- hilo conductor: la no-sistematici-
ción y en perpetuo movimiento» dad es consecuencia inevitable de
(Ibid.). La indagación histórico-crí- este entrelazamiento: «Dado es-
tica es, como podemos ver, funcio- pecialmente el carácter eminente-
nal a otra cosa, la aproximación es mente práctico-crítico de Marx»
solo secundariamente historiográ- (C 1, §152, 190), sus textos deben
fica: el interés de Gramsci es teó- leerse como elaboraciones teó-
rico y surge de la necesidad de ricas, solo en la medida en que
reactivar algunos núcleos proble- también se los vea siempre como
máticos del pensamiento de Marx intervenciones en las diversas co-
que han sido elaborados a un ni- yunturas específicas. Gramsci en-
vel de complejidad que se perdió cuentra la clave de este peculiar
inmediatamente después de él (v. entrelazamiento entre filosofía y
C 4, §3). En efecto, la caracteriza- política en las Tesis sobre Feuerbach,

323
Marx, Karl

un singular texto juvenil de Marx pasaje famoso sobre el materialis-


(1845), solo publicado en 1888 por mo histórico) de que “los hombres
Engels como un apéndice de su se vuelven conscientes (de este
Ludwig Feuerbach y el fin de la filo- conflicto) en el terreno ideológi-
sofía clásica alemana (Engels 1997). co” de las formas jurídicas, políti-
Aquí, escribe Gramsci en C 4, §3, cas, religiosas, artísticas o filosófi-
136, «aparece nítidamente esta su cas. Pero esta conciencia ¿se limita
nueva construcción, esta su nue- únicamente al conflicto entre las
va filosofía» (es significativo que fuerzas materiales de producción
Gramsci, poco después de intro- y las relaciones de producción –
ducir la distinción entre obras au- como materialmente dice el texto
torizadas por el autor y obras pós- marxista – o se refiere a toda con-
tumas, identifique el núcleo de ciencia, o sea a todo conocimien-
la nueva filosofía de Marx en un to? Este es el problema: que puede
texto perteneciente a esta segun- ser resuelto con todo el conjunto
da categoría). Gramsci traduce en de la doctrina filosófica del valor
Turi las Tesis sobre Feuerbach, junto de las superestructuras ideológi-
con otros textos de Marx (Prólogo cas». El énfasis en el valor de las
a la Crítica de la economía política, el superestructuras, que retoma po-
primer capítulo del Manifiesto, Tra- lémicamente las críticas de Croce
bajo asalariado y capital, etc.), que se a Marx, se lleva a cabo aquí en una
reproduce en una pequeña antolo- dirección que “materialmente” no
gía publicada en 1919 (Marx 1919) está presente en el texto de Marx,
y que están en el centro, junto con esto es, atribuyendo a las ideolo-
algunos otros textos citados de gías una función gnoseológica que
memoria (especialmente La Sagra- en Marx está reservada para la crí-
da Familia y Miseria de la filosofía), tica científica. En C 4, §38, 175-176
de su interpretación. Gramsci, de hecho, escribe: «la te-
Esta interpretación es, con- sis de Marx – de que los hombres
tra las lecturas predominantes de adquieren conciencia de los con-
su tiempo, completamente desa- flictos fundamentales en el terreno
rrollada a partir del concepto de de las ideologías – posee un valor
praxis de las Tesis sobre Feuerbach. orgánico, es una tesis gnoseoló-
Ya en C 4, §37, 167 puede leerse: gica y no psicológica o moral» (v.
«Respecto a la cuestión de la “ob- también C 10 II, §12, 146 y el rela-
jetividad” del conocimiento según cionado Texto A, C 4, §38, 177, en
el materialismo histórico, el pun- segunda redacción separado del
to de partida debe ser la afirma- texto independiente).
ción de Marx (en la introducción Esta interpretación resulta po-
a la Crítica de la economía política, sible por el hecho de que Gramsci

324
Marx, Karl

está leyendo el Prólogo sobre la das tareas puedan y por lo tanto


base de las Tesis sobre Feuerbach, deban ser resueltas históricamen-
el concepto de ideología sobre te”» (Ivi, 168). Como puede verse,
la base de la reformulación de la el pasaje del Prólogo se reescribe
cuestión de la verdad en térmi- mezclando su léxico “ideológico”
nos de praxis. Esa verdad que con el “veritativo” de las Tesis so-
Marx redefinió como «realidad y bre Feuerbach («demostrar»). Se-
poder» del pensamiento que solo gún Gramsci, este planteamiento
puede demostrarse en la «prácti- se evidencia no solo en el Prólogo
ca» (tesis 2) es el sustrato de una del ’59, sino sobre todo en Miseria
concepción eficaz de las ideolo- de la filosofía, que «puede ser con-
gías, como otras tantas modalida- siderada en parte como la aplica-
des diferentes de esta “demostra- ción y el desarrollo de las Tesis so-
ción”, de que el conocimiento y la bre Feuerbach, mientras que La Sa-
práctica política son la misma cosa. grada Familia es una fase interme-
Esta lectura es confirmada en C 4, dia todavía indistinta, como se ve
§38 en el que Gramsci, después por los pasajes referentes a Proud-
de recordar lo que define los dos hon y especialmente al materia-
«principios» del Prólogo relativos a lismo francés» (Ivi, 174). Gramsci
las crisis históricas – «lº) el princi- piensa en particular en ese pasaje
pio de que “ninguna sociedad se de la Miseria «donde se dice que
plantea tareas para cuya solución una fase importante en el desarro-
no existan ya las condiciones ne- llo de un agrupamiento social na-
cesarias y suficientes” [o que no cido en el terreno de la industria
estén en curso de desarrollo y de es aquella en la que los miembros
aparición, y 2º) que “ninguna so- individuales de una organización
ciedad se derrumba si primero no económico-corporativa no luchan
ha desarrollado todas las formas ya solamente por sus intereses
de vida que se hallan implícitas en económicos corporativos, sino por
sus relaciones”» (Ivi, 167) – agre- el desarrollo de la organización to-
ga que en el curso de las crisis his- mada en sí misma, como tal» (Ivi,
tóricas las fuerzas sociales «que 173-174). Aquí, evidentemente,
“tratan” de demostrar (con los he- encuentra la base para desarro-
chos en último análisis, o sea con llar su teoría de las “relaciones de
su propio triunfo, pero inmediata- fuerza” y, por lo tanto, al menos la
mente mediante la polémica ideo- referencia a la necesidad de desa-
lógica, religiosa, filosófica, polí- rrollar una teoría de la hegemonía.
tica, jurídica, etcétera) que “exis- En definitiva, si el Prólogo del ’59
ten ya las condiciones necesarias fue leído, por alguna razón, como
y suficientes para que determina- el texto fundamental del materia-

325
Marx, Karl

lismo histórico, la interpretación “popularidad”, o sea por el hecho


que propone Gramsci es esencial- de que ofrecía incluso a un públi-
mente diferente. De hecho, escribe co no refinado intelectualmente,
que «la mediación dialéctica en- un esquema de fácil comprensión
tre los dos principios del materia- (este hecho casi nunca se tiene de-
lismo histórico» establecida en el bidamente en cuenta: que la filo-
Prólogo y sostenida sobre «el con- sofía de la praxis, proponiéndose
cepto de revolución permanente» reformar intelectual y moralmen-
(Ivi, 176), es decir, la relectura de te a estratos sociales culturalmen-
la “necesidad histórica” como un te atrasados, recurre a metáforas a
condicionamiento que nace de las veces “groseras y violentas” en su
relaciones de fuerzas políticas, por popularidad)» (C 11, §50, 322). Por
lo tanto, a la luz del planteamiento lo tanto, propone una reactivación
encontrado en Miseria de la filoso- del origen histórico de esas expre-
fía y en las Tesis sobre Feuerbach, así siones, a fin de «precisar los límites
como, obviamente, en el Manifiesto de la metáfora misma, o sea para
(recuérdese que el primer capítu- impedir que ésta se materialice
lo, Burgueses y proletarios, es tradu- y se mecanice» (Ibid.). Aquí tam-
cido por Gramsci con el título de bién, por tanto, como en el caso
Teoría de la historia). del Prólogo del ’59, la intención de
En un contexto solo aparente- Gramsci es restituir a los textos de
mente desligado de lo bosqueja- Marx su naturaleza de intervencio-
do hasta aquí, Gramsci expresa nes en coyunturas específicas, su
en otros lugares, y de manera in- naturaleza fundamentalmente po-
sistente, su propio recelo hacia lo lítica. A la misma intención obede-
que él llama “metáforas” utiliza- ce también toda la reflexión sobre
das por Marx: la comparación en- la noción de “crítica de la econo-
tre economía política y anatomía, mía política”, desarrollada exten-
la afirmación de que «no se pue- samente a lo largo del Cuaderno
de juzgar una época por lo que 10. Tal noción no es sinónimo de
esta dice sobre sí misma» (ambas ciencia en absoluto, sino que es el
presentes en el Prólogo del ’59), y nombre que toma teóricamente el
la misma expresión “materialismo análisis de las «relaciones de las
histórico” (v. C 1, §113; C 8, §206; fuerzas que determinan el mer-
C 8, §207; C 8, §211; C 8, §240; C 10 cado» y la evaluación de las «mo-
II, §41.XII; C 11, §50). Gramsci es- dificaciones relacionadas con la
cribe a este respecto: «La metáfo- aparición de nuevos elementos y
ra [de la economía como una ana- con su reforzamiento»: en una pa-
tomía de la sociedad civil, NdA] labra, la presentación de un «“he-
estaba justificada también por su redero” que será presuntivo mien-

326
Marxismo

tras no haya dado pruebas mani- capitalista en El Capital (la enor-


fiestas de vitalidad, etcétera» (C me acumulación de mercancías,
11, §52, 326). Aquí también, el tex- con la concomitante ideología de
to de Marx vuelve a su naturale- la igualdad), está políticamente
za original de intervención políti- determinada por la exigencia de
ca, dado que la noción de “crítica” renovar este “sentido común”. En
es incomprensible si se separa del definitiva, toda esta lectura esta-
nexo con el proyecto político del ba contenida in nuce en un pasa-
cual es una expresión. je extraordinario del Cuaderno 1 en
El nexo orgánico entre la teo- el que, discutiendo la diferencia
ría y la práctica en Marx, también entre ironía y sarcasmo, Gramsci
se expresa en una serie de textos señala que en Marx el sarcasmo
en los que Gramsci se centra en el «apasionado» es «una expresión
concepto de “solidez de las creen- transitoria, que trata de establecer
cias populares”. En el Cuaderno 7 el alejamiento de las viejas concep-
recuerda un pasaje del primer li- ciones en espera de que las nuevas
bro de El Capital en el que Marx concepciones, con su firmeza ad-
hace uso de esta expresión: «él quirida a través del desarrollo his-
dice poco más o menos: “cuan- tórico, dominen hasta llegar a ad-
do este modo de concebir tenga quirir la fuerza de las “conviccio-
la fuerza de las creencias popula- nes populares”. Estas nuevas con-
res” etcétera» (C 7, §21, 160). Y en cepciones existen ya en quien uti-
otra parte: «Cuando Marx alude a liza el “sarcasmo” pero en la fase
la “validez de las creencias popu- todavía “polémica”» (C 1, §29, 90).
lares” hace una referencia históri- FABIO FROSINI
co-cultural para indicar la “firme-
za de las convicciones” y su efi- Marxismo
cacia para regular la conducta de A los veintisiete años, el 4 de
los hombres, pero implícitamen- mayo de 1918, Gramsci publicó un
te afirma la necesidad de “nue- artículo sin firmar en “Il Grido del
vas creencias populares”, o sea Popolo” titulado Nuestro Marx,
de un nuevo “sentido común” y en el cual escribe que «marxista,
por lo tanto de una nueva cultura, marxísticamente» son adjetivo y
o sea, de una nueva filosofía» (C adverbio abusados o desgastados
8, §175, 305). Esta es también una y que «Carlos Marx es para noso-
manera de caracterizar de forma tros maestro de vida espiritual y
integral la personalidad de Marx moral» (NM 6). En los Cuadernos
como “práctico-crítica”, dado que será menos “idealista”, pero de la
el análisis que desarrolló de la es- enseñanza del marxismo aprende-
tructura fenoménica del mundo rá, sobre todo, el proyecto de una

327
Marxismo

«reforma intelectual y moral». xismo se basta a sí mismo, contie-


Sin embargo, insistirá en la auto- ne en sí todos los elementos fun-
suficiencia teórica y filosófica del damentales, no sólo para construir
marxismo: Labriola, «afirmando una concepción total del mundo,
que la filosofía del marxismo está una filosofía total, sino para vivifi-
contenida en el marxismo mismo, car una organización práctica total
es el único que trató de dar una de la sociedad, o sea para conver-
base científica al materialismo his- tirse en una civilización integral,
tórico» (C 3, §31, 35); no obstante, total. Este concepto así renovado
el materialismo histórico «supera de ortodoxia, sirve para precisar
(y superando, incluye en sí los ele- mejor el atributo de “revolucio-
mentos vitales) tanto el idealismo naria” atribuido a una concepción
como el materialismo tradiciona- del mundo, a una teoría» (C 4,
les» (C 7, §29, 166). Gramsci por §14, 147). Como contra-evidencia,
tanto se pregunta: «¿no es la supe- Gramsci alude al fracaso de los in-
ración del hegelianismo hecha por tentos de tomar en préstamo ele-
Marx el desarrollo histórico más mentos de otros sistemas filosófi-
fecundo de esta filosofía, mientras cos para dar al marxismo los fun-
que la reforma de Croce-Genti- damentos teóricos que le faltarían:
le es simplemente una “reforma” «vincular el marxismo con el kan-
y no una superación?» (C 4, §56, tismo, y con ello condujo, en últi-
216). Los dos aspectos, la herencia mo análisis, a la conclusión opor-
y la autonomía, son inseparables: tunista expresada por Otto Bauer
por lo tanto, «la parte esencial del en su reciente librito Socialismo y
marxismo está en la superación de religión de que el marxismo pue-
las viejas filosofías y también en el de ser “sostenido” o “integrado”
modo de concebir la filosofía, y es por una filosofía cualquiera, por lo
esto lo que hay que demostrar y tanto también por la llamada “fi-
desarrollar sistemáticamente. En losofía perenne de la religión”» (C
el campo teórico, el marxismo no 3, §31, 35-36).
se confunde y no se reduce a nin- Gramsci, destaca, por otro lado,
guna otra filosofía» (C 4, §11, 145). la influencia ejercida por el mar-
Gramsci no excluye que se pue- xismo en otras orientaciones filo-
da usar el término “ortodoxia” en sóficas, en especial de impronta
un significado positivo: «La orto- idealista, que han intentado, con
doxia no debe buscarse en éste o diferente eficacia, su “revisión”
aquél de los discípulos de Marx, del sistema marxista original: «El
en esta o aquella tendencia ligada marxismo ha sufrido una doble re-
a corrientes extrañas al marxismo, visión, esto es, ha dado lugar a una
sino en el concepto de que el mar- doble combinación. Por un lado,

328
Marxismo

algunos de sus elementos, explíci- to de la cuestión es la enseñanza


ta o implícitamente, han sido ab- práctica que el marxismo ha dado
sorbidos por algunas corrientes a los mismos partidos que lo com-
idealistas (Croce, Sorel, Bergson, baten por principio, así como los
etcétera, los pragmatistas, etcéte- jesuitas combatían a Maquiavelo
ra); por el otro, los marxistas “ofi- aun aplicando sus principios» (Ivi,
ciales”, preocupados por encon- 134).
trar una “filosofía” que contuviese El estudio de las “revisiones”
al marxismo, la han hallado en las también es necesario para los mar-
derivaciones modernas del mate- xistas para superar su fase inma-
rialismo filosófico vulgar o inclu- dura actual, en la que «una nueva
so en corrientes idealistas como el cultura en incubación» todavía no
kantismo (Max Adler)» (C 4, §3, puede dar señales claras de vitali-
133-134). El estudio de tales “revi- dad. Los intelectuales de la clase
siones” es útil y necesario, aunque dominante o dirigente a menudo
para los fines de la reelaboración han sido ajenos a las necesidades
marxista actualizada y de su «re- y aspiraciones de las clases popu-
traducción» de aquellas filosofías lares. «Algo parecido ocurre tam-
idealistas o neoidealistas: «Res- bién con el marxismo: no crea una
pecto a los idealistas: ver cuáles alta cultura porque los grandes in-
elementos del marxismo han sido telectuales que se forman en su te-
absorbidos “explícitamente”, o rreno no son seleccionados de las
sea confesadamente. Por ejemplo, clases populares, sino de las cla-
el materialismo histórico como un ses tradicionales, a las cuales re-
canon empírico de investigación gresan en los “virajes” históricos,
histórica de Croce, que ha intro- o si permanecen con aquellas [las
ducido este concepto suyo en la clases populares, NdA], es para
cultura moderna, incluso entre los impedir su desarrollo autónomo.
católicos (cfr. Olgiati) en Italia y en La afirmación de que el marxismo
el extranjero, el valor de las ideo- es una filosofía nueva, indepen-
logías, etcétera; pero la parte más diente, es la afirmación de la inde-
difícil y delicada es la búsqueda pendencia y originalidad de una
de las absorciones “implícitas”, nueva cultura en incubación, que
no confesadas, ocurridas precisa- se desarrollará con el desarrollo
mente porque el marxismo es un de las relaciones sociales. Lo que
momento de la cultura, una at- existe es una “combinación” de
mósfera difusa, que ha modifica- viejo y nuevo, equilibrio momen-
do los viejos modos de pensar por táneo correspondiente al equi-
acciones y reacciones no aparentes librio de las relaciones sociales.
o no inmediatas [...] Otro aspec- Sólo cuando se crea un Estado, es

329
Masa, masas

verdaderamente necesario crear la praxis – o sea la relación entre la


una alta cultura. De todos modos voluntad humana (superestructu-
la actitud debe ser siempre crítica ra) y la estructura económica. En
y nunca dogmática, debe ser una la política – relación entre el Esta-
actitud en cierto sentido románti- do y la sociedad civil – o sea la in-
ca, pero de un romanticismo que tervención del Estado (voluntad
conscientemente busca su sereno centralizada) para educar al edu-
clasicismo» (Ivi, 137). La filosofía cador, el ambiente social en gene-
marxista también puede progre- ral. (Hay que profundizar y re-
sar debido a la contribución de dactar en términos más exactos)»
personalidades no filosóficas por (C 7, §18, 158). Los «términos más
profesión: «Desde este punto de exactos» se acercan quizás en el C
vista, Ilich [Lenin, NdA] habría 10 II, §41.VI, 194, donde se pole-
hecho progresar el marxismo no miza con Croce: «el hecho deter-
sólo en la teoría política y en la minado de la ciencia económica
economía, sino también en la fi- moderna no puede ser», conside-
losofía (o sea al haber hecho pro- ra Gramsci, una categoría separa-
gresar la doctrina política habría da de otras (categorías de) activi-
hecho progresar también la filoso- dades “espirituales”, pero es (fi-
fía)» (C 4, §38, 177). losóficamente) atribuible a la uni-
En positivo, Gramsci propone dad dialéctica «entre el hombre
definir el marxismo como teoría y la materia (naturaleza-fuerzas
de la unidad articulada de eco- materiales de producción)» sub-
nomía, filosofía y política: «Uni- rayadas en el pasaje anterior del
dad en los elementos constitutivos Cuaderno 7. Y la dialéctica econó-
del marxismo. La unidad es dada mica entre el trabajo humano y
por el desarrollo dialéctico de las las fuerzas materiales se enmarca,
contradicciones entre el hombre para Gramsci, en la dialéctica filo-
y la materia (naturaleza-fuerzas sófica más general entre superes-
materiales de producción). En la tructura y estructura.
economía el centro unitario es el GIUSEPPE PRESTIPINO
valor, o sea la relación entre el tra-
bajador y las fuerzas industriales Masa, masas
de producción (los negadores de A partir de la Revolución fran-
la teoría del valor caen en el cra- cesa, las «masas» irrumpen pre-
so materialismo vulgar poniendo potentemente en la «vida política
las máquinas en sí – como capital y estatal» (C 8, §42, 239). Este cam-
constante o técnico – como pro- bio histórico hace posible «una re-
ductoras de valor fuera del hom- forma intelectual y moral» en la
bre que las maneja). En filosofía – cual el «racionalismo diecioches-

330
Masa, masas

co» se convierte en «pensamiento En la «fase primitiva de los parti-


político concreto» (C 4, §75, 226), dos» prevalece el líder carismáti-
capaz de movilizar a las masas. co; se trata de una fase «en la que
Si bien la «“clase política” conser- la doctrina se presenta a las masas
vadora-moderada» se caracteriza como algo nebuloso e incoheren-
por su «aversión a toda interven- te, que necesita de un papa infali-
ción de las masas populares en ble para ser interpretada y adap-
la vida estatal» (C 8, §36, 235), a tada a las circunstancias» (C 2,
partir de ese momento las clases §75, 269). De manera que se pone
dominantes deben tener en cuen- de manifiesto una contradicción
ta el protagonismo de las masas: entre los objetivos democráticos
incluso en las fases de restaura- de los partidos – impuestos por
ción, ejercicio de la fuerza y con- el creciente papel de las masas en
senso requieren un equilibrio. la vida política – y sus estructuras
Los centros de formación de la oligárquicas. Sin embargo, en un
opinión pública asumen una cre- partido donde no hay diferencia
ciente importancia, que garantiza de clases entre dirigentes y masas,
la adhesión «espontánea y libre» esta contradicción tiende a desa-
(C 6, §84, 71) de los individuos a parecer según Gramsci: «la cues-
las normas necesarias para la sal- tión se vuelve puramente técnica
vaguardia del conjunto social. La – la orquesta no cree que el direc-
forma representativa del Esta- tor sea un patrón oligárquico –,
do moderno se concretiza en los de división del trabajo y de edu-
partidos políticos, «trama “priva- cación» (Ivi, 272). La disciplina del
da”», mediante el cual “educar” partido encuentra su justificación
a las masas a la vida estatal, para en el hecho que la adhesión de los
gobernar «con el consentimien- miembros a las normas internas
to de los gobernados, pero con el es espontánea, de modo que «la
consenso organizado, no genérico necesidad ya se ha convertido en
y vago tal cual se afirma en el ins- libertad» (C 7, §90, 200).
tante de las elecciones» (C 1, §47, A fin de evitar el alejamiento
122). de los intelectuales de las masas,
El análisis del papel de las ma- que convertiría a los militantes
sas en la modernidad es determi- de un partido en un mero “acce-
nante en la reflexión de Gramsci sorio” subordinado a los dirigen-
sobre los partidos políticos e inte- tes, es indispensable la formación
lectuales. El desarrollo histórico, de “intelectuales orgánicos”. Para
acentuando la especialización de Gramsci estos intelectuales no tie-
las tareas, tiende a incrementar la nen valor por sí mismos, no de-
distancia entre dirigentes y masas. ben perpetuar su papel directivo,

331
Masa, masas

sino convertirse en «funciones es- a la formación de un nuevo senti-


pecializadas» de organismos de do común, es inadecuada para el
masas «complejos y regulares» (C también decisivo fin de conquistar
14, §18, 112). Éstos componen con intelectuales tradicionales para
la clase de referencia un bloque el partido. Por otra parte, para
socio-cultural, que elabora y siste- Gramsci hay que superar la dis-
matiza los problemas «que aque- tinción propia de los intelectuales
llas masas planteaban con su ac- tradicionales entre filosofía, mo-
tividad práctica» (C 11, §12, 250), nopolio de unos pocos especialis-
estableciendo una masa social tas, e ideología como instrumento
homogénea y compacta. Median- práctico de gobierno de las masas
te la formación de los elementos consideradas eternamente infan-
más avanzados de clase dentro tiles. En la perspectiva de la filo-
del partido y, en general, de las sofía de la praxis es más significa-
masas, se pretende «asimilar a la tivo que «una masa de hombres
fracción más avanzada de la agru- sea guiada a pensar coherente-
pación [los intelectuales, NdA] mente y de modo unitario el pre-
toda la agrupación» (C 6, §84, 70). sente real» en vez de «el hallazgo
Para tal fin, es necesario constituir por parte de un “genio” filosófico
un grupo dirigente capaz de des- de una nueva verdad que perma-
empeñar una función intermedia nece como patrimonio de peque-
entre intelectuales y militantes, ños grupos intelectuales» (C 11,
para «impedir a los jefes que se §12, 247). Es con la gradual pene-
desvíen en los momentos de crisis tración del marxismo en las masas
radical y para elevar cada vez más a través de la obra del «moderno
a la masa» (C 2, §75, 272). Príncipe» que Gramsci conside-
El mismo desarrollo histórico ra posible realizar una profunda
del marxismo es analizado por «reforma intelectual y moral» de
Gramsci en referencia a la relación la modernidad que realice «a es-
entre intelectuales y masas. En su cala nacional lo que el liberalismo
opinión, el marxismo pretendía, no logró realizar sino para grupos
en un principio, sustituir a la cul- restringidos de la población» (C
tura más avanzada de ese mo- 10 II, §41.I, 180). Se trata de fusio-
mento para formar un núcleo de nar teoría filosófica y práctica po-
intelectuales orgánicos dotados lítica para dar vida a una visión
de una visión autónoma del mun- del mundo que ya no es monopo-
do; y más tarde prevaleció la ne- lio de las clases intelectuales, sino
cesidad “práctica” de su difusión destinada a fundar un nuevo sen-
entre las masas. La consiguiente tido común de masa y realizar un
popularización del marxismo, útil «progreso intelectual de masas»

332
Masa, masas

(C 11, §12, 252). Solo mediante el de la espontaneidad movimien-


desarrollo «de un pensamiento tos de masa y de cada renuncia «a
superior al sentido común» exis- darles una dirección consciente, a
tente y «científicamente coheren- elevarlos a un plano superior in-
te», que al mismo tiempo no pier- troduciéndolos en la política» (C
da el contacto con las necesida- 3, §48, 54). En los momentos de
des de las masas, «una filosofía se crisis, a los movimientos de masa
vuelve “histórica”, se depura de se acompañan los intentos de los
los elementos intelectualistas de sectores reaccionarios de las cla-
naturaleza individual y se hace ses dominantes de dar a la misma
“vida”» (C 11, §12, 250). crisis una salida autoritaria. El es-
Finalmente, el papel de las ma- tado de agitación de las masas y
sas es analizado por Gramsci en el debilitamiento de los partidos
relación con las crisis sistémicas. impulsa al «Estado-gobierno» a
Dado que las clases sociales se ho- reforzar su poder particular so-
mogenizan en los partidos, en los bre el conjunto social implican-
cuales se forman los dirigentes del do-corrompiendo a los pocos di-
Estado y de la sociedad civil, sin rigentes de los partidos, y favore-
una constante actividad teórica en ciendo de tal manera, la separa-
su interior, los partidos se desgas- ción de las masas de los órganos
tan, debilitando la «vida política». electivos. El ejecutivo se dota de
En tales circunstancias, las masas una masa de maniobra «sin par-
tienden a emanciparse de la ideo- tido ligada al gobierno con víncu-
logía dominante y la clase gober- los paternalistas de tipo bonapar-
nante pierde el consenso en el que tista-cesáreo» (C 3, §119, 102). Los
se basaba su papel directivo. Se dirigentes proletarios que renun-
inaugura así una crisis de hege- cian a la tarea histórica de dar una
monía de la clase dirigente que, salida revolucionaria a la crisis, en
sin embargo, al seguir siendo do- el momento en que tienen la po-
minante, se resiste coactivamente sibilidad de hegemonizar amplias
a cualquier intento de sustitución. masas, corren el riesgo de ser ba-
La simple restauración del orden rridos por la reacción de la mino-
anterior ya no es posible: la crisis ría adversa. En este caso, «todo
corre el riesgo de convertirse en el aparato se desbarata y se for-
estructural, ya que, como seña- ma uno nuevo, en el que las vie-
la Gramsci, «lo viejo muere y lo jas multitudes no cuentan para
nuevo no puede nacer» (C 3, §34, nada y ya no pueden moverse ni
37). Consecuencias negativas tie- operar. Lo que se llamaba “masa”
ne en estas fases el abstracto re- ha sido pulverizada en tantos áto-
chazo por parte de los dirigentes mos sin voluntad ni orientación y

333
Materialismo histórico

una nueva “masa” se forma, aun- a él hasta tal punto que incluso
que de volumen inferior a la pri- Croce, en cierta medida, está en
mera, pero más compacta y resis- deuda con el materialismo histó-
tente, que tiene la función de im- rico o al menos cree haber lleva-
pedir que la primitiva masa se re- do a cabo su superación cuando
haga y se vuelva eficiente» (C 15, lo juzga un canon empírico útil
§35, 205). para la investigación histórica,
RENATO CAPUTO concepto disputado también por
católicos como Olgiati o por otros
Materialismo histórico en Italia y el extranjero. Otra deu-
La expresión se utiliza 245 ve- da croceana está en su versión del
ces en los Cuadernos, incluso des- concepto de ideología. Pero, se-
pués de 1930 (pero en este caso gún Gramsci, a aquellas deudas
mediante la expresión abrevia- se añaden asimilaciones «“implí-
da «m.s.», materialismo storico). Es citas”», no confesadas (C 4, §3,
poco probable que Gramsci quie- 134). Esto vale también para la in-
ra solamente eludir la censura terpretación propuesta por Gen-
cuando recurre, en cambio, a la tile: «se hace (por lo general) una
expresión «filosofía de la praxis», confusión […] entre las corrientes
preferida por él también a la luz filosóficas y los grandes filósofos
de la tradición italiana que tiene que Marx estudió, y los orígenes
en Antonio Labriola su mayor re- y las partes constitutivas del ma-
presentante. Labriola, «afirmando terialismo histórico, y se cae en el
que la filosofía del marxismo está error de reducir la filosofía que es-
contenida en el marxismo mismo, taría en la base del materialismo
es el único que trató de dar una histórico a este o aquel sistema»
base científica al materialismo (C 4, §11, 144-145).
histórico» (C 3, §31, 35). Pero la En los artículos anteriores a
cultura tradicional, al utilizarlo a 1919, el Gramsci de La revolución
su manera, «busca reducirlo a un contra «El Capital» había apuntado
cuerpo de criterios subordinados, «elementos positivistas» (CF 514,
de segundo grado, que incorpo- 24 de diciembre de 1917, y Miste-
rar en su teoría general, idealista rios de la cultura y de la poesía, 19
o materialista», mientras que «es de octubre de 1918, in NM 348) en
tan robusto, que el viejo mundo un Marx más político que filósofo,
recurre a él» (C 4, §14, 148), Tex- lo mejor del cual estaría en haber
to A, mayo-agosto de 1930; los pa- continuado el idealismo (CF 514).
sajes citados provienen en gene- En los Cuadernos se encuentran
ral de Textos A, salvo indicación juicios muy diferentes, con algu-
en sentido contrario). Se recurre nas huellas de sus ideas juveniles.

334
Materialismo histórico

El marxismo «supera (y superan- la misma crítica que el historicis-


do, incluye en sí los elementos vi- mo ha hecho del viejo método his-
tales) tanto al idealismo como al tórico y de la vieja filología, que
materialismo tradicionales» (C 7, habían conducido a nuevas for-
§29, 166). «El materialismo histó- mas ingenuas de dogmatismo y
rico es la coronación de todo este sustituían la interpretación por la
movimiento de reforma intelec- descripción exterior, más o menos
tual y moral, en su dialéctica cul- cuidadosa de los fenómenos» (C
tural popular-alta cultura. Corres- 4, §5, 137). Sin embargo, su misma
ponde a la Reforma + Revolución pobreza inicial podrá contribuir a
francesa, universalidad + política; su recuperación sobre bases más
atraviesa aún la fase popular, se elaboradas (C 3, §34, 37-38, Texto
ha convertido incluso en su “pre- B). Mientras otras concepciones
juicio” y “superstición”. El mate- retrocederán y el catolicismo se
rialismo histórico, tal como es, es convertirá sobre todo en jesuitis-
el aspecto popular del historicis- mo (quizás por escepticismo ge-
mo moderno» (C 4, §3, 136). Y de neralizado del pensamiento laico
igual modo que la Reforma lute- pero conservador), habrá condi-
rana, antes de dar sus frutos en el ciones más favorables a una re-
idealismo alemán, puede parecer cuperación del marxismo al más
un paso atrás con respecto al Re- alto nivel.
nacimiento, igualmente el marxis- Gramsci ya no postula ahora
mo es heredero de esta misma alta un nuevo idealismo sino un his-
cultura, pero atraviesa todavía toricismo: de la «expresión “ma-
una fase “luterana”, sobre todo terialismo histórico” se ha dado
en la recepción propia de algunos el mayor peso al primer término,
estratos populares y en las divul- mientras que debería dársele al
gaciones “doctas”, pero plagadas segundo: Marx es esencialmente
de determinismo y de mecanicis- un “historicista”» (C 4, §11, 145).
mo, como es la del Ensayo Popular Gramsci define el suyo como un
de Bujarin, donde el materialismo «historicismo absoluto»: «la refe-
histórico se identifica con la inves- rencia a las ciencias naturales en el
tigación de la causa última o úni- materialismo histórico y el hablar
ca, problema eliminado, en cam- de “anatomía” de la sociedad era
bio, por la dialéctica de Marx (C sólo una metáfora […] En la histo-
4, §26, 157). «Desde algunos pun- ria de los hombres […] no se pue-
tos de vista se debería hacer, de de pensar en un individuo “deso-
algunas tendencias del materialis- llado” como el verdadero “indivi-
mo histórico [en Texto C, C 16, §3, duo”, pero tampoco el individuo
251, «filosofía de la praxis», NdA] “deshuesado” y sin esqueleto» (C

335
Materialismo histórico

10 I, §13, 137). La interacción entre ras: «¿no piensa que esta separa-
esqueleto y carne o sangre estaba ción se da en sentido dialéctico,
ya en Hegel: «[…] faltan la carne como entre tesis y antítesis, y que
y la sangre y no hay más que hue- por lo tanto cualquier acusación
sos y aquí se hayan ocultas en los de dualismo teológico es vacua y
tarros las cosas vivientes que con- superficial? Tal vez la estructura
tienen, en el método al que nos re- es concebida como algo inmóvil,
ferimos se prescinde de la esencia o no es ella misma la realidad en
viviente de la cosa o se la mantie- movimiento: ¿qué quiere decir M.
ne escondida» (Hegel, 2017, 30). en las Tesis sobre Feuerbach cuando
Otro equívoco: «A menudo suce- habla de “educación del educa-
de que se combate el economis- dor”, sino que la superestructura
mo histórico creyendo combatir reacciona dialécticamente sobre
al materialismo histórico» (C 4, la estructura y la modifica, o sea,
§38, 175). Es relevante, en cambio, ¿no afirma en términos “realistas”
la afirmación de Engels según la una negación de la negación? ¿No
cual la economía es en última ins- afirma la unidad del proceso de lo
tancia el agente principal de la his- real?» (C 7, §1, 146).
toria. Gramsci reconsidera, preci- A partir de Bujarin el marxis-
samente partiendo de este apun- mo va a tratarse como una «ideo-
te engelsiano, también la relación logía, mientras que el Materialis-
entre la estructura y las superes- mo histórico [en el Texto C, C 11,
tructuras. «La pretensión (presen- §63, 336, «filosofía de la praxis»,
tada como postulado esencial del NdA] representa su clara supera-
materialismo histórico) de presen- ción e históricamente se contrapo-
tar y exponer toda fluctuación de ne precisamente a la ideología» (C
la política y la ideología como una 4, §35, 165). Pero, en otros pasajes,
expresión inmediata de la estruc- Gramsci se aparta de la definición
tura, debe ser combatida teórica- negativa de la ideología (consi-
mente como un infantilismo pri- derada por Marx y Engels como
mitivo, o prácticamente debe ser “falsa conciencia” o “conciencia
combatida con el testimonio au- invertida” de la realidad efectiva,
téntico de Marx, escritor de obras para hacer valer el interés de la
políticas e históricas concretas» clase dominante) y desarrolla en
(C 7, §24, 161, Texto B). También cambio el concepto leniniano de
Croce sostiene que en Marx las una ideología positiva, especial-
superestructuras son apariencias mente en lo que se refiere a la con-
y que, como en el dualismo teoló- ciencia del propio interés alcanza-
gico, habría una separación rígida da por la clase obrera con la ayuda
entre estructura y superestructu- de la “vanguardia”, y por lo tanto

336
Materialismo histórico

en su nueva concepción del mun- sarrollos del materialismo históri-


do (social). Gramsci se sirve de co [en el Texto C, C 11, §12, 251,
algunas afirmaciones marxianas «filosofía de la praxis», NdA] la
que parecerían desmentir la teoría profundización del concepto de
de la “falsa conciencia”: «Respec- unidad de la teoría y la práctica no
to a la cuestión de la “objetividad” está aún más que en una fase ini-
del conocimiento según el ma- cial: todavía existen residuos de
terialismo histórico, el punto de mecanicismo» (C 8, §169, 300). Esa
partida debe ser la afirmación de unidad está implícita en los pro-
Marx […] de que “los hombres se gresos de las ciencias naturales
vuelven conscientes (de este con- modernas, en las cuales se afirma
flicto) en el terreno ideológico”» el método «que separa verdadera-
(C 4, §37, 167). Sobre la llamada mente dos mundos de la historia e
“objetividad” del conocimiento, inicia la disolución de la teología
Gramsci se aleja también de Le- y de la metafísica y el nacimiento
nin. ¿Se aproxima al pragmatis- del pensamiento moderno, cuya
mo, como se ha sido sugerido? última y perfeccionada expresión
¿Y a un kantismo depurado de la filosófica es el materialismo histó-
“cosa en sí” e incorporado en tan- rico» (C 4, §47, 186): en él, la ex-
to que hace coincidir la objetividad periencia, no asimilable a la de las
del conocimiento con su univer- ciencias llamadas experimentales,
salidad, o sea, con su tendencia a «es la historia misma, el estudio
una (progresiva) convergencia, en de los hechos particulares, la “fi-
los propios enunciados, entre to- lología”» (C 7, §6, 148). En el Texto
dos los sujetos humanos? Gramsci C: «La experiencia en que se basa
aclara: la ciencia estudia «aquello la filosofía de la praxis no puede
que es común a todos los hom- ser esquematizada; ella es la his-
bres, aquello que todos los hom- toria misma en su infinita varie-
bres pueden ver y sentir del mis- dad y multiplicidad cuyo estudio
mo modo, con tal de que hayan puede dar lugar al nacimiento de
observado las condiciones cientí- la “filología”» (C 11, §25, 287).
ficas de investigación. En cuanto Pero el precedente histórico
se establece esta objetividad, se la del materialismo histórico está en
afirma: se afirma el ser en sí, el ser el hegelianismo, aún con sus lí-
permanente, el ser común a todos mites idealistas: «Es cierto que la
los hombres, el ser independien- concepción subjetivista es propia
te de todo punto de vista que sea de la filosofía moderna en su for-
meramente particular» (C 4, §41, ma más cumplida y avanzada, si
179). Además, Gramsci escribe: de ella y como superación de ella
«Sin embargo, en los nuevos de- ha nacido el materialismo histó-

337
Materialismo histórico

rico, que en la teoría de las supe- ca» y la teoría «de la historia, una
restructuras pone en lenguaje re- teoría de la política, una teoría de
alista e historicista lo que la filo- la economía» (C 4, §39, 177). Su
sofía tradicional expresaba en for- orientación fundamental puede
ma especulativa» (C 11, §17, 274: ser resumida a partir de los dos
en este Texto C, «materialismo principios que Marx enuncia en
histórico» permanece, como esta- el Prólogo a la Contribución a la
ba en el Texto A). Y todavía: «en crítica de la economía política y que
cierto sentido, pues, el materialis- Gramsci cita de memoria, dando
mo histórico es una reforma y un su propia versión de ellos: «1) la
desarrollo del hegelianismo, es la “sociedad” no se plantea proble-
filosofía liberada de todo elemen- mas para cuya solución no se ha-
to ideológico unilateral y fanático, yan dado ya las condiciones […]
es la conciencia plena de las con- necesarias y suficientes; 2) ningu-
tradicciones en las que el mismo na forma de sociedad desapare-
filósofo […] no sólo comprende ce antes de haber agotado todas
las contradicciones, sino que se sus posibilidades de desarrollo»
sitúa a sí mismo como elemen- (C 7, §20, 159). La parte general
to de la contradicción» (C 4, §45, del marxismo contiene la aplica-
183). Que éste se conciba a sí mis- ción de la dialéctica también a la
mo como una fase transitoria del naturaleza, además de a la histo-
pensamiento filosófico proviene ria humana, puesto que «el pro-
de la afirmación de Engels según blema de la unidad entre la socie-
la cual el desarrollo histórico va a dad y la “naturaleza”» (Ibid.) es
caracterizarse en un cierto punto una cuestión central del marxis-
por el paso del reino de la necesi- mo. Gramsci toma el ejemplo del
dad al reino de la libertad (Ibid.). Lukacs de Historia y conciencia de
Para el marxismo, por lo tanto, clase, obra de la que solo tiene no-
ninguna verdad es eterna y abso- ticia. Lukacs «creo que afirma que
luta porque toda teoría se origina se puede hablar de dialéctica sólo
de la práctica y por lo tanto tiene para la historia de los hombres y
valor provisional (C 4, §40, 178). no para la naturaleza […] Si su
Al definirlo como “historicismo afirmación presupone un dualis-
absoluto”, Gramsci quiere decir mo entre el hombre y la natura-
que el marxismo se historiza a sí leza está equivocado, porque cae
mismo previendo, para el futuro, en una concepción de la natura-
su posible superación-realización. leza propia de la religión e inclu-
«Un tratamiento sistemático so propia del idealismo, que real-
del materialismo histórico» com- mente no logra unificar y poner en
prende «la parte general filosófi- relación al hombre y a la naturale-

338
Materialismo histórico

za más que verbalmente. Pero si la determinado. El conjunto de las


historia humana es también histo- fuerzas materiales de producción
ria de la naturaleza a través de la es el elemento menos variable en el
historia de la ciencia, ¿cómo pue- desarrollo histórico, es aquel […]
de la dialéctica ser separada de la que puede dar lugar por lo tan-
naturaleza? Pienso que Lukacs, to, a una ciencia experimental de
inconforme con las teorías del En- la historia, en el bien preciso sen-
sayo popular, ha caído en el error tido en que se puede hablar de
opuesto: toda conversión e iden- “experimental” en la historia» (C
tificación del materialismo histó- 4, §25, 156). Gramsci reconsidera
rico con el materialismo vulgar la engelsiana (y, antes incluso, he-
no puede sino determinar el error geliana) “ley” dialéctica según la
opuesto, la conversión del mate- cual la acumulación de aumentos
rialismo histórico en idealismo o cuantitativos conduce a un “sal-
incluso en religión» (C 4, §43, 181). to” cualitativo. En Engels aquella
También quien hace de la cien- ley vale tanto para la historia hu-
cia natural una concepción del mana como para los procesos fí-
mundo trata de poner en valor sico-naturales, mientras Gramsci
la tesis de que el marxismo ten- pone en entredicho, también para
ga necesidad de otros apoyos (C este problema, la diferencia entre
4, §7, 142). Para él, en cambio, la las ciencias naturales y las históri-
“materia” es un elemento de la so- co-filosóficas. Que la cantidad se
ciedad, no de la naturaleza: «Las convierta en cualidad es «un as-
propiedades físicas […] de la ma- pecto característico del materia-
teria son consideradas, ciertamen- lismo histórico. Si todo agregado
te, pero sólo en cuanto que se con- social, de hecho, es algo más que
vierten en “elemento económi- la suma de sus componentes, esto
co” de la producción. La materia, significa que la ley que explica los
pues, no es considerada como tal, agregados sociales no es una “ley
sino como social e históricamen- física”, entendida en el sentido es-
te organizada para la producción, trecho de la palabra: en la física no
como relación humana. El mate- se sale del dominio de la cantidad
rialismo histórico no estudia una sino por metáfora. En el materia-
máquina para establecer la es- lismo histórico la calidad está, sin
tructura físico-químico-mecánica embargo, estrechamente vincu-
[…], sino en cuanto que es obje- lada con la cantidad e incluso es
to de producción y de propiedad, en esta conexión que se encuen-
en cuanto que en ella se cristali- tra su parte original y fecunda» (C
za una relación social y ésta co- 4, §32, 163). A la teoría marxista,
rresponde a un periodo histórico por tanto, se la denomina «“mate-

339
Mito

rialismo histórico”, o sea actividad 89: es un Texto C y la frase falta en


del hombre (historia) en concreto, el correspondiente Texto A). Tam-
esto es, aplicada a cierta “mate- bién en la historia italiana operan
ria” organizada (fuerzas materia- varios motivos “míticos”: la mis-
les de producción), a la “naturale- ma «Francia representó un mito
za” transformada por el hombre. para la democracia italiana» (C 8,
Filosofía de la acción (praxis), pero §42, 239). Es sobre todo la debili-
no de la “acción pura”, sino preci- dad de la formación nacional lo
samente de la acción “impura”, o que lleva a privilegiar la idea de
sea real en el sentido profano de la «una unidad nacional, al menos
palabra» (C 4, §37, 167, con «acto de hecho, en todo el periodo des-
puro» Gramsci alude a la filosofía de Roma hasta hoy» (C 9, §104,
de Giovanni Gentile). 77), visto como un «mito de fata-
GIUSEPPE PRESTIPINO lidad histórica» (Ibid.). Uno de los
responsables de esta tendencia ha
Mito sido Oriani (C 9, §106, 79), en quien
Las primeras referencias al «tenemos al más popular de estos
«mito» en relación con la acción esquemas mitológicos […] Ahí en-
política aparecen en los Cuader- contramos la Federación, la Unidad,
nos ligadas a la situación francesa: la Revolución, Italia, etcétera, etcé-
«Los iluministas crearon el mito tera» (Ibid.). También Mazzini y
del salvaje o qué se yo, Maurras Gioberti han intentado «crear el
crea el mito del pasado monárqui- mito de una misión de Italia rena-
co francés; sólo que este mito ha cida en una nueva Cosmópolis eu-
sido “historia” y las deformacio- ropea y mundial», si bien se trata
nes intelectualistas de éste pue- de un «un mito puramente verbal
den ser corregidas demasiado fá- y de papel, retórico, fundado en el
cilmente» (C 1, §48, 126-127); los pasado y no en las condiciones del
«monárquicos franceses […] crean presente» (C 9, §127, 98).
o quieren crear el mito del ancien Dejando a un lado los usos se-
régime» (C 3, §62, 61); «después de cundarios del término y de algu-
1870 el mito nacionalista del peli- nos derivados – Gramsci usa el
gro prusiano ha absorbido toda o atributo de «mitológico» en rela-
casi toda la atención de los propa- ción con «religiones», por ejemplo
gandistas de derecha y ha creado en C 4, §45; C 5, §50; C 6, §178; C
la atmósfera de política exterior 7, §89; C 10 II, §41.I – y una larga
que sofoca a Francia» (C 9, §39, reflexión sobre el mito de Prome-
32). Entre los mitos de la izquier- teo en C 8, §214, el término «mito»
da francesa del siglo XIX, «el mito adquiere importancia en dos con-
del sufragio universal» (C 13, §37, textos principales: la discusión de

340
Mito

la teoría del mito de Sorel en rela- grupos restringidos de intelectua-


ción con el concepto crociano de les» (Ivi, 192). Gramsci, después
«pasión» y el tema del «moderno de otras breves observaciones so-
Príncipe» o del partido revolucio- bre Croce, comienza a hablar más
nario. La primera aparece en C 7, directamente sobre el mito de So-
§39, pero conviene considerar el rel: «tampoco es cierto que Sorel
Texto C, que la reescribe sin alte- sólo haya teorizado y explicado
rarla en sustancia. Gramsci em- doctrinalmente un mito determi-
pieza citando, para contestarla, nado: para Sorel la teoría de los
una crítica formulada por Croce a mitos es el principio científico
Sorel: «en el acto mismo de crear- de la ciencia política, es la “pa-
lo [el mito, NdA], lo había disi- sión” de Croce estudiada en for-
pado, dando de él la explicación ma más concreta, es lo que Croce
doctrinal». Pero «las observacio- llama “religión”, o sea una con-
nes hechas a Sorel se pueden vol- cepción del mundo con una éti-
ver contra el mismo Croce: ¿la pa- ca correspondiente, en un inten-
sión teorizada no es también ella to de reducir a lenguaje científico
superada? La pasión de la que se la concepción de las ideologías de
da una explicación doctrinal, ¿no la filosofía de la praxis vista pre-
es también ella “disipada”?» (C cisamente a través del revisionis-
10 II, §41.V, 191). Vuelta contra el mo crociano» (Ibid.). Gramsci vin-
filósofo neoidealista su crítica di- cula pues el mito soreliano a la
rigida a Sorel, Gramsci añade un familia de términos y conceptos
poco más adelante: «no se diga que definen su idea de la ideolo-
que la “pasión” de Croce es algo gía como concepción del mundo,
distinto del “mito” soreliano, que como el conjunto de creencias en
la pasión significa la categoría, el las que se forma la subjetividad
momento espiritual de la práctica, colectiva, base de la acción polí-
mientras que el mito es una deter- tica. Gramsci prosigue: «En este
minada pasión que como históri- estudio del mito como sustancia
camente determinada puede ser de la acción política, Sorel estudió
superada» (Ivi, 191-192). Y añade, también ampliamente el mito de-
en un pasaje no contenido en el terminado que estaba en la base
Texto A, que el planteamiento de de una cierta realidad social y que
Croce era «intelectualista e ilumi- era su motor de progreso. Su tra-
nista» y el mito soreliano, no sien- tamiento tiene por ello dos aspec-
do «cosa de papel, una construc- tos: uno propiamente teórico, de
ción arbitraria» de su intelecto, no ciencia política, y un aspecto po-
podía ser «disipado por cualquier lítico inmediato, programático. Es
paginita doctrinal, conocida por posible, aunque muy discutible,

341
Mito

que el aspecto político y progra- definen como «una ideología po-


mático del sorelianismo haya sido lítica que se presenta no como fría
superado y disipado; actualmente utopía ni como doctrinario racio-
puede decirse que ha sido supera- cinio, sino como una creación de
do en el sentido de que ha sido in- fantasía concreta que actúa sobre
tegrado y depurado de todos los un pueblo disperso y pulveriza-
elementos intelectualistas y lite- do para suscitar y organizar en él
rarios, pero incluso hoy es preciso la voluntad colectiva» (Ibid.). Pero
reconocer que Sorel trabajó sobre ¿por qué Sorel, habiendo identifi-
la realidad efectiva y que tal rea- cado algunos presupuestos, «no
lidad no ha sido superada ni disi- llegó a la comprensión del parti-
pada» (Ibid.). La concepción sore- do político» (Ivi, 14)? Gramsci es-
liana del mito de la huelga gene- cribe: «para Sorel el “mito” no en-
ral no se confunde con el estudio contraba su expresión mayor en
que Sorel hizo del elemento “pa- el sindicato, como organización
sional” que está en la base de la de una voluntad colectiva ya ope-
acción política: si el primer aspec- rante, acción práctica, cuya reali-
to está ya superado, no le parece a zación máxima habría debido ser
Gramsci históricamente superada la huelga general, o sea una “acti-
la exigencia de revolución que ex- vidad pasiva” por así decirlo, de
presaba. carácter negativo y preliminar (el
El mito soreliano entra también carácter positivo sólo es dado por
en la reflexión gramsciana sobre el acuerdo alcanzado en las vo-
el «moderno Príncipe», ya en el luntades asociadas) de una activi-
Texto A de C 8, §21, 225-228, pero dad que no prevé su propia fase
aquí la tratamos a partir del co- “activa y constructiva”» (Ibid.).
rrespondiente Texto C, ampliado Habiendo rechazado Sorel todo
respecto de la primera redacción. proceso de institucionalización de
Gramsci escribe ahí que «el Prín- la acción política, se cierra toda
cipe de Maquiavelo podría ser es- vía que no sea la del «impulso de
tudiado como una ejemplificación lo irracional, de lo “arbitrario” (en
histórica del “mito” soreliano» (C el sentido bergsoniano de “impul-
13, §1, 13), puesto que su «carac- so vital”) o sea de la “espontanei-
terística fundamental» es la «de dad”» (Ibid.). Además de recordar
no ser un tratado sistemático sino uno de los máximos inspiradores
un libro “vivo”, en el que la ideo- de Sorel (Bergson), Gramsci toma
logía política y la ciencia política definitivamente distancia del
se fusionan en la forma dramática pensador francés al cual, sin em-
del “mito”» (Ibid.). El mito sorelia- bargo, debe tanto su formación,
no y el Príncipe maquiaveliano se pero que le parece definitivamen-

342
Moderno Príncipe

te superado, bien porque una vo- su discurso no se dirige a los po-


luntad colectiva pensada como líticos, que con el tiempo siempre
quiere Sorel desaparecerá apenas han aplicado las cosas expuestas
acabada la «destrucción», bien por él, mientras se escondían de
porque Gramsci ha llegado ya antemano detrás de un “antima-
hace tiempo (al abrigo de Lenin) a quiavelismo”, para aquellos que
la convicción de que solo un «pro- deben «reconocer necesarios de-
grama de partido» (Ivi, 15) puede terminados medios, aunque sean
aportar la pars construens necesa- propios de tiranos, porque quie-
ria para la acción política revolu- re determinados fines» (Ibid.). En-
cionaria. tonces “quién no sabe” es la cla-
GUIDO LIGUORI se revolucionaria del siglo XVI
que Maquiavelo, en opinión de
Moderno Príncipe Gramsci, quiere persuadir para
El Príncipe de Maquiavelo no que esté convencido de la necesi-
es, para Gramsci, solo el tratado dad de «tener un “jefe” que sepa
fundador de la ciencia de la po- lo que quiere y cómo obtener lo
lítica; en él, por supuesto, existe que quiere, y aceptarlo con entu-
la separación original de la polí- siasmo aunque sus actos pueden
tica de la religión y la moral y la ser o parecer opuestos a la ideolo-
identificación de las leyes univer- gía difundida en su época, la reli-
sales y generales del trabajo de gión» (Ibid.). Un líder, un príncipe
aquellos, los grandes de la histo- que, en las condiciones de la mo-
ria que han hecho política; pero dernidad, tendrá que estar intere-
además de esto, el Príncipe, su- sado tanto en la construcción de
braya Gramsci, es un texto políti- un proyecto político revolucio-
co que debe leerse en el contexto nario moderno como en la reali-
histórico en el que fue producido; zación de este proyecto a través
de esta lectura, emerge el objetivo de la práctica revolucionaria, la
concreto de Maquiavelo, es decir, acción. En tal sentido, este sujeto
el sujeto político al que se dirige, político solo puede ser el «“parti-
«la clase revolucionaria de la épo- do político”» (C 5, §127, 345), «la
ca, el “pueblo” y la “nación” ita- primera célula en que se agrupan
liana, la democracia citadina que gérmenes de voluntad colectiva
hace brotar de su seno a los Sa- que tienden a ser universales y
vonarola y los Pier Soderini y no totales» (C 13, §1, 15), una volun-
a los Castruccio y los Valentino» tad colectiva que debe entenderse
(C 13, §20, 50). Maquiavelo, se- como «conciencia activa de la ne-
ñala Gramsci, tiene «en mente a cesidad histórica, como protago-
“quién no sabe”» (Ibid.), es decir, nista de un real y efectivo drama

343
Moderno Príncipe

histórico» (Ivi, 16). Aún más cla- funeral, en un pueblo italiano, de


ramente: «el protagonista de este un agricultor tres días después de
“nuevo príncipe” no debería ser la muerte de Lenin (21 de enero de
el partido en abstracto, una cla- 1924): «murió un trabajador agrí-
se en abstracto, un estado en abs- cola, comunista [...] está enterrado
tracto, sino un determinado parti- vestido de rojo con su pecho escri-
do histórico, que actúa en un am- to: Viva Lenin [...] Estos nombres,
biente histórico preciso, con una en una gran parte de la masa más
determinada tradición; en una pobre y atrasada, casi se convier-
combinación de fuerzas sociales ten en un mito religioso. Esta es
característica y bien definida» (C una fuerza que no debe ser des-
4, §10, 144). truida» (L 204). El contenido de
Entonces, «moderno Príncipe» esta carta sugiere que Gramsci
como partido político, como or- considera que el carácter funda-
ganismo, no como «héroe perso- mental del libro de Maquiavelo
nal» (C 13, §21, 50-51), incluso si no es «un tratado sistemático sino
Gramsci ya había pensado en la un libro “vivo”» (C 13, §1, 13) en
figura del líder como un paso fun- el que la ideología política y la
damental en la construcción del ciencia política se unen «en la for-
proyecto del “moderno Príncipe” ma dramática del “mito”» (Ibid.).
en 1924, cuando recuerda que el Gramsci, a diferencia de Sorel,
vínculo entre el Partido Comunis- siente que en Maquiavelo, espe-
ta Ruso y el proletariado ruso y, cialmente en el mito-príncipe que
por lo tanto, toda la nación rusa, creó, hay una pasión, o más bien
había sido posible gracias al pa- un apasionamiento («Maquiave-
pel que en el partido tenía su lí- lo [...] es un hombre apasionado,
der, es decir, Lenin, hasta el punto un político en acción», escribe en
de imaginar que el uno sin el otro C 8, §84, 258) que, lejos de privar
«no es posible» («Capo», marzo de el contenido científico del trata-
1924, en CPC 14). Gramsci evoca miento, lo fortalece, lo hace, pre-
la figura de Lenin, o sea, del líder cisamente, “vivo”. Entonces, se-
como un paso fundamental en gún Gramsci, no es del todo im-
la construcción del proyecto del probable que a veces, para operar
«moderno Príncipe», a la forma la fantasía popular en un intento
de un mito en el que se encarna- de elevarla por encima del senti-
rían las aspiraciones revoluciona- do común, sea necesario recurrir
rias de las masas campesinas po- a mitos, metáforas («la filosofía
bres, oprimidas, histórica y cultu- de la praxis, proponiéndose re-
ralmente atrasadas, en una carta formar intelectual y moralmente
de Viena en 1924, que describe el a estratos sociales culturalmen-

344
Moderno Príncipe

te atrasados, recurre a metáforas gonista tiene como objetivo «una


a veces “groseras y violentas” en reforma intelectual y moral» (Ivi,
su popularidad»: C 11, §50, 322) 17) en la búsqueda de que pueda
que están al mismo nivel que las actuar como un sujeto casi abso-
utilizadas por Maquiavelo en El luto: «El moderno Príncipe, desa-
Príncipe y que, si se usaran para rrollándose, trastorna todo el sis-
educar a la clase revolucionaria tema de relaciones intelectuales
de su tiempo, servirían, por ana- y morales en cuanto que su desa-
logía, a quienes en la modernidad rrollo significa precisamente que
quisieran establecer una política todo acto es concebido como útil
revolucionaria. La novedad de la o dañino, como virtuoso o per-
ciencia política del secretario flo- verso, sólo en cuanto que tiene
rentino radica en el hecho de que, como punto de referencia al mo-
a diferencia de todas las construc- derno Príncipe y sirve para incre-
ciones utópicas anteriores, encar- mentar su poder o para obstacu-
naba el elemento doctrinal en un lizarlo» (Ivi, 17-18). Teniendo en
líder «que representa plástica y cuenta el contexto histórico en el
“antropomórficamente” el símbo- que Gramsci elabora la teoría del
lo de la “voluntad colectiva”» (C “moderno Príncipe”, solo puede
13, §1, 13). Esta voluntad colecti- escapar de su presentación como
va, que se forma con el propósito un poder absoluto, que «toma el
de lograr un objetivo político, se lugar, en las conciencias, de la di-
representa «como cualidades, ras- vinidad o del imperativo categó-
gos característicos, deberes, nece- rico» (Ivi, 18), debe colocarse en
sidades de una persona concreta, relación con la fuerza totalitaria
lo que hace actuar la fantasía ar- dominante (fascismo) y su ideolo-
tística de quien se quiere conven- gía, a la cual, del lado de la futura
cer y da una forma más concreta construcción del socialismo, debe
a las pasiones políticas» (Ibid.). El oponerse un instrumento que
mito-Príncipe se revela en toda también proponga certezas. Pero
su dimensión dramática en el fi- Gramsci es consciente de que una
nal del libro, donde Maquiavelo reforma intelectual y moral no es
«después de haber representado posible «sin una previa reforma
al condottiero ideal [...] invoca al económica y un cambio en la po-
condottiero real que históricamen- sición social y en el mundo eco-
te lo personifica» (Ibid.). nómico» (Ivi, 17) de los estratos
Una parte sustancial de la ac- deprimidos de la sociedad, pre-
ción política en el sentido revo- cisamente porque «el programa
lucionario del cual el “moderno de reforma económica es [...] el
Príncipe” tendrá que ser el prota- modo concreto en que se presen-

345
Moderno Príncipe

ta toda reforma intelectual y mo- nas en la vida política, a través de


ral» (Ibid.). En tanto protagonista la reforma de la milicia, no se ha-
de un complejo revolvimiento de bría formado una voluntad colec-
procesos históricos, a partir de la tiva nacional-popular. A partir de
estructura involucra la superes- esta intuición, que formó la base
tructura, el “moderno Príncipe” desde la cual comenzaron los ja-
«se convierte en la base de un lai- cobinos franceses, debe comenzar
cismo moderno y de una comple- el “moderno Príncipe”. Pero esta
ta laicización de toda la vida y de intuición de Maquiavelo debe
todas las relaciones habituales» leerse junto con las otras dos que
(Ivi, 18). constituyen el fundamento políti-
Actuar como «el pregonero y el co de la actividad del “moderno
organizador de una reforma inte- Príncipe”. La primera está en la
lectual y moral» (Ivi, 17), abando- dialéctica autoridad-consenso, ya
nar el terreno abstracto dentro del que en el Príncipe no faltan «alu-
cual Sorel mantuvo el mito, pre- siones al momento de la hegemo-
cisamente porque sintió una aver- nía o del consenso junto a los de
sión, que en una forma apasiona- la autoridad o de la fuerza» (C 13,
da se convirtió en «una repugnan- §5, 20) que son la expresión de la
cia ética» (Ivi, 16), hacia los jaco- doble naturaleza del centauro ma-
binos: «el moderno Príncipe debe quiavélico, «ferina y humana, de
tener una parte dedicada al jacobi- la fuerza y del consenso, de la au-
nismo» (Ibid.), es decir, un aparato toridad y de la hegemonía, de la
conceptual que sepa cómo recons- violencia y de la civilización, del
truir históricamente el nacimiento momento individual y del univer-
de la voluntad colectiva y un apa- sal de [...] agitación y de la propa-
rato organizativo que sepa cómo ganda, de la táctica y de la estrate-
dar a esta voluntad las formas gia, etcétera» (C 13, §14, 30). La se-
más adecuadas para enfrentar y gunda intuición se relaciona con
resolver ese drama histórico que el Maquiavelo “democrático”, es
«el primer jacobino italiano» (LC decir, con el teórico que identifi-
459, a Tatiana, 7 de septiembre de ca el tema político al que se dirige
1931), es decir, Maquiavelo, había la acción del príncipe. Gramsci no
identificado en la falta de un Esta- oculta en absoluto la posibilidad
do integral y capaz establecer un de que la enseñanza de El Prínci-
ejército para «organizar la hege- pe, como ya está escrita, se dirija
monía de la ciudad sobre el cam- a los poseedores del poder, pero,
po» (Ibid.). En otras palabras, Ma- al mismo tiempo, señala que entre
quiavelo había intuido que, sin la las partes en lucha, es decir, quien
irrupción de las masas campesi- gobierna y quien es gobernado,

346
Moderno Príncipe

quienes podrán aprovechar esas yarse y destacarse. El “moderno


indicaciones serán sobre todo los Príncipe” tiene una proyección es-
que están gobernados, ya que «se tatal. No puede admitir «ninguna
piensa que en ella existe la fuer- división de sus poderes políticos
za progresista de la historia» (C [...] es en embrión una estructura
13, §20, 50). Entonces, la acción estatal» (C 3, §42, 45-46). Lo que
del “moderno Príncipe” (que en distingue la actividad del “moder-
C 13, §21, 51 Gramsci también de- no Príncipe” es su deseo de «fun-
fine como «“Nuevo Príncipe”») dar un nuevo tipo de Estado»,
resulta en «quebrantar la unidad ya que está constituido para este
basada en la ideología tradicional, propósito (C 13, §21, 51). De esto
sin cuya ruptura la fuerza nueva se deriva su segunda característi-
no podría adquirir conciencia de ca, es decir, la totalitariedad, que
su propia personalidad indepen- no solo concierne a los partidos
diente» (C 13, §20, 50). del gobierno (C 6, §136, 104). El
Ningún parecido tiene este “moderno Príncipe” es el compo-
moderno Príncipe o nuevo con el nente ya administrativo de toda el
que Mussolini describe en su Pre- área subalterna en que «una parte
ludio al Príncipe de 1924. Ahí solo de la masa incluso subalterna es
hay cinismo político, no realis- siempre dirigente y responsable»
mo, solo política en el sentido de (C 11, §12, 255) y, de esta manera,
ejercer fuerza en el momento en es la prefiguración del nuevo or-
que se produjo una ruptura cla- den social: «la filosofía de la parte
ra, como la que siguió a la Prime- precede siempre a la filosofía del
ra Guerra Mundial, entre las ma- todo, no sólo como una anticipa-
sas y la ideología dominante (C 3, ción teórica, sino como una nece-
§34, 37). En ese momento históri- sidad actual» (Ibid.). Esto signifi-
co, la clase dominante, tras haber ca que el “moderno Príncipe”, es
perdido su consentimiento, había decir, el partido revolucionario, es
perdido su capacidad de lideraz- el Estado en potencia de las cla-
go, permaneciendo solo domi- ses subordinadas, el lugar donde
nante y por lo tanto necesitando la voluntad colectiva se vuelve
una fuerza coercitiva que le per- coherente al plantear la cuestión
mitiera mantener este dominio: el fundamental de un nuevo orden
fascismo, en las formas de cesaris- político. Esto, para Gramsci, es la
mo “regresivo” que él proporcio- totalitariedad del “moderno Prín-
nó. cipe”, que se coloca dentro de la
Hay dos peculiares caracterís- crisis orgánica de la sociedad bur-
ticas constitutivas del “moderno guesa que ha desembocado en el
Príncipe” que aún deben subra- fascismo y coloca en la agenda un

347
Molecular

conflicto decisivo en el que están de todo “reformismo”, así como


involucradas todas las fuerzas so- de todo determinismo catastro-
ciales, políticas y militares en jue- fista, se interroga sobre los proce-
go (C 6, §138, 105-106). sos de formación de la personali-
LELIO LA PORTA dad, de construcción de la volun-
tad colectiva y del consenso, de
Molecular producción de subjetividad y de
El concepto de «molecular» acumulación de contradicciones,
connota el proceso reflexivo y au- sobre la constitución material de
torreflexivo de las Cartas de la cár- la antítesis: gracias a la tensión en-
cel y de los Cuadernos: es una me- tre el capitalismo como continua
táfora del método gramsciano, de crisis y la antítesis como continua
la traducibilidad entre el método crítica puede producirse molecu-
del conocimiento y el método de larmente una transformación que
la transformación. Gramsci repre- pase de cuantitativa a cualitativa.
senta el proceso de conocimien- No por casualidad «molecular»
to-transformación en su histori- aparece en los Cuadernos con y sin
cidad absoluta: lo «molecular» comillas. No es, por lo tanto, solo
indica la cualidad histórico-ma- una metáfora.
terial del proceso dialéctico y la La pregunta «cómo nace el mo-
cualidad histórica de la materia, vimiento histórico sobre la base de
también ella entregada a la ab- la estructura» (C 11, §22, 281) abre
soluta historicidad y sustraída a el campo al problema molecular,
toda forma de determinismo (bio- es decir procesual, histórico-ma-
logicista o causal). Es la historia terial, de la constitución política
como proceso orgánico, produ- de la subjetividad: un terreno de
ciéndose molecularmente, lo que investigación colocado sobre un
Gramsci considera inexplicable plano de radical inmanencia, o
mediante causalismos “simplifi- sea, planteado en clave antisub-
cadores” que ocultan la compleji- jetivista y antideterminista. Re-
dad y la materialidad de la trans- sulta evidente el alcance «gnoseo-
formación. Lo molecular, por lo lógico y político» (Voza, 2008, 15)
tanto, como unidad más pequeña del concepto de lo molecular si se
del proceso, que parece capaz de declina el problema político de la
comprender a objeto y sujeto en constitución de la subjetividad en
un «historicismo absoluto», lle- el proceso, individual y colectivo,
ga a ser la metáfora de un méto- de «comprensión crítica de sí mis-
do histórico de conocimiento y de mos» (C 11, §12, 253) como pro-
una teoría de la transformación gresiva adquisición de autocon-
individual y colectiva que, lejos ciencia. La comprensión crítica es

348
Molecular

conocimiento que transforma, efi- En la reflexión gramsciana la


caz históricamente, materialmen- formación de lo «individual no es
te, molecularmente. Molecular es lo residual de un análisis social»
la crítica como proceso inmanen- (Ragazzini 2002, 24): es un nodo,
te, metamorfosis (y retroalimen- el de las transformaciones mole-
tación recíproca) de lo sensible y culares de la personalidad, que
de lo consciente, de lo voluntario Gramsci desarrolla, en primer lu-
y de lo involuntario, del objeto y gar, auto-reflexivamente, a par-
del sujeto. tir de la observación de la propia
El concepto de lo molecular es, “existencia molecular” (LC 8, a Ta-
por lo tanto, la clave de la cone- tiana, 9 de diciembre de 1926) y de
xión entre los elementos para una la propia “resistencia molecular”
teoría materialista de la persona- en su vida de detenido. Ya en 1928
lidad y el problema de la consti- aflora en el prisionero el «miedo
tución del sujeto político. En pri- de ser dominado por la rutina car-
mer lugar, en las formas de una celaria»; Gramsci observa las «de-
sustracción radical de lo mate- formaciones psíquicas» sufridas
rial-corpóreo a la meta-histori- por los otros detenidos: también
cidad de la naturaleza. Gramsci ellos han «pensado […] no dejarse
conecta la dimensión histórica y dominar y, en cambio, sin siquiera
orgánica de la materia, habla ex- darse cuenta de ello, en tanto que
plícitamente, contra toda aplica- el proceso es lento y molecular, se
ción rígida de las «ciencias na- encuentran hoy cambiados y no
turales y experimentales» a los lo saben, no pueden juzgarlo, por-
«hechos psíquicos», de «memoria que han cambiado por completo.
de la materia orgánica»: «yo creo Claramente yo resistiré» (LC 222-
que se atribuye al atavismo y a la 223, a Giulia, 19 de noviembre de
“mente” muchísimo de lo que es 1928). Él narra la tensión molecu-
meramente histórico» (LC 546 a lar entre la exposición del elemen-
Tania, 7 de marzo de 1932). Es el to corpóreo-sintiente y la resisten-
nexo cuerpo-mente en su historici- cia, o tensión constructiva, del ele-
dad y, por lo tanto, en sus posibi- mento consciente voluntario, que
lidades de transformación, que se observa pero está expuesto a un
condensan en lo molecular, lo que proceso de transformación mole-
lo convierte, precisamente, en el cular que puede conducir a la pér-
concepto fundacional de una teo- dida de la conciencia.
ría materialista de la formación de Es un problema que volverá
la personalidad, de una concep- más dramáticamente, con menos
ción radicalmente inmanente del certezas sobre las propias capaci-
proceso de subjetivación. dades de resistencia, en 1933 y en

349
Molecular

los Cuadernos, en las Notas autobio- tana 1997, 131). En las Notas au-
gráficas, en las Cartas. Gramsci se tobiográficas Gramsci habla de las
narra a través de la historia de un «catástrofes del carácter», o sea de
grupo de náufragos que, tras ha- aquel «cambio progresivo de la
ber sufrido «un proceso de trans- personalidad moral que en cierto
formación “molecular” rápido, en punto se transforma de cuantita-
el cual las personas de antes ya no tivo en cualitativo» (C 15, §9, 183-
son las personas de después», se 184). Y, añade, «este hecho, de in-
convierten en caníbales: «un cam- dividual puede pasar a ser consi-
bio similar me está sucediendo a derado colectivo» (Ivi, 185).
mí (canibalismo aparte). Lo más A través de la polaridad mole-
grave es que en estos casos la per- cular-catastrófico Gramsci elabo-
sonalidad se desdobla: una parte ra su teoría de la transformación,
observa el proceso, la otra parte relativa tanto a la personalidad
lo sufre; pero la parte observado- como a la sociedad, aludiendo al
ra (mientras esta parte existe sig- carácter histórico-procesual del
nifica que hay un autocontrol y la paso de la cantidad a la cualidad.
posibilidad de recuperarse) sien- Catastrófico puede ser también el
te la precariedad de la propia po- resultado de un proceso de coer-
sición, es decir, prevé que llega- ción destinado a la formación de
rá un punto en el cual su función un nuevo tipo humano: cuando
desaparecerá, esto es, ya no ha- «la coerción estatal sobre los indi-
brá autocontrol sino que la entera viduos aumenta, aumenta la pre-
personalidad será engullida por sión y el control de una parte so-
un nuevo “individuo” con impul- bre el todo y del todo sobre cada
sos, iniciativas, modos de pensar componente molecular suyo […]
diferentes de aquellos preceden- para muchos la cuestión sólo se
tes. Pues bien, yo me encuentro resuelve de forma catastrófica, ya
en esta situación. No sé qué podrá que determina desencadenamien-
permanecer de mí después del fin tos morbosos de pasionalidad re-
del proceso de mutación que sien- primida» (LC 545, a Tania, 7 de
to en vías de desarrollo» (LC 693, marzo de 1932). Es lo que puede
a Tania, 6 de marzo de 1933). Por ocurrir, por ejemplo, en el conflic-
lo tanto, el proceso molecular de to entre animalidad e industrialis-
transformación de la personali- mo en la construcción de un nue-
dad es conjuntamente material y vo tipo humano adaptado a la fá-
moral: «la noción de transforma- brica fordista. Es decir, Gramsci
ción o cambio “molecular” no es «anclando sobre bases materialis-
más que una metáfora materialis- tas la descomposición de la perso-
ta de un proceso moral» (Gerra- nalidad psíquica, a la cual había

350
Molecular

llegado la investigación psicoa- larmente”, hasta que ha explota-


nalítica, […] teoriza explícitamen- do en la transformación» (C 14,
te la centralidad de las institucio- §64, 152). El proceso de compren-
nes sociales […] en el proceso de sión crítica de sí mismo es por lo
formación del “sujeto”» (Cavallaro tanto construcción molecular del
2001, 60). proceso histórico y comprensión
También el proceso educativo de la propia función en tal proce-
debe contribuir al proceso “uni- so. El proceso histórico-dialécti-
direccional” de desarrollo de un co se construye a través de los pro-
nuevo tipo humano: Gramsci re- cesos dialécticos intrapsíquicos,
cuerda así a Giulia que «es un ele- como «lucha de “hegemonías”»
mento del Estado y tiene el deber, en la «conciencia contradictoria»
como tal, de representar y ejerci- del «hombre activo de masa» (C
tar el poder de coerción, en de- 11, §12, 252-253), y se compren-
terminadas esferas, para modifi- de solo mediante el conocimiento
car molecularmente la sociedad y «de la vida de Pedro, de Pablo, de
especialmente para preparar a la Juan, de personas reales particu-
generación naciente para la nueva lares, sin entender las cuales no se
vida […] y el esfuerzo molecular puede ni siquiera entender lo que
no puede teóricamente ser distin- es universalizado y generalizado»
to al esfuerzo concentrado y uni- (LC 222, a Giulia, 19 de noviem-
versalizado» (LC 438-439, a Giu- bre de 1928). Es el método filoló-
lia, 27 de julio de 1931). gico aprendido durante la “for-
Se plantea por lo tanto el pro- mación universitaria” en la escue-
blema político de la autobiografía la de Bartoli, que Gramsci amplia
como tensión entre construcción desde la comprensión de los pro-
consciente y exposición de lo sen- cesos históricos de transforma-
sible, como proceso de autoeduca- ción lingüística (sobre cuyo carác-
ción que conjuga formación mole- ter molecular se detiene en repe-
cular de la personalidad y respon- tidas ocasiones en los Cuadernos)
sabilidad moral: como sentido de a aquellos históricos tout court:
responsabilidad de una «concien- una “filología viviente”, hecha
cia continuamente presente» con de “sentir” y “comprender”. Es la
respecto a «todas las moléculas posibilidad de sentir y, por lo tan-
que componen al hombre entero» to, de comprender que Gramsci
(Debenedetti 1972, 17). La autobio- siente impedida por la condición
grafía, entonces, como documento carcelaria: «me falta precisamente
del carácter molecular del proceso la sensación molecular: ¿cómo po-
histórico: «documento de cómo se dría, siquiera sumariamente, per-
ha preparado el cambio “molecu-

351
Molecular

cibir la vida del todo complejo?» pidamente que en el pasado». Y,


(Ibid.). señala Gramsci, «lo que importa
Gramsci pretende, entonces, es la crítica» (Ivi, 314), la capaci-
investigar los procesos de «forma- dad de disgregar la voluntad co-
ción de las voluntades colectivas», lectiva precedente puesta en acto
«estudiarse en concreto la forma- por los representantes de la nueva
ción de un movimiento histórico fase histórica. Si la realización his-
colectivo, analizándolo en todas tórica de la filosofía de la praxis
sus fases moleculares», a partir de se traduce en la formación de un
la especificidad de los procesos de nuevo sentido común, en una re-
formación del consenso, de trans- forma intelectual y moral, es evi-
formación del sentido común en dente que «el proceso actual de
las sociedades contemporáneas. formación molecular de una nue-
«Es el problema que moderna- va civilización puede ser paran-
mente se expresa en términos de gonado con el movimiento de la
partido» como forma de organi- Reforma» (C 7, §44, 179).
zación y construcción de la volun- Gramsci incluso articula a lo
tad colectiva: «se trata de un pro- largo de la polaridad molecu-
ceso molecular, minuciosísimo, de lar-catastrófico la historicidad de
análisis extremo, capilar, cuya do- los procesos de transformación,
cumentación está constituida por rechazando toda acepción deter-
una cantidad infinita de libros, de minista de la catástrofe. Él inter-
opúsculos, de artículos de revis- preta históricamente, en la pro-
tas y periódicos, de conversacio- ducción de procesos moleculares
nes y debates […] que en su con- contrastantes, la relación entre la
junto gigantesco representan este ley «de la plusvalía relativa que
trabajo del que nace una voluntad determina la expansión molecu-
colectiva» (C 8, §195, 314-315). Al lar del sistema de fábrica y el pro-
mismo tiempo, el proceso de or- pio desarrollo del modo de pro-
ganización de la voluntad colec- ducción capitalista» y la ley de la
tiva se modifica, se acelera por la tendencia decreciente de la tasa
forma-partido misma, además de de ganancia como «aspecto con-
por los procesos de modificación: tradictorio» de la primera. Por lo
«después de la formación del ré- tanto, historiza, es decir, traduce
gimen de partidos, fase histórica en su molecularidad, la tendencia
vinculada a la estandarización de catastrófica, el paso de la cantidad
grandes masas de población (co- a la cualidad: «El significado de
municaciones, periódicos, gran- “tendencial” parece, por lo tanto,
des ciudades, etc.) los procesos tener que ser de carácter “históri-
moleculares se producen más rá- co” real y no metodológico: el tér-

352
Molecular

mino sirve precisamente para in- go bajo la forma de «revolución


dicar este proceso dialéctico por pasiva», entendida como criterio
el que el impulso molecular pro- interpretativo traducible en dife-
gresivo conduce a un resultado rentes determinaciones históricas:
tendencialmente catastrófico en el «Se puede aplicar al concepto de
conjunto social, resultado del que revolución pasiva (y se puede do-
parten otros impulsos individua- cumentar en el Risorgimento ita-
les progresivos en un proceso de liano) el criterio interpretativo de
continua superación que sin em- las modificaciones moleculares
bargo no puede preverse infinito, que en realidad modifican progre-
aunque se disgrega en un núme- sivamente la composición prece-
ro muy grande de fases interme- dente de las fuerzas y por lo tan-
dias de diversa medida e impor- to se vuelven matrices de nuevas
tancia» (C 10, §36, 172). «Nada de modificaciones» (C 15, §11, 188).
automático y mucho menos de in- Un criterio que Gramsci aplica, en
minente», dirá Gramsci a propó- primer lugar, en la historia del Ri-
sito del fin del capitalismo (Ibid.). sorgimento italiano y pone en rela-
Él piensa en la revolución en Oc- ción dinámica con aquella guerra
cidente como en una “revolución de posiciones interpretada por el
molecular” (guerra de posiciones) cavourismo, con la «hegemonía
sobre la base de una lectura del intelectual, moral y política» (C
capitalismo como «“crisis conti- 19, §24, 388) llevada a cabo por los
nua”» (C 15, §5, 179) y del carác- moderados: «los moderados ejer-
ter complejo de la sociedad civil cían una poderosa atracción, de
contemporánea en los Estados modo “espontáneo”, sobre toda
más avanzados; piensa en la cons- la masa de intelectuales de todo
trucción de la subjetividad de las grado existentes en la península
formas complejas de la hegemo- en estado “difuso”, “molecular”»
nía y del consenso, precisamente, (Ibid.), a través de «formas y con
como continua crítica. Es decir, se medios que se pueden llamar “li-
trata de construir molecularmen- berales”, o sea a través de la ini-
te una «anti-revolución pasiva» ciativa individual, “molecular”,
(Buci-Glucksmann, cit. en Modone- “privada”» (Ibid.). A la luz de esta
si, 2022, 116), la antítesis es aque- conciencia hegemónica puesta en
lla revolución a su vez molecular juego por los moderados, enton-
que, en última instancia, es la his- ces, Gramsci define «el llamado
toria capitalista de las sociedades “transformismo”» como «la ex-
modernas. De aquí el análisis de presión parlamentaria del hecho
las peculiares y complejas formas de que el Partido de Acción fue
de la hegemonía puestas en jue- incorporado molecularmente por

353
Multitud, multitudes

los moderados» (C 19, §26, 412). cia entre el grupo dirigente y los
Gramsci se pregunta si también grupos dirigidos, en la medida en
la forma contemporánea del de- que [el desarrollo de la economía
sarrollo capitalista, es decir, aquel y por lo tanto] la legislación [que
proceso de reestructuración y su- expresa tal desarrollo] favorece
peración capitalista de la crisis el paso [molecular] de los grupos
que es el americanismo, no será dirigidos al grupo dirigente» (C 8,
legible, es decir, traducible, en los §191, 313). Y es el tema de la hege-
términos de una revolución pasi- monía que se traduce en el mun-
va: la «cuestión de si el america- do moderno también en la rela-
nismo puede constituir una “épo- ción entre partido y Estado inte-
ca” histórica, es decir, si puede gral, o sea, del Estado que se hace
determinar un desarrollo gradual concepción del mundo: «El desa-
del tipo, en otro lugar examina- rrollo del partido en Estado reac-
do, de las “revoluciones pasivas” ciona sobre el partido y exige de
propias del siglo pasado o si por él una continua reorganización y
el contrario representa solamen- desarrollo, así como el desarro-
te la acumulación molecular de llo del partido y del Estado en
elementos destinados a producir concepción del mundo, o sea en
una “explosión”, o sea una trans- transformación total y molecular
formación de tipo francés» (C 22, (individual) de los modos de pen-
§1, 61). sar y de operar, reacciona sobre el
Sin embargo, Gramsci se inte- Estado y sobre el partido, obligán-
rroga sobre todo sobre las formas dolos a reorganizarse continua-
antipasivas de la revolución mole- mente y planteándoles problemas
cular en las sociedades contem- nuevos y originales que resolver»
poráneas; sobre el problema de (C 17, §51, 333).
las formas de la hegemonía, de ELEONORA FORENZA
la construcción del consenso, de
la relación entre dirigentes y diri- Multitud, multitudes
gidos, y es también el tema de la En los Cuadernos el lema apa-
relación entre hegemonía y demo- rece principalmente relacionado
cracia, o sea de la «dinámica ex- con el nexo político filosofía-sen-
pansiva de la ciudadanía» (Bur- tido común, en clave no socioló-
gio, 2007, 7): «entre tantos signifi- gica sino política, o sea, “antipa-
cados de democracia, el más rea- siva”: «la acción política tiende
lista y concreto me parece que se precisamente a hacer salir a las
puede extraer en conexión con el multitudes de la pasividad, o sea
concepto de hegemonía. En el sis- a destruir las leyes de los grandes
tema hegemónico existe democra- números; ¿cómo puede entonces

354
Multitud, multitudes

considerarse ésta una ley socioló- este su actuar» como «progresiva


gica?» (C 11, §25, 288). Debe consi- autoconciencia», de «ser parte de
derarse, por tanto, no como objeto una determinada fuerza hegemó-
sociológico, sino en relación con nica» como «comprensión crítica
el problema político de constitu- de sí mismos» (C 11, §12, 252-253).
ción de la subjetividad. La filosofía de la praxis, enton-
Para Gramsci la filosofía de la ces, debe ser la comprensión críti-
praxis no puede asumirse más ca de la filosofía de las multitudes
que, en primer lugar, como crítica para devenir nuevo sentido común
del «sentido común, que espon- de la masa, y no puede oponerse a
táneamente es la filosofía de las «los sentimientos “espontáneos”
multitudes que se trata de hacer de las masas», puesto que inclu-
homogéneas ideológicamente» (C so por eso mismo el arraigo y la
11, §13, 262); como crítica, por tan- conexión de una concepción del
to, de la «“filosofía de la época”», mundo con el elemento espontá-
del «conjunto de sentimientos [y neo de las multitudes indican la
de concepciones del mundo]» carencia de arbitrariedad y la ra-
predominante «en la multitud cionalidad histórica de una «polí-
“silenciosa”» y comprobable, por tica de masa» (C 3, §48, 53). Como
ejemplo, en la literatura comercial la espontaneidad, incluso la dis-
(C 5, §54, 286). Gramsci establece persión de una concepción del
una analogía y una conexión en- mundo en las multitudes indica
tre el carácter disperso del senti- racionalidad y necesidad históri-
do común de las multitudes y el ca, se precisa, asimismo, pensar
de la conciencia del hombre acti- en la filosofía de la praxis como
vo de la masa. El sentido común «una filosofía que teniendo ya
es de hecho, históricamente, «una una difusión, o difusividad, por
concepción (incluso en los cere- estar conectada con la vida prácti-
bros individuales) disgregada, in- ca e implícita en ella, se convierta
coherente, inconsecuente, corres- en un renovado sentido común»
pondiente a la posición social y (C 11, §12, 251). Con ese propósito
cultural de las multitudes de las Gramsci polemiza, en la nota so-
que aquél es la filosofía» (C 11, bre El número y la cualidad en los re-
§13, 261). La filosofía de la praxis gímenes representativos, con las crí-
debe concebirse entonces como ticas de matriz oligárquica al par-
desarrollo, homogeneización de lamentarismo: el voto (el número)
la «conciencia contradictoria» del mide la «racionalidad o historici-
«hombre activo de masas» que dad o funcionalidad concretas»
«actúa prácticamente, pero no tie- de las opiniones de las «minorías
ne una clara conciencia teórica de activas»; si, sin embargo, en los re-

355
Multitud, multitudes

gímenes de «democracia formal», las decisiones colectivas, devenir


«la racionalidad historicista del «cualidad». Si en el pasado, como
consenso numérico es sistemáti- sostuvo Michels, la voluntad co-
camente falsificada por la influen- lectiva se formaba cuando había
cia de la riqueza», en «otros regí- una dirección carismática, en la
menes» – en la democracia conci- contemporaneidad la tendencia al
liar – el «consenso se supone per- conformismo se conecta a los pro-
manentemente activo» y las elec- cesos de estandarización sobre la
ciones son asimilables a formas base económica: «el hombre-co-
de «self-government», en las cuales lectivo actual se forma esencial-
el voto de las «multitudes» com- mente, por el contrario, de abajo
puesto no por «ciudadanos amor- hacia arriba, sobre la base de la
fos», sino por «elementos produc- posición ocupada por la colecti-
tivos» cobra todavía una mayor vidad en el mundo de la produc-
importancia (C 13, §30, 70-71). ción» (C 7, §12, 153-154). Si en la
Gramsci desarrolla la reflexión contemporaneidad la formación
sobre las multitudes en polémica de las voluntades colectivas es un
con la sociología positivista y en proceso que va de lo bajo a lo alto,
un constructivo enfrentamiento es impensable, precisamente, una
al elitismo italiano, al articular el oposición, o una diferencia cuali-
nudo político de la formación de tativa, entre la filosofía de la pra-
las voluntades colectivas con los xis y la filosofía de las multitudes:
procesos de estandarización en la primera es potencialmente he-
las sociedades contemporáneas. gemónica (históricamente racio-
En la nota El hombre-individuo y nal) en cuanto al desarrollo críti-
el hombre-masa, Gramsci reflexio- co de la autoconciencia teórica de
na sobre los rasgos de individua- una función productiva.
lismo «exacerbado» que pueden Si la política acordada como
encontrarse en aquellas «multi- salida de las multitudes de la pa-
tudes casuales, agrupadas “como sividad implica la imposibilidad
una multitud durante un agua- de extender la ley estadística a
cero bajo un cobertizo”». De to- la ciencia política, «otro elemen-
dos modos, Gramsci critica como to que en el arte político condu-
«pseudocientífica» y «ligada a la ce al trastocamiento de los viejos
sociología positivista» una inter- esquemas naturalistas es la colo-
pretación de la «“psicología de cación, en la función directiva, de
masas”», o sea, de las «multitudes organismos colectivos (los parti-
casuales», en términos puramente dos) en sustitución de los indivi-
regresivos. La «cantidad» puede, duos independientes, de los je-
asimismo, en la construcción de fes individuales (o carismáticos,

356
Multitud, multitudes

como dice Michels)» (C 11, §25, comprensión crítica de los senti-


288). Gramsci se refiere aquí al pa- mientos de las multitudes), sino
pel desempeñado por los partidos también como función del Esta-
de masas, en condiciones de hacer do: «“Estado” significa especial-
conscientes y críticos los procesos mente dirección consciente de las
de «estandarización de los senti- grandes multitudes nacionales; es
mientos populares» ocurridos so- por lo tanto necesario un “contac-
bre base económica: «El conoci- to” sentimental e ideológico con
miento y el juicio de importancia tales multitudes y, en cierta me-
de tales sentimientos no se produ- dida, simpatía y comprensión de
ce ya por parte de los jefes por in- sus necesidades y de sus exigen-
tuición apuntalada por la identifi- cias» (C 23, §8, 109); conexión sen-
cación de leyes estadísticas, o sea timental con «las ideas de igual-
por vía racional e intelectual [...] dad, de fraternidad, de libertad»
sino que se produce por parte del presentes «en cada sacudida radi-
organismo colectivo por “com- cal de las multitudes» (C 11, §62,
participación activa y consciente”, 334).
por “con-pasión”, por experiencia El nexo entre formación de la
de los detalles inmediatos, por un voluntad colectiva y proceso de
sistema que podría llamarse de estandarización en la contempo-
“filología viviente”. Así se forma raneidad parece poder traducirse,
un vínculo estrecho entre la gran entonces, en el tema de la transfor-
masa, partido, grupo dirigente, y mación de las multitudes en ma-
todo el conjunto, bien articulado, sas (también en las oscilaciones y
se puede mover como un “hom- superposiciones entre los dos con-
bre-colectivo”» (Ibid.). ceptos, parece poderse identificar
Es por tanto el nudo de la for- una distinción dominante) como
mación de la voluntad colectiva progresiva concientización. Un
en las sociedades contemporá- proceso de lo bajo a lo alto, nece-
neas – en la conexión entre pro- sitado de la dirección consciente
ducción de un nuevo conformis- de la minoría organizada: «No se
mo y de un nuevo sentido común, comprende que en toda situación
procesos de estandarización so- política la parte activa es siempre
bre base económica y papel de los una minoría, y que si ésta, cuando
partidos – lo que incita a Gramsci es seguida por las multitudes, no
a articular el nexo espontanei- organiza establemente este segui-
dad-dirección consciente no solo miento, y es dispersada, por una
en los términos de una conexión ocasión cualquiera propicia a la
sentimental entre intelectuales minoría contraria, todo el aparato
y pueblo-nación, es decir, como se desbarata y se forma uno nue-

357
Multitud, multitudes

vo, en el que las viejas multitu- lumen inferior a la primera, pero


des no cuentan para nada y ya no más compacta y resistente, cuya
pueden moverse ni operar. Lo que función es de impedir que la pri-
se llamaba “masa” ha sido pulve- mitiva masa se rehaga y se vuelva
rizado en muchos átomos sin vo- eficiente» (C 15, §35, 205).
luntad ni orientación y una nueva ELEONORA FORENZA
“masa” se forma, aunque de vo-

358
N
Nación en vez políticos y económicos se
La reflexión sobre la nación – convierten en un enfoque unita-
sobre su estructura y su función – rio, que es la estrategia de la re-
se entrelaza en Gramsci desde los volución italiana, es decir, la eva-
escritos de Turín, por un lado, con luación de cómo la acción política
el análisis del despliegue de las organizada de la clase trabajadora
fuerzas burguesas en Italia y com- puede intervenir en la historia de
parativamente en otros países y, Italia como factor de resolución
por el otro, con la lógica del poder de todas sus contradicciones y de
internacional propio de los Esta- su condensación en la disposición
dos, con las relativas reflexiones autoritaria del fascismo.
internas y externas (imperialismo Este esquema se aplica a todos
y guerra). Sin embargo, Gramsci los escritos de Gramsci hasta los
nunca entiende a la nación como Cuadernos: con el tiempo la pro-
un organismo puramente político fundización analítica y los ele-
(y menos aún como “espiritual”, mentos del problema varían, pero
según el significado liberal): de el centro sigue siendo el mismo.
hecho, la base de estos análisis es Así, en agosto de 1919 Gramsci
la exploración de la trama, con- escribe que la «comunidad» está
tradictoria pero funcional, entre representada por la «nación para
la forma moderna de organismo los propietarios» y la «clase para
político, el Estado-nación, un or- los proletarios» (Trabajadores y
ganismo estable y exclusivo, y la campesinos, en ON 156), indican-
perspectiva móvil e inclusiva, en do en esta alternativa la funciona-
el límite “mundial”, del mercado lidad política respectiva de estas
capitalista. Estos análisis de vez formas, basadas en la posición so-

359
Nación

cial de las diferentes fuerzas. En la bivalente de la nación se asume


Tesis de Lyon (enero de 1926) lee- conscientemente y se hace propia
mos: «Como toda la economía no desde la perspectiva comunista.
controla [...] la clase industrial no De hecho, incluso el pueblo-na-
puede organizar a toda la socie- ción indica un proyecto político,
dad y al Estado por sí misma. La una proyección ideológica y no
construcción de un Estado nación una entidad verificable sociológi-
fue posible sólo por la explotación camente (como es la clase). A di-
de factores de la política interna- ferencia de la clase, el pueblo-na-
cional (el llamado Risorgimento). ción, tomado como base para la
Para fortalecerlo y defenderlo, es política del proletariado, no tie-
necesario un compromiso con las ne una identidad social precisa:
clases sobre las cuales la industria designa la construcción de una
ejerce una hegemonía limitada, hegemonía y, por lo tanto, deja
particularmente la agraria y la pe- abierta la pregunta sobre su gra-
queña burguesía. De ahí una he- do de “totalitariedad”.
terogeneidad y una debilidad de En el análisis histórico de los
toda la estructura social y del Es- Cuadernos, los dos extremos – na-
tado, que es su expresión» (CPC ción y pueblo-nación – están fi-
491). Aquí se produce un juicio jados en el Risorgimento italiano
sobre el Risorgimento como refle- y en la Revolución francesa, más
jo “diplomático” de una dinámica generalmente en la historia de Ita-
internacional en el retorno de la lia y Francia, caracterizados res-
fragilidad de la organización na- pectivamente por la «función in-
cional del Estado italiano al com- ternacional o cosmopolita» de los
promiso y la naturaleza parcial de «intelectuales que es causa y efec-
la hegemonía industrial-burgue- to del estado de disgregación en
sa, con una clara referencia a la re- que permaneció la península des-
lación no resuelta entre el Norte y de la caída del Imperio romano
el Sur, entre la ciudad y el campo. hasta 1870» y desde el «desarro-
En el texto citado de 1919 Gramsci llo armónico de todas las energías
opone la nación a la clase; en los nacionales y especialmente de las
Cuadernos, a la luz de los desarro- categorías intelectuales» (C 4, §49,
llos en la teoría de la hegemonía, 191); así que «cuando en 1789 un
distingue a la “nación” de la “na- nuevo agrupamiento social aflo-
ción-pueblo” con la misma fun- ra políticamente a la historia, éste
ción («nación-pueblo y nación-re- está completamente equipado por
tórica, podría decirse que son las todas sus funciones sociales y de
dos tendencias»: C 3, §82, 81). La ahí la lucha por el dominio total
naturaleza constitutivamente am- de la nación, sin llegar a compro-

360
Nación

misos esenciales con las viejas cla- por otro lado, la forma específi-
ses, incluso subordinándoselas» ca en que los dos lados de la na-
(Ibid.). No casualmente, Gramsci ción (nacional e internacional) se
continúa analizando el caso de integran y organizan está deter-
Rusia-URSS: «En Rusia [...] en el minada fundamentalmente des-
período histórico más moderno de adentro, es decir, por el grado
[...] una élite de gente entre la más de universalización de los intere-
activa, emprendedora y discipli- ses de la clase dominante y, por lo
nada emigra al extranjero, asi- tanto, de la integración real de la
mila la cultura de los países más población en la nación. Reflexio-
avanzados de Occidente, sin por nando sobre la noción pascoliana
ello perder las características más y nacionalista de Italia como una
esenciales de su propia naciona- “nación proletaria”, Gramsci ob-
lidad, esto es, sin romper los la- serva que «la pobreza de un país
zos sentimentales e históricos con es relativa y que es la “industria”
su propio pueblo y así hecho su del hombre – clase dirigente – la
aprendizaje intelectual regresa a que logra dar a una nación una
su país, obligando al pueblo a un posición en el mundo y en la di-
forzado despertar» (Ivi, 191-192). visión internacional del trabajo;
Es decir, el bolchevismo es vis- la emigración es una consecuen-
to como la formación exitosa de cia de la incapacidad de la clase
un movimiento “pueblo-nación”, dirigente para dar trabajo a la po-
de manera similar al trabajo de la blación y no de la pobreza nacio-
burguesía en la historia francesa. nal» (C 2, §51, 248). En un texto
La nación siempre realiza una posterior leemos: «Toda la activi-
función hegemónica, por un lado dad económica de un país puede
(internamente) en las relaciones ser juzgada sólo en relación con el
entre las clases sociales, por el mercado internacional, “existe” y
otro (externamente) en las rela- debe valorarse en cuanto que está
ciones entre los Estados. En las Te- inserta en una unidad internacio-
sis de Lyon, las razones de la de- nal [...] Todo el conjunto económi-
bilidad del capitalismo italiano co nacional se proyecta en el exce-
se identifican con el hecho de que dente que es exportado a cambio
«sus posibilidades de desarrollo de una correspondiente importa-
son limitadas y debido a la situa- ción, y si en el conjunto económi-
ción geográfica y la falta de mate- co nacional cualquier mercancía o
rias primas» (CCP 491). La fragi- servicio cuesta demasiado, es pro-
lidad del compromiso burgués es ducida de forma antieconómica,
una consecuencia de estos datos esta pérdida se refleja en el exce-
estructurales. En los Cuadernos, dente exportado, se convierte en

361
Nación

[...] una pérdida neta del país, en les: «combinaciones originales e


comparación con el extranjero, en históricamente concretas» (Ibid.).
la valoración de su estatura relati- El carácter original de las com-
va y absoluta en el mundo econó- binaciones reside en lo que, en
mico internacional» (C 9, §32, 28- realidad, no siempre se presenta
29). Y se concluye que en este caso como “nacional”. Como se ve en
«las clases que en el interior se be- C 9, §32, la brutal explotación in-
nefician de tales sacrificios, no son terna funciona como un agente de
la “nación” sino que representan potencias extranjeras; y, por otro
una explotación ejercida por “ex- lado, también «la proyección de la
tranjeros” sobre fuerzas realmen- cuestión en el campo internacio-
te nacionales, etcétera» (Ivi, 29). Y nal» de la pobreza nacional pue-
de un modo más general: «¿Las de ser «un medio para crearse una
relaciones internacionales prece- coartada frente a las grandes ma-
den o siguen a las relaciones so- sas del país» y no enfrentar la ver-
ciales fundamentales? Siguen, in- dadera cuestión “nacional”, que
dudablemente. Toda innovación consiste en el «cambio» de «rela-
orgánica en la estructura modifi- ciones internas» dominadas por
ca orgánicamente las relaciones el parasitismo de estratos socia-
absolutas y relativas en el cam- les enteros (C 9, §105, 78). En es-
po internacional a través de sus tos casos, tenemos una debilidad
expresiones técnico-militares. In- internacional, que es utilizada
cluso la posición geográfica de un como un elemento de hegemonía
Estado nacional no precede, sino interna por una burguesía miope
que sigue, a las innovaciones es- y ambiciosa: «cuanto más la vida
tructurales, aunque reaccionando económica inmediata de una na-
sobre ellas en cierta medida» (C 8, ción está subordinada a las rela-
§37, 237). ciones internacionales, tanto más
La relación entre el momento un determinado partido represen-
internacional y el nacional es de- ta esta situación y la explota para
cisiva para comprender el tipo de impedir el predominio de los par-
hegemonía que opera en diferen- tidos adversarios» (C 8, §37, 237;
tes contextos, tanto en el terreno v. también C 9, §99, 70: «La perso-
de la división internacional del nalidad nacional […] es una abs-
trabajo como en el de las relacio- tracción fuera del nexo internacio-
nes de las fuerzas políticas y mili- nal [...] La personalidad nacional
tares. En C 4, §38 Gramsci esboza expresa algo “distinto” del com-
un patrón de relaciones de poder plejo internacional, por lo tanto,
que se deben ver al mismo tiem- está vinculada a las relaciones in-
po que nacionales e internaciona- ternacionales»).

362
Nación

En esta dinámica, la formación parte por el hecho de que la alta


de las clases intelectuales es de- jerarquía católica es en gran parte
cisiva. Gramsci también tiene en italiana. Históricamente esta fun-
mente la oposición Italia-Fran- ción internacional ha sido causa
cia: «El protagonista de la histo- de la debilidad nacional y estatal»
ria francesa ha venido a ser […] (C 3, §118, 101-102). La cultura ita-
el pueblo-nación; por lo tanto un liana ha sido capaz de responder
tipo de nacionalismo político y a esta debilidad solo cultivando
cultural que escapa a los límites «el prejuicio de que Italia siem-
de los partidos propiamente na- pre ha sido una nación» (C 3, §82,
cionalistas y que impregna toda 80), «pero [...] sofocada por fuer-
la cultura, por lo tanto una depen- zas extrañas» (C 6, §78, 61). Este
dencia y una vinculación estrecha enfoque antihistórico es, en el me-
entre pueblo-nación e intelectua- jor de los casos, una expresión de
les» (C 3, §82, 80; v. también C 5, «ideologías» que «han tenido un
§126, 340). Esta «sólida constitu- papel notable como terreno de
ción intelectual explica la función organización política y cultural»
intelectual de Francia en la segun- (Ivi, 61-62), pero que, precisamen-
da mitad del siglo XVIII y duran- te porque no comprenden los tér-
te todo el siglo XIX, función inter- minos reales del problema, tienen
nacional y cosmopolita de irradia- la intención para convertirse en
ción y de expansión de carácter un nacionalismo hecho solo de li-
imperialista orgánico» (C 4, §49, bros (C 6, §61, 49) y palabras: una
191). De hecho, «la fuerza expan- unidad nacional que consiste «en
siva, la influencia histórica de una la unidad de la lengua» y no tam-
nación no puede ser medida por bién en la «moral» (C 3, §63, 64),
la intervención individual de per- en continuidad con la clase inte-
sonajes aislados, sino por el hecho lectual, no con la nación-pueblo.
de que estos individuos expresan Incluso una obra de «inspiración
consciente y orgánicamente un “política”» como los Sepulcros
bloque social nacional» (C 3, §118, «vio en los monumentos un mo-
101; v. también C 3, §116, 100). «Si tivo de exaltación de las glorias
no es así, debe hablarse sólo de fe- nacionales», por lo tanto, identi-
nómenos de un cierto alcance cul- fica la nación con «el conjunto de
tural pertenecientes a fenómenos cosas materiales que recuerdan el
históricos más complejos: como pasado» y no con «el pueblo» (C
sucedió en Italia durante tantos 5, §32, 272).
siglos, ser el origen “territorial” El Risorgimento se arraiga en
de elementos dirigentes cosmo- esta condición de postración debi-
politas y de seguir siéndolo en do al dominio de las relaciones in-

363
Nación

ternacionales y solo puede enten- zas internacionales: es una habi-


derse analizando dinámicamente lidad subalterna, pero fructuosa»
la conexión entre «elementos [...] (Ibid.; v. también C 9, §99, 70-71).
negativos [(pasivos)] y positivos Hubiera sido posible revertir esta
[(activos)], nacionales e interna- lógica diplomática subordinada,
cionales» (C 6, §78, 62). Es nece- solo constituyendo la hegemonía
sario comprender toda la diferen- nacional en diferentes bases. En
cia, en este terreno, entre Francia este punto, Gramsci es claro des-
e Italia: «Desde hacía muchos si- de el comienzo de los Cuadernos:
glos, Francia era una nación he- dada la diferente posición social
gemónica: su autonomía interna- de las fuerzas urbanas del Nor-
cional era muy amplia. Para Italia te y del Sur, una unidad nacional
nada de parecido: no tenía ningu- sólida podría haberse creado solo
na autonomía internacional» (C gracias a una «vinculación entre
6, §89, 77). De ahí que la necesi- fuerzas urbanas del Norte y del
dad de «que la diplomacia fuese Sur» (C 1, §43, 105) que ayuda-
concretamente superior a la polí- ría a estos últimos a emanciparse
tica creativa, fuese la “única polí- de la influencia rural. En cambio,
tica creativa”. El problema no era procedieron desde arriba, de ma-
el de crear una nación que tuvie- nera “diplomática”, y prevaleció
se la primacía en Europa y en el el partido de los moderados; «que
mundo, o un Estado unitario que además este partido representase
arrancase a Francia la iniciativa a la nación, aunque solo fuese en
civil, sino el de remendar un Es- el sentido de la más amplia exten-
tado unitario, por lo menos. Los sión de la comunidad de intereses
grandes programas de Gioberti y de la burguesía con otras clases,
de Mazzini debían ceder al realis- es otra cuestión» (C 1, §44, 120).
mo político y al empirismo de Ca- Frente a esto, el movimiento
vour. Esta falta de “autonomía in- comunista debe ser capaz de re-
ternacional” es la razón que expli- solver juntos los problemas nacio-
ca gran parte de la historia italia- nales e internacionales de Italia,
na y no solo de las clases burgue- representando la mayor comuni-
sas. Se explica también así el por dad de intereses de la población y,
qué de muchas victorias diplomá- al fundar sólidamente la hegemo-
ticas italianas, no obstante la re- nía interna, emancipar a Italia de
lativa debilidad político-militar: la condición de debilidad interna-
no es la diplomacia italiana la que cional crónica. Ya en 1919 Gramsci
vence como tal, sino que se trata escribe: «Hoy la clase “nacional”
de una habilidad para saber sacar es el proletariado, es la multitud
partido del equilibrio de las fuer- de obreros y campesinos italia-

364
Nacional-popular

nos, que no pueden permitir la cosmopolitismo romano y medie-


desintegración de la nación, por- val, pero en su forma más mo-
que la unidad del Estado es la for- derna y avanzada. Así sea nación
ma del organismo de producción proletaria; proletaria como nación
e intercambio construido por la porque ha sido el ejército de re-
mano de obra italiana» (La semana serva de capitalismos extranjeros
política, 4 de octubre de 1919, en [...] Precisamente por eso debe in-
ON 233). Y en los Cuadernos, vol- sertarse en el frente moderno de
viendo al tema (y enriqueciéndo- lucha para reorganizar el mundo
lo): «La expansión moderna es de incluso no italiano, que ha contri-
origen capitalista-financiero. El buido a crear con su trabajo» (C 9,
elemento “hombre”, en el presen- §127, 98-99).
te italiano, o es hombre-capital o Esta conversión neocosmopo-
es hombre-trabajo. La expansión lita de la «nación proletaria» se
italiana es la del hombre-trabajo, basa enteramente en la premisa
no la del hombre-capital. [...] El de que la expansión hoy es econó-
cosmopolitismo italiano no puede mica y ya no solo cultural. La bise-
dejar de convertirse en interna- cular hegemonía francesa se había
cionalismo. No el ciudadano del basado en la hegemonía cultural,
mundo, en cuanto civis romanus pero es imposible en un «mun-
o católico, sino en cuanto traba- do [...] unificado en su estructu-
jador y productor de civilización. ra económico-social» (C 9, §132,
Por eso se puede sostener que la 100). Esta unidad económica ya
tradición italiana se continúa dia- real es la premisa de una iniciati-
lécticamente en el pueblo trabaja- va italiana de neocosmopolitismo
dor y en sus intelectuales, no en que, gracias a la tradición de la
el ciudadano tradicional y en el «nación proletaria», convierte esa
intelectual tradicional. El pueblo unidad económica en una nueva
italiano es aquel que “nacional- forma política supranacional.
mente” está más interesado en el FABIO FROSINI
internacionalismo. [...] Colaborar
para reconstruir el mundo eco- Nacional-popular
nómicamente de modo unitario Las primeras apariciones del
está en la tradición de la historia lema en los Cuadernos surgen
italiana y del pueblo italiano, no como directa expansión adjeti-
para dominarlo y apropiarse de va de la expresión «pueblo-na-
los frutos del trabajo ajeno, sino ción». La combinación de los dos
para existir o desarrollarse [...] La adjetivos representa una «antíte-
misión de civilización del pueblo sis estratégica en la batalla con-
italiano está en la reanudación del tra la perversión histórica de los

365
Nacional-popular

conceptos de “nación” y de “pue- y de su alejamiento de ellas: si en


blo”» (Sanguineti 1987, XXIII), es otras naciones, como Francia, la li-
decir, contra los mitos retóricos teratura ha sido capaz de expresar
que ellos, considerados separada- un alto grado de identificación na-
mente, representan. «Observar el cional, patrimonio de todos los es-
hecho de que en muchas lenguas tratos de la población, esto se de-
“nacional” y “popular” son casi bió esencialmente a la capacidad
sinónimos (en ruso, en alemán de los intelectuales y el pueblo de
“volkisch” tiene casi un significa- sentirse partícipes de un proceso
do [todavía] más íntimo, de raza, común, dentro del cual era posi-
en las lenguas eslavas en general; ble madurar al mismo tiempo el
en francés tiene el mismo signifi- espíritu nacional y la pertenencia
cado, pero ya más elaborado po- de clase.
líticamente, esto es, ligado al con- El tema de la difusión de la lite-
cepto de “soberanía”; soberanía ratura popular y por entregas ex-
nacional y soberanía popular tie- tranjera en Italia y la falta de una
nen valor igual o lo han tenido)» literatura popular italiana preo-
(C 3, §63, 63-6). «En Italia el térmi- cupa particularmente a Gramsci,
no “nacional” tiene un significado que a lo largo de todo su trabajo
muy restringido ideológicamen- carcelario reflexiona sobre el asun-
te y en todo caso no coincide con to, presentando con frecuencia en
“popular”, porque en Italia los in- los Cuadernos ejemplos del aleja-
telectuales están lejos del pueblo, miento de los intelectuales en re-
o sea de la “nación”, y por el con- lación con la realidad del pueblo,
trario están vinculados a una tra- incluso de aquellos autores que
dición de casta, que nunca ha sido actualmente son considerados in-
rota por un fuerte movimiento térpretes de la misma. Pero si en
político popular o nacional desde la lista de temas principales com-
abajo» (C 21, §5, 42). “Popular-na- pilada al comienzo del Cuaderno
cional” es, por tanto, el carácter 1 Gramsci no menciona directa-
ausente de la cultura y la litera- mente el problema de lo nacio-
tura italiana debido al desapego nal-popular, en la reformulación
entre intelectuales tradicionales de las prioridades que lleva a cabo
y masas populares que ha carac- en el Cuaderno 8, en el momento
terizado la historia de Italia. Para de comenzar a elaborar los “cua-
Gramsci, la literatura italiana es dernos especiales”, la cuestión ha
en gran parte el fruto de una inca- alcanzado tal autonomía concep-
pacidad sustancial de los intelec- tual con respecto al vínculo inicial
tuales para convertirse en porta- con el tema del brescianismo, que
dores de las demandas populares resulta necesaria su inclusión ex-

366
Nacional-popular

plícita en la nueva lista: «Reaccio- «doble filón […]: uno verdadera-


nes ante la ausencia de un carácter mente nacional-popular (en los
popular-nacional de la cultura en dialectos, pero también en latín)
Italia: los futuristas» (C 8, p. 213). vinculado a la novelística prece-
Más allá de las consideraciones dente, expresión de la burguesía,
gramscianas sobre el futurismo, es y el otro áulico, cortesano, anacio-
importante considerar dos datos: nal, que sin embargo es llevado
la estrecha conexión del argumen- en andas por los retóricos.» (C 5,
to del cosmopolitismo, menciona- §104, 322). Recuperando un dis-
do inmediatamente antes, y el uso curso de Angelo Gatti, Gramsci
de la doble expresión adjetival en señala que los libros como el Ga-
el orden a menudo preferido por lateo florecen en Italia, mientras
Gramsci en los usos literarios del que faltan obras de moralistas del
lema. No obstante, en el Cuaderno tipo francés, porque mientras el
21, un “cuaderno especial” sobre intelectual «italiano estudia cómo
literatura popular, Gramsci se de- “dominar”, cómo ser más fuer-
canta por una definición completa te, más hábil, más astuto; el fran-
del “concepto de nacional-popu- cés cómo “dirigir” y por lo tanto
lar” (C 21, §5, 40), canonizando el cómo “comprender” para influir
orden invertido de los dos térmi- y obtener un “consenso espontá-
nos. neo y activo”» (C 15, §14, 191). Las
Gramsci intenta una búsque- academias también responden a
da atormentada y poco fructífe- la misma lógica de castas; en Ita-
ra, a lo largo de un arco temporal lia hay una «disgregación de los
plurisecular de la tradición litera- intelectuales en camarillas» (C 8,
ria nacional, de elementos, auto- §145, 290) que en el fondo es cau-
res y movimientos literarios que sa y consecuencia de la disgrega-
se pueden comparar, al menos en ción de la «vida popular-nacio-
parte, con los franceses, los cua- nal» (Ibid.). Los escritores mismos,
les representan un auténtico pun- además, son todos de origen no
to de referencia para este aspecto popular, y cuando ocasionalmen-
del razonamiento. Sin embargo, a te la clase popular forja alguno, es
fin de cuentas, nacional-popular particularmente apreciado por su
es un lema destinado a expresar capacidad para elevarse y sepa-
una falta, una ausencia. El desa- rarse del pueblo.
pego entre escritores y pueblo co- En la discusión gramsciana de
mienza con la literatura misma y los hechos literarios, el idealismo
la atraviesa en algunos de sus mo- siempre está presente como un
mentos más importantes. El siglo elemento de complicación. El re-
XVI parece estar marcado por un sultado son las antinomias entre

367
Nacional-popular

«espíritus elegidos» y «nación» investigación de historia de la cul-


(Ibid.), entre «literatura artísti- tura, no de crítica artística, de nin-
ca» y «literatura popular», entre guna forma indirectamente (de-
«bello» e «interesante» (C 5, §54, mostrar que yo no exijo un conte-
285-286), que resultan a menudo nido moral “extrínseco”, sino que
identificadas nítidamente. En rea- los autores examinados introdu-
lidad, tanto en su abordaje de la cen un contenido moral extrínse-
investigación histórica del pasa- co, o sea que hacen propaganda y
do como en su esperanza por el no arte): establecer no el por qué
futuro, Gramsci no piensa en una un libro es “bello”, sino por qué es
literatura nacional-popular confi- “leído”, es “popular”, “buscado”»
gurada como una vulgarización (C 3, §151, 118).
pedagógica o como una renuncia La ausencia de una literatura
a la dimensión alta de la cultura nacional-popular italiana da lugar
(como en cambio apareció duran- a la circunstancia de que en Italia
te largas décadas en las cuales la el pueblo «sufre la hegemonía in-
expresión gramsciana fue cono- telectual y moral de los intelectua-
cida y difundida en una errónea les extranjeros, que se siente más
versión de “nacional-popular”), ligado a los intelectuales extranje-
y lo demuestra proponiendo a los ros que a los “paisanos”, o sea que
clásicos griegos y a Shakespeare no existe en el país un bloque na-
como ejemplos de autores nacio- cional intelectual y moral, ni jerár-
nales-populares; pero al mismo quico y mucho menos igualitario.
tiempo, no logra establecer már- [...] La cuestión debe extenderse
genes claros que evitasen que el a toda la cultura nacional-popu-
plano estético, el histórico-crítico lar y no restringirse únicamente a
y el político se superpusieran a la literatura narrativa: las mismas
las respectivas categorías analíti- cosas deben decirse del teatro, de
cas o definitorias que estas cons- la literatura científica en general
tituyen. No es casualidad que se (ciencias de la naturaleza, histo-
mantenga alerta desde el primer ria, etcétera)» (C 21, §5, 43). Y, na-
momento, y que lo haga usando turalmente, también del lengua-
la primera persona, consciente de je, que si en Francia expresa una
los riesgos que tal campo de in- «concepción del mundo, como
vestigación implicaría para un in- base elemental – popular-nacional
telectual de su formación: «En mi – de la unidad de la civilización»
análisis tendré que evitar parecer (C 3, §145, 115), en Italia se esta-
dominado por tendencias mora- bleció como una “problema” en
listas del tipo Tolstoi e incluso del términos unitarios, de la misma
tipo Shaw. Para mí se trata de una manera que la cuestión territorial,

368
Nacional-popular

e incluso un autor como Alessan- tica y por lo tanto era “realista”»


dro Manzoni ha caído en el error (C 8, §3, 215). Los Sepulcros de Ugo
de no considerar que este enfoque Foscolo habían sido «la mayor
no desde abajo habría hecho de “fuente” de la tradición cultural
la lengua nacional un hecho “ex- retórica que vio en los monumen-
terno” al pueblo-nación (C 21, §5, tos un motivo de exaltación de las
43). La lengua, sin embargo, tie- glorias nacionales. La “nación” no
ne una posición muy particular es el pueblo, o el pasado que con-
en relación con lo nacional-popu- tinúa en el “pueblo” sino que es
lar, porque la expresión verbal, en por el contrario el conjunto de las
contraposición con los lenguajes cosas materiales que recuerdan el
(técnicos) de las artes diferentes a pasado» (C 5, §32, 272). Entendida
la literatura, como la música o la de este modo, la construcción de
pintura, «tiene un carácter estric- la nación reproducía y coagulaba
tamente nacional-popular cultu- los límites que hasta ahora habían
ral» (C 9, §132, 101). Gramsci re- retrasado su realización con res-
tomará el argumento en algunas pecto a las otras naciones de Euro-
notas dispersas en varios cuader- pa y se fundaba en la concreción
nos, principalmente el Cuaderno de una «“biografía” nacional» (C
13 y el Cuaderno 23, atribuyéndole 19, §50, 435) que durante siglos
un estatus especial con respecto a hizo coincidir el deseo de un Es-
la definición identitaria de una ci- tado italiano con su existencia, a
vilización, al reconocerla como un través de la mediación de los in-
orden de auténtica grandeza cul- telectuales. Si Gioberti y Mazzini
tural, por debajo del cual no exis- representaban los dos polos de la
te realmente una “traducibilidad” visión de la unidad de Italia, Gio-
recíproca con otras culturas. berti indudablemente ofrecía a
La cualidad potencial recono- los intelectuales una filosofía más
cida a la cultura, de formar y ex- concretamente nacional y capaz
presar la madurez de una nación, de dar nueva dignidad, también
su grado de progreso, pone en el en el plano de las relaciones inter-
centro el problema del Risorgimen- nacionales, al pensamiento italia-
to, del papel de los intelectuales no (C 19, §27, 416-417). Él mismo
en este período, y la incompletud, sintió también, aunque fuera va-
incluso, del proceso en relación gamente, el concepto de lo «“po-
con su potencial. El ideal unita- pular-nacional” jacobino, de la he-
rio se estaba construyendo retóri- gemonía política, o sea de la alian-
camente, «aunque hay que obser- za entre burgueses-intelectuales
var que en su época esta retórica [ingenio] y el pueblo [...] en el
tenía una eficacia práctica autén- Rinnovamento (Parte II. capítulo

369
Nacional-popular

“Degli scrittori”) escribe: “...Una politismo religioso [...] Separación


literatura no puede ser nacional entre ciencia y vida, entre religión
si no es popular; porque, si bien y vida popular, entre filosofía y re-
es de pocos el crearla, universal ligión; los dramas individuales de
debe ser su uso y su disfrute”» (C Giordano Bruno, etcétera, son del
17, §9, 307). Por lo tanto, incluso si pensamiento europeo y no italia-
es cierto que los partidos duran- no» (C 9, §55, 41-42).
te el Risorgimento no tuvieron una Si bien Gramsci trabaja en la
función unificadora real del pue- búsqueda de nombres que en su
blo-nación (C 15, §25, 199), el par- misma época hayan expresado o
tido moderado, gracias a Gioberti, intentado expresar el sentido na-
logró proponer y hacer que su so- cional-popular en la literatura, o
lución formal al problema nacio- la preocupación por este límite de
nal-popular llegase a ser hegemó- la cultura italiana que comenzaba
nica como contemporización de a parecer evidente, en su opinión,
conservación e innovación, como también a la crítica tradicional (C
«“clasicismo nacional”» (C 8, §30, 14, §35, 126), esta seguía propo-
233); naturalmente, en detrimento niendo sugerencias muy parcia-
de cualquier posibilidad de sol- les, debido también a su sustan-
dadura entre el movimiento de cial falta de conocimiento de la
los campesinos y las masas (que literatura contemporánea, hecho
expresaron un mazzinianismo que reconoció abiertamente en
fiel) y las élites gobernantes que, una carta. Más allá del magiste-
en cambio, se separaron cada vez rio de Francesco De Sanctis, más
más del pueblo a medida que lo remoto, pero lleno de intenciones
unificaban territorialmente a tra- nacional-populares (C 23, §1, 99 y
vés de las anexiones al Piamonte. C 23, §8, 109), y, por lo tanto, apre-
La cultura católica, por otra parte, ciado por Gramsci, reconoce en
de la que Gioberti era expresión, Giuseppe Cesare Abba un autor
a pesar de la difusión generali- nacional-popular, al menos en el
zada entre las clases populares, sentido de que sus escritos sobre
nunca había sido portadora de la guerra, como el de Giani Stu-
verdaderos elementos unificado- parich (C 9, §42), representan el
res nacional-populares, sino que, sentido de que un hecho de ma-
más bien al contrario, incluso en sas, cómo la guerra fue para los
el Risorgimento, había desempeña- italianos, saca a la luz un momen-
do un papel antinacional-popu- to de intensa vida colectiva. Y pre-
lar. Para Gramsci, de hecho, no se cisamente este tipo de situación,
puede hablar de una «“iglesia na- como las guerras precisamente, o
cional”» italiana, sino de «cosmo- las elecciones, son, en opinión de

370
Nacional-popular

Gramsci, aquellas en las que es ta en relación con la filosofía de la


posible asistir a la germinación de praxis como el hombre del Rena-
una conciencia nacional y popu- cimiento en relación con la Refor-
lar, si el planteamiento de los in- ma Protestante, es decir, no reco-
telectuales, no obstante, crea las ge equitativamente los impulsos
condiciones favorables para ello reformistas y revolucionarios que
(C 9, §103, 76). La historia se hace vienen de abajo, sino que quiere
con «y si…». En suma, han falta- reabsorberlos de modo paternalis-
do en Italia intelectuales, incluso ta para relegarlos a un espacio de
en la época actual, con aquel sen- inmovilismo subalterno y no con-
tido autocrítico que, en cambio, flictivo (C 10 II, §41.I, 180; v. tam-
en la América fordista permite bién C 8, §145, 290). Reforma y Re-
la creación y el éxito de persona- nacimiento, baja cultura y alta cul-
jes como Babbitt (C 5, §105, 323). tura, deben, según Gramsci, estar
En definitiva, son los intelectua- en una relación de intercambio, de
les los que no entienden la nece- necesidad orgánica recíproca.
sidad de cambiar de “tradicional” La cuestión, por supuesto com-
a “orgánico”, quienes, manzonia- pletamente política, es precisa-
namente, no quieren cuestionar mente la «cuestión política de los
su relación “benevolente” y pa- intelectuales» (C 11, §12, 253). El
ternalista en la confrontación de significado más profundo de lo
los «“humildes”» (C 7, §50, 181). nacional-popular, de hecho, se
Esta es también la actitud de Cro- encuentra en las notas en las que
ce, quien, como máximo expo- Gramsci lo identifica con el pro-
nente de la intelectualidad tradi- blema de la conciencia del Esta-
cional, de origen nacional pero de do, especialmente con respecto
inspiración cosmopolita, muestra al Príncipe y Maquiavelo. «Nin-
una actitud semejante en la con- guna acción de masa es posible si
frontación entre el sentido común la propia masa no está convenci-
y su vínculo con la filosofía. Pero da de los fines que quiere alcan-
«esta actitud de Croce con respec- zar y de los métodos que debe
to al sentido común no ha lleva- aplicar», había escrito Gramsci en
do a una concepción de la cultu- Alcuni temi della quistione meridio-
ra fecunda desde el punto de vista nale (QM 144). La voluntad colec-
nacional-popular, o sea a una con- tiva es, por lo tanto, un elemento
cepción más concretamente histo- esencial para un proceso tan com-
ricista de la filosofía, lo que por lo plejo como el de la formación del
demás sólo puede suceder en la Estado, si se entiende en un sen-
filosofía de la praxis» (C 11, §13, tido histórico concreto y no como
263). Croce, de hecho, se compor- un absoluto abstracto. En la his-

371
Nacional-popular

toria de Italia, los intelectuales no y campesina en la vida política (C


han trabajado para superar la se- 13, §1, 17), y también se desarrolla
paración entre los “mejores” y el en ciertas formulaciones no dog-
pueblo, de hecho, se ha fomenta- máticas del concepto de “espíritu
do una visión en la que el héroe, estatal”, visto como un nexo entre
el voluntario de la patria, ha sido las generaciones, como solidari-
exaltado (C 19, §11, 377). «Un de- dad con los hombres muy viejos y
sierto con un grupo de altas pal- con los niños (C 15, §4, 177).
meras será siempre un desierto: «El moderno Príncipe debe y
incluso lo característico del de- no puede dejar de ser el pregone-
sierto es tener pequeños oasis con ro y organizador de una reforma
grupos de altas palmeras» (C 6, intelectual y moral, lo que además
§170, 121). La superación progre- significa crear el terreno para un
siva de la influencia leninista se ulterior desarrollo de la voluntad
despliega plenamente en Gramsci colectiva nacional popular hacia
en la noción de voluntad colecti- el cumplimiento de una forma su-
va nacional-popular, entendida perior y total de civilización mo-
como la necesidad de irrupción derna» (C 13, §1, 17).
simultánea de los diversos com- LEA DURANTE
ponentes de la sociedad urbana

372
O
Ordine Nuovo (L’) tético, que no puede dejar de ser
“L’Ordine Nuovo”, la revista incluso parcialmente autocrítico,
semanal publicada desde el 1 de sobre el “bienio rojo”, sobre todo
mayo de 1919 hasta el 24 de di- respecto a las deficiencias de la
ciembre de 1920 (en 1921-1922 fue dirección política del PSI debido
el diario y órgano del PCd’I, lue- a su mayoría maximalista, lo que
go regresó a su versión periódi- dio paso a la reacción fascista: «Lo
ca), está asociado con un período “espontáneo” – escribe Gramsci –
preciso de la experiencia política era la prueba más aplastante de la
de Gramsci en Turín, la del “bie- ineptitud del partido porque de-
nio rojo” de 1919 a 1920. Es la re- mostraba la escisión entre los pro-
vista que, editada por Gramsci, gramas sonoros y los hechos mi-
acompaña las luchas de los traba- serables. Pero en tanto que los he-
jadores y, en estrecha relación con chos “espontáneos” se producían
ellos, teoriza una “democracia (1919-1920), dañaban intereses,
proletaria” basada en el papel de perjudicaban posiciones conquis-
los comités de fábrica. Estos últi- tadas, suscitaban odios terribles
mos, en la teoría de Gramsci, son incluso en gentes pacíficas, ha-
también una traducción italiana cían salir de la pasividad a estra-
de los soviéticos rusos, pero con tos sociales estancados en la pu-
su propia connotación específica trefacción: creaban, precisamente
centrada en el autogobierno de por su espontaneidad y por el he-
los productores. Sin negar la expe- cho de que eran desaprobados, el
riencia teórico-práctica de “L’Or- “pánico” general, el “gran miedo”
dine Nuovo”, Gramsci proporcio- que no podían dejar de concentrar
na en los Cuadernos un juicio sin- las fuerzas represivas despiada-

373
Ordine Nuovo (L’)

das en la tarea de sofocarlos» (C selo […] explicarse así el intento


3, §42, 45). hecho por Agnelli de absorber el
En los Cuadernos, la prime- Ordine Nuovo y su escuela en el
ra mención de la experiencia del complejo Fiat, y de instituir así
“bienio rojo” se encuentra en C 1, una escuela de obreros y de técni-
§61, 136, donde se recuerdan las cos especializados para una trans-
«tentativas de Agnelli con respec- formación industrial y del trabajo
to a “L’Ordine Nuovo” que soste- con sistemas “racionalizados”».
nía su “americanismo”». Este Tex- Entre el texto del Cuaderno 1, de
to A se retoma en dos notas del se- 1929-1930, y los del Cuaderno 22,
gundo borrador en el Cuaderno 22. de 1934, hay dos Textos B. El pri-
La primera contiene una adición mero, de 1930, reconoce al «mo-
extremadamente significativa: vimiento turinés» el mérito de no
Los «intentos de Agnelli de absor- haber «olvidado y mucho menos
ber el grupo de “L’Ordine Nuo- despreciado» la espontaneidad de
vo” que sostenía una forma de las masas, más aún, de haber tra-
“americanismo” aceptable para tado de educar esta espontanei-
las masas obreras» (C 22, §2, 66). dad (C 3, §48, 53). En el segundo,
Gramsci menciona la reflexión y de 1932, Gramsci se detiene en los
la acción del ordinovismo en re- «acontecimientos subsiguientes
lación con las nuevas cuestiones a la guerra» y en el movimiento
relacionadas con el fordismo y el obrero de Turín liderado por el
taylorismo, y especifica que no se «movimiento para valorizar la fá-
trataba de asumir los principios brica» (C 9, §67, 48) y combina la
tout court, sino de “traducirlos” fragmentación de las tareas de la
desde el punto de vista de los tra- gran fábrica con la descripción de
bajadores. En el segundo Texto C la creciente división del trabajo en
(C 22, §6, 74-75) Gramsci explica el proceso de producción realiza-
la necesidad de separar la técnica do por Marx en El Capital: «Que
organizativa del taylorismo-for- una división del trabajo cada vez
dismo de su uso de la clase (tesis más perfecta reduce objetivamen-
también perteneciente al grupo de te la posición del trabajador en la
liderazgo bolchevique): «los obre- fábrica a movimientos de detalle
ros han sido los portadores de las cada vez más “analíticos”, de ma-
nuevas y más modernas exigen- nera que al individuo se le esca-
cias industriales y que a su mane- pa la complejidad de la obra co-
ra las afirmaron valerosamente; se mún, y en su misma conciencia la
puede decir también que algunos contribución propia se deprecie
industriales entendieron este mo- hasta llegar a parecer fácilmente
vimiento y trataron de apropiár- sustituible en cada instante; que

374
Ordine Nuovo (L’)

al mismo tiempo el trabajo con- Concluye Gramsci: «que tal “es-


certado y bien ordenado da una cisión” y nueva síntesis esté his-
mayor productividad “social” y tóricamente madura es algo de-
que el conjunto de los obreros de mostrado perentoriamente por el
la fábrica deba concebirse como hecho mismo de que un proceso
un “trabajador colectivo”, son los semejante es comprendido por la
presupuestos del movimiento de clase subalterna, que precisamen-
fábrica que tiende a hacer volver- te por ello no es ya subalterna, o
se “subjetivo” que es dado “objeti- sea que da muestra de tender a
vamente”», o para usar conscien- salir de su condición subordina-
temente el progreso técnico para da. El “trabajador colectivo” com-
establecerse como una nueva cla- prende que lo es y no sólo en cada
se dominante. De hecho, Gramsci fábrica aislada sino en esferas más
escribe: «¿qué quiere decir objeti- amplias de la división del traba-
vo en este caso? Para el trabajador jo nacional e internacional, y esta
aislado, “objetivo” es el encuen- conciencia adquirida da una ma-
tro de las exigencias del desarro- nifestación externa, política, pre-
llo técnico con los intereses de la cisamente en los organismos que
clase dominante. Pero este en- representan la fábrica como pro-
cuentro, esta unidad entre desa- ductora de objetos reales y no de
rrollo técnico y los intereses de la ganancia» (Ibid.). Es en este deseo
clase dominante es sólo una fase de fundar un “nuevo orden” po-
histórica del desarrollo industrial, lítico directamente sobre el “tra-
debe ser concebido como transi- bajador colectivo” que reside la
torio. El vínculo puede disolver- peculiaridad del “consejismo”
se; la exigencia técnica puede ser de Gramsci y del “ordinovismo”
pensada concretamente, separada mismo. Una hipótesis que políti-
de los intereses de la clase domi- camente no había demostrado ser
nante, no sólo eso sino unida con madura y que había sido archi-
los intereses de la clase todavía vada, pero que Gramsci defien-
subalterna» (Ivi, 48-49). Los pro- de apasionadamente. Más allá de
cesos de desarrollo objetivos de la esto, el consejismo de Gramsci si-
producción capitalista producen gue siendo una propuesta para
la posibilidad misma de pasar a superar tendencialmente la di-
una nueva «fase histórica», en la visión entre economía y política,
que el «“trabajador colectivo”» (la entre burgueses y ciudadanos,
expresión pertenece a Marx), su- como hipótesis de un nuevo tipo
perando su condición de subordi- de democracia y de Estado alter-
nación, se vuelve sujeto económi- nativos a la democracia y al Esta-
co y político de un nuevo orden. do burgués.Otro punto peculiar

375
Oriente-Occidente

de la experiencia de “L’Ordine en el trabajo industrial y trataba


Nuovo” abordado en los Cuader- de eliminar la separación de las
nos es el que se refiere a la nece- funciones intelectuales y políticas
sidad de afirmar un nuevo tipo de las de producción.
de intelectual. Ya no «el tipo tra- GUIDO LIGUORI
dicional y vulgarizado del inte-
lectual lo representa el literato, el Oriente-Occidente
filósofo, el artista [...] En el mun- En los Cuadernos, la primera y
do moderno la educación técnica, famosa diferencia entre Oriente y
estrechamente vinculada al traba- Occidente advierte que «en Orien-
jo industrial, incluso al más primi- te el Estado lo era todo, la socie-
tivo o descalificado, debe formar dad civil era primitiva y gelati-
la base del nuevo tipo de intelec- nosa; en Occidente, entre Estado
tual. Sobre esta base ha trabajado y sociedad civil había una justa
el Ordine Nuovo semanal para de- relación y en el temblor del Esta-
sarrollar ciertas formas de nuevo do se discernía de inmediato una
intelectualismo y para determi- robusta estructura de la sociedad
nar nuevos conceptos, y ésta no civil. El Estado era sólo una trin-
ha sido una de las menores razo- chera avanzada, tras la cual se ha-
nes de su éxito, porque tal plan- llaba una robusta cadena de for-
teamiento correspondía a aspira- talezas y de casamatas; en mayor
ciones latentes y correspondía al o menor medida de un Estado a
desarrollo de las formas reales de otro, se comprende, pero precisa-
vida» (C 12, §3, 382; Texto A: C 4, mente esto exigía un cuidadoso
§72, 225). Para Gramsci, el «nue- reconocimiento de carácter nacio-
vo intelectual» debe «mezclarse nal» (C 7, §16, 157). Es un pasaje
activamente en la vida práctica, muy complejo, que se refiere al
como «constructor, organizador, tema de los intelectuales, a las es-
“persuasor permanentemente” trategias revolucionarias de Trots-
porque no puro orador, y sin em- ky y Lenin, al simbolismo militar
bargo superior al espíritu abstrac- de la “guerra de posiciones” y la
to matemático; de la técnica-tra- “guerra de movimiento”, como
bajo llega a la técnica-ciencia y a lo indica el título de la nota. En
la concepción “humanista históri- un solo nodo altamente articula-
ca”, sin la cual se permanece como do, Gramsci expone algunas for-
“especialista” y no se llega a “di- mas histórico-políticas para espe-
rigente” (especialista de la políti- cificar la naturaleza de la relación
ca)» (Ivi, 225-226). Aquí también entre Oriente y Occidente, sobre
la propuesta de “L’Ordine Nuo- todo en torno a las estrategias de
vo” tuvo sus raíces directamente lucha política, que sin embargo

376
Oriente-Occidente

también marcan límites indelebles y de la falta de atención al papel


de la civilización. Es evidente que del Estado. Probablemente, el cos-
Gramsci establece la demarcación mopolitismo “oculto” en el análi-
conceptual entre las dos áreas del sis gramsciano de las característi-
mundo en torno al diferente peso cas histórico-civiles de Oriente y
específico del Estado, hacia la pre- Occidente, y también en otros lu-
sencia o no de la sociedad civil, y gares, expresa una dirección an-
de esta última como un lugar de tiespeculativa o, mejor, de recu-
voluntad y mediaciones o concep- peración consciente de la natura-
ciones decisivas del mundo a ve- leza política de lo que diferencia
ces incluso más influyente que la a las civilizaciones individuales,
política y el aparato estatal mis- sus formas de poder y conflicto.
mo; Aquí está la base del análi- Esta aclaración ayuda a capturar
sis diferenciado, una herramienta las múltiples lecturas internas de
esencial de las tareas heurísticas la relación que Gramsci establece
de la política («reconocimiento entre Oriente y Occidente, que se
preciso de una naturaleza nacio- compone de símbolos variados,
nal»), que también pasa por la re- que son difíciles de reducir a una
lación Oriente-Occidente. unidad.
La correlación Oriente-Occi- En primer lugar, en una clave
dente también propone dos ele- estrictamente histórica, las dos
mentos básicos: en primer lugar, partes del mundo se remontan a
la amplia visión histórico-política una fuente idéntica que ha ingre-
de Gramsci, en la cual se basa su sado indefinidamente en la me-
esquema de interpretación analí- moria histórica de las áreas co-
tica de organizaciones sociales es- múnmente llamadas Oriente y
pecíficas, proyectado a escala glo- Occidente. Su ascendencia común
bal. Es la misma lógica en la que está en la ciudad de Atenas, un
tiene lugar la comparación entre modelo de máximo refinamiento
Europa y América, en el centro y, al mismo tiempo, de “arqueolo-
del estudio sobre el americanismo gía” intelectual de cada sistema de
y el fordismo. En segundo lugar, poder perfeccionado. Pero las his-
precisamente gracias a la relación torias-nociones de Oriente y Occi-
entre la civilización occidental y dente parten de este debut coinci-
oriental, emerge en Gramsci una dente; los primeros se desvían ha-
sensibilidad objetivamente cos- cia Bizancio y Rusia, los últimos
mopolita, en contraste con su jui- hacia Roma y Europa: «Atenas
cio recurrente sobre el cosmopo- y Roma tienen su continuación
litismo de los italianos como sig- en las iglesias ortodoxa y católi-
no de su desorientación política ca: también aquí hay que soste-

377
Oriente-Occidente

ner que Roma fue continuada por política, de Maquiavelo, aún en-
Francia más que por Italia, y Ate- tre Occidente y Oriente, a través
nas-Bizancio por la Rusia zarista. de los modelos de soberanía del
Civilización occidental y oriental. «rey de Francia» y el «turco», su
Esto hasta la Revolución Francesa inverso (El Príncipe, cap. 4): el pri-
y quizá hasta la guerra de 1914» (C mero se basa en una mezcla entre
17, §33, 324). Debe enfatizarse el el vigor del orden institucional y
principio absolutamente superes- el consentimiento precario de los
tructural a lo largo del cual inter- sujetos; el otro también es sobe-
viene la primera exploración entre rano, pero en la combinación in-
las dos civilizaciones diferentes, a versa entre orden personalizado
pesar de su matriz griega-antigua y obediencia religiosa. Y no es ca-
común. Y también debe notarse la sualidad que tanto el secretario
doble articulación del problema: florentino como el líder comunis-
si Atenas representa el arché, la ci- ta excluyeran a Italia del tipo de
vilización romana se divide entre contribuciones de una civilización
la propia Roma y Bizancio, es de- verdaderamente occidental. El
cir, entre los dos cruces a partir de término de 1914, el umbral extre-
los cuales se generan diversas his- mo de la periodización gramscia-
torias. Por un lado, los caracteres na de los dos modelos representa-
occidentales conducen a la curio- dos, se explica por la fuerza des-
sa, lejos de ser desmotivada, su- tructiva de la guerra y su signifi-
cesión entre Roma y Francia; por cado fronterizo, como el umbral
otro lado, el estatus filosófico de del agotamiento de cualquier po-
Atenas se traduce en la diferen- sible solidaridad entre razón y do-
cia religiosa y la autonomía de Bi- minación, entre cultura y poder.
zancio que, a su vez, transmite el Profundizando en las articu-
mensaje de la vida como discipli- laciones de Oriente y Occidente,
na y religión, casi servil, a la Ru- Gramsci asume el factor religio-
sia zarista. Los dos grandes para- so del primero, precisamente para
digmas de la civilización, aunque medir la tendencia a desacelerar
de manera muy concisa, donde la su modernización: «¿Por qué no
esencia política absorbe toda el podría hacer el Islam cuanto ha
“recuento” histórico, ahora pro- hecho el cristianismo?» habien-
porcionan la brújula para un ra- do insinuado la adaptabilidad
zonamiento capaz de atravesar la de la religión católica-cristiana a
barrera del tiempo. Aquí el dis- una sociedad más avanzada: «Si
curso gramsciano exquisitamente se admite que la civilización mo-
político recuerda mucho a la dis- derna en su manifestación indus-
tinción, también completamente trial-económico-política termina-

378
Oriente-Occidente

rá por triunfar en Oriente (y todo si las motivaciones típicas de la


prueba que esto sucede y que in- educación histórico-materialista
cluso estas discusiones sobre el Is- de Gramsci lo llevan a creer que es
lam se producen porque hay una posible que el islam rápidamente
crisis determinada precisamen- gane el camino de la moderniza-
te por esta difusión de elementos ción una vez que sea alcanzado
modernos), ¿por qué no es preci- por la industria.
so concluir que necesariamente el Atento a las raíces religiosas de
Islam evolucionará? No: ya no es la civilización oriental, Gramsci
el de antes de la guerra. ¿Podrá identifica indudablemente Occi-
caer de un golpe? Absurdo. ¿Po- dente y la industria, Occidente y
drá ser sustituido por una religión la innovación. Aquí está el lega-
cristiana? Absurdo pensarlo para do de la Revolución Industrial,
las grandes masas» (C 2, §90, 280- un factor esencial, es decir, discri-
281). minante en última instancia, de
La atención de Gramsci era in- la peculiaridad de Occidente, y
centivada por el prefacio de un una herramienta simbólica para
artículo del orientalista Miche- su interpretación diferencial en
langelo Guidi y una intervención la comparación entre civilizacio-
considerada «mediocre» de un nes. Incluso si se deben esbozar
diplomático afgano en Oriente. más elementos de este análisis de
Independientemente de la oca- Gramsci, ya es comprensible por
sión de esta nota, para Gramsci qué nuestro autor subraya el va-
el mundo islámico está rezagado lor superestructural de una dife-
con respecto a Occidente; de estos rencia que, en su opinión, nunca
últimos, de hecho, aún no posee el puede reducirse a una referencia
moderno sistema productivo in- meramente geográfico-territorial.
dustrial, con el cual, en cambio, la En un pasaje de las páginas carce-
religión católica ha encontrado un larias, enumerado en el tema Obje-
buen equilibrio, gracias al aumen- tividad de lo real y escrito en el con-
to, en el catolicismo de los países texto de la crítica del famoso ensa-
industrializados, del componen- yo “sociológico” de Bujarin (recu-
te jesuita, que se ha convertido en rrente en los Cuadernos), Gramsci
la matriz de «una gran hipocresía tiene la intención de romper cual-
social» (Ibid.). En el proceso de se- quier inclinación positivista en el
cularización, ahora consumido a reconocimiento histórico-político
la sombra de la transformación in- y decide usar el sentido no geo-
dustrial, se encuentra la causa de gráfico de las nociones, que aun-
ese tipo de ventaja de Occidente que se deducen del lenguaje de la
hacia el Oriente islámico, incluso geografía, no son confiables para

379
Oriente-Occidente

él como un espejo de la natura- mo tiempo» (Ibid.). Pero incluso el


leza: «Para entender exactamen- elemento humano de la historia
te el significado que puede tener no sería suficiente para explicar
este concepto [“objetividad de la la distinción más allá de su signi-
realidad”, NdA] me parece opor- ficado geográfico, si el sentido so-
tuno desarrollar el ejemplo de los ciopolítico de la historia en sí mis-
conceptos “Oriente” y “Occiden- mo no estuviera influenciado por
te”, que no dejan de ser “objeti- «construcciones convencionales e
vamente reales”, si bien en el aná- históricas, no del hombre en gene-
lisis demuestran no ser más que ral, sino de las clases cultas euro-
una “construcción convencional” peas, que a través de su hegemo-
o sea “histórica” (a menudo los nía mundial las han hecho aceptar
términos “artificial” y “conven- a todo el mundo» (C 7, §25, 163).
cional” indican hechos “históri- La discusión pasa por hegemo-
cos, producidos por el desarrollo nías culturales, una encrucijada
de la civilización y no construccio- para la reflexión de los Cuadernos,
nes racionalmente arbitrarias o in- y también insinúa una crítica al
dividualmente arbitrarias)» (C 7, europeísmo, una división nomo-
§25, 163-164, Texto A, tomado más tética entre Oriente y Occidente.
ampliamente en C 11, §20, 279). La En la compleja reconstrucción
coexistencia, en las dos referencias de la identidad de Occidente, re-
geográficas, del valor de “objetivi- gresa el filtro de la fenomenología
dad” y “convencionalidad” deja superestructural de las civiliza-
en claro que corresponden a for- ciones, indispensable para la cien-
mas de nombrar, en la jerga casi cia política de Gramsci. En este
“cartográfica”, mundos histórica- sentido, no es fácil recomponer
mente diferentes, realidades hu- en las notas de la prisión una no-
manas que no coinciden, hasta el ción lineal de Occidente, noción
punto de poder representar mun- que puede encontrarse en citas
dos civiles que son mutuamen- de obras ajenas, de intervencio-
te extraños y distantes: aquí es- nes periodísticas, de contribucio-
tán los dos hemisferios detrás de nes y noticias culturales indirec-
la yuxtaposición conceptual entre tas. Algunas reflexiones de nues-
Oriente y Occidente. Estos dos lu- tro autor, de hecho, derivan de su-
gares, tomados en un sentido sim- gerencias de la “batalla de ideas”,
plemente territorial, nunca serían un signo evidente de su apertura
“objetivos” si, advierte Gramsci, a aclaraciones de orígenes múlti-
imagináramos un mundo sin hu- ples. Este es el caso de la atención
manidad, en el que «cada punto que Gramsci dedica a un artículo
de la tierra es Este y Oeste al mis- de Filippo Burzio, periodista an-

380
Oriente-Occidente

tifascista de “La Stampa”, quizás nes, capaces de tipificar algunos


ignorado por el líder sardo en su componentes de la civilización
conclusión final, con la “teoría del occidental. Vale la pena recordar
hombre demiurgo”, pero seguido al menos dos de estos componen-
minuciosamente en la reconstruc- tes, que en el discurso gramsciano
ción de los personajes del Occi- parecen tener una fuerza expre-
dente, alrededor de dos eras. En siva particular y, al mismo tiem-
la primera, el efecto legal de las po, símbolos de su propio “uni-
religiones se rompe con la Refor- verso”: el primero es sugerido a
ma y las consecuencias de las gue- nuestro autor por un escrito de
rras; en la segunda, la reconquis- Bergson (L’énergie spirituelle), en
ta del orden «se apoya – escribe el que se pregunta, según la pa-
Gramsci, a medio camino entre la ráfrasis de las notas de la prisión,
paráfrasis y la observación perso- «qué habría sucedido si la humni-
nal de Burzio – en tres pilares: el dad huibiera dirigido sus intere-
espíritu crítico, el espíritu científi- ses y búsquedas a los problemas
co, el espíritu capitalista (quizá se- de la vida interior en vez de a los
ría mejor decir “industrial”)» (C 1, del mundo material. El reino del
§76, 146). misterio habría sido la materia y
El hallazgo de que solo la cien- no el espíritu, dice él [Bergson,
cia y la economía del capitalismo NdA]» (C 5, §29, 270). Sin embar-
mantienen su relevancia, de cara go, independientemente del méri-
a la crisis de la conciencia crítica to del problema, derivado además
europea, se resume en el Cuader- de una lectura no directa, merecen
no 1 como signo de una división interés dos puntos de este párra-
entre el pensamiento y la acción fo denominado Oriente-Occidente.
dentro de los intelectuales occi- El primero consiste en la “correc-
dentales. No está claro cuánto es ción” léxical significativa realiza-
de Gramsci y cuánto de Burzio en da por Gramsci, cuando dice que
esta interesante consideración; el «en realidad, “humanidad” signi-
hecho es que el término “crisis”, fica Occidente, porque el Orien-
bien resaltado en el terreno de los te se detuvo precisamente en la
intelectuales, se describe como fase de la investigación dirigida
una condición posible, casi “nor- únicamente al mundo interior»
mal”, de Occidente y, sobre todo, (Ibid.). La superposición de la con-
de Occidente en la modernidad. ciencia occidental sobre la idea de
No en términos similares Gramsci humanidad en general es un sig-
se había expresado sobre Oriente. no adicional de la percepción, en
La crisis no es más que el reflejo Gramsci, de un valor hegemónico
de un conjunto de contradiccio- de las definiciones más consolida-

381
Oriente-Occidente

das y de la capacidad de Occiden- está en el centro del razonamien-


te para ocupar todo el espacio de to, como una causa profunda de
formas de organización y civiliza- la relegación del espíritu a la esfe-
ción y de escapar de la regla de la ra oscura del misterio. Esto equi-
relativización geográfica, a la que vale a decir que en Occidente el
debería responder. La razón de problema de la producción y la
esta expansión imparable del sig- adquisición material se ha conver-
nificado de la idea de Occidente tido en un materialismo objetivo,
está dada por la reformulación de capaz de eliminar la espirituali-
la relación entre espíritu y mate- dad del control ordinario de la
ria, en la que Gramsci da un vuel- conciencia subjetiva. Hablar, en-
co con respecto a Bergson y aclara tonces, de acelerar el ejercicio del
cuando, en una clave retórica ma- pensamiento, pero solo en su pro-
nifiesta, se pregunta «si no es pre- yección hacia un «futuro» gené-
cisamente el estudio de la materia rico, parece una alusión acortada
– y con ello el gran desarrollo de pero sincera de Gramsci a la difi-
las ciencias entendidas como teo- cultad del pensamiento mismo, en
ría y como aplicación industrial un clima de materialización de la
– el que ha hecho nacer el punto ciencia, para evitar su alienación
de vista de que el espíritu sea un en la perspectiva de una expec-
“misterio”, en cuanto ha impreso tativa inerte y casi perdida en las
al pensamiento un ritmo acelera- turbulentas fases de la historia. En
do de movimiento, haciendo pen- resumen, se propone el crecimien-
sar en lo que podrá ser el “futuro to del interés en torno a la “mate-
del espíritu” (problema que no se ria” y la reducción de la inciden-
plantea cuando la historia está es- cia de los problemas del espíritu,
tancada) y haciendo así ver al es- aunque en un lenguaje impresio-
píritu como una entidad misterio- nista y muy elíptico, como los dos
sa» (Ibid.). corolarios de la centralidad de la
La connotación industrial del industria, caracterizada por Oc-
estudio y la aplicación de las cien- cidente y su modernización inte-
cias o, en resumen, el peso del in- gral.
dustrialismo y, por lo tanto, del SILVIO SUPPA
modelo occidental de civilización,

382
P
Partido go renacen en otra forma, como
La reflexión gramsciana sobre partidos» (C 25, §4, 181-182). Ya la
el partido se da en una pluralidad «doctrina de Hegel» había llega-
de vertientes. En primer lugar, en do al punto de teorizar un Estado
los términos más generales posi- moderno del partido al describir-
bles, la forma-partido nació como los «como trama “privada” del Es-
resultado del surgimiento del Es- tado» (C 1, §47, 122). Por lo tanto,
tado moderno, tras la necesidad el partido se configura, al comien-
de abolir algunas «autonomías de zo de los Cuadernos, como el me-
las clases subalternas» (C 3, §18, dio moderno a través del cual, por
30) para dar cabida al nuevo su- un lado, se ejerce la acción autó-
jeto político-estatal. La política noma de las clases subalternas, y
moderna «abolió el Estado fede- por otro, la hegemonía de la cla-
ración de clases, pero ciertas for- se dominante a través del Estado:
mas de vida interna de las clases «Gobierno con el consentimien-
subalternas renacen como partido, to de los gobernados, pero con el
sindicato, asociación de cultura» consenso organizado, no genéri-
(Ibid.). En el segundo borrador del co y vago tal cual se afirma en el
texto, Gramsci será aún más ex- instante de las elecciones: el Esta-
plícito, afirmando que «el Estado do tiene y pide el consenso, pero
moderno sustituye al bloque me- también “educa” este consenso»
cánico de los grupos sociales por (Ibid.).
su subordinación a la hegemonía En la política moderna, señala
activa del grupo dirigente y domi- Gramsci, la función directiva pasa
nante, por consiguiente deroga al- de los individuos a los cuerpos co-
gunas autonomías, que sin embar- lectivos: «Con la extensión de los

383
Partido

partidos de masa y su adhesión po social sobre el resto de la po-


orgánica a la vida más íntima (eco- blación» (C 6, §136, 104). En este
nómica-productiva) de la masa contexto, «nadie está desorgani-
misma, el proceso de estandari- zado y sin partido, siempre que se
zación de los sentimientos popu- entiendan organizaciones y parti-
lares, de mecánico y casual [...] se do en sentido amplio y no formal»
vuelve consciente y crítico» (C 11, (Ibid.).
§25, 288). Este es un pasaje cuali- Si este desarrollo de la función
tativo de gran importancia: desde de masas de los partidos moder-
el método intuitivo del líder que nos no tuvo lugar completamente
interpreta las necesidades y aspi- en el Risorgimento italiano, la cau-
raciones de las masas, pasamos a sa principal para Gramsci «debe
una «“compartición activa y cons- buscarse en la delicuescencia de
ciente”», a una «con-pasión» que las clases económicas, en la gelati-
Gramsci resume en la expresión nosa estructura económica y social
«filología viviente» (Ibid.). Del del país» (C 3, §119, 102); inme-
mismo modo, pasamos de una es- diatamente después, sin embar-
tandarización aleatoria a una or- go, agrega: «pero esta explicación
ganizada, en la que gracias a «(co- es un tanto fatalista: de hecho, si
municaciones, periódicos, gran- bien es verdad que los partidos no
des ciudades, etc.) los procesos son más que la nomenclatura de
moleculares se producen más rá- las clases, también es verdad que
pidamente que en el pasado» (C 8, los partidos no son solamente una
§195, 315). En este caso, la misma expresión mecánica y pasiva de
noción de partido sufre un matiz, las clases mismas, sino que reac-
que incluirá tanto organizaciones cionan enérgicamente sobre ellas
de masas estructuradas como, por para desarrollarlas, consolidarlas,
ejemplo, periódicos: «En Italia, universalizarlas» (Ibid.). En Ita-
por falta de partidos organizados lia faltaba esta función «orgáni-
y centralizados, no se puede pres- ca» de los partidos, reemplazada
cindir de los diarios: son los dia- por una burocracia «especialmen-
rios, agrupados en series, los que te “monárquica”» (C 14, §47, 136-
constituyen los verdaderos par- 137), que no permitía el desarrollo
tidos» (C 1, §116, 164). Dada esta de la función principal, y por un
«multiplicidad de sociedades par- «Estado-gobierno», que siempre
ticulares, de carácter doble, natu- ha «operado como un “partido”,
ral y contractual o voluntario, una se ha colocado por encima de los
o más de ellas prevalecen relativa partidos no para armonizar sus
o absolutamente, constituyendo intereses y sus actividades en los
el aparato hegemónico de un gru- cuadros permanentes de la vida

384
Partido

y de los intereses estatales nacio- la, Gramsci lleva a cabo un trata-


nales, sino para disgregarlos, para miento sistemático de las relacio-
apartarlos de las grandes masas y nes entre estructura y superestruc-
tener “una fuerza sin partido liga- tura, a partir de los dos principios
da al gobierno con vínculos pater- de la Introducción a la crítica de la
nalistas de tipo bonapartista-cesá- economía política (C 13, §17). El se-
reo”» (C 3, §119, 102). Esto es para gundo momento de esta relación,
Gramsci la situación italiana, para que Gramsci describe como «la
la cual «no puede haber elabora- relación de las fuerzas políticas,
ción de dirigentes donde falta la o sea la evaluación del grado de
actividad teórica, doctrinaria de homogeneidad, de autoconcien-
los partidos, donde no se buscan y cia y de organización alcanzado
estudian sistemáticamente las ra- por los diversos grupos sociales»
zones de ser y de desarrollo de la (C 13, §17, 36), tiene varios grados
clase representada» (Ivi, 103). Esta de desarrollo, el más alto de los
debilidad de los partidos italianos cuales representa «la fase más es-
también vuelve al análisis del pre- trictamente política». Es una fase
sunto «“apolitismo”» de las clases en la que «las ideologías germina-
subalternas, que «corresponde al das anteriormente se convierten
espíritu corporativista de las cla- en “partido”, entran en confron-
ses dominantes», de modo que, tación y se declaran en lucha has-
al no encontrar partidos orgáni- ta que una sola de ellas o al me-
cos, uno «acaba por aproximarse nos una sola combinación de ellas
al “punto de honor” de la mala tiende a prevalecer, a imponerse,
vida y a la omertá de la mafia y de a difundirse por toda el área so-
la camorra» (C 14, §10, 103). Todos cial [...] situando todas las cues-
los signos de una fase «en la que tiones en torno a las cuales hierve
las necesidades económicas más la lucha no en el plano corporati-
inmediatas no pueden encontrar vo sino en un plano “universal”,
una satisfacción regular perma- y creando así la hegemonía de un
nente» (C 6, §162, 116), o una es- grupo social fundamental sobre
tructuración completa en un par- una serie de grupos subordina-
tido político. dos» (Ivi, 36-37). Por lo tanto, el
Dentro del marco general ante- partido es, sobre todo, el organi-
riormente descrito, que es princi- zador de la fase hegemónica en las
palmente histórico-político, Gram­ relaciones de poder; Gramsci en
sci elabora una teoría del partido consecuencia se pregunta: «¿Qué
como una etapa fundamental de viene a ser el partido político ur-
la “relación de fuerzas” en un sen- bano en lo que toca al problema de
tido más general. Bajo esta fórmu- los intelectuales?» (C 4, §49, 190).

385
Partido

Y él responde: «puede considerar- to, una clase en abstracto, un Esta-


se precisamente como el mecanis- do en abstracto, sino un determi-
mo que en la sociedad civil cum- nado partido histórico, que actúa
ple la misma función que cumple en un ambiente histórico preciso,
el Estado en mayor medida en la con determinada tradición, en una
sociedad política, o sea procurar la combinación de fuerzas sociales
fusión entre los intelectuales orgá- característica y bien definida» (C
nicos de un grupo social y los inte- 4, §10, 144).
lectuales tradicionales» (Ibid.). En un contexto en el que, en re-
La comparación funcional en- lación con el problema de los in-
tre partido y Estado retorna tam- telectuales, «los partidos pueden
bién a la noción de «“espíritu es- ser considerados como escuelas
tatal”», que «presupone que todo de la vida estatal» (C 7, §90, 200),
acto es el momento de un proce- para Gramsci es importante enfa-
so complejo, que está ya iniciado tizar que «todos los miembros de
y que continuará» (C 15, §4, 177). un partido político deban ser con-
Un concepto que, por lo tanto, ex- siderados como intelectuales» (C
presa la «conciencia de la “dura- 4, §49, 190). Esta afirmación, «que
ción”» (Ibid.) de un proceso que puede prestarse a la burla» (Ibid.),
tiene su núcleo en la relación entre es apropiada cuando no se da una
intelectuales orgánicos y tradicio- definición demasiado estricta de
nales: «La demostración de que el intelectual. El hombre del partido,
espíritu de partido es el elemento después de haber pasado la fase
fundamental del espíritu estatal es económico-corporativa, de he-
una de las tareas más conspicuas a cho está listo para la «función que
cumplir y de mayor importancia» es directiva y organizativa, o sea
(Ivi, 178). A partir de esta homolo- educativa, o sea intelectual» (C 12,
gía entre partido y Estado, la re- §1, 360). Ubicado dentro del parti-
flexión sobre el partido como «mo- do, este hombre ya es un intelec-
derno Príncipe» (C 8, §21, 225), en tual en sí mismo: «En el partido
la que la intuición maquiaveliana político los elementos de un grupo
volverá al presente, insistiendo en social económico superan este mo-
la necesidad de considerar «no al mento de su desarrollo histórico y
partido como categoría sociológi- se convierten en agentes de activi-
ca, sino al partido como fundador dades generales» (Ivi, 361). Lo que
del Estado». Siguiendo el mate- en el Estado sigue siendo «fuerza
rialismo maquiaveliano, Gramsci coercitiva y punitiva», en el parti-
también escribirá que «el protago- do es ya «la adhesión espontánea
nista de este “nuevo príncipe” no de una élite a tal reglamentación,
debería ser el partido en abstrac- considerada como tipo de convi-

386
Partido

vencia colectiva en el que toda la el sentido de un centralismo buro-


masa debe ser educada [...] ya se crático)» (Ivi, 125).
ha convertido en libertad, y de En el centro del razonamiento
ahí nace el enorme valor político gramsciano está, como hemos vis-
(o sea de dirección política) de la to, en la indispensabilidad del par-
disciplina interna de un partido» tido político en la moderna políti-
(C 7, §90, 200). En este punto, no ca de masas. Esto es para Gramsci
por casualidad al hablar de liber- una conquista necesaria de la
tad, Gramsci inserta el tema de la “ciencia política”, un elemento
disciplina del partido. Cada parti- que debe adquirirse permanen-
do necesariamente ejerce una fun- temente, que por ejemplo no ha
ción coercitiva, en primer lugar, sido comprendido por Sorel, ya
en la creación de ese «“conformis- que «de la concepción del “mito”
mo social”» necesario para forjar no ha llegado a la concepción del
el «hombre colectivo», en vista de partido político», desde la «huelga
la creación de «un nuevo nivel de general, o sea una “actividad pasi-
civilización» (C 8, §52, 244). ¿Pero va” por así decirlo, todavía no pa-
es esta función progresiva o regre- sada a la fase “activa o construc-
siva? «¿El partido dado ejerce su tiva”» (C 8, §21, 226). Ni siquie-
función de policía para conservar ra Croce ha captado la novedad
un orden exterior, extrínseco, im- esencial del partido en la política
pedimento de las fuerzas vivas de de masas: permaneciendo atado a
la historia, o la ejerce en el sentido su visión de la política como una
de que tiende a conducir al pueblo pasión, ha reducido los «partidos
a un nuevo nivel de civilización a los “individuos” jefes de partido
del que el orden político y legal que por su “pasión” se construyen
es una expresión programática?» el instrumento apto para el triun-
(C 14, §34, 125). El discriminante fo» (C 7, §39, 176). A partir de estas
viene dado por las fuerzas sociales comparaciones con las teorías de
de referencia. Una diversidad que Sorel y Croce, siguiendo también
también se encuentra en la for- los primeros estudios sociológi-
ma en que funcionan los partidos cos sobre el tema (Weber y Miche-
políticos: «el funcionamiento del ls sobre todo), Gramsci comienza
Partido determinado proporciona a describir algunas características
criterios discriminantes: cuando de la política moderna en referen-
el partido es progresista funciona cia al partido: una de ellas es la
“democráticamente” (en el senti- profesionalización de la política
do de un centralismo democráti- y el papel de los líderes. Gramsci
co), cuando el partido es regresivo señala la «complejidad progresiva
funciona “burocráticamente” (en del oficio político, por lo que los

387
Partido

dirigentes de los partidos se vuel- en la medida en que posee “diri-


ven cada vez más profesionales» gentes” de diverso grado y en la
(C 2, §75, 272), derivando una pri- medida en que estos dirigentes
mera clasificación de funciones de son “capaces”» (C 9, §62, 44). «Se
acuerdo con un «teorema de pro- habla de capitanes sin ejército,
porciones definidas» (C 9, §62, 44). pero en realidad es más fácil for-
Para que una de las partes exis- mar un ejército que formar capita-
ta «es necesario que confluyan nes» (C 14, §70, 160). Y de nuevo:
tres elementos fundamentales (o «existiendo necesariamente el se-
sea tres grupos de elementos). 1] gundo elemento, cuyo nacimien-
Un elemento difuso, de hombres to está ligado a la existencia de las
comunes, medios, cuya participa- condiciones materiales objetivas
ción es ofrecida por la disciplina […] aunque sea en estado disper-
y por la lealtad, no por el espíritu so y errante, no pueden dejar de
creativo y altamente organizativo formarse los otros dos» (Ibid.).
[...] 2] El elemento cohesivo princi- Un segundo rasgo característi-
pal, que centraliza en el campo na- co de la moderna política de ma-
cional, que hace volverse eficiente sas es la tendencia hacia la buro-
y potente a un conjunto de fuer- cratización. El fruto inmaduro de
zas que dejadas a sí mismas conta- la especialización, como ya había
rían como cero o poco más [...] 3] señalado Weber, es de hecho el
Un elemento medio, que articule crecimiento de los aparatos buro-
al primero con el tercer elemento, cráticos, tanto en el Estado como
que los ponga en contacto no sólo en los partidos. La burocracia «es
‘físico’ sino moral e intelectual» (C la fuerza consuetudinaria más pe-
14, §70, 160). La proporción en la ligrosa: si se organiza como cuer-
base de estos estratos viene dada po en sí misma, solidaria e inde-
por la contingencia política, pero pendiente, el partido acaba por
la segunda de ellas, la que realiza anacronizarse» (C 7, §77, 193). Un
la función fundamental del parti- peligro que, sin embargo, para
do político moderno, es decir, la Gramsci se presenta solo si «en
coordinación y centralización de la organización existe escisión de
la «voluntad colectiva» (C 8, §195, clase», o si los dirigentes no dis-
314), es tan importante que se con- frutan de la confianza de los diri-
vierte en el criterio para la propia gidos y se separan de ellos: «esto
fuerza del partido: «Sería posible ocurrió en los sindicatos y en los
servirse metafóricamente de esta partidos socialdemócratas: si no
ley para hacer comprender cómo existe diferencia de clase la cues-
un ‘movimiento’ se vuelve parti- tión se vuelve puramente técnica –
do, o sea fuerza política eficiente, la orquesta no cree que el director

388
Partido comunista

sea un patrón oligárquico –, de di- del proceso» que los llevó, a él y


visión del trabajo y de educación» a otros líderes del Partido Comu-
(C 2, §75, 272). Aquí encontramos nista de Italia, a la cárcel (LC 488).
una metáfora, la del conductor, Esta ausencia no es sorprendente:
que recuerda el método de síntesis la condición de prisionero, y el he-
política que Gramsci llama de «“fi- cho de que sus escritos fueran leí-
lología viviente”». De esta mane- dos por el enemigo que lo mante-
ra si se forma un vínculo estrecho nía en prisión, hizo que Gramsci
entre la gran masa, el partido, el fuera prudente y recurriera a dis-
grupo dirigente y todo el comple- fraces lingüísticos. Sin embargo,
jo, bien articulado, puede moverse si bien los Cuadernos son una re-
como un «“hombre-colectivo”» (C flexión sobre la acción política he-
11, §25, 288). Más adelante, en una cha y por hacerse, lo son también
nota sobre el fetichismo de los or- y sobre todo acerca del Partido
ganismos colectivos, el tema vol- Comunista. Resurge en diferen-
verá con una fuerza expresiva aún tes lugares, a lo largo de las pági-
mayor: «Una conciencia colectiva, nas gramscianas, y no solo en las
esto es, un organismo viviente, que son referencia general, como
no se forma sino después de que las notas dedicadas al «moderno
la multiplicidad se ha unificado a Príncipe», una expresión no erró-
través de la discrepancia de los in- neamente considerada una metá-
dividuos: tampoco puede decirse fora del Partido Comunista.
que el “silencio” no sea multipli- La concepción del partido re-
cidad. Una orquesta que ensaya, volucionario se va formando en
cada instrumento por su cuenta Gramsci a través de un largo pro-
da la impresión de la más horrible ceso de lucha y reflexión, que pre-
cacofonía; y sin embargo estos en- cede a la fundación del PCd’I y
sayos son la condición para que la que tiene sus raíces en la crisis del
orquesta viva como un solo “ins- PSI y en la experiencia de “L’Ordi-
trumento”» (C 15, §13, 191). ne Nuovo”. En los Cuadernos se in-
MICHELE FILIPPINI dica positivamente los momentos
de «unidad de la “espontaneidad”
Partido comunista y de la “dirección consciente”, o
El término «Partido Comunis- sea, de la “disciplina”» como mo-
ta» no se encuentra en los Cuader- delo de «acción política real de las
nos, y en las Cartas de la cárcel apa- clases subalternas, en cuanto po-
rece solo en una ocasión, en una lítica de masa y no simple aven-
carta del 2 de noviembre de 1931 a tura de grupos que pretenden re-
su cuñada Tania en la que Gramsci presentar a la masa» (C3, §48, 53).
menciona la hipótesis de «revisión Está en contra del peligro siempre

389
Partido comunista

recurrente de la sustitución de los típico de bizantinismo son las lla-


grupos dirigentes por las masas y madas tesis de Roma, en donde se
de la instancias dirigentes de todo aplica a los problemas el método
el partido, está en contra de la matemático como en la economía
ruptura de una dialéctica real en- pura» (C9, §63, 45). Y de nuevo en
tre las masas y el partido y entre el la misma plataforma Bordiguista,
cuerpo del partido y sus cuerpos en una nota del Cuaderno 14: «la
dirigentes, lo que lleva a Gramsci forma mental de don Ferrante con
en la década de 1920 a oponerse la que se encuentra contenida en
a Bordiga: «el Comité Central, de las llamadas “tesis” de Roma (re-
hecho, el Comité Ejecutivo – escri- cordar la discusión sobre el “gol-
bió en 1925 criticando al liderazgo pe de Estado” etcétera). Era exac-
bordiguista – era todo el partido, tamente como negar la “peste” y
en vez de representarlo y dirigir- el “contagio” por parte de don Fe-
lo. Si esta concepción se viera apli- rrante y así morir “estoicamente”
cada permanentemente, el partido (si no es que debiera usarse otro
perdería sus características políti- adverbio más apropiado)» (C 14,
cas distintivas y, en el mejor de los §25, 117). Contra Bordiga, por lo
casos, se convertiría en un ejército tanto, y contra las tesis de Roma
(y un ejército del tipo burgués), es del II Congreso, las tesis del Con-
decir, perdería su fuerza de atrac- greso de Lyon de 1926 (el III del
ción, se separaría de las masas» PCd’I, dirigido por una mayoría
(Introducción a primer curso de la es- gramsciana), escritas por Gramsci
cuela interna del partido, en CPC 55- y Togliatti, criticaron la definición
56). del partido propuesta por la «ex-
Además, el II Congreso del trema izquierda» como un «“ór-
PCd’I (Roma, 1922), dirigido por gano” de la clase trabajadora [...]
Bordiga, es objeto del único indi- El partido debe ser definido como
cio explícito y fuertemente crítico una “parte” de la clase trabajado-
que Gramsci reserva en los Cua- ra», ya que su tarea es «guiar en
dernos respecto a su partido. En todo momento la clase esforzán-
una nota titulada Pasado y presen- dose por mantenerse en contacto
te. Contra el bizantinismo Gramsci con ella a través de cualquier cam-
escribe: «Se puede llamar bizan- bio de la situación objetiva» (CPC
tinismo o escolasticismo la ten- 502). Contra el formalismo doctri-
dencia degenerativa a tratar las nario («bizantino»), contra la pre-
cuestiones llamadas teóricas como sunción de poder dirigir a las ma-
si tuviesen un valor por sí mis- sas solo a la luz de una teoría así
mas, independientemente de toda concebida, Gramsci avanza la ne-
práctica determinada. Un ejemplo cesidad de que el Partido Comu-

390
Partido comunista

nista sea parte de las masas mis- cho de que es un «“centralismo en


mas, acompañando también sus movimiento”», es decir, una adap-
momentos de contradicción y de tación continua de la organización
repliegue. al movimiento histórico real. «El
También en la concepción de centralismo democrático es una
la vida interna del Partido Comu- fórmula elástica, que se presta a
nista, Gramsci se opone a Bordiga. muchas “encarnaciones”; vive en
El comunista sardo tomó presta- cuanto que es interpretada conti-
do del leninismo, – además de la nuamente y continuamente adap-
idea de que el partido es necesa- tada a las necesidades» (C 9, §68,
rio para superar la dimensión eco- 50). Sin cristalización burocrática,
nómico-corporativa (C 12, §1, 361) sin disciplina “militar”: Gramsci
–, la concepción del partido van- escribe que «la burocracia es la
guardista («Una parte de la masa fuerza consuetudinaria y conser-
incluso subalterna es siempre di- vadora más peligrosa; si ésta aca-
rigente y responsable y la filoso- ba por constituir un grupo solida-
fía de la parte precede siempre a rio, que se apoya en sí mismo y se
la filosofía del todo, no sólo como siente independiente de la masa,
anticipación teórica, sino como el partido acaba por volverse ana-
necesidad actual»: C 11, §12, 255), crónico, y en momentos de crisis
así como la concepción del parti- aguda queda vacío de su conteni-
do basado en la disciplina («En los do social y queda como apoyado
partidos la necesidad ya se ha con- en el aire» (C 13, §23, 53).
vertido en libertad, y de ahí nace Obviamente, el punto de parti-
el enorme valor político [...] de la da es realista, proviene de la du-
disciplina interna de un partido»: reza de la lucha política de esos
C 7, §90, 200), de acuerdo con las años, de la clandestinidad y el en-
reglas del «centralismo democrá- carcelamiento. No solo por esta
tico» («cada miembro del parti- razón, Gramsci afirma que en un
do, cualquiera que sea la posición partido «es necesario que conflu-
o cargo que ocupe, sigue siendo yan tres elementos fundamenta-
siempre un miembro del partido y les», esto es, «1) Un elemento difu-
está subordinado a su dirección»: so, de hombres comunes, medios,
C 3, §42, 46). Pero la interpretación cuya participación es ofrecida por
gramsciana del centralismo quie- la disciplina y por la lealtad [...] 2)
re que este último sea verdade- El elemento cohesivo principal [...]
ramente «democrático» (y «orgá- 3) Un elemento medio, que articu-
nico»), no «burocrático» o «puro le al primero con el tercer elemen-
ejecutor» (C 14, §34, 125). La «or- to [...] Se habla de capitanes sin
ganicidad» viene dada por el he- ejército, pero en realidad es más

391
Pasado y presente

fácil formar un ejército que formar colectiva nacional popular hacia el


capitanes» (C 14, §70, 159-160). cumplimiento de una forma supe-
Si esto es cierto, cuando Gramsci rior y total de civilización moder-
dice que «todos los miembros de na» (C 13, §1, 17). Sabiendo que, al
un partido político deban ser con- realizar su programa, también lo-
siderados como intelectuales» (C gra su fin: «puesto que todo parti-
4, §49, 190) también apoya el ca- do no es más que una nomencla-
rácter activo que la militancia polí- tura de clase, es evidente que para
tica debe tener en primer lugar en el partido que se propone anu-
el Partido Comunista como edu- lar la división de clases, su per-
cador («la función» de un partido fección y plenitud consiste en no
es «directiva y organizativa, o sea existir ya porque no existen clases
educativa, o sea intelectual»: C 12, y por lo tanto tampoco su expre-
§1, 360) realiza continuamente un sión» (C 14, §70, 159). Si el Parti-
trabajo de educación en primer lu- do Comunista, en contingencias
gar hacia sus propios miembros. históricas desfavorables a las que
En el Cuaderno 13 se agrupan solo se puede resistir por medios
las observaciones sobre el «mo- fideísticos, puede parecer «una di-
derno príncipe», que ya no puede vinidad», en realidad trabaja hacia
ser «una persona real, un indivi- «una completa laicización de toda
duo concreto», sino solo «un orga- la vida» (C 13, §1, 18).
nismo; un elemento de sociedad GUIDO LIGUORI
complejo en el cual ya tiene prin-
cipio el concretarse de una volun- Pasado y presente
tad colectiva reconocida y afirma- Recurrentemente y casi exclu-
da parcialmente en la acción. Este sivamente en los cuadernos mis-
organismo es dado ya por el de- celáneos (salvo como referencia,
sarrollo histórico y es el partido en los Cuaderno 19 y Cuaderno 28
político, la primera célula en que respectivamente), la expresión
se agrupan gérmenes de volun- «pasado y presente» surge por
tad colectiva que tienden a hacer- primera vez en el C 1, §156, 193
se universales y totales» (C 13, §1, (es la única aparición en el primer
15), es decir, crear «un nuevo tipo cuaderno). Su uso es continuo y
de Estado» (C 13, §21, 51). Para ha- bastante regular desde mayo de
cer esto, el partido revolucionario 1930 hasta marzo de 1935, pero,
debe convertirse en «el pregonero como se mencionó, sin que por
y organizador de una reforma in- esto dé lugar a un cuaderno espe-
telectual y moral, lo que además cial. Ausente como tema en el pri-
significa crear el terreno para un mer programa de trabajo (C 1, p.
ulterior desarrollo de la voluntad 73), Pasado y presente se inserta en

392
Pasado y presente

forma subordinada en las «Agru- situdes, consideradas en su valor


paciones de materia» del Cuaderno universal o nacional. En muchos
8: «6º. Miscelánea de notas varias de aspectos, semejante forma de es-
erudición (Pasado y presente)» (C 8, critura puede ser más útil que las
p. 214). Solamente en tres ocasio- autobiografías en sentido estricto,
nes Gramsci ofrece indicaciones especialmente si aquella se refiere
concretas del significado que asig- a procesos vitales que se caracteri-
nó a esta expresión, es decir, en la zan por el continuo intento de su-
primera y última aparición, y en perar un modo de vivir y pensar
una bastante tardía. En C 1, §156, atrasado como el que era propio
193: «Pasado y presente. Cómo el de un sardo de principios de siglo
presente es una crítica del pasado, para apropiarse de un modo de
además de [porque es] su “supera- vivir y pensar ya no regional y de
ción”. ¿Pero hay por ello que hacer “aldea”, sino nacional, y tanto más
a un lado el pasado? Lo que hay nacional (incluso nacional precisa-
que descartar es lo que el presente mente por ello) en cuanto que tra-
ha criticado “intrínsecamente” y taba de insertarse en modos de vi-
aquella parte de nosotros mismos vir y pensar europeos, o al menos
que a ello corresponde. ¿Qué sig- confrontaba el modo nacional con
nifica eso? Que nosotros debemos modos europeos, confrontaba las
tener conciencia exacta de esta crí- necesidades culturales italianas
tica real y darle una expresión no las necesidades culturales y las co-
sólo teórica, sino política. O sea rrientes europeas». La referencia a
que debemos estar más apegados los Recuerdos se reitera en el C 14,
al presente, que nosotros mismos §78, 169-170 (marzo de 1935), don-
hemos contribuido a crear, tenien- de se precisa que «lo importante
do conciencia del pasado y de su es darles el mismo carácter esen-
continuarse (y revivir)». En el C cial y pedagógica universalidad y
15, §19, 195 (abril-mayo de 1933): claridad, lo que a decir verdad no
«Pasado y presente. Extraer de esta es poco, incluso lo es todo, tanto
sección una serie de notas que son estilísticamente como teóricamen-
del tipo de los Ricordi politici e ci- te, o sea como búsqueda de clari-
vili de Guicciardini (todas las pro- dad».
porciones respetadas). Los “Re- En el arco establecido por las
cuerdos” son tales en cuanto que dos referencias extremas, surge
resumen no tanto acontecimientos una tensión entre dos formas de
autobiográficos en sentido estricto entender la categoría en cuestión.
[...], cuanto “experiencias” civiles Por un lado, es introducida en los
y morales [...] estrechamente vin- Cuadernos como una reflexión so-
culadas a la propia vida y sus vici- bre el modo en que se produce en

393
Pasado y presente

los individuos la contemporanei- Si se considera el desenvolvi-


dad al presente, asumiendo que miento concreto de los textos reco-
esto no es un hecho automático gidos bajo la rúbrica Pasado y Pre-
y que, como se afirma en el texto sente, se puede constatar la preva-
del Cuaderno 1, es necesaria una lencia de la primera acepción, al
crítica política, es decir, una críti- menos hasta el Cuaderno 8, y una
ca real, de masas, para liberarse aparición gradual de la segunda
del peso del pasado, sin que esto a partir del Cuaderno 9, es decir,
dé lugar a márgenes de ambigüe- a partir de la primavera de 1932.
dad y morbosas reviviscencias de En una primera fase, Gramsci re-
elementos no suficientemente re- coge temas aparentemente dispa-
pensados en su necesidad y, por res, como el tratamiento de los ofi-
lo tanto, en su transitoriedad. En ciales en licencia (C 2, §76, 275), la
el otro extremo encontramos, so- crisis de autoridad (C 3, §34, 37), el
bre el modelo de los Recuerdos, un sistema electoral y la dictadura bo-
destilado de máximas que surgen napartista (C 6, §40, 37-38), las vi-
de la individualidad concreta del cisitudes de la filosofía de Gentile
escritor, bajo el supuesto de que en la Italia fascista y así sucesiva-
tales máximas posean el valor uni- mente. El hilo rojo que los conecta
versal de la «búsqueda de la ver- a todos es la crisis de la posguerra
dad», y que el espejo autobiográfi- y las diversas formas de reaccio-
co tenga, en este caso, el valor y la nar ante ella. El punto de referen-
función del acceso a conocimien- cia preferido es la experiencia de
tos válidos también para otras cir- “L’Ordine Nuovo”, que eviden-
cunstancias y para otros indivi- temente se asume como un caso
duos. Por un lado, se examina el concreto en el que la adecuación
modo en que la historia, en su dia- política de la vida individual a la
léctica siempre luchando entre el “historia” fue asumida conscien-
pasado y el futuro, se convierte en temente y afrontada políticamente
parte de la experiencia de los indi- (v. C 3, §34; C 3, §42; C 3, §43; C 3,
viduos, revolucionándola, y cómo §44; C 3, §45; C 3, §46; C 3, §48; C 3,
éstos deben, a la inversa, trabajar §61; C 3, §119, etc.). La experiencia
para asegurar que ésta sea efecti- colectiva de “L’Ordine Nuovo” se
vamente una experiencia de creci- convierte en el observatorio desde
miento; por otro lado, se examina el cual decodificar las señales com-
la reelaboración individual de las plejas y aparentemente incoheren-
experiencias dispares de una vida, tes del mundo histórico local, na-
por lo que esta posea de universa- cional e internacional. La investi-
lidad y, por tanto, de valor peda- gación así propuesta es muy am-
gógico. biciosa: es la reconstrucción de un

394
Populismo

pasaje histórico total desde una tiércol” de la historia» en el que


perspectiva particular, precisa- Gramsci considera su propia ex-
mente porque ella mejor que cual- periencia carcelaria, en su doble
quier otra, refleja en sí misma, a su valor personal y político; la cues-
vez, esa totalidad. Así establecida, tión encuentra una fuerte concen-
la indagación tiende casi insensi- tración en un grupo compacto de
blemente a transformarse en una textos (del 74 al 79) del Cuaderno
colección universal de fragmentos 14, todos de marzo de 1935, en los
y residuos de una época, de rayos que el observatorio a partir del
de luz capaces de iluminar la di- cual se vuelven significativos los
námica progresiva de la crisis. Por hechos de la historia es la prisión,
una parte, de hecho, casi todas las y la nueva relación entre “ley” es-
demás rúbricas pueden entrar en crita y “norma” concreta en Italia
Pasado y presente, dado que cual- (C 14, §74 y §76) y en la URSS (C
quier fenómeno puede tener re- 14, §77) es leída a la luz de la nece-
levancia desde el punto de vista sidad de suprimir «cualquier dis-
de la relación entre la experiencia tinción entre el dirigir y el orga-
individual y la crisis histórica: el nizar» (C 14, §75, 168). Estas pre-
fordismo (C 6, §135), la literatura ocupaciones extremas (los textos
popular (C 3, §53), el Estado (C 8, se encuentran entre los últimos de
§203), etc. Por otra parte, Gramsci los Cuadernos) confían a la “forma
consigue con dificultad trazar los recuerdo” la tarea de transmitir
límites de la investigación, que de toda una experiencia histórica y
hecho nunca llega a constituir ex- mueven hacia adelante la referen-
plícitamente como tal, y que a la cia temporal: hacia los nuevos re-
altura del segundo resumen del gímenes no parlamentarios, en los
Cuaderno 8 (marzo-abril de 1932), que la distinción entre gobierno y
ya le parece que forman parte de administración parece desvane-
una Miscelánea de notas varias de cerse y en la que, por lo tanto, el
erudición (C 8, p. 214). De hecho, el elemento “hombre” se vuelve de-
contenido de la rúbrica se aproxi- cisivo (la «selección» de los hom-
ma gradualmente al de Las nocio- bres y el «control de sus acciones»,
nes enciclopédicas y los temas cultu- ibid.).
rales (tercer punto de las «Agrupa- FABIO FROSINI
ciones de materia»).
La otra tendencia señala un Populismo
marcado estrechamiento de la Conectado con el gran tema
perspectiva. El punto de inflexión gramsciano de lo «nacional-popu-
puede ser individualizado en el lar», en sus diversas ocurrencias el
C 9, §53, 40, el texto sobre el «“es- término «populismo» asume una

395
Populismo

connotación predominantemente materia auténticamente “social” y


negativa. En C 6, §42, 40, sobre un “popular” ciertamente no es acci-
artículo de Cajumi sobre Giovan- dental.
ni Cena, Gramsci habla de la «ida En C 6, §157, 113, hablando de
al pueblo» como una «consigna», Contrarreforma y utopías, Gramsci
a menudo un fin en sí mismo, pro- plantea la hipótesis de que «la
pio de los escritores «populistas» moda de exaltar los pueblos pri-
contemporáneos, aquí decidida- mitivos, salvajes (el buen salvaje)
mente opuestos a los escritores supuestamente seres más próxi-
franceses del siglo XIX, ya que «en mos a la naturaleza» también na-
el pasado, entre pueblo y escrito- cería de las utopías, para luego
res en Francia no hubo nunca es- observar cómo «esto se repetiría
cisión después de la Revolución en la exaltación del “campesino”,
Francesa y hasta Zola», de modo idealizado por los movimientos
que solo «la reacción simbolista populistas». En C 6, §168, 120, por
cavó un foso entre pueblo y escri- otro lado, Gramsci discutiendo un
tores, entre escritores y vida» (Ivi, artículo de Alberto Consiglio pu-
40). Además, frente a la propues- blicado en la “Nuova Antologia”
ta de Cajumi de ver en Cena a un el 1 de abril de 1931 y titulado Po-
verdadero «estudioso de cosas so- pulismo y nuevas tendencias en la li-
ciales» y, por lo tanto, un auténti- teratura francesa, declaró muy sig-
co representante de la menciona- nificativamente que «una lista de
da «ida al pueblo», Gramsci por las tendencias “populistas” y un
su parte opone a una clara negati- análisis de cada una de ellas sería
va, reduciendo un poco el alcance interesante: podría “descubrirse”
objetivo de la ideología de este es- una de aquellas que Vico llama
critor: «En el escrito Che fare? Cena “astucias de la naturaleza”, o sea
quería fusionar a los nacionalis- cómo un impulso social, tendiente
tas con los filosocialistas como él; a un fin, realiza su contrario»: en
pero en el fondo ¿todo este socia- resumen, una vez más, Gramsci
lismo pequeñoburgués al estilo parece desconfiar del populismo
De Amicis no era un embrión de intelectual y literario, por el cual
socialismo nacional, o nacionalso- se les pide a los autores que pon-
cialismo, que de tantas formas ha gan su pluma al servicio de la gen-
tratado de abrirse camino en Italia te, sin tener un enfoque ideológico
y que, en la posguerra ha encon- más orgánico detrás de ellos.
trado un terreno propicio?» (Ivi, Muy importante es C 23, §1,
40-41). Bueno, esta notoria caute- 99, donde la palabra parece usar-
la de Gramsci al acreditar a un de- se en un sentido denotativo y por
terminado autor un interés y una lo tanto no necesariamente negati-

396
Populismo

vo: «De Sanctis, en la última fase no social, sino la “actitud” que de-
de su vida y de su actividad, di- muestra hacia este entorno. Una
rigió su atención a la novela “na- vez que se ha establecido el ideal
turalista” o “verista”, y esta forma de una escritura capaz de vincu-
de novela, en Europa occidental, larse orgánicamente con el “pue-
fue la expresión “intelectualista” blo-nación”, Gramsci identifica
del movimiento más general de indudablemente la antítesis prin-
“ir al pueblo”, de un populismo cipal de este ideal en el brescianis-
de algunos grupos intelectuales mo, una producción literaria ca-
a fines del siglo pasado, después racterizada por prejuicios antipo-
del ocaso de la democracia cua- pulares; sin embargo, también es
rentaiochesca y el advenimiento muy crítico hacia la deriva opues-
de grandes masas obreras debido ta y simétrica del “populismo”.
al desarrollo de la gran industria En resumen, para lograr un ver-
urbana». dadero contacto con el pueblo-na-
La referencia a estas lecturas ción, no es suficiente representar
desanctisianas tardías regresa pre- un cierto medio social (o reprodu-
cisamente en C 23, §8, 109, en un cir mecánicamente todos sus sen-
contexto en el que se intenta defi- timientos e instancias): lo que la
nir lo propio de la posición ideoló- mayoría de los escritores italianos
gica-cultural del crítico de Irpinia: que narraron sobre los “humildes”
«He ahí por qué en cierto punto afirmaron hacer, quienes, además,
[De Sanctis, NdA] se separa del en sus representaciones no se in-
idealismo especulativo y se apro- clinaron por casualidad a omitir
xima al positivismo y al verismo precisamente ese aspecto del mun-
(simpatías por Zola […])». El he- do popular que según Gramsci es
cho es que, como se sabe, para central y esencial, esto es, la esfera
Gramsci, De Sanctis representó el del trabajo. En este sentido, C 23,
intelectual que mejor que ningún §8, 107 es indicativo, ahí Gramsci
otro había tratado de dar una di- se pregunta «¿Por qué forma de
rección “nacional-popular” a la actividad tienen “simpatía” los li-
cultura italiana, obviamente den- teratos italianos? ¿Por qué la acti-
tro de los límites posibles en su vidad económica, el trabajo como
tiempo: una categoría hermenéu- producción individual y de grupo
tica, la de “nacional-popular”, ar- no les interesa?»: En particular, se
ticulada entre otras cosas en torno observa que «la vida de los cam-
a la distinción metodológica fun- pesinos ocupa un espacio mayor
damental según la cual, para un en la literatura, pero también aquí
escritor, no es la simple elección no como trabajo y fatiga, sino de
de retratar un determinado entor- los campesinos como “folklore”,

397
Populismo

como pintorescos representantes movimiento Strapaese: «toda la li-


de costumbres y sentimientos cu- teratura de Strapaese debería ser
riosos y raros». “nacional-popular” como progra-
Además, hay numerosos ejem- ma, pero lo es precisamente por
plos concretos en los Cuadernos programa, lo cual la ha convertido
para iluminar la inconsistencia an- en una manifestación inferior de la
tes mencionada entre objeto y ac- cultura». C 21, §1, 37 se coloca en
titud: y aquí está Verga, quien en la misma línea, donde Gramsci se
C 6, §9, 16 es visto como el prin- ocupa del futurismo italiano (mo-
cipal representante del realismo. vimiento que, como se sabe, se vi-
Bueno, típico de este movimiento sualiza con fronteras muy amplias
(y «especialmente en Verga») fue en los Cuadernos), cuyos represen-
precisamente la «posición ideoló- tantes, con su «“romanticismo” o
gica» por la cual «el pueblo cam- Sturm und Drang popular» había
pesino es visto con “alejamiento”, vuelto a proponer una investiga-
como “naturaleza” extrínseca al ción potencialmente fructífera en
escritor, como espectáculo» (y en un sentido popular nacional; ex-
Texto correspondiente C, C 23, cepto que, desde Marinetti hasta
§56, 152, de manera significativa Papini, en conjunto estas mismas
se habla de «“naturaleza” extrín- propuestas se habían visto seria-
seca sentimentalmente al escritor», mente afectadas por una típica
cursiva agregada). Aquí está Man- «ausencia de carácter y de firmeza
zoni, en cuyo Los novios, a pesar de sus escenificadores», o por su
del amplio protagonismo narra- «tendencia carnavalesca y bufo-
tivo que se otorga a los persona- nesca» de los «pequeños burgue-
jes populares, domina el «pater- ses intelectuales, áridos y escépti-
nalismo católico»: «una ironía so- cos».
breentendida, indicio de ausencia DOMENICO MEZZINA
de un amor profundo e instintivo
por esos personajes, es una acti- Prólogo del ’59
tud dictada por un sentimiento El Prólogo de Para la crítica de
exterior de abstracto deber dicta- la economía política, publicado por
do por la moral católica, corregido Marx en 1859 como el primer en-
luego y vivificado por la ironía di- sayo de una obra teórica más am-
fusa» (C 8, §9, 220). plia, es de extraordinaria impor-
En C 23, §8, 108, sin embargo, tancia en la historia del marxismo.
después de revisar los ejemplos de De hecho, este breve texto, ejem-
G. C. Abba, Verga, Jahier, Gramsci plar por su brillantez literaria y
cita el caso, en su forma emblemá- por la capacidad de sintetizar un
tica, de los autores atribuibles al camino completo de investigación

398
Populismo

y vida, fue tomado en la Segunda nacional Comunista), Gramsci usa


Internacional como un modelo de el Prólogo en la primera entrega
interpretación materialista de la de la escuela interna del partido
historia y los diversos pasajes e (v. RQ 122-123), pero omitiendo
imágenes argumentativos presen- el siguiente pasaje, decisivo des-
tes en ella como núcleos teóricos de el punto de vista de la codifi-
alrededor de los cuales desarro- cación del materialismo histórico:
llar el marxismo. En este contexto, «Una formación social no perece
una lectura original es la de Anto- antes de que se desarrollen todas
nio Labriola (En memoria del Mani- las fuerzas productivas para las
fiesto Comunista, en Labriola 1949, cuales todavía es suficiente y las
299-300), que valoriza el Prólogo, nuevas, más elevadas, relaciones
pero también lo historiza, mos- de producción no ocupan su lugar
trando cómo cae en un momento antes de que las condiciones ma-
de fuerte retirada del movimiento teriales de existencia de estas últi-
revolucionario. Gramsci, quien en mas se hayan incrustado en el seno
escritos anteriores a la prisión rara de la vieja sociedad. Por lo tanto,
vez recurre a Labriola, encuentra la humanidad siempre tiene sólo
en él un antídoto contra el endure- aquellas tareas que puede resol-
cimiento del marxismo en el mate- ver; [si se mira con más cuidado,
rialismo histórico. Después de ha- siempre se encontrará que la ta-
ber publicado (5 de enero de 1918) rea en sí misma surge sólo donde
en “Il Grido del Popolo” el tercer las condiciones materiales de su
párrafo del ensayo de Labriola Del resolución ya existen o al menos
materialismo histórico, con el títu- están en proceso de realizarse]»
lo editorial Las ideologías en el de- (QT 747). El pasaje se ha reprodu-
venir histórico, Gramsci escribe (12 cido aquí según la traducción que
de enero), hablando en nombre hace Gramsci del Prólogo en pri-
de la nueva generación socialista: sión y que se basa en una antolo-
«Creen, por lo tanto, que los cáno- gía (Marx 1919, 43-46) que contie-
nes del materialismo histórico son ne también otros textos traducidos
válidos solo post factum, para estu- por Gramsci: las Tesis sobre Feuer-
diar y comprender los eventos del bach, Trabajo asalariado y capital, el
pasado, y no deberían convertirse primer capítulo del Manifiesto del
en una hipoteca sobre el presen- Partido Comunista, etc. En esa an-
te y el futuro» (CF 555). Más tar- tología, el Prólogo lleva el título
de, en 1925, en una situación muy editorial El materialismo histórico,
diferente (el PCd’I había nacido y un título mantenido por Gramsci
Gramsci se había convertido en en su traducción. Por lo tanto, se
un destacado político de la Inter- puede decir, en resumen, que en

399
Populismo

los Cuadernos la reinterpretación «formas de vida» (es decir, en los


del Prólogo del ’59 adquiere un do- otros textos, «posibilidad de desa-
ble valor: por un lado, se reanuda rrollo» y «contenido potencial»),
la confrontación crítica con el ma- que luego se corregirá (C 13, §17,
terialismo histórico, que a manera 32, donde junto a la repetición de
de un hilo rojo cruza, como se ha la paráfrasis se transcribe la tra-
demostrado rápidamente, todos ducción literal), también existe la
los años anteriores; por otro lado, inversión de los dos «principios».
sin embargo, por primera vez se Esta inversión a veces se mantiene
convierte en el laboratorio de una incluso después de la corrección
confrontación con lo que era con- del texto, como en C 11, §22, 282,
siderado el horizonte del mate- mientras que en C 15, §17, 193 el
rialismo histórico en sí, una com- pasaje se cita correctamente.
paración que ahora es finalmente Las peculiaridades menciona-
textual y profunda. das aquí contribuyen a resaltar
El pasaje del Prólogo mencio- una cierta libertad de acercamien-
nado anteriormente había sido to al texto, una libertad que se con-
omitido por Gramsci, como se ha firma en la interpretación: para
dicho, en la entrega para la escue- Gramsci estas dos proposiciones
la del partido interno. En cambio, no son solo dos principios, por el
Gramsci lo menciona varias veces contrario, son «los dos principios
en los Cuadernos, primero de me- del materialismo histórico», pero
moria, luego sobre la base de su deben medirse dialécticamente:
propia traducción. La primera re- «la mediación dialéctica entre los
ferencia está en C 4, §38, 167: «1°) dos principios del materialismo
el principio de que “ninguna so- histórico citados al principio de
ciedad se plantea tareas para cuya esta nota es el concepto de revo-
solución no existan ya las condi- lución permanente» (C 4, §38, 169,
ciones necesarias y suficientes” [o octubre de 1930). El punto de par-
que no estén en curso de desarro- tida es la delineación de una histo-
llo y de aparición], y 2°) que “nin- ria que transcurre en etapas inevi-
guna sociedad se derrumba si pri- tables, marcadas por el desarrollo
mero no ha desarrollado todas las de las fuerzas productivas; el pun-
formas de vida que se hallan im- to de llegada es una concepción de
plícitas en sus relaciones”». El tex- la historia como idéntica a la po-
to también se recuerda en otros lu- lítica (esto significa “revolución
gares (C 7, §4, 147; C 7, §20, 159; C permanente”) y el comienzo de
8, §195, 314; C 10 II, §6, 142). Como una reescritura crítica del mate-
se puede ver, además del reempla- rialismo histórico, en el que la eco-
zo de «fuerzas productivas» por nomía pierde el papel de instancia

400
Populismo

separada y, por lo tanto, decisiva rificados», es decir, «devueltos» a


con respecto al el resto de la socie- la noción de relaciones de fuerzas.
dad y se incorpora al concepto de El significado del texto se ha re-
«relaciones de fuerza». vertido por completo y puede te-
Este pasaje, iniciado en C 4, ner lugar un desarrollo que, des-
§38, se realiza en el Texto C, C de el Prólogo, conduce a la teoría
13, §17 ya mencionado, escrito en de la revolución pasiva, es decir, a
1933. Del mismo 1933 es C 15, §17, la negación del determinismo eco-
193-194, en el que Gramsci llega nómico.
a esta conclusión: «El concepto Pero la confrontación, descrita
de revolución pasiva debe ser de- aquí, de Gramsci con el materia-
ducido rigurosamente de los dos lismo histórico no es una inves-
principios fundamentales de cien- tigación aislada. Dentro del pro-
cia política. 1) que ninguna forma- yecto de una filosofía de la praxis,
ción social desaparece mientras esto se acompaña de toda una se-
las fuerzas productivas que se han rie de observaciones relaciona-
desarrollado en ella encuentran das con otros aspectos del Prólogo,
todavía lugar para su ulterior mo- constituyendo así una interpreta-
vimiento progresivo; 2) que la so- ción unitaria. Estas observaciones
ciedad no se impone tareas para pueden agruparse bajo dos títu-
cuya solución no se hayan incu- los: el significado y la función de
bado las condiciones necesarias, las ideologías y el carácter meta-
etc. Se entiende que estos princi- fórico de los argumentos utiliza-
pios deben primero ser desarrolla- dos por Marx. En cuanto al pri-
dos críticamente en todo su alcan- mer punto, será suficiente referir-
ce y depurados de todo residuo se al pasaje siguiente: «Respecto a
de mecanicismo y fatalismo. Así, la cuestión de la “objetividad” del
deben ser referidos a la descrip- conocimiento según el materialis-
ción de los tres momentos funda- mo histórico, el punto de partida
mentales en que puede distinguir- debe ser la afirmación de Marx (en
se una “situación” o un equilibrio la Introducción a la Crítica de la eco-
de fuerzas, con el máximo de va- nomía política, pasaje famoso sobre
lorización del segundo momento, el materialismo histórico) de que
o equilibrio de las fuerzas políti- “los hombres se vuelven conscien-
cas y especialmente del tercer mo- tes (de este conflicto) en el terreno
mento o equilibrio político-mili- ideológico” de las formas jurídi-
tar». Aquí el texto de Marx se con- cas, políticas, religiosas, artísticas
virtió en «ciencia política» y los o filosóficas. Pero esta concien-
dos principios deberían tomarse cia ¿se limita únicamente al con-
solo después de haber sido «pu- flicto entre las fuerzas materiales

401
Populismo

de producción y las relaciones de tica política son iguales. Esta lec-


producción – como materialmente tura es confirmada por el arran-
dice el texto marxista – o se refiere que de C 4, §38, donde Gramsci,
a toda conciencia, o sea a todo co- después de recordar los dos prin-
nocimiento? Éste es el problema: cipios del materialismo histórico,
que puede ser resuelto con todo agrega que en el curso de las crisis
el conjunto de la doctrina filosó- históricas las fuerzas sociales «que
fica del valor de las superestruc- “tratan” de demostrar (con los he-
turas ideológicas» (C 4, §37, 167). chos en último análisis, o sea con
Gramsci declara apartarse de la su propio triunfo, pero inmediata-
letra del texto: si de hecho atribui- mente mediante la polémica ideo-
mos a las ideologías una función lógica, religiosa, filosófica, políti-
gnoseológica, que en Marx está re- ca, jurídica, etc.) que “existen ya
servada para la crítica científica (C las condiciones necesarias y sufi-
4, §38, 175-176: «la tesis de Marx cientes para que determinadas ta-
– de que los hombres adquieren reas puedan y por lo tanto deban
conciencia de los conflictos funda- ser resueltas históricamente”» (Ivi,
mentales en el terreno de las ideo- 168). Como puede verse, el pasaje
logías – posee un valor orgánico, del Prólogo se reescribe mezclan-
es una tesis gnoseológica y no psi- do su léxico “ideológico” con el
cológica o moral»), la distinción “veritativo” de las Tesis sobre Feu-
entre ciencia e ideología se vuelve erbach («demostrar»). El resulta-
problemática y el punto de obser- do de este cambio de la letra del
vación desde el cual se hace la dis- texto es una nueva concepción de
tinción entre base real y superes- la ideología, llevada a cabo ya no
tructura terminará situándose en como una alternativa a la teoría de
interior de la segunda. la verdad, sino como una parte in-
Este cambio no pierde de vista tegral de ella. Los dos principios
la cuestión de la verdad, sino que fundamentales del materialismo
la reformula en términos de pra- histórico, aquellos que el marxis-
xis, sobre la base de las Tesis so- mo de la Segunda Internacional
bre Feuerbach. Aquella verdad que había leído en clave evolutiva, se-
Marx redefinió como «realidad y parando y subordinando la volun-
poder» del pensamiento que solo tad política a la historia económi-
puede demostrarse en la «prácti- ca, se interpretan al revés, gracias a
ca» (tesis 2) es el sustrato de una las Tesis sobre Feuerbach, como una
concepción efectiva de las ideo- actualización del concepto de “re-
logías como muchas formas dife- volución permanente”.
rentes de esta “demostración”, Esta interpretación concuerda
donde el conocimiento y la prác- con el otro eje de la reinterpreta-

402
Populismo

ción del Prólogo sobre el estatuto §207 se titula Cuestiones de termino-


de las metáforas presente en él. logía, en la cual, por lo tanto, viene
Ya en C 1, §113, 161 Gramsci ob- ya expresado implícitamente un
serva: «La expresión de Marx en el juicio preciso sobre el valor origi-
prefacio de la Crítica de la economía nal de ambas declaraciones. En el
política (de 1859), “así como no se caso de la metáfora anatómica, ese
juzga lo que un individuo es por valor de posición radica en el vín-
lo que él se parece a sí mismo”, culo con el lenguaje de las ciencias
puede ser vinculada a la trans- naturales en la época de Marx, con
formación ocurrida en el procedi- su función culturalmente progre-
miento penal y a las discusiones siva y con la idea democrática de
teóricas al respecto, entonces re- “verdad” vinculada a ellas (y, en
lativamente recientes». La anota- consecuencia, con el poder contro-
ción regresa varias veces más tar- vertido que trajo consigo), como
de. En C 8, §207, 322 se compara se explica en el segundo borrador,
con la otra imagen, también pre- C 11, §50, 322, Historia de la termi-
sente en el Prólogo, de la economía nología y de las metáforas, donde
como anatomía de la sociedad ci- Gramsci especifica que «la metá-
vil. Gramsci señala que el conoci- fora [de la economía como ana-
miento del «origen de la metáfo- tomía de la sociedad civil, NdA]
ra usada para indicar un concepto estaba justificada también por su
recién descubierto, ayuda a com- “popularidad”, o sea por el hecho
prender mejor el concepto mismo, de que ofrecía incluso a un públi-
que es referido al mundo cultu- co no refinado intelectualmente,
ral e históricamente determina- un esquema de fácil comprensión
do en el cual surgió». En la nota (este hecho casi nunca se tiene de-
anterior, dedicada a la Historia del bidamente en cuenta: que la filo-
materialismo de Friedrich Albert sofía de la praxis, proponiéndose
Lange, Gramsci había observado reformar intelectual y moralmen-
que: «podrá verse cómo la termi- te a estratos sociales culturalmen-
nología tiene su importancia para te atrasados, recurre a metáforas a
provocar errores y desviaciones, veces “groseras y violentas” en su
cuando se olvida que la termino- popularidad)»; por lo tanto, siem-
logía es convencional y que siem- pre es necesario «precisar los lí-
pre hay que remontarse a las fuen- mites de la metáfora misma» para
tes culturales para identificar su «impedir que ésta se materialice y
valor exacto, porque bajo una fór- se mecanice» (Ibid.), poniendo el
mula convencional, pueden ani- énfasis en algo que estaba presen-
darse contenidos diferentes» (C te en la imagen inicial solo como
8, §206, 321). En este sentido, C 8, un accesorio polémico (la historio-

403
Pueblo

grafía espiritualista: C 10 II, §41. La reactivación de las metáfo-


XII, 202, en el que también se re- ras no puede ir más allá de este
cuerda el pasaje del Prólogo de la nivel crítico-negativo, que consis-
derivación judicial: «Habría que te en limitar el alcance teórico de
estudiar contra cuáles corrientes una expresión dada, reactivar los
historiográficas ha reaccionado la contenidos y las intenciones de un
filosofía de la praxis en el momen- determinado “lenguaje” (en este
to de su fundación y cuáles eran caso, el marxismo) que se ha per-
las opiniones más difundidas en dido. Pero esta síntesis artificial
aquel tiempo incluso con respec- de expresión y significado es posi-
to a las otras ciencias. Las mismas ble gracias a la concepción prácti-
imágenes y metáforas a las que ca-política del pensamiento y, por
recurren a menudo los fundado- lo tanto, del lenguaje. Esta pars des-
res de la filosofía de la praxis dan truens está condicionada por una
indicios a este respecto»). Sin em- pars construens, que es el resultado
bargo, el contenido positivo de la del valor práctico-político, y por lo
metáfora no excede la referencia tanto veraz, de los diferentes len-
a la necesidad de «profundizar las guajes o ideologías: la teoría de
investigaciones metodológicas y la traducibilidad de los lenguajes.
filosóficas» (C 8, §240, 346, tomada De hecho, en el siguiente texto (C
sin variaciones en C 10 I, §13, 137). 8, §207, Cuestiones de terminología),
Reflexionando sobre las dos titulado Traducibilidad [recíproca]
metáforas, anatómica y judicial, de las culturas nacionales, Gramsci
presentes en el Prólogo, Gramsci vuelve a un tema ya mencionado
reconduce la misma dicotomía ba- en el Cuaderno 1, continuando la
se-superestructura a una expre- meditación sobre la forma en que
sión metafórica, cuya función es las ideologías lingüísticas nacio-
controvertida. El carácter «grose- nales francesas y los alemanes han
ro y violento» de estas metáforas “incorporado” los intereses de sus
no es una forma de reducir su sig- respectivas burguesías, dirigién-
nificado, sino de restaurarlas a la dolos, de maneras diferentes y de
función política y también “sar- hecho opuestas, hacia un objeti-
cástica” (“historicista”, de “transi- vo “revolucionario” común (C 8,
ción”: C 1, §29, 90) que le era pro- §208, 323).
pia. El error radica en encerrarlas  FABIO FROSINI
en una literalidad que no poseen,
extrayendo de ellas una teoría de Pueblo
la verdad que separa claramente «Los políticos improvisados
la ciencia de la política, la historia preguntan con suficiencia propia
de las relaciones de fuerzas. de quien se las sabe todas: “¡El

404
Pueblo

pueblo! Pero ¿qué es este pue- mantener su condición de inferio-


blo? ¿Quién lo conoce? ¿Quién lo ridad.
ha definido jamás?”» (C 3, §7, 20). El pueblo no es históricamente
Los intelectuales se comportan de identificable como un grupo so-
la misma manera, perpetuando un cial particular, ni tampoco lo es
desapego de las clases subalternas geográficamente. Es importante
que tiene orígenes antiguos, que pensar siempre en el pueblo en re-
puede rastrearse a ese momen- lación con la pequeña burguesía,
to en la historia de la cultura en al menos hasta la Revolución In-
que la elección de regresar al latín dustrial, luego en relación con el
como lengua de comunicación re- proletariado y también en relación
ligiosa, en los albores del desarro- con los intelectuales, o incluso la
llo de la lengua vernácula, marca aristocracia en países como Fran-
en el sentido de dominación la re- cia, donde el pueblo ha asumido
lación entre los estratos de la so- un papel histórico muy específico
ciedad, comenzando por la nega- gracias a su madurez, junto con
ción del lenguaje, el conocimiento, otras clases, a nivel de pueblo-na-
el conocimiento de uno sobre otro. ción.
No es casualidad que en Italia la Gramsci también examina la
literatura sea el terreno en el que noción con respecto a realidades
es posible medir particularmen- geo-históricas como las de Amé-
te la distancia entre las clases al- rica y Asia (C 4, §49, 194-195),
tas y bajas, si incluso autores como mostrando las enormes diferen-
Manzoni han podido expresar ha- cias con Italia. El pueblo no pue-
cia la gente «condescendiente be- de expresar su propia concepción
nevolencia, no de identificación hu- del mundo, no es una “comuni-
mana» (C 7, §50, 182). dad homogénea”, y este es el ele-
Por otro lado, no es fácil para mento peculiar que lo distingue:
Gramsci definir qué cosa es el su cultura, su «sentido común» se
«pueblo»: por un lado, es precisa- componen de una multiplicidad
mente su indeterminación lo que de concepciones del mundo que
le impide convertirse en clase y se yuxtaponen y que derivan de
actuar visiblemente en la escena una serie de elementos heterogé-
de la historia, por otro, no debe neos de religión, ciencia, filosofía
considerarse, como dicen Croce o reelaborados en forma de folklore
Labriola (C 7, §1, 144 y C 8, §200, (C 1, §89, 151 y C 5, §156, 361). Esta
317), un estado de humanidad no es una cultura per se alternati-
“infantil”», a quien proponer una va a la cultura dominante, sino
pedagogía paternalista, dirigida a solo una alternativa en potencia,
que permanece en el estado del

405
Pueblo-nación

mero «subversivismo» si no se ele- rez inalcanzada del pueblo-nación


va gracias a la relación con la alta en Italia, en el sentido en que exis-
cultura (C 3, §46, 49), pasando del tió en otros países europeos, y su
nivel de «“espontaneidad”» al de posterior mortificación por parte
«“dirección consciente”» (C 3, §48 de los partidos de derecha, es un
51). «El error intelectual consis- hecho intrínsecamente conecta-
te en creer que se pueda saber sin do a la debilidad de las instancias
comprender y especialmente sin más democráticas que actuaron en
sentir y estar apasionado [...] no se la confrontación política del Risor-
hace historia-política sin pasión, gimento y en la prevalencia defini-
esto es, sin estar sentimentalmente tiva de los liberales y conservado-
unidos al pueblo» (C 4, §33, 164). res.
LEA DURANTE Para Gramsci «el error del inte-
lectual consiste <en creer> que se
Pueblo-nación pueda saber sin comprender y es-
El «pueblo-nación» es el «ele- pecialmente sin sentir y ser apa-
mento permanente» que fracasa sionado [...] o sea que el intelec-
en la historia de la unificación ita- tual puede ser tal (y no un puro
liana y, en cambio, el protagonis- pedante) si es distinto y separado
ta de la historia francesa, lo que del pueblo-nación [...] no se hace
permitió a este último superar las política-historia sin esta pasión, o
«variaciones políticas» y desarro- sea sin esta conexión sentimental
llar formas de «nacionalismo polí- entre intelectuales y pueblo-na-
tico y cultural que escapa a los lí- ción» (C 11, §67, 346-347).
mites de los partidos propiamen- El pueblo-nación, que entrelaza
te nacionalistas y que impregna y trasciende las nociones de clase y
toda la cultura» (C 3, §82, 80). «Los sociedad civil, entendido como un
hombres del Risorgimento […] hi- elemento fundamental de un pro-
cieron del pueblo-nación un ins- ceso histórico saludable, es, por lo
trumento, degradándolo» (C 1, tanto, también el protagonista de
§119, 119). Lo hicieron instrumen- la reforma intelectual y moral en
tal para aquel sentimiento nacio- su versión más auténtica y, en úl-
nal retórico y antihistórico que los tima instancia, del autoeducación
intelectuales habían estado cons- que Gramsci esperaba, sin embar-
truyendo durante mucho tiempo, go, la clase culta ha sido histórica-
basándose en la mistificación de mente incapaz de establecer una
que la nación italiana siempre ha- conexión orgánica con el pueblo,
bía existido en el poder y solo era y esto ha llevado a la aparición de
cuestión de darse cuenta de ello. una hegemonía cultural de libros
Gramsci considera que la madu- extranjeros, especialmente a tra-

406
Pueblo-nación

vés de la difusión masiva de la no- es más extranjero que los extranje-


vela de folletín. La distancia de los ros frente al pueblo-nación» (C 21,
intelectuales italianos, tanto secu- §5, 43).
lares como católicos, del pueblo es LEA DURANTE
tal que hace que Gramsci diga que
«el elemento intelectual indígena

407
R
Reforma intelectual y moral mientras el único que, a su modo
Esta expresión llega a Gramsci de ver, ha sabido de verdad com-
a partir de una genealogía inte- prender el aspecto políticamente
lectual compleja, rápidamente vivo y actual de la cuestión sería
reconstruida en el C 14, §26, 118. Sorel. Retomando, en su segun-
Aquí Gramsci comenta un texto da redacción, un complejo texto
de Sorel (publicado en “La Críti- sobre la historia del marxismo (C
ca” en 1931) «que habría debido 4, §3) Gramsci incluye una refe-
servir de introducción a la versión rencia que anteriormente ya ha-
italiana del libro de Renan La rifor- bía indicado (v. C 4, §44 y C 10 II,
ma intellettuale e morale que debía §41.XIII), pero sin conexión con el
traducir Missiroli y publicar La- tema de la reforma intelectual y
terza» en 1915. Referencias simila- moral: «Sorel [...] ha afirmado (en
res al origen de esta expresión se una carta a Missiroli) que a menu-
encuentran también en otros mo- do grandes movimientos históri-
mentos de la obra de Gramsci (C cos <no> son representados por
3, §40, 43; C 9, §111, 87-88; C 16, §9, una cultura moderna» (C 16, §9,
264), y el significado que al prin- 263). Esta toma de posición llega
cipio emerge del conjunto de las al final (estamos en 1934) de una
ocurrencias es la reivindicación larga reflexión en la que el con-
de la necesidad de una moderna cepto de reforma intelectual y
reforma religiosa protestante como moral se ha ido caracterizando de
antídoto a la escasa unión nacio- forma cada vez más original – en
nal y popular. En su formulación conexión y bajo la luz de la filoso-
literal, esta tesis es para Gramsci fía de la praxis – con respecto al
un brillante ejercicio literario, sentido tradicional.

409
Reforma intelectual y moral

Esta originalidad consiste en la cial de una nueva civilización, sin


dimensión real, social, «totalita- dejarse espantar por el claro retra-
ria» (C 4, §75, 226) de la reforma, so que tiene respecto a la sofistica-
que tiene que entenderse como la da cultura de las clases dirigentes
capacidad de involucrar activa- (en C 16, §9, 263 Gramsci recuerda
mente a la totalidad de la pobla- el parangón de Sorel entre socia-
ción, haciéndola protagonista de lismo y cristianismo primitivo), y
un cambio grande y total de las también adquiriendo plena con-
relaciones de fuerza. Hablando de ciencia del desfase que existe en-
la implicación activa se hace refe- tre el papel que realmente tienen
rencia a un aspecto vinculado a la los grupos subalternos y la cultura
totalidad de la reforma, es decir, al de la que participan, y por lo tanto
hecho de que la reforma no pue- sabiendo que es necesario un tra-
de aceptar ningún límite de tipo bajo específico para poder reorga-
tradicional, como es el que se da nizar la relación entre las dos es-
en virtud de la división de la so- feras.
ciedad entre clases directivas y Más allá de su significado con
clases subalternas o entre intelec- referencia al grupo de intelectua-
tuales y pueblo, sino que pone en les antes mencionados, el concep-
cuestión todas estas barreras, y no to tiene que ser desarrollado se-
solo lo hace desde el punto de vis- gún dos directrices diferentes, que
ta teórico (limitando su aplicación corresponden al modo en el que
práctica a pequeñas clases direc- Gramsci se enfrenta al tema de la
tivas), sino que lo hace práctica- filosofía de la praxis en su relación
mente, para la universalidad de la con «todas las filosofías que hasta
población. Esta, por lo tanto, coin- ahora han existido» (C 10 II, §54,
cide con un profundo cambio de 220): por una parte, el acontecer
la «realidad de las relaciones hu- histórico de reformas intelectuales
manas de conocimiento como ele- y morales, siempre parciales, por
mento» de construcción de una otro lado, la reforma intelectual y
«“hegemonía” política» (C 10 II, moral propuesta por la filosofía de
§6, 143); es decir, implica una com- la praxis, que difiere respecto a to-
pleta transformación de la cultura, das ya que es capaz de sintetizar
de sus modalidades de produc- de forma estructurada (C 8, §145,
ción y difusión. De ahí la impor- 290) la difusión extensiva y la pro-
tancia de la anotación de Sorel, fundización crítica, el momento
que invita al intelectual a dirigir «Reforma» y el momento «Renaci-
su mirada hacia lo que es realmen- miento» (C 7, §43-44). En relación
te popular, para identificar en ello con el primer aspecto, las reformas
los signos del nacimiento poten- intelectuales y morales han sido la

410
Reforma intelectual y moral

Reforma protestante y el «ilumi- indudablemente una reforma, y


nismo “político” francés» (C 4, §3, tuvo cierta eficacia, pero no afec-
135; v. también el más interesante tó a masas notables y se disgre-
Texto C, C 16, §9, 263), y también gó a la primera contraofensiva. El
el idealismo moderno: «las teorías materialismo histórico, por tanto,
idealistas son el mayor intento de tendrá o podrá tener esta función
reforma moral e intelectual que se no sólo totalitaria como concep-
haya verificado en la historia para ción del mundo, sino totalitaria en
eliminar la religión del campo de cuanto que afectará a toda la so-
la civilización» (C 8, §215, 331), y ciedad hasta sus más profundas
precisamente de este último deri- raíces» (C 4, §75, 226). La crítica
va la filosofía da la praxis: de la a Croce se profundiza en C 7, §1,
idea de «que el hombre moderno 144: «frente a la nueva Reforma in-
puede y debe vivir sin religión» telectual y moral representada por
(LC 446-447, a Tatiana, 17 de agos- el materialismo histórico, se vuel-
to de 1931). Gramsci, sin embar- ve a encontrar en la misma posi-
go, identifica inmediatamente el ción que Erasmo frente a Lutero».
límite de este movimiento en la Croce es por lo tanto un filósofo
«contradicción creada por los in- obligado a estar a la defensiva, y
telectuales que [...] han llegado al este juicio prepara directamente a
ateísmo y a “vivir sin religión” a la llamada de un «Anti-Croce» en
través de la ciencia o la filosofía, C 8, §235, 343.
pero que sostienen que la religión Como resulta evidente, el ca-
es necesaria para la organización rácter totalitario del materialis-
social» (C 8, §111, 271). Ya en el mo histórico reside en el de he-
Cuaderno 4 esta crítica se presenta cho que, como se ha dicho, el ma-
con claridad: «Reforma luterana terialismo rompe toda barrera, en
– calvinismo inglés – en Francia, primer lugar, la barrera que pone
racionalismo dieciochoesco y pen- como alternativas entre sí la di-
samiento político concreto (acción fusión de masa y la profundidad
de masas). En Italia no ha habido crítica, poniendo todos estos lí-
nunca una reforma intelectual y mites, en apariencia inevitables,
moral que involucrase a las ma- bajo la mirada de una crítica que
sas populares. Renacimiento, filo- podrá ser eficaz (nótese «habrá o
sofía francesa del setecientos, filo- podrá haber») en tanto sepa con-
sofía alemana del ochocientos son vertirse en crítica práctica de masa.
reformas que afectan solamente a De hecho, Gramsci usa “reforma
las clases altas y a menudo sólo a intelectual y moral”, “revolución
los intelectuales: el idealismo mo- cultural” y “revolución popular”
derno, en la forma croceana, es (C 17, §38, 328) como sinónimos,

411
Relaciones de fuerza

para entender la transformación tura, como ya se ha dicho, es la


de la relación entre función social hegemonía como organización de
y cultural: «es tarea de los intelec- «las relaciones humanas de cono-
tuales la de determinar y organi- cimiento» (C 10 II, §6, 143).
zar la revolución cultural, o sea FABIO FROSINI
de adecuar la cultura a la función
práctica», escribe en C 8, §171, 302 Relaciones de fuerza
(noviembre de 1931; en el Texto El concepto de «relaciones de
C, C 11, §16, 270, la expresión se fuerza», si bien no aparece mu-
cambia por «reforma moral e in- chas veces de modo explícito en
telectual»). Esta idea de la “ade- los Cuadernos, resulta central en
cuación” es el paso decisivo ha- el pensamiento de Gramsci. Una
cia una reformulación original. buena parte de los conceptos más
A esta, de hecho, sigue de inme- discutidos en los Cuadernos – he-
diato (enero-febrero de 1932) el gemonía, sociedad civil, Estado
famoso texto acerca del «moder- integral, etc. – tiene un nexo orgá-
no Príncipe» (C 8, §21, 225), en el nico con la noción de «relaciones
que Gramsci fija todos los puntos de fuerza». De hecho, no podemos
esenciales del problema: «la cues- comprender la lucha hegemónica,
tión de una reforma intelectual y la constitución de la sociedad ci-
moral, o sea la cuestión religiosa o vil y sus relaciones con el Estado
de una concepción del mundo», es stricto sensu y tampoco la forma-
parte esencial del «moderno Prín- ción de una conciencia crítica de la
cipe», ya que solo reorganizando realidad sin referirnos al concep-
la dispersa filosofía del sentido co- to en cuestión. Este se presenta,
mún en una concepción coherente explícita o implícitamente, en los
será posible unificar realmente la diversos «análisis de situaciones»
voluntad dispersa de las masas (la realizados por Gramsci desde su
«reforma intelectual y moral [...] juventud hasta los Cuadernos. El
es el terreno para un ulterior de- lugar donde el tema se trata más
sarrollo de la voluntad colectiva explícitamente es, sin duda, el pa-
nacional popular en el terreno de rágrafo titulado Análisis de las si-
una forma lograda y total de civi- tuaciones: relaciones de fuerza (C 13,
lización moderna»). Sin embargo, §17). Pero, más allá de sus aplica-
los aspectos culturales y económi- ciones concretas en el ámbito de
cos de la reforma son claramente la historiografía y de la «ciencia
idénticos: «el programa de refor- y arte políticas», el concepto ocu-
ma económica es el modo concre- pa un lugar central en lo que po-
to como se presenta cada reforma dría llamarse la ontología social de
intelectual y moral», ya que la cul- Gramsci.

412
Relaciones de fuerza

En C 13, §16 que retoma C 8, sino que toma como punto de par-
§84, Gramsci buscaba definir la tida – y aquí retoma una expresión
esencia de la praxis política. Sobre bien conocida de Maquiavelo – la
la base de su particular lectura de «realidad efectiva». Sin embargo,
Maquiavelo, Gramsci afirma: «El es en la definición de lo que es esta
demasiado (y por lo tanto superfi- realidad efectiva – es decir, en la
cial y mecánico) realismo político explicitación de su ontología del
conduce a menudo a afirmar que ser social – donde Gramsci revela
el hombre de Estado debe operar toda la importancia que le atribu-
sólo en el ámbito de la “realidad ye al concepto que estamos anali-
efectiva”, no interesarse en el “de- zando. Gramsci concluye: «¿pero
ber ser”, sino sólo en el “ser”» (C qué cosa es esta realidad efectiva?
13, §16, 31). Como es sabido, la ex- ¿Es acaso algo estático e inmóvil
presión “maquiavelismo” a menu- o no es más bien una relación de
do estuvo ligada con este realismo fuerzas en continuo movimiento y
político superficial. Es otra la posi- cambio de equilibrio?» (Ibid.). Por
ción de Gramsci en relación con el tanto, aquí la relación de fuerzas
autor de El Príncipe: «Maquiavelo es elevada a una determinación
no es un mero científico; él es un fundamental de la propia realidad
hombre de partido, de pasiones efectiva, es decir, a un momento
poderosas, un político en acción, causal de su dinámica ontológi-
que quiere crear nuevas relaciones ca, dialécticamente contradictoria.
de fuerza y por eso no puede dejar La posición teleológica, el “deber
de ocuparse del “deber ser”, cier- ser”, si se basa en un análisis ade-
tamente no entendido en sentido cuado de la causalidad plantea-
moralista» (Ibid., las cursivas son da por estas relaciones de fuerza,
mías). No se trata, por lo tanto, de puede incidir sobre ellas y modi-
refutar a priori el momento teleo- ficarlas. Y, precisamente porque
lógico en la acción política (y en la quien habla de relación de fuer-
acción en general), sino de «ver si zas habla al mismo tiempo de un
el “deber ser” es un acto arbitrario realidad histórica y cambiante,
o necesario, es voluntad concreta, Gramsci puede concluir: «El “de-
o veleidad, deseo, amor a la fanta- ber ser” es por lo tanto concreción,
sía» (Ibid.). incluso es la única interpretación
Tras haber afirmado que «el realista e historicista de la reali-
político en acción es un creador, dad, es la única historia en acción
un suscitador», Gramsci aclara, y filosofía en acción, la única polí-
no obstante, que él «ni crea de la tica» (C 13, §16, 31-32). Vemos así
nada, ni se mueve en el vacío tur- que Gramsci sabe – y lo dice explí-
bio de sus deseos y sueños» (Ibid.), citamente en C 13, §17, 40, sobre el

413
Relaciones de fuerza

que volveremos – que: «la obser- en la historia de un determinado


vación más importante que debe periodo y determinar su relación»
hacerse a propósito de todo aná- (C 13, §17, 32). Lo que Gramsci
lisis concreto de las relaciones de define aquí como problema tiene
fuerza es ésta: que tales análisis no un lugar ontológico-metodológi-
pueden y no deben ser fines en sí co decisivo en su concepción del
mismos (a menos que no se escri- materialismo histórico. Esto es
ba un capítulo de historia del pa- confirmado por su noción de “ca-
sado) sino que adquieren un signi- tarsis”. Identificando en la catarsis
ficado sólo si sirven para justificar «el paso del momento meramen-
una actividad práctica, una inicia- te económico (o egoísta-pasional)
tiva de voluntad». al momento ético-político, o sea la
La utilización más sistemáti- elaboración superior de la estructura
ca del concepto de relaciones de en superestructura en la conciencia de
fuerza es la que podemos leer en los hombres», recuerda que esta ela-
C 13, §17, un texto C que reto- boración es el «punto de partida
ma – con alteraciones e integra- para toda la filosofía de la praxis»
ciones – dos textos A, C 4, §38 y (C 10 II, §6, 142, las cursivas son
C 8, §163. Gramsci se propone mías). La relación orgánica entre
desarrollar una de sus principa- estos dos parágrafos es verifica-
les contribuciones a lo que reite- da por el hecho de que en ambos
radamente denomina «ciencia de aparecen los que, para Gramsci,
la política de la filosofía de la pra- son los dos principios básicos del
xis», o sea su propuesta «análisis marxismo, extraídos de su pecu-
de las situaciones». También aquí liar lectura del famoso Prólogo del
podemos ver un punto de contac- ’59. Reflexionando sobre este tex-
to entre Gramsci y Lenin, quien, to, sostiene, «se puede llegar al
como sabemos, sostuvo que «el desarrollo de toda una serie de
análisis concreto de las situacio- otros principios de metodología
nes» es nada menos que «la esen- histórica» (C 13, §17, 32). Citan-
cia del marxismo». Reafirmando do a Marx a su manera, es decir,
la centralidad que el concepto de interpretándolo, afirma: «hay que
relaciones de fuerza tiene en su moverse en el ámbito de dos prin-
pensamiento, Gramsci comienza cipios: 1) el de que ninguna socie-
el parágrafo afirmando que «Es dad se impone tareas para cuya
el problema de las relaciones en- solución no existan ya las con-
tre estructura y superestructura el diciones necesarias y suficientes
que hay que plantear exactamen- o que éstas no estén al menos en
te y resolver para llegar a un justo vías de aparición y de desarrollo;
análisis de las fuerzas que operan 2) y el de que ninguna sociedad se

414
Relaciones de fuerza

disuelve y puede ser sustituida si de la ciencia política gramsciana,


primero no ha desarrollado todas a saber, aquella entre pequeña y
las formas de vida que están im- gran política. La confusión entre
plícitas en sus relaciones» (C 13, el nivel orgánico y el coyuntural
§17, 32). En otras palabras, es pre- en el análisis de la realidad polí-
ciso tomar en consideración, en tico-social tiene graves implicacio-
el análisis de las situaciones y de nes: «el error en que se cae a me-
las relaciones de fuerzas, tanto el nudo en los análisis histórico-po-
momento subjetivo (las tareas es- líticos consiste en no saber encon-
tablecidas, el “deber ser”) como el trar la justa relación entre lo que
objetivo (el “ser”, es decir, el desa- es orgánico y lo que es ocasional:
rrollo de las formas de vida nece- se llega así o a exponer como in-
sarias para que las tareas se vuel- mediatamente operantes causas
van realistas). que por el contrario son operan-
No es casual que, después de tes mediatamente, o a afirmar que
esta referencia al texto de Marx, las causas inmediatas son las úni-
Gramsci remita a otra cuestión de- cas causas eficientes; en un caso se
cisiva de su “teoría política”, es tiene el exceso de “economismo”
decir, a la necesidad de «distin- o de doctrinarismo pedante, en el
guir los movimientos orgánicos otro el exceso de “ideologismo”;
(relativamente permanentes) de en un caso se sobrevaloran las cau-
los movimientos que se pueden sas mecánicas, en el otro se exalta
llamar de coyuntura (y se presen- el elemento voluntarista e indivi-
tan como ocasionales, inmediatos, dual». (C 13, §17, 33). Y Gramsci
casi accidentales). Los fenómenos concluye: «Si el error es grave en
de coyuntura son ciertamente de- la historiografía, aún más grave
pendientes, también ellos, de mo- resulta en el arte político, cuando
vimientos orgánicos, pero su sig- se trata no de reconstruir la histo-
nificado no es de gran alcance his- ria pasada sino de construir la pre-
tórico: éstos dan lugar a una crí- sente y futura» (Ivi, 34).
tica política menuda, cotidiana, Tras presentar ejemplos históri-
que afecta a los pequeños grupos cos de tales errores, Gramsci nos
dirigentes y a las personalidades propone positivamente los crite-
inmediatamente responsables del rios para analizar situaciones a
poder. Los fenómenos orgánicos partir del concepto de relaciones
dan lugar a la crítica histórico-so- de fuerza. Según él, este análisis
cial» (C 13, §17, 33). La distinción debería operar en tres momentos
entre fenómenos de coyuntura y articulados orgánicamente. El pri-
fenómenos orgánicos se articula mero es el de la «relación de fuer-
con otra distinción fundamental zas sociales estrechamente ligada

415
Relaciones de fuerza

a la estructura, objetiva, indepen- sos grupos sociales» (Ibid.). Si bien


diente de la voluntad de los hom- también aquí parte del Prólogo de
bres, que puede ser medida con Marx (que habla de «formas ideo-
los sistemas de las ciencias exactas lógicas en las cuales los hombres
o físicas» (Ivi, 36). Esta última fra- toman conciencia de este conflic-
se es una paráfrasis de una expre- to [económico] y lo conducen a su
sión del Prólogo de Marx. Basado resolución»), Gramsci agrega de-
en este primer momento objetivo terminaciones que constituyen su
de las relaciones de fuerza (donde contribución propia a la ciencia
están presentes «los agrupamien- política de la filosofía de la praxis,
tos sociales, cada uno de los cua- es decir, del materialismo histó-
les representa una función y tiene rico. Gramsci sostiene: «Este mo-
una posición dada en la produc- mento puede ser a su vez analiza-
ción misma», y que también cons- do y distinguido en varios grados,
tituyen «la que es, una realidad que corresponden a los diversos
rebelde: nadie puede modificar momentos de la conciencia políti-
el número de las empresas y de ca colectiva, tal como se han mani-
sus empleados, el número de las festado hasta ahora» (Ibid.).
ciudades con su correspondiente Por lo tanto, este segundo mo-
población urbana, etcétera»: Ivi, mento de las relaciones de fuerza
36), uno puede «estudiar si en la tiene grados: «El primero y más
sociedad existen las condiciones elemental es el económico-corpo-
necesarias y suficientes para su rativo: un comerciante siente que
transformación, [lo que] permi- debe ser solidario con otro comer-
te controlar el grado de realismo ciante, un fabricante con otro fa-
y de practicabilidad de las diver- bricante, etc., pero el comerciante
sas ideologías que han nacido en no se siente todavía solidario con
su mismo terreno, en el terreno el fabricante». El segundo grado,
de las contradicciones que aqué- que aún no trasciende completa-
lla ha generado durante su desa- mente el nivel económico-corpo-
rrollo» (Ibid.). Se trata, por tanto, rativo, «es aquél en el que se al-
de la base causal objetiva sobre la canza la conciencia de la solida-
cual formular con realismo cual- ridad de intereses entre todos los
quier propuesta subjetiva de in- miembros del grupo social, pero
tervención teleológica. El segundo todavía sólo en el campo mera-
momento es el de «la relación de mente económico. Ya en este mo-
las fuerzas políticas, o sea la eva- mento se plantea la cuestión del
luación del grado de homogenei- Estado, pero sólo en el terreno de
dad, de autoconciencia y de orga- alcanzar una igualdad político-ju-
nización alcanzado por los diver- rídica con los grupos dominantes»

416
Relaciones de fuerza

(Ibid.). Solamente en el tercer gra- organismo propio de un grupo,


do de la «relación de fuerzas po- destinado a crear las condiciones
líticas» puede hablarse en sentido favorables para la máxima expan-
propio de una conciencia ético-po- sión del grupo mismo, pero este
lítica de clase. Estamos aquí ante el desarrollo y esta expansión son
momento en que se coloca la cues- concebidos y presentados como
tión – crucial para Gramsci – de la fuerza motriz de una expansión
la hegemonía: «ésta es la fase más universal» (Ivi, 37). Precisamente
estrictamente política, que señala aquí radica la capacidad de la cla-
el tránsito neto de la estructura a se dominante para ser no solo do-
la esfera de las superestructuras minante sino convertirse también
complejas, es la fase en la que las en una clase dirigente. Gramsci
ideologías germinadas anterior- prosigue: «el grupo dominante es
mente se convierten en “partido”, coordinado concretamente con los
entran en confrontación y se de- intereses generales de los grupos
claran en lucha hasta que una sola subordinados y la vida estatal es
de ellas o al menos una sola com- concebida como un continuo formar-
binación de ellas, tiende a prevale- se y superarse de equilibrios inesta-
cer, a imponerse, a difundirse por bles (en el ámbito de la ley) entre los
toda el área social, determinan- intereses del grupo fundamental y los
do, además de la unidad de fines de los grupos subordinados, equili-
económicos y políticos, también brios en los que los intereses del
la unidad intelectual y moral, si- grupo dominante prevalecen pero
tuando todas las cuestiones en tor- hasta cierto punto, o sea no hasta
no a las cuales hierve la lucha no el burdo interés económico-cor-
en el plano corporativo sino en un porativo» (Ibid, las cursivas son
plano “universal”, y creando así mías). Se puede ver aquí cómo la
la hegemonía de un grupo social noción de relaciones de fuerza tie-
fundamental sobre una serie de ne un papel decisivo en la noción
grupos subordinados» (Ivi, 36-37). gramsciana de Estado.
Aquí se plantea una relación nue- Gramsci habla también de un
va y más orgánica con el Estado, tercer momento, «de la relación
que ciertamente es un Estado de de las fuerzas militares, inmedia-
clase, pero con características de tamente decisivo en cada ocasión»
la específica visión gramsciana del (Ivi, 38). Aquí deben distinguir-
«Estado integral», resultante de se dos grados, «el militar en sen-
una dinámica relación de fuerzas tido estricto o técnico-militar y el
entre la clase dominante y las cla- grado que se puede llamar políti-
ses subalternas. «El Estado», escri- co-militar», que, «en el desarrollo
be Gramsci, «es concebido como de la historia [...], se han presenta-

417
Relaciones de fuerza

do en una gran variedad de com- (Ibid.). Por tanto, «el elemento de-
binaciones». Aunque Gramsci se cisivo de toda situación es la fuer-
refiere al «paso de éstas [relacio- za permanentemente organizada
nes económicas] a relaciones po- y predispuesta con tiempo que
líticas de fuerza para culminar en se puede hacer avanzar cuando
la relación militar decisiva», supo- se juzga que una situación es fa-
niendo la universalidad y la nece- vorable […], por eso la tarea esen-
sidad de este tercer momento, su cial es la de ocuparse sistemática
ejemplo se refiere a la «relación y pacientemente en formar, desa-
de opresión militar de un Estado rrollar, hacer cada vez más homo-
sobre una nación que trata de al- génea, compacta, consciente de sí
canzar su independencia estatal» misma a esta fuerza» (Ivi, 40). El
(Ibid.). Gramsci no se refiere a la momento decisivo de la dinámi-
posibilidad de aplicar este tercer ca de las relaciones de fuerza se
momento a las relaciones de fuer- da, por tanto, en el nivel político
za entre las clases sociales. e ideológico, aunque sobre la base
A continuación, y siempre de las determinaciones económi-
como contribución metodológi- cas.
ca al análisis de las relaciones de Finalmente, en la conclusión
fuerza, Gramsci reafirma una po- del parágrafo que estamos anali-
sición ya citada en textos pre-car- zando, Gramsci recuerda su ad-
celarios y en otros pasajes de los hesión a la undécima de las Tesis
Cuadernos (en particular C 13, §18 sobre Feuerbach de Marx, esto es,
y siguientes), según los cuales «se al vínculo ineludible entre teo-
puede excluir que, por sí mismas, ría y praxis. Recordemos un texto
las crisis económicas inmediatas gramsciano citado anteriormente:
produzcan efectos fundamentales; «Tales análisis [de situaciones, de
sólo pueden crear un terreno más relaciones de fuerza] no pueden
favorable a la difusión de cier- y no deben ser fines en sí mismos
tos modos de pensar, de plantear […] sino que adquieren un signifi-
y resolver las cuestiones que im- cado sólo si sirven para justificar
plican todo el desarrollo ulterior una actividad práctica, una inicia-
de la vida estatal» (Ivi, 39). Con- tiva de voluntad» (C 13, §17, 40).
tra el economicismo mecanicis- Por tanto, para Gramsci, no se tra-
ta, Gramsci sabe que «la ruptura ta únicamente de analizar situa-
del equilibrio de las fuerzas no se ciones, sino también de transfor-
produjo por causas mecánicas in- marlas.
mediatas [...] sino que ocurrió en CARLOS NELSON
el cuadro de conflictos superiores COUTINHO
al mundo económico inmediato»

418
Religión

Religión en una súper-categoría, en un con-


Gramsci dedicó a la religión texto teórico dentro del cual las
muchos artículos periodísticos, al- muchas y diferentes categorías
gunas partes breves pero significa- mencionadas pueden encontrar
tivas de las relaciones e interven- su fusión o al menos una conexión
ciones políticas, numerosas notas cercana. Este lugar es la doctrina
de los Cuadernos y algunos pasa- del sentido común con sus rela-
jes de las Cartas de la cárcel. Estos ciones con la religión, la filosofía y
escritos constituyen una pequeña la política. Creo que esta es la cla-
porción de su producción escri- ve de lectura más adecuada para
ta y revelan una riqueza insospe- establecer el discurso gramsciano
chada de temas, una multiplici- sobre la religión correctamente.
dad de planes de análisis (ideoló- Las definiciones de religión
gicos, históricos, sociales, políticos que se encuentran en el trabajo
y epistemológicos) y una sorpren- de Gramsci son tres: 1. La religión
dente variedad de categorías críti- “confesional” (C 6, §41, 38), tomada
cas del fenómeno religioso. Junto del Manual de Historia de las Reli-
a las categorías tradicionales de giones de Turchi (1922), donde se
la crítica marxista de la religión caracteriza la religión de acuerdo
(alienación, opio del pueblo, mo- con los siguientes elementos: a)
delo epistemológico negativo del creencia en una o más deidades
mundo capitalista), otras catego- personales trascendentes; b) sen-
rías, principalmente de naturale- timiento de dependencia total del
za política juegan un papel princi- hombre de la divinidad; c) rela-
pal como la de hegemonía, bloque ción entre hombres y dioses expre-
histórico, reforma intelectual y sada en ritos y actos de adoración.
moral, revolución pasiva, la Igle- La religión que corresponde total-
sia como intelectual, la religión y mente a estos tres requisitos es el
la Iglesia como modelos epistemo- cristianismo. 2. La religión “secu-
lógicos positivos del marxismo y lar”, entendida como «unidad de
el comunismo. Sin embargo, to- fe entre una concepción del mun-
das estas categorías, tomadas de do y una norma de conducta co-
forma aislada, conllevan el riesgo rrespondiente», que Gramsci tam-
que conduce a lecturas e interpre- bién llama «ideología», incluso
taciones reductivas y a una com- «política» (C 11, §12, 247), carac-
prensión limitada y restringida terizada como filosofía moral, «re-
del discurso religioso en Gramsci. forma intelectual y moral». Reli-
Una llave de lectura unitaria del gión que ocurre la mayor parte del
pensamiento gramsciano al res- tiempo en forma de mito, es decir,
pecto puede ser indicada más que como una forma de conocimiento

419
Religión

de la realidad inferior, imperfec- Por sentido común quiere decir


ta o al menos racional, no lógica o «filosofía espontánea», es decir, la
pre-lógica. A menudo es un mito concepción del mundo y la vida
concebido como un instrumento típica de las masas populares, y
ideológico de control social. Esta agrega: «los elementos principales
definición, prestada críticamen- del sentido común son proporcio-
te de Benedetto Croce (C 10 I, §5, nados por las religiones y por lo
121 y C 10 I, §10, 131), es parcial- tanto la relación entre sentido co-
mente asumida por Gramsci en su mún y religión es mucho más ínti-
juventud, luego rechazada en los ma que entre sentido común y sis-
Cuadernos, no tanto porque teó- temas filosóficos de los intelectua-
ricamente no es válida, sino por les» (C 11, §13, 262). Cuando se ha-
sus consecuencias prácticas nega- bla de religión en Gramsci, por lo
tivas. De esta concepción mitoló- tanto, es necesario tener en cuenta
gica de la religión, dirigida a dar esta coincidencia sustancial, aun-
mayor valor y prestigio a la tradi- que no total, del sentido común y
ción, Gramsci critica el riesgo de la religión y considerar como váli-
inducir una actitud no crítica, no do también para la religión lo que
combativa, no militante, sino de dice y escribe sobre el sentido co-
aceptación y habituación pasiva y, mún y su relación con la filosofía
al mismo tiempo, de justificación y la política.
de la realidad. Este es el repro- Para Gramsci el sentido común
che específico de Gramsci a Croce, y la filosofía son valores homogé-
precisamente el de haber justifica- neos, ambos son concepciones del
do la religión misma y la conce- mundo: inferior, desorganizada,
sión de la enseñanza religiosa en inconsistente, la del sentido co-
las escuelas públicas, precisamen- mún; coherente, organizada, ra-
te sobre la base de su concepción cional, la de la filosofía. Entre las
de «la religión como una forma dos solo hay una diferencia cuan-
de conocimiento popular» (C 10 titativa, de grado de consistencia
I, §10, 131 y C 11, §12, 249). 3. La y lógica interna, no una diferen-
“religión como sentido común”, que cia cualitativa. La filosofía es solo
es la definición propiamente di- un grado superior de conocimien-
cha de Gramsci. Define el sentido to respecto al sentido común, no
común dentro de un discurso ge- una forma de conocimiento de
neral sobre la cultura popular, del una naturaleza superior, porque
cual identifica y analiza tres secto- es diferente. Según Gramsci, la fi-
res principales: lenguaje, sentido losofía, obviamente su filosofía de
común, folklore (C 11, §13, 245-65; la praxis, es la «concepción de lo
C 24, §4, 168; C 27, §§1-2, 203-207). que realmente es (existe), es decir,

420
Religión

es un “conócete a ti mismo” como resaltar sus características nega-


producto del proceso histórico de- tivas (desintegración, estratifica-
sarrollado hasta ahora que ha de- ción, concepción metafísica, obje-
jado en ti mismo una infinidad de tiva y dualista de la realidad, falta
huellas recibidas sin beneficio de de crítica, pasividad) y positivas
inventario. Hay que hacer inicial- (estratos progresivos, hilos dialéc-
mente ese inventario» (C 11, §12, ticos, oposición de la cultura po-
246), es decir, enumerar, detectar pular a la cultura oficial; b) negar
y clasificar estos rastros históri- y, si es posible, transformar las ca-
cos. Gramsci agrega que debe ha- racterísticas negativas; c) saber re-
cerse en orden y método. El orden conocer, valorar y desarrollar los
se indica de acuerdo con esta se- rasgos positivos (que Gramsci lla-
cuencia: «como punto de partida ma sintéticamente «buen sentido»
el “sentido común” en primer lu- o «núcleo sano» del sentido co-
gar, en segundo la religión, y sólo mún). Este procedimiento de tra-
en un tercer tiempo los sistemas bajo crítico debe conducir a la su-
filosóficos elaborados por los gru- peración del primer estadio (pri-
pos intelectuales tradicionales» (C mitivo, áspero, inconsistente) del
11, §13, 265); el método es el del sentido común para llevarlo a una
procedimiento crítico-dialéctico: etapa de pensamiento más eleva-
«Una filosofía de la praxis no pue- da y coherente, a la cual Gramsci
de sino presentarse inicialmen- da el nombre de «renovado sen-
te en una actitud polémica y crí- tido común» (C 11, §12, 251), que
tica, como superación del modo es equivalente a la filosofía de la
de pensar precedente y del pensa- praxis, cuya tarea principal es ha-
miento concreto existente (o mun- cer que una cultura existente sea
do cultural existente). Por lo tanto, crítica, no negarla y suprimirla por
ante todo como crítica del sentido completo. Es importante señalar
común (después de haberse ba- que en este método de trabajo se
sado en el sentido común…)» (C produce un movimiento circular
11, §12, 251). Por lo tanto, es una que, a partir del sentido común
tarea de contrastación de la filo- (conocimiento desintegrado, es-
sofía con el sentido común (y, en tratificado, metafísico), y a través
consecuencia, con la religión, que de la intervención crítica de la fi-
es una gran parte del sentido co- losofía, conduce a un sentido co-
mún), pero de tipo dialéctico, en mún renovado (conocimiento co-
el sentido de que la filosofía de la herente, integrado e historizado).
praxis tiene la tarea de promover, Proceso circular que Gramsci ve
con respecto al sentido común, operante, como en la superposi-
una investigación dirigida a: a) ción en el nivel cultural que acaba-

421
Religión

mos de mencionar, también en un un sujeto político consciente y ac-


nivel práctico en la relación entre tivo.
la masa, la política y la masa po- El enfoque gramsciano sobre la
pular. La masa (en analogía con el relación entre filosofía y religión
discurso sobre el sentido común) y entre política y religión también
es un sujeto social desintegrado, deriva, y no solo implícitamen-
estratificado, desorganizado, pa- te, de esta relación entre filosofía
sivo, un sujeto inconsciente, que y sentido común. Tras haber di-
«sólo siente» pero «no entiende» y cho que «los elementos principa-
«no sabe», no tiene conciencia de les del sentido común son propor-
sí mismo. Esta tarea de sensibili- cionados por las religiones» (C 11,
zar a las masas, ponerlas al mis- §13, 262), entonces, en virtud del
mo tiempo en guardia contra los principio de que “lo que es ver-
riesgos y organizarlas para alcan- dadero para el todo también debe
zar sus objetivos, recae en la políti- aplicarse a cada parte de él”, sería
ca, que implementa así la filosofía legítimo transferir pacíficamen-
de la praxis (pensamiento que se te a la religión lo que se ha dicho
convierte en acción); el resultado sobre el sentido común y su rela-
de este proceso es una masa he- ción con la filosofía. Más aún, si
cha consciente, «sabiendo y enten- Gramsci también agrega que «la
diendo», que se convierte así en relación entre sentido común y re-
un sujeto activo de su propia his- ligión es mucho más íntima» de lo
toria. El sujeto histórico concreto que se creía anteriormente (Ibid.).
que realiza esta operación políti- Pero esto no es solo una deduc-
co-cultural es el “intelectual colec- ción simple y legítima, ya que en
tivo” prefigurado por Gramsci en los escritos de Gramsci también
el partido del movimiento obre- hay un discurso explícito: «Toda
ro. Entonces, incluso entre la po- religión [...] es [...] una multiplici-
lítica y el sentido común, según dad de religiones [...] hay un cato-
Gramsci, no hay oposición, sino licismo de los campesinos, un ca-
una relación dialéctica: la políti- tolicismo de pequeñoburgueses y
ca necesita de la masa, de manera obreros urbanos, un catolicismo
análoga a la filosofía que requie- de las mujeres y un catolicismo de
re del sentido común como mate- los intelectuales igualmente varia-
rial para ser elaborado, y la masa do e inconexo» (Ibid.), hacia el cual
necesita de la política, de manera la filosofía debe operar la misma
análoga al sentido común que re- crítica y la misma superación dia-
quiere de la filosofía para madu- léctica, especificada con respecto
rar, desarrollarse y convertirse en a la relación entre filosofía y sen-
tido común en general: «la filoso-

422
Religión

fía es la crítica y la superación de Audacia y fe, 22 de mayo de 1916,


la religión» (C 11, §12, 247). Este en CT 328-329; La Consolata y los
procedimiento dialéctico también católicos, 21 de junio de 1916, ivi,
marca todo el enfoque de la “cues- 392-393; La historia, 29 de agosto
tión religiosa” gramsciana en ge- de 1916, ivi, 513-514; C 10 II, §41.I,
neral, y de la “cuestión católica” 179; C 10 II, §54, 219-222; C 11, §12,
en particular, tanto en términos 252; C 11, §34, 302-303; C 11, §37,
doctrinales como histórico-cultu- 308; C 11, §60, 332; C 7, §35, 171-
rales y, finalmente, específicamen- 174; C 16, §12, 275-278); por otro
te sociopolíticos: también marca lado, sugiere que esta irreconci-
la relación entre el marxismo y liabilidad ideológica no es tan ri-
religión, entre movimiento-parti- gurosa e irreductible, reconocien-
do-Estado socialista y religión y el do expresamente también algu-
mundo social, político e institucio- nos elementos positivos en la re-
nal católico. ligión, como, por ejemplo, el es-
A nivel teórico-filosófico, ya en píritu de empresa del calvinismo,
los escritos de los años de Turín, pero también el fatalismo como
pero especialmente en los Cuader- factor de revolución pasiva (C 11,
nos, por un lado, Gramsci habla de §12, 256 y 260) y el fideísmo reli-
la intransigencia ideológica, de la gioso como elemento de raciona-
antítesis e irreconciliabilidad en- lización en ciertas contingencias
tre filosofía de la praxis y religión, históricas. Incluso llega a admi-
debido al contraste entre la con- tir su utilidad y necesidad como
cepción religiosa, que es metafísi- estimulante ideológico positivo
ca, objetivante, trascendente, crea- para la misma filosofía de la pra-
cionista y dualizante (separación xis, al menos en su fase inicial (C
Dios-mundo, alma-cuerpo, mate- 11, §12, 256). Así también a nivel
ria-espíritu, hombre-naturaleza) histórico-cultural: si por un lado
así como moralmente heteróno- Gramsci acentúa la distancia in-
mo, contrario a la concepción hu- salvable entre el cristianismo y el
manista-historicista de la filoso- socialismo, por el otro no niega el
fía de la praxis, que es inmanente, papel positivo, a veces revolucio-
dialéctico-unificante en todos los nario, del cristianismo primitivo,
niveles (pensamiento-existencia, de los movimientos heréticos me-
sujeto-objeto, estructura-superes- dievales, del cristianismo refor-
tructura, sociedad civil-sociedad mado moderno y del catolicismo
política, intelectuales-masas) y es progresista contemporáneo: «La
autónomo en el campo ético (v., filosofía de la praxis es concebida
por ejemplo, Respuesta a Crispolti, como una filosofía integral y ori-
19 de junio de 1917, en CF 214-215; ginal que inicia una nueva fase en

423
Religión

la historia y en el desarrollo mun- cación de teoría y práctica enten-


dial [...] en cuanto que supera (y al dida como proceso histórico real»
superar incluye en sí los elemen- (C 11, §12, 254), entonces también
tos vitales) [...] expresiones tradi- se pueden obtener indicaciones
cionales de las viejas sociedades» de Gramsci sobre la relación entre
(C 11, §22, 284). Nuevamente: «La política y sentido común-religión,
filosofía de la praxis presupone entre movimiento-partido-Esta-
todo este pasado cultural, el Rena- do obrero y pueblo creyente y sus
cimiento y la Reforma, la filosofía propias organizaciones (iglesias,
alemana y la revolución francesa, movimientos y partidos confesio-
el calvinismo y la economía clási- nales). Es una relación que solo
ca inglesa, el liberalismo laico y el puede ser dialéctica: el movimien-
historicismo que está en la base de to-partido-Estado obrero no elimi-
toda la concepción moderna de la na la religión y las iglesias, como
vida» (C 16, §9, 264). Todos estos expresiones de sentido común y
momentos y aspectos del cristia- lugares de su manifestación, no las
nismo, pasado, reciente y contem- rompe, sino que las supera crítica-
poráneo, Gramsci los define ex- mente para reemplazarlas progre-
presamente como manifestaciones sivamente con una concepción su-
del sentido común: «en el sentido perior de la vida y del mundo, así
común influyen no sólo las formas como con una organización social
más toscas y menos elaboradas de y política diferente. Esta es la posi-
estos variados catolicismos, ac- ción de Gramsci en los Cuadernos,
tualmente existentes; han influi- pero ya ha quedado clara desde
do y son componentes del actual el período juvenil: «los socialistas
sentido común las religiones pre- marxistas no son religiosos; ellos
cedentes y las formas precedentes creen que la religión es una forma
del actual catolicismo, los movi- transitoria de cultura humana que
mientos heréticos populares, las será superada por una forma su-
supersticiones científicas ligadas a perior de cultura, la filosófica [...],
las religiones pasadas» (C 11, §13, será reemplazada [por la concep-
262). ción, NdA] basada en el materia-
Finalmente, desde el punto de lismo histórico [...] pero a pesar
vista sociopolítico, si tomamos en de no ser religiosos, los socialistas
cuenta la ecuación que Gramsci marxistas no son antirreligiosos;
opera entre filosofía y política y la el Estado obrero no perseguirá la
identificación de la sede de la po- religión; el Estado obrero deman-
lítica en el movimiento socialista dará a los proletarios cristianos la
y en el “partido intelectual colec- lealtad que cada Estado deman-
tivo”, como un «crisol de la unifi- da a sus ciudadanos» (Socialistas y

424
Revolución

cristianos, 26 de agosto de 1920, en El desarrollo del concepto de


ON 636). revolución en Gramsci se articula
TOMMASO LA ROCCA a partir, de un lado, de la consa-
bida importancia, en la sociedad
Revolución moderna, de la producción capi-
La primera definición signifi- talista y de la gran industria, de
cativa que Gramsci da de «revo- las cuales deriva la centralidad del
lución» se halla en un artículo de papel de la clase obrera en la revo-
septiembre de 1919 titulado El de- lución; del otro, del destaque de la
sarrollo de la revolución en el cual subjetividad obrera como impul-
afirma que «la revolución no es un so de la revolución, cuyo objetivo
acto taumatúrgico, es un proceso sería la transformación del asala-
dialéctico de desarrollo histórico» riado en productor. Al principio,
(ON, 207). Esta definición rescata Gramsci ubica el Prólogo de Marx
lo que ya había escrito en el artí- a la Contribución a la crítica de la eco-
culo de diciembre de 1917 La revo- nomía política, en el cual se explica
lución contra «El Capital» (CF 513- la motivación de la revolución so-
517). Allí la revolución de los bol- cial en la contradicción entre las
cheviques «se hizo más de ideolo- fuerzas materiales en desarrollo y
gías que de hechos», al punto de las relaciones de producción exis-
que El Capital de Marx, en Rusia, tentes (C 11, §29, 295). En un artí-
más que de los proletarios pare- culo de diciembre de 1919 titulado
cía ser el libro de los burgueses, de Il rivoluzionario qualificato (ON 363-
aquellos que pronosticaban la for- 364) Gramsci recuerda a los revo-
mación de una burguesía capaz de lucionarios que deben proponerse
impulsar el capitalismo. Pero «los «conocer “la máquina de la revo-
hechos han superado las ideolo- lución” […] el proceso de desarro-
gías»: la obra de los bolcheviques llo de la revolución», y les recuer-
demostró que los cánones del ma- da que, según las indicaciones de
terialismo histórico podían dis- la Tercera Internacional, «“hacer”
cutirse, pero no al punto de rene- la revolución significa “dar” el po-
gar del «pensamiento inmanente, der a los Soviets», o sea, en la si-
vivificante» de Marx. Ni siquiera tuación italiana, comprender «que
así los hechos económicos deciden la “máquina” de la revolución es el
la historia, sino el hombre y la so- sistema de los Consejos». Todavía
ciedad humana, concepto al cual en 1926, en un artículo publicado
Gramsci hará nuevamente refe- en “L’Unità” con el título Otra vez
rencia explícita en la carta que es- sobre la capacidad orgánica de la cla-
cribe a su hijo Delio desde la cárcel se obrera, Gramsci expone la expe-
(LC 807-808, s.f.). riencia de ocupación de las fábri-

425
Revolución

cas, la cual reprueba como posibi- ción, sobre todo las relacionadas
lidad de revolución entre las ma- con aquella definición de 1919, son
sas trabajadoras italianas «en un imposibles. En esa revisión, a me-
país occidental, en un país indus- nudo indirecta, el lema no aparece
trialmente más desarrollado que y la reflexión se confía a concep-
Rusia, con una clase obrera mejor tos como «guerra de posiciones»,
organizada, técnicamente más ins- «trincheras, fortalezas y casama-
truida, industrialmente más ho- tas», etc. En los Cuadernos el lema
mogénea y compacta» (CPC 346). «revolución» se usa casi siempre
En los Cuadernos, siguiendo con su como sustantivo acompañado de
propuesta del movimiento de los un adjetivo («Revolución fran-
Consejos como embrión posible cesa», «revolución permanente»,
de la revolución italiana y defen- «revolución pasiva») o en la dupla
diéndolo de los cargos de espon- «revolución-restauración». De tal
taneidad y voluntarismo, Gramsci modo, por ejemplo, la Revolución
demostraba cómo incluso la re- rusa aparece solo dos veces entre
nuncia a darle una dirección cons- los pliegues del discurso: cuando
ciente a tales movimientos para comenta la relación entre la políti-
elevarlos a un nivel superior ha- ca mundial y la europea, Gramsci
bía traído a menudo consecuen- deja claro cómo, entre los eventos
cias serias y graves, como el for- que determinaron la ubicación de
talecimiento de la derecha reaccio- los Estados Unidos en el centro de
naria. Y añadía el ejemplo del mo- las finanzas mundiales, además de
vimiento de los Vespri sicilianos y la Primera Guerra Mundial, debe-
algunos otros, a menudo «regresi- rían considerarse «los profundos
vos» (C 3, §48, 54). trastornos de la producción euro-
Como es sabido, después de pea (la revolución rusa)» (C 2, §16,
la histórica derrota sufrida por el 218). Además, entre las causas de-
movimiento obrero en los años terminantes de la crisis de los in-
veinte y a la luz de la creciente telectuales franceses, junto al ma-
conciencia de las diferencias entre lestar existencial de las «jóvenes
Oriente y Occidente, Gramsci re- generaciones literarias francesas»,
visa en sus escritos de la cárcel el ubica tanto la guerra como la Re-
concepto de revolución, volvien- volución rusa (C 3, §1, 13). De to-
do a pensar toda la experiencia dos modos, es evidente que el par
previa sin renegar de ella. Es evi- guerra-revolución mantiene un
dente que, vista la condición es- sólido valor epistemológico.
pecífica en que Gramsci se halla, En un borrador titulado Ma-
recluido en la cárcel fascista, las quiavelo y Marx Gramsci, al enca-
referencias explícitas a la revolu- rar el pensamiento del secretario

426
Revolución pasiva

florentino y preguntarse sobre el senso de las grandes masas (como


hecho de que sus “descubrimien- la guerra)» (C 13, §23, 52); puede
tos” se discuten aún y todavía se ocurrir, sin embargo, que gran-
niegan, concluye «que la revolu- des masas, pasando de la pasivi-
ción intelectual y moral conteni- dad política «a una cierta activi-
da in nuce en las doctrinas de Ma- dad», actualicen las reivindicacio-
quiavelo no se ha realizado aún nes «que en su conjunto no orgá-
“manifiestamente” como forma nico constituyen una revolución»
“pública” de la cultura nacional» (Ibid.). A esta nota parece referirse
(C 4, §8, 143). En el Texto C, sin otra, relativa al problema histórico
embargo, la argumentación re- de la malograda revolución italia-
ferida a la revolución intelectual na, el cual consistiría en el hecho
y moral de Maquiavelo aparece de que, al fin de la época de las co-
como pregunta, dando a entender munas medievales, «la burguesía
que existe un uso político cercano italiana no supo unificar en tor-
a la necesidad, de parte de los go- no suyo al pueblo» (C 25, §5, 183).
bernantes, de mantenerse por en- Este “egoísmo” suyo se manifestó
cima de sus gobernados, con el fin plenamente durante el proceso de
de subrayar la existencia de dos unificación de Italia, con lo cual
culturas y, por lo tanto, el rechazo «impidió una revolución rápida y
de los gobernantes a aplicar las in- vigorosa como la francesa» (Ibid.)
dicaciones de Maquiavelo incluso y tal actitud tuvo serias conse-
porque son excesivamente revolu- cuencias incluso en la historia de
cionarias (C 13, §20, 49). las clases subalternas.
Puede suceder que a veces los LELIO LA PORTA
grupos sociales se alejen de sus
partidos tradicionales dando lu- Revolución pasiva
gar a una crisis en que puedan En la dinámica de la reflexión
insertarse esos «hombres provi- gramsciana, el concepto de revo-
denciales o carismáticos». Si bien lución pasiva revela su articula-
este proceso de contraste entre re- ción peculiar y compleja: desde la
presentantes y representados se función de advertencia, alimenta-
manifiesta de modos diversos en da por la energía moral, en Cuo-
los distintos países, sin embargo co (de la cual parte Gramsci, pero
el contenido es similar y se llama de la que también se distancia) a la
crisis de hegemonía de la clase di- de “programa” político del bloque
rigente, cuyas causas son de dos moderado del Risorgimento, a la de
tipos: el fracaso de la clase diri- criterio de interpretación («en au-
gente deriva del hecho de que ha sencia de otros elementos activos
impuesto «con la fuerza el con- en forma dominante»: C 15, §62,

427
Revolución pasiva

236) de los procesos de formación mula de Quinet, «revolución-res-


de los Estados modernos (Euro- tauración» (C 8, §25, 231), a la de
pa-Italia) y, finalmente, a la forma Cuoco, revolución pasiva: ambas
histórico-teórica del presente y eje son aproximadas por su común
de una “ciencia de la política”. No valencia de claves interpretativas
se trata de una articulación, de eficaces de la historia italiana. O,
un anudamiento puramente tem- dicho de otra forma, ambas fór-
poral o lógico-conceptual, sino mulas son válidas para expresar el
de elementos y momentos tensos hecho histórico de la «falta de ini-
a menudo entrelazados, incluso ciativa popular en el desarrollo de
cuando esto no aparece explícita- la historia italiana» y el hecho con-
mente (la trama de las relaciones comitante de que el “progreso”
entre los textos de la primera y se verifica como «reacción de las
segunda redacción puede consti- clases dominantes al subversivis-
tuir un momento de verificación mo esporádico e inorgánico de las
y confirmación de este entrelaza- masas populares con “restauracio-
miento). nes” que acogen cierta parte de las
En C 1, §44 aparece por prime- exigencias populares» (Ibid.). Los
ra vez la expresión, allí Gramsci, dos conceptos convergen en deli-
después de haber expuesto e ilus- near lo que Gramsci llama formas
trado el «criterio histórico-políti- y límites del Risorgimento italiano,
co» según el cual «puede y debe aunque dentro – como hemos vis-
existir una “hegemonía política” to – de la habilidad que Gramsci
incluso antes de llegar al gobier- atribuye a los moderados por ha-
no», y según el cual, de manera ber desarrollado su función de he-
más general, «una clase es domi- gemonía, una función «dirigente»
nante de dos maneras, esto es, es y «dominante» al mismo tiempo.
“dirigente” y “dominante”» (C 1, La especificidad de la revolu-
§44, 107), llega a una primera con- ción pasiva del Risorgimento italia-
clusión significativa: «De la políti- no reside en la angustia e insufi-
ca de los moderados se despren- ciencia de las «fuerzas progresis-
de claramente esta verdad y es la tas», que hacen posible la circuns-
solución de este problema lo que tancia de que «el grupo portador
hizo posible el Risorgimento en de las nuevas ideas no es el grupo
las formas y dentro de los límites económico, sino la capa [ceto] de
en que se efectuó, de revolución los intelectuales» (C 10 II, §61, 232-
sin revolución [o de revolución 233) y por la acción de esta clase,
pasiva según la expresión de V. se forma una concepción particu-
Cuoco]» (Ibid.). Es interesante ob- lar del Estado, no como «forma
servar cómo Gramsci acerca la fór- concreta de un determinado mun-

428
Revolución pasiva

do económico, de un determinado Revolución francesa y del napo-


sistema de producción» (Ivi, 232), leonismo [revolución pasiva]» y
sino como «una cosa en sí», como agregó más tarde, en el margen,
«un absoluto racional» (Ivi, 233). «revolución pasiva», con la inten-
Este conjunto de formas y límites ción de designar todo el proceso
del Risorgimento, aunque investi- europeo (C 1, §150, 189).
gado tenazmente, no constituye, En el brevísimo parágrafo (una
sin embargo, el proprium del inte- especie de anotación) del Cuaderno
rés investigador de Gramsci. En 1 titulado Risorgimento, Gramsci
una nota del Cuaderno 10, de he- afirma que «la vida de los Esta-
cho, en uno de los pasajes repen- dos italianos hasta 1870, esto es,
tinos y casi imperceptibles típi- la “historia italiana”, es más “his-
cos del ritmo de su pensamiento, toria internacional” que historia
pone el énfasis en la circunstancia “nacional”» (C 1, §138, 183): de
más general, europea antes que esta manera pretende subrayar el
italiana, de que gracias a la pre- carácter “patológico” y “asimétri-
sentación del Estado como un ab- co” del vínculo entre el plano na-
soluto se concibe «como absoluta cional y el internacional, que ca-
y preeminente la misma función racteriza la historia italiana antes
de los intelectuales», es «raciona- de la unificación del siglo XIX. Se
lizada abstractamente su existen- decía del carácter complejo, diná-
cia y su dignidad histórica» (Ibid.). mico y articulado del concepto en
Gramsci añade que tal circunstan- cuestión: en particular, el Cuader-
cia es fundamental para compren- no 15 (cuaderno misceláneo, en el
der históricamente el idealismo que Gramsci trabajó entre febre-
filosófico moderno y está íntima- ro y agosto de 1933) contiene una
mente relacionada con el modo serie de notas, en las que es posi-
de formación de los Estados mo- ble comprender – como se ha ob-
dernos en la Europa continental: servado – el proceso en acto de su
modo que él, con una eficaz expre- expansión histórica, teórica y po-
sión, define como «“reacción-su- lítica. De hecho, Gramsci se pre-
peración nacional” de la Revolu- gunta si el concepto de revolución
ción francesa, que con Napoleón pasiva, extraído de Cuoco y atri-
tendía a establecer una hegemonía buido al primer período del Risor-
permanente» (Ibid.). En la prime- gimento italiano, puede ser relacio-
ra redacción del texto (1929-1930) nado con el concepto de «guerra
Gramsci siempre a propósito de la de posiciones» en contraposición
formación de los Estados moder- con la «guerra de maniobras» o
nos en Europa había escrito: «“re- «guerra de movimientos». En re-
acción-superación nacional” de la lación con esto, y a través de una

429
Revolución pasiva

serie de consideraciones, Gramsci cipios fundamentales de la ciencia


afirma la posibilidad de extraer política expuestos por Marx: «1)
«algún principio general de cien- que ninguna formación social des-
cia y arte políticos» (C 15, §11, 187- aparece mientras las fuerzas pro-
189), para el cual, en su opinión, ductivas que se han desarrollado
puede aplicarse al concepto de re- en ella encuentran todavía lugar
volución pasiva y también puede para su ulterior movimiento pro-
documentarse dentro del Risorgi- gresivo; 2) que la sociedad no se
mento italiano «el criterio interpre- impone tareas para cuya solución
tativo de las modificaciones mole- no se hayan incubado las condi-
culares que en realidad modifican ciones necesarias, etc. Se entiende
progresivamente la composición que estos principios deben prime-
precedente de las fuerzas y por lo ro ser desarrollados críticamente
tanto se vuelven matrices de nue- en todo su alcance y depurados
vas modificaciones» (Ivi, 188). Así, de todo residuo de mecanicismo
el concepto interpretativo de las y fatalismo» (Ivi, 193-194). Con-
modificaciones de carácter mole- tra cualquier peligro de «derrotis-
cular es aplicado por Gramsci al mo histórico, o sea de indiferentis-
concepto de revolución pasiva: mo» (C 15, §62, 236), la teoría de
vale la pena leer en profundidad la revolución pasiva puede ser útil
de este modo los procesos de des- para un desarrollo original y crea-
integración y desmoronamiento tivo de la filosofía de la praxis solo
del mazzinismo y el Partido de la si no se asume como un progra-
Acción después de 1848 y su ab- ma (como sucedió en el contexto
sorción progresiva dentro de la de la formación y el ejercicio de la
malla del bloque moderado, y al hegemonía moderada, católico-li-
mismo tiempo vale la pena com- beral del Risorgimento), sino como
prender la génesis del transfor- criterio de interpretación que en-
mismo, de ese complejo fenóme- cuentra su validez en ausencia de
no que ha caracterizado a «toda la la actividad determinante de otros
vida estatal italiana desde 1848 en elementos o factores: “movimien-
adelante» (C 19, §241, 387). to” de tipo jacobino-cuarentayo-
Por otra parte, Gramsci advier- chesco, esto es, visibilidad de una
te siempre de forma muy nítida la «antítesis vigorosa» (Ibid.). Es muy
necesidad de depurar el concepto importante señalar que Gramsci
de revolución pasiva de cualquier asocia su teoría a la necesidad de
«residuo de mecanicismo y fata- luchar contra el «morfinismo po-
lismo» (C 15, §17, 194): este debe lítico» de Croce y su historicis-
deducirse rigurosamente – afirma mo (Ibid.). Puede decirse que en
Gramsci – a partir de los dos prin- Gramsci el valor gnoseológico y

430
Revolución pasiva

político del concepto de revolu- de teoría política más importan-


ción pasiva hace posible y alimen- te, planteada por el periodo de la
ta el anti-Croce, es decir, la lucha posguerra y la más difícil de resol-
crítica contra el teórico moderno ver justamente» (C 6, §138, 105),
de la revolución pasiva: la con- luego se especifica que en la época
frontación directa y sistemática actual, a la guerra de movimiento
contra lo ético-político de Croce, que tuvo lugar políticamente des-
con el “partido ideológico” de la de marzo de 1917 hasta marzo de
burguesía, con un sistema hege- 1921, le siguió una guerra de posi-
mónico capaz de sublimar teóri- ción «cuyo representante, además
camente la revolución pasiva, ha- de práctico (para Italia), ideológi-
ciéndola valer como un “progra- co, para Europa, es el fascismo» (C
ma”, en las condiciones históricas 10 I, §9, 130), al que Gramsci iden-
modificadas en relación con las de tifica como expresión de la revolu-
la hegemonía moderada del Risor- ción pasiva.
gimento. Ya en el período posterior a
En el corazón de la relación 1870 – observa Gramsci – todos
entre pasado y presente, que en los elementos que hicieron posi-
Gramsci es cognitiva y política- ble y apropiado el concepto políti-
mente intensa y particularmente co de la “revolución permanente”
problemática, el concepto de revo- han cambiado profundamente y
lución pasiva, en última instancia, esa fórmula pasa a ser reelabora-
implica siempre, ya sea implícita o da y superada, dentro de la cien-
explícitamente, un vínculo y una cia política, por la fórmula de la
conexión tenaz con los problemas «hegemonía civil» (C 8, §52, 244; v.
del presente, con la crisis moder- también C 13, §7, 22). Entonces, las
na, entendida como crisis orgáni- dos nociones (revolución pasiva,
ca, y con las respuestas en curso. guerra de posiciones) si bien están
De aquí deriva su continua arti- profundamente entrelazadas, no
culación dinámica de la que he- son equivalentes. La primera defi-
mos hablado; de aquí deriva, por ne la nueva morfología de los pro-
ejemplo, el proceso de definición cesos sociales y políticos del pre-
del nexo guerra de posiciones-re- sente después de 1917-1921, des-
volución pasiva. Este nexo se esta- pués de lo que puede considerar-
blece con referencia al período de se, en opinión de Gramsci, la últi-
posguerra. Si el paso de la guerra ma guerra de movimientos, a sa-
de maniobras, o guerra de movi- ber, la Revolución de Octubre: se
mientos, y del ataque frontal a la trata de procesos moleculares de
guerra de posiciones en el campo transformación, de crisis-reestruc-
político se define como «la cuestión turación, de “crisis continua” ca-

431
Revolución pasiva

pitalista. El otro define – como se una estructura muy compleja y


ha señalado – las formas del con- resistente a las “irrupciones” ca-
flicto de clase a medida que se de- tastróficas del elemento económi-
sarrollan dentro y en relación con co inmediato (crisis, depresiones,
estos procesos. Tanto una como la etc.)» (Ivi, 62) y que «las superes-
otra noción, en su conexión y su tructuras de la sociedad civil son
dinámica interna instan a Gramsci como el sistema de trincheras en
a una continua redefinición de los la guerra moderna» (Ibid.), ahora
nudos cruciales de su reflexión, se hace necesario que la función
sobre todo en relación con la no- estratégica sea asumida precisa-
vedad de la «cuestión hegemóni- mente por la guerra de posición y
ca» (es decir, los procesos de for- que, por tanto, se desarrolle la ca-
mación y producción de la hege- pacidad y la voluntad política de
monía) que emergió tras el declive «estudiar con “profundidad” cuá-
del «individualismo económico», les son los elementos de la socie-
en relación con las nuevas formas dad civil que corresponden a los
de relación entre la política y la sistemas de defensa en la guerra
economía, y la penetración y difu- de posiciones» (Ivi, 62-63). Aho-
sión, sin precedentes, de la políti- ra, en los «tiempos de socializa-
ca y del Estado en el complejo en- ción» modernos, o en el tiempo de
tramado de la sociedad de masas. las revoluciones pasivas, la con-
En rigor, la forma histórico-teó- cepción que Gramsci elabora del
rica de la revolución pasiva, con la «Estado moderno», en conexión
concomitante cuestión de la hege- con los procesos sin precedentes
monía, representa en Gramsci la de difusión de la hegemonía, no
crítica radical y orgánica del “ca- implica el abandono o la atenua-
tastrofismo” y de las teorías del ción de la concepción general del
derrumbe que circulan en gran Estado «según la función produc-
parte de la “tradición” marxista tiva de las clases sociales» (C 10
contemporánea y, al mismo tiem- II, §61, 232), sino que alude a la
po, lo instan a una profundiza- complejización radical que estaba
ción continua sobre el tema mar- asumiendo la relación entre políti-
xista “clásico” de la relación entre ca y economía, a la intensificación
Estado y sociedad civil. Partien- molecular, en Occidente, de una
do de que «no se puede elegir la primacía moderna de la política,
forma de guerra que se quiere» (C entendida como poder de produc-
13, §24, 61), y puesto que al menos ción y de gobierno de los procesos
en lo que respecta a los Estados de pasivización, estandarización
más avanzados, debe decirse que y fragmentación. Es indudable
«la “sociedad civil” se ha vuelto que el cauce teórico de la revolu-

432
Risorgimento

ción pasiva en Gramsci no es más del problema de Gramsci: «cómo


que el cauce general de “su” mar- nace el movimiento histórico so-
xismo, que pretende constituirse bre la base de la estructura» (C 11,
como una respuesta alternativa §22, 281). Tal pregunta, urgente
tanto al grandioso «morfinismo» en el corazón mismo de la revolu-
que connota la concepción de lo ción pasiva, incluso si no encuen-
ético-político en Croce, sabiamen- tra respuestas completas, viene a
te alimentado por el «hegelianis- proclamar la exigencia de elaborar
mo domesticado» (C 8, §225, 338), una teoría de la subjetividad polí-
como también de hecho a la lectu- tica, de la constitución política de
ra y la “fijación” teórica en clave los sujetos, que en Gramsci – como
sistémica, llevada a cabo por We- se ha señalado – no están nunca ya
ber, de la fase de reorganización y dados, sino que se forman y se de-
reestructuración del capitalismo. finen procesualmente a través de
No es casualidad, por tanto, que la acción o la praxis política.
el propio Gramsci intente llamar PASQUALE VOZA
la atención sobre la tensión teóri-
co-política ligada al “movimien- Risorgimento
to” del concepto de revolución pa- El Risorgimento es uno de aque-
siva en el interior de su propia re- llos nodos históricos cuyo análisis
flexión, cuando por un lado señala y atención reclaman y alimentan
la «utilidad» y el «peligro» de tal en Gramsci el desarrollo de cues-
argumento y, por otro, afirma que tiones teóricas y políticas crucia-
«la concepción sigue siendo dia- les y peculiares. En un párrafo del
léctica, o sea que presupone, in- Cuaderno 1 titulado Dirección po-
cluso postula como necesaria, una lítica de clase antes y después de la
antítesis vigorosa y que presen- llegada al gobierno, señala el «cri-
te todas sus posibilidades de ex- terio histórico político» en el que
plicación intransigentemente» (C es necesario basar las investigacio-
15, §62, 236). En esa formulación nes para indagar y comprender el
expresiva («presupone, de hecho problema del Risorgimento: «El cri-
postula») se encuentra el indi- terio histórico político […] es éste:
cio de todo el drama del “qué ha- que una clase es dominante de
cer” gramsciano. La utilidad de la dos maneras, esto es, es “dirigen-
cuestión de la «revolución pasiva» te” y “dominante”. Es dirigente
radica en la posibilidad de conce- de las clases aliadas, es dominante
bir una “revolución activa” o una de las clases adversarias. Por ello
“anti revolución pasiva” (como una clase ya antes de subir al po-
se ha dicho). Se ubica aquí la na- der puede ser “dirigente” (y debe
turaleza crucial de la pregunta y serlo): cuando está en el poder se

433
Risorgimento

vuelve dominante pero sigue sien- en el Risorgimento de una hege-


do también “dirigente”» (C 1, §44, monía política anterior a la con-
107). Después de haber precisado quista del poder gobernante y las
nuevamente los aspectos y signi- formas y los límites de una revo-
ficados de dicho criterio históri- lución sin revolución o revolución
co-político («Puede y debe existir pasiva? En el texto en cuestión, el
una “hegemonía política” incluso pensador sardo examina exhausti-
antes de llegar al gobierno y no vamente de qué maneras los mo-
hay que contar sólo con el poder y derados lograron establecer «el
la fuerza material que éste da para aparato de su dirección política».
ejercer la dirección o hegemonía Él sobre todo hace énfasis en las
política»), Gramsci llega a una pri- características de condensación y
mera conclusión: «De la política concentración orgánica de los mo-
de los moderados se desprende derados, los cuales, siendo «una
claramente esta verdad y es la so- vanguardia real, orgánica de las
lución de este problema que hizo clases altas porque ellos mismos
posible el Risorgimento en las for- pertenecían económicamente a
mas y dentro de los límites en que las clases altas», ejercitaban «una
se efectuó, de revolución sin re- poderosa atracción, de forma “es-
volución [o de revolución pasiva pontánea”, sobre toda la masa de
según la expresión de V. Cuoco]» intelectuales existentes en el país
(Ibid.). La expresión “revolución en estado “difuso”, “molecular”»
pasiva” se emplea aquí de forma (C 1, §44, 107). De igual modo,
rápida para indicar las formas y Gramsci observa que el Partido
los límites del Risorgimento, cuya de Acción no podía ejercitar este
fisonomía global, marcada fuerte- poder de atracción, no estaba en
mente por la política de los mode- condiciones de constituirse como
rados, la señala Gramsci como un «una fuerza autónoma» ni de do-
elemento que materializa el crite- tar al movimiento del Risorgimen-
rio histórico-político, de la verdad to con «un carácter más marca-
según el cual «puede y debe exis- damente popular y democrático»
tir una “hegemonía política” in- (Ivi, 108): por lo tanto no era capaz
cluso antes de llegar al gobierno» de oponerse a la atracción “espon-
y según el cual, en general, «una tánea” ejercitada por los modera-
clase es dominante de dos mane- dos, «una atracción “organizada”,
ras, esto es, es “dirigente” y “do- de acuerdo a un plan» (Ibid.). Por
minante”». consiguiente, la comparación que
Al respecto encontramos una realiza entre los jacobinos y el Par-
interrogante: ¿en qué relación se tido de Acción está marcado per
colocan la confirmada existencia differentiam: los jacobinos «lucha-

434
Risorgimento

ron encarnizadamente para ase- to, siempre desde el interior de


gurar el vínculo entre la ciudad aquella capacidad que se les atri-
y el campo» y fueron derrotados buye a los moderados de haber
«porque tuvieron que sofocar las desarrollado una plena función
veleidades de clase de los obre- hegemónica, tanto “dirigente” y
ros» (Ivi, 109), el Partido de Acción “dominante”, Gramsci yuxtapo-
seguía «la tradición “retórica” de ne el concepto de Quinet, “revo-
la literatura italiana» y confundía lución-restauración” al de Cuoco,
«la unidad cultural con la unidad “revolución pasiva”. Ambos con-
política y territorial» (Ibid.). Las ceptos tienen el significado común
razones por las que no surgió en de ser eficaces claves interpretati-
Italia un partido jacobino hay que vas de la historia italiana que se
buscarlas, para Gramsci, en dos aplican para expresar «el hecho
niveles: «en el campo económico», histórico de la falta de iniciativa
concretamente en la «relativa de- popular en el desarrollo de la his-
bilidad de la burguesía italiana» toria italiana, y el hecho de que el
además de en la «temperatura his- “progreso” tendría lugar como re-
tórica distinta a la de Europa» (Ivi, acción de las clases dominantes al
119). subversivismo esporádico e inor-
En conexión con tales consi- gánico de las masas populares con
deraciones, Gramsci señala como […] “restauraciones progresistas”
uno de los elementos fundamen- o “revoluciones-restauraciones” o
tales del proceso del Risorgimento también “revoluciones pasivas”»
la falta de inserción e implicación (C 8, §25, 231). En esencia, las for-
de las masas de campesinos, so- mas y los límites del Risorgimen-
bre todo, meridionales. Si Giusep- to constituyen y señalan un rasgo
pe Ferrari se puede considerar «el profundo de la historia italiana: no
especialista no escuchado en cues- es coincidencia que, en la segun-
tiones agrarias del Partido de Ac- da redacción, en la que se incluye
ción» (C 1, §44, 114), Gramsci afir- esta nota, Gramsci se proponga
ma claramente que en Ferrari, la indagar los orígenes “nacionales”
«“ley agraria”, de ser punto pro- del historicismo crociano y, desde
gramático concreto y actual, bien esta perspectiva, lo defina como
circunscrito en el espacio y en el una forma de moderantismo po-
tiempo, se ha convertido en una lítico (que propone «como único
vaga ideología, un principio de método de acción política aquel
filosofía de la historia» (C 8, §35, en el que el progreso, el desarro-
235). llo histórico, resulte de la dialécti-
Para delinear más a fondo las ca de conservación e innovación»
formas y límites del Risorgimen- (C 10 II, §41.XIV, 205); por ende,

435
Risorgimento

Gramsci establece como rasgo de periosas de un país determinado


fondo de la historia italiana entre en circunstancias determinadas, y
el siglo XIX y XX aquel nexo Gio- por lo que se genera «la explosión
berti-Croce que es recurrente de revolucionaria de Francia, victo-
diversas formas en los Cuadernos y riosa también internacionalmen-
que aquí encuentra una particular te»; pero el impulso para la «reno-
formulación referente a la noción vación» (aquí Gramsci no agrega
de clasismo: «La combinación de el adjetivo «revolucionaria») pue-
conservación e innovación consti- de ser dado «por la combinación
tuye precisamente el “clasicismo de fuerzas progresistas escasas e
nacional” de Gioberti, así como insuficientes de por sí (sin embar-
constituye el clasicismo literario y go de elevadísimo potencial por-
artístico de la última estética cro- que representan el futuro de su
ciana» (Ibid.). país) con una situación internacio-
Debe tenerse en cuenta, asimis- nal favorable a su expansión y vic-
mo, que el concepto de revolución toria» (C 10 II, §61, 232). Al respec-
pasiva, según Gramsci, no se cir- to Gramsci cita el libro de Raffaele
cunscribe solo al Risorgimento y a Ciasca El origen del Programa de la
la historia italiana, sino que es ex- opinión nacional italiana del 1847-48,
tensible a la historia europea del porque, mientras hacía ver que en
siglo XIX: «Vincenzo Cuoco llamó Italia existían los mismos proble-
revolución pasiva a la que tuvo lu- mas apremiantes que en la Francia
gar en Italia como contragolpe de del antiguo régimen y que había
las guerras napoleónicas. El con- una fuerza social capaz de inter-
cepto de revolución pasiva me pa- pretar y representar tales proble-
rece exacto no sólo para Italia, sino mas «en el mismo sentido fran-
también para los demás países cés», demostraba al mismo tiem-
que modernizaron el Estado a tra- po que esta fuerza o esa serie frag-
vés de una serie de reformas o de mentada de fuerzas era escasa e
guerras nacionales, sin pasar por insuficiente y que «los problemas
la revolución política de tipo radi- se mantenían al nivel de la “pe-
cal-jacobino» (C 4, §57, 216-217). queña política”» (Ivi, 233).
En este contexto Gramsci estable- La peculiaridad de la revolu-
ce una comparación histórico-teó- ción pasiva del Risorgimento italia-
rica entre Francia e Italia y pone no se encuentra por consiguiente
en evidencia la naturaleza especí- en la angustia y en la insuficien-
fica del Risorgimento italiano: por cia de las fuerzas que hacen posi-
un lado el impulso hacia la «reno- ble la circunstancia desde la cual
vación revolucionaria» puede ser «el grupo portador de las nuevas
causado por las necesidades im- ideas no es el grupo económico,

436
Risorgimento

sino la capa de los intelectuales» sión en el plano cognoscitivo, una


(C 10 II, §61, 233) y por lo tanto, tensión promovedora de nexos y
se forma una concepción abstrac- de relaciones en individuales pa-
ta y separada del Estado, a cargo sajes analíticos o en veloces, con-
de tal grupo «como una cosa en sí, cisas categorizaciones: «la filoso-
como un absoluto racional» (Ibid.). fía alemana ha influido en Italia
Si presentar al Estado «como un en el período del Risorgimento,
absoluto racional» es propio del con el “moderacionismo” liberal
intelectual «no anclado fuerte- (en el sentido más estricto de “li-
mente en un poderoso grupo eco- bertad nacional”), por más que en
nómico», esto en el Risorgimento De Sanctis se sienta la intolerancia
italiano tuvo una particularidad de esta posición “intelectualista”
propia, dada la acentuada ausen- como se desprende de su paso a la
cia de grupos económicos sólidos, “Izquierda” y de algunos escritos»
cohesionados y avanzados y dado (C 11, §49, 321-322). En un párra-
que, respecto al bloqueo económi- fo muy breve del Cuaderno 1, titu-
co social moderado, la condensa- lado Risorgimento, Gramsci afirma
ción y la coincidencia de “repre- que «la vida de los Estados italia-
sentante” y de “representado”, nos hasta el 1870, esto es, la “his-
verificada en el ámbito de los inte- toria italiana”, es más “historia in-
lectuales moderados y de su papel ternacional” que historia “nacio-
hegemónico, era una connotación nal”» (C 1, §138, 183): pues bien
que se mantenía intrínseca a esa esto puede ser considerado, en un
falta de fondo. sentido, como una referencia elíp-
Es interesante observar que el tica a la revolución pasiva del Ri-
concepto de revolución pasiva, sorgimento, justo para subrayar el
nacido como reelaboración radi- carácter asimétrico del nexo na-
cal de la expresión de Cuoco, es cional e internacional que marca-
planteado siempre por Gramsci, rá la historia en el siglo XIX, antes
incluso cuando se refiere al Risor- de la unificación. Gramsci precisa
gimento italiano, como un concep- que el juicio al Risorgimento italia-
to válido que pone en evidencia no y a la historia europea de ini-
e interpreta el modo de la forma- cios del siglo XIX en términos de
ción de los Estados modernos en revolución pasiva tiene que enten-
el siglo XIX europeo y continen- derse no como un juicio estático o
tal. De este gran valor europeo descriptivo, sino dinámico («Es un
proviene la eficacia de tal concep- juicio “dinámico” que hay que dar
to, al evidenciar de vez en cuan- sobre las “Restauraciones” que se-
do el problema del Risorgimento rían una “astucia de la providen-
y al producir una continua ten- cia” en sentido viquiano»: C 15,

437
Risorgimento

§11, 187). Desde esta perspectiva, de nuevas modificaciones» (Ivi,


entonces, la misma dialéctica Ca- 188). El concepto interpretativo
vour-Mazzini (en términos más de las modificaciones molecula-
generales moderados-democráti- res, aplicable al concepto de revo-
cos), desde donde Cavour se pue- lución pasiva, permite a Gramsci
de considerar el exponente de la leer profundamente los procesos
«revolución pasiva-guerra de po- de disgregación y el desprendi-
siciones» y Mazzini de la «iniciati- miento del mazzinismo y del Par-
va popular-guerra de maniobras», tido de Acción después de 1848
debe replantearse, en el sentido de así como su progresiva absorción
que se debe reflexionar sobre el dentro de las mallas del bloqueo
hecho de que ambos han sido «in- moderado y de comprender, rela-
dispensables en la misma y preci- cionado con lo anterior, la génesis
sa medida». De hecho, si Mazzini del transformismo, ese fenómeno
no hubiese sido un «apóstol ilumi- complejo que – según el autor de
nado» y hubiese tenido la concien- los Cuadernos – ha caracterizado
cia política de su labor (mientras «toda la vida estatal italiana desde
que Cavour tenía conciencia de su 1848» (C 19, §24, 387).
labor y también de la de Mazzini), El poder de disgregación de
el proceso de formación del Esta- las tesis adversarias y de imposi-
do unitario se habría realizado so- ción propagandístico-cultural de
bre bases menos primitivas y más la propia visión del Risorgimento
modernas, en la medida en que fue eficazmente ejercitado por los
«el equilibrio resultante de la con- moderados – según Gramsci – en
fluencia de ambas actividades hu- el curso de la fase post-unitaria:
biera sido distinto, más favorable «Los moderados no reconocen sis-
al mazzinismo» (Ivi, 187-188). De temáticamente una fuerza colecti-
conformidad con este juicio “di- va agente y operante en el Risor-
námico”, Gramsci entonces afir- gimento fuera de la dinastía y de
ma la posibilidad de obtener «al- los moderados» (C 19, §53, 439). A
gún principio general de ciencia y «esta propaganda, que a través de
arte políticos»: «Se puede aplicar la escuela se convirtió en enseñan-
al concepto de revolución pasiva za oficial», el Partido de Acción
(y se puede documentar en el Ri- no supo oponer nada eficaz, más
sorgimento italiano) el criterio in- que «lamentaciones o desahogos
terpretativo de las modificaciones tan puerilmente sectarios y parti-
moleculares que en realidad mo- distas que no podían convencer a
difican progresivamente la com- los jóvenes cultos y dejaban indi-
posición precedente de las fuerzas ferentes a los del pueblo, esto es,
y por lo tanto se vuelven matrices carecían de eficacia en las nuevas

438
Risorgimento

generaciones». De tal modo – con- cracia burguesa nunca supo crear-


cluye Gramsci – el Partido de Ac- se una base popular» (Ivi, 440).
ción «fue disgregado» y «la demo- PASQUALE VOZA

439
S
Sentido común medio entre el “folklore” auténti-
La expresión «sentido común» co (tal como se suele entender) y
aparece en la lista de temas prin- la filosofía, la ciencia, la econo-
cipales que abre el Cuaderno 1 y en mía de los científicos. El “sentido
el conjunto de temas que se en- común” crea el futuro folklore, o
cuentra al comienzo del Cuader- sea una fase más o menos rígida
no 8, en ambos casos vinculada de un cierto tiempo y lugar» (Ivi,
a «folklore». En C 1, §65 Gramsci 140). De este pasaje se desprende
da muestras de tener en cuen- que: a) «cada estrato social posee
ta que existen diversos “sentidos su “sentido común”», y por tanto
comunes”, distinguibles por con- en una sociedad conviven varios;
notación social y área geográfica. b) el sentido común es definible
Pero usa la expresión también con como «la concepción de la vida
una connotación no positiva: es- y la moral más extendida» en un
cribe en efecto que «cada estrato determinado estrato social; c) el
social posee su “sentido común” sentido común deriva de las se-
que en el fondo es la concepción dimentaciones dejadas por las co-
de la vida y la moral más difun- rrientes filosóficas precedentes (es
dida […] El sentido común no es «el folklore de la filosofía»); d) el
algo rígido e inmóvil, sino que se sentido común se modifica ince-
transforma continuamente, enri- santemente (por tanto se suceden
queciéndose con nociones cien- en el tiempo diversos sentidos co-
tíficas y opiniones filosóficas in- munes).
troducidas en las costumbres. El El sentido común resulta una
“sentido común” es el folklore de variante del concepto de ideolo-
la “filosofía” y constituye el punto gía, gramscianamente entendida

441
Sentido común

como concepción del mundo. Es educarse. Escribe (Ivi, 53) que en


la concepción del mundo de un “L’Ordine Nuovo” «este elemento
estrato social, a menudo caracte- de “espontaneidad” no fue olvi-
rizado como momento de recep- dado y mucho menos desprecia-
ción pasiva respecto de la elabo- do: fue educado, fue orientado, fue
ración activa del grupo dirigen- purificado de todo aquello que
te-intelectual del propio grupo siendo extraño podía contaminar-
social. En tanto pasivo, el sentido lo, para hacerlo homogéneo, pero
común muestra retrasos y tam- en forma viva, históricamente efi-
bién momentos elementales de caz, con la teoría moderna», o sea
elaboración. Pero el hecho de que con el marxismo. En este ámbito,
«cada estrato social [tenga, NdA] el sentido común se relaciona con
su “sentido común”» excluye que «los sentimientos “espontáneos”
sea definible solo como nivel cua- de las masas», formados precisa-
litativamente ínfimo de una con- mente «a través de la experiencia
cepción del mundo. Se trata en cotidiana iluminada por el “sen-
general de la ideología más ex- tido común”». Pero sobre todo se
tendida y a menudo implícita de afirma una diferencia «cuantita-
un grupo social, de nivel mínimo. tiva» y no «cualitativa» entre fi-
Por tanto, se relaciona dialéctica- losofía y sentido común, puesto
mente con la filosofía, esto es, con que Gramsci recuerda que «Kant
el segmento alto de la ideología, ponía cuidado en que sus teorías
propio de los grupos dirigentes filosóficas estuviesen de acuerdo
de los diversos grupos sociales. con el sentido común; la misma
Del mismo modo, también una posición se encuentra en Croce»
fuerza política que se coloca del (Ivi, 53-54).
lado de los subalternos debe esta- No debe olvidarse, sin embar-
blecer con él una relación dialécti- go, que el sentido común se le pre-
ca, para que se transforme y cam- senta a Gramsci con claros puntos
bie hasta alcanzar un nuevo senti- débiles, incluso de tipo lógico: la
do común, necesario en el ámbito «incongruencia» de su «modo de
de la lucha por la hegemonía. pensar» debe ser corregida, tam-
En la nota C 3, §48, 51, dedica- bién porque está ligada a la for-
da al examen del nexo esponta- mación «oratoria y declamatoria»
neidad-dirección en explícita re- de una «filosofía del hombre de
ferencia a la acción del grupo de la calle» (C 4, §18, 151-152). Aún
“L’Ordine Nuovo”, Gramsci recu- más negativo es el juicio sobre el
pera la importancia del elemen- sentido común en relación con la
to de la espontaneidad popular, temática de la «existencia objeti-
aunque como elemento que ha de va de la realidad» (C 4, §41, 178),

442
Sentido común

que es para Gramsci «la cuestión concreto? Para que sea cierto que
más importante con respecto a la “todo hombre es un filósofo” no
ciencia», pero que para el sentido es necesario recurrir, en este sen-
común «ni siquiera existe». Tales tido, al sentido común. El sentido
certezas llegan al sentido común común es un agregado desorde-
«esencialmente en la religión […] nado de concepciones filosóficas
el cristianismo» (Ibid.). El sentido y en él se puede encontrar todo
común es aquí para Gramsci una lo que se quiere». Y aún, un poco
visión del mundo atrasada ya sea más adelante: «Gentile habla de
por su condicionamiento por la “naturaleza humana” ahistórica,
ideología religiosa, que niega la y de “verdad de sentido común”
inmanencia, ya porque no recibe como si en el “sentido común”
la novedad de la ciencia: una vi- no se pudiese encontrar todo y
sión del mundo premoderna. A como si existiese un “solo senti-
menudo Gramsci connota el sen- do común” eterno e inmutable»
tido común también con un ca- (C 8, §175, 305). A Gramsci le pa-
rácter conservador: este «tiende rece que Croce y Gentile se rela-
a creer que lo que existe hoy ha cionan táctica e instrumentalmen-
existido siempre» (C 6, §78, 61). te con el sentido común, porque
En los Cuadernos las valoraciones quieren que los subalternos con-
y las anotaciones sobre todo nega- tinúen siendo tales. En la última
tivas sobre esta categoría – a me- nota citada Gramsci añade una
nudo adjetivada como «vulgar» – consideración que representa un
parecen prevalecer netamente so- balance equilibrado de su razo-
bre las positivas. namiento, partiendo del reconoci-
Gramsci critica a Croce, que miento de que «lo que se ha dicho
«coquetea continuamente con el hasta ahora no significa que en el
“sentido común” y con el “buen sentido común no haya verdades.
sentido” popular» (C 7, §1, 145). Significa que el sentido común es
En el Cuaderno 8 la reflexión so- un concepto equívoco, contradic-
bre el sentido común conoce la torio, multiforme, y que referirse
máxima expansión, confrontán- al sentido común como confirma-
dose tanto con las tesis de Bujarin ción de la verdad es una insensa-
como con las de Croce y Gentile. tez. Podrá decirse con exactitud
En C 8, §173, 304, por ejemplo, lee- que cierta verdad ha llegado a ser
mos que «Croce parece compla- de sentido común para indicar
cerse porque determinadas pro- que se ha difundido […] porque el
posiciones filosóficas son com- sentido común es toscamente re-
partidas por el sentido común, trógrado y conservador y el haber
¿pero qué puede significar eso en logrado hacer penetrar en él una

443
Sentido común

verdad nueva es prueba de que sofía, y lo mismo que el folklore


tal verdad posee una notable fuer- se presenta en formas innumera-
za de expansión y de evidencia» bles: su carácter fundamental es
(C 11, §13, 264). Gramsci sostiene el de ser una concepción del mun-
que en el sentido común, habien- do disgregada, incoherente, in-
do de todo, hay también elemen- consecuente, conforme al carác-
tos de verdad. Es ciertamente im- ter de las multitudes, de las cua-
portante registrar que una tesis se les es la filosofía» (C 8, §173, 303).
ha convertido en sentido común, Gramsci reitera en primer lugar la
sobre todo por parte de quien propia definición de sentido co-
quiere crear un nuevo sentido co- mún, «filosofía» (si bien «de los
mún, aun si el sentido común está no filósofos»), «concepción del
ligado a una imagen de ideología mundo», «“folklore” de la filoso-
misoneísta, adversa a la novedad fía»: enésima confirmación de la
y, por tanto, conservadora. familia conceptual en que se ar-
En el Cuaderno 8 Gramsci lle- ticula el concepto gramsciano de
va a cabo, también sobre el terre- ideología. Pero Gramsci adjetiva
no de la evaluación del sentido «sentido común», y los eslabones
común, una confrontación muy de la cadena conceptual de refe-
dura con Bujarin. Ya había acusa- rencia que le son más próximos,
do al Ensayo popular – a propósito una vez más, de modo extrema-
de la dialéctica – de haber «real- damente crítico: concepción «ab-
mente capitulado ante el sentido sorbida acríticamente», sincréti-
común y el pensamiento vulgar» ca, «incoherente», «incongruen-
(C 7, §29, 167); ahora añade que te». Más adelante, Gramsci añade
«un trabajo como el Ensayo popu- que «cuando en la historia se ela-
lar, destinado a una comunidad bora un grupo social homogéneo,
de lectores que no son intelectua- se elabora también, contra el sen-
les de profesión, debería partir del tido común, una filosofía “homo-
análisis y la crítica de la filosofía génea”, o sea sistemática».
del sentido común, que es la “filo- Lo que está en juego es la con-
sofía de los no filósofos”, o sea la cepción del mundo de los subal-
concepción del mundo absorbida ternos, que debe ser transforma-
acríticamente por los diversos am- da o sustituida para lanzar el de-
biente sociales en los que se de- safío hegemónico. También Marx,
sarrolla la individualidad moral que se refirió a la «validez de las
del hombre medio. El sentido co- creencias populares» – sostiene
mún no es una concepción única, Gramsci –, afirma implícitamente
idéntica en el tiempo y en el espa- la necesidad de «nuevas creencias
cio; eso es el “folklore” de la filo- populares», es decir, de un nue-

444
Sociedad civil

vo sentido común y por tanto de que intelectual-moral que haga


una nueva cultura, o sea, de una políticamente posible un progre-
nueva filosofía (C 8, §175, 305). La so intelectual de masas y no solo
ideología es una fuerza material, de escasos grupos intelectuales»
en determinadas situaciones; se (Ivi, 252).
trata de producir «una nueva fi- GUIDO LIGUORI
losofía» que, superando el senti-
do común existente, se convierta Sociedad civil
en ideología de masas: un nue- En el párrafo titulado Nociones
vo sentido común. Si resulta cla- enciclopédicas. La sociedad civil, es-
ra la indicación del objetivo – su- cribe Gramsci: «Hay que distin-
perar el sentido común –, no hay guir la sociedad civil tal como la
que olvidar que «la concepción entiende Hegel y en el sentido en
del mundo difundida en una épo- que a menudo se emplea en es-
ca histórica en la masa popular» tas notas (o sea en el sentido de
no puede ser algo totalmente ne- hegemonía política y cultural de
gativo: «Se trata […] de elaborar un grupo social sobre la socie-
una filosofía que teniendo ya una dad entera, como contenido éti-
difusión, o difusividad, por estar co del Estado) del sentido que le
conectada con la vida práctica e dan los católicos, para los cuales
implícita en ella, se convierta en la sociedad civil es, por el contra-
un renovado sentido común con rio, la sociedad política o el Esta-
la coherencia y el nervio de las fi- do, en confrontación con la socie-
losofías individuales: esto no pue- dad familiar y de la Iglesia» (C 6,
de suceder si no se sigue sintien- §24, 28). Bien sea la definición de
do siempre la exigencia del con- una acepción particular de la ex-
tacto cultural con los “simples”» presión en cuestión, o sea la afir-
(C 11, §12, 251). Vuelve la afirma- mación según la cual a menudo la
ción de la necesidad de la relación expresión se usa en ese sentido en
con los «simples», el programa los Cuadernos, cuando habla de la
político-filosófico que de “L’Ordi- sociedad civil, Gramsci entiende
ne Nuovo” llega a los Cuadernos: frecuentemente, por tanto, la ex-
«La posición de la filosofía de la presión en el sentido de Hegel, o
praxis es antitética a [la, NdA] ca- sea, como «hegemonía política y
tólica», pues «no tiende a mante- cultural de un grupo social sobre
ner a los “simples” en su filosofía la sociedad entera, como conteni-
primitiva del sentido común, sino do ético del Estado». Hablaremos
por el contrario a conducirlos a por lo tanto del sentido específi-
una concepción superior de la camente gramsciano de «socie-
vida». El fin es «construir un blo- dad civil», a sabiendas de que su

445
Sociedad civil

significado se opone al concedi- política” incluso antes de llegar al


do a la expresión por los católicos gobierno y no hay que contar sólo
para quienes designa el Estado en con el poder y la fuerza material
sentido estrecho, que Gramsci a que éste da para ejercer la direc-
su vez denomina «sociedad polí- ción o hegemonía política» (Ivi,
tica». Se expresa, en el adverbio 107). Este texto se retoma en una
«frecuentemente», la adverten- segunda redacción en el Cuaderno
cia que indica claramente como 19, con una serie de variaciones
Gramsci utiliza la expresión «so- interesantes incluso desde la pers-
ciedad civil» también en otros sen- pectiva del léxico: «la supremacía
tidos. de un grupo social se manifiesta
A un año del comienzo de la de dos modos, como “dominio”
redacción de los Cuadernos se asis- y como “dirección intelectual y
te en ellos a la irrupción de la po- moral”. Un grupo social es domi-
lítica, en dos largas notas sobre nante de los grupos adversarios
la cuestión de los intelectuales: C que tiende a “liquidar” o a some-
1, §43 y C 1, §44. En los primeros ter incluso con la fuerza armada y
meses de 1930, en otras palabras, es dirigente de los grupos afines
hace su aparición el concepto de y aliados. Un grupo social puede
hegemonía: la noción de sociedad e incluso debe ser dirigente aun
civil resulta de la investigación so- antes de conquistar el poder gu-
bre hegemonía, ligada doblemen- bernamental [...] después, cuando
te a la cuestión de los intelectua- ejerce el poder y aunque lo tenga
les. Estamos inmersos en aquello fuertemente en el puño, se vuelve
que Gramsci definiera como «Es- dominante pero debe seguir sien-
tado integral», el conjunto de la do también dirigente [...] puede y
sociedad civil y la sociedad políti- debe existir una actividad hege-
ca del cual en C 1, §44 se hacen ex- mónica incluso antes del ascenso
plícitas dos funciones caracterís- al poder» (C 19, §24, 387). Siempre
ticas: «una clase es dominante de en el Cuaderno 1 se especifican los
dos maneras, esto es, es “dirigen- elementos decisivos en la concep-
te” y “dominante”. Es dirigente ción gramsciana del Estado, allí
de las clases aliadas, es dominante donde se enfrentan las relaciones
de las clases adversarias. Por ello entre Estado y mundo económico:
una clase ya antes de subir al po- «Para las clases productivas (bur-
der puede ser “dirigente” (y debe guesía capitalista y proletariado
serlo); cuando está en el poder moderno) el Estado no es conce-
se vuelve dominante pero sigue bible más que como forma con-
siendo también dirigente [...] Pue- creta de un determinado mundo
de y debe existir una “hegemonía económico, de un determinado

446
Sociedad civil

sistema de producción [...] cuan- se adecúe a la nueva estructura,


do el impulso hacia el progreso que el viejo “homo oeconomicus”
no va estrechamente ligado a un desaparezca sin ser sepultado con
desarrollo económico local [...] todos los honores que merece, es
entonces la clase portadora de las una nueva forma de retórica eco-
nuevas ideas es la clase de los in- nómica, una nueva forma de mo-
telectuales y la concepción del Es- ralismo económico vacuo e incon-
tado cambia de aspecto. El Estado cluyente» (Ivi, 149). Estamos aquí
es concebido como una cosa en sí, en presencia de una nueva defini-
como un absoluto racional» (C 1, ción de sociedad civil, que llama-
§150, 188-189). A partir de esta de- remos “sociedad civil-homo oe-
finición del Estado en su relación conomicus”. Ya en C 1, §158, 194
con el mundo económico es po- Gramsci desarrolla la idea de que
sible introducir la segunda acep- el hombre debe ser transformado,
ción del concepto de sociedad ci- como él dice, «mecanizado», para
vil, en el cual aparece el concepto que pueda adaptarse a las nue-
de «homo oeconomicus», es decir, vas condiciones de trabajo y de
los diferentes aspectos de la vida producción del industrialismo. Si
económica. la segunda acepción del concep-
Se lee en C 10 II, §15, en las lla- to de sociedad civil está ausen-
madas Notas breves de economía: te del Cuaderno 1, el esquema de
«El “homo oeconomicus” es la pensamiento que se utilizará para
abstracción de la actividad eco- producirla aparece aquí embrio-
nómica de una determinada for- nariamente. Este segundo signifi-
ma de sociedad, o sea de una de- cado del concepto de sociedad ci-
terminada estructura económica. vil, cuyo contenido es la vida eco-
Cada forma social tiene su “homo nómica, se distancia bastante, a
oeconomicus”, o sea su propia ac- primera vista, del concepto antes
tividad económica [...] entre la es- encarado. Ciertamente se trata,
tructura económica y el Estado como en la actividad de conquista
con su legislación y su coerción de la hegemonía, de transformar
está la sociedad civil, y ésta ser ra- al hombre, de adaptarlo, pero en
dicalmente transformada en con- este caso el nivel de la realidad so-
creto y no sólo sobre el papel de cial que permite adquirir el con-
la ley y de los libros de los cien- senso de las clases aliadas no es
tíficos; el Estado es el instrumen- ya aquel político y cultural, sino
to para adecuar la sociedad civil uno económico, en el cual la fun-
a la estructura económica [...] Es- ción hegemónica aparentemente
perar que, por vía de propaganda no cumple Distinto es el caso del
y de persuasión, la sociedad civil sindicalismo teórico, en un papel

447
Sociedad civil

originario, en cuanto el instru- te política, que señala el tránsito


mento determinante de la trans- neto de la estructura a la esfera de
formación es la coerción estatal las superestructuras complejas,
de la legislación y del derecho, es la fase en la que las ideologías
aun cuando entren en acción qui- [...] se convierten en “partido” [...]
zás otros instrumentos más “po- determinando, además de la uni-
sitivos”, como la escuela u otras dad de fines económicos y políti-
instituciones culturales. cos, también la unidad intelectual
Aquí enlazamos el tema del y moral, situando todas las cues-
«economismo», como problema tiones [...] en un plano universal,
de las relaciones entre la socie- y creando así la hegemonía de un
dad civil en sentido gramsciano grupo social fundamental sobre
y la sociedad civil-homo oecono- una serie de grupos subordina-
micus. La sociedad civil en senti- dos» (Ivi, 36-37). Es el punto más
do gramsciano es la esfera de la alto que puede alcanzar la lucha
actividad política por excelencia, por la conquista de la hegemo-
en cuanto lugar en el cual apare- nía, o sea, una de las esferas de la
cen en escena las organizaciones que hay que pensar las relaciones
consideradas privadas (sindica- con la otra esfera, aquella de la
tos, partidos, organizaciones de dictadura de la sociedad civil-ho-
todo tipo) que tienen como obje- mo oeconomicus. En esta misma
tivo la transformación del modo nota hay una breve alusión al li-
de pensar de la gente. Por lo que beralismo y al sindicalismo teó-
concierne a la sociedad política en rico, pero es en la nota siguiente,
sentido estrecho, que predispone titulada Algunos aspectos teóricos
las intervenciones coercitivas de y prácticos del economismo, donde
la ley y el derecho, esa es también se hallan los elementos necesa-
una instancia de transformación rios para interpretar el economi-
social. El economismo no toma cismo: «Es por lo menos extraña
en consideración alguna esta do- la actitud del economismo fren-
ble forma de la actividad humana te a las expresiones de voluntad,
y concede a la economía en cuan- de acción y de iniciativa política e
to tal y sin intervención de la con- intelectual, como si éstas no fue-
ciencia, de la organización y por sen una emanación orgánica de
tanto de todo aquello que el mar- necesidades económicas e incluso
xismo define como «superestruc- la única expresión eficiente de la
tura», el poder de determinar la economía» (C 13, §18, 42). Nótese:
sociedad humana. Consideremos no existen otras emanaciones efi-
el C 13, §17, en el cual Gramsci cientes de la economía. Gramsci
escribe: «la fase más estrictamen-

448
Sociedad civil

retomará este asunto en otras oca- de la fase económico-corporativa


siones. para elevarse a la fase de hegemo-
He aquí entonces el pasaje que nía ético-política en la sociedad ci-
concita numerosos problemas de vil y dominante en el Estado» (Ivi,
interpretación. Lo citaré primero 41). Repetía sin embargo el Texto
en la versión del Texto C y ense- A (cuya expresión inicial «en el
guida aportaré las variantes que primer caso» se refiere al «libre-
se hallan en la primera redacción: cambismo»): «En el primer caso
«El planteamiento del movimien- se especula inconscientemente
to del librecambio se basa en un (por un error teórico cuyo sofisma
error teórico cuyo origen práctico no es difícil de identificar) sobre la
no es difícil identificar: en la dis- distinción entre sociedad política
tinción entre sociedad política y y sociedad civil, y se afirma que
sociedad civil, que de distinción la actividad económica es propia
metodológica es convertida en de la sociedad civil y la sociedad
distinción orgánica y presentada política no debe intervenir en su
como tal. Así se afirma que la ac- reglamentación. Pero en realidad
tividad económica es propia de la esta distinción es puramente me-
sociedad civil y que el Estado no todológica, no orgánica, y en la vía
debe intervenir en su reglamen- histórica concreta sociedad políti-
tación. Pero como en la realidad ca y sociedad civil son una misma
efectiva sociedad civil y Estado cosa. Por otra parte también el li-
se identifican, hay que establecer beralismo debe ser introducido
que también el librecambismo es por ley, esto es, por intervención
una reglamentación de carácter del poder político [...] Distinto es
estatal, introducida y mantenida el caso del sindicalismo teórico,
por vía legislativa y coactiva: es en cuanto que éste se refiere a un
un hecho de voluntad consciente agrupamiento subalterno, al cual
de sus propios fines y no la expre- se impide con esta teoría llegar
sión espontánea, automática del nunca a ser dominante, salir de la
hecho económico. Por lo tanto, el fase económico-corporativa para
librecambismo es un programa elevarse a la fase de hegemonía
político, destinado a cambiar, en político-intelectual en la sociedad
cuanto triunfa [...] la distribución civil y volverse dominante en la
de la renta nacional. Diferente es sociedad política» (C 4, §38, 172).
el caso del sindicalismo teórico, ¿Cuál es el error teórico denun-
en la medida en que se refiere a ciado aquí? Con ese propósito el
un grupo subalterno, al cual con texto es claro: la distinción «entre
esta teoría se le impide llegar a ser sociedad política y sociedad civil
dominante, desarrollarse más allá [...] que de distinción metodológi-

449
Sociedad civil

ca es convertida en distinción or- aquí, sino que va incluso a derro-


gánica y presentada como tal» (C tar otro punto de la teoría liberal:
13, §18, 41). Pero la pregunta filo- la idea de una existencia autóno-
lógica que se hace es la siguien- ma de la economía. En verdad es
te: ¿Cuál sentido común asume la imposible separar la vida econó-
expresión «sociedad civil» en esta mica y sus estructuras de la coer-
primera proposición? Un sentido ción jurídica del Estado y de las
propiamente gramsciano, la «he- relaciones de fuerza que caracte-
gemonía política y cultural de un rizan un «mercado determinado».
grupo social sobre la sociedad en- «En la vida histórica concreta, so-
tera, como contenido ético del Es- ciedad civil y sociedad política
tado» (C 6, §24, 28). Gramsci no son una misma cosa» o «se iden-
abunda sobre el modo de estable- tifican», como dice la segunda re-
cer una distinción metodológica dacción del texto. Cuando al fin
sin confundirla con una distinción pasa a considerar el sindicalismo
orgánica; se contenta con precisar teórico, encontramos una clari-
las tesis que derivan de la confu- dad intelectual perfecta, por tanto
sión que acaba de denunciar: «se no tenemos dificultad en identifi-
afirma que la actividad económi- car el origen práctico del error: el
ca es propia de la sociedad civil y objetivo es hacer que la clase sub-
que el Estado no debe intervenir alterna permanezca siéndolo; por
en su reglamentación» (C 13, §18, otra parte, las dificultades filoló-
41). Si la segunda parte de la ora- gicas se desvanecen: es evidente
ción no supone problemas, puesto que nos remite a la sociedad civil
que expone una tesis archiconoci- en sentido gramsciano, cuando
da del liberalismo, algo muy dis- nuestro autor indica en qué con-
tinto ocurre con la primera, que siste el obstáculo que se yergue
remite a la segunda acepción de delante del grupo subalterno para
sociedad civil. impedirle «salir de la fase econó-
Por oposición al liberalismo y mico-corporativa para elevarse a
su economicismo radical, Gramsci la fase de hegemonía política-in-
se alinea con cuantos subrayan la telectual en la sociedad civil».
necesidad de la múltiple inter- En conclusión, se indica una
vención estatal. Al mismo tiempo, acepción distinta de la expresión
pone en evidencia la falsedad ra- sociedad civil en Gramsci, que es-
dical de la tesis liberal: «también cribe: «“todo individuo es un fun-
el liberalismo precisa leyes para cionario” [...] en cuanto que “ac-
establecerse; o sea, de la interven- tuando espontáneamente” su ac-
ción del poder político». Pero la tividad se identifica con los fines
crítica gramsciana no se detiene del Estado (o sea del grupo social

450
Sociedad regulada

determinado o sociedad civil)» (C desempeñado por la hegemonía y


8, §142, 289). Enseguida Gramsci por la guerra de posiciones en el
habla de iniciativas «interesadas recorrido que lleva a la conclusión
en el sentido más elevado, del in- final: el Estado «vigilante noctur-
terés estatal o del grupo que cons- no», que garantiza la transición a
tituye la sociedad civil» (Ibid.). la «sociedad regulada».
Este uso, cuyo «grupo social de- JACQUES TEXIER
terminado» se define como «so-
ciedad civil», merece cierta aten- Sociedad regulada
ción. Si se trata de relevar la esen- En los Cuadernos «sociedad re-
cia misma de la doctrina en la cual gulada» equivale a “sociedad co-
se inspira Gramsci, podríamos re- munista”, tal y como está presen-
mitir a un famoso párrafo consa- te en buena parte de la tradición
grado a los «elementos constitu- marxista: se trata de la formación
tivos del marxismo», cuya «uni- social que debería suceder a la
dad» profunda se esfuerza en “sociedad socialista” (la “socie-
entender: C 7, §18, 158. Si hubie- dad de transición”) y que estaría
ra que indicar dos conceptos fun- marcada por la extinción del Esta-
damentales de la misma, comen- do. La expresión «sociedad regu-
zaríamos por el de «praxis», con lada» aparece casi únicamente en
su función esencial consistente en el Cuaderno 6, en unos pocos Tex-
pensar la transformación de la es- tos B. El tema de la extinción del
tructura por medio de la superes- Estado está presente en otras po-
tructura («vuelco de la praxis»), y cas notas en las que la expresión
por el de «bloque histórico», que no aparece, como por ejemplo C
es el cuadro teórico general den- 5, §127, 346, donde Gramsci, re-
tro del cual actúan todos los con- flexionando probablemente sobre
ceptos. De ahí deriva la preemi- la sociedad soviética, la única so-
nencia de la política, por lo tanto, ciedad socialista existente en ese
la fundación del Estado nuevo, la momento, escribe: «sobre esta rea-
revolución. A pesar del lugar que lidad que está en continuo movi-
ocupan en los Cuadernos, hay que miento no se puede crear un dere-
decir, arriesgándonos a ser para- cho constitucional, de tipo tradi-
dójicos, que los conceptos de «he- cional, sino solamente un sistema
gemonía», «guerra de posiciones» de principios que afirman como
y «revolución pasiva» son con- fin del Estado su propio fin, su
ceptos subordinados. Subrayar que propia desaparición, o sea la reab-
el fin del Estado político es una sorción de la sociedad política en
proposición esencial del marxis- la sociedad civil» (Ibid.).
mo conduce a pensar en el papel

451
Sociedad regulada

La nota C 6, §12, 19, titulada lemiza nuevamente con Spirito y


Estado y sociedad regulada, es la pri- Volpicelli en el C 6, §82, 67, siem-
mera en la que Gramsci usa la ex- pre a propósito de la confusión de
presión «sociedad regulada», a Estado y sociedad regulada.
partir de la crítica de la corriente El tema de la sociedad regu-
de los “gentilianos de izquierdas” lada como superación del Estado
Spirito y Volpicelli, en cuyo pen- vuelve en el C 6, §65, 53, de nue-
samiento «debe señalarse, como vo en un reflexión que se refiere
punto de partida crítico, la con- sobre todo a la “sociedad de tran-
fusión entre el concepto de Esta- sición”: «en esta sociedad el parti-
do-clase y el concepto de socie- do dominante no se confunde or-
dad regulada». Precisa Gramsci: gánicamente con el gobierno, sino
«desde el momento en que exis- que es un instrumento para el
te el Estado-clase no puede exis- paso de la sociedad civil-política
tir la sociedad regulada, a no ser a la “sociedad regulada”, en cuan-
como metáfora», añadiendo que to que absorbe en sí a ambas, para
también «los utópicos, en cuan- superarlas (no para perpetuar la
to que expresaban una crítica de contradicción), etc.». También en
la sociedad existente en su épo- C 6, §88, 76 la concepción marxis-
ca, comprendían perfectamente ta del Estado pasa a ser la «doctri-
bien que el Estado-clase no podía na del Estado que concibe a éste
ser la sociedad regulada, tanto así como capaz tendencialmente de
que en los tipos de sociedades re- agotamiento y de resolución de
presentadas por las diversas uto- la sociedad regulada». Gramsci
pías, se introduce la igualdad eco- añade: «el elemento Estado-coer-
nómica como base necesaria de la ción se puede imaginar extingui-
reforma proyectada: ahora bien, ble a medida que se afirman ele-
en esto los utópicos no eran utó- mentos cada vez más conspicuos
picos, sino científicos concretos de sociedad regulada (o Estado
de la política y críticos congruen- ético o sociedad civil). Las expre-
tes. El carácter utópico de algunos siones de Estado ético o de socie-
de ellos se debía al hecho de que dad civil vendrían a significar que
pensaban que fuese posible intro- esta “imagen” de Estado sin Es-
ducir la igualdad económica con tado la tenían presente los prin-
leyes arbitrarias, con un acto de cipales científicos de la política y
voluntad, etc. Sin embargo, sigue del derecho en cuanto se situaban
siendo exacto el concepto […] que en el terreno de la pura ciencia (=
no puede existir igualdad política pura utopía, en cuanto basada en
completa y perfecta sin igualdad el presupuesto de que todos los
económica» (Ivi, 20). Gramsci po- hombres son realmente iguales y

452
Sorel, Georges

por consiguiente, igualmente ra- durará siglos, o sea hasta la desa-


zonables y morales)» (Ibid.). parición de la sociedad política y
La sociedad regulada es, por el advenimiento de la sociedad re-
lo tanto, Estado sin Estado: si – gulada» (C 7, §33, 170). Coheren-
como se dice en la misma nota – el temente con una cierta tradición
Estado es «sociedad política + so- marxista, la sociedad sin clases,
ciedad civil» (Estado «integral»), la sociedad comunista, parece ser
la sociedad regulada es aquella imaginada también como una so-
«sociedad civil-política» en la que ciedad sin política.
el Estado entendido tradicional- GUIDO LIGUORI
mente, el Estado como aparato re-
presivo (concepción contra la cual Sorel, Georges
Gramsci polemiza tantas veces), Son muchas las apariciones del
se consume. El propio Gramsci nombre del famoso intelectual
escribe más adelante: «en la doc- francés en los Cuadernos, en parte
trina del Estado-sociedad regu- fragmentadas en una serie de ano-
lada, de una fase en la que el Es- taciones y recordatorios sobre la
tado será igual a Gobierno, y Es- densa trama de intelectuales y po-
tado se identificará con sociedad líticos que a Sorel, de diversas ma-
civil, deberá pasarse a una fase neras, se le acercan o que son re-
de Estado → vigilante nocturno, currentes en sus juicios, de Arturo
o sea de una organización coerci- Labriola a Mario Missiroli, de Ro-
tiva que tutelará el desarrollo de dolfo Mondolfo a Robert Michels,
los elementos de sociedad regula- de Proudhon a Bernstein, de De
da en continuo incremento, y por Man a Clemenceau, del sindica-
lo tanto reduciendo gradualmen- lismo italiano a la cultura france-
te sus intervenciones autoritarias sa, además, naturalmente Croce,
y coactivas» (Ibid.). La expansión cuya correspondencia con Sorel
de los elementos de autogobierno, se cita repetidamente. Sorel había
en el ámbito de la sociedad socia- sido uno de los principales auto-
lista, llevará según Gramsci a una res del joven Gramsci, uno de los
reducción gradual de los elemen- puntos de referencia en su madu-
tos de estatalidad propiamente ración de un pensamiento revolu-
dicha: disminuye la necesidad de cionario alejado del evolucionis-
momentos represivos y coerciti- mo, del determinismo y del refor-
vos. Una radicalización de esta mismo de la Segunda Internacio-
visión se encuentra en el Cuader- nal, uno de los inspiradores teóri-
no 7, donde Gramsci escribe que cos del movimiento de los Conse-
«Marx inicia intelectualmente una jos de fábrica. El documento más
era histórica que probablemente relevante de la admiración del jo-

453
Sorel, Georges

ven Gramsci por Sorel se puede siderando al intelectual francés un


leer en “L’Ordine Nuovo” del 11 autor de primer plano, con el que
de octubre de 1919, donde se hace es necesario hacer cuentas («obli-
una clara distinción entre el «sin- ga a pensar y a profundizar»). Las
dicalismo teórico» y los seguido- opiniones de Sorel sobre muchos
res italianos de Sorel por un lado, temas presentes en la reflexión de
y el pensador francés, «amigo los Cuadernos son siempre consi-
desinteresado del proletariado» y deradas con respeto por Gramsci,
admirador de la Revolución rusa aunque no faltan las críticas y
y del sistema de los soviets nacido aunque el pensador sardo tiene
de ella (Cronache dell’“Ordine Nuo- presente el hecho de que el padre
vo”, en ON 234-235), por el otro. del sindicalismo revolucionario
Que Sorel no fue «de ninguna ma- se había convertido desde hacía
nera responsable de la mezquin- tiempo en punto de referencia de
dad y de la rudeza espiritual de las publicaciones fascistas y de de-
sus admiradores italianos» se re- recha, de las cuales Gramsci toda-
afirmó en septiembre de 1920 (El vía lo “defiende”, afirmando que
Partido Comunista, en ON 651). «su radical “liberalismo” (o teoría
Gramsci proclamaría otra vez su de la espontaneidad) [...] impide
admiración por Sorel (y por uno toda consecuencia conservadora
de sus “maestros”, Bergson) el 2 de sus opiniones» (C 17, §20, 314:
de enero de 1921, en el célebre ar- se trata de un Texto B que data de
tículo ¡Bergsoniano! en vísperas de 1933-1934).
la escisión de Livorno, en polémi- Entre otras cosas, Sorel había
ca con la cultura positivista de los alimentado el antijacobinismo del
socialistas reformistas (SF 12-13). joven Gramsci, y el autor de los
No obstante, en los Cuadernos Cuadernos – pasando desde prin-
Gramsci ve, con las virtudes, to- cipios de los años veinte a una
dos los muchos límites y defectos reconsideración positiva del mo-
de Sorel – sobre un escrito póstu- vimiento jacobino – por una par-
mo (Sorel había muerto en 1922) te ahora cree que «el punto oscu-
escribe: «El ensayo resume todas ro en Sorel» es precisamente «su
las virtudes y todos los defectos antijacobinismo y su economismo
de Sorel: es tortuoso, irregular, in- puro; y esto [...] es el único ele-
coherente, superficial, profundo, mento de su doctrina que puede
etc.: pero ofrece o sugiere puntos ser distorsionado y dar lugar a
de vista originales, encuentra ne- interpretaciones conservadoras»
xos nunca antes imaginados, obli- (Ibid.) y por otra, trata de expli-
ga a pensar y a profundizar» (C 4, car este antijacobinismo histórico
§31, 159). No obstante, sigue con- en el contexto de la historia de la

454
Sorel, Georges

Francia revolucionaria y post-re- que, a propósito de los «idealis-


volucionaria («el curioso antija- tas», debería considerarse «cuáles
cobinismo de Sorel, sectario, mez- elementos del marxismo han sido
quino, antihistórico, es una conse- absorbidos “explícitamente”», así
cuencia del desangramiento po- como deberían identificarse las
pular del 71 [que, NdA] destruyó «absorciones “implícitas”, no con-
el cordón umbilical entre el nuevo fesadas, ocurridas precisamente
pueblo y la tradición del 93»: C 4, porque el marxismo es un mo-
§31, 160) e investigando su origen mento de la cultura, una atmósfe-
cultural («La actitud de Sorel con- ra difusa, que ha modificado los
tra los jacobinos está tomada de viejos modos de pensar por accio-
Proudhon»: C 5, §80, 305). nes y reacciones no aparentes o
La presencia de Sorel se hace no inmediatas». Y añade: «El es-
relevante a partir del Cuaderno 4. tudio de Sorel puede dar muchos
En una de las primeras notas de la indicios a este propósito» (C 4, §3,
Primera Serie de Apuntes de filosofía 134).
Gramsci afirma que «El marxismo La asociación Croce-Sorel es
ha sufrido una doble revisión»: también relevante en otros as-
por una parte «algunos de sus ele- pectos. A propósito de una críti-
mentos, explícita o implícitamen- ca de Croce a Sorel, que al teori-
te, han sido absorbidos por algu- zar el «mito» lo habría «disipado,
nas corrientes idealistas (Croce, dando su explicación doctrinal»,
Sorel, Bergson, etc., los pragmatis- Gramsci señala que esto vale tam-
tas, etc.); por el otro, los marxistas bién para la «pasión» puesta por
“oficiales”, preocupados por en- Croce como base de la acción polí-
contrar una “filosofía” que contu- tica («La “pasión” de la que se da
viese al marxismo, la han hallado una explicación doctrinal, ¿no es
en las derivaciones modernas del también ella “disipada”?»), aña-
materialismo filosófico vulgar» (C diendo más adelante: «para Sorel
4, §3, 133-134). Sorel está, enton- la teoría de los mitos es el princi-
ces, asociado a Croce y a Bergson, pio científico de la ciencia política,
a esa reacción antipositivista de es la “pasión” de Croce estudiada
principios del siglo XX que tam- en forma más concreta, es lo que
bién se había nutrido del pensa- Croce llama “religión”, o sea una
miento de Marx, aunque procla- concepción del mundo con una
mando la necesidad de su “re- ética correspondiente, es un inten-
visión”: por lo tanto, al “revisio- to de reducir a lenguaje científico
nismo” de Bernstein-Sorel-Croce la concepción de las ideologías de
(sobre esto v. LC 564, a Tania, 18 la filosofía de la praxis vista preci-
de abril de 1932). Gramsci afirma samente a través del revisionismo

455
Sorel, Georges

crociano» (C 10 II, §41.V, 191-192; significa que entre estructura y


en el respectivo Texto A, C 7, §39, superestructuras hay un nexo ne-
175, encontramos el mismo desa- cesario y vital»: C 4, §15, 149). La
rrollo de la reflexión, pero menos expresión «bloque histórico» en
rico; entre otras cosas, no hay re- realidad no está presente en Sorel,
ferencia a la religión como parte o está presente en forma muy lá-
del mundo y vínculo social). El bil (C, AC, 2632), pero sigue sien-
mito soreliano, que el autor fran- do muy importante en el ámbito
cés define en primer lugar como de los Cuadernos, y por lo tanto es
conjunto de imágenes que los relevante y significativo que, po-
hombres producen para alimen- niéndola en práctica, Gramsci sa-
tar su capacidad de lucha (C, AC, que a relucir al pensador francés.
2632), Gramsci lo relaciona con el Gramsci aclara a continuación
concepto de ideología, redefini- el sentido de su referencia, escri-
da como concepción del mundo biendo que el mito tenía en Sorel
y conjunto de creencias en las que «dos aspectos: uno propiamente
se basa la subjetividad colectiva teórico, de ciencia política, y un as-
y la misma acción política – que pecto político inmediato, progra-
es también un rasgo de gran mo- mático. Es posible, aunque muy
dernidad de los Cuadernos, a la al- discutible, que el aspecto político
tura de la acción política como se y programático del sorelianismo
manifiesta en la sociedad de ma- haya sido superado y disipado;
sas desde finales del siglo XIX: la actualmente puede decirse que
tarea de una fuerza política revo- ha sido superado en el sentido de
lucionaria es evidentemente saber que ha sido integrado y depura-
traducir los impulsos, incluso no do de todos los elementos intelec-
racionales, de las masas en obje- tualistas y literarios, pero incluso
tivos posibles, canalizando la re- hoy es preciso reconocer que Sorel
belión en un proyecto, sin ignorar trabajó sobre la realidad efectiva y
esta dimensión moderna de la po- que tal realidad no ha sido supe-
lítica. La revalorización de este as- rada ni disipada» (C 10 II, §41.V,
pecto “superestructural”, vincula- 192). Así pues, sigue siendo válida
do a su base material, también lo la lección de Sorel en el plano de
expresa Gramsci a través del con- la «ciencia política»: hay que tener
cepto de «bloque histórico», atri- presente la capacidad de “sentir”
buido al propio Sorel («Recordar de las masas y la importancia del
el concepto de Sorel del “bloque gobierno también en los aspectos
histórico”. Si los hombres toman preintencionales y no racionales,
conciencia de su deber en el te- para reforzar sus capacidades de
rreno de las superestructuras, ello resistencia y movilización. Pero

456
Sorel, Georges

sigue siendo en cierto modo váli- También por este aspecto no


do (“superado” hegelianamente) es incongruente que el mito en-
también el mito político del que tre en la reflexión gramsciana so-
habló Sorel, como necesidad-vo- bre el «moderno Príncipe», el Par-
luntad de apostar por el autogo- tido comunista, al cual el autor
bierno de los productores, gracias de los Cuadernos ha dedicado to-
al «“espíritu de escisión” sorelia- das sus energías durante los cin-
no» (C 25, §5, 182), o sea, «la pro- co años anteriores a su arresto.
gresiva adquisición» por parte de Gramsci escribe que «El Príncipe
las clases subalternas «de la con- de Maquiavelo podría ser estu-
ciencia de la propia personalidad diado como una ejemplificación
histórica» (C 3, §49, 55). La nece- histórica del “mito” soreliano» (C
sidad de basar la acción política 13, §1, 13), ya que su «característi-
revolucionaria en la realidad so- ca fundamental» es la «de no ser
cial, en el sentir espontáneo de las un tratamiento sistemático sino
masas, de partir de la situación de un libro “vivo”, en el que la ideo-
los subalternos para hacer crecer logía política y la ciencia política
las potencialidades de compren- se fusionan en la forma dramática
sión y de autogobierno: son todos del “mito”» (Ibid.). El mito sorelia-
elementos sorelianos que siguen no y el Príncipe maquiavélico son
siendo válidos, pero que estaban vistos como «una ideología polí-
separados de los «elementos inte- tica que se presenta no como fría
lectualistas y literarios» que cons- utopía ni como doctrinario racio-
tituían uno de los límites de So- cinio, sino como una creación de
rel. El movimiento comunista al fantasía concreta que actúa sobre
que Gramsci se adhirió cada vez un pueblo disperso y pulveriza-
más conscientemente, y cada vez do para suscitar y organizar en él
más emancipado de las influen- la voluntad colectiva» (Ibid.). Lo
cias sorelianas (que en cualquier que impidió a Sorel, teórico del
caso nunca habían sido absolutas sindicalismo, llegar «a la com-
y predominantes), especialmen- prensión del partido político» (Ivi,
te después de la derrota de la ex- 14) fue para Gramsci el hecho de
periencia consiliarista, no es para que «para Sorel el “mito” no en-
Gramsci la negación de la fase an- contraba su expresión mayor en
terior, sino la reformulación con- el sindicato, como organización
creta, no veleidosa y llevada a co- de una voluntad colectiva ya ope-
herencia, incluso de los aspectos rante, acción práctica, cuya reali-
positivos presentes en el pensa- zación máxima habría debido ser
miento de Sorel. la huelga general, o sea una “acti-
vidad pasiva” por así decirlo, de

457
Sorel, Georges

carácter negativo y preliminar (el mando como punto de partida


carácter positivo sólo es dado por el artículo póstumo de Sorel al
el acuerdo alcanzado en las vo- que ya se ha hecho referencia (C
luntades asociadas) de una activi- 4, §31, 160 ss.) Gramsci subraya
dad que no prevé su propia fase la importancia atribuida por So-
“activa y constructiva”» (Ibid.). rel a Proudhon también en lo que
Es decir, Sorel, rechazando la ne- se refiere a la posguerra (los años
cesaria y fatigosa construcción de del consiliarismo, con una refe-
una voluntad colectiva (creyén- rencia explícita al «movimiento
dola presupuesta), no podía de- de las comisiones internas»: ivi,
jar de confiar en el «impulso de lo 162) y la concepción del marxis-
irracional, de lo “arbitrario” (en el mo. «Para Sorel es “proudhonia-
sentido bergsoniano de “impulso no” aquello que es “espontánea”
vital”)», es decir, en la «esponta- creación del pueblo, es “marxis-
neidad» (Ibid.). Gramsci se aleja, ta ortodoxo” aquello que es bu-
pues, de Sorel y de su esponta- rocrático, porque él tiene siempre
neísmo, tanto porque una volun- ante sí, obsesionante, el ejemplo
tad colectiva pensada como quiere de Alemania por una parte y del
Sorel se dispersará apenas termi- jacobinismo literario por la otra,
nada la «destrucción», como por- el fenómeno del centralismo-bu-
que ha llegado desde hace tiempo rocracia» (Ibid.). Añade Gramsci:
(a partir de Lenin) a la convicción «Para Sorel, como se desprende
de que solo un «programa de par- de este ensayo, lo que cuenta en
tido» (Ivi, 15) pueda proporcionar Proudhon es la orientación psico-
ese pars construens necesario para lógica [que, NdA] consiste en el
la acción política revolucionaria y “confundirse” con los sentimien-
para la formación de una volun- tos populares que concretamente
tad colectiva de los subalternos. brotan de la situación real que le
Entendiéndose que esta forma de crea al pueblo la disposición del
política revolucionaria no pue- mundo económico, en el “hundir-
de, para Gramsci, renegar de la se” en ellos para comprenderlos y
esencia de la enseñanza soreliana: expresarlos en forma jurídica, ra-
el objetivo del autogobierno y la cional» (Ivi, 162-163). La atención
autodeterminación de las masas, por los sentimientos populares,
cuyas necesidades y potencialida- por la “espontaneidad” creadora
des emancipadoras nunca deben del pueblo: he aquí el “sorelismo”
olvidarse. del joven Gramsci, que no es re-
Gramsci rechaza entonces el pudiado sino superado, inserta-
espontaneísmo soreliano, que se do en la nueva visión “leninista”
remonta a Proudhon: siempre to- de la emancipación de las clases

458
Stalin

subalternas. El elemento de es- Stalin


pontaneidad – considera Gramsci En la carta del 13 de enero de
– debe ser educado y llevado a 1924, Gramsci escribe que no co-
nuevas capacidades hegemóni- noce «los términos exactos de la
cas mediante una «reforma inte- discusión» en el partido ruso, ni
lectual y moral». También en este los artículos de Trotsky y Stalin,
tema fundamental es decisivo el cuyo ataque, sin embargo, le pa-
papel de Sorel como intermedia- rece «muy irresponsable y peli-
rio de la idea que viene de Proud- groso» (L 182); «En la topografía
hon (C 16, §9, 264) y de Joseph-Er- de fracciones y tendencias» Sta-
nest Renan, que en 1871 había lin ocupa «una posición a la de-
publicado un libro titulado pre- recha» (L 223, carta del 9 de fe-
cisamente La Réforme intellectuelle brero de 1924). En la única nota
et morale (libro que fuera traduci- de los Cuadernos (C 14, §68) en la
do por Missiroli y publicado por que se menciona explícitamente
Laterza en 1915 con el prólogo a Stalin («Giuseppe Bessarione»),
de Sorel: ibid.). Escribe Gramsci: Gramsci se inspira en un texto de
«Una concepción de la filosofía 1927 (Entrevista con la primera de-
de la praxis como reforma popu- legación de trabajadores estadouni-
lar moderna [...] ha sido tal vez denses), organizado por pregun-
entrevista por Georges Sorel, un tas y respuestas – como el folleto
poco (o muy) dispersamente, in- «simple y claro» (sobre la reunión
telectualistamente, por una espe- de Stalin en la Universidad Co-
cie de furor jansenista contra las munista de Sverdlov en 1925) que
fealdades del parlamentarismo y Gramsci defendió contra la acusa-
de los partidos políticos. Sorel ha ción de una mentalidad dogmáti-
tomado de Renan el concepto de ca y catequética (Stupidaggini, 19
la necesidad de una reforma in- de septiembre de 1926, en CPC
telectual y moral», pero no supo 441) – que aborda entre otras co-
ver que «La filosofía de la praxis sas, la contribución de Lenin al
es la coronación de todo este mo- desarrollo del marxismo, con la
vimiento de reforma intelectual y teoría de la hegemonía del prole-
moral, dialectizado en el contraste tariado en toda revolución nacio-
entre cultura popular y alta cultu- nal-popular. Gramsci se pregunta
ra. Corresponde al nexo Reforma cómo Marx, pero sobre todo Le-
protestante + Revolución france- nin (el «gran teórico más recien-
sa: es una filosofía que es también te») considera la situación inter-
una política» (Ivi, 263-264). nacional en su aspecto nacional,
GUIDO LIGUORI un punto en el que se encuentra
el desacuerdo fundamental entre

459
Subalterno, subalternos

Trotsky y Stalin, que Gramsci, cri- pueden aclarar algunos conceptos


ticando explícitamente «la teoría gramscianos, ampliando nuestra
general de la revolución perma- comprensión de su estilo de pen-
nente», defiende frente a las acu- samiento, pero son de escasa im-
saciones de nacionalismo, «inep- portancia respecto de la emergen-
tas si se refieren al meollo de la cia y de la gradual elaboración de
cuestión». Esto hay que afrontarlo los rasgos fundamentales de una
dialécticamente, sin contrastar las teoría original sobre diversos as-
antítesis nacionales e internacio- pectos de las relaciones políticas
nales: «el punto de partida es “na- y culturales entre las clases do-
cional” y es a partir de este pun- minantes y los grupos sociales
to de partida que debemos partir. subalternos. Los elementos esen-
Pero la perspectiva es internacio- ciales de esta teoría se exponen,
nal y solo puede ser así. Por tanto, aunque sumariamente y en una
es necesario estudiar exactamen- manera no sistemática, en uno de
te la combinación de fuerzas na- los “cuadernos especiales” más
cionales que la clase internacional tardíos y más breves bajo el títu-
tendrá que dirigir y desarrollar de lo general Al margen de la historia
acuerdo con la perspectiva y las (Historia de los grupos sociales sub-
directrices internacionales». alternos) (C 25, §§1-8, 175-187).
Central, a este respecto, es el En el Cuaderno 25 Gramsci re-
concepto de hegemonía, incom- produce, con alguna ampliación,
prendido por la oposición rusa, trece notas del Cuaderno 1 y del
como ya Gramsci subrayó en la Cuaderno 3, todas elaboradas en
carta al Comité Central del PCUS 1930, y una nota del Cuaderno 9 es-
del 14 de octubre de 1926 (L 455 crita en 1932. Es el único cuader-
ss.). no especial dedicado a un tema
ANDREA CATONE que no aparece entre los temas
principales en la primera página
Subalterno, subalternos del Cuaderno 1 o en los ensayos
En sus escritos precarcelarios, principales y en los agrupamien-
en sus cartas y en numerosas oca- tos de materias enumerados en
siones en los Cuadernos Gramsci el Cuaderno 8. Puesto que la últi-
usa las palabras «subalterno», ma de estas tres listas se escribe
«subalternas», «subalternos» y en la primavera de 1932, parece
«subalternidad» en su sentido que Gramsci haya reconocido en
más obvio o en un modo metafó- un momento más bien tardío del
rico relativamente claro (si bien curso de su trabajo la importan-
no siempre convencional). Estos cia del estudio de las caracterís-
casos merecen atención porque ticas específicas de la subalterni-

460
Subalterno, subalternos

dad en el orden social y político. durante la permanencia en priva-


Muchas otras notas, además de ción de libertad en Formia.
aquellas recogidas en el Cuaderno El elemento distintivo de los
25, son relevantes para el pensa- subalternos es su disgregación.
miento gramsciano sobre los gru- Estos grupos (o clases) sociales no
pos sociales subalternos (o «cla- solo son múltiples, sino que están
ses», como las llama en los prime- también divididos y son bastante
ros Cuadernos), incluidas aquellas diferentes los unos de los otros. Si
que se ocupan de cuestiones muy bien algunos de ellos pueden ha-
próximas, como la separación de ber alcanzado un nivel significati-
los intelectuales italianos con res- vo de organización, otros carecen
pecto al pueblo, la reforma de la de cohesión, mientras en los mis-
educación, el sentido común, el mos grupos existen varios niveles
folklore y las representaciones de de subalternidad y de marginali-
los «humildes» en las obras litera- dad. Gramsci señala que un exa-
rias. men de las revoluciones del pasa-
Es inútil tratar de formular una do podría revelar que «las clases
definición precisa de «subalterno» subalternas eran numerosas y je-
o de grupo subalterno-clase social rarquizadas por la posición eco-
subalterna en Gramsci, dado que, nómica y la homogeneidad» (C
en su opinión, no constituyen una 3, §48, 54). La disgregación de los
única – y menos aún homogénea estratos subalternos de la socie-
– entidad. No es casual que él de- dad había sido una preocupación
signe siempre en plural estas ca- para Gramsci desde que ejercía
tegorías. La categoría de grupos como periodista y líder político.
subalternos-clases sociales subal- En Algunos temas sobre la cuestión
ternas incluye muchos otros com- meridional (1926) define el Mez-
ponentes de la sociedad, además zogiorno como «una gran disgre-
de la «clase obrera» o el «proleta- gación social», una «gran masa
riado». Gramsci no usa «subalter- campesina amorfa y disgregada»
no» o «subalternos» como un sim- (QM 150). La falta de cohesión y
ple sustituto del «proletariado», de organización hace a los subal-
para eludir la censura carcelaria o ternos políticamente impotentes;
por otras razones. Es posible, sin «incapaces de dar una expresión
embargo, que el cambio de «cla- centralizada a sus aspiraciones y
ses» a «grupos» en los Textos C a sus necesidades» (Ibid.), con lo
del Cuaderno 25 refleje una postu- que sus rebeliones están destina-
ra de creciente prudencia debida das a fracasar. Aquí Gramsci no
al aparato de vigilancia operativo utiliza el término «subalterno» o
«subalternos», pero anticipa las

461
Subalterno, subalternos

observaciones contenidas en la subalternas y movimientos es-


nota Criterios metodológicos (ori- pontáneos de masas por una par-
ginalmente titulada Historia de la te y, por la otra, determina com-
clase dominante e historia de las cla- plots de los grupos reaccionarios
ses subalternas) del Cuaderno 25: que aprovechan el debilitamiento
«la historia de los grupos socia- objetivo del gobierno para inten-
les subalternos es necesariamen- tar golpes de Estado» (C 3, §48,
te disgregada y episódica. Es in- 54). Esto no significa, sin embar-
dudable que en la actividad his- go, que los sentimientos espontá-
tórica de estos grupos existe la neos de las clases subalternas de-
tendencia a la unificación, si bien bieran ser ignorados, y ni siquie-
según planes provisionales, pero ra repudiados; Gramsci sostiene
esta tendencia es continuamente más bien que la espontaneidad
rota por la iniciativa de los grupos debe ser canalizada e integrada
dominantes […] Los grupos sub- en una dirección consciente. Esta
alternos sufren siempre la iniciati- es la tarea del partido político que
va de los grupos dominantes, aun lucha por la hegemonía en favor
cuando se rebelan y sublevan» (C de los subalternos, Gramsci re-
25, §2, 178). cuerda cómo «este elemento de
La expresión exterior del des- “espontaneidad” no fue olvida-
contento de los subalternos con do y mucho menos despreciado»
respecto a las condiciones misera- por el grupo de “L’Ordine Nuo-
bles de su existencia toma a me- vo”; al contrario, «fue educado, fue
nudo la forma de una rebelión es- orientado, fue purificado de todo
pontánea. La espontaneidad en sí aquello que siendo extraño podía
no solo es ineficaz, sino también contaminarlo, para hacerlo homo-
contraproducente. Gramsci ex- géneo, pero en forma viva, histó-
plica los efectos negativos de los ricamente eficaz, con la teoría mo-
«movimientos llamados “espon- derna [el marxismo, NdA]». Esta
táneos”» en una nota sobre Espon- unidad de «“espontaneidad” y de
taneidad y dirección consciente (no la “dirección consciente”», con-
incluida en el Cuaderno 25): «su- tinúa Gramsci, «es precisamente
cede casi siempre que un movi- la acción política real de las cla-
miento “espontáneo” de las clases ses subalternas, en cuanto política
subalternas va acompañado por de masa y no simple aventura de
un movimiento reaccionario de grupos que pretenden representar
la derecha de la clase dominante, a la masa» (C 3, §48, 53).
por motivos concomitantes: una El problema principal para
crisis económica, por ejemplo, de- Gramsci – no solo en sus notas so-
termina descontento en las clases bre los subalternos, sino también

462
Subalterno, subalternos

en muchas otras páginas de los to por dispositivos institucionales


Cuadernos, incluidas muchas de y culturales que le permiten di-
aquellas dedicadas a las reflexio- fundir directa e indirectamente su
nes sobre la filosofía, el «moderno concepción del mundo, inculcar
Príncipe» y los intelectuales – es sus valores y moldear la opinión
cómo poner fin a la subalternidad, pública. Gramsci la define como
es decir, a la subordinación de la «estructura ideológica de una cla-
mayoría a la minoría. Esto, evi- se dominante: o sea la organiza-
dentemente, no puede ser logra- ción material tendiente a mante-
do mientras «los grupos subal- ner, a defender y a desarrollar el
ternos sufran […] la iniciativa de “frente” teórico e ideológico» (C
los grupos dominantes». La con- 3, §49, 55).
dición de subalternidad puede ser Para ser eficaz, entonces, la lu-
superada solo a través de un lar- cha contra la configuración del
go proceso y una lucha compleja. poder que refuerza la subalterni-
Para que una lucha contra la es- dad debe ser dirigida contra este
tructura del poder existente ten- frente ideológico – por lo tanto, la
ga un resultado positivo es nece- estrategia adecuada no es un ata-
sario en primer lugar comprender que frontal contra la sede del po-
lo que la hace flexible y duradera. der (cuyo derrumbe no provoca
Las clases dominantes en los Esta- por sí solo un cambio sustancial),
dos modernos no tienen el poder sino una «guerra de posiciones»
únicamente y ni siquiera son sus- sobre el terreno de la sociedad ci-
tancialmente tales, porque con- vil. A la luz de esto, Gramsci plan-
trolan los aparatos coercitivos del tea la siguiente cuestión: «¿qué
gobierno. Gramsci lo explica en puede oponerse, por parte de una
uno de los pasajes más citados de clase innovadora, a este comple-
los Cuadernos: el Estado moderno jo formidable de trincheras y for-
se apoya en una «robusta cadena tificaciones de la clase dominan-
de fortalezas y de casamatas» (C te?» Su respuesta es la siguiente:
7, §16, 157), es decir, la sociedad «El espíritu de escisión, o sea la
civil. La clase dirigente no tiene – progresiva adquisición de la con-
y ciertamente no quiere mostrar ciencia de la propia personalidad
que tiene – el control absoluto y histórica, espíritu de escisión que
exclusivo de la sociedad civil; si lo debe tender a extenderse de la cla-
hiciese, no sería capaz de demos- se protagonista a las clases alia-
trar que disfruta del consenso li- das potenciales: todo ello exige
bremente otorgado por el pueblo. un complejo ideológico» (C 3, §49,
Lo que ella posee en realidad es 55). La clase innovadora y prota-
un formidable aparato compues- gonista a la cual Gramsci se refie-

463
Subalterno, subalternos

re en este pasaje es la clase obre- nalidad, es la conquista de una


ra industrial organizada, un gru- conciencia superior, por la cual
po subalterno que ha surgido de se logra comprender el propio
las estructuras más avanzadas de valor histórico, la propia función
la producción capitalista. Como en la vida, los propios deberes.
Marx y Engels han señalado en Pero todo esto no puede suceder
el Manifiesto del partido comunista, por evolución espontánea» (29 de
uno de los efectos involuntarios enero de 1916, en CT 100). Con
de la modernización industrial y una interpretación viqueana de la
de la competencia capitalista es el historia Gramsci explica cómo, a
refuerzo de los vínculos entre los través del crecimiento gradual de
trabajadores. La mejor asociación la conciencia del propio valor, los
de trabajadores organizados, el seres humanos han conquistado
partido, aquella que ha alcanzado la propia independencia respecto
el más alto nivel de autonomía de de las leyes y de las jerarquías so-
los grupos sociales dominantes, ciales impuestas por las minorías.
es la mejor posicionada para asu- Tal desarrollo de la conciencia no
mir el papel de guía en la lucha está determinado por una “ley
de los subalternos por la hegemo- psicológica”, sino que es el fruto
nía. Es precisamente este el tipo de una reflexión sobre las condi-
de partido que Gramsci trató de ciones históricas y sobre el modo
construir primero con su trabajo de transformarlas.
en el grupo de “L’Ordine Nuovo” En el Cuaderno 25 Gramsci pro-
y después como líder del PCdI. pone el estudio de las «fuerzas in-
Su convicción de que el primer novadoras italianas que guiaron
nivel necesario en la lucha contra el Risorgimento nacional» para
la subordinación es «la progresi- comprender el proceso a través
va adquisición de la conciencia de del cual las «fuerzas innovado-
la propia personalidad» (Ibid.) ha ras», que eran inicialmente «gru-
motivado gran parte de su activi- pos subalternos», han logrado
dad política. convertirse en «grupos dirigen-
Es una convicción que él había tes y dominantes» (C 25, §5, 183).
articulado con gran claridad ya Gramsci está particularmente in-
en un artículo de 1916. Algunas teresado en las «fases a través de
de las frases usadas allí son casi las cuales [las fuerzas innovado-
idénticas a las que encontramos ras, NdA] adquirieron la autono-
en los Cuadernos. La cultura socia- mía con respecto a los enemigos
lista, escribía Gramsci en el artí- que habían de abatir y a la adhe-
culo Socialismo y cultura, «es toma sión de los grupos que le ayuda-
de posesión de la propia perso- ron activa o pasivamente, en cuan-

464
Subalterno, subalternos

to que todo este proceso era nece- ministración – obteniendo estos


sario históricamente para que se resultados sobre el terreno de la
unificasen en Estado» (Ibid.). Las sociedad civil; c) el Partido de Ac-
abundantes notas que Gramsci ha ción fracasó en la construcción de
dedicado al Risorgimento en otras vínculos orgánicos con los grupos
partes de los Cuadernos constitu- que se suponía que representaba
yen, de hecho, el esquema de este y, de hecho, «no se apoyaba espe-
proyecto historiográfico. Una de cíficamente en ninguna clase his-
estas notas es especialmente per- tórica» (Ivi, 106) ni estaba en con-
tinente. Esta aparece muy pronto diciones de articular de manera
en el Cuaderno 1 y se titula Direc- satisfactoria las aspiraciones de
ción política de clase antes y después las masas populares y, en particu-
de la llegada al gobierno (C 1, §44); lar, de los campesinos; d) lejos de
esta es también el punto de par- asumir un papel de dirección, los
tida de la elaboración específica- «órganos dirigentes [del Partido
mente gramsciana del concepto de Acción, NdA] en último aná-
de hegemonía. ¿Por qué, se pre- lisis estaban determinados por
gunta, los moderados estaban en los intereses de los moderados»
una posición que les ha permiti- (Ibid.) – otro modo de decir que el
do acceder al poder tras el Risorgi- Partido de Acción carecía de «es-
mento, y cuáles han sido las causas píritu de escisión» y, en este senti-
del fracaso del Partido de Acción? do, se parecía a las grupos subal-
Gramsci llega a cuatro conclusio- ternos que «sufren […] la iniciati-
nes, útiles para identificar el nú- va de los grupos dominantes».
cleo de la estrategia político-cul- El programa de investigación
tural que su partido habría debido sobre la historia de las clases sub-
adoptar para poder guiar con éxi- alternas del Cuaderno 25 no se li-
to a todos los grupos sociales sub- mita al estudio de aquellos gru-
alternos en la lucha por la hege- pos que han salido de la subal-
monía: a) los moderados estaban ternidad y han llegado a ser he-
orgánicamente ligados a las cla- gemónicos; Gramsci también está
ses que representaban y eran su interesado en la historia de las lu-
vanguardia intelectual; b) incluso chas subalternas desde la antigüe-
antes de obtener el poder del go- dad hasta el presente. Sin embar-
bierno los moderados alcanzaron go, la historia se escribe desde el
la «hegemonía política» situándo- punto de vista de los vencedores
se como líder de las clases aliadas, y raramente registra información
atrayendo a otros intelectuales de fiable sobre el tema – la historia de
diferentes estratos desde los cam- los grupos sociales subalternos,
pos de la educación y de la ad- podría decirse, es una forma sub-

465
Subjetivo, subjetivismo, subjetividad

alterna de historiografía. Por este ba al protagonista y se limitaban


motivo, escribe Gramsci, «todo a hacer su biografía patológica,
rastro de iniciativa autónoma de demasiado a menudo tomando
parte de los grupos subalternos como base motivos no bien averi-
debería […] ser de valor inestima- guados o interpretables en forma
ble para el historiador integral» distinta: para una élite social, los
(C 25, §2, 179). elementos de los grupos subalter-
El Cuaderno 25 contiene tres no- nos tienen siempre algo de bár-
tas que se ocupan de este aspecto baro y patológico» (C 25, §1, 175).
de la historia de los grupos subal- Así se esconde la profundidad del
ternos: una sobre David Lazzare- malestar social, económico y po-
tti; otra sobre el «desarrollo históri- lítico general del que las rebelio-
co de los grupos sociales subalternos nes y las revueltas de los grupos
en la Edad Media y en Roma» (C 25, subalternos son una expresión y
§4, 179) que entre otras cosas se se envía a los propios subalternos
refiere al crecimiento de las clases a la periferia de la cultura y de la
populares en las Comunas medie- política, clasificándolos como ex-
vales, sobre las cuales Gramsci ha traños, desequilibrados, atípicos,
escrito también en otros lugares meras curiosidades. Se encuentra
de los Cuadernos; una tercera so- aquí de nuevo una de las intuicio-
bre las utopías y sobre las nove- nes más significativas de Gramsci:
las filosóficas, que para Gramsci una de las mayores dificultades
reflejan indirecta e inconsciente- de los grupos sociales subalternos
mente «las aspiraciones más ele- en el desafío en contra de la hege-
mentales y profundas de los gru- monía dominante es encontrar un
pos sociales subalternos, incluso camino más allá de las barreras
de los más bajos» (C 25, §7, 184). que les impiden ser escuchados.
La nota sobre Lazzaretti, que abre JOSEPH A. BUTTIGIEG
este “cuaderno especial”, subraya
más directamente una de las tesis Subjetivo, subjetivismo, sub-
centrales de Gramsci: la cultura jetividad
dominante margina a los grupos De «subjetivo» y «objetivo»
sociales subalternos cancelando Gramsci habla en ámbitos diver-
el significado político e histórico sos y convergentes: filosófico, po-
de su pensamiento y de sus accio- lítico, histórico y literario. Así,
nes: «esta era la costumbre cultu- por ejemplo, en una de las notas
ral de la época: en vez de estudiar dedicadas a la cultura italiana se
los orígenes de un acontecimiento define el sentimiento nacional
colectivo, y las razones de su difu- como «puramente subjetivo», o
sión, de su ser colectivo, se aisla- sea, como algo no inmediatamen-

466
Subjetivo, subjetivismo, subjetividad

te atribuible a la realidad y a «fac- al conocimiento y a la experien-


tores objetivos». Se trata, por tan- cia de fenómenos «infinitamen-
to, de un «sentimiento de intelec- te pequeños». Gramsci impugna
tuales». La lengua, en cambio, es algunas teorías según las cuales
para Gramsci un «elemento obje- este conocimiento estaría ligado,
tivo», mientras débiles y disgre- vista la imposibilidad de una des-
gados aparecen los estratos inte- cripción exacta, a la subjetividad
lectuales, los partidos y la misma del experimentador. Si esto fuera
Iglesia (C 6, §94, 80). Como se ve, verdad, «éstos no serían “obser-
la dimensión de lo subjetivo tiene vados” sino “creados” y caerían
aquí una latitud muy amplia, que en el mismo dominio de la intui-
comprende múltiples articulacio- ción personal; no los fenómenos,
nes semánticas. En otros lugares – sino estas intuiciones, serían en-
no al azar dedicados a reflexiones tonces objeto de ciencia, como las
que tienen como tema el concepto “obras de arte”» (C 8, §176, 306).
de “necesidad histórica”, conside- El tema es retomado con más am-
rado tanto en el sentido especula- plia argumentación también en C
tivo-abstracto, como en el históri- 11, §36, 306, donde la relación en-
co-concreto o, incluso el proble- tre «personalidad subjetiva» del
ma de la racionalidad histórica y investigador y el acto de «obje-
la cuestión del paso del reino de tivar» es analizada en el contex-
la necesidad al de la libertad (v. to del problema más vasto de la
por ejemplo C 8, §257, 345, y tam- necesaria dialéctica entre la ca-
bién C 11, §52, 326) – Gramsci usa pacidad de la experiencia sensi-
la dicotomía objetivo-subjetivo en ble del científico, pero también
referencia a la idea maquiavélica del artesano y del trabajador, y
de fortuna: como «fuerza natural la intervención del instrumento
de las cosas» y como «la virtud científico o de la máquina. Estas
misma del individuo», cuya «po- observaciones sirven de prelu-
tencia tiene raíces en la propia vo- dio al análisis del problema de la
luntad del hombre» (C 8, 237, 344- «realidad “objetiva”» (C 8, §177,
345). 307). ¿Qué significa – se pregun-
Gramsci afronta, después, con ta Gramsci – objetivo? «¿No sig-
admirable curiosidad intelectual, nificará “humanamente objetivo”
las cuestiones conceptuales rela- y no será por mismo, también, hu-
tivas a los «grandes problemas manamente subjetivo? Lo objetivo
de la existencia subjetiva del uni- sería entonces lo universal subjeti-
verso». Aquí el interés se vuelve vo» (Ibid.). Aquí Gramsci, en pocas
hacia los debates sobre la nueva eficaces líneas, elabora una autó-
ciencia y a las cuestiones relativas noma teoría epistemológica y éti-

467
Subjetivo, subjetivismo, subjetividad

co-política del marxismo crítico, se deprecie hasta llegar a parecer


en el sentido de un conocimiento fácilmente sustituible en cada ins-
objetivo de una realidad que «es tante; que al mismo tiempo el tra-
real para todo el género huma- bajo concertado y bien ordenado
no históricamente unificado en un da una mayor productividad “so-
sistema cultural unitario». La lu- cial” y que el conjunto de los obre-
cha política, para Gramsci, se ca- ros de la fábrica deba concebirse
lifica también y sobre todo como como un “trabajador colectivo”
«proceso de objetivación del su- son los presupuestos del movi-
jeto, que se vuelve cada vez más miento de fábrica que tiende a ha-
un universal concreto, histórica- cer volverse “subjetivo” lo que es
mente concreto» (Ibid.). Gracias a dado “objetivamente”» (C 9, §67,
la crítica al materialismo vulgar y 48-49).
al idealismo abstracto (recuérdese El problema de la relación en-
que también la idea croceana de tre subjetivo y objetivo constitu-
la historia ético-política termina- ye, como ya se ha visto, uno de los
ba, para Gramsci, sometiéndose a pasajes cruciales del razonamien-
una concepción «subjetiva-espe- to de Gramsci sobre las relacio-
culativa»: C 10 I, §7, 125), la alian- nes entre la filosofía de la praxis
za entre marxismo crítico y cien- y la ciencia moderna. Sin embar-
cia experimental crea el terreno de go, la autonomía teórica y la au-
una posible unificación de la hu- tosuficiencia del marxismo deben
manidad, el de una «subjetividad defenderse, según Gramsci, tam-
más objetivada y universalizada bién con respecto a una idea neu-
concretamente» (C 8, §177, 307). tra y omnicomprensiva de cien-
Sobre la relación entre subjeti- cia. La concepción misma de la
vo y objetivo Gramsci reflexiona objetividad de lo real puede asu-
especialmente a partir de la reali- mir, para Gramsci, las caracterís-
dad histórica concreta de las rela- ticas de una ideología. Tampoco
ciones de producción, del trabajo la ciencia puede ser separada de
de la fábrica y del trabajador co- la vida, de las necesidades y de
lectivo. «Que una división del tra- la actividad práctica del hombre:
bajo cada vez más perfecta reduce «Para la filosofía de la praxis el ser
objetivamente la posición del tra- no puede ser disociado del pen-
bajador en la fábrica a movimien- sar, el hombre de la naturaleza, la
tos de detalle cada vez más “ana- actividad de la materia, el sujeto
líticos”, de manera que al indivi- del objeto; si se hace esta disocia-
duo se le escapa la complejidad ción se cae en una de tantas for-
de la obra común, y en su misma mas de religión o en la abstracción
conciencia la contribución propia sin sentido» (C 11, §37, 309). Re-

468
Subjetivo, subjetivismo, subjetividad

cuérdese luego que para Gramsci cepción subjetiva de la realidad»


el paso de lo objetivo a lo subje- (Ibid.). Existe también una dimen-
tivo o, lo que es lo mismo, de la sión realista del subjetivismo (por
necesidad a la libertad es aquel ejemplo, la de la filosofía clásica
que marca la transición del mo- alemana) que es tomada en serio.
mento meramente económico al «Hay que demostrar que la con-
ético-político, o sea, «la elabora- cepción “subjetivista” encuentra
ción superior de la estructura en su interpretación “histórica” y no
superestructura en la conciencia especulativa [(y su superación)]
de los hombres» (C 10 II, §6, 142). en la concepción de las superes-
Es el momento, dice Gramsci, que tructuras; ha servido para supe-
podría definirse como de la «“ca- rar la trascendencia por una parte
tarsis”», de la modificación de la y el “sentido común” por la otra,
estructura que no es más «fuerza pero en su forma especulativa es
exterior que aplasta al hombre, lo una simple novela filosófica» (C 8,
asimila a sí, lo hace pasivo», sino §217, 334). En uno de los parágra-
que deviene «medio de libertad», fos dedicados a la «llamada rea-
«instrumento para crear una nue- lidad del mundo externo» (C 11,
va forma ético-política, en origen §17, 273) Gramsci critica las for-
de nuevas iniciativas». Este «mo- mas ingenuas y vulgares de refu-
mento catártico» es lo que desde tación de las concepciones subjeti-
el inicio caracteriza la filosofía de vistas, las cuales, paradójicamen-
la praxis. te, terminan por asemejarse a las
La crítica al materialismo mís- visiones religiosas del mundo ob-
tico y vulgar y al idealismo espe- jetivo como creación que se ofre-
culativo y abstracto constituye la ce al hombre ya hermosa y fina-
cifra del análisis gramsciano de lizada (la cuestión es retomada
la subjetividad. No se resuelve cuando Gramsci discute en una
el problema del subjetivismo con breve nota la concepción «subje-
fáciles líneas de sabor positivis- tiva» de Berkeley: C 11, §60, 332).
ta sobre el pensamiento que crea La concepción subjetivista, para
las cosas ni, por el contrario, con Gramsci, es «propia de la filosofía
absolutismos metafísicos y misti- moderna en su forma más cum-
ficadores. La filosofía de la praxis plida y avanzada» y no desligada
hace propia la «concepción sub- de ella nace el materialismo histó-
jetiva de la realidad» y la trans- rico, que pone «en lenguaje realis-
funde, modificándola, a la teoría ta e historicista lo que la filosofía
de las superestructuras, la cual tradicional expresaba en forma
es «la traducción en términos de especulativa» (C 11, §17, 274).
historicismo realista de la con-

469
Subjetivo, subjetivismo, subjetividad

El concepto es sustancialmente cerebros no filosóficos y mezqui-


retomado y mejor argumentado nos para “ridiculizar” el subjeti-
en el cuaderno dedicado a la fi- vismo y el solipsismo filosófico»
losofía de Croce. Aquí la filosofía (C 14, §15, 111). En otro contexto,
de la praxis no solo se conecta con el del Renacimiento, Gramsci ex-
la «concepción inmanentista de la presa el convencimiento de que la
realidad» (en la que el concepto superioridad del partido modera-
de estructura no se concibe más do sobre el Partido de Acción está
«especulativamente» hasta deve- constituida por el hecho de que el
nir un «dios oculto», sino histó- primero logra, más que el segun-
ricamente, como el conjunto de do, representar las «fuerzas subje-
las relaciones sociales), y también tivas del Risorgimento». El partido
con la concepción «subjetiva» de moderado logra tener conciencia
esta, justamente porque «la pone también de la tarea del Partido
de cabeza, explicándola como he- de Acción; «por esta conciencia
cho histórico, como “subjetividad la “subjetividad” era de una cali-
histórica de un grupo social”» (C dad superior y más decisiva» (C
10 I, §8, 127-128; y v. también C 10 15, §25, 200). Sobre la debilidad
II, §6, 142. También la teoría pare- de «elementos objetivos “nacio-
tiana de la distinción entre accio- nales”» en el Risorgimento y sobre
nes lógicas y no lógicas, según la algunos fenómenos de «subjeti-
cual son lógicas aquellas acciones vismo arbitrario» (v. C 19, §5, 357-
en las cuales la concordancia entre 358).
medio y fin acontece no solo con- En fin, algunas ideas profun-
forme al «juicio del sujeto agente das de reflexión personal y filo-
(fin subjetivo) sino también según sófica sobre el tema de la subjeti-
el juicio del observador (fin obje- vidad se encuentran en una carta
tivo)», se coloca sobre un «terreno a Giulia del 18 de mayo de 1931.
puramente formal y esquemático» Gramsci recuerda cómo a veces
(C 14, §9, 102). Giulia lo habría reprendido por
Existen luego algunos ámbitos no hacer prevalecer la voluntad
disciplinarios particulares en los propia en los casos en que él te-
que Gramsci utiliza los concep- nía razón. «Eso significaba justa-
tos de subjetivo y de subjetividad. mente que el llamado respeto a la
Así, a propósito de Pirandello, personalidad del otro a veces de-
Gramsci presenta la tesis interpre- viene una forma de “esteticismo”
tativa según la cual el humorismo por así decir, o sea, el “otro” de-
pirandelliano esconde el diverti- viene un “objeto” algunas veces,
do intento del autor «en hacer na- justo por que se cree que se tie-
cer ciertas dudas “filosóficas” en ne más respeto por su subjetivi-

470
Superestructura, superestructuras

dad». Es la sabiduría, más que la nes económicas de producción,


especulación abstracta, la que nos fielmente comprobables desde el
hace entender mejor el mundo, un punto de vista de las ciencias na-
mundo «grande y terrible y com- turales, y las formas jurídicas, po-
plicado» (LC 423). líticas, religiosas, artísticas o fi-
GIUSEPPE CACCIATORE losóficas, en suma, ideológicas,
dentro de las cuales los hombres
Superestructura, superestruc- cobran conciencia de este con-
turas flicto y lo dirimen» (Marx, 1986,
Con el término «superestruc- 298-299). En lo que concierne a
tura» (rara vez «supraestructu- una tradición interpretativa am-
ra») Gramsci traduce el alemán pliamente consolidada sobre ese
Überbau, habitualmente traduci- tema, la innovación de Gramsci
do en italiano como sovrastruttura no consiste tanto, como también
o soprastruttura, en el contexto de se ha sostenido, en incrementar el
la célebre metáfora arquitectónica peso de la superestructura respec-
utilizada por Marx en el Prólogo to a la estructura en la determina-
del ’59 a la Contribución a la crítica ción de los acontecimientos his-
de la economía política, donde trata tóricos, corriendo así el riesgo de
de «la estructura económica de la caer de nuevo en posiciones idea-
sociedad, la base real sobre la cual listas, como él mismo reprocha
se alza un edificio [Überbau] jurí- al austromarxista Max Adler (C
dico y político, y a la cual corres- 4, §3, 134) y al «profesor Lukacs»
ponden determinadas formas de (C 4, §43, 181: «toda conversión
conciencia social. El modo de pro- e identificación del materialismo
ducción de la vida material deter- histórico con el materialismo vul-
mina [bedingen] el proceso social, gar no puede sino determinar el
político e intelectual de la vida en error opuesto»), sino, más bien,
general. No es la conciencia de los en poner en entredicho el plantea-
hombres lo que determina su ser, miento mismo de la cuestión.
sino, por el contrario, es su exis- En principio, Gramsci introdu-
tencia social lo que determina su ce diferencias y gradaciones en la
conciencia. [...] Con la modifica- superestructura (además de en
ción del fundamento económico, la estructura), por otra parte ya
todo ese edificio descomunal se implícitas en el hecho de usar el
trastoca con mayor o menor ra- término preferiblemente en plu-
pidez. Al considerar esta clase de ral, ya que, por ejemplo, sostiene
trastocamientos, siempre es me- que «reducción a la economía y a
nester distinguir entre el trastoca- la política significa precisamente
miento material de las condicio- reducción de las superestructuras

471
Superestructura, superestructuras

más elevadas a aquellas más ad- se puede hablar de superestructu-


heridas a la estructura, o sea po- ras)» (C 3, §41, 44) – es el caso de
sibilidad [y necesidad] de forma- América y más en general de todo
ción de una nueva cultura» (C 3, «nuevo tipo de sociedad, en donde
§34, 38); aún más explícito en C 8, la “estructura” domina más inme-
§61, 248: «la actividad política es diatamente las superestructuras y
precisamente el primer momen- estas son racionalizadas (simplifi-
to o primer grado de las superes- cadas y disminuidas en número)
tructuras, es el momento en el que […], no se ha verificado todavía
todas las superestructuras están (sino esporádicamente quizá) al-
aún en la fase inmediata de sim- guna floritura “superestructural”,
ple afirmación voluntaria, indis- por lo tanto no se ha planteado
tinta y elemental». Anteriormen- aún la cuestión fundamental de
te, Gramsci había afirmado que la hegemonía» (C 1, §61, 136) – de
«en la fase de la lucha por la hege- otros contextos y situaciones en
monía se desarrolla la ciencia de los que las superestructuras asu-
la política; en la fase estatal todas men un peso claramente mayor
las superestructuras deben desa- por lo que, tras haber introducido
rrollarse, so pena de la disolución los conceptos de guerra de posi-
del Estado» (C 4, §46, 185). En el ción y de movimiento, Gramsci
extremo opuesto de esta grada- observará que en Occidente «las
ción encontramos la ciencia, que superestructuras de la sociedad
«es también ella una superestruc- civil son como el sistema de trin-
tura. Pero en el estudio de las su- cheras en la guerra moderna» (C
perestructuras la ciencia ocupa un 7, §10, 151). En otro lugar Gramsci
lugar propio, por el hecho de que habla de «organización material»
su reacción sobre la estructura tie- (C 3, §49, 55) ideológica e invita a
ne un carácter de mayor extensión no confundirla con la estructura
y continuidad de desarrollo, espe- tout court: en efecto, considerando
cialmente a partir del siglo XVIII, “objetos” como bibliotecas, labo-
cuando se le dio a la ciencia un lu- ratorios científicos e instrumen-
gar aparte en el aprecio general» tos musicales, observa cómo estos
(C 4, §7, 142). «son estructura y son superestruc-
Además, Gramsci distingue tura […]. Hay superestructuras
«ciertos periodos [en los que] las que tienen una “estructura mate-
cuestiones prácticas absorben to- rial”: pero su carácter sigue sien-
das las inteligencias para su reso- do el de superestructuras: su de-
lución (en cierto sentido, todas las sarrollo no es “inmanente” en su
fuerzas humanas se concentran particular “estructura material”,
en el trabajo estructural y aún no sino en la estructura material de

472
Superestructura, superestructuras

la sociedad […]. Lógicamente y ña afirmación de “realidad”: su


también cronológicamente se tie- teoría quiere también [...] precisa-
ne: estructura social – superes- mente “hacer tomar conciencia”
tructura – estructura material de de las propias obligaciones, de la
la superestructura» (C 4, §12, 145- propia fuerza, del propio devenir,
146). En la segunda redacción del a un determinado grupo social.
texto, sin embargo, no solo atribu- Pero él destruye las “ideologías”
ye el planteamiento del problema de los grupos sociales adversa-
en estos términos a Bujarin, sino rios, que son precisamente ins-
que apunta – de manera autocrí- trumentos prácticos de dominio
tica – que «este modo de plantear político sobre el resto de la socie-
la cuestión hace las cosas inútil- dad: él demuestra cómo aquellas
mente complicadas […], es una carecen de sentido, porque están
desviación infantil de la filosofía en contradicción con la realidad
de la praxis, determinada por la efectiva». Además, «un elemento
convicción barroca de que cuanto de error en la consideración del
más se recurre a objetos “materia- valor de las ideologías me parece
les”, tanto más ortodoxo se es» (C que se debe al hecho (hecho que
11, §29, 296-297). por otra parte no es casual) de que
En todo caso, desde C 4, §15, se da el nombre de ideología tan-
148-149 Gramsci niega la inter- to a la superestructura necesaria
pretación de Croce según la cual de una determinada estructura,
«para Marx las “superestructu- como a las elucubraciones arbitra-
ras” son apariencia e ilusión»; es- rias de determinados individuos.
tas, al contrario, «son una reali- El sentido peyorativo de la pala-
dad objetiva y operante, pero no bra se ha hecho extensivo y ello
son el motor de la historia, he ahí ha modificado y desnaturalizado
todo. No son las ideologías las el análisis teórico del concepto de
que crean la realidad social, sino ideología» (C 7, §19, 159). Tal dis-
que es la realidad social, en su es- tinción es, por el contrario, adop-
tructura productiva, la que crea tada por Gramsci cuando por
las ideologías. ¿Cómo habría po- ejemplo escribe que está naciendo
dido pensar Marx que las superes- una «nueva civilización america-
tructuras son apariencia e ilusión? na consciente de sus fuerzas y sus
Incluso sus doctrinas son una su- debilidades: los intelectuales se
perestructura. Marx afirma explí- distancian de la clase dominante
citamente que los hombres toman para unirse a ella más íntimamen-
conciencia de sus obligaciones en te, para ser una verdadera supe-
el terreno ideológico, de las supe- restructura, y no sólo un elemen-
restructuras, lo cual no es peque- to inorgánico e indistinto de la es-

473
Superestructura, superestructuras

tructura-corporación» (C 5, §105, llar lugar en las obras generales»,


323); o bien utiliza la expresión como el ya citado Prólogo del ’59.
de manera polémica, sosteniendo Por el contrario, «el materialismo
que en el materialismo histórico histórico mecánico», cuyas posi-
«el elemento “determinista, fata- ciones en los Cuadernos se ejem-
lista, mecanicista” era una sim- plifican con el manual de Bujarin
ple ideología, una superestruc- y vienen a coincidir objetivamen-
tura transitoria inmediatamente, te con la interpretación que Croce
hecha necesaria y justificada por hace de Marx, «asume todo acto
el carácter “subalterno” de deter- político como determinado por la
minados estratos sociales» (C 8, estructura, inmediatamente, o sea
§205, 320). como reflejo de una modificación
Según tales presupuestos, se de la estructura real y permanen-
comprende que en C 7, §24, 161- te (en el sentido de adquirida)»
162, Estructura y superestructura, se y no «considera lo suficiente que
diga que «la pretensión (presenta- muchos actos políticos se deben a
da como postulado esencial del necesidades internas de carácter
materialismo histórico) de pre- organizativo», a los que no es po-
sentar y exponer toda fluctuación sible «hallar la explicación inme-
de la política y la ideología como diata, primaria, en la estructura».
una expresión inmediata de la es- Posteriormente Gramsci, ba-
tructura, debe ser combatida teó- sándose también en algunas lec-
ricamente como un infantilismo turas sobre los últimos avances
primitivo, o prácticamente debe de la reflexión teórica en la Unión
ser combatida con el testimonio Soviética, se atreverá a poner en
auténtico de Marx y Engels, escri- duda «que sean muchos los que
tores de obras políticas e históri- sostengan que una vez cambia-
cas concretas», desde El 18 Bruma- da una estructura, todos los ele-
rio a los escritos sobre la Cuestión mentos de la correspondiente
oriental; desde Revolución y Contra- superestructura deban necesa-
rrevolución en Alemania a La Gue- riamente caer» (C 10 II, §41.XII,
rra Civil en Francia, cuyo análisis 203). En otras palabras, «puede
permitirá «fijar mejor la metodo- decirse que no sólo la filosofía
logía histórica marxista, integran- de la praxis no excluye la histo-
do, iluminando o interpretando ria ético-política, sino que inclu-
las afirmaciones teóricas disper- so la fase más reciente de desarro-
sas en todas las obras. Podrá verse llo de ésta consiste precisamente
cuántas cautelas reales introduce en la reivindicación del momento
Marx en sus investigaciones con- de la hegemonía como esencial en
cretas, cautelas que no podían ha- su concepción estatal y en la “va-

474
Superestructura, superestructuras

lorización” del hecho cultural, de económico»; por otra parte, «todo


la actividad cultural, de un fren- grupo social, al emerger a la histo-
te cultural como necesario junto a ria de la estructura económica, en-
aquellos meramente económicos cuentra o ha encontrado, al menos
y meramente políticos» (C 10 I, §7, en la historia vivida hasta ahora,
126), en clara referencia a las po- categorías intelectuales preexis-
siciones del último Lenin. De ello tentes y que aparecían más bien
se deduce que, «por el hecho de como representantes de una con-
que se actúa esencialmente sobre tinuidad histórica ininterrumpida
las fuerzas económicas, que se re- incluso por los más complicados
organiza y se desarrolla el aparato cambios de las formas sociales y
de producción económica, que se políticas». Por ello, «la relación
innova la estructura, no debe sa- entre los intelectuales y la pro-
carse la consecuencia de que los ducción no es inmediata, como
hechos de la superestructura sean sucede en el caso de los grupos
abandonados a sí mismos, a su sociales fundamentales, sino que
desarrollo espontáneo, a una ger- es mediata y es mediada por dos
minación casual y esporádica» (C tipos de organización social: a)
8, §62, 249). Así pues, «aplicar la por la sociedad civil, o sea el con-
voluntad a crear un nuevo equi- junto de organizaciones privadas
librio de fuerzas, realmente exis- de la sociedad, b) por el Estado»
tentes y operantes, basándose en (Ivi, 188). En el Texto C de C 12,
la fuerza en movimiento progresi- §1, 357, Gramsci añade tras «me-
vo para hacerla triunfar, es siem- diada»: «por el conjunto de las su-
pre moverse en el terreno de la perestructuras, de las que, preci-
realidad efectiva pero para domi- samente, los intelectuales son los
narla y superarla» (C 8, §84, 259). “funcionarios”» para los que se
Un terreno idóneo de investi- podría determinar «una grada-
gación sobre la cuestión es el re- ción de las funciones y de las su-
presentado por el tema de los perestructuras de abajo hacia arri-
intelectuales, abordado en C 4, ba (desde la base estructural para
§49, 187: por una parte, en efecto, arriba)».
«cada grupo social, al nacer sobre El hecho sigue siendo que tam-
la base original de una función bién para Gramsci «las ideologías
esencial en el mundo de la pro- no crean ideologías, las superes-
ducción económica, crea al mis- tructuras no generan superes-
mo tiempo, orgánicamente, una o tructuras sino como herencia de
más capas de intelectuales que le pasividad y de inercia: éstas son
dan homogeneidad y conciencia generadas, no por “partenogéne-
de su propia función en el campo sis” sino por la intervención del

475
Superestructura, superestructuras

elemento “masculino” – la his- Gramsci, a partir de la imagen de


toria – la actividad revoluciona- la economía como anatomía o es-
ria que crea al “hombre nuevo”, queleto de la sociedad, de la que
o sea nuevas relaciones sociales» las superestructuras representa-
(C 6, §64, 52). Esto explica, entre rían la piel (por lo demás «no es el
otras cosas, el hecho de que «dos esqueleto (en sentido estricto) lo
estructuras fundamentalmente que nos hace enamorarnos de una
similares tienen superestructu- mujer»), que deben inscribirse en
ras “equivalentes” y recíproca- el momento histórico en que na-
mente traducibles, cualquiera que cieron: «Habría que estudiar con-
sea el lenguaje particular nacio- tra cuáles corrientes historiográ-
nal» (C 11, §49, 322). Sin embargo, ficas ha reaccionado la filosofía
«¿qué quiere decir M.[arx] en las de la praxis en el momento de su
Tesis sobre Feuerbach, cuando ha- fundación y cuáles eran las opi-
bla de “educación del educador” niones más difundidas en aquel
sino que la superestructura reac- tiempo incluso con respecto a las
ciona dialécticamente sobre la es- otras ciencias», con particular re-
tructura y la modifica [sic], o sea, ferencia a las naturales (Ibid.).
¿no afirma en términos “realistas” Aún más explícito C 11, §50, 323,
una negación de la negación?, ¿no al desarrollar sugerencias conte-
afirma la unidad del proceso de nidas en notas del Cuaderno 8 so-
lo real?» (C 7, §1, 146). De lo que bre «al hecho de que las superes-
se desprende que, si «toda inno- tructuras son consideradas como
vación orgánica en la estructura simples y caducas “apariencias”.
modifica orgánicamente» las su- También en este “juicio” debe ver-
perestructuras correspondientes, se más un reflejo de las discusio-
estas en cierta medida «reaccio- nes nacidas en el terreno de las
nan sobre la estructura, la política ciencias naturales (de la zoología
sobre la economía» (C 8, §37, 237). y de la clasificación de las espe-
La conclusión de este discurso es cies, del descubrimiento de que la
que «El concepto del valor concre- “anatomía” debe ser colocada en
to (histórico) de las superestructu- la base de las clasificaciones) que
ras en la filosofía de la praxis debe un derivado coherente del mate-
ser profundizado aproximándolo rialismo metafísico, para el cual
al concepto soreliano de “bloque los hechos espirituales son una
histórico”» (C 10 II, §41.XII, 202). simple apariencia, irreal, ilusoria,
De ahí, el rechazo de una serie de de los hechos corporales».
imágenes de la tradición de Marx, Lejos de representar el simple
y de la marxista, a las que inicial- vuelco (“poner en pie de nuevo”)
mente también había recurrido de la posición idealista, «la filoso-

476
Superestructura, superestructuras

fía de la praxis “absorbe” la con- ce. La “idea” hegeliana es resuelta


cepción subjetiva de la realidad tanto en la estructura como en las
(el idealismo) en la teoría de las superestructuras y todo el modo
superestructuras, la absorbe y la de concebir la filosofía ha sido
explica históricamente, o sea la “historizado”, o sea que se ha ini-
“supera”, la reduce a un “momen- ciado el nacimiento de un nuevo
to” suyo. La teoría de las superes- modo de filosofar más concreto e
tructuras es la traducción en tér- histórico que el precedente» (C 11,
minos de historicismo realista de §20, 280). De ello se deriva un sus-
la concepción subjetiva de la rea- tancial abandono, en los textos su-
lidad» (C 10 II, §6, 142). Por ello, cesivamente redactados, de la me-
«no es exacto que en la filosofía de táfora arquitectónica y de los dos
la praxis la “idea” hegeliana haya términos relacionados con ella.
sido sustituida por el “concepto” GIUSEPPE COSPITO
de estructura, como afirma Cro-

477
T
Traducción rica y críticamente» las modifica-
En una carta a Giulia del 5 de ciones semánticas ocurridas a lo
septiembre de 1932 (LC 613-614), largo del tiempo (C 7, §36, 174 y
Gramsci define las tareas del tra- C 11, §24, 286), factor esencial para
ductor de esta manera: el traduc- la comprensión y la traducción de
tor cualificado debe tener la «ca- ciertos textos. Mientras que mu-
pacidad elemental y primitiva de chas grandes autoridades en tra-
traducir la correspondencia co- ducción (como el exponente del
mercial» o el «tipo de prosa perio- romanticismo alemán Friedrich
dística», pero también debe desa- Schleiermacher) se limitan a la
rrollar la de traducir a «cualquier mera constatación de que la sepa-
autor, ya sea letrado, político, his- ración o la proximidad temporal y
toriador o filósofo, desde los orí- espacial entre dos lenguas deter-
genes hasta el presente», y, por lo mina cuán diferentes o similares
tanto, debe ser capaz de orientarse son los elementos constitutivos
entre «los lenguajes especializados de las mismas (los léxicos y, aún
y científicos» y los «significados más importantes, los sintácticos)
de las palabras técnicas», inclu- (Schleiermacher 1994, 224), Gramsci
so según los cambios temporales. ofrece una explicación que toma
Este último aspecto era bien cono- más en cuenta las culturas y las
cido por Gramsci gracias al estu- características estructurales de las
dio realizado en su etapa univer- propias sociedades implicadas en
sitaria de libros como Essai de sé- la traducción (este es el tema de la
mantique: science des significations, «traducibilidad»). Al hacerlo, es-
del lingüista francés Michel Bréal, tablece un eje principal, esencial
en el que se reconstruyen «histó- para el enfoque realista-materia-

479
Traducción

lista de la traducción en sí. Esto hemos sabido “traducir” a las len-


también es evidente en los ejerci- guas europeas nuestra lengua»: C
cios de traducción presentes en los 11, §46, 317), hecha durante el IV
Cuadernos de Traducción. En el pe- Congreso de la Internacional Co-
renne dilema de acercar el lector al munista. Aquí reconocemos otra
autor o viceversa (Schleiermacher doble operación de la traducción:
1994, 231-232), Gramsci opta por tanto una acción lingüística rea-
acercar a los Grimm a sus poten- lizada por los individuos como
ciales lectores y traslada el mun- otra acción de carácter colectivo
do de los autores directamente al y social. En palabras textuales de
de los niños sardos para hacer que Lenin (Lenin 1978, 426) sobre una
los cuentos de hadas alemanes se resolución del III Congreso: «Nin-
asemejen a los de su Cerdeña na- gún extranjero podrá leerla». Ni
tal. Lucia Borghese señaló no solo siquiera en traducción, aunque
la “domesticación”, sino también esté «excelentemente traducida a
la laicización del texto traducido. todos los idiomas» (aspecto “in-
Gramsci suprime todas (o casi to- dividual”). Pero hay también otro
das) las referencias a la divinidad, aspecto fundamental: la resolu-
cambia los nombres de algunos ción no puede lograr su propósi-
animales por los más familiares to porque no reconoce las especi-
para sus jóvenes (deseados) lecto- ficidades de las condiciones exis-
res e introduce elementos léxicos tentes en otros países (aspecto
típicos del sur de Italia y de Cer- “colectivo-social”). En otras pala-
deña (Borghese 1981, 635-636). El bras, aunque el traductor indivi-
original de un texto no científico, dual hubiera podido traducir, por
por lo tanto, puede y a menudo muy bien que lo hiciera, las pala-
tiene que ser cambiado para que bras de la resolución y, ceteris pari-
sea adecuado para el público lec- bus, tal resolución pudiera ser en-
tor: en términos conocidos, exis- tendida por un público extranjero,
te la doble acción de traducir y al el mismo público no habría en-
mismo tiempo traicionar el texto contrado la resolución en sí mis-
original. ma convincente «porque [estaba,
La misma metodología de acer- NdA] demasiado impregnada de
camiento a las culturas se encuen- espíritu ruso». Detrás de las pala-
tra en las palabras iniciales de la bras denotativas de un discurso
sección del Cuaderno 11 titulada se encuentra el aspecto connotati-
Traducibilidad de los lenguajes cientí- vo, el que hace entrar en juego el
ficos y filosóficos (C 11, p. 317). Estas elemento social. También aquí se
palabras son una referencia a la puede entender el nexo concep-
observación crítica de Lenin («no to-cultura-lenguaje: un concepto

480
Traducción

nacido en una determinada socie- el material informativo» (Ivi, 614).


dad (definida “de partida”) pue- De esta manera, se implementa
de ser traducido al lenguaje de una dialéctica entre dos culturas
otra sociedad (“de llegada”), pero y dos sociedades para modificar
si este concepto no se refleja en tanto a una como a la otra. Hay
la cultura de esta última, no po- aquí, quizás, un eco de la enseñan-
demos hablar de una traducción za de Benvenuto Terracini, unos
exitosa. Aquí Gramsci demuestra años mayor que Gramsci, pero ya
otro aspecto original de su enfo- profesor en Turín cuando él era to-
que de la traducción: el único árbi- davía estudiante: el acto de tradu-
tro capaz de decidir sobre el éxito cir nunca es neutral. En todo caso,
o no de una traducción es una co- Gramsci tiene siempre «una con-
munidad o, más precisamente en cepción política de la traducción»
su discurso, las clases y las fuer- (Borghese 1981, 650).
zas sociales populares de la socie- El acto de traducir también es
dad de llegada (aspecto social, de concebido por el pensador sardo
nuevo): después de todo, son ellas de otras maneras, una de las cua-
quienes deciden sobre la bondad les se refiere al nexo teoría-prácti-
de una traducción. ca, que ocupa un lugar relevante
La tarea del traductor, siem- en las reflexiones carcelarias: de
pre según la mencionada carta a hecho, con preposiciones diferen-
su esposa Giulia, es saber tradu- tes, las dos palabras se encuentran
cir no solo literalmente, sino sa- una al lado de la otra unas cuaren-
ber traducir «los términos, inclu- ta veces en los Cuadernos. El paso
so conceptuales, de una determi- de la teoría a la acción requiere
nada cultura nacional en términos alguna forma de traducción, por
de otra cultura nacional» (LC 613- un lado, con respecto a la descrip-
614, 5 de septiembre de 1932). En ción y a la teorización del paso
este sentido, Gramsci da un paso lingüístico y, por otro lado, al no
adelante con respecto a la cuestión lingüístico: de hecho, Gramsci ob-
planteada por los teóricos del Ro- serva, con respecto a los pragmáti-
manticismo alemán: si se debe ele- cos, que la idea abstracta es válida
gir el acercamiento de la cultura de para ellos «sólo en la medida en
llegada a la de partida o viceversa. que puede traducirse en acción»
Frente a dos culturas, el objetivo (C 4, §76, 227). En este contexto,
de Gramsci como teórico de la tra- es pertinente citar un párrafo del
ducción es «dar a conocer la una a Cuaderno 3 en el que se utiliza el
la otra utilizando el lenguaje his- término «traducir» en ese mismo
tóricamente determinado de esa sentido, bastante metafórico (in-
civilización a la que proporciona dicado por Gramsci con el uso de

481
Traducción

comillas), como una mediación no sa-medieval», proporcionaron «la


entre lenguas o culturas, sino en- envoltura cultural en la que se de-
tre la teoría y la «vida histórica», sarrolla la nueva concepción de la
siendo este último término un si- vida y del mundo» (Ibid.).
nónimo casi exacto de “práctica”. El discurso sobre la traducción,
De hecho, la tarea del teórico es cultural y de otro tipo, alcanza
«hallar […] la confirmación de su su punto culminante en los Cua-
teoría, “traducir” en lenguaje teó- dernos 10 y 11. En el primero, por
rico los elementos de la vida histó- ejemplo, se plantea el problema de
rica, y no, a la inversa, presentarse la traducción «en términos “popu-
la realidad según el esquema abs- lares”» de una fe (C 10 I, §5, 121),
tracto» (C 3, §48, 55). un tema que se repite varias veces
Considerado el vínculo tan es- en los Cuadernos en forma de la
trecho en Gramsci entre la lengua necesidad, a través de la literatura
y la cultura, un concepto muy im- divulgativa, de traducir en térmi-
portante para él es la traducción nos accesibles a las clases popula-
intercultural, el acto de hacer que res las nociones de la filosofía de
una cultura y sus términos con- la praxis. A veces tal traducción es
ceptuales sean comprensibles y, de calidad cuestionable (v. la crí-
por lo tanto, accesibles para otra tica del manual de economía de
cultura. En esta operación, a me- Lapidus y Ostrovitianov: C 10 II,
nudo la traducción se superpo- §37.II, 175), pero esto nada quita al
ne con la noción de «traducibili- principio de que incluso una «co-
dad», por ejemplo, en la discusión rriente inferior» de la filosofía de
del paralelismo entre la antigua la praxis (que incluye una «litera-
Grecia y la civilización romana: tura mediocre» y traducciones de
«Puede decirse (en cierto senti- menor calidad), que sería a la de
do) para los romanos y los griegos Marx como el catolicismo popu-
lo que Hegel dice a propósito de lar sería al catolicismo «teológi-
la política francesa y de la filoso- co», puede servir a determinadas
fía alemana», que las dos cultu- necesidades que no son mediocres
ras son mutuamente traducibles (C 10 II, §41.II, 187): no hay que
(C 15, §64, 237). En el mismo pá- olvidar, como comparación histó-
rrafo Gramsci comenta también la rica, que «de la primitiva tosque-
traducción (sin utilizar la palabra dad intelectual del hombre de la
específica) hecha de los conceptos Reforma brotó sin embargo la fi-
cívicos y políticos romanos y grie- losofía clásica alemana» (C 10 II,
gos en la época del Humanismo y §41.I, 180).
el Renacimiento, que después, en Otro tema que aparece regular-
oposición a la «concepción religio- mente en los Cuadernos es la tra-

482
Traducción

ducción entre paradigmas. Justo ducción interparadigmática, el


al principio del Cuaderno 10 lee- más evidente de estos se refiere a
mos la afirmación de que en la re- Croce y, en particular, al concep-
vista croceana “La Crítica” a me- to de «historia ético-política», que
nudo «se traducen a lenguaje “es- es objeto de crítica por parte de
peculativo” algunos puntos de la Gramsci y purgado de su conteni-
teología católica (la gracia, etc.)» do filosófico idealista para conver-
(C 10 I, p. 114). Y otra vez en la pri- tirlo en «valores instrumentales»,
mera parte del Cuaderno 10 este un «“canon empírico” de investi-
mismo tipo de traducción interpa- gación histórica», de modo que el
radigmática es llevada a cabo por concepto pueda ser incorporado
la filosofía de la praxis, definida a su paradigma como parte inte-
«la traducción del hegelianismo grante de la teoría de la hegemo-
en lenguaje historicista». Más es- nía, «complemento de la teoría del
pecíficamente, la traducción que Estado-fuerza» (C 10 I, §12, 134-
más le interesa a Gramsci es la de 135). Gramsci no es acrítico con
los conceptos de Croce en el len- respecto a Croce, sino todo lo con-
guaje de la filosofía de la praxis. trario. En su teoría de la historia
Por otra parte, la filosofía crocea- ético-política el filósofo neoidea-
na es la «retraducción a lenguaje lista «prescinde del momento de
especulativo del historicismo rea- la lucha» y «asume plácidamente
lista de la filosofía de la praxis» (C como historia el momento de la
10 I, §11, 133) y, «en esta retraduc- expansión cultural o ético-políti-
ción» de las «adquisiciones pro- co», lo cual para Gramsci significa
gresivas de la filosofía de la pra- que el libro croceano sobre la His-
xis», se encuentra «lo mejor de su toria de Europa no es más que «un
pensamiento» (C 10 II, §31, 163). fragmento», «el aspecto “pasivo”
La traducción, por lo tanto, pue- de la gran revolución» que comen-
de realizarse no solo en una direc- zó en 1789, pero que se convirtió
ción, sino en un vaivén entre para- en una «restauración-revolución»
digmas diferentes y rivales. (C 10 I, §9, 128-129). Sin este tipo
Para Gramsci, por lo tanto, no de crítica, en lugar de enriquecer y
se trata solamente de la traduc- renovar el marxismo a través de la
ción entre lenguas naturales, sino traducción, el resultado sería sim-
también de la traducción entre pa- plemente un marxismo ecléctico.
radigmas y sus lenguajes, una po- Además de la traducción
sición muy avanzada que es teo- gramsciana del paradigma crocea-
rizada, como ya se ha observado, no, otros ejemplos de traducción
en el Cuaderno 11. En los Cuader- de conceptos ajenos al lengua-
nos abundan los ejemplos de tra- je de la filosofía de la praxis son

483
Traducción

las traducciones de los conceptos posición de que, mientras que en


de Maquiavelo, Ricardo, Gobetti, otras filosofías la traducción es a
Cuoco, etc. Por lo que se refiere a menudo un juego de «esquematis-
Maquiavelo, las traducciones más mos genéricos», «sólo en la filoso-
conocidas (que, además, tienen el fía de la praxis la “traducción” es
carácter de una analogía) son las orgánica y profunda» (C 11, §47,
de la metáfora del centauro, mitad 318), pasaje en el que, de nuevo,
bestia y mitad hombre, traducida la palabra “traducción” se pone
como la díada fuerza-consenti- entre comillas para indicar que la
miento que caracteriza a la hege- tipología considerada es aquella
monía, y, naturalmente, al prín- que se da entre lenguajes filosófi-
cipe como partido político (C 13, cos, y no entre lenguas naturales.
§21, 51). Quizás más controverti- Ambas tipologías de traducción,
dos y menos investigados son los tanto entre los lenguajes científi-
descubrimientos de David Ricar- cos y filosóficos de los paradigmas
do, traducidos y ampliados por la como entre las lenguas naturales,
filosofía de la praxis para obtener son culturales. Gramsci escribe
«originalmente una nueva concep- que es necesario saber «traducir
ción del mundo» (C 10 II, §9, 144- un mundo cultural al lenguaje de
145). Otros ejemplos de traduccio- otro mundo cultural», encontran-
nes son los realizados sobre el dis- do «semejanzas incluso allí don-
curso del liberalismo gobettiano y de no parece que existan» y «dife-
la interpretación, no sin dificulta- rencias incluso donde parece que
des y vacilaciones, de la «revolu- solamente hay semejanzas» (C 7,
ción pasiva» de Vincenzo Cuoco §81, 196). Esta posición es gene-
como equivalente traductor del ralizada para los lenguajes cien-
concepto de revolución-restaura- tíficos: «hay que ver» si las fases
ción en Edgar Quinet. de diferentes civilizaciones son
De gran interés práctico y teó- «momentos de desarrollo una de
rico son las afirmaciones según las la otra, y por lo tanto se integran
cuales en el círculo filosofía-políti- alternativamente» (C 11, §47, 318);
ca-economía existe la «traducción si las estructuras son «fundamen-
recíproca en el propio lenguaje es- talmente similares», entonces las
pecífico de cada elemento cons- superestructuras son equivalentes
titutivo» (C 11, §65, 337) y que el (C 11, §49, 322): en consecuencia,
«historicismo realista» traduce la estas superestructuras son mutua-
«concepción subjetiva de la reali- mente traducibles cualquiera que
dad» como «teoría de las superes- sea el lenguaje nacional en parti-
tructuras» (C 10 II, §6, 142). Quizás cular. El argumento se continúa
no plenamente argumentada es la considerando en C 11, §65, antes

484
Traducibilidad

mencionado, en el que Gramsci Traducibilidad


considera la convertibilidad y la El sustantivo «traducibilidad»
recíproca traducibilidad de las y los adjetivos «traducible», «tra-
tres actividades superestructura- ducibles», aparecen poco más de
les (filosofía, política y economía), veinte veces en los Cuadernos, pero
es decir, «los elementos constituti- Gramsci dedica una sección apar-
vos necesarios de una misma con- te del monográfico Cuaderno 11 al
cepción del mundo» (Ivi, 337). tema de la Traducibilidad de los len-
Como en otros campos, guajes científicos y filosóficos, lo que
Gramsci se adelanta al trabajo de demuestra claramente la impor-
otros estudiosos: al creer que, por tancia estratégica que el concep-
su naturaleza, la traducción debe to ocupa en su discurso global. El
tener en cuenta los factores socia- concepto está íntimamente ligado
les y que la decisión de aceptar o al de «traducción», pero los dos
no la pertinencia de una traduc- aspectos, es decir, la posibilidad
ción corresponde a una comuni- teórica de traducir algo y la acti-
dad social, así se anticipa en más vidad práctica de traducir se abor-
de tres décadas a lo que destaca- dan por separado. La traducibili-
rá como la disciplina de la socio- dad implica dos procesos inter-
lingüística. Lo mismo hace con conectados: el que se da entre las
otros aspectos de la traducción: al lenguas naturales y las culturas
poner el énfasis en la traducción nacionales (v. el paralelismo en-
como un acto cultural y no solo, tre las civilizaciones griega y lati-
ni siquiera predominantemente, na: C 15, §64) y el que se da entre
lingüístico, se anticipa a la llama- los «lenguajes científicos y filosófi-
da “encrucijada cultural” entre los cos», anteriormente mencionados.
traductólogos en los años ochen- Hablando antes de las lenguas na-
ta. Finalmente, como se puede ver turales, de acuerdo con su forma-
en los ejercicios contenidos en los ción lingüística, Gramsci observa
Cuadernos de Traducción, así como que ni las lenguas naturales ni las
en las notas sobre la traducibili- palabras sueltas son exactamen-
dad del Cuaderno 11, la elección te traducibles, porque la identi-
de los textos traducidos y, por lo dad de una palabra («rosa italiano
tanto, también la traducción mis- = rosa latín»: C 16, §21, 290), que
ma son siempre actividades mili- también parece estar al inicio del
tantes dirigidas a cambiar la cul- aprendizaje de una lengua, escon-
tura y el orden político-social de de connotaciones diferentes; no es
las naciones comprometidas en el válido un «esquema matemático»
diálogo. de equivalencias porque en la len-
DEREK BOOTHMAN gua prevalecen «el juicio histórico

485
Traducibilidad

y de gusto, [...] los matices, la ex- loración evoca otro comentario


presividad “única e individualiza- que Gramsci hace a propósito de
da”». Aunque Gramsci afirma que Giuseppe Ferrari, el exponente del
«una gran lengua nacional, histó- Partido de Acción, que «no supo
ricamente rica y compleja, puede traducir el “francés” al “italia-
traducir cualquier otra gran cultu- no”», es decir, una experiencia na-
ra» (C 11, §12, 247), a veces parece cional en otra (C 1, §44, 110 reescri-
casi negar esta posibilidad (si no to en C 19, §24, 392). Ejemplos de
es recurriendo al uso de paráfra- este tipo representan el paso que
sis). Emblemático es el caso de las permite a Gramsci llegar a las po-
palabras relacionadas con «la tra- siciones desarrolladas en el Cua-
dición literaria-nacional de una derno 11, en el cual proporciona la
continuidad esencial de la histo- base teórica de su argumentación,
ria» (C 26, §11, 199): la serie for- aduciendo como ejemplo de una
mada por palabras como «Rena- fase intermedia las traducciones
cimento, Risorgimento, Riscossa» de los idiomas especializados de
es «difícil y a veces imposible tra- diferentes escuelas científicas. En
ducir a lenguas extranjeras» (Ivi, este caso, se trata del matemático
198). En términos actuales, son pa- y filósofo pragmatista Giovanni
labras culture-bound, es decir, di- Vailati, que era capaz, según Lui-
fíciles de usar al abstraerse de su gi Einaudi, de «traducir cualquier
contexto cultural. teoría del lenguaje geométrico al
Las lenguas naturales, como algebraico» o del «hedonista al de
expresiones de las culturas na- la moral kantiana» (C 11, §48, 318).
cionales, se caracterizan por len- En otro lugar, Gramsci se pregun-
guajes de diferentes tradiciones ta análogamente si «el lenguaje
intelectuales, cuyas condiciones esencialmente político de Maquia-
de traducibilidad son objeto de velo puede traducirse en términos
la segunda línea de investigación económicos y a cuál sistema eco-
de Gramsci. La inspiración inme- nómico puede reducirse» (C 13,
diata para sus reflexiones la ofre- §13, 29).
ce el comentario de Lenin en el IV Gramsci amplía el argumento,
Congreso de la Internacional Co- crucial para el desarrollo creativo
munista (v. Cinco años de la Revolu- del marxismo, de la traducibili-
ción rusa, en Lenin 1967, 395-396), dad en el campo de la filosofía de
donde los bolcheviques rusos no la praxis – con las modificaciones
habían «sabido “traducir” a las semánticas que son siempre nece-
lenguas europeas» su propia len- sarias – de conceptos útiles, pero
gua, es decir, su propio discurso de otra procedencia. Escribe ex-
político (C 11, §46, 317). Esta va- plícitamente que las notas sobre

486
Traducibilidad

la traducibilidad de los lengua- es decir, que «el lenguaje político


jes científicos y filosóficos «deben francés de Proudhon corresponde
ser recogidas en la sección gene- y puede traducirse al lenguaje de
ral sobre las relaciones de las fi- la filosofía clásica alemana» (C 11,
losofías especulativas y la filoso- §48, 318); en otro punto, en vez de
fía de la praxis» (C 10 II, §6, 142). Proudhon, está la «política prác-
El punto de referencia preferen- tica» de Robespierre o el lengua-
te, pero para nada único, es Cro- je «político» o «jurídico-político»
ce (pues Gramsci también se ocu- francés (respectivamente, C 11,
pa de teóricos de otra orientación, §49, 320 y C 11, §48, 318); observa
como Maquiavelo, Vincenzo Cuo- que Hegel postuló como «parale-
co, etc.). La traducción de térmi- los y recíprocamente traducibles
nos y conceptos procedentes de el lenguaje jurídico-político de los
sus paradigmas no significa su jacobinos y los conceptos de la fi-
simple incorporación a la filosofía losofía» (C 19, §24, 401; v. también
de la praxis, sino que se necesita C 11, §48, 319 para el caso de Fran-
su reinterpretación y su transfor- cia). Gramsci llega a la conclusión
mación a través de la crítica del de que los diferentes idiomas, ca-
paradigma considerado y de los racterísticos de las diferentes na-
términos concretos que son obje- ciones con un estado de desarro-
to de una posible traducción: aquí llo similar – el de la filosofía de
podemos notar similitudes con el Kant y de Hegel en Alemania, el
enfoque de Kuhn (2017) sobre la de la política en Francia y el de la
traducibilidad de los paradigmas economía clásica en Gran Bretaña
científicos, pero también diferen- – son, con la debida precaución,
cias en cuanto a la conmensurabi- mutuamente traducibles. También
lidad o no de los propios paradig- en el Cuaderno 11, Gramsci define
mas. las tres actividades del mundo (C
Unificando los argumentos 11, §65, 337); por lo tanto, en sus
de la traducibilidad entre las len- principios teóricos hay «converti-
guas nacionales o entre los len- bilidad de la una a la otra» y cada
guajes científicos y filosóficos (es elemento constitutivo «está implí-
decir, los discursos paradigmá- cito en el otro» y, con referencia ex-
ticos: el término “paradigma” es plícita a los párrafos sobre la tra-
utilizado por Gramsci para des- ducibilidad, todos juntos «forman
cribir la historiografía croceana) un círculo homogéneo» (Ibid.).
y el relacionado con sus vínculos En la teorización de la traduci-
con la base social, Gramsci inten- bilidad entre las lenguas natura-
ta demostrar lo que Marx había les, Gramsci ancla en primer lugar
afirmado en La Sagrada Familia, el lenguaje a la realidad social, su-

487
Transformismo

perando así a varios teóricos mo- tre ellas, ya sean en la actualidad o


dernos de la traducción que tien- en una etapa anterior de la cultura
den a pasar por alto esta conexión. que traduce.
Su enfoque le permite trascender DEREK BOOTHMAN
el debate sobre la traducción en-
tre los partidarios de la “natura- Transformismo
lización” y los de la “alienación” La izquierda histórica, o «nue-
lingüística, es decir, del uso úni- va Izquierda» (C 8, §5, 217), en el
camente de términos o conceptos parlamento italiano post-unita-
adheridos a la lengua y a la cultu- rio tuvo su origen en la crisis del
ra de destino o de la incorporación Partido de Acción posterior a As-
en el texto traducido de elementos promonte (1862), y maduró tras la
“ajenos”, es decir, términos de la batalla de Mentana (1867) – con el
lengua de origen. Para Gramsci, final de la carrera política de Ur-
«sólo en la filosofía de la praxis», bano Rattazzi –, hasta el “discur-
que intenta explicar las otras fi- so de Stradella” de Depretis y el
losofías y reducirlas a su propio inicio formal de la llamada edad
momento, «la “traducción” es or- del «transformismo». A la génesis,
gánica y profunda», mientras que precisamente parlamentaria, de
en otras filosofías puede ser a me- este proceso aludía Francesco De
nudo «un simple juego de “esque- Sanctis constatando la descompo-
matismos” genéricos» (C 11, §47, sición del esquema del Risorgimen-
318). Sin embargo, como se señala to que había visto contraponerse
en el párrafo siguiente, en lo que a moderados y democráticos, en
respecta a esas preguntas verbales una carta a Giuseppe Civinini en
y a la «“jerga” personal o de gru- la que fija su atención Gramsci en
po», la diferencia entre las distin- C 8, §5, 216-217, mientras se apres-
tas lenguas puede ser significati- taba (en diversas ocasiones) a de-
va y semejantes cuestiones termi- terminar el carácter estructural de
nológicas pueden representar «el las “camarillas” que habían domi-
primer grado del más vasto y pro- nado el marco político de la Ita-
fundo problema» planteado en La lia post-unitaria. El transformis-
Sagrada Familia, o sea, el de la tra- mo es, de todos modos, la ocasión
ducibilidad de las lenguas carac- para Gramsci de centrar su punto
terísticas de las culturas naciona- de vista teórico, más aún que his-
les (C 11, §48, 319). Para que tales tórico, en una condición de la iz-
culturas y sus lenguas sean mu- quierda que iba más allá de los
tuamente traducibles, debe darse sucesos del siglo XIX y que llega-
la existencia de bases sociales (en ba a caracterizar su tiempo políti-
el sentido marxiano) similares en- co, considerando la trayectoria de

488
Transformismo

algunos aspectos del propio mo- en el marco político italiano de los


vimiento socialista hasta el adve- años Veinte, de su posición, seme-
nimiento del nacionalismo y del jante –sostiene el autor de los Cua-
fascismo, cuando Gramsci alude dernos – a la del Partido de Acción:
al nuevo transformismo que si- «el interés sindical era muy super-
guió al clásico (C 3, §137, 111 y C ficial y de naturaleza polémica, no
17, §28, 319). sistemático, no orgánico ni conse-
Corrobora aún más esta sólida cuente, no de búsqueda de homo-
actualización del análisis fenome- geneidad social, sino paternalista
nológico la referencia gramsciana y formalista».
al esquema que constituye el pen- Es en el Cuaderno 8, de todos
samiento de quien puede conside- modos, donde Gramsci comienza
rarse el equivalente, para el Esta- a afrontar el problema de fondo
do en la sociedad de masas, de lo en lo que respecta al carácter y a
que Maquiavelo representó en el los efectos moleculares del trans-
Renacimiento para el Estado bur- formismo italiano y es después,
gués: Max Weber. Al Weber de en la secuencia entre los Cuadernos
después de 1919, al del Parlamento 10 y 15 y, sobre todo, en el Cuader-
y gobierno en una Alemania reorga- no 19, donde se encuentra la más
nizada. Una crítica política de la bu- completa radiografía de la «revo-
rocracia y de los partidos (C 3, §119, lución pasiva», en la que actúa la
103), alude Gramsci en efecto, su- política del transformismo. Pero
brayando, en la caracterización precisamente ya en el Cuaderno 15
del «desequilibrio entre la agita- Gramsci observa: «Se puede apli-
ción y la propaganda» en qué ha- car al concepto de revolución pa-
bía consistido la tradicional debi- siva (y se puede documentar en
lidad de los partidos políticos ita- el Risorgimento italiano) el crite-
lianos, y en particular del Partido rio interpretativo de las modifi-
de Acción, la constante condición caciones moleculares que en rea-
“gelatinosa” de la realidad política lidad modifican progresivamente
de nuestro país, similar – a la lar- la composición precedente de las
ga – a la de la postguerra alemana. fuerzas y por lo tanto se vuelven
Por otra parte, un detalle no insig- matrices de nuevas modificacio-
nificante a propósito de la actua- nes. Así en el Risorgimento ita-
lización de la carcoma del trans- liano se ha visto cómo el paso al
formismo en la democracia parla- cavourismo [después de 1848] de
mentaria, es la rápida referencia, elementos siempre nuevos del
en una nota (C 13, §29, 69) a Go- Partido de Acción, modificó pro-
ttlieb-Amadeo Bordiga, respecto a gresivamente la composición de
la posición «gitanesco y nómada», las fuerzas moderadas, liquidan-

489
Trotsky (León Davidovich Bronstein)

do el neogüelfismo por una par- en cuanto que la absorción de las


te y por la otra empobreciendo el élites de los grupos enemigos con-
movimiento mazziniano (a este duce a la decapitación de éstos y a
proceso pertenecen también las su aniquilamiento durante un pe-
oscilaciones de Garibaldi, etc.). riodo a menudo muy largo. De la
Por lo tanto este elemento es la política de los moderados resulta
fase originaria de aquel fenómeno claro que puede y debe existir una
que fue llamado más tarde «trans- actividad hegemónica incluso an-
formismo» y cuya importancia tes del ascenso al poder y que no
no ha sido, hasta ahora, sacada a hay que contar sólo con la fuerza
la luz que le corresponde como material que el poder da para ejer-
forma de desarrollo histórico» (C cer una dirección eficaz: precisa-
15, §11, 188). Y precisamente en mente la brillante solución de es-
el Cuaderno 19 Gramsci ofrecerá tos problemas hizo posible el Ris-
ulteriores, iluminadoras precisio- orgimento en las formas y los lími-
nes: «Los moderados siguieron di- tes en que se realizó, sin “Terror”,
rigiendo el Partido de Acción in- como “revolución sin revolución”,
cluso después de 1870 y 1876 y el o sea como “revolución pasiva”
llamado “transformismo” no fue para emplear una expresión de
sino la expresión parlamentaria Cuoco en un sentido un poco dis-
de esta acción hegemónica intelec- tinto del que Cuoco quiere decir»
tual, moral y política. Puede inclu- (C 19, §24, 387).
so decirse que toda la vida estatal RAFFAELE CAVALLUZZI
italiana desde 1848 en adelante
está caracterizada por el transfor- Trotsky (León Davidovich
mismo, o sea por la elaboración de Bronstein)
una clase dirigente cada vez más En varios artículos entre 1919
numerosa en los cuadros estable- y 1921 de “L’Ordine Nuovo” y el
cidos por los moderados después “Avanti!” Trotsky es asociado a
de 1848 y la caída de las utopías Lenin como mayor intérprete de
neogüelfas y federalistas, con la la Revolución rusa y del marxis-
absorción gradual, pero continua mo. A principios de 1924, cuando
y obtenida con métodos diversos está en curso la lucha en el partido
en su eficacia, de los elementos ac- ruso entre la oposición trotskista y
tivos surgidos de los grupos alia- la mayoría de Stalin, Gramsci pide
dos e incluso de los adversarios y a su esposa Giulia información di-
que parecían irreconciliablemente recta (LC 182) y traza un perfil po-
enemigos. En este sentido la di- sitivo de Trotsky, colocándolo «en
rección política se convirtió en un toda la historia del movimiento
aspecto de la función de dominio, revolucionario ruso [...] política-

490
Trotsky (León Davidovich Bronstein)

mente más a la izquierda que los fórmula de la “revolución perma-


bolcheviques». En 1905, a diferen- nente” que, elaborada por Trotsky
cia de ellos, que pensaban en una y Parvus (M. H. Helphand) du-
dictadura política del proletaria- rante la Revolución rusa de 1905,
do como «envoltorio para el desa- se sitúa en oposición a la de Sta-
rrollo del capitalismo», Trotsky es lin y Bujarin del “socialismo en un
partidario de «una revolución so- solo país”, en el centro del enfren-
cialista y obrera», concepción a la tamiento en el Partido Comunista
que, en noviembre de 1917, llega- Ruso en otoño-invierno 1924-1925.
ron «Lenin y la mayoría del parti- Con evidentes referencias textua-
do» (L 224). En la sucesiva ola de les al debate de estos años, en el
luchas internas del partido ruso, que Bujarin criticaba a Trotsky por
sin embargo, entre finales de 1924 el modo «racionalista-formal, lite-
y 1925, la posición de Gramsci es rario, de tratamiento», contrapo-
muy crítica (v. Cómo no se debe es- niéndole el «método dialéctico vivo»
cribir la historia de la revolución del bolchevismo (v. Acerca de la teo-
bolchevique. A propósito del 1917 ría de la revolución permanente, en
de León Trotsky, 19 de noviembre Bujarin 1972, 99), Gramsci afirma
de 1924, en CPC 211-212; Informe que la revolución permanente «se
al Comité Central, 6 de febrero de manifestó inerte e ineficaz en 1905
1925, en CPC 473-474) hasta la car- y a continuación: era una cosa abs-
ta más compleja del 14 de octubre tracta, de gabinete científico [...]
de 1926 dirigida al Comité Central sin el contenido político adecua-
del PCUS, que, aun reconociendo do, [...] según una etiqueta intelec-
a Trotsky como «nuestro maes- tualista» (C 1, §44, 120). La nota es
tro», condena claramente su posi- recuperada casi idéntica en el más
ción política (CPC 125-131). tardío Texto C (C 19, §24, 406). El
En los Cuadernos el nombre de núcleo de la crítica de Gramsci a la
Trotsky (indicado a veces como revolución permanente está en no
«León Davidov» o a veces como ser adherente a la «realidad efecti-
«Bronstein»), del cual Gramsci so- va» de los procesos históricos: es
licita insistentemente algunos tex- solo «una previsión genérica pre-
tos en 1930 (Vers le capitalisme ou sentada como dogma [...] que se
vers le socialisme; La Révolution défi- destruye por sí sola, por el hecho
gurée; Mi vida. Intento de autobiogra- de que no se manifiesta efectiva-
fía: v. LC 352, a Carlo, 25 de agosto mente» (C 14, §68, 157). Vuelve
de 1930; LC 370, a Tania, 1 de di- aquí la contraposición que el jo-
ciembre de 1930; LC 818, a Musso- ven Gramsci instituía entre el «ilu-
lini, octubre de 1931), está vincula- sionismo de frases» de Trotsky,
do principalmente a la crítica de la que dudaba sobre la paz inmedia-

491
Trotsky (León Davidovich Bronstein)

ta con Alemania en Brest Litovsk, so de la Internacional Comunista


sin saber captar «la sustancia de (1922), la cuestión de la diferencia
los acontecimientos históricos», y entre Oriente y Occidente, expues-
el realismo político de Lenin (La ta sin embargo «sólo en forma li-
política de las frases, 25 de mayo de teraria brillante, pero sin indica-
1918, en NM 52). En los Cuadernos ciones de carácter práctico» (C 13,
se alude a la teoría de la revolu- §24, 63, Texto C, con variante ins-
ción permanente, que se asocia, a taurativa respecto al Texto A, C 7,
veces de modo problemático y du- §10, 150).
doso, a posiciones y concepciones 2. Pasividad. La teoría de la re-
políticas que – aunque sobre dife- volución permanente, entendida
rentes planos conceptuales – criti- aquí por Gramsci como revolu-
ca fuertemente: ción simultánea en los principa-
1. Guerra de maniobras, aplica- les países capitalistas, induce «a la
da en una fase histórica en la que pasividad y a la inercia», como su-
ya está superada por la guerra de cedió antes de la Revolución rusa,
posición: Trotsky, «de uno u otro cuando, «en la espera de que todos
modo, puede considerarse el teó- juntos se moviesen, por lo pronto
rico político del ataque frontal en nadie se movía ni organizaba el
un período en el que éste es sólo movimiento». El aspecto «segu-
causa de derrota» (C 6, §138, 105). ramente peor» de esta expectativa
Revolución permanente y guerra es «una forma de “napoleonismo”
de movimiento son el reflejo de anacrónico y antinatural (porque
la situación rusa, pobre de «so- no todas las fases históricas se re-
ciedad civil», por lo que Trotsky, piten de la misma forma)» (C 14,
que la propondría universalmen- §68, 157), con la pretensión de ex-
te, no capta las especificidades de portar manu militari, en la fase en
Occidente con un serio reconoci- que se constituyó la URSS, la re-
miento nacional, es «cosmopolita, volución en otros países, sin pre-
o sea superficialmente nacional y pararla mediante un duro trabajo
superficialmente occidentalista o de análisis concreto de las espe-
europeo», y su teoría es profunda- cificidades nacionales y de lucha
mente errónea, «no era buena ni política articulada en la guerra de
quince años antes ni quince años posición.
después» (C 7, §16, 156-157). En 3. La crítica al economismo y sin-
una nota posterior Gramsci mo- dicalismo corporativo, «que hasta
dera su juicio, reconociendo en ahora ha impedido al proletaria-
Trotsky «un intento de iniciar una do occidental organizarse en clase
revisión de los métodos tácticos», dirigente» y hacerse hegemónica,
cuando planteó, en el IV Congre- ya formulada en la carta del 14 de

492
Trotsky (León Davidovich Bronstein)

octubre de 1926 al Comité Central va llegada del americanismo, con


del PCUS (CPC 130), se desarrolla los consiguientes cambios en el
ulteriormente en los Cuadernos: la modo de vivir y concebir la vida,
«lucha contra la teoría de la lla- y de la racionalización del traba-
mada revolución permanente, a la jo, de los cuales Gramsci comparte
que se contraponía el concepto de el «principio de la coerción, direc-
dictadura democrático-revolucio- ta e indirecta», pero no la milita-
naria», es un momento de la lucha rización, solución práctica (apoya-
contra el “economismo” que debe da por Trotsky en el III Congreso
llevarse a cabo «desarrollando el de Sindicatos de Rusia) profunda-
concepto de hegemonía» (C 13, mente equivocada que desembo-
§18, 46). Gramsci compara, en una ca «necesariamente en una forma
nota del Texto B que ya no será re- de bonapartismo, de ahí la nece-
tomada, la teoría de Trotsky con sidad inexorable de destruirla» (C
la de «ciertos sindicalistas france- 22, §11, 81). Gramsci señala tam-
ses sobre la huelga general y con bién una «asombrosa» alusión de
la teoría de Rosa» Luxemburgo Trotsky a un supuesto «amateuris-
(C 7, §16, 157), cuyo folleto, Mas- mo» de Labriola, juicio inexplica-
senstreik, Partei und Gewerkschaften, ble si no como «reflejo inconscien-
teorizaría de manera un poco pre- te de la pedantería seudocientífica
cipitada y superficial la experien- del grupo intelectual alemán que
cia histórica de la Revolución rusa tuvo tanta influencia en Rusia» (C
de 1905, descuidando, por «prejui- 11, §70, 348); aunque hay que pre-
cio suyo “economista” y esponta- cisar que el juicio global de Trots-
neista», el peso de la organización ky es elogiativo (Trotsky 2012, 161).
consciente (C 13, §24, 60), último Finalmente, una referencia de
límite que difícilmente puede ser Gramsci al artículo de Trotsky
atribuido al organizador “napo- contra la tesis de Masaryk sobre
leonista” del Ejército Rojo. Rusia como necesitada de una Re-
Trotsky representaba una frac- forma – tema que Gramsci traba-
ción organizada dentro del parti- ja ampliamente en los Cuadernos –
do-Estado de la URSS, una especie podría ser la pista de otro distan-
de inaceptable “parlamentarismo ciamiento de Trotsky, pero sigue
negro”: «¿la liquidación de León siendo solo una alusión no elabo-
Davidovich no es un episodio de rada (C 7, §44, 179).
la liquidación “también” del par- ANDREA CATONE
lamento “negro” que subsistía
después de la abolición del par-
lamento “legal”?» (C 14, §76, 168-
169). También está atento a la nue-

493
U
URSS lo con los ojos de quien, décadas
Uno de los temas más contro- después, tiene otro objeto mucho
vertidos de los Cuadernos es la más definido frente a él), Gramsci
evaluación de los procesos en cur- pudo disponer de poca informa-
so en la URSS estalinista cuando ción en prisión, a menudo suma-
después de 1927 – con el abando- ria y de segunda o tercera mano.
no de la NEP, el lanzamiento del Del Gramsci que observa con
primer plan quinquenal, la indus- atención crítica, pero también con
trialización acelerada, la colectivi- participación sentimental y pa-
zación del campo con la fuerte in- sión política – no se puede «saber
tervención de la cúpula del PCUS sin comprender y especialmen-
y del Estado, la marginación de al- te sin sentir y estar apasionado»
gunos de los principales dirigen- (C 4, §33, 164) –, habría que saber
tes de la Revolución de Octubre captar el «ritmo del pensamiento
y de la Internacional Comunista en desarrollo» (C 16, §2, 248), evi-
(derrota en 1926-1927 de la oposi- tando el «error de método filoló-
ción “de izquierda”, en 1928-1929 gico» de «“apremiar los textos”
de la “de derecha”) – está surgien- para hacerles decir más de lo que
do un tipo relativamente nuevo realmente dicen (C 6, §198, 134).
de Estado, de sociedad y de direc- El Leitmotiv de Gramsci, des-
ción política en comparación con de los primeros escritos de 1917
la primera década revolucionaria. respecto a los procesos desenca-
Frente a los tumultuosos proce- denados por la Revolución rusa,
sos en curso en la URSS, sin que está en la decisión de arraigarlos
nada se consolide definitivamen- en lo concreto de la historia, en la
te (por lo que no es posible mirar- «realidad efectiva», que Gramsci

495
URSS

no concibe como «algo estático ca» a la que, en otros contextos,


e inmóvil», sino como «una rela- como la historia francesa de 1789
ción de fuerzas en continuo mo- a 1871, Gramsci asigna el papel
vimiento y cambio de equilibrio», de «mediación dialéctica»: C 13,
sobre la que opera el «político en §17, 35). Esta, «retomada, siste-
acción» (y no el «diplomático» ni matizada, elaborada, intelectuali-
el mero «científico de la política»), zada por el grupo Parvus-Brons-
con la finalidad de superarla en tein, se manifestó inerte e ineficaz
«un nuevo equilibrio» progresivo en 1905 y a continuación; era una
(C 13, §16, 31). Al evaluar el país cosa abstracta, de gabinete cientí-
de los soviéticos, Gramsci es com- fico» (C 1, §44, 120), mientras que
pletamente ajeno a aplicar un mo- «la corriente que se le opuso […]
delo abstracto de socialismo; a la la aplicó de hecho […] según una
historia, a la inaudita contradic- etiqueta literaria e intelectualista»
ción que esta reserva para el pro- (C 19, §24, 406). En la nota en la
letariado en el poder en la fase de que se menciona explícitamente
la NEP – «nunca se ha visto en la «la divergencia fundamental» en-
historia que una clase dominan- tre Trotsky y Stalin, Gramsci abor-
te, en su conjunto, estuviera en da dialécticamente la cuestión de
condiciones de vida inferiores a la relación nacional-internacional,
ciertos elementos y estratos de la es decir, la relación entre la revo-
clase dominada y subordinada» lución socialista en Rusia y la re-
(Sobre la situación en el partido bol- volución en Occidente, criticando
chevique, octubre de 1926, en CPC la ineficacia histórica de la revolu-
129) – Gramsci se refiere en la car- ción permanente y la defensa de
ta del 14 de octubre de 1926 al Co- Stalin de las acusaciones de na-
mité Central del PCUS. La adhe- cionalismo, «si se refieren al nú-
sión a «la historia actual, concre- cleo de la cuestión». Para Gramsci
ta, viva, adaptada al tiempo y al no hay una alternativa rígida en-
lugar, como surgida por todos los tre el desarrollo del socialismo en
poros de la determinada sociedad un solo país y el desarrollo de la
que había que transformar […], revolución mundial, sino una es-
según las nuevas relaciones his- trecha interrelación y combina-
tóricas» (C 19, §24, 406) es la base ción de fuerzas: «Ciertamente el
– desde el Cuaderno 1 (1929) has- desarrollo va hacia el internacio-
ta el muy posterior Cuaderno 19 nalismo, pero el punto de partida
(1934-1935)– de la insistente crí- es “nacional” y de este punto de
tica a la estrategia propuesta por partida es que hay que iniciar el
Trotsky de la “revolución perma- movimiento», para lo cual es acer-
nente” («fórmula político-históri- tada la elección de la mayoría del

496
URSS

PCUS, «pero la perspectiva es in- recurriendo también a la discipli-


ternacional y no puede ser de otra na y coerción estatal: «el Estado es
manera. Por lo tanto hay que estu- el instrumento para adecuar la so-
diar exactamente la combinación ciedad civil a la estructura econó-
de fuerzas nacionales que la clase mica, pero es preciso que el Esta-
internacional deberá dirigir y de- do “quiera” hacerlo, esto es, que
sarrollar según las perspectivas y quienes guíen al Estado sean los
las directivas internacionales. La representantes del cambio produ-
clase dirigente es tal sólo si llega a cido en la estructura económica»
interpretar exactamente esta com- (C 10 II, §15, 149). «El principio
binación, de la que ella misma es de la coerción, directa e indirecta,
componente y en cuanto tal preci- en el ordenamiento de la produc-
samente puede dar al movimien- ción y del trabajo es justo» pero el
to una cierta orientación y ciertas modelo militar está equivocado.
perspectivas» (C 14, §68, 156). La crítica metódica está dirigida a
Este enfoque dialéctico carac- Trotsky, pero también podría apli-
teriza la reflexión en progreso so- carse a la mayoría: hay que tener
bre la URSS. Gramsci comprende cuidado con la tendencia a «ace-
históricamente y apoya política- lerar, con medios coercitivos exte-
mente el punto de inflexión del riores, la disciplina y el orden en
“socialismo en un solo país”, pero la producción» que conduce «ne-
siempre lo concibe en el marco del cesariamente en una forma de bo-
internacionalismo: derrotada la napartismo» (C 22, §11, 81), que
revolución en Occidente, la con- puede ser progresista, si «ayuda
solidación de la URSS equivale a a la fuerza progresista a triunfar
construir una casamata en la lar- aunque sea con ciertos compro-
ga guerra de posiciones que tiene misos» o regresiva – pero solo «la
lugar en todo el mundo. El éxito historia concreta» y no «esquema
de esta construcción no se da por sociológico» podría decirlo – (C
sentado y no se adquiere de una 13, §27, 65).
vez por todas. La transición socia- La transición requiere la edu-
lista es un proceso complejo, basa- cación de las masas para que sean
do en la capacidad de la clase do- protagonistas de «el proceso mo-
minante para saber interpretar su lecular de afirmación de una nue-
papel, que, en la situación históri- va civilización»: «es cierto, de tra-
ca dada por el atraso ruso, con es- bajar en la elaboración de una éli-
casos elementos de «sociedad ci- te, pero este trabajo no puede ser
vil» (C 7, §16, 157), consiste en ini- separado del trabajo de educar a
ciar el proceso de transformación las grandes masas, es más, las dos
económico-social “desde arriba”, actividades son en realidad una

497
URSS

sola actividad y es precisamente abril-mayo de 1925, en CPC 56) –,


eso lo que hace difícil el proble- es sistemáticamente demolido en
ma» (C 7, §43, 178). Este es el vín- la segunda sección del Cuaderno
culo dialéctico entre la Reforma y 11, desde el «modo de pensar […]
el Renacimiento: «Si hubiera que incluso más criticable y superfi-
hacer un estudio sobre la Unión, cial» que la de Loria (C 11, §29,
el primer capítulo, o incluso la 296). En lugar de situar la filosofía
primera sección del libro, debería de la praxis como una filosofía au-
desarrollar precisamente el mate- tónoma y original, la hace subal-
rial recogido bajo este título “Re- terna al materialismo metafísico,
forma y Renacimiento”» (C 7, §44, al positivismo, al evolucionismo;
179). Los dos momentos de la his- desprovisto de los «conceptos de
toria moderna, leídos inicialmen- movimiento histórico, de devenir
te por Gramsci en oposición – uno y por lo tanto de la misma dialéc-
popular-progresista, el otro elitis- tica [...] cae de plano en el dogma-
ta-restaurador –, se piensan, en tismo y por lo tanto en una forma,
la más alta elaboración, como in- aunque sea ingenua, de metafísi-
terrelacionados a la constitución ca» (C 11, §14, 265-6), incluso de
de la nueva sociedad: El desarro- «vieja metafísica», en un intento
llo teórico acorde con los desafíos de «reducirlo todo a una causa,
que plantea la construcción del la causa última, la causa final […]
socialismo no es menos indispen- una de las manifestaciones de la
sable que la participación cons- “búsqueda de dios”» (C 11, §31,
tructiva de las masas en la realiza- 300), con un «antihistoricismo
ción del plan quinquenal. La difi- metodológico» que transforma la
cultad – y el arte – de la política historia de la filosofía en «un tra-
está en saber construir las modali- tado histórico de teratología» (C
dades de su conexión. 11, §18, 277-278). La crítica se man-
Esto se remonta directamente tiene sin variaciones sustanciales
a la crítica de Gramsci respecto a incluso con respecto al informe
la debilidad de la elaboración teó- presentado por Bujarin al Congre-
rica en la URSS, tanto en filosofía so de Científicos en Londres en el
como en teoría económica. El En- verano de 1931, que recibió inme-
sayo popular de sociología de Buja- diatamente en prisión (LC 453, a
rin (de 1921) – texto fundamen- Tania, 31 de agosto de 1931). Pero
tal de la Internacional Comunis- aquí la crítica de Gramsci es con-
ta, también utilizado por Gramsci tra la tendencia predominante en
en 1925 para la Escuela del Par- la cultura soviética, heredada de
tido (v. Introducción al primer cur- Engels y retomada por Lenin, a la
so de la escuela interna del partido, división del marxismo en mate-

498
URSS

rialismo dialéctico y materialismo dialéctico es estructuralmente aje-


histórico (v. C 11, §22, 284). Inclu- no a cualquier enfoque unilateral,
so el manual económico de ins- advierte el gran retraso teórico del
piración bujariniana de Lapidus manual y, contemporáneamente, el
y Ostrovitjanov (Précis d’écono- desarrollo progresivo del movi-
mie politique, 1929) está sometido miento real, que plantea y afronta
a la misma crítica de dogmatismo en la práctica social los problemas
e inadecuación al desafío teórico que plantea la nueva sociedad en
que plantea una estructura en la gestación.
que «el trabajo se ha convertido Gramsci tiene el mismo enfo-
él mismo en gestor de la econo- que hacia la teoría y la práctica del
mía» (C 10 II, §23, 156). Caracte- plan, en el que está muy interesa-
rizado por una «forma de pensar do (v. las solicitudes de varios li-
anquilosada», no se confronta con bros sobre el tema, LC 817, a Mus-
la teoría económica clásica y neo- solini, septiembre de 1930), comu-
clásica (C 15, §45, 219), «es “dog- nicando que ha leído el extracto
mática”», se presenta como si fue- del “Economist” sobre el primer
ra – y esto no es absolutamente el plan quinquenal (LC 432, a Tania,
caso – expresión de una ciencia 29 de junio de 1931), referencia
que «ha entrado ya en el periodo pedagógica que se encuentra en
clásico de su expansión orgánica» el cuento para su hijo Delio (LC
(C 10 II, §37, 175). Se desintere- 426, a Giulia, 1 de junio de 1931).
sa anticientíficamente del «costo La URSS se encuentra todavía en
comparado». Pero incluso la eco- «una fase de primitivismo econó-
nomía socialista tendrá que «pre- mico-corporativa […] con elemen-
ocuparse de las utilidades parti- tos “de plan” todavía escasos» (C
culares y de las comparaciones 8, §185, 311), estando aún muy le-
entre estas utilidades para extraer jos de la perspectiva de «una eco-
iniciativas de movimiento progre- nomía según un plan mundial»,
sivo», visto por Gramsci en el re- para la cual es necesario «atra-
lanzamiento de la emulación so- vesar fases múltiples», conscien-
cialista, las «“competencias”» del tes de aquellas «leyes de la nece-
udarniki (trabajador de choque), sidad» impuestas por la fase his-
que es «un modo de “comparar” tórica, que no es la de la victoria
los costos y de insistir para redu- mundial del socialismo, cuando la
cirlos continuamente, identifican- iniciativa económico-política ha-
do e incluso suscitando las condi- brá pasado «netamente al lado de
ciones objetivas y subjetivas en las las fuerzas que tienden a la cons-
que ello es posible» (C 10 II, §23, trucción según un plan, de pacífi-
156). Gramsci, cuyo pensamiento ca y solidaria división del traba-

499
URSS

jo» (C 14, §68, 156). La economía sofos la elaboren coherentemen-


planificada implica una participa- te» (Ibid.). En este sentido Gramsci
ción activa de las masas y, como se interesa por las luchas teóricas
tal, «está destinada a destruir la entre “mecanicistas” y “dialécti-
ley estadística [...] entendida, o cos”, de las que se entera de algu-
sea producida por la agregación nas novedades en 1930 (LC 702, a
casual de infinitos actos arbitra- Tania, 10 de abril de 1933 y LC 704,
rios individuales», «aunque ten- a Giulia, 10 de abril de 1933), y sa-
drá que basarse en la estadística, luda con beneplácito la noticia de
lo cual, sin embargo, no signifi- la derrota de los “mecanicistas”,
ca lo mismo: en realidad el cono- que deriva marginalmente de un
cimiento humano sustituye a la artículo de D. S. Mirskij de octu-
“espontaneidad” naturalista» (C bre de 1931 (que sin embargo se
11, §25, 288). La implementación refiere principalmente a la sucesi-
del plan suscita «un florecimien- va eliminación de la “dialéctica”):
to de iniciativas y empresas que «Puede verse cómo se ha efectua-
asombran a muchos observado- do el paso de una concepción me-
res» (C 7, §44, 179), a pesar de las canicista y puramente exterior a
críticas derrotistas y superficiales, una concepción activista, que se
«de “burócrata”» de Boris Sou- aproxima más, como se ha obser-
varine (C 7, §43, 178) o de Guido vado, a una justa comprensión de
De Ruggiero en su reseña de 1932 la unidad de teoría y práctica, si
del libro de Arthur Feiler L’expé- bien no ha alcanzado aún todo su
rience du Bolchévisme (C 10 II, §31, significado sintético» (C 11, §12,
165). La atención al florecimiento 255). En la fase de inicio (la fase
de iniciativas desde abajo, las “es- «económico-corporativa») de la
taciones” y la emulación socialis- sociedad de transición, en la que
ta, dificultan la inscripción de los surge la tarea de organizar nue-
juicios en curso en la URSS en la vas relaciones de producción ba-
categoría de «revolución pasiva». sadas en la propiedad colectiva, el
La brecha delineada por Estado es «una condición prelimi-
Gramsci entre el atraso de la ela- nar de toda actividad económica
boración teórica alta y el movi- colectiva» (C 10 II, §20, 153), para
miento progresivo de las masas lo cual «un periodo de estadola-
tarde o temprano puede ser supe- tría es necesario e incluso oportu-
rada encontrando la «forma teóri- no: esta “estadolatría” no es más
ca» ​​adecuada: «trabajando prácti- que la forma normal de “vida es-
camente en hacer historia, se hace tatal”: de iniciación, al menos, en
también filosofía “implícita”, que la vida estatal autónoma y en la
será “explícita” en cuanto los filó- creación de una “sociedad civil”

500
URSS

que no fue históricamente posible Gramsci parece retomar aquí los


crear antes del acceso a la vida es- temas de E. B. Pashukanis (Teo-
tatal independiente». Sin embar- ría general del derecho y marxismo,
go, el papel del Estado no puede, 1924; v. también C 8, §2, 214). En-
mediante una especie de «fana- tre las dos fases, inicial, económi-
tismo teórico», ser absolutizado co-corporativa y final, basada en
o concebido como perpetuo, sino el autogobierno de los ciudada-
criticado «para que se desarrolle y nos en la «sociedad regulada»,
produzca nuevas formas de vida la forma estatal más adecuada es
estatal, en las que la iniciativa de aquella – de origen liberal, pero
los individuos y grupos sea “esta- dialécticamente cambiada de sig-
tal” aunque no se deba al “gobier- no – del Estado-veilleur de nuit, «o
no de funcionarios” (hacer que la sea de una organización coerci-
vida estatal se vuelva “espontá- tiva que tutelará el desarrollo de
nea”)» (C 8, §130, 283). Este es el los elementos de sociedad regula-
gran tema leniniano (Estado y re- da en continuo incremento, y por
volución) de la extinción del Esta- lo tanto reduciendo gradualmen-
do: «no se puede crear un derecho te sus intervenciones autoritarias
constitucional, del tipo tradicio- y coactivas. Tampoco puede esto
nal, sino solamente un sistema de hacer pensar en un nuevo “libera-
principios que afirman como fin lismo”, ni por ser el inicio de una
del Estado su propio fin, su pro- era de libertad orgánica» (C 6, §88,
pia desaparición, o sea la reabsor- 76).
ción de la sociedad política en la ANDREA CATONE
sociedad civil» (C 5, §127, 346).

501
V
Voluntad colectiva lidad objetiva, que vive y se mue-
Desde los años juveniles, ve, y adquiere materia telúrica en
Gramsci subrayó el papel central ebullición, que puede ser canaliza-
de la voluntad en la construcción da donde la voluntad guste, como
de un orden social y político. En a la voluntad gusta» (CF 514). Esta
un célebre artículo escrito en di- idea de una «voluntad social, co-
ciembre de 1917, tras haber defi- lectiva», que resulta del contacto
nido la Revolución soviética como entre los hombres y que tiene un
una «revolución contra El Capital», papel determinante en la creación
afirmando que los bolcheviques de la realidad social, aunque esté
habían superado las «incrusta- directamente influenciada por el
ciones positivistas y naturalistas» neoidealismo de Croce y sobre
que habrían estado presentes en todo de Gentile, se parece mucho
el mismo Marx, Gramsci escribe: al contractualismo de Rousseau.
los principales factores de la histo- Es verdad, sin embargo, que con
ria no son «los hechos económicos, tal posición voluntarista Gramsci
brutos, sino el hombre, las socieda- reaccionaba a las «incrustacio-
des de los hombres, de los hombres nes positivistas y naturalistas»
que se acercan entre sí, que desa- que marcaban no el pensamiento
rrollan a través de estos contactos de Marx, como entonces suponía,
(civilización) una voluntad social, sino ciertamente el marxismo de la
colectiva, que comprende los he- Segunda Internacional.
chos económicos, y los juzga, y los Si Gramsci se hubiera manteni-
adapta a su voluntad, hasta que do fiel a esta “omnipotencia” de la
ésta se convierte en el motor de voluntad, no se habría ido más allá
la economía, quien plasma la rea- del neoidealismo deudor no tanto

503
Voluntad colectiva

de la dialéctica objetiva de Hegel hecho en su juventud – la doble


sino de aquella subjetiva de Fichte. determinación de la voluntad. Por
En la madurez de su pensamiento, una parte, él reafirma el papel ac-
es decir, en los Cuadernos, el inte- tivo de la voluntad, alejándose así
lectual sardo completa su asimi- de quien, en cierto sentido tras las
lación del materialismo histórico, huellas de Hegel, entiende la vo-
que más tarde llamará filosofía de luntad colectiva como algo que se
la praxis. Como consecuencia de impone de manera objetiva, “es-
tal logro teórico, Gramsci será ca- pontáneamente”. Me parece que
paz de tratar el concepto de volun- aquí radica el núcleo de su crítica a
tad colectiva – que mantiene como Sorel y a su concepción del “mito”.
elemento central en sus reflexiones En efecto, dice Gramsci, «es cierto
– en un nivel de concreción dife- que para Sorel el “mito” no encon-
rente. Ahora el momento teleoló- traba su expresión mayor en el sin-
gico de la acción humana parece dicato, como organización de una
orgánicamente articulado con el voluntad colectiva ya operante,
momento causal-genético. La vo- acción práctica, cuya realización
luntad colectiva sigue teniendo un máxima habría debido ser la huel-
papel importante en la construc- ga general, o sea una “actividad
ción del orden social, pero ya no pasiva” por así decirlo, de carácter
como plasmadora de la realidad, negativo y preliminar [...] de una
sino como un momento decisivo actividad que no prevé su propia fase
que se articula con las determina- “activa y constructiva” [...] La solu-
ciones que provienen de la reali- ción era abandonada al impulso
dad objetiva, en particular de las de lo irracional, de lo “arbitrario”
relaciones sociales de producción. (en el sentido bergsoniano de “im-
En los Cuadernos el concepto de pulso vital”) o sea de la “esponta-
voluntad colectiva (a menudo re- neidad” [...] En este caso se ve que
calificada como «voluntad colec- se supone detrás de la espontanei-
tiva nacional-popular») encuentra dad un puro mecanicismo, detrás
su más amplio tratamiento en el de la libertad (arbitrio-impulso vi-
extenso C 13, §1 (un Texto C que tal) un máximo de determinismo,
retoma, sin alteraciones sustanti- detrás del idealismo un materialis-
vas, C 8, §21). Gramsci, analizando mo absoluto» (C 13, §1, 14-15, las
el papel del «moderno Príncipe» cursivas son mías). El papel del
(es decir, del partido político revo- “moderno Príncipe” es, en cam-
lucionario) en la construcción de bio, el de construir activamente una
la voluntad colectiva nacional-po- nueva voluntad colectiva; en con-
pular, es decir, de una nueva hege- secuencia, Gramsci critica no solo
monía, subraya – como no había a Sorel, sino a todos aquellos que

504
Voluntad colectiva

no ven «que una voluntad colecti- dialéctica entre teleología y causa-


va deba ser creada ex novo, origi- lidad, entre los momentos subje-
nalmente, y orientarla hacia me- tivos y objetivos de la praxis hu-
tas concretas y racionales, sí, pero mana, de la cual la voluntad es un
de una concreción y racionalidad momento no eliminable. La volun-
todavía no realizadas y criticadas tad colectiva que se convierte en
por una experiencia histórica real «protagonista de un real y efectivo
y universalmente conocida» (Ivi, drama histórico» – es decir, que se
16). Por otra parte, ya en este pasa- convierte en un momento ontoló-
je Gramsci advierte que las metas gicamente constitutivo de la reali-
deben ser concretas y racionales, dad social, es aquella marcada por
es decir, deben ser teleológicamen- esta doble determinación.
te proyectadas a partir de y tenien- Esta concepción de la voluntad,
do en cuenta las condiciones cau- ahora formulada a un nivel más
sales impuestas objetivamente por estrictamente filosófico, aparece
la realidad histórica. Es lo que me de un modo aún más claro en otro
parece resulta del siguiente pasa- contexto, en el que Gramsci se de-
je: «El moderno Príncipe debe tener tiene en la cuestión «qué es la fi-
una parte dedicada al jacobinismo losofía». Dice Gramsci: «Para esca-
(en el significado integral que esta par al solipsismo y al mismo tiem-
noción ha tenido históricamen- po a las concepciones mecanicistas
te y debe tener conceptualmente), que están implícitas en la concep-
como ejemplificación de cómo se ción del pensamiento como activi-
ha formado en concreto y cómo dad receptiva y ordenadora, hay
ha actuado una voluntad colecti- que plantear la cuestión “histori-
va que al menos en algunos aspectos cistamente” y al mismo tiempo po-
fue creación ex novo, original. Y es ner en la base de la filosofía la “vo-
preciso que sea definida la volun- luntad” (en último análisis la acti-
tad colectiva y la voluntad política vidad práctica o política), pero una
en general en el sentido moderno, voluntad racional, no arbitraria, que
la voluntad como conciencia activa de se realiza en cuanto que correspon-
la necesidad histórica, como prota- de a necesidades objetivas históricas,
gonista de un real y efectivo dra- o sea en cuanto que es la misma
ma histórico» (Ibid., las cursivas historia universal en el momento
son mías). Por tanto, solo «en algu- de su actuación progresiva; si esta
nos aspectos» la voluntad colecti- voluntad está representada inicial-
va es «creación ex novo», ya que es mente por un solo individuo, su
también, y al mismo tiempo, «con- racionalidad es documentada por
ciencia activa de la necesidad histó- el hecho de que es acogida por el
rica». Tenemos aquí la articulación gran número, y acogida perma-

505
Voluntad colectiva

nentemente, o sea que se convierte pueblo-ejército garantiza “jurando


en una cultura, un “buen sentido”, en lengua vulgar”, o sea que intro-
una concepción del mundo, con duce en la historia nacional su len-
una ética conforme a su estructu- gua, asumiendo una función polí-
ra» (C 11, §59, 331, las cursivas son tica de primer plano, presentándose
mías). Gramsci propone aquí una como voluntad colectiva, como elemen-
concepción de la voluntad, tam- to de una democracia nacional» (Ivi,
bién identificada en última ins- 333, las cursivas son mías). El lado
tancia con la práctica política, ca- negativo de esta relación entre vo-
paz de superar tanto el idealismo luntad colectiva y democracia es
solipsista como el vulgar materia- que, según Gramsci, la ausencia de
lismo mecanicista, que solo ven, tal voluntad conduce a un despo-
respectivamente, la determinación tismo burocrático. Con «la falta de
subjetiva o la determinación obje- una democracia real, de una real
tiva de la voluntad. voluntad colectiva nacional y por
Hay que señalar que, en el mar- ello, en esta pasividad de los in-
co común dado por esta articula- dividuos, [se manifiesta, NdA] la
ción dialéctica de teleología y cau- necesidad de un despotismo más
salidad, Gramsci concibe diversas o menos larvado de la burocracia.
manifestaciones históricas de la La colectividad debe ser entendida
voluntad colectiva. Aquella sobre como producto de una elaboración
la cual Gramsci insiste más es la de voluntad y pensamiento colec-
manifestación de la voluntad co- tivo alcanzado a través del esfuer-
lectiva como elemento de la de- zo individual concreto, y no por
mocracia. Al hablar de la diferen- un proceso fatal extraño a los in-
ciación entre la evolución histórica dividuos: de ahí la obligación de la
de Italia y de Francia en C 5, §123, disciplina interior y no sólo de la
cuando por primera vez utiliza la externa y mecánica» (C 6, §79, 66).
expresión “voluntad colectiva” Pero la formación de una voluntad
en los Cuadernos, el pensador sar- colectiva puede también tener su
do observa: «El origen de la dife- origen en la acción de un jefe caris-
renciación histórica entre Italia y mático; en este caso, sin embargo,
Francia puede verse testimoniada esta voluntad colectiva – si se pue-
en el juramento de Strasburgo (ha- de afirmar su existencia – es frágil.
cia el 841), o sea en el hecho de que Criticando la teoría del jefe caris-
el pueblo participa activamente en mático en Weber y sobre todo en
la historia (el pueblo-ejército) con- Michels, Gramsci escribe: «¿Pero
virtiéndose en garante de la ob- en el pasado existía o no el hombre
servancia de los tratados entre los colectivo? Existía bajo la forma de
descendientes de Carlomagno; el dirección carismática, para decirlo

506
Voluntad colectiva

como Michels: o sea que se obtenía o por comodidad de lenguaje con-


una voluntad colectiva bajo el im- siderado como individuo, porque
pulso y la sugestión inmediata de en realidad expresa una determi-
un héroe, de un hombre represen- nada voluntad colectiva dispues-
tativo; pero esta voluntad colectiva se ta a hacer efectiva su “voluntad”,
debía a factores extrínsecos y se com- que es voluntad sólo porque la
ponía y descomponía continuamen- colectividad está dispuesta a dar-
te» (C 7, §12, 153, las cursivas son le efectividad; 4) que por lo tanto
mías). todo individuo que prescinda de
La voluntad colectiva en una voluntad colectiva y no tra-
Gramsci se identifica también con te de crearla, suscitarla, extender-
el concepto tradicional de sobera- la, reforzarla, organizarla, es sim-
nía o, más concretamente, se sitúa plemente un parásito, un “profeta
como base de la acción del legisla- desarmado”, un fuego fatuo» (Ivi,
dor. En efecto, en C 14, §9, tras ha- 101-102).
ber afirmado: «1) que el legislador Por último, el concepto de vo-
individual (y legislador individual luntad colectiva está estrechamen-
debe entenderse no sólo en el caso te relacionado en Gramsci con el
restringido de la actividad parla- de «reforma intelectual y moral»,
mentaria-estatal, sino también en es decir, con la cuestión de la he-
toda otra actividad “individual” gemonía. En efecto, una importan-
que busque, en esferas más o me- te tarea del «moderno Príncipe» es
nos amplias de vida social, modifi- precisamente la de «ser el procla-
car la realidad según ciertas líneas mador de una reforma intelectual
directivas) no puede nunca llevar y moral, que es el terreno para un
a cabo acciones “arbitrarias”, an- ulterior desarrollo de la voluntad
tihistóricas, porque su acto de ini- colectiva nacional popular en el te-
ciativa, una vez producido, actúa rreno de una forma lograda y to-
como una fuerza en sí misma en tal de civilización moderna. Real-
el círculo social determinado, pro- mente el moderno Príncipe debe-
vocando acciones y reacciones que ría limitarse a estos dos puntos
son intrínsecas a este círculo ade- fundamentales: formación de una
más del acto en sí; 2) que todo acto voluntad colectiva nacional popu-
legislativo, o de voluntad directiva lar de la que el moderno Príncipe
y normativa, debe también y espe- es precisamente expresión activa
cialmente ser valorado objetiva- y operante, y reforma intelectual y
mente, por las consecuencias efec- moral» (C 8, §21, 228).
tivas que podrá tener», Gramsci CARLOS NELSON
concluye: «3) que todo legislador COUTINHO
no puede ser sino abstractamente

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512
Índice de traductores

Mario Arellano
Bujarin, Nikolái Ivanovich
Burguesía
Capitalismo
Centralismo
Clase, clases
Coerción
Concepción del mundo
Conformismo
Consenso
Corporativismo
Cosmopolitanismo
Cuestión meridional
Dialéctica
Dictadura
Economía
Económico-corporativo
Economismo
Educación
Estructura
Ético-político
Feminismo
Historia
Jacobinismo
Literatura popular
Ordine Nuovo (L’)
Moderno Príncipe
Nación
Oriente-occidente
Partido
Partido comunista

513
Diccionario Gramsciano (1926-1937)

Populismo
Prólogo del ’59
Pueblo
Pueblo-nación
Religión
Sorel, Georges
Stalin
Trotsky (León Davidovich Bronstein)
URSS

Anxo Garrido 
Americanismo;
Americanismo y fordismo;
Maquiavelo, Nicolás;
Molecular;
Sociedad regulada;
Subalterno, subalternos.

David Cardozo 
Marx, Karl;
Nacional-popular;
Relaciones de fuerza;
Revolución Pasiva.

Paolo Scotton
Buen sentido;
Cesarismo;
Intelectuales orgánicos;
Reforma intelectual y moral.

Dante Ariel Aragón Moreno


Catarsis
Cultura
Democracia
Filosofía
Filosofía de la praxis

Jorge Álvarez Yágüez


Bloque histórico
Hegemonía

514
Índice de traductores

Ideología
Mito
Sentido común

Maria Cristina Secci


Lengua
Lenguaje
Lingüística
Traducción
Traducibilidad

Fernando Munguía Galeana


Crisis orgánica
Guerra de movimientos
Guerra de posiciones
Marxismo

Sebastián Gómez
Aparato hegemónico
Estado
Estadolatría
Intelectuales
Pasado y presente

Zaida Capote Cruz


Fascismo
Multitud, multitudes
Revolución
Sociedad civil

Haydée Bermúdez Guevara


Lenin, Nikolai
Masa, masas
Voluntad colectiva

Tomás Serrano Coronado


Crisis
Croce, Benedetto
Folclore, folklore

515
Diccionario Gramsciano (1926-1937)

Clara Ferri
Espontaneidad
Espontaneísmo

Donatella Di Benedetto
Ciencia de la política
Fordismo

Héctor Rodríguez de la O
Espíritu de escisión
Historicismo

Mariana Fernández Campos


Gran política, pequeña política
Subjetivo, subjetivismo, subjetividad

Andrea Muriel
Risorgimento

Leonarda Trapassi
Superestructura, superestructuras
Transformismo

Nery López
Inmanencia

516
TERTULIAS

#1 Miscelánea. Studi traduttologici, linguistici e


letterari su America Latina e Caraibi
a cura di Maria Cristina Secci

#2 De pilón. Studi traduttologici, linguistici e


letterari su America Latina e Caraibi
a cura di Maria Cristina Secci
ISSN 2704-9728
ISBN 978-88-3312-066-9 (versione online)
978-88-3312-065-2 (versione cartacea)

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