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La

Generación del ‘27





Nomi più importanti

Federico García Lorca (1898-1936)
Rafael Alberti (1902-1999)
Jorge Guillén (1893-1984)
Pedro Salinas (1891-1951)
Gerardo Diego (1896-1987)
Dámaso Alonso (1898-1990)
Vicente Aleixandre (1898-1984)
Luis Cernuda (1902-1963)
Emilio Prados (1899-1962)
Manuel Altolaguirre (1905-1959)




Ateneo de Sevilla, 17 de diciembre de 1927. Alberti, García Lorca, Chabàs,
(…) Guillén, Bergamín, Dámaso Alonso, Gerardo Diego.







La Generación del 27

Caratteristiche

• Generazione poetica;
• Sono coetanei, nati nell’ultimo decennio dell’800 -il più vecchio è Salinas n. 1891,
il più giovane Altolaguirre n. 1905-;
• Molti sono andalusi;
• Amicizia;
• Residencia de Estudiantes;
• Maestri comuni (Juan Ramón Jiménez);
• Riviste;
• Partecipano ad azioni comuni


Azioni comuni più importanti

• Celebrazioni per il terzo centenario dalla morte di Don Luis de Góngora y Argote
(1561-1627);
(atto pubblico che segna l’identità del gruppo)

• Partecipazione a una antologia della poesia spagnola dal 1915 al 1931 pubblicata nel
1932 a cura di Gerardo Diego.





PEDRO SALINAS (Madrid, 1891 – Boston, 1951)


• Durante qualche anno studia giurisprudenza che abbandona per proseguire la laurea
in lettere e filosofia;

• Dopo un’esperienza alla Sorbona diventa professore all’università di Cambridge, sarà il
primo traduttore spagnolo del capolavoro proustiano “Alla ricerca del tempo perduto”;
nonché di diverse opere di propaganda antitedesca durante la grande guerra.

• Si può dividere l’opera del poeta “madrileño” in tre periodi:
- I: della giovinezza,
- II: della maturità
- III: della (quasi) vecchiaia.

- I periodo: tre raccolte, Presagio (1923), Seguro azar (1929) e soprattutto Fábula y
signo (1931);
- II periodo: i suoi capolavori più conosciuti: La voz a te debida (1933) e Razón de amor
(1936);
- III periodo: cambio di genere. Stesura di quattordici drammi e romanzi. Critica al
materialismo moderno.



Pedro Salinas, 1891-1951


“35 bujías”
(En Seguro azar, 1929)

Sí. Cuando quiera yo
la soltaré. Está presa,
aquí arriba, invisible.
Yo la veo en su claro
castillo de cristal, y la vigilan
Cien mil lanzas los rayos
Cien mil rayos del sol. Pero de noche,
cerradas las ventanas
para que no la vean
guiñadoras espías las estrellas,
la soltaré. (Apretar un botón.)
Caerá toda de arriba
a besarme, a envolverme
de bendición, de claro, de amor, pura.
En el cuarto ella y yo no más, amantes
eternos, ella mi iluminadora
musa dócil en contra
de secretos en masa de la noche
afuera
descifraremos formas leves, signos,
perseguidos en mares de blancura
por mí, por ella, artificial princesa,
amada eléctrica.

PEDRO SALINAS

“Underwood girls”
(En Fábula y signo, 1923)

Quietas, dormidas están,
las treinta, redondas, blancas.
Entre todas
sostienen el mundo.
Míralas, aquí en su sueño, Movimiento
como nubes,
redondas, blancas, y dentro
destinos de trueno y rayo, Teclas
destinos de lluvia lenta,
de nieve, de viento, signos.
Despiértalas, Sonidos
con contactos saltarines
de dedos rápidos, leves,
como a músicas antiguas. Escritura
Ellas suenan otra música:
fantasías de metal
valses duros, al dictado.
Que se alcen desde siglos
todas iguales, distintas
como las olas del mar
y una gran alma secreta.
Que se crean que es la carta,
la fórmula, como siempre.
Tú alócate Teclas = Bailarinas (Chorus Girls)
bien los dedos, y las
raptas y las lanzas,
a las treinta, eternas ninfas
contra el gran mundo vacío,
blanco a blanco.
Por fin a la hazaña pura,
sin palabras, sin sentido,
ese, zeda, jota, i.






La voz a ti debida (1933)
Versos 388 a 424

Yo no necesito tiempo
para saber cómo eres:
conocerse es el relámpago.
¿Quién te va a ti a conocer
en lo que callas, o en esas
palabras con que lo callas?
El que te busque en la vida
que estás viviendo, no sabe conocimiento
más que alusiones de ti,
pretextos donde te escondes.
Ir siguiéndote hacia atrás
en lo que tú has hecho, antes, tiempo
sumar acción con sonrisa,
años con nombres, será
ir perdiéndote. Yo no.
Te conocí en la tormenta. comunicación
Te conocí, repentina,
en ese desgarramiento
brutal de tiniebla y luz,
donde se revela el fondo
que escapa al día y la noche.
Te vi, me has visto, y ahora,
desnuda ya del equívoco,
de la historia, del pasado,
tú, amazona en la centella,
palpitante de recién
llegada sin esperarte, Ver sin ver
eres tan antigua mía,
te conozco tan de tiempo,
que en tu amor cierro los ojos,
y camino sin errar,
a ciegas, sin pedir nada
a esa luz lenta y segura
con que se conocen letras
y formas y se echan cuentas
y se cree que se ve
quién eres tú, mi invisible.



La voce a te dovuta
Versi 388 a 424

Non mi occorre tempo
per sapere come sei:
conoscersi è il lampo.
E chi può conoscerti
in ciò che taci, o nelle
parole con cui lo taci?
Chi ti cerca nella vita
che stai vivendo, non sa
altro che allusioni di te,
pretesti in cui ti nascondi.
Seguirti all’indietro
in ciò che hai fatto, prima,
sommare azione e sorriso,
anni e nomi, sarà
l’inizio del perderti. Io no.
Ti ho conosciuta nella tempesta.
Ti ho conosciuta, repentina,
in quello squarcio
brutale di tenebra e luce
dove si rivela il fondo
che sfugge a giorno e notte.
Ti ho vista, mi hai visto, e ora
svestita già dell’equivoco,
della storia, del passato,
tu, amazzone nella scintilla,
che appena giunta
palpiti inattesa,
sei così mia dall’antico,
ti conosco da così tanto,
che nel tuo amore chiudo gli occhi,
e cammino senza errare,
alla cieca, senza chiedere nulla
a quella luce lenta e sicura
con cui si imparano lettere
e forme e si fanno i conti
e si crede di vedere
chi tu sia, mio invisibile.



FEDERICO GARCÍA LORCA
(Granada, 1898 - Viznar, 1936)
(Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca)





Poeta y dramaturgo






“New York (Oficina y denuncia)”
(En Poeta en Nueva York)

A Fernando Vela

Debajo de las multiplicaciones
hay una gota de sangre de pato;
debajo de las divisiones
hay una gota de sangre de marinero;
debajo de las sumas, un río de sangre tierna. 5
Un río que viene cantando
por los dormitorios de los arrabales,
y es plata, cemento o brisa
en el alba mentida de New York.
Existen las montañas. Lo sé. 10
Y los anteojos para la sabiduría.
Lo sé. Pero yo no he venido a ver el cielo.
He venido para ver la turbia sangre,
la sangre que lleva las máquinas a las cataratas
y el espíritu a la lengua de la cobra. 15
Todos los días se matan en New York
cuatro millones de patos,
cinco millones de cerdos,
dos mil palomas para el gusto de los agonizantes,
un millón de vacas, 20
un millón de corderos
y dos millones de gallos
que dejan los cielos hechos añicos.
Más vale sollozar afilando la navaja
o asesinar a los perros en las alucinantes cacerías, 25
que resistir en la madrugada
los interminables trenes de leche,
los interminables trenes de sangre
y los trenes de rosas maniatadas
por los comerciantes de perfumes. 30
Los patos y las palomas
y los cerdos y los corderos
ponen sus gotas de sangre
debajo de las multiplicaciones,
y los terribles alaridos de las vacas estrujadas 35
llenan de dolor el valle
donde el Hudson se emborracha con aceite.
Yo denuncio a toda la gente
que ignora la otra mitad,
la mitad irredimible 40
que levanta sus montes de cemento
donde laten los corazones
de los animalitos que se olvidan
y donde caeremos todos
en la última fiesta de los taladros. 45
Os escupo en la cara.
La otra mitad me escucha
devorando, orinando, volando en su pureza
como los niños de las porterías
que llevan frágiles palitos 50
a los huecos donde se oxidan
las antenas de los insectos.
No es el infierno, es la calle.
No es la muerte. Es la tienda de frutas.
Hay un mundo de ríos quebrados y distancias inasibles 55
en la patita de ese gato quebrada por un automóvil,
y yo oigo el canto de la lombriz
en el corazón de muchas niñas.
Óxido, fermento, tierra estremecida.
Tierra tú mismo que nadas por los úmeros de la oficina. 60
¿Qué voy a hacer? ¿Ordenar los paisajes?
¿Ordenar los amores que luego son fotografías,
que luego son pedazos de madera y bocanadas de sangre?
No, no; yo denuncio.
Yo denuncio la conjura 65
de estas desiertas oficinas
que no radian las agonías
que borran los programas de la selva,
y me ofrezco a ser comido por las vacas estrujadas
cuando sus gritos llenan el valle 70
donde el Hudson se emborracha con aceite.




Cantidades
Violencia
Acciones del Poeta
Animales
Multitud (otra mitad)

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