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del
§ verso
NOBLES TEMAS Y BELLAS LETRAS

T. N A V A R R O TO M A S
(lg ? Í-
nució en L a R od a d e L a M an ch a, E sp añ a, el 12 d e a b r il
d e 1884. C u rsó la c a r r e r a d e L e t r a s en la U n iv ers i­
T. NAVARRO TOMAS
d a d d e M adrid. D en tro d e l ca m p o d e la lin g ü ística
es p a ñ o la , ha a h o n d a d o c o n p e r s is te n te e s fu e r z o y r i­
g u ro so m é to d o en e l es tu d io d e los h á b ito s p e c u lia r e s
d e s a r r o lla d o s p o r e l id io m a en los d iv e rso s a s p e c to s
y n iv e le s d e la e x p r e s ió n oral. S u a te n ció n se ha d ir i­
g id o con igual in te r é s a l e s p a ñ o l d e E sp añ a y al d e
A m er ica . Ha d e fin id o e n su "M an u al d e p r o n u n c ia ­
A R T E
ción' los rasg os q u e ca ra c teriz a n e l re fin a d o m e c a ­
n ism o fo n é tic o d e e s te id io m a . En otra o b ra g e m e la .
DEL
" M an u al d e e n t o n a c ió n ", s o b r e m a teria m ás m o v ib le
e im p a lp a b le , ha m o stra d o el d e lic a d o sistem a a q u e la
lengua r e s p o n d e en la r e la c ió n y v a lo r a c ió n se m á n tica
d e sus in fle x io n e s m e ló d ic a s. E l se llo típ ico q u e d is ­
V E R S 0
tin gu e al e s p a ñ o l p o r v ir tu d d e su s c u a lid a d e s p r o s ó ­
d ic a s, a p a r e c e o b je t iv a m e n t e d o c u m e n ta d o y c o m e n ta d o
en “E l a c e n to c a s t e lla n o ”. El se n tid o rítm ico y m u sica l
q u e la len g u a ha d e s p le g a d o en la riq u ez a d e su v e r ­
sific a c ió n se halla d e m a n ifie s to en la “M étrica e s p a ­
ñ o la ” y en el p r e s e n te “A rte d e l v e r s o ”. N ada en es to s
lib ro s ni en las d e m á s o b r a s d e l a u to r es im p ro v isa d o ,
o scu r o , a fe c t a d o ni p ro lijo . S u m o d o d e e x p o s ició n
p r e s e n ta los h e c h o s con s o b r ie d a d y s e n c ille z en un
o rd e n y e q u ilib r io q u e co m b in a n la e x p e r ie n c ia d e l
la b o r a to r io y d e la c á te d r a , la a u sterid a d d el in v e s ti­ MEXICO
g a d o r y el e s m e r o y d e c o r o d el m a estro . R esa lta n ta les
c u a lid a d e s en e s te b r e v e " A rte d e l v e r s o ”, d e s tin a d o
a la d iv u lg a c ió n d e u n a en señ a n z a q u e, o r ie n ta d a p o r
COLECCION MALAGA, S. A .
N e b n ja y d e fin id a p o r B e llo , a p a r e c e a q u í r e e la b o r a d a MEXICO
cor, n u ev o s e le m e n to s y e x p lic a d a d e la m a n e r a m á s
fá c il y a s e q u ib le . 1975
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Prim era
Segunda
edición,
edición,
sept.
julio
de
de
1959
1964
Olio
T ercera edición, julio de 1965
C u arta edición, abril de 1968
Quinta edición, junio de 1971
S e x ta edición, marzo de 1975

NOCIONES DE METRICA

Portada de Héctor Miranda

© Derechos Reservados 1971


por Colección Málaga, S. A.
Río Nazas 55-1. México, D. F.

Impreso y hecho en México


Printed and made in M éxico

010180
3
/

\
I ntroducción. Se trata en este libro de ofrecer una
guía práctica para conocer y distinguir las diversas cla­
ses de versos y estrofas jasadas en la jpoesía en lengua
española. La primera parte tiene por objeto establecer
los principios esenciales que han de servir de base en la
explicación de las referidas formas métricas. Sería de
desear que tales nociones llegaran a hacerse de dominio
común, por lo menos en las esferas escolares. Conocer
la naturaleza del verso es condición indispensable para
componerlo con acierto, para interpretarlo con propie­
dad y para sentir y apreciar su valor. Limita sus medios
de expresión el poeta que confía la forma métrica de
sus obras al simple ejercicio de los modelos corrientes
o a su mera intuición artística. Contra lo que suele
creerse, el mérito principal del versificador no consiste
en producir sus metros con facilidad y soltura, sino en
saber diferenciar las modalidades comprendidas bajo el
concepto de cada tipo ordinario y en aplicarlas adecua­
damente dentro de los variables efectos de la composi­
f ción poética. A pesar de las muchas experiencias reali­
zadas en este terreno, los múltiples recursos del verso
están aún lejos de haber sido agotados.
Por otra parte, el verso mejor compuesto parecerá
apagado y mediocre en labios de un lector que no sepa
percibir ni hacer notar las circunstancias especiales de
10 T . NAVARRO TOMAS ARTE DEL VERSO 11

su particular estructura. A menudo el mismo poeta es la estructura del verso español. Los efectos fundados
un lector deficiente de sus propias composiciones. Aun­ en la armonía de las vocales, en la aliteración de las
que la lectura y comentario de textos en verso ocurra consonantes o en las correlaciones, alternancias, parale­
con frecuencia en las tareas docentes, raro es el caso en lismos, antítesis y demás recursos de la colocación de
que se dedica atención a sus condiciones rítmicas y mé­ los vocablos sólo se emplean con función ocasional y
tricas. El análisis de cláusulas, períodos, anacrusis y si­ complementaria.
nalefas suele eludirse supersticiosamente como técnica El verso determina en principio su figura y límites
oscura y árida. El resultado es que la mayoría de las mediante la combinación de sílabas, acentos y pausas.
personas se sienten cohibidas e inseguras cuando tienen Los versos españoles con ritmo definido requieren cua­
que leer en voz alta una poesía. A su vez los “profesiona­ tro o más sílabas. Los de dos o tres sílabas, en lo que se
les de la declamación suelen alterar las condiciones nor­ refiere al ritmo acentual, sólo poseen una individualidad
males del verso bajo la influencia de sus particulares aparente, sostenida por los que les preceden o siguen.
ideas, hábitos y temperamentos. En general el modelo Los versos de uso más arraigado y consistente son los
que importa tener presente es el de una lectura clara y que mejor se acomodan por su extensión silábica al mar­
natural, moderada sin monotonía y expresiva sin afec­ co en que alternan los principales grupos fónicos de la
tación, Divulgar en este sentido el conocimiento de la prosa ordinaria. La línea que separa el campo del verso
métrica es ensanchar el círculo social en que la obra del de la prosa se funda en la mayor o menor regulari­
poética puede hacer más fácil la comprensión de su con­ dad de los apoyos acentuales. El lenguaje adquiere
tenido artístico y más pleno y refinado el sabor de su ¡ forma versificada tan pronto como tales apoyos se orga­
lectura. nizan bajo proporciones semejantes de duración y su-
•cesión.
V e r s o . El examen de las manifestaciones del verso
español en el largo proceso de su historia impide ence­ -C lases de versos. Por razón de su medida, los ver­
rrar su concepto en una estrecha definición sometida a sos son métricos si se ajustan a un determinado número
medida de sílabas, ajuste de acentos y correspondencia de sílabas y am étricos si no se sujetan a tal igualdad.
de rimas. Basta representarlo como serie de palabras Sólo a los primeros les corresponde propiamente el nom­
cuya disposición produce un determinado efecto rítmico. bre de metros. A los versos amétricos se les suele, llamar
La base del ritmo del verso son los apoyos del acento también asilábicos e irregulares. Son monorrítmicos los
espiratorio. Otros factores fonéticos como el tono o la versos que mantienen una disposición invariable en su
cantidad silábica no desempeñan papel constitutivo en estructura acentual y polirrítm icos los que dentro de la
12 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 13
misma medida presentan modificaciones en el tipo y de la poesía contemporánea. Los versos acentuales, de
orden de los elementos que determinan tal estructura. uso más restringido, fueron también introducidos por el
Entre los versos amétricos se da el nombre de acentuales modernismo.
a los que consisten en un número variable de cláusulas Aun tratándose de los metros de forma más definida
del mismo tipo rítmico; las diferencias de medida del y concreta, en ningún caso el verso puede ser represen­
conjunto silábico no alteran en estos versos la uniformi­ tado sino como mero molde o patrón de figura esquemá­
dad del ritmo. Es verso acentual, por ejemplo, el de la tica. La forma material con que el poeta lo ejecuta y la
M archa triunfal de Rubén Darío. Son libres los versos interpretación con que el lector lo recoge son realiza­
amétricos que no obedecen ni a igualdad de número de ciones del común arquetipo a que uno y otro lo refieren.
sílabas ni a uniformidad de cláusulas; el verso libre En general las discrepancias de interpretación son es­
pone al servicio de los efectos del ritmo elementos di­ casas en los metros tradicionales y corrientes. Tales
versos, sin someterse inexcusablemente a la regulari­ discrepancias aumentan a medida que el verso se aleja de
dad del acento. Como modalidad semilibre cabe consi­ los tipos conocidos y del campo en que ordinariamente
derar el verso fluctuante, cuya ametría no excede de un se realiza la percepción del ritmo. Es frecuente en estos
margen limitado en torno a determinadas medidas con casos hallar diferencias en la lectura de los mismos ver­
las cuales suele a veces coincidir. Ejemplo característico sos entre personas de igual preparación y hasta entre las
de verso fluctuante es el arte m ayor del Laberinto de versiones del mismo poeta.
Juan de Mena. Es verso sim ple el que muestra continui­
dad rítmica en toda su extensión y com puesto el que J mlaba. En el verso regular la unidad básica es la
consta de hemistiquios o partes iguales o desiguales. sílaba; en el acentual, la cláusula, y en el libre, la pala­
La versificación fluctuante, nacida con los orígenes bra. Por su parte la sílaba consiste en uno o más sonidos
de la poesía española, tuvo amplio cultivo bajo varios comprendidos dentro del mismo núcleo de intensidad y
aspectos durante la Edad Media y aun no se ha inte­ perceptibilidad. Es indispensable para el conocimiento
rrumpido enteramente en la tradición popular. El verso de la métrica familiarizarse con las propiedades de la
regular, representante de un arte más académico, des­ sílaba en la lengua española, empezando por tener en
pués de larga lucha con la fluctuación, ejerció su domi­ cuenta que el valor con que tal unidad actúa en el verso
nio desde el Siglo de Oro hasta el romanticismo. La es precisamente el que le corresponde en la pronuncia­
corriente versolibrista empezó con el modernismo en Es­ ción, no siempre coincidente con el que pueda figurar
paña e Hispanoamérica y ha venido compartiendo con en la representación gramatical y ortográfica de las pa­
la métrica regular hasta el momento presente el campo labras. Ninguna discrepancia ocurre cuando se trata de
14 T . NAVARRO TOMAS a r t e d e l v erso 15

sílabas formadas por una sola vocal o por una vocal ocurren dentro del verso entre palabras inmediatas se
agrupada con una o más consonantes: ca-sa, bar-co, a-la- reducen de ordinario a una sola sílaba. El hecho es tan
bar, es-pe-ran-za, com-pro-me-ter, etc. Tampoco existe frecuente que casi no hay verso que no ofrezca uno o
dificultad cuando el lugar de la vocal lo ocupa un dip­ más casos de esta reducción. Se produce la sinalefa en
tongo o triptongo: ai-re, pie-dra, vein-te, cua-tro, puer-ta, metros de todas las medidas. Los ejemplos siguientes
con-cien-cia, jui-cio, a-pre-ciáis, buey. La disparidad en­ muestran endecasílabos normales que literalmente en­
tre la pronunciación y la ortografía se produce en la cierran trece, catorce y quince sílabas:
concurrencia de vocales finales e iniciales debida al enla­
Que hoy nuestro hogar en su recinto encierra (Querol)
ce de las palabras y en los casos en que dentro del mis­
Un hombre entró embozado /lüsta los ojos (Espronceda)
mo vocablo aparecen vocales contiguas que prosódica­ Huye el monstruo a exhalar su acerba pena (Lista)
mente no constituyen diptongo ni triptongo. En los versos
en que se dan tales grupos vocálicos el número de síla­ B. Sinalela convencional. Se cumple corrientemente
bas métricas es con frecuencia menor que el de las sí­ la sinalefa dentro del verso aunque entre las vocales
labas gramaticales. Es de primordial interés adquirir exista una división lógica equivalente a un punto y coma
idea clara de este asunto hasta donde su delicado fun­ o a un punto final, y hasta en los casos de diálogo en
cionamiento lo permite. que el grupo se reparte entre dos personas:

_ ii- Grupos vocálicos. Es tendencia general del idioma — Y en mi casa ¿qué quiere? — Oh, con vos nada (Zorrilla)
evitar^eTTnato que resulta de separar silábicamente en Salve, América hermosa. £1 sol te besa (Darío)
Tú salvaste a la muerte, .dbres tus brazos (Unamuno)
la pronunciación las vocales inmediatas. La práctica pre­
Color de ropa antigua. Un julio a sombra (Vallejo)
ferida consiste en reunir el conjunto vocálico en una
sola sílaba mediante una contracción que si ocurre den­
C. Hiato entre versos. No se practica la sinalefa en
tro de la palabra se llama sinéresis y si entre palabras el enlace de los versos sucesivos. Los pocos casos que
sinalefa. Influencias de orden gramatical y emocional se
se registran en esta posición suelen ocurrir entre versos
oponen en muchos casos a la indicada tendencia. Las
cortos y rápidos. Algunos poetas antiguos usaron la si­
vacilaciones a que tal oposición da lugar impiden ence­
nalefa entre el octosílabo y su pie quebrado. Lá prác­
rrar el tratamiento de estos grupos en reglas simples y
tica normal y corriente es el hiato:
precisas. La diéresis o disgregación del diptongo se usa
en raras ocasiones. Yo soy aquel que ayer no más decía
A. Sinalefa normal. Los conjuntos de vocales que el verso azul y la canción profana (Darío)
16 ARTE DEL VERSO 17
T . NAVARRO TOMAS

Cabalgaba por agria serranía nes aparentemente análogas los poetas suelen aplicar
una tarde entre roca cenicienta (A. Machado) una u otra forma a los mismos vocablos. Finas y oca­
sionales diferencias de expresión determinan la prefe­
D. Sinalefa violenta. Se produce cuando dentro del rencia en cada caso. Palabras como día, ahí y aún se
grupo formado por tres o más vocales figura la con­ tratan unas veces como bisílabas y otras veces como
junción e u o : “Nos dure con eterno e inmortal canto” monosílabas. De manera semejante fluido, viuda, huida
(Cetina), “Que en hierbas se recline o en hilos penda” y ruido en unos casos presentan tres sílabas y en otros
(Góngora). Tanto en estos casos como cuando las con­ dos. Las oscilaciones de esta prosodia inestable ofrece
junciones interpuestas son y o u lo ordinario es que el entre los versos contrastes como los siguientes:
grupo vocálico forme dos sílabas y que la conjunción
se incorpore a la segunda: Lo hirió Di-ana con su-ave flecha (Hermosilla)
Suave respira el viento, el mar salado (Arriaza)
Al cielo y al infierno desafía (Espronceda)
La boca o el turbante descompuesto (Rivas) Mas tu cru-el constancia ya me advierte (Arriaza)
Fervoroso o áumilde se fijó (Zorrilla)
Allí lánguido yace el cruel guerrero (Mz. de la Rosa)
Como siempre reidora e inconsciente (J. R. Jiménez)

No rebose en la tierra el Oce-ano (Heredia)


E. Hiato. Tampoco suele producirse la sinalefa
Y al soplo de la brisa del Océano (Heredia)
cuando el grupo de vocales debido al enlace de las pa­
labras lleva el último acento del verso ni cuando en
La diadema re-al se confundía (Rivas)
cualquier otra posición recibe un apoyo subrayado por
Y un escudero real con fuerte mano (Rivas)
el efecto emocional:

En tierra ca-en sin cesar al filo (Hermosilla)


Que con toda su alma lo quería (Espronceda)
Caen sobre el mar y a un tiempo le concitan (Luzán)
y era llorar tu único destino (Espronceda)
El vulgo indigno de tu noble estro (Querol)
Detenida en el polvo de la hoja (Selgas) Aunque apenas a-ún le apunta el bozo (Zorrilla)
Perfuman aún mis rosas la alba frente (A. Machaco)
F. Vacilación. En los grupos con acento interiores
d e p a la b r a la competencia entre el hiato y la sinéresis se Esas ru-inas claman contra el nombre (Arólas)
desarrolla bajo influencias más imprecisas. En condicio­ Sobre las ruinas en que España llora (Espronceda)
18 T . NAVARRO TOMAS
ARTE D EL VERSO 19
El bullicio del mundo y su ru-ido (Espronceda)
la variedad peculiar del hexasílabo trocaico, por ejem­
Por las losas deslizase sin ruido (Espronceda)
plo, tales series igualan su movimiento con el de los
versos que llevan acentos prosódicos en las sílabas pri­
La vi-uda que aspira a reincidente (Campoamor)
A las viadas, casadas y solteras (Campoamor)
mera o tercera además de la quinta, como se ve en el
siguiente ejemplo de Bécquer:
Con que tú sonri-endo lo compones (J. R. Jiménez)
Yo iré sonriendo y fiel a mi destino (J. R. Jiménez) De un reloj se oía
compasado el péndulo
y de algunos cirios
_ A cento . La disposición de las sílabas en los versos
el chisporroteo.
regulares, fluctuantes y acentuales va subordinada a los
acentos. Por virtud del acento las sílabas son fuertes o
En los vocablos o grupos de cinco sílabas en que el
débiles. En los vocablos de valor primario (nombres,
verbos, pronombres, adverbios), el acento ocupa un lu­ acento principal va situado sobre la cuarta, el apoyo se­
gar determinado. La forma prosódica de la palabra es cundario recae habitualmente sobre la primera: resplan­
aguda, llana o esdrújula según el apoyo acentual corres­ deciente, em peradora, sobre la frente, por la mañana.
ponde a las sílabas última (a z u l, razón), penúltima Hay oídos que no lo perciben de este modo, pero nu­
( e s p o s a , á r b o l ) o antepenúltima ( lím ite, fan tástico). merosos testimonios prueban la acentuación indicada.
Son en general inacentuados o más propiamente débiles Se observa, por ejemplo, en la forma ordinaria del
los vocablos que desempeñan funciones accesorias de re­ verso dactilico de cinco sílabas, donde el apoyo inicial
lación sintáctica (artículos, preposiciones, conjunciones es sostenido indistintamente por sílaba acentuada o in­
y formas pronominales de complemento). acentuada, según puede verse en otra rima del mismo
En vocablos extensos y en series silábicas compues­ Bécquer:
tas por palabras inacentuadas se produce un movimien­
to alternativo en que unas sílabas débiles se destacan Quién fuera parte
de la plegaria
más que otras. Delante del acento principal de la sílaba
que solitaria
penúltima se percibe cierto refuerzo de la primera y mandas a Dios.
tercera en conjuntos de seis sílabas como contraprodu­
c e n te , sig n ifica tiv o , sobre lo tratado, entre sus am igos. El
El mismo hecho se repite en los endecasílabos de
ritmo del verso aprovecha estos apoyos secundarios. En
Pórtico, de Rubén Darío, cuyo primer asiento rítmico,
20 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 21

precursor del de la sílaba cuarta, se asienta sobre la esta mujer bella” , de Calderón, figuran cinco acentos
inicial de cada verso correspondiendo por igual a síla­ prosódicos de los cuales son ociosos los de las sílabas
bas fuertes o débiles: segunda y sexta correspondientes a es y mujer. De la
misma manera, en el endecasílabo de Unamuno, ‘ Mira,
Libre la frente que el casco rehúsa.
ángel mío, que la vida es corta” , son ociosos los de án­
El sagitario del carro de fuego.
Góndolas de oro en las aguas azules gel y es, y en el de González Martínez, “Nunca supe
Emperador de la barba florida. quién soy y no sé nada” , donde se reúnen hasta siete
acentos, se hallan en ese mismo caso los de nunca, quién
El final del verso es el punto de correspondencia y sé. El acento rítmico y el prosódico se fundan igual­ /
más regular entre los acentos prosódico y rítmico. Rara mente en el esfuerzo espiratorio, pero desempeñan fun­
vez en la métrica tradicional se ha producido el hecho ciones distintas. Uno marca la regularidad de los apo­
de situar en tal posición una palabra gramaticalmente yos en el tiempo y el otro indica la categoría funcional
inacentuada. El modernismo, sin embargo, en sus in­ de los vocablos. Sus líneas se juntan o se separan libre­
tentos experimentales, hizo uso con relativa frecuencia mente fuera de la coincidencia básica de la termina­
de tal libertad, sin lograr por cierto adhesión favorable ción del verso.
ni ventaja artística. Pueden mencionarse como ilustra­
ción unos pasajes de J. R. Jiménez: P eríodo rítmico . L,a primitiva correspondencia en­
tre poesía y canto muestra que cualquier verso simple
Rumores lejanos que
de unidad definida posee además del acento final otro
se escuchan desde los pueblos.
apoyo rítmico situado en una de sus primeras sílabas.
Entre la mañana de La parte del verso comprendida desde la sílaba que
sombras azules y hojas. recibe el primer apoyo hasta la que precede al último
constituye el período rítmico interior. Actúan como ana-
Huyes, pero es de ti; persigues, pero
crusis las sílabas débiles anteriores al primer apoyo
te persigues a ti, Diana bravia.
indicado. El acento final es punto de partida del período
De otra parte, no todos los acentos prosódicos que se de enlace, en el que se suman la última sílaba acen­
suelen juntar en el mismo verso participan propiamente tuada, las inacentuadas finales, las sílabas de esta misma
en la composición del ritmo. Entre tales acentos, unos clase iniciales del verso inmediato y la pausa interme­
son activos y otros ociosos. En el octosílabo “¿Quién es dia. En la sucesión de los versos, los períodos interiores
o > : f
22 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 23

y los de enlace, marcados por la reaparición a inter­ mera sílaba de cada cláusula, la forma de ésta corres­
valos semejantes de los apoyos del acento, se suceden ponde generalmente a los tipos trocaico, óo, o dactilico,
regularmente a la manera de los compases de una com­ óoo. Por el carácter de sus cláusulas el período puede
posición musical. ser trocaico, dactilico o mixto. El período mixto consta
Los versos compuestos contienen un período interior de cláusulas de distinto tipo. En el conjunto de la versi­
en cada hemistiquio y un período de enlace entre estas ficación los metros de período mixto son más frecuentes
mitades, semejante al que se produce entre un verso y que los de período uniforme.
otro. Contribuye la uniformidad silábica de los versos La medida del verso se cuenta desde su primera
a la regularidad de sus períodos rítmicos, pero no es sílaba. Sirve de base el verso que termina con palabra
necesaria tal uniformidad para que los períodos resul­ llana. Sobre la misma base recibe el nombre: bisílabo,
trisílabo, tetrasílabo, pentasílabo, etc. Al agudo se le
ten regulares y acompasados. Las desigualdades de los
cuenta una sílaba más y al esdrújulo una menos. Las
versos se equilibran en la proporción de sus períodos.
diferentes terminaciones se compensan y equilibran en
La representación formal del verso resulta de sus com­
los períodos de enlace. Las cláusulas yámbicas, oó,
ponentes métricos y gramaticales. La función del pe­
anapésticas, ooó, y anfibráquicas, oóo, de las cuales se
ríodo es esencialmente rítmica. De su composición y di­
ha hecho uso en la representación gramatical del ver­
mensiones depende que el movimiento del verso sea
so, carecen de papel efectivo en el ritmo oral. Un verso
lento o rápido, grave o leve, sereno o turbado. como ‘Acude, corre, vuela” , que gramaticalmente se
considera yámbico, oó oó oó o, pertenece rítmicamente
Cláusula. Dentro del período, las palabras se orga­ al tipo trocaico, con la primera sílaba en anacrusis,
nizan ordinariamente en cláusulas o núcleos de dos o o óo óo óo. La transformación se produce desde el
tres sílabas. En algunas ocasiones el espacio correspon­ momento en que el período rítmico empieza en el tiem­
diente a la cláusula lo ocupa una sola sílaba y a veces, po marcado por el primer acento y no en la sílaba
con menos frecuencia, cuatro sílabas. La mayor parte inicial débil. El eneasílabo “Dancemos en tierra chi
de los versos son de período binario, formado por dos lena” figura como anfibráquico en el plano gramatical,
cláusulas, una en el tiempo marcado o principal y otra oóo oóo oóo, y como dactilico con anacrusis en la
en el tiempo débil o secundario. En ciertos tipos de realización fonética, o óoo ooo óo. Al decasílabo “Del
versos la organización de las cláusulas forma-tres o cua­ salón en el ángulo oscuro” se le clasifica como anapésti­
tro tiempos en cada período. Siendo lo común que el co en términos gramaticales, ooó ooó ooó o, y como dac­
apoyo del acento afecte de manera principal a la pri- tilico con anacrusis de sus dos primeras sílabas desde el
24 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 25

punto de vista de su percepción rítmica, oo óoo óoo óo. he de contar sus quejas imitando,
En la práctica el ritmo que cuenta no es el que la gra­ cuyas ovejas, al cantar sabroso
estaban muy atentas, sus amores,
mática sugiere, sino el que el oído percibe.
de pacer olvidadas, escuchando.
Bajo cualquier aspecto es invariable el carácter dac­
tilico, óoo, del verso “Nido desierto de mísera tórtola” , Según el sistema prosódico cada uno de los dos
comentado por don Andrés Bello, pero sólo en el te­ primeros versos consta de cuatro cláusulas yámbicas, oó,
rreno prosódico cabe adscribir al tipo anfibráquico, oóo, y una anfibráquica final, oóo. Los dos siguientes se com­
la forma “El nido desierto de mísera tórtola”, y al ponen de una cláusula dactilica inicial, óoo, y cuatro
anapéstico, ooó, la variante “En el nido desierto de mí­ trocaicas, óo. El quinto repite la forma de los dos pri­
sera tórtola.”'De hecho, en los tres casos, el movimiento meros. El sexto consta de dos cláusulas anapésticas, ooó,
rítmico que el oído recoge desde el pur.to en que se pro­ una yámbica, oó, y una anfibráquica, oóo. No se com­
duce el primer tiempo marcado sobre el acento de la prende el sentido del contraste entre las dos primeras
palabra nido es uniformemente dactilico. Las diferen­ parejas, de tan distinto movimiento. Tampoco se explica
cias se reducen a que la primera forma carece de ana- el objeto de la reaparición del primer tipo en el quinto
crusis mientras que la segunda empieza con una sílaba verso, y mucho menos la abigarrada mezcla de cláusulas
en esa posición y la segunda con dos, cosa que no afecta heterogéneas del verso sexto. Ninguna relación cabe no­
a la contextura rítmica de los respectivos períodos. La tar entre este confuso cuadro y el suave y armonioso
identidad del conjunto resalta en el siguiente esquema: compás de tan famosos versos. Sus líneas adquieren
orden y claridad interpretadas bajo la guía de los perío­
1 óoo óoo óoo óoo dos rítmicos, anacrusis y tiempos marcados. Del fondo
2 o óoo óoo óoo óoo
trocaico del conjunto sólo se apartan las notas lentas de
O 00 óoo óoo óoo óoo
los tiempos monosílabos:
La ineficacia del sistema prosódico se hace patente O ÓO 00 óo 00 óo
sobre todo en el análisis de los ordinarios metros mix­ O Óo 00 ÓO 00 óo
tos. Alguna vez se ha hecho referencia con este motivo 000 ó o óo 00 óo
a los endecasílabos del principio de la primera Égloga 000 Ó O 00 óo óo
de Garcilaso. Puede ser útil repetir el ensayo: o óo 00 óo 00 óo
oo ó oo óo 00 óo
El dulce lamentar de dos pastores,
Salido juntamente y Nemoroso, Cantidad. La duración del período rítmico se re­
26 T . NAVARRO TOMAS ARTE DEL VERSO 27

parte entre las cláus'das y la de las cláusulas entre las ana- tiempo tiempo tiempo pausa
crusis m arcado débil marcado
sílabas. Individualmente consideradas las sílabas pre­
sentan entre sí notorias y variables diferencias ae can­ Ca bal ga Dié go La í nez
tidad. dales diferencias no responden a ningún orden sílabas 18 30 20 23 15 18 25 27 (20)
regular de sílabas breves y largas. £s infundada la idea
cláusulas 50 54 52
común de que las sílabas fuertes son largas mientras
período
que las inacentuadas o débiles son breves. La realidad 104
es que sobre la duración de las sílabas actúan conjun­
al buen rev be sar la ma no
tamente en cada caso el acento, la estructura fonética,
sílabas 15 18 28 17 33 20 29 21 (50)
la posición y el énfasis. La duración de las cláusulas
resulta en general más uniforme que la de las sílabas. cláusulas 35 45 53 50
Lntre cláusulas del mismo tipo la semejanza de du­
período 98
ración es, por supuesto, mayor que entre las de tipo
diferente. Unas y otras se ajustan al compás correspon­ La duración de cada período fue un segundo apro­
diente encuadradas en la aproximada regularidad cuan­ ximadamente y la de las cláusulas la mitad. La suma
titativa de los períodos.
del tiempo marcado, pausa y anacrusis del período de
Aunque sin relación de orden lingüístico con la na­ enlace, 107, equivale a la duración de los períodos in­
turaleza silábica, la cantidad, como se ve, continúa des­ teriores, 104 y 98. En el primer período, las dos cláu­
empeñando papel esencial en el ritmo del verso. Los sulas, trocaica y dactilica, resultaron con duración se­
períodos con sus tiempos marcados y su duración se­ mejante, 50 y 54. La anacrusis consta de una sílaba
mejante determinan el compás; la forma y disposición en el primer verso y de dos en el segundo; en determi­
de las cláusulas especifican el movimiento del ritmo. nadas clases de versos reúne h^sta tres sílabas; desapa­
Sílabas combinadas en cláusulas, cláusulas organizadas rece cuando el primer tiempo marcado se sitúa sobre la
en períodos y períodos regularizados proporcionalmen­ sílaba inicial. Tanto las diferencias de anacrusis como
te por los apoyos del acento constituyen los elementos las de terminación entre los versos llanos, agudos y es­
jundamentales de la versificación española. El ejemplo drújulos se nivelan en los períodos de enlace.
siguiente presenta en centésimas de segundo la duración
correspondiente a cada una de las unidades indicadas, P ausa y cesxjra . La pausa propiamente métrica es la
según una inscripción fonética del principio del ro­ que ocurre; en fin de verso y entre hemistiquios de
mance del Besam anos d el C id: versos compuestos. Rechaza la sinalefa y permite que
,W ' J , e . c - en

28 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 29

versos y hemistiquios acaben con terminación distinta, cesura ni de la pausa; no son factores regulares ni
ha pausa delimita hemistiquios y versos y equilibra constitutivos del verso. Su papel corresponde al orden
períodos interiores y de enlace. Pueda consistir en una común de la expresión oral.
interrupción más o menos larga, según señale termina­
ción de hemistiquio, verso, semiestrofa o estrofa, o bien R ima. Testimonios abundantes demuestran la exis­
puede reducirse a una simple depresión elocutiva en tencia de la rima en canciones populares latinas. Aunque
los puntos de división de tales unidades. Su presencia en latín clásico el verso era ordinariamente suelto, los
es esencial, en todo caso, como elemento determinativo poetas se servían en ocasiones de la rima para deter­
de la extensión, armonía y unidad del verso. Suprimirla minados efectos de expresión. La rima adquirió mayor
o abreviarla arbitrariamente convirtiendo el verso en desarrollo en los cantos civiles y religiosos del latín
falsa prosa es un atentado contra el ritmo. medieval. Las lenguas romances, desde el primer mo­
La cesura que algunos versos requieren o admiten en mento, adoptaron y generalizaron en su versificación la
alguna parte de su período rítmico fue claramente de­ práctica de este recurso, base de una línea de armonía
finida por Bello como breve descanso que, a diferencia en que las palabras sitúan sus concordancias en una
de la pausa, repugna el hiato y da lugar a la sinalefa. ordenada relación de tiempo. La rima añade la varie­
Otra diferencia consiste en que la cesura no admite dad de su armonía a la muda coincidencia de los tiem­
adición ni supresión alguna que afecte al número de pos finales del verso.
sílabas. Se produce de ordinario una cesura en el ende­ Los precedentes latinos ofrecen testimonios tanto de
casílabo sáfico después del grupo pentasílabo que cons­ la rim a consonante, en que coinciden todos los sonidos
tituye su primer elemento: “Dulce vecino de la verde finales a partir de la última vocal acentuada (esposa :
selva”. Con frecuencia suele incurrirse en confusión hermosa,), como de la rima asonante, en que sólo coin­
entre los dos conceptos indicados. La cesura supone un ciden las vocales (esposa : corona). En el arte trova­
descanso más corto que el que generalmente corres­ doresco la rima consonante se convirtió en uno de los
ponde a la pausa; pero en definitiva no es la duración principales motivos de ingenio y maestría. Fue la época
lo que las distingue entre sí, sino el diferente valor que de las coplas unísonas que se sujetaban a las mismas
cada una representa desde el punto de vista métrico. rimas, del m achofem bra que formaba parejas de versos
En cualquier punto del verso se puede producir una con la misma palabra final en forma masculina y feme­
interrupción requerida por la sintaxis o por la necesi­ nina, del leixaprende que repetía el último vocablo del
dad de destacar el sentido de alguna palabra. Estas de­ verso al principio del siguiente, y de varios otros artifi­
tenciones ocasionales no tienen la función métrica de la cios comprendidos bajo el concepto de galas del trovar.
30 T . NAVAKRO TOMAS ARTE D EL VERSO 31

La asonancia, menos estimada que la consonancia, fue experiencias del verso suelto, algunos ensayos de metros
quedando relegada en la mayor parte de los países a y estrofas al estilo clásico y el moderno verso libre. No
manifestaciones particulares de la versificación jugla­ es la rima ciertamente el único ni el mayor obstáculo
resca. Sin perder su carácter popular, elevó su papel del verso. Mejor que excluir el verso con rima o sin ella
más que en ninguna otra lengua en ciertos géneros de la es servirse de uno u otro según convenga al carácter y
poesía española. propósito de cada composición.
Las principales reglas de la rima, observadas co­
rrientemente en la métrica tradicional, son las siguien­ E strofa , El papel del verso como parte de la ex­
tes: a ) Una palabra no debe emplearse como consonante presión rítmica del pensamiento se completa en la ar­
de sí misma, b) Se considera débil o pobre la rima en monía de la estrofa. En sus manifestaciones primarias
que figura la misma palabra con acepciones distintas. la estrofa respondía a las líneas del canto acomodado a
c) Debe evitarse que el último acento del verso o del las evoluciones y mudanzas simétricas de la danza. Sin
hemistiquio inicial en los versos compuestos caiga sobre dudá contribuyó también en otro terreno a definir la
palabra inacentuada, d ) La rima es tanto menos eficaz estrofa el ejemplo de las correlaciones de secuencias y
cuanto más obvia y fácil parece, e ) En composiciones tropos de las melodías litúrgicas. La adopción de la
de rimas trabadas se considera impropio emplear la rima proporcionó el elemento más fértil para la orga­
misma consonancia en tres o más versos consecutivos. nización del verso en grupos sujetos a un orden estró­
I ) En la asonancia pueden alternar vocales y diptongos fico. Al renunciar a la rima, el versolibrismo se privó
(vez : pies : le y ), y asimismo palabras llanas y esdrú- también ordinariamente de este otro recurso de la ex­
julas (salto : rápido, p id e : lím ite). presión métrica.
Al final del período de la gaya ciencia, Nebrija Gran parte de los rasgos que distinguen a cada pe­
censuró la rima condenándola como obstáculo para la ríodo poético se fundan en el carácter de las estrofas.
recta y natural expresión. Su actitud obedecía tanto a La poesía antigua, generalmente cantada, se sirvió de
la reacción contra el preciosismo profesional como al estrofas líricas y épicas, bien definidas y poco numero­
estímulo renacentista en favor de la imitación del verso sas. El repertorio de estas combinaciones se multiplicó
clásico. Rengifo más tarde defendió la rima como requi­ desde que la poesía empezó a componerse principal­
sito indispensable y Caramuel la elogió como uno de mente para la lectura. La actitud de los poetas no ha
los principales méritos del verso. El hecho es que su sido siempre uniforme sobre esta materia. En unas épo­
práctica ha venido ejerciendo un dominio general del cas la estrofa ha sido tratada con curiosidad renova­
que sólo la han apartado ocasionalmente las limitadas dora, en otras se ha atendido a su consolidación y
32 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 33

uniformidad y en otras se le ha mirado sin especial en plena rima interior: “Amoda en el Amado transfor­
interés. mada” , San Juan de la Cruz. “E l corrí ente que nace
Cada estrofa tiene su fisonomía, su aplicación ade­ de esta fu ente,” San Juan de la Cruz. Góngora, maestro
cuada y su propia historia. Unas fueron cultivadas sola­ en esta refinada técnica, ofrece ejemplos de armoniza­
mente en los círculos profesionales mientras que otras ción vocálica extendida a todo el verso: “ á-a-e-á-o :
se hicieron de dominio popular. Unas se han perpetuado á-o-e-á-a, “Cama de campo y campo de batalla.”
a lo largo del tiempo en tanto que otras sólo tuvieron Efecto evocativo. La eficacia del verso se enriquece
una vida efímera. Muchas son comunes a varios países. cuando se acierta a utilizar la virtud evocativa que los
Algunas son de origen español y sólo se usan en nuestra vocablos poseen en relación con los giros del ritmo. El
lengua o se han extendido a otros idiomas. Metros, rimas rápido y entrecortado movimiento de los versos y el
y estrofas tienen asegurada existencia tan duradera efecto de la rima aguda y oscura subrayan la temerosa
como la de la música y el canto. escena de sombras y cuchilladas de E l estudiante d e Sa­
lam anca: “El ruido - cesó. - Un hombre - pasó - embo­
Complementos r ítmicos. Otros varios recursos del zado, - y el sombrero - recatado - a los ojos - se caló.”
lenguaje se suman a los efectos de la rima, de la estrofa Valle Inclán aplicó con destreza los contrastes del ritmo
y del ritmo acentual. Han servido en todo tiempo de eneasílabo a pintar los rasgos del abigarrado festejo
gala y adorno del verso varias figuras relativas al orden de R esol de verbena, y con los quiebros dactilicos y
y disposición de las palabras. No se trata de condiciones trocaicos del dodecasílabo, más la aspereza de rimas
aplicadas de manera sistemática y sostenida, sino de como jarro : guitarro, cuca : nuca y tolondrón : figón,
combinaciones que se producen en circunstancias espe­ puso de relieve la desgarrada figura de E l jaqu e d e Me-
ciales. No será posible indicar más que algunos de tales dinilla.
efectos. .Correlación. Independientemente de la impresión
Armonía vocálica. La impresión musical del verso acústica, la disposición concordante de los vocablos a
se refuerza con el equilibrio de las vocales que ocupan base de su calidad gramatical o semántica suma su pro­
sus apoyos rítmicos: a-i-a, “El osado marido que pio efecto al conjunto rítmico del verso, en unos casos
bajaba” , Garcilaso; o-a-o, “La ejecución del hado pre­ por correlación directa: “Testigos limpios de ánimo
surosa”, Rioja. El hecho es subrayado por la asonancia inocente” , Garcilaso; “Corto descanso de una amarga
de los tiempos marcados: oo-i-oo, “Que hizo de Apolo vida”, Francisco de la Torre; en otros, por correlación
consumirse en lloro”, Garcilaso; ao-e-ao, “Y el Santo inversa: “Cestillos blancos de purpúreas rosas” , Gar­
de Israel abrió su mano” , Herrera. A veces se convierte cilaso; “ Ave nocturna de agorero canto”, Francisco de
ARTE D EL VERSO 35
34 T . NAVARRO TOMAS

la Torre; en otros, por contraposición o antítesis: “Y versos: “Y la otra mitad a cuenta - de la primera desea -
claras luces de las sombras vanas”, Garcilaso; “ Muere labradura que se ofrezca” , Calderón.
mi vida y vive mi cuidado” , Francisco de la Torre. Base La manera más corriente y cursiva del encabalga­
común es la simetría que con frecuencia se presenta miento consiste en la separación entre versos de sustan­
bajo formas más escuetas: “Falto de luz, falto de fe” , tivos y adjetivos: “La luna fraternal con su secreta - in­
Darío; “Sol de los Incas, sol de los Mayas”, G. Mistral; timidad de encanto femenino”, Lugones; “Y vosotras
“Tu boca, flor del beso; tus manos, hostias puras” , Gon­ también las de la hoguera - carnal en la vendimia y el
chubasco”, R. López Velarde. En cierto momento, el mo­
zález Martínez.
Repercusión. Los conceptos de un verso se repiten dernismo prodigó la práctica del encabalgamiento, es­
pecialmente entre los hemistiquios del alejandrino.
en otro en disposición inversa: “ Se hace camino al an­
dar, - al andar se hace camino” , A. Machado; “ Potro Ejemplos de Juan Ramón Jiménez: “El mirador, el
cam ’ panario, la palmera, - me traen historias viejas
sin freno se lanzó mi instinto, - mi juventud montó
que están ya sin sentido.” “El vuelo de estas ma ’ riposas
potro sin freno” , Darío. La composición Criatura afortu­
de colores - fúnebres por las so ’ litarías avenidas.”
nada de Juan Ramón Jiménez empieza: “Cantando vas,
“El nacer de una yerba ’ enferma por las piedras - de
riendo por el agua” , y termina: “ Por el agua cantando
las ru-ínas, de ’ las fuentes, de las fosas.” Es sin duda
V«8» riendo” . Un verso de la misma poesía dice: “En
ronda plata y verde, azul y oro” , y otro repite: “En ron­ eficaz el encabalgamiento moderado y oportuno. Sus
excesos han suscitado parodias burlescas.
da azul y oro, plata y verde” .
Encabalgamiento. Fundado en el desequilibrio entre
verso y sintaxis, el encabalgamiento sirve, según los Advertencia . Gran parte de este primer capítulo,
casos, para la ligadura blanda y suave, para el contraste así como el siguiente, “Repertorio de versos” , proceden
brusco y hasta para el efecto cómico. Unas veces ocurre de la obra del mismo autor titulada M étrica española.
por supermetría: “Miras dentro de Ti, donde está el Reseña histórica y descriptiva, Centro de Estudios His­
reino - d e Dios, dentro de Ti, donde alborea” , Una- pánicos, Syracuse University Press, Syracuse, N. Y.
muno; otras veces por inframetría: “No despierta a los 1946, 556 págs. Se excluye del presente libro la materia
pájaros. Pasam os - solos por la región desconocida” , correspondiente al desarrollo histórico de la versifica­
González Martínez. En ocasiones queda el verso cortado ción, que constituye el propio cuerpo de la M étrica
en partícula débil: “Y sufrir por la vida y por la som­ española. Las secciones de “Metros concordantes” , “Re­
pertorio de estrofas” , “ Poemas no estróficos” y “Ejer­
bra y por - lo que no sospechamos y apenas conocemos” ,
cicios” aparecen aquí por vez primera. Cada sección
Darío; en otros casos se divide una palabra entre dos
36 T . NAVARRO TOMAS

ofrece una galería de ejemplos como materia de ense­


ñanza, ayuda de consulta, guía de experiencia y estímulo
de exploración. En el “Repertorio de versos van se­
ñaladas con asterisco las variedades de metros polirrít-
micos que no han sido cultivadas de manera indepen­
diente.

R E P E R T O R I O D E VE R S OS

i
3°l

METROS REGULARES

1. B isílabo .— Acento en primera; ritmo trocaico.


Auxiliar en ecos, ovillejos y escalas métricas. Indepen­
i I diente en poesías románticas. Cada verso es una simple
cláusula trocaica. El período resulta de la suma de cada
pareja. Ejemplo de Gertrudis Gómez de Avellaneda,
Noche d e insomnio y el a lb a :

óo
Noche
triste
viste
ya
aire,
cielo,
suelo,
mar.

2. T risílabo .— Acento en segunda; literalmente, an-


fibráquico; rítmicamente, dactilico. Auxiliar en circuns­
tancias semejantes al bisílabo. Independiente en poesías
neoclásicas, románticas y postmodernistas. Ejemplo de
Jorge Guillén, Tras el cohete:

oóo
Yo quiero
40 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 41
peligros Guillen Peraza
extremos, murió en La Palma,
delirios la flor marchita
en cielos de la su cara.
precisos
y tercos. 5. P entasílabo dactilico .— Acentos en primera y
cuarta. Auxiliar del endecasílabo en la estrofa sáfica.
3. T etrasílabo .— Acentos en primera y tercera; rit­ Suele llamársele verso adónico. Independiente desde el
mo trocaico. Abundante en coplas caudatas; auxiliar del siglo xvi. Ejemplo de L. Fernández de Moratín, Los
octosílabo como pie quebrado. Independiente en poesías padres del L im bo:
neoclásicas y románticas. Ejemplo de Espronceda, Can­
ción d el pirata: óoo óo
Ven, prometido
óo óo jefe temido,
Veinte presas ven y triunfante
hemos hecho lleva adelante
a despecho paz y victoria.
del inglés,
y han rendido 6. P entasílabo polirrítmico .— Se sirve conjunta­
sus pendones mente de las variedades dactilica y trocaica. Su uso es
cien naciones más corriente que el de estas variedades separadas y
a mis pies.
uniformes. Ejemplo de Espronceda, E l estudiante de Sa­
lamanca :
*4 . P entasílabo trocaico.— Acentos en segunda y
Música triste,
cuarta. Alterna con el endecasílabo y el heptasílabo. Se lánguida y vaga,
combina con su propia variedad dactilica. Aparece de que a par lastima
manera uniforme y sostenida en pasajes de algunas poe­ y el alma halaga;
sías. Ejemplo anónimo del siglo xv, Endecha de Gui- dulce armonía
llén P eraza: que inspira al pecho
melancolía.
o óo óo
Llorad las damas, 7. Hexasílabq trocaico.— Atentos en las sílabas
si Dios os vala, impares. Alterna cor su propia modalidad dactilica. In­
42 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 43

dependiente y uniforme en pasajes sostenidos. Usado muérome de amores


desde el siglo xiv. Ejemplo de Arriaza, L a ausencia: desde que te vi.
Tu talle, tu aseo,
tu gala y donaire,
óo óo óo
tus dones no tienen
Ya se acerca el día
igual en el valle.
de volverte a ver,
luz de mi alegría,
Oor de mi querer. 10. Heptasílabo trocaico.— Acentos en las sílabas
pares. Variedad principal del heptasílabo polirrítmico.
8. Hexasílabo dactílico .— Acentos en segunda y Practicado desde el siglo xn. Independiente en poesías
quinta. Auxiliar de los dactilicos de diez y doce sílabas. románticas. Ejemplo de Zorrilla, L a azucena silvestre:
Modalidad predominante en el hexasílabo polirrítmico.
Independiente en poesías neoclásicas, románticas y mo­ o óo óo óo
dernistas. Ejemplo de Lista, Domini est térra: Quedóse el penitente
al borde de la roca,
o óoo óo sentado, sin aliento,
Dominio es la tierra sin voz ni voluntad,
del Dios soberano; sumido en amargura,
fundóle su mano y por su.mente loca
sobre ondas del mar, rodaban las ideas
y el orbe que encierra en ronca tempestad.
naciones sin cuento
su rayo violento *1 1 . Heptasílabo dactílico .— Acentos en tercera
aprende a temblar.
y sexta. Variedad frecuente del polirrítmico. Ocurre en
pasajes uniformes y sostenidos. Ejemplo de Jorge Gui-
9. Hexasílabo polirrítmico .— Combina las varie­
llén, Salvación d e la prim avera:
dades trocaica y dactilica. Frecuente desde el siglo xiv
en villancicos, endechas y romancillos. Ejemplo de Me-
oo ó oo óo
léndez Valdés, Rosana en los fu egos: Ajustada a la sola
desnudez de tu cuerpo,
Linda zagaleja entre el aire y la luz
de cuerpo gentil, eres puro elemento.
ARTE D EL VERSO 45
44 T . NAVARRO TOMAS
sola tú la venturosa,
*12. Heptasílabo mixto .— Acentos en primera, la escogida sola fuiste
cuarta y sexta. Variedad poco corriente. Se combina en que en tu seno recibiste
el polirrítmico con las modalidades trocaica y dactilica. el tesoro celestial.
Ejemplo de Salvador Rueda, Qué viejecita eres:
*15. Octosílabo dactílico .— Acentos en primera,
óoo óo óo cuarta y séptima. Variedad del polirrítmico. Subraya la
Madre del alma mía, expresión enfática. Ocurre en pasajes uniformes. Ejem­
qué viejecita eres,
plo de Zorrilla, Príncipe y rey:
ya los ochenta años
pesan sobre tus sienes.
óoo óoo óo
Es un estrecho camino
13. Heptasílabo polirrítmico .— Utiliza conjunta­
do entre la arena menuda
mente las variedades trocaica, dactilica y mixta. Más brota a pedazos un césped
frecuente que las variedades separadas. Usado desde el que el caminar dificulta,
siglo xii . Ejemplo de Meléndez Valdés, La nieve: y por entrambos sus lindes
mecen sus ásperas puntas
Dame, Dorila, el vaso zarzas que guardan con ellas
lleno de dulce vino, frutos que nunca maduran.
que sólo en ver la nieve
temblando estoy de frío. *16. Octosílabo mixto ( a).— Acentos en segunda,
Ella en sueltos vellones
cuarta y séptima. Variedad del polirrítmico. Matiza la
por el aire tranquilo
desciende y cubre el suelo
inflexión emocional. Se halla a veces en pasajes sosteni­
de cándidos armiños. dos. Ejemplo del Duque de Rivas, Rom ance de don Al­
varo de Luna:
14. Octosílabo trocaico.— Acentos en las sílabas
impares. Variedad del polirrítmico. Independiente en o óo óoo óo
Se acerca gran cabalgada
poesías neoclásicas, románticas y modernistas. Forma
y vese claro y distinto
preferida en la canción lírica. Ejemplo de L. Fernández que Diego Estúñiga el joven
de Moratín, Los padres d el L im bo: es de ella jefe y caudillo.

óo óo óo óo
*1 7 . Octosílabo mixto ( b ).— Acentos en segunda,
Virgen madre, casta esposa,
46 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 47

quinta y séptima. Variedad del polirrítmico. Réplica de una pavana grave arranca
la forma (A ). Aparece en pasajes uniformes. Ejemplo al clavicordio de la abuela.
de Zorrilla, A buen juez m ejor testigo:
20. E neasílabo dactílico .— Acentos en segunda,
o óoo óo óo quinta y octava. Componente del polirrítmico. Indepen­
Calzadas espuelas de oro, diente desde el neoclasicismo. Apropiado para el énfa­
valona de encaje blanca,
sis y el himno. Ejemplo de Espronceda, E l estudiante
bigote a la borgoñona,
melena desmelenada. de Salam anca:

18. Octosílabo polirrítmico .— Combina las varie­ o óoo óoo óo


Y luego el estrépito crece
dades anteriores. Utiliza el efecto de cada una de ellas
confuso y mezclado en un son
según la conveniencia de la expresión. Constituye la for­ que ronco en las bóvedas hondas
ma histórica y ordinaria del metro octosílabo. Ejemplo tronando furioso zumbó.
anónimo, R om ance d e A benám ar:
21. E neasílabo mixto ( a) .— Acentos en tercera,
Abenámar, Abenámar,
quinta y octava. Componente del polirrítmico. Indepen­
moro de la morería,
el día que tú naciste diente, aunque de poco uso, en el neoclasicismo y mo­
grandes señales había. dernismo. Ejemplo de González Prada, Vivir y m orir:

19. E neasílabo trocaico.— Acentos en cuarta, sex­ 00 óo óoo ó


Humo y nada el soplo del ser;
ta y octava. Variedad incluida en el eneasílabo polirrít­
mueren hombre, pájaro y flor;
mico desde el siglo x ii . Independiente desde el período
corre a mar de olvido el amor;
neoclásico. Ejemplo de Rubén Darío, E l clavicordio de huye a breve tumba el placer.
la abu ela:
22. E neasílabo mixto ( b ).— Acentos en tercera,
ooo óo óo óo
En el castillo, fresca, linda,
sexta y octava. Variedad del polirrítmi ;o. Usado inde­
la marquesita Rosalinda, pendientemente en algunas composiciones neoclásicas y
mientras la blanda brisa vuela, modernistas. Ejemplo de Alfonso Reyes, Las hijas del
con su pequeña mano blanca rey de A m or:
48 T . NAVARRO TOMAS
a r t e d e l verso 49
00 óoo óo óo
En la más diminuta isla, cas y modernistas. Ejemplo de González Prada, Terna­
donde nadie la descubrió, rios:
habitada por bellas formas
diminutas que nadie vio. óo óo óo óo óo
Manos que sus manos estrechasteis,
23. E neasílabo mixto ( c ).— Acentos en segunda, ojos que en sus ojos os mirasteis,
labios que en sus labios suspirasteis.
sexta y octava. Variedad del polirrítmico. De poco uso
en forma independiente. Cultivado en el período román­
26. Decasílabo trocaico compuesto .— Consta de
tico. Ejemplo de Gumersindo Laverde, M adrigal:
dos pentasílabos trocaicos. Acentos en segunda y cuarta
O óooo óo óo
de cada hemistiquio. Componente del tipo polirrítmico.
¿No ves en la estación de amores, Independiente en poesías románticas y modernistas.
pintada mariposa breve, Ejemplo de Rubén Darío, Rim a ¡V :
que al soplo de las auras leve,
rondando las gentiles flores, o óo óo : o óo óo
Leda se mueve? Allá en la playa quedó la niña.
Arriba el ancla; se va el vapor. ..
24. E neasílabo polirrítmico .— Combina las for­ Vistió de negro la niña hermosa.
Las despedidas tan tristes son.
mas antes indicadas. Variado de giros y efectos. Pre­
dominante en la lírica antigua y en la poesía moder­
nista. Ejemplo de Rubén Darío, Canción de otoño en 27. Decasílabo dactílico sim ple .— Acentos en
tercera, sexta y novena. Frecuente en canciones antiguas
prim avera:
junto con los dactilicos de nueve y doce sílabas. Muy
Juventud, divino tesoro, usado en himnos patrióticos. Independiente desde el si­
ya te vas para no volver, glo xvii . Ejemplo de Gabriela Mistral, Nocturno de los
cuando quiero llorar no lloro tejedores viejos:
y a veces lloro sin querer.
oo óoo óoo óo
25. D ecasílabo trocaico sim ple .— Acentos en las Se acabaron los días divinos
sílabas impares. Precedentes vacilantes en el Conde Lu- de la danza delante del mar
y pasaron las siestas del viento
canor. Tratado experimentalmente en poesías románti-
con aroma de polen y sal.
50 T . NAVARRO TOMAS a r t e d e l v erso 51

*28. D ecasílabo dactílico compuesto .— Consta o óooo óoo óo


Destruye una tormenta la calma,
de dos pentasílabos dactilicos. Acentos en primera y
al sol roba la noche su brillo
cuarta de cada hemistiquio. Se halla en pasajes uni­ y pierde con el fuego de julio
formes del polirrítmico compuesto. Ejemplo de Bécquer, sus rosas rubicundo el abril.
R im a X I:
31. Decasílabo compuesto polirrítmico .— Com­
óoo óo : óoo óo bina las variedades compuestas dactilica y trocaica con
Yo soy ardiente, yo soy morena,
versos mixtos de hemistiquios de uno y otro tipo. Pre­
yo soy el símbolo de la pasión;
de ansia de goces mi alma está llena.
cedentes en el verso de arte mayor del siglo xv. Fre­
¿A mí me buscas? — No es a ti, no. cuente desde el neoclasicismo. Ejemplo de Rubén Da­
río, Los cisnes:
29. D ecasílabo dactílico esdrújulo .— Acentos
De orgullo olímpico sois el resumen,
en primera, sexta y novena. El primer apoyo repercute en
oh, blancas urnas de la armonía.
la tercera o cuarta sílaba. Se forma a base del dactí­ Ebúrneas joyas que anima un numen
lico simple con vocablo inicial trisílabo esdrújulo. Usa­ con su celeste melancolía.
do en estribillos antiguos y en poesías del Siglo de Oro
y del modernismo. Ejemplo de Sor Juana Inés de la *32. E ndecasílabo enfático .— Acentos en prime­
Cruz, L oa d e la Condesa d e P aredes: ra, sexta y décima. Componente de menor proporción
en el endecasílabo polirrítmico. Suele ocurrir en pasa­
óoo óo óoo óo jes uniformes. Ejemplo de Juan Ramón Jiménez, Sone­
Lámina sirva el cielo el retrate,
tos espirituales:
Lísida, de tu angélica forma;
cálamos forme el sol de tus luces,
óoo oo óo oo óo
sílabas las estrellas compongan.
Eres la primavera verdadera:
rosa de los caminos interiores,
30. Decasílabo mixto .— Acentos en segunda, sexta brisa de los secretos corredores,
y novena. Precedentes en el Conde Lucanor de don Juan lumbre de la recóndita ladera.
Manuel. Reaparece en experiencias métricas del siglo
xix. Ejemplo de Sinibaldo de Mas, Potpourri: *33. E ndecasílabo heroico .— Acentos en segunda,
sexta y décima. Componente del tipo polirrítmico. Pre­
ARTE D EL VERSO 53
52 T . NAVARRO TOMAS

dominante en poemas narrativos. Ejemplo de fray Luis 36. E ndecasílabo dactílico .— Acentos en prime­
de León, C oeli enarrant: ra, cuarta, séptima y décima. Ocasional en el endecasí­
labo polirrítmico renacentista. Presente entre los ele­
o óo oo óo oo óo mentos formales del arte mayor. Independiente desde
Los cielos dan pregones de tu gloria, el siglo xvii. Ejemplo de Rubén Darío, P órtico:
anuncia el estrellado tus proezas,
los días te componen larga historia, óoo óoo óoo óo
las noches manifiestan tus grandezas. Libre la frente que el casco rehúsa,
casi desnuda en la gloria del día,
*3 4 . E ndecasílabo melódico.— Acentos en terce­ alza su tirso de rosas la musa
ra, sexta y décima. Componente del tipo polirrítmico. bajo el gran sol de la eterna Harmonía.

Se distingue por su movimiento equilibrado y flexible.


Frecuente en pasajes uniformes. Ejemplo de Guillermo 37. E ndecasílabo galaico antiguo.— Acentos en
quinta y décima. Suma de un hexasílabo y un pentasí­
Valencia, Las cigüeñas blancas:
labo polirrítmicos. Usado por Rubén Darío en B alada
oo ó oo óo oo óo en loor de Valle Inclán:
Y en reposo silente sobre el ara,
con su pico de púrpura encendida, Cosas misteriosas, trágicas, raras,
tenue lámpara finge de Carrara de cuentos oscuros de los antaños,
sobre vivos colores sostenida. de amores terribles, crímenes, daños,
como entre vapores de solfataras.
35. E ndecasílabo sáfico .— Acentos en cuarta, oc­
tava y décima o en cuarta, sexta y décima. Componente 38. E ndecasílabo a la francesa.— Acento en cuar­
del polirrítmico. Preferido en pasajes líricos, indepen­ ta sobre palabra aguda y otro acento en sexta u octava,
diente en la estrofa sáfica. Ejemplo de Esteban Manuel además del de la décima. Ensayado en los períodos neo­
de Villegas, Al C éfiro: clásico y modernista. Ejemplo de Lista, El retrato:

ooo Ó O 00 óo óo ooo ó o óo oo óo
Dulce vecino de la verde selva, No, no das tú consuelo a mi quebranto,
huésped eterno del abril florido, muda ilusión, ni al largo padecer;
vital aliento de la madre Venus, y al recordar mi rápido placer,
céfiro blando. copia cruel, me arrancas largo llanto.
T . NAVARRO TOMAS ARTE DEL VERSO 55
54
son cuatro hijosdalgo con cuatro corceles;
39. E ndecasílabo polirrítmico .— Combina las va­
el metro de doce galopa, galopa.
riedades enfática, heroica, melódica y sáfica. Forma re­
gular del endecasílabo ordinario desde el siglo xvi.
42. Dodecasílabo polirrítmico .— Combina las va­
Ejemplo de Lope de Vega, E l p ajarillo:
riedades trocaica y dactilica con versos mixtos de he­
mistiquios de ambos tipos. Frecuente desde el período
Daba sustento a un pajarillo un día
neoclásico. Ejemplo de Espronceda, E l estudiante de
Lucinda, y por los hierros del portillo
fuésele de la jaula el pajarillo Salam anca:
al libre viento en que vivir solía.
Las luces, la hora, la noche, profundo
40. Dodecasílabo trocaico.— Consta de dos hexa- infernal arcano parece encubrir,
cuando en hondo sueño yace muerto el mundo,
sílabos trocaicos. Acentos en las sílabas impares. Com­ cuando todo anuncia que habrá de morir.
ponente del dodecasílabo polirrítmico. Independiente en
composiciones románticas y modernistas. Ejemplo de
43. Dodecasílabo ternario .— Consta de tres nú­
Salvador Rueda, Las arañas y las estrellas.
cleos tetrasílabos. Acentos en tercera, séptima y undé­
cima. Ritmo trocaico. Ensayado en el período neoclási­
óo oo óo : óo oo óo
co. Frecuente en el modernismo. Popular en corridos-
Sus curvados dedos al mover ligeras
como leves armas de traidores filos, mexicanos. Ejemplo de Salvador Rueda, La torre de las
tejen las arañas cual las hilanderas rim as:
sus hamacas tenues de irisados hilos.
oo óo oo óo oo óo
41. Dodecasílabo dactílico .— Suma de dos hexa- Como raya onduladora de una anguila
que se tuerce y se destruye en su girar,
sílabos dactilicos. Acentos en segunda y quinta de cada
es el verso luminoso que encandila
hemistiquio. Componente principal del verso de arte ma­ y el espíritu en su llama hace temblar.
yor. Independiente en la poesía romántica y modernista.
Ejemplo de Amado Ñervo, E l metro d e d o ce:
*44. Dodecasílabo de 8-4.— Compuesto de dos he­
mistiquios desiguales; el primero, de ocho sílabas, po­
o óoo óo : o óoo óo
lirrítmico; el segundo, de cuatro, trocaico. Registrado
El metro de doce son cuatro donceles,
donceles latinos de rítmica tropa; en el siglo xv por Nebrija, Gramática castellana:
56 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 57
Pues tantos son los que siguen la pasión oo óoo óoo óoo óo
y sentimiento penado por amores, Yo palpito tu gloria mirando sublime,
a todos los namorados trobadores noble autor de los vivos y varios colores.
presentando les demando tal quistión. Te saludo si puro matizas las flores,
te saludo si esmaltas fulgente la mar.
45. Dodecasílabo de 7-5.— Lo forman dos hemis­
tiquios desiguales; el primero, de siete sílabas; el se­ 48. T ridecasílabo compuesto de 7-6.— Consta de
gundo, de cinco; ambos, polirrítmicos. Equivale a media dos hemistiquios desiguales; el primero, de siete sílabas,
cuarteta de seguidilla. Precedentes en el Siglo de Oro. generalmente trocaico; el segundo, de seis, polirrítmico.
Desarrollado en la poesía romántica y modernista. Ejem­ Equivale a media cuarteta de seguidilla antigua. Ensa­
plo de Rubén Darío, E logio d e la segu idilla: yado por Góngora; repetido en el modernismo. Ejem­
plo de Alfredo Gómez Jaime, M anos:
Metro mágico y rico que al alma expresas
Hay manos alevosas que de sus retiros
llameantes alegrías, penas arcanas,
se apartan en la noche como los vampiros
desde en los suaves labios de las princesas
que hieren en la sombra con velo sutil.
hasta en las bocas rojas de las gitanas.
Las garras del salvaje, con furia que espanta,
oprimen del vencido la débil garganta
46. Dodecasílabo de 5-7.— Suma dos hemistiquios cual pliega sus anillos potente reptil.
desiguales; el primero de cinco sílabas, generalmente
dactilico; el segundo, de siete, trocaico. Tratado breve­ 49. T ridecasílabo compuesto de 6-7.— Primer he­
mente en el romanticismo; con más extensión, en el mo­ mistiquio, hexasílabo dactílico con acentos en segunda
dernismo. Ejemplo de Santos Chocano, M om ia incaica: y quinta; segundo hemistiquio, heptasílabo trocaico con
acentos en segunda y sexta. Ensayado por González Pra-
Guerrero fuiste en que Yupanqui un día
da, Ritmos sin rim a:
hacia el Arauco sin descansar marchó,
y con tu lanza, con tu broquel de cuero,
o óoo óo : o óo oo óo
entraste en filas, del tamboril al son.
¿Sus dioses? El miedo, las sombras y la muerte.
¿Sus odios? El arte, la vida y el placer.
47. T ridecasílabo dactílico .— Acentos en tercera, La jónica gracia maldice de los hombres
sexta, novena y duodécima. Usado en poesías románti­ y cubre al Eurotas el limo del Jordán.
cas y modernistas. Ejemplo de Gertrudis Gómez de Ave­
llaneda, N oche d e insomnio y el a lb a : 50. T ridecasílabo ternario .— Consta de tres nú-
58 T . NAVARRO TOMAS a r t e d e l v erso 59

cíeos tetrasílabos más la sílaba débil final. Acentos en oo ó oo óo : oo ó oo óo


La princesa está triste. ¿Qué tendrá la princesa?
cuarta, octava y duodécima. Equivale a un eneasílabo
Los suspiros se escapan de su boca de fresa
trocaico prolongado. Usado en poesías modernistas y en que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
corridos populares. Ejemplo de González Martínez, La La princesa está pálida en su silla de oro,
canción d e la v ida: está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
ooo óo oo óo oo óo
En el jardín hay un olor de primavera, *53. Alejandrino mixto .— Consta de dos hemisti­
himnos de zumbos en el viejo colmenar.
quios iguales con acentos en primera y sexta de cada
Ven a fundirte en las plegarias del paisaje
uno de ellos. Componente del alejandrino polirrítmico.
y en los milagros de la luz crepuscular.
Ejemplos de González Martínez en Luna materna, Bajo
el huerto solem ne, Ib a por e l cam ino y Doux pays:
51. A lejandrino trocaico.— Consta de dos hemis­
tiquios heptasílabos trocaicos. Acentos en segunda, cuar­
óoo oo óo : óoo oo óo
ta y sexta de cada hemistiquio. Componente del alejan­ Ráfaga repentina. . . Pálida e ilusoria.
drino polirrítmico. Independiente en poesías del siglo Pájaro esquivo y noble, ave que eres la mía.
xvi y posteriores, especialmente en el romanticismo. Crea, mas con tu sangre. Marca tu huella honda.
Ejemplo de Zorrilla, L a leyen da d e M uhamad A lham ar: Sueño con una vida bella como un paisaje.

o óo óo óo : o óo óo óo *54. Alejandrino ternario . — El tridecasílabo


Lanzóse el fiero bruto con ímpetu salvaje, ternario actúa a veces como alejandrino, acomodado a
ganando a saltos locos la tierra desigual, la medida de catorce sílabas mediante el encabalga­
salvando de los brezos el áspero ramaje miento de los hemistiquios. Ejemplos de Rubén Darío
a riesgo de la vida de su jinete real.
en Nocturno I y E legía pagana:

52. A lejandrino dactílico .— Consta de dos he­ Esperanza olorosa a hierbas frescas, trino
mistiquios heptasílabos dactilicos. Acentos en tercera y del ruiseñor - prima ’ veral - y matinal.
sexta de cada hemistiquio. Componente del alejandri­ Hace sonar - un rui ’ señor - en lo invisible
no polirrítmico. Independiente desde el romanticismo. y Mima es ya princesa de un imperio imposible.
Ejemplo de Rubén Darío, Sonatina:
55. A lejandrino a la francesa.— Primer hemis-
60 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 61

tiquio con terminación aguda o con sinalefa o encabal­ mera, cuarta, séptima, décima y decimatercera. Admite
gamiento respecto al segundo. Ensayado en repetidas cesura después de la quinta. Ejemplo de J . Vicuña Ci-
ocasiones desde el siglo xvm. Ejemplo de Iriarte, La fuentes, Estudios d e m étrica:
cam pana y el esquilón:
óoo óoo óoo óoo óo
En cierta catedral una campana había Dijo el Centauro, meciendo sus crines hirsutas:
que sólo se tocaba algún solemne día; — Tiempo es que vuelva al destierro en los ásperos riscos;
con el más grave son y sonoro compás monstruos más fieros que el nieto de Ixión, en las rutas
cuatro golpes o tres solía dar no más. tienden sus arcos y muestran sus gestos ariscos.

56. A lejandrino polirrítmico .— Combinación de 59. P entadecasílabo dactílico .— Acentos en se­


los distintos tipos simples de este metro. Forma predo­ gunda, quinta, octava, undécima y decimacuarta. Usado
minante en la cuaderna vía, modernismo y postmoder­ en poesías románticas y modernistas. Ejemplo de Ger­
nismo. Ejemplo de Leopoldo Lugones, F lores y estrellas: trudis Gómez de Avellaneda, N oche d e insomnio y el
alba:
Y era aquella una noche de las noches más bellas.
El Silencio sobre una blanda quietud de mar,
o óoo óoo óoo óoo óo
inclinando su frente coronada de estrellas,
Qué horrible me fuera brillando tu fuego fecundo
allá en el horizonte se puso a meditar.
cerrar estos ojos que nunca se cansan de verte,
en tanto que ardiente brotase la vida en el mundo,
57. T etradecasílabo trocaico. —- Suma de siete
cuajada sintiendo la sangre por miedo de muerte.
cláusulas trocaicas, divisibles en un hemistiquio hexa-
sílabo y otro octosílabo. Ejemplo de González Prada,
60. P entadecasílabo compuesto ( a).— Consta de
La brisa:
dos hemistiquios desiguales, uno de seis sílabas y otro
óo oo óo : oo óo oo óo de nueve, ambos polirrítmicos. Ejemplo de Amado Ñer­
Soplo de los mares, mensajera del verano, vo, A V erlaine:
tienes la dulzura de la miel y de los besos;
tú con la invencible seducción de lo escondido Padre viejo y triste, rey de las divinas canciones,
vienes de parajes ignorados por el hombre. son en mi camino focos de una luz enigmática
tus pupilas mustias, vagas de pensar abstracciones,
*58. T e t r a d e c a s íl a b o d a c t íl ic o . — Acentos en pri- y el límpido y noble marfil de tu “testa socrática”.
62 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 63

61. P entadecasílabo compuesto ( b ).— Formado en tercera, sexta, novena, duodécima y decimaquinta.
por un hemistiquio heptasílabo y otro octosílabo, ambos Usado por románticos y modernistas. Ejemplo de Ger-
trocaicos. Usado en poesías románticas y modernistas. Irudis Gómez de Avellaneda, N oche de insomnio y el
Ejemplo de González Prada, O ssiánica: a lb a :

o óo oo óo : oo óo oo óo oo óoo óoo óoo óoo óo


¿En dónde los valientes que lucharon y vencieron? Y encendida mi mente, inspirada con férvido acento,
No blanden las espadas, no aperciben los escudos; al compás de la lira sonora, tus dignos loores
inmóviles reposan en el lecho de la muerte. lanzará fatigando las alas del rápido viento
a doquiera que lleguen triunfantes tus sacros fulgores.
62. P entadecasílabo ternario .— Suma tres pen­
tasílabos polirrítmicos. No admite sinalefa entre ellos. 65. Hexadecasílabo dactílico compuesto .— For­
Usado en poesías modernistas. Ejemplo de González mado por dos hemistiquios octosílabos dactilicos. Acen­
Martínez, Soñé en un verso: tos en primera, cuarta y séptima de cada hemistiquio.
Ejemplo de Alfonso Reyes, En la tumba de Ju árez:
Soñé en un verso vibrante y procer, almo y sonoro,
diáfano y vasto como los mares que agita el viento, óoo óoo óo : óoo óoo óo
y en cuyas calmas, si duerme dócil, el firmamento Manes del héroe cantado, sombra solemne y austera,
refleja estrellas, lívidas lunas, soles de oro. boy que de todos los vientos llegan los hombres en coro,
echan la sal en el fuego y al derramar la patera
63. Hexadecasílabo trocaico compuesto .— Cons­ rezan el texto sagrado de gratitud, y el tesoro
de sus ofrendas esparcen entre licores y mieles. . .
ta de dos hemistiquios octosílabos trocaicos. Acentos en
las sílabas impares. Frecuente en el período modernista.
66. Hexadecasílabo polirrítmico .— Suma de dos
Ejemplo de Rubén Darío, Año N uevo:
lo mistiquios en que se combinan las distintas varieda-
oo óo oo óo : oo óo oo óo del octosílabo. Semejante al antiguo pie de roman-
A las doce de la noche, por las puertas de la gloria, i ■ Ejemplo de Antonio Machado, Orillas del D uero:
y al fulgor de perla y oro de una luz extraterrestre,
sale en hombros de cuatro ángeles y en su silla gestatoria, Se ha asomado una cigüeña a lo alto del campanario,
San Silvestre. (brando en torno a la torre y al caserón solitario,
ya las golondrinas chillan. Pasaron del blanco invierno
64. H e x a d e c a s íl a b o d a c t íl ic o s i m p l e . — Acentos de nevascas y ventiscas los crudos soplos de infierno.
ARTE DEL VERSO 65
64 T . NAVARRO TOMAS
y por él ha quedado mi faz de nácar como la cera,
67. H eptadecasílabo dactílico .— Acentos en pri­ mostrando palideces de viejo cirio bajo mi toca.
mera, cuarta, séptima, décima, decimatercera y decima-
sexta. Suma cinco cláusulas dactilicas más la final. Se 70. O ctodecasílabo dactílico .— Acentos en se­
puede considerar como conjunto de un endecasílabo y gunda, quinta, octava, undécima, decimacuarta y deci-
un hexasílabo dactilicos. Ejemplo de Salvador Rueda, maséptima. Suma de una sílaba en anacrusis y cinco
Los bárbaros en R om a: cláusulas dactilicas más la final. Equivale a tres hexa-
sílabos dactilicos. Ejemplo de Salvador Rueda, La tro­
óoo óoo óoo óoo óoo óo
nada:
Viene el turbión de corceles corriendo con ímpetus hondos,
o óoo óoo-óoo óoo óoo óo
como banderas las trágicas crines en giro violento,
El nido amoroso de granzas y plumas del árbol colgado,
como el zumbar de las trompas de guerra los cascos redondos,
como espirales de lumbre los largos relinchos al viento. deshecho se mira del viento al empuje y al suelo lanzado;
las hojas que fueron vestido oscilante del ramo pomposo,
perdidas se alejan en giros revueltos del mar proceloso.
68. Heptadecasílabo compuesto ( a) .— Consta de
un hemistiquio heptasilabo trocaico y otro decasílabo
71. Octodecasílabo trocaico compuesto .— Cons­
dactílico. Usado en poesías románticas y modernistas.
ta de dos hemistiquios eneasílabos trocaicos, con acentos
Ejemplo de Rubén Darío, Venus:
en cuarta y octava de cada uno de ellos. Ejemplo de
Rosalía de Castro, En las orillas del Sar:
o óo óo óo : oo óoo óoo óo
En la tranquila noche mis nostalgias amargas sufría;
en busca de quietud bajé al fresco y callado jardín; ooo óo oo óo : ooo óo oo óo
en el oscuro cielo Venus bella temblando lucía Su ciega y loca fantasía corrió arrastrada por el vértigo,
como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín. tal como arrastra las arenas el huracán por el desierto;
y cual halcón que cae herido en la laguna pestilente
cayó en el cieno de la vida rotas las alas para siempre.
69. Heptadecasílabo compuesto ( b ) .— Suma de
un heptasilabo y dos pentasílabos, uno y otros polirrít-
micos. Usado en poesías modernistas. Ejemplo de Ama­ 72. V erso dactílico de veinte sílabas.— Suma de
do Ñervo, A ntífona: dos hemistiquios decasílabos dactilicos. Acentos en ter­
cera, sexta y novena de cada hemistiquio. Ejemplo de
Oh, Señor, yo en tu Cristo busqué un esposo que me quisiera, Salvador Díaz Mirón, Gris de p erla:
le ofrendé mis quince años, mi sexo nubil; violó mi boca,
66 T . NAVARRO TOMAS

oo óoo óoo óo : oo óoo óoo óo


Siempre aguijo el ingenio a la lírica y él en vano al misterio
[se asoma
a buscar a la flor del deseo vaso digno del puro ideal.
¡Quién hiciera una trova tan bella que al espíritu fuese un
[aroma,
VERSOS AMÉTRICOS
un ungüento de suaves caricias con suspiros de luz musical!

74. Amétrico T rocaico.— Se funda en la libre re­


73. V erso trocaico de veintidós sílabas.— Cons­
petición en cada verso del núcleo tetrasílabo, oooo, a
ta de un eneasílabo trocaico con acentos en cuarta y
veces reducido al bisílabo, óo. Usado en el período mo­
octava y un tridecasílabo ternario acentuado en cuarta,
dernista. Ejemplo de José Asunción Silva, Nocturno:
octava y duodécima. Usado por Francisco Luis Bernár­
dez, La ciudad sin L au ra: Una noche,
una noche toda llena de murmullos, de perfumes y de músicas
ooo óo oo óo : ooo óo oo óo oo óo una noche [de alas>
En la ciudad callada y sola mi voz despierta una profunda en que ardían en la sombra nupcial y húmeda las luciérnagas
[resonancia. por la senda florecida que atraviesa la llanura [fantásticas,
Mientras la noche va creciendo pronuncio un nombre y este caminabas.
[nombre me acompaña.
La soledad es poderosa, pero sucumbe ante mi voz enamorada. 75. Amétrico dactílico ( a ).— Tiene por base la
cláusula prosódica anfibráquica, oóo, la cual adquiere
ritmo dactílico, óoo, en la variable serie de cada verso.
Usado en el período modernista. Ejemplo de Rubén
Darío, Marcha triunfal:

Ya viene el cortejo,
ya viene el cortejo. Ya se oyen los claros clarines.
La espada se anuncia con vivo reflejo.
Ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines.

76. A m é t r ic o d a c t íl ic o ( b ) . — Su b a s e p r o s ó d ic a
68 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 69

es la cláusula anapéstica, ooó, transformada en dacti­ 79. V erso lírico juglaresco .— Forma pareados
lica, óoo, en la sucesión del verso. Usado en poesías mo­ fluctuantes, con preferencia por las medidas de siete,
dernistas. Ejemplo de Santos Chocano, Sol y som bra: ocho y nueve sílabas. Se usó en los debates y poemas
líricos de juglaría. Ejemplo de Razón d e am or:
Trepidaron las gradas del circo;
puesta en pie la fanática turba clamaba a una voz; Qui triste tiene su coragón
y en un signo de gracia, benga oyr esta razón.
de divina expresión, Odrá razón acabada,
un clavel arrojado por dedos de rosa feyta de amor e bien rimada.
en el céntrico punto del circo cayó. Un escolar la rimó
que siempre dueñas amó.
77. P entasílabo polirrítmico m ú ltiple . — Con­
siste en la repetición en número variable de la unidad 80. P ie de romance.— Se compone de dos hemisti­
pentasílaba en sus dos modalidades trocaica y dactilica. quios generalmente octosílabos, con fluctuación menor
Usado en el período modernista. Ejemplo de Santos que la del verso épico juglaresco. Aparece en romances
Chocano, De viaje: antiguos. Ejemplo del Rom ance del P alm ero:

Ave de paso, No se humilla a Oliveros, no se humilla a don Roldan,


fugaz viajera desconocida; porque un sobrino que tienen en poder de moros está,
fue sólo un sueño, sólo un capricho, sólo un acaso; y pudiéndolo hacer no le van a rescatar.
duró un instante de los que duran toda una vida. Desque aquesto vio Oliveros, desque aquesto vio Roldán,
sacan ambos las espadas, para el palmero se van.
78. V erso épico juglaresco .— Consta de dos he­ El palmero con su bordón su cuerpo va a mamparar.

mistiquios fluctuantes cuya extensión tiende predomi­


nantemente a la medida de siete u ocho sílabas. Forma 81. V erso de arte mayor.— Consta de dos hemis­
series numorrima-. Ejemplo-del Cantar de Mío C id: tiquios que tienen por base el pentasílabo dactilico, al
cual se le antepone con marcada frecuencia una sílaba
La oración fecha, la misa acabada la han: débil y a veces dos. Usado sobre todo en los siglos XV
salieron de la eglesia, ya quieren cabalgar. y xvi. Ejemplo de Juan de Mena, Laberinto de Fortuna:
El Cid a doña Ximena ¡bala abracar;
doña Ximena al Cid la mano 1' va a besar, Entrando tras él por el agua decían:
llorando de los ojos, que non sabe qué se far. — Magnífico conde ¿y cómo nos dexas?
ARTE D EL VERSO 71
70 T . NAVARRO TOMAS
unidades polirrítmicas, con frecuencia rimadas y coinci­
Nuestras finales y últimas quexas
En tu presencia favor nos serían.
dentes con metros regulares. Ejemplo de Leopoldo Lu-
gones, Luna cam pestre.
82. V erso sem ilibre menor.— Unidad fluctuante
A medida que asciende por el cielo tardío,
breve, de ordinario entre cuatro y siete sílabas. Se com­ la luna parece que inciensa
pone en series sueltas o rimadas cuyo ritmo se armoniza un sopor mezclado de dulce estío,
sobre un mismo compás. Usado en los períodos moder­ y el sueño va anulando el albedrío
nista y postmodernista. Ejemplo de Federico García en una horizontalidad de agua inmensa.
Lorca, N aranja y lim ón:
85. V erso l ib r e .— Suele emplear juntamente desde
Naranja y limón. las medidas más breves a las más extensas. Los acentos
Ay, la niña prosódicos de los conceptos principales dan lugar a gru­
del mal amor. pos rítmico-semánticos que se suceden con relativo com­
Limón y naranja.
pás. A veces corresponden a metros regulares. De ordi­
Ay, la niña,
de la niña blanca.
nario no se hace uso de la rima ni de la estrofa. Ejemplo
de Vicente Aleixandre, Ciudad del P araíso:
83. V erso sem ilibre medio .— Unidad polirrítmica
Siempre te ven mis ojos, ciudad de mis días marinos.
fluctuante con predominio de las medidas de siete, ocho
Colgada del imponente monte, apenas detenida
y nueve sílabas. Forma series sueltas o rimadas. Ejem­ en tu vertical caída a las ondas azules,
plo de Góngora, No son todo ruiseñores: pareces reinar bajo el cielo, sobre las aguas,
intermedia en los aires, como si una mano dichosa
No son todo ruiseñores te hubiera retenido, un momento de gloria, antes de hundirte
los que cantan entre dores, [para siempre en las olas amantes.
sino campanitas de plata
que tocan al alba,
sino campanitas de oro
que hacen la salva
a los soles que adoro.

84. V erso sem ilibre mayor.— Su medida fluctúa


de ordinario entre nueve y catorce sílabas: Constituye
METROS CONCORDANTES
COMBINACIONES DE DOS METROS

1. H exasílabo y trisílabo .— Combinación practi­


cada alguna vez por el modernismo en ensayos de mé­
....
i .'Ir trica funambulesca. Ejemplo de Manuel Machado, Pie-
rrot y A rlequín:

Pierrot y Arlequín
mirándose sin
rencores,
después de cenar
pusiéronse a hablar
de amores.

2. Heptasílabo y trisílabo .— Rara vez el verso de


siete se ha juntado con auxiliar menor que el de cinco.
El de tres responde propiamente a la misma línea im­
par. Ejemplo de Rubén Darío, O frenda:

Bandera que aprisiona


el aliento de abril
corona
tu torre de marfil.

3. H eptasílabo y pentasílabo .— Componentes or­


dinarios de la seguidilla común. A veces se han sumado
76 T . NAVARRO TOMAS
ARTE DEL VERSO 77
8-5-8-5 ha sido sostenido de propósito en varias poesías.
en metro compuesto. La combinación 7-5-7-5 se ha usa­
Ejemplo de Bécquer, Rima X X IX :
do también en serie narrativa. Ejemplo de Antonio Fer­
nández Grilo, Las ermitas d e la sierra d e C órdoba:
Sobre la falda tenía
el libro abierto;
Hay de mi alegre sierra
en mi mejilla tocaban
sobre las lomas
sus rizos negros.
unas casitas blancas
como palomas.
7. O ctosílabo y hexasílabo.— Concordancia regu­
4. Heptasílabo y hexasílabo.— Se asocian con di­ lar utilizada por fray Ambrosio Montesinos, Sor Juana
ficultad. Fue quedando excluida la combinación 7-6-7-Ó Inés de la Cruz, Iriarte, Bécquer, Unamuno, González
de las antiguas seguidillas, aun recordada en la lírica Martínez y Rubén Dirío. Ejemplo de este último en
popular. Ejemplo del Cancionero murciano, de Alberto Eheu:
Sevilla:
Mi amante está segando Aquí, junto al mar latino,
con tanta calor; ligo la verdad;
quien pudiera ponerle siento en roca, aceite y vino
cortinas al sol. /o mi antigüedad.

5. O ctosílabo y tetrasílabo .— Prototipo de con­ 8. Octosílabo v heptasílabo .— No se funden fá­


cordancia rítmica. El verso menor, pie quebrado, actúa cilmente. En el romance de Arjona, E l am or im placable,
como hemistiquio del mayor. Se juntan bajo multitud de donde alternan de Jos en dos, cada pareja mantiene su
combinaciones. Ejemplo de Valle Inclán, R osa de J o b : propio compás:

Fueron mis goces auroras Volando viene de Guido


de alegrías, el más fiero cazador,
más fugaces que las horas buscando donde vibre
de los días. el arco triunfador.

6. Octosílabo y pentasílabo .— El verso de cinco


9. O ctosílabo y decasílabo dactílico .— E l me­
sílabas alterna a veces con el de cuatro como pie que­
tro dactilico de diez sílabas se inserta sin dificultad en
brado más lento. E l desequilibrio de la combinación
78 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 79

el compás de los polirrítmic os de ocho. Ejemplo de Ro­ Avellaneda, en Avant-propos de José Asunción Silva y
salía de Castro, En las o r ille s del S ar: en la D edicatoria de P oem a d el otoño de Rubén Darío,
la cual empieza de este modo:
Poeta, en fáciles versos
y con estro que aliante los ánimos, Tú que estás la barba en la mano
ven a hablarnos de esperanzas, meditabundo,
pero no de desengaños. ¿has dejado pasar, hermano,
la flor del mundo?
10. O ctosílabo y decasílabo compuesto .— Alter­
nan manteniendo cada uno su carácter. El decasílabo, 13. E neasílabo y hexasílabo .— Son concordantes
de 5-5, refuerza el contraste d e sus hemistiquios mez­ en sus respectivas formas dactilicas. Ejemplo de Ger­
clados con el verso de ocho. Ejemplo de Pablo Piferrer, trudis Gómez de Avellaneda, E l genio d e la m elan colía:
Canción d e la prim avera:
De todos los genios hermosos
Ya vuelve la primavera, yo soy el más bello,
suene la gaita, ruede la danza; y en todas las almas sublimes
tiende sobre Ja pr rdera se ostenta mi sello.
el verde manto de su esperanza.

14. E neasílabo y octosílabo .— El grupo 9-7, a


11. Octosílabo y dodecasí labo. — Los hemisti­
pesar de su forma propicia, no parece haber sido culti­
quios dactilicos del verso de doct;, 6-6, armonizan con
vado. Tampoco se hallan testimonios de 9-8, fuera de
los octosílabos. Ejemplo de Gertrudis Gómez de Avella­
algunas letras de canciones antiguas. Ejemplo de Tonos
neda, La prim avera:
castellanos, siglo xvi:
Huyó el invierno sañu do
y luce brillante el sol, Bailad en la fiesta, zagales,
que el pálido velo rasgando glo rioso pues la gaita os hace el son;
difunde en la tierra benigno calor. que yo os mando unas castañuelas
guarnecidas con su cordón.
12. E neasílabo y pentasílabo . — Concordancia
practicable bajo varias formas según la modalidad rít­ 15. E neasílabo y decasílabo.— Armonizan a base
mica de cada metro. Se encuentra en Ley es am ar de la de elementos dactilicos. Producen agradable efecto mu­
80 T . NAVARRO TOMAS a r t e d e l v erso 81
sical. Sólo se ha registrado en bailes antiguos. Ejemplo 18. Decasílabo dactílico y tetrasílabo .— La dis­
de Tonos castellanos, siglo xvi: cordancia rítmica está resuelta en el siguiente ejemplo
por el hecho de que los tres tetrasílabos agudos del fin
Arrojóme las naranjicas
de cada estrofa componen un decasílabo dactílico. Ger­
ton las ramas de blanco azahar;
arrojómelas y arrojéselas trudis Gómez de Avellaneda, L a pesca en el m ar:
y volviómelas a arrojar.
Yo a un marino le debo la vida,
16. Decasílabo y trisílabo .— Se trata del verso de y por patria le debo al azar
una perla en un golfo nacida
diez de tipo dactilico. Su ritmo rápido se interrumpe
al bramar
y adquiere intimidad con las notas refrenadas y concisas
sin cesar
dei trisílabo. Ejemplo de Rubén Darío, A M argarita de de la mar.
B avlc:

Margarita, está linda la mar 19. Decasílabo compuesto y pentasílabo .— Tan­


y el viento to los hemistiquios del verso de diez como el de cinco
lleva esencia sutil de azahar; coinciden en su carácter polirrítmico. Combinan las va­
yo siento riedades trocaica y dactilica. Ejemplo de Bécquer, Rim a
en el alma una alondra cantar:
LXXVI1I:
tu acento.

Flores tronchadas, marchitas hojas


17. Decasílabo y tetrasílabo .— El verso de cua­
arrastra el viento;
tro es por naturaleza trocaico. Su asociación con el de en los espacios, tristes gemidos
diez requiere que éste corresponda también a ese mismo repite el eco.
tipo rítmico. Ejemplo de Gertrudis Gómez de Avella­
neda, A Dios: 20. Decasílabo y hexasílabo dactílicos. — Los
dos versos tienen de común sus sílabas p ares y su carác­
Tú que huellas
ter rítmico. Se les ha asociado con frecuencia. Ejemplo
las estrellas
v tu sombra muestras en el sol, de Rubén Darío, R im a I :
cuando brilla
sin mancilla En el libro lujoso se advierten
entre nácar y oro y arrebol. las rimas triunfales,
r

ARTE DEL VERSO 83


82 T . NAVARRO TOMAS
Molinito que mueles amores,
bizantinos mosaicos, pulidos
pues que mis ojos agua te dan,
y raros esmaltes.
no coja desdenes quien siembra favores
que dándome vida matarme podrán,
21. Decasílabo dactílico y heptasílabo .— La va­
riedad del heptasílabo es también la dactilica, acentua­ 24. E ndecasílabo y pentasílabo .— El pentasílabo
da en tercera y sexta. Ejemplo de Bécquer, Rim a equivale propiamente a la primera sección del endeca­
LX X X ÍV : sílabo sáfico; pero los dos metros extienden su concor­
dancia a todas sus modalidades. Ejemplo de Bécquer
¿No has sentido en la noche,
Rima X V I:
cuando reina la sombra,
una voz apagada que canta
y una inmensa tristeza que llora? Si al mecer las azuies campanillas
de tu balcón
crees que suspirando pasa el viento
22. Decasílabo dactílico y octosílabo.— Junto
murmurador,
al verso dactílico de diez sílabas, el octosílabo, de la sabe que, oculto entre las verdes hojas,
misma línea par, puede ser polirrítmico. En su período, suspiro yo.
menos recargado, el ritmo resulta más lento. Ejemplo
de Rosalía de Castro, En las orillas d el Sar: 25. E ndecasílabo y pentasílabo dactílicos.— El
verso de cinco sílabas desarrolla el mismo movimiento
A través del follaje perenne
rítmico del dactílico de once. Uno y otro apoyan de or­
que oír deja rumores extraños,
y entre un mar de ondulante verdura, dinario la sílaba inicial e invariablemente la cuarta.
amorosa mansión de los pájaros, Kjemplo de Iriarte, La criada y la escoba:
desde mis ventanas veo
el templo que quise tanto. Cierta criada la casa barría
con una escoba muy puerca y muv vieja. . .
23. Decasílabo y dodecasílabo dactílicos.— El por donde pasa
aun más ensucia que limpia la casa.
verso de doce consta de dos mitades dactilicas, 6-6.
El de diez puede ser dactílico simple o compuesto, 5-5.
Ambas variedades de decasílabo se juntan en el siguien­ -6 . E ndecasílabo \ hexasílabo.— No concuerda n
bajo forma polirrítrnica. La discordancia subraya el
te ejemplo de Lape de Vega, San Isid ro Labrador, Ac­
sentido satírico de la fábula El ricole. de Iriarte:
to I:
84 T . NAVARRO TOMAS arte d el v erso 85

Hubo un rico en Madrid, y aun dicen que era ¡Con qué pura y serena complacencia
más necio que rico, brilla esta noche la luna!
cuya casa magnífica adornaban a imagen de la cándida inocencia
muebles exquisitos. no tiene mancha ninguna.

27. E ndecasílabo y Heptasí labo .— Coordinación 30. E ndecasílabo y eneasílabo .— El verso de nue­
común y corriente entre todas las variedades de ambos ve sílabas es natural auxiliar del de once, aunque menos
metros polirrítmicos. El heptasílabo corresponde a la usado en este papel que los de siete y cinco. Ejemplo
sección del endecasílabo determinada por el apoyo de de Manuel González Prada, R om ance:
la sílaba sexta. Ejemplo de Bécquer, R im a LX X :
Cuando reclina en la nevada mano
la rubia frente virginal
¡ Cuántas veces al pie de las musgosas
entorna la mirada y enmudece,
paredes que la guardan
¿en quién la niña pensará?
oí la esquila que al mediar la noche
a los maitines llama!
31. E ndecasílabo y dodecasílabo.— El dodecasí­
labo es compuesto, 6-6, polirrítmico, en el ejemplo si­
28. E ndecasílabo dactílico y heptasí labo .— Con
guiente, de Rubén Darío, Canto de la sangre. El ende­
los endecasílabos dactilicos armoniza bien el heptasíla­
casílabo, más que como unidad concordante, aparece
bo del mismo tipo rítmico acentuado en tercera, pero no
como lema al frente de cada estrofa:
tan bien la variedad trocaica acentuada en segunda.
Ejemplo de Jorge Guillen, E l cisne: Sangre de Abel, clarín de las batallas:
luchas fraternales; estruendos, horrores;
El cisne, puro entre el aire y la onda, flotan las banderas, hieren las metrallas,
tenor de la blancura, y visten la púrpura los emperadores.
zambulle el pico difícil y sonda
la armonía insegura
32. E ndecasílabo y alejandrino . — La armonía
tiene por base en este caso la correspondencia del ende­
29. E ndecasílabo y octosí labo . — El octosílabo
casílabo con los hemistiquios del alejandrino, 7-7. Ejem­
adquiere lentitud y gravedad al acomodarse al ordina­
plo de Antonio Machado, E legía de un m adrigal:
rio compás del endecasílabo. Son de tipo dactílico los
octosílabos en el ejemplo siguiente de Rosalía de Cas­ Quiso el poeta recordar a solas
tro, A la luna: las ondas bien amadas, la luz de los cabellos,
86 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 87

que él llamaba en sus rimas rubias olas. ¡Panida! Pan tú mismo, que coros condujiste
Leyó. . . La letra mata: no se acordaba de ellos. hacia el propileo sacro que amaba tu alma triste,
al son del sistro y del tambor.
33. Dodecasílabo y hexasílabo.— El verso de do­
ce, 6-6, y el hexasílabo ofrecen concordancia perfecta 36. P entadecasílabo y alejandrino .— El de quin­
cuando tienen por fondo común el ritmo dactilico. Ejem­ ce sílabas consta de dos partes, 6-9, coincidentes en su
plo de Bécquer, R im a L X X II: ritmo dactilico. Su movimiento concuerda con los he­
mistiquios, 7-7, del alejandrino. Ejemplo de Ernesto
Así los barqueros pasaban cantando
Mario Barreda, Cuadro de salud:
la eterna canción,
y al golpe del remo saltaba la espuma
Brillaba el arado. Los bueyes, enormes y lentos
y heríala el sol.
iban abriendo el surco sobre la tierra buena.
Un vuelo de pájaros, cual una corona de alas,
34. A lejandrino y heptasílabo .— Otro de los gru­
oreaba la noble frente del labrador.
pos que actúan con clara y natural armonía es el del
alejandrino, 7-7, y el heptasílabo, tanto bajo una va­
riedad definida como en su forma polirrítmica. Ejemplo
de Gabriela Mistral, Mientras baja la nieve:

Ha bajado la nieve, divina criatura,


el valle a conocer.
Ha bajado la nieve esposa de la estrella.
¡Mirémosla caer!

35. A lejandrino y eneasílabo .— Forma parte la


combinación 14-9, en realidad 7-7-9, de la serie de con­
cordancias complementarias bajo la unidad básica del
endecasílabo. Ejemplo de Rubén Darío, Responso a Ver-
lain e:

Padre y maestro mágico, liróforo celeste,


que al instrumento olímpico y a la siringa agreste
diste tu acento encantador,
COMBINACIONES DE TR ES METROS

37. P entasílabo, heptasílabo y eneasílabo . —


Reúne los tres auxiliares ordinarios del endecasílabo.
Alternan unidades dactilicas y mixtas. Ejemplo de Ma­
nuel Machado, A los versos d e un poeta andaluz:

Pobre Juan de la tierra clara,


pobre Juan de la triste cara,
pobre poeta. . .
canto sincero,
oloroso y humilde
como el romero.

38. P entasílabo, heptasílabo y endecasílabo.—


El verso de once y sus dos auxiliares más frecuentes se
han combinado bajo diversas formas estróficas. Un an­
tiguo ejemplo se halla en Manuel María Arjona, Himno
a Venus:

Gloria a la Diosa
de las delicias,
cuya guirnalda bella
ya en nuestras sienes victoriosa brilla.

39. Heptasílabo , endecasílabo y alejandrino .—


90 T . NAVARRO TOMAS ARTE DEL VERSO 91

El verso de catorce no significa disparidad dentro del 42. E neasílabo, decasílabo y dodecasílabo.— Las
grupo. Sus hemistiquios lo asocian, como es sabido, con combinaciones de dactilicos fueron frecuentes en las le­
los metros de siete y once sílabas. Ejemplo de Fernán­ tras de bailes antiguos. Se mezcla a veces el eneasílabo
dez Moreno, H abla la m adre castellana: mixto, como en el ejemplo que sigue, del Rom ancero
general:
Estos hijos, dice ella,
la madre dulce y santa, Zagaleja del ojo rasgado,
estos hijitos tan desobedientes vente a mí que no soy toro bravo;
que a lo mejor contestan una mala palabra. vente a mí, zagaleja, vente,
que adoro las damas y mato la gente.

40. O ctosílabo, eneasílabo y decasílabo.— Ver­


sos de tipo par e impar se coordinan bajo el dominio
del ritmo dactilico. Ejemplo de Tonos castellanos, si­
glo xvt:
Al ladrón, al ladrón, señores,
tengan aquese ladrón,
que me lleva la vida y el alma
y me deja sin corazón.

41. Octosílabo , decasílabo y endecasílabo. —


Junto a los versos dactilicos de diez y once silabas, un
octosílabo, el primero, corresponde a ese mismo tipo, y
otro, el final, aunque trocaico, sigue la línea del con­
junto en el siguiente ejemplo de Rosalía de Castro, En
las orillas d el Sar:

Mientras el hielo las cubre


con sus hilos brillantes de plata,
todas las plantas están ateridas,
ateridas como mi alma.
IIEI’ E R T O R I O D E E S T R O F A S
r

ESTROFAS FIJA S

VERSO UNICO
ll
iíiü
1. Aunque la estrofa propiamente dicha requiere
dos o más versos, el verso único aparece en realidad
con valor de estrofa cuando sirve de molde a lemas,
motes, proverbios, títulos, etc. Se utiliza en estos casos
el octosílabo más que ningún otro metro:

Nunca mucho costó poco.


Hoy es siempre todavía.
No hay mal que por bien no venga.
Reinar después de morir.

DOS VERSOS

2. El pareado rimado de versos fluctuantes se usó


en los primitivos poemas líricos y constituyó la base del
cósante. Ejemplos de Canción d e am or y del Cancionero
de B arbieri, núm. 6 :

Qui triste tiene su corazón


venga oír esta razón.
96 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 97

Amigo al que yo más quería 6. A partir del Siglo de Oro se ha venido usando
venid al alba del día, el pareado de endecasílabos y el de endecasílabo y hep-
tasílabo. La libre mezcla de estos metros en la serie de
3. Parejas rimadas de versos desiguales son fre­ pareados ha sido llamada silva d e consonantes. Ejemplo
cuentes en los estribillos antiguos. Ejemplos del Villan­ de Calderón, La vida es sueño, II, 7:
cico del Marqués de Santillana:
Siguiendo a Estrella vengo
Aguardan a mí, y gran temor de hallar a Astolfo tengo;
nunca tales guardas vi. que Clotaldo desea
que no sepa quién soy y no me vea,
Dejadlo al villano pene; porque dice que importa al honor mío;
véngueme Dios delle. y de Glotaldo fío
su efecto, pues le debo, agradecida,
4. El pareado octosílabo, con asonancia o consonan­ aquí el amparo de mi honor y vida.
cia, es la forma ordinaria de la aleluya popular. Mu­
chos refranes se ajustan también a esta misma forma: 7. El modernismo practicó ampliamente el pareado
en eneasílabos, en endecasílabos y en metros más exten­
A su padre enfermo cuida sos, especialmente en alejandrinos. Ejemplo de E. Gon­
y ruega a Dios por su vida.
zález Martínez, E l buen m aestro:
Quien da pan a perro ajeno
pierde el pan y pierde el perro. ¿Qué pupilas absortas, en el solemne y grave
misterio de la muerte, vieron pasar su nave?
5. El pareado octosílabo de rimas enlazadas, ab:bc: ¿Qué espíritus fraternos, en la penumbra quieta
cd:de, etc., se ha empleado en la composición del p er­ de un pálido crepúsculo, sonríen al poeta?

qué. Ejemplo de don Diego Hurtado de Mendoza, Can­


8. Fue bastante frecuente en estribillos de canciones
cionero d e P alacio, núm. 1:
antiguas el pareado en versos sueltos, sin rima. Ejem­
¿Por qué en el lugar de Arcos plos en diversos metros del Cancionero de Barbieri,
no usan la confesión? núm. 192; de Los baños d e Argel, de Cervantes, y del
¿Por qué la disputación Rom ancero general, núm. 721:
face pro a las devegadas?
¿Por qué malas peñoladas Si la noche es temerosa
facen falsos los notarios ? . . ¿quién la dormirá?
98 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 99
Aunque pensáis que me alegro serie continua, ABA:BCB:CDC, etc. Se ha empleado
conmigo traigo el dolor. principalmente en epístolas y elegías. Ejemplo de Que-
vedo, Epístola satírica:
Trébole, ay jesús, cómo huele;
trébole, ay Jesús, qué olor.
No he de callar por más que con el dedo,
ya tocando la boca o ya la frente,
TRES VERSOS silencio avises o amenaces miedo.

¿No ha de haber un espíritu valiente?


9. Los más antiguos tercetos españoles siguieron la
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
tradición monorrima del modelo latino medieval. Se ha­ ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
llan ejemplos de los siglos xiv y xv. Fernán Pérez de
Guzmán construyó esta clase de estrofa con dos tetrasí­ 12. El modernismo cultivó el terceto trenzado en
labos y un octosílabo en sus Trinadas en loor de la Vir­ endecasílabos y en otros metros, ensayó otras combina­
gen, Carie, siglo XV, núm. 302: ciones e hizo reaparecer el tipo monorrimo, del cual dejó
ejemplos en varias medidas. Valle Inclán lo compuso
Alma mía. en versos fluctuantes de ritmo galaico en Son de mu-
noche e día ñeira:
loa la Virgen María. El vino alegre huele a manzana
:i y tiene aquella color galana
10. Muchos estribillos de canciones antiguas son que tiene la boca de la aldeana.
tercetos en octosílabos o en versos desiguales con el se­
gundo y tercero rimados. En la mayor parte de los casos 13. El terceto octosílabo con primero y tercero ri­
el segundo verso era quebrado. Ejemplo del Cañe. Bar- mados es la forma de las soleares andaluzas. Ha sido
bieri, núm. 258: cultivado por varios poetas modernos. Ejemplo de A.
Machado, Obras, México, 1940, pág. 310:
Estas noches atan largas
para mí Se miente más de la cuenta
no solian ser así. por falta de fantasía:
también la verdad se inventa.
11. Desde el siglo xvi ha dominado el terceto en­
decasílabo procedente de Italia, con rimas trenzadas en 14. Las soleariyas se diferencian de las soleares por
100 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 101

la reducción del primer verso a un simple trisílabo. 17. El cuando mexicano es una cuarteta octosílaba
Ejemplo de S. y J. Álvarez Quintero, Cancionera, ac- elaborada con repetición de versos y aditamentos com­
to II: plementarios. Ejemplo del Cancionero mexicano de Vi­
cente Mendoza, New York, 1942:
Los celos
Ay que ventanas tan altas
se gozan en abatir
para mí tan chaparrito;
castillitos por los suelos.
¡hum, ja ja ja jay!
para mí tan chaparrito.
15. Otra canción andaluza, la playera, consiste en Quisiera ser albañil
un terceto en que los versos primero y tercero son hexa- para bajarlas tantito;
sílabos rimados y el segundo generalmente endecasílabo ¡hum, ja ja ja jay!
para bajarlas tantito.
suelto. F. Rodríguez Marín, L a copla, Madrid, 1910,
pág. 14:
18. Tan antigua como la cuarteta es la redondilla,
aunque de dominio menos común. Su variedad típica
No sé lo que tiene
consiste en cuatro octosílabos de rimas cruzadas, abab.
la hierbabuena de tu huertecito
que tan bien me huele. Ejemplo de Ventura Ruiz Aguilera:

El dolor me llamó hermano


CUATRO VERSOS en mi niñez cierto día,
y yo no le di la mano
porque aun no lo conocía.
16. Cuatro octosílabos, con el segundo y cuarto ri­
mados, constituyen la antigua cuarteta de la copla po­ 19. De la redondilla de rimas abrazadas, abba, se
pular, común a todos los pueblos hispánicos. Nace de ha venido haciendo uso desde el siglo xtv. El Siglo de
las gentes del pueblo lo mismo que de los mejores poe­ Oro y el romanticismo la adoptaron con preferencia
tas. Ejemplo de Antonio Machado: sobre la variedad cruzada. Ejemplo de Zorrilla:

Buena es el agua y la sed, Muerta la lumbre solar,


buena es la sombra y el sol, iba la noche cerrando,
la miel de flor de romero, y dos jinetes cruzando
la miel de campo sin flor. a buen paso un olivar.
102 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 103
y en honda oscuridad noche sombría
20. El modelo de Jorge Guillén ha introducido la re­
la misteriosa calle encapotó.
dondilla asonante en forma cruzada o abrazada y en
versos de seis o de siete sílabas. La asonancia atenúa el
23. Al contrario que en el caso de la redondilla, el
esquema de la redondilla ordinaria. Ejemplo de Adve­
cuarteto endecasílabo de rimas abrazadas, ABBA, tan
nimiento, del citado autor:
usado en la composición del soneto, apenas ha sido em­
pleado como estrofa independiente. Ejemplo de Antonio
¡Oh luna. Cuánto abril!
¡Qué vasto y dulce el aire! Machado:
Todo lo que perdí
volverá con las aves. Quién sabe. Acaso tu domingo sea
la jornada guerrera y laboriosa,
el día del Señor, que no reposa,
21. Corresponde a la redondilla cruzada el cuarteto
el claro día en que el Señor pelea.
llamado serventesio, ABAB. Consta de cuatro endecasí­
labos. Empezó a usarse en el siglo xvi, pero no se gene­
24. El cuarteto de endecasílabos y heptasílabos se
ralizó hasta el romanticismo. Ejemplo de Juan Arólas,
introdujo bajo diversas formas en el siglo xvi para la
L a herm osa H alew a:
adaptación de las estrofas horacianas. Multiplicó sus
combinaciones en la poesía neoclásica. La variedad más
El arpa sobre el césped olvidada
con el viento sus fibras conmovía, cultivada ha sido la de rimas y versos alternos, AbAb.
y de su docto dueño enamorada Ejemplo de fray Luis de León:
parece que lloraba su agonía.
Alaba, oh alma, a Dios. Señor, tu alteza
¿qué lengua hay que la cuente?
22. La poesía romántica dio preferencia a la varie­
Vestido estás de gloria y de belleza
dad del cuarteto endecasílabo con rima aguda en los y luz resplandeciente.
versos segundo y cuarto, AÉAÉ, cuyo efecto ayuda a
subrayar el tono enérgico y dramático. Ejemplo de Es-
25. Entre otras formas del cuarteto de endecasílabos
pronceda, E l estudiante d e Salam an ca:
y heptasílabos, ha sido también relativamente frecuente
la variedad alterna inversa a la citada en el número
La moribunda lámpara que ardía
trémula lanza su postrer fulgor, anterior, aBaB. Ejemplo de Francisco de Medrano:
]04 T . NAVARRO TOMAS ARTE DEL VERSO 105

Gran dote es la belleza Daban olor sobeio las flores bien olientes,
y honestidad allí de los mayores; refrescaban en omne las caras e las mientes,
el pecar, gran vileza, manaban cada canto fuentes claras corrientes,
y su precio, morir con los favores. en verano bien frías, en invierno calientes.

26. El cuarteto de tres heptasílabos y un endecasí­ CINCO VERSOS


labo final con asonancia en los pares, abcB, ha servido
de unidad en las composiciones llamadas endechas rea­ 29. Entre las estrofas de cinco versos la más común
les. Todos los cuartetos de la endecha mantienen la es la quintilla. Consta de cinco octosílabos con dos ri­
misma asonancia. Ejemplo de Francisco Trillo Figueroa, mas combinadas de varias maneras. Empezó a usarse en
Pintura d e la noche: el siglo xv. La variedad más corriente equivale a una
redondilla cruzada que se prolonga con un verso, ababa.
Cantaré de la noche Ejemplo de Tirso de Molina, L a prudencia en la mujer,
las sombras confundidas acto II:
en pálidos horrores,
silencio triste, lúgubre armonía. Capitán he visto yo
que para pagar su gente
cuando sin joyas se vio,
27. Desde el romanticismo el cuarteto de rimas cru­
cortó la barba prudente
zadas se lia compuesto en varios metros mayores que el y a un mercader la empeñó.
endecasílabo, especialmente en alejandrino. Ejemplo de
A. Machado, Obras, México, 1940, pág. 196: 30. En proporción de frecuencia ocupa el segundo
lugar la variedad de quintilla que corresponde a una
Adiós, tierra de Soria; adiós el alto llano
redondilla abrazada a la que se añade un verso que
cercado de colinas y crestas militares,
repite la rima interior, abbab. Ejemplo de Espronceda,
alcores y roquedas del yermo castellano,
fantasmas de robledos y sombras de encinares. El estudiante d e Salam anca:

Distante un bosque sombrío,


28. Mera forma arqueológica es desde hace siglos la el sol cayendo en la mar,
cuaderna vía que hizo famosa Gonzalo de Berceo, for­ en la playa un aduar,
mada por cuatro alejandrinos monorrimos. Ejemplo de y a lo lejos un navio
los M ilagros d e Nuestra Señora, copla 3 : viento en popa navegar.
106 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 107

31. Una tercera variedad de quintilla usada también que gotas de agua en el mar
y arena en los arenales.
con gran frecuencia equivale a una redondilla abrazada
a la que se aumenta un verso inicial que anticipa la
rima interior, abaab. Ejemplo de Nicolás Fernández de 34. La imitación de las cortas estrofas horacianas
Moratín, Fiesta d e toros en M adrid: sirvió de base a la lira, quinteto de endecasílabos y hep-
tasílabos, aBabB, ennoblecido por Garcilaso, su intro­
Madrid, castillo famoso,
ductor, y por sus continuadores fray Luis de León y San
que al rey moro alivia el miedo, Juan de la Cruz. Ejemplo de este último en Canción del
arde en fiestas en su coso alm a:
por ser el natal dichoso
En una noche oscura,
de Alimenón de Toledo.
con ansias en amores inflamada,
oh, dichosa ventura,
32. La lírica popular cultiva la quintilla alterna del salí sin ser notada,
primer tipo, pero con rima asonante o con libre mezcla estando ya mi casa sosegada.
de asonancia y consonancia. Ejemplo recogido en un
pueblo manchego: 35. Entre los muchos cultivadores que la lira ha te­
nido, algunos han introducido alguna pequeña modifica­
Si mi madre fuera mora ción en la disposición de sus versos. Bello utilizó la va­
y yo nacido en Argel, riante ABabB en su oda Al 18 d e S eptiem bre:
renegara de Mahoma
sólo por venirte a ver,
hermosa y blanca paloma. Celebra, oh patria, el venturoso día
en que tus fueros vindicar osaste
y el yugo que oprimía
33. En las cañas y polos andaluces y en los huapan­ tu cuello destrozaste
gos mexicanos, la quintilla asonantada suele dejar suel­ y el canto de los libres entonaste.
to el primer verso, abcbc. Ejemplo de Manuel Machado,
Cante hondo, Madrid, 1916, pág. 70:
36. Ha sido poco usado el quinteto de endecasíla­
bos plenos. Gaspar Núñez de Arce utilizó la variedad
No hay penilla ni alegría
que se quede sin cantar, ABAAB en su poesía A la muerte de don Antonio Ríos
y por eso hay más cantares R osas:
108 T . NAVARRO TOMAS
ARTE DEL VERSO 109

Cayó como la piedra en la laguna 39. La sextilla de pie quebrado se ha compuesto tam­
con recio golpe en la insondable fosa. bién con dos octosílabos pareados en cada mitad de la
Ya no levantará tormenta alguna estrofa y con quebrados finales agudos, aaé:bbé. Ejem­
su elocuencia, vibrando en la tribuna, plo de Zorrilla, “Oriental” , en Obras com pletas, Valla-
come el rayo terrible y luminosa.
dolid, 1943, I, 449:

37. Algunos poetas románticos se sirvieron del quin­ Dijo el noble de Castilla,
teto formado por cuatro endecasílabos y un heptasílabo y del torrente a la orilla
final. La variedad ABAAb fue usada por Vicente W. aguardó.
Querol, Rim as, Madrid, 1891, pág. 143: ¿Qué hace el moro que injuriado
en la muralla apoyado
Un año más en el hogar paterno se quedó?
celebramos la fiesta del Dios Niño,
símbolo augusto del amor eterno, 40. Otra disposición de la sextilla de pie quebrado
cuando cubre los montes el invierno sitúa los versos cortos en el interior de cada semiestrofa,
con su manto de armiño. aaé:bóé. Ejemplo de Zorrilla en “Tempestad de vera­
no”, Op. cit. I, 198:
SEIS VERSOS
Y entre nubes purpurinas,
peregrinas,
38. Mantiene su renombre la sextilla formada por
de azulado tornasol,
cuatro octosílabos y dos tetrasílabos en dos mitades si­ tendió el iris a lo lejos
métricas con rimas correlativas, aberabe, la cual solía los reflejos
componerse en parejas en las antiguas coplas de p ie que­ de los colores del sol.
brado. Ejemplo de Jorge Manrique, Coplas a la muerte
d e su p ad re: 41. Del sexteto correlativo en heptasílabos y endeca­
sílabos, abC:abC, a la manera con que empiezan las
Recuerde el alma dormida, estancias de algunas canciones de Garcilaso, fue inicia­
avive el seso y despierte
dor San Juan de la Cruz en su Llam a d e amor viva:
contemplando
cómo se pasa la vida,
Oh, llama de amor viva
como se viene la muerte
que tiernamente hieres
tan callando.
110 T. n avarro tom as ARTE DEL VERSO 111
de mi alma en el más profundo centro; puede ser cruzada o abrazada y el orden de los metros
pues ya no eres esquiva, se combina bajo varias formas. La combinación aBbacC
acaba ya si quieres,
fue empleada por A. Lista en Canto a la esposa:
rompe la tela deste dulce encuentro.

Vírgenes de Judea,
42. La correlación uniforme a base de endecasíla­ el tierno canto oíd. Hiere la esposa
bos plenos ha sido practicada en composiciones moder­ el arpa deliciosa
nas,. ABC:ABC. Ejemplo de Gaspar Núñez de Arce, que a su pastor recrea
Gritos del com bate, Madrid. 1914, pág. 113: y canta sus loores
entrando en la mansión de los amores.
Al menos en el siglo desdichado
que aquel ilustre y vigoroso vate 45. El sexteto de endecasílabos y heptasílabos se
con el rayo marcó de su censura, construye también en forma simétrica con dos de los
podía el corazón atribulado versos largos formando pareados en cada semiestrofa y
salir ileso del mortal combate
con los cortos rimados entre sí, AAb:CCb. Ejemplo de
en alas de la fe radiante y pura.
Gertrudis Gómez de Avellaneda, Amor y orgullo:

43. La sexta rima de origen italiano, formada por Un tiempo hollaba por alfombra rosas,
cuatro endecasílabos alternos más otros dos con rima y nobles vates de mentidas diosas
pareada, ABABCC, se ha cultivado en extensos poemas prodigábanme nombres,
a partir del Siglo de Oro. Ejemplo de Zorrilla en Un mas yo, altanera, con orgullo vano,
cuento d e am ores: cual águila real al vil gusano,
contemplaba a los hombres.

Bello es el astro rey del claro día,


bellísima su luz fecundizante; 46. Varios poemas de Núñez de Arce divulgaron a
bella es la reina de ¡a noche umbría fines del siglo xix el sexteto de endecasílabos y heptasí­
con su pálida luz, su brillo amante; labos en que estos últimos se sitúan dentro de cada semi­
pero más bella aún. más seductora, estrofa, AaB:GcB, forma anticipada por Juan María
es la mujer que el corazón adora.
Maury al principio de El festín d e A lejandro:

44. El sexteto alirado mantiene la disposición pa­ Era el regio festín que en Pefsia esclava
reada de los dos versos finales. En los anteriores la rima por su conquista daba
112 T . NAVARRO TOMAS ARTE DEL VERSO 113

el hijo de Filipo armipotente; casílabos y heptasílabos con rimas correlativas, ABé:


en su trono imperial con asió adorno, ABé, fue empleado por Unamuno en su poesía A mi
sus proceres en torno,
tierra m adre:
el héroe sobrehumano alza la frente.

Almohada serás de mi cabeza


47. Tanto la poesía romántica como la modernista cuando rendida de la idea al peso
utilizaron ampliamente el sexteto simétrico con rima se vuelva a descansar,
aguda en la terminación de sus semiestrofas. Zorrilla lo cuando sucumba al fin a la tristeza
compuso en alejandrinos y heptasdabos trocaicos con de la muela incesante del progreso
con su inútil rodar.
rimas correlativas, ABé:ABé, en “Elvira , Obras com ­
pletas, 1943, I, 54 :
50. Apartándose de la simetría y correlación ordi­
Con furia en el bosque luchaban los vientos, narias, Enrique Gil Carrasco dio particular flexibilidad
del pino tronchado sonoro estallido a la sextilla de octosílabos y tetrasílabos, con el esque­
se oía crujir, ma aób:aab, en La mujer y la niña:
y el ave agorera sus tristes lamentos
callaba, y del trueno el lejano bramido Yo vi por mayo las flores
se hacía sentir. muy galanas
sobre el tallo alzarse ufanas,
48. De la variedad simétrica, AAétBBé, en alejan­ y cantar los ruiseñores
drinos predominantemente trocaicos y eneasílabos agu sus amores
en purísimas mañanas.
dos de este mismo tipo rítmico, se sirvió Rubén Daríc
en su Responso a V erlaine:
51. La sextilla octosílaba corriente en el Martín F ie­
Que púberes canéforas te ofrenden el acanto, rro de José Hernández, en la que el primer verso va
que sobre tu sepulcro no se derrame el llanto, suelto, los cuatro siguientes riman en parejas, y el últi­
sino rocío, vino, miel; mo recoge la rima del segundo y tercero, abbccb, se
que el pámpano allí brote, las flores de Citeres, aparta también de los modelos tradicionales:
y que se escuchen vagos suspiros de mujeres
bajo el simbólico laurel.
Aquí me pongo a cantar
al compás de la vigüela,
49. La misma variedad de sexteto agudo, en ende­ que al hombre que le desvela
114 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 115

una pena extraordinaria, el toro tenía seis meses,


como la ave solitaria, la serrana lo crió.
con el cantar se consuela.
54. El modelo antiguo parece haber sido tenido pre­
SIETE VERSOS sente por Amado Ñervo, quien lo redujo a dos solas
rimas, una de ellas aguda, aéaé:aaé, en La m al pagada
52. La estrofa de siete versos octosílabos fue culti­ c a n c ió n :
vada con frecuencia en el período trovadoresco. Consta­ Queda, en iglesia vetusta,
ba de una redondilla y un terceto final, ligados de vanos en que el eco, al resonar
modos por las rimas. Ejemplo de una de sus modalida­ en las bóvedas, asusta,
des, abba:cca, empleada por el Marqués de Santillana, una cripta secular,
donde duerme en paz la augusta
Planto de la reina doña M argarida:
infanta que cerró, adusta,
sus oídos al cantar.
Venid, venid, amadores,
de la mi flecha feridos,
e sientan vuestros sentidos 55. La inspiración de la estrofa de siete versos de
tormentos, cuytas, dolores; los cancioneros antiguos es visible en algunos poetas ac­
pues que la muerte levar tuales. El esquema abab:cdc de una poesía del trovador
ha querido e rebatar
Macías, reaparece, levemente modificado, en Fernando
la mejor de las mejores.
González, V e le r o :

53. No pasó la estrofa trovadoresca de siete versos


a los períodos inmediatos. Queda su recuerdo, simplifi­ Llévate mi pensamiento,
velero que vas al mar,
cado por la asonancia, en la lírica popular castellana.
y líbrame del tormento
Ejemplo recogido por Kurt Schindler, F olk, music and de pensar.
poetry o f Spain and Portugal,.New York, 1941, pág. 14: De pensar y de vivir,
velero que a la mar llevan
El toro tenía seis meses, aguas del Guadalquivir.
la serrana lo criaba;
con la leche de sus pechos
56. El tipo de copla usado por Santillana en la poe­
el alimento le daba.
El alimento le dio, sía a la reina doña Margarita, abba:cca, se halla pre­
116 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 117

sente, con ligero cambio del terceto, abba-acc, en Luis mente combinados en su ritmo dactilico, fue realizado
Rosales Camacho, Canciones del llam am iento a los pas­ por Manuel Paso en N ieblas:
tores :
Ya pronto anochece;
Deja en su sueño el ganado qué triste está el cielo.
que nube cándida fue, El aire cimbrea
pastor que sientes el pie los álamos secos.
al son del gozo bailado; Ya hay nieve en la cumbre del monte;
si el cielo está deshojado la luna amarilla
sobre el heno bienhechor se refleja en los campos abiertos.
¿cómo no venís, pastor?
OCHO VERSOS
57. Las combinaciones de siete versos, endecasíla­
bos y heptasílabos, pertenecen al tipo de estancias de 59. De antigüedad venerable es la copla de arte ma­
extensión variable. Se han ensayado estrofas fijas de sie­ yor. Sustituyó a la cuaderna vía en la poesía grave de
te versos en otras clases de metros, además del octosí­ la Edad Media. Constaba de dos cuartetos en dodecasí­
labo. El venezolano José Ramón Yepes combinó seis labos fluctuantes enlazados por las rimas. La disposición
dodecasilabos rimados más un hexasílabo suelto que de las rimas podía ser cruzada o abrazada en ambos
cuartetos y podía ser de una u otra manera en cada uno
divide la estrofa en dos mitades, ABAcABB, en La ra­
de ellos. Ejemplo de Juan de Mena, Laberinto d e F or­
m illetera:
tuna:

Ramilletera de estos alcores, Al muy prepotente don Juan el Segundo,


siempre vendiendo llenos de cintas, aquel con quien Júpiter tuvo tal zelo
de cintas verdes, ramos de llores; que tanta de parte le fizo del mundo
si ya vendiendo quanta a sí mesmo se fizo del cielo,
te siguen siempre tes ruiseñores, al grand rey de España, al César novelo,
no es por las flores de gayas pintas, al que con Fortuna es bien fortunado,
sí por el seno do van las cintas. aquel en quien cabe virtud y reynado,
a él la rodilla fincada por suelo.
58. Otro intento de estrofa de siete versos, con sim­
ple asonancia, pero con variedad de metros armoniosa­ 60. En el tono medio de los decires de la gaya cien­
ARTE D EL VERSO 119
118 T . NAVARRO TOMAS
dar plata por oro, Inés,
cia se usaba la copla d e arte menor, formada por dos es vender gato por liebre.
redondillas octosílabas enlazadas por las rimas como los
cuartetos de la copla de arte mayor. Solía combinar 62. Con el advenimiento del verso endecasílabo, la
octosílabos y pies quebrados. La variedad abba:acca copla de arte mayor fue sustituida por la octava rima
aparece en el siguiente ejemplo de Fernán Pérez de italiana, más conocida en español con el nombre de oc­
Guzmán, Cañe, siglo XV, núm. 2 9 0 : tava real. De sus ocho endecasílabos, los seis primeros
riman en forma alterna y los dos últimos son pareados,
El gentil niño Narciso, ABABABCC. Fue la estrofa de los poemas épicos. Ejem­
en una fuente engañado, plo de Ercilla, L a A raucana:
de sy mesmo enamorado,
muy esquiva muerte priso.
Señora de noble riso No las damas, Amor, no gentilezas
e de muy gracioso brío de caballeros canto enamorados,
a mirar fuente nin río ni las muestras, regalos y ternezas
non se atreva vuestro viso. de amorosos afectos y cuidados,
mas el valor, los hechos, las proezas
de aquellos españoles esforzados
61. A partir del siglo xv fue ganando terreno en el que a la cerviz de Arauco no domada
mismo género de poesía la copla castellana, formada pusieron duro yugo por la espada.
también por dos redondillas, como la de arte menor,
pero no enlazadas sino con rimas independientes. La co­ 63. El romanticismo puso su preferencia en la octa­
pla castellana tuvo vida más larga que las de arte mayor va aguda, compuesta de dos mitades endecasílabas, con
y menor. Presentaba numerosas combinaciones de octo­ sus primeros versos sueltos y los dos siguientes parea­
sílabos y pies quebrados. Quedó como forma corriente dos, y cuyo rasgo característico consiste en la rima agu­
del epigrama. Ejemplo de Baltasar de Alcázar. da con que ambas mitades terminan, ABBÉ:CDDÉ,
Ejemplo de Salvador Bermúdez de Castro, A la noche.
Tus cabellos, estimados
por oro contra razón, Siempre te amé. Tu plácida tristeza
ya se sabe, Inés, que son en mi infancia feliz me arrebataba;
de plata sobredorados. por contemplar tu sombra abandonaba
Pues querrás que se celebre la clara luz de mi tranquilo hogar.
por verdad lo que no es,
120 T . NAVARRO TOMAS ARTE DEL VERSO 121

Yo te cantaba al resonar del viento, nunca la dicha supuso


de la brisa invocábate al arrullo, fuera de su pobre estancia,
de la selva en el lánguido murmullo tratada desde la infancia
o en las playas pacíficas del mar. con cautelosa rigor.

64. Alcanzó gran éxito una modificación de la oc­


66. Al esquema de la octava aguda solían añadirse
tava endecasílaba aguda que consiste en hacer heptasí-
ciertos complementos rítmicos. Era frecuente en la octa­
labos los versos cuarto y octavo con que terminan sus
villa heptasílaba terminar los versos sueltos, primero y
semiestrofas, ABBé:ACCé. Al mismo tiempo los versos
quinto, con palabra esdrújula. Ejemplo de Zorrilla, La
primero y quinto podían ser sueltos o rimar entre si.
leyenda d e A lham ar:
Ejemplo de Nicomedes Pastor Díaz, L a m ariposa negra:

Borraba ya del pensamiento mío Y la escondida música


de la tristeza el importuno ceño; que en torno de él resuena,
dulce era mi vivir, dulce mi sueño, de júbilo le llena,
dulce mi despertar. le embriaga el corazón.
Ya en mi pecho era lóbrego vacío Y la palabra mística
el que un tiempo rugió volcán ardiente; de aquel cantar de gloria
ya no pasaban negras por mi mente le trae a la memoria
nubes que hacen llorar. antigua aparición.

65. Se compuso la estrofa aguda en toda clase de


67. Una modificación que convirtió la estrofa de
metros. Las cantatas al estilo italiano, de principios del
aguda en llana y le hizo adquirir un carácter más flexi­
siglo xix,- emplearon principalmente estrofillas agudas
ble y suave, especialmente en lo que se refiere al tipo
en metros cortos, con variada correspondencia de rimas
octosílabo, consistió en sustituir los dos versos agudos
entre las semiestrof as. La forma octosílaba, abbé:cddé,
por breves tetrasílabos llanos, abbc:deec. Ejemplo de
fue característica del romanticismo. Ejemplo de Zorri­
Juan Arólas, La muerte de A lí:
lla, M argarita la Tornera:

Aun no cuenta Margarita Quién fuera sultana linda


diez y siete primaveras, aquel árbol tan sombrío
y aun virgen a las primeras que cubre tu baño frío
impresiones del amor, con sus ramas.
122 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 123

Di si quieres que lo sea, dime: ¿es que el viento en sus giros


que aunque es imposible cosa, se queja, o que tus suspiros
me basta saber, hermosa, me hablan de amor al pasar?
cuánto me amas.

70. El modernismo continuó el cultivo del sexteto,


68. Otra modificación de la octava aguda, que ayu­
agudo o llano, pero rara vez se sirvió de la octava. Trató
da a subrayar la intención de los versos finales, consiste
más bien de desarticular esta estrofa presentándola co­
en trasladar al verso quinto la rima aguda del cuarto,
mo simple grupo de pareados, o como conjunto de versos
con lo cual se rompe el equilibrio de la estrofa. Este­
alternos, o como mera serie monorrima. La división en
ban Echeverría empleó el esquema ababé:ccé en uno
mitades simétricas se advierte aún en Eduardo Marqui-
de sus poemas, Obras com pletas, Buenos Aires, 1871, na, Soliloquios d el p oeta:
pág. 172: •
Vuelvo la vista azorado, Noche de mi Nación. . . Mira que es duro
como náufrago en el puerto, medir el tiempo en tu recinto oscuro,
al borrascoso pasado, pegar la sien al carcomido muro
y encuentro todo desierto, y oír por fuera palpitar la vida.
todo triste y funeral; Noche de mi Nación. . . Mira que es triste
miro atónito adelante huir la cárcel en que hogar nos diste,
y ni la luz vacilante gozar la luz, de la que no quisiste,
veo de astro divinal. llamarte al sol y ver que estás dormida.

69. En el mismo esquema anterior, el desequilibrio


que resulta del desplazamiento de la primera rima agu­ NUEVE VERSOS
da aparece con especial relieve, por la pregunta que
ocupa la parte final y más breve de la estrofa, en la 71. Entre las pocas estrofas fijas de nueve versos
Rim a X X V III de Bécquer: que se han usado en español figura la que Juan de Pa­
dilla, el Cartujano, utilizó en el siglo xv en el extenso
Cuando entre la sombra oscura
poema de sus Triunfos. Se compone de un cuarteto y un
perdida una voz murmura
turbando su triste calma, quinteto de arte mayor enlazados por las rimas. Equi­
si en el fondo de mi alma vale en realidad a una copla ordinaria de arte mayor a
la oigo dulce resonar, la cual se le añade un verso, ABBArACCAC:
ARTE DEL VERSO 125
124 T . NAVARRO TOMAS

Yo canto las armas de los Palestinos rada de Gaspar Gil Polo, cuyas estrofas se combinan
príncipes doce del Omnipotente, de este modo, ABBA:acCdD:
sus doce triunfos de don excelente,
triunfos de gloria seráfica dinos, De flores matizadas se vista el verde prado,
y pongo la tierra debajo los sinos retumbe el hueco bosque de voces deleitosas,
del cinto dorado de los animales, olor tengan más fino las coloradas rosas,
y pinto las altas celestes señales floridos ramos mueva el viento sosegado.
y los fortunados y casos indinos El rio apresurado
de los pasados e vivos mortales sus aguas acreciente,
y pues tan libre queda la fatigada gente
72. Las coplas octosílabas de nueve versos emplea­ del congojoso llanto
moved, hermosas ninfas, regocijado canto.
das en el siglo xv constaban regularmente de una redon­
dilla y una quintilla sin ningún enlace métrico. Su in­
dividualidad se funda en la unidad de su sentido. La
variedad abbatcdccd sirvió a Rodrigo de Cota en su DIEZ VERSOS
D iálogo entre el Amor y un viejo:
74. La estrofa de diez versos apareció por primera
Cerrada estaba mi puerta. vez bajo forma de copla caudata de tetrasílabos y octo­
¿A qué vienes? ¿por dó entraste? sílabos en la profecía de Casandra de la Historia tro-
Di, ladrón, ¿cómo saltaste yana, siglo xm. Consta de dos semiestrofas simétricas
las paredes de mi huerta?
ligadas por la rima de los octosílabos, a b ab cid ed ec:
La edad y la razón
ya de ti me han libertado;
deja al pobre corazón Cent perdida,
retraído en un rincón malfadada,
contemplar cual le has dejado. cofondida,
desesperada,
gente sin entendimiento;
73. Las combinaciones de nueve endecasílabos y gente dura,
heptasílabos no pertenecen a la clase de estrofas fijas gente fuerte,
sino a la de estancias de variable extensión. Como ejem­ sin ventura,
plo especial puede recordarse el de la canción de Ar- dada a muerte,
gente de confondimiento.
sileo, en alejandrinos y heptasílabos en la Diana enam o­
126 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 127

75. En el período de la gaya ciencia se usaron mu­ jurando de corazón


chas coplas formadas por una parte de cuatro octosíla­ de nunca lo quebrantar.
bos y otra de seis. Desde la segunda mitad del siglo
xv dominó la combinación de una redondilla y una sex­ 77. Se cuentan por docenas las variedades de coplas
tilla de pie quebrado. Ejemplo de Pedro Manuel Ximé- reales en octosílabos y quebrados contenidas en los can­
nez de Urrea, Cancionero. Zaragoza, 1878, pág. 110: cioneros de los siglos xv y xvi. El siguiente ejemplo de
Quirós presenta un pie quebrado en la primera quin­
Los que conocen el mal tilla y dos en la segunda, Cañe, general, núm. 94 4 :
son los que extreman el bien,
los otros hacen desdén Es una muy linda torre
no teniéndolo por tal. la discreción y el saber;
Muchos bienes dio Natura, razón la tiene en poder
mas el de mayor valía y la socorre
que ella da, cuando se quiere perder;
es aquel que siempre dura de manera
de la buena compañía que si alguno está de fuera,
donde está. aunque todo el mundo junte
y se ayunte
no le entrará la barrera.
76. Desde Juan de Mena se divulgó la estrofa com­
puesta de dos quintillas de igual tipo aunque de rimas
diferentes, abaab:cdccd. Se conoció esta estrofa con el 78. La estrofa octosílaba conocida por antonoma­
nombre de copla real. Ejemplo del mismo Juan de Me­ sia con el nombre de décim a no se divulgó hasta la apa­
na, Cañe, siglo XV, núm. 33: rición del libro de Diversas rimas de Vicente Espinel,
publicado en 1591. Se le suele llamar también espinela.
Pues el tiempo es ya pasado Consta de dos redondillas de rimas abrazadas y unidas
y el año todo eemplido por dos versos de enlace, abba:ac:cddc. Ejemplo de Cal­
desde que vo fui entrado derón, La vida es sueño:
en orden de enamorado
y en hábito recebido, Cuentan de un sabio que un día
V pues en tal religión tan pobre y mísero estaba
entiendo siempre durar, que sólo se sustentaba
quiero hacer profesión con las hierbas que cogía
128 T . NAVARRO TOMAS ARTE DEL VERSO 129

¿Habrá otro, entre sí decía, que la áurea copa en donde Venus vierte
más pobre y triste que yo? la esencia azul de su viña escondida.
Y cuando el rostro volvió Por respirar los perfumes de Armida
halló la respuesta viendo y por sorber el vino de su beso,
que iba otro sabio cogiendo vino de ardor, de beso, de embeleso,
las hojas que él arrojó. fuérase al cielo en la bestia de Orlando,
voz de oro y miel para decir cantando:
79. En el cultivo popular de la décima, extendido la mejor musa es la de carne y hueso.
principalmente por los países hispanoamericanos, alter­
nan con frecuencia la consonancia y la asonancia dentro 81. La décima de tipo francés, con el primer cuar­
de la misma estrofa. Ejemplo registrado por Juan Al­ teto cruzado, el segundo abrazado y un pareado entre
fonso Carrizo, Cancionero popular de la R ioja, Buenos ambos, ABAB:CC:DEED, fue usada en endecasílabos
Aires, 1942, III, 425: por Zorrilla en Im presiones de la noche. Modernamente
ha sido practicada en octosílabos, por Jorge Guillen.
Camina lento el cautivo, Ejemplo, Estatua ecuestre:
y con temblorosa voz
pidiendo a todos perdón Permanece el trote aquí
va penoso y afligido. entre su arranque y mi mano.
El concurso compasivo Bien ceñida queda así
mira esta escena de horror, su intención de ser lejano.
y haciendo fuerza y valor Porque voy en un corcel
quiere impedirlo y no puede; a la maravilla fiel:
todos quieren que no llegue Inmóvil con todo brío.
al banquillo ultimador. Y a fuerza de cuánta calma
tengo en bronce toda el alma,
80. El paradigma de la décima octosílaba se ha eje­ clara en el cielo del frío.
cutado en otros metros. Rubén Darío lo practicó en en­
decasílabos comunes, con mezcla de dactilicos de esta 82. Al contrario que en los casos de la octava y el
misma medida, en su B alada en honor d e las musas de sexteto, la poesía romántica rara vez se sirvió de la dé­
carne y hueso: cima aguda compuesta de dos mitades simétric as que se
enlazan por la rima fuerte de sus versos finales. Lean­
Nada mejor para cantar la vida, dro Fernández de Moratín empleó el esque na aabbé:
y aun para dar sonrisas a la muerte, ccddé en la cantata de Los padres d el L im bo:
A R T E D E L VERSO 131
130 T . NAVARRO TOMAS

Virgen madre, casta esposa, ¿Quién menoscaba mis bienes?


sola tú ¡a venturosa, Desdenes.
la escogida sola fuiste Y ¿quién aumenta mis duelos?
que en tu seno recibiste Los celos.
el tesoro celestial. Y ¿quién prueba mi paciencia?
Sola tú con tierna planta Ausencia.
oprimiste la garganta De ese modo en mi dolencia
de la sierpe aborrecida ningún remedio me alcanza,
que en la humana frágil vida pues me matan la esperanza
esparció dolor mortal, desdenes, celos y ausencia.

83. Dentro de la división de los diez versos en dos


mitades iguales, Juan María Gutiérrez dio a las semi- ONCE VERSOS
estrofas terminación en quebrados llanos y rimó unos
versos con asonancia y otros con consonancia en “Los 85. Los poetas del siglo xv compusieron de vez en
espinillos” . Poesías. Buenos Aires, 1945, pág. 135: cuando coplas octosílabas de once versos. En la mayor
parte de los casos corresponden a la división 5-6. Las
Por la falda de la loma estrofas en esta clase de metro que alternan con las de
del pueblo de San Isidro, arte mayor en el C laro oscuro de Juan de Mena apare­
fragantes flores de aroma cen en orden de quintilla y sextilla quebrada, abaab;
derraman los espinillos
edeede:
en verano.
En la grama de los suelos
parecen las cuentas de oro Cuando vi morir mi vida
nue pone en nupciales velos y vida dar a mis males,
el enamorado esposo cuya vida es despedida
de quien fue desconocida
con su mano.
a mis penas desiguales,
entonces bien me pensé,
84. Composición típica de diez versos es el ovillejo,
pensé que mi pensamiento
cuya forma normal consiste en tres pareados de octosí­ tanto fuerte,
labos v quebrados, a los cuales sigue una redondilla que no tuviera sobre qué
termina sumando los tres versos cortos, aabécetdeed. sobre qué darme tormento,
Ejemplo de Cervantes. Quijote. í. 27: sobre muerte
A RTE D E L VERSO 133
132 T . NAVARRO TOMAS

86. Aunque con menos frecuencia, los poetas del si­ pues que su triste ventura
lo despide
glo xv se sirvieron también de la estrofa de once octo­
de vos, linda criatura.
sílabos formada por sextilla y quintilla. La primera Del que tal licencia pide
consta de tres rimas correlativas, abcabc:ddeed, en el aved, señora, amargura,
siguiente ejemplo de Hernando de Ludueña, Doctrinal pues la pide
con desesperación pura
de gentileza:
e non pide
Gentiles hombres son todos vida, mas muerte segura.
los que traen grandes capillas
e mangas acuchilladas; 88. De doce versos repartidos en dos redondillas de
las piernas, brazos e codos rimas cruzadas y dos pareados intermedios, abab:ccdd:
atestados de ceñidlas
efef, constan las estrofas usadas por el romántico Gre­
muy espesas, muy pintadas.
Pues id, galanes garridos,
gorio Romero de Larrañaga en la poesía E l d e la cruz
a pendones desprendidos, colorad a:
bien syrgados e peynados,
que muchos son los llamados Dime tú, el rey de los moros,
e pocos los escogidos. el de los bellos jardines,
el de los ricos tesoros,
el de los cien paladines,
DOCE VERSOS el de las torres caladas
con sus agujas labradas,
87. Las coplas de pie quebrado, aunque con unidad el de alcatifas morunas,
independiente, solían escribirse en lo antiguo en pare­ el rey de las medias lunas,
de los reyes soberano,
jas que sumaban doce versos. Se componían además
el de la Alhambra dorada,
estrofas de este tipo ligadas entre sí por la igualdad de ¿en dónde está mi cristiano,
las rimas. Sigue el esquema abubabiabubub el siguiente el de la cruz colorada?
ejemplo del Marqués de Santillana, Cañe, siglo XV,
núm. 252: TRECE VERSOS

El triste que se despide,


89. Dos sextillas de rimas enlazadas, en octosíla­
de plazer e de folgura
se despide, bos plenos y quebrados, más otro octosílabo final, for­
A R T E D E L VERSO 135
134 T . NAVARRO TOMAS
Catorce versos dicen que es soneto,
man las estrofas del Regim iento d e príncipes dirigido burla burlando ya van tres delante.
a Isabel la Católica por fray Iñigo de Mendoza, Cañe, Yo pensé que no hallara consonante
siglo XV, núm. 5: y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto
Alta reyna esclarecida, no hay cosa en los cuartetos que me espante.
guarnecida Por el primer terceto voy entrando,
de grandezas muy reales, y aun parece que entré con pie derecho,
a remediar nuestros males pues fin con este verso le estoy dando.
desiguales Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
por gracia de Dios venida; que estoy los trece versos acabando:
Como quando fue perdida contad si son catorce, y está hecho-
nuestra vida
por culpa de una mujer, 91. En otros idiomas, el soneto admite en los cuar­
nos quiere Dios guarnecer tetos rimas cruzadas. El modernismo introdujo en es­
e rehacer
pañol esta práctica y añadió nuevas combinaciones a
por aquel modo y medida
que llevó nuestra cayda,
los tercetos. Además dio a veces rimas distintas a cada
cuarteto. El siguiente ejemplo de Antonio Machado se
acomoda al esquema ABAB CDCD EFE F E F :
CATORCE VERSOS
¿Por qué, decísme, hacia ios altos llanos
90. Soneto. En su forma ordinaria, desde el rena­ huye mi corazón de esta ribera,
cimiento al romanticismo, los dos cuartetos endecasíla­ y en tierra labradora y marinera
suspiro por los yermos castellanos?
bos que constituyen la primera parte del soneto se han
Nadie elige su amor. Llevóme un día
ajustado a las mismas rimas abrazadas, ABBA:ABBA.
mi destino a los grises clavijares
Los dos tercetos que forman la segunda parte se han donde ahuyenta al caer la nieve fría
combinado de varios modos: CDE CXE, CDC, DCD, las sombras de los muertos encinares.
CDE DCE, CDE DEC, ete. La segunda de estas varie­ De aquel trozo de España, alto y roquero,
dades, muy usada en el Siglo de Oro, fue adoptada por hoy traigo a ti, Guadalquivir florido,
Lope de Vega en su famoso soneto descriptivo: una mata del áspero romero.
Mi corazón está donde ha nacido,
no a la vida, ai amor, cerca del Duero.. .
Un soneto me manda hacer Violante
El muro blanco y el ciprés erguido.
y en mi vidaVme he visto en tal aprieto.
136 T . NAVARRO TOMAS A R T E D E L V ER SO 137
ponde al objeto de este libro presentar muestras de
92. El ingenio métrico se ejercitó en el Siglo de Oro
todas estas experiencias. Baste hacer figurar el frecuente
en componer sonetos con estrambote, con versos de cabo
soneto alejandrino con el siguiente ejemplo, esquema
roto, con versos enlazados, y con rimas dobladas, al­ ABAB ABAB CCB DDB, de E. González Martínez:
ternas, derivativas, etc. Entre estos artificios el más re­
petido fue el del estrambote o apéndice de variable Mañana los poetas cantarán en divino
extensión que se añadía al soneto, ligándolo por la rima verso que no logramos entonar los de hoy;
al último terceto. En la mayor parte de los casos el uso nuevas constelaciones darán otro destino
a sus almas inquietas con un nuevo temblor.
del estrambote respondía a una intención humorística.
Mañana los poetas seguirán su camino
Ejemplo de Cervantes, Al túmulo d e F elip e I I : absortos en ignota y extraña floración,
y al oír nuestro canto, con desdén repentino,
Voto a Dios que me espanta esta grandeza echarán a los vientos nuestra vieja ilusión.
y que diera un doblón por describilla; Y todo será inútil, y todo será en vano;
porque ¿a quién no sorprende y maravilla será el afán de siempre y el idéntico arcano
esta máquina insigne, esta riqueza? y la misma tiniebla dentro del corazón.
Por Jesucristo vivo, cada pieza Y ante la eterna sombra que surge y se retira
vale más de un millón, y que es mancilla recogerán del polvo la abandonada lira
que esto no dure un siglo, oh gran Sevilla, y cantarán con ella nuestra misma canción.
Roma triunfante en ánimo y nobleza.
Apostaré que el ánima del muerto
por gozar este sitio hoy ha dejado
la gloria donde vive eternamente.
Esto oyó un valentón y dijo: — Es cierto
cuanto dice voacé, señor soldado,
y el que dijere lo contrario, miente.
Y luego incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese y no hubo nada.

93. El modernismo por su parte se esforzó en com­


poner el soneto en toda clase de metros, desde los más
breves, de dos sílabas, hasta los de veinte. No corres-
>3 9

ESTROFAS SIN RIMA

94. Junto a las estrofas regulares forman grupo es­


pecial las que se componen en versos sueltos. Su rasgo
característico consiste en la carencia de rima. Fuera de
esto, por el orden y disposición de los versos son como
la» demás estrofas fijas. La forma más cultivada lia
sido la de la estrofa sáfica. Consta de cuatro versos suel­
tos, de los cuales los tres primeros son endecasílabos
acentuados en cuarta, octava (o sexta) y décima, y el
cuarto, un pentasílabo dactilico. Aunque la norma no
lo exige, en la práctica se da también preferencia a la
II acentuación de la primera sílaba de los endecasílabos.
»! Ejemplo de Miguel de Unamuno, Salam anca:

Miras a un lado, allende el Tormes lento,


de las encinas el follaje pardo,
cual el follaje de tu piedra, inmoble,
denso y perenne.

95. Sobre las mismas líneas de la estrofa sáfica,


pero con endecasílabos polirrítmicos y heptasílabo final,
el bachiller Francisco de la Torre, siglo xvt, introdujo
una nueva combinación, asimismo no rimada, que ha
sido conocida con el nombre de su inventor y practicada
140 T . NAVARRO TOMAS A R T E D E L VERSO 141

con relativa frecuencia. Ejemplo del mismo Francisco de la endecha real. Fue usado por Jerónimo Bermúdez
de la Torre: y repetido por Cervantes en varias de sus comedias.
Ejemplo de Los baños de Argel, I II :
Tirsis, ah, Tirsis, vuelve y endereza
tu navecilla contrastada y frágil Si la esperanza es buena,
a la seguridad del puerto; mira la posesión no es mala.
que se te cierra el cielo. Muy bien está lo hecho;
venga cuando quisiere la limosna.
96. Sexteto simétrico de heptasílabos y endecasíla­
bos sueltos, abCdeF. La correlación de los metros suple 99. La antigua estrofa alcaica, resucitada por Car-
la ausencia de la rima. Fue usado por Jerónimo Ber- ducci a base de dos decasílabos compuestos, un eneasí­
múdez, siglo xvi, en N ise laureada, II, 4-5: labo dactilico y un decasílabo trocaico simple, sin rimas,
ha tenido en español varios cultivadores. Ejemplo de
Oh, cuán amarga llama Alfonso Reyes, Oda nocturna:
es la del dulce fuego
en los reales pechos encendido, Pues que la noche sugiere cánticos
que cual fortuna grave,
apresta, Lidia, la arcaica péctide;
tras calma bonanzosa,
yo siento a los dioses antiguos
flores, hierbas y plantas llevar puede.
que me inspiran no escuchados cármenes.

97. Cuarteta de heptasílabos sueltos polirrítmicos. 100. El modelo de la lira, con leve modificación, ha
Fue empleada por el bachiller Francisco de la Torre sido reproducido modernamente en endecasílabos y hep­
como unidad estrófica de su Oda V, en la que el verso tasílabos sueltos. La estrofa mantiene su armonía no
no aparece en serie amorfa: obstante la ausencia de las rimas. Ejemplo de Dionisio
Ridruejo:
Alexis ¿qué contraria
influencia del cielo Déjame hacer camino
persigue nuestros ánimos de doble paso y amorosa huella
con las cosas del mundo? en la hierba temprana
por donde vino tu desnuda planta
98. Cuarteto formado por tres heptasílabos y un en­ maravillando mi silencio triste.
decasílabo suelto, abcD, antecedente de la forma métrica
143

ESTROFAS VARIABLES

ZÉJEL

101. Procede el zéjel de la lírica mozárabe. Consta


generalmente de una serie de coplas que repiten un
determinado estribillo. En su forma más corriente el es­
tribillo consiste en dos versos rimados o sueltos,. El
cuerpo o mudanza de la estrofa lo constituyen tres oc­
tosílabos monorrimos cuya rima varía de una copla a
otra. Sigue a estos otro verso que repite la rima del estri­
billo o a lo menos la de su verso final y sirve como
llamada o vuelta a esta parte de la canción, aa:bbba:aa.
Frecuente en la poesía antigua y ensayado de nuevo
por algunos poetas actuales. Ejemplo de Gil Vicente,
Canción de Casandra:

Dicen que me case yo;


no quiero marido, no.

Más quiero vivir segura,


n’esta sierra a mi soltura,
que no estar en aventura
si casaré bien o no:
Dicen que me case yo;
no quiero marido, no.
144 T . NAVARRO TOMAS
A R T E D E L VERSO 145
Segadores, afuera, afuera;
102. El estribillo del zéjel consta a veces de tres
dejen llegar a la espigaderuela.
versos, con el segundo quebrado y en rima con el tercero.
La parte que se repite en este caso al fin de las coplas se VILLANCICO
reduce a los dos últimos. Se omite el verso de vuelta
sustituido en su función por el verso corto del estribillo. 104. La estructura del villancico coincide en el fon­
Ejemplo anónimo, Las tres m orillas: do con la del zéjel. Procedía de la adaptación de la
cantiga de estribillo gallego-portuguesa, la cual era re­
Tres morillas me enamoran
sultado de la reelaboración y desarrollo del modelo
en Jaén,
zejelesco. En el villancico, el estribillo suele tener de
Axa, Fátima y Marión.
dos a cuatro versos, la mudanza es generalmente una
Tres morillas tan garridas redondilla, y la vuelta va precedida de uno o más ver­
iban a coger olivas, sos de enlace con la mudanza. De ordinario sólo se re­
y hallábanlas cogidas pite la última parte del estribillo. Ejemplo, con esque­
en Jaén, ma abb:cddc:cbb, del Cancionero de U psala:
Axa, Fátima y Marión.

Si la noche hace escura


103. Los versos monorrimos de la mudanza del zéjel y tan corto es el camino,
suelen ser en algunos casos mas o menos de tres. El es ¿cómo no venís, amigo?
tribillo consta de un verso de nueve sílabas y otro de
once y la mudanza está constituida por cuatro octosíla­ La media noche es pasada
y el que me pena no viene;
bos, aa:bbbba:aa, en el siguiente ejemplo de Tirso de
mi ventura le detiene
Molina, La m ejor espigadera: porque soy muy desdichada.
Véome desamparada,
Segadores, afuera, afuera; gran pasión tengo conmigo,
dejen llegar a la espigaderuela. ¿cómo no venís, amigo?

Si en las manos que bendigo 105. En el Siglo de Oro, el villancico más cultivado
fuera yo espiga de trigo,
constaba de tres redondillas: una de estribillo, otra de
que me hiciera harina digo
mudanza y otra de enlace y vuelta; al final se repetía
y luego torta o bodigo,
porque luego me comiera: parte de la primera: abab:cddc:cddb:ab. El lugar de
146 T . NAVARRO TOMAS
ARTE DEL VERSO 147
la redondilla inicial lo ocupa una cuarteta de eneasíla­ Allí el nido umbrío
bos y decasílabos dactilicos en el siguiente ejemplo de lene el verderol:
Lope de Vega, El bobo d el coleg io: Verde verderol,
endulza la puesta del sol.
Naranjitas me tira la niña
en Valencia por Navidad,
107. En la moderna lírica popular es frecuente el
pues a fe que si se las tiro
que se le han de volver azahar. villancico formado simplemente por una cuarteta octo­
A una máscara salí sílaba y otra hexasílaba, sin enlace de las rimas entre
y paréme a su ventana; una y otra, aunque la segunda desempeñe el papel de
amaneció su mañana estribillo. Ejemplo de Miguel de los Santos Álvarez:
y el sol de sus ojos vi.
Naranjitas desde allí
me tiró para furor; Madre, a la puerta hay un niño
como no sabe de amor más hermoso que el sol bello,
piensa que todo es burlar: y dice que tiene frío,
pues a fe que si se las tiro porque el pobre viene en cueros.
que se le han de volver azahar. -—Anda dile que entre,
se calentará,
106. Se ha usado con frecuencia el metro hexasílabo porque en este pueblo
ya no hay caridad.
en la composición del villancico. La persistencia de esta
práctica, con breve estribillo pareado, redondilla cru­
zada y un verso de enlace y otro de vuelta, aa:bcbc:ca: CANCIÓN TROVADORESCA
aa, se manifiesta con este fino testimonio entre las poe­
sías de Juan Ramón Jiménez: 108. Al tipo de estrofa variable de tres núcleos mé­
tricos corresponde igualmente la canción trovadoresca.
Verde verderol,
En su forma más frecuente consta de tres redondillas,
endulza la puesta del sol.
con la última de ellas ajustada a las mismas rimas de
Palacio de encanto la primera, abba:cddc:abba. No hay enlace entre la
el pinar tardío, segunda y la tercera ni repetición literal, sino más bien
arrulla con llanto repercusión de versos, entre la primera y la última. Su
la huida del río.
cultivo, abundante en el siglo xv, se prolongó hasta el
T . NAVARRO TOMAS A R T E D E L VERSO 149
148
pór tierra fragosa
Siglo de Oro. Ejemplo del Conde de Cifuentes, con es­
perdí la carrera,
quema abba:cdcd:baba. Cune. B arbieri, num. 38. do vi la vaquera
de la Finojosa.
La que tengo no es prisión,
vos sois prisión verdadera;
110. Una modificación del modelo trovadoresco, con
ésta tiene lo de fuera,
vos tenéis mi corazón.
los versos impares sueltos y con represa o repetición
Ésta me tiene forzado al final de la mayor parte de la primera cuarteta se
tanto cuanto Dios quisiere, halla en la poesía E l duende, de Juan María Arjona,
y vos me tenéis de grado C olee. Rivadeneyra, L X III, 54 7 :
cautivo mientras viviere.
De ésta libertad se espera,
Madre mía, murió el duende;
mas de vos no hay redención,
ya no tenemos con qué
porque sois la verdadera
poder asombrar al niño;
cárcel de mi corazón.
cuando rabiare ¿qué haré?
Se asomaba al postiguillo
109. La canción podía consistir asimismo en tres y los dientes enseñaba,
quintillas, o en una redondilla en el centro precedida y le sacaba la lengua,
y al punto el niño callaba.
por una quintilla y seguida por otra. A veces combinaba
Pero ahora, madre mía,
octosílabos y quebrados. También se componía en he- ya no tenemos con qué
xasílabos. Una variedad admitía que el verso final de poder asombrar al niño;,
la primera parte se repitiera en la terminación de la cuando rabiare ¿qué haré?
estrofa. Ejemplo del Marqués de Santillana:
111. La lírica popular mantiene la tradición de esta
Moza tan fermosa estrofa en ejemplos como el siguiente, en que de una
non vi en la frontera parte se simplifica la rima reduciéndola a la asonancia
como una vaquera de los versos pares, mientras que de otra parte se añade
de la Finojosa.
la gala del encadenamiento entre las tres partes de la
Faciendo la vía
del Calatraveño
canción:
a Santa María, Adiós, catedral de Burgos,
vencido del sueño, memoria guardo de ti,
150 T . NAVARRO TOMAS
ARTE DEL VERSO 151
pues quise a una burgalesa
Venid a la luz del alba,
y ella no me quiso a mí.
non trayáis compaña.
Ella no me quiso a mí
Al alba venid. . .
y con otro se casó,
y ahora pregunta la gente
la vida que llevo yo. 113. Vestigios del cósante se reflejan en composi­
La vida que llevo yo ciones de algunos poetas modernos. Aunque con algunas
no la tengo que decir, modificaciones, el balanceo de los pareados es visible,
pues quise a una burgalesa por ejemplo, en Se alegra el mar, del mexicano José
y ella no me quiso a mí. Gorostiza:

COSANTE Iremos a buscar


hojas de plátano al platanar.
Se alegra el mar.
112. El viejo cósante de procedencia gallego-portu­
Iremos a buscarlas en el camino,
guesa consiste en una serie de pareados entre los cuales
padre de las madejas de lino.
se repite un breve estribillo. Cada pareado recoge al­ Se alegra el mar.
gunas palabras del anterior y añade algún nuevo con­ Porque la luna cumple quince años apena,
cepto. Tal movimiento de retroceso y avance constituye se pone blanca, azul, roja, morena.
el rasgo característico de este tipo de canción. Ejemplo Se alegra el mar.
Porque la luna aprende consejo del mar,
del Cañe. B arbieri, núm. 6 :
en perfume de nardo se quiere mudar.
Se alegra el m ar.. .
Al alba venid, buen amigo,
al alba venid.
114. El mismo principio rítmico del cósante con su
Amigo al que yo más quería, movimiento de vaivén caracteriza la canción asturiana
venid al alba del día. de la danza prima, aunque en ésta la rima no se re­
Al alba venid. . . parte en pareados, sino en una serie sostenida de dos
Amigo al que yo más amaba, asonancias alternas:
venid a la luz del alba.
Al alba venid. . .
Ay, un galán desta villa,
Venid a la luz del día,
ay, un galán desta casa;
non trayáis compañía.
ay, él por aquí venía,
Al alba venid. ..
ay, él por aquí pasaba.
152 T . NAVARRO TOMAS A R T E D E L VERSO 153
Ay, diga lo que quería, A mis soledades voy,
ay, diga lo que buscaba. de mis soledades vengo,
Ay, busco la blanca niña, porque para andar conmigo
ay, busco la niña blanca.. . me bastan mis pensamientos.
No sé que tiene la aldea
donde vivo y donde muero
ROMANCE
que con venir de mí mismo
no puedo venir más lejos.
115. Consiste el romance en un número más o me­ Ni estoy bien ni mal conmigo,
nos extenso de octosílabos, de los cuales los impares son mas dice mi entendimiento
sueltos y los pares asonantes bajo una misma rima. Los que un hombre que todo es alma
romances populares, antiguos y modernos, admiten la está cautivo en su cuerpo.
mezcla de asonancia y consonancia. Sirve de unidad
básica la pareja de versos. Ejemplo, principio del Reto 117. Se ha usado desde antiguo interrumpir el re­
lato del romance para intercalar un estribillo que se
d e los zam oranos:
repite a intervalos regulares. El estribillo suelen ser dos
Riberas del Duero arriba o más versos, octosílabos o de otra medida, con la aso­
cabalgan dos zamoranos; nancia del mismo romance o con rima distinta. Comienzo
las divisas llevan verdes, del romance de la Muerte d el príncipe de Portugal:
los caballos alazanos,
ricas espadas ceñidas, Hablando estaba la reina
sus cuerpos muy bien armados, en su palacio real
adargas.ante sus pechos, con la infanta de Castilla,
gruesas lanzas en sus manos, princesa de Portugal.
espuelas llevan ginetas Ay, ay, ay, qué fuertes penas.
v los frenos plateados. . . Ay, ay, ay, qué fuerte mal.
Allí vino un caballero
116. Entre los poetas del Siglo de Oro se hizo norma con grandes lloros llorar.
— Nuevas te traigo, señóra"
general componer el romance a base de la cuarteta aso­
dolorosas de contar.
nante, si bien manteniendo la misma rima en todas las Ay, ay, ay, qué fuertes penas.
cuartetas. No se admitía que los versos rimaran con Ay, ay, ay, qué fuerte mal.
consonancia dentro de la misma cuarteta. Principio de
A mis soledades voy, de Lope de Vega: 118. El romance octosílabo sirvió de modelo para
154 T . NAVARRO TOMAS A R TE D E L VERSO 155
practicar esta composición en los demás metros. Primero 120. Persiste entre los cantos populares la variedad
se extendió al hexasílabo, después al endecasílabo y al de seguidilla de 7-6-7-Ó, que figuró con relativa exten­
heptasílabo y finalmente a los de cualquier otra medida. sión en los siglos xvi y xvi i . Cervantes dio en el Qui­
Uno de los romancillos hexasílabos más Conocidos, con jote el siguiente ejemplo:
estribillo, es el de Góngora que empieza de este modo:
A la guerra me lleva
La más bella niña mi necesidad,
de nuestro lugar, si tuviera dinero,
hoy viuda y sola no fuera en verdad.
y ayer por casar,
viendo que sus ojos
121. En los siglos xviii y xix se cultivó abundan­
a la guerra van,
a su madre dice,
temente la seguidilla compuesta, en la cual a la cuar­
que escucha su mal: teta ordinaria, 7-5-7-5, se le añade una terminación de
— Dejadme llorar tres versos, 5-7-5, con rima en los de cinco sílabas
orillas del mar. distinta de la correspondiente a la cuarteta. Ejemplo de
Bécquer:
SEGUIDILLA
Es el alba una sombra
119. Desde el principio del idioma castellano existe de tu sonrisa
la seguidilla. Durante mucho tiempo mostró cierta va­ y un rayo de tus ojos
la luz del día;
cilación en la medida de sus versos. Su forma ordinaria,
pero tu alma
predominante desde el siglo xvi i , consiste en una cuar­ es la noche de invierno
teta en que los versos impares son heptasílabos sueltos, negra y nevada.
y los pares, pentasílabos rimados con asonancia o con­
sonancia. Ejemplo registrado por el maestro Gonzalo 122. De tiempo en tiempo han tenido actualidad
Correas: pasajera algunas seguidillas amplificadas por elementos
adicionales, como la del eco, la chamberga, la de m o­
Al espejo se toca
rena y otras. Aún se suele oír la del cielito lindo. Ejem­
la blanca niña
dando luz a la luna plo registrado por Vicente T. Mendoza, Cancionero m e­
donde se mira xicano, New York, 1948, pág. 118:
156 T . NAVARRO TOMAS A R T E D E L VERSO 157

Todas las ilusiones en los países hispanoamericanos. Ejemplo de Alfonso


que el amor fragua Reyes, Glosa d e mi tierra:
son como las espumas,
cielito lindo, Amapolita morada
que forma el agua. del valle donde nací,
Ay, ay, ay, ay. si no estás enamorada
Forman y crecen, enamórate de mí.
y con el mismo viento,
cielito lindo,
desaparecen. I

Aduerma el rojo clavel


123. La seguidilla gitana se aparta del tipo corrien­ o el blanco jazmín las sienes;
te. Puede describirse como una cuarteta hexasílaba en que el cardo es sólo desdenes
la que el tercer verso es sustituido por un endecasíla­ y sólo furia el laurel.
bo. Ejemplo de S. y J. Álvarez Quintero, Cancionera, Dé el monacillo su miel,
y la naranja rugada,
acto I I: y la sedienta granada,
zumo y sangre, oro y rubí,
De la tierra vengo,
que yo te prefiero a ti,
pero en mi linaje
amapolita morada.
hay más orgullo que si descendiera
de un abencerraje.
II

GLOSA Al pie de la higuera hojosa


tiende el manto la alfombrilla;
124. Empezó el cultivo de la glosa en el siglo xv. crecen la anacua sencilla
Pasó por diversos cambios hasta el siglo xvh . Su ex­ y la cortesana rosa;
donde no la mariposa
tensión dependía del mayor o menor número de versos
tornasola el colibrí.
de su tema y estrofas de comentario. A partir del siglo
Pero te prefiero a ti,
xvii su forma regular ha consistido en una redondilla de quien la mano se aleja;
como tema y cuatro décimas glosadoras que terminan vaso en que duerme la queja
repitiendo cada una sucesivamente uno de los versos de del valle donde nací.
la redondilla. Su práctica se mantiene especialmente
158 T . NAVARRO TOMAS
A R T E D E L VERSO 159
mera más corta que la segunda. Con frecuencia la ter­
III
minación de la estrofa forma un pareado. Dentro de
Cuando al renacer el día estas líneas se usaron hasta el siglo xviii numerosas com­
y al despertar de la siesta, binaciones distintas. En varios casos sirvieron de modelo
hacen las urracas fiesta las estancias del Petrarca. Fue muy repetido el esque­
y salvas de gritería,
ma abCabC:cdeeDfF. Ejemplo de Garcilaso, Égloga S e­
¿por qué, amapola, tan fría,
gunda:
o tan pura, o tan callada?
¿P o r qué, sin decirme nada, Cuán bienaventurado
me infundes un ansia incierta, aquel puede llamarse
copa exhausta, mano abierta, que con la dulce soledad se abraza,
si no estás enamorada? y vive descuidado
y lejos de empacharse
IV en lo que al alma impide y embaraza.
No ve la llena plaza
¿Nacerán estrellas de oro ni la soberbia puerta
de tu cáliz temulento, de los grandes señores,
norma para el pensamiento ni los aduladores
o bujeta para el lloro? a quien la hambre del favor despierta;
No vale un canto sonoro no le será forzoso
el silencio que te oí. rogar, fingir, temer y estar quejoso.
Apurando estoy en ti
cuánto la'música yerra.
Amapola de mi tierra, 126. La densidad de esta estrofa aumenta a medida
enamórate de mí. que se eleva el número de versos y la proporción de en­
decasílabos. Modelo de estancia extensa, lenta y grave,
ESTANCIA con el esquema ABCABCcddEFFEGGHH, eá la de la
elegía de Rodrigo Caro, A las ruinas de Itálica. La tran­
125. La estancia es la estrofa usada desde el siglo sición entre las dos partes del conjunto ocurre en los
xvi en églogas, odas, elegías y canciones renacentistas. heptasílabos intermedios:
Consiste en un conjunto más o menos extenso de endeca­
sílabos y octosílabos ordenados por su colocación y sus Estos, Fabio, ¡ay dolor! que ves ahora
campos de soledad, mustio collado,
rimas. Se divide ordinariamente en dos partes, la pri­
160 T . NAVARRO TOMAS A R T E D E L VER SO 161
fueron un tiempo Itálica famosa; Tu faz de color de rosa
aquí de Cipíón la vencedora se quedará demacrada
colonia fue; por tierra derribado al oír la extraña cosa
yace el temido honor de la espantosa que te deje el alma helada.
muralla, y lastimosa
reliquia es solamente Mas sé para mí piadosa,
de su invencible gente. si de mi vida ignorada,
Sólo quedan memorias funerales cuando yo duerma en la fosa,
donde erraron ya sombras de alto ejemplo: oyes contar una cosa
este llano fue plaza, allí fue templo; que te deje el alma helada.
de todo apenas quedan las señales;
del gimnasio y las termas regaladas
leves vuelan cenizas desdichadas;
las torres que desprecio al aire fueron
a su gran pesadumbre se rindieron.

RONDEL

127. El rondel, de tradición trovadoresca, encontró


algunos cultivadores entre los poetas modernistas. Se ha
compuesto generalmente en octosílabos. Bajo su forma
más frecuente consta de dos redondillas y una quintilla.
Las dos últimas estrofas recogen versos de la primera
literalmente o con modificación. Dos únicas rimas alter­
nan en toda la composición. El asunto es en general un
tema amoroso tratado con delicadeza e insistencia. Ejem­
plo de Julián del Casal en Bustos y rim as:

De mi vida misteriosa,
tétrica y desencantada,
oirás contar una cosa
que te deje el alma helada.
P O E M A S NO E S T R O F I C O S
15

1. En la composición llamada silva, los endecasíla­


bos solos o acompañados de heptasílabos, rimados todos
o en parte sueltos, se combinan libremente, sin orden de
estrofas. Se empezó a aplicar la silva en el siglo xvu a
los mismos asuntos en que se empleaba la estancia, a la
cual acabó por sustituir en el siglo xix. Ejemplo de José
María Heredia, Al N iágara:

Corres sereno y majestuoso, y luego


en ásperos peñascos quebrantado,
te abalanzas violento, arrebatado,
como el destino irresistible y ciego.
¿Que voz humana describir podría
de la sirte rugiente
la aterradora faz? El alma mía
en vagos pensamientos se confunde
al contemplar la férvida corriente,
que en vano quiere ¡a turbada vista
en su vuelo seguir al borde oscuro
del precipicio altísimo. Mil olas,
cual pensamiento rápido pasando,
chocan y se enfurecen,
y otras mil y otras mil ya las alcanzan
y entre espuma y fragor desaparecen.. .

2. Con el modernismo, a medida que la estrofa en


general fue perdiendo terreno, las composiciones a modo
166 T . NAVARRO TOMAS A RTE D E L VERSO 167

de silva han ensanchado su representación en frecuencia imprimiste en nuestro polvo tu sandalia,


y variedad de formas. Una de sus modalidades se carac­ no alabaré el litúrgico furor de tus orgías
ni su erótica didascalia,
teriza por juntar con el endecasílabo y el heptasílabo
para que alumbres sin mayores ironías
otros versos de diferentes medidas. El siguiente ejemplo, el poligloto elogio de las Guías,
de Rubén Darío, en Cantos d e vida y esperanza, hace noches sentimentales de mises en Ita lia .. .
alternar los metros impares de 11, 9, 7, 5, más el ale­
jandrino (7 -7 ): 4. Con frecuencia en estas poesías no estróficas la
rima se reduce a la simple asonancia de los versos pa­
¡Oh, miseria de toda lucha por lo infinito! res, con lo cual la composición adquiere el aspecto
Es como el ala de la mariposa
de una silva arromanzada. Suelen utilizarse los me­
nuestro brazo que deja el pensamiento escrito.
tros de once, siete y cinco sílabas, como en el seguiente
Nuestra infancia vale la rosa,
el relámpago nuestro mirar, ejemplo de Antonio Machado, Obras, México, 1940,
y el ritmo que en el pecho pág. 79:
nuestro corazón mueve
es un ritmo de onda de mar, La vida hoy tiene ritmo
o un caer de copo de nieve, de ondas que pasan,
o el del cantar de olitas temblorosas
del ruiseñor, que fluyen y se alcanzan.
que dura lo que dura el perfumar La vida hoy tiene el ritmo de los ríos,
de su hermana la flo r.. . la risa de las aguas
que entre los verdes junquerales corren
y entre las verdes cañas.
3. Otras veces esta especie de silva moderna reúne,
Sueño florido lleva el manso viento,
bajo estricta forma rimada, aunque sin orden de estro­ bulle la savia joven en las ramas;
fas, versos de medida y acentuación irregular junto a tiemblan alas y frondas,
otros de ordinario tipo métrico. Ejemplo de Leopoldo y la mirada sagital del águila
Lugones, Himno a la luna: no encuentra presa. . . Treme el campo en sueños,
vibra el sol como un arpa.

Luna, quiero cantarte,


¡oh ilustre anciana de las mitologías! 5, Bajo la forma de silva arromanzada, la línea par
con todas las fuerzas de mi arte. de los versos de 4, 6, 8 y 12 sílabas es interrumpida de
Deidad que en los antiguos días tiempo en tiempo por la unidad discordante trisílabn.
168 T . NAVARRO TOMAS A R T E D E L VER SO 169

como nota suspensa y reflexiva, en Eran dos hermanas, 7. La serie de octosílabos rimados con libertad de
de E. González Martínez. Ritmo oscilante trocaico-dac- silva y con el giro ocasional del pie quebrado se ha uti­
tílico: lizado en poesías humorísticas y satíricas. Ejemplo de
A. Machado, Llanto d e las virtudes y coplas por la muer­
Eran dos hermanas,
te de don G uido:
eran dos hermanas tristes
y pálidas.
Venía una de ellas Oh, las enjutas mejillas,
de tierras lejanas amarillas,
trayendo en sus hombros un fardo y los párpados de cera,
de nostalgias, y la fina calavera
siempre pensativa, en la almohada del lecho;
callada, ¡oh, fin de una aristocracia!
con los ojos vueltos hacia el infinito, la barba canosa y lacia
los ojos azules de pupilas vagas, sobre el pecho;
por los que en momentos hasta parecía metido en tosco sayal,
salírsele el alm a.. . las yertas manos en cruz,
¡tan formal
el caballero andaluz!
6. Entre las formas no estróficas se cuenta la can­
tilena heptasílaba de rimas libremente repetidas y com­
8. Los efectos de la métrica, con sus ágiles cambios
binadas, de la cual dio ejemplo Esteban Manuel de Vi­
de metro, inflexiones del ritmo y juego de rimas, sub­
llegas en De un p a ja rillo :
rayan el sentido de la silva humorística de E l m al com
Yo vi sobre un tomillo fitero, de Alfonso Reyes, en la que intervienen variables
quejarse un paj arillo medidas de versos entre cinco y doce sílabas sobre fon­
viendo su nido amado do predominantemente dactilico:
de quien era caudillo
de un labrador robado. Es Toledo ciudad eclesiástica.
Viie tan congojado Para sola una noche del año,
por tal atrevimiento sus vides domésticas
dar mil quejas al viento, dan un vino claro.
para que al cielo santo Un vinillo que el gusto arrebola
lleve su tierno llanto, del epónimo mazapán,
lleve su triste acen to.. . y que predispone muy plácidamente
170 T . NAVARRO TOMAS A R T E D E L VERSO 171
para recibir hasta el alma el aroma hasta que la piedad del Padre Eterno
canonical a todos nos esfuerce,
de las uvas negras en aguardiente. o, cual nubes, nos vuelva
en piedras que con lágrimas se ablanden;
9. Varios tipos de composiciones no estróficas co­ que nuestros duros hados
de sola cuita y llanto se sustentan.
rresponden al campo del verso suelto. Fuera de la estro­
Llorad también vosotras,
fa sáfico-adónica y de alguna otra imitación clásica, el
matronas y doncellas lusitanas,
endecasílabo suelto se ha usado generalmente desde el si­ que habéis también quedado
glo xvi en poesías de carácter didáctico o filosófico sin sin vuestra gran señora,
forma estrófica. Ejemplo de Jovellanos, D escripción d el sin vuestra noble reina,
P au lar: sin vuestra valedora,
sin vuestra compañera y dulce hermana.
Aquí encamino mis inciertos pasos,
y en su recinto umbrío y silencioso,
mansión la más conforme para un triste, 11. La poesía moderna suele combinar los versos de
entro a pensar en mi cruel destino. once, siete y cinco sílabas como metros sueltos, en com­
La grata soledad, la dulce sombra, posiciones equivalentes a silvas sin rima. Ejemplo de
el aire blando y el silencio mudo, Unamuno, E legía en la muerte de un p erro:
mi desventura y mi dolor adulan.
No alcanza aquí del padre de las luces
La quietud sujetó con recia mano
el rayo acechador, ni su reflejo
el pobre perro inquieto,
viene a cubrir de confusión el rostro
y para siempre
de un infeliz en su dolor sumido.
fiel se acostó en su madre
piadosa tierra.
10. Aunque menos frecuente que el endecasílabo Sus ojos mansos
solo, la combinación de éste con el heptasílabo en serie no clavará en los míos
libre, sin sujeción a estrofa ni rima, fuera de alguna con la tristeza de faltarle el habla;
coincidencia ocasional, ha sido también utilizada desde no lamerá mi mano
ni en mi regazo su cabeza fina
el siglo XVI. Ejemplo de Jerónimo Bermúdez, /Vise lau­
reposará.
reada, I, 3 :

Llorad, llorad, amores, 12. Son abundantes en la poesía postmodernista las


llorad conmigo vuestra desventura, composiciones en series sueltas de versos breves, octosí­
172 T . NAVARRO TOMAS A R T E D E L VERSO 173

labos o menores, uniformes o con quebrados. Se omiten sujeto a medida, ni a rima, ni a acentuación regular,
rima y estrofa, pero se mantiene la regularidad de los tampoco se ordenan en forma estrófica. Ejemplo de Jor­
metros. Ejemplo de Pedro Salinas, Busca, encuentro: ge Luis Borges, Un p atio:

Llevo los ojos abiertos. Con la tarde


No te veo. se cansaron los dos o tres col res del patio.
Estás dentro de la niebla. La gran franqueza de la luna llena
Niebla: ya no entusiasma su habitual firmamento.
con el mirar no la aclaro, Hoy que está crespo el cielo
con la mano no la empujo* dirá la agorería que ha muerto un angelito.
con el querer no la mato. Patio, cielo encauzado.
Niebla. El patio es la ventana
La mirada ¿para qué? por donde Dios mira las almas.
y la voluntad, inútil. El patio es el declive
por el cual se derrama el cielo en la casa.
13. En la simplificación de la métrica contemporá­
nea ha recibido atención preferente el heptasílabo po-
lirrítmico, libre de estrofa y rima y ajeno a la diferen­
ciación de variedades específicas. Ejemplo de Manuel
Altoíaguirre, E l h éro e:

Se destacó mostrando,
la prisión de su vida.
Barros rotos dejaban
en libertad su luz,
pero en ía grieta honda
el fuego encarcelado
calor daba a sus ojos
y ardores a su espada.
¡Qué círculos de miedo
cercaban su osadía!

14. Los poemas actuales en ordinario verso libre, no


EJERCICIOS
En el análisis métrico hay que considerar los siguien­
tes puntos: 1, metro; 2, ritmo; 3, rima; 4, estrofa.
Para determinar el metro es preciso atender a las
sílabas propiamente orales o fonéticas, teniendo en cuen­
ta los casos que puedan aparecer de hiatos, sinéresis o
sinalefas.
En la identificación del ritmo el primer paso es
localizar los dos apoyos o tiempos marcados que limitan
el período interior del verso, y situar asimismo el tiem­
po débil intermedio.
Una vez establecidos los apoyos rítmicos se adverti­
rán las coincidencias o discrepancias entre éstos y los
acentos prosódicos. Podrán resultar de una parte apoyos
il no prosódicos y de otra acentos ociosos.
Como efecto de la localización de los apoyos rítmi­
cos se obtendrá el número y tipo de las cláusulas silábi­
cas, así como la presencia o ausencia de anacrusis según
la colocación del primer apoyo.
La clase y disposición de las cláusulas indican la
especie que cada verso representa entre las variedades
rítmicas del metro correspondiente. Podrá comprobarse
con ayuda del Repertorio de versos.
Por el número de cláusulas comprendidas en el pe­
ríodo interior del verso se reconoce la distribución cuan-
178 T . NAVARRO TOMAS A R T E D E L V ER SO 179
titativa de éste y su equivalencia con el compás de dos, inspiraba en el abría un ansia eterna
tres o cuatro tiempos. de amor perpetuo y de placer sin fin.
La división dél verso mediante una pausa interior José de Espronceda, A una estrella.
que produzca efectos análogos a los de la pausa final en
cuanto al tratamiento de los grupos vocálicos, demuestra Seré el ojo vidente eternamente abierto
y el oído que escucha las voces del desierto;
que se trata de un metro compuesto.
mano que todo palpa, acaricia u oprime,
Por razón de la rima se advertirá si los versos son
boca que ora salmodia, ora impreca, ora gime.
consonantes, asonantes o sueltos. En cualquiera de los
E. González Martínez, Me abrazaré a la vida.
dos primeros casos la rima podrá enlazar todos los ver­
sos o dejar algunos sueltos.
2. A centos. Señálense las coincidencias y discre­
El número de versos y la combinación y correspon­
pancias entre los acentos prosódicos y los apoyos rítmi­
dencia de las rimas harán reconocer el tipo de estrofa,
cos en metros dactilicos de diez, once y doce sílabas.
la cual a su vez podrá ser simple o compuesta y de for­
Repertorio, núms. 27, 36, 41:
ma fija o variable.
Caballeros, aquí vendo rosas;
1. G rupos vocálicos. Ejercicio de diferenciación frescas son y fragantes, a fe;
entre sílabas ortográficas y métricas. Análisis de sinale­ oigo mucho alabarlas de hermosas;
fas, sinéresis e hiatos en versos octosílabos, endecasíla­ eso yo, pobre ciega, no sé:
bos y alejandrinos: Juan María Maury, La ramilletera ciega.

Ay del galán sin fortuna Ése es el rey más hermoso que el día,
que ronda a la luna bella; que abre a las musas las puertas de Oriente;
de cuantos caen de la luna, ése es el rey del país Fantasía,
de cuantos se marchan a ella. que lleva un claro lucero en la frente.
De quien el fruto prendido
de la rama no alcanzó, Rubén Darío, Pórtico.
de quien el fruto ha mordido
y el gusto amargo probó. ¿Qué es esto? ¿Delirio? ¿Qué espíritu horrendo
suspenso en los aires me eleva tras sí?
A. Machado, Coplas elegiacas.
Mi estrecha garganta se va comprimiendo;
no veo, no siento, no aliento. . . ¡ay de mí!
Y era tu luz voluptuosa y tierna
la que entre flores resbalando allí José Zorrilla, Un testigo de. bronce.
ARTE DEL VERSO 181
180 T . NAVARRO TOMAS

Abril florecía
3. P entasílabo. Acentos prosódicos y rítmicos.
frente a mi ventana.
Dos variedades; repert. de vers., 4-5. Repert. de estro­
Antonio Machado, Canciones.
fas, 65:

Y siente luego 5. Heptasílabo . Sinalefas. Acentos y apoyos. Tres


su pecho ahogado variedades rítmicas; repert. de vers., 10-13. Repert. de
y desmayado,
estr., 118:
turbios sus ojos,
sus graves párpados'
flojos caer; Ha educado tu carne
la frente inclina este silencio verde.
sobre su pecho, Tu mocedad lo viste
y a su despecho de flor y lo detiene.
siente sus brazos Para ti nació el agua
lánguidos, débiles, debajo de la nieve.
desfallecer. Para tu esbelta tierra
el junco se mantiene.
Espronceda, El estudiante de Salamanca. Para tu olor, el aire
sosegado y caliente.
El otoño se hace
4. H exasílabo. Sinalefas. Distinción de acentos y para ganar tu frente.
apoyos. Dos variedades rítmicas; repert. de vers. 7-8.
Dionisio Ridruejo, L a adolescencia.
Repert. de estr., 118:

Entre los jazmines 6. O ctosí labo . Grupos vocálicos. Corresponden­


y las rosas blancas, cias y discrepancias de acentos y apoyos. Cuatro varie­
la más pequeñita, dades rítmicas; repert, de vers., 14-17. Repert. de estro­
risueña y rosada, fas, 65:
su aguja en el aire,
miró a mi ventana. Esos fantásticos sueños
La mayor seguía, de imponderable riqueza,
silenciosa y pálida, de voluptuosa pereza
y de embriaguez oriental,
el huso en su rueca
veíanse realizados
que el lino enroscaba.
182 T . NAVARRO TOMAS ARTE DEL VERSO 183
del árabe generoso tivos y ociosos. Apoyos no prosódicos. Metro compuesto:
en el palacio ostentoso
dos tipos de hemistiquios. Versos uniformes y mixtos.
desde el magnífico umbral.
Repert. de vers., 31. Rima y estrofa; repert. 7:
Los más preciosos tapices
doquier vestían los muros, Yo soy el rayo, la dulce brisa,
y los perfumes más puros lágrima ardiente, fresca sonrisa,
humeaban por doquier. flor peregrina, rama tronchada;
Gozaba ansiosa la vista yo soy quien vibra, flecha acerada.
los más brillantes colores, Hay en mi esencia como en las flores,
el aura exhalaba olores de mil perfumes, suaves vapores,
y henchía el alma el placer. y su fragancia fascinadora
trastorna el alma de quien adora.
José Zorrilla, Dos hom bres generosos. Yo mis aromas doquier prodigo
y el más horrible dolor mitigo;
7. E neasílabo. Sinalefas, sinéresis e hiatos. Acentos y en grato, dulce, tierno delirio
ociosos. Apoyos débiles no prosódicos. Cuatro varie­ cambio el más duro, cruel martirio.
dades rítmicas; repert. de vers., 19-22. Repert, de estro­ Gustavo Adolfo Bécquer, R im a L X X X lll.
fas. 18:
Ingrata la luz de la tarde, 9. E ndecasílabo. Grupos vocálicos. Relación de
la lejanía en gris de plomo,
acentos y apoyos. Cuatro tiempos en el período. Cuatro
los olivos de azul cobarde,
variedades rítmicas. Encabalgamiento. Repert. de vers.,
el campo amarillo de plomo.
Se merienda sobre el camino 32-35. Rima y estrofa; repert. 2 1 :
entre polvo y humo de churros,
y manchan las heces del vino No existe lazo ya; todo está roto.
las chorreras de los baturros. Plúgole al cielo así; bendito sea.
Agria y dramática la nota Amargo cáliz con placer agoto.
del baile; la sombra, morada; Mi alma reposa al fin; nada desea.
el piano desgrana una jota; Te amé, no te amo ya; piénsolo al menos.
polvo en el viento de tronada. Nunca, si fuere error, la verdad mire.
Que tantos años de amargura llenos
R. del Valle Inelán, R esol de verbena. trague el olvido; el corazón respire.
Lo has destrozado sin piedad. Mi orgullo
8. D f.casíi.abo 5-5. Grupos vocálicos. Acentos ac- una vez y otra vez pisaste insano;
184 T. NAVARRO TOMAS A R T E D E L VERSO 185
mas nunca el labio exhalará un murmullo humedezco sus labios, y a sus miradas
para acusar tu proceder tirano. hago prometer dichas no imaginadas.
Yo hago amable el reposo, grato, halagüeño,
Gertrudis Gómez de Avellaneda, A él.
o alejo de los seres el dulce sueño.
Todo a mi poderío rinde homenaje,
10. Dodecasílabo 6-6. Grupos vocálicos. Metro todos a mi .corona dan vasallaje.
compuesto. Acentos y apoyos. Hemistiquios hexasílabos Soy Amor, rey del mundo. Niña tirana,
de dos tipos rítmicos; repert. de vers., 42. Versos de he­ ámame, y tú la reina serás mañana.
mistiquios iguales y distintos. Rima y "estrofa; reperto­ Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LX X X llI.
rio 22 :
12. A lejandrino . Grupos vocálicos. Acentos pro­
Montemar, atento sólo a su aventura,
que es bella la dama y aun fácil juzgó, sódicos y apoyos rítmicos. Encabalgamiento. Variedades
y la hora, la calle y la noche oscura de hemistiquios. Versos de hemistiquios iguales y dis­
nuevos incentivos a su pecho son. tintos; repert. 51-56. Rima y estrofa; repert. 21:
— Hay riesgo en seguirme. — Mirad que reparo.
— Quizá luego os pese. — Puede que por vos. Los que auscultasteis el corazón de la noche,
— Ofendéis al cielo. — Del diablo me amparo. los que por el insomnio tenaz habéis oído
— Idos, caballero, no tentéis a Dios. el cerrar de una puerta, el resonar de un coche
— Siento me enamora más vuestro despego, lejano, un eco vago, un lejano ruido.
y si Dios se enoja, pardiez que hará mal. En los instantes del silencio misterioso,
Véame en vuestros brazos y máteme luego. cuando surgen de su prisión los olvidados,
— Vuestra última hora quizá ésta será. en la hora de los muertos, en la hora del reposo,
José de Espronceda, E l estudiante de Salamanca. sabréis leer estos versos de amargor impregnados.
Como en un vaso vierto en ellos mis dolores
de lejanos recuerdos y desgracias funestas,
11. Dodecasílabo 7-5. Grujios vocálicos. Coinci­ y las tristes nostalgias de mi alma ebria de llores
dencias y discrepancias de apoyos y acentos. Metro com­ y el duelo de mi corazón triste de fiestas.
puesto. Dos tipos rítmicos en cada hemistiquio. Dos pe­
Piubén Darío, Nocturno.
ríodos de tres tiempos en el verso; repert. 45. Rima y
estrofa; repert. 7:
13. V erso l ib r e . Grupos vocálicos. Apoyos y acen­
Doy las dulces sonrisas a ¡as hermosas, tos. Encabalgamiento. Delimitación de unidades rítmi­
coloro sus mejillas de nieve y rosas, cas. Correspondencias con metros regulares. Cláusulas
186 T . NAVARRO TOMAS ARTE D EL VERSO 187

y períodos predominantes en el conjunto de la compo­ la tierra, que antes era cielo impuro,
vuelve a ser tierra menos insegura,
sición. Repert. de vers., 85 :
desde que en este día sin reproche,
desde que en esta .roche que no es noche,
Será lo mismo, desde que en este cielo que destierra,
tú vivo, yo en la muerte, desde que en esta tierra que no es tierra,
<jue en una cita en un jardín, el corazón, ayer deshabitado,
cuando se tiene que ir el que esperaba, vuelve a ser corazón enamoradb.
¡con qué tristeza! a su destino, .
y el que tenía que llegar, llega Francisco Luis Bernárdez, Soneto d e amor.
de su destino, tarde y ¡con qué afán!
Tu irás llegando, y verás solo
el banco; y sin embargo llegarás a él,
y mirarás un poco a todas partes,
con ojos tristes, deslumbrados
del sol interno de tu ocaso grana;
y luego lentamente lo mismo que conmigo,
te irás, tan lejos
de ti como esté yo.
Juan Ramón Jiménez, El solo amigo.

14. Correlación . Conceptos en antítesis. Construc­


ciones paralelas. Anáfora reiterativa. Rimas en parejas
genéricas. Repercusión de vocablos rítmicos. Alternan­
cia de variedades del verso. Concordancias vocálicas de
unos versos con otros entre sus apoyos fuertes y débiles:

El día, que antes era noche obscura,


vuelve a ser día cada vez más puro;
la noche, que antes era día obscuro,
vuelve a ser noche cada vez más pura.
El cielo, que antes era tierra impura,
vuelve a ser cielo menos inseguro;
INDICE
Págs.

Nociones de m é t r ic a ........................................................... 7

R epertorio de m e t r o s ......................................................... 37
Metros regulares................................................................. 39
Versos am étricos................................................................. 67

M etros concordantes.......................................................... '3


Combinaciones de dos m e tro s....................................... 75
Combinaciones de tres metros ...................................... 89

R epertorio de e st r o f a s ....................................................... 93
Estrofas f i j a s ....................................................................... 95
Estrofas sin r i m a .................................................................... 139
Estrofas variables.....................................................................143

P oemas no est r ó fic o s ........................................................... 163

E j e r c ic io s .................................................................................. 175
Esta sexta edición
que consta de 3,000 ejemplares
más sobrantes para reposición,
se terminó de imprimir
el día 15 de marzo de 1975
en los talleres de
“La Impresora Azteca”, S. de R. L.,
Poniente 140 número 681,
Colonia Industrial Vallejo,
México 16, D. F.

EJEMPLAR

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omún. por lo en ~ ión indispensable para
a naturaleza ¿el verso terpretarlo con P « *| *
imponerlo con « * « * £ • «s valor. Limite « = «edtos
dad v para sentir y apreciar
-trfía la forma métrica de
de «presión el poeta que . ^ « m o d e l o , eoerien.es
d W al simple ejercicio xa lo que suele
^ s u mera intuición ar.is :a dor no consiste
v soltura, sino en
C „ em . el
iprendidas bajo el
en p r o l f r “^ d J ,
saber d iferen ciar la- aplicarlas adecúa­
t e de la composi-
experiencias reali
ción poética. - . recursos del vers
» d » en « te
están aun '-1 °' e , ver
Por otra par^e, el
apagado y mediocre en la
*r\h\r ni bacer notar -

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