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 I.

EL DIÁLOGO SOCRÁTICO
Una forma de poner en práctica la modulación de la actitud en el consultante es por medio
del diálogo socrático, del cual se hará una explicación teniendo en cuenta los
planteamientos de Sócrates, Gadamer y Frankl.

Platón (1 ), pone en boca de Sócrates unas palabras donde explica que él ejercita el
mismo arte que su madre Fenaretes, quien hacía de "partera" o "comadrona". En griego,
esta práctica de ayuda a las mujeres embarazadas se llama maia. Así Sócrates al crear
la mayéutica (de maia) intenta aclarar que "el arte de la mayéutica tiene las mismas
características generales que el arte de las comadronas. Pero difiere de él en que hace
parir a los hombres y no a las mujeres y vigila las almas y no los cuerpos, en su trabajo de
parto. Lo mejor de este arte es que permite saber si lo que engendra la reflexión del joven
es una apariencia engañosa o un fruto verdadero".

El arte socrático plantea muchas preguntas incisivas, que provocan al interlocutor y lo


llevan a encontrar una respuesta que saldrá de él mismo.

Gadamer (2) hace un análisis de las características de las preguntas socráticas,


destacando las siguientes:

♦ En el preguntar está implícita la ignorancia:

El "sólo sé que nada sé" es reconocimiento de la complejidad del conocimiento, del


cosmos, de los interrogantes que se plantea el ser humano. La ignorancia en este sentido
se convierte también en sabiduría por dos motivos: siendo conscientes de lo poco que se
sabe y porque la conciencia actúa como un motor que activa el deseo de conocimiento.
Todo saber pasa por una pregunta.

♦ La pregunta debe tener un cierto sentido:

La pregunta no debe ser neutra. La pregunta que hace el terapeuta o el interrogador debe
llevar una dirección. La falta de sentido de una pregunta consiste en que no tiene una
verdadera orientación y por eso es difícil de responder.

♦ El preguntar es más difícil que el contestar:

Normalmente se piensa que preguntar es más fácil que contestar. En el diálogo socrático
ocurre lo contrario: saber preguntar es un arte muy difícil.

En los diálogos socráticos se ve cómo el interrogado quiere huir de las molestas


preguntas, e intenta preguntar a Sócrates, pero se encuentra con la dificultad que implica
el preguntar.

♦ Preguntar quiere decir abrir:

La pregunta amplía el campo de referencia y obliga a buscar alternativas. Un ejemplo


tomado de un alumno del autor clarifica este punto:
Un joven, después de haber sufrido un accidente automovilístico, desesperado, en el
hospital, se repetía una y otra vez; "¿Por qué a mí me tuvo que pasar esto?". Ante este
interrogante repetido, el alumno le pregunta: "¿Y por qué no le podía pasar?".

Esta pregunta hace abrir el espacio al joven, lo cual en logoterapia se llama buscar la
descentración, la derreflexión: "No mirarse tanto el ombligo propio", mirar más allá.

Con la pregunta: "¿Y por qué no le podría pasar?", se puede llegar a pensar por parte del
joven accidentado: ¿Y quién soy yo? ¿Por qué no me puedo accidentar?, es verdad que
muchos en el mundo se accidentan diariamente. Yo soy un ser humano como los otros.

♦ La pregunta implica una oposición entre el sí y el no:

Este punto tiene relación con el anterior, con el abrir. Pueden existir varias respuestas a
una pregunta; un "así o asa", "de esta manera o de la otra". La realidad es compleja, pero
también la pregunta lleva al saber y por lo tanto debe llevar a lo correcto, al sí o a lo
incorrecto, al no.

♦ La pregunta es más un padecer que un hacer:

La vida, el destino, el cosmos, las circunstancias tarde o temprano imponen preguntas.


Estas llegan por sí solas ante la conciencia de la persona. La pregunta, en cierta forma,
implica un sufrimiento para la persona: ¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿Qué significado
tiene mi trabajo? ¿Por qué la muerte? ¿Por qué me sucedió esto?

♦ El arte de preguntar y buscar la verdad no es el arte de ganarle a todo el mundo:

El verdadero arte de preguntar busca mantener el diálogo, llevar una auténtica


conversación, no se trata de aplastar al otro. En el diálogo socrático se está atento a
valorar y respetar los argumentos del interlocutor.

La verdad no es tanto una posición de un interlocutor o del otro. Es un proceso en que las
dos personas construyen el logos, el sentido o significado. Si tenemos presente el diálogo
socrático utilizado en la logoterapia como instrumento para encontrar "sentido" o
"significado" ante una situación, se hace más evidente la actitud de cooperación.

El diálogo socrático es el arte de mirar juntos para buscar una unidad de sentido o
significado, colaborando mutuamente en la formación de conceptos.

♦ En la logoterapia el diálogo socrático busca que el consultante encuentre respuesta:

Siguiendo la metáfora que emplea Sócrates, cuando dice que él hace el mismo trabajo
que hacía su madre (partera, comadrona), pero lo realiza con los hombres. Así también el
logoterapéuta busca ayudarle al consultante a que su "hijo", su respuesta, su verdad,
salga a la luz del mundo.

El logoterapeuta es un acompañante, es una "comadrona" que ayuda al "parto" del


sentido o significado del consultante. Por esto también es válido aquí decir que se es poco
directivo en la logoterapia; que la empatía, aceptación y congruencia (según Rogers) es
base para un buen diálogo socrático.
A continuación vamos a dar dos ejemplos de diálogos socráticos tomados de Frankl (3):

"El identificar lo que es parte del pasado sólo con lo que uno aún recuerda, constituiría
una equivocada interpretación subjetivística de nuestra ontología del tiempo. Esta
ontología, lejos de ser una especie de torre de marfil con un nivel alto de abstracción,
puede abrir los ojos al hombre sencillo de la calle si se usa un enfoque socrático. El hecho
sucedió cuando, en clase, he entrevistado a una de mis pacientes. Ella tenía una
inquietud sobre lo provisorio de la vida. `Antes o después, dice, es necesario ir al más allá
y no quedará nada`. No lograba convencerla de que la transitoriedad de la vida no puede
disminuir su riqueza de significado y entonces le pregunté: `¿Usted no ha encontrado
jamás un hombre por el cual siente un gran respecto?`. `Ciertamente, respondió ella,
nuestro médico de familia era una persona única; cuando se aproximaba a un enfermo
era increíble cómo vivía por él`. `¿Ha muerto?`, le dije. `Sí`, respondió, `pero su vida, le
pregunte de nuevo, estuvo llena de significado, ¿no es verdad?`. `Sí, la vida de uno, dijo
ella, puede ser plena de significado, y la suya lo era`. `Pero esta riqueza de significado, le
pregunté ¿no terminó cuando él murió?`. `Absolutamente, no, respondió. Nada puede
modificar el hecho de que su vida haya estado llena de significado`. `Pero, continué
provocándola. ¿Y quién otro, sino un paciente suyo, puede apreciar con gratitud el
comportamiento de ese médico?`. `Pero el significado permanece`, murmuró ella. `Y si no
hubiera un paciente que lo recordara?`. `Permanece`. `¿O cuando un día todos sus
pacientes hayan muerto?`. `No, no, permanece`".

Veamos ahora otra situación de una paciente que sufría de un cáncer; estaba en los
últimos días de su vida y ella lo sabía:

Frankl: ¿qué piensa usted, cuando recuerda su vida? ¿Valió la pena vivirla?

Paciente: cierto, doctor, tuve una buena vida; mi vida fue bonita de verdad. Debo
agradecer al Señor todo lo que hizo por mí: fui al teatro, asistí a conciertos y muchas
cosas. Usted comprende, doctor, yo he venido aquí con la familia y he trabajado como
empleada del servicio doméstico, primero en Praga y después en Viena.

No obstante esto, sentí que todavía estaba llena de dudas acerca del significado último de
la vida y deseaba guiarla para superar estas dudas, así que le hice preguntas sobre el
significado de la vida.

Frankl: Usted habla de algunas experiencias maravillosas, pero todo esto debe terminar
algún día, ¿verdad?

Pacientes (pensativa). Sí, todo termina…

Frankl: Bien, ¿usted cree entonces que todas las cosas maravillosas de su vida pueden
terminar en la nada?

Paciente (todavía más pensativa). Todas estas cosas maravillosas…

Frankl: Pero dígame, ¿piensa que se pude anular la felicidad que usted ha encontrado?
¿qué se puede cancelar?

Paciente: No, doctor, ninguno puede cancelarla.


Frankl: O, ¿qué alguien pueda cancelar la bondad que usted ha encontrado en su vida?

Paciente: (cada vez más emocionada). Ninguno puede cancelarla.

Frankl: lo que usted ha hecho y realizado…

Paciente: Ninguno puede cancelarlo.

Frankl: O lo que usted ha sufrido valientemente, ¿puede uno eliminarlo de la realidad,


removerlo del pasado donde usted lo tiene, digamos así como en forma de reserva?

Paciente: (conmovida hasta las lágrimas). Ninguno puede eliminarlo (pausa). Es verdad,
yo he sufrido mucho, pero he tratado de tener coraje y soportar lo que tenía que soportar.
Usted comprende, doctor, yo considero mi sufrimiento como un castigo. Yo creo en Dios.

Frankl: (tratando de `meterse` en el puesto del paciente) ¿pero el sufrimiento no puede


ser alguna vez un desafío? No se puede concebir que Dios haya querido ver hasta qué
punto Anastasia Kotek podía soportar el dolor y tal vez él ha tenido que admitir: ^Sí, ella
ha sido muy corajuda`. Y ahora, dígame señora Kotek, ¿es posible eliminar del mundo
unas realizaciones de esta naturaleza'

Paciente: ¡Ciertamente ninguno puede hacerlo!

Frankl: Entonces esto queda, ¿no es verdad?

Paciente: Sí, ¡permanece!

Frankl: lo que cuenta en la vida es cumplir un objetivo. Y esto es lo que usted


precisamente ha hecho. Usted ha hecho el mejor uso del sufrimiento. Usted se ha vuelto
un ejemplo para nuestros pacientes por la forma como ha afrontado el sufrimiento. Me
congratulo con usted por esta empresa y me congratulo también con los otros pacientes
que han tenido la oportunidad de ser testigos de un ejemplo así. Yo digo que su vida es
un monumento y ninguno puede quitarlo del mundo.

Paciente: (Retomando el control de sí misma). Lo que usted ha dicho profesor Frankl, es


un consuelo, me reconforta. De verdad, nunca había escuchado algo semejante.

Una semana más tarde ella murió. Durante la última semana de su vida, desapareció su
depresión. Estaba llena de fe y orgullo. Sus últimas palabras fueron: `Mi vida es un
monumento. Así lo ha dicho el profesor Frankl, mi vida no ha sido inútil…`".

Es importante resaltar en los ejemplos de Frankl, dos cosas: La primera tiene que ver con
la forma "provocadora" e incisiva de algunas preguntas. Este comportamiento era muy
característico del Sócrates platónico. La "ironía", otra característica socrática se verá más
adelante en la "técnica de las preguntas ingenuas".

El segundo aspecto para resaltar en la casuística de Frankl hace referencia a la forma


como en una "actitud empática" toma la respuesta de la consultante y valiéndose de ella
la lleva a encontrar un significado.:
Paciente: Usted comprende, doctor, yo considero mi sufrimiento como un castigo, yo creo
en Dios (aquí se observa cómo la paciente propone el tema de Dios y le da una
interpretación de castigo al sufrimiento).

Ante este planteamiento (que sería muy discutible desde el punto de vista de la teología
cristiana), Frankl opta por respetarlo y al mismo tiempo le propone otra alternativa:

Frankl: (tratando de "ponerse" en el lugar del paciente). ¿Pero el sufrimiento no puede ser
alguna vez un desafío? No se puede concebir que Dios haya querido ver hasta qué punto
Anastasis Kotek (la paciente) podría soportar el dolor y tal vez El ha tenido que admitir:
"Sí, ella ha sido muy corajuda" y ahora dígame, señora Kotek, ¿es posible eliminar del
mundo unas realizaciones de esta naturaleza?

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