INTRODUCCION 1
Qué 2s uNA inorocia?
Un cédigo especifica
No se habl. como se quiere. Sobre nuestro lenguaje pesan
cierias coacciones que, sin mebargo, no son coacciones Tin
siifsticas. Yo amo coacciones lingiiisticas a las que determinan
‘uestra pronunciacién, nuestro vocabulario, nuestra sintaxis,
Y que no se pueden transgredir sin riesgo de ser mal compren-
ido, Pero hay otras que son de orden social y operan en el
nivel de la lengua: no se le habla a un camarada como se
Je habla 2 un superior; uno no se expresa en sa dormitorio
como en un congress cientifice, Mis genéricamente, no se
scribe como se habla. Otras coacciones se reficren al estilo:
no se escribe un pocma igual que un informe administrative ni
que una novela. En fin, hay todavia coacciones mds distantes
de la lingiistica en sentido estricto y que yo llamo ideologias.
Supongamos que un predicador s¢ encaramara en el pilpito
y gritara: “\Camaradas!” Evidentemente chocaria. Tanto como
tun delegado sindical que dijera: “Hermanos mfos” en una
asamblea, En los das casos habsla transgresiones de un ritual,
de un oSdigo, que no es propiamente lingiiitico, pera que
regula sin embargo él habla. El discurso de un politica de
extrema derecha y el de un politics de extrema izquierda;
d discurso de un obispo y el de un masén pueden estar dichos
‘en el mismo idioma, pera st encontraré en ellos un. vocabulario
diferente, giros y figuras disimiles; y aun si llegaran a expresar
Ja misma cosa, la expresarian de modo diverso.
No se dice tampoco lo que se quiere. Una ideologis deter-
mipa no sélo nuestra manera de hablar, sino también el sen-
tide de muestras palabras, Términos como “libertad”, “fascis-
un Re INTRODUGCION T
mo", democr
ia”, “liboralisme” variarén su signi
segin Iz ideologia “de quienes los pronuncian. Sign
todavia mis usuales, como "yo", “nasctros!, “tener”, “es”,
“cot, “nuevo, pueden igualmente variar de significacion
segin el contexto, Y el coutexto de que se trata es precisa
mente la idenlogt
Porlo demés, éta confiere a las palebras no sélo un sentido,
Sino también un poder, Poder de peruiasién, de convocatoria,
de cotsagracién, de estigmatizacién, de rechazo. Pensemos ex
Ja fueza de la preposicién “de” ea férmulas como “el pa
tido de los trabajadores”, ‘el presidente de todos los franceses’
El término crea literalmente un monopolio y lo impone. Afirma
sin ders que el partido en cuestién es el nico que repre-
senta a lbs trabajadores, que el candidato a la presidencia
de la Repiblica es el tinico digno de representar a Francia.
Y en los dos casus, Ios que piensen lo contrario serdn recha-
rados, Poder de legitimaciOn y de excomunién.
Mi propsito es estudiar e] cédigo especifico que una ideologia
impone al lenguaje o, por decirlo mejor, el subeédigo que se
sujerpone al cédiga de Ia lengua. Para hacer esto, trataré
primero de definir la ideologia.
‘BREVE HISTORIA DEL TERENO
La mism palabra “‘ideologia” forma parte también del len-
‘uje ideldgico, en el sentido de que esté cargada de conno-
tadones 7 apunta a realidades muy diferentes segin el punto
de vita de quien Ia utilice. Después de reconstruir brevemente
‘suhisoria, wataré de determinar su sentido actual, por ambiguo
que 9a,
El térnino fue: creado por él filésofo Destutt de Tracy ea
‘um memoria presentada al Instituto en 1796, ¥ pronto conocis
el-éxito, “Ideologia”” significaba .entonces una ciencia; més
cxactaneate, dl: anilisis cientifico de lefacultad.de pensar.
INTRODUECION 1 13
Se oponia a “metafisica” y a “psicalogia”. El témino “ao
supone mada dudoso © desconocdo”, decia Tracy; “no le
vetnerda al expicitr ninguna idea de causa” (Gouhier, 1973,
P. 04). Ast pues, al principio ideologia era sinénimo de ciencia
pesitiva del espirita, y designaba exactamente lo contrario de
Jo que hoy entendemes por dicho témino. Sin embargo, la
Palabra se hizo despectiva rapidamente, y de tres manenis,
en tres sentidos diferentes,
El sentido cesariano’ .
Al parecer, fue Napoleén el primero ‘en darlé al término una
connotaciin desdeficsa. 1 vela cn los “idedlogos” a doétri-
narios abstracts, nebulosos, idealiscas, y peligrosos (para -el
poder), por causa de su desconocimiento de las problemas con-
cretos. Bourricane, su secretario, informa:
Bonaparte recunia a menudo a la palabm idestogo, con la que
‘trataba de poner en ridicule a hombres en los que cr
trever-una tendencia hacia la perfect
pp. 85:66; néase también K. Mannheii
idad indofiniea (Gouhies,
1956, y Vadée, 1973).
Para las hombres de derecho y las administradores de todo
-género, los “idedloges” son sicmpre Jos aguafiestas. La ideologia
no os para ellos més que una doctrina irrealista y sectaria, sin
fundamento objetivo, y peligrosa para el orden constituido,
‘Un matiz, sin embargo: Napoleén oponia a Ia ideolegia el
realismo y el pragmatismo del jefe militar y del jefe de Estado,
‘Nuestros modermos Césares la oponea mis bicn a la objeti-
vidad, a la neutralidad, sinéuimo para ellos de verdad, Recha-
zan tanto las ideologfas de derecha como las de izquierda, las
dcricales como las anticlericales, Pero el marxismo & para
ellos el prototipa do la ideologia en Jo que éta tiene de mis
detestable.
OUTTA TAAAATAAATATKTTTATTT TTT
> ‘ INTRODUCCION 1
BL sentido marxista
Marx mimo empiea el término en un sentido despective, que
no te difrencia casi del de Napolein, Asi, en £1 cepital,
habla de “ona manera de ver abstracia © Mevlogica"", Ucnust
Gia “alideslogo del capital, el econorista politic” (ed, de 1965,
pp. 916 y 1075), Pero en una obra anterior, La ideotogia
dlenara, Marx y Engels le daban al término una significacién
mis precia y més original:
Si ex tia ideologia, Jes hombres y sus relaciones aparecen
siuaéos cabeza abajo como en una cimara oscura, este fend
reno proviene de sx existencia histérica, tal como la inversién
los oljetos en a retina deriva de su, existencia directamente
fica (el. de 1975, p. 212).
La iusin ideoldgica tiene, pues, hi misma necesidad que
tun fenémeno éptico. gTlusién de qué? Aguf interviene una nueva
metifora, tomada esta vez de la quimica. El pensamiento ideo
Wgico se cree auténomo, cuando en verdad est determinado
yor faciores exteriores, por su “base material”, de la que él no
6 sno el “sublimado” (Suétimat) :
Por exo, la moral, la religién, la metafisica y todo el resto de
4a ideologis, ast como las formas de conciencia que se corms
ponden con ellas, pierden toda apariencia de autonomla. No
tienen hitoria, no tienen desarrollo. Son por el contrario los
hombves quienes, al desarrollar su produccién material y sus rela
cioes mtesiales, transforman esta realidad que les es progia,
su pensamiento, y los productos de sa pensamiento (p. 213;
ed. de 1974, p. 51).
Se peda decir que Ja ideologia es la expresin y la justi-
ficaciéu eérica de Jo que Marx amara més tarde superestruc-
tara, Por otra parte, cuando afirma que las ideologias no
tinea historia, piensa en una ideologia que fuera siempre la
trisma, andloga all “inconsciente eterno” de Freud (cf. Al-
mraopuectes: ¢ as
shaser, 1978, p. 99 41). Tas idcologias tienen una historia,
exo no Ia suya; cambian, pero st cunbio se explica par ane ha
tes materiales. Ahora bien, como todas las ideologies ignonen
su dependencia con respecto a lt historia concrets, Condes
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