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a Le Francisco Canals Vidal, Rafael Gambra Ciudad, Nicolis Maria Lopez Calera, Federico D. Wilhelmsen, Gonzalo Cuesta Moreno, José Marfa Gill Moreno de Mora, Francisco Elias de Tejada, Francisco Pay, Juan Valler de Goytisolo, Jean Boucoudray, German Alvarez de Sotomayor, Jos¢ Antonio G- oe Gortizar Alberto Ruiz de Galarreta, Jos¢ Scijas, Patricio Jobbé-Duval, José Antonio de Hériz, Ignacio Hernando de Larramendi, Vicente Fidiez ide! Outitones;Macess (Guimert Patera, Jose Maxtin del inj Natdrea ae Corday o\iinen to Wenesibaeagie CONTRIBUCION AL ESTUDIO HES TOs: CUERPOS INTERMEDIOS (Actas de la VI Reunién de Amigos de la Ciudad Catdlica, Madrid 28-29 octubre de 1967) PEIR | y $ 9 = x 9 6) 8 CONTRIBUCION AL ESTUDIO DE LOS CUERPOS INTERMEDIOS (Actas de la VI Reunién de amigos de la Ciudad Catdlica, Madrid 28-29 octubre 1967) Rr apes El Estado no debe ser totalitario, sino que ha de respetar los. fines de la persona y de las sociedades menores. “En ta vida social, que consiste en et ejercicio de los dere- *chos kiumanos, la persona humana .ocupa una posicién central, “y sus fines y sus bienes deben ser tutelados, respetados. y pro- *movidos. so “Aqui se imserta la funcién del Estado: ordenar y coordimar "el ejercicio de tos derechos fundamentales de los hombres y “hacer posible y favorecer la consecucién de los fines kumanos. “Esta funcion organizativa exige Ia creaciin de unas condiciones *piblicas tales que permitan a las personas y a las sociedades “menores —em primer lugar a la familia— desarrollar sus dere- *chos y buscar sus propios fines, Por comsiguiente, es necesario “que el bien comin del Estado esté determinado por los bienes “comunes humanos. Que el Estado no deberd ser, por tanto. “totalitario, absorbiendo todo y subordindndolo; la persona es "un valor que esté por encima de él; no deberdé ser indiferente “al bien comin fundado en la naturaleza del hombre, porque, al no ser fin en si mismo, él mismo es un bien humano. De esta “suerte ha de tener una fisonomla personal; el poder que le per- “tenece wo es una mera potencia, sino que esté fundado en ia “naturaleza Iemana y esté circiinscrito por et bien comtin. ” Alcangamos aqui la verdadera riqueza del orden juridico en “la concepcién cristiana, dedicada no a la bisqueda de una po- “sicién intermedia o meutra entre las concepciones contrapuestas "del estatismo y del individualismo, sino a ta conquista de un “punto de equilibrio superior, en el que se armonizan y se des- “arrollan mutuamente los bienes de las personas y el bien comin "de tdos.” Pauto VI, Carta del Secretario de Esta- do al XVIII Congreso Nacional de la Union de Juristas Catdlicos Italianos, Vaticano, 6 de diciembre de 1967. (Texto italiano en 1’0s- servatore Romano del 8 de diciembre de 1967; texto en castellano, Ecclesia nim. 1.371, 23 y 30 de diciembre.) CONTRIBUCION AL ESTUDIO DE LOS CUERPOS INTERMEDIOS SUMARIO. INTRODUCCION 1? Parte: 2° Parte: 3° Parte: Monismo y Pluralismo en la vida social, por FRan- cisco Canats Vinay, Hacia una nueva estructura de la sociedad, por Ra- FAEL Gamera Crupap, FUNDAMENTO, EVOLUCION ‘Y DOCTRINA PONTIFICIA DE LOS CUERPOS INTERME- DIOS; EI orden natural y los cuerpos intermedios, por Nr colds Marta LOrgz Calera, La evolucién de los cuerpos intermedios, por Frpe- rico D. WILHELMSEN. La Doctrina Pontificia y los cuerpos -intermedios, por Goxzaro Cugsta Moreno. LA FAMILIA: La familia, principio de la vida social, por José Ma- nia Gi, Moreno pr Mora. LA ESTRUCTURA POR CUERPOS INTER- MEDIOS COMO GARANTIA DE LAS LIBER- TADES: Libertad abstracta y libertades concretas, por FRaN- aos Federalismo histérico tradicional, federalismo revo- 3 lucionario y cuerpos intermedios, por Francisco Puy. La Libertad civil, por Juan Vatiet pe Goyrisoxo. LOS “FORUM” Cémo rentalizar los cuerpos intermedios. Pte.: Jean Boucou- DRAY. Revalorizacién del Municipio. Pte.: GerMAN ALVAREZ DE Soro- MAYOR. Los cuerpos intermedios y la ensefianza, Pte.: Rarazt, GAMBRA Crupap. Las profesiones liberales y los cuerpos intermedios. Ptes. Jost Antonio G. pe Corr4zar y ALBERTO Ruiz px GALARRETA, ‘Los cuerpos intermedios y la Economia. Ptes.: Jos Sutjas, Pa- pricio Jorsé-Devar, y José Antonio DE Hériz. La empresa, Pte.: Iowacio Hirnanvo px LARRAMENDT. Los cuerpos intermedios y la agricultura. Ptes.: José Mt Gu Moreno pe Mora, Vicente Fiérez pe QurSones, Marcos Guimerd Peraza, Jost Martin per, Rio y Avcusto Diaz- Corpovts. . Los cuerpos intermedios y la representacién politica. Pte.: Euck- nio Vecas LataPlé. INTRODUCCION I. Monismo y pluralismo en la vida social, por Francisco Canals Vidal. / Il. Hacia una nueva estructura de la sociedad, por Rafael Gambra Ciudad. MONISMO Y PLURALISMO EN LA VIDA SOCIAL POR Francisco Canats VIpat. Catedratico de Metafisicu' de la Universidad de Barceléna. Se me habia. propuesto inicialmente que -hablase en este Con- greso sobre los principios de totalidad y de subsidiariedad, Ia reflexién sobre el tema propuesto, sobre su sentido, intencién, su “estado de la cuestién” ‘en el contexto de las ideologias politi- cas, me hizo caer en la cuenta de que también en esta tema ocu- tria algo, que no puede decirse que sea una -particularidad, ya que nos hallamos en el’ mismo caso en todos Ios que se tratan en este Congreso, y de algtin modo en cualquier tema con que que- ramos enfrentarnos hoy. Nos encontramos con Ja paradoja de que los que nos_pro- fesamos_Contrarrevolucionarios tenemos conciencia de la sinceri- dad y carifio con que defendemos la doctrina de los cuerpos in- termedios, de muestra conviccién de que en la realidad de tales cuerpos intermedios —que han sido en gran parte destruidos por la mederna revolucién—. hay la garantia de la libertad del hombre. Pero también -sabemos: que ningiin liberal ni demdécrata, socialista o comunista, nos reconoceria como: defensores de la libertad, ni siquiera de Ja autonomia de la ensefianza o- de la familia, no obstante. que tal vez sostengan ellos las tesis mas opresoras en torno a ellas. Es decir, mientras nosotros acusamos, con raz6n, a la revolucién, desde su fase jacobina, de haber ani- quilado todas las libertades reales, somos nosotros mismos acu- sados: como: enemigos de. la libertad, totalitarios, etc. Sucede esto cotidianamente, hasta el punto que al plantearse cualquier cuestién conexa con algo que haya sido alcanzado por el fendmeno -revolucionario —y ya no queda ahora casi ninguna dimensién de la vida humana que no haya sido alcanzada por 7 FRANCISCO CANALS VIDAL él—_ se comienza en seguida, si no se adopta la consabida ac- titud que se dice exigida por el movimiento irreversible de la historia, a ser calificado con algiin ismo de este signo: extremo- derechista, ultra, retrégrado, conservador. Hay que hacer inni- meros esfuerzos de superacién de equivocos, y acumular sutile- zas, para explicar que no es uno “reaccionario” en el sentido en que se le acusa, aunque tampoco sea de “izquierda”, aunque tampoco sea de “derecha” en el sentido de Ja difundida carica- tura, aunque tampoco sea “ni de derecha ni de izquierda” en otro sentido que también esta en la mente de todos, Con todo esto es frecuente la perplejidad de quienes no: sa~ ben dénde situarse, porque se encuentran sumergidos en un ver- tiginoso torbellino de tensiones, que tiene ciertamente algo. de “preternatural”, Es preciso afrontar el problema de estas tensiones, de esta confusi6n que impide cualquier planteamiento sereno, Parece obligado reflexionar y tratar de orientarse aunque estemos en este mare magnum de corrientes encontradas, cuando los “ultramon- tanos” pasan por ser “‘fascistas”, aunque los “fascistas” ver- daderos acusasen, en un momento que todos recordaran, a ver- daderos ultramontanos como aliados de la socialdemocracia o de Ja masoneria... Pensando en esta problematica se desplazé mi atencién desde el tema de Ja totalidad y la subsidiariedad en Ia vida social, -at més radical de la tnidad y ta pluralidad, y en conexién con éste, al del monismo y pluralismo como actitudes influyentes eri el proceso dela historia contemporanea, + * * Me parece que estaran de-acuerdo todos en que, cuando leemos Santa Teresa -de Jestis o Santo Tomas de Aquino, se nos mues- tran como muy diversos de lo que seria un cristiano de izquerda de: nuestros tiempos. Pero: tengo también la conviccién de que no hallaremos en. ellos tampoco el “ismo” por decirlo asi, in- tegrista o contrarrevolucionario en el sentido en que lo viviriamos 8 MONISMO Y PLURALISMO EN LA VIDA SOCIAL hoy. No tienen “ismos”. Comentdbamos con Elias de Tejada-el hecho de que encontramos en la Suma Teoldgica la afirmacién de que es licito que la Iglesia confie al poder secular ctistiano-et castigo de la herejia, y pocas paginas mds adelante la tesis de que la conversién a la fe cristiana de los stibditos de un poder civil legitimo ejercido por un infiel no es titulo que emancipe. al stbdito de su deber de obedecer a aquella autoridad legitima. ya que la potestad civil es de orden natural, que no es derogado por el hecho sobrenatural de la fe del stbdito. Y no muy lejos, al afirmar que no es licito bautizar antes del uso de razén al hijo de un judio contra:la voluntad de su padre, se responde’a la objecién de que la omisién del bautismo puede poner -en pe ligro la eterna salud del nifio, advirtiendo que’ el orden de-la gtacia no obra sus fines actuando contra el orden de la natura- leza, y que en el orden natural el hijo, antes de alcanzar el Bto- pio sibedsio, depende de la potestad del padre. Muchos no sabrian a qué carta quedarse si se les preguntase sobre la calificacién de la tendencia a que pertenece Santo Tomas: se defiende “la Inquisicién”, se defiende la obligacién de los cristianos de obedecer a poderes gentiles —aunque también, como es sabido, 1a licitud de la rebeldia de una sociedad cris- tiana’ en el caso de que el principe caido en la herejia oprima fa. fe—, se niega a los principes cristianos y la jerarquia de-la Igle- sia el derecho a contradecir la voluntad del padre de familia judio. Y todo ello en pocas paginas. : Hay que reconocer, pues,’ que aqui no hay “ismo”, y no*lo hay tampoco en San Agustin, ni en los Santos Padres. Pero es claro también que fos Padres y los grandes tedlogos no podrian ser situados en una posicién “centrista”, No son neutrales entre una ortedoxia integra y el error herético; no fueron los Padres semi-arrianos’ ni semi-pelagianos. Me he preguntado muchas veces qué ha ocurrido en el mundo de hoy para que la verdad ‘quede convertida, en la perspectiva de su apdriencia en el plano sociolégico, en un “ismo” parcial; para que la ortodoxia integra se presente como una posicién ex tremista; para que la doctrina-verdadera parezea la opcién ca- 9 FRANCISCO CANALS VIDAL prichosa de un grupo, y pata que no haya manera de afirmar-la verdad sin ser al punto acusado de enfrentamiento. hostil a toda ‘ana serie de dimensiones de la realidad. Mi conviccién es de que ¢] torbellino “dialéctico” en que estamos inmersostse cons- tituye por una tension. preternatural, de inspiracién satdnica, para decirlo en la forma mas explicita. xe * He afirmado ya que no se dieron tales tensiones en los gran- des* momentos de plenitud de la historia cristiana. Pero si no encontramos estas tensiones en la “cristiandad’” en cuanto tal, si las hallamos en la politica moderna a partir de los Whigs y Tories del xvit. A partir de la revolucién francesa el juego de tensiones se proyecta progresivamente sobre todas las dimensio- nes de la sociedad. Y en las ultimas décadas, y cada vez mis, sobre todas las actividades y actitudes artisticas, pedagdgicas, técnicas, de medios de comunicacién social, de costumbres, y en el propio 4mbito doméstico y familiar, Hoy no se puede ya ni Siquiera escoger meni 0- elegir vestido o calzado sin correr ‘el riesgo, segiin sea la opcién, de mostrarse como conservador o ‘progresista. Pero- antes que tal polaridad se manifestase en la politica inglesa del siglo xvit, podemos hallarla, si no todavia dominan- do el mundo como hoy, si actuando en ciertas corrientes filo- sdficas y teolégicas a lo largo de los siglos. ~. Constituye en nuestro tiempo-una auténtica revelacién el es- tndio. de Marcién, en cuyo sistema gndstico se dio et. -preceden- te ‘mds vigoroso del dualismo maniqueo como herejia cristiana. Marcién afirmé 1a existencia de dos dioses: de una parte, el Dies de Israel, creador del mundo, poderoso, Jegislador, justi- ciero y “belicoso”; y de otra, el Padre de Jesucristo, no auto- ritario ni legislador, ni poderoso, cuya obra no es crear y regir e] mundo, Dios de bondad, amor cuya obra es la liberacién del hombre frente a la esclavitud de la ley. Enfrentado al “Dios de los fariseos”, el Dios de los cristianos es, diriamos hoy, un Dios de 10 MONISMO Y PLURALISMO EN .LA VIDA SOCIAL “jzquierda” (podriamos pensar en algo asi como en la antitesis que se ha formado en la mente de algunos entre el Dios de Pio XII y el de Juan XXIID. Quien sigue-investigando a partir del descubrimiento de las “Antitesis” marcionistas, hallaré desde luego el hilo conductor de Jos posteriores “catarismos”, pero podré también comprobar que Ja mitologia de fa dialéctica de las tensiones y de la polaridad de los contrarios antitéticos, con la-misma malicia qué tiene: en la modernidad, no’ sdélo estuvo vigente en las gnosis, sino que a tra- vés de ellas remonta a las fuentes mds antiguas del saber filoséfi- co griego, en aquello que la filosofia griega recibié muy proba- blemente. del esoterismo magico y sacerdotal del Oriente. ‘Ya algunos pitagéricos, segdn refiere Aristdteles, entendieron Ja realidad como estructurada y fundamentada no en un: prin- cipio unitario, sino en una dualidad polar de coelementos anti- téticos que a la vez se exigen y se contraponen. Si la esencia de todas las cosas es el niimero, segim la ca- tacteristica doctrina pitagérica, se descubrié en los mismos ni- meros el enfrentamiento de los “pares y nones”. Algo asi como una derecha y una izquierda en los ntimeros, ya que la divisi- hilidad de los pares los constituye en fuente de indeterminacién : y asi los niimeros, como esencia de Ja realidad, exigian también explicar ésta no sélo desde el principio de determinacién y limi- te, sino también desde lo “indeterminado”, principio coelemental y antitético al que establece en Ja realidad ta determinacién de Ja figura y de la consistencia. Ya partir de aqui se sigue toda una cadena de tensiones. Después. de lo determinado y lo indeterminado,.de.lo impar y to par, siguen, con ef mismo ritmo de polaridad antitética y coele- mental: lo uno y Jo miiltiple, la derecha y la izquierda, lo mas- culino y lo femenino, lo estatico -y lo mévil, fo recto y lo curvo, Ja luz y las tinieblas, el bien y el mal, lo cuadrado'y lo oblongo. O si leemos como serie continua cada una de las “parcialidades” contrapuestas, hallamos en fa linea de lo determinado, de lo uno, lo impar, la derecha, lo masculino, fo recto, la esttico, la luz, el bien y lo cuadrado, y en Ja serie de lo indeterminado y de lo i FRANCISCO CANALS VIDAL multiple, lo par, la izquierda, lo femenino, lo curvo, lo mévil, lo tenebroso,. el mal y lo oblongo. | Esta década de parejas, que atribuye Aristételes a los pita- géricos del siglo rv, puede ser utilizada por nosotros hoy para una reflexién sutil, de actualidad sorprendente, El bien y el mal son ya en la tabla pitagérica principios de la realidad, como lo son para la vida humana lo masculino y lo femenino; es decir, el mal es interpretado como algo consistente en substantivo, exigido por el ser mismo —y en tal caso leemos en la tabla el dualismo maniqueo o el de las religiones de tipo semejante al mazdeismo--. De otra parte, si nos centramos en la polaridad bien y mal e interpretamos el mal, como es obvio, como mal, es decir, como advirtis San Agustin, no como algo que es, en este caso leeremos en la tabla Ja tesis de que es malo y tenebroso, Jo femenino, lo en movimiento (‘la donna e médbile”), lo. inde- terminado, lo miltiple, lo curvo y lo rectangular. Tal observacién puede resultar desconcertante, pero no cabe duda que malentendidos de este tipo han regido en. gran manera las escisiones y antitesis de los movimientos filoséficos 0 de las actitudes culturales o sociales, En la década de contrarios coele- mentales a que nos referimos encontramos expresados lo que Ilamariamos un maniqueismo “de derecha”: monista y enemigo de Ja pluralidad, antifeminista, inmovilista, partidario de lo cua- drado y lo determinado (lo “figurativo”), Se trata realmente de un’ “maniquefsmo”, porque se ha dado consistencia al mal, y porque a la vez se han puesto en Ja linea de lo malo elementos de la realidad que son integrantes y exigidos por el mismo ser y bien del Universo; como Jo femenino, lo mévil, lo multiple, o Jo rectangular, Y en esto consiste el “maniqueismo”. El mal adquiere consistencia, y a la vez dimensiones positivas de la Tealidad pasan a-ser interpretadas como malas. EY qué ha ocurrido, frente a esto, en la “modernidad”? Si como hombres de nuestra tiempo hemos de ser “izquierdistas”, atravesaremos. la Jinea divisoria de las parcialidades y pasaremos nuestra simpatia al otro lado de la tabla pitagérica. Considera- temos malo lo unitario y umificante (la autoridad, Ja monarquia, 12 MONISMO Y PLURALISMO EN LA VIDA SOCIAL ] papado), o tal vez, y sin cambiar el bien y el-mal de sus lu- gares en la tabla, hablaremos gustosamente de “las flores del mal” o de “los malhechores del bien”; en todo caso estaremos de parte de lo abstracto contra lo figurative y de la multitud en- frentada al principio de unidad (el “pueblo” contra la “monar- quia”, el “colegio” frente al “papado’’) profesaremos una pe- dagogia de espontaneidad e intuicién; y tendremos como la mas peyorativa calificacién la de “inmovilista”; con Wagner, en su ‘Tristan e Isolda, simpatizaremos con los valores morales inde- terminados y nocturnos frente a la fijeza y conformismo de la ética diurna; con tantos partidos de izquierda simpatizaremos con los movimientos “feministas” tendentes a emancipar a la mujer de la tiranfa “con que Io masculino’ Ja ha sometido du- rante siglos”, Pocas veces nos habremos tomado la molestia de esforzarnos por definir qué entendemos como “‘derecha” e “izquierda’ en Ja tensién dialéctica de la politica moderna, Quisiera sugerir que no seria posible dar razén de lo que entendemos y sentimos por tales términos sin referirnos a un misterio de iniquidad que obra en la historia desde las religiones hostiles al Dios de Israel, y en ef que se halla el hilo conductor que conexiona una serie de actitudes que van desde las sectas gnésticas, pasan por el] esoterismo cabalistico y Megan hasta lo “femenino unitivo” de Teilhard de Chardin, Si todo esto venia operando secularmente, es a partir del Renacimiento y especialmente desde la Tlustracién del siglo xv, con su comprensién de las luces” caracteristicas de lo que nos- otfas Tamamos “maniqueismo de izquierda”, que se difunde sobre todas las dimensiones de la vida cultural y social. ee ® Orientemos ahora nuestra reflexién hacia una sintesis metafisi- ca y teolégica y hacia una visién del universo regida por la fe. Dios es uno: “Oye, Israel, el Sefior tu Dios, es el Sefior uno.” Dios, que es uno, ha creado el mundo; “y vio Dios todas las 13 FRANCISCO CANALS VIDAL cosas que habia creado, y eran muy buenas”. Toda pluralidad y diversidad: entitativa-es-efecto de la gencrésidad de Dios, del plan efusivo de su amor que comunica el bien. Por la bondad de Dios uno existen miriadas de espiritus angélicos, de hom- bres y animales de toda especie y toda variedad de linajes de pueblos. Por la bondad de Dios —“‘no es ‘bueno que el hombre esté solo”— existe la mujer. : Incluso en la permisién divina la misma contrariedad antité- tica de lo malo se subordina al bien del universo, Pero el mal es privacién y desorden y no consistencia ni substantividad ; ni es un elemento del mundo. Y ningiin elemento ni dimensién de la reafidad en cuanto tal es malo, La diversidad, la complejidad, la multiplicidad queridas por el “pluralismo” divino, manifiestan Ia _generosidad de Dios bueno y omnipotente, No hay un Dios malo: el Angel creado bueno falta al orden debido al no some- terse a Dios. La caida de los espiritus angélicos y Ja accién det tentador sobre la humanidad pone en marcha la lucha de las “dos cindades”. Pero la ciudad del mal no tiene nada que apor- tar a la historia, todo lo que en ella es entidad y eficacia tiene su soporte en la obra creadora de Dios y en las potencias dadas por Dios al hombre y al mundo. El mal no obra sino por vir- tud del bien, como ensefiaron San Agustin y Santo Tomas. Y asi sorprendemos al mal actuando a través del bien, de las dimensiones y elementos del mundo y de la vida, y buscando ra- zones para el enfrentamiento contra el orden divino, Si afirmamos la autoridad en el sentido en que ha sido or- denada por Dios toda potestad, diremos que ella procede de Dios para ordenar a su fin, a su bien, a aquellos a quienes ef gobernante rige; el gobernante como tal, y en cuanto es un hom- bre como los otros, no es un fin en sj mismo, sino quien rige al servicio de Dios, y al de los hombres a quien rige, para el bien de éstos. No hay por qué entonces enfrentar la libertad del sib- dito a la autoridad del que gobierna, Pero si se defiende la autoridad sin atender a su origen. y finalidad divinos, viene a ponerse algo “divino” en un elemento finito de la vida social; y asi ya no se respeta la multitud, y se suscita, en virtud del “4 MONISMO Y PLURALISMO EN LA VIDA SOCIAL, mismo principio de orgullo humano con que la autoridad se ejer- ce, la antitesis multitudinaria contra el principio de autoridad. El principio revolucionario de la multitud'como fuente del pe- der se enfrenta antitéticamente a un monismo unilateral y auto- titario negador del Jegitimo pluralismo, La reaccién contra el absolutismo posibilita asi el atractivo liberador del Principio “de- mocratico” x toda la revolucién moderna funciona ya en’la extraiia si: tuacién dialéctica a que antes aludiamos. Fl “contrarrevolicio- nario” auténtico —el que defendia el orden legitimo frente ala tevolucién y no realizaba una revolucién en sentido contrario—, ei “vendeano” no estaba defendiendo cl estado de Luis XIV, ni mucho menos la monarquia del despotismo ilustrado, Pero ef jacobinismo que iba a consumar la obra monista y aplastante def racionalismo cartesiano que habia regido ya el estado de Luis XIV, le acusaba como absolutista, Recordemos también ef planteamiento erréneo y tragico desde el que hemos considerado los espafioles nuestras guerras. civiles! aquella “gran masa catélica del pais” de que bablé el propio Me- néndez Pelayo para caracterizar a los defensores de la dinastia carlista, es decir, el pueblo alzado contra el estado liberal, etx modo alguno defendia el despotismo ilustrado ni el absolutismo del “partido fernandino”, Pero en fa tensién dialéctica dé que estamos hablando, parece Ilegarse siempre tarde en 1a tarea de aclarar las posiciones. El tradicional y contrarrevolucionario pasa por ser absolutista, e inchiso mucho mas tarde tal vez sea consi- derado como “consetvador” ; aunque los conservadores no fuesetr sino los revolucionarios en cuanto “conservadores de la revolu- cién” segtin el concepto balmesiano, Y cs hoy acusado, al defender ef orden cristiano frente af ataque marxista, de defender el imperialismo capitalista; 0 en otro caso, si quiere defenderse frente a esta acusacidn, se encuentra situado en un “neutralismo”, 0 tal vez a algunos se les ocurta entonces presentarse como en una posicién de tercera fuerza”, lo que practicamente viene a ser lo mismo que una actitud neutralista, 15 FRANCISCO CANALS VIDAL . Consideremos cl mismo juego dialéctico en una dimensién mas jnmediata, Si defendiésemos ia primacia del varén en la vida hu- mana y familiar desde una perspectiva de “derecha”. maniquea de tipo pitagérico, se suscitaria una antitesis feminista. Una vez puestos en aquella primera posicién, o bien en el caso de ser acu- sados de estar en ella por eb “feminisia”’, nos encontraremos, al enfrentarnos con esto, con que ya no es posible en el didlogo po- Jémico la claridad y la armonia en las posiciones, Toda afirma- cién de reconocimiento de la funcién de lo femenino parecerd ser una sintesis de contrarios, una inestable conciliacién de lo anti- tético. Esto puede servir como ejemplo para comprender lo que ha yenido ocurriendo en !a politica, Tgnorando toda sintesis ar- ménica, la politica se presenta regida por la imposicién de opcio- nes dualistas que se sintetizan ulteriormente en un movimiento inestable que define para muchos el ritmo mismo del progreso. Liberales frente a conservadores, Posteriormente: demdcratas 0 fadicales frente a liberal-conservadores, La sintesis es ya ahora tesis que suscita la nueva antitesis, Despues socialistas frente a liberal-demécratas o liberal-radicales, que tal vez gustan de lla- marse incluso radial-socialistas. Posteriormente comunistas fren- te a social-demécratas. Y hoy, comunistas populares frente a co- munistas-democraticos, . Frente a tales opciones deberia poder mantenerse una acti- iud integra, sintética sin escisiones y sin superacién de errores y parcialidades contrarias, Por eso, cuando me preguntan si soy de derecha o izquierda, si pienso que quien lo pregunta entien- de la “derecha” y la “izquierda” teniendo en su mente a Canovas o Sagasta, Maura o Canalejas, Churchill y Atlee, Einsenhower 0 Keniiedy, ereo deber responder que no soy, en este sentido, ni de derecha, ni de izquierda, ni “ni derecha ni izquierda”’, Lo que hay que procurar no olvidar, segin decia mi maestro Ramon Or- jandis, que lo que importa es la esperanza de estar a la derecha ‘del Hijo del Hombre el dia del juicio del Sefior. tk Ok 16 MONISMO Y PLURALISMO EN LA VIDA SOCIAL Pensemos ahora en la unidad y en‘la pluralidad. Sélo la uni- dad esta en el principio, Dios es uno; no’ hay otra multiplicidad que la que procede de Dios como -de principio, pero todo’ bien finito se constituye como participacién de la bondad divina infusiva. Por eso toda la creacién est4 cruzada- por “un. régimen. -de unidad de orden y de. finalidad, que exige —entiéndase bien que no se trata de “admision”, de compatibilidad, de transin- gencia con algo opuesto— constitutivamente multiplicidades y diversidades y correlaciones complementarias que el aristotelismo interpreté ontolégicamente segtin la pareja acto-potencia, sintesis sin antitesis varén y hembra, autoridad’ y comunidad, materia y forma, alma y cuerpo, razén y sensibilidad, son elementos com- plementarios y es maniquéo pensarlos como antitéticos, EI bien finito no consiste en lo cuadrado 0 en Jo recto o en Jo impar. Segtin.San Agustin tiene como sus dimensiones el modo, la especie y el orden; la especie, es decir, determinacién esencial, consistencia; ef modo, es decir, [a concrecién individual, existencialidad, conmensuracién subjetiva y receptividad material, eficiencia; el orden, aspiracién y dinamismo comunicativo, refe- rencialidad y exigencia de dependencia y trabazin teleolégica, Y asi no son “los buenos” los proletarios y “‘los malos” los bur- gueses, como para la revolucién marxista; ni son buenos los burgueses y malos. los aristécratas, como para la Revolucién francesa; ni son buenos los. hijos o los curas jévenes y malos los padres y los obispos; ni son buenas las esposas y malos.los ma- tidos, como en el teatro de Ibsen; El bien finito exige “orden”, y el orden exige distincién y diversidades graduadas y polaridades correlativas. As{ entendida la unidad de Ia vida social exige que no sea suprimida la pluralidad. Si quisiéramos hablar de un legitimo “pluralisme” habria qué enteriderlo como no enfrentado antité- ticamente a la-unidad de orden y de fin. Pensemos segtin esta sintesis arménica y analégica de lo uno y de lo miltiple ef tema de Ia libertad religiosa en la vida civil. Parecen haber entendido algunos la declaracién conciliar como si proclamase Ja legitimidad de un pluralismo religioso. Claro 7 FRANCISCO CANALS VIDAL esta que entendida asi aquella declaracién se opondria, no ya al Syllabus o a Ja Libertas de Leén XILL, sino que implicaria la re- nuncia por la Iglesia a su intrinseco cardcter de apostolicidad. Pero advirtamos que la intencion format del texto. es, segin se expresa claramente, la no coactividad del acto de fe. En funcién de esto se dice todo lo que:se contiene en la Dignitates hwmanae. No se conmueve la unidad de la verdad religiosa, lo que equi- vale a decir que no se niega a Dios. Alli se trata, no de la “es- pecie”’ del objeto o contenido verdadero de la fe, sitio del “mado"’. De la recepcién por el sujeto, y de la causacién por la’ palabra que propone el mensaje revelado, El modo exigido para que él acto de fe sea es la libertad en su ejercicio, exento de coaccién, y con las condiciones que posibilitan el cumplimiento Hbre y meritorio del asenso a la fe; asenso que se alirma por otra parte ser moralmente obligatorio y de suyo necesario para la sal- vacién. No se deroga la ensefianza de Pio XII. Nadie tiene propia- mente derecho a ensefiar lo erréneo como tal; lo que se afirma por el Vaticano Ii es que ninguna autoridad tiene competencia para violentar.o coaccionar en materia religiosa; ya que por lo demas seria constitutivamente imposible causar un auténtico acto de fe por la coaccién 0 Ia violencia. Pluralidad, pues, en la recepcién subjetiva, en el “modo” como concrecién individual. La unidad de la verdad se mantiene firme, y es claro que no podria ser de otra manera. Pero el “monismo” divino no’es un totalitarismo, sino que participa de las condicio- nes de congruencia y suavidad de la accién del gobierno de Dios sobre el mundo, Si pasamos al plano politico, podremos hallar, segiin noté- bamos, un unilateralismo monista, destructor de la pluralidad or- denada, en el absolutismo de la moniarquia postrenacentista, A fir- mé el “derecho divino de los reyes” por inspiracién de un hu- manismo antropocéntrico, aunque tomase a veces el nombre de Dios en vano y pretendiese revestir el orgullo del hombre con titulos derivados de. la Sagrada Escritura. El absolutismo afirmé la unidad en un sentido univoco o ra~ 18 MONISMO Y PLURALISMO EN LA VIDA SOCIAL cionalista, Configurado asi, el Estado pudo violentar y destruir con el despotismo ilustrado muchos elementos y dimensiones de ” Ja vida social, Y entonces la necesidad misma. que tiene’ el. hom- bre de Ia libertad sirve de argumento y da fuerza a la antitesis que viene a consumar el aplastamiento de las libertades, El estado jacobino agrava los defectos del Estado absoluto, precisamente porque es posibilitado en cuanto antitesis de aquél. Porque ya no invoca el derecho divino de ios reyes, sino. el de los. pueblos; y con ello mucho mas abiertamente quiere. poner el principio de unidad en donde no puede residir: en la multitud en cuanto tal. Es inevitable que sei todavia mucho més “uno e indivisible”, mucho mas opresor de los cuerpos sociales, precisamente por ser, mucho mas que el estado absoluto, un régimen de inspiracion y orientacién, no teocéntrica, sino panteista. Por esto Donoso Cortés afirmé genialmente que la “repu- blica” y el “‘socialismo” son Ja prdctica politica de la filosofia panteista, Si comprendemos su pensamiento en su verdad pro- funda se nos hara patente la exigencia de afirmar un principio de unidad en la vida politica, trascendente a la multitud y plura- lidad humanas, y s6lo desde el cual puede la pluralidad tener sentido jerarquizado y ordenado, El dinamismo natural del hom- bre a la felicidad, sin el que no se daria historia ni progreso, y todos los fines del hombre y de la sociedad no podrian constituirse desde un contrato, desde una voluntad general'o una ley positi- va. Como estamos experimentando en el mundo de hoy, no puede haber vida politica, ordenada sin Ja fe de Dios legislador del Universo. Si descendemos a algunas reflexiones practicas sobre la vida contemporénea podriamos preguntarnos. sobre las posibilidades de construir en-el mundo de hoy uma unidad de orden que no sea destructora de la pluralidad o que no. pretenda fundarse plu- talisticamente en lo miltiple para concluir,.de hecho, en un des- tructor monismo. Hay que reflexionar sobre el fenémeno del “partido inico”, jextrafia paradoja!.Un. partido tnico, Se co- mienza por reconocer que se ha -escindido nuestra visién de la sociedad y de la historia, que nos movemos en una. direccién uni- 19 FRANCISCO CANALS VIDAL, lateral —que defendemos el proletariado y condenamos Ia bur- guesia; que nos apoyamos en una dimensién de la vida social ignorando'o negando ottos muchos—, y ésta que es constituti- vamente una visién parcial, se impone después como unitaria y principio unificante y totalizador de la vida social. Y en las opciones actuales parece 4 muchos que no hay sino escoger entre un pluralismo de partidos-—‘todo reino dividido en partidos contrarios quedara destruido”— y la‘ absorcién del po- der por uno de los partidos contratios que suprima a los otros —lo cual es obviamente mayor destruccién—, El hombre de mentalidad liberal-demécrata siente entusiasmo por la constitucién politica inglesa. ;Qué ha ocurrido en In- giaterra? También alli se ha desplegado la dialéctica de las ten- siones contrarias. Los tories del reinado de Jorge III habian ya realizado la sintesis entre los tories y los whigs del xvi. Los conservadores del‘tiempo de Disraeli eran ya sintesis entre los tories de ‘Wellington y los whigs de la primera reforma elec- toral. Los conservadores de Winston Churchill sintetizaban el conservadurismo y ej liberalismo del ultimo periodo de ‘la era victoriana. En Ja izquierda ya no esta el liberalismo sino, hoy por hoy, el laborismo, Pero muchas cosas parecen sostenerse en Inglaterra, que proceden de los tiempos de Guillermo el Conquistador —lo cual suele ser muy elogiado por los liberales demdcratas de otros paises, aun por los que no transigen con tales instituciones en su propia patria, Pero lo que en Inglaterra se ha podido salvar de la destruccién revolucionaria no ha podido salvarse en virtud de} pluralismo ni por Jas tensiones y polaridades maniqueas de Ja reyolucién misma. Lo que en Iglaterra se ha salvado ha sido mantenido porque, siquiera séa formalmente, ha afirmado un principio de unidad por encima del pluralismo y de las oposi- ciones, Y no sélo con Ja corona, la camara alta o la Iglesia es- tablecida, sino porque'la vigencia del principio de unidad ha po- sibilitado la vida ‘de-la pluralidad de organismos municipales, de corpotaciones e-instituciones que el despotismo ilustrado des- truyd en otros paises. Se pondera siempre que en Inglaterra no 20 MONISMO Y PLURALISMO EN 1A VIDA SOCIAL ha habido inmovilismo, sino flexible adaptacién y evolucién a los tiempos; pero se olvida a veces que si el movimiento dialéc- tico revolucionario no ha tenido alli sus efectos destructores, ha sido por la permanencia en Ia afirmacién de elementos unitarios que han posibilitado correlativamente las pluralidades orgdnicas y legitimas con el respeto a Ios cuerpos. intermedios, + ex Tenemos. que. situarnos ante lo politico-social manteniendo fir- me el principio de la primacia de la unidad, que se funda, en definitiva, en la soberania de Dios, y por lo mismo también en la firme conviccién de que el orden divino rige la jerarquizacién de todas las causas segundas en sus funciones segtin sus propios érdenes,. He. querido con esto sugerir algunas lineas centrales para una metafisica y teologia sobre la unidad y la’ pluralidad en fa vida social, y para una revision eritica de un equivocado “monismo” o ”pluralismo*, . Podriamos terminar apuntando alguna reflexion actual, No s conducente para el orden un estado totalitario. En el caso de ser un fascismo de derechas, tendriamos exactamente lo que De Maistre denunciaba como una revolucién de signo contrario, 1o que no debe ser la contrarrevolucién si no se quiere contribuir a la misma obra desintegradora que pretende combatir, éQué otra opcién resta? ; Acaso una “solucién pluralista” ? El pluralismo legitimo, incluso en -aquella. medida en que com- porta y aun exige fa tolerancia de miales y de riesgos, tiene que Teconocer su fundamento en esto: es bueno el Tespeto, no al desorden, sino..a la espontaneidad-y libertad legitima: de -los su- jetos individuales y colectivos del dinamismo social. Todo el mundo esté de acuerdo en que una Cémara legislativa. cuyas votaciones se produjesen siempre por unanimidad -serfa -consi- derada como sospechosa; y que un tribunal-en donde no se diesen nunca votos discrepantes no daria garantias de independencia ni de competencia juridica, Es exigido, si, el funcionamiento de esta espontanea plurali- a FRANCISCO CANALS VIDAL dad, pero no hay que prejigar que no pueda producirse sino enfrando:en Ja corriente de las polaidades y de las sintesis dia~ Jééticas de tina politica de partidos, Quien quisiere resolver el problema de’ una nacién pensando que, después de unos afios de derecha; ha -de realizarse ‘necesasiamiente una apertura a la iz- quierda y una nueva siritesis, tendria que reconocer que mo po- dria nadie prever dénde se situaria finalmente Ja dltima de las sintesis que cortase finalmente, en un monismo totalitario, la cascada de tesis y antitesis. No podemos, pues, entender como pluralismo legitimo el sis- tema -de tensiones por el que se avanzaria probablemente hacia un més completo aplastamiento de toda-real libertad en nombre de la revolucién popular. Nuestro problema es éste: cémo man- tener, sin totalitarismo, sin una revolucién reaccionaria, sin pat- tido. unico’ y con la legitima pluralidad y libertad, la unidad del cuerpo social. . : ok O* Quede dicho esto como un planteamiento, Antes de terminar afirmaré que la posibilidad practica de que esto se realice re- quiere que se mantenga firme en la sociedad, como principio a respetar en la vida colectiva, no diré ya meramente el derecho natural, que desde luego debe ser respetado siempre, sino, y hoy mas que nunca dada la situacién histérica de la humanidad, el de la soberania de Dios, tnico principio que puede asegurar en lo politico la armonta sintética y ordenada de la unidad y de Ja mmultiplicidad. Nuestra misién es contribuir a miantener .practicamente vi- gente-eri la sociedad una unidad que salve, potencie-y lleve a su _ perfeccién consumada toda pluralidad ordenada. Y esto sélo se encuentta en el Reinado de Cristo. Podremos termyinar con esta profesién de fe que-todos compartimos. HACIA UNA NUEVA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD POR Ravart Gamera Crupap, Catedrético de Filosofia. El-tema de los cuerpos -intermedios ha constituido una es- pecie de constante ett ef pensaimiento catdlico. Sin embargo, esta expresién de cuerpos intermedios es —diriamos— una designacién impropia, realizada in sensu composite. Lo mismo acontece, por ejemplo, con lo que hoy llamamos regiones; ahora se habla mucho de las regiones, del regionalismo; pero seguramente en la época, n que existia el verdadero. regionalismo, verdadero autonomismo local, no existia esta palabra: regionalismo. Regidn es una palabra que supone un todo, como las regiones de un cuerpo, las regione’ del cuerpo humano, Del mismo modo, ese calificativo de intérmic” dios aplicado a los cuerpos de 1a sociedad alude a las dos iihicad realidades que han supervivido en la politica contempordnea por efecto de la Revolucién francesa y de sus consecuencias so- cialistas: el Estado de una parte y el individuo de otra. Cuerpos intermedios por lo tanto entre el Estado como tinico principio de organizacién de la sociedad y el individu abstracto. En realidad, al hablar nosotros de cuerpos intermedios nos referimos a los es- tamentos de la sociedad, a las corporaciones, a las instituciones histéricas y autondémieas que en otro tiempo coristituian un ver- - dadero tejido orgdnico en el que vivia y alentaba la sociedad como tal sociedad. Estos cuerpos intermedios —la sociedad organici— es a lo que se‘la Ilamado poderes ¢ instituciones entrafables, cuadros en los cuales el hombre se inserta, a los que se adhiere, con Jos citales puede tener, de una manera digna y humana, eso que Alvaro D’Ors ha Iamado la humildad de ser parcial, es 23 RAFAEL GAMBRA CIUDAD decir, de pertenecer a algo, Estos cuerpos intermedios y esta so- ciedad organica despiertan hoy un interés general por dos fe~ némenos muy caracteristicos de nuestra época: de una parte esa especie de desarraigo en las grandes masas de los medios indus- triales ‘en las grandes. capitales ; desartaigo en gentes que parecen no tener ningtin punto de referencia de sus vidas y buscan en la extravagancia, en una cierta rebelién sin sentido, en un prurito de sinceridad sospechosa, el sentido y el contenido de que su existencia carece, Grupos “rebeldes” que anuncian una especie de degradacién humana o de retorno a Ia selva, gentes que no viven ya propia- mente en sociedad y que proliferan de una manera temerosa, en las grandes ciudades, en los medios que podrian estimarse mas organizados y civilizados. De.otra parte, el fendmeno del estatis- mo_y la enorme dificultad. de un verdadero sistema de contencién del poder y de representacién. Estos.problemas hacen que la. cuestién: de los cuerpos inter- medios, o de lo que en otro tiempo fueron los estamentos, las corporaciones y. las instituciones histéricas atitondmicas, cobre hoy para gerites de muy diversa ideologia una importancia gran- de, tanto en el terreno politico como en el econémico o en ef docente. Pero aparte de estos motivos de atencién hacia lo que, gené- ricamente y con un tanto de impropiedad, Ilamamos cuerpos in- termedios, cteo. que fa cuestién arranca de un fundamento ain més profundo, puesto que toda cuestién politica y humana tiene en el fondo una cuestién filoséfica y aun una cuestién teoldgica. Me voy a referir con ello al pensamiento de Platén, en la cuna misma de nuestra civilizacién, dentro de lo humano. Vamos con ello a aludir a aquella gran construccién, no solamente filosdfica, sino pedagégica y politica que fue la obra de Platén y que nos puede orientar de alguna manera sobre el sentido de la sociedad y Ja importancia fundamental que en ella tienen esto que nosotros Ilamamos hoy cuerpos intermedios. Esa obra nos descubriré hasta qué punto la-sociedad verdadera esta constituida por ellos, ‘y —lo 24 HACIA UNA NUEVA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD que es ‘pata nosotros consecuencia— de qué forma el antiguo ré- gimen, que decayé paulatinamente como todas las cosas humanas, pero que al final murié violentamente por la Revolucién francesa, no ha sido sustituido por ningtin otro régimen social. Es decir, que aquello que nosotros vivimos actualmente no es en rigor 50- ciedad, precisamente porque no existe en ella un tejido organico de cuerpos intermedios, Platén fue el mds grande discipulo de Sdcrates y se inspird- ante todo por el famoso dictado socratico noscete ipsum: lo pri- mero que el hombre ha de procurar es conocerse a s{ mismo. Nunca podra penetrar los secretos del mundo sin conocerse antes. a si mismo, ante todo su propia razon, El hombre es una especie de microcosmos ; en él est como reflejado el cosmos entero, y en su razén se halla para él el secreto del mundo, Ahora bien, Pla- tén se dio cuenta de que nosotros no podemos conocer ni. definir al hombre dentro de sus propios limites individuales. El hombre, volviéndose sobre si mismo, no encuentra mas que una serie de potencias, uua naturaleza que tiene por ser actuada para ser algo. Como dice St.-Exupéry, no-amo yo al hombre, sino a la sed que lo devora. Es decir, el hombre se expresa, se manifiesta, se entrega; y es en esta entrega del hombre, en este su compromiso con las cosas, que es hacer las cosas suyas y construir un mundo propio, donde se descubre verdaderamente lo que el hombre es, la recta naturaleza del hombre y también lo que es el hombre indivi- dualmente considerado, En la ciudad precisamente, en la polis, es donde esta escrito como en letra grande lo que en el individiio esta escrito en letra pequefia. En la ciudad, en la recta ciudad, es donde se encuentra la verdadera respuesta al condcete att wtismo socratico. . Platon pertenecié a una familia aristocratica de Atenas y en su juventud aspiré quiz a haberse erigido en jefe politico o en caudillo militar de su pueblo, Sin embargo, fue la predicacién de Sécrates la que le Hevé a Ia filosofia y al conocimiento de si mis- mo, de la propia naturaleza y de la intima racionalidad. Pero fue la dialéctica, después, dentro ya‘ de Ia filosofia, lo que le condu- 23 RAFAEL GAMBRA CIUDAD jo nuevamente a la politica. La politica, tomada en su senti- do amplio, es de una grandeza tal, como conduccién de las almas y logro del bien comuriitario de jos hombres, que fue digna de que el espiritu mds profundamente metafisico, que ponia el destino del fildsofo en el mds alld, en el.cielo de las ideas, volviera sa atencién y su vida hacia ella, Hasta el ex- tremo de poder decirse que el centro de gravedad de la obra platénica no esti en la contemplacién de Tas esencias puras, sino, como ha sido mostrado recientemente, en la politeia y la paideia, es decir, la politica y fa pedagogia. Esta idea esté en su obra claramente expresada: Sabemos --dice-— que toda si- miente o toda cosa que crézca, sea afiimal o planta, cuando no encuentra alimento o clima o terreno apropiado sufre tanto mds con estas privaciones cuanto mas vigorosa sea su naturaleza, Una planta mala rece en mal terreno y no le afectan' las malas con- diciones de éste; pero cuando un terreno se empobrece, som las plantas mas vigorosas, mds productivas, las que primero mueren. El mal —dice-— es peor enemigo de los buenos que de los no buenos: corruptio optimi pessima. Considero por tanto normal —dice Platén—, que las malas condiciones de alimentacién, de terreno, de clima, etc., perjudi- quen ms a quien tiene mejor naturaleza que al que la tiene me- diocre; lo mismo ocurre al filésofo, que si recibe una ensefianza apropiada llega a producir todos los frutos de virtud, pero si se planta y crece en mala tierra, produce entonces todos los vicios, a menos que fa salve la intervencién de los dioses. Lo importante para la vida del filésofo y para la vida del hombre es Ja tierra en que crecen, es decir, que la vida privada y Ja vida publica son interdependientes. Los espiritus mas vigorosos, en un clima co- rrompide, en un ambiente politico, que Meva. a la disgregacién. al egoismo, al abandonismo de las cosas pliblicas, se convierten en los peores, en Jos mas criticos, en los mas corruptores... Ta patria del sabio es para Platén, coma después para San Agustin, ja civitas divina, no Ja civitas humana; su vida ha de ser la liberacién de Jas ataduras de la carne y el retorno por la virtud y la contemplacién al lugar propio del alma, es decir, para Platén, 26 HACIA UNA NUEVA ESTRUCTURA DE LA SOCIRDAD al cielo de las Ideas. Pero la misma dialéctica’le lleva a la civitas terrena: 1 sabio debe volverse hacia la ciudad y dirigirla, porque no puede realizarse verdaderamente esa funcién de purificacién y de ascenso mds que dentro de un clima favorable. EI fildsofo, el sabio, estd, segdin Platén, llamado a dirigir a la ciudad, a hacer en ella de fermento, como sal de la tierra; porque el hombre, que es peregrino en el mundo, necesita asentarse en Ja ciudad humana que ha de representar en grande el alma del hombre y ser ademas su medio y su desarrollo, Y él precisamente traza, como es sabido, el proyecto de una ciudad ideal, que no es en absolutd, como muchos han creido, una utopia. Lo es quizi en cuanto que no se refiere a este lugar o a aquel tiempo, sino a la naturaleza humana; pero en cuanto a la naturaleza humana no €s en absoluto. utépica, sino estrictamente realista, y ha tenido por ello una repercusién inmensa a lo largo. de la historia de 1a civilizacién. 1 mismo, como se sabe, a pesar de su vocacién fundamentalmente filosdfica, quiso construir algo de esto en. el reino de Siracusa y fue consejero de sus reyes Dioni- sio y Dion, y sus consejos fueron ante todo prudentes y, digamoslo asi, conservadores y mejoradores del orden existente. Murid, sin embargo, desengafiado de !a politica por la enorme dificultad de este arte, la m4s grande y la mds digna de todas por ser el arte de regir a los hombres -y de Mevarles hacia el bien y hacia la virtud. Es quizd-el mismo desengafio que todo hombre suele ex- Perimentar a lo largo de su vida sobre su propia obra y per- sonalidad, sobre el regimiento o gobierno de sus pasiones: esto, en letra grande, es también ei fracaso de todo gran politico, Pero ello no quiere decir en modo alguno que su obra sea inttil o vanao absurda, hostil a la verdadera filosofia: al contrario, la funcién auténtica del politico’ es la mas grande que puede darse, porque es la realizacién en este mundo del transito hacia los verdaderos ideales que la filosofia y la contemplacién descubren al alma. Conocemos cudl es la construccién de~Platén: en el hombre hay tres facultades: Ia razén que dirige y dos fuerzas propulsoras: el dnimo y la pasién; es decir, el animo noble o apetito irascible, y la pasién o apetito concupiscible, represen- 27 RAFAEL GAMBRA CIUDAD tados en el famoso mito del carro alado por tos dos caba- Tlos, el bianco: y el. negro, regidos por.-el auriga. moderador que simboliza a la razén. El alma, asi representada, ha caido desde un cielo superior a este mundo en el que vive como desterrada; su misién es aqui desarrollarse arménicamente para recupetar sus alas y para poder volar otra vez a su celestial origen. Esa armonia la adquiere el hombre mediante la virtud que es un estado de tensién en el alma y en sus facultades, que se adquiere por su ejercitacién en el bien. -Las tres virtudes platénicas pasaron después al catecismo cristiano a través de San Agustin: la prudencia, la fortaleza y la templanza, que representan ese estado de tensién, de perfeccién en cada. una de las facultades y que ertgendran la justicia, virtud. propia del alma y suma de las otras tres, La prudencia debe re- gir a la raz6n y mantenerla siempre serena, sin que las pasiones. desvien 1a rectitud de sus juicios, y pueda asj regir el conjunto del alma. La fortaleza debe mantener nuestro dnimo esforzado ; como toda virtud, el valor o fortaleza debe estar en el punto medio entre dos extremos viciosos, que serian, en este caso, la temeridad y la cobardia. La templanza debe mantener sometida, pero sin. anularla, a la pasion, es decir, el apetito concupiscible. La justicia, en fin, es la virtud propiamente del alma: hombre justo se dice al que tiene las tres virtudes debidamente armonizadas. Esta ética platénica tiene su versién mayuscular precisamen- te en la politica, en la ciudad o polis, Segiin Platén, en toda ciu- dad, por muchos que sean los intentos de anular su estructura, existen siempre tres clases de hombres. El stefus entre esos hom- bres entre si puede variar, pero ninguna sociedad del mundo, salvo que viva en un estado antinatural, puede dejar de contener estas ‘tres clases sociales, que corresponden a las tres facultades: al apetito concupiscible le corresponde el pueblo, que esta en- cargado de suministrar~los bienes materiales por los cuales la sociedad pervive; al animo corresponde la clase de los guerreros © de los militares, que estA encargada de la defensa de la ciudad; y a la razon, la clase de los sabios, a la que cumple la direccién, sobre’ todo espiritual, de la ciudad. 28 HACIA UNA NUEVA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD Estas tres clases existen en toda sociedad y cada una debe tener su propio status y su virtud- propia. La virtud del pteblo debe ser la templanza: el pueblo debe ser sobrio; Ja virtud del guerrero debe ser el valor: éste debe despreciar su propia vida y sus propios intereses; la virtud del filésofo debe ser la prudencia: su espiritu debe estar siempre levantado, siempre en actitud de dirigir. Ellas, en su armonia, deben formar Ja jus- ticia de la ciudad. Esta justicia no-es: para Platén ta justicia ‘igualitaria én el sentido de igualded aritmética, que es el ideal ‘de la ciudad moderia, sino en el de la igualdad geométrica 0 igualdad arménica, que es el verdadero pacto social consistente en que cada’ clase, cada grupo humano, asuma a la vez unos de- beres y unos derechos, y que sea fiel, y de una manera proporcio- nada, a estos deberes y a estos derechos: que a mayores deheres correspondan mayores derechos; a menores deberes, menores de- rechos, El pueblo tiene unos mayores deberes, pero tiene tam- bién en cierto modo mayores derechos, es decir, esti sometido al trabajo fisico, pero en cambio no esta obligado a wna larga preparacion ni est4 sometido a un cédigo del honor exigente; puede contraer matrimonio pronto, puede tener una vida pri- vada, no estd obligado a dar su vida por la comunidad; el gue- Trero cuenta con mayores derechos, no esti sometido al trabajo material, peto en cambio necesita un largo aprendizaje en el manejo de las armas y est{ sometido al cédigo del honor: tiene que dar la vida por Ja patria cuando sea necesario, ha de tener ‘un animo esforzado. El sabio, en fin, posee los mayores derechos, no esté sometido tampoco al ejercicio de las armas, pero se debe: en cambio por entero a la-comunidad: no puede contraer matrimonio, no puede tener bienes propios ni vida privada. A 1 le corresponde-el mantenimiento del orden, es decir, el mante- nimiento ultimo del depdsito de verdades, de lo que es recto, de lo que es sano, es decir, la verdadera direccién que el hombré necesita, atm en mayor grado que la defensa y que el manteni- miento de bienes materiales. En ese verdadero pacto tacito, inma- nente a toda sociedad, cada uno cumple con su deber y disfruta a la vez de unos proporcionales derechos. Dentro de estas clases, de 2 RAFAEL GAMBRA CIUDAD estos estamentos de la sociedad, se especifican después esas ins- tituciones auténomas, dotadas de vida propia y diferenciada en las que discurre.la vida de los hombres y forman su mando de horizontes, cercanos, propios. Fs de observar cémo esta ciudad de Platén aparentemente utépica pasé de hecho a Ja sociedad cristiana. La sociedad cris- tiana medieval es, por ejemplo, en las Cortes antiguas, una ver- sién cristianizada de Ja ciudad platénica: hay en ella una figura, la del rey, que simboliza el orden sagrado, a modo de repre- sentacién del poder de Dios en el orden civil, en la ciudad bu- mana. Pero el rey, en su funcién de gobierno, en cierto modo sagrada; gobierna, rige —parlamentando con elios— a los es- tamentos de la sociedad, que son los tres brazos de las antiguas Cortes: el brazo popular o estado Mano, el brazo militar o Ja _ aristocracia, y el: brdzo ectesidstico; es decir, las tres clases de ta ciudad platénica con sus correlativos deberes y derechos, El es- tado ano se hallaba representado por los gremios y por las ciudades; os guerreros 0 defensores por la nobleza, que en sit origen tuvo un. cardcter militar, sometida al aprendizaje de las armas, con un deber de patronato y de defensa ; y los sabios, que eran en la ciudad cristiana los eclesidsticos, encargados de la direccién espiritual y del depdsito de la fe comin. Ellos tenian un fuero quizd mayor que ninguna otra clase: no estan sometidos al trabajo fisico ni al servicio militar, 0 si hacen trabajo fisico es por sti propia santificacién, no por xazén de su estado; pero, se someten en cambio a los mayores deberes: no pueden con- tracer matrimonio ni tener vida privada; no pueden poseer bienes, y si los poseen, propiamente no les aprovechan, puesto que no tienen hijos a quienes dejarlos y estin obligados a una vida de austeridad: su vida es de entrega a la comunidad. Todavia hoy el Parlamento briténico.—-de constitucién medieval— se com- pone de estos tres elementos: Camara de los Comunes, Camara de los Lores, ¢ Iglesia anglicana. Esta organizacién de Ja sociedad a modo de proyeccién de Ja vida del Hombre en una sociedad orginica fue rota, como sabemos, por el ideal racionalista de la Revolucién francesa, pot 0 HACIA UNA NUEVA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD el ideal igualitario de la desvinculacién. Elias de Tejada nos ha hablado en este mismo Congreso con profundidad sobre esto: el hombre desvinculado, el hombre racional y naturalmente bueno de la teoria roussoniana es el supuesto basico de la nueva con- cepcién politica; para ella, es la civilizacién histérica la que malea al hombre. Sera, por tanto, preciso desvincular al hombre de todos esos lazos y sociedades fundadas en la historia, en la tradicién, en la rutina, de todos esos poderes irracionales, para que resurja la natural bondad del hombre. Las desvinculaciones fueron consecuencia de tal teoria en todos los terrenos: en el municipal, en el familiar, en el docente. ‘Tal designio politico, juntamente con el fendmeno de la industrializacién «(producto simultaneo de una atencién predominante del hombre hacia la técnica) nos han Ilevado a la actual sociedad de masas goberna- da por un estatismo tecnocratico y anénimo. La sociedad futura, como puede deducirse de esto, no tiene mas que un camino, que es el de recuperar su adaptacién a la na- turaleza humana. En qué forma; es algo que nosotros no pode- mos saberlo. Se dice que el socialismo es un problema de repar- ticién de las riquezas: yo creo que es algo mucho mas profundo que esto. Es cierto que en la Edad Media la propiedad, como todas las cosas, no tenia un caracter tan simple como tiene hoy, tan de una pieza; era una propiedad mucho mds fluida: existia una. propiedad comunai y existia un colectivismo hasta cierto punto; la propiedad era mds sana porque estaba contrapesada con una propiedad colectiva y con unas limitaciones de 1a propiedad que en realidad nacian en e] pleno ejercicio de la misma. Yo he pensado alguna vez que asi como los liberales decian que “los ma- tes de Ia libertad con mas libertad se curan”, “los males de la pro- piedad con mas propiedad se curan”. Es decir, cuando la propie- dad es vineular crea formas de aristocracia en el verdadero sentido de la palabra; y crea, en otro aspecto, el arraigo en los verdaderos y sanos estamentos de la sociedad. Son las leyes des- vinculadoras y la division de patrimonios, limitaciones liberales af derecho de propiedad, las que arrastran a un uso plenamente in- dividual. de la propiedad, a un uso al mismo tiempo anénimo y 3t RAFAEL GAMBRA CIUDAD emipresarial, que €s causa de los grandes males que hoy en el orden econémico padece Ja sociedad.+ -La solucion, por lo tanto, del socialismo nd representa sola- mente colectivismo, sino que supone precisamente el apice de la amasificacion, El socialismo es el intent deverear una sociedad nueva por procedimientos puramente tecnocriticos, en Ja cual tn individuo, un pueblo o un conjunto de gentes, no poseen mas significacion que la que para un jageniere: tiene un litro de agua en.el aprovechamiento hidréulico de una cuenca, Es decir, si para. tal fin. un ingeniero ha de construir una gran presa, no tendr& inconveniente en, de momento, perder o derivar un caudal de agua que estorba. Para él un litro de agua no es mds que’ ‘una equis-millonésima parte del caudal que tiene que aprovechar, es decir, algo que carece de valor y sentido propios, Analogamente, para una mentalidad socialista, un hombre-o un pueblo o una fa- milia no son mas que una equis-millonésima parte del caudal hu- amano (masa) que tiene que organizar para el futuro. Precisamente por eso ha dicho San Pio X que el verdadero amigo del pueblo no es nunca el socialista. Es el tradicionalista, por cuanto que ste no aspira sélo a elevar ef nivel de vida de Jas masas, sino mas bien a desmasificar a las masas, es decir, a hacer que dejen de ser masas, que es la condicién verdaderamente triste del hombre, La -solucién que hoy aparece por todos los horizontes de ‘nuestro mundo —y la que parece haber sido aceptada también por algunos érganos de expresién catolicos— al impaso en que se halla la sociedad actual, es la de una constante subida del nivel de vida (el desarrollo}. Es en los pueblos donde existe un nivel de vida mds ato —se dice—, donde los problemas sociales son menores, Yo. diria que es cabalmente donde existen mas pro- blemas husmanos: sus problemas sociales son quiza distintos a Jos nuestros, pero enormemente mas graves en el terreno hu- mano. Unir Ja accién del ctistianismo a través de un falso y filantrépico concepto de la caridad, al ideal del “nivel de vida” y de la “paz” ; unirla a Ios fines tecnocraticos de una organizacién Jnundial tendente al socialismo puede llegar a constituir el mas 32 HACIA UNA NUEVA ESTRUCTURA DE L.A SOCIRDAD escandaloso trasvase de la fe de Cristo hacia ua nueva religion “Taica” de la Humanidad. Segin ella, a través del desarrollo y del progresivo nivel de vida, Hegaraé un momento en que hombres, Libres de sus miserias, libres de las cadenas de antafio, alcanzaran una plenitud quasi-divina y seran ‘realmente libres, El dia del Corpus, el dia de Jueves Santo, sustituidos en su significacién reli- giosa por una sospechosa caridad convertida en universalista, no en en caridad para con el préjimo, adquieren un cardcter filantré- pico, filantrépico-universal. Se trata entonces de inculcar a todos los cristianos la idea césmica de que una supuesta inmensa parte del mundo sufre de hambre, a los efectos de que, entregando el Occidente y cada uno de nosotros todos sus bienes —o los bienes que en nombre de esa catidad:deben exigirsele— a una Organiza- cién Mundial, el mundo se iguale, se unifique y conozca una as- censién uniforme ‘hacia un superior niyel de vida en el cual se realizaran aqui en la tierra las promesas mesianicas y el hombre resulte as{ transfigurado en Dios. Se trata de inculcar un sentido césmico en el hombre, apartarle de los problemas y de la vida propia que le rodea, y, a través de esta especie de terror social, hacer que se entregue inerme a una organizacién mundial, sindr- quica, absoluta, En este ideal tecnocratico y socialista parece que esti hoy todo el mundo de acuerdo; diriase que no existe ya una resistertcia frente a él. Volvamos, para terminar, a nuestro viejo Platén, y a Sécrates, su maestro, para afirmar con ellos que la finalidad del hombre en ef mundo es Jo que llamaban ellos la eudomonia, la felicidad, El hombre tiende naturalmente hacia la felicidad, Para el cristiano la felicidad completa es la bienaventuranza, Para Platon, en cierto modo, es también la contemplacién de un cielo superior, inteligible. Pero en este mundo-el hombre tiende a la eudomonia natural, La eudonvonia (felicidad), viene de daimon, demonio, 0 daimon inte- tior, buen demonio, FE] hombre, decia Sécrates a sus discipulos, dehe regirse por una fuerza o impulso interior, no debe objetivizar- se abdicando de su propio ser, sino vivir en esa esfera media en la cual consiste el conocimiento y la voluntad, en la cual incide un mundo que hemos hecho nuestro con nuestro propio impulso. 33 RAFAEL GAMBRA CIUDAD El hombre debe seguir su propio daimow interior, pero este dai- mon, a diferencia del fatalismo antiguo, es algo que debemos asumirlo nosotros mismos, asumirlo como hombres, es decir, como individuos y como pueblos. El daimon personal es algo que cada uno élige: cada uno puede escoger esa armonia interior que pro- duce la fortaleza y la libertad, y que se manifiesta por la justicia ; © puede, en cambio, entregarse al individualismo de sus pasidnes mas elementales o a ld objetividad absoluta de una vida que se nos da hecha por procedimiéntos extrinsecos, mecanicos. Y a este propésito, una observacién muy profunda también, de Platén: él error de los jefes politicos atenienses, nos viene a decir —y en ellos estén incluidos hombres tan ilustres como Milciades y Pericles—, fue identificar el bienestar del Estado con el bien- estar fisico, en Iugar de situarlo en el mejoramiento de las almas de los ciudadanos, El deseo de poseer mds y mas (el aumento del nivel de vida como objetivo capital) es tan desastroso para la vida. del Estado como del individu, La superioridad sobre sus vecinos, el adelanto de su fuerza econémica no pucden evitar la ruina del Estado, mas bien la precipitan. Yo nunca he sabido donde esta ese minimo vital de que se nos habla; sé, claro, cules son las con- diciones miserables para el hombre en fas. cuales el hombre no puede emerget hacia~su condicién humana, Pero pasado ese li- mite no sé exactamente dénde termina la carrera por aleanzar un nivel de vida; sé evangélicamente que la pobreza y la austeridad y el dolor a veces, y la misma guerra, son causa de fervor, de imantenimiento de las virtudes en mayor grado que una vida mue- Jie, rica, tranquila y opulenta, que tan a menudo degrada. Creo, por lo tanto, que, superado ese minimo de la miseria, es una cuestién totalmente ajena a la religion y a la filosofia el aumento de‘ ese nivel de vida, que no tiene limite racional ni previ- sible. El gobernante ha de poscer su propio daimon, su propio es- piritu. EL gobernante —y ésta es la caracteristica del régimen cris- tiano— era el hombre que sabia regir, que sabia poner por encittia de los intereses de los grupos, del interés militar y del interés del pueblo, un interés religioso superior; que sabia jerarquizar 34 HACIA UNA NUEVA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD ideales, intereses y clases, haciendo justicia a todos, La Revolu- cién francesa consistié precisamente, con toda su obra, y el socia- lisrao posterior, en imponer a la sociedad unos ideales que eran propiamente los de la burguesia, es decir, los del pueblo Mano. Et ideal de la seguridad social, el ideal del nivel de vida, el ideal de la tranquilidad, de la paz. toraada en el sentido de Ja paz en el Vietnam, no de la paz de Dios: la imposicién en la sociedad de esos ideales es propiamente el designio democratico e igualitario de auestra época, preludio del socialismo universal tecnocratico. La sociedad futura, si ha de pervivir, si no ha de caer a través de Ja mecanizacién en un estado infrahumano en que el espiritu humano se eclipse quizd en medio de una gran opulencia, de una inmensa organizacién de medios, ha de retornar a una sociedad humana, proyeccién de las facultades humanas; sociedad de es- tamentos corporativos, es decir, organica, tradicional y teligiosa. Ha de darse un momento en que, quiza a través de grandes con- mociones © tal vez mediante la-imposicién de un orden verdade- ramente ejemplar en un determinado pais, aunque vaya contra la famosa “corriente de la Historia”, se imponga la idea de que el hombre se realiza en instituciones arraigadas y de que, para serlo verdaderamente, tiene que amar un orden superior, entregarse a instituciones consideradas como propias y sentir a través de ellas el espiritu de la comunidad y, con él, el sentido religioso, sa- grado, que debe animar Ia vida de todo verdadero hombre yl vida comin de la sociedad. Primera parte: FUNDAMENTO, HISTORIA Y DOCTRINA PONTIFICIA SOBRE LOS CUERPOS INTERMEDIOS - El orden natural y los cuerpos iutermedios, por Nicolés Maria Lépez Calera. IL. La evolucién de los cuerpos intermedios, por Federico D. Wilhelmsen. La doctrina pontificia y los cuerpos intermedios, por. Gonzalo Cuesta Moreno. TIL. 1 EL ORDEN NATURAL Y LOS CUERPOS INTERMEDIOS POR Nicotks .Marfa Lopez Catera, Catedratico de Filosofia del Derecho en la Universidad de Granada. I. La existencia de los cuerpos intermedios: perspectiva on- tolégica y deontolégica. La problematica sobre los cuerpos intermedios implica prin- cipalmente ef tema de la coordinacién de los. elementos inte- grantes de una comunidad politica. Cuando nos planteamos Ja existencia de lo vario y lo multiple en el seno de la coexis- tencia humana, enfrentamas, en definitiva, una cuestién de coor- dinacién, lo’ cual no es otra cosa que un problema ético-juridi- co. Por ello creemos que, por encima de los analisis sociolé- gicos sobre la pluralidad social que representan los grupos intermedios, se encuentra el grave problema. de su tugar onto- légico y deontoldgico. dentro. del marco genérico de la convi- vencia humana. En nuestra época actual, compleja y de tenden- cias masificadoras, el problema de los cuerpos intermedios ocupa un lugar de importancia en orden a la recta estructuracién de la vida social y al perfeccionamiento del individue en su seno. La misma terminologia empleada —cuerpos intermedios— de- nota ya Ja intima y profunda tensién que estos grupos inter- medios tepresentan en la dinamica de la sociedad. El grupo o cuerpo’ intermedio es aquel que se encuentra entre el individuo y Ja sociedad o el Estado.’ La terminologia, pues, parece indicar que el grupo intermedio se coloca como puente.de amistad y de enitendimiento entre el individuo y la sociedad o el Estado. La problematica sobre los cuerpos intermedios gira, por consiguien- te, en torno a la vieja lucha entre el principio de totalidad y el 39 NICOLAS MARIA LOPEZ CALERA principio de individualidad. Los cuerpos intermedios juegan precisamente ese papel: de intermediarios benéficos entre el in- dividuo y el toda social superior y supremo. En definitiva, la problemitica filoséfico-juridica en torno a su existencia debe centrarse en la, determinacién de. su. lugar y funciones dentro del complejo mundo de la vida social, en la que el hombre necesa- tiamente se encuentra radicado. Por esto creemos que estamos ante una cuestién que exige principalmente soluciones practicas a efectos de lograr la adecuada coordinacién social. Cabria plantearse, como punto de partida, el problema mismo de qué sean y cudles sean los cuerpos intermedios. Declinamos esta. tatea, porqtie una idea aproximada, aunqué ‘sea imprecisa, sobre los tnismos existe en cualquier ‘persona medianamente cul- ta. Estamos en, presencia de unos grupos sociales que no retinen Ja totalidad onto-sociat de la comunidad politica o religiosa per- fectas. Los. grupos intermedios son partes de una totalidad so- cial, no diriamos superior, aunque si mas amplia. Son, por tanto, grupos sociales menores, menores en sus funciones y en sus ¢lementos, o también grupos sociales primarios, primeros en una cronologia ideal de existencia de las formas de. vida social, o si se quiere mas elementales 0 menos complicados en. su trama. Ahora bien, conviene que nos detengamos a reflexionar so- bre el lugar ontolégico y deontolégico que implican estos gru- pos sociales, pues en base a estas reflexiones podremoé estable- cer algunas conclusiones importantes practicas en busca de esa coordinacién social, que se esconde como fondo problematico tras Jos cuerpos intermedios. La existencia de los grupos interme- dios es una manifestacién palpable del pluralismo social, en ‘el que, en definitiva, se asientan las comunidades politicas. La afir- macién genérica de que el hombre es social por naturaleza no significa practicamente nada, si no se tiene en cuenta que la na- turaleza social del hombre se proyecta existencialmente en una serie de formas varias de vida social. La vida social no-es uni- forme, sino multiforme, y en su misma variedad encierra las po- tencialidades mds ricas de las que el hombre, en suma, puede sa- lir beneficiado, La existencia de un pluralismo’ social resulta asi 40 FI, ORDEN NATURAL ¥ LOS CUERPOS INTERMERDIOS el hecho primario indiscutible de reconocer a efectos de ‘una ade- cuada ordenacién de la existencia y coexistencia del hombre; El pluralismo social representa: al mismo tiempo Ja necesidad de reconocer ¢] absurdo de dos extremos doctrinales: por una pat- te, el reconocimiento de una autonomia absoluta para el hombre; Y, por otra parte, ej reconocimiento del valor absoluto del ‘todo social superior sin una aceptacién de la organicidad y jerarqui- zacion de la vida social, Por esto histéricamente los extremismos Politicos que se han basado en estas doctrinas han fracasado. El Hiberalismo con Ja autonomia absoluta del individuo, y el totalita- rismo con la prepotencia del todo social superior, han sido -mo- snismos politicos que han dado una versién unilateral de la praxis social y politica, Sin embargo, Ja realidad es bien distinta. Ciertamente existe el individuo con su libertad y su autonomia. Y ciertariente tam- bién existe el Estado con su poder. Pero a partir de ambas rea- lidades, sin exagerarlas respecto a su lugar. estrictamente onto- ldgico, podrA advenirse a soluciones practicas de coordinacién social que representen una -auténtica deontologia o- perspecti- va deontolégica de lo individual -y lo social, en Ia existencia hu- mana. Pero lo que nos interesa destacar aqui es como la vida social no puede reducirse al Estado, ni a.un excluyente diaiogo entre. el individuo y el Estado, porque entre ambos circula- una vida rica, precisamente la vida de los cuerpos intermedios,- “Lo que la ciencia politica de hace cincuenta afios llama “sociedad” s€ Hos presenta hoy como tn tejido continuo de grupos meno- Tes, yuxtapuestos.o superpuestos entre si. El orden politico ‘no es sélo un deslinde o. distribucién de esferas de poder humano, sino un orden, de grupos que ha de definir y deslindar las es- feras de competencia y de poder de ese complejo tejido de gru- pos humanos, No hay, pues, “sociedad”, sino ‘socieaades” (1). Ahora bien, el hecho social de los grupos intermedios res- ponde, en suma, a la riqueza del dato ontoldgico que és-la mis- (2) Luis Sanchez Agesta, El principio. de subsidiariedad, en “Re- vista de Estudios Politicos”, 1962, nim. 121, pag. 8 4L NICOLAS MARIA LOPEZ CALERA ma. sociabilidad humana, La existencia social del hombre se pro- yecta de manera variada. Por tanto, lo que es natural al hom- bre no es estrictamenie la sociedad, sino las sociedades. De aqui que una filosoffa social sea siempre un saler gbierto a nuevas posibilidades de realizacién ‘social del hombre. “Los grupos in- termedios representan as{ esa variada gama de realizaciones so- ciales que el hombre vive a lo largo de su historia. Pero, en de- finitiva, estos grupos intermedios son la expresién existencial de ese dato ontolégico aludido, qué es la sociabilidad natural del hombre. El hombre vive en el grupo, es miembro del grupo, porque es hombre y quiere ser hombre de una determinada ma~ nera, La naturaleza da al hombre las fuerzas o las potenciali- dades para proyectarse socialmente, inclindndole a unas formas de vida social de uta manera mas imperiosa y necesitante. que respecto a otras. Por esto se puede afirmar que los cuerpos in- termedios representan una constatacién importante del dato on- toldgico de Ja sociabilidad humana, pero que dichos grupos no constituyen jamas un numerus clausus, mucho menos en su es- tructuracién conereta, Y aqui reside principalmente el gran va- ler histérico de los cuerpos intermedios que, sobre bases on- tolégicas, se van continuamente ofreciendo a las necesidades de Ja histotia. Ello no obsta para que haya determinadas instancias dentro de los cuerpos intermedios que escapan al poder creador, e incluso destructor, del hombre. Esto es, hay cuerpos interme- dios naturales, Pero Ia gran importancia de dichos grupos no estriba solamente ahi, sino también y ante todo en esa apertura de renovacién y de nuevas formas de existencia en que la so- ciabilidad: del. hombre se va realizando dentro del nivel “inter- medio” de la total vida social. El hecho importante, pues, con- siste en la existencia de una gona social intermedia, donde el hombre se renueva continuamente y va fraguando sus mas no- bles potencialidades naturales ¢ histéricas (2). Indudablemente la importancia de los cuerpos intermedios se (2) Dietrich von Hildebrand, Metaphysik der Gemeinschaft, Aus- burg, 1930. 42 EL ORDEN NATURAL Y LOS CUERPOS INTERMERDIOS resalta més en aquellos que pueden Ilamarse “naturales”, porque su permanencia, su espontaneidad y sus valores mas propios cons- tituyen el soporte y la trama fundamental de Ja historia misma de la vida social. Los cuerpos intermedios naturales. representan jos elementos ‘principales, que van a dar lugar al complejo so- cial mds amplio, lo que Messner ha llamado “organismo de organismos” (3). La existencia de estos grupos ha sido histé- ticamente: reconocida.-E1 matrimonio, la familia y la ciudad retmen los requisitos de permanencia y.espontaneidad suficientes para que tradicionalmente se les haya reconocido como naturales, aunque hoy se haya puesto en entredicho su espontaneidad na- tural (4), Sin embargo, la importancia de los cuerpos intermedios no puede reducirse a su simple naturalidad constitutiva, esto es, a su raigambre ontoldgica, sino que es tal vez su proyeccién 0 su perspectiva deontolégica la que de una manera més clara puede poner de relieve su papel decisivo en la vida social. Esta pers- pectiva deontolégica de los grupos intermedios fue: claramente sabrayada ya en el pensamiento griego clasico, principalmente por Platén y Aristdteles, para quienes el problema de la socia- bilidad constituia, ante todo, un problema ético-politico. Asi en (3) Johannes Messner, Etica social, politica y econémica a la lus del Derecho Natural, Rialp, Madrid, 1967, pag. 133. @ San Agustin determind esa serie de grupos naturales. Vd, De civitate Dei, XIX, 7, ed. B. A. C, Madrid, 1958, t, XVI-XVII, pagi- na 1385; ibid, XV, 8, 2, ed. cit, pSg. 1013, y en De bono coniugali, I, 1, ed. BL A.C, Madrid, 1954, t. XII, pég..40, Santo Tomds.de Aquino también determind que la vida social se realiza fundamentalmente en la familia, en el municipio y en la ciudad, en base a tma tesis prelimi- nar de cardcter ontolégico: que el hombre es pata todo hombre “natu- raliter familiaris et amicus”. Vd. VIIZ Ethic, 1, 3, W113 a y en Suma contra gentiles, 3, 118, ed. B. A. C,, Madrid, 1953, t, Il, pag, 423. In- cluso pensadores alejados de la doctrina social tradicional, como Heideg- ger, han reconocido este dato ontoldgico que proyecta al hombre hacia esos grupos primarios. Heidegger sostiene que ¢l “Dasein” del hombre implica un ser-con. “Die Welt des Dascins ist Mitwelt”, Vd. Sein und Zeit, 8" ed, Niemeyer, Tiibingen, 1957, pig. 118. 43 NICOLAS MARIA LOPEZ CALERA Platén existe, m&s que una ontologia social, una auténtica deon- tologia social, ya que su atencién se centra. en cémo debe ser fa sociedad en su estructuracién y en sus funciones, subrayando asi el pluralismo social, esto es, la existencia de partes sociales menores con sus fiinciones propias dentro del seno mismo de la polis (5). En este sentido, la solucién platénica, que puede llegar hasta nuestros, dias, se centra en la armonia de las partes so- ciales, como también ésta era la solucién para el problema ético del mismo individuo (6). Aristételes sigue esta Tinea de pensa- miento sobre el contenido deontoldgico de la polis. En la polis, segiin Aristételes, el individuo lograra su perfeccionamiento y dentro de ella se alcanzarén los fines de la familia (7). En fa polis y a través de la polis se lograré la grandeza moral, la eudemonia, lo bueno y lo bello (8). El hecho, pues, importante cs la perspectiva deontolégica que lo social puede tener para el hombre. Esta perspectiva deonto- légica adquiere mayor relieve ‘en los grupos intermedios si se tiene en cuenta que en su seno puede encontrarse una: mayor efi- cacia para’ la realizacién de determinados valores, Los cuerpos intermedios son instancias de perfeccionamiento individual y so- cial limitadas,’ pero constituyen niveles de relacién social mas inmediata, mds directa y, al tener un caracter ontolégico al me- nos remoto, son instrumentos insoslayables de la estructuracion y la coordinacién social, No se puede, por tanto, minusvalorar a este tipo de grupos sociales, so pena de reducir, con todos sus peligros, la convivencia humana a un mero artificio imposi- tivo de formas sociales, destructor del mismo individuo, Ahora bien, dentro de la amplisima problematica que sobre Jos cuerpos intermedios puede plantearse desde una perspectiva ontolégica y deontolégica, hay dos cuestiones que quercmos des- tacar: la naturalidad axiologica y la historicidad estructural y (S) Platén, La repiblica, 376 dy 420 b principalmente. (© Platon, ibid., 433 a. (7) Aristiteles, Politica, I, 1, 1252 2 15. (8) Aristételes, ibid, 1V, 9, 1281 a 2. EL ORDEN NATURAL Y LOS CUERPOS INTERMERDIOS teleolégica de los cuerpos intermedios. Tales cuestioncs no son puramente teoréticas, sino que afectan directamente a la praxis humana, en cuanto que a través de una recta comprensién de esa naturalidad axiolégica y esa historicidad estructural y_teleold- gica, como veremos, los comportamientos humanos en el seno de los grupos. intermedios podrdn estar mejor orientados hacia el perfeccionamiento del individuo y la adecuada e histérica or- denacién de la vida social en general. IL. Cuerpos intermedios: naturalidad axiolégica e historici- dad estructural y teleolégica. _ Fl problema de la naturalidad de los grupos intermedios pue- de plantearse —y éste es nuestro propésito—, no.como Ja cues- tién afectante a la existencia de grupos naturales, espontaneos o surgidos del mismo ser del hombre, sino como aquella que se se refiere al servicio que los grupos intermedias de modo perma- nente, espontdneo y, por tanto, natural, pueden prestar a la reali- zacién de determinados valores sociales del hombre. Es lo que hemos llamado naturalidad axiolégica de Jos grupos intermedios, Ciertamente puede hablarse de una naturalidad constitutiva de tos.-grupos intermedios. Se trata de ese appetitus socieiatis que leva al hombre a constituir el grupo, aunque no sea menor © intermedio, y a vivir en su seno, El grupo es en si, prescin- diendo del tipo de que se trate, una realidad natural al hombre. Otra cosa es que haya grupos naturales. Pero el hecho sociolé- gico, basado en ese dato ontolégico del appetitus . societatis, es que el hombre aislado ‘no. existe, “El hombre aislado no es wm hecho natural, sino un psoducto de:ta abstraccién intelectual, El hecho natural, en los ‘dos sentidos’de primitivo y de necesario, es el grupo” (9). Ahora bien, hay otro tipo de naturalidad muy importante para la praxis humana: Ja naturalidad que determi- (9) Bertrand de Jouvenel, Du groupe, en “Revue Francaise de Scien- ce Politique”, 1955, vol. V, enero-marzo, pig. 49. 45 NICOLAS MARIA LOPEZ CALERA na Ja constante y eficaz realizacién de valores que emergen del mismo ser del ‘hombre. Esto es, los grupos sociales intermedios; dejando a un lado que sean o no naturales, tienen por natura~ Jega —naturalidad— la funcién de desarrollar y realizar en sus miembros una serie de valores sociales fundamentales. La responsabilidad del hombre se centra, por tanto, no sélo en defender la existencia de los llamados grupos intermedios naturales, sino también y principalmente en proteger y desarro- liar toda esa serie de valores que en los grupos intermedios se dan de manera primordial respecto a otros circulos sociales mas amplios, Se trata de valores que se dan ciertamente en otros grupos sociales, pero que en los. cuierpos intermedios reciben o pueden recibir una realizacién mas efectiva, Estos valores som principalmente Ja fraternidad, la solidaridad, la justicia y el amor. A través de estas cuatro virtudes, realizadoras de otros tantos valores en el hombre, el hombre se humaniza, se hace mas hom- bre y se perfecciona, ya que, en definitiva, dichas virtudes tienen un asiento ontolégico en Ja realidad total de la naturaleza hu- mana. A través de estas virtudes y de estos valores el hombre ya no existe sélo en si y para si, sino que existe con Jos demas y para los demas (10). Por esto, lo que se ha afirmado de la so- ciedad en general, esto es, que “la sociedad es el tnico mundo en que puede subsistir el hombre, el ambito riguroso de su hu- manizacion (11), puede aplicarse con mayor razon a los gru- pos intermedios por ser circulos sociales mds estrechos y mas intimamente trabados. Ahora bien, con arreglo a este plantea- miento, si tales virtudes y valores pueden incubarse y desarro- llarse en el seno de todo enite social, en los cuerpos intermedios encontraran el solar mas adecuado para’ su realizacion y mas perfecto cultivo, Los cuerpos intermedios, que no’ son macroor- ganismos sociales, sino circulos reducidos de vida social presen- (10) N.'M. Lopez Calera, Lo revolucién de un humanismo nuevo y el desarrollo justo e integrat de los pueblos, Granada, 1967, pag. 13. (11) Enrique Gomez Arboleya, Historia de la estructura y del pen- samiento social, Instituto de Estudios Politicos, Madrid, 1957, pag. 6. 46 EL ORDEN NATURAL Y LOS CUHRPOS INTERMERDIOS tan menos dificultades para Ja realizacién de la fraternidad, la solidaridad, la justicia y el amor. La naturalidad’ axiolégica de los cuerpos consiste, pues, en esa espontaneidad y mayor facilidad que las realizaciones de estas virtudes y valores encuentran en st seno. Sin embargo, Ja naturalidad axiolégica de los cuerpos inter- medios estriba también en que esas virtudes y. valores tienen un cierto contenido natural, al mismo. tiempo que constituyen Ia vitalidad misma fundamental, no total, de cualquier cuerpo in- termedio. La naturalidad de estas virtudes y valores. emerge precisamente de la dignidad misma de la persona humana, que exige y postula el sentimiento de fraternidad, la solidaridad, la justicia y el.amor, en cuanto que todos los hombres gozan de una misma dignidad, poseen un mismo origen y un mismo destino, Se trata, en definitiva, de unas ciertas tendencias “alte- racéntricas”, no inventadas por el hombre, que sirven a su per- feccionamiento integral, Y es concretamente en esos. cuerpos in- termedios donde pueden encontrar una més facil realizacion. Sin embargo, cada grupo intermedio, con arreglo a su popia teleologia fundamental, realizaré con mayor atencién o preferen- cia cada uno de estos valores, Theodor Geppert ha puesto de relieve como exisien unas esferas complejas de valores que se encuentran realizados en los grupos sociales segin st propia tia- turaleza con mas © menos atencién (12). Y ello puede consta- tarse en la misma realidad social. Los valores y virtudes indi- cados puede comprobarse que no pueden tener la misma reali- zacién plenaria en los circulos sociales m4s amplios que en los mismos cuerpos intermedios, Ei amor en el Estado es utépico, la fraternidad .en la. comunidad politica ha sido siempre practi- camente inexistente, la solidaridad ‘por encima de los cuerpos intermedios. ha sido también siempre débil e insuficiente. Sin embargo, a través de los cuerpos intermedios, por ja estrechez de la relacién. social, se Puede posibilitar el descubrimiento y (12) Theador Geppert, Teteologie der menschlichen Gemeinschaft, Aschendorffsche Vetlagbuchhandlung, Miinster, 1953, pags, 40-43, 47 NICOLAS MARIA LOPEZ CALERA realizacion mas efectiva de dichos valores, de lo que se benefi- ciaria, en definitiva, la vida social en general y los grupos s0- ciales mas amplios, los macroorganismos sociales. Y es que,.en suma, dentro de los cuerpos jntermedios ¢s donde cabe la po- sibilidad mas efectiva de una adecuada comprension de la dig- nidad del otro, en la cual tienen que pasarse. esos valores de la fraternidad, Ia ‘solidaridad, 1a justicia:y el amor. _De esta. manera se puede establecer un cauce importante para Ja vivificacién de las unidades sociales mds amplias. Sin esta pase solida existe el peligro de que esa maquina agobiante y qmasificadora del Estado, como’ representante de la comunidad politica, se constituya en el tirang, inhumano de la vida social, Toda politica, pues, de proteccién de estos. grupos intermedios servira asi para el enriquecimiento de aquellos valores sociales indispensables para que la convivencia humana sea verdaderamen- te tal, A veces lo que se pide de las unidades sociales mas am- plias son claras utopias, porque a Ja base no existen esos gru- pos intermedios suficientemente enriquecidos o protegidos que pudieran suministrar la savia necesaria al “‘organismo de los or- ganismos”, Los cuerpos intermedios son asi el cauce de Ta vit talidad de la sociedad y del Estado, Su naturalidad axiolégica consiste, pues, en que su propio orden natural tiende al fomento de una serie de valores que son base y soporte de fa vida social en general, Ahora bien, hay que tener en cuenta también la historicidad estructural y teleolégica de los cuerpos intermedios, esto es, la mutabilidad de las formas de estructuracién social y ja variabi- Jidad de los fines en aquello que no afecta a la teleologia fun- damental de los grupos. Los grupos sociales intermedios se con- figuran histéricamente: de diversos modos, o al menos, deben con- figurarse de modo diverso si quieren hacerse presentes con efi- cacia en la misma historia. Ello no significa otra cosa que el grupo intermedio esta impregnado de la historicidad esencial al hombre, que no es pura ontologicidad, aunque tampoco sea pura historicidad, Las obras del hombre y las instituciones en las que + vive, aun aquellas estrictamente naturales, no son absolutas en 48 EL, ORDEN NATURAL ¥ LOS CUERPOS INTERMERDIOS su estructuracién y configuracién social, esto es, en la ordena- cién de sus elementos al logro de sus fines. Asi, por ejemplo, un grupo intermedio natural, como es la familia, ha: sentido a lo largo de los: siglos el impacto de la historia y de las circuns- tancias,.esto es, se ha tenido configuracién conforme-.a- iu ‘pa- sado'y conforme al presente: Ahora bien, la historicidad del hom- * bre y de fas instituciones en que vive no es sino un reflejo de su misma fuerza creadora, que va encontrando nuevas soluciones a Jos muevos problemas que la dindmica de la historia le va pre- sentando, Esta perspectiva sobre los grupos intermedios exige de ellos esta acomodacién a to histérico, obviando todo dogma- tismo que impidiera Ja perfeccién del hombre en su seno y dentro de un momento histérico concreto. El nticleo éntico-na- tural de los grupos intermedios es, aunque importantisimo, sélo ‘un aspecto de la totalidad existencial del mismo grupo. El hom- bre, que es quien configura y estructura el grupo, debe por ello exigirse una profunda moldeabilidad para saber !levar estos grupos conforme a las circunstancias histéricas sin renunciar a lo propio, constitutive y esencial de ellos. Sin este reconoci- miento de la historicidad estructural del grupo, existe ef serio peligro de su fosilizacién, en el que fa ineficacia seria su nota mas caracteristica. La perspectiva de la historicidad exige también una diafani- dad para descubrir las nuevas metas histéricas que se exigen de estos grupos. intermedios. No puede olvidarse que el hombre y Jos organismos sociales en los que éste vive tienen una teleolo- gia histérica, Esto es, los grupos intermedios coneretamente no han sido hechos de. una- vez para. siempre. Como hemos dicho, su estructuracién exige en todo momento progreso y apertura, pero también su teleologia debe estar abierta a las nuevas fina- lidades que la misma historia vaya presentando. Para ello se exige del hombre una fina sensibilidad para constatar las nuevas exigencias sociales ¢ individuales, que pueden determinar. esos también nuevos fines a los grupos intermedios. La exigencia, pues, de historicidad significa, en suma, un factor de perfeccionamiento y de eficacia para los grupos inter- 49 NICOLAS MARIA LOPEZ CALERA - medios, sin el cual éstos terminarian siendo organismos muer- tos, Esta‘ historicidad debe, sin: embargo, acomodarse en todo momento a la naturalidad de los grupos.y @ esa naturalidad que hemos llamado axiolégica. Sin ese respeto a su’ propia natura- lidad se produviria la autodestrucciin 0 la corrupeién, con. consiguiente perjuicio de: los individuos que lo. integran y deta. ordenacién total de Ja vida social (13). TL La funcidn socio-politica de los cuerpos intermedios. ” Los cuerpos intermedios —indicdbamos .mas arriba— cons- tituyen un cauce fundamental pata Ja>proyeccién del-hombre en Ja_vida social y un instrumento eficaz de colaboracién en sec- tores de vida social. mds amplios y, compleios. La existencia de! hombre se desarrolla de un modo inmediato dentro de esos gru- pos intermedios, en los que st sociabilidad se realiza de un modo mas reflexive, Si el hombre es hoy dia nacional de un pais o stibdito de un Estado, antes que ¢so el hombre es ante todo miem- bro de unas determinadas comunidades menores, donde participa de un modo mas directo en la realizacion de sus necesidades so- ciales, Este es un dato muy importante respecto a la estructura~ cidn sociopolitica de las comunidades nacionales. _ Pues bien, asi como no hay comunidad sin individuos, tam- poco puede hablarse de comiinidades politicas sin la existencia de, estos grupos intermedios, La comunidad politica no se consti- tuye solamente de individuos, sino que se integra también de esos grupos menores, ett los que la existencia inmediata del hom- bre se proyecta. Familias, municipios, regiones, sindicatos, aso- Gaciones econdémicas, culturales, etc., configuran Ja amplia red social que teje el material mas complicado de la comunidad po- litica nacional. (13) Sobre esta _mecesidad de acomodacién estructural en un gtup intermedio, vd, Wilhelm Dreier, Familie und Nachbarschaft und Struk- iurwandel unserer Zeit, en “Ordo Socialis”, 1962, nim. 5-6, pag. 205 y siguientes. 50 EL ORDEN NATURAL, V LOS CUERPOS INTERMERDIOS Desde el punto de vista de su propio orden en la comunidad © de lo que en Ia terminologia de Francisco Suarez ‘se lamaria una “accién por resultancia” (14), la funcién’o ‘las: funcioriés de fos grupos intermedios en e]-seno de la comunidad politica pue- den centrarse en una doble tarea de participacién y responsabi- lidad respecto al poder politico, Creemos que los cuerpos inter+ medios. no’ son, una base estatica sobre la que se edifica Ja comu- nidad politica nacional, sino que podriamos decir que se trata de un auténtico motor de su vida o de su ritmo vital, incluso bajo el aspecto politico, Una de fas exigencias de la civilizacién moderna, precisamente por la complejidad que implica, es esta de proteger y hacer responsables a los grupos intermedios de la dinamica misma de la comunidad politica. “La comunidad poli- tica tiene que dejar lugar y esforzarse por los grupos primarios y Jos circulos de vida menores” (15). Y concretamente dentro de esta participacién y corresponsabilidad, corresponde a los grupos intermedios unas funciones que a veces o frecuentemente se ven desplazadas por asociaciones especificamente organizadas para unos tines politicos --pavtidos— y por ese fendmeno inconteni- do, tipico de la sociedad industrial, que es la masificacién (16). Sin embargo, los grupos intermedios pueden cumplir una no- table funcién socio-politica como factores de socializacién, Res- pecto al papel de los grupos intermedios como factores de socia~ lizacién podria hablarse mucho, y no es nuestro objetivo aqui y ahora tratar a fondo esta cuestién. No gbstante, conviene -poner de-relieve que en la sociedad industrial, sociedad tipica de Ia ci vilizacién actual, el fenémeno de fa socializacién se impone y que dentro de él los cuerpos intermedios tienen importante funcién a desarrollar. El hecho de la socializacién consiste, en definitiva, en que se han incrementado las relaciones sociales, en que el (14) Elenterio Elorduy, La accién de resultancia en Sudrez, en “Ana- tes de la Catedra Francisco Suarez”, 1963, fase. 1-2, pag. 45 y sigs, (13) Gimnther Rinsche, Gesellschafiliche Mangelerscheinungen in der modernen Zivilisation, en “Ordo Socialis”, 1962, nim. 3-6, pag. 204. (1) M. P. Bahrdt, Die moderne Grosstadt, Hamburg, 1961. 51 NICOLAS MARIA LOPEZ CALERA hombre se desarrolla en el grupo y por el grupo y que Jas fun- ciones socio-politicas se han transferido del individuo al gru- po (17). Este fenémeno de socializacién entrafia ciertamente pe- ligros para la autonomia de la persona humana, pero el riesgo que se corre puede subsanarse a través de estos grupos que pro- tegen, realizan valores fundamentales del hombre indispensables para Ja recta ordenacién politica, A través del grupo intermedio, como factor de socializacién, se puede potenciar al individuo, gue se ve en la civilizacién actual amenazado en su libertad y autonomia, Los grupos intermedios, que han nacido y estan pre- cisamente por encima de esta exigencia histérica de socializa- cién, pueden constituir asi los niicleos sociales menos forzados en Jos que el individuo' pueda decidir sobre los problemas poli- ticos de la comunidad que vive. Asi el individuo encontrara una instancia no forzada pata encauzar su dindmica dentro de la comunidad politica y no se tendr4 que acudiy a la intervencién de grupos especificamente socializantes que puedan ahogar a la persona humana por haber nacido precisamente para eso: para la socializacién, Aprovechar estas instancias sociales sig- nifica aportar a la vida social una cierta dote de esponianeidad en la que él individuo saldra beneficiado, De esta manera tam- bién, aun tratdindose de grupos, el individuo podra liberarse en cierta. medida del peso amenazador de una sociedad que se ha desartollado y agigantado basta producir Ja’ masificacién y des- personalizacién del individuo. Ahora bien, creemos qué otra funcidn socio-politica dé los gtupos intermedios puede referirse a la critica del poder politico y a la participacién en la gestiési politica propiamente dicha dentro de los limites que la complejidad de una comunidad po- fitica 10 permita, La funcién critica de los grupos intermedios no debe mirarse con recelo como una simple posibilidad de opo- sici6n estructurada contra el poder politico, sino que debe en- (17) Antonio Perpité Rodriguez, La socialisacién como fendmeno con- tempordneo, en “Socializacién y libertad”, Semanas Sociales de Hspa- fia, KILL Semana, Barcelona, 1964, ed. Rialp, Madrid, 1965, pags. 41-42, 52 EL ORDEN NATURAL Y LOS CUERPOS INTERMERDIOS tenderse como una posibilidad de encauzamiento de la voluntad Popular y de la opitiién publica a efectos de rectificacién y de Progreso politico, A través de los gtupos- intermedios consti- tuidos con autenticidad y con eficacia social, puede representar- se ante el poder politico lo que quiere, Tequiere, opina o ne- cesita el individuo, que en el seno del grupo intermedio puede hacer valer de manera més eficaz sus pretensiones. Cuanta mas artificialidad se le dé a Ja participacién del individuo en Ia vida politica, como también indicdbamos antes, tanto mayores son los peligros de que’ sus opiniones y exigencias se alienen al aumentar los intermediarios interesados, y que las pretensiones auténticas del individuo se vean deformadas por otras bastardas de grupos torcidamente politizados. , La funcién critica, si.se quiere que sea eficaz, requiere al mismo tiempo la participacién de los gtupos. intermedios en la gestion de la rei-publica, los cuales pueden ser instancias so- ciales que permitan una més amplia colaboracién en el sector politico. La estructuracién: politica de una comunidad exige en todo momento la posibilidad de acceso de jas distintas fuerzas sociales a la gestién politica, so pena de que éstas queden redu- cidas a la realizacién de una simple funcién critica, Ahora bien, respecto a estas dos funciones, que han sido re- conocidas frecuentemente, hay que indicar su caracter secunda- rio. Las funciones primarias de los grupos intermedios no son precisamente éstas, sino otras mds inmediatas y peculiares sur- gidas de su propia naturaleza. Sin embargo, si se tiene en cuea~ ta que a través de estas funciones socio-politicas el individuo resulta beneficiado sin dafiarse Ja teleologia propia del grupo, se comprenderé que los grupos intermedios puedan realizar estas funciones, que sirven, en definitiva, para salvar la petsona hu- mana dentro de la vida social y politica, Hay que reclamar, pues, para ellos su puesto y su lugar dentro de la sociedad, Los gtupos sociales intermedios, “en cuanto responden a tendencias de ja naturaleza humana, o a sus funciones necesarias de la vida social, pretenden afirmar también el valor de sus funciones que cumplen o de los intereses que satisfacen, reclamando su puesto 53 NICOLAS MARIA LOPEZ CALERA en-el orden, esto es, una esfera auténoma de poder y de ac- cin” (18). Y este ‘puesto en el orden implica su participacion directa en'el poder politico y la realizacién de una critica del mismo en aras del programia social. Sin estas funciones socio~ politicas, la vida social quedaria desvitalizada y los ‘elementos vivos de Ia comunidad politica -perderian su vigor y quedarian ins- trumentalizados eri manos del mismo poder politico. ‘Aun traténdose de grupos intermedics, una vez mds aparece aqui la tensién permanente entre individuo y sociedad, entre los principios de totalidad y subsidiariedad. La funcién socio-politica de los grupos intermedios puede servir para paliar las posiciones extremas que respecto a esta tensién suelen darse en Ja vida so- cial, No se trata, pues, de individualizar la vida social, ni se trata tampoco de tina exagerada socializacion, sino mas bien de procurar’ unos cauces naturales de socializacion, porque el mo- mento histérico lo exige, en los que Ja dignidad y la libertad de fa persona humana no se encuentren en entredicho 0 por un liberalismo que aliena o por un socialismo que despersonifica al individuo. TV. Conclusion. La problematica de los cuetpos intermedios tienen que mirar, en definitiva, al-hombte mismo para salvarle en toda su comple- jidad real dentro del seno de la vida social, Los grupos inter- medios representan un nivel de la dimerisién social del hombre, en el que fa relacién’ intersubjetiva tiene una mayor profundidad, aunque no extensién, que la ofrecida por ja comunidad politica. Pot ello en los grupos intermedios el hombre puede encontrar uno de os cauces mds efectivos, al mismo. tiempo que esponta- neo, para su realizacion existencial, Pero para lograr este obje- tivo se’ necesita tener presente en todo momento el ugar deon- tolégico que cotresponde a estos grupos, asi como Ja naturali- dad axiolégica y Ja histoficidad estructural y teleolégica. Natu- (18) Luis Sénchez Agesta, of. cif, pas. 9 54 EL ORDEN NATURAL Y¥ LOS CUERPOS INTERMERDIOS ralidad, porque en los grupos intermedios se fomentan y desarro- flan valores consustanciales a la dignidad y a la naturaleza social del hombre, E historicidad, porque los grupos intermedios, en cuanto también son obras del hombre, permanecen siempre abier- tos a las exigencias de la historia, no anclandose en estructuras fijas ni en objetivos inmovibles. Desde estas perspectivas, el grupo intermedio servird como instancia eficaz para que el hom- bre logre su mas adecuado desarroflo dentro de la comunidad politica, cumpliendo con esas funciones socio-politicas que con- secuentemente derivan o pueden derivar su misma naturaleza. En definitiva, el valor y la importancia del cuerpo intermedio es- triba en el servicio generoso que presta al hombre, en cuanto Jo proyecta horizontalmente, esto es, hacia” los’ demas. Por esto puede concluirse que el cuerpo intermedio constituye una estruc- tura natural de la proyeccién social de la existencia humana. LA EVOLUCION DE LOS CUERPOS. INTERMEDIOS POR Feperico D. Wi, HELMSEN. Profesor de Filosofia en la Universidad de Dallas, Texas (U.S. A.). Cuando hablamos de los cuerpos intermedios tenemos que distinguir, segtin mi criterio, entre dos cosas: 1) Cuerpos Intermedios como realidades_histéricas, 2) Cuerpos Intermedios como Dostrina Social de la Iglesia. Esta ha sido una doctrina elaborada a través del ultimo siglo y medio, mientras que aquélla fue una realidad palpable en a cristiandad medieval, Lo que meé gustatfa hacer entonces: es Jo siguiente: en primer lugar vamos a mostrar en lineas generales. la evolucién histérica-de los cuerpos intermedios, y luego en segundo lugar vamos a indicar la vigencia doctrinal que éstos tienen para nuestra sociedad actual occidental. Aunque las formas de gobierno, a saber: la Monarquia, Aris- tocracia, tienen una historia mucho mds larga que la del cris- tianismo, no podemos decir lo mismo en cuanto a los Cuerpos Intermedios, Son instituciones netamente representativas y libres que emanaban de un siglo exclusivamente cristiano, La caida del Imperio Romano a través de un proceso largo de.degeneracién interior y de ataques barbaros desde el exterior pradujo en el continente europeo un vacio enorme; no debemos. olvidar el hecho de que el Imperio Romano constituyé toda la civilizacién occidental de aquel entonces, Era un Estado cabal- mente centralizado y ufiitatio-en los diltimos siglos de su exis- tencia, cuando se encontraba amenazado por las tribus barbaras y germanas. La vida romana estaba organizada de la cumbre hasta abajo; de suerte que todos Jos detalles de la industria-y del trabajo pertenecian a una burocracia gigantesca cuyo jefe 37 FEDERICO D. WILHELMSEN era el mismo Emperador romano, primer soldado de la civili- zacion. Desde el siglo 111 después de Cristo, el Imperio era mas una fortaleza que una sociedad, era mds un ejército organizado para la ‘defenga de una sociedad que una’ sociedad politica. Podemos ver esto facilmente. Ningtin artesano podia cambiar su oficio, ni ningin socio de un gremio o sindicato podia subir o bajar ‘en la vida, El Estado romano llega a ser como absoluto sim- plemente’ dedicado a la necesidad de lucha contra ef enemigo, la barbarie. La caida del Imperio produjo un vacio enorme en Europa, ‘el Estado romano desaparecié,-y lo que habia. sido un continente organizado y administrado desde un centro ‘politico volvié a. ser-nada més que polvo de.tribus: mas ‘0 ‘menos cris—’ tianas cuya ‘vida politica era la del clan y la de la.sangre. - Con la cristianizacién: del continente.europeo un fendmeno nuevo en la historia del-occidente ocurrié, a saber: debido a la desaparicién del Estado central romano qué antes. habia. legis- lado todo, hasta los detalles mds intinios, mas minimos. de la. vida, los hombres tenjan que, gobernarse a si:mismos a. la fuer- za; no habia. otro remedio, El nacimiento de las instituciones auténomas y libres de la Edad Media no era la consecuencia de ‘una. teoria politica, sino una necesidad: impuesta por las circuns- tancias de la vida, Los pueblos europeos, todavia no autacons- cientes de un.sentido fuerte de la nacionalidad, tenfan un. ejem- plo del autogobierno en las érdenes. religiosas, en los. grandes imonasterios de. los -benedictinos,. que formaron comunidades de monjes que: procuraban pata los suyos todas las necesidades de Ja vida. Los pueblos nuevos no podian mirar hacia el Estado por- que el Estado, tal.como entendemos la palabra hoy.dia, no existia ; no habia Estados, habia reinos, eso si. Pero el. poder. real. era débil -y- los requisitos para gobernar a‘los hombres eran escasos, .. Repito fa tesis porque es sumamente importante para enten- der el papel social y politico de los Cuerpos. Intermedios:. el Estado.no regalé a los pueblos una serie de. instituciones -auté- nomas intermedias por no existir el mismo Estado. Los hom- bres desde abajo creaban. los cuerpos sociales de la nada, 58 LA EVOLUCION DE LOS CUERPOS INTERMEDIOS Si la libertad humana se une esirechamente con Ja respon- sabilidad, podemos decir que la libertad occidental naci’ en aquel momento histérico cuando Jos pueblos europeos, espon- téneamente y sin ningim mandamiento desde artiba, organiza- yon'su propia vida social y corporativa alrededor de una’ red de organismos que engarzaban todas las dimensiones de la exis- tencia humana. En cuanto al espacio y al tiempo, el Municipio puede considerarse como el enlace entre las familias individuales y los démds organismos que estaban naciendo a ta vez, Los campesinos en aquellos-siglos no solfan vivir en casas aisladas, sino en aldeas concentradas generalmente en un valle, organi- zando la vida politica del mismo- Municipio, segin costtmbres y leyes que emanaban, podriames decir, del mismo suelo, Cada aldea tenia una constitucién politica pequefia, y ninguna de esas constituciones se identificaba con otra, Habia una variedad casi infinita dentro del Municipio, que dependia de un seZor feudal hasta el Municipio totalmente liberado de cualquier en- lace con -el feudalismo. Si ¢l Municipio crecia debido. a Ia ne- cesidad de qué las familias resolviesen sus problemas comunes segtin una red de costumbres y-leyes, segim una constitucién generalmente no -escrita, podemos decir algo semejante de los gremios, semillas del sindicato moderno, Unos historiadores fechan: el nacimiento del gremio o del sin- dicato en la ciudad de Oviedo, en Asturias; para nosotros lo im- portante es el-hecho de que los artesanos formaban una serie de organismos que tenian como meta una red de finalidades propias: Los gremios fijaron los precios de. sus productos, de- jaban un nivel de excedencias para los mismos: productos, es- tablecian las reglas para el ejercicio de sus oficios, pero no se cententaban con limitar el campo de sus actividades a lo es- trechamente econdémico. Cada gremio: medieval tenia un tesoro para atender-a las viudas y huérfanas de sus socios. Cada gre- mio creaba-un fondo para atender a Jos trabajadores enfermos. Asi se mezclaba lo econdémico con Jo social, de siterte que ambos se casaban en un matrimonio feliz.-También los gremios. goza- ban de un papel religioso, ya que Ia intensidad con fa cual los 39: FEDERICO D. WILHELMSEN hombres vivian la fe en esos siglos hacia que los. gremiales dedicaran sus’ oficios ‘a utr sarito, “a” ura virgen, y as{ el mismo trabajo se sacramentalizaba. Por muy dura y dspera que fuese Ja vida, los hombres de trabajo habian umido, casi espontanea- mente, lo econémico, lo-social y Jo -espiritual. Las cofradias a. veces eran. los mismos gremios. Una evolucién paralela se dio en el campo de la educacién. “La Universidad es una institueién puramente cristiana y ca- télica en cuanto a su nacimiento. En la antigtiedad habia acade- mias y colegios, pero ningtin cuerpo de profesores y alumnos donde se concentraba toda la ciencia en un lugar determinado. El desarrollo de la Universidad, con su estructuracién en. fa- cultades y por grados de competencia, empezando con el bachiller medieval hasta el doctorado, pertenecia casi exclusivamente a la Iglesia. Baste decir aqui que cada Universidad se antogo- bernaba segin una serie de reglas que emanaban desde dentro de ella, y el prestigio de la Universidad era tan enorme que fos mismos ‘reyes solian pedir su opinién sobre asuntos que tocabar la ley natural o e] derecho natural. Y esos mismos reyes nunca se lanzaban a aventuras sin haber conseguido el consentimiento de las Universidades. El poder real, en aquellos tiempos siem- pre débil en comparacién con los antiguos emperadores roma- nos y con el poder de los Estados modernos, encontraba un freno contra cualquier tendencia hacia Ja tirania en las Uni- versidades, los Gremios y los Municipios. El poder real tenia que pactar con fa sociedad, ya que la sociedad no era la relacién con un gobierno centralizado y tampoco era una mera extensién de ella, La sociedad se organizaba, como estamos: viendo, desde dentro de su propio meollo. Por lo tanto, el poder politico, ge- heralmente mondrquico en esos tiempos, tenia que dialogar con’ la sociedad a fin de conseguir sus propias metas. Aqui tropezamos con el tema famoso de les ‘fueros y. de las libertades concretas de los Cuerpos Intermedios. Creo que po- demos acercarnos a este problema dandonos cuenta de que el sentido de la ley en los tiempos de desarrollo de los Cuerpos Intermedios tuvo muy poco que ver con jo que llamamos hoy roi LA EVOLUCION DE LOS CUERPOS. INTERMEDIOS en dia la Legislacién. La legislacién generalmense se limitaba a interpretar una ley ya existente en la comunidad. La ley eta entonces foralista. La ley y el fuero apuntaban a una mis- ma cosa, Cada regién y cada reino gozaban de una multipli- cidad enorme de. leyes y de derechos; a-saber, fueros,. que tenjan que ver por un lado con la justicia y por otro. lado con el autogobierno, y podriamos afiadir con los impuestos también, A veces escritos y a veces no, los fueros nunca tenian wn caracter univoco. Al contrario, manando de suelos histéricos di- ferentes, los fueros eran unos espejos de personalidades corpo- rativas y sumamente concretas, Por ejemplo, los fueros de Castilla no eran los fueros de Aragén, y los fueros de Aragon no eran los fueros de Navarra, y los de Navarta no eran los de, vamos a decir, Polonia, Los mismos reyes reinaban y go- bernaban segi los fueros y a menudo se sentian oprimidos por Ja autoridad masiva que pertenecia a esta serie de leyes, cos- tumbres y derechos. Ahora bien, precisamente aqui, en este desarrolio de Ja pluralidad de instituciones auténomas, ef hom- bre occidental encontraba su libertad politica, Por primera vez en la historia podemos decir, creo yo, sin exageracién, que la libertad nacié dentro de esa red de instituciones auténomas. La libertad quiere decir, filos6ficamente hablando, dos cosas: en primer lugar, la libertad de desarrollarse; en segundo lugar, la libertad. de escoger-entre alternativas y, sobre~tedo;~entre -al- tetnativas en caso de un conflicto de intereses, Si el hombre catélico ‘de la antigua cristiandad hubiera pertenecido solamente a una institucién, podria- haberse .desarrollado dentro de. ella, ya sea gremio, municipio o Jo que fuere, pero no habria gozado de fa segunda libertad, la de escoger. Pero la misma persona —y aqui tenemos la clave, creo yo, de la libertad de escoger— per- tenecia a varias instituciones y sociedades: a la familia, al mu- nicipio, al gremio, a una regién o reino con sus propios fue- ros, etc, Debido a esta institucionalizacién miltiple o plural, la persona podia escoger en caso de conflicto entre dos o mas instituciones. Si el gremio o el municipio —vamos a poner un 6L FEDERICO D. WILHELMSEN ejemplo—, la persona concreta por pertenecer a ambos orga- nismos podia escoger entre ellos. La libertad politica no nacié con el sistema de. partidos det liberalismo del siglo xvzrr -y del siglo xrx; libertad no queria decir libertad de escoger entre partidos, sino de escoger entre intereses en conflicto por parte de un. hombre que se habia incorporado a las dos.o mas instituciones que representaban los intereses en cuestién, El ejemplo mas dramitico de esto era la controversia entre el Imperio Romano y !2 Iglesia, Debido a ser sujeto de la Iglesia y del Imperio, el hombre simplemente tuvo que escoger entre ellos cuando cl famoso conflicto se pre- sentaba, Siempre habia conffictés en el orden juridico, y seria um suefio..imaginar que un orden politico cristiano podria existir sin. conflictos. El orden ptiblico cristiano no es ninguna utopia, sino la estructura politica y social que mejor integra todas las dimensiones de la vida humana: dimensiones que a veces estaran en conflicto, Desde este conflicto nace lo que debemos llamar libertad politica, entendiendo por ella, no la libertad de desarrollarse (la primera libertad), sino la de escoger entre alternativas. Ahora bien, hablamos hoy dia de los Cuerpos Intermedios y solemos pensar que se situan entre la persona, por un lado, y el Estado, por otro, Nuestra ‘manera de conceptualizar el asunto’ no corres- ponde a Ja evolucién histérica de esos organismos. Y no co- rresponde porque durante ta etapa de evolucién de estas institu- ciones el Estado moderno, como ya he explicado, simplemente no existia. El Estado no otorgaba a la comunidad un grupo de organismos auténomos, porque uo habia Estados, sino reinos © repiiblicas que constituian el poder politico. Poder politico na se identifica con la autoridad como ahora, debido a las consecuencias del absolutismo francés y de Ja Re- volucién. Francesa; la autoridad pertenecia en primer lugar a . Dios y-a su Ley, cuyo representante en Ja tierra era la Iglesia. La Autoridad, en. segundo Iugar, pertenccia a los mismos cuer- 3, Hamados hoy en dia Intermedios, El Gremio era la autoridad para todo to que tuviera que ver con el gremio. El Municipio era 62 LA EVOLUCION DE LOS CUERPOS INTERMEDIOS Ja autoridad, para todo lo municipal. La Universidad era la autoridad: para. todo lo. cientifico.. También los. mismos fueros disfrutaban .de. una ‘autoridad sui generis, y cualquier. Rey que tratara de violar a los fueros perdia su legitimidad. No de ori- gen, pero si de ejercicios, segtin la. distincién tradicionalista. Por eso el poder piiblico: pactaba con el pueblo-én aras de. cum- plir con su deber, el Bien Comtin, en cuanto a fa justicia Por dentro y la defensa por fuera. Podemos ver el asunto mds facilmente, creo, si_ nos damos cuenta de que la misma sociedad estaba. tan. fuertemente insti- tucionalizada y autogobernada que-el papel: del.poder politico: o de lo que llamamos hoy én -dia poder central era muy limitado. EI poder si era uno, pero esta unidad politica se encontraba den- tro de una.comunidad que lo necesitaba. solamente para la inter pretacién de la justicia, para la resolucién de. conflittos:e-interé- ses y para la-defensa contra enemigos de fuera: Nadie puede decir con certeza cual habria sido el desarrollo occidental y, por lo’ tanto, de las instituciones auténomas si tres factores nuevos no se hubiesen.intercalado en la historia de Occidente. Después de 1a evolucién organica desde la caida del Imperio Romano hasta el siglo xv (mil afios), esta red.de instituciones auténomas ‘y libres murié de repente. Mas -bien tres. -factores asesinaron los organismos representativos de Ja antigua cristiandad y asi produjeron fa crisis perpetua. dentro de la cual el Occidente ha‘ venido a dar durante cuatro sighos. Estos tres. factores fueron: . 1) El nacimiento del Estado absolato. Primeramente de hecho en Francia con el absolutismo borbénico y con la teoria de Juan Bodino. 2) El nacimiento del capitalismo liberal respaldada por él Calvinismo protestante. 3) La Revolucién Industrial. Si queremos localizar ei papel potencial de los Cuerpos In- termedios em Ja sociedad actual tendremos que darnos cuenta del dafio enorme hecho a la cristiandad por estas tres causas: 63 FEDERICO D. WILHELMSEN En primer Iugar el nacimiento del Estado absoluto. El cre- cimiento del poder real en Francia, primeramente, y luego en todo el continente hizo desaparecer a todas las: instituciones so- re las cuales -ya he hablado. Quedaron unas momias de gre- mios, universidades, fueros y de los dems organismos de fos que'ya he hablado. Momias desangradas y despojadas de vida propia. El Estado centralizaba no solamente’ tedo el poder, sino que toda Ia autoridad dentro de ella, Ast; desttozando toda la auto- nomia ‘de la sociedad, reduciéndola a un terreno enorme admi- nistrado desde Ja capital. Reduciéndola a un desierto enorme sin vitalidad propia, Lo que empezé el absolutismo borbénico,: la Revolucién Francesa y liberal lo continuaron. Las regiones, pri- meramente en Francia, luego en Espafia y en todo el mundo la- tino perdieron sus antiguos fueros y se redujeron a meras en- tidades administradas. Los gremios o desaparecieron o se mar- chitaron hasta Ilegar-a ser reliquias pintorescas de una edad ya muerta, EI Estado liberal simplemente se apoderd: de las Universi- dades en. un robo gigantesco. Los bienes municipales pasaron al Estado para terminar en las manos de -una clase nueva de “burgueses. Lo que pasd era un levantamiento en masa de los ticos fuevos contra los pobres. Asi defraudada y desilusiona- da, la nueva masa amorfa egé a ser fa victima de la propaganda marxista. En segundo lugar, el capitalismo liberal nacié en Inglaterra y en Holanda, hasta cierto punto en Francia, Italia y més tarde en Espafia y la América hispanica, El capitalismo liberal es ja consecuencia directa del calvinismo protestante. Calvino habia predicado que la gran masa de los hombres est4 predestinada al infierno, Dios sefiala a los pocos salvados, un puiiado de san- tos, a través de unos signos o simbolos, Los calvinistas inter- pretaban a su maestro en un sentido capitalista, a saber: los santos son los hombres que han obtenido un éxito material en la vida. Por eso, el capitalismo, ya nacido en: Europa antes, recibid Ja escuela que necesitaba para desarrollarse. Sellaba con una aprobacién carismatica, mesianica, Ja nueva burguesia, aliada con 64 LA EVOLUCION DE LOS CUERPOS INTERMEDIOS el Estado absoluto nuevo, concentraba en todo Io posible la ri- quéza del continente en sus manos, Este dinamismo liberal y calvinista se, compaginaba perfectamente con lo que el Estado absoluto estaba haciendo, Todo trabajaba en unién para que la antigua estructuracién de a sociedad desapareciera, Si Inglaterra hoy en dia es un pais de parques preciosos, y lo es, se debe al hecho de que estos parques habian sido Jas tierras de campesinos libres en el pasado, ahora convertidos en jardines y en campos de caza para una nueva clase que sim- plemente robé el pais de sts antiguos duefios. En Espafia, por poner otro ejemplo, la cuarta parte de la tierra pasd en un afio, en el siglo pasado, de, la Iglesia y de los Municipios ‘a las manos del Jiberalismo nuevo. Me refiero a la famosa desamortizacién de Mendiz4bal, mason, . En tercer lugar, estallé una revolucién industrial. Si esa re- volucién se hubiera desarrollado a través de la estructuracion catdlica de la cristiandad antigua, vivirlamos én-un mundo radi- calmente diferente hoy. La maquina es un instrumento, 3 verdad ?, nada mas. Pudiera haber evolucionado en aras de un perfeccio- namiento del empresario. peyuefio asi como del grande. La Revoluci6n Industrial pudiera haber encajado dentro de una sociedad no capitalista-liberal; pero nunca debemos olvidar que el liberalismo ya se habia apoderado del Continente europeo antes de] comienzo de la revolucién industrial a fines del si- glo xvi. Por eso la clase liberal-capitalista-calvinista y masénica en gran parte, pudo apoderarse de la técnica nueva en aras de sus Propias metas. Decir que wna sociedad Ilena de proletarios es el precio que tuvimos que pagar pata el progreso técnico es sim- plemente una mentira. Ahora bien, la Iglesia Catélica lanzé su doctrina social sobre el pape] imprescindible de los Cuerpos Intermedios en el siglo pasado, empezando con Leéu XIII, En la Edad Media e) con- tenido de esta doctrina era menos doctrina que vida, como ya hemos dicho, péro la formulacién nueva de Ja. misma realidad tuvo que tener en cuenta la existencia del Estado moderno, Lo 65 FEDERICO D. WILHELMSEN > que la filosofia politica y social de la Iglesia exigé, en una pa~ Jabra, es que el’ Estado devuelva a Ia sociedad lo que el mismo Estado robé de ella a través de cuatro siglos de latrocinio, ni mas ni menos. Por eso, la doctrina papal encuentra su cetro dorado en el principio de 1a subsidiariedad. Este principio, la espina dorsal de Ja doctrina social de la Iglesia, tal y como aquella doctrina se ha desarrollado a través de las Enciclicas, aparece en Quadrage- simo Anno como el mds importante principio de Ja filosofia so- cial. Se puede formular ta idea central de subsidiariedad en estas palabras: “Todo lo que pertenece a una sociedad o grupo inferior debe ser ejecutado por el grupo en cuestién, a menos que éste no pueda hacerlo, En tal caso, la sociedad inferior precisa de la ayuda de la sociedad inmediatamente superior a ella, Lo qué se aplica a ia familia en cuanto a sus relaciones con las sociedades superiores, a ella se aplica también dentro de la misma familia, El padre no debe asumir las respansabi- lidades de la madre, a no ser que ella no esté en condiciones para desempefiarlas. Los padres no deben.asumir las responsa- bilidades de sus hijos, siempre que ellos tengan la madurez ne- cesaria para Ilevarlas a cabo. Este principio contiene dos componentes: por un lado la libertad, por el otro lado la solidatidad. A la libertad pertenece la primera parte del principio. El grupo superior debe abstenerse de hacer lo que el inferior puede hacer libremente. Una intervencién aqui haria que la voluntad y la responsabilidad, condiciones para el ejercicio de la liber- tad, se marchitasen, Tal intervencién reduciria al hombre al nivel de. un esclavo, A la solidaridad, la segunda parte del prin- cipio, pertenece lo positive, el grupo superior debe intervenir cuando el inferior no puede hacer lo que por. naturaleza le atafie. Para poner un ejemplo: una sociedad que permitiese que el hombre mutiese en ja calle por fo tener trabajo, pecaria gra- vemente contra la justicia, pero esta solidaridad de hombres y grupos no se restringe a una incapacidad, incluye también lo que 66 LA EVOLUCION DE LOS CUERPOS INTERMEDIOS pertenece por naturaleza a un. grupo. Por ejemplo: no es propio de la familia defender la ciudad, donde tiene su casa y sus bienes, este trabajo pertenece a un organismo superior: el -Ayuntamien- to; pero, ojo aqui, el principio no tiene nada que ver con una eficacia puramente técnica, A menudo un organismo superior puede hacer ef trabajo o cumplir con el deber de un organismo inferior mejor que él, Esto no tiene importancia alguna, segin Ja doctrina de subsidiariedad; si lo tuviera caeriamos en wna tecnocracia fria. Con tal de que el organismo inferior pueda desempefiar su papel aun con menos eficacia técnica, el orga- nismo superior no debe de intervenir en absoluto. Como et gran pensador catdlico inglés, Chesterton escribié: “Hay muchos hom- bres que podrian organizar mi casa mejor que yo, pero eso no quita ni mi libertad ni responsabilidad para con mi propia casa.” En una palabra, el principio de la subsidiariedad no tiene nada que ver con la eficacia técnica, sino con Ia libertad y con la solidaridad, : Ahora bien, cualquier instauracién del papel de los Cuerpos Intermedios exige su institucionalizacion politica. Autique el Es- tado moderno si tiene la obligacién, como ya he dicho, de de- volver a la sociedad lo que es propiamente suyo, no puede ha- cerlo simplemente lavandose las manos y abdicando su responsa- bilidad para con el bien comén; al contrario, debe deshacer lo malo de estos ultimos siglos a través de compartir la respon- sabilidad publica con organismos intermedios que de verdad han salido desde abajo, Cualquier éxito en el futuro para los Cuerpos Intermedios necesita una espontaneidad creada dentro de la mis- ma sociedad. Tenemos delante de nosotros el ejemplo. medieval. El éxito enorme de Jas instituciones auténomas en aquel enton- ces mané precisamente de su cardcter espontanéo. “El Estado pue- de fomentar un ambiente propicio para la instduracién politica de estos organismos, empezando desde la familia, pasando por el Municipio, el sindicato y terminando por la tegién o la pro- vincia con personalidad propia, con fueros. Lo que el Estado nunca debe hacer es instawrar desde arriba, ahi tenemos et ca- ‘ino hacia el fracaso. Tal accién quitar{a el caracter espontaneo, 67 PO FEDERICO D. WILHELMSEN democratico podriamos decir, popular, sin el cual Jos Cuerpos Jntermedios nunca podrian funcionar. Lo que estoy diciendo no va a ser faci] de actualizar; por: am jado riecesita un gobierno cauteloso del poder enorme heredado por ja Revolucion France- sa, por el otro lado necesita de-hombres con iniciativa y res- ponsabilidad cristiana. La etapa del desarrollo de Ja técnica de hoy. esta Hevandonos hacia una etapa de descentralizacion de la industria y en el or- den social, El mundo ha Iegado a un punto tan centralizado que no puede ir més all4 en el mismo camino. La técnica misma, sobre todo la técnica nueva, pasada no en la maquina sino en ta electricidad, estdshaciendo que las empresas -y hasta’ los mis- mos gobiernos se descentralicen, Por lo tanto, los gobiernos y Jos hombres, con tal de que sean cristianos de verdad, pueden contar con la téenica en cualquier intento de instaurar una red de organismos libres y auténomos. Ademas, la tendencia hacia Ja masificacion en el mundo de hoy puede frenarse debido a la misma técnica nueva. Estamos viviendo, entonces, en la iltima etapa del liberalismo centralizado. o vamos al caos, 0 vamos uma ‘estructuracién nueva. del Occidente cristiano. La Edad Moderna esta acabandose, tal y como el Imperio Romano se acabé en el siglo quinto. Hay. dos posibilidades para la civilizacién occidental: o- esclavitud marxista que protongaria de una manera reaccionaria la agonia del Estado liberal, o un florecimiento nuevo del principio que tiene un valor eterno. Hay un. tefran ‘viejo que simboliza el orden publico cristiano: “on necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas” —en lo necesario unidad, en lo contingente Hibertad, en todo caridad—. Para conseguir esa armonia de unidad, dentro de diversidad en tos pueblos, hace falta reconocer que el-centro de la autoridad no se encuentra en el Estado, tampoco en el pueblo, sino en Dios, por su: hijo Cristo, dmiéo Soberano del orden social. Ys i LA DOCTRINA PONTIFICIA Y LOS CUERPOS INTERMEDIOS POR Gonzato Cursta Moreno. Hay una tendencia natural del hombre-a asociarse para ob- tener bienes que exceden de ‘sus solas_posibilidades, Surgen asi asaciacines con fines econdémicos, sociales, culturales, deportivos, profesionales, etc, Por otra parte, el hombre estd. Namado a desarrollar y perfeccionar sus facultades naturales, de tal ma- nera que pueda alcanzar el fin personal y trascendente a que est4 destinado, Para alcanzar este fin no es indiferente la forma que se dé ala sociedad y. sus instituciones, como lo sefiala clara- mente Pio XII en su Mensaje de 1 de junio de 1941 (Cin- cuentenario de la Rerum Novarwm), al afirmar: “De la forma dada a Ja sociedad, conforme o no a las leyes divinas, depende y se insinta también el bien o el mal de las almas, es decir, el que los hombres, llamados todos a ser vivificados por la gra- cia de Jesucristo, en los trances del curso de la vida terrena res- piren el sano y vital aliento de la verdad y de la virtud moral 0 el bacilo -morboso y muchas veces mortifero del error y de la depravacién.” Es, pues, de la mayor importancia’ conocer las directrices que nos deben guiar para una ordenacién adecuada de la’ sociedad, con sus miiltiples y variadas instituciones. En el citado Mensaje se nos aclaran algunos puntos importantes al respecto, cuando dice: “Es, a no dudarlo, competencia de la Iglesia, alli donde el orden social se aproxima y Ilega a tocar el campo moral, juzgar si las bases de un orden social existente estdn de acuer- do con el orden inmutable que Dios Creador y Redentor ha promulgado por medio del derecho natural y de la revelacién ; 69. GONZAILO CUESTA MORENO doble manifestacién a que se refiere Leén XIII en su Eneicti- ca. ¥ con razén, porque los dictamenes del derecho natural y las verdades de la revelacién nacen, por diversa via, como dos arroyos de agua no contrarios, sino concordes, de la misma.fuen- te divina, y porque la Iglesia, guardiana del orden sobrenatural cristiano, al que convergen naturaleza y gracia, tiene que for- mar las conciencias, aun Jas de aquellos que estén Ilamados a buscar soluciones para los problemas y deberes impucstos por la vida social.” Existe un orden inmutable promulgado por Dios por me- dio del derecho natural y de la revelacién. Orden querido pot El como marco normal de nuestra existencia, y del que ja Igle- sia, guardiana del orden sobrenatural cristiano, nos debe ensefiar sus principios fundamentales. Algunos principios de un orden social cristiano. Empecemos por ver la naturaleza del orden social, asi como Jas leyes que deben regular Jas relaciones entre los hombres y sus comunidades, Juan XXIII nos dice em la Encicliea Pacem in terris: “Un error en el que se incurre con bastante frecuen- cia est{ en el hecho de que muchos piensan que las relaciones entre los hombres y. sus respectivas comunidades politicas se ptteden regular con las mismas leyes que rigen las fuetzas y los seres irracionales que constituyen el universo, siendo asi que las leyes que regulan las relaciones humanas son de otro género y hay que buscarlas donde Dios las ha dejado escritas, esto es, en ls naturaleza del hombre... “Rn toda humana convivencia bien organizada y fecunda hay que colocar como fundamento el principio de que todo ser hu- mano ¢s “persona”, es decir, una naturaleza dotada de inteli- gencia y de voluntad libre y que, por tanto, de esa misma natu- raleza directamente nacen al mismo tiémpo derechos y deberes que, al ser universales ¢ inviolables, son también absolutamente inalienables... 70 LA DOCTRINA PONTIFICIA Y LOS CUERPOS INTERMEDIOS "EI orden que rige en la convivencia entre los seres huma- nos es de naturaleza moral, Efectivamente, se trata de un orden que se cimenta en la verdad, debe ser practicado segiin la jus- ticia, exige ser vivificado y completado por el amor mutuo...” En el segunde parrafo transcrito se hace referencia ai Men- saje de Navidad de 1942, doride Pio XII, al desarrollar este tema, afirma: “Origen y fin esencial de Ja vida ha de ser la conservacién, el desarrollo y el perfeccionamiento de la persona humana, ayudandola a poner en practica rectamente Jas normas y valores de la religion y de la civilizacién, sefialados por el Creador a cada hombre y a toda la humanidad, ya en su conjun- to, ya en sus naturales ramificaciones. “Una doctrina o teoria social que niegue esa interna y esen- cial conexién con Dios de todo cuanto se refiere al hombre, o prescinde de ella, sigue un camino falso; y mientras con uma mano construye, con la otra prepara los medios que tarde o tem- prano pondran en peligro y destruirdn su obra... La razén, iluminada por la fe, sefiala a cada una de las personas y de. las sociedades particulares en la organizacién so- cial un puesto determinado y digno, y sabe, hablaremos sdlo de lo mas importante, que toda Ja actividad del Estado, politica y econémica, est4 sometida a la realizacién permanente del bien cornin, es. decir, de las condiciones externas necesarias. al .con- junto de los ciudadanos para el desarrollo de sus cualidades y de sus oficios, de su. vida material,- intelectual y religiosa, en cuanto, por una parte, no sean suficientes la capacidad y las energias de Ja familia y de otros organismos, a los cuales corres- ponde una natural precedencia, y, por otra, la voluntad salvi- fica de Dios no haya determinado en la Iglesia otra, sociedad universal al servicio de la persona humana y de la realizacién de sus fines religiosos.” Consideramos que en estas ensefianzas estan condensados unos principios fundamentales que sefialan la naturaleza del orden social y las leyes que deben regular las relaciones entré los hombres y sus comunidades. El orden que rige en la conviven- cia de los seres human turaleza...1 ral,..cimentadg en GONZALO CUESTA MORENO la verdad, debe ser practicado ‘segiin 1a justicia y vivificado y completado por el amor mutuo. Toda la actividad del Estado, politica y. econdémica, esté sometida a la realizacién permanente del bien comin. o Origen y fin, esencial de la vida social ha de ser la conser- vacién, el desarrollo y el perfeccionamiento de la ‘persona hu- mana, de sus cualidades y de sits oficios, de su vida material, intelectual y religiosa, Pio XII se expresa asi.en e] Mensaje de Navidad de 1944: “... el hombre, lejos de ser €l objeto y un elemento pasivo de la vida social, es, por el contrario, y debe set y petmanecer, su sujeto, su fundamento y su fin”, La‘ Cons- titucién pastoral Gaudium et Spes engéfia,asimismo’ que: “De la indole social del hombre aparece la interdependencia entre cl desarrollo de la persona humana y el incremento de la misma sociedad. El principio, el sujeto y el fin de toda institucién so- cial es, y debe ser, la persona humana, ya‘que es lla quien por su propia naturaleza tiene necesidad absoluta de la vida social (cfr. Sto. Tomds, Ethic:, lec: 1, 1). ¥ como esta vida social no es para-el hombre algo ‘postizo, le corresponde desarro- Ilatse en todas sus facultades por el ‘trato con los otros, las ayudas mutuas, el didlégo con los hermanos: sdlo'asi podra res- ponder a su vocacion.” Estos principios nos ayudaran a encontrar las condiciones més adecuadas para el desarrollo de la persona humana a través de las instituciones sociales, "de ‘manera que se respete la justa jerarquia de valores y el orden natural de las cosas. A buscar la atmonia del orden social, de mianera que se difunda 1a’ vida, abundante y rica, por él Estado y por todos los organismos de ja comimidad. Naturaleza y necesidad de Jas entidades intermedias. Deciamos al comienzo que hay tna tendenicia natural en el hombre a asociarse para obtener bienes que excedan de sus so- las posibilidades. Juan XXIII sefiala eri Ja Enciclica Mater et +7 LA DOCTRINA PONTIFICIA Y LOS CUERPOS INTERMEDIOS Magistra como una ‘tendencia apenas contenible “la inclinacién que, naturalmente, arrastra a los hombres a constituir sociedad cuands. tratan de conseguir bienes que estan en el interés de todos pero que excedén las posibilidades de’ cada uno separado. Bajo el impulso de esta tendencia, sobre todo en los novisimos tiempos, han surgido por doqitiera agrupaciones, asociaciones ¢ instituciones con fires econdmicos y sociales, culturales y re- creativos, deportivos, profesionales, politicos, tanto dentro de los limites de una determinada nacién como de aleance universal’. Al analizar en la Enciclica Quadragesimo anna el desorden de la economia moderna, Pio XI explica: “Nadie dejara de comprender que es de la mayor urgencia poner remedio a un mal que esté Ievando a Ja ruina a toda la sociedad humana. La. curacién total no Megara, sin embargo, sino cuando, elimi nada esa Iucha, los miembros del cuerpo social reciban ‘la ade- cuada’ organizacién, es decir, cuando se constituyan unos “dr- denes”-en que los hombres se-encuadren no conforme a Ja ca- tegoria que se les asigna en el mercado del trabajo, sino en conformidad con la funcién social que cada uno desempefia, Pues igual que, siguiendo el impulso de la naturaleza, los que’ se hallan vinculados por vecindad de lugar constituyen munici- pios, asi ha ocurrido que cuantos se ocupan en un mismo ofi- cio o profesién —sea ésta econdmica o de otra indole— consti- tuyeran colegios 0 corporaciones, hasta el punto de que tales agrupaciones, regidas por un derecho propio, llegaran a ser con- sideradas por muchos, si no como esenciales, si, al menos, como connaturales-a la sociedad civil.. De todo lo que precede se deduce con facilidad que en di- chas corporaciones, indiscutiblemente, tienen’ la primacia los in- tereses comunes a toda clase; y ninguna hay tan principal como la cooperacién, que intensamente se ha de procurar, de cada una de las profesiones en favor del bien comin de la sociedad.” Se van perfilando asi las grandes Jineas que configuran las entidades intermedias y sti funcién dentro de la comunidad. Pio XII recuerda en su discurso a los Miembros del Movi- miento Cristiano de Bélgica, el 11 de septiembre de 1949: “La 73 GONZALO CUESTA MORENO fuerza de la organizacién, por poderosa que se la quiera supo- mer, no es por si misma un elemento de otden; la historia re- ciente y actual nos da constantemente la prueba tragica de ello: quien tenga ojos para ver, faciimente puede convencerse de ello. Hoy como ayer, en lo futuro como en lo” pasado, una situacién firme y sélida no puede edificarse sino sobre bases: cimentadas por Ja naturaleza —en realidad, por el Creador— ‘como funda- mento de Ja tmica estabilidad verdadera. “He aqui la razén de que Nos no dejemos de recomendar constantemente Ja elaboracién de un estatuto de derecho publi- co de la vida econémica y de toda la vida social en general, segtin Ja organizacién profesional, He aqui por qué no cesamos de'recomendar la difusién progresiva de la propiedad privada y.de las medianas y pequefias empresas.” Nos da idea de la importancia del tema la insistencia con que los Papas lo tratan, desarrollando en sus documentos nue- vas perspectivas sobre la naturaleza y necesidad de estas cor- poraciones en Ja vida social, Pio XI afirma en la Enciclica Divini Redemptoris: “Quien considere, por tanto, la estructura total de ta vida econdémica —como ya advertimos en nuestra Encicli- ta Quadragesimo anno— comprender4 que la conjunta colabo- racién de la justicia y de la caridad no podrd influir en las re- laciones econémicas y sociales si no es por medio de un cuerpo de’ instituciones profesionales ¢ interprofesionales basadas sobre el sdlido. fundamento- de. la doctrina cristiana, unidas entre si y que constituyan, bajo formas diversas adaptadas a las condicio- nes de tiempo y lugar, lo que antiguamente recibia el nombre de corporaciones.” Juan-XeXTE recuerda en la Enciclica.Pacen’ im terris: “Ya en‘la Enciclica Mater ef Magistra insistiamos en la necesidad insustituible de la creacién de wna rica gama de asociaciones y entidades intermedias para la consecucién de objetivos que los particulares por si solos no pueden alcanzar. Tales entidades y asociaciones deben considerarse como absolutamente necesa- tias para salvaguardar la dignidad y libertad de la persona hu- mana, asegurando asi st responsabilidad.” “A LA DOCTRINA PONTIFICIA ¥ LOS CUERPOS INTERMEDIOS: ‘Veamos, por tiltimo, como prueba de Ja continuidad y coheren- cia de Ja doctrina de la Iglesia, lo que dice Ia’ Catta de la Se- cretaria de Estado a la XLVII Semana Social de Francia (ju- lio 1960) sobre ef tema “persona humana y Socializaeién’!: “Ya se ve el papel que puéden estar lamados a ‘desempefiar en esta perspectiva, con vistas a salvaguardar la justa autonomia de Ja persona y de la familia, “los cuerpos intermediarios”, como se les suele Hamar; es decir, esas formas de asociaciones libres y espontdneas, bien ordenadas y orientadas, con tanta fre- cuencia recomendadas por los Sumos Pontifices y tan constan- temente preconizadas asimismo por las Semanas Sociales... Pero con la condicién de que’cada una de estas institucio- nes permanezea dentro de su propia competencia, que sea ofre- cida y no impuesta a la libre eleccién de los hombres, En ningdin caso deberdn considerarse como un fin y hacer de sus miembros un instrumento de su actividad.” Esta clara fa reiterada insistencia de los Papas en la ne- cesidad de las entidades intermedias en los distintos Ambitos de la vida social. Asociaciones libres y espontaneas, ofrecidas y no impuestas a Ia libre eleccién de los hombres. Agrupaciones en que jos miembros de Ja comunidad se encuadran en con- formidad con Ja funcién social que cada uno desempefia, En- tidades donde sus miembros se unen por vinculos profesiona- les: empresa, profesién, oficio, O por vineulos de vecindad: municipio, comarca, provincia, regién. O por afinidades, comu- nes: culturales, recreativas, deportivas. A estas multiples y di- versas entidades naturales las designamos, de acuerdo con la denominacién utilizada con frecuencia ultimamente en los docu- mentos pontificios, con.el nombre de cuerpos intermedios, Se vislumbra una compleja red de cuerpos intermedios, en tos distintos sectores de la sociedad, necesarios para el ade- cuado desarrollo de la persona humana, origen y fin esencial de Ia vida social. Cuerpos naturales que condicionan el verda- deto progreso del hombre y de la comunidad, ya que, como afirma San Pio X en su Carta Noire Charge Apostolique: “EL progreso de un ser consiste en vigorizar sus facultades natura- ES GONZALO CUESTA MORENO les por medio de energias nuevas y en facilitarle el juego de su actividad dentro del cuadro y de una manera conforme a su. constitucion.” Analizaremos a continuacién la forma en que los cuerpos in- termedios deben integrarse en la sociedad, sus funciones y las condicionés que se han de cumplir para que su labor contribuya positiva y eficazmente al verdadero desarrollo de la persona hu- mana y al bien comin de la sociedad. Principio de subsidiariedad. Tratemos de ver Jas normas que deben’ regir el funcionamien- to y la interconexién de los cuerpos intermedios en la comuni- dad. A este respecto, Juan XXIII nos recuerda en la Encicli- ca Mater et Magistra el principio de. subsidiariedad, enunciado por Pio XI en la Enciclica Quadragesivto anno, al sefialar: “y hay qué establecer, ante todo, que, en el orden econdémico, la parte principal corresponde a la iniciativa privada de los indivi- duos, ya trabajen solos, ya asociados con otros para el logro de intereses comunes. ”No obstante, conforme a razones ya expuestas por nuestros predecesores, la autoridad civil deber4 hallarse presente en este ordén de cosas para atender adecuadamente a] incremento de los. bienes externos y que esto Leve al progreso social y al bienestar de-todos los ‘¢iudadanos. Pero esta intervencién estatal, que fomenta, estimula, orga- niza, protege y completa, descansa sobre el principio de subsi- diariedad que Pio XI establece en la Enciclica Quadragesimo anno: Sigue, no obstante, en pie y firme en la filosofia social aquel gravisimo principio inamovible e inmutable: como no se puede quitar a los individuos y darlo a la ‘comunidad Io que ellos ‘pueden ‘realizar con su propio esfuerzo € industria, asi tampoco es justo, constituyendo un grave perjuicio y pertur- bacién del recto orden, quitar a las comunidades menores € in- fériores lo que ellas pueden hacer y proporcionar y darselo a 76 LA POCTRINA PONTIFICIA ¥ LOS CUERPOS INTERMEDIOS una sociedad mayor y mds elevada, ya que toda accién de la sociedad, por su propia fuerza y naturaleza, debe prestar ayu- da a los miembros de] cuerpo social, pero no destruirlos y ab- sorberlos.” Vemos que Ja intervencién estatal y de les cuerpos interme- dios debe tener cardcter subsidiario,-complementario, de ayuda al individuo y a las comunidades menores. Pio XI continta asi en la Quadragesimo anno: “Conviene, por tanto, que la supre- ma autoridad del Estado permita resolver a las asociaciones inferiores aquellos asuntos y cuidados de menor importancia, en los cuales, por lo demds, perderia mucho tiempo, con. lo cual lograria. realizar mas libre, mds firme y mds eficazmente todo aquello que es de su exclusiva competencia, en cuanto que slo él puede realizar, dirigiendo, vigilando, urgiendo y casti- gando, segtin el caso requiera y la necesidad exija. Por Jo tan- to, tengan muy presente los gobernantes que, mientras mas vi- gorosamente reine, salvado este principio de funcién “subsidia- el orden jerarquico entre las diversas asociaciones, tanto mas firme ser4 no sdlo la autoridad, sino también Ja eficiencia social, y tanto mas feliz y préspero el estado de la nacién.” ‘Estas ensefianzas han sido recordadas insistentemente en los documentos pontificios y en las cartas a las Semanas Sociales. Pio XII afirma en cl Mensaje de 1 de junio de 1941 (Cin- cuentenario de la Rerum Novarum): “En el ambito general del trabajo, en el desarrollo sano y responsable de todas las energias fisicas y espirituales de los individuos y en sus libres organi- zaciones, se abre un vastisimo campo de accién multiforme en que el poder ptblico interviene con una accién suya integrante y ordenadora, primero por medio de corporaciones tocales y profesionales y, en tiltimo término, con Ja fuerza del mismo Es- tado, cuya autoridad social, que ha de ser superior y ordena~ dora, tiene el importante deber de prevenir las perturbaciones del equilibrio econémico que pudieran surgir de la pluralidad y de la oposicién de los encontrados egoismos, individuales y co- lectivos... *Tutelar el intangible campo de los derechos de la persona tia’ 7 GONZALO CUESTA MORENO humana y facilitarle el cumplimiento de sus deberes ha de ser el oficio esencial. de tode poder péblico... "La misma economia nacional, como fruto que es de la ac- tividad de los hombres que trabajan unidos dentro de la co- munidad del Estado, no tiene otro fin que asegurar sin interrup- cién las condiciones materiales en que pueda desarrollarse ple- namente la vida individual de los ciudadanos...”” . En la Alocucién. a los miembros de la Unién Internacional de las Asociaciones Patronales Catdlicas, el 7 de mayo de 1949, Pio XII insiste: “La economia —por lo demas, como las res- tantes ramas de Ja actividad humana— no es por su haturaleza una institucién del Estado; por lo contrario, es el producto vi- viente de la libre iniciativa de los individuos y de sus agrupa- ciones libremente constituidas.” Los Papas destacat que toda accién de la sociedad, por stz propia fuerza y naturaleza, debe prestar ayuda a los miembros del cuerpo social, pero no destruirlos y absorberlos. El poder publico debe intervenir con una accién suya integrante y or- denadora, primero por medio de corporaciones locales y profe- sionales y, en tiltimo término, con la fuerza del mismo Estado. En los documentos pontificios se trata con insistencia’ este tema, prueba de Ja importancia del mismo y de la necesidad de que la estructuracién de la sociedad se configure de acuer- do con estas directrices. En la carta a la XLI Semana Social de Francia (julio de 1954), sobre el tema “Poder-Civismo”, se ensefia que: “La misién del Estado, record4bamos Nos al co- mienzo de Nuestro Pontificado, es Ja de ...; los poderes publicos... han de tener cuidado de aso- ciar a esta empresa las iniciativas privadas y los cuerpos in- termedios. Evitardn asi el riesgo de una colectivizacién integral © de una planificacién arbitraria que, al negar la libertad, ex- cluiria ef ejercicio de los derechos fundamentales de Ja persona humana.” _ Se perfila asi el marco del orden social, dentro del cual es- tan lamados los cuerpos intermedios a actuar, respetando el principio de subsidiariedad en beneficio del individuo y, de la comunidad. Recordemos lo que dice Leén XIII en la Enciclica Rerum Novarum: “Proteja el Estado estas asociaciones de ciu- dadanos, unidos con pleno derecho; pero no se inmiscuya en su constitucién interna nien su régimen de vida; el movimiento vital es producido por un principio interno, y facilmente se des- truye con la injerencia del exterior.” Funciones especificas de los cuerpos intermedios y peligros a evitar. Hemos visto que.es funcién esencial de los cuerpos interme-' dios su contribucién al bien comin de la sociedad. Juan XXIIT se expresa asi en la Enciclica Pacem in terris: “Todos los hom- 80 LA DOCTRINA PONTIFICIA Y LOS CUERPOS INTERMEDIOS bres y todas las entidades intermedias tienen obligacién de apor- tar su contribucién especifica a la prosecucién del bien comin. Esto comporta el que persigan sus propios intereses en armo- nia con las exigencias de aquél y contribuyan al- mismo. objeto con las prestaciones —en bienes y. servicios— que las legitimas autoridades establecen, segtin criterios de justicia, en la debida forma, y en el, 4mbito de la propia competencia, es decir, con actos formalmente perfectos. y cuyo contenido ‘es moralmente bueno 0, al menos, ordenable al bien... ’Pero aqui hemos de hacer notar que el bien comin alean- za a todo el hombre, tanto a las necesidades del cuerpo como a Tas del espiritu... ”... el hombre, que se compone de cuerpo y alma inmortal, no agota su existencia, ni consigue su perfecta felicidad en ol Ambito del tiempo: de.ahi que el bien comin se ha de procurar por tales procedimientos que no sélo no pongan obstaculos, sino que sitvan igualmente a la consecucién de su fin. ultrate- reno y eterno,” . La Constitucién pastoral Gaxdiwm et Spes ensefia: “... Sean Teconocidos, respetados y favorecidos los derechos de las per- sonas, de las familias y de las asociaciones (cfr. Pio .XII, Ra- diomensaje 7-VI-41; Juan XXIII, Enc. Pacem in terris), asi como. su ejercicio, no. menos que los deberes civicos de cada uno, Entre estos ailtimos conviene recordar el deber. de aportar a la cosa. piblica el concurso material y personal requerido por el bien comin. Velen los dirigentes para no entorpecer las agru- paciones familiares, sociales y. culturales, las corpotaciones y organismos-intermedios, y, lejos de privarlos. de sw accién le- gitima y constructiva, procuraran mds bien favorecerla con liber- tad y.de una manera ordenada. En-cuanto a los ciudadanos, in- dividualmente o en forma de asociacién, tengan cuidado de no atrihuir a la autoridad. pablica.un poder excesivo, pero-tampoco esperen de]. Estado, de una manera inoportuna, ventajas y uti- lidades excesivas, con riesgo de disminuir la responsabilidad de las personas, de las familias y de las agrupaciones sociales.” En ja Carta dela Secretaria de Estado a la Semana Social at GONZALO CUESTA MORENO Italiana (mayo 1964), sobre cl tema “Bien comin y persona en el Estado contempordneo”, se dice: ‘... Pio XI afirmaba que: «el verdadero bien’ comtm,.en ultimo andlisis, viene determinado y conocido por la naturaleza del hombre con su arménico equi- librio entire el derecho personal y el vinculo social, como también por el fin de Ja sociedad, determinada por la misma naturaleza humana» (Ene, Mit Brennender Sorge), y Juan XXIII, refi- tiéndose a la doctrina de sus Predecesores, afirmé que la con- ciencia del bien comtm «se concreta en el juego de aquellas con- diciones sociales que permiten y favorecen. en los seres humanos el desarrollo integral de su persona» (Ene. Mater et Magistra) ... ”Se afirma, por tanto, con toda claridad, la justa autonomia de la persona en la esfera de las actividades espirituales: reli- giosas, morales, -culturales y cientificas, Esta esfera de autono- mia intangible en la que se afirma la atmésfera de la persona, se fundamenta en derechos «tan inviolables que ninguna razon de Estado, ningiin pretexto de bien comin, podria prevalecer sobre ellos. Estén protegidos por una barrera infranqueable. Al otro lado, el bien comin puede Jegislar a su gusto.’ Mas alld, no; no puede tocar esos derechos, pues son los més preciosos que hay en-el bien coman» (Pio XII, discurso a los participan- tes en el Congreso de Estudios Humanisticos, 25 de setiembre 1949). ° ”... como fue oportunamente subrayado en la Enciclica Pa- cem in terris, la afirmacién de los derechos de la persona hay que considerarla en conexién con los debetes relativos de todos los demas: deber no sdlo de respetar la esfera de autonomia, sino también de colaborar activamente en el mejoramiento de fas condiciones generales de la sociedad mediante una contribucién proporcionada a la propia capacidad. “To que se afirma de la esfera de la persona vale también para todas las formas asociativas o grupos sociales interme- dios que estan intimamente ligados con la libre iniciativa y con la expresién de la personalidad humana, También los gru- pos sociales son sujetos activos en la construccién diaria de una comunidad moderna y reivindican un respeto adecuado pot 82 LA DOCTRINA PONTIFICIA ¥ LOS CUERPOS INTERMEDIOS parte de la autoridad politica en el campo de los valores in- ternos y espirituales, aunque sean afrontados en grupo. Adenids, tienen autonomia, propia cuando se trata de decisiones y_ reali- zaciones en orden a sus fines especificos, aunque estén lealmen- te dispuestos a subordinarse a las exigencias del bien contin. Finalmente, los grupos, como los. particulares, requieren Ia in- tegracion de las propias energias con las actividades’ publicas con miras a una mas eficiente cofaboracién en el bien de la nacién, Pero esto habr4 de efectuarse, ante todo, con la preparacién de jas condiciones sociales necesarias para el ejercicio de los de- rechos y deberes propios de cada grupo, mediante la contribu- cién proporcional, magndnima y generosa, de todos los miem- bros de la comunidad.” Nos parece que en estas ensefianzas esté condensado todo. un programa de doctrina social de la Iglesia. Pero existen peli- gros que es necesario evitar, como los denunciados en ta Car- ta a la XLI Semana Social de Francia (julio 1954) sobre el tema’ “Peder-civismo”: “Una crisis de Poder es, en gran me- dida, una crisis dé civismo, es decir, una crisis del hombre, en fin de cuentas... ”E] incivismo individual se convierte pronto en colectivo. Y la constitucién de grupos de intereses, poderosos y activos, es quizd cl aspecto mds grave de la crisis’ que analizdis, Ya se trate de. sindicatos patronales u obreros, de agrupaciones profesionales 9 sociales —algunas de Jas cuales estan también al servicio del Estado—, estas organizaciones han adquirido un poderio que les _Permite pesar sobre el gobierno y la vida de Ja nacién.. "Ciertamente que fa ensefianza de la Iglesia recomienda la existencia en. el seno de la nacién de tales cuerpos intermedia- tios que coordinan Jos intereses profesionales 'y facilitan al Es- tado la gestién de los asuntos del pais, Sin embargo, «josarian, tal vez, lisonjearse de setvir a la causa de la paz interna aquellas .organizaciones que, pata tute- lar los intereses de sus miembros, no recurtiesen ya a las ar- mas del derecho y del bien comin, antes se apoyasen en la fuer- 83 GONZALO CUESTA MORENO za del ntimero organizado y en la debilidad de los demas?» (Radiomensaje de Navidad 1950, 1, c. 55). También aqui se exige el mismo sentido cristiano de no buscar el propio interés en el servicio y de respetar los deberes de justicia y de caridad... "Ahora bien, si no se puede hoy negar al Estado un derecho que le rehusaba el liberalismo, no es menos cierto que su mi- sién.no es, en principio, la de asumir directamente las funcio- nes econémicas, culturates y. sociales que pertenecen a otras. competencias. Su misién es mas bien la de asegurar la verda- dera independencia de su autoridad, de forma que pueda otor- gar, a todo cuanto en el pais represente un poder efectivo y valioso, una justa parte de responsabilidad, sin peligro para su propia misién de coordinar y de orientar todos los esfuerzos hacia un fin comin superior.” Para obviar estas dificultades, los cuerpos intermedios deben tener una funcién educadora; como nos recuerda Su Santidad Paule VI en la Enciclica Populorum Progressio: “En la obra del’ desarrollo, el hombre, que: encuentra en Ia familia su medio de vida primordial, se ve frecuentemente ayudado por las organi- zaciones profesionales. Si su razén de ser es Ia de promover los intereses de sus miembros, su responsabilidad es grande ante la funcién educadora que pueden y al mismo tiempo deben cum- plir, A través de la informacién que ellas procuran, de la for- macién que-elias proponen, pueden mucho para dar a todos el sentido del bien comtin y de las obligaciones que éste supone para cada uno,” La Constitucién pastoral Gaudiwm et Spes nos dice: “... Hoy el deber de justicia'y de caridad lo cumple el hombre cada dia mejor si, contribuyendo al bien comin segiin su propia capa- cidad y las necesidades de ‘los dems, promueve tambiéw y fa- vorece las instituciones piiblicas o privadas que, a su vez, sit- yen para transformar y mejorar las condiciones de vida del hombre... "Sea, pues, principio irremovible para todos considerar y observar-todas las exigencias sociales como uno de los deberes principales del hombre de hoy, pues cuanto mds se une ef mun- a4 44d DOCTRINA PONTIFICIA ¥ LOS CUERPOS INTERMEDIOS do, mas abiertamente los deberes del hombre se desbordan so- bre las asociaciones particulares Y poco a poco se extienden al mundo entero, Lo cual no puede Megar a set realidad a no ser que el individuo como tal, y los gtupos, cultiven en si mismos las virtudes morales y sociales y las difundan por:la sociedad de modo que se produzcan hombres verdaderamente nuevos, arti- fices de una nueva humanidad, con la necesaria ayuda de la gracia de Dios.” : En la Eneiclica Quadvagesima anno, al hablar de las asocia- ciones obreras, Pio XI afirma: “Por lo que toca a la creacién de estas asociaciones, la Enciclica Rerum Novarum observaba muy oportunamente «que deben organizarse y gobernarse las cotporaciones de suerte que proporcionen a cada uno de sus miembros los medios mas apropiados y expeditos para alcanzar el fin propuesto. Este fin consiste en que cada uno de los aso- ciados obtenga el mayor aumento posible de los bienes del cuer- po, del espiritu y de la fortunay. Sin embargo, es evidente «que ante todo debe atenderse al objeto principal, que es la perfeccién moral y religiosa, porque este fin, por encima de: los’ otros, debe regular la economia de esas sociedades». En efecto, ¢constituida la. religion como fundamento de todas las leyes sociales, no es dificil determinar las relaciones mutuas que deben establecerse entre los miembros para aleanzar la paz y prosperidad de la sociedads.” Seguidamente analiza Pio XI el caso en que’ por circunstan- cias diversas los catélicos se yen como. obligados a inscribirse en sindicatos neutros, siempre que —dice— se Propongan res- petar la justicia y la equidad y dejen a los socios catélicos ple- na libertad para mirar por su conciencia y obedecer a los man- datos de la Iglesia. En estos casos, afiade, se han de tener en cuenta los principios y precauciones que recomendaba San Pio X en la Enciclica Singulari Quadam: “entre estas precauciones fa primera y ‘principal es que siempre, junto a esos sindicatos, deben existir otras agrupaciones que se dediquen a dar a sus miembros una seria formacion religiosa. y moral, a fin ide que ellos, a su vez, infundan en Jas organizaciones sindicales ef 85 GONZALO CUESTA MORENO buen espiritu que debe animar toda su actividad. Asi, es de es- perar que esas agrupaciones ejerzan una influencia benéfica aun fuera del circulo de sus miembros”, Los cuerpos intermedios pueden y deben cumplir, pues, uta funcién educadora. Fil individuo y las entidades intermedias de- ben cultivar en si mismos las virtudes morales y sociales y di- fundirlas por los. distintos sectores de la sociedad. Como nos re- cuerda Pio XI en la Enciclica Quadragesimo anno: “... a esta restauracién social tan deseada debe preceder la renovacién pro- funda del espiritu cristiano, del cual se han apartado desgracia- damente tantos hombres dedicados a la economia; de lo contra- rio, todos los esfuerzos seran estériles y el edificio se asentara no sobre roca, sino sobre arena movediza... *@Por lo tanto —usamos palabras de nuestro Predecesor— si se quiere sanar a la sociedad humana, la sanar4 tan sélo el re- torno a Ia vida y a las-instituciones ctistianas» (cfr. Enc. Rerum Novarum) ...”. Mas adelante, hablando de la cristianizacién del orden social, afirma: “Ese régimen perfecto, que con fuerza y energia pro- claman la Iglesia y la misma. recta razon humana, exige que to- das las cosas vayan dirigidas a Dios, como a primero y supremo término de la actividad de toda criatura, y que los bienes creados, cualesquiera que sean, se consideren como meros instrumentos dependientes de Dios, que en tanto deben usarse en cuanto con- ducen al logro de ese supremo fin.” Respecto a la forma que hayan de tener las entidades inter- medias, Leén XIII nos dice en la Enciclica Rerum Novarum: “si los ciudadanos tienen libre facultad de asociarse, como en verdad. Ja tienen, menester es que tengan también derecho para elegir libremente-el reglamento y Jas leyes que juzgan mas convenientes para sus fines. Cudl haya de ‘ser en cada una de sus partes esta organizacién y reglamento de las asociaciones de que hablamos, creémos que no se puede determinar con re- gias ciertas y definitivas, puesto que depende def cardcter de cada pueblo, de los ensayos que acaso se han hecho y de la ex- periencia, de la naturaleza del trabajo y de la cantidad de pro- '86 LA DOCTRINA PONTIFICIA ¥ LOS CURRPOS INTERMEDIOS vechos que deja, de la amplitud del comercid y de otras circuns- tancias, asi. de las cosas como de los tiempos, que se han de pe- sar prudentemente”, Dificultades para Ja restanracién de un orden social cristiano. En el discurso a la Unidn Cristiana de los Jefes de Empresa de Italia, el 31 de enero de 1952, Pio XII sefiala: “La gran miseria del orden social es que no es ni profundamente cris- tiano ni realmente humano, sino tinicamente técnico y econémico, ¥ que de ningan modo reposa sobre lo que deberia ser su base y ef fundamento sdlido de su unidad, ‘es decir, el caracter comin de hombres por la naturaleza y de hijos de ‘Dios por la gracia de la adopcién divina.” Juan XXIII explica asimismo en la Enciclica Mater et Ma- gistra: “... afirma con razén el Pontifice Pio XII que nuestra época se distingue por un claro contraste entre el inmenso pro- greso cientifico-téenico y un espantoso regreso humano, consis- tiende «su monstruosa obra maestra> en «transformar al hom- bre en un gigante del mundo fisico a costa de su espiritu re- ducido a pigmeo en el mundo sobrenatural y eterno» ...” (Men- saje de Navidad 1953). Y sigue mds adelante Juan XXIII: “Ciertamente que la Iglesia ha ensefiado en todo tiempo, y sigue siempre enseftando, que los progresos cientificos-técnicos y el consiguiente bienes- tar material son bienes reales y, por tanto; sefialan un paso importante en la civilizacion humana. Pero ellos deben valorar- se por lo que-son segin su verdadera naturaleza, es decir, como hienes’ instrumeittales 0 medios que se utilizan para la conse- cucién m&s eficaz de un fin superior, cual es el de facilitar y promover el perieccionamiento espiritual de los seres humanos, tanto en el orden natural como en el sobrenatural.” En el Mensaje de Navidad de 1953, Pio XII afirma también: “.. Ta téenica misma, Hegada en nuestro siglo al apogeo de su esplendor y su rendimiento, se cambia, por circunstancias de 87 GONZALO CUESTA MORENO hecho, enum grave peligro espiritual. Ella parece comunicat al hombre, postrado ante su altar, un conocimiento de autosuficien- cia y de satisfaccién de sus aspiraciones ilimitadas a conocer y poder... Al técnico, maestro o discipulo..., es necesaria una for- macion religiosa que, contra lo que a veces se afirma, es Ja mas apta para defender su pensamiento contra los influjos unilate- rales... EI} concepto técnico» de la vida no es, por lo tanto, ‘sino wia forma particular del materialismo, en cuanto que ofrege, como iltima respuesta al problema de Ia existencia, una fér- mula matematica y de célculo utilitario... ‘ ».. En ka realizacién de la misteriosa empresa encargada por el Creador a la Humanidad, debe ser colocado en el princi- pio el mismo Verbo, su verdad, su caridad y su gracia, y sola~ mente después la ciencia y la técnica.” Al referirse a los programas en Ja Enciclica Populortm ‘Pro gressio, Su Santidad Paulo VI sefiala: “... todo“programa .con- cebido para aumentar la produccién, al fin y al cabo no tiene otra -razén de ser que el servicio de Ja persona... Decir desarto- Ilo es, efectivamente, preocuparse tanto por el progreso social como por el crecimiento econémico. No basta aumentar la. ri- queza comin para que sea repartida equitativamente. No basta promover la técnica pata que 1a tierra sea humanamente mas habitable. Los errores de los que han ido por delante deben ad- vertir:a los que estan en via de desarrollo de cules son los peligros que hay que evitar en este terreno. La tecnocracia del mafiana puede engendrar males no menos .temibles que los: del Kiberalismo de ayer. Economia y técnica no tienen’ sentido si no es por el hombre, a quien deben servir, El hombre no es yetdaderamente hombre mas que en la medida en que, duéfio de sus acciones y juez de su valor, se hacé -él mismo autor de, su progreso, ségim la natuiraleza que le ha sido dada por su. Creador y ‘de Ja cual asume libremente las posibilidades y las éxigencids... Toda accién social implica uma doctrina. ‘EI cristiano no puede admitir la que supone una filosoffa materia— 88 LA DOCTRINA PONTIFICIA ¥ LOS CUERPOS INTERMEDIOS lista y atea, qué no respeta ni la orientacién de,la vida hacia‘su fin Gltimo, ni la libertad, ni la dignidad humana.” ve Juan XXIII afirma en la Enciclica Mater et Magistra: “.., queda siempre que el aspecto mds siniestramente tipico' de Ja época moderna consiste en la absurda tentativa de querer re- construir un orden temporal sélido y fecundo prescindiertdo de Dios, dinico fundamento con’el que sostenerse, y de querer ext- salzat la grandeza del hombre secando la.fuente de donde brota aquella grandeza y de la que se alimenta, es decir, reprimiendo y, si posible fuera, extinguiendo sus ansias de Dios. Sin em- bargo, la experiencia cotidiana, en medio de los desengafios ‘mas amargos y no raramente con testimonios’ de sangre, sigue ates- tiguando ‘lo que se afirma en el Libro inspirado; “Nisi Dominus aedificaverit domun, in vanum laborant qui aedificant’ eam” (Ps. CXXVI, 1). En-la Enciclica Pacem in terris, Juan XXIII sefiala otra des- vidcién de la sociedad actual: “Es también cosa manifiesta’ que en las naciones de antigua tradicién cristiana, las instituctones civiles florecen actualmente con el progreso cientifico y técnico y aburidan én medios aptos pata la realizacién de cualquier pro- yecto, pero que con frecuencia en ellas se han enrarecido Ja: mo- tivacién e inspiracién cristianas.., La catisa de esto creemos ha- llarla en la falta de coherencia entre la conducta y Ja fe. Es, pties, apetecible que de tal modo se restablezca en ellos la uni- dad de'la mente y del espiritu, que en sus actos dominen simu!- taneamente la luz de la fe y la fuerza del amor. : “PEL que en los'‘cristianos con harta frecuencia la fe religiosa esté en desacuerdo con la conducta, creemos que nace también de qué esos cristianos no se han ejercitado suficienteménte en ia practica de las costumbres ‘cristianas y en la instruccién dé la doctrina cristiana. Porque sucede en muchos casos y en inuchos lugares que lo$ cristianos no cultivan por igual el conocimiehto de la réligién y del saber profano, y mientras en el conocimien- to cientifico Megan a la cumbre, en la formacién religiosa ito pasan ordinariamente de lo elemental. De aqui li necesidad ‘aprc- miante de que la formacién de los adolescentes sea plena, sea 8S GONZALO CUESTA MORENO continua y se dé.de modo que la cultura religiosa.y la formacién espiritual vayan a la par con el conocimiento cientifico y con los ineesantes progresos técnicos, Ademés, conviene que los jéve- nes se formen en funcién del ejercicio adecuado de su propia vocacién” (cfr. Enc. Mater e¢ Magistra, A. A. S. LITI, 1961, pag. 454). Otra dificultad de 1a sociedad actual se refleja en la Carta de la Secretaria de Estado a la XXII Semana Social de Es- pafia de 1963, sobre el tema “Educacién Social y Civica en una sociedad de masas”; “El tema de la presente Semana asume una importancia capital en este tiempo en que se asiste a una continua disolucién de las estrycturas..,tradicionales familiares, regionales, profesionales, y a la’ difusién, cada dia mas vasta, det fenémeno Iamado “‘sociedad de masas” en todos los campos de la convivencia humana, tanto en lo politico y profesional como en lo recreativo y cultural. Con todo, este proceso estd causado y va acompafiado, en gran parte, por wh poderoso desarrollo econémico-social que en si es bueno y necesario, pero que con- tiene gérmenes de grave peligro para el perfeccionamiento nor- mal de la persona humana, en el caso en que ésta no esté asis- tida de una adecuada educacién social y civica. La vigilancia habra de ser mayor al tratarse de una nacién, como Espafia, rica de espléndidas tradiciones, de valores espirituales, morales y religiosos en constante florecimiento. Las caracteristicas de la sociedad de masas estén determi- nadas por la falta de aquellos érganos naturales de convivencia, en los cuales el hombre queda integrado esponténeamente, y sobre los que él obraba libremente en conformidad con los obje- tives de la comunidad. *Migntras la familia y las comunidades locales y regionales constituian e] ambiente natural del individuo en el cual prestaba su trabajo y del que se sentia parte integrante, el problema de individug y sociedad, esto-es, del perfeccionamiento personal en armonia con el servicio del bien comin, era relativamente facil de resolver. La industrializacién de un pais rompe o hace pe- ligrar estos ligémenes naturales y orgdnicos. El individuo que 90 LA DOCTRINA PONTIFICIA V LOS CUERPOS INTERMEDIOS abandona su comunidad familiar y local en busca de un mayor bienestar material recibe, sin duda, en cambio, bienes y como- didades en abundancia, pero se encuentra humanamente solo y desarraigado, socialmente abandonado y espiritualmente empo- brecido y despersonalizado. La salvacién de la sociedad de masas puede encontrarse so- Jamente en la restauracién def orden natural y divino de la con- yivencia humana, en la que el sujeto, ef fundamento y el fin es la persona creada a imagen de Dios ¢ incorporada a Cristo. Pero

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