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PSICOLOGÍA

FORENSE
PONORAMA GENERAL
La Psicología Forense ha recibido una atención especial por parte de las personas
durante los últimos años, debido en gran parte a libros, películas y a series de TV
que se han vuelto muy populares.
La pregunta que comúnmente se le hace a los Psicólogos Forenses es: ¿Cómo puedo
aprender a realizar perfiles? O remplazándola por una mejor o peor: ¿Los Psicólogos
Forenses disecan cadáveres? El hecho es que los Psicólogos Forenses no tienen
contacto con cuerpos (dejando esto a los Patólogos Forenses, Científicos Forenses y
Antropólogos Forenses), además de que algunas definiciones de esté campo no
consideran al perfil criminal como parte de la Psicología Forense
Los orígenes de la Psicología Forense se remontan a 1908, antes de que este
campo fuese conocido públicamente. Münsterberg (1908) propuso varios roles
para los psicólogos en la corte, pero no fue hasta la década de los 70´s que esos
esfuerzos comenzaron formalmente a definir el campo.

No todos los psicólogos testifican en la corte acerca de un individuo especifico (p.


ej. Un demandante en un juicio por lesiones personales o un acusado en un caso
de locura), algunos ofrecen sus servicios como consultores para agencias
policiales evaluando a candidatos a policías, seleccionando abogados como
especialistas en un jurado, testificando como expertos ante un jurado acerca de
temas específicos, por ejemplo la exactitud de la memoria de los testigos
oculares.
DEFINICIÓN DE PSICOLOGÍA FORENSE
La palabra forense, proviene del latín, forensis, cuyo significado es “fórum”, el lugar
donde se realizaban los juicios en la época romana. El uso actual de la palabra forense
denota una relación entre un campo profesional, tal como la Medicina, Patología,
Química, Antropología, o Psicología, con la confrontación del sistema legal.
Existen muchas definiciones de psicología forense. Los “Lineamientos Especiales
para la Psicología Forense” (Comité sobre Lineamientos Éticos para la Psicología
Forense, 1991), un conjunto de indicadores éticos para aquellos que trabajan en el
campo de la psicología forense, definen a la psicología forense como un campo
que abarca, “todas las formas de conducta profesional cuando se actúa, con
conocimiento previo definible, como un psicólogo experto sobre temas
explícitamente psicológicos en asistencia directa a los tribunales, formando parte
en los procedimientos legales, en instalaciones de salud mental y correccionales,
y administrativas, judicial, y agencias legislativas actuando en calidad de órgano
judicial” (p. 657)
La Psicología Forense es una especialidad reconocida por la Junta Americana de
Psicología Profesional (the American Board of Professional Psychology [ABPP por
sus siglas en inglés]). La ABPP define el campo en su material escrito como “la
aplicación de la ciencia y la profesión de la jurisprudencia a preguntas y
cuestiones relacionados con la psicología y el sistema legal”.
En la “Petición para el Reconocimiento de una Especialidad en la Psicología
Profesional” preparada por el Dr. Kirk Heilbrun (2000) en representación de la Junta
Americana de Psicología Forense (la Junta de Especialidad Forense de la ABPP) y la
Psicología Americana—Sociedad Jurídica (división 41 de la Asociación Americana de
Psicología), ésta es definida como “la practica profesional realizada por psicólogos
dentro de las áreas de la psicología clínica, consejería psicológica, neuropsicología
y la psicología escolar, cuando son ocupados regularmente como expertos y se
representan a sí mismos como tales, en una actividad destinada principalmente a
proveer experiencia psicológica profesional a el sistema legal” (P. 6).
DIFERENCIAS ENTRE PSICOLOGÍA CLÍNICA Y PSICOLOGÍA
FORENSE
Los campos de la psicología y la ley están interesados y enfocados en la comprensión
y la evaluación de la conducta humana. La ley existe para regular la conducta
humana; por esta razón, los psicólogos son invitados a participar en el sistema de
justicia civil y criminal. Porque la psicología está involucrada en el estudio de la
conducta, en determinados casos legales, los resultados y los puntos de vista pueden
asistir al juez o al jurado en la deliberación y toma de decisiones.
Sin embargo, hay diferencias significativas entre los psicólogos que trabajan en los
ambientes tradicionales y los que realizan evaluaciones forenses para las cortes.
Goldstein (1996) ha resumido algunas de estas diferencias significativas. Greenberg
y Gould (2001) considera los límites y normas del papel de la experiencia en el
tratamiento y del testigo experto en casos de custodia infantil.
ROLES

El mayor papel de los psicólogos que laboran en el ambiente clínico, ya sea como
psicoterapeutas o como evaluadores psicológicos, es para ayudar al cliente. Lo que
esta aprendiendo acerca del paciente es usado para beneficio del mismo en términos
de crecimiento personal y soporte. Sin embargo en la psicología forense, el papel del
experto es significativamente diferente. Los psicólogos forenses son acusados de usar
los resultados de sus evaluados para ayudar o educar a la corte, sin considerar el
potencial benéfico para el examinado.
DIAGNÓSTICOS
En la psicología clínica, el diagnóstico psiquiátrico tiene una mayor función en la
estrategia de tratamiento. Así mismo, un diagnóstico, basado en los criterios descritos
en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales cuarta edición (DSM-
IV por sus siglas en inglés) o DSM-IV-TR (Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales-cuarta edición-texto revisado, de la Asociación Americana de
Psiquiatría, 2000) es requerido por el paciente.
En la psicología forense, el papel del diagnóstico psiquiátrico es generalmente un
problema menos crítico. Los diagnósticos no son requeridos en muchos de los
problemas legales (p. ej. Custodia infantil, renuncia a los derechos, daños personales).
Aunque los estatutos de demencia requieren un diagnóstico como un prerrequisito
para ser considerados por un jurado, el diagnostico psiquiátrico no define en si la
demencia.
Más bien, en la psicología forense “los diagnósticos” son basados en estatutos, que
definen las conductas de preocupación relevantes para la corte y, por lo tanto, se
convierten en el centro de atención de la evaluación. Por ejemplo, la cuestión de la
capacidad de la parte demandada para que de forma valida renuncie a los derechos es
definida como estar en condiciones a sabiendas, inteligentemente y voluntariamente–
en términos legales, no psicológicos. El trabajo de los psicólogos forenses es
operacionalizar o trasladar los términos legales dentro de los conceptos psicológicos,
que pueden ser evaluados objetivamente (Grisso, 1986).
CONCEPTUALIZACIÓN DE LA CONDUCTA HUMANA
Durante la introducción a la psicología, a los estudiantes universitarios se les
enseña a que la conducta cae en un continuo. La curva de distribución normal es la
representación de la orientación estadística y visual de los psicólogos: la conducta
es complicada y no puede ser clasificada fácilmente en grupos discretos (p. ej.
Intelectualmente talentoso frente a mentalmente retardado; normal frente a
psicótico). Desafortunadamente, el sistema legal a menudo considera que la
conducta humana es dicotómica. Típicamente, se requiere que constate los hechos
para clasificar a la persona y la conducta dentro de una de las dos categorías (p. ej.
Culpable frente a no culpable, sano frente a insano, responsable frente a no
responsable).
Los conflictos éticos surgen cuando se
espera que aquellos quienes ven la
conducta como un continuo clasifiquen a
los individuos dentro de categorías
distintas.

Con la excepción de adjudicar daños


monetarios e instruir a los miembros del
jurado para considerar cargos menores en
el proceso penal, rara vez existen
gradientes en el sistema de justicia.
PRODUCTO DE LA RELACIÓN PROFESIONAL
Los psicólogos clínicos que realizan evaluaciones tradicionales buscan explicar la
conducta de su cliente. El objetivo que subyace en el reporte escrito es típicamente el
funcionamiento cognitivo y psicodinámico. En la psicología forense, las explicaciones de
la conducta y el nivel de inteligencia son generalmente irrelevantes. Tales explicaciones
podrían ser correctas, pero no responden a la cuestión o problema legal especifico. Para
ser validos, los reportes forenses deberán dirigirse a conductas psicojurídicas, antes de
enfocarse en explicaciones, psicodinámicas, C.I., o “excusas” para la conducta.
LA CONFIANZA EN LAS RESPUESTAS DEL CLIENTE
Rara vez los psicólogos clínicos cuestionan la veracidad o la motivación detrás de las
respuestas del paciente o las respuestas al test. La inexactitudes son típicamente a
tribuidas a la percepción, en lugar, de un esfuerzo consciente de engañar. Sin embargo,
en las evaluaciones forenses, la motivación para distorsionar conscientemente, el
engaño, o responder a la defensiva es evidente. Consecuentemente los psicólogos
forenses no toman la palabra del cliente incondicionalmente. Toda la información debe
ser corroborada buscando consistencias a través de múltiples fuentes de información
(p. ej. Entrevistas con terceros, revisión de documentos). Adicionalmente, los test que
evalúan objetivamente la actitud están disponibles para hacer frente a las demandas
de validez en la medición del deterioro cognitivo y enfermedad mental.
ENFOQUE TEMPORAL DE LA EVALUACIÓN
La mayoría de las evaluaciones clínicas están orientadas al presente, es decir, están
enfocadas en el estado del cliente al momento de la evaluación (p. ej. La psicodinámia
de él o ella, nivel de función intelectual), algunas de las evaluaciones forenses tienen al
menos parte de su enfoque en el presente (p. ej. Que padre está en la mejor situación
para hacer frente a las necesidades del niño), pero la mayoría se ocupa exclusiva o
parcialmente de la conducta pasada o futura. Por ejemplo, la medición de la locura se
centra en las mediciones del estado mental del acusado al momento en que ocurrió el
crimen: días, semanas, meses o años antes. En los casos de lesiones personales, la
corte esta interesada no solo en las discapacidades actuales del demandante, sino
también en como él o ella eran antes de la lesión, si hubo una relación entre el presunto
mal y el daño, y el pronóstico para el restablecimiento al estado previo.
Aun en las evaluaciones en los casos de custodia infantil, los cambios del desarrollo
atribuibles a la edad requieren de un evaluador para valorar las habilidades de los
padres para atender mejor los intereses de ese niño.
NIVEL DE LA PRUEBA
Debido a que la psicología es una ciencia, el nivel de la prueba esta basado en una
distribución normal. Los estudios empíricos deben demostrar significancia estadística
para ser considerados interpretables, este nivel se establece típicamente en el 0.05
nivel de probabilidad. Es decir, el investigador debe estar 95% seguro de que los
resultados del estudio son atribuibles a las variables bajo investigación en lugar de la
casualidad. En el tribunal, existen varios criterios de prueba (p. ej. Más allá de una
razonable duda, pruebas claras y convincentes, preponderancia de la evidencia), el
nivel depende de la cuestión jurídica que se trate y de que lado recae la carga del delito.
Sin embargo, como peritos expertos, normalmente a los psicólogos forenses se les
pregunta si fueron capaces de llegar a un dictamen “con un grado razonable de certeza
psicológica”. Este nivel no se refiere al 0.05% del nivel de significancia estadística, ni se
relaciona con otros niveles de pruebas legales.
Más bien, se refiere a la información sobre la cual la opinión esta basada: ¿Puede el
experto describir las razones de su opinión basada sobre toda la información
examinada, y, al mismo tiempo puede explicar porque las opiniones alternativas
(tales como hacerse el enfermo) se pueden descartar?
RESPONSABILIDAD PROFESIONAL

Los “Principios Éticos y el código de conducta” rigen las actividades profesionales de


los psicólogos (Asociación Americana de Psicología [APA], 1992). Como tal, los
psicólogos deben de responder ante su organización profesional (así como a los
consejos estatales en los que tienen licencias) por las denuncias de conducta no
ética. Sin embargo, en relación al número de psicólogos quienes son miembros de la
APA, las denuncias son pocas. Sin que ello implique mala conducta por parte de un
gran número de psicólogos, la psicoterapia es llevada a cabo a puerta cerrada sólo
con el paciente como testigo.
En situaciones de valoraciones tradicionales, el cliente es evaluado y un reporte es
enviado a la parte que refiere. Debido a que esa parte hizo la referencia, existe una
sensación de confianza en la competencia del psicólogo; pocas personas miran por
encima del hombro del psicólogo. Sin embargo, en la psicología forense, los reportes y
los testimonios son cuidadosamente examinados, diseccionados por el abogado
opositor. Las transcripciones del testimonio son preparadas. Si un abogado, juez,
experto contrario o parte en el litigio considera, justa o injustamente, que la mala
conducta ha ocurrido, puede resultar en una denuncia ética. Los psicólogos forenses
son responsables no solo de su profesión, sino que, de alguna manera, son
responsables de todas las partes que los involucran en el sistema legal, sugiriendo la
necesidad de un enfoque conservador para aquellos problemas y conflictos que surgen
en el ámbito jurídico.
¿QUIÉN ES EL CLIENTE?
En la psicología clínica, el cliente es fácilmente identificable: La persona a quien los
servicios profesionales son ofrecidos es el cliente, el único que tiene el deber legal, el
único a quien pertenece el privilegio. En contraste, en el sistema jurídico, los psicólogos
forenses se ocupan de múltiples clientes. En su libro emblemático, Who is the Client?
(¿Quién es el cliente?), Monahan (1980) confronta una diferencia fundamental entre la
practica de la psicología forense y la práctica de la psicología clínica. Monahan
argumenta que el experto no solo se ocupa de la persona que está siendo evaluada, sino
que de muchas otras también. Debido a la naturaleza de la evaluación, la naturaleza del
juramento (de decir toda la verdad y nada más que la verdad), y los principios éticos de la
APA, los clientes incluyen al bogado de retención, el consumidor del producto (p. ej. El
juez y el jurado) y aquellos que pueden verse afectados por la opinión del experto: la
sociedad como un todo.
OTRAS DIFERENCIAS NOTABLES
Greenberg y Shuman (1997) debatieron varias diferencias irreconocibles entre la
evaluación clínica y forense. Describieron diferencias en el conjunto cognitivo de los
psicólogos clínicos y los expertos forenses. Los psicólogos clínicos se enfocan en apoyar
a los clientes, orientaciones empáticas; los únicos requerimientos de las evaluaciones
forenses requieren de un enfoque individual, neutral y objetivo. En términos de cantidad de
estructura y control en la relación, las relaciones estructuradas con el paciente tienen
relativamente menos estructura que la relaciones forenses de examinador-examinado.
Esas diferencias fundamentales forman y determinan el enfoque de los psicólogos
forenses para realizar las evaluaciones, su metodología, y la estructura de sus
opiniones y testimonio. Solo mediante el reconocimiento y el abordaje de estas
grandes diferencias pueden los psicólogos forenses laborar de una manera eficaz y
ética.
UNA BREVE HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA FORENSE
Hugo Münsterberg, un estudiante de Willhelm Wundt y profesor de la universidad de
Harvard, es generalmente reconocido como fundador de la psicología forense. Su
conocido libro de texto, On the Witness Stand (en el banquillo de los testigos) (1908),
esta compuesto de nueve capítulos que argumentan a favor de la participación de los
psicólogos en varios aspectos del sistema legal. Basándose, en parte, en su propia
experiencia como perito, Münsterberg considero temas como los recuerdos de los
testigos, detección del crimen, confesiones falsas, la hipnosis y el crimen, y la
prevención del crimen. Él encontró “ que sorprendentemente el trabajo de la justicia se
lleva siempre acabo en las cortes sin consultar al psicólogo” (p. 194). A pesar de su
importancia para abordar problemas psico-legales.
De acuerdo con Bartol and Bartol (1999), “sus afirmaciones fueron frecuentemente
exageradas. . . Y sus propuestas raramente se basaban en datos empíricos” (p. 6). A
finales del siglo XX, la psicología estaba en sus inicios, la falta de la suficiente base
científica para apoyar la admisibilidad del testimonio de un experto. A pesar de las
apasionadas peticiones de Münsterberg para la participación de la psicología en el
sistema jurídico, sus sugerencias fueron ampliamente ignoradas. Sin embargo,
generó interés en la posibilidad de que, algún día, la psicología podría realizar
contribuciones al sistema jurídico.
Un profesor de leyes, John H. Wigmore estaba familiarizado con el texto de
Münsterberg. Como destacado estudioso sobre derecho probatorio, el escribió un
artículo satírico, publicado en la Illinois Law Review (la Revista Jurídica de Illinois)
(Wigmore, 1909), burlándose del valor de la psicología en el sistema jurídico. Las
críticas de Wigmore de los puntos de vista poco grandiosos de Münsterberg de la
relación de la psicología con la ley, retraso el crecimiento del campo por
aproximadamente 20 años.

Como la psicología continuó desarrollándose como una ciencia basada en estudios


empíricos, el sistema jurídico lentamente comenzó a utilizar los servicios de los
psicólogos en los tribunales. Sin embargo, debido a que los psicólogos carecían de
un título médico, sus calificaciones fueron, en ocasiones, cuestionadas.
En 1962, el Tribunal del Circuito de Apelaciones de D. C. celebró en Jenkins contra los
Estados Unidos que los psicólogos podían proveer opiniones expertas al tribunal
respecto a los trastornos mentales en el momento en que un acusado ha cometido un
delito.

El juez David Bazelon revisó la formación y cualificación de los psicólogos.


Escribiendo para la mayoría, indicando que los expertos en trastornos mentales
podrían no estar limitados a las cuestiones medicas, sino que factores tales como la
formación, las habilidades y los conocimientos deben servir como la base sobre la
que son calificados como expertos. Consecuentemente, los psicólogos fueron
aceptados por las cortes como expertos sobre una amplia gama de cuestiones
jurídicas.
En 1945, la Suprema Corte de los Estados Unidos, en Brown contra el Consejo de
Educación, sostuvo que la segregación escolar era ilegal, en la violación de la
décimo cuarta Enmienda. En este caso, un anexo preparado por tres psicólogos,
Kenneth B. Clark, Isider Chein, y Stuart Cook, fue incluido con el escrito del
demandante. La investigación en las Ciencias Sociales, incluyendo los efectos
psicológicos de la segregación en la autoimagen de los niños, fue citada en 35 pies
de página (Brigham & Grisso, 2002). Puntos planteados en este anexo y en una
respuesta subsecuente a la Corte fueron citados en el dictamen, representando la
aplicación de las investigaciones psicológicas a las decisiones de apelación en los
Tribunales.
En el 2000, una petición fue presentada a la APA para reconocer a la psicología
forense como una especialidad en la psicología profesional. En Agosto del 2001, el
abogado representante de la APA aprobó formalmente la psicología forense como un
área de especialización dentro del campo de la psicología. Con este reconocimiento,
el número de programas de postgrado y becas postdoctorales probablemente
aumentarán, y la demanda para los psicólogos forenses en una amplia gama de
investigación, académica y los ajustes prácticos deberían intensificarse.
NOTAS
1.-La Advertencia de Miranda (en inglés Miranda warning) o Derechos Miranda (Miranda rights) es una advertencia que
debe darse a un imputado que se encuentra en custodia de la policía de Estados Unidos, antes de que le hagan
preguntas relativas a la comisión del ilícito. La policía puede requerir información biográfica como el nombre, fecha de
nacimiento y la dirección del domicilio del sospechoso. Las Confesiones no constituirán una prueba admisible en un
juicio a menos que el imputado haya tenido conocimiento y haya ratificado su entendimiento de su Advertencia
Miranda.

2.-En 1963, Ernesto Arturo Miranda fue detenido por secuestro y violación, lo cual él confesó sin ninguna advertencia de
su derecho constitucional a guardar silencio, o su derecho de tener un abogado presente. En el juicio, el fiscal ofreció
sólo su confesión como prueba y él fue condenado.

La Corte Suprema resolvió (Miranda v. Arizona, 384 U.S. 436 1966) que Miranda fue intimidado durante su interrogatorio y
que él no entendió su derecho a no incriminarse ni su derecho a un abogado. Sobre esas bases, la Corte revocó el fallo
anterior. Miranda fue luego condenado en otro juicio, con testigos que declararon en su contra y otras pruebas
presentadas. Cumplió 11 años de condena.
REFERENCIAS

• Handbook of Psychology (2003) Volumen 11 Forensic Psychology.


Hoboken, New Jersey: John Wiley & Sons, Inc.

• Advertencia Miranda (2014, 11 Febrero) Wikipedia La enciclopedia libre.


Recuperado el 10 de Marzo de 2014, de
http://es.wikipedia.org/wiki/Advertencia_Miranda.

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