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Believe
Primera edición, 8 de junio de 2017
Impresión: Blurb
Autor: Abel Hans
Un libro de Believe APP
Edición: Juliana Palacio Cardona
Diseño y maquetación: Juliana Palacio Cardona
Mandala, una creación de: Bixita
Contacto:
Correo electrónico: info@believe-app.com
Facebook: www.facebook.com/AppBelieve/
Twitter: www.twitter.com/AppBelieve
Instagram: believe_app
Web: www.believe-app.com
tienda: www.shop.believe-app.com
app: descarga.believe-app.com
SOY BELIEVE
SOBRE EL AUTOR
ABEL HANS
Este libro habla de las cosas más comunes que cualquier ser
humano puede sentir en un día cualquiera. Pero para hacerlo
divertido y completamente distinto, le añado una pizca de de
locura, de romanticismo y de lógica, esas palabras tan
poco usadas en nuestro tiempo.
Haz que te vibre un poco más el corazón que el móvil, lee
durante unos días otra cosa que no sea tu “whatsapp” o tu
“face”. Conecta tu lado más emocional con el deporte y la
vida. Incluso si no haces deporte, hazlo porque seguro
que respiras.
SOY BELIEVE contiene:
Un ciclista, un amigo.
6
El precipicio es mi
punto de partida.
Me asomé al vértigo por la única ventana de
curiosidad,
una que aún no estaba cerrada.
Me asomé al descubrimiento,
desde la seguridad de lo que ya tenía aprendido,
desde la garantía del conocimiento que me
otorgaron algunas heridas.
Me asomé para explorar,
para entender y atender a mi desconocimiento,
para aprender de nuevo lo olvidado,
para preguntar por lo que nadie había
preguntado.
Me asomé al vértigo
para conocer a borbotones,
para gritar desde mi mundo en silencio,
para observar lo que no se ve.
Me asomé al vértigo porque el precipicio es mi
punto de partida.
DESCÚBRETE
Descubrir nos hace grandes y
poderosos, nos pone los pies en el
suelo permanentemente.
En el mismo acto del descubrimiento, hacemos
inconsciente una valoración a dónde venimos, a
dónde vamos y por qué hemos elegido ese camino.
Quienes se asoman al descubrimiento tienen la
mente preparada para encontrar lo que sea, física o
mentalmente. Es una actitud, un compromiso con uno
si mismo, un concepto de felicidad patrocinada por
las emociones, una manera de adquirir el mayor
patrimonio que una persona no puede comprar: el
conocimiento.
El conocimiento se adquiere de
varias maneras. El descubrimiento
es la más emocionante obra de
arte que el hombre puede
construir desde su curiosidad,
desde el interés por mejorar, por
derribar las barreras que nos
separan del miedo.
También me sumergí en libros poderosos de
conocimiento y sabiduría, lo que no está nada mal,
lo que pasa es que en la mayoría de los casos esto
se puede hacer sentado en una silla, delante de una
mesa. Por lo tanto, dejaría esto como mi segunda
opción.
Pueden pensar que hay que estar relativamente o
muy loco para atreverse y lanzarse al
descubrimiento desde una perspectiva activa, pues
bien, no pienso quitarles la razón a los que piensan
de esa manera.
7
Si quieres acariciarme
el alma, no es
necesario que te
bajes de la bici.
Eliminamos nuestros límites de la mano,
encendimos la oscuridad con nuestros sueños,
suspiramos a la vez cuando te miro.
Salimos a rodar como amigos,
sabiendo que en el camino nos encontraremos de
todo,
unas veces bajando,
otras subiendo,
quién sabrá si tendremos que parar.
Suprimimos miedos pasados,
nos alimentamos con todo el tiempo compartido,
no pensamos en el camino recorrido,
sin saber lo que aún nos queda.
Podría parecer cualquier cosa,
pero no es lo que parece,
sino más de lo que realmente es.
Si quieres acariciarme el alma, no es necesario que
te bajes de la bici.
DESCÚBRETE
No dejes que tu afición favorita, tu tiempo de ocio, tu
espacio de relax se convierta en algo incompatible
con tu pareja. No lo permitas, porque de lo contrario
estarás firmando una sentencia de divorcio,
empuñando la bandera blanca de una guerra
perdida, curando la herida de una bala en el pecho.
Tu actividad física favorita puede ser una motivación
de pareja para conocerse mejor, para compartir otras
cosas que en el hogar no aparecen, para atraerse
mucho más, para protegerse, para mimarse desde
otro punto de vista.
Camina, corre, nada, monta en bici, juega, si puedes
hazlo con tu pareja, podrás unir dos cargas de
felicidad en la misma actividad. Si no te gusta
demasiado la actividad que tu pareja ha elegido, es
necesario ponerlo sobre la mesa y elegir una que a
ambos os motive. Comparte, disfruta, descubre junto
a ella, conoce, déjate conocer, asómbrate.
Una noche vas al cine con ella, otro día al teatro,
quizás a la playa o a una comida con la familia o
amigos; actividades cotidianas que toda pareja hace.
¿Pero, has cogido una mochila con las cosas más
básicas y has realizado un viaje de una semana por
tu país o región? Te sorprendería lo que puedes
acabar aprendiendo junto a ella. El límite lo ponéis
vosotros. Este tipo de experiencias ayudan a construir
vuestro concepto auténtico de pareja más estable, una
versión sin aditivos ni conservantes.
Recuerda que la única persona que
vivirá tu vida eres tú mismo, que tus
sueños pueden ser compartidos, pero
jamás condicionados por nadie.
Saltos por la vida, por ti y por mí, por los dos y por
todos juntos.
Hazlo y libérate.
Profundiza y conócete.
¡Vive y sé Believe!
13
Caminos que esperan,
senderos que me
conocen.
Es cuestión de elegir el camino,
decidir la dirección,
abrir los ojos para dejar de ver lo que tenía atrás.
Es cuestión de afirmar una actitud sin tener que
vender valores en oferta,
sin tener que responder para preguntar.
Saber quién eres y a dónde vas,
saber por qué estás aquí,
de que eres capaz.
Conocer un poco más allá,
como si no fueses a aprenderlo nunca más,
recordar lo aprendido.
Es cuestión de elegir el camino,
y si lo has recorrido,
hacerlo una vez más.
Es solo cuestión de creer
en los caminos que me esperan,
senderos que me conocen.
CAMINOS...
Párate un momento, gírate hacia atrás,
observa tu punto de partida, disfruta el
espacio recorrido, la cantidad de
obstáculos superados, circunstancias que
tuviste que salvar. Admira tus saltos,
alégrate de saber dónde estás.
Para saber lo lejos que has llegado solo tienes que
mirar desde donde empezaste ayer.
16
Quien cree en sus
posibilidades, no
necesita ídolos.
Cuento con la seguridad de mis criterios,
con las raíces profundas de dónde vengo,
con las ideas cristalinas de lo que quiero.
Necesito recoger el resultado de mi esfuerzo,
el reconocimiento de mis heridas delate del espejo,
alzar el trofeo de todos los descubrimientos.
Necesito saber hasta dónde,
Por qué y cómo lo quiero,
incluso si estoy solo o qué compañía tengo.
Me prometo no fallarme,
no renunciar a uno solo de todos los esfuerzos,
a no bajar la cabeza si tengo que empezar de
nuevo.
Creer severamente en uno mismo,
porque quien cree en sus posibilidades,
no necesita ídolos.
ÍDOLOS.
He tenido y tengo la suerte de apretarle la mano a
mis ídolos, sentarlos a mi mesa, comer del mismo
pan.
El día que los convertí en eso, en personas a las que
admirar, me parecieron lejanos, inaccesibles,
distraídos en su mundo.
Posiblemente porque el que más lejos estaba de su
mundo era yo. Tuve una evolución apoyada en mi
sacrificio, en mis capacidades, en mis metas y la vida
me acercó a ellos. No fue una cuestión de suerte,
ratificó un severo sacrificio, esfuerzo y dedicación.
Trabajé con ellos en el mismo equipo, aconsejé,
ayudé y crecieron un poco más con mi aportación.
Aprendí tanto en tan poco tiempo a su lado, que en
alguna ocasión me convertí incluso en participante de
sus propias competiciones.
Con orgullo defendía mis capacidades, le daba
esplendor a mis posibilidades.
Pase de tener ídolos en los que inspirarme, a tener
compañeros de equipo o competidores con los que
batirme el cobre.
Lo que me enorgullece de esta situación no es
precisamente que pudiera competir con ellos, he de
decir que nunca lo hice contra ellos, aunque en algún
caso pudiera mejorar sus propios registros.
De lo que más orgulloso me siento es de mi curva de
crecimiento, pues no dejó de crecer en años. Me
apoyé en valores, en un cimiento de criterios definidos
y muy solventes, sostenibles, duraderos que además
generaban resultados.
Me importaba más no fallarme a mí mismo que al
resto. No me sacrificaba para ofrecer un resultado a
nadie, no lo necesitaba, pero quería mirarme al
espejo cada mañana sabiendo que estaba haciendo
todo lo posible a diario para mejorarme, para no
reprocharme ni un solo de los esfuerzos no realizados.
Nunca dejé de saber de dónde salí, tampoco dejé de
tener a la vista el objetivo, fui consciente en todo
momento de mi progresión y disfruté en cada
momento de cada avance, de cada paso, de cada
consecución de objetivos.
Creí por encima de todo en mí mismo, porque quien
cree en sus posibilidades no necesita ídolos.
17
No fui contigo, pero sí
por ti.
Tenía la compañía de una soledad,
una conversación insistente con quien no está,
una respuesta a solas por querer saber más.
Luces entre las sombras,
no mirar hacia atrás,
ni en las paradas que hice,
me pude bajar.
Tenía la compañía de la soledad,
una pregunta constante,
un susurro mental que no me sabía contestar.
Tengo el recuerdo del aire en la cara,
de un rayo de sol frío en la espalda,
de las sombras que llevo en mi mochila,
que ya no es tan pesada.
Hice un camino en compañía de la soledad,
que no fue contigo,
pero sí por ti….
BUSCANDO MOTIVOS
Busqué los motivos por los que no hacía lo que realmente
me gustaba, necesitaba una explicación. Arrojé al olvido
todas las excusas vacías, incluso las promesas prestadas
que alguna vez se incumplieron adecuadamente. Me miré
a los ojos cuando apagué la luz y pensé en ello como si no
tuviese toda la vida. Olvidé que ya hemos vivido un
porcentaje importante de la misma.
Dejé de esconderme detrás de algunas palabras, de
ponerme delante de las expectativas de los demás, de
ponerme a la altura de lo ideal sin sentirlo.
Es cierto que ceder de vez en cuando es necesario, es
útil para avanzar. Ceder en ocasiones es un ejercicio
de aerodinámica emocional; cedo para que mejores
tú, para que te sientas mejor, para ganarme si quieres
en esta batalla de tu razón.
Pero cuando más me gusta ceder, es con lo que mejor me
siento. Mis ganas por salir a nadar, por salir a rodar, a
correr un rato sin saber a dónde llegare. Por ceder a las
reacciones químicas que se producen en mi cuerpo, que
me hacen sentir tan feliz.
Me siento liberado de temores, me pongo al día con mi
modelo. Activo el wifi de algunos de mis sueños y vivo
como realmente soy. Ese es el punto de partida ideal para
comenzar a compartir todo lo que puedo dar.
¿Te atreverías a confiar en una persona que no es feliz,
en una en una persona que no sabe quién es, a
donde va, cómo y porqué?
Entre la locura y la normalidad existe un punto intermedio
de equilibrio, ese estado maravillo al que es tan difícil
llegar.
No ofrezcas nunca una comida en mal estado, una bebida
rota por una temperatura inadecuada. No aportes a nadie
un consejo contaminado por un interés, tuneado por una
envidia, sacudido por un dolor.
Agradece a los demás lo que te aportan con su
experiencia, aprende del tiempo vivido en primera
persona, hazlo como si no se pudiera repetir a lo largo de
tu vida, porque en el fondo eso es lo que va a pasar.
No es contigo, alguna vez sí lo fue, pero en esta
ocasión me encuentro conmigo, los dos solos por un
camino dentro de un mismo cuerpo.
Ahora soy capaz de sentir cuando me hace falta salir,
hacer de una vez lo que me llena, dejar a medias lo
que puede esperar, inacabado lo que no es
prioritario.
Para poder compartir, regalar, vivir y sentir, es necesario
estar limpio, mucho más limpio por dentro que por fuera.
Trata de ser ágil, hábil, rápido y con la dosis de
generosidad que nos multiplica por mil, porque en es eso,
compartir para sumar y no para dividir, de todo lo que
pueda dar, sin que nadie me lo tenga que pedir.
No hicimos cumbre por el simple
hecho de subir una montaña,
hicimos cumbre por superar el
desnivel de la dificultad, el
espacio que tuvimos que recorrer
para dejar de ser pequeños y
convertirnos en muy grandes,
aunque solo fuese por un
momento.
La vida es eso, sentirse grande por momentos.
19
Un camino nuevo, un
descubrimiento
Tenía caminos en la cabeza sin recorrer,
algunos caminos en los pies que ya anduve,
otros caminos que sin ver,
me recuerdan que ya estuve.
Andado al abrigo de otros pasos que no eran míos,
siguiendo las huellas de caminantes antiguos,
escuchando el mismo río.
Tengo miradas que no gasté,
olores que conservé para oler bien,
incluso algunas gotas de sudor
que esperaban en mi piel.
Tengo las ganas de conocer
todo lo que hasta aquí he desconocido,
sabiendo que un camino nuevo es un descubrimiento.
PASOS GUARDADOS