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André Chastel CL ~_ AKAL/ARTE Y ESTETICA Maqueta: RAG Titulo original: Lart italien «No esti permitida la reproducci6n total 0 parcial de este libro, ni su tratamiento infor- mitico, nila transmision de ninguna forma 0 por cualquier medio, ya sea clectrénico, me- Cinico, por fotocopia, por registro u otros miétodos, sin l permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.» © Flammarion, Paris, 1982 Para la edicién en lengua castellana © Ediciones Akal, S.A, 1988 Los Berrocales del Jarama Apdo. 400 - Torrején de Ardoz Tells, 656 56 11 - 656 49 11 ‘Madrid - Espana ISBN: 84-7600-301-3 Deposito legal: M. 30.059-1988 Impreso en GREFOL, S. A., Pol. I]- La Fuensanta Mostoles (Madrid) Printed in Spain Advertencia del traductor ‘Tanto en castellano como en francés, es ya un uso habitual en la historiografia attistica el vilizar-sin traducit-una serie de términes arintcos de origen italiano, pero a pricticamenteconsagradosinternaionalmencs, Asi, A, Chastl tia en la vesn aasesayde au Bro teriniaes oie, seximpaniles (2 campanetin) ‘Siepalas, especie de retablo de altar pintado), que he mantenido en la versiGn castellana Tecate ung italianas, por otra parte, son susceptibles en muchos casos de di~ versas traducciones: asi, por ejemplo, se puede encontrar tanto la Madonna del Jil. guero como la Virgen de! Jilgnero como titalo del célebre cuadro de Rafael; en los casos en que cabian varias posibilidades, he optado por la que me parecia més uti- lizids 6 dnnacida’ in seguir uu celterlo Gnica ¥,fjo. Teualmente, por lo que reper: taa los nombres de iglesias o construcciones en general: junto a San Pedro del Va- ticano se encontrara San Pietro in Vincoli,o junto al Palazzo Vecchio de Florencia cl Palacto Schifanoia de Ferrara. He preferido, por ultimo, no castellanizar —salvo en algunos casos relevantes, como Florencia, Milén o Napoles— los nombres de las Gudates taliaaas, B.M.] Boll. Be Il. C.LS.A. Lista de abreviaturas | The Art Bulletin (New York). Analecta Romana Instituti Danici (Copenhague). Annali della Scuola Normale Superiore di Pisa (Pisa). Arte Antica e Moderna (Florencia). Antichita Viva (Florencia). Antologia di Belle Arti Italiana (Roma). Arte Illustrata (Milan). Arte Lombarda (Milan). Art Quaterly (Detroit). Archivio Storico dell’Arte (Roma). Arte Veneta (Venecia).. Bollettino d’Arte (Roma). Bulletin de la classe des Beaux-Arts de I'Académie Royale de Belgique (Bruselas). Bollettino Annuale Musei Ferraresi (Ferrara). 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Saggi e Memorie di Storia dell” Arte (Venecia). Wiener Jahrbuch fiir Kunstgeschichte (Viena). Zeitschrift fir bildende Kunst (Leipzig). Zeitschrift far Kunstgeschichte (Stuttgart). Prefacio para la nueva edicién Sies cierto que uno escribe sus primeros libros para lograr tener, por fin, ante la vista aquéllos de los que le hubiera gustado disponer en su juventud, El arte ita~ liano, aparecido en dos pequefios volimenes en las ediciones Larousse, hace veinti- cinco afios, pertenece, desde luego, a esa clase. Redactado en 1954-55, me habia sido encargado para una coleccién que ofrecia, por formas artisticas o por paises, una «di- vulgacién seria». Faltaba el arte italiano. Al confeccionar este perfil —como se diria hoy— del arte italiano no tenia —cosa curiosa— ningun predecesor, a excepcién de los manuales escolares, ya numerosos en Italia, Al no poder, en la practica, cenirme a las peculiaridades de estos tltimos, me encontraba sin modelo a seguir. Fue ello lo que me obligé a buscar un punto de vista general que definiera la situacién de Italia en el arte europeo. Precisamente ahi reside —juntamente con la elaboracién de indices detallados, itiles para el viajero— el mérito que todavia hoy se pueda otor- gar a este trabajo, que toms la forma de una especie de rosa de los vientos historica. Si fue redactado con una cierte rapidez, quiza todavia perceptible, se debid a que precisaba, para mi propia comodidad, un panorama al mismo tiempo amplio y mi- nucioso, articulado y nutrido. {Podria verse en esta obra, como tuvieron a bien sefialar ciertos lectores, un aue- vo Cicerone, una réplica moderna a la obra maestra de Jacob Burchkarde de 1860? Yo habia adoptado, de modo instintivo, el ritmo rapido de ésta, su atencién a las clasificaciones, su preocupacion por multiplicar, en cada apartado, nombres, fechas y referencias. Esta actitud hizo que la obra agradara a los mismos italianos, y co- nocié el honor de una traduccién a este idioma a cargo de Ana Banti, tras una re- visién en compania de Roberto Longhi. La acogida Fae favorable en Alemania, y més mitigada en Gran Bretafia, donde un censor considerd que las enumeraciones eran ineficaces; un mejor critico observ6 que la apreciacién, original y sugestiva, ha- bia sido diserevs y métodicamente remitida alos epitetos. La aportacién mas perso- nal de este libro tenia mucho que ver, desde luego, con una cierta cualidad «litera- ria» que me guardaré mucho de desmentir. Un amigo aleman, mas sabio que yo, declaraba: «Esto chirria por todas partes, pero era necesario hacerlo.» Efectivamen- te, mi intencién era ordenar un inmenso cémulo de datos, no pudiendo examinar més de cerca, como es l6gico, sino un ntimero resiringido de materiales. La visién en perspectiva de los fendmenos artisticos puede, por si sola, renovar 9 nuestra aproximacién a los mismos, pero obliga a suponerlos mejor conocidos de lo que lo son en realidad. No habiendo cesado desde aquellos momentos de consi- derar e interpretar i faiti d'Italia, con exigencias relacionadas con el desarrollo apa- sionante y en ocasiones abrumador de una erudicién mis activa que nunca, debo de- cir que hoy, ciertamente, no habria tenido la ingenuidad necesaria para acometer la realizacion de una obra de este tipo. Este esfuerzo de sintesis histérica correspondia a una situacién del saber que ha cambiado en gran medida en los iltimos veinticinco afos. La traduccién italiana (1957-1958) y, mas tarde, la traduccién inglesa (1963), me permitieron efectuar un cierto mimero de correcciones y adiciones que, por supuesto, han sido incorpora- das, junto con muchas otras, en esta edicién. ¢Era necesario proceder a una reela- boracion completa, que, en muchos aspectos, parecia imponerse? No lo hice. El li- bro habria duplicado su volumea, las discusiones especializadas —hasta ahora poco agobiantes— lo habrian invadido, las lineas divisortas se habrian difuminado, y, si repertorio habia salido ganando, las perspectivas europeas se habrian visto as- fixiadas. Desde hace treinta afios, la historia del arte italiano se ha visto renovada, sobre todo, por la profundizacién analitica sobre las obras, la multiplicacion de los catdlogos, la produccién infatigable de documentos y una admirable exploracién de los patrimonios regionales, de las series locales y de los fondos provinciales, siempre tan fructiferos y ahora mejor conocidos que nunca. Debe sefialarse la existencia de estas fuentes y estos datos nuevos —con mayor raz6n todavia si tenemos en cuenta que el inmenso trabajo realizado sigue siendo poco conocido en Francia—, pero es imposible para una obra reducida almacenar todo esto. Pese a todo, muchas peque- iias adiciones han sido introducidas aqui y alld. Me ha parecido razonable, pues, correctis corrigendis in texto, hacer recaer el es- fuerzo de actualizacién y puesta al dia sobre los indices y establecer la bibliografia sobre cuevas bates, cou el fia de proporcionar, al menos, unos marcos de orienta- cin correctos en las direcciones descritas, sobrevoladas e incluso ignoradas en el cuerpo de la obra. Deseo que ello constituya una justificacién suficiente del nuevo libro, concebido como una nueva y —si es posible— mejor presentacion del antiguo. El texto fue escrito después de un asiduo recorrido y de un feliz descubrimiento de Italia realizado a partir de 1932 y, posteriormente, después de 1946, es decir, en la vispera de las fatales transformaciones debidas al desarrollo econémico de la pe- ninsula. No sabia entonces que, en més de un aspecto, recogia el ultimo paisaje de los siglos. La nobleza del mundo rural se unfa siempre, sin vulgaridad, en Venecia, en las Marcas 0 en Sicilia, con la dulzura mediterranea. Las ciudades mostraban cal- mosamente su originalidad, que cada uno comentaba con esa habitual gracia tenida de ironia que nunca ha faltado en Italia. Ciertamente, nada de esto se ha perdido, ni siquiera se ha visto totalmente comprometido, tras veinte o treinta afos de brutal expansion a costa del entorno y de dificiles adaptaciones. Pero quiz se encuentra, con placer, en este pequefio libro de un asiduo viajero el reflejo de un estadio més puro de la vieja cultura. 1982 10

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