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imprecacién _ Uno de los tépicos muy frecuentados tanto en la antigiiedad como en Ja Edad Media era la “enumeracién de imposibles” —dice Curtius-- sobre todo combinado con el tdpico* de “el mundo al revés" al que dio onigen segun este autor. IMPRECACION, V. optacién. INCARDINACION . ‘Admisién 0 aceptacién de la subordinacién de los elementos de una oracidn * 0 de un periodo *, por ejemplo entre los micm- bros de un isocolon *. INCIDENCIA. Figura sintactica que cs semejante al paréntesis® pero menor que fa oraciéa®, INGOATIVO, V. aspzcto VERBAL, “INCREMENTUM". V, ampiricactOn. INDEX. V. sicno. INDICE. V. steno Y FUNCIGN EN NARRATOLOGEA. INDICIO. V. FuNcION BN NARRATOLOGIA. INDUCCIGON. V. ANAuists. “IN. EXTREMAS RES”, V. "IN MEDIAS RES”. INFIJACION. V. EPEnTests, INFIJO. V. arrjo. INFORMACION. V. FruncioN EN NARRATOLOGIA. “IN MEDIAS RES” (¢ “in extremas reg”, “ab ovo"). La relacién de una historia ® comienza “in medias res” cuando ef orden de la intriga® no es el candnico o cronoldgico de la fabula*; es decir, cuando no comienza por el primero de los hechos relatados —lo que seria iniciar la relacién “ab ove”— sino por una parte intermedia. Con esta estrategia discursiva se logra introducir al lector o al espectador en una gran tensién desde el primer momento. El orden regresivo, que se inicia por el desen- lace de la historia, responde a otra estrategia y se dice que la relacién comienza “in extremas res”, como ocutte en el cuento* Viaje a Ia semilla, de CARPENTIER. El comienzo “in medias res”, seguido de wna retrospeccién ex- plicativa, ¢s una estrategia narrativa de las mds antiguas y de las mds usadas todavia. GENNETE la considera “uno de los ‘topoi’ * for- males del género * épico”. En Ja narracién de la pieza oratoria —que en la antigiiedad formaba parte de la “dispositio” *, segunda par- te de la retérica * clisica, que se ocupaba de las reglas para la elahoracién de todo el discurse *— ya se enumeraban y describian estas estrategias narrativas. 258 insinuacién INSEINUACION (0 “insinuatio” y sobrentendido). - En la tradicién, tipo de realizaci6n del proemio* o exordio de la pieza oratoria, en el que astutamente se emplean recursos psicoldgicos (suposicién, imputacién, sorpresa, ingenio) para in- fluir sobre el subconsciente ‘del receptor * (el pitblico, los jueces © el interlocutor *) para inclinarlo en el sentido de la causa del emisor® (el orador o locutor *), recuperando su simpatia cuan- do haya sido ganada por el contrario, su atencién cuando por cansancio haya disminuido, o sugiriendo lo que se afirma o niega sin declararlo abiertamente. Asf insinian a don Quijote los mercaderes toledanos que iban a Murcia, que no estén de acuerdo en confesar “que no hay en el mundo todo doncella mds hermosa que la Emperatriz de la Mancha, la sin par Dulcinea”, pues uno de ellos le dice: Sefior caballeto, nosotros no conocemos quién sea esa buena se- flora que dects; mostrAdnosla: que si ella fuere de tanta hermosura como significtis, de buena gana y sin apremio alguno confesaremos Ja verdad que por parte vuestra nos ¢s pedida. Tratan, con este discurso*, de no acceder a su peticién, pero sin chocar de frente con él, sin que empeore la situacién. La insinuacién se ha utilizado mucho también en la literatura ® dramatica, donde suele producirse ocultando el emisor la propia opinién, tanto en el didlogo* (“oratio concisa”) como en el dis- curso continuo (“oratio perpetua”), y evitando las afirmaciones o supliéndolas con preguntas que en apariencia son inocentes, pero que sugieren, con rodeos, lo que realmente se desea expresar. Recientemente la semidtica * ha vuelto sobre problemas y ma- tices de la insinuacién (descrita hasta aqui como sugerente sin declaracién explicita o con rodeos), viéndola desde el punto de vista de la teorfa de los actos de habla* y de la nocidn légica de implicito *. Varios autores han descrito este concepto distinguién- dolo del de sobreentendido. Récanamt (1979) hace un estudio recapitulativo de una serie de ensayos. En él, principalmente, nos basamos aqui: Un enunciado * manifiesta su contenido proposicional (nivel de la comunicacion * literal) y a la vez manifiesta Ja “intencién que tiene el locutor de comunicarse mediante tal enunciado con el destinatario *", Dicha intencién del locutor no es una intencién simple, sino “compleja y reflexiva”, pues consiste en “comunicar mediante el reconocimiento de Ja intencidn por el oyente *” ya que, segin Gricz, la intencién se realiza cuando es reconocida como tal por el oyente, y segiin Recanans, se realiza s6lo cuando es pi- blica (es decir, cuando tos interlocutores la conocen y cada uno 259 insinuacién de ellos sabe que los demas la conocen y saben que él mismo Ja conoce) - No se trata aqui slo de la intencién general de comunicar, sino de Ja intencién especifica de comunicar de cierta manera, que ¢s lo que Austin Hama “fuerza ilocutiva” (la fuerza de una orden, de una pregunta, de una afirmacién). Gonocer esa intencién del Jocutor sirve al oyente para “conformar a ella adccuadamente su actitud receptiva”. Para que un acto ilocutivo se cumpla, el oyente debe no sélo comprender el contenido proposicional del enun- ciado, sino también reconocer la intencién, o sea, “la fuerza ilocu- tiva con que el locutor ha dotado su enunciacidn Pero hay comunicaciones indirectas, “actos de discurso indi- rectos"; es decir, un acto ilocutive puede cumplirse indirectamente, mediante otro, porque ciertos enunciados parecen poseer una fuerza ilocutiva y poseen en realidad otra, ya que “la fuerza ilocutiva apa. rente. (indicada por elementos como ¢l moda verbal, el orden de las palabras *, la entonacién *) no es la verdadera enunciacién y, correlativamente, el contenido proposicional aparente del enun- ciado no es el verdadero contenido de la comunicacién”, (Por ejemplo, cuando para pedir un cigarrillo preguntamos: “Tienes un cigarrillo?”} La comprensién del acto de discurso indirecto est4 pues ga- rantizada por marcas lingitisticas que corresponden en general a Jos grandes tipos de intencién ilocutiva, pero también la existen- cia y cl reconocimiento de convenciones extralingiifsticas suele garantizar la comprensién. Asi, cuando un Jocutor dice: “recibird usted la visita de mis testigos”, el oyente comprende su intencién de retarlo a duelo sélo si existe (y si él la reconoce) Ja conven- cién extralingitistica de otergar a tal acto de enunciacién, en tales circunstancias, el poder de cumplir el acto de retar a duelo (y si ademds, el oyente reconoce en el locutor Ia intencién de retar a duelo). También puede ocurrir que en el discurso haya un sobreenten- dido, que no haya marcas de la intencién porque ésta esté “m: nifiestamente disfrazada”. En este caso, para reconocer el disfraz, se requiere reconocer que el locutor ha patentemente violado, en el nivel de la comunicacién literal (de lo dicho), una de las “re glas conversacionales” (sefialadas por Grice: de cantidad: pro- curar la informacién necesaria, ni mas, ni menos; de calidad: decir Jo que se cree verdadero y lo que se puede probar; de relacidn: decir lo pertinente, lo que venga al caso; de modalidad: decirio de modo ordenado, breve y claro, V. vpLicrtactén ® en CONTRA: picctén *). Y se requiere reconocer que la ba violado a pesar de 260 “jnsinuatio” que ef locutor procura, en general, respetar dichas reglas—hasta donde le es posible. En esta implicitacién conversacional o sobreentendido el oyen- te comprende mediante un razonamiento, pues el cardcter anor- mal de la enunciacién lo Ileva a reflexionar sobre aquello que la motiva: gpor qué el locator ha dicho Io que ha dicho,, zpor qué no respeta las reglas conversacionales? Porque sabe (y sabe que sé que sabe) que el no hacerlo “deja entender” algo. (Lo que se “deja entender” es publico y no necesariamente pone en juego Ja intencién del locutor; en Jo que se “da a entender” (que es pre- cisamente lo que coincide con la insinuacién), hay intencién de comunicar aquello que la enunciacién “deja entender”, y en el sobreentendido hay reconocimiento de Ja intencién del locutor, por parte del oyente). El acto que se cumple por sobreentendido es un acto ilocutivo, y se cumple mediante el reconocimiento por el ayente de la in- tencién del locutor. Pero la comprensién de la intencién no esté garantizada por las indicaciones que procura la frase *, ya que éstas no conciernen ai acto sobreentendido (sino al literal, mediante ef cual el sobreentendido se cumple). En el sobrcentendido, pues, se infringe una regla en el nivel de lo dicho {misma que se respeta en el nivel de lo sobreenten- dido} con el objeto de suscitar en el oyente una hipdtesis, En un ejemplo de Grice, un profesor de filosoffa que debe informar sobre e] rendimiento de un estudiante, dice: “tiene excelente orto- grafia y nunca ha llegado tarde”. Con ello su intencién esta “ma- nifiestamente disfrazada", pues lo hace evidente el cardcter anor- mal de Ja enunciacién, ya que se ha infringido la regla de cantidad al no procurar Ja informacién necesaria. Ello hace que el oyente reflexione y construya Ja hipétesis de que el profesor piensa tan mal acerca del trabajo del estudiante, que no quiere decirlo. Al violar la regla, lo deja sobreentendido. La infraccién, dice Reca- Nam, cumple aqui un papel de embrague ® al permitir el paso del nivel de la comunicacién literal al de Ja comunicacién implicita. En el sobreentendido, pues, siempre hay infraccién a una regia conversacional. Sin embargo, también se da la implicitacién con- versacional sin infraccién (y sin sobreentendido) , como en el ejem- plo de Grice en que un peatén dice a un chofer con el auto des- compuesto: “hay un garage en é] préximo semaforo”, con lo que implica que el garage estd abierto porque si no, su enunciacién estarfa fuera de lugar; pero no transgrede ninguna regla conver- sacional. “EINSINUATIO”. V. insinuacién. 261 INSISTENCIA Figura * de diccién que consiste en alargar las palabras mediante Ja agregacién repetitiva de uma de sus letras: “;Oooooh!” Es pues una metdbola* de la clase de los metaplasmos * pues afecta a la morfologia de la palabra produciendo un efecto en- fAtico, César VaLteyo dice en Trilce: Ella, vibrando y forcejeando, pegando gritttos, soltando arduos, chisporroteantes silencios. INTEGRADORA, V. runcidN EN NARRATOLOCIA, INTEGRATIVA, V. FUNCION EN NARRATOLOGIA, INTERCALACION. V. secuencta. INTERCAMBIO. V. ENUNCIADO y “PERFORMANCE”. “INTERCLUSIO”. V. PARENTESIS. INTERDENTAL, sonido, V. ronérica. INTERDEPENDENCIA. V. FUNCIGN EN GLOSEMATICA. INTERLOCUTOR. V. EMisoR y ACTO DE HABLA. INTERPRETANTE. V. sicNo y seMiéTica. INTERPRETE. V. sino y semiérica, “INTERPOSITIO". V. PARENTESIS. INTERROGACION RETORICA (o pregunta retérica, comunicacién, “communicatio”, “exsuscitatio”). Figura * de pensamiento por Ja que el emisor * finge preguntar al receptor *, consultindolo y dando por hecho que hallarA en él coincidencia de criterio; en realidad no espera respuesta y sitve para reafirmar lo que se dice: Y si no endl fue la causa de aquel rabjoso odio de {0s Curiseos contra Cristo, habiendo tantas razones para lo contrario? Porque si miramos su presencia ycudl mas amable que aquella divina hermo- sura? sCud] mde poderosa para arrebatar los corazones? Si cualquiera belleza humana tiene jurisdiccién sobre los albedrios, y con blanda y apetecida violencia jos sabe sujetar .qué harfa aquélla con tantas prerrogativas y dones soberanos? .Qué harfa, qué moverfa y qué no haria y qué ho moverfa aquella incomprensible beldad, por cuyo hermoso Tostro, como por un terto cristal, se estaban transparencan- do los rasgos de la divinidad? Sor Juana Es una metdbola® de Ia clase de los metalogismos * pues afecta ata légica del discurso *. Est4 emparentada con otras figuras que 262 intertexto son la dubitacién * (con que se simula perplejidad que mueve al emisor a ceder al receptor la toma de una decisién respecto a la continuacién del discurso o de las acciones del emisor) ; la permi- sin * (con que se finge acceder a que el receptor u otro actue de Ja manera que perjudica al emisor), y la concesién * (con que se aparenta aceptar como verdadera una aseveracién del contrario, aunque ella causa daiio al emisor, quien podria rechazarla). La “communicatio” consiste en aparentar que se pide al piiblico con- sejo respecto a la mejor manera de actuar. Es una pregunta por dubitacion *. Todas estas metdbolas estin consideradas en la tra- dicién latina como figuras que constituyen recursos retéricos del orador “frente al ptblico” (aunque también son frecuentes en la poesia y en otros géneras*), y como “figuras de la pregunta”; que son medios normales cuando se finge un didlogo * con el re- ceptor. Segiin FonTaNter, esta figura deberia Mamarse asociacién para que no se confunda con la verdadera comunicacién que para él consiste en presentar como uno solo, para ciertos fines, a varios, confundiéndolos en el discurso 0 confundiéndose el emisor mismo con otros. No pone ejemplo. Como Ia interrogacién retérica es una pregunta que no entra en juego con la respuesta y est4 despojada de su funcién dialé- gica, su efecto es patético. La interrogacién junto con Ja excla- macién * y el apdstrofe ® forma un pequeiio grupo de figuras afec- tivas que, en conjunto, cambién se denominan “exsuscitatio”. INTERTEXTO (e intertextualidad, configuracién discursiva, recorri- do figurativo, formante intertextual, microrrelato contratexto). Conjunto de las unidades en que se manifiesta la relacién emue el texto* analizado y otros textos leidos o escuchados, que se evocan consciente o inconscientemente o que se citan, ya sea parcial o totalmente, ya sea literalmente (en este caso, cuando el lenguaje se presenta intensamente socializado o aculturado y ofre- ce estructuras * sintdcticas 0 semanticas comunes a cierto tipo de discurso *), ya sca renovados y metamorfoseados creativamente por el autor, pues los elementos extratextuales promueven la innova- cién. Greumas establece una diferencia entre los elementos inter- textuales y los discursos sociales. Estos ultimos estan constituidos por “estructuras seménticas y/o sintécticas” que son “comunes a un tipo* o a un género® de discursos”. Asi, la intertextualidad pa- rece quedar limitada a una relacién consciente y deliberada “enue diversos textos ocurrencias”. Un texto puede Hegar a ser una especie de “collage” de otros textos, algo como una caja de resonancia de muchos ecos cultu- 263 intertexto rales, y puede hacernos rememorar no sdlo temas * o expresiones, sino rasgos estructurales caracterfsticos de lenguas *, de géneros, de épocas, ete. pues, en efecto, otras lenguas y otros textos entran en un nuevo texto ya sea come citas’ (copiados}, ya sea como recuerdos; ya sea entre comillas o como plagios (KRIsTEVA). Y no sélo se recuerdan Jas analogias, jos temas o las formas que se citan © se copian, sino aquellos que se transgreden al introducir el escritor algo nuevo en la literatura *. De esta manera lo similar, aquello que imita cl epigono *, se convierte en fo disimil: lo per- sonal, lo vital, lo difefente y propio del autor que es, a su vez, un precursor de algo nuevo, dice Sxtovskt, y agrega: “el escritor marcha hacia s{ a través de las obras literarias ajenas, de las que suenan al ofdo de su época; él se dedica a contaminar”. La rélacién entre Jos rasgos textuales y los extratextuales se detecta a) identificar la ideologta * de 1a clase social y del grupo intelectual a que pertenece el autor (GOLDMANN) y, por otra par- te, al identificar su contorno histérico-cultural: las convenciones de la institucién literaria, del género*, de ios topoi*, etc, ade- mas de las relaciones entre la serie * literaria y las series extra- literarias (MUKAROVsKI) . El concepto de intertextualidad, atribuido por Gremas y por Ruprecut 2 Bajtin, ha sido también objeto de diversos desarro- Mos por parte de muchos autores como SkLovsKt (que no le lama asi), Kristeva, Gremmas mismo, Courris, Rurrecut, Lorstan, etc. Incertextualidad es un concepto utilizado en semiética ®, que tiene su antecedente en la teorfa de las influencias manejada des- de hace un siglo en lingiifstica y en literatura comparada, Toda- via Sxvovsri habla de influencia al mencionar las veces que Tors- oi cita a SreRNe, a quien tradujo, y Ja teoria de las influencias se ha aplicado (mediante el “procedimiento de transformaciones orientadas, propio de Ja metodologia comparada que procura esta- Dlecer correlaciones entre los objetos semidticos” —Gretmas) a detectar aquiellas obras de arte cuyo rastro es posible hallar en ‘un texto, ya que en cada uno de ellos pueden existir “configura- ciones discursivas” cada una de las cuales abarca un conjunto de significaciones actualizadas en diferentes “recorridos figurati- vos” (“encadenamientos isdtopos de figuras *, correlativos a temas dados” —Greraas), es decir, ciertos microrrelatos que segun Gret- Mas coinciden mds o menos con los motivos * —“formas narrativas © figurativas auténomas y mdviles, capaces de pasar de una cul- fura * a otra y de integrarse en conjuntos mds vastos perdiendo to- tal o parcialmente sus significaciones antiguas en beneficio de otras nuevas”. Por otra parte, las “formas de recepcién” son “estructy- vas discursivas ® englobantes, capaces de asumir las microestructu- 264 invencién ras lamadas motives, microestructuras que constituyen estereotipos merecedores de un estudio tipolégico (Gremaas, 1982 (1979)). Para la citada Julia Kristeva, un texto “constituye una per- mutacién de textos, una intertextualidad: en el espacio de un texto se cruzan y se neutralizan miltiples enunciados *, tomados de otros textos”, Para M. Arrrvé, el intertexto es el “lugar donde se manifiesta —y se capta— el contenido de la connotacién * al ser identificados en el texto, durante el andlisis * semidtico, los contenidos conno- tados”. Lo que significa que un elemento intertextual siempre es connotativo, Al ser tomado del texto original se descontextualiza; al entrar en el nuevo texto se recontextualiza y se transforma, agrega a su significado * literal un significado que proviene de su procedencia, por Jo que crea un efecto de novedad aunque, por otra parte, al ser absorbido por el nuevo contexto*, sufre una transformacién, ya no es el mismo. (V. también TEXTO®.) El in- tertexto puede aparecer bajo diversas formas, ademas de la “cita”, por ejemplo como “alusién *”, “pastiche *”, “imitacién”, “paro- dia *”, etc. Kisépr Varca habla, ademas, de “contratexto": texto derivado de otro texte anterior al que en algun aspecto cuestiona © pone en crisis, ya sea en forma parddica, ya sea modificando o sustituyendo algunos de sus elementos estructurales. INTERTEXTUALIDAD. V. TEXTO € INTERTEXTO. INTERVERSION. V. METATESIS, INTRADIEGETICO. V. narRavor. INTRATEXTO, V, ExrRaTEXTO, INTRIGA. V. FABULA, TEMPORALIDAD y MOTIVO. INVARIANTE. V. FuncION EN GLOSEMATICA. INVENCION Es el nombre de una figura que consiste en utilizar una ex- presién totalmente creada por el escritor y carente, en sf misma, de significado *. Este debe ser inferido a partir del contexto *: El traje que vestt mafiana no lo ha lavado mi lavandera: Jo Javaba en sus venas otilinas, en el chorro de su corazén... dice en Trilce Vatteyo. Su invencién podria tener relacién con otilar que en Aragon significa “aullar el lobo”, o con ofis, género de ciertas aves zancudas, 0 con ot, raiz griega de 1a que se derivan voces cuyo significado se vincula con el ofdo. Pero en realidad no 265 “inventio” - existe en espafiol, como tampoco existe Trilce, el nombre dei libro. Es pues un caso de neologismo * total, una metdbola® de la clase de los metaplasmos ® porque afecta a la forma® de las pala- bras *, ya que se produce por supresién-adicién total (cuando es parcial, se trata del neologismo propiamente dicho), pues se sus- tituye una palabra por otra que carece de significacién * si se saca de su contexte. La invencién asume una funcién significativa en el texto *, de- bido a que se ve beneficiada por la redundancia* propia del lenguaje, y porque la necesidad de coherencia asi lo exige: Majiana esotro dfa, alguna vez hallaria para el hifaito poder, entrada eternal. dice el mismo VALLEJO. “INVENTIO” (o “curesis”, o invencién y persuasién *, prueba, lugar, “topoi”, “locus”, lugar comtn, lugar propio, “quaestio”, premisa, silogismo, entimema, epiquerema, sorites, dilema), En Ja tradicién grecolatina, primera de las partes de la retd- rica*, que corresponde a la primera fase preparatoria del dis- curso * oratorio: Ia concepcién de su contenido *, que abarca la seleccién de los argumentos* y las ideas sobre las que después habra de implantarse un orden considerado por otra de las partes de la retérica: la “dispositio” (disposicién) . Los argumentos y las ideas funcionan como instrumentos intelectuales (que convencen) © como instrumentos afectivos (que conmueven) para lograr la persuasién * mediante un alto grado de credibilidad. La “inventio” no pertenece pues a la creacién sino a la preparacién del proceso discursive, pues consiste en Jocalizar en los compartimientos de la memoria ® (“loci”) los temas *, asuntos, pensamientos, nociones generales alli clasificados y almacenados mediante constantes ejer- cicios. Establecida por Cérax, la “inventio” fue reglamentada por el genio sistematizador de Antsr6rELEs bajo et influjo de la idea platénica de que los conceptos son innatos en el hombre. La materia de la “inventio” es lo que hoy Mamamos contenido. En la “inventio” se procuran orientaciones acerca de cémo buscar las ideas generales que se han de esgrimir como argumentos y que, una vez hallados, la “dispositio” (segunda fase preparatoria del discurso) ha de organizar distribuyéndolos en compartimien- tos estructurales (exordio*, narracién *, argumentacidn *, refuta- cidn * y epilogo). En general, se ha considerado que la invencién consta de tres 266 “nventio” elementos (pruchas, costumbres y pasiones) que apuntan a la_per- suasién porque constituyen wn Vamado a la raz6n, a tener con- fianza en el orador y a abandonarse a la emocién vehemente. La razon aparece instaurada en el texta * en el discurso mismo; Ta confianza en el orador se funda en su virtud, en sus buenas costumbres, pues la elocuencia del emisor * se ve fortalecida por la élocuencia del buen ejemplo que da como miembro de la so- ciedad. La pasién que el orador suscita en sus oyentes corresponde al otro extremo del circuito de comunicacién * (emisor-receptor *) y se relaciona con las circunstancias del caso y con el cardcter del auditorio (edad, condicién social, religién, etc.) . La primera parte de Ja invencién trata de las pruebas que son los mas importantes medios de persuasién; es decir, establece las razones en que se fundard la comprobacién 0 argumentacién (en la “dispositio” *). Cada prueba es una razén. El conjunto de las pruebas es el esqueleto de Ja argumentacién. Argumentar es utili- zar un conocimiento para establecer otro conocimiento. Hay pruebas naturales, dadas en la realidad (contratos, testi- monios, leyes, etc), y pruebas artificiales, inventadas, Hamadas también topo o lugares (“loci”, porque segdn ARISTOTELES para recordar algo basta recordar cl Iugar que ocupa), que son formas abstractas de la légica, vacias de contenido, que, al ser utilizadas por la retdrica en la concreta situacién del discurso, se Henan con argumentos concretos ya no rigurosos (como en la légica); ¢s decir, son los “topica”, el cédigo * de tales formas, son los compar- timientos 0 lugares o zonas de la memoria en que se reparten los pensamientos evocados (como los “topoi” literarios: “locus amoe- nus”, “beatus ille”, “carpe diem”, etc.) mediante estrategias tales como por cjemplo el método también Namado “topica” por Axis ‘TOTELES, que consiste en la formulacién de preguntas: Quis? (zquién?), quid? (gqué?), ubi? (gdénde?), quibus auxi- lius?’ (gcon ayuda de quiénes?), cur? (por qué?), quomodo? (gde qué modo?), quando? (gcudndo?} . Se consideré en la antigiedad que existen “lugares comunes” a Jos tres géneros del discurso oratorio, y “lugares propios” de cada genero*. En general, los lugares constituyen categorias de la argu- mentacién, relacionadas no sdlo con la retérica sino también, y sobre todo, con la légica. Hay lugares que se derivan de la etimologia y dan lugar a razonamientos a partir del parentesco entre las palabras * de la mis- ma familia. Lugares que se derivan de la ldgica y son los térmi- Nos universales: género, especie, diferencia, definicién, accidente, divisién, contrario, circunstancias. 267 “jnvéntio” Por ejemplo: la definicién * es el lugar mds perfecto porque ago- ta la materia al decir todo Jo que una cosa es, La definicién caracteriza al objeto por sus atributos generales esenciales, es decir, comunes con otros objetos (género o especie), o bien por los exclusives (diferencia). La definicidn inexacta es la descripcién *, que caracteriza por accidentes o detalles. La divisién es una operacién analitica que identifica las par- tes de un todo y las distribuye en partes del discurso. En cuanto a la causa, puede ser eficiente (gencradora, como un escritor lo ¢s de su libro); material (a conformadora, como la madera lo es de la mesa); formal (acto, principio o propiedad que junto con la materia conforma las cosas y las singulariza, como lo hace la historicided respecto al ser humano); final (con finalidad, como Ia de fabricar una mesa, que es la de darle luego cierto empleo). El lugar llamado efecto consiste en hallar el efecto de una causa, que sea util en el discurso, La comparacion * se establece, tanto a partir de la semejanza como de la diferencia, y comporta grados: “tanto como” (igualdad), “mds que" (superio- yidad), “menos que” (inferioridad). El lugar de lo contrario con- siste en desarrollar un razonamiento tendiente a destruir un argu- mento mediante otro, y destruirlo demostrando que repugna al otro de tal manera que no pueden subsistir juntos. El jugar de las cireunstancias retine “adiuncta” (lo contiguo o simultdneo) , “ante- cedentia” (le anterior o precedente) y “consequentia” (la secuela o efecto), y se sirve de las preguntas antes mencionadas (quis, quid, ubi, etc). Los lugares propios son unidades més vastas 0 amplias que los Tugares comunes y pueden abarcar a éstos, Los lugares propios son aquellos particulares de un discursa, segdn haya sido conce- bido dentro de uno wu otro género; €s decir, son propios del género. Los lugares propios del géncro demostrativo (V. RETORICA® y MEMORIA *} son de elogio y vituperio, con repertorios de lo que es encomiable o censurable, y de los modos y pretextos posibles de alabanza y condena. La oracién fanebre y la oda son los géne- ros propios para enaltecer, y la sétira —género considerado por cllo inferior a los mencionados~ es el mds adecuado para el vilipendio. Los lugares propios de los géneros judicial y deliberative son la “quaestio” y el razonamiento. La “quaestio” es el sefialamiento del estado que guarda, en un momento dado del litigio o la dis- cusién publica, el asunto de que se trata, y se realiza revisando tanto las pruebas de Ia parte como las de Ja contraparte para deducir, por eliminacién de los puntos en que hay acuerdo entre 268 “inventio” las partes, Jos puntos en que hay desacuerdo, Pueden deducirse diversos tipos de “estado del asunto”: a) un estado que corres ponda a una conjetura (la parte afirma, la contraparte niega) (a este estado sucede necesariamente el lugar comin de la definictén de la “quacstio”). b) Un estado que corresponda a una cualidad que desvirttie Ia acusacién (la contraparte admite Ja acusacién pero la utiliza como argumento exculpatorio: “es verdad, la acu- sada mat, pero lo hizo para salvar a su hija de un monstruo”; este estado de la “quaestio” exige el lugar comtin de las circuns- tancias). c) Un estado que corresponda a un dictamen definitive (um contrato esté viciado, el juez debe decidir si se anula o se refrenda) . El estado de Ia “quaestio” 0 asunto se establece en tres etapas: una amada razén (motivo aducido por cl defensor 0 el acusado para justificarse); una Iamada apoyo (impugnacién del motivo efectuada por la contraparte) y otra denominada juicio (opinién que resulta de la justificacién y la impugnacién) . Dentro de la amplia categoria de los lugares propios de cada género, tienen un sitio muy importante las distintas formas gue puede adoptar el razonamiento, a partir de las pruebas y de los argumentos a los que lucgo 1a “dispositia” ha de procurar su of- ganiracién retérica en Ja parte Hamada “argumeniatio”. En la retérica, 10 mismo que en la idgica, todo razonamiento debe poder ser reducido a silogismo, es decir, debe poder ser ex- presado en tres proposiciones bésicas o premisas (la mayor, Ia menor y la conclusién), la ultima de jas cuales se deduce nece- sariamente de Jas dos anteriores (todos los hombres son mortales, Juan es hombre, Juan es mortal). La retérica prefiere el empleo de ciertas variantes del silogis- mo, menos perfectas porque contienen menor o mayor mimero de premisas, pero més impactantes, de mayor efecto que el silo- gismo que es mis cientifico y més escolar. La retérica, pues, favorece el uso del silogismo imperfecto o incompleto Hamado entinema, construccién causal en que se omite la expresién © pero no el contenido * de una o dos premisas con el objeto de hacer mds vivo y répido el ritmo * del discurso, y tam- bién para halagar la vanidad del receptor * apelando en alguna medida a su inteligencia para que él dedusca Io suprimido. Ge- neralmente consta de dos proposiciones: antecedente y consecuen- cia, pues se suprime Ja premisa mayor: “Todo hombre es mortal, luego Pedro es mortal”, se sobreentiende “Pedro es hombre", Pue- de ocurrir que la premisa omitida sea falsa: en todo caso, suele producir rapider y/o dificultar la comprensién debido a que esti incompleta la forma ¢ implicito el contenido. 269 “invertio”-- ‘También prefiere Ia retérica otros argumentos 0 silogismos imperfectos Hamados complejos, que contienen mas de wres premi- sas. Hay tres variantes: el epiquerema, el sorites y el dilema. En el epiquerema una‘o varias de las premisas van reforzadas por la prueba, que amplla la simple expresién silogistica. La prue- ba resulta necesaria debido a que dichas premisas aparecen como dudosas, Precisamente se opone al entimema que suprime las pre- misas evidentes, porque refuerza Jas dudosas. El cpiquerema evita el encadenamiento de silogismos y hace mds florido el razona- miento. Para ARISTOTELES el epiquerema cs un “razonamiento dia- léctico” que artificiosamente esconde alguna premisa de la argu- mentacién 0 Jas expone imperfectamente. En la légica moderna, epiquerema es un prosilogismo cuyas premisas se han expresado en forma incompleta. (Un prosilogismo es un silogismo cuya con- clusién es tomada como premisa por otro silogismo que por elio se denomina episilogismo,) En el sorites muchas premisas o proposiciones se concatenan de modo que el predicado de la antecedente funcione como sujeto en_la subsecuente, hasta que en Ja conclusién se vinculan asi la primera con Ja ultima. La naturaleza antitética de los componentes del dilema evita que éste se expanda tanto como los anteriores. El dilema consta de dos proposiciones contrarias disyuntivamente, y, tanto si se niega como si se acepta cualquiera de fas dos, se tiene éxito en la demostracién. Es decir, se plantea la proposicién como un todo dividido en partes antitéticas de cada una de las cuales se nicga o se afirma, para concluir, acerca del todo, Jo que se haya concluido acerca de cada parte. El dilema retérico es ligeramente diferente del ldgico, se usa para presionar al adversario a elegir entre tér- mines antitéticos, yz que cualquiera que sea su eleccién ser erté- nea, y ello le Nevard 2 hacer mala figura ante el publico. La argumentacién en el discurso oratorio y en la literatura, se desarrolla a base de la expansién del silogismo estricto de la légi- ca en sus variantes, los mencionados silogismos imperfectos. El discurso se construye (en la “dispositio”) encadenando silogismos sucesiva o alternativamente. As{, las razones halladas en la etapa de la “inventio” se convierten en entimemas, sorites, etc.; las ra- zones més débiles, que requieran ser apoyadas por pruebas, se convertiran en epiqueremas, etc. Este tratamiento aplicado a los razonamientos, segiin unos autores forma parte de la “dispositio”; segiin otros, constituye un paso intermedio entre la “inventio” y la “dispositio”. “INVERSIO". V. HIPERBATON. 270 ironia IRONTA (o antifrasis, asteismo, carientismo, cleuasmo, epicertomesis, prospoiesis, diasirmo, sarcasmo, “hipécrisis”, mimesis *, micterismo, meiosis, simulacién, disimulacién, “illusio”, exutenismo, “scomma”, caricatura, antimetatesis, irrisién, hipocorismo). Figura * de pensamiento porque afecta a la légica ordinaria de la expresién. Consiste en oponer, para burlarse, el significado ® a la forma * de las palabras * en oraciones *, declarando una idea de tal modo que, por el tono, se pueda comprender otra, contraria. Cuando lo que se invierte es el sentido de palabras préximas, la ironia es un tropo® de diccién (un metasemema*) y no de pen- samiento (metalogismo *); a este tipo de conversién semantica 0 contraste implicito han Wamado algunos antifrasis sobre todo cuan- do alude a cualidades opuestas a las que un objeto posec (y al explicito, oximoron *). Se trata del empleo de una frase * en un sentido opuesto al que posee ordinariamente, y alguna sefial de ad- vertencia en e} contexto * lingiifstico préximo, revela su existencia y permite interpretar su verdadero sentido *: Y vi algunos poblando sus calvas con cabellos que eran suyos slo porque los hablan comprado. o bien: Honrar padre y madre, siempre les quité el sombrero. En esta oracién significa simultaneamente: siempre me he qui- tado el sombrero, respetuosamente, ante ellos, y siempre los he despojedo, pues quien asi habla es un avaro. O bien: .+- por guardar esto [el mandamiento que ordena no matar] no comia, por ser matar la hambre comer. donde lo que evita no es matar sino gastar en comer. En los tres ejemplos de QuEveno la ironfa se combina con dilo- gla* porque las expresiones “eran suyos”, “les quite” y “matar”, tienen simulténeamente dos acepciones. La ironfa como figura de pensamiento es una antifrasis con- tinuada. ‘ Para Ios autores de la Rhétorique générale, la antifrasis se relaciona con el oximoron* y con la paradoja*, y es un metalo- gismo® (ya no un metasemema) que se produce por supresién- adicién negativa como la paradoja: Decir: iBonita, respuesta! ante una majaderfa, atribuyendo a una expresién cualidades opues- tas a las que posee. 271 ironft . . Siempre Ja ironfa es interpretada en su verdadero sentido gra- cias a algun grado de evidencia significativa que se halla en el contexto discursive préximo si la ironia es metasemema, y merced a un contexto mayor que esté en la realidad det referente *, ya sea que se halle en otros textos o que sea extralingilistico, situacio- nal, En todos los casos suele intervenir la pronunciacién o la entonacién * para marcar la existencia de la ironia: Si decimos de una pocilga: “{Vaya que est4 limpia esta habi- tacién!” Cuando lo que se infiere cs una siluacién opuesta a la real, Ja ironia se Mama anticatdstasis. En una escena costumbrista de La linterna médgica, José Toms de Cvéttar hace que Pio Cenizo, el novio de una de las nifias de clase media pobre que se prueban canastas y otros objetos debajo de la enagua a guisa de cicrtos “polisones” de moda que no pueden adquirir, entre a la habita- cidn sin dar tiempo a que ellas oculten cl inocente subterfugio, y comi¢nce a mal interpretar la situacién: Apenas salud6, noté que alli pasaba algo extraordinario. Tsaura estaba palida, Rebeca muda, Natalia temblando y la sefiora turbada. —2Qué ha sucedido? —exclamé Plo— ,Alguna_desgracia? Nadie podfa contestar, y Pio paseaba sus miradas por todas partes. —2Se ha ido algtin pajaro? —pregunté viendo Ia jaula. ~Si, mi canario —dijo Natalia encontrando una salida. ~1Qué listima! —dijo Plo~ ;¥ cantaba? —Era un primor... etcétera. El nombre de disimulacién 0 disimulo (dissimulatio) le viene a Iq ironfa de que, al sustituir el emisor* un pensamienté por otro, oculta su verdadera opinion para que ef receptor * la adi- vine, por lo que juega durante un momento con el desconcierto © el malentendido, y el grado de evidencia semintica que permite fa interpretacién es menor porque se propone desenmascarar al adversario. El nombre de simulacién o “‘illusio” se adjudica a la jronia cuando lo que se disfraza es la opinién del contrario, generalmente mediante una fingida conformidad con él, con lo que més pronto se alcanza la comprensién deseada pues ef grado de evidencia semantica es mayor: hay algunos varones, ejemplares y magndnimos, que suelen decir a la que va a ser su esposa: “Yo te perdono porque amaste mucho.” Esto es de consecuencias desastrosas. Procuren ustedes, caballetos, que sus futuras Aayan amado lo menos posible. Nuestro maestro Victor Hugo dijo: “No maldigdis a la mujer que cae, pero no dijo que nos casdramos con ella.” MANUEL GuTiéRneZ NAJERA 272 ironia En este ejemplo los adjetivos (“ejemplares y magnénimos%) im plican disimulacién porque sustituyen el verdadero pensamiento del emisor (de que tales maridos son badulaques, que es 10 que en realidad desea decirles con el conjunto de las ironias). Intro- duce Ja cita de Victor Huco, en cambio, fingiendo conformidad con ella para, al final, contradecirla, Se trata de la simulacién (simulatio) . Esta a veces, segiin LAUSBERG, consiste en que el per- verso finja bondad con algiin propésito como el de salvarse, por ejemplo, o en que el virtuoso finja perversidad para sobrevivir mientras se libera de la sociedad de los malvados, 0 en desenmas carar al que finge (hipdcrisis) . EI carientismo o “scomma” es \a ivonia por disimulacién, inge- niosa y delicada, de modo que no parece de burla sino en serio: ..-quiero daros las gracias por la paciencia con que os habéis dig- nado escucharme, ejercitando asf, en este tiempo santo (Cuasesina) , una de las virtudes que mds recomienda yo a las casadas que me oyen, y que mas necesito en esta vida, no obstante que la tengo, y sublimada, en mi nombre, 0 mal nombre, periodistico (Duque Job). ManueL Gutiérrez NAJERA El asicismo (y también el anterior cavientisma) sucle ser Ja forma de la ironia preferida para el chiste: Gutiterez NAJERA cita a un joven poeta, autor de ciertos versos cuya dedicatoria es como sigue: “A la prematura muerte de wi abuelita a la edad de noventa aiios.” El asteismo es pues una fina ironia con aparente cardcter de re- presién o reproche pero que, en realidad, constituye mas bien un elogio ingenioso; es parecida al Aipocorisma, burla amable que con ternura atentia algo reprobable (Mower), que finge ser un regafio y es una caricia verbal (;Mi bandidot) . Muchos autores han descrito una especie de iron{fa metasemé- mica que consiste en utilizar, en el didlogo *, las palabras del inter- locutor * de modo que el lector 0 el publico entiendan lo contrario debido a que, en el sentido que aquél les da, resultan inverosi- miles. Se trata de la antimetdtesis: A-Yo asisti al Coloquio. B—(En tono irénico} Sil Tu asististe. Gracias a ti estamos in- formados. dando a entender que no sirvié para nada su asistencia. La sefial de que se trata de itonia est4 en el contexto*, pero se ve reforzada por otras seftales que corresponden a la “pronun- Watio™ *, 273 ironia . . La antimetdtesis consiste también en la utilizacién burlona de una, expresién del contrincante: =Tuve que ir a regar mi milpa, no ha Ilovido. Hombre—Milpa... Seis pinches matitas entecas. CARBSLLIDO El micterismo es la burla, guasa, o irrist “Coro D”.—Al autor le encanta la cultura (risitas y codazos de los de- mds), y quiso citar eso para que ustedes imaginen todo io que no veran: fos, pueblos, calles, grandes salones. Dice el “Coro D” burlandose del “Coro E” que ha citado ver- sos de SHAKESPEARE. El cleuasmo o epicertomesis o prospoiesis consiste en atribuir irénicamente, como burla o mofa, a alguno nuestras cualidades, 0 @ nosotros mismos sus defectos. Si no hay ironia en el cleuasmo, se trata ya de la asociacién ® (Henri Monier hace también sind- nimo de cleuasmo el astefsmo): José Juan Tawapa, en una dcida sdtira politica contra Madero, encaminada a desprestigiarlo al iniciar éste su campafia presidencial, le hace decir a él mismo en una autodescripcién: Mis paisanos merecen un pesebre pues acémilas son... Yo muy ladino Jes doy gato por liebre. ¥ Palo de Campeche en ver de vino... Oh pueblo mexicano majadero que me traes décilmente tu dinero, ‘Mi carcajada tu inocencia arranca, te doy palo... y te pones una tranca vendida por Maderot En ella se le caractetiza como falso (ladino) y deshonesto adul- terador del vino (con Palo de Campeche) cuya industria era el asiento de su fortuna. A veces se describe ef “diasirmo” (palabra que en griego sig- nifica silbido) como aquella ironfa en que interviene un ingenio picante y que constituye una chanza pesada: en esa misma “tragi- comedia zoolégico-politica”, como la Hama TAntapa, la vaca y el perico, seguidores de Madero, dialogan entre si comentando los parlamentos del candidato: La vaca (Ingenua) gPero por qué se palpa ef posterior, Madero, en tanto que apostrofa sus caras ilusiones? (la ilusién de sentarse en la Silla Presidencial) . Chantecler Madero (Repitiendo el gesto cabalistioo) iPuedo sentarme en ellal Tengo con qué. ;Lo sientot 274 ironia El perico . 1Es porque asi demuestra que tiene fundamento, un fundamento sélido para sus ambiciones! Otras veces se le describe como una aproximacién subrepticia al absurdo, en la que primero se finge seriedad. Se lama sarcasmo el escarnic, la ironia cuando Ilega a ser crvel, brutal, insultante y abusiva, en el sentido de que se aplica a una persona indefensa o digna de piedad: Ia ironfa Hega al sar- casmo por ambas razones, por insultante y porque la victima, ausente, no puede defenderse, en muchos momentos de la misma obra teatral de Tasapa. Por ejemplo, uno de sus seguidores dice luego de ofrlo hablar: El Perico {Qué megalémano insulto! 1Cree ser el Sol en el Ciclot 1Que Vazquez le tome el pulso, mientras yo le tomo el pelot Un ejemplo mas cruel de ironia sarcdstica es el de Ja crucifixién relatada por SAN MATEO: Los que pasaban le injuriaban (a Cristo), moviendo Ja cabeza y diciendo: “Ta que destrufas el templo y lo reedificabas en tres dias, silvate ahora a ti mismo; si eres hijo de Dios, baja de esa cruz.” E igualmente los principes de los sacerdotes, con los escribas y an- cianos, se burlaban y decian: “Salvé a otros y a S{ mismo no puede salyarse. Si es el rey de Israel, que baje ahora de Ja cruz y creeremos en El, Ha puesto sv confianza en Dios; que El le libre ahora, si es que le quiere, puesto que ha dicho: ‘Soy el hijo de Dios.'” Asimismo los bandidos que con El estaban crucificados, le ul- trajaban. La ironfa es mimesis si consiste en remedar burlonamente el aspecto, el discurso *, la vor y/o los gestos de alguien: en et Entre- més de los dos rufianes, de GonzAtez pe ESLavA, uno busca a otro para vengarse de un bofetén. El perseguido lo ve venir y se finge ahorcado, El vengador se envalentona al ver que no corre peligro y describe todas las heridas y muertes que le daria si ain estu- viera vivo. El fingido muerto Ie tiene el brazo cada vez que el movimiento es demasiado vivo y peligroso. Cuando el agraviado acaba de desahogarse diciendo: EI hizo como avisado, porque lo hubiera pringado o hecho cien mil afiicos y quebrado los hocicos, si no se hubiera ahorcado. 275 ironia el otro se desata y, remedando Ios gestos y el discurso de su con- trincante, al no haber riesgo, bravuconea a su vez diciendo todas las heridas y formas de muerte que él le hubiera infligido a su rival, de no haber estado ya ahorcado en cl momento oportuno. Dice versos como éstos: gfste dicen que es valiente Yanda conmigo en consejas? Si estuviera agui presente Je cortara las orejas y las clavata en su frente. ¥ as{ quedara afrentado, de todos vituperado, y después de esto hicicra que en viernes se las comicra, si no estuviera ahorcado. La exageracién burlona de {os rasgos de un personaje es Ia cavicatura. La ironia es meiosis cuando se aproxima a Ja litote * debido a su exagerada modestia, que tiende a producir la impresién de que algo es mas teducido o menos importante de como es en realidad: Encinas, el criado “filésofo” en Ganar amigos de Ruiz pe ALARCON, comenta asi él éxito amoroso de don Diego, que éste relata ponderdndolo: El bocado fue costoso mas paciencia, y al reparo: que Adin lo comié més caro y a la fe menos gustoso. dando a entender asi que la aventura resulté cara y, para conso- Jarse, es menester compararla ya que todo es relativo, es decir, no resulté tan costosa para él como para Addn que por una seme- jante perdié el paraiso. Estos distintos matices de Ja ironia corresponden a grados de energia de la misma. La autoironia ofrece una impresion paradéjica, ya que parece orientada a causar el propio dafio por lo que sélo se cmplea cuando se tiene asegurado el éxito de la propia opinién. Los demds nombres, aqui citados, de la ironia, se han em- pleado como sinénimos en latin o en griego. De esta lengua pro- cede también “ironia”, término que se hizo ms popular en varias lenguas indoeuropeas. Se trata pucs de una metdbola* de la clase de los metalogismos porque altera la Idgica del discurso. Se produce por supresién-edi- cién (sustitucién *) negativa ya que se reemplaza (merced a la 276 ironia lectura de otros semas* que aparecen en el contexto) cl -signifi- cado* de un significante * por otro significado. Sin embargo, la variedad de la ironia que ofrece una forma breve porque invo- lucra palabras o expresiones breves y se recupera en un contexto préximo, cs un metasemema, es decir, uno de los tradicionales tropos de diceién: La “flapper” y ef atleta piernas dieran —milagros de oro y plata— sila dara ternura de esta virgen los baiiara al Hegar a la cama o Ja meta. Renato Lepue La ironia de pensamiento es una forma de ja “sermocinatio” * cuando se finge tomaria de la opinién del adversario, para carac terizarlo poniendo en evidencia Ja falta de sentido de su criterio. En este caso tiene su lugar, dentro de la retérica * cldsica del curso oratorio, en la parte de la oracién forense * Hamada refuta- cién*, pues uno de los medios para impugnar consiste en reprodu- cir el punto de vista del adversario poniendo el énfasis* en sus errores @ puntos débiles. En e] género* deliberative *, la ironia suele vincularse a la permision * 0 epitrope, al fingir que se deja en libertad ai desti- natario* pata obrar contra el consejo del emisor, mismo que acaba por prevalecer con daiio para el desobediente. En el génera demostrativo * el elogio, combinado con ironia, se entiende como vituperio o como paradoja *; en un extenso poema irénico, Renato Leuc parece elogiar el tiempo pasado, de su ju- yentud, que evoca con una mezcla de burla y ternura: Arte de ver las cosas al soslayo, cantar de madrugada como el gallo, vivir en el invierno como en mayo y errar desenfadado y al garete bajo este augurio; jLo que usted promete...! Y en la rafda indumentaria un siete. El siguiente ejemplo de Sor Juana resulta, en cambio, para- déjico: Dijo un discreto que no es necio entero el que no sabe latin; pero el que lo sabe est calificado. Y afiado yo que lo perfecciona (si es perfeccién Ia necedad) el haber estudiado un poco de filo- soffa y teologia, y el tener 2lguna noticia de lenguas, que con eso es necio en muchas ciencias y lenguas: porque wn necio grande no cabe en sélo Ia lengua materna, La ironfa dramdtica se infiere de las acciones de los protago- nistas que son opuestas a la cordura, o que son contrarias a lo 277

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