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Perspectivas del Movimiento Cristiano Mundial (Libros electronicos combinados volumenes 1 y 2)
Perspectivas del Movimiento Cristiano Mundial (Libros electronicos combinados volumenes 1 y 2)
Perspectivas del Movimiento Cristiano Mundial (Libros electronicos combinados volumenes 1 y 2)
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Perspectivas del Movimiento Cristiano Mundial (Libros electronicos combinados volumenes 1 y 2)

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Esta versión digital incluye los Libros 1 & 2

Perspectivas del Movimiento Cristiano Mundial presenta una colección multifacética de lecturas que exploran las dimensiones bíblicas, históricas, culturales y estratégicas de la evangelización mundial.

Los escritos de más de 150 académicos y misioneros de campo (más de 60 de ellos nuevos en esta edición) retratan la historia y anticipan el potencial del movimiento cristiano mundial. Cada uno de las 170 lecturas y los artículos del recuadro ofrecen sabiduría práctica que permite a los cristianos trabajar unidos en una intrépida esperanza bíblica para terminar la tarea que traerá como resultado que Cristo sea reconocido y seguido en cada etnia de la tierra.

LanguageEspañol
Release dateJun 1, 2013
ISBN9781645082699
Perspectivas del Movimiento Cristiano Mundial (Libros electronicos combinados volumenes 1 y 2)
Author

Ralph D. Winter

Ralph D. Winter (December 8, 1924 – May 20, 2009) was an American missiologist and missionary who helped pioneer Theological Education by Extension, raised the debate about the role of the church and mission structures and became well known as the advocate for pioneer outreach among unreached people groups. He was the founder of the U.S. Center for World Mission (USCWM), William Carey International University, and the International Society for Frontier Missiology.

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    Perspectivas del Movimiento Cristiano Mundial (Libros electronicos combinados volumenes 1 y 2) - Ralph D. Winter

    1

    El Dios viviente es un Dios de propósito global

    propósito

    Fuimos creados para vivir con un propósito. Dios mismo vive con un propósito. La manera de vivir con un significado es dedicarse al propósito que va más allá de su propia vida.

    Estudiar esta lección le ayudará a:

    •Explicar cómo el pacto de Abraham con Dios revela el propósito de Dios para cada pueblo.

    •Explicar cómo las promesas de Dios son parte importante de nuestro mandato para la misión.

    •Describir cómo Dios ha cumplido o cumplirá su promesa a Abraham progresivamente a través de la historia: primero en la vida de Abraham y sus descendientes, luego por medio de Cristo y sus seguidores, y, por último, durante la venida de Cristo al final de los tiempos.

    •Explicar por qué la esperanza y responsabilidad del pacto con Abraham han sido heredadas por todos los que se han unido a Cristo por fe.

    •Explicar cómo la bendición prometida a las naciones se cumple primordialmente por medio de la provisión e invitación a ser parte de la familia de Dios en Cristo.

    •Explicar cómo la bendición prometida también podría significar que el pueblo de Dios será usado para traer bondad palpable y transformación de la sociedad entre las naciones.

    •Describir el propósito de la misión de Dios que se despliega en tres direcciones: hacia Dios, en favor de todas las naciones y en contra de los poderes satánicos de maldad.

    •Describir cómo el mandato más motivante para las misiones se encuentra en toda la historia de la Biblia.

    Dios tiene un propósito global. Él ha puesto en nuestro corazón el deseo de ser amigos de un gran Dios y, de alguna manera, llegar a ser sus colaboradores, y vivir una vida con un propósito que nos trascienda y nos dé dignidad. En realidad queremos servir a Dios con la visión más grande posible. ¿Qué nos lo impide? A pesar de saber bien que no debemos tratar a Dios como si fuera nuestro solucionador personal de problemas, siempre es normal considerarlo desde nuestro punto de vista, como si él estuviera a nuestra disposición para ayudarnos cuando enfrentamos circunstancias difíciles.

    Nuestro problema podría ser tener una visión disminuida. No podemos dedicarnos a algo que no podemos imaginar. Nuestra visión está limitada por el horizonte de nuestras propias preocupaciones y cultura. Pero hay un mejor destino —un propósito más amplio. Podemos apropiarnos de él al conocer y seguir a Dios hacia una visión que se extiende más allá de nosotros mismos.

    En esta lección empezaremos un viaje para descubrir lo que Dios ha revelado acerca de su propósito por medio de la narración de la Biblia. Sus propósitos tienen más sentido cuando vemos de principio a fin el período de tiempo de la historia bíblica. Caminar con Dios por las historias narradas en las Escrituras nos impulsará a encontrar el significado central del resto de la historia.

    Entre más avanza la historia, mejor se ve a Dios, porque todo está pasando como él lo prometió. Él es un Dios de un gran propósito, y porque hay una misión que él se ha propuesto cumplir, nuestro Dios es un Dios de propósito global.

    I. La promesa de Dios revela su propósito

    Dios pudo haber revelado su propósito en la forma de un mandato directo acerca de lo que él quiere ver hecho. En vez de eso, Dios eligió revelar su propósito en forma de una promesa, que es tanto personal como inmensamente global: bendecir a todas las familias de la tierra.

    A. La promesa de Dios. Un mandato es mejor que una simple orden. Al inicio, Dios extendió su mandato en la forma de una promesa, en vez de dar un mandato categórico directo. Esta promesa subraya lo que Dios haría, más que lo que Abraham debía intentar. En vez de ordenarle a Abraham hacer el trabajo con directrices delineadas, Dios enfatizó el resultado que él quería ver entre las naciones de la tierra. Cuando consideramos cómo millones de personas han sido parte del cumplimiento de esta promesa, pensamos, ¿qué mejor manera pudo haber usado Dios para manifestar su propósito a la familia de la fe, que con el tiempo trabajaría con él por miles de años?

    B. El cumplimiento progresivo de la promesa de Dios. Dios revela sus intenciones con mayor claridad durante cada etapa del cumplimiento de su promesa, siendo cada una un cumplimiento cada vez más grande. John Stott describe un cumplimiento triple. Primero, se cumplió de manera parcial en el día de Abraham y durante el período del Antiguo Testamento. Segundo, fue representado de manera completa en la vida de Jesús. Por último, la promesa será perfectamente cumplida al final de los tiempos. Aun ahora es cumplida mientras Cristo edifica su iglesia.

    C. La promesa de Dios revela un Dios de propósito global. Por medio de su promesa y su cumplimiento, podemos ver al Dios viviente como el Dios de la historia, el Dios del pacto y el Dios de propósito global.

    Lea Stott, «El Dios viviente es un Dios de propósito global». (todo)

    El SEÑOR le dijo a Abram:

    «Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre,

    y vete a la tierra que te mostraré.

    Haré de ti una nación grande, y te bendeciré;

    haré famoso tu nombre, y serás una bendición.

    Bendeciré a los que te bendigan

    y maldeciré a los que te maldigan;

    ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!».

    —Génesis 12:1-3

    Lea Génesis 12:1-3 cuidadosamente. Haga un círculo alrededor de las distintas expresiones que aludan al propósito o cumplimiento después de la vida de Abraham. Subraye los mandatos. Subraye dos veces las distintas partes que explícitamente hablen de la promesa a Abraham.

    Describa algunos de los detalles del triple cumplimiento de la promesa de Dios de bendecir a las naciones.

    Cumplimiento progresivo de la promesa de Dios

    II. El pueblo de Dios creado para participar en su propósito

    Aunque la promesa enfatiza que Dios mismo haría algo maravilloso entre las naciones, Abraham y sus descendientes no debían ser espectadores pasivos. Walter Kaiser muestra el llamado misionero de Israel en la Escritura.

    A. Comunicadores activos de la bendición, no pasivo. Las declaraciones de la bendición prometida están claramente vinculadas con un propósito «y serás una bendición» y «¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!» (Gn 12:2, 3). El propósito explícito de Dios al escoger a Abraham, fue que él y su familia jugaran el papel clave en su propósito global.

    B. Verdadero significado. En contraste con el pueblo de Babel, que quería «hacerse famoso» por ellos mismos (Gn 11:4), Dios le aseguró a Abraham que haría famoso su nombre. El más alto sentido de propósito en la vida no está en la seguridad y prestigio. Igual que Abraham, el sentido de propósito se encuentra en ser de bendición a las naciones. Somos bendecidos para ser de bendición. Más que un deber, es nuestro destino.

    Lea Kaiser, «El llamado misionero de Israel». pp. 2.1-2.4a

    C. Participar con Dios como su sacerdocio. El pacto de Dios en el Sinaí revela su propósito para su pueblo. Éste no es un versículo aislado de la Biblia. El éxodo y el pacto celebrado en Sinaí conforman el evento más significativo en la historia de Israel. El pueblo de Dios fue constituido con un propósito. Pedro aclara que las intenciones de Dios continúan siendo las mismas en el Nuevo Testamento y más allá. Primero, el pueblo de Dios debe ser distinto, un pueblo santo, de valor único entre las naciones del mundo. Segundo, el pueblo de Dios es su sacerdocio, y debe declarar la gloria de Dios al mundo.

    D. Probar su propósito. Las canciones del pueblo hebreo reflejan su entendimiento del mandato que Dios les dio, de llevar bendición a las naciones. El Salmo 67 muestra que Israel sabía que las naciones los observaban como un espectáculo de lo que Dios quería llevar a cabo entre todas las naciones. El destino de las naciones —no de algunas, sino de todas— es cantar alabanzas a Dios.

    El propósito de Dios es el enfoque firme de este Salmo: «Dios nos bendecirá», su propósito se cumplirá, «y le temerán todos los confines de la tierra». El propósito final de Dios es que las naciones lo glorifiquen abiertamente en reconocimiento de dos cosas: Su bendición redentora que nos da vida (Sal 67:1-2, 6-7) y la supremacía de su reino (Sal 67:4).

    Lea Kaiser, «El llamado misionero de Israel». pp. 2.4b-2.7

    III. ¿Cuál es el propósito de Dios?

    Como veremos en posteriores lecciones, Dios persigue un propósito global que reconciliará todas las cosas consigo mismo. Específicamente, la misión de Dios es ser amado, servido y adorado por la gente de toda la humanidad. Para cumplir ese fin, Dios actúa con un determinado propósito que no sólo afectará a todas las naciones, sino que también derrotará a los malvados poderes espirituales. El propósito de Dios es singular, con tres distintas direcciones: hacia Dios, a favor de la gente, y contra el mal.

    A. Hacia Dios. Dios desea la adoración de toda nación. Por lo tanto, la evangelización del mundo es en última instancia para Dios.

    B. A favor de la gente . La intención de Dios es otorgar su bendición redentora a toda etnia.

    C. Contra el mal . Dios vencerá los poderes malignos para liberar a las personas, y al final someterá todas las cosas bajo su total y eterno gobierno. Este reino es la esencia de la bendición que él les dará a las naciones.

    El propósito de Dios en resumen:

    Para su gloria en la adoración global,

    Dios se propone vencer el mal,

    al redimir un pueblo,

    de todas las etnias, que lo amarán y obedecerán.

    IV. El propósito de Dios en la poesía

    Kaiser menciona el Salmo 67. Otra manera de ver la estructura del Salmo 67 es en forma de «reloj de arena» con ideas repetitivas, colocadas en posición paralela. Es una forma de poesía común en el mundo antiguo.

    Salmo 67

    1Dios nos tenga compasión y nos bendiga; Dios haga resplandecer su rostro sobre nosotros, Selah

    2para que se conozcan en la tierra sus caminos, y entre todas las naciones su salvación .

    3Que te alaben, oh Dios, los pueblos; que todos los pueblos te alaben .

    4Alégrense y canten con júbilo las naciones, porque tú las gobiernas con rectitud; ¡tú guías a las naciones de la tierra! Selah

    5Que te alaben, oh Dios, los pueblos; que todos los pueblos te alaben .

    6La tierra dará entonces su fruto, y Dios, nuestro Dios, nos bendecirá .

    7Dios nos bendecirá, y le temerán todos los confines de la tierra .

    •A favor de la gente: Bendición. Los versículos 1-2 y 6-7 contienen temas paralelos de la bendición de Dios para su pueblo, a fin de dar a conocer su salvación en todo el mundo.

    •Hacia Dios: Gloria en adoración . Los versículos 3 y 5 son obviamente similares, y describen el aspecto divino del propósito de Dios en la adoración de todas las etnias.

    •Contra el mal: Su reino . En el versículo 4, en el centro, se encuentra la idea fundamental que da origen al resto. Lo que motivará a las naciones a regocijarse será la intervención de Dios al juzgar en beneficio de todos los pueblos. Exploraremos más la idea de juzgar en la lección 3. El juicio en este texto no es un simple castigo o sentencia por un pecado. Habla acerca de la contundente condena de Dios para confrontar y vencer el mal. El versículo declara que Dios no sólo obrará en redención contra el mal, sino que también facilitará una relación que guiará a las naciones a vivir bajo su reino. En toda la Biblia, éste podría ser uno de los versículos más hermosos acerca del reino de Dios.

    V. La historia de la bendición

    Richard Bauckham repasa la asombrosa belleza y poder de la bendición como tema que corre por toda la historia de la Biblia. Describe la misión como una dinámica motivante de la mayor expresión de la bendición de Dios: la palabra referente a la vida, muerte y resurrección de Jesús. Quienes son bendecidos por esta palabra se convierten en bendición para otros.

    A. Creación y maldición. Bauckham sigue el tema de bendición desde la creación y demuestra cómo al final Dios, con la bendición de Cristo, vence la maldición, surgida como consecuencia del pecado.

    B. El evangelio en Génesis 12. Bauckham cita Gálatas 3:8: «En efecto, la Escritura, habiendo previsto que Dios justificaría por la fe a las naciones, anunció de antemano el evangelio a Abraham: Por medio de ti serán bendecidas todas las naciones». Este texto dice que el evangelio es anunciado y resumido en la promesa de Dios acerca de la bendición.

    C. El pleno propósito de Dios. Al leer, observe que Bauckham menciona las mismas tres direcciones del propósito de Dios. El «evangelio» anunciado con anterioridad a Abraham terminó venciendo a la maldición y al resultado del pecado , creando vida abundante y salvación para la gente , para traer alabanza a Dios.

    1. Hacia Dios: «Los que experimentan la bendición de Dios a su vez bendicen a Dios, lo cual significa que dan lo único que las criaturas en realidad pueden dar a Dios: gratitud y adoración».

    2. Hacia la gente: La bendición tiene que ver con todo tipo de abundancia y salvación.

    3. Contra el mal : «El secreto de la promesa es que Cristo llevó la maldición, para que la bendición pudiera prevalecer».

    Lea Bauckham, «La historia de la bendición: Prevalecer sobre la maldición». pp. 6.6-6.7

    Conclusión de lecturas clave.

    Los estudiantes de lectura clave continúan con la lección 2.

    VI. La primera promesa de Dios refleja su victoria final

    Mucho antes de Abraham, Dios ya había prometido vencer el mal y redimir a la gente. Stanley Ellisen nos ayuda a ver el trasfondo de la promesa a Abraham. Una promesa anterior se encuentra en Génesis 3:14-15, que a menudo se le denomina el «proto-evangelio» (primer evangelio).

    A. Un doble problema . Ellisen resume el reto del mal como un problema doble:

    1. Un reino enemigo satánico se originó al usurpar el reino de Dios y robar la lealtad de las personas para luego engañarlas y destruirlas.

    2. Humanos en rebelión abdicaron su posición real como mayordomos de la tierra, e irónicamente, en busca de un poder mayor, sucumbieron ante la mentira del reino enemigo de Satanás, lo que resultó en esclavitud al pecado y la muerte.

    B. La doble estrategia de Dios para cumplir un propósito singular. La estrategia y propósito están prefigurados en el «proto-evangelio», en lo que Ellisen llama «dos heridas». Dios promete que una figura humana destruirá completamente al diablo, «hiriéndolo». Al mismo tiempo, Dios declara que Satanás herirá a la figura humana, prefigurando el sufrimiento redentor de Cristo.

    1. La estrategia concerniente a Satanás: Dios lleva a cabo una guerra de liberación contra el reino enemigo del diablo, contrarrestando a los poderes de la oscuridad para rescatar a la humanidad, y al final destruir todas las obras de Satanás («el programa del reino» de acuerdo con Ellisen).

    2. La estrategia concerniente a la gente: Dios redime a gente de todo pueblo para someterlos bajo el gobierno de Cristo por medio de la cruz y la resurrección («el programa de la redención» de acuerdo con Ellisen).

    Es importante ver que Dios vence ambos problemas en una misión: él redime para luego gobernar, y él gobierna (obtiene la victoria) para redimir. Estos dos énfasis estratégicos cuentan con un solo propósito: la mayor gloria de Dios en adoración.

    •El propósito final de Dios: atraer la adoración leal de todos los pueblos, desplegando su gran gloria y manifestando la plenitud de su amor.

    •La doble estrategia de Dios: aunque el propósito final de Dios tiene que ver con su gloria, ha obrado de modo decisivo y sin descanso con una estrategia integrada en contra del mal satánico y a favor de la gente.

    Lea Ellisen, «La pregunta que todos se hacen: ¿Qué se propone Dios?». pp. 3.1-3.4 (todo)

    Considere cómo ha hecho progresar Dios su propósito global en el tiempo que usted ha vivido. ¿Cómo ha sido vencida la maldad? ¿Cómo han sido redimidas las personas para servir a Dios? ¿Cómo ha sido honrado Dios en lugares donde su nombre no era conocido?

    El propósito de Dios en resumen:

    Para su gloria en adoración global,

    Dios se propone vencer el mal al redimir un pueblo

    de todos los pueblos, que lo amarán y obedecerán.

    VII. Bendición como transformación

    Volvamos a la historia revelada de la bendición de Dios para todas las etnias de la tierra. En la promesa a Abraham, hemos visto la intención de Dios de convertirnos en bendición para las naciones. Pero, ¿qué significa «serás una bendición»? ¿Cómo lo logramos? ¿Cómo se ve cuando sucede? Sarita Gallagher y Steven Hawthorne siguen la historia de la bendición en Génesis. La lógica de su artículo es sencilla: lo que Dios quiso decir con «serás una bendición» en la promesa de Génesis 12, puede ser visto en el resto del libro de Génesis.

    A. La bendición, tanto como legado hablado, como cumplimiento tangible.

    1. Legado hablado. La bendición no es una idea común en muchas sociedades occidentales. Dar o impartir una bendición es dotar a la persona o cosa bendecida, con la potencia de vida para que florezca en una plenitud intencional. Dar una bendición hablada se considera como una transacción de poder de vida y no como una mera articulación de palabras.

    2. Cumplimiento tangible. En el relato de Génesis leemos muchos momentos en los cuales se ve el cumplimiento tangible de la bendición. Cuando esto pasa, la persona se considera bendecida. Vemos tres categorías de bendiciones relacionadas:

    •Riqueza material y abundancia física. De acuerdo con el estándar del Antiguo Oriente, Dios trajo gran riqueza a Abraham y sus descendientes.

    •La presencia de Dios. La presencia de Dios fue reconocida por quienes observaban a Abraham y su familia.

    •Paz con naciones vecinas. Los ejemplos en el relato de Génesis sugieren que donde Dios extiende su bendición, se produce paz entre hermanos o naciones en disputa.

    Lea Gallagher y Hawthorne, «La bendición como transformación». pp. 6.1-6.3a

    B. Ser de bendición. Una cosa es ver el increíble rango de bondad que implica la bendición, y otra ver cómo una persona o un pueblo puede ser de bendición a otros. Aunque Abraham y sus descendientes no siempre fueron de bendición a otros, la historia de Génesis cuenta que en varias ocasiones Dios bendijo a otras naciones y familias por medio de ellos.

    1. Abraham, Isaac y Jacob. Dios ayudó a Abraham a rescatar a sus vecinos en Sodoma y Gomorra. Abraham intercedió por la ciudad entera de Sodoma posteriormente. Abraham oró porque Dios restaurara la capacidad de procrear niños a la casa de Abimelec. Isaac excavó pozos para que proveyeran suficiente agua para él y las naciones vecinas. El trabajo de Jacob en la casa de Labán fue obviamente obra de Dios.

    2. José. La historia de José es la parte culminante de Génesis, y muy bien podría ofrecer un cuadro profético de la culminación de la historia. Dios le concedió a José la habilidad de interpretar un sueño específico, y luego lo ayudó a guardar suficiente grano para que muchos pudieran sobrevivir a la hambruna que «se había extendido por todo el territorio» (Gn 41:56). «…de todos los países llegaban a Egipto para comprarle alimento a José» (Gn 41:57). Al aumentar la hambruna, José no sólo ayudó al pueblo de Egipto a sobrevivir, sino que también les proveyó con los abastos necesarios para restaurar el ciclo normal de agricultura. El pueblo declaró: «¡Usted nos ha salvado la vida!» (Gn 47:25).

    C. El cumplimiento en los siguientes descendientes. La promesa de que él y su familia serían de bendición a las naciones se repitió a Abraham tres veces, luego directamente a Isaac, y una quinta vez a Jacob. Al repetirse la promesa, el lenguaje cambió, haciendo obvio que gran parte de la promesa sería cumplida por medio de sus descendientes después de la muerte de Abraham, Isaac o Jacob.

    D. Cumplimiento en Cristo . En el libro de Gálatas Pablo deja en claro que la promesa de la bendición a las naciones, el mismo «evangelio» anunciado antes, fue cumplido en un descendiente preeminente de Abraham, Jesucristo. Sin embargo, Pablo también dice que todos los que confían en Cristo se unen a él, convirtiéndose en hijos e hijas de la familia de Abraham. Esto quiere decir que los creyentes en Cristo deben considerarse descendientes de Abraham, y herederos de la promesa de Dios, de bendecirlos para que fueran de bendición a las naciones.

    Lea Gallagher y Hawthorne, «La bendición como transformación». pp. 6.3b-6.5a

    E. La promesa se convierte en mandato. Si Dios nos manda ser agentes de su bendición entre los pueblos de la tierra, ¿qué significa que las naciones serán bendecidas? ¿Y cómo debemos llevarla a cabo?

    1. Bendición mediante relaciones. Bendecir a las naciones implica mucho más que el evangelismo, pero ciertamente se puede referir a nada menos que a la evangelización de cada etnia. Ya que la invitación a pertenecer a la familia de Dios por medio de Cristo se extiende a cada pueblo, podemos esperar que los hijos de Abraham se multipliquen en todas las etnias. Como en el libro de Génesis, la presencia de Dios sobre quienes lo siguen, es el principio de aún más aspectos tangibles de la bendición que él desea dar. Esto quiere decir que la evangelización tiene una prioridad especial: nos guía a todas las demás formas de bondad que Dios desea impartir a las naciones.

    2. Bendición social y material. «Debemos esperar que Dios produzca toda clase de bendición; por ejemplo, que las economías florezcan con justicia y rectitud, las agriculturas y las industrias abunden con lo suficiente para todos, y que haya paz en todas las comunidades y entre pueblos y razas. Podemos anticipar que Dios permitirá que su pueblo combata las enfermedades, rompa los círculos viciosos de la pobreza, provea agua en tierras desérticas, y esté presente con sanidad en medio de las catástrofes».

    3. No al «evangelio de la prosperidad». Note que Gallagher y Hawthorne distinguieron la abundancia material de la bendición en Génesis, del «evangelio de la prosperidad», enseñado en algunos círculos. Dicen que «los propugnadores del denominado evangelio de la prosperidad posiblemente tengan más cosas en común con una cosmovisión [de magia], que reduce la bendición a un método de obtener riqueza de Dios» (p. 6.2d). Las enseñanzas del evangelio de la prosperidad se acercan más a una perspectiva en la cual la bendición de Dios se convierte en una recompensa por realizar apropiadamente fórmulas de «fe». En su forma extrema, algunos cristianos ven la bendición como si Dios distribuyera las riquezas financieras de las naciones entre los cristianos, en vez de ver a los cristianos como agentes de Dios para bendecir a las naciones.

    F. Bendición como transformación. La idea y promesa de la bendición podría darnos sustancia bíblica para los programas competitivos que a menudo claman por una «transformación». En la idea bíblica de bendición encontramos el maravilloso poder de Dios obrando junto a la vigorosa y estratégica acción de su pueblo. Pero no se espera que inventemos la solución a cada problema o seamos creadores de una utopía perfecta.

    G. José: El primero en ser enviado. El modelo de José nos ayuda a entender cómo podemos trabajar con Dios para brindar bendiciones que dan vida. Él es el primero en las Escrituras que se dice ser enviado por Dios (Gn 45:5).

    Lea Gallagher y Hawthorne, «La bendición como transformación». pp. 6.5b-6.9

    VIII. Toda la Biblia como el mandato más grande

    A. Mandato para las misiones. El mandato bíblico para la misión no se limita a unos cuantos versículos. Para justificar una causa, nunca deberíamos apoyarnos en unos cuantos aparentes textos de prueba. Debemos ver más allá de unos cuantos versículos aislados, para ver el mandato por toda la historia de la Biblia. A lo largo de ella veremos muchas referencias de la preocupación de Dios por todo el mundo. Y por supuesto, examinaremos los pocos pasajes en los que Dios da un mandato explícito con respecto a la actividad misionera. Pero veremos mejor el gran mandato para la misión mundial, en cuanto empecemos a caminar por toda la historia de la Biblia.

    Lea Stott, «La Biblia en la evangelización mundial». pp. 4.1-4.2c

    B. Mensaje, modelo y poder para la misión. La Biblia revela lo que Dios ha estado haciendo, lo que quiere hacer, y cómo podemos llevar a cabo el propósito de Dios a su manera.

    Lea Stott, «La Biblia en la evangelización mundial». pp. 4.2d-4.6

    Conclusión de las lecturas de certificados.

    Los estudiantes de lectura de certificados continúan con la lección 2.

    Después de estudiar esta sección usted podrá:

    •Describir cómo los «Cánticos del Siervo» de Isaías muestran el propósito de Dios.

    •Expresar la preocupación de Dios por todo lo que ha creado y cómo esa preocupación se relaciona con la misión cristiana.

    IX. El fundamento bíblico en la historia

    El fundamento más crucial para la misión es la misma historia bíblica. Cuando las diversas historias empiezan a encontrar su vínculo natural una con la otra, usando los mismos temas que hemos usado, emerge una fascinante historia épica —la historia del triunfo de Dios sobre sus enemigos, para rescatar a personas de todas las naciones para su gloria. Ralph Winter ofrece un resumen de la historia bíblica como un «adelanto» de la historia del avance del evangelio.

    A. El drama singular. La entrada del reino de Dios es la historia central de la Biblia y de todas las historias subsecuentes. Cada parte de la Biblia tiene algún vínculo con la acción de Dios de reconquistar y redimir la tierra. Por lo tanto, ésta sigue siendo la historia dominante desplegada en la historia humana.

    B. El plan de bendición. Winter distingue la palabra «bendición», de «bendiciones». Dios habla del poder de la bendición (singular), que incluye bendiciones y regalos, y que tiene que ver con conceder identidad familiar, responsabilidad y destino. Tal bendición en tiempos bíblicos era considerada de gran valor, pero conllevaba la obligación y responsabilidad de cumplir un propósito familiar.

    Lea Winter, «El reino contraataca». pp. 36.1-36.2d

    X. El fundamento bíblico en cinco temas

    Johannes Verkuyl presenta cinco temas a través del Antiguo Testamento, que sustancian la idea de que el pueblo judío, «desde sus primeros días habían oído y entendido su llamado a testificar directamente, así como por su presencia».

    A. El tema universal. Para disfrutar esta sección deberá abrir su Biblia y buscar algunos de los pasajes.

    1. Tabla de naciones. Lea Génesis 10, donde encontrará una lista de las naciones que fueron esparcidas en Babel en Génesis 11. Las naciones son parte clave del drama bíblico. Dios siempre se preocupó por toda la humanidad.

    2. Elección de Israel. La elección de Abraham e Israel revela que el ojo de Dios está sobre las naciones.

    3. Avance durante el exilio . Aproximadamente cuatrocientos años antes de Cristo, Dios dispersó a los judíos entre las naciones. Después de setenta años, algunos se reunieron otra vez en su tierra, en lo que algunos autores bíblicos llaman el segundo éxodo. Verkuyl señala que la visión de los judíos por el mundo maduró durante el tiempo de su exilio.

    B. El tema de rescate y liberación. Que Dios redimiera a Israel fue fundamental. La redención de las naciones fue uno de los mayores temas de los profetas y salmistas al transcurrir las generaciones. Los «Cánticos del Siervo» de Isaías presentaron el propósito de Dios de llevar salvación a las naciones vecinas (42:1-12; 43:1-13; 49:1-13; 52:13-53:12).

    C. El tema misionero. Verkuyl ofrece su perspectiva acerca de la frecuente afirmación de que la presencia de Israel fuera pasiva entre las naciones y Dios haría el resto. Hace ver que partes de la Biblia misma fueron escritas en lenguaje y formas que eran significativas para las naciones vecinas.

    D. El tema del antagonismo. Dios está en guerra contra sus enemigos a fin de rescatar a sus siervos. Esto corrobora lo que declaró Ellisen acerca del programa de Dios para derrotar la maldad. Note particularmente cómo el celo ardiente de Dios contra sus enemigos está vinculado con la gran visión del reino venidero de Dios. La guerra de Dios está ligada con su deseo fuerte por revelar su gloria, que de hecho es un quinto tema.

    E. El tema doxológico. «Doxológico» se refiere a la mayor gloria de Dios. La palabra «doxológico» viene de la palabra griega por «gloria». Este tema apenas es mencionado por Verkuyl, pero lo hace.

    Lea Verkuyl, «La base bíblica del mandato para evangelizar al mundo». pp. 7.1-7.4b

    XI. El cuidado de la creación y la misión

    A. La tierra es del Señor. La Biblia habla de la posesión, el placer y deleite de Dios sobre su creación. Los humanos no son las únicas criaturas que disfrutan de una relación con Dios. De hecho, durante el tiempo de Noé, Dios hizo un pacto con la tierra y sus criaturas. Varios pasajes bíblicos describen cosas creadas alabando y glorificando a Dios. La creación es intrínsecamente buena, y podemos hablar de la santidad de la creación, sin sugerir su divinidad. El propósito de la creación es la gloria de Dios.

    B. Esperanza en la redención de la creación. Wright describe la esperanza de una nueva tierra y un nuevo cielo. En vez de desanimarnos de cuidar la creación, esto agrega una importante dimensión de motivación y esperanza a nuestra ética ecológica.

    Lea Wright, «La misión y la tierra de Dios». pp. 5.1-5.4d

    C. El cuidado de la creación y la misión bíblica. ¿Pero en qué sentido la ética ecológica constituye una misión cristiana? Wright ofrece algunos puntos de contacto entre ambas:

    1. La misión continua de la humanidad. Wright describe la smisión inicial de la humanidad como: «dominar, mantener y cuidar al resto de la creación». Hay considerable debate en cuanto hasta qué grado la humanidad puede o debe continuar su misión inicial y cómo esa misión podría no ser identificada con el claro mandato de Cristo de discipular a las naciones. Nadie duda de que en cierta medida la misión inicial de la humanidad incumbe a toda la humanidad. Aunque la misión que Cristo le dio a su iglesia se relaciona con la misión inicial de la humanidad, las dos misiones no son lo mismo. Si distinguimos una de la otra, veremos cada una con más claridad y encontraremos maneras de cumplirlas juntas.

    2. La encarnación de la compasión y la justicia de Dios. El punto es que al cuidar la creación, imitamos la misma compasión de Dios y expresamos su propia justicia. Esto se puede ver como algo relacionado con la misión cristiana, pero al mismo tiempo diferente.

    3. Contender con falsas ideologías. Participar en el cuidado de la creación puede ayudar a los cristianos a contender con ideologías contrarias, y apoyar la propagación del evangelio.

    4. El cuidado de la creación nace de la misión de Dios. De acuerdo con Wright, «la misión holística» no puede ser considerada enteramente holística si excluye a las criaturas que al final serán parte de la reconciliación del universo entero, que es la gran misión de Dios.

    Lea Wright, «La misión y la tierra de Dios». pp. 5.4d-5.7

    Continuar a la lección 2.

    2

    La historia de su gloria

    pasión

    Pasión es liberar al corazón para que vaya en pos de lo que realmente vale la pena. Quienes ponen su corazón en lo que lo amerita —la gloria de Dios— viven llenos de gozo. Sus corazones están cautivados y satisfechos con la ambición de ver a Jesús recibir una ferviente adoración. Ese amor llega a dominar e integrar todos los demás deseos para vivir con la libertad de un propósito único.

    Estudiar esta lección le ayudará a:

    •Mostrar cómo varios de los eventos principales de la historia de la Biblia contribuyen al desarrollo del propósito de Dios para glorificarse a sí mismo a nivel global por medio de la adoración de todas las naciones.

    •Describir cómo Dios prosiguió con su propósito global, estableciendo una gran reputación en cuanto a sus poderosas, fieles y amorosas relaciones con su pueblo. Describir por qué el nombre de Dios se asocia con esta historia.

    •Explicar cómo la historia de Jonás muestra la manera en que Dios envía a su pueblo a las naciones.

    •Explicar cómo Dios siempre ha usado una fuerza expansiva y una atractiva para el avance de su propósito misionero.

    •Reconocer el propósito de la misión de Dios que se encuentra en «el Padre Nuestro».

    •Explicar la oración: «La misión existe porque la adoración no existe».

    •Explicar cómo la adoración tanto revela como deleita a Dios, y expresa su amor por las personas al acercarlas a él en obediente amor.

    •Explicar algunas de las bases bíblicas que demuestran que la adoración de culturas específicas de diversas etnias es valiosa para Dios.

    •Explicar cómo la esperanza de la gloria y del reino de Dios pueden ser integrados con la compasión por las necesidades de la gente, como una motivación más convincente y sostenible para la misión.

    La mayoría de nosotros nos hemos acercado a la Biblia historia por historia. Por lo general aplicábamos las lecciones de estas historias a nuestras preocupaciones personales. Quizá debido a esto asumimos de manera equivocada que la Biblia es una colección de historias sin un propósito integral importante. Por lo tanto, en una actitud egoísta podríamos concluir que la Biblia tiene que ver con nuestra vida personal. En realidad la Biblia habla mucho más acerca de Dios que de los seres humanos. Con él en el centro y el propósito de todo, se puede percibir la Biblia como una sola emocionante historia, en vez de una colección inconexa de historias y declaraciones antiguas. Esta historia continúa siendo revelada hoy.

    Esta historia global de la Biblia trata de lo que Dios empezó y de lo que terminará. Al contemplar a Dios en su obra a lo largo de la Biblia, veremos su ferviente pasión. Cristo desea que compartamos su pasión para ser parte de su misión.

    Un conocido líder misionero declaró una vez: «que mi corazón sea quebrantado por las cosas que quebrantan el corazón de Dios».

    Estudiaremos algunos de los asuntos que quebrantan el corazón de Dios con dolor, pero lo haremos más adelante en el curso. Por ahora, empezaremos con lo que lo entusiasma. ¡Espero que nuestros corazones se regocijen por lo que regocija el corazón de Dios!

    I. La historia de su gloria

    La historia de la Biblia es la historia de Dios, más que de la humanidad. Para poder ver cómo las historias bíblicas se unen en una sola historia prolongada, necesitamos un nuevo entendimiento de los tres términos bíblicos:

    •La gloria: valor intrínseco, esencia, resplandor y belleza.

    •El nombre de Dios: Más allá de la función de referencia y revelación; la reputación pública y reconocimiento abierto de Dios.

    •La adoración: lo que glorifica a Dios al reconocer su gloria y al honrarlo por medio de las ofrendas de glorias menores, pero dignas, de las naciones. La adoración no sólo deleita y revela a Dios, sino que satisface el amor de Dios por su pueblo al llevarlo a un lugar de alto honor delante de él.

    La doble dirección de la gloria de Dios. El propósito de la misión de Dios a lo largo de la historia de la Biblia se puede ver en la doble dirección de la gloria de Dios:

    Dios revela su gloria a todas las naciones

    para recibir gloria de todas las naciones.

    La evangelización del mundo es la expresión plena de la revelación de la gloria de Dios a las naciones con el propósito de recibir gloria de las naciones.

    Lea Hawthorne, «La historia de su gloria». pp. 8.1–8.4b

    A. Abraham: Un pueblo para su nombre. Abraham empieza la historia honrando el nombre de Dios abiertamente. Su vida provee un vistazo a la historia de la familia de fe: dio a conocer el nombre de Dios en adoración. Dios engrandeció su propio nombre mediante su dramático poder redentor. El resultado fue una ocasión de adoración multinacional presidida por la figura mesiánica de Melquisedec. Abraham fue bendecido para ser de bendición —con un propósito mayor— para que las naciones bendijeran a Dios con una adoración agradecida.

    B. El gran despliegue. Dios se da a conocer por su nombre a las naciones durante el éxodo. El subsecuente establecimiento de Israel en la tierra y la apertura del templo declaró su propósito de una manera aún más clara.

    1. El éxodo: el momento decisivo en que Dios se reveló globalmente por nombre, distinguiendo y honrando su nombre por encima de todo dios.

    2. La conquista: La manera de Dios de establecer la pureza en la adoración de sí mismo.

    3. El templo: La manera de Dios de señalar que personas de toda nación pueden encontrarlo y adorarlo personalmente.

    Lea Hawthorne, «La historia de su gloria». pp. 8.4b–8.9a

    C. El gran retraso. Justo cuando parecía que Israel daría a conocer extensamente el nombre de Dios entre las naciones, Salomón los guió a la idolatría. La idolatría profanó (hizo vulgar) el nombre de reconocimiento internacional que Dios había santificado, o exaltado, a la vista de las naciones. Desde entonces pasaron siglos de lucha contra la idolatría, hasta que por fin Dios echó al pueblo de su tierra, enviándolo entre las naciones durante un tiempo de cautiverio conocido como el exilio.

    Busque los versículos y describa en la columna derecha la reputación que Dios busca tener para sí mismo. Los primeros tres ejemplos ya están completos para que se dé una idea de cómo hacerlo.

    D. La persistencia de Dios y su promesa renovada. Dios nunca cesó de perseverar en su promesa y propósito original. El pueblo fue llevado de nuevo a su tierra, el templo fue reconstruido y se esperaba al Mesías. La palabra de Dios es clara en cuanto a esta restauración; todo ocurrió para cumplir su propósito global. Muchas otras expresiones de los salmistas y los profetas aclaran el propósito de Dios de recibir adoración.

    Y a los extranjeros que se han unido al SEÑOR

    para servirle, para amar el nombre del SEÑOR, y adorarlo,

    a todos los que observan el sábado sin profanarlo

    y se mantienen firmes en mi pacto, los llevaré a mi monte santo;

    ¡los llenaré de alegría en mi casa de oración!

    Aceptaré los holocaustos y sacrificios que ofrezcan sobre mi altar,

    porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.

    —Isaías 56:6-7

    Lea cuidadosamente Isaías 56:6-7 para ver el contexto de la declaración «porque mi casa será llamada casa de oración…». Preste atención a las referencias de oración en el versículo 7. ¿Qué tipo de oraciones se describen? ¿Quién ofrece estas oraciones? Jesús no sólo citó este versículo, sino que lo enseñó durante lo que probablemente fue la hora más pública de su ministerio (Mr 11:17). ¿Qué tipos de oración quería ver Jesús?

    A menudo se utiliza este pasaje para motivar a orar a favor de las naciones. Esto está bien, pero podría equivocarse el punto de la apasionada enseñanza de Cristo y limpieza del templo: la esperanza de que las naciones mismas oraran en adoración de todo corazón.

    E. La gloria de Dios en Cristo. Jesús cumplió su propósito de revelar su gloria al mundo para recibir gloria de las naciones.

    1. Oraciones por el nombre. Por medio de la oración que Jesús enseñó, y las oraciones que él hizo, podemos ver cómo enfocó su vida entera en cumplir el propósito original de dar a conocer el nombre de Dios. Cuando el nombre de Dios es «santificado», su nombre es distinguido, exaltado y honrado. Ninguna oración podría ser más básica para el propósito de la misión de Dios.

    2. Una casa de adoración de todos los pueblos. El texto en Isaías que Jesús citó en el templo deja claro que Dios se regocijó al recibir adoración de otras naciones además de Israel. El destino del templo era ser un lugar de adoración donde todos los pueblos pudieran fácilmente ir a reunirse con Dios para brindarle adoración y oración.

    Lea Hawthorne, «La historia de su gloria». pp. 8.9a–8.9c

    ¿Qué hizo Dios para su gloria en cada punto sucesivo de la historia?

    Puede completar el versículo o describir las acciones e intenciones de Dios en cada cuadro.

    II. Cumpliendo la tarea misionera

    ¿Cómo debía cumplir Israel su mandato de la misión? Podría parecer que Israel sólo debía cumplir el rol pasivo de atraer a las naciones a adorar a Dios. Algunos han concluido que no había ningún mandato activo de ir a las naciones hasta los días del Nuevo Testamento. Preste atención de nuevo al registro bíblico donde verá el constante e incesante plan de Dios —tanto de enviar a su pueblo a las naciones, como para declarar la verdad de su nombre, y al mismo tiempo atraer a los pueblos a unirse a su pueblo en adoración.

    A. Dos fuerzas. Jonatán Lewis describe dos mecanismos o fuerzas de la misión, que trabajaban constantemente.

    1. Fuerza expansiva o centrífuga. A lo largo de la historia, en las Escrituras, está la dinámica hacia fuera, que Lewis llama fuerza expansiva. Otros la han llamado la fuerza centrífuga de la misión, o la estructura de «ir» de la misión.

    2. Fuerza de atracción o centrípeta. En la Biblia también se encuentra la dinámica hacia dentro, que Lewis llama fuerza atractiva. Otros la han llamado fuerza centrípeta de la misión, o estructura de «venir» de la misión.

    Lea Lewis, «Dos fuerzas», artículo del recuadro. pp. 12.2–12.3

    B. Jonás. Jonás es una de varias personas en el Antiguo Testamento que Dios envió más allá de las fronteras de Israel. Johannes Verkuyl no considera que el envío de Jonás sea una excepción, sino un ejemplo de la actitud egocéntrica del pueblo de Dios. Verkuyl cree que, por medio del Espíritu Santo, el libro de Jonás le habla a la iglesia de hoy. Siga su exposición durante las ocho escenas de Jonás. Preste atención al enojo de Jonás porque Dios extendió su misericordia más allá de las fronteras de Israel, a pesar de que él sabía que el nombre de Dios debía ser conocido globalmente como un Dios «bondadoso y compasivo». Observe la descripción de Verkuyl de cómo Jonás se rehúsa a reconocer el propósito del pacto de Dios con Israel para la salvación de las naciones.

    Lea Verkuyl, «La base bíblica del mandato para evangelizar al mundo».

    pp. 7.4b-7.7 (sección sobre Jonás)

    Conclusión de lecturas clave.

    Los estudiantes de lectura clave continúan con la lección 3.

    III. Pasión por la gloria de Dios

    A Pablo lo motivó la esperanza de saber que Dios sería glorificado entre las naciones. ¿Cómo fue la misión de Pablo, de acuerdo con la descripción de Romanos 15, una misión que quería cumplir? ¿Puede o debe ser esa nuestra visión hoy? Steven Hawthorne describe tres cambios en la práctica, que vale la pena considerar, al reconocer nuestra parte en la historia continua de la gloria de Dios.

    A. Profundizar nuestra base de motivación. Cuando la misión es meramente una respuesta compasiva ante la necesidad humana, la motivación podría ser limitada a sentimientos de preocupación por otros. En ocasiones la movilización se limita a inspirar culpa. Pero cuando la misión se define primordialmente como una iniciativa que tendrá resultados para Dios, y en segundo lugar como algo que beneficiará a las personas, entonces tanto nuestra motivación como la movilización pueden ser más balanceadas. La compasión podría ser aún más profunda. Podemos ser conmovidos por las necesidades mientras actuamos con más osadía por el propósito mayor de Dios.

    B. Definir la tarea. Enfocarnos en la gloria de Dios nos ayuda a ver el valor de fundar iglesias, que se convertirán en una expresión de la mejor parte de las distintas culturas. Ésta podría ser una de las mejores bases para los movimientos de fundación de iglesias entre todos los grupos étnicos. El método de alcanzar grupos étnicos no es tan importante como el resultado de la visión de alcanzar grupos étnicos.

    C. Integrar los esfuerzos. ¿Qué es más importante: la evangelización o la acción social? Ésta es una falsa dicotomía, que se resuelve en gran parte al mirar más allá de lo que les sucede a las personas (lo que usualmente se enfatiza, tanto en la evangelización como en la acción social), y en cambio aspirar a levantar gloria, gracias, alabanza y honor a Dios . Una visión concentrada en la gloria de Dios puede integrar y motivar los esfuerzos para servir a la gente en su necesidad actual, además de salvar a la gente de la perdición eterna.

    Lea Hawthorne, «La historia de su gloria». pp. 8.11d-8.14

    IV. El valor de cada etnia

    En los párrafos finales de «La historia de su gloria», Hawthorne declara que Dios «anhela el derramamiento único de amor, justicia, sabiduría y adoración que pueda surgir de cada pueblo» (p. 8.13d). A lo que Hawthorne se refiere como «la maravilla distintiva de cada pueblo» es parte de la razón por la cual el Salmo 96:7 llama a los «pueblos todos» a dar al Señor «la gloria y el poder» (véase Hawthorne, p. 8.4b). La belleza y el valor de las culturas humanas es algo que la Biblia celebra con anticipación, a pesar de que hoy las vemos distorsionadas y oscurecidas por la maldad. En la edad venidera, aunque la ciudad de Dios es iluminada por la gloria de Dios (Ap 21:23), será adornada con la gloria de todas las culturas de la humanidad. «Llevarán a [la ciudad] todas las riquezas y el honor de las naciones» (Ap 21:26).

    Tan alta estima por la cultura y el valor distintivo de cada tribu, lengua, y pueblo puede ser visto en el relato de la creación de las Escrituras. Miriam Adeney describe cómo Dios dotó a la humanidad para crear cultura y prosperar en comunidades singulares. Esto quiere decir que la realidad y el valor de la etnicidad tienen sus raíces en la creación. Dios estima y se deleita en las culturas de la humanidad, a pesar de que hoy, debido al pecado, como lo observa Adeney, «las culturas que creamos apestan a maldad». Al buscar cumplir nuestra parte en la misión de Dios deberíamos evaluar y valorar la cultura desde la perspectiva de Dios. La obra misionera puede ser vista como la ayuda brindada a otros para que le empiecen a dar a Dios parte «del honor de las naciones».

    Lea Adeney, «¿Será Dios daltónico o creativo?» pp. 66.2b-66.4a («Un lugar en la historia»),

    y Sauer, «Creados para crear cultura». p. 66.3

    V. La misión centrada en Dios

    Hemos estudiado cómo el propósito de Dios para su gloria se despliega en la historia. John Piper repite la propuesta de enfocar nuestra motivación para la misión en la gloria de Dios por medio de la adoración de las naciones. Piper dice que la evangelización mundial es una actividad secundaria como medio para alcanzar un fin. La gloria de Dios es el propósito principal de la misión. «La misión existe porque no hay adoración». En otras palabras, la razón por la que Dios nos da una misión es porque quiere atraer una adoración llena de obediencia, amor y vida entre los pueblos y en los lugares donde no existe.

    A. La pasión de Dios. La supremacía de Dios sobre otros dioses da la razón clara para la misión. Pero un motivo aún más fuerte es el entusiasmo inagotable de Dios por la alabanza de los pueblos. La adoración no es sólo la meta, sino también el combustible de la misión.

    B. Compasión centrada en Dios. Llamar a las naciones a adorar es buscar lo mejor para ellas. El entendimiento del valor redentor de la adoración puede darle energía a nuestras obras de misericordia, aunque a veces los sentimientos de amor por otros se desvanecen. Cuando las naciones experimentan la dignidad al adorar al Dios viviente, su llamado a acercarse a él en adoración se convierte en lo más importante de todas las bendiciones que él concede. Y se convierte en el mensaje más fácil de compartir del mundo.

    Lea Piper, «¡Alégrense las naciones!» pp. 9.1-9.6 (todo)

    VI. Colaborando con Dios en la misión

    El artículo de Tim Dearborn es uno de los más importantes del curso. Reflexione detenidamente en él. Hace una de las distinciones más importantes: podemos ver nuestra misión como una serie de proyectos para satisfacer la necesidad de alguien, impulsados por la conciencia de los problemas del mundo, o podemos enmarcar nuestro entendimiento de la misión como una invitación para unirnos a Dios mientras él se dedica a su propósito en el mundo. Lo que hace posible dedicarnos a la misión de la última forma es una visión de cómo Dios constantemente cumple su misión a lo largo de la historia. Hasta ahora, en este curso, hemos trazado la historia de la búsqueda de Dios por su gloria y su reino.

    A. Más allá del deber. Dearborn explora algunas actitudes comunes de motivación para la misión. Expone la deficiencia de ser impulsados por la necesidad humana. Si nuestra principal pasión es dirigida a las actividades misioneras, la misión inevitablemente «degenerará y se convertirá en un deber pesado y agotador». En cambio, él sugiere que debe haber una pasión única: «cuando el Rey y su reino son la fuente unificada y controladora, y la meta de todo lo que hacemos», entonces la misión se convierte en una aventura de gozo, pasión y esperanza.

    B. Dios de misión con su iglesia. Dearborn dice que es mejor afirmar que «el Dios de la misión tiene una iglesia en el mundo» que decir, «la iglesia de Dios tiene una misión en el mundo». Esto quiere decir que la misión de Dios siempre es más grande que la misión que él le ha confiado a su iglesia. En un sentido muy real, esto significa que no somos necesarios. ¿Cómo se compara esta idea con lo que afirman Piper y Hawthorne?

    C. La realidad integrante: El rey y su reino. Muchas agendas contrarias y necesidades divergentes claman por nuestra atención. A menudo suman tristes nuevas de problemas irresolubles. En vez de agregar a este incesante reto agotador, Dearborn nos llama a ver la gran victoria de Cristo y la realidad de cómo Dios mismo establece su reino venidero. Él nos ha dado un papel fundamental, «pero la obra sigue siendo de Dios».

    D. Señales del reino. Tome nota de la declaración de Dearborn, de que la iglesia no debe ser una «vía subterránea» hacia el cielo. Tenemos el privilegio de tomar parte en la gran historia del reino de Dios. Él desea que nos convirtamos en señales vivientes de su reino y fomentemos señales de vida del reino en el mundo.

    ¿Cómo dan gloria a Dios tales señales de su reino?

    Lea Dearborn, «Más allá del deber». pp. 10.1-10.4 (todo)

    VII. Dios está de misión Henry Blackaby y Avery Willis explican que Dios está de misión a lo largo de la historia. Aunque las oraciones son cortas y sencillas, son profundas. Ellos, igual que Dearborn, describen la misión de Dios como el propósito por establecer su reino, pero ven, integrado al reino de Dios, su nombre glorificado, y al mundo reconciliado con Dios.

    A. Dios inicia la misión. Examine los ejemplos en los que Dios inicia una obra de avance de su misión al revelar lo que hará. En cada caso, Dios les da a las personas una tarea que cumplir y, sin embargo, Dios es el que lleva a cabo todo. ¿Por qué Dios escoge hacer las cosas de esa manera? Blackaby y Willis afirman que Dios desea una relación de amor, pero con propósito, con su pueblo.

    B. Jesús: De misión con su Padre. Hay incontables llamados a entender nuestra misión como una imitación o continuación de la obra de Jesús en la tierra. Lo que ofrecen Blackaby y Willis es muy distinto. Tome nota de ello. En vez de un llamado a imitar las actividades de Jesús, ellos describen lo que significa seguir el ejemplo de la unión de Jesús con su Padre en la misión. El resultado fue la unión de la vida de Jesús «a la misión de su Padre». Considere, ¿cómo podría escuchar a Dios al estudiar este curso? ¿Cómo se puede comprometer a seguir el ejemplo de Cristo para que pueda unir su vida a la misión de Dios?

    Lea Blackaby y Willis, «De misión con Dios». pp. 11.1-11.3a

    (hasta «Conocer los caminos del Padre y trabajar en ellos»)

    Conclusión de las lecturas de certificados.

    Los estudiantes de lectura de certificados continúan con la lección 3.

    Después de estudiar esta sección usted podrá:

    •Describir el misterio de cómo Dios siempre es el autor de la misión, y sin embargo enlista a su pueblo como sus colaboradores en Cristo.

    •Explicar lo que significa que la tierra estará «llena de la gloria de Dios» en relación con la fundación de iglesias.

    VIII. La iglesia local: Su gloria hecha visible

    Jim Montgomery animó a muchos a multiplicar las iglesias alrededor del mundo con la visión que él llamó «fundación de iglesias por saturación». Incluimos este breve pasaje para explorar cómo Dios deseaba que las iglesias le dieran gloria en las comunidades de la tierra.

    Montgomery define a las iglesias locales a la luz de la encarnación: de alguna manera Cristo está encarnado en su pueblo y es capaz de revelar su gloria y su vida al mundo. La idea de la encarnación de Cristo en su pueblo define tanto la naturaleza de la iglesia como su propósito. Tal entendimiento de la iglesia da una motivación inspiradora para ver más iglesias fundadas en cada comunidad de la tierra. Wolfgang Simson hace aún más explícita la misma visión. Él dice que sólo debemos estar satisfechos cuando veamos «la presencia misma del Cristo vivo en cada vecindario y villa» de cada nación.

    Lea Montgomery, «Su gloria hecha visible». pp. 108.1-108.3 (todo),

    y el artículo del recuadro de Simson, «El escaparate de Dios». p. 108.2

    IX. La misión de Dios

    David Bosch introduce una importante frase. No deje que su significado se pierda por el latín. La frase es missio Dei, y quiere decir «la misión de Dios». Como hemos visto, es importante enfocarnos en Dios como el autor de la misión. ¿Qué pasaría si la tarea de hacer los cambios necesarios en el mundo se dejara al ingenio y a la misericordia humana? Eso generalmente describe el enfoque del mundo fuera de la tradición judeocristiana. Piense en esto. Sin la misión, el mundo sería un lugar deprimente. La única luz de esperanza sería nuestra mejor especulación en cuanto al progreso humano, basado en ideas imprecisas sobre la evolución. Cuando estas y otras ideas fracasan, el mundo se llena de añoranzas de que hubiera algún enviado, alguien que los redimiera.

    No sorprende que Jesús orara para que la iglesia fuera una con Dios en la misión, para que el mundo supiera que Dios lo había enviado. Es común malinterpretar Juan 17:11-23, como si el mundo fuera atraído a Dios porque el pueblo de Dios disfruta de una relación cercana de unos con otros. El contexto

    es la partida de Jesús antes de enviar a sus seguidores, como él había sido enviado. Es muy probable que la idea de ser «uno, lo mismo que nosotros», se refiera a una intimidad de colaboración en la misión, en vez de una unidad esencial o relación cercana sin ninguna tarea. De cualquier manera, es una buena nueva saber que Dios mismo está de misión. También es maravilloso que él se dignara enviar a otros de parte suya. En esta sección trataremos de entender parte del asombro de esta maravillosa manera de conocer a Dios.

    De vez en cuando David Bosch usa palabras técnicas, pero por lo general pone el significado cerca del término. Por ejemplo, la palabra «prolepsis» es seguida inmediatamente de su significado, «anticipación».

    A. Dios, el autor de la misión. Bosch explica acerca de la luz del Siervo del Señor en Isaías. Señala que la misión trabaja en dos direcciones con el Siervo. La luz fluye del Siervo hacia las naciones. Y en respuesta, las naciones son reunidas y se forma un pueblo más grande, gracias al poder atractivo de la luz. El punto principal es que Dios es el autor. Israel nunca se nombró a sí misma una nación misionera. Los judíos nunca tuvieron el hábito de enviarse entre ellos a hacer mandados de salvación, aunque fueron llamados por Dios a hacerlo.

    B. El «misterio tierno» de Dios y su pueblo de misión. Bosch explica por qué ambos mecanismos funcionaban durante el Antiguo y el Nuevo Testamento. Parecería que la fuerza centrípeta o atractiva es la obra de Dios. Una lectura descuidada de la historia sobre este punto puede llevar a alguien a concluir que la misión centrífuga o expansiva es obra del hombre. Éste es un error fundamental. Para recalcar el error, él usa una frase casi ridícula, «¿son Dios y el hombre competidores?».

    Para resumir el asunto: si Dios es sólo el autor de la misión centrífuga o fuerza atractiva, entonces parecería implicar que la gente necesita asumir la iniciativa para realizar la misión centrífuga. El error se agrava cuando se agrega el fervor humano a la mezcla, o el pragmatismo estadounidense que asume la idea de que podemos hacer cualquier cosa si nos lo proponemos. La misión no debe verse de tal manera. La misión es un «misterio tierno» de Dios y la gente colaborando, aunque Dios siempre es el autor. Preste especial atención a la serie de paradojas que ilustran este «misterio tierno».

    Éste no es un tema inconsecuente. Hay dos extremos que se deben evitar. Si Dios es el único iniciador, sin enlistar la colaboración de las personas, entonces hay resignación: que sea lo que sea. Por otro lado, si la misión

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