El Jardín Del Profeta
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About this ebook
Kahlil Gibran
Poet, philosopher, and artist, Kahlil Gibran (1883 - 1931) was born in Lebanon. The millions of Arabic-speaking peoples familiar with his writings in that language consider him the genius of his age and he was a man whose fame and influence spread far beyond the country of his birth. His poetry has been translated into more than twenty languages and his drawings and paintings have been exhibited in the great capitals of the world and compared by Auguste Rodin to the work of William Blake.
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El Jardín Del Profeta - Kahlil Gibran
Niebla
El Regreso Del Profeta
Almustafá, el elegido y bieñamado, el que era amanecer de su propio día, volvió a su isla natal, en el mes de Ticrén, el mes del recuerdo.
Y su barca se acercó al puerto, mientras él permanecía en pie, en la proa, rodeado de su tripulación.
Y tenía una sensación de bienvenida en su corazón. Habló, y el mar resonó en su voz, y dijo:
Mirad, es la isla que me vio nacer. Desde allí me lancé al mundo, con una canción y un acertijo; una canción para los cielos, y una pregunta para la tierra. Y, ¿qué hay entre el cielo y la tierra que lleve la canción y conteste la pregunta, excepto nuestra propia pasión?
El mar me arroja una vez más a estas playas. No somos sirio una ola más de sus olas. Nos empuja para que seamos su voz. Pero, ¿cómo serlo, a menos que rompamos la simetría de nuestro corazón en la roca y en la arena?
Porque esta es la ley de los marineros y del mar: si quieres ser libre, tienes qué ser como la niebla. Lo informe busca desde' siempre la forma, como las incontables nebulosas tienden a convertirse en soles y lunas; y nosotros, que hemos buscado tenazmente, volvemos ahora a ésta isla. Hemos de convertirnos una vez más en niebla, y tenemos que aprender el principio-de todas las cosas. ¿Para nacer; para vivir hay que romper y fragmentar un mundo?
Para siempre estaremos en busca de playas, para poder cantar, y que nos oigan. Pero, ¿qué decir de la ola que se rompe donde nadie puede oírla? Lo que no escuchamos en nosotros es lo que alimenta nuestro dolor más hondo. Sin embargo, también lo no escuchado, lo insólito, es lo que forma nuestra: alma, para hacer nuestro destino.
Entonces, uno de sus marineros dio un paso adelante, y le dijo:
Maestro, has capitaneado nuestras ansias de llegar a este puerto, y mira: ya hemos` arribado. Sin embargo, hablas de dolor y de corazones que se han de romper.
Y el profeta respondió, diciendo:
¿No os he hablado de la libertad, y de la niebla, que es nuestra mayor libertad? Sin embargo, no sin pena hago este peregrinaje a la isla. en que nací, como un fantasma decapitado que nuevamente volviera a arrodillarse ante quienes lo decapitaron.
Y otro marinero habló, y dijo:
Mira a la multitud en la rada. En su silencio ha predicho el día y la hora de tu llegada, y acuden, abandonando sus tierras y viñedos, acuciados por su amorosa necesidad, para venir a esperarte.
Y Almustafá miró a lo lejos, hacia la muchedumbre, y su corazón sintió aquella ansiosa espera, y guardó silencio. Luego, surgió un grito de la gente reunida, y fue un grito de afecto y súplica.
Y el profeta miró a sus marineros, y dijo: