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Los Planetas en el Viaje de tu Vida. La influencia planetaria en cada etapa de la existencia
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Ebook175 pages2 hours

Los Planetas en el Viaje de tu Vida. La influencia planetaria en cada etapa de la existencia

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About this ebook

El objetivo de este libro es poner de manifiesto, estudiar y profundizar en la influencia que cada ser humano, con independencia de su fecha y lugar de nacimiento, recibe en las distintas épocas de su vida. Esas influencias tienen relación directa con las energías planetarias. En concreto con la vibración de los siete planetas que en la antigüedad se consideraron sagrados. Cada uno de ellos marca una fase de la vida y el aprovechamiento y correcta utilización de su influencia puede conducirnos a la integración de nuestras capacidades y al desarrollo integral en los niveles humano y también espiritual.

LanguageEspañol
Release dateNov 7, 2016
ISBN9781370625529
Los Planetas en el Viaje de tu Vida. La influencia planetaria en cada etapa de la existencia
Author

Inés M. Martín

Inés M. Martín es Licenciada en Derecho y Titulada superior en Griego Moderno. Tras diez años de ejercicio profesional de la abogacía centró su actividad en la investigación sobre el mundo psíquico y espiritual del ser humano. Escritora y entrenadora psico-emocional, formadora en el ámbito del Crecimiento personal y Desarrollo de Valores, ha acumulado años de experiencia en la divulgación de temas relacionados con el autoconocimiento, el desarrollo interior y la superación humana, impartiendo regularmente cursos, conferencias y talleres. Es editora y redactora de la revista digital gratuita "Conocimiento Interior". Libros publicados: "Practicando la Relajación", "Tao Te Ching, el Poder Interior" "Practicando Zen" y "Practicando la Sabiduría Hermética"

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    Los Planetas en el Viaje de tu Vida. La influencia planetaria en cada etapa de la existencia - Inés M. Martín

    Antes de entrar en la materia propiamente dicha de este libro, me gustaría hacer algunas precisiones. En primer lugar, el título del mismo, Los Planetas y el viaje de tu Vida, podría hacer pensar que voy a desarrollar el aspecto astrológico de las influencias planetarias. No es así. El objetivo de este libro es poner de manifiesto, estudiar y profundizar en la influencia que cada ser humano, con independencia de su fecha y lugar de nacimiento, recibe en las distintas épocas de su vida. Esas influencias tienen relación directa con las energías planetarias. En concreto con la vibración de los siete planetas que en la antigüedad se consideraron sagrados. Cada uno de ellos marca una fase de la vida y el aprovechamiento y correcta utilización de su influencia puede conducirnos a la integración de nuestras capacidades y al desarrollo integral en los niveles humano y también espiritual.

    En consecuencia, no nos vamos a referir a todas las energías que operan en el sistema solar, vamos a concretar en lo que la antigua tradición hermética y astrológica consideraba como planetas. Son siete fuerzas o energías fundamentales que operan en nuestro sistema solar y en nuestro sistema personal, en nuestro cuerpo físico y en nuestro mundo psicológico.

    Cada persona recibe, acoge o refleja una serie de energías que existen fuera del mismo modo que existen dentro. Del mismo modo, pero no en la misma calidad. Y aquí aparece el auténtico objetivo de este libro: cómo podemos integrar en nuestro desordenado mundo psicológico, unas energías que reflejan un sistema ordenado. La palabra cosmos significa orden. Sin embargo, si miramos en nuestro interior, aunque sea de modo superficial, vamos a constatar la anarquía que impera. Existen multitud de energías y variables que se manifiestan de un modo desordenado y caótico.

    Por ello, no se trata solamente de aprovechar e integrar energías, sino también de organizar nuestra casa interior.

    Otro punto a tener en cuenta es el tema de las etapas de la vida. No sólo vamos a profundizar en la influencia planetaria y como canalizarla adecuadamente, sino también profundizaremos en su relación específica con cada una de las etapas de nuestra vida.

    Los antiguos consideraban que la vida del ser humano está dividida en fases, en etapas. Incluso tenían un rito de paso de una a otra etapa. Ritos, que en muchas ocasiones eran ritos iniciáticos que nosotros hemos perdido, o que hemos modificado de tal modo, que resultan irreconocibles.

    Cada fase de la vida está influida por una energía particular, una energía planetaria concreta, una de las siete energías fundamentales. No significa que el resto no se manifiesten ni ejerzan su influencia, pero la que marca y predomina es solamente una, la que corresponde al momento por el que transitamos. ¿Qué sentido tiene que cada fase de la vida humana esté regida únicamente por una energía planetaria? El ser humano, desde la gestación hasta la desaparición de su cuerpo físico del ámbito tridimensional, está marcado por una serie de etapas y en cada una de ellas está llamado a desarrollar una energía concreta marcada por la energía planetaria regente. Este desarrollo es personal, se lleva a cabo según la idiosincrasia particular de cada cual y sus circunstancias. El objetivo es que cuando el individuo termine su tiempo físico en este mundo, haya conseguido integrar las siete energías fundamentales del sistema solar, es decir, haya conseguido plasmar un sistema solar a nivel energético en su interior. En otras palabras, se haya transformado él mismo en un sistema solar anímico o psicológico. Para ello, cada energía debe ser absorbida, comprendida y canalizada de forma adecuada en cada fase de la vida.

    Tal y como los antiguos lo hacían, consideraremos planetas al sol y a la luna. No se trata del concepto astronómico de planeta, sino del significado que la antigua astrología daba a la palabra, un sentido cargado de sabiduría ancestral; desde esta perspectiva, el centro del sistema solar ya no corresponde al sol, alrededor del cual giran los planetas según la astronomía. El centro corresponde a la tierra, y, en concreto, al ser humano que habita la tierra. Este va a ser el centro alrededor del cual gire todo lo demás. Así era considerado ya que se trataba del estudio y la profundización en los efectos que las energías planetarias, las más cercanas al hombre, ejercen sobre su mundo interno y también sobre su mundo exterior, su cuerpo físico y el cuerpo físico del planeta.

    ¿Para qué nos puede ser útil este conocimiento? La utilidad no reside en considerarlo como un instrumento externo que nos ilumine y nos guie, que nos diga qué hacer y cómo hacerlo, incluso que nos clarifique como somos, qué dones tenemos y qué debemos desarrollar. Es un error tratar de buscar fuera lo que realmente todo ser humano tiene dentro. No existe ninguna sabiduría, por muy trascendente que sea, por muy maravillosa que sea, que nos pueda hablar de nosotros mismos. Esa voz que nos dice lo que tenemos, lo que nos falta, lo que hemos desarrollado, lo que podemos desarrollar. Esa voz es interior y se hace oír en el mundo interno de cada persona cuando ésta se encuentra en un estado anímico adecuado para ello.

    En síntesis, la utilidad de este conocimiento no reside en que las características de los planetas nos vayan a decir cómo somos dependiendo de cuál tenemos o sentimos más cercano. Más bien podemos decir que este libro aspira a abrir la puerta hacia un camino de conocimiento interior, de realización interna.

    Los Planetas Sagrados

    Desde la antigüedad se transmitió la existencia de siete fuerzas fundamentales, primordiales, que conforman el macrocosmos y el microcosmos hombre. ¿Por qué planetas sagrados? Porque se les consideraba la manifestación energética de siete principios divinos. Corresponde al modelo celeste de las siete esferas que desde la antigüedad los hombres podían ver en el cielo y que estaba formado por el Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.

    Tal y como ya hemos dicho, consideraban también planetas o fuerzas fundamentales al Sol y a la Luna. Ambos eran importantísimos porque eran las luces, es decir, la luz del día y la luz de la noche. Simbolizan los dos aspectos fundamentales de ese poder universal que los antiguos místicos vieron como una red energética y dinámica de la cual está formado el mundo material.

    Los 7 planetas no se limitan en número porque los antiguos no hayan conocido otros, sino porque representan 7 fuerzas fundamentales del universo. Podrían descubrirse otros planetas más, como de hecho así ha sido, lo cual no altera el hecho de que sólo estos 7 sean considerados primordiales y sagrados por la tradición esotérica.

    Macrocosmos y microcosmos

    Según todas las tradiciones de sabiduría el macrocosmos está reflejado y contenido en el ser humano, al que se llama microcosmos (cosmos en pequeño).

    Esto significa que las energías cósmicas se encuentran también en nosotros, incluso podríamos decir que estamos constituidos por las mismas fuerzas que componen el universo.

    No es que los planetas nos proporcionen determinadas capacidades, sino que en nuestro interior hay energías y fuerzas sincronizadas con los planetas y que son capaces de actuar bajo determinadas circunstancias. Las energías planetarias se reflejan en el ser humano convirtiéndose en fuerzas disponibles en cada uno de nosotros, fuerzas que están sincronizadas con las energías cósmicas.

    Una forma de entenderlo sería pensar que las vibraciones de los planetas nos influyen generando en nosotros tendencias y predisposiciones.

    Otra forma sería la que adoptamos ahora: las mismas fuerzas que operan en el cosmos operan dentro de nosotros.

    En lo que a los planetas se refiere, vendría a significar que su energía se canaliza y expresa a través de la constitución humana en sus ámbitos físico, emocional, mental e incluso espiritual. Desde esta perspectiva podremos entender la frase del famoso oráculo de Delfos, Conócete a ti mismo, y conocerás el universo y los dioses. Todo está dentro de nosotros mismos. No se trata de estudiar las energías de los planetas, sino de indagar nuestros propios patrones de conducta física, mental y emocional y la forma de llevar conciencia y orden a los mismos. Para ello, lo primero es conocerlos y ver cómo se han procesado y se procesan a lo largo de nuestra vida, qué efectos producen y hasta qué punto nos condicionan.

    Hay, sin embargo, una diferencia importante entre el macrocosmos y el microcosmos hombre. Cosmos es una palabra griega que significa orden, el universo está ordenado. Este orden que emana de la armonía interna de las fuerzas energéticas sirvió de base a Pitágoras para su formulación de la música de las esferas según la cual, en el funcionamiento cósmico existe una armonía relacionada con el número y la proporción.

    En el ser humano esta armonía u orden energético generalmente no existe. Las energías no se procesan según un orden y armonía debido a la existencia de factores desestabilizadores. Podemos ver, si miramos hacia dentro, como emociones y pensamientos se encuentran frecuentemente en estado caótico y el resultado de esta falta de armonía energética suele plasmarse en desequilibrios, malestares y enfermedades físicas, en nudos emocionales, en complejos etc.

    Textos Herméticos. Cómo es arriba es abajo

    Esta estrecha relación entre lo que está fuera y lo que está dentro o, dicho de otro modo, entre lo de arriba y lo de abajo, fue recogida por la Sabiduría Hermética, por los textos herméticos. Unos principios que fueron transmitidos desde el antiguo Egipto a través de una figura mítica que más tarde se deidificó, convirtiéndose en el dios Thoth de los antiguos egipcios conocido por los griegos con el nombre de Hermes.

    La llamada Tabla Esmeralda, uno de los textos herméticos más enigmáticos que han llegado hasta nosotros, recoge:

    Verdadero, sin falsedad, cierto y muy verdadero es que lo que está abajo es como lo que está arriba y lo que está arriba es como lo que está abajo.

    El mismo mensaje expresado de forma concisa se encuentra en el principio hermético de Correspondencia, uno de los siete principios recogidos en el Kybalión, que dice: Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba. Es lo mismo que decir, como es afuera es adentro y como es adentro es afuera.

    Tenemos que tener en cuenta que los términos arriba y abajo no son términos espaciales, sino que se están refiriendo a la calidad de vibración de una energía según su plano de manifestación. Es decir, a una energía más sutil o más densa. En este sentido la sutilidad se encontraría arriba y la densidad abajo.

    Para entendernos seguiremos hablando de influencia, pero hay que tener en cuenta que no hay nada fuera que nos pueda influir dentro, si previamente no existiera en nuestro interior. Así pues, entendemos la influencia como una llamada a la manifestación de una energía que en cualquier caso existe de alguna manera, en nuestro interior.

    Planetas y Psique

    Las fuerzas planetarias, esas siete fuerzas fundamentales, se reflejan en nuestro interior mediante arquetipos. Cada planeta es un modelo de conducta externa y fundamentalmente, de conducta interna. Según hemos dicho, la dificultad en el trabajo interior consiste en que nuestras energías no están ordenadas, a diferencia de lo que sucede en el macrocosmos. Esto significa que debemos implantar un principio consciente que canalice y transmita adecuadamente estas energías. Cuando un ser humano trabaja con estos siete arquetipos y consigue organizar, ordenar dentro de sí mismo estas energías, desarrollarlas de forma adecuada, habrá conseguido integrar el sistema solar en su propio mundo psicológico. A nivel astronómico y material el sistema solar está compuesto por cuerpos físicos, por cuerpos materiales. Para los antiguos no era lo mismo y para nosotros en este caso tampoco. Cuando hablamos del sistema solar, del sol, de la luna, etc. no nos estamos refiriendo al cuerpo físico, a la masa de estos cuerpos celestes. Nos estamos refiriendo a su energía, la cual se plasma mediante su cuerpo físico. Del mismo modo, cada uno de nosotros no somos un cuerpo físico, éste es la manifestación de nuestra vibración energética, y ésta a su vez es la síntesis de las energías que continuamente estamos procesando en nuestro interior y que constituyen los pensamientos, nuestra forma de sentir y nuestras emociones. Dependiendo de la calidad del pensamiento, de la calidad de la emoción, así se constituye una determinada vibración. Esto es lo que realmente somos, lo que realmente expandimos a nuestro alrededor. Es lo que verdaderamente nos identifica.

    Este es el sentido del trabajo interior:

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