UN MAR DE ENCAJES ROJOS
El dúo que conforman Itzel Solís y Daniela Castillejos establece un homenaje a la femineidad. Poco se habla de un proceso tan vital en el cuerpo de la mujer como la. Las figuras que se conciben a través de la sangre buscan conmover y conmocionar. Dialogando con las creadoras, mencionan “todo depende de qué se entienda por feminidad. Lo femenino no es inherente a la mujer porque lo entendemos más como una energía o forma de expresión; al igual que lo masculino. En la medida en que las equilibramos logramos que se complementen para actuar de una manera integral. En cambio, la menstruación sí es inherente a la fisiología de la mujer”. Entre los principales, surge una latente necesidad por aprender a desmitificar mitos como pensar que una mujer es impura durante su periodo, o descalificar su estado anímico porque “está en sus días”. Ser mujer, implica vivir en un momento en el que ya han despertado muchas conciencias tanto de mujeres como de hombres hacia la equidad de género. En cuanto a los desafíos que enfrentaron para lograr este proyecto, comentaron: “Por una parte está el reto de crear imágenes que por sí solas sean estéticamente atractivas, independientemente de con qué fueron creadas. Pero en su nivel conceptual, la obra es una invitación para confrontarnos con nuestros propios tabúes sobre la menstruación”.
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