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Ciudad de México: Entre la primera y la

segunda modernidad urbano-


arquitectónica (o entre modernidades te
veas)

Rafael López Rangel


UAM Xoch. 2010
¿A qué hemos llamado
primera modernidad urbano-
arquitectónica de la ciudad de
México y por qué nos interesa
establecer su diferencia con
la etapa siguiente, o sea con
la "segunda modernidad"?

Vivienda para obreros Balbuena 1932 Arq.Juan Legarreta

¿Qué sentido tiene hacer


esta reflexión a fines de la
primera década del siglo XXI?

Unidad Nonoalco Tlatelolco 1ª mitad de los 60´ Arq. Mario Pani


Se trata de un intento de historizar la arquitectura y el
urbanismo en la ya lejana etapa que se abre con la introducción
del decó y la entrada del funcionalismo en México, sin
desconocer sus antecedente neo coloniales (1920-1940 aprox.)
Hemos denominado primera modernidad en el ámbito de la arquitectura y el
urbanismo al conjunto de transformaciones registradas en la capital de la República,
e incluso en otras ciudades del país, cuando los formadores de la "cultura industrial"
intentan ya responder al dinamismo de un proyecto social emanado de la Revolución
Mexicana que se abre a las demandas masivas.

Monumento a la Revolucion1933-1938
Partimos de tres premisas
epistemológicas fundamentales:
1. La historia como Sistema
Complejo.
2. La historia no es una
sucesión lineal y continua de
hechos y procesos
(Wallernstein, Morin); sin
embargo sus etapas son
definibles.

3. El problema de la Historia
es la Historia del problema.

El conocimiento de los actores


sociales: clave epistemológica de
la historia de la arquitectura y el
Palacio legislativo, 1907 Emilio Benart urbanismo
Los actores de la modernidad, ya en la etapa decó, emplean, a la manera de
sus referentes europeos, un lenguaje simple, de tendencia geométrico-
decorativa, aplican nuevos materiales y sistemas constructivos,
fundamentalmente el concreto armado y muros delgados de tabique y algunas
tecnologías de esos países industrializados.
Portada Revista Cemento Jorge Gonzales Camarena 1929

Edificio Ermita, Juan Segura 1929-1935


Al mismo tiempo, cuando se expresa en el ámbito urbanístico -como es el
caso paradigmático del fraccionamiento Hipódromo-Condesa (1927)-, y se
separa de la construcción dentro de la red de la manzana convencional,
para organizar un tejido blando en que se manifiesta un contacto expreso
con la naturaleza y la vegetación.

Fraccionamiento Hipódromo Condesa 1925-1927


Así, la estética universal del art déco y los planteamientos de la "ciudad jardín" se
vuelven constitutivos de esa edilicia, enfrentada ya con éxito a la cultura académica
para proponer un imaginario simbólico pronosticador de una nueva era, que se
muestra optimista, para muchos sectores sociales, cuando empieza a transitar en el
siglo XX.
La urbe crece por la concurrencia compleja de varios procesos: De manera
determinante, por la aplicación de decisiones gubernamentales en favor de la
concentración de actividades en la capital, tanto económicas como políticas, culturales
y administrativas. Asimismo, por una búsqueda masiva de seguridad por parte de
gente del campo y pequeñas ciudades para apartarse de la convulsión revolucionaria, así
como por la evasión a la Reforma Agraria por parte de los terratenientes del entorno
urbano. Así, no sólo se explica por el impulso de las actividades industriales como lo
afirma una visión simplista.

Mediados de los años 30.


Coyoacan 1930
Tacubaya 1930
Azcapotzalco 1930
Polanco 1930
Por mencionar en este momento el aspecto cuantitativo-demográfico, se operó en
ella un crecimiento poblacional de más del doble en el lapso de 1920 a 1940, ya
que pasó de 615 367 habitantes a un millón quinientos sesenta. Al mismo tiempo,
triplicó su extensión en esas mismas dos décadas. La ciudad va pasando con
mayor intensidad, de su forma compacta a fragmentada .

Ciudad de México de 1910, 1929 y 1938


Por ello, en diversos rumbos de la ciudad, sin solución de continuidad con la "mancha
urbana" consolidada, se pusieron en circulación en el mercado urbano del suelo y las
operaciones inmobiliarias cientos de hectáreas de uso agrícola, pese a las grandes
dificultades que se enfrentarían para urbanizarlas y dotarlas de servicios.
Se dan cambios fundamentales en la manera de concebir la arquitectura y la ciudad;
asimismo entre el tipo de profesionales de la construcción "requerido por el país" a
diferencia de los que operaban en las etapas anteriores, sobre todo en la porfiriana. Se
trataba ahora de reformular el perfil de los arquitectos y ciertamente de los ingenieros, en
la dinámica línea de la empresa de la construcción masiva.

Conjunto Habitacional Miguel Alemán 1944

La pregunta: ¿para quienes se hace la


arquitectura?, se vuelve clave, incluso para
historizarla.
• Desde el decó, no faltaron quienes propusieron hacer una arquitectura de carácter nacional,
sobre todo en los encargos del Estado, como el caso paradigmático del edificio de la Secretaría
de Salubridad y Asistencia Pública, del arquitecto Carlos Obregón Santacilia (1929). Otro más lo
representa el arquitecto Juan Segura. Despuntaba, la confrontación entre la "cultura global" y las
expresiones locales.
Empezaban a acumularse los problemas urbanos en
fraccionamientos y colonias nuevas y aparecían ya sectores
populares sin servicios. Entre los profesionales de la
construcción, y en el gobierno, el clima era de optimismo y
seguridad, a tono con el discurso de la modernidad: ante la
problemática urbana, la respuesta era la planificación y, ante
la edificatoria, la racionalidad constructiva, el abatimiento de
costos y la construcción masiva.
Surgen la Asociación Nacional para la Planificación de la República (1927), la
Ley General de Planeación de la República (1930) y el Plan de Desarrollo de la
ciudad de México (1935-1985) con una visión racionalista. La primera
modernidad, urbano-arquitectónica entraba en auge, y no pocos de sus
protagonistas manifestaban, no sin polémica, confianza e incluso orgullo por lo
que acontecía en ese gran "escaparate" del inicio del desarrollismo nacional
que era la ciudad de México.
Si quisiéramos caracterizar de manera tajante lo
producido en la primera modernidad sin soslayar
el surgimiento generalizado de una edificación
comercial de baja calidad, diríamos que lo hecho
corresponde a una modernidad aún de escala
humana, respetuosa con la ciudad, que trató de
resolver la vinculación de la técnica con una
estética moderna capaz de representar la
actividad y la cultura industrial y de corresponder
al "mundo de la vida" de las ascendentes capas
medias que pululaban ya en la capital de la
República.

Juan Legarreta, 1930


En el momento inicial del funcionalismo, como hemos mencionado, surge la polémica (1933) en
cuanto a la idea de ciudad y de arquitectura que requiere el desarrollo de un país moderno como
México. En la que se presentan dos posiciones extremas, una arquitectura al servicio de la
población (pública) y otra que postula una arquitectura al servicio del “cliente” (privada) en la cual la
forma contaba más que la utilidad de los usuarios. La influencia teórica de la arquitectura: José
Villagrán García y otras líneas diversas, incluso opositoras.
Entre la primera y la segunda modernidad, se producen retroacciones –sobre todo en
obras estatales significativas- al aparecer referentes nacionalistas. Surge el movimiento
de integración plástica, entre los que se cuentan de manera destacada la monumental
Ciudad Universitaria del Pedregal y el no menos monumental Centro Médico Nacional
(años 50).
La reconocida obra de Luis Barragán y otras búsquedas, al mismo tiempo, del
desarrollo del arte y la arquitectura geometrista tipo Mathias Göeritz.
Queremos recordar sobre todo una obra surgida en los umbrales de los años
sesenta, que se propone asimilar valores arquitectónicos modernos de
cualidades clásicas: el edificio Aristos de José Luis Benlliure (1959-1961).
El caso más desproporcionado es la Unidad Nonoalco-Tlatelolco, concebida dentro de
un proyecto global de erradicación de los extensos sectores tugurizados del centro de la
ciudad de México.
Y, por ello, la segunda modernidad se define como la etapa donde el
funcionalismo pierde su escala original y "extravía la brújula" ante la
problemática descomunal de la ciudad de México, caracterizada por la
insustentabilidad de su desarrollo. Sólo que, junto a la insuficiencia de los
paradigmas funcionalistas, siguen surgiendo reflexiones y análisis que
pierden su carácter de proclamas y se acercan más a la idea de Le
Corbusier en el sentido de que "no se revoluciona revolucionando, se
revoluciona solucionando". Van surgiendo discrepancias con respecto a
la teoría oficial de la arquitectura.
Un conjunto de decisiones políticas aceleran aún más el crecimiento
de la metrópoli, continuaba la idea, de que ahí habían de llevarse a
cabo una altísima concentración de actividades para convertirla en el
centro del país.

Erradicación de tugurios del centro histórico. Modernización del Centro Histórico 1967
INV
• El lenguaje original o bien se adapta para la
rentabilidad o bien se "elitiza" de acuerdo con
modelos estéticos internacionales, aunque
ambos hechos se producen en medio de una
identidad cultural arquitectónica persiste
entre algunos grupos sociales, pero se
debilita en la medida en que la producción
arquitectónica se vincula con el capital
internacional. Se trata de una etapa de
entrada franca a la globalización económica,
con todas las ambivalencias que ese proceso
implica.
Agustín Hernández 1988

Edificio comercial en Reforma

Se va conformando la denominada "condición posmoderna“ que emergería


en los 80 en que aumenta la complejidad de la cultura urbano-
arquitectónica y ocurre una descentralización problemática en el seno de
ésta.
Ahora bien, entre un detonador fundamental de la transformación de la
ciudad de México fue precisamente la naturaleza de su modernización
aunada al proceso globalizador. Desde una perspectiva ambiental, el
alud de actividades concentradas en la capital la hizo pasar de ser la
región más transparente del aire a constituir una de las urbes más
contaminadas del planeta.
Y cuando desde los años cincuenta rebasa los límites del
Distrito Federal para empezar a conurbar con avidez los
municipios del Estado de México, la denominada explosión
demográfica y la fragmentación territorial se detonan y, con
el tiempo, llegan a ser incontrolables. Las obras urbanas
tienen ya que proyectarse, en los años sesenta, en la escala
de un gigantismo que quiere aprehender el ámbito regional y
de esa manera se piensa en una obra pública de grandes
dimensiones, aunque anclada -sobre todo en el caso de la
vivienda- a financiamientos de organismos internacionales.

El
AMCM en el 2000
Se produce una situación compleja, que prefigura lo que acontecería ya a partir de la década de
los ochenta, en que emergen diversas posiciones: desde las búsquedas de identidad de
dimensión latinoamericana y la difusión de la actitud posmoderna, hasta el deconstructivismo. Y
esto ocurre en medio de una depredación ecológica y cultural sin precedentes, que nos hace
pensar en el imperativo de construir una modernidad rehabilitadora de dimensiones extensivas y
colosales a través de los nuevos paradigmas. Se siguen desarrollando cuestionamientos a la
teoría oficial de la Arquitectura.

Remodelación Auditorio Nacional. Teodoro González de León 1990 CNA. Ricardo Legorreta 1994
Un nuevo criterio de reconstrucción del Centro Histórico después de los sismos
Aparecen las utopías ecológicas
Los paradigmas de la emergencia en América
Latina: La arquitectura posible para millones de
pobres de nuestro continente. Carlos González
Lobo
CONCLUSIONES AL
RESPECTO DE LA
PERIODIZACION
• La Modernidad, proyecto
inacabado: en proceso de
autocercioramiento (Habermas)
• 1.- Primera Modernidad 1920-
1940
• 2.-Segunda Modernidad1940-
1970-1a mitad de los 80.
Surgen los nuevos paradigmas.
• 3.-La llamada Posmodernidad
¿hasta cuando?

Biblioteca Vasconcelos, 2005


La problemática actual
• Imperativos de la globalización,
vinculados a la segregación
socioespacial y a la extensión de la
pobreza.
• Lo local y lo global. La
problemática de las identidades. El
patrimonio extendido.
• La insustentabilidad de nuestro
desarrollo, con todo lo que implica:
crisis ambiental y social a tal
grado que nuestro país parece
haber entrado en una situación de
emergencia.
¿Cómo responde nuestra actual
Modernidad urbano-arquitectónica
a esos problemas?

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