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CONCLUSIÓN
Incorporados por el bautismo
Incorporados por el bautismo
El bautismo como palabra predicada es
signo visible para la salud escatológica
del creyente y como signo visible es
constituido esencialmente por la palabra
predicada y pronunciada, que se dirige al
creyente. Es un signo hablado; no
acción sacralmágica; sino una acción de
predicación que reclama fe. El bautismo
por sí solo no se aprovecha, están
estrechamente relacionados bautismo
metanoía, bautismo y fe. El bautismo
viene de la fe y la fe conduce al bautismo
UNIDAD EN LA COMIDA COMÚN
¿No hay Iglesia sin cena del Señor? ¿Es
cierto que desde el principio se dio la
reiteración de la última cena de Jesús
con sus discípulos?
Tradición del NT, cuatro variantes: 1Cor
11,23-25; Mc 14, 22-25; Mt 26, 26-29;
Lc 22, 15-20.
“Jesús refirió el pan y el vino a sí mismo,
a su propia persona: Éste es mi
cuerpo, ésta mi sangre”
UNIDAD EN LA COMIDAD COMÚN
UNIDADA EN LA COMIDAD
COMÚN
FORMAS DE LA COMIDA
UNIDAD EN LA COMIDA COMÚN
La cena del Señor es esencialmente
comunión, koinonía, communio, esto
en doble sentido: comunión con Cristo
y por ende comunión entre los
cristianos. Es lo que caracteriza a la
Iglesia la comunión entre los
cristianos, o no es Iglesia de Cristo. En
la cena del señor se expresa que la
Iglesia ekklesia, congregación,
comunidad de Dios.
IGLESIA LOCAL E IGLESIA
UNIVESAL
COMO CUERPO DE CRISTO
Iglesia, ¿pueblo de DIOS o cuerpo
de Cristo?
IGLESIA LOCAL E IGLESIA UNIVESAL
COMO CUERPO DE CRISTO
La Iglesia universal como cuerpo de
Cristo
Según la carta de 1 Corintio y
romanos el cuerpo de Cristo es la Iglesia
particular, según los Colosenses y
efesios es la Iglesia universal. En la
carta de efesios y colosenses la Iglesia
universal es el cuerpo de Cristo y Cristo
aparece expresado como cabeza
(kefale) de la Iglesia. Cristo es también
cabeza del universo.
IGLESIA LOCAL E IGLESIA UNIVESAL
COMO CUERPO DE CRISTO
R E L A C IÓ N E N T R E
C R IS T O Y IG L E S IA
Conclusión
Si la Iglesia se somete humilde,
modesta y reconocidamente a la
autoridad de la palabra de Cristo, si no
quiere oír, predicar ni explicar su
propia palabra, sino la de Cristo, la
Iglesia gana una autoridad que no
pueden darle los hombres. La Iglesia
no tiene que ser un <<Cristo
perviviente>>; sería pedirle
demasiado. Lo que debe ser –y serlo
enteramente –es cuerpo de Cristo.