Sei sulla pagina 1di 21

LAS GUERRAS POR LA NACIÓN

EN COLOMBIA DURANTE EL
SIGLO XIX

EXPOSITORES:
CAROLINA URIBE RUIZ
JUAN SEBASTIÁN GAMBA
María Teresa Uribe
(Pereira, Risaralda, 9 de febrero de 1940-Medellín, 1 de enero
SOBRE LA de 2019) Fue una socióloga y docente colombiana, que se
AUTORA desempeñó como profesora titular de la Universidad de
Antioquia desde 1973 hasta 2005.
Sobresalió por sus bastos conocimiento en ciencias sociales y
humanas que la llevaron a desarrollar reconocidas
investigaciones especialmente sobre el conflicto y la violencia.
Autora de “La política en el escenario bélico; complejidad y
fragmentación en Colombia”, “Nación, ciudadano y soberano”
“Las palabras de la guerra”, y “La guerra por las soberanías”.
Fumadora empedernida.
Amante de los nombres largos para libros.
Logró armonizar su profesión, su pasión y su forma de vivir.
OBJETIVOS

El texto Las guerras por la nación en Colombia durante el siglo XIX (2001)
es un ensayo, que tiene como objetivo principal mostrar al lector cómo se
creó y se formó el sentido nacionalista en Colombia por medio de los
discursos políticos violentos y cómo estos sobrepasan su campo de acción
directo (las palabras) y empiezan a formar parte de la identidad colectiva
por medio de las historias, los relatos y las memorias.
Otro de sus objetivos es mostrar cronológicamente los cambios en el
discurso que se dan a lo largo del siglo XIX y quiénes son los que los
implementan.
CONCEPTO DE SOCIONACIONALIDAD

Para María Teresa Uribe las nacionalidades no son conceptos con bases sólo
en en territorios, fronteras, pueblos y etnicidades sino que son dados
también a través de discursos, metáforas, imágenes, vocabularios y
lenguajes que permiten la creación de la comunidad imaginada por
excelencia, que es básicamente nuestro sentido colectivo de Nación, es
decir, nuestra socionacionalidad.
El relato de la comunidad imaginada pone a conversar a un pasado mítico
con un futuro posible para explicar el presente y establecer una categoría
entre lo propio y lo extraño.
TESIS

María Teresa Uribe sostiene la tesis de que a lo largo del siglo XIX en
Colombia se ha utilizado un discurso político con ejes en las guerras y las
violencias con el fin de formar nuestro sentido de identidad nacionalista.
La autora afirmará que esto está sustentado por la falta de retos que
permitieran una cohesión o conciencia nacional y que por ende el siglo XIX
en Colombia fue una sucesión de guerras alimentada por un Animus beli, es
decir, una voluntad manifiesta de recurrir a las armas y rebeliones contra el
orden institucional.
PRESUPUESTOS CONCEPTUALES

Para abordar la problemática es necesario partir de dos conceptos clave:


 Los Estados de Guerra: Situaciones donde prevalece el Animus beli (muy
similar al estado natural Hobbesiano). Esto implica la posibilidad de usar
la violencia como medio para combatir al otro y de ser necesario,
organizarse en bandos para matar y morir.
 El uso político de argumentos morales: Discursos de naturaleza retórica
que tienen el objetivo de develar los repertorios discursivos, los
vocabularios, las imágenes y las metáforas mediante las cuales se ha
contribuido a pensar e imaginar la nación.
LAS GUERRAS POR LA NACIÓN

La independencia es el acto político fundador por excelencia dado por


acción armada y sangre derramada, sin explicaciones per se por lo cual debe
recurrir a justificaciones morales. Se da por la búsqueda de una identidad:
es decir, busca responder ¿Quiénes somos? ¿Cuál es el pueblo que se
autodetermina? y ¿En qué nos diferenciamos?
Bien decía María Teresa Uribe al citar a Simón Bolívar: “No somos indios
ni europeos, sino una especie media entre los legítimos dueños del país y
sus usurpadores.” que el sentido identitario no es sólo colombiano sino
Latinoamericano fue creado sobre un sentido negativo; es decir, desde lo
que NO somos, debido a nuestra diversidad cultura y étnica.
La Guerras por la Nación también fueron escenarios que se dieron por la
disputa entre un derecho de suelo por encima de un derecho de Sangre,
es decir por la búsqueda del respeto territorial a comunidades como las
indígenas; también se encuentra la defensa de los territorios étnicos y la
reclamación de los derechos que justifican la emancipación y hace de la
guerra un instrumento más que justo, necesario.
En ese orden de ideas, el principio identitario lo va a constituir los
agravios, que permite la identificación de los miembros nacionales
como víctimas de un orden injusto, opresivo y excluyente, frente al cual
sólo queda el uso de la violencia instrumental para el derramamiento de
sangre que restablecerá la justicia; y una historia trágica y heroica que
todos estos individuos comparten.
LOS CATECISMOS REPUBLICANOS

Son documentos con intención pedagógica que se dedican a justificar la


insurrección, deslegitimar los títulos del imperio español y el papa sobre
américa y sostener una posición a favor de lo que ellos llamaban guerra
justa (el derecho natural de los pueblos a la insurrección con fines
políticos, es decir, la acción política que se manifiesta en la rebeldía)
utilizada como argumento moral.
En Colombia, este discurso se convierte en representación dominante de
la nación, aún inexistente, que no parece tener nodos socioculturales
comunes desde los cuales pensarse a sí misma, pero que se hace
imaginable a través de la historia y los despojos, las heridas, la
ignorancia y la injusticia.
LAS GUERRAS POR EL ORDEN INSTITUCIONAL

La Nación Colombiana imaginada no tuvo retos externos que hubiesen


permitido el desarrollo de cohesión o conciencia nacional; como sí lo
tuvieron otras naciones latinoamericanas, con lo cual predominaron las
guerras en el interior.
Rste nuevo campo de tensiones, ahora por el orden institucional tiene varias
implicaciones sobre el discurso político y sus argumentaciones:
 El sentido de las luchas políticas
 Validez de los argumentos morales
 Reelaboración de los discursos
En el siglo XIX predomina el “animus belli” que asociado a los partidos
políticos contribuyó a la fragmentación de la nación y el referente nacional.
Si bien cambiaron las retóricas y los lenguajes políticos en los cuales se
expresaron esas dispuestas, el hilo imaginario de las guerras continuo.
LAS GUERRAS POR EL ORDEN INSTITUCIONAL

La nación es ahora un espacio para la acción política, unificada y articulada


por la guerra, pero también es un nuevo sistema de referencias culturales
modernas que proveen recursos para constituir al ciudadano. Se representa a
través de un Estado contractualista y pactista con el fin de que hayan
ciudadanos libres e iguales e instituciones que sostienen estos principios.
Sin embargo esta sociedad tradicional era irreductible a la unidad: existían
diversos grupos étnicos y culturales, localidades y pueblos desunidos, lo
que creaba un concepto de ciudadanía virtual.
LOSDE
LOS ITINERARIOS ITINERARIOS
LA GUERRADE LA GUERRA

Este itinerario se hizo repetitivo durante el siglo XIX así,


se consolidó el discurso de la guerra
Situación prebélica: debate público sobre la
constitución y la ley. Lenguaje hostil y agresivo.
S itu a c i ó n
Pre bélica
s Un pronunciamiento local que se dispersa por toda la

Pr
nación.
uci a
y constit r a n t í

o n Local
ón

un c
F in c o n ga

i a me n t o
Una justificación política de la insurrección y la
declaración formal de guerra.

yd u
e La contienda armada (La guerra).

J
a

s t clar
a

ad
nd

rm ifi aci
A ti e c a ón
n ció
Co n
Finalización con decretos de amnistía e indulto y una
nueva constitución (que dará nuevos argumentos
para una nueva contienda).
CARACTERÍSTICAS DE LAS GUERRAS CIVILES

 Proliferación de los discursos y argumentos. (Opinión pública)


 El lenguaje jurídico, y los rituales formales para dar inicio y finalidad a
la guerra.
 Modificaciones logradas por la guerra en corpus constitucional y legal.
“Las guerras civiles empezaban en la mesa de redacción de los periódicos y
terminaba en los campos de batalla.” (Pérez, F. El Relator. 1877)
EL MOMENTO DE LA OPINIÓN

Eran comunes las publicaciones que generaban agrias polémicas en el


congreso, en las tertulias, las academias y las llamadas sociedades de
pensamiento conformadas por los ciudadanos reales.
El motivo de estas polémicas era la constitución y la ley, ya fuera porque el
gobierno de turno era injusto e ilegitimo, o porque el gobierno amenazaba la
estabilidad de la nación y utilizaba el poder en favor de su partido.
Las situaciones prebélicas fueron fenómenos en la opinión pública, la prensa
cumplía el rol difusor e informativo, y gracias a ello las especulaciones
militares ya no eran sorpresa para nadie.
Se percibía un clima de hostilidades, el lenguaje era agresivo y existía gran
desconfianza entre las partes lo cual daba entrada a los Estados de Guerra.
Estas disputas iban subiendo de todo y bombardeaban por medio de
imágenes y metáforas cuasi apocalípticas que poco tenían que ver con la
realidad y la percepción de los ciudadanos y su entorno; pero sí
deslegitimaba el orden vigente y hacía de la guerra una necesidad
inevitable:
“La Nación gime bajo el yugo de la peor tiranía.”
“Los esbirros del gobierno pisotean las instituciones de la República.”
“Vivimos bajo el más bárbaro de los despotismos.”
Lo que está en juego aquí es el orden público, la institucionalidad, y que
el hilo argumentativo de la Nación se teja en torno a la legitimidad de
contradictor.
Se mantiene la idea de una guerra necesaria e inevitable que se justifica
plenamente porque es la única manera de restablecer el pacto roto por el
enemigo.
LOS PRONUNCIAMIENTOS

Ahora el lenguaje de los agravios se expresa en una retórica jurídica,


formalista, los argumentos ya no sin morales sino políticos y expresados en
los lenguajes de la modernidad de acuerdo con las mutaciones culturales
que se están produciendo en la sociedad.
Ya la guerra no es sublime pero sigue siendo inevitable porque es la única
alternativa de los “verdaderos defensores” de la institucionalidad; pero en la
nueva nación no caben todos, salvo que los enemigos se sometan a sus
salvadores.
Esto resultó en un amalgamiento discursivo en el cual se unían la guerra y
la política, la ley y la violencia y la palabra con la sangre.
LOS PRONUNCIAMENTOS

De nuevo el relato trágico cumplía la tarea de anudar el pasado; se


abandonan los argumentos morales y sus consecuencias directas son que
aparezca un contra discurso (la paz), y el aumento de las denuncias del
horror de la guerra por parte de escritores, haciendo llamados a la
concordia nacional, entre otros. Sin embargo en algunos argumentos
pacifistas se esconde la voluntad bélica que hace depender la paz de un
triunfo militar sobre los enemigos de la nación. Se crea el concepto de
Paz vigilante.
¿FUERON LAS GUERRAS ASUNTOS DE MUCHOS?

La verdad es que no. María Teresa Uribe a lo largo del texto enfatiza en que las
confrontaciones se dieron en regiones con un posterior eco nacional. Así, dice
ella que a lo largo del siglo XIX el epicentro de estas confrontaciones fue
cambiando:
Sur del país: Popayán y Pasto
Centro: Antioquia y Cauca, Cundinamarca y Santander
Bajo Magdalena, Costa atlántica.
Las guerras dejaban muchas diferencias regionales, desestabilidad y el lenguaje
fue creando estereotipos regionales. La guerra, sin embargo, tenía finalidades
económicas y políticas debido a su despliegue vertical para llevarse a cabo.
¿FUERON LAS GUERRAS ASUNTOS DE MUCHOS?

La guerra fue en principio asunto de los ciudadanos que conformaban el


congreso, los cuerpos colegiados, las tertulias, los cafés, la opinión
pública… en fin, ciudadanos ilustrados y conscientes de los derechos que
tenían. Eran una élite no definida (letrados y profesionales, clase política en
formación) que se encargaba de la justificación de la guerra y la logística de
la misma.
Finalmente, María Teresa Uribe termina este ensayo enfatizado en que las
guerras si bien fueron propósitos colectivos que los involucraron a todos de
alguna manera, no todos salían ganando.
¿FUERON LAS GUERRAS ASUNTOS DE MUCHOS?

Algunos pobres buscaban la invisibilización porque eran movilizados por la


fuerza, pero muchos se fueron voluntariamente de sectores populares
porque vieron la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida. Este
fenómeno fue posible gracias a que a pesar de que las declaratorias no
tuvieran gran alcance, sí abarcaban muchos sectores sociales.
La cohesión de la guerra se dio de nuevo por las consecuencias negativas
para unos habitantes y esto hacía que crecieran los detractores, que
descubrían nuevos argumentos para empezar otro ataque y así mantener la
guerra como posibilidad necesaria e inevitable.

Potrebbero piacerti anche