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El ser humano no posee solamente
exterioridad, que es su expresión
corporal. Ni solo interioridad, que
es su universo psíquico interior.
Está dotado también de
profundidad, que es su dimensión
espiritual.
Leonardo Boff
Si para ir a Dios elige usted el camino del
heroísmo en la práctica de las virtudes, eso
es cosa suya, tiene usted todo el derecho
de hacerlo. Pero quisiera prevenirle del
peligro de darse contra la pared. Si, por el
contario, prefiere usted el camino de la
humildad, debe usted ser sincero en su
deseo y no tiene por qué tener miedo de las
profundidades de sus miserias.
Anselm Grün
La práctica de la espiritualidad nos abre a
una experiencia más profunda de la vida
pues detrás de cada detalle hay significado.
Muchos problemas humanos surgen de una
espiritualidad desatendida. El consumismo y
el apego a cosas no esenciales han ocultado
la llama sagrada que es la espiritualidad en el
hombre posmoderno.
Leonardo Boff
Espiritualidad tiene que ver con experiencia,
no con doctrina, ni con dogmas, ni con ritos,
ni con celebraciones, que nos son más que
caminos institucionales que pueden servirnos
de ayuda en nuestra espiritualidad, pero que
son posteriores a ésta. Han nacido de la
espiritualidad y pueden contener la
espiritualidad, pero no son la espiritualidad.
Son agua encauzada, no la fuente del agua
cristalina. 
Leonardo Boff
“¿Cómo puedes pretender que Dios te
escuche si no te escuchas a ti mismo?
Quieres que Dios piense en ti, cuando tú
mismo no piensas en ti” (Cipriano de
Cartago)
Si no estoy en casa; Dios no me encontrará si
quiere venir a verme. Escucharse a sí mismo
es, ante todo, escuchar al propio y auténtico
ser, pero también prestar oído a los propios
sentimientos y necesidades.
Anselm Grün
Una vez se le hizo la pregunta al Dalai Lama: ¿qué es la
espiritualidad? A lo que él respondió: «La espiritualidad es
aquello que produce en el ser humano una transformación
interior» (p. 19). Una persona puede practicar una religión,
pero si esta no provoca una transformación interior en la
persona no es espiritualidad. «Una manta que no da calor
deja de ser manta» (p. 19). La espiritualidad se renueva
con el tiempo para transformar a las personas. «Lo que en
general se llama «espiritualidad» no es más que el
recuerdo de antiguos caminos y métodos religiosos. […]
El manto debe ser cortado para ajustarse a la persona; no
es la persona la que debe ser cortada para ajustarse al
manto» (p. 20)
El silencio de Dios nos enseña a
escuchar lo que Dios quiere de
nosotros, y esto nos impide
contestarnos a nosotros mismos.
Nos desafía a abrirnos al misterio de
lo divino y a permitirle destruir las
imágenes que todavía tenemos de él
hasta abrirnos al verdadero Dios.
Anselm Grün
He aquí un cuento sufí que trata sobre la condición humana.
Un maestro sufí había perdido la llave de su casa y la buscaba
afuera, en el césped. Se puso de rodillas y comenzó a pasar sus
dedos sobre cada hoja de hierba. Llegaron ocho o diez de sus
discípulos. Le preguntaron, “Maestro ¿qué sucede?
Él contestó, “He perdido la llave de mi casa”.
Ellos preguntaron, “¿Podemos ayudarte a encontrarla?”
Él respondió: “Me encantaría”.
Así que todos se pusieron de rodillas y comenzaron a correr sus
dedos por la hierba. A medida que el sol se tornaba más caliente,
uno de los discípulos más inteligentes dijo, “Maestro, ¿tienes
alguna idea dónde perdiste la llave?
El Maestro contestó, “Por supuesto. La perdí en la casa”.
Por lo que todos exclamaron, “Entonces, ¿por qué la buscamos
aquí afuera?”
Él dijo, “¿No es obvio? Aquí hay más luz”.
Todos hemos perdido la llave de nuestra casa. Ya no
vivimos allí. Esta es la condición humana –estar sin la
fuente verdadera de la felicidad, que es la experiencia
de la presencia de Dios; y haber perdido la llave de la
felicidad que es la dimensión contemplativa de la vida,
el camino hacia la asimilación y disfrute crecientes de
la presencia de Dios. Lo que experimentamos en
nuestra búsqueda desesperada de la felicidad en
lugares donde no existe la posibilidad de encontrarla.
La llave no está en la hierba; no se perdió fuera de
nosotros mismos. Se perdió dentro de nosotros
mismos. Es ahí donde necesitamos buscarla.
La característica principal de la condición humana es
que todos buscamos esta llave y nadie sabe dónde
encontrarla. La condición humana es, por lo tanto,
patética en extremo. Si al buscar la llave en el lugar
equivocado quieres ayuda, puedes obtenerla en
abundancia porque todos también la buscan en el
lugar equivocado: donde hay más claridad, placer,
seguridad, poder, aceptación de los demás. Nos
sentimos solidarios en esta búsqueda, sin posibilidad
alguna de encontrar lo que buscamos.

Thomas Keating
https://www.youtube.com/watch?v=Lgg_tQO0qu4
https://www.youtube.com/watch?v=YrCNtsvc
A0M&list=WL&index=1
"Usted perdone" le dijo un pez a otro, "es usted mas
viejo y con mas experiencia que yo y probablemente
podrá usted ayudarme. Dígame: ¿dónde puedo
encontrar eso que llaman océano?. He estado
buscándolo por todas partes sin resultado.

"El océano", respondió el viejo pez, "es donde


estás ahora mismo".
"¿Esto? Pero si esto no es mas que agua...
Lo que yo busco es el océano", replicó el joven
pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba
nadando a buscar en otra parte.
Para venir a gustarlo todo,
no quieras tener gusto en nada.
Para venir a poseerlo todo,
no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo,
no quieras ser algo en nada.
Para venir a saberlo todo,
no quieras saber algo en nada.
Para venir a lo que no gustas,
has de ir por donde no gustas.
Para venir a lo que no sabes,
has de ir por donde no sabes.
Para venir a lo que no posees,
has de ir por donde no posees.
Para venir a lo que no eres,
has de ir por donde no eres.

Cuando reparas en algo,


En esta desnudez halla el espiritual su quietud
y descanso, porque no codiciando nada, nada
le fatiga hacia arriba y nada le oprime hacia
abajo, porque está en el centro de su
humildad. Porque cuando algo codicia en eso
mismo se fatiga

San Juan de la Cruz


https://youtu.be/guWz-YH_rCc?list=FLOR4
Rddo62t-lCNTEHx-A_Q
Cuando hablamos de espiritualidad nos referimos a la vida en
el Espíritu Santo hasta la configuración del cristiano maduro.
Recordemos que lo espiritual es una dimensión de la persona que
junto con lo psíquico, lo físico sexuado, lo afectivo. Lo moral y lo
social forman el entrecruzamiento de dimensiones que
constituyen la realidad del ser humano. Y que todas estas etapas
deben madurar para lograr una vida más plena.
Estamos focalizando nuestra mirada en el hombre y la mujer
en su relación con lo trascendente, damos por supuesta esta
capacidad del hombre de entrar en relación con la trascendencia.
Pero por sobre todo no sólo la relación con la trascendencia sino
particularmente en la manifestación única de Dios en Jesucristo.
Si consideramos a la Iglesia como al Pueblo de Dios que peregrina
en la tierra guiada por Jesús al encuentro definitivo con el Padre, la
espiritualidad no estará separada del desarrollo histórico que fue
teniendo la Iglesia.
El Concilio Vaticano II en la Lumen Gentium habla de "un pueblo de
Dios, peregrino a través de la historia, que avanza hacia su Señor".
Tratemos de desentrañar (hacer salir de nuestras entrañas) esta
afirmación.
•En primer lugar, un pueblo, un pueblo elegido desde siempre, soñado
por Dios desde la eternidad en la que decidió que el hombre no esté
solo sino que viva por otros y para otros. Un pueblo de Dios universal
unido a Dios por la fe en Jesucristo, por lo tanto un pueblo cristológico
que da testimonio vivo de un Dios cercano que tiene su morada puesta
entre nosotros. Un pueblo que se encarna en todos los pueblos y puede
a través de ellos luchar día a día por construir el Reino de Dios en la
tierra.
Un pueblo peregrino, un pueblo que camina en medio de una
historia humana y la asume, se hace responsable de ella y de su
transformación.
El Documento de Puebla dice "nuestro pueblo ama las
peregrinaciones", la experiencia sencilla de caminar con otros, de
sentirse inmerso en una multitud de hermanos que camina hacia su
Señor en medio de las realidades temporales.
La peregrinación es una de las expresiones más sencillas de la fe
popular y una de las más antiguas. El cristiano sencillo es el que
peregrina, como expresión de una fe profundamente arraigada que
muchas veces no entiende.
Un pueblo de Dios que peregrina descalzo, descalzo en un doble
sentido, en primer lugar en el sentido de algo sagrado, de lugar
teológico, de encuentro real con un Dios vivo. Un pueblo que se
descalza porque al igual que Moisés reconoce la presencia de Dios en
medio de ellos. Pero descalzo también por ser un pueblo pobre, en el
sentido de la descalsez del desposeído que sufre la dureza del camino
temporal por el que transita.
Entiendo pobre en el sentido de Mons. Romero, pobre no es sólo el
oprimido sino también el que se pone de su lado y lucha por las justas
causas populares. Una Iglesia que imita la praxis de su fundador
cumpliendo su misión entre los pobres de esta tierra como dice la
Lumen Gentium.
A su vez un pueblo también sotereológico que en la perspectiva del
Siervo de Yaveh es causa de salvación por ser víctima del pecado del
mundo, un pueblo crucificado como diría Ignacio Ellacuría refiriéndose
al situación del Salvador.
"Que avanza hacia su Señor": por lo tanto un pueblo también
escatológico porque se compromete en la construcción del Reino en
este mundo y es a la vez testimonio de su consumación definitiva, un
pueblo que es entre los hombres motivo para seguir esperando.

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