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La adoración y las

expresiones físicas
La adoración desde fuera hacia
dentro
• Cuando aprendemos a adorar a Dios
físicamente, descubrimos que nuestro cuerpo
puede ayudar a nuestro corazón, alma y mente
a amar a Dios más completamente.
¿Por qué es esto verdad?
Una de las razones es que Dios nos creó para
comunicarnos tanto verbal como no
verbalmente. ¿Qué comunica la adoración física?
Una de las expresiones físicas de adoración más
comunes es levantar las manos. Levantamos las
manos por muchas razones:
- Los niños levantan las manos cuando desean
ser sostenidos por uno de los padres.
- Los policías ordenan a los sospechosos
levantar las manos en sometimiento.
- Nosotros lo hacemos con el fin de recibir algo.
Un acto físico comunica tantos mensajes
diferentes y todos pueden ser aplicados a la
adoración. Cuando levanto mis manos para
adorar, deliberadamente comunico algo a Dios a
través de mi postura. Algo sucede en mi espíritu
que me lleva al siguiente nivel de adoración.
Este es el poder de adorar físicamente.
Arrodillarse es otro acto físico que comunica un
mensaje poderoso.
A lo largo de la historia, las personas se
arrodillaban en la presencia de un noble o un rey
para comunicar humildad y sumisión a la
autoridad.
El Salmo 95:6 nos llama: Venid, adoremos y
postrémonos; arrodillémonos delante de Dios
nuestro Hacedor.
Cuando nos arrodillamos ante su presencia le
comunicamos a Él que reconocemos su
autoridad sobre nuestra vida
La Danza
El Salmo 149:3 nos llama a alaben su nombre
con danza; con pandero y arpa a él canten.
La danza ha sido usada para comunicar muchas
cosas desde el comienzo de la historia.
Las personas danzan en celebración, para
comunicar amor, para entretener.
Cada expresión tiene un lugar para el adorador
también.
Los adoradores que responden al llamado a
adorar con su cuerpo pueden celebrar la bondad
de Dios en las danzas; ellas pueden expresar su
pasión por el Amante de su alma y honrarle a Él.
Aplaudir, gritar, adorar con instrumentos,
estar postrados, adorar en lenguas.
Todas estas nos llevan a una intimidad más
grande con el Señor. Amar a Dios solamente con
el corazón, alma o mente es perder las riquezas
de amarle a Él con todo lo que somos.
La Representación
Es la práctica de exteriorizar ciertos hitos de la
fe cristiana. Volvemos a contar la historia del
evangelio por medio de una demostración
colectiva en lenguaje y drama.
Se originaron en el A.T. con las siete fiestas, el
día de reposo semanal y el año de jubileo.
En el N.T. vemos esta tradición llevada a cabo a
través de las representaciones del bautismo y la
Cena del Señor, entre otras.
En la tradición pentecostal estas dos
representaciones se consideran Ordenanzas
queriendo decir: una ceremonia exterior que el
Señor ha mandado a la Iglesia observar.
No son ceremonias sin sentido en las que
participamos simplemente porque Cristo lo
ordenó.
Ellas son en realidad expresiones físicas
significativas de adoración al Señor.
En el bautismo en agua, un creyente está
exteriorizando la muerte y la resurrección de
Jesucristo y comunicando a Dios y a todos los
que están observando que él se está identificando
con Cristo.
Ro 6:4 Porque somos sepultados juntamente con
él para muerte por el bautismo, a fin de que
como Cristo resucitó de los muertos por la
gracia del Padre, así también nosotros andemos
en vida nueva.
El acto de bajar a las aguas demuestra la
participación del creyente en la muerte de Cristo,
y el acto de ser levantado del agua demuestra la
participación de su resurrección.
En la adoración, el bautismo en agua es un acto
de obediencia, un compromiso de vivir una vida
resucitada, una ofrenda de gratitud al Salvador, y
un testimonio al mundo.
En la Cena del Señor, los creyentes están
exteriorizando la muerte substitutiva del Señor
Jesús. (1 Co 11:23-26)
Al beber la copa, los adoradores comunican
físicamente que están recibiendo la sangre
expiatoria de Jesús como limpieza por sus
pecados.
Al comer el pan, los adoradores comunican
físicamente que están recibiendo el cuerpo
partido de Jesús para la sanidad de nuestras
rebeliones (Is 53:5)
En la adoración, la Cena del Señor es un acto de
arrepentimiento, una declaración de fe y un
medio de expresar gratitud al Salvador.
Tomemos estas dos expresiones físicas de
adoración seriamente y durante estas dos
ordenanzas, concentrémonos en adorar al Señor
durante esta reconstrucción de la historia del
evangelio. Debemos planificar cuidadosamente
estas ordenanzas y darle el tiempo adecuado para
que sean experiencias de adoración
significativas.
La adoración en el Espíritu es La adoración
sobrenatural.
En el A.T. la adoración a menudo estaba
acompañada de muestras del poder de Dios. En
Ex 33 leemos que cuando Moisés entraba en la
tienda de reunión, la presencia de Dios se
manifestaba en una columna de nube, y todo el
pueblo se levantaba y adoraba.
1 S 10 después de que Samuel ungió por rey a
Saúl, lo dirigió a Gilgal a adorar.
En el proceso, el Espíritu de Dios vino sobre
Saúl, y él profetizó bajo la unción del Espíritu.
En 1 R 18 Elías desafió a los 450 profetas de
Baal para que proveyeran evidencia de que su
dios era el verdadero dios. Después de que los
profetas no pudieron producir una respuesta de
Baal, Elías preparó el altar del Señor y lo
empapó de agua.
Cuando el sacrificio estaba preparado y Elías
clamó a Dios, descendió fuego del cielo y el
sacrificio fue consumido…
Junto con la madera, las piedras, la tierra y todo
el agua.
1 Cr 22 leemos que el rey David puso aparte un
grupo de hombres para que fueran adoradores
guias en el templo.
Además de ministrar ante el Señor con la
música, ellos también profetizaban bajo el poder
del Espíritu.
2 Cr 7:1-3 después que Salomón dedicara el
templo glorioso que él había construido al Señor
descendió fuego de los cielos y consumió el
holocausto y las víctimas;
y la gloria de Dios llenó la casa.
El pueblo de Dios siempre ha sido
profundamente cambiado cuando ellos se han
encontrado con las manifestaciones
sobrenaturales de la presencia de Dios.
En el N.T., los adoradores frecuentemente se
encontraban con lo sobrenatural cuando
adoraban al Señor. Los primeros adoradores del
bebé Jesús se encontraron con manifestaciones
de los ángeles y señales sobrenaturales en los
cielos.
Hch 2 nos dice que los primeros discípulos
experimentaron el bautismo en el Espíritu Santo
con las señales que siguen al estar adorando
juntos en el día de Pentecostés.
Frecuentemente experimentaban señales
milagrosas y muchas maravillas y eran todos
llenos con sobrecogimiento al reunirse para
adorar juntos.
Los escritos de Pablo a la Iglesia en Corinto
indican que las manifestaciones sobrenaturales
eran comunes.
Ap 1 el apóstol Juan nos dice que él
experimentó revelaciones milagrosas y visitas de
seres celestiales al adorar en el exilio en la isla
de Patmos.
En el N.T., al igual que en el Antiguo, los
adoradores eran transformados cuando Dios los
encontraba a través del poder del Espíritu y se
manifestaba a sí mismo entre ellos.
Eran indudablemente una muestra del cielo
nuevo y la tierra nueva (Ap 21:3-4)
De la misma manera como el pueblo de Dios ha
encontrado consuelo en las manifestaciones de
su presencia en su adoración y ha anhelado el dia
cuando la presencia de Dios entre su pueblo sea
restaurada, nosotros también podemos
experimentar lo milagroso al adorar hoy. Es solo
un poco de cielo en la tierra.

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