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IMPLICACIONES ÉTICAS DE LAS Unidad 2.

ANTROPOLOGÍAS SUBYACENTES Deontología Profesional.


A LAS TEORÍAS PSICOLÓGICAS Prof. Lic. Guillermo Encinas.
INTRODUCCIÓN
Ludwik Fleck (11 de julio de 1896- † 5 de julio de 1961) fue un médico, biólogo y sociólogo
 polaco. En la década de 1930 introdujo el concepto de "colectivo de pensamiento"
(Denkkollectiv) que influirá notablemente la filosofía de la ciencia y el constructivismo social
. Esta noción aplicada a la historia de las ideas científicas es comparable a la de "paradigma"
de Thomas Kuhn o a la de "episteme" de Michel Foucault.
Ludwick Fleck planteó la dependencia del conocimiento y de las teorías científicas con
respecto al contexto social en el que se gestan.
Sostiene Fleck que los "estilos de pensamiento" y la forma de interpretar la realidad empírica
que luego cobran cuerpo en las teorías científicas de diversa índole, tiene una pro­genie social.
Según él, las distintas "escuelas", "orientaciones" o "teorías" llamadas científicas, se ponen de
moda en una colectividad, como resultado de fuerzas sociales.
Se da pues el caso de que dentro de un determinado " paradigma" la inves­tigación autovalide la
concepción teórica de un estilo dado de pensamiento y, por tanto, se haga "inmune" a los datos
que pueden provenir de otros paradigmas.
El panorama actual de la psicología con sus distintas teorías explicatorias estan­cas, contrarias e
incomunicadas entre sí, sería un índice de ese condicionamiento social en el plano teórico y de
esa tendencia a la autovalidación que tienen determinados "estilos de pensamiento" psicológico.
Nuestra hipótesis es que esto se da con más evidencia en la psicología que en otras ramas de la
ciencia, por la misma estructura que tiene la observación psicológica , en la que el psiquismo
humano, por un lado, es objeto de estudio e interpretación y, por otro, sujeto intérprete de esos
mismos hechos psíquicos.
Los diversos autores hayan ido gestando teorías de algu­na manera afines a la concepción sobre la
naturaleza del hombre que ellos retoman de su propio ambiente, de su cultura o de su propia
filosofía de vida.
LAIN ENTRALGO: Para este autor habrían dos modelos básicos de salud, que se han ido
formulando a lo largo de los siglos, de una u otra forma: el naturalista y el personalista. Mientras
que el naturalista considera que el hombre es todo y sólo naturaleza, el personalista afirma que la
libertad, la responsabilidad, la moralidad y la apropiación racional de las cosas, son realidades
características del hombre, que lo diferencian del resto de los animales.
ÉTICA Y MODELOS DE SALUD
MENTAL
Modelo “Medico”: Este "estilo de pensamiento" se insertaría dentro del modelo
naturalista clásico se caracterizaría por definir como enfermedad toda aquella circuns­
tancia, vital que este compuesta por los siguientes componentes: etiología,
patogénesis, cambios morfológicos, síntomas y métodos de cura.
El modelo mecanicista del hombre concebido como una máquina con
"contaminantes externos" causantes del trastorno mental, estaba detrás de esa
descripción que consideraba que la causa de las enfermedades mentales era
implícitamente, un antecedente biológico detectable.
El modelo medico aplicado a la psi, llevaría a atribuir la existencia de ciertos
trastornos psiquiátricos (neurosis) a causas genéticas predisponentes o a un
funcionamiento anormal de los neurotransmisores o de las conexiones sinápticas.
ÉTICA Y MODELOS DE SALUD
MENTAL
Modelo “Mental”: es propio del ámbito psi. Los submodelos que lo integran tienen
en común que consideran que la causalidad de las enfermedades psi son propias del
“psiquismo” y, solo como consecuencia colateral, se relacionan con lo orgánico.
Así, las soluciones deben buscarse en el campo de las relaciones interpersonales
adecuada, o en la imagen de si mismo, pero no en las causas farmacológicas o
sociales. (son apoyos, no esenciales al proceso terapéutico).
Tres submodelos:
A) La enfermedad mental como dolor o sufrimiento vs “normalidad” como bienestar.
Sin embargo hay ciertos cuadros psiquiátricos que son indudablemente patológicos
desde el punto de vista conductual pero que no están acompañados de un sentimiento
de dolor por parte del que lo padece. (manías, tipos de esquizofrenias, etc.).
B) Enfermedad mental como perdida de la razón vs “normalidad”
como coherencia racional. La enfermedad mental coincide con la
irracionalidad. Así el actuar de la razón constituye un limite claro
que permitiría definir la salud con independencia de los valores que
se sumen en una determinada sociedad. Hay ciertos cuadros
paranoicos que tienen una racionalidad evidente y sin embargo, es
una patología.
C) Enfermedad mental como personalidad inhibida, reprimido
incapaz de autorrealización vs. "normalidad" como expresividad y
autorreali­zación. En este modelo la enfermedad se origina por causas
estricta­mente psicológicas: las dificultades afectivas de la infancia,
los objetos libidinales distorsionados, etc.
Modelo “Social”: A) Enfermedad mental como variación de la media estadística vs.
"normalidad" como lo mayoritario. Llevado hasta el extremo, este modelo seguiría considerando
corno "saludable" aquellas conductas que prac­tica la mayoría de una población , sin que ninguna
minoría ni siquie­ra los científicos pudiera probar que se trata de prácticas racionalmente
destructivas o negativas. Más aún, dicha mayoría podría llegar a definir como "normal" aquello
que fuese "útil'.' para dicha sociedad.
B) Enfermedad mental como mala relación social vs. "normalidad" como adaptación. Considera
la enfermedad mental como pérdida de la res­ponsabilidad, autonomía y habilidad para vivir en
una adecuada adapta­ción a la sociedad. Un neurótico no distónico puede ser un perfecto adaptado
social. Por el contrario, un radical inconformista e inadaptado social podría ser saludable.
Es evidente que la noción de adaptación social para definir la salud, encierra la definición en un
cír­culo sin salida. Dentro de esta noción de enfermedad- normalidad men­tal algunos mantienen
que las "anormalidades" se deben a conductas mal aprendidas en la sociedad. En ese caso el
"remedio" estaría en "aprender" correctamente. Otros piensan que los "síntomas" se deben a
relaciones inadecuadas con el medio social. Para eliminarlos habría que encauzar de otro modo
esas relaciones o cambiar el contexto social.
DOS MODELOS DE
PENSAMIENTO EN CUANTO A
LA SALUD MENTAL
Paradigma Cientificista: parte de la base que la delimitación de lo que es salud
mental y de lo que es enfermedad es algo completamente independiente de los valores
sociales y éticos de una determinada sociedad. (Psq Biológica).
Paradigma Humanista: El paradigma humanista postula que la salud mental es la
capacidad de funcionar de acuerdo a lo que la persona debe hacer. Esta posición
considera que el conocimiento científico no lo es todo y que es funda­ mental para una
adecuada salud la búsqueda de valores y del sentido. (Ps. Humanista).
Entre ambos extremos, hay una serie de modelos intermedios que van integrando
elementos de uno y otro polo según cuales sean las escuelas autores y ambientes
sociales.
ÉTICAS Y ANTROPOLOGÍAS
EN LAS ESCUELAS
PSICOLÓGICAS
VALORACIÓN ÉTICA DE
CONJUNTO
CRITERIOS PARA UNA
DECISIÓN RESPONSABLE
De la sistematización hecha antes puede verse que hay concepciones del ser humano subyacentes a las
teorías psicológicas, que son más o menos compatibles con una ética que parta de la dignidad de la
persona humana tomada como fin, y de los principios de respeto por la autonomía, la obliga­ción de
hacer el bien y el principio de justicia.
Hay que dejar muy claro, que una cosa es el plano de la descripción científica del hecho psíquico
(campo de la psicología como cien­cia autónoma) y otro, la descripción de lo que es "bueno" o "justo"
para el ser humano (campo de la ética).
Lo primero sólo puede ser resuelto por medio de la investigación autónoma de la psicología siguiendo
su propia metodología. Lo segundo, por medio de la reflexión metódica y racional en una comunidad
de acción comunicativa.
Desde la ética no podemos juzgar la eficacia o fa certeza de una teoría psi­ cológica, (ese es terreno
propio de la metodología psicológica.
DOS ASPECTOS DE ESE HECHO QUE TIENEN
IMPLICACIÓN DIRECTA EN NUESTRA
RESPONSABILIDAD ÉTICA COMO PROFESIONALES:

En primer lugar que no sería responsable un psicólogo, si ignora que hay algunas teorías y
prácticas psicológicas que contienen presupues­tos antropológicos reduccionistas o una
perspectiva incompleta de lo que es el ser humano, visto éste desde un punto de vista
fenomenoló­gico interdisciplinar y racional. Tampoco sería responsable el ignorer -o peor aún-
el despreciar, el hecho de que en este momento del desarrollo de la ciencia psicológica,
grandes teorías que hasta ahora se consideraban insuperables, están siendo seriamente
cuestionadas en sus mismos fundamentos científicos.
Y en segundo lugar, desde la ética es posible plantear cuáles son las condiciones mínimas de
eticidad que requeriría una decisión respon­sable respecto a qué escuela o teoría psicológica se
ha de escoger para la práctica profesional; por lo menos, como un punto de partida o como una
atalaya para la búsqueda permanente de la verdad.
Esto nos lleva a planteár que todo psicólogo antes de decidirse en
ese sen­tido ha de escrutar críticamente dos aspectos fundamentales
de las teorías­ escuelas psicológicas si quiere tener una postura no
ingenua desde el punto de vista científico y no reduccionista desde
el punto de vista antropológico y ético:
lº. Deberá analizar la credibilidad científica de la teoría o método
de terapia psicológica.
2º. Deberá analizar la implicación antropológica-ética que tiene la
teoría o método de terapia.
1º. DEBERÁ ANALIZAR LA CREDIBILIDAD CIENTÍFICA
DE LA TEORÍA O MÉTODO DE TERAPIA PSICOLÓGICA.

Nivel de la teoría: es decir, deberá analizar el grado de


coherencia interna que tiene una teoría psicológica.
Nivel de la metodología: tendrá que analizar el grado de
veracidad objetiva de la descripción que hace esa teoría
respecto a la reali­dad psíquica. Esto tiene como principal test
el de la eficacia de los métodos de acción que propone o de
los métodos de verificación científica que la metodología
permite llevar a cabo.
2º. DEBERÁ ANALIZAR LA IMPLICACIÓN ANTROPOLÓGICA-
ÉTICA QUE TIENE LA TEORÍA O MÉTODO DE TERAPIA.
Implicación de la teoría: es decir, tendrá que analizar los presu­puestos
antropológicos y éticos que tiene una determinada escuela cuando interpreta al
hecho psíquico humano y su devenir históri­co.
Implicación de su metodología: es decir, ha de juzgar si es impres­cindible que
los presupuestos antropológicos y éticos teóricos que asume una determinada
corriente psicológica, tienen necesaria­mente que ser asumidos en el momento de
utilizar los métodos que proporciona. Para esto tendrá que analizar el método
de tera­pia que usa dicha escuela. En ese sentido, la pregunta que uno debe
hacerse es de si es posible deslindar -por lo menos en teoría-­ los presupuestos
antropológicos del Conductismo, del Psicoaná­lisis, de la Psicología humanística
o de cualquier otro sistema teó­rico, de la metodología que usan dichos sistemas
de psicología.
¿Es posible separar la teoría de la metodología? y ¿Es posible hacer avanzar el conocimiento psicológico
sin asumir una determinada teoría antropológica.?
Es evidente que la concep­ción antropológica del terapeuta, no sólo está influyendo en la teoría psicoló­gica
que éste adopte, sino en la selección de tipo de datos empíricos que busque para corroborar su teoría. De
ahí que cada sistema conceptual tiene la tendencia a autoperpetuarse o a autovalidarse sin ser confrontado
por los demás.
Cuando uno contempla el panorama actual de la psicología y psiquia­tría, es fácil plantear la hipótesis de si
los marcos conceptuales tan antagóni­cos que se han ido elaborando respecto a la realidad psíquica del
hombre y su salud mental no se han producido porque se han ido autoconfirmándose a sí mismos, desde
dentro de cada uno de sus metodologías.
Sería por eso que los diversos sistemas teóricos terminan siendo adoptados por los terapeutas, de acuerdo a
sus ideologías filosóficas subyacentes, sus experiencias vitales o sus intereses sociales.
Al igual que en el resto de la ciencia también en la psi­cología parecen haber varios modelos o "paradigmas"
explicativos (Kuhn) simultáneos e incomunicables entre sí por poseer diferentes lógicas epistemo­lógicas.
Esto tiene sus consecuencias en la Psicoética puesto que todo diagnóstico y tratamiento no puede hacerse
sino desde una determinada teoría. Es por eso que el trasfondo ideológico y valorativo que tiene cada
psicoterapia tiende a incidir en la forma como se enfoca la relación terapéutica y las metas del tra­
tamiento.

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