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NOS ROBARON LA HUMANIDAD.

Enfrentamos los problemas, conflictos de manera muy autodestructiva, hemos sido


despojadas de la condición humana, nos han robado la capacidad de ser ciudadanas,
nuestra condición de mujer. Los poderes de dominio construyen configuraciones
culturales, las instituciones crean normas, se asignan funciones sociales. El poder de
la dominación tiene la capacidad de condenar, ayudar o perdonar.
SACAMOS LA LENCERÍA.

El pensarse como mujer en relación a otras mujeres fue un ejercicio de pocos impactos, son pocas las mujeres
que conocieron e interactuaron con sus abuelas, aun así la gran mayoría las cataloga como frustradas,
dominadas, sufridas detrás de la imagen de una mujer fuerte y trabajadora; el análisis permitio constatar las
inseguridades que surgen al momento de revelarse “o tranzas este mandato o te quedas sola”. Al hacer
referencia a “madre” surge la idea de nuestras abuelas, se casaron jóvenes y no lograron superar las
inseguridades en el terreno sexual y la idea del sacrificio queda muy vigente; entre hermanas surgieron dos
categorías una reprimida y otra liberada; las participantes más liberales se entrampan con posiciones más
conservadoras “queremos enseñarles valores de autonomía e independencia, pero con nuestros actos
contradecimos aquello”; en el análisis grupal se pudo identificar las ascendencias que provenían de las
abuelas, fueron ellas a quienes les costó dolor y violencia por parte de los abuelos, nos mostraron el camino
para romper con los estereotipos y mandatos que provienen de hombres y mujeres cercanos a nuestras vidas:
La virginidad ha conflictuado al sexo como algo malo , demostrar inteligencia superior al de los hombres
cercanos no era permitido, cocinar, tejer, limpiar, lavar debía ser un conocimiento obligatorio para toda mujer.
Se apunta a un perfil de mujeres fuertes, seguras, libres, independientes, criticas sin que ello implique perder
la ternura; la explicación a esta realidad se relaciona con la existencia de un régimen social de género que
considera a las mujeres como objeto de propiedad privada.
CONDOMINIO DE PROPIETARIOS.

En las sociedades conservadoras, el control sobre las mujeres es mucho más feroz en
las mujeres de clase alta, según Strauss los clanes se relacionan entre sí a través de
las mujeres y del matrimonio, que vincula un pacto social, económico y político muy
fuerte. La opresión de las mujeres se identifica de muchas maneras, mayores
exigencias de comportamiento en sus relaciones publicas y sus roles asignados, no
como asunto de mujer, sino como de pareja de la familia o linaje; la propiedad sobre
la vida d las mujeres es mayor en esos grupos “nosotras vivimos en un régimen
social de género basado en la propiedad privada sobre las mujeres, es una propiedad
social, colectiva e individual”, la mujer no es libre de decidir cosas porque afecta a
terceros, cuartos y octavos, “mientras más propietarios individuales tengamos más
mecanismos de control social se ejercen sobre nosotras”

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