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La relación entre Dios y los humanos no es exclusiva y cerrada. Entre las criaturas de Dios hay un gran adversario . Incapaz de ser un
contendiente mano a mano con Dios, poder contra poder, él está orientado a frustrar la creación de Dios centrándose en la relación de
Dios con la criatura que lleva su imagen. Su propósito consumidor es crear una brecha entre Dios y los humanos para efectuar una
separación e indiferencia que no pueda ser reconciliada.
En esta historia, el autor muestra a este adversario en su asalto más atrevido y radical contra Dios y el pueblo santo en la relación
especial e íntima más querida para ambos de ellos. Cuando Dios llama el nombre de Job antes del acusador y testifica sobre su rectitud
–esta criatura poque Dios siente agrado– Satanás amenaza con artimañas a ambos para asaltar al querido de Dios y para mostrar a Dios
como un tontor la. Verdadero a su forma de operar, él acusa a Job ante Dios. Que a la bondad con la que Dios se deleita le falta toda
integridad, que es un pecado terrible.
Si Dios dejara a Satanás tentar a Job, al romper el vínculo entre la rectitud y las bendiciones, él expondría a este hombre y a todo el
pueblo recto como los fraudes que son. Los humanos dependen totalmente de Dios por sus vidas y bienestar. Si él está en lo correcto, si
la santidad de los rectos en quienes Dios se deleita puede mostrarse como malvada, entonces un sismo de separación existe entre Dios
y los seres humanos que no puede ser subsanado. Los esfuerzos completos de Dios en la creación y redención se mostrarían como
defectuosos, y solo Dios puede arrasar todo en juicio doloroso.