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La fragilidad de los vínculos

y el malestar
contemporáneo.
Dr. © Carlos Ramírez Muñoz.
 La naturaleza de la fase actual de la modernidad viene
caracterizada por las metamorfosis de lo “líquido”, porque lo sólido
se está diluyendo y pierde a gran velocidad su consistencia.
 La vulnerabilidad y la incertidumbre son hoy factores llamados a
articular la experiencia humana y nos enseñan a percibir el mundo
y a nosotros mismos como un receptáculo de objetos fácilmente
reemplazables.
 El modelo de la civilización de la riqueza —que hace de la
acumulación del capital el motor de la historia y de su posesión y
disfrute el principio de humanización— no ha ofrecido soluciones a
las necesidades básicas y no ha propiciado una civilización humana
y fraterna. Más bien, pone al descubierto los síntomas de una grave
enfermedad. Uno de estos padecimientos es el nihilismo, es decir,
la disipación del sentido, la disolución del fundamento del valor y
de la pretensión de toda verdad, de todo progreso mitificado y de
toda trascendencia, cuando los seres humanos quedan expuestos a
la intemperie y a la experiencia de la precariedad.
El debilitamiento del vínculo social.
 La mayoría sedentaria es gobernada hoy por una elite nómada y
extraterritorial que actúa a escala global y con grandes instrumentos
de poder e influencia económica y política, pero que se define por ese
carácter huidizo que evita cargarse de responsabilidad y de tareas
civilizatorias que, desde el punto de vista de la modernidad ilustrada,
habría de asumir: esclarecer y reformar las costumbres, estrechar los
lazos de solidaridad o cohesión, en definitiva, asumir la tarea ilustrada
de educar a la ciudadanía.
 La desintegración o desestructuración de los vínculos sociales es el
resultado de una técnica del poder que utiliza como principales
instrumentos la falta de compromiso y el arte de la huida. Para que el
poder fluya hay que aligerar cualquier trama densa de nexos sociales,
y una red estrecha de carácter territorial implica un obstáculo que
debe ser eliminado.
 La característica más extendida de la vida
contemporánea es, según Pierre Bourdieu, la
precariedad, la vulnerabilidad y la inestabilidad.
Estos tres importantes factores están hoy
llamados a articular la experiencia humana en
torno a la inseguridad (de los medios de
subsistencia y de los derechos), la incertidumbre
(el riesgo de la futura estabilidad) y la
desprotección (referida a la seguridad física
individual y a la seguridad de lo que poseemos y
nos pertenece). Estos factores vienen a
incrementar el deterioro del vínculo social porque
afectan a los medios de subsistencia y muy
Condición
postdictatorial
(Allende,
2013)
Procesos de
Desubjetivación
Malestar difuso, (Bleichmar, 2009)
privatización de
la experiencia,
pérdida de
eficacia Desasosiego
simbólica

¿Desasosiego articulado
patognomónicamente
como depresión?
Críticas al Diagnóstico


Imagen abstracta de un sujeto
sin entorno (sujeto genérico).


Cuadro sin claridad etiológica (Cole, McGuffin y
Farmer, 2008) y depresión mayor
Frecuencia

no es
de síntomas distinguible
dada por
consenso (Parker,
de otros tipos de depresión (definición normativa).
2005)

Tres debilidades epistemológicas del cuadro (Caponi,
2009)

Se identifican las conductas de
riesgo con el diagnóstico
Relación sujeto-cultura en el
diagnóstico
Antecedentes
 en psicoanálisis y psiquiatría
fenomenológica. En principio restringidos al campo clínico
y luego abierto al campo de la cultura y la política.

Continuidad en psicoanálisis en relación al narcisismo y



procesos de duelo hasta Lacan (1979), en que se
conceptualiza en relación con el deseo, no como cuadro.

Malestar en la época actual: Narcisismo (Lipovestky, 2006



y Lasch, 1991), fatiga de ser uno mismo (Ehrenberg,
2000), los restos de la modernidad Bauman (2005) y
patologías de la posmodernidad (Talarn, Rigat y Carbonell,
2011).
Hornstein (2006) y Lerner
(2010)


Elementos económico-libidinales, identificatorios,
históricos y sociales, clínica en relación a los
desarrollos del pensamiento de lo complejo.

Onocko et. al. (2008) y


Azevedo (2010)


Incorporar la dimensión subjetiva en el estudio y puesta
en marcha de programas de intervención en las
instituciones de salud, en profesionales y pacientes.
Depresión, malestar y desasosiego de género.

 El ocaso de grandes relatos sociales como el del


Psicoanálisis y el Marxismo no sólo han dejado al sujeto
actual huérfano y desprovisto de discursos que le otorgaron
sentido, sino que también contribuyeron a oscurecer a la
teoría psicológica, dejándola en la opacidad de la
descripción de su objeto, situación que no refleja los
matices de su subjetividad ni las mediaciones socio
históricas que lo constituyen (Sloan, en Moreira & Sloan
2002)
 Sólo se hacen esfuerzos por captar y fijar el
comportamiento en modelos explicativos y conceptos, que
en tanto excluyen los aspectos subjetivos, simbólicos,
históricos, culturales e ideológicos de la vida humana, sólo
nos permiten la ilusión de conocerlo.
 Se plantea por tanto, la posibilidad de reconocer en la subjetividad un nuevo
lugar donde puede tomar forma el develamiento del discurso ideológico, en la
medida que se haga un análisis que permita traslucir y orientar la comprensión
de los procesos constructivos que otorgan los sentidos y teñimientos con que
actualmente se marca el sujeto contemporáneo.

 Como señala el psicoanalista Naffah Neto, se hace necesario relacionar la


noción de subjetividad con la noción de espacio interior, de vacío, de morada
de experiencias de vida, percepciones, pensamientos, fantasías, y sentimientos
que necesariamente son registrados como territorios preferentes de expresión
(Naffah Neto en Calderón & Loayza, 2002).

 Las representaciones de las relaciones de género del Chile actual dibujan un


interesante mapa sobre las ideologizaciones que éstas asumen y su influencia
sobre las prácticas de las personas. En cada mujer y hombre hay un vínculo
entre las imágenes que porta acerca de sus identidades y roles y la forma en
que despliega sus relaciones con ellos. De esta manera, las ambivalencias se
proyectan conflictivamente sobre las representaciones de las relaciones de
género. Es decir, se siguen subjetivando estas supuestas desigualdades.
 Manteniendo la perspectiva de género, si se consideran las
transacciones en los espacios público y privado, como escenario
donde se despliega lo psicológico, resulta evidente la diferencia de
la subjetividad de hombres y mujeres con que se vive dicho
proceso.
 En la medida en que los referentes de la sociedad pierden sus
clásicos significados de género, como garantes de certezas, en la
elaboración de un sentido de vida individual adquiere una
complejidad inesperada, de forma que en el proceso de
individuación propio de la modernización se incuban retos inéditos
en la diferenciación de hombres y mujeres.
 Los individuos se ven interpelados a diseñar y realizar sus
proyectos de vida en ausencia de discursos ideológicos claramente
diferenciadores entre lo femenino y masculino, coordenadas que en
otro momento orientaron o incluso determinaron sus elecciones. En
la actualidad sólo se mantienen algunos de los nexos afectivos,
simbólicos e imaginarios como tramas que unen a las personas.
 Además, los procesos de individuación, dan cuenta del grado de autonomía con
que las personas gestionan sus proyectos de vida y opciones vitales, en la
relación contextual definida en las coordenadas de lo público y privado,
respecto de los mandatos del género y como expresión del estado de desarrollo
alcanzado por las personas y su consecuente subjetivación diádica de género.
 Podemos considerar la subjetividad de las mujeres como resultado de la
valoración afectiva del grado de éxito o fracaso alcanzado en sus proyectos de
vida, y la mantención, disminución o aumento de éstos desde el eje de la
autonomía personal.
 Los subjetividades femeninas se presentan desde escenarios de relativa
estabilidad, de aparente ausencia de conflictos asociados a desigualdades de
género, no obstante, se abre un campo de cuestionamientos respecto de la
complejidad que subyace a los conflictos del desarrollo.
 Se visibiliza aquella dimensión del malestar femenino que sostiene un trasfondo
a las condiciones objetivas y contingentes del género, cuya asimilación a
medidas cuantitativas conlleva el riesgo de parcelar aspectos de lo femenino
relacionados con las representaciones internalizadas en las construcciones de
identidad de cada una de estas mujeres.
 Otro factor asociado a la vivencia del malestar y al cambio
representacional de éste, es el proceso de individuación que
acompaña a la modernización de la sociedad. Proceso en el cual
las personas diseñan sus proyectos de vida en función de sus
propias selecciones y no en línea con los mandatos ideológicos e
institucionales de su posición en la sociedad.
 En esta lógica, el índice de individuación del PNUD (2010), puede
remitirnos en forma sensible a la dimensión íntima de los sujetos
en su tránsito entre lo público y lo privado, y los intersticios
sinuosos que la fragmentación de la modernidad ha generado. Se
instala entonces, la necesidad de realizar un abordaje que
reconozca y describa en el espacio de la subjetividad el lugar
donde toman cuerpo las representaciones del género, y las
formas singulares en que éstas son vividas en el proceso de
individuación.
 La autonomía y la capacidad de generar encuadres vitales que
posibiliten un desarrollo humano integral, son factores
condicionados desde determinantes instaurados a nivel ideológico
en la cultura. Así, el desarrollo se encuentra atravesado por el peso
del género, ya que sus representaciones exigen visualizar la
posición del otro al instante de generar encuadres vitales.

 La noción de Poder Subjetivo -recurso teórico centrado en la


percepción de la capacidad que cada persona tiene de ejercer
decisiones relativas al logro de proyectos acordes a sus deseos y
posibilidades de desarrollo-, revela la instalación de una
subjetividad femenina, atravesada por la expresión representacional
del género, graficada por la dificultad de proveer sentido a las
propias experiencias, lo que configura mujeres con subjetivaciones
en desasosiego, que mas bien yacen en un campo de
incertidumbres indeterminadas.
 Fuente:
 Magaña, I., Menendez, L. & Ramírez, C. (2012) Expresiones Representacionales en
los Índices del Desarrollo Humano del PNUD 2010 y en un Texto Cinematográfico
Chilenos.

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