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VIRTUDES, 1

En el Bautismo se comunica una nueva vida:


el cristiano “participa de la vida divina”
(2 P 1,4)
1,4 y puede decir: “Ya no vivo yo,
sino que es Cristo quien vive en mí”
(Gal 2, 20).
20 Para identificarse con Cristo se
necesita la acción del Espíritu Santo. Esta
identificación abarca todo el ser espiritual:
razón, voluntad, vida afectiva.

A la acción del Espíritu Santo el cristiano debe responder con una


lucha ascética continuada: esta cooperación del hombre con el
Espíritu Santo ha de ser habitual: crear hábitos en el sujeto, que se
llaman virtudes: la virtud es un hábito que facilita al hombre el
buen obrar.
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VIRTUDES, 2

Dos definiciones entre otras:


- La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien.
- La virtud es un hábito operativo bueno.

- El hábito operativo se distingue del entitativo.


- La virtud se distingue también del vicio (hábito operativo malo).

Importancia de la virtud: 1. supone en el sujeto una disposición


consciente y elegida de practicar el bien; 2. es semejante a una
“segunda naturaleza”: el hombre tiene más facilidad para hacer
el bien; 3. facilita el ejercicio de la libertad; 4. impide que la
persona se deje llevar por la espontaneidad, que en ocasiones
le hace actuar como los animales; 5. ayuda a la persona a adqui-
rir la perfección que le corresponde; 6. en el virtuoso el pecado
tiene mucho de flaqueza (no de malicia como en el vicioso).
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VIRTUDES, 3

El CCE da una división tripartita de las virtudes: Las humanas


en general, las cardinales y las teologales.

I “Las virtudes humanas son actitudes firmes, disposiciones


estables, perfecciones habituales del entendimiento y de
la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras
pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe.
Proporcionan facilidad, dominio y gozo para llevar una
vida moralmente buena. El hombre virtuoso es el que
practica libremente el bien” (CCE 1804).
1804 Esas virtudes
son adquiridas.

Beato Josemaría: “componen el fundamento de las sobre-


naturales”.
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II Las virtudes cardinales aparecen enumeradas en Sab 8, 7: 7


templanza, prudencia, justicia y fortaleza. Se llaman car-
dinales porque son como el “cardo” o quicio sobre el que
se asienta el actuar moral.

1 Prudencia: “auriga virtutum” porque indica a las demás


virtudes la regla y la medida en que deben practicarse.
=> CCE 1806:
1806 “La prudencia es la virtud que dispone
la razón práctica a discernir en toda circunstancia
nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para
realizarlo”.
=> facilita al sujeto aplicar a los actos concretos los
principios morales que han de regir su conducta.
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VIRTUDES, 5

Justicia: es la constante y firme voluntad de dar a


2 cada uno lo suyo.
=> referida a Dios se denomina “virtud de la religión”,
que no cumple propiamente una de las características
esencial de la justicia, a saber la equidad, porque la
criatura no puede devolver a Dios lo que de El ha
recibido.
=> referida a los hombres contempla las relaciones de
los hombres en la convivencia, en orden a alcanzar el
bien común.
=> AT: más de 800 textos sobre llamadas a practicar
la justicia y condenas de los pecados de injusticia.
=> NT: el hombre recto se identifica con el justo (San
José, Zacarías, Simeón, Cornelio...). Mesías y justo
son sinónimos. También llamadas a practicar la justicia.
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3 Fortaleza: es la virtud moral que, en medio de las


dificultades, asegura la firmeza y la constancia en
la búsqueda del bien.
=> es una virtud en sí misma, pero además posibilita el
ejercicio de las demás virtudes (la práctica virtuosa es
una tarea ardua y costosa).
=> No existe una vida moral sin fortaleza.

4 Templanza: “modera la atracción de los placeres y


procura el equilibrio en el uso de los bienes creados”
(CCE 1809).
1809 La persona ha de tener un dominio de
las tendencias que la inclinan al pecado.
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5 1. Las virtudes morales están unidas entre sí: si una


crece, también lo hacen las demás; si una falta,
ninguna otra es perfecta.
2. Se suele decir que “la virtud está en el medio”. Pero
“es una equivocación pensar que las expresiones ‘térmi-
no medio’ o ‘justo medio’, como algo característico de
las virtudes morales, significan mediocridad: algo así
como la mitad de lo que es posible realizar. Ese medio
entre el exceso y el defecto es una cumbre, un punto
álgido: lo mejor que la prudencia indica. Por otra parte,
para las virtudes teologales no se admiten equilibrios:
no se puede creer, esperar o amar demasiado” (Amigos
de Dios 83).
83
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III Las virtudes teologales hacen relación directa a Dios. Son


específicas de la moral cristiana. No son fruto del esfuerzo
humano, sino que son virtudes infusas. Su fundamento es
la “participación en la naturaleza divina” (2 P 1, 4).4

Fe: virtud teologal por la que creemos


1
en Dios y en las verdades que El ha
revelado, según las enseñanzas de la
Iglesia. Ha de ser custodiada (no po-
nerla en peligro), aumentada (por la
oración y los Sacramentos), defendi-
da (salir al paso de los errores) y
extendida (propagarla a quienes desco-
nocen el mensaje cristiano).
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2 Esperanza: garantiza al cristiano la certeza de la salva-


ción eterna y le concede la fortaleza para mantenerse
seguro en medio de las dificultades para alcanzarla.
El cristiano confía no apoyado en sus fuerzas, sino
fiado en la ayuda de Dios que no ha de faltar, en el
poder de Dios y su amor ilimitado al hombre.

3 Caridad: virtud teologal por la que se ama a Dios sobre


todas las cosas y a los hombres por amor a El. El cora-
zón humano no es capaz de producir ese amor, sino que
es una pura donación gratuita de Dios. El amor a Dios es
la fuente y la raíz del amor al prójimo, y éste es la señal
de que el amor a Dios es verdadero. => “En eso está el
amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino
en que El nos amó primero” (1 Jn 4, 7-10)
7-10

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