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LA BUSQUEDA DE DIOS.

CÓMO EN
CONTRAR
CON JESÚ SE
S HOY.
EL HOMBRE Y LA BUSQUEDA
DE DIOS.
0 Hoy en día nos encontramos frente a una realidad
muy difícil , un mundo totalmente convulsionado que
ha prescindido de DIOS.
ESTAMOS LLAMADOS A LA
SANTIDAD.
0 RELATIVISMO: POSICIÓN FILOSÓFICAQUE NIEGA
LA EXISTENCIA DE VERDADES ABSOLUTAS.
EXPERIENCIAS QUE
FACILITAN EL ENCUENTRO.
0 ENCUENTRO PERSONAL

0 CONTEMPLAR LA NATURALEZA

0 ANALIZAR LOS ACONTECIMIENTOS HUMANOS.


NUESTRA CASA COMÚ N
Jesú s se hace presente en la
vida del cristiano.
San Juan 15, 9-17: “No son ustedes los que me han elegido, soy
yo quien los ha elegido”
Necesariamente el encuentro con Cristo Eucaristía es una
experiencia personal e íntima, y que supone el encuentro
pleno de dos que se aman. Es por tanto imposible generalizar
acerca de ellos. Porque sólo Dios conoce los corazones de los
hombres. Sin embargo sí debemos traslucir en nuestra vida,
la trascendencia del encuentro íntimo con el Amor. Resulta
lógico pensar que quien recibe esta Gracia, está en mayor
capacidad de amar y de servir al hermano y que además
alimentado con el Pan de Vida debe estar más fortalecido
para enfrentar las pruebas, para encarar el sufrimiento, para
contagiar su fe y su esperanza. En fin para llevar a feliz
término la misión, la vocación, que el Señor le otorgue.
Cuando hablamos de proclamar la Palabra de
Dios, estamos hablando de comunicar lo que
Dios quiere decir a su pueblo, de lo que el
Señ or, creador y Padre de todos, quiere
poner en la mente y el corazó n de los que lo
escuchan, siempre con la finalidad de que
esa Palabra produzca frutos de vida eterna.
¿Cómo y por qué leer la Biblia? Cuando el fiel católico lee la
Escritura lo hace porque de esa manera se rela­ciona con nuestro
Señor Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios vivo, que habla a través de
una Palabra escrita. ¡Éste es tal vez el gran desafío! Volver un poco
la mirada al Señor de la Historia, para que podamos encontrarnos,
no con un libro que habla del pasado y que es solo historia
antigua, sino con la Palabra viva de Dios, para que a través de su
lectura —tal como lo ha enseñado sabiamente la Iglesia—
podamos entender el proyecto de Dios en nuestras vidas;
entender el rumbo y el proceso por el cual nues­tra vida llevará a
un estilo, una forma determinada de ser cristiano, que nos
diferencie de los demás.
Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a
ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las
esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les
aseguro que ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú ,
cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la
puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu
Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará .
Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los
gentiles, porque ellos se imaginan que será n escuchados
por sus muchas palabras. No sean como ellos, porque su
Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo
pidan.
La vida de la comunidad.
0 vivir para el reino de Dios lleva a una vida en
comunidad: la comunidad que es iglesia. Dios está
reuniendo un pueblo aquí en la tierra para que
pertenezca a su nueva creació n. É l lo llama para formar
una nueva sociedad que haga tangible su justicia y su
paz.
Los santos.
0 Desde los primeros siglos, en la Iglesia se comenzó a venerar
a los mártires, que habían dado su vida por Dios, con ese
doble aspecto: ejemplos a seguir, e intercesores en el
cielo. Más tarde, se reconoció la santidad en otras personas
que la habían demostrado de modo distinto al martirio; o
sea, con una vida santa.
0 Lo cierto es que necesitamos las dos cosas. Ejemplos, que a
ser posible sean de todos los pueblos y culturas, de toda clase
y condición, de todas las épocas. Nos dicen con su vida
que la santidad, a la que estamos llamados todos los
cristianos, es posible, no queda fuera de nuestro alcance.
encuentro

Experiencias

La persona La persona
Actitudes
consigo misma entre ellas.
La persona
con
Jesucristo.

Vida de
Eucaristía comunidad

Palabra de Vida de
Oració n
Dios santidad.
Actividad.
0 Siempre hay algo que no nos gusta de nosotros, o
bien, los demás nos pueden juzgar por nuestras
acciones o actitudes. Hoy escucharemos es el relato
del llamado que Jesú s le hace a Mateo, lo leeremos
de Mc 2, 13-17. En el fondo, en este bello relato
podemos descubrir la actitud de Jesús que llama a
quien Él quiere y lo hace con el propósito de
cambiarle radicalmente su vida y darle la
felicidad.
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a caminar por la orilla
del lago; toda la muchedumbre lo seguía y Él les hablaba. Al
pasar, vio a Leví (Mateo), el hijo de Alfeo, sentado en el banco
de los impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba a la mesa en casa de Leví, muchos
publícanos y pecadores se sentaron a la mesa junto con Jesús
y sus discípulos, porque eran muchos los que lo seguían.
Entonces unos escribas de la secta de los fariseos, viéndolo
comer con los pecadores y publicanos, preguntaron a sus
discípulos: “¿Por qué su maestro come y bebe en compañía de
publícanos y pecadores?”. Habiendo oído esto, Jesús les dijo:
“No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino
los enfermos. Yo no he venido para llamar a los justos, sino a
los pecadores”.

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